FOR THE PEOPLE
POR EDVCATION
FOR SCIENCE
LIBRARY
OF
THE AMERICAN MUSEUM
OF
NATURAL HISTORY
BOLLTIN
DE LA
TOMO XXX Lima. 30 de junio de 1914 TRJM. I y li.
EL OBSERVATORIO DE AREQUiPA
Una de las cosas que llaman más la atención del viajero, á su llega-
dn á Arequipa, es el Observatorio Astronómico, situado en las faldas del
Misti.
Con el propósito de conocer este importante establecimiento cien-
tífico lo hemos visitado varias veces, siendo galantemente atendidos por
el astrónomo señor León Campbell, quien nos ha proporcionado los inte-
resantes datos que contiene esta ligera descripción.
El Observatorio de Arequipa constituye la estación meridional del
de Cambridge, en los Estados Unidos de América, y su instalación tuvo
por objeto est'jdiar la parte del cielo que no era visible de aquel, á fin de
que las observaciones abarcasen todo el firmamento.
El lugar en que se encuentra fué escogido por el eminente astróno-
mo y profesor señor J. S. Bailey, en 1891, después de dos años de proli-
jas investigaciones. Su orientación es al NO. de la ciudad de Arequipa, d^
la que dista dos y media millas, que se recorrea á caballo, en veintet JAl-^
ñutos, por un buen camino carretero. Su altura sobre el nivel "S^í mar
es de ocho mil cincuenta pies, ó sean quinientos cincuenta más de los
que corresponden á dicha ciudad.
La construcción de los edificios é instalación de los aparatos se llevó
á cabo por el profesor señor W. H. Pickering, en 1892, desde cuya fecha
funcionan con regularidad.
El e.stableeimiento abar» a una área como de sesenta mil metros
cuadrados, y está sfiuaJo sobre una eminencia cercana al camino. El pa-
norama que desde allí se divisa es liiay variado y pintoresco. Por el la-
do norte t.parece el nevado de Chachani con veinte mil pies de eleva-
ción^ por el NE. el volcán Misti, á diecinueve mil doscientos pies, con su
cima cubierta de nieve, por el E. Pichupichu, igual al Chachani, con
diecisiete mil quinientos, separado del Observatorio por mía pampa don-
"^e hallan las canteras, de las que se extrae la piedra sillai, que sirve
para las .i nstrucciones de la ciudad: por el S, la población de Arequipa^
con sus casas todas de blanco, entre las que se destacan las torres de las
antiguas iglesias; y por el SO. los pueblos de Yanahuara y Caima: rodea-
dos de huertas y sembríos de alegre aspecto.
Dentro del área arriba mencionada se ha construido, en medio de
jardines, una hermosa y cómoda casa habitación de dos pisos y varios
pabellones, donde funcionan los distintos aparatos destinados á las ob-
servaciones. Los más notables de éstos son: un Bruce de veinticuatro pul-
gadas de diámetro, que sirve para fotografiar los astros y, en su clase, es
el más grande del mundo; un telescopio Boyden de trece pulgadas, dedi-
cado al mismo objeto, y con el que se hacen además observaciones visua-
les, que ocupa en el mundo el segundo lugar: otro ocho pulgadas, un
fotómetro de cuatro, un ecuatorial de cinco, un sismógrafo y una cámara
oscura Cocke, de lo más completo. El ap?>.rato Bruce representa un valor
de cincuenta mil pesos oro, siendo el costo total del establecimiento de
más ó menos quinientos mil pesos.
El Observatorio ha tomado hasta el presente como ochenta mil
planchas fotográficas, con una exposición de diez minutos á cuarenta y
ocho horas, cada una, según el estado de la atmósfera y el tamaño y dis-
tancia de los objetivos. Para salvar los constantes cambios de posición
de la tierra con relación á los astros, hay un instrumento automático, que
marcha como un reloj, y sirve para imprimir á los aparatos un movi-
miento equivalente al astro que se fotografía; permitiendo así que el
objetivo permanezca constantemente enfocado durante la exposición.
Las planchas fotográficas se remiten á Cambridge, donfle existe una
colección de más de doscientas mil, que comprende todas las estrellas co-
nocidas, de cuyo estudio se ocupan los más eminentes astrónomos.
La colocación de los telescopios sobre su base respeetiva ha sido
tan cuidadosamente hecha que, no obstante el peso de alguno de éstos,
me pasa de cinco toneladas, el observador puede moverles en cualquiera
u^.'ección, tirando una simple cuerda.
" l^ntre los trabajos realizados en el Observatorio figura el descubri-
miento de varias estrellas, uno de los cuales se realizó hace apenas un
mes y servirá de tema á un artículo especial, para la Sociedad Geográfi-
ca de Liiiia, que nos ha ofrecido el señor Campbell. Este mismo señor
y su auxiliar señor BJencewe, se ocupan actualmente en estudiar el mf>-
v'imiento periódico de gran número de estrellas de este hemisferio, hasta
hoy no bien determinado,
(
_ _ }
Amui'.n- los trabajos astronómicos constituyen <■! objeto jii'incipal
tlel establtíciiuiento, se llevan también i'cgistros de los j'euómenos ^eismo-
gráticos V meteorológicos; y con este fin, en 1,8Í)4, se instaló sybi'e Ui
<'ús]iide del volcán unn estación meteorológica, la más elevada del miin-
<lo, (jue l'uncioiió por varios años. Desgraciadamente las diíicnttades Vj
peligros de la a-;cens¡ón, en ciertas épocas <lol año, no ] ermilían verj^'^ar
las observacioui's con la debida regularidad, lo (pie decidió el ¿(bandciio
<le dicha estación y e! retiro de los aparatos.
Debido á la amabilidad del señoi-Leóii Campbell, en la n< clie del
'2U del pi-esenle, pudimos observar con uno de los telescopios las diveisas
partes del íirmamento, presentándose á nuestra vista un espectáculo de
lo más kenuDso ó imponente.
V'imos, en primer lugar, un grupo como de veinte mil estrellas, de
la constelación de cáncer, que nos dijo llamarse «praeskpe», que seme-
jaban deslumbradores brillantes esparcidos sobre un manto uegro. En
seguida nos mostró la nebulosa «eta cakanae» con sus doscientas cua-
renta mil estrellas (jue parecían envueltas en una diáfana nube, y que
constituye la parte del cielo dónde hay mayor niimero de éstas. Vuelto
el telescopio hacia el Este, admiramos el planeta Júpiter, de luz opaca,
que se nos presentaba como del tamaño de la luna. 3' á cuatro de sus sa-
télitos en línea recta. Nos detivvimos después en la constelación del
«CEXTAUKo»: y para darnos una idea de la distancia á que la estrella
«a//a», que es la más próxima á la tieri'a, se encuentra de ésta, nos indi-
có que su luz toma tres años y merl o para llegar á nosotro.s, mientia.s
que la del Sol, que está á noventa y dos millones ochocientos mil millas
de distancia, apenas necesita ocho minutos para su travesía¡¡¡
En la noche del 25 regresamos al Observatorio para poder contem-
plar la luna en su cuarto creciente. El cielo, que la vez anterior estuvo
muy claro y despejado, se encontraba en ésta cubierto de negros nuba-
rrones, que sólo por intervalos nos dejaban ver á nuestro satélite. Pero
esto contribuía á hacer el espectáculo avn más hermoso é imponente. La
luna semejaba en el espacio un inmenso globo ardiendo, y las nubes el
liumo t|ue el fuego producía. Cuando quedaba en claro era fácil distin-
guir su superficie rugosa y los inmensos cráteres de los volcanes apaga-
dos que en ella hay, de los que dará idea la fotografía que acompañamos.
A las 12 de la noche regresábamos á Arequipa vivamente impre-,
sionados por el espectáculo grandioso que acabábamos de admirar. Y al''
atravesar la silenciosa ciudad, el sentimiento de admiración, que aíites
embargaba nuestro espíritu, se convirtió en otro de profunda tristeza al
comparar la obra portentosa del Universo con la pequenez é insignifican-
cia de nuestro planeta.
Arequipa, 26 de abril de 1912.
M. G. Montero y Tirado.
V
c
DEL CONCEPTO DEL ''AYLLU"
ESTUDIADO KX LA ORGANIZACIÓN DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS
DE TACNA, TARATA Y TARAPACÁ
La palabra aj//£í, del idioma aymará, denota linaje, ])arentesco.
aoTupación de eonsanjiuineos, grupo de familias bi'otadas de una. fa-
milia inicial; aquello que los latinos denominaron g-ens y los escoceses
de nuestros días llaman dan.
Defínela Mossi, en su excelente «Diccionario Quechua-Español»,
en los siji'uier.tes términos: «Entre los hombres: pf<rc/a/y(7c'í(7, genealo-
gía, parentesco, casta; tratándose de cosas: subdivisión, especie.
E\ individuo perteneciente á un ayllu determinado llamó axlluca-
niasi á su compañero de ajdlu, que es como si dijéramos: consang'uíneo
y paisano.
Quechuas y aymarás consideraron á los animales, los árboles, las
l)iedras y los metales subdivididos en ayllus.
La denominación del a^-llu A que perteneció agregado al nt)mbrc
de un individuo, hizo las veces de un apellido y bastó para singulari-
zarle sin lugar á dudas.
Garcilaso de la Vega y otros cronistas de la época de la conquis-
ta, escribieron (]ue ayllu es equivalente de linaje, progenie, 6 grupo de
familias procedentes de una misma sangre, establecidos sobre tierras
poseídas y cultivadas en común.
El a3dlu, brotado, como se ha visto, de la consanguineidad, pasó
á ser en el trascurso de los años agrupación de ayllus y colectividad.
El conjunto de tierras asignadas para su culto á un a3'llu se lla-
mó pago.
El conjunto de pagos se llamó marca, como se ve en los siguieii-
tes cjíMuplos : P;uii|),'uiiarca, Cliallíimarcn, ("ajMiiiarca, Act-ronia rea,
Marca valle, (>tc.
101 pafío ó caserío priiii-ii)al (U* una marca se llamó dn 'i<:;i.ti\ ma
ñera: marc¿i en armará, Ihictii cu (|uc('lnia. y Lickún cii ui'o.
El pajío fué reg'ido poi' un hilHcntn (litpi'alincnte- hcnn/mo inn-
yor); la marca, poi- un curaca «') caci(pie. y
Escritores americanos ha\' (]ne afectan ver en el a vilu una pecnlia-
■riclad, una cuasi invención de los aymai-fls.
Semejante afirmación carece de fundamento.
Las formas elementales del ayllu americano, del clan escocés y del
patriarcado hebreo, A título de elcmentuJes y de formación obli^/ida,
fueron ])ropias de toda sociedad en formación; fueron en ambos conti-
nentes la línalida,d inevitable de la entidad fhiiiilia.
Concíbese (]ue el bondjre y la mujer prehistóricos uniéronse, a traí-
dos por el instinto, ])ara los ñnes recónditos de la conservación de la
especie
De su unión nacieron hijos. (]ue fueron tanto más (jueridos cnanto
más expuestos estuvieron al embate de elementos y circunstancias ad-
A'ersas.
La familia inicial labró su albergue ó «guarida en el clai'o del bos-
que *ó en la cueva inmediata á- una fuente cpie halló á mano.
Sus hijos y los hijos de sus hijos, continnai'on ensancliando la ói--
bita de la familia inicial.
Aquello fué el avila contemplado en su ori<^en.
Aquella afírupación doméstica continuó acrecentándose hasta que
los recursos de la comarca de que vivió resulta i'on insuficientes para
su mantenimiento. iOllo dió lufíai- á, (pie los hijos de los hijos de la pa-
reja originaria se desprendiesen del ayllu ancestral para ir á fundar
nuevos ayllus.
Todo esto es demasiado elemental para admiti'rque (¡uepa en ello
invención.
Ninguno de los autores que se han ocu])ado de la institución del
aj'llu ha sabido expresarnos el verdadero \' propio sentido etimológico
de la palabra.
Por extraño que parezca, lia omitido hacerlo el escritor boliviano
don Bautista Saavedra en las doscientas pá<i;inas de un libro consa-
grado por entero al estudio del "Ayllu A3'mará."
Antójaseiios, por parte imesti-a, cpie la palal)ra aylln envuelve de
alguna. niaiuMa la idea ó noción de aya: muerto.
\a\ una sociedad en íorniaeión, en que estuvieron por crearse las
ideas directivas de hogar, casta ó patria, c\uc vinculan entre sí á los
hombres, la, tumba délos antepasados íué,ín:a,so,e] argumento ))rimor-
(/lial (pie determinó el arraigo de la familia 3- de la tribu en el inuar que
nutrió á sus ayas ó antepasados.
Muchas ciudades del antiu'uo Peni llevan invívita la idea de los
muertos: Aya viri, Ayacucho (rincón de muertos). A yabaca (ó Ayaliua-
ea cncerópoles))), Ayopaya (dos muertos), Ayapampa (llano de muer-
tos), Aya]):ita (colina de los muertos), Ayasama (descanso de muer-
tos), Taco])aya [canta el muerto], Tarapaya [lufiar de cita de los
muertos], etc.
Para el aymará el yo ])ensante, el espíritu sol)revivló, al piodu-
cirse el fenómeno de la nnierte del cuerpo.
El aya revivió en los fenómenos, ora ledos ora espantables de la
naturaleza física 3' moral y veló por el ayllu á (]ue perteneció cu vida.
Posible es, repetimos, ciue ayllu se derive de aya!
(yOmo era de esperarse de una lengua que fué el vehículo de l;j ex-
presión de una civilización cu3'ü ]mnto de pai-tida fué, no el individuo,
como en la sociabilidad ariana, sino la familia y sus derivaciones, exis-
ten en el a3'mará las designaciones cjue expresan todos los grados del
parentesco:
Antepasados es achachilla
Mujer ó esposa ,, huarnii
Hombre ó nmrido ,, chacha
Madre ,, taica
Padre ,, tata
Hijo ,, guaga
,, ma3-or ,, hila
,, menor ,, suUu
Hermana ,, cullaca
Meto ,, allchi
<l Yerno ,, tota
Nuera ,, lloccha
Consanguíneos ,, ayllucamasi.
El ayllu tuvo sus ]e\es interiores, sociales 3' agrarias.
Según ellas todo ayllucamasi 6 individuo perteneciente al ayllu,
casado y sin hijos tuvo derecho á un topo [5,000 varas cuadradas] de
terreno.
Al advenimioiito de cada hijo varón rpcibía el |)adn' otro to^o de
terreno.
Al advenimiento de eada hija, medio to])o.
VA hijo emancipado y casado, arrastral)a tras sí su lote; no así la 3"
hija casada, cine deljía ir á i)artieipar del cultivo del marido.
E\ hijo ó hermano casado i-eeibía de sus padres vhermanosel tra-
tamiento espnñol de don.
El casamiento impartía autoi'idad y decoro al casado.
VA valle de Tacna con sus dependencias ó tierras de descanso [Sa-
ma] de Yalata y Cuilona, en. el valle de Sama, 3 de (,'odpa, en las calie-
ceras del valle de Azajia, estuvo repartido, hasta [)rinci]iios del siglo
X Vil, en CHtorce aylhis, cuya exacta nomenclatura consta en el ex|)e-
ilicnte del «Juicio de líesidencia» del Correjidor, (hni Xuño Ordóñez del
Aguila, año de 1654:
{'ollana — Olanlípie — ('opana, más tarde trasíonuado en Capani-
cpie — Silna3'a — Lucana — IJmo — Aica— Icho— Inchay — ( 'hacapo— Cliassa-
palla — Tonchaca — Ayaíjue— (Jodpa.
ICn 1745 dichos ayllus oi-iginarios bajaron á seis: Collana, Capa-
nicjue, Olanique, Silpaya. Aica _v Tonchaca; y subiei-on á siete metlian-
te la aoretiación de Ayanará.
Las tierras de Codpa dejaron de ])ertenecer á ios indios del caci-
caz<>\j de Tacna, en virtud de un concierto celebrado con los indios de
Azapa, en virtud del cual éstos últimos cedieron á los primeios ciertns
tierras, situadas en la cabe(;era. del valle de Lluta, en cajnbio de las
tienas de ('odi)a.
Los caciques Cañipa, de Azapa, cjue hasta entonces acostumbr;!-
ron á llanmrse caci(|ues de Aza[)a y Lliita, pasaron á llamarse caci jues
de Azírpa y ( 'odpa.
En 1755 los ayllus del valie de Tacna subieron á ocho, mediante
la relmljilitación del de i'mo, (¡ue había estado desampai-ado, por¿;'al-
ta de agua, durante los diez nños precedentes.
Ln la actualidad los ayllus de Tacna continúan siendo los ocho
de 1755, saber: ( 'ollana, dlani(]ue, Silpay. Aymará, Tonchaca, Ay-
ca, ( 'a]3a¡n(]ue y i iuo.
Estudiando el desenvolvimiento de la población indíg-'na del vn-
lle de Tacna, se adviei-te (¡ue, de sus catorce a\dlus originarios, hnuí-e
- 8 -
iiuuití-niclo cii picliastn nuestros días, aquellos cuya denominación de-
nota á las claras su directa ])roccdcucia ayniará: Collana, Capenique,
Ayniará. etc.
VjU cambio han acaljado ])ov desaparecer aquellos cu^va dcnomi
nación acusa una i)roccdeiicia /íjc/jos netamente ayma.rrV. Ayacpie, (,'há-
capo, ( 'liassapalla, Iclio é luchay.
Antóianscnos de nación Cro, los iiidios de dichas parcialidades,
f l'or los encabezonamientos de naturales, practicados de 1579 á,
1()4-1, se sabe que los «camancliacos» — dn nación uro — de la ensenada
de Arica ])oseyeron un;i toldería, ])rovista ele a<iua y tierras de cultivo
en laQuiaca,á la bocadei río deTacna. Teniendo en cuenta loocnriido
con los camanchacos de Ite, fundadores de los ]»ag()s de ("amiai'a y Si-
tana Y del ])aíío (leLickán, Lickamba ó Lcjcumba, es de suponei' que lo.s
de la- Quiaca procederían río an-iba y acabarían por estableceise en el
privile^iiado valle de Tacna, en época anterior á la. conquista colla.
Es dn suponerse, por otra pai-te, que los invasores collas se apo-
derarían de las tierras de mejor calidad y dejai'ían las menos favoreci-
tlas en podei- de los antiguos dueños del lugai-.
Como quiera que sea, es un hecho (¡ne en el discui'so del tiem])0
})revalecieron los ayllus netamente nyuiarás 3- sucumbieron ó se disper-
saron los de estirpe uro.
La comunidad de los indios d(^ Tárala y futiría, de descendcncia
de ijinal manera ayniará, constó de diferentes ayllus: el ayllu Lupaca
de Hanaiisaya, el de Lnpaca de Trinsav-a, el ayllu Yungas y el aylht
Mocho.
Tero son los ayllus de Tai-apacái observados en su desenvolvi-
miento dui-ante 101 años de la historia de la comarca, los (]ne no»
t trasmiten una noción cabal del mecanismo y exi)ansión déla, institu-
ción del ayllu.
•í^os valles de dicha provincia estuvieron rei)artidos en un númel•(^
de ayllus, los principales de los cuales fueron los siguientes;
Collana y Ayniará, hermanos del ayllu omónimo de Tacna — Zepi-
— (¿nilla.guas— Camiña — Pica — Unan ta — Ssica — Miñimiñi— ( 'amissa —
Tili vichi — llanoca — Vilaya— Sibaya — TnuKiui— Tazma— (iuallaca— Sso-
— Guabina — Cayna — Celia rrcha — (Juatacondo,
^ Estudiando, en particular, el desenvolvimiento de los elementos-
C
(If la coniniiulad de (¿u¡lla<;'iias, xcnios (|uc cuando d crrciiiiiciUo de su
]j()l)lacióii lo ic'íiuirió, una })arl(' de la misma, c()m])uesta de los «hilas»
ó hijos mayores y otra de los «sullus» ó sco'undoucs proeedierou á fun-
dar nuevos ayllus; los j)rimei-os x alle arriba, los se,L;undos \ alie ahajo,
dentro de las lindes de la, misma, (]uehra(l;:.
101 a \ llu superior (|ue de ello resultó se llamó de los (¿uilla<>uas de
//<'í;?<'í/2.sv/ra ó de a.rriha ; (hanan ; parte superior); el inferior se llamó
de (.¿uillaíiuas de rrinsaya, ó sea de alhajo.
El aylhi añcesti-al de donde ])rocedieron a(]uellos, fué desi<>nfido
de los (¿uillaííuas de Cozcavéi, ó sea del eeutro, de la voz cozco: eentro,
oiuhli_<>-o.
Los avllus (lUf en el ti'asi'u rso de los años se des])rendierou del
aylhi Hansa^-a se llamaron de «Massa rincaya» ó «de más arriba»; los
((ue se desprendieron del Urinsaya se llamaron «de uraminsaya» ó de
«uramiua» ó de más abajo del de más abajo.
Pero es de advertir (]ue, debajo de aquella obra de fraeeionamien-
to, no se amen<>'uaron el sentimiento solidario de la estirpe ui las ideas
reliji'iosas y })olíticas (¡ue a(]uella entidad veneral)le encíirnó desde sus
orígenes.
Sabemos ])or las historias 3- crónicas del antiguo Perú tjue el Cuz-
co, piidrón y tipo de la sociabilidad del im])erio, tuvo también sus de-
rivaciones hanansaya y urinsaya , en Hanan Cozcos y lf)s Urín Cos-
eos, lo cual denota, que la unidad ó, dig luios, la «célula» del cuí^rjío
grandioso de «Tahuantisuyo», (jueremos decir <iel impelió de los incas
fué el ¿ivlla, la colmena laboriosa , la familia ])a ti-iareal, brotados de un
tronco ancestral.
.Marzo de 1914.
K. ( 'úxEo-Vii)-\i..
Expedición científica de fa Universidad de Yaí&
en el Cusco
Informe del Delegadó del Gobierno para acompañar la expedicióií
NORTEAMERICANA DE 1912, ENTIADA POIl LA UNIVERSIDAD DE YaLE^-
SOBRE LOS TRABAJOS REALIZADOS POR ELLA EN EL DEPARTAMENTO
DEL Cusco,
(conclusión)?
Todos los trabajos en el orden geológico hacen pensar á los de la
comisión yanqui en la antigüedad de la sierra sobre la costa^ en cuanto á-
su formación.
El señor Gregory no salió de los valles- ele Vilcabamba á hacer los'
estudios consignados en el programa,
METEOROLOGIA
Según ei programa de los de la Comisión de Yale, debió equiparse
estaciones meteorológicas para hacer observaciones en el Cusjo y Santai'
Ana durante 9 á 10 años; pero el doctor Bingham ha hecho convenio
con el Gerente de la Inca Mining para que durante cinco años se encar-
gue la compañía de realizar dichas observaciones, instalando las 3 colec-
i clones completas meteorológicas que le ha entregado en los lugares más á
propósito, y uno especial en Santa Lucía á 13,000 pies; todo por cTienta
de la<Comisión y para trasmitirlo á la Universidad de Yale que será el
centro de todos los estudios que han de hacerse con los- datos acopiados-
por la expedición,
OSTEOLOGIA
Uno de los primeros' osteólogos de Estados Unidos de Norte Amé-
rica, al decir del doctor Bingham, el señor Jorge Eaton, profesor del
ramo en la Universidad de Yale, ha sido encargado de recolectar mate-
riales en los yacimientos del Cusco, Machupiccho, Choq tequirau y Ayus-
ilianiLa. para la sección dr ostcologít^ con i-csiiltadcis lin'oral ilcs. l']n <•!
mes (le junio, halló eu la (|U('l)i"a(la de Iluancai'o un hueso fósil cori'éspon-
(lieiite á mi animal gigantescvi, (¡ue aun no lia llegado á identificarse y
•iiya antigüedad, según dicho osteólogo, jxxlria ser de 70 inil años, li ie-
so de la región pelviana que comparado con el corixíspondiente de un ca-'
hallo moderno era por lo menos ocho veces mayor en sus dimensiones.
En Clnxjuequirau halló el osteólogo algunos cráneos de indios
normales y huesos fi aginenlados en las tumluas, muchas de las cuales s<'
encontraban íntegras, y otras ya vacias, no obstante estar completas.
En la hacienda Aynsbamba. del señor Emeterio Calvo, situada en
la j)rovincia de Pai'uro, sobre el lío Apurímac, el señor Eaton encontró
!un omóplato fosilizado de mastodonte, de dos pies de largo por un jiie y
<los pulgadas de ancho y ocho libras de peso, fragmentos de colmillos
también fosilizados de elefante, dientes del mismo y fragmentos de raan-
■dibulas de caballo primitivo, que se extinguió en la América al comenzar
la Edad del Hombre,
Este lugar debe sei' estudiado por una comisión peniana, pues es
tal la abundancia de fósiles (jue en el se han encontrado sin inás que re-
mover ligeramente la arcilla, como ha sucedido con la excureión que rea-
lizó el Rector de la Universidad del Cusco y el doctor Romualdo Agui-
lar, catedrático de la misma y con la comisión de Yale, que seguramen-
te los resultados serían más provechosos y más notables si se realízala
un trabajo cíentíficamenle or^anizad-o y heclio con paciencia y buen mé-
todo,
patología
Según el programa de la expedición de Yale, el médico de ella, doc-
tor don Martín Nelson, debió de estudiar las varias enfermedades exis-
tentes en todos los lugares visitados, y los resultados producidos en el
■organismo del indio por el uso de la coca.
Los lugares donde más observaciones ha hecho, el médico referido,
lia sido en la región de Arma, Vílcabamba y Santa Ana, precisamente en
una época en que en ella producía estragos la epidemia de fiebre y virue-
la, que no habían cejado hasta hoy: casi diezma la reducida población de
esas aldeas, hasta las cuales no llega, la acción amparadora de las institu-
ciones llamadas á hacerlo. •
Ante esa cii'cunstancia, el médico de la expedición yanqui lleva, co-
mo dato más notable de las enfermedades comunes, las de fiebres, virue-
las y pulmonías. Además, dice, que en los pueblos de Vílcabamba y
Arma se presentan, en cifra abundante, casos de enfermedades venéreas
«(gonorreas y sífilis).
Por no haber permanecido un tiempo suficiente para poder estudiar
los efectos fisiológicos y patológicos del uso de la coca, en nuestros in-
dios, el doctor Nelson no ha hecho ninguna observación científica, ni los
1
— 12 —
los experimentos que hal)i-ía requei'ido en caso, sobre este punto dv su
programa.
* En la Sección de Antropología, el mismo médico ha tomado muchi-
slmas medidas de tipos nativos, en diferentes secciones, de la talla, pro-
porciones fisonómicas, capacidad toráxiea y pulmonar y la potencia vi-
sual, como también centenares de vistas fotográficas de indios, datos de
los que no han sacado ninguna proporción media, porque según el con-
trato que tiene con la Universidad de Yale; debe llevarlos á éste centr-o
para que sean estudiados por un notable antropólogo.
Ningún estudio ni sitjuiera ensayo, se ha hecho sobre el punto rela-
tivo á tipos de deformación i]o eráncns.
KSTl l)U)S DE MONTAÑA
Según su primitivo propósito, los de la Comisión de la Universidad
de Yale debieron hacer un estudio detenido en la región montañosa, en-
tre los ríos Apurimac y Urubamba; pero no lohan llevado á cabo por el
grave percance que le ocurrió al ingeniero subjefe de la Comisión, se-
ñor C. K. Heald, que se destrozó la clavícula en una de sus atrevidas ex-
cursiones, en busca de ruinas a] tiguas desconocidas.
ARQUEOLOGIA
Machupiccbo. — Las investigaciones que en materia de Arqueolo-
gía se han hecho en el Cusco, han tenido su mayor importancia en los
descubrimientos y estudios realizados en los "notables y extraños restos
de la antigua población de Machupiccho, que según el doctor Bingham y
el doctor Erdis, Ingeniero arqueólogo de la Comisión, son preincaicos, y
de un valor tal vez insuperable entre todos los restos antiguos del mundo,
por la magnitud de su conjunto 3^ la curiosa peculiaridad de sus detalles.
El doctor Bingham visitó ligeramente Machupiccho en 1911, ha-
biendo encontrado solo un grupo reducido de casas y algunos muros que
« le llamaron la atención y que le hicieron pensar en que esa pablación,
t cuyos edificios son de piedra blanca bien bruñida, parecida al mármol,
pudriera ser la Víteos mencionada por Calancha y Ocampo, como el mis-
mo lo manifiesta; pero la Comisión de 1912 ha sido la que, realizando
una plausible obra de limpieza, en un bosque cerrado é impenetrable de
gigantescos árboles y excavando en el suelo hasta tres, cuatro y cinco
pies, ha logrado presentar la población entera, con todo su alineamiento
de calles, graderías 3^ baños, con sus restos de templos, palacios, casas y
torreones, en la cúspide de un elevado cerro y rodeado por montañas
. ásperas é inaccesibles, á cuyos pies corre el Vílcanota como poderoso
obstáculo para llegar á tan singulares ruinas^
9
— 13 —
"Macliuiiicclii) se llalla situado cu los líinitcs di' la j)ro\ iiicia de la
Coiivciiciiui y (le la de Urubaniba, sobro el rio Vilcauoia, á 1;J0 kilóme-
tros del Cusco, j es coiujjreLsióu de la iiacientla Cutija, propiedad del
señor Ferro. Está á nueve mil veinticinco pies sobre el nivel del m;.r y
y dos mil pies sobre el río. ,
La mayor importancia de estos estudios estriba en que se trata de
restos de los ijue no hacen mención ni los cronistas españoles, quienes no
daban importancia á la descripción de los monumentos indígejias, ni los
historiadores relativamente modernos y contemporáneos, no hallándose
ninouna noticia sobre ellos en ninguna monografía, de las muchas (pie
tixisteii sobre paree-idos temas.
En la IÍ03^a del Vilcanota parece cpie ÜUantaitambo fui? el último <a
reducto en cpie las fuerzas del imperio que iba á derribarse, hicieron re-
í^istencia á los extraños elementos invasores, no hay datos siquiera por la
tradición, que es fuerza mantenedora de las fórmulas y vida sociales, de
la existencia de aípiella población que mas allá de a(].uellas fortalezas,
hubiese servido de baluarte para la defensa de los Incas, la que habría si-
do lai-ga y siempre victoriosa, á haberse encerrado el ejennto imperial en
sus murallas insalvables de Machupiccho, donde la naturaleza n.iuna d d
terreno pregona lo estratégico de esas sierras para las luchas militares.
^,Cómo se explica <pie los Indios descendientes de sangre real, y los qi;e
lio siéndolo, fueron servidores de su Rei no avisaron á los españoles so-
bre la existencia de esa población militar en las varias informaciones oíi-
•ciales que se tomaron sobre todos los puntos y aun sobre los secretos de
la. estirpe, de la Historia Incáica? ¿Como el mismo Garcilaso de la Vega,
hijo de una jjalla, nieto de Huayna-Capacc y sobrino de Sairí-Tupacc,
que ostentó la borla imperial en Hualcabampa, no supo nada de esos res-
tos, él, que era tan prolijo en narrar todo lo que significase prez, honor
j gloria pai'a la historia del país daude había nacido, él que con tanto in-
terés preguntaba á sus parientes maternos sobre el pasado de los Incas?
Al referirse á la retirada de Manco, ante las dificultades de la reac-
ción, después de consignar su tierna despedida, dice simplemente que se
retiró á la región de los Antis, á un sitio llamado Yilcapampa; donde fué
muerto por un español á quien había amparado; y ahora podemos estar
ciertos de que Machupiccho no fué Yilcapamj)a.
El nombre mismo es nuevo en la Historia. De Machupiccho nada^
se ha leído ni se han oído referencias, hasta hoy en que la fama^de su •
nombre -ha salido del ámbito nacional, y la grandeza de sus monumentos
ha puesto una duda mas en nuestro pasado y un punto oscur o i lás (jue
esclarecer.
No se puede decir, como lo afirman algunos, que el doctor
Bingham haya sido el descubridor de esa notable ciudad antigua y que
antes de él no se la conocía, ni se la había visitado por alguno. El doc--
\ov ]iiiig'luuii tii'ii(> el ¡luliscut il)le nit-rilo de liabcr sido el jirimevo (|Uc la lia
estudwdo t'ieutiñcameute, haberla conocido en toda su amplitud, y dádo-
le iiitei'es arqueólogo que tiene; pero Machupiccho estaba descubierto
liace muchos años por agricultores y peones del valle de San Miguel, al-
^gunos de los cuales tenian junto á los palacios y casas y sobre los ande-
nes cultivos de yucas, maís y otros productos.
Hace 12 años, «el 14 de julio de 1902» Uegai'on á Machupiccho los
vecinos de CoUpani, don Enrique Palacios y don Agustín Ilizárraga, en
compañía de don Gabino Sánchez, que fué exclusivamente á Caicar, en la
provincia de Paucartambo, á conocer esos restos, como leí en una ins-
cripción que todavía existía en uno de los muros en la excursión que liice
en enero del presente año. Es verdad que los mencionados exploradores
no fueron por interés científico, sino con el vulgar deseo de encontrar los
tesoros fabulosos que creían estuviesen ocultos en esas alturas, como des-
graciadamente suponen muchos que aun se precian de ilustrados, con
irremediable daño de la integridad de los monumentos, que son demoli-
dos y profanados por la pica 3^ la dinamita para satisfacer el ansia loca de
riquezas imaginarias, tendencia arraigada que hizo proferir las siguientes
frases al marqués de Nadaillac, en su obra "L' Amerique Prehistorique".
«Desgraciadamente el hombre apura día á dia su destrucción (la de los
moiuimentos) alucinado por numerosas leyendas acerca de la riqueza de
los Incas, los buscadores de tesoros ó «tapados», hacen excavaciones con
ardor; derrúnbanse las murallas á golpe de pica, destruyendo las sepultu-
ras, se hunden los subterráneos, desaparecen todos los recuerdos de un
pasado glorioso j los hombres revuelven en un momento lo que habían
respetado largos siglos.
No se conoce el verdadero significado etimológico de Machupiccho,
y el descifrarlo corresponde á los quechuistas, como sucede también con
Víteos, palabra cuya etimología se ha perdido, tanto para los naturales
como para las personas de estudio.
Machupiccho es una palabra compuesta de Machu (viejo) y Piccho,
que parece designar el verbo castellanizado, picchar, que entre los indios
significa mascar coca. Eso de que al lado de Machupiccho haya otro ce-
rro histórico donde la Comisión de Yale sólo ha encontrado restos de
una c|sa, al parecer de centinelas, llamado HTiaina-Piccho, palabra en la
que Huaina significa joven, opuesto á Machu, viejo, debe despertar algún
interés arqueológico, si se tiene en cuenta que hay algunos lugares de
•importancia histórica que llevan nombres semejantes, como Huaina-Mu-
rayaca y Machu-Muraj-aca, Huaina-Ccorccor y Machu-Ccorccor.
Subiendo á Machupicchu por su lado norte, desde el puente de San
Miguel, por un cerro escabroso y empinadísimo que apenas ofrece una
senda estrecha de á pié, se corona la cumbre á más de dos mil pies sobre
^1 río, y de ahí se desciende, para llegar á la población, unos ochocientos
metros, por aJ^-() así coiuo uiiacallt; (■sti'cclia. (Ict'cndKla ])nr la, ilí^r'cc'ha
{)or un muro de picdiMs brutas y toscamente unidas. |ja entrada á la po-
blaei('ju es una portada muy semejante á. la de Sala-Punco, en el camino
de Ullantaitambo á Torontoi. iils ella de mayores proporciones relati-
vamente á las de su género, que abundan en lugares donde existen mo-
numentos antiguos; los muros laterales son de piedras cuadrangulares, li-
geramente trabajadas, y se hallan un tanto movidas, algunas ya ]ioi- des-
moronarse, á causa de las raíces que crecen en sus junturas. Él pulimen-
to y unión de las piedras en dicha portada son inferiores á los de la pe-
queña portada (jue da acceso á la galería de Ollantaitambo. p«ro en iu
magnitud de las piedras del umbral, en la altura de éste, y en un detalle
especial que mencionaré luego, es supei'ior á aquella.
JEl umbral no está formado, como ociu're generalmente, de una so-
la piedra, sino por dos horizontalmenie unidas, ele dos metrot veinte cen-
tímetros, de largo y de sesenta centímetros de espesor, cada una. La for-
ma aproximada puede reconstituirse con los siguientes datos: ancho de
Inz por la parte superior, por dentro, un lueti'o cincuenta centimetros;
por fuera, lui metro cincuenta y cinco. Por la base: por fuera, un metro
cincuenta y nueve centímetros: por dentro, un metro cincuenta.
Kl detalle típico de esta construcción, por no hallarse en ninguna
de las que conozco, Tampu-Machchai, Ollantaitambo, Pisac y Toron-
toi, y tampoco debe hallarse en Choquequirau, á juzgar por lo tjue tlice
el doctor Jiingham; es una especie de collar ó argolla de piedra de sieie
centímetros de diámetro, i^ue arranca, sobresaliente, de la parte posterior
del umbral, semejante e:i lafoi'ma á las piedras aguje'-eadas puestas como
clavos en las cuadras y corrales para amarrar las bestias. Esta argolla
no forma un solo conjunto con la piedra de ([ue arranca, como sucede en
otros editicios de Machupiccho, sino que se ha encajado entre las juntu-
ras del umbral.
Como ocurre con las alacenas y los cilindros ó clavos de piedra
colocados entre las primeras, no se conoce delinitivamente el objeto de
estos collares, aunque puede conjeturarse que servían para colgar de
ellos algunas telas, hilos ó tapices, para indicar la hora en que el monar-
ca ó personaje que residía en el edifício no estaba visible para los extri-
ños, como opina el catedrático de Antropología de la Universidad del
Cusco, doctor don Antonio Lorena, aserción conformada por el arqueó-
logo de la comisión, seiior Erdis.
Pasando la porta la se penetra en u:ia. ancha calle protegida á los
lados por muros de piedra bruta, de carácter ciclópeo, c[ue conduce en
un descenso muy suave á UPas gra lerias de pie ira talladas ea roca. Por
estas se penetra en el centro de la población, cuyas ruinas, desde este si-
tio, se ostentan ya en conjunto, con sus calles estrechas, sus pozos ó ba-
ños, sus casas y palacios y his capr.eliosas curvas de sus andenes.
Puede decirse que Machupicchu es la poblició.i de las escalinatas.
Existen ciento nueve graderías con un toial de tres mil gradas, que
— le-
las ha contado una ñ una el ai'C|iicólc)<iT) yaii(]ui. T.a pi ínicra habita-
ción (\w se pncuenti a es una de tres metros de largo poi-dos de anelio,
t)ue la ])riniera vez que visité esas ruinas servía de vivienda á un indio
^.M(^l(|uíades Alvarez, (pie luieía ocho años (]ne habitaba en Maeh\i]íio-
chn. Toda ella está hecha de i)iedras siUares, almohadillas y pulidas
en los bordes, semejantes, hasta en el eoloi-, á las ([ue forman la pared
l^ostcrior de la, easa que fué de las Aellas, hoy convento de las .Monjas
Catrdinas en el Cusco. La casa está tan bien conservada, que el indio
(]ue la habitaba no tuvo nás necesidad que ponerle una empalizada por
la parte i)osterior, cuya ]iared se había destruido, y tcchaila con ho-
jas.
Déla puerta de esta, habitación se ve hacia la derecha, una her-
mosa escalinata de ])ie{lra blanca, de más de doscientos trancos, ()n(>
desciende hacia la ])oblaeión diseuúnada en toda la andenería (]ue ro-
dea el cei'ro y termina en el gran aiuro (|ue sirve como el límite y para-
l)pto al circuito de la ciudad.
Al lado i/.(pii<Mdo de esta, gradería troncal, y á treinta metros di*
ella, se (Micuenti'an los restos de un hermoso templo que desciibí así,
en ocasión antei-ioi:
" Lo primero (jue llama la atención es nn inmenso monolito eua-
drangidar, que arrancando de la paied del fondo, sobiesale á la mane-
ra de un tronco ó altar destinado á alguna divinidad, ó á peisona de
altas preeminencias y á cuyos lados se ven dos ]»iedras de menores di-
mensiones, que pai-ecen sitios ó puestos secundarios de una trinidad
de ídolos ó jjersonas. Dichas ])iedras se ;dzan del suelo y rematan en la
tercera parte Je la paref>; el nu)nolito es de roca ligeramente traljaja-
da; tiene de largo cnati-o metros ti-einta 3- seis ceiitín.etios; xm metió
de espesor, y su altura á raíz del suelo es de un metro. Ke trata segu-
ramente de un templo ó adora torio ])riiici])al.
"r>a pieza tiene la pared del fondo _t las laterales completas, fal-
tándole sólo la principal ó fachada, j)ara dar idea de su forma comple-
ta. No puede haber mayor primor de {)erfección; allí se ha, unido lo
monumental y grandioso con lo regular y simétrico.
"Los muros laterales puede decirse (]ue están formados sólo de
dos inmensos trabajos monolíticos, (jue se sueldan ó enchapan con la
pared del fondo, mediante tres piedras que tienen la forma e.xigida ])()r
' la coloc leión de los monolitos y 43 centímetros de largo cada una. KI
» monolito de la derecha tiene de largo tres metr(;s diez centímetros; de
alt^ dos metros treinta centinietros; y de espesor ochenta y dos centf-
metros. El primero tiene doce esquinas. Todo el templo, (¡ue así debe
llamarse, está formado de 166 ])iedras, de las cuales las de pequeñas
dimensiones son aplanadas y paralelográniicas, ysus junturas son tan
perfectas y delicadas, como las ])a redes del temiólo del Sol del ("u.sco.
"En esta ])ieza no hal)ían de faltar ni las alacenas y nichos que
hay en Ollantaitambo, i'isac, Tcjrontoi y ( 'ho(pie(]uirau, ni los cla-
vos cilindricos cpie ornamentan éstas, al ])arecer hornacinas de ídolos,
V ó divinidades. Existen 17 alacenas; 10 laterales y 7 en la ])ared del
fondo. Los clavos ó apéndices sólo existen entre éstas últimas.
•■L:i liiiMiai iiiii in'iir 1)111. 4-'> ciii. i\r ;iiirlio. I^as paredes laterales
I iciicn I Ir ;\lt iii ii: l;i ( li- la i/,i|n¡ci-(Ja. i} in. Ü-l ciii.: la ilc la derecha 3 la. Hí) cniiy
\' la del tundo, desde el ahai' ijue le eslá adosado, 2 ui. 50 ein. Las pare-
des lat(M-aIes. en sus extremos libres demuestran clarameiile una especie
de corle oblicuo (pie hace (pie la base quede sobresalieiil c con i-clación
á su remalc. v así mismo penetran en las piedras de la cúspide una casi
pi'ot'nnda. concavidad. i|iic al parecer servía de encaje y soldadui-a. con
la piedra del umbral, ipie ha desaparecido. Estas clases de huellas se no
tan en casi todas las construcciones de ]\lachu|)icclio.
■dja sala cuva descripción he hecho, auinpie deficientemente, es lo
mejor ([lie hay en ^íachupiccho. entre las ruinas de palacios y casas (pu-
se alxan entre la exuberante v<^jelación de estas inhabitadas alturas, don-
de s(')lo la víbora se ensefioi'ea con su tei-rible obra de ponzoña."'
Kn la parte posterior de la pared lateral di'i-eclia. se notan algunas
■esti-ias ipie figuran culebras.
llácia la i/.ipiierda de la sala descrita, como á ti m. de distancia, se
encuentran los restos de un e'ran palacio, cuya pared [)i'incij)al tiene t |-es
V('7itanas de un pi('' y medio de alto, desde las cuales se d(nnina una larga
plaza V todo el resto de la poblaci<)U ipie se escalona en la pendiente del
cerro. Los nmids están formados de j)ie'lras rectangulares bien puli-
mentadas, con las ¡unturas de una. i.)ertecci(jn tan acabada, como he- «pie
se admiran en las pai'ed^es de la calle ríe ]\Iaruri, en el (.'usco.
Tiene m. |(í. 12 de hirgo y m. 1 de ancho, fhi la mitad de la pieza
y hacia el círculo ipie forman las oti-as habitaciones, hay una especie de
columna n pilar (pie tiene m. 2.07 de alto y (_).77 de ancho. En su parte
superior se ve una huella muy clai'a de (¡ue soportaba, un umbral, lo (pie
par(n-e indicar ipie la formaban dos habitaciones, cuya pared medianei-a
ha desaparecido.
Inmediatamente á la anleriíM', y en ti'ente del tenijdo. ha\' una ha-
bitación peipieña con jtaredes de piedra bruta, rellenadas con barro. [)ro-
vistas tambi('Mi de alacenas y clavos; éstos tienen una forma, singular, por
estar encorvados en los extremos hacia abajo.
l'(n' la |)arte posterior del templo asciende una gradería de más de
tramos perfectamente conservados y cuidadosamente hechos, muchos
de ellos de una sola pieza, por estar tallados en roca, la cual conduc^ ha-
cia un inmenso Litihuatana, situado en la parte más dominante de la po-
blación V dando frente al oi'iente.
Antes de llegar hasta el sitio sagrado del Intihuatana, se pasa por
una pequeña pieza con alacenas y clavos de piedra que parece haber sido
una capilla ó lugar de purificación, pues en una roca gr.mde se ven talla-
dos unos á manera de sofás. en los cuales aparecen restos de rodillas en
la actitud de prosternarse .
En toda la extensión de la gradería principal que baja por el cen-
tro de la población, se encuentra una serie sucesiv». de pozos ó baños de
piedra de nti metro y medio cuadrado de extensión v de tres pif^s á un
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pié (le pruluiididail. ^ue se cDiminicau entre .«i por canales muy delgados
de piedra blanca, de tal modo ([ue el agua que debió contener cada poci-
to. desaguaba en el siguiente. Se han descubierto 17 pocitos cuya apli-
cación es dudosa, pues mienti'as unos creen que son baños, otros dicen
ser lavaderos de oro, pero si se tiene en cuenta que Machupiccho debió
contener una densa población, á juzgar por lo apiñado de las casas y las
nuichas habitacicmes subterráneas, y la falta de agua en esas alturas, co-
mo se ve claramente por el sistema de canales muy estrechos y de ace-
quias delgadísimas que todavia existen entre una calle y otra, entre un
andén y otro, es posible sniioner que esos pocitos eran reservorios para
depositar el agua, que debiei-on traerla de muy lejos.
Subiendo de la sección fie los pocitos y á 20 m. abajo del temjtlo,
se destaca, dominando las andanerías, una construcción sorprendente por
lo rara y reveladora por los detalles que la rodean. En esa consti'ucción
lo rudo, lo primitivo, lo grandioso que caracteriza las primeras manifes-
taciones de los grupos sociales, está mezclado, en curioso contubernio,
con la obra delicada y artística de los monumentos de esplendor de una ci-
xilización. Junto á una gruta tpie semeja una vivienda de trogloditas,
se admira una construcción parecida á una sala siria ó á una torre babi-
lónica. Alli se ostentan la obra ruda de la naturaleza con la refínada del
hombre. Es una roca inmensa, una mole formidable de 5 m. de altura,
coionada por algo así como un Intiliuatana, de una manipostería de pie-
dras delicatlamente j)ulimentadas y unidas, formando un círculo. Sobre
la roca bruta se ha construido en forma circular un torreón, que visto de
abajo, tiene un interés especiiilisimo. En la ])arte infei-ior de la roca, ipie
mira hacia el lío, hay una puerta oblicua triangular, abierta en esa masa
informe de piedra, y penetrando por ella en la cueva forjada en el seno
de la roca, se encuentra una habitación ornamentada con muros de pie-
dras cuadrangulares, provista de alacenas de doble ñla y clavos de pie-
dra, que dan á ese lugar un aspecto imponente y sombrío.
ParetM- ipie un titán se hubiese deslizado por una grieta de la roca
y la hubirsf disgregado ó dividido en dos partes al levantarse, con el es-
fuerzo colosal de sus espaldas. La parte de la izquierda se inclina hacia
la otra, y para hacer como un juego de capricho, ó impedir que vuelvan á
uf.ir, se ha apoyado una fracción sobre la otra mediante un muio de blo-
ques de piedra, iguales á los que componen la coronación del torreón,
b^se trozo de maraposteria parece una chapa ó soldadura de las dos frac-
ciones de la roca.
l'tMiet r'ando i'u esa especie de gruta se llega á una ])ieza irregular
\ hiiiiirda. de iM Ím niel ros cuadrados, cuyo techo está tbrmado de pie-
(Jias i'egulaies laluadas. Sus paredes son, como dije antes, de piedi'as
pididas i|ue constituyen c<iino el decorado de ese subterráneo curioso y
extraño, .\n-ancando de las del suelo se ven cuatro nichos ó alacenas
lie mayores dimensiones i[iu- las (pie ordinariamente existen en ruinas se-
ujejanl e<.
Su ultiira es de iii. i. 77, su aiicliu, fU la ¡lailc alta, de lu. <». 1."); ¡,l)a-
jo de 111. D.í)"): 3' su profundidad de m. (1.20. '^Fieue (^xaetanicute las pro-
porciones ])ara contener á un hombre de alta eslatui-a. Encima de rstas
alacenas liav dos pequeñas cuya altura es de m. 0.55; su aiicln), en la
parte superior, de ().;3'i: y en la base, de 0.40: con una [)roí'tiii(lidad dr "iS
centímetros. Del muro se destacan dos clavos de piedra dcl^adns íoi'-
niados 6 labrados en roca, y casi todo el circuito está rodeado de una e.s-
pecie de plataforma de piedraque toca con la base á las alacenas ó nichos
grandes. En uno de los extremos hay un enorme aí>-ujero (pie delata las
excavaciones (pie por allí se han hecho.
Las alacenas o-randes por sus (iimcnsioiies, [)or la gruta cu ijiic se
hallan, por el as|)ccto sombrío del recinto, hacen pensaren un lugar de cas-
tigo ó de toi'turas. Ks sabido (pie entre los antiguos peruanos los deli-
tos atroces se castigaban con el emparedainieiito. Es esta sección la que
ostenta construcciones más notables, por la regulai'idad de los sillares de
piedra blanca tinanu'iite labrada y por la delicadeza y perfección de las
junturas. Todas las piedras son paralelográmicas y sus lineas de unión
forman ángulos rectos. Los muros de estas construcciones han sid() es-
mera hi-mente labi-ados y presentados en su magestuosa elegancia poi' ios
fie la ('oniisión de Yaie.
Al lado del torreón hay una hal>itaci(')ii (pie sólo tiene paite de los
muros (pte son de piedras cuadrangulares, con l(i alacenas pequeñas y
muchos clavos entre cada una de ellas. A esta pieza la siguen dos más
de j)aredes tan elegantes co.mo la anterior y una de ellas tiene la ])arlicu-
lai'idad de sfT de d( s |)¡sos. Tras de los muros de esta última pieza, ca-
minando por la izipiierda del andén en (pie íc halla situado este grupo de
construcciones, hay tres callejuelas apretadas y estrechas, suficientes ape-
nas para (pie pase un hombre medianamente gordo. Estas calles son rec-
tas, y las habitaciones pequeñas parecen haber servido de resirlencia á
gente noble v distinguida.
Al norte de la })(>blación. y en la pai'te más iluminante, ha descu-
bierto, en sus exploraciones, el anpieólogo de la Comisión de Yale, un
amplio terreno llano de 50 á tiO metros cuadrados, con el pis(j casi com-
pletamente cubierto con piedras de rio llanas, largas y algunas laViradas,
clavadas casi hasta la mitad. La forma que ivpresentan esas piedi-as. al
dejar un qlaro en el centro (^le 1 m. 60 cm. á 1 m. S5 era. de larg*. dan i\
ese lugar un interés particular, lo que ha hecho opinar á a(]uél. y creo
con algún funda,mento. (|ue ese sitio es un panteón, pues las piedras á
que me he referido antes no son de las (pie abundan en Machupiccho, si-
no traídas del rio. (pie queda á 4 km. abajo de las ruinas. Las p¡e(lras
clavadas rodean ini circuito de una forma ostensible de tumba, casi ni
más ni menos que los que á cada paso se ven en las aldeas del departa-
mento (leí (Jusco, en las veras de los caminos y en algunos ceicados ^e
poblaciones sin importancia.
La señal (h^ una tumba en los desp( .Idadiis y aún en los cenieiite-
ríos, es rodearla di' [lirdi-as m;i rciiiitlo la exLt^usión de tici ra que se le
lia i-a vado.
AdiMiiás, en d centro di' esc icrirni) llano, al cual se snbc uni-
das de piedla, hay una roca de dos nietios de lar<i-o por Ü.ÍSO de ancho
V 70 centímetros de alto, sobre la cual se ha labiado aljio así como mi
altar ó soíá con todas las apariencias de una huai a. Parece, ])ues, (pie
realmente se ti'ata de un panteón, anntiuees extraño (pie al hacer es-
ea raciones en ese sitio, no se ha.\ an encontrado si()uie!-a cráneos y hue-
sos humanos; pero también hay (]iie considerai' que por allí ha anda-
do ya solícita la mano de los l)iiscadores de tesoios.
1 ,os ri'stos de .Machupiccho constitu^^en una ])rufd)a elocuente de
(pie la diferencia de consti-ueciones dentro de una misma localidad ó de
un cdilieio no siunilica iliversidad de pei-íodos, de cjiocas ó de eiviliza-
eioncs. como con liuere/.a ccnsurabli', han creído niuelios, juzijfaudo las
(•Dusu ucciuiies del ( iisco, de ( )llantaitaml)o _\' I'ísac. Así como hay
restos de piedra liien labradas y esmeradamente unidas, hay tam-
bién otros (pK- ic'iiiciido las bases y las ])a redes con materiales y ejecu-
ci('m notable hasia cii-ila altur;i, están coronadas, en la ])artc supe-
rior con muros de ba rro y arcilla, ])resentando un contraste ((ue en el
eoniuiilo I lol'a vorcci' el mérito lic la ol)i-a. A diícri'iieia del tenqilo, del
palacio y ilc las ha bitacioin'S ceicaiias al tiu'reóu, los demás restos de
Machupiech I. presiMitau las mezcla de materiales que hemos aiiota-
d ). lo que I la rece iud ica r ( ] iic la ea lidad de las coiistruccioiies y el méri-
t > de la ol)ra liebíau eoi resp mider a 1 objeto á «pie estaban destinados
los ediheios.
MI templo, el palacio de los Keyes y de los principales descendien-
tes de la saiijrrc real y de los eui'aeas, se.ü'urameute (]ue no eran ni más
ni menos (pie la i"esidcii<-¡a de ios de la clase media _v del eoinúndel pue-
blo, la cual (M- " como r(ui\-eiiía con su condición inferior, auiupie hubie-
se sido liedla cu la misma época (pie aipiéllos. Pei'O p'eneT'alinen te cita n-
do se ve una obra de ])iedias rce'ulares perfecta mente unidas, ó de
U'raudc^ bloipics brutos ca pi-icliosameutc colocados, val lado de ellas
aleiiiia ])arcii ó re slos ilc casa s de ba rro ó de arcilla mezclada con pie-
dras lucnturas y coii paja, se dice (pie las jirimeras son de la éjioca iio-
rerieiite mcii-alítica , \- la- últimas de un ]ieríodo de atrazo ó de deecne-
raeióu del arte, cuando no se lle^'a hasta alirmar (pie son de la época
del C( )lon iaje.
cl-;¡i uiueima ])arte, como eii Machupieclio, his coust rneciones lia-
ren ver la ia.lscdad de estas opiniones, así como el mucho* uso (pie se
hacía de la arcilla para obras ninohas veces estratéoicas. como ocurre
en ( )ll;intailanibo, floude las casas de los viaías y centinelas (pie se sn-
ecdcu por toda la cuchilla del cerro en los riscos más escar])a(los están
fabricados di- este material; jiero es extraño que en un lu<iíir como
.Macliu])icclio, donde abundan casas de barro y arcilla i'oja y donde to-
dos los cerros son fie e-rauito. coust ituyeudo iiiaíi'otables c-anteras, no
se encuentre aipiclla tierra, (pie scuu ra mente tendrían (pie prí)porcio-
iiarse de .") á () le>i'uas ilc distancia, tanto y^ara la tabricaciíui de casas
ci )iuo 1 la ra la alia rei ía ,
— 21 —
Kn ]\!:>clm])U'clin liay iiiuclias rocas cohicadas cutri' las casas y las
calles, loiliis clliis |)r(>\ istas de canalitos, ([ue en lineas ya espirales ó ya
ondu'adas, recorrea su superíicie, y algmuis tienen en la base asientos y
«graderías. Indudablemente esos sitios son adoratorios y mochaderos, (it>
esos que describe el padre Cobo, 3' de los que también habla Garcilaso
de la Vega, al rel'erirse á las huacas. En algunas de estas j-ocas hay ii-
guras de «Aii!arus.>. animal (pie por esos lugares servia de objtto de ado-
i'ación principal, por lo muy abundantes que son, puesto (jne se encuen-
tran á cada paso representaciones de ese reptil, ya en los muros, como
también en la superñcie ó en las manizuelas de algunos platos y cánta-
ros de los (¡ne se han encontrado, aumpie fragmentarios, en las escava-
ciones que han Ikm'Iío los de la comisión de Yale.
Aún cuando pa''ez;ca paradójico, los restos de Machupiccho, ex-
puestos á los ultrajes de la intemperie y alzándose en la soledad de esas
inhospitalarias alturas, están mejor conservados (jue los que s,-- encuen-
tran en lugare-! frecuentados por el hombre, como el Cusco, Ollantaitam-
bo y Pisac.
La naturaleza ménos destructora y más pródiga en cuidados, ha
guardado y conservado mejor los monumentos encomendados á su sola,
custodia, que el hombre, cuya mano parece empeñada en borrar la hue-
lla de los ligios y los rastros de la historia. Solamente los arbustos y las
raíces han desnioronado algunas piedras de los mui-os y han hecho per-
der en parte la delicada ensambladura de los sillares.
Como muy pocos, y muy rara veces, pueden ascender á esos luga-
res, y es imposible la traslación de las piedras hasta las poblaciones y
fincas próximas, la mano del hombre ha quedado y queda cohibida para
destruir las paredes en el deseo de utilizar los materiales de esos que son
datos arqueológicos, en la fabricación de casas, ni aplicar la dinamita
destructora á los monolitos para obtener piedras de las formas y dimen-
siones ambicionadas, como ñesgraciad amenté ocurre en Ollantaitambo y
Pisac, donde la mayor parte de las casas de reciente construcción osten-
tan esos hermosos sillares que han sido crimina'mente sustraídos de los
muros de que formaban parte. í
Durante tres meses, el arqueólogo de la Comisión, á la vez que di-
rigía los trabajos de desmonte y limpieza de Machupiccho, practicó tam-
bién importantes escavaciones ya en el interior de las habitaciones ó en
las cuevas ó sitios en los que liabíau vestigios de tumbas, habiendo en-
contrado 3^ recogido inmensa cantidad de objetos de piedra, de barro ar- •
cilla y champí, aunque casi todo roto é incompleto, muchos cráneos y
c
— 22 —
lnK^sos de hombres y diversos aniiuales, como liabrá tenido opoi1 anidad
de conocer detalladamente el Supremo Gobierno, por el inventario (jue
envié, hace un mes, en cumplimiento de la orden que recibí.
« El hecho de no haberse encontrado momias completas, ni tumbas
iiiteo-ras, pues todas estaban vacías, en tres meses de infatigable buscar,
ha hecho colegir al arqueólogo de la Comisión, que Machupiccho fué una
población de las que sus moradores se retiraron pacíficamente, habiendo
tenido tiempo de trasladar los cadáveres al sitio donde huj^eron de la
persecución que les hacía algún pueblo invasor, del cual piidieron defen-
derse algún tiempo, gracias á las defensas natui-ales ([Ue les proporciona-
ba lo estratégico de la población, como se defendieron y estuvieron á sal-
vo de persecuciones durante treinta años, los Incas retirados á Vilcabain-
ba, cuando se afirmaba el dominio español en el Perú.
Tal vez esto pudo haber sucedido cuando la probable invasión de
los aimarás á los centros habitados por los quechuas, muchas de cuyas
tribus tuvieron que huii- hacia las montañas, pues el citado arqueólogo,
así como el doctor Bingham; calculan en mil años la antigüedad de Ma-
chupiccho. Esta Of)inióu puede afirmarse con los muchos restos de po-
blaciones que existen en toda la región montañosa del Urubamha y en
las regiones comprendidas entre el Apurímac y el Vilcanota, algunos de
los cuales ha hallado el doctor Bingham, como informaré más adelante,
como delatando la marcha errante y dispersa de tribus que donde acam-
paban levantaban un templo ó improvisaban un adoratorio, que tiene in-
mensos puntos de contacto con los de Machupiccho y otros restos de ese
carácter.
No es Machupiccho el único lugar de la región montañosa en que
se encuentran i'estos históricos de interés; hoy hay otros muchos que los
indios conocen, unos de vista y otros por referencia, y que encierran po-
blaciones como la fantástica Plateríayocc, de la que refieren ser ujiOS res-
tos mejores que los de Machupiccho; pero nadie ha podido dar con ellos:
lo abrupto de la montaña, la absoluta falta de caminos y el egoísmo de
los que se niegan á servir de guías y la creencia arraigada en ellos de que
([uiei^^ enseña á los blancos una tumba desconocida cae en desgracia y es
castigado por los Machus (viejos) hacen que no se haya descubierto ese
lugar, á pesar de los muchos esfueiv.os que ha hecho el doctor Bingham,
Sin embargo, este abnegado hombre de ciencia, en su afán de explora-
ciones y en su deseo de buscar algunos datos- que sean luz para nuestro
pasado, aunque engañado por los indios que por malicia le abandonaban
en pleno bosque, ó en la inclemencia de nevados desconocidos, después
de comprometerse á servirle de guía, llegó sólo y extraviado á encontrar
^ á su paso, varios restos de interés entre la montoña que divide el valle de
Vilcanota y la región de Limatambo, en la provincia de Anta, asi como>
— 23
otros pu el valle ilf S.ui Migael, (louilc liahitan ya alguaas lrilni'< salva-
Kiilre ellds son iiDtables: Paluav, Llactaí'ata, Pami-a, (Jcaiiuana
y Mahanxivo. eiitiv los cuales hay restos de murallas, fortalezas y peque-
iias poblaeiouL's incaicas. Eu Palcay, el doctor Binghain, ha encontrad')
ana inmensa roí'a con inscripciones de escritura ideo^-ráíica, de las cua-'
les ha tonudo ulia detallad-i copia. Son una serie de ligaras ([ue repre-
sentan hombres, liechas en diversas posiciones, culebras y casas. tr)da-:
ellas regulai mente conservadas.
Sería conveniente, como lo manifestó el doctor Bingham, ([ue el (jo-
bienio, dictando medidas adecuadas, procure la traslación de esa piedra
iil Museo del Cusco, donde podría ser un ejemplar interesantísimo en la
Historia Antigua peruana, porque de permanecer como está no tardará
en, destruirse ó desaparecr.
De todos estos hallaicgos, hechos por los miembros de la Comisión
Científica, se deducen, pues, que lo (¡ue antes se creían bosques impene-
trables (|ue no guardaban sino tribus salvajes y regiones no hoU idas por
las plantas del hombre civilizado, fueron en otro tiempo, que no se sabe
seguramente, centro de poblaciones correspondientes á las razas (jue pre-
cedieron á los Incas, y fortalezas en que tendrían lugar las cruentas lu
chas de razas.
Es indiscut ible que si se explorase por las regiones del ürubam-
ba, se encontrarían vestigios de poblaciones tan importantes como las
que hoy llaman la atención del mundo cientítico.
CONCLUSlÓlí
Antes de terminar este informe en que suscintamente he dado cuen-
ta de los trabajos de la Comisión Científica de la Universidad de Yale,
debo llamar la atención del Supremo Gobierno sobre la criminal rapidez
con que se van destruyendo los monumentos que son gloria de nuestro
pasado y fuente de nuestra historia, en todos lugares en que ellos existen,
ya sea en ios pueblos y aldeas apartadas, ya en las ciudades y fundos de
propiedad particular. No hace mucho que la Asociación Universitaria
del Cusco denunció el hecho de que un grupo de picapedreros trabaja-
ba en la fortaleza de Sacsahuaman, como en una cantera pública; áemo-
liendo los muros y labrando ahí mismo las piedras que conseguían arran-
car con mano audaz y atrevida, para trasladarlas á una casa que se levan-
taba en la ciudad; sin que esa denuncia hubiera producido los efectos que
eran consiguientes á tan monstruoso atentado.
No digamos ya nada de Ollantaitambo, Pisac, Torontoi, Tampu-
Machai, Kkencco y otros monumentos que dentro de diez ó veinte años
habrán desaparecido al paso con que se les destruj-e. Cuando en las ca-
lies del Cvisco, se demoroiian y deniueleii las paredes, que en otro tiempo
eran palacios de los lucas, con el fútil pretexto de abrir puertas y venta-
nas para modernizar las casas y darles el barniz de elegancia, no será ex-
traño que en poblaciones en las que no se aprecia el valor arquitectónico
de las construcciones, como Pisac y OUautaitambo, todas las casas de
*notierna apariencia están hechas con el granito traído de las fortalezas
próximas y labrado en el sitio mismo de donde se les extrajo.
Cuando el señor Squier llegó al Cusco, hace 50 años, y fué á Pisac,
encontró todavía al gran Intihuatana en ese lugar con el apéndice que
sobresale de la plataforma, completo, es decir, con la gran argolla en que
él remataba, como se vé en la fotografía que tomó y que está publicada
en su obra; pues, hace por lo menos 1'2 años que esa argolla ha desapa-
recido, y cada año el apéndice disminuye de longitud, hasta que hoy ape-
nas mide unos treinta centímetros.
Otro hecho reciente llevará al convencimiento del Gobierno, la te-
meraria prontitud con que se destruyen los restos de nuestras primei'as
civilizaciones. En el mes de enero del presente año (1912) visité, por
primera vez, Machupiccho, y en el notable Intihuantana de que he hecho
mención, halló, sobresaliendo de la base, un poliedro de piedra de ctiatro
caras, que remataba en un collar trabajado en mía sola pieza; cuando des-
pués de nueve meses regresé á aquella población antigua, tuve la ingrata
sorpresa de. ver la desaparición de ese collar, y mutilada la piedra sa-
grada.
Toca al Supremo Gobierno, que tan laudable interés manifiesta por
la conservación de nuestros monumentos, procurar por todos los medios,
que esta obra de destrucción cese y que se pongan á salvo las inaprecia-
bles joyas que todavía quedan en diversos lugares del territorio.
Cusco, á 31 de diciembre de 1912.
El delegado del Gobierno,
(firmado)— José Gabriel Cossio.
LA TRIBU DE LOS BRACAMOROS
COSTUMBRES JÍBARAS
En el norte del Perú, en la extensa provincia de Jaén, existía nn
pueblo llamado los Brec|uimei-os, c imbiando des()ués en Bracanioros.
I)ebB liaber sido nación de reo'uiar im])()rtancia-
En el es[)ant()s() levantamiento de los Jíbaros, en el sig-lo XYII,
los Bracanioros hicieron causa común con estos belicosos indios, peio
la historia nos cuenta que más humanos los P)racamoros que los Jiba-
ros, sólo se contentaron con expulsar de su territorio á los intrusos y
ta])ar las bocas de las minas de oro. Este últinu) dato, precioso para,
el futuro porvenir de la minería en esa i-ejíión, ha coni{)ro1ja(lo la exis-
tencia de minas ricas de oro en Jaén, [mes los españoles, con los méto-
dos de entonces, sólo trabajaban minas nniy ricas de ese codiciado me-
tal. Al empi'ender los españoles la reconcjuista de esas comarcas, los
Bracanioros tuvieron á bien retirar.^e á las selvas del Alto Marañón _v
desde entonces no se ha sabido más de ellos.
En anteriores viajes tuve noticias (pie la <]uebrada de Miianá, si-
tuada entre Bagna chica y el lío Imaza, cuando éste crecía, algunas \ e-
ces arrastraba troncos de plátano, ]n'obaiido así (pie en las alturas
de.sconocidas de dicha quebrada debían existir algunos indios.
Jíbaros Aguarunas no podían ser, por estar todas 1 is tribus jíba-
ras desde el Morona y tcxlo el Alto Marañón en íntimo contacto, _\ a
sea en guerra entre sí ó en otras relaciones, ignorando por completíj
estos últimos la. existencia de indios en las cabeceras del Miraná.
Durante mi ])ermanencia entre los Antipas del lado iz()uierdo del
Marañón, ó sea en Uta, se supo que dos liombres y una inujei', de una
tribu desconocida, habían aprovechado la ausencia de los hombres cu
un tambo situado en la quebrada del Socotin, hu el nacimiento del río
Imaza, para, penetrar en él. Las mujeres y muchachos del tambo no
comprendieron la lengua en que les hablaban esos desconocidos, los
cuales se apropiaron con avidez dedos machetes y desaparecieron otra
vez en la selva, sin hacer ningún daño á, los dueños de la casa.
E¡1 terrible curaca Samarén del Uta, que me confesó haber muerto
con su propia mano 16 hombres, me contó una historia de lo más sor-
préndente, que vicno hacer un rayo de luz en la historia tcnelírosa de
los Hracaiuoros. Me refirió que su ])adi'e le había contado que las ri-
beras del Alto Marciñón y otras (]U('bradas, como la del ('a.n<iase, ('ho-
i-o|iisa, Xunipacta, Yui)icusa, etc., habían estado ])o])ladas ])or la
V nación de los lluambucos, nombre (]ue tiene semejanza con el de la tri-
bu de los Huanibos, limítrofe á Jaén; la gente de este pueblo era de co-
lor más claro (]ue los Jíbaros y se (listin<>uen por poseer hei-mosHS ca-
belleras. Los Jíbaros, bajando por el Santia<>'o, fueron poco á poco
exterminando á, esta nación y que ^rtxn pai-te de los nombres de las
(jaiebradas del Alto Marañón las hal)ían dejado con el nombre dado
])or los antiguos moradores de esa i'cgión. Como los Jíbaros no cono-
cen el perdón en las guerras y sólo toman prisioneros á las mujeres y
los muchachos todavía en la actualidad existen muy viejos, en el río
Sinipa, un hombre y una mujer de esta desventui-ada, nación, que fue-
ron muv' jóvenes tomados piisioneros. Habían sido tres, pero el cura-
ca Samarén había matado á uno. Que los pocos esca])ados de las ma-
tanzas estaban en las alturas de la quebrada del Miraná y yo supongo
existan otras familias en las cabeceras de las (piebradas de esa
iiiex])lorada selva.
Ahora se comprende poi-(]ué algunos Jíbaros tienen color más cla-
ro y cabelleras hermosísimas, difei'entes á la generalidad de estos indios,
pues indudablemente son descendientes de los prisioneros Huandjucos.
Yo opino, por lo tanto, que esta desdichada nación titulada por sus
feroces enemigos de Huambucos, son los antiguos Bracamoros que
abandonaron sus tierras j^ara establecerse en el Alto Marañón.
El feroz curaca Samarén se ])reparaba á hacer una correría hácia
el Miraná y concluir con lo que (pieda de una nación que en su tiempo
como repito, fué objeto de una especial coníjuista ])or los españoles.
Todo en este mundo cambia, se transforma; unieren los individuos y
desaparecen las naciones. Hace tiempo exhaló el postrer suspiro el úl-
timo de los Mohicunos: se acerca la hora para el último de los Braca-
moi-03.
M. Antonio Mesones Muro.
i
>
Historia de la iV\ar¡r\a del p^rú
(TOMO TERCERO)
Navegación Lacustre
PACA
No es raro (^ue en todos los lugares en donde existen volúmenes de
tigua, se aprovechen para la navegación; ya sea sólo de recreo ó tamljif'n
(le granjeria.
En el Perú no son escasos los lagos, pero sólo tenemos noticia de
navegación sistemática en tres de ellos: Paca, Chincliaicocha, que tam-
bién suele llamarse Junín ó Reyes, y Titicaca.
Paca es un lago de mediana extensión, de muy pintorescas riberas,
situado tres kilómetros al N. pocos grados W. de Jauja. La pesca es
abundante y la navegación sujestiva.
Para examinar el curso del Mantaro, la Comisión técnica que estu-
diaba el íerrocarril intercontinental, trajo en piezas una lancha á vapor,
en la cual lo recorría.
Concluido el trabajo en aqael río los ingenieros yanke^s pasaron su
bote de Tambo en el Mantaro, al lago Paca; en el que también les pres-
tó servicios.
En ese lago navegan otras emb;a'caciones y ahora mismo un viaba-
llero acaudalado, dueño del más hermosj chalet de esas riberas, tiene
una bonita balandra para su recreo.
Dadas las dimensiones de este depósito de agua, es evidente que su
navegación desarrollará con el progreso del lugar, que ha de aumentar
el trasporte á flote.
4
J U N I N
Oti'O lago, situado taiubii'U á luiicha altura con rcspocto al nivel del
mar, es el Chinchaicocha, más conocido con el nombro de laguna de Ju-
nin y célebre por habei'se dado en su vecindad la gran batalla de agosto
G de 1824.
Esta voluminosa napa de agua, sitvada á 4(H)3 m. de elevación, tie-
ne 78 km. de largo por 16. 5 km. de ancho y ocupan sus orillas caseríos y
pueblos como Ni.iacaca, Vico, Carliuamayo, Junín, Andores, Pañi, &. Le
atribuyen profundidades hasta de '200 brazas y tiene notable abundancia
y variedad de peces y aves.
La navegación del Chincliaicocha existe sin duda desde época in-
memorial, pero se menciona expresamente al concluir el período de los
Incas.
Al llegar Hernando Pizarro, en su primer viaje de Cajamarca al
sur, estuvo en la orilla occidental de este lago, que estimaron con unos
(í40 km., y vió ahí balsas cuyos palos había hecho traer Atahualpa, desde
Tumbes, para navegar en el lago, como lo hacía antes que él Huaina Cea-
pac y probablemente muchos otros monarcas antes que éstos.
En épocas más pi-óximas á la actual lo han surcado embarcaciones
menores de vela y de remos y también una á vapor. Hasta poco antes de
establecido el estanco de la sal, un rico negociante en ese artículo, del que
se proveía en San Blas, lo embarcaba por Andores para desembarcarlo en
Yucapilca, distante solo unos 40 kilómetros de Cerro de Pasco, su mercado
de consumo. Tenía en ese trafico cinco vaporcitos, un muelle cómodo en
Yucapilca y toda clase de elementos complementarios.
El desarrollo de la navegación del Junin no se ha detenido al cesar
el tráfico de sal indicado, pues ahora mismo hay un pequeño barco, balan-
dras y chatas de vela para comunicarse de pueblo á pueblo y abaratar y
acelerar los trasportes.
TITICACA *
«...
No es preciso decir, que lo mismo que en los dos mencionados an-
tes, el trasporte á fióte existe ó ha debido existir en otros lagos perua-
nos como Orcococha y Choclococha, origen del Pampas; en la laguna del
* JOl Dr. Vilhir afirma que lü pnlabra, Titicaca sigiiifica ia^o pxtcii.so ó íiiaiidt'.
iioiiihic bien aplicado en relación con el Uinaniiu<-a. (pie También se llama lago i-liico.
St^g-fin Ballivinn el veidadero nombre del lago é isla Titicaca es Titikala .y deri-
va de un monolito <pie afecta la tigni-a de gato montes; monolito situado en la cima
norte de dicha isla, cu la hacienua Challa.
>
— 29 —
Ijaiii'¡( nclia. supuesto origen del IMarafii'ui, eii la- de i'a.i'iua.eoelia, que i'e-
eilie deshielos drl Sai'asara: en la. di' Arapa, dieeioclio k ¡ Nnnel ros al noi--
te de la haliía Sunupe, la, de Lhnavo al W. y no lejos de Puno, tanu^sH
j)oi' las i'uinas ciclópeas (¡e su península Süustani y hasta en la de ürcos, >
no ol)staut(! su escasa superficie de -ÍCil ') km. e. y fomlo de 47 m. que so
dice guarda \;\. cadeiui de oro labrada en obseípiio del natalicio de Huíi.s-
car.
La tendencia á tlotar sobre el agua es obsesionante: bástalos niños
a[tiovecdian euahpner peqiieño cliarco para echar sus livianos barcos de
pai)c|.
l'ero en ninguno de los lagos del l'eru ha alcanzado la navegación
la regulai'idaíl (' inipoi'tancia que en este Titicaca, d(d ipie dice Viviendo
Saint Martin (pie «por su extensión, su altura y bis condiciones del lecho
cerrado (pie forma el reservorio superior, es tai vez la napa de agua más
notable del globo. Por ello ha atraído, desde liace tiempo, la atención
de numerosos viajeros. ...»
Y es así. Unos le llaman el volumen de agua más alto en el mun-
do, otros un mar interior de agua dulce, el más pr<')XÍmo al Sol.
Kii la interesante conferencia (]ue dió en la Sorbona, el 3 de marzo
(le lí)()5, el Dr. M. Neveu Lemaire, sobre Los ¡agón de las ant i planicies de
la Amh-ica del ISiir, se refiere á muchos de esos viajeros, la maj'or parte de
ellos de reputación científica universal y dá en la nómina de sus brillan-
tes trabajos una guía bibliográfica, que han aumentado Bandelier, Cokei',
Ballivian, &. Si ellos han omitido algún nombre la omisión es excusa-
ble, pues aparte de que el mayor número de esos distinguidos viajeros
se han detenido poco en el lago, la rebusca de libros en el país está por
favorecerse.
Dice Lemaire:
«Desde 187G, después de la expedición de Agassiz, las visiones va-
gas que se tenían hasta entonces, vinieron á hacerse más claras. Agassiz
hizo á lo menos 65 sondajes, de los. que 30 dieron más de 20 metros y
entre ellos 22 adquirieron 110 á 256 metros.
«La mayor parte de estos sondajes están indicados en el mapa de
Kaimondi: he tenido varias veces ocasión de controlarlos y de constatar
su exactitud.
«Wiener dice haber hecho una serie de sondajes que le dieron— e'i
muelios parajes, que no precisa de ningún modo — la profundidad de 55^J
metros. El procedimiento que él ha empleado ha debido ser muy defec-
tuoso, porque el lago no me parece alcanzar, en ningún punto, una seme-
j ant(! profundidad.
«Se nota, desde luego, que el lago pequeño es mucho menos pro- ,j
fundo que el glande. Asi, en el lago Guaqui no se encuentra fondo que
4
— 30 —
exceda de 5 ni. Kl lago Cliililaya no es mucho más profundo: no obstan-
te, se encuentran en el eje del estrecho Titicaca * 18 ni.
«Este estrecho — continúa Lemaire — qiw hace comunicar los dos lagon^
• j)resenta ya una mayor profundidad y los tres sondajes (jue ahí he prac-
ticado me han dado 81. 38 y 31 metros.
«El lago grande en su eje menor, al NAV. de la isla, Titicaca y alre-
dedor de la isla Soto, presenta profundidades que pasan de 200 m. He
encontrado 270 al SK. de la isla ¡Soto y 270 en el eje mayor del lago; es
la profundidad máxima que lie alcanzado. Agassiz había ya notado que
los puntos más profundos se encontraban en los lugares de la isla Soto y
es entre esta isla y el Continente, que encontró una profundidad de 25G
metros, la más grande que el ha adquirido.»
Según Lemaire, la corriente en el lago es apenas apreciable. Pu-
do decir que no es apreciable, pues en el ejercicio de la navegación no
se nota.
No ha faltado sin embargo, quien aíirme su existencia y la atribu-
ya á un mayor nivel en el extremo norte que en el del sur del eje mayor
del lago, lo que al ser verdad daría dos niveles al líquido contenido en
una vasija.
Menciona, ademas, Lemaire otro movimiento de las aguas del lago,
que llama pulsaciones, que Forel explica corno resultado de un balanceo
uniíbrme ó pendular y rítmico, que lleva un volúinen de agua ya á uno
yaá otro extremo del Lago, como al moverse á compás una gran vasija de
líquido, empleando cosa de 30 minutos entre las máximas amplitudes y
depresiones. Dice que es necesario instiaimento especial para notar es-
tas pulsaciones y debe ser cierto, porque nos atrevemos á creer qu(^ no
son muchos quienes en conciencia puedan afirmar que existen. Se nota
si, con toda evidencia, que la ola que el viento levanta, falta de espacio
para dilatarse ó contenida por las ([ue la ribera de sotavento rechaza, es
más hervor violento que oleaje corriente.
Para establecer comparación entre lo que era el lago al arribo de
los españoles y lo que es hoy, copiamos de una crónica antigua * lo que
sigue:
«Casi á la orilla de la costa y un poco más adentro, a legua y más;
tiene sus islas pequeñas, en donde vivían indios pescadores llamados en
am¿jas provincias Uros
Apena verlos antes de amanecer en sus balsas de totora, casi des-
nudos, navegar y pescar y meterse tres ó cuatro leguas _y más. Por una
parte es para dar gracias á Dios, por otra se le tiene mucha lástinui,
* IMn' decir Ti(iiiiiia. Xo y <'l la,!íi), cstri'clio (iiii> se llame Tit ii íhm. El ufá-
^ piti- subsifíiiieiite aclíirn el erroi"
* Historiadores [trimitivo.s de Indias.
— 31 -
por(jU(> canuiiainos por tiorvii muy iU-i'opados vmIit de i'río y estos desnu-
dos en el a^ua no lo sienten ó si lo sienten lo sutren con lauta manse-
dumbre como nosotros. Lo que no vi en la mar del norte, ni en esta del
sur, vi en esta laguna; fué una manga de agua, la cual vista me admiió
mucho: no había visto otra: en la compañía caminábamos cuatro ó cinco
de conformidad; venía un ])iloto (jue huyendo del mar nuiso ver á Potosí,
pero volviéndose á su inclinación natural, no le habia parecido bien la
tierra y volvióse: pregúntele qué era aquello: entonces me dijo: aípiella
•se llama manga de agua * y si cae en navio sin puente sin remedio le
anega y de noche son mu}^ peligrosas por que no las vemos; de día hui-
mos de ellas como de la ) inerte; cae de lo alto de las luibes hasta el: al
viso parecia tan gruesa como un mástil muy grueso de wiva carraca y co-
mo va descargándose va adelgazando, á la cual delgada, el viento la. po-
ne como un arco hasta que totalmente la nube se queda sin agua; todo es-
to vi entonces. He dicho esto para probar las tormentas que aquí se pa-
decen: por lo cual y porque no hay puertos, no se puede navegar con ber-
gantines; uno se hizo é comenzó á navegar en él, pero con una tormenta
rse perdió y nunca más se ha hecho otro, ni intentado hacerlo. Los in-
dios en sus balsas también ixsan y aprovechan de velas conforme á como
la balsa lo sufre.»
El Dr. Lemaire, después de dividir el lago en mayor y menor ó su-
perior é inferior, que también llama, respectivamente. Chucuito y Uina-
marca: subdivide los do^ como sigue:
El Uinamarca en lagos Chililaya, Gruarina ó Tiquina y Guaqiii, que
dice están separados por un archipiélago que forman algunas islas gran-
des y immerosos islotes. Agrega que este lago es la sexta parte del gran-
de, aunque Billinghurst asegura que es la quinta parte.
Estas y otras subdivisiones de napas de agua que ocupan la
misma vasija, están muy acertadamente calificadas en nota marginal
del mismo opiisculo, que agrega el traductor y en esa nota se las califica
de fantásticas y ociosas.
Clasifica como golfos el que nombra Ramis y que en su magnífico
y detallado plano llama Thompson, como Basadre, Sunuco, que es el
nombre conocido, siendo sólo vecino y no homónimo delB-arais; Achacache,
al norte de la península del mismo nombre, Copacabana, cuyos extremos se-
tentrionales marcan la península de su nombre hácia el estrecho Yampu-
pata ó toda la isla Titicaca, por el E. y el lado opuesto la costa que en-
cierra YungTij^o y Pomata, hasta Juli y el golfo de Puno; respecto de los
cuales dice que mientras los tres primeros comunican ampliamente con
el lago. Puno apenas comunica con él por un estrecho bastante cerrado.
* Las raano'a.s de asna se ven con frecuencia en el lago y avin desde Puno mismo
en la estación lluviosa.
i
l^iV'cíiviUucntc: el üoll'o Puno es bastniilc cci-riido y su única co-
niunicación con el laüo es la que oíVccc el estieelio de Ta(|uilí, (jue tjue-
da entre el estriMno V\Y. de la peninsula de Yanacón, en el distrito Cliu-
euito y el esticnio SIC. de la ])eninsula Capaehica; los dos estreñios casi
en un mismo meridiano y distantes eosa (le nueve kilómetros uno de
otro.
Menciona las bahías de A'i](|Ue('liieo y Iluancanc. (jue ])ueden con-
siderarse una sola, situadas al .\ .- las de .Moho, Couinia, Iluaiclio y
lOseomasen la costa t)riental, en donde ha ]K)dido a<ire<:ai- Aucoiaimes
y Miieaehacaehe en el «lollo Achaeache y lluata. al^^'. de la última
nombrada; Yun<iuyo y Tomata en el «iolío de Cojiacabana, en el ([ue ¡-c
omite sin causa la lialiÍ!\ de ('(¡pacabana. en la costa occidental y des-
])ucs de Tomata, .Juli c llave y en el amplio <j;(.)lío Puno las grandes ba-
liías de Pancarcolla y Coata al NW., (liuenito y Aeoia al SE. y al fon-
do occidental Puno, en doride todavía pi.cden se])a7arse al N. Iluage,
el astillero; al tenido del seno Puno, puerto al maijien del la<¿o y la ciu-
dad y al S. otro seno (¡ue hace la costa lobando al E. delante del ceno
Manto.
La bahía de Punoó sea el cc])aeio cenado inn^la barra ó calziiíhi,
hov cubierta de totora, (]ue va de la ]¡unta Kalla])aira -Á la de Jeho, es
más amplia _v ceirada (]uc la de Payta y ])areei(la á la de ('asma, áica
no meiioi- de veinte kilómetros cuadrados, estimándola á la sim])le vis-
ta, siendo muy |)osible (¡r.e la mensura sui:)eríicial exceda este cálculo.
Han podido ají reliarse también tres bahías entre el estrecho Ta-
(]uilí, (pie alíennos denominan Chucuito 3' el «iolío Sunnco: Cotos al N.
(le Coata, de la (¡ue la scjiara una faja angosta de lierra, Keale delante
de Pussi \ (Quilina al S. SE. de la isla Aici])a.
Va\ el la.uo inferior ó Uinamaica menciona las bahías de (luaiina
Y Quiriqne, este último tal vez hacia la boca del río batalla, ])oco eo-
n )CÍdo con esc nombre, los dos en lo (]ue llama río Chililaya . Aquíonii-
te ("carapata, (]ue fué el primer puerto ju'óxinio á La Paz (pKM isitaron
los va])ores y jiuerto Pérez, (juc le sucedió antes de que el ízobiciiu) de
Jiolivia habilitaiíi ( 'hililayíi.
Cita hic<>\) Aigache, Zepita y Taraco, en lo (pie llama laj^o (Juaqui
V omite ])uert(J Gnacpii, término actual, en el lauo, del feriocarril á \jí\
J'az y el l)esa<íun lero, dentro la boca del río de ifiual nondjre, en el
(pie por mucho tiempo embarcaron los vapores los minerales de C'ora-
cora.
Xcj nos ] a rece salir de nuestro asuntt) siuniendo al Dr. Lcniaire en
su ^ínopsisg'eogi áHca, (]ue recuerdos personales nospei'miten coni])letar.
('omo islas en el lago gi-ande cita Titicaca con trece kilómetros tn
su mayor largo jior cuatro y medio en el ]iromedio de ancho, que es
mu3' irregular, por lo extenso y ceri-ado de las bahías que contiene á
uno _v otro lado de su eje mayor. VÁ extremo SE. de esta isla, (]ue es
el del lado oriental de su muy entrante bahía Cona, (stá sc|)a-
rada del extremo XVV. de ('opacabaiia ])or el estrecho Yami)upata, de
un kilómetro escaso. Titicaca es la isla mayor en el archi])iélag"o de su
nombre, (pie consta de ésta y seis islitas ]ie(p¡eñas, cinco í-ituadas há-
ciii el cxLiíMiK) XW. (le la isla .mande ó Tiliiaca y Cliillcka, ([iic (jucda
al F>. do la l)()ca oriental del cslrccho Van))>niiaia, lorniado entro la
])arte de ("o] acal in-,a (jne aNanza más al N\V. y la n-.eridi<;nal de Titi
« acá, (|ue salvo el estudio, ] auee la ]n ol()i:<>acirn de la ]:tnír.snla.
Titicaca es la isla más «iiaiule, mas íc'riil y más di<>na de estudio
(|ue tiene el lajio del mismo lu mine, < sti.dio (|Up hizo no liace mnelio el
mah ^lado J!andeliei- y (, ve están tradneier.do al ( astellano miembros
mnv distid^-nidos de la vSociedad (leográíica de I.a Paz. Las otras is-
las de este archi])iélaj^() son: l'alláya, <inc se destaca más al XW., Coa,
(iliúyu 3' Kenata, alineac os más al S. resjieeto deesa, de \\ . á E., Co-
elii próxima al extremo XW, de 'l'itieaea y l.anassáni al lado opuesto.
Todas las islas de este areliipiélas^o contienen liaciendas en explo-
tación y habitantes ])ermanentes. Las minas de Titicaca, en ])Hrtieu-
lar las de l'neará, ya muy visitadas, lescrvan todavía del ai (]neól(j<:()
sus i-evelaeiones definitivas.
A ])oeo menos de cuatio kilómetros al E. de Yam])n] ata está la
isla Coati ó de la Luna, (¡ue ocupa i)or sus ruinas y tradiciones lu<iar
casi tan impoi-tantc como Titicaca, auncpie es de mucho menprtamaño.
Si<iiiiendo la costa occidental del ¡zoUo ("o])acal)ana, al N. está
(¿uillata, al centro de la bahía Lomata, ^Lniricio delante de la boca
del llave. Saco delante de la <i-ar<ianta (]uc une al (\)ntinente la ])cnín-
sula de Yanaeoa, cerca de Aeoia, la roca S. Ikii'tolomé pepida á la
í-osta y en medio del estrecho Ta(]uili, la de este mismo nombre con el
islote Quisata á continuación de su extitmo HE. y algo más al X\\'. la
isla Amantani y un islote entre ella 3- la costa de ('apachica. Más al X.
-\rapa, en la bahía Sunuco.
Eu el golfo l'nno Tallakeri en la bahía Coata, Estcves ])oco más
de un kilómetro al W. de la ]iunta Kallapaim, el islote Peña Blanca
hácia el centro y W. de la barra v' ex -Homero entre la orilla delante
del cerro Manto 3' la punta Chimu.
En el golfo Vihjue Cliico los islotes Huancané, Lai-iti, Chikiwí y
cuatro pequeños; siguiendo la costa oriental al SE. Ri veros, Conima,
Soto que sigue en tamaño á Titicaca, Iluarupava 3' ^lógate á la boca
de hkiaicho, Campanario 3- un islote ppc[ueño delante de las ruinas de
( 'allancachi; al E. de este grupo, sobre la punta de Escomas, (Juilaca 3-
Choqucta, A])ingnela ties millai- al S. de Campanario 3- Puli)ito doce
millas al E. 11" S. de Apinguela.
En el estrecho Tiquina, a la boca de la bahía Aeomayo, el islote
/ui iuta 3' al entrar al Uinamarca, contra la playa de Copaeabana, dos
peñascos (pie se destacan á pocos metros. >
En el lago Llnamarca, frente á Guarina, Sojata, más al S. Pata-
j)atani, que algunos llaman Ampura, es bastante grande 3- parece la
continuación ele la punta Ccarapata, á la cual está miida por una cal-
zada. Punta é isla separan la bahía Kii ique de su vecina Aig;rche.
En la ])rolongación de Patapatani al W. está Sieo3-a, al X"^.
Paco y al X. de Paco Taquirí. Al S. de Sico^-a está Querata ó Cumana
y al S\V. de esta última Mercedes. Al \V. de Paco está Anapia con un
islote pequeño Aputa y al S. Soana. Sólo Anapia ó Iscaya y Soana
— 31 -
son ])eni;.ii;is; las oti-as son bolivianas. Todas están cultivadas, tie-
nen habitantes, \ istas muy animad; s, aldeas jiintorcsens y bonitas
iglesias.
Líi línea internacional no es recta. Sale de ("onima dejando al W.
• la isla Huaru])a\'a hasta nn liilónietro ó poco más al S. del puerto Co-
])acabana; de ahí corre al E. dejando al l'ei-ú una pe(]ueña parte del S.
de la paníusuhi Copacabana y las islas Anapia y Aputa y va á morir
en el desa>>'uadero, cuya orilla, oriental es de Bolivia y la occidental del
Perú. En cada orilla liav un ]nieblecito, unidos por el puente. (]uc por
mucho tiempo fué de totora, hasta que la I'eruvian (\)ri)oi'atión lo re-
emplazó (1SS7) con uno de madera, levadizo, cpie existe hoy, cambio
que res])ondió á la necesidad de dar paso á los vajíoi'cs de esta Compa-
ñía, qneseocu])abande portcai- los metales de ("oracora al laj^o. llácia
el án<íulo occiilental está Ze|)ita.
lOs de notai' (|ue en los 373 años trascuri idos desde que ('ieza de
León visitó el Titicaca nada ha cambiado en sus ribei'as y antes bien,
exanunando debida mente relaciones y jjlanos del siglo XVI, se nota
(jue muchos lugares de las C(^stas del lago se encucnti'a.n hoy más ])ró-
ximos al agua de lo que estaban entonces.
Tveá-se como testimonio la descripción (pie hace Cieza de León con
datos recogidos en 1540:
«Como sea tan grande esta, tierra del Colino, a^' sin lo ])oblad()
muchos desiertos y montes nevados, y otros l)ien jtoblados de yerva,
que sirve de mantenimiento |)ara el ganado campesino, que ])or todas
partes anda. Y en el comedio de la ])rovincia. se haze una laguna, la
mayor _v más ancha, que se ha hallado, ni \ isio en la mayor parte de
estas Indias: y junto á ella están los más ])ueblos del CoUao, é islas
grandes que tiene este lago, endonde siendii'an sus sementeras y guar-
dan las cosas preciadas, por tenerlas más seguras qiie en los jineblos,
que están en los caminos.
«Aruérdome que tengoya dicho, como hace en esta provincia tan-
to fiío, (pie no solamente no ay árboles de frutales, ])ero el maíz no se
siembra, ])orque tamp )co dá fruto por la misma razón. En los junca-
les deste el lago ay grande número de ])axaros de muchos géneros, 3'
patos grandes, y otras aves; y matan en ella dos (') tres génei'os de pe-
ces bien sabrosos, aunque se tiene por enfermo lo más de ello. Esta la-
guna es tan grande (^ne tiene de contorno ochenta leguas y tan honda,
* (pi^ el ca])itán Juan Ladrillero me dixa á mí (]uc por algnna.s partes
clella andando en sus vergaiitines, se halla va tener sesenta y ochenta
bracas y más, y en parte menos. En hn, en esto y en las olas (]ue haze
(juando el viento sopla parece un seno de mai-. (¿neier yo dezir como
está i'eclusa tanta agua en aíiuella laguna, por donde nace, no lo sé
por que puesto que muchos ríos y arroyos entran en ella, pai'écemeciue
dellos solo no bastava á se hazer lo que ay, nuiyonneiite siendo lo que
desta laguna se desagua por otra menor, qui' llaman de los Aulagas
(hoy Aullagas) .... Otra cosa se nota sr)bre est? caso, y es que vemos
* como el agua de un:i lagmn entra en la otra (esto es la del Collao
tíii la. iK' los Aulagas), y no coiuo sale; auuíiuo por todas pai'lcs se ha
andado el lago de los Aulagas. Y sobre esto he oydo á españoles y in-
dios, (pío en unos valles de los que están cercanos á la mar del sur se
han visto }■ veen continuo ojos de agua ([ue van, por debaxo de la tierra
á dar á la misma mar; y cree cpie podía ser que fuesse el agua destos la-
gos desaguando ])or algunas partes, abriendo camino por las entrarías de
la, misma tierra, hasta ir á parar donde todas van, que es la mar. La
gran lagiuia tiene por nombi'e Titicaca, por el temj)lo (pu' estuvo edifi-
cado en la misma laguna.»
C'ontinúa Cieza su descripción de los alrededores del lago en esta
forma:
«Pues bolviendo adonde dexé el camiiu) cpie prosigo en esta escrip-
tura, de Hatuncolla: digo passa por Paucarcolla, y otros pueblos de esta
nación de Jos collas, hasta llegar á Chuquito (hoy Chucuito), que es la
más principal y entera población (pie ay en la mayor parte deste gran
Reyno; el cual ha sido y es cabeza de los indios, que su Magestad tiene
en esta comarca. Y es cierto, ([ue antiguamente los indios también tu-
vieron por importante cosa á este Chuquito; y es de lo mks antiguo de
todo lo que se ha escripto, á la cuenta que los mismos indios dan. Ca-
riapassa fué señor de este pueblo y para ser indio fué hombre bien en-
tendido. Ay en él grandes aposentos; y antes ([ue fuessen señoreados
por los Ingas, pudieron mucho los señores deste pueblo: de los cuales
cuentan dos, por los más principales, y los nombran Cari y Yumalla.
En este tiempo es (como digo) la Cabecera de los indios de su Mages-
tad, cuyos pueblos se nombran Xuli, Chilaue, Acos, Pomata, Cepita, y
en ellos ay Señores y mandan muchos indios.
«En los pueblos ya dichos ay iglesias mny labradas, fundadas las
más por el reverendo padre fray Thomas de Sant Martin, provincial de
los dominicos.»
«Por junto á Cepita passa el Desaguadero.»
La primera congetura esencial fué la de que el lago descargaba
todo su exceso de agua por el Desaguadero y no conociéndose á éste río
desagüe distinto que el alimento del AuUagas, debía este otro lago des-
cargar á su vez, como lo dice ingenuamente Cieza, por una salida sub-
terránea, cpie llevara ese exceso de líquido al Pacífico ó Mar del Sur, que
se decia entonces.
UUoa, adoptando la manera de pensar que expresó Cieza, dice' á su
vez:
«Por el fin de esta laguna* corre un río que llaman Desaguadero, el
cual forma la 1 iguna de Paria, (llamado hoy Poopó ó también de Aulla-
ga) y de esta no sale río alguno visible, pero por los remolinos que se
* ülli)ii st^ pstá rcfii ieiido al lago Titicaca.
— 3G —
tlcjau ],)íMvibir eu ella se convence que tienen salida. las ng-nas \)or con-
ductos subterráneos.»
Coutirmando este supuesto se ha. llegado hasta aliriiiar ([uc hahién-
dose soltado uu;i balsa la á vela, giro á merced de los remolinos hasta
que, llegada al centro del lago, desapareció. FA hecho, de cuya veraci-
dad es permitido dudar, no ha alcanzado aceptacii'm.
¡áe le concede en cambio á esta réplica de liainiondi á la siqtosi-
ción de un canal subterráneo:
«Esta errónea aserciijn de Ulloa, de el lago Poopó ó Aullagas
tenga una salida subterránea, ha sid^, emitida la primera vez por Cieza
de J-ieón y ha encontrado eco en casi todos les que han escrito sobre el
lago Titicaca, resultando una creencia casi general, que se trasmite de
boca en boca, sin tomarse el trabajo de examinar el fenómeno; pues co-
mo he dicho ya, para mi la gran evaporación que se verifica en la exten-
sa superficie de los lagos Titicaca y Aullagas, es más que suficiente para
consumir toda el agua de los ríos (pie alimentan á dichos lagos.»
En la interesante conferencia que en la Sociedad (leográfica de
Lima dió relativamente al Titicaca el Dr. Ignacio La Puente, el 21 de
diciembre de ISi-Ji, refiriéndose á cálculos hechos por ingeniero de nota,
aseguró que en la vasta superficie del lago se vaporisan en cada veinti-
cuatro horas cincuenta millones de metros cúbicos de agua; estimándose
para hacer la operación cii co milímetros por metro cuadrado de supei-
tície en el dicho lapso de tiempo. Agrega el ingeniero (pie en España,
á nutcho menor elevación, se ha establecido que el agua vaporisa á ra-
zjn de cuatro y medio milímetros prtr metro cuadrado de superficie cada
veinticuatro horas.
El Dr. La Puente paiu signilicar la magnitud del volumen de agua
(pie forma el Titicaca, hace notar (pie concediendo al Rímac un caudal
(le agua de cuatrocientos metros por segundo, did (pie notables ingenie-
ros lo suponen suceptible en las grandes avenidas, demoraría para lle-
nar la cuenca del Titicaca, con la cantidad de agua cpie hoy la ocupa,
ciento cinco años y doscientos tres días.
Rectificando un trabajo anterior sobre características del Titicaca,
el Di-. Luis Carranza, presidente cntínices de la Sociedad Geogrática de
Lima, afirmó (pie la superficie del lago no era 'óüOO millas cuadradas, co-
mo se^ establecía en el trabajo aludido, sino 4000, midiéndose 95 en el
eje mayor ó sea :le Gruaqni á Sunupe, junto á la boca del Eamis, men-
cionando á Taraco, pueblo; y 45 millas de Juli á Escomas; superficie que
se estimó semejante á la que ocupa el reino de Sajonia. Kl Dr. La
Puente ha encontrado 105 millas en el eje mayor ó sea de Sunupe á un
lugar no lejos de Aygache y 37 millas de Juli á Carabuco; que dan
3885 millasj diferencia de no muy fácil verificaci(')n, por la irregularidad
de los contornos del lago,
t Lemaire aceptando el casi paralelismo de los lados mayores les
asigna 160 km. y 60 km. al ancho, medido de llave á Carabuco. De esas
ilistaiicias (Icducc la siqx'rricic líi|iii<la de cinco mil cioi k¡ hujicl i os cua-
<iradc)s, a[)arle lo cpie en la sii|)erlu;ie total ocupan las i.slas. Af^re-
i^a (|n(' la cifra generalmente admitida para esa superficie es BMHl
km.'- (¡uc indica Vivien de Saint Martín, pero que la considera exaje-
rada. Estima al Titicaca el lago más extenso de Sud América, nueve
veces más grande que el lago (xinebra y dieciséis veces más pe([ueño que
el lago Superior, en la América del Norte.
lieduce este autor la altura superficial del lago á 38i'2 m., qi;e
coincide casi con la deducida de las libretas de los ingenieros que ten-
dieron la línea férrea entre Moliendo y Puno.
Coker, cuyo estudio realizado en 1910 tuvo sin duda á la vista los
<le Lemaire y los de Bandelier, estos últimos verificados sobre el terreno
durante seis años, señala una superficie de B23Ü millas cuadradas y una
altura de 3812.50 m. y establece que la extensión del Titicaca es la terce-
ra parte del lago Erie. Sus medidas: 130 millas de largo por 25 á 40 de
ancho.
Del lago dice: (y es cierto) «Tiene una costa muy irregular, denta-
da de bahías y con uu crecido número de arroyos » orientados .sus
lados mayores de SE. á NW., agregaremos.
La síntesis en que compendia su trabajo es, por su sobriedad y
precisión, excepcionalmente sujestiva; dice:
«El lago Titicaca es una gran porción de agua de como más de tres
mil millas cuadradas, á una elevación de doce mil quinientos piés. Para
su elevación el agria es relativamente caliente y en apariencia presenta
pequeñas variaciones en diferentes estaciones, mientras la temperatura
es naturalmente conforme en varias profundidades.
El lago tiene muchaí bahías más ó menos encerradas, completa-
mente arenosas y con xiii buen crecimiento de vegetación.
La mayor parte del lago tiene una profundidad considerable, no-
venta á ciento cincuenta y cuatro brazas y con un fondo de fango fino,
en el cual no se conoce vida orgánica. Hay muchos brazos de ríos tri-
butarios y la cuenca abraza varios lagos de tamaño pequeño. Los peces
baratos son chicos, pero de excelente calidad y son por lo regular pesca-
rlos por los métodos antiguos.
Ciertas especies de peces y crustáceos son muy abundantes, al me-
nos en las bahías y regiones fangosas; pero para la variedad de estos ani-
males acuáticos, la vida es limitada en un grado notable. Sólo ocho espe-
cies de peces y nueve de crustáceos han sido descritos y unos cuatro mo-
hisccs pequeños; esponjas é insectos acuáticos también han sido observa-
dos. La fauna y flora tanto como son conocidos, no habitan sino las
bahías y orillas, pero la plankton (vegetación del fondo) no ha sido exami-
nada.
La creencia de que la faxuia del lago Titicaca sea de origen marino
directo, parece estar apenas añanzada en el presente conocimiento de la
biología del lago. Un gran cuerpo de agua á tal elevación, tan aislado
— as-
ile todos los sistemas de aguas, y con tan })ocas especies de vida, ofrece
oportunidad única para los estudios biológicos, teniendo referencia á las
condiciones físicas de las aguas del lago y de su cuenca.»
Los ríos que alimentan de agua al lago son los veinticinco que si-
guen: liamis, Vilque, Paroparo, Moho, Ninantayo, Suches, Huaicho, Ca-
rabuco, Ancoraimes, Camata, Achacache, Cliinchaya, Batalla, Chililaya,
Senenca, Pucai'aní, Viacha, Tiahuanaco, Ccarapata, Pomata, Juli, llave,
Totoral, Hipa y Coata.
Con esta afluencia constante se produce en la estación lluviosa un
aumento de 1()2 milímetros y en igual proporción decrece el lago cuan-
do cesan las lluvias.
Hay sin embargo corriente de opinión sosteniendo que el lago in-
variablemente decrece y el pronóstico de que se convertirá primero en
pequeñas lagunas y luego en modesto río, cabecera del Desaguadero.
Como para que el fenómeno se realice precisa elevar el lecho del lago
sobre el nivel en la boca del Desaguadero, se asegura que esta elevacióií
del fondo la causarán el lodo y sustancias orgánicas que empujan al lago
los aluviones de la estación lluviosa, que afectan con frecuencia propor-
ciones diluviales.
Desde luego la profesía no parece que tendrá su realización en fir-
turo muy próximo. Hace más de 373 años que Cieza de León recogía
datos para la descripción que reprodujimos antes y estamos en situación
de afirmar que los lugares que menciona uu distan de la orilla hoy más
(jue antes.
Cabe pues la seguridad de que antes de que la disminución de
agua en el Titicaca se haga notar, se hundirán en el olvido muchas ge-
neraciones y con ellas muy espeluznantes profesias.
El Dr. Lemaire dá opinión sobré la magnitud del lago en los con-
ceptos que siguen:
«Aunque se haya exajerado su superficie, el Titicaca no deja de ser
el lago más grande de la América del Sur. Es nueve veces más grande
(probablemente trece) que el lago Grinebra^ 576 km. c, pero es dieciséis
veces más pequeño (probablemente sólo diez) que el lago Superior en la
América del Norte, 8(i.()3U km. c.»
En el anterior acápite se lee que la superficie más generalmente
admitida es de 8300 km. c.
í Dando por terminada su descrlpci(')n del lago actual pr(^cura dedu-
cir lo que ha sido antes, proponiendo hipótesis en armonía con la opi-
nión de decrecimiento sistemático del lago, apuntada antes. Dice:
«Los dos lagos (Poopó y Titicaca) debían comunicar y sus aguas se
extendían probablemente sobre toda la parte del altiplano situada entre
el 15° y el 21'-' de latitud sur y comprendido entre la cordillera de los
Frailes y la real. He notado, en efecto, á lo largo de las montañas vecinas
de Oruro una línea blamptecina, situada algunos metros por encima del
llano, (jue partH'e iiitlicar el nivel del anticuo lafj;o. Este Lecho ha sido
señalado también por Chaworth Muster en 1H7<).
Este vasto manto interior recubría la pampa de Empeza, al W. de
ITyuni y toda la región ocupada hoy día por el lago Poopó, Pasña, Oru-
ro, Corocoro, La Paz y el lago Titicaca. Sus aguas se derramaban en hi
gran depresión en (pie está construida actualmente La Paz y corrían poi'
un ancho río al lecho del Amazonas. El más grande lago de la tierra
alimentaba al más grande río del mundo.»
Según Agassiz el lago Arapa al N.. el Umaya al W., el Poopó al
S.; eran parte integrante del vasto mar interior, cuando su nivel alcanza-
ba 4Ü(K> m. de altiira.
Todavía precisa más su hipótesis el Dr. Lemaire:
«Desde los tiempos históricos, dice, las aguas del Titicaca y del
Poopó se han ciertamente retirado. En otro tiempo el Desaguadero for-
maba sin duda un estrecho muy ancho 3' sembrado de islas, que reunía
los dos lagos. En esta época la península de Copacabana debía ser una
isla y el itsmo de Yunguj^o, qi'e la une hoy á tierra firme, debió estar re-
cubierto de agua. En apoyo de esta opinión citaré un pasaje de la obra
de J. Vizcarra. Una de las piezas de verso que contiene el principio de
su libro está intitulado: Historia de Copacabana. isla del lago.
Otros hechos nos muestran todavía que el nivel del Titicaca ha ba-
jado fuei-temente.»
Dice el Dr. Lemaire que han desaparecido cinco islas, cuyos nom-
bres j situación silencia y concluye contradiciendo el vaticinio del autor
á quien atribuye la noticia, al establecer este otro, diametralmente opues-
to, relativamente al futuro Desaguadero y al lago mismo:
«Es, pues, dice, muy fundado admitir que en una época, más ó
menos remota, la parte sur del lago Titicaca ó lago pequeño desaparece-
rá; dada su poca profundidad, un descenso de nivel de cuatro metros
descubriría la mayor parte del desaguadero que no será más alimentado,
se desecará por la misma causa y el lago Poopó con sus pocos metros de
profundidad, no recibiendo más agua, desaparecerá completamente. El
lecho actual se reducirá más y más y no comprenderá entonces sino una
cubeta aislada, represe. itada por las partes profundas del lago Titicaca.»
Elementos semejantes fundan deducciones distintas. Así mientras
el Dr. Lemaire hace la que acrtbamos de copiar, con motivo parecido
se hace esta otra:
«Ci'eemos pues haber probado que las aguas del lago disminuyen
progresivamente y deducimos como consecuencia forzosa que éste lle-
gará á desaparecer con el trascurso del tiempo, hasta convertirse pri-
mero en lagunas pequeñas y después en un sólo río, que será conside-
rado como fuente del Desaguadero.»
He vé, que antes que el Dr. Lemaire con criterio científico, se es-
tablece que el Desaguadero quedará seco cuando el nivel superficial del
lago descienda cuatro metros, á lo que pudiera agregarse que ese fenó-
— 40 —
meno ocurría antes. Para que los vapores del la^ío, qne apenas nece-
sitan poco más de dos metros para naveg-ar, pudiesen entrar al río,
filé preciso drai^ar el [ondo, delante de la boca de aquel, lo mismo
(pie más tarde ])ara entrar á (luaqui.
[■]]\ tanto que así se resta su futuro, veintieiueo ríos si<iuen ali-
mentando al Titicaca, que cada verano, cuando las lluvias aumen-
tan la pr(^)visión noi-mal á la vez (pie, refrescado con ellas el ambien-
te, disminuve la eva])ora,ción; infla sii masa sin cuidarse de que ])asadas
las lluvias y caldeadt) y enrarcciilo el ambiente aumenta la eva])ora-
ción, conti-ariando el aumento de su liquiden caudal.
VA distino'uido explorador á cjuien nos venimos rcHrieudo, el Dr.
Leniaire, no ha sido el primero en afirmar el decrecimiento progresivo
del la<i"o. Propuso la tésis el notal)le ex])lorador Agassiz, desde 1876,
en las frases que siguen:
« La extensa llanura de ( 'abanillas, (]ue se dilata por el norte más
allá de Trampa y por el o^ste hasta .luliaea, cuya máxima altura es de
30 á 33 m. sí)bre el nivel del lago, debió haber sido jiarte de su antiguo
lecho. L is costas orientales na han variado, bien (]ue la península de
Ac'i icache debe ha,brír sido isla. La l)ahía de Puno es natural suponer
que e-!tu\'iera lig-ida c:)n la llanura de llave y también con las que se
extienden atrás [al \V.] de Juli.
El Desaguadero debió haber sido un estrecho muy ancho, con
grandes islas á lo largo did lago Titicaca, considerándolo unido con e¡
Aullagas, formando como dos lagos g-uales, Superior é Inferior, comu-
nicándose entre sí.
Ll lago Sui)erior ó lago grande, se extendei-ía, á través del itsmo
de Yungiiyo,de modo que la ])eninsuhi de ( 'opacabana constituiría una
isla grande, sei)a!'ada de la luferior por un ancho paso entre las coli-
nas situadas al oeste de Yunguyo.»
Aquí p ira2ín indicadas como islas devueltas por el lago á sus cos-
tas, las actuales penínsulas Ancoaque ó (!liucuito, .\chacache, ('opaca-
bana y a-:'a-;o el cerro íí luespata * y Romero.
Li Dr. Lemaire reconoce que el nivel del Titicacíi varía del verano
al invierno. Li fusión de las nieves eternas que coronan las altas cum-
bres de la cordillera real, detei'mina cada estío una elevación del nivel
del lago. L-;ta elevación es variable de un año á otro: durante el vera-
no de 1903 ella ha siiío de 162 milímetros (cifra comunicada por el ca-
pitán del Yavarí)i>
En otra parte d^ su estudio nombni á este capitán, que es el an-
tiguo y prestig'ioso ohcial de marina D. Bn-nard > Smith.
Ese ftujo y reñiijo periódico es el primer indicio suceptiblede guiar
á la reconstitución del lago antiguo, considerando atentamente las re-
* Iluiiüspiita e.s de orio'sii volrvlnico y pi í )lial)l('niente debe su exi.steiicia al movi-
miento íiv^cjlrtíiico (jue de.spi'ó en parte aquel íiraii mar mediterráneo, (jne unía en épo-
cas remotas los actuales la.a'os .Vrapa., Unuiyo, Aulla}i:a,s y Colpara. Chalón 1884.
— 41 —
velíifiioiiBs (k\-;iuiMiuz:lil;is ((it;^ contictiHii miii'lias tiMdicioiH'.-; á primera
vista valíales.
Los l'uiulainpiitos de (]uieiics afirman el (lecre(;iiuieiit() pro.Líresi vo
y constante la,<íc), casi están redueidos á la incontestable autori-
dad de los afinnantesj i)?ro tratándose de ii\go tan firave eoino el res-
tablecimiento de 1 i verdad histórica, es preciso demostrar lo que se
attrnia con tuiidainentos más concliiyentes que los manifestados has-
ta hoy.
í'jsta, afirmación de decrecimiento ])uede spr muy evidente en el es-
píritu de (piieiics la sustentan, pero si hay, como parece indicado, a.l<i:u-
nos <>vóloj;'os ó viajeros profanos, auiupie amantes de profundizar en
el pasado, (]uc piensan como él; hay otra l';]laii<2,'e de personalidades no
menos autorizadas, que oponen reparos á su tésis.
Un conocedor del Ui<>;o ha dicho: admitido que en las «írictas hori-
zontales mareadas en los frontones de las costas del higo, á cuatro mil
metros sobre el nivel (1,^1 mar, ma,rcan un antiííuo nivel de agua; será
preciso admitir también que las <i'rietas oblicuas y hasta casi vertica-
les (pie se ven abajo de ese nivel marca.n el descenso de las anuías y ocu-
rre prci^u litar ¿porcpié no hay en los frontones humedecidos constan-
temente hace muchos si<i-los, dentro de las tradiciones ya poco discuti-
das, marca nin<>-una de nivel de aguíi?
Admitido, como no puede dejar de admitirse, el flujo y reflujo ó
crecimiento y decrecimiento variable; se inicia una reconstitución evi-
dente de la verdad histórica.
Cuando la creciente es anormal es natural que ocupe maj'or área
en su alrededor y que demore más tiempo en devolverla. De ahí los li-
tigios sobi-e api*oi)iacioues de terrenos que el agua abandona, litit^ios
que se proponen como argumento que ])rueba el decrecimiento, pero
que con igual fuerza sirven en pró ó en contra.
La tenebrosidad del pasado no puede, sin embargo, resistir á la
tenaz labor de las ftdanges exploradoras y siguiendo las orientacio-
nes de la geología, del análisis arqueológico, de los fundamentos étni-
cos, desgarra uno después de otro los tupidos velos que ocultan los
procesos remotos 3' niuestr in lo que fueron señalando sobre el lomo
de la tierra las ruinas cicló|)eas, testimonio de exi.stencia y de cultura
de una civilización avanzada, que el espasmo violento del suelo aniqui-
ló en un instante.
Es permitido repetirlo. Establecido el cambio periódico del nivel
y su variada intensidad, queda, alnerta la senda que ha de reconstruir
el drama espeluznante que produjo las ruinas mencionadas y algunos
de los cambios (pie se sospechan en las afirmaciones ya indicadas y qtie
creemos, con personas que constitu3'en autoridad, muy aventuradas.
Desde luego, es del caso repetir algunas consideracionas de un
profesional:
«Los exploradores modernos franceses, ingleses, americanos, ale-
manes, nos pintan lo que ven ó han creído ver: sus obras están llenas
de descripciones de edificios peruanos, pero sin comentarios, compara-
— 42 —
ciones ó pesquisas irsjX'cto de la antigüedad ú orig'cn de los coiistnic-
tores.
En nna ])alal)ra: ninguno de los (]uc han esci-ito sobre el Perú an-
tiguo han estudiado losediheios indígenas eon el ])ro]K')sit() de desva-
necer las tinieblas que oscureeen la histoi-ia anterior á los último sobe-
ranos incas; nadie hasta ahora se ha preocupado en buscar los oríge-
nes de tantas i-azas que se han sucedido en la América del Sur, desde
los contemporáneos de los dolmen ycomlesch peruanos hasta loscons-
tructoi'es de los monumentos incásicos.)) *
Puede agregarse que tampoco se ha preocupado de iuíjuirir las
comunicaciones y tradiciones relativas al período proto-histórico del
Perú. Todavía nu'is: (]ue no toman en consideración lo que dicen los
mismos autores á (piiencs citan.
Así por eJem])lo, han omitido tomar en consideración, como de-
bieron hacerlo, cpie el sabio don Mateo Paz Soldán, en su obra Geogra-
fía del Perú, impiesa, por su hermano el Dr. Mariano Felipe, en 1862,
ocupándose del Titicaca menciona dos grandes inundaciones causadas
por la creciente. Dice:
«En 1748 se observó un crecimiento en sus aguas, lo mismo en
1845, tanto que se temió inundación. Parecía, además, ciue las aguas
DEL Desaguadero corrían al Titicaca))
¿Puede suponerse que en el lago sólo han ocurrido las dos crecien-
tes que menciíuui Paz Soldán? Desde luego cualquier estremecimien-
to del suelo es un sacudimiento del enorme vaso, suceptible de despa-
rramar en distintas direcciones y á largas distancias el lícpiidoque con-
tiene. Así sucede en el mar, no obstante la incomparable enormidad
de sus dimensiones su{)erficiales y es un fenómeno que debe contem))lar-
se con la atención que merece lo trascendental del tema en estudio.
La predisposición del suelo de América para sacudirse es prover-
bial y ])uede asegurarse sin temor de que el hecho prive de autoridad
á la palabra, Cjue á cada movimiento del suelo corresponde otro de
igual, sino de mayor intensidad, en el líquido que guarda. Cuántos té-
rro ríferos terremotos han ocun-ido denti'O de los siglos de la Historia?
('uántos en los siglos de la protohistoria ?
Como comprobante de deereeimiento del lago se cita un pez pe-
trificado, que se encontró en la cima del cerro Huacspata, cerca de Pu-
pilo, á 46 m. de altura: un fósil al aire libre, á cuya fuerza ])robatoria
es per nitido oponer la de fósiles extraídos á grandes ])rofundidades
del subsuelo.
4
(Continuará)
Rosendo Meló.
• Clmlóii — Los odiíicios del aiitiguíj Perú. 1884.
I
Censo urbano de Iquitos
Mueve los puntos de nuestra pluma el resultado del censo de la ciu-
dad de Iip;itos, veriíicado en la noche del 20 de julio pasado, por la co-
misión liombrada por la Prefectura, que acaba de publicarse en v<El
Oriente» del sábado 2, y que arroja una cifra total de población urbana
de 12,498 personas clasificadas así:
— «Si los números, como dijo Goethe, son los que gobiernan al
mundo y niinifiestan al luismo tiempo como él es gobernado» — ; la Es-
tadística, para los hechos sociales, es el cinematógrafo en acción que los
pone en relieve, llamando justamente la atención del público hacia ellos.
No entraremos hoy á disertar respecto de la importancia del censo
y su significación para la administración pública, que verdades son esas
que producen evidencia material y que se demuestran con sólo el hecho
de enunciarlas; nuestro propósito en el presente artículo es manifestar,
<iue no todos los geógrafos han asignado á Iquitos la misma población
urbaiia, ni todos los censos que se han verificado al travéz del tiempo,
respecto de este núcleo social, le señalan el mismo resultado; y compa-
rando estos últimos demostrar al mismo tiempo el proceso de la evolu-
ción ascendente y progresiva del elemento étnico en esta ciudad.
Así, el cónsul brasileño de gloriosa memoria Juan "VVilkens de Ma-
tos, que fué el fundador de la estadística comercial de Maynas, en su
importante obra impresa «Diccionario topographico do Departamento de
Loreto» en la República del Perú, Para, 1874, en la página 89 se expre-
sa así: «La población de Iquitos es superior á 2,000 habitantes»; y este
pueblo, según la así^veración del mismo en 1851 apenas tenía 227.
El pueblo de Iquitos, según el autorizado testimonio del Dr. Ma-
teo Paz Soldán en su útil libro «Geografía del Perú», París 1862, se
Hombres
Mujeres .
6.134
6,184
— 44 —
fompoiiia (le BOU personas, do las (pn^ 200 fueron de las antiguas pobla-
ciones de San Francisco de Borja, tpie hablan el castellano y el quechua;
3' 100 pertenecen á la tribu Iquita. También existen tres familias de mo-
radores blancos que viven dedicados á la agricultura y al comercio con
los salvajes, que extraen de las selvas hamacas de Chambira, cera y zar-
zaparrilla (pág. 545).
Larousse en su «Nouveau Larousse ilustré», París 1903, página
H24 del tomo V, dice que Iquitos es puerto importante para la navega-
ción del Alto Amazonas y tiene una población do 3,000 habitantes.
El Dr. Santiago Távara en su curioso opúsculo titulado «Viaje de
Lima á Iquitos», Lima 1868, expresa que en 1868, época en que se creó el
Apostadero tenía Iquitos 360 habitantes; y que diez años después, ó sea
en 1878, esa población se habia (piintuplicado (1,800 habitantes) debido
todo :A fomento del gobierno y á las ventajas de la navegación fluvial
(pág. 43.)
El ilustre naturalista milanés Dr. Antonio Kaimondi, á quien mu-
cho debe el estudio 3- exploración de la región loretana, en la que estuvo
en dos ocasiones diferentes en 1859 y 1862 y cuyo nombre con justicia
lleva una de las'mejores calles de esta ciudad, en su obra «Apuntes sobre
la Provincia litoral de Loreto», impresa en Lima en 1892. le atribuye á
Iquitos la población de 500 habitantes en 1859; y en una estadística pu-
blicada en 1866 por el libérrimo alagoano Dr. Aureliano O. Tavarez
Bastos, en su preciosa obra «O valle do Amazonas», se elevaba aquel
número á ()48.
Enrique Benites en su «Compendio de Geografía del Perú para
instrucción 'primaria», vigésima segunda edición, 1912, en las páginas
14 y 15, en que se ocupa del Departamento de Loretr, omite el indicar
cual sea la población urbana de Iquitos, á la que califica de «ciudad bas-
tante comercial». Lo mismo acontece con José Espasa é hijos en su «En
ciclopedia universal ilustrada europeo-americana», Barcelona, 1907, to
mo V, página 59, en la que se concreta á dar la población total de la
Provincia del Bajo Amazonas, que es de 17,529 habitantes.
Máximo M. Vásípiez en su «Curso de Geografía del Perú para lo.-
colegios de instrucción media», 3'' edioión, 1901, en la página 103, afir-
ma que la capital del Departamento de Loreto es la ciudad de Iquitos
con 10 mil habitantes.
Manuel Rodriguez Pinto Euhens en su obra manuscrita «Corogra-
fía del Departamente de Loreto», que acabó de escribir en 1874 y con-
servamos en nuestro poder, en la página 125 le asigna una población
urbana de 2,150 habitantes, que dice son extranjeros en su mayor parte.
Alejandro de Idiaquez en su obra «Le Perou en 1889 (Notice geo-
graphi que; statistique etc. comerciale á l'usage des emigrants, capita-
listes, industriéis et explorateurs) Le Havre, 1890, le asigna á Iquitos en
la página 55, una población de 3,000 habitantes: y en la página 81,
otra cíe siete mil más ó menos.
Ci'istübal (le Eeyna. en su «Geogralia universal pintoivsea», Ma-
drid 1911; Carlos Wiesse en sus «Lecciones de Geograiía del Perú»,
Jjima 188Í); Justus Perthes en su Almanaíjue de (lOtlia para 190(5; Cle-
mente Palma en su tomito cEl Perú ((leograíía, historia, arte y costum-
bres) Barcelona. 1898, A. Sánchez de Bustamante en su «Nuevo tratado
de Geografía Universal», París 1886; RicT^rdo Tizón y Bueno sus Nocio-
nes de Neografia Comercial é industrial del Perú, Lima 1904: el Dr. A.
Clairmont en su «Guide to Modern Perú». Toledo 1907, no consignan el
dato que estamos compulsaiido de un modo comparativo.
G. D. Urquhart en su universal obra «Dues and charges on ship-
ping in Foreing etc. Colonial Ports, London, 1910, en la página 1396,
dice tjue Iquitos dista de Manaos 1250 millas y que su población es de
12 mil habitantes. El mismo dato consigna el Dr. Oscar Leal, (portugués)
en la conferencia que sobre el Amazonas, dió en la Sociedad Geog.iáfica
de Lisboa, que se publicó en folleto aparte en 1894.
Máximo M. Vásquez, ya citado, en su «Curso abreviado de Geo-
grafía del Perú» para la enseñanza primaria, sexta cc'ición, 1910, al
enunciar en la página 56 las ciudades principales de la Eepública, cita á
Iquitos con 17 mil habitantes.
Joseph Orton Kerbey, explorador norteamericano que ha estado
en Iquitos en dos ocasiones distintas, en su obra «The land of to Mo-
rtow», New York, 1906, calcula la población indígena iquitense en cinco
mil indios sin decir nada de la extranjera, (pág. 103).
Montaner y Simón en su «Diccionario Enciclopédico hispano-amc-
ricano» Barcelona 1892, en en el tomo X, página 1045, dice que Iqnitos
iiene máa de 2 mil habitantes debido á la navegación á vapor, esiableci-
da desde 1861. Lo mismo afirma el señor M£,riano F. Paz Soldán en su
«Diccionario Geográfico del Perú, Lima 1884.
El doctor Luis Gregoire en su «Diccionario enciclopédico de his-
toria, geografía» &. París 1891, en el tomo II página 20, vocablo IgvHo.t,
se expresa así: «Villa de la República del Ecuador y una de las estaciones
de navegación del Marañón»; dos renglones completamente inexactos
que manifiestan la mala información qne tuvo su autor al escribirlos,
pues esa ciudad, que no villa, jamás perteneció al Ecuador, y tampoco es
puerto del Marañón, sino del Amazonas hallándose ubicado en su margen
derecha. El Dr. Manuel Villavicencio, con ser ecuatoriano no ha estam-
pado afirmación análoga en su Geografía de la Eepública del Ecuador,
impresa en Nueva York en 1858.
Primitivo Sanmartí, en sn obra: «Los pueblos del Perú» Lima,
1905, en la página 58, asigna á la ciudad de Iqnitos una población de
6,829 habicantes.
El ingeniero francés encargado de misiones comerciales Augusto
Plañe en sn obra «Le Pérou. A travers l'Ameriqne equatoriale», París
1903, en el copítulo XVI, página 323 dice qne Iquitos es una ciudad de
15 mil habitantes, cuyas tres cuartas partes son cholos é indios.
I
- 4G -
Onésimo y Elíseo Reclús eii su luoiuuneiital obra «Geografía Uni-
versal» (América Central y del Sur, traducción de Vicente Blacco Ibañez
]\Ia(lrid 1ÍH)8) asigna á Iquitos una poblacñón de 15 mil habitantes: y
agregan que es el segundo puerto des(|ués de Omaguas, fundado en 1862,
ipie en poco tiempo liá llegatio á tener considerable comercio, siendo
ciudad cosmopolita, en la que hay hasta chinos y mereciendo el título de
cabeza de la montaña (páginas 5U5 y 509),
(rermán Stiglich en su novísima obra: «Geografía comentada dcd
Perú» Lima 1913, en la })ágina 182. en que se ocupa del Departamento
de Lorato en general, asigna á Iquitos una población da lo mil habitan-
tes; y en la página 221, en que trata ya de la Provincia de Bajo Amazo-
nas le fija la cifra de lOUH
Carlos B. Cisneros, en su Atlas del Perú, jjima 1908, en la página
17, en que se ocupa de Loreto, dice que Iquitos cuenta poco más ó me-
nos con 20 mil habitantes, siendo su })oblación muy liecterogénea, pues
se halla constituida especialmente por indios de las tribus llamadas íqni-
1t)S 1/ Omtf/unSj buen número de naturales de las Provincias tle Moyobam-
ba, San IMartín y Chachapoyas, brasihíños y numerosos europeos de di-
versas nacionalidades.
En el Anuario del Comercio de la industria y de la Administración
española, Madrid 1903, tomo IV, pág. 3,587 encontramos los siguientes
datos pertinentes «Iqiiitos capital del distrito de su nombre y de la pro-
vincia del Bajo Amazonas y del Departamento de Loreto, con 15 mil ha-
bitantes. .
Carlos J. Bachmann en su liistoria. de la demarcación j)olítica del
Pert'i, Lima 1905, en la página 140 m) indica cual sea la población de la
ciudad de Iquitos (pie es la capital del Departamento de Loreto, en vir-
tud de la ley de 9 de Diciembre de 1897; y antes lo era la de Moyobam-
ba, por ley de 7 de Julio :le 1857
Los Indices geográfico, personal y general de la defensa peruana
en el arbitraje de limites entre el Perú y el Ecuador, Madrid, 1907, asig-
nan á la ciudad y puerto de Iquitos la cifra actual de 20 mil habitantes
(página 9).
El Dr. Aníbal Maiirtua en .su «Geografía ecom'nnica del Departa-
mento de Loreto», Lima, 1911, dice al respecto lo que sigue:
«Desde 18(54, en ciue se acentuó la industria extractiva del caucho,
comenzó á pi'osperar Iquitos al extremo de constituir hoy un puerto de
15 mil habitantes en la época dal verano, (pie en el invierno aumenta
hasta 25,000 (página 11).
Y el cónsul bi'asileño A. Araujo Silva en su importante folleto
«Breve noticia de Iquitos» publicado en 1911, en Bad Kiffinge, le cal-
cula una población de 25 almas.
C
— 47 -
IT
Hasta ahora, qno sepamos, se liau verificado, con el iiovisimo
(le (|ue damos cuenta, 7 censos de Iquitos á través del tiempo, (jue
pasamos á enumei'ai" y asi como lia habido disparidad en la o])iiiión dw
oeógrafos, exploradores, estadistas y escritores, res])ecto de la i)ol)laci('in
absoluta de esta capital, tampoco ha li;d)iil() uiudad cu los i'esultados tiiia-
lt>! de esos censos.
Eu de Mayo de 1814.el lltn.io. Dr. H¡[)ólito Sánches Rang-el y
Fayas, primer Obispo de Maynas cjue fué. levantó nn censo de los feli-
greses de su diócesis en el (pie hgura el pueblo de Icpiitos con 81 habitan
tes, distribuidos en esta forma: 52 hombres y 29 mujeres.
«Según el censo de la nd'sma Provincia, levantado por el Subprofec-
to Sargento Mayor José Orosco, eu 21 de Octubre de 1847. Iijuitos tuvo
eu ese entonces 150 habitantes y era gobernado por un Inspector (|ui'
lo fué don Lizardo Zevallos.
Según el censo de la Provincia Litoral de Lorcto, levantado en el
año de 1862, el pueblo de lípiitos tenia en ese entonces 431 habitantes,
distribuidos como sigue;
Hombres 214
Mujeres 217
Viene después el censo general de la República de 1876. levantado
durante la administi-ación de Manuel Pardo, que nombn') como delega-
dos de Estadística en Loreto á los siguientes jefes:
Provincia de Moyobamba, al Sargento Mayor don Marcelino del
Castillo.
Provincia d- l^ajo Amazonas, al Sargento Maj'or don Ramón E.
Herrwra.
Provincia del Alto Amazonas, al Sargento Mayor Enricpie Pardo.
Provincia del Huallaga, al oficial primero del cuerpo político don
F. M. Manrique
Según él. la ciudad de Iquitos tenía una población de 1,485 habi-
tantes: distribuidos en esta forma:
Hombres
Mujeres .
En quinto lugar viene el censo levantado durante la administra-
ción del malogrado Coronel don Samuel Palacios Mendiburu que. á la
vez que Prefecto, fué Presidente de la Comisión Especial de Loreto,
creada por ley de 4 de noviembre de 1887. Según él, Iquitos tuvo una
población total de 3,023 habitsntes descomjiuestos asi;
i
837
638
Hombres
Mujeres .
1.525
1,498
En sexto lugar, se halla el censo de Iquitos que se hizo durante la
administración del Coronel Pedro Portillo, levantado el 20 de enero de
1903, por don Benito E. Lores, subprefecto de la Provincia del Bajo
Amazonas, con la cooperación de (juince vecinos notables de esta capi-
tal, que (lió un resultado total de población urbana la de 9,4:;i8 h?.bitan-
tantes, clasificados con arreglo á su sexo como sigue:
Hombres 4,860
Mujeres 4,578
y con sujeción á la nacionali lad asi:
Peruanos 8,91()
Extranjeros 522
Y en séptimo y últinu» lugar viene el censo de Iquitos, organizado
y llevado á cabo, durante la administración actual del Prefecto Coronel
B. Puente, por el Sargento Mayor D. Alberto Paulsen, en 20 de julio
último, que arroja una población total urbana de 12,498 habitantes, cla-
sificados según su sexo así:
Hombres 6,314
Mujeres 6,184
Según sus nacionalidades en esta forma:
Peruanos 11,468
Extranj eros 1 ,030
Con arreglo á su grado de instrucción, asi:
Saben leer y escribir 6.92í>
No tienen esos conocimientos ó son
analfabetos 5.56Í)
Con sujesión á su estado civil, así:
Casados 1.417
Viudos 391
Solteros 10,690
Con arreglo á su residencia, asi:
Fija : . . 12,226
Precaria 217
Transeúntes 05
- 49 -
Con sujeción á sn laboriosidad, así:
Tienen ocupación . . .
.814
1 loiiihn'S
Ti .'r \ 1.
De 1 dia • 11 5 años . .
1.0()4
l.( )4()
^2.104
De ^^ años á 14 id., . .
1,400
2.í)31
De 15 id. á '20 i.l
7VÚ
1.1(55
1 ,92(5
Mayores de edad
2.58Í)
5.537
Total
. 6,814
<;,184
1¿.4Í)8
OHSEHV.'M.nONES
Desde luego debemos ivna pv^lahra de aplauso, á las autoridades
riolíticas y locales, lo mismo (jue al personal que con laiidable empeño y
■ivismo y consagración se han dedicado á esa labor, dándonos los resul-
'ados nuuaéricos que preceden sin sacrificio alguno de los dineros del
?stado. en la noclie del 20 de julio pasado.
En toda la Amazonia las exigencias de la industria gomera, que es
la única que impera en ella, de un modo -casi exclusivo, hace que las po-
' ilaciones de las ciudades principal'es como el Para. Manaos é Tquitos; y
■de otras secundarias como Santareu, Obj'dos. TefFé, San Pablo de Oli-
vejisa, Tíeniate de Males, Caballococba, Yurimaguas, Contámana, etc.
tengan dos períodos bien distintos, que son: uno de completo lienta en su
población: 3^ otro de mengua en ella: 'coincidiendo el primero con el mes
de febrero en que las lluvias frecuentes, las crecient-es de los ríos y las
innundaciones de los terrenos bajos hacen ya del todo imposible el tra;-
bajo gomero, especialmente el de la extracción y beneficio del jebe fino
j sernamby de esa sustancia, saliendo entonces todo el personal serin-
guero, y caucheiT), des'pués de la zafrn^ del fondo de las selvas á las ciu-
dades, para gozar en ellas de las fiestas del carnaval, qiie es el período
de mayor lleno en estos centros populares; y comenzando la emigración
■á los seringales desde el mes de mayo, siendo por consiguiente el 20 de
julio, que es el día en que se ha hecho el iiltimo censo que analizamos, el
periodo de plena vaciante de población, por las exigencias de esa indus-
• tria extractiva.
Así, pues, para tener un concepto exacto de la población de Iqui-
tos no basta tener esos resultados numéricos de que damos cuenta, sino
integrarlos con los que se alcancen el 20 de febrero del año próximc,
levantando en eso día, otro censo urbano de esta población; y verifica<lo
■que sea, tomar el promedio de ambos censos para calcular de esta suerle,
las poblaciones fija y flotante de Iquitos con precisión matemática.
Y dada la fuerza inconmovible de esta observación y el empeñoso
— 60 -
at'i'm de nuestras autoridades, í|[ue á buen seguro, preterirán tomarse esa
labor antes que deCar las (íosas incompletas 6 á medias, no dudamos un
instante de que aeojerán solícitas esta insinuación, encanunada á procu-
rar solo la exactitud en datos de esta especie, verificando un nuevo censo
urbano de Iquitos el 20 de febrero de 1914.
A esos factores habría que añadir el resultado comparativo de los
Registros electorales y políticos hasta aquí verificados en esta ciudad:
el de las matriculasde los contribuyentes que se han publicado y deben
continuar publicándose, según la ley, el del censo escolar llevado á
cabo en julio de 1903, el que debe ser integrado con el que debe efec-
tuarse en diciembre de este año por el Inspector del Ramo doctor Ma-
nuel Delgado Morey; y el resultado de la inscripción militar verifica-
da últimamente, que debe publicarse, por([ue ella contiene el registro
de la población ciiidadana desde los 18 hasta los 50 años; integrado con
la nómina de los enrolados en filas, que debe hacerse, vencidos qiie
sean los plazos legales, y con la nómina de los que hubiesen sido excep-
cionados, hablando legalmente.
Otro factor importante sovi los libros del registro civil, desde que>
se establecieron en esta capital hasta la fecha, de cuyos estudios nos ocu-
paremos próximamente.
III
Compulsando los libros del Registi'o de Estado ('ivil de Iquitos, .
vemos que éstos se abrieron en el Concejo Provincial del Ba,jo Amazo-
nas el dia 16 de abril de 1895, siendo Alcalde y Seci'etario de dicho Mu-
nicipio, respectivamente, los señores Pedro Márquez y Estanislao Casta
ñeda. La primera partida de nacimiento fui' la de Dolores Rodríguez,
sentada en 17 de abril de ese año: la de matrimonio, la de don José C.
Rengifo con María G. de Jesús Rodríguez, su fecha 2(5 de abril, y la de
defunción, la de Juan Rengifo, su fecha 19 de abril del mismo.
De entonces acá han trascurrido 18 años, siendo el resultado (jue
arrojan los libros de los Registros Civiles de las personas, el (pie sigue:
A no 5
Mat ri iii()n¡i)s
Nachnientos
I)i-íuiicioiios
PiUflo en favor
(lo la poblaciíni
1895
14....
369
310
59
1896
29
684
382 ....
302
1897 . . . .
18
679
496....
188
1898. . . .
9
• 776....
418
358
1899 . . . ,
16. . . .
. 841....
450
391
1900
10....
753. . . .
427. . . .
326
1901 . . . ,
50
859
289
570
1902. . . .
61 ....
810. . . .
495
1903...,
50....
809
334
— 51 —
1904.... 40.... KV2.,.. 450 382
1905 30 7(i() (555 105
ÜKh; 30 851 4'2() 426
1907 38 8(;4 ,383 481
1908 53 950 503 447
1909 • 31 808 432 37(5
1910 34 900 (il9 281
1!>11.... 35.... 944.... 521.... 423
J912 53 8(i3 ()08 255
Total (101 14,352 8.1(;i 5,801
De los cuadros (¡ue preceden, resultan como palpitantes é indiscu-
tibles los hechos siguientes:
Que eu l(piitos, existe un promedio de nacimientos de 2.83 diaria-
mente.
Un promedio de defunciones diarias de 1.94.
Un exceso de los naeiniientos sobre las defunciones de 13.81Ví: ó
lo tjue es lo mismo (pie su ])oblaCÍón tiende ix un visible crecimiento.
Con relación al cuadro de matrimonios vemos que á partir de 1901
ha aumentado más la moralidad de Jipiitos, á juzgar por el mayor núme-
ro da estos hechos inscritos; y tocante al de defunciones que estos he-
chos naturalnieutaa aumentan eu razón directa, de la mayor población.
\ compensada la letalidad con la natalidad en Iquitos durante los
18 años citados, vemos que hay un superávit en favor de la primera de
o,861, que tendrá que ser mayor cada día a medida que vaya en aumento
la cultura de la población, apelando á la asistencia médica sin repugnancia;
que se sanee convenientemente la ciudad de Iquitos y que las madres
sean mas solícitas en el cuidado y asistencia de sus hijos menores que es
el periodo de la vida en que existen más óbitos en Iquitos, por un descuido
punible de ellas, especialmente en la raza indígena. En Lima, según el
editorial de «El Comercio» de 4 de enero de 1901, la mortalidad anual
es del 4%, cuando en la mayor parte de las naciones civilizadas no pasa
del 2%; por cuyo motivo allí el aumento de su población si se quiere es
un mito, como lo demuestra el último censo practicado; pudiéndose, por
consiguiente, afirmar sin exageración, que en nuestra capital de la Re-
piiblica se vive á medias, infelizmente, no obstante la Dirección de Sa-
lubridad y todos los progresos allí obtenidos.
GrEXARo E. Herrera.
9NDÍ0E ALFABETiCO DE LOS DrSTRITOS
DE LA REPUBLICA
DISTRITOS PROVINCIA rWEPARTAMEJíTO»
Abaiicai Abanca i V] )u ríniac
Aran Cainaná Areciuipa
Acas Jioloíiiiesi Aiicash
Aecha (cap. Aecha V-
rinsaya) J^iniro Cusco
Aeoba-iiiba Ano-araes , Huaiicavclica
Acobaml:)a Tanna luiiín
AcoUa Jauja luníii
Acouiayo - Acoiiiavo Cusco
Acoia Puno Puno
Acoria , Huanca vélica 1 1 nanea vph(.'a
Acos , Acoma.vo Cusco
Acostanibo Ta yacaja , I ínancavclica
Acosvinchos Huanianjía Ayacncho
Achaya , Azángaio Puno
Achonia ('aylloma Are(]|ni])a
Aguaniiro Dos de Mayo Iluánnco
Ahuac - Iluancayo .luiiín
Aija Huarás Aucash
Ajoyani Carabao-a Puno
Alca Unión Arccjuipa
Ambar Cajatanibo Ancash
Ambo Ambo Huánuco
Amotape Paita Piur.i
Ancash Yunjíai Ancahs
Anco (cap. Chiquintirca La Mar Vyacncho
Anco Tayacaja H nanea vclic;í.
Ancón Lima l^ima
Andahua (Ja.stilla Vrcquijía
DISTIUTOS I'IJOVINCIA llKl'A liTAMICNNo
Alulalluailils Viulrilmailas Apurímac
Aiulajcs CajataiiilK) Aucash
Andarai ( 'ondesuyos ArtMnii[)a,
Aiuloas Alto Aniazonas Lorctu
Anta ■. Vnta ("usco
Anta • Iluarás Ancasli
Antal)aniba Aiitabamba Aj)ui'íniac
Antaiita .Vyavi.i Puno
Apata Jauja lunín
Aplao , Castilla Are(]uii3a
Acpiia Holo<iiK'si Ancash
Arahiiai Canta Lima
Araiicai Huamalíes Anánuco
Arapa Azánjiaro Puno
Arenal Paita Pin ra
Areíjuipa Vrequi])a Arequipa
Arma Castrovireina Huanea vélica
Azán.a:aro Azán.üan) Puno
Aseojje Trujillo Trujillo
Asillo Azánjiai'o Puncj
Asunción Cajaniarca Cajaniarca
Atavillos alto [cap.
Pasac] Canta Lima
Atavillos bajo (capital
Píillao Canta Lima
Ate Lima Lima.
Atico Camaná Arequipa
Atifjuipa Camaná Arequipa
Atuncolla Puno Puno
AucarH Lúea ñas Ayacueho
Ayabaca Avabaca I'inra
AA'acuclK) Huaman<>a Ayacueho
Ay apata Carabaya Puno
Ayaviri Ayaviri Puno
Avaviri Yauvos Lima
B
Bagua (capital Bagua
grande) lAiya Amazonas
Balsapnerto Alto Amazonas Loreto
Balsas Clia.'hapoyas Amazonas
Bambaniarca Patas., I^a Libertad
P>ambamarea Hualgayoc Cajamarca
Baños Dos de Mayo Huánuco
- 54 -
DISTRITOS
l'HOVINCIA
DEr.VKTAMKNTO
l>;u iiuica Chíincai ... Lima
Barranca Vito Amazonas Loreto
Ht'lla vista laén Cajaniarea
BuldilMivo Patas La Libertad
Caban i (cap. Deustna). Pnno Puno
Cabana Pallan ca Ancasli
Cabana Lncanas Aj^acucho
Cabanaconde Cailloma Ai'cquipa
Cabanilla Lampa Puno
Cáceres del Perú Panta Aneasli
Cacha (cap. San Pablo
de Cacha Canchis Cusco
Cachachi Cajabaniba Cajamarca
Cachen Chota Cajamarca
Cachicadán Santiago de Chuco. ... La Libertad
Cahuapanas Alto Amazonas Loreto
Caicai Paucartambo Cusco
Cailloma Cailloma Arequipa
Caima Arequipa Arequipa
Caimarachi (cap. Sha-
nusi) San Martin San Martín
Caina Ambo Huánuco
Caja Angaraes Huancavelica
Cajabamba Cajabamba Cajamarca
Cajacai Bolognesi Ancash
Cajamarca Cajamarca Cajamarca
Cajamarquilla Bolognesi Ancash
Cajamarquilla Patas La Libertad
Cajatambo Cajatambo Ancash
Calango Cañete Lima
Calapuja Lampa Puno
Calca Calca Cusco
Calzada Moyobamba San Martin
Callalli Cailloma Arequipa
Callao Callao Callao
Callaría (cap. Cucallpa) LTcayali Loreto
Callayuc Cutervo Cajamarca
Camaná Canianá Arequipa
— 55 —
DISTRITOS l'KOVINCIA Dlíl'AllTAMKNTO
Caniinaca Az;ui<rar() Puno
Ca'iaria Víctor Fajartlo Ayacuclio
t'ancluKine Huaucahamba Piara
C'audarave Tarata Tacna
Cangalio Cangallo Ayacuclio
( 'anta ('anta Lima
( 'añet c ( ca j). P nebí o
Nuevo Cañete Lima
Capacmai'ca Cliumbivilcas Cusco
Ca{)achica Puno Puno
Caraibaillo Lima Lima
Caracoto Puno Puno
Caranipoma (cap. San-
tiago de Carampoma) Huarochirí Lima
Carania Yauyos Lima
Carapo Víctor Fajardo Ayacuclio
Caravelí C amana Arequipa
Caras Huailas Ancash
Carhuamayo Tai'ma Juniii
Carhuanca Cangallo Ayacucho
Carhuás Huarás Ancasli
Carumas Moquegua Mocjuegua
Cáseas Contumazá Cajamarca
(^asma Santa Ancash
Castrovireiua Castrovireina Huancavelica
Catacaos Piura Piura
Catalina Ucayali Loreto
Caujul Cajatambo ^\ncash
Cayarani Condesuyos Arequipa
Ccapi Paruro (' usco
Cacctcca Paucartambo Cusco
Celendín Celendín Cajamarca
Cerro de Pasco Pasco Junín
Circa Abancay Apurímac
Coaillo ( 'añete Lima
Coasa Cai'abaya Puno
Coata Puno Puno
Cocabamba Luya Amazonas
Cocacliacra Islai Arequipa
Cochabamba Chota ( ajamarca
Cochamarca Caiatambo Ancash
Cochas Bologi^esi Ancash
] 11 ST HITOS
rnoviNciA
])EPAHTAMENTO
uno
Cdj'ata Huantaui' I:
Colán (cap. San Ijúcas). Paita Piura
Cola-say íaén Cajamarca
Coica \'íctor Fajardo Ayacuclio
Coica Huaiicayo luiiíii
Colcabaniba Aimaraes Apuiiiiiac
Colcabamba Tayaeaja Huancavelica
Colcamar Luya Amazonas
Colcha Paruro Cusco
Colíiuemarca Cliumbivilcas (Jusco
Co'quepata Paucartanibo Cusco
Colta Parinacochas Ayacuclio
Comas lauja Tuuíii
Conaica (cap. Izcucha-
ca) Huancavelica Huancavelica
Combapata Cancliis Cusco
Concepción Tauja Tunín
Condebamba (ca}). Cau-
day) Cajabamba Cajamarca
Conclián Chota Cajamarca
Conila Luya Amazonas
Conima Huancané : Puno
Contamana Ucayali Loreto
Contumazá Contuniazá Cajamarca
Copa Cajatambo Ancasli
Copallín Bongará Amazonas
Coporaque Cailloma Arequipa
Coporaque Canas Cusco
Coracora Parinacocochas Aj^acucho
Corani Caraba^'a Puno
Corculla Parinacochas Aj^acucho
Córdova Castrovireina Huancavelica
Corongo Pallasca Ancash
Corrales (cap. S. Pedro
de los Incas) Tumbes • • Tumbes
Cospán Cajamarca Cajamarca
Cotabambas Cotabambas Apurimac
Cotahuasi Unión Arequipa
Cotaparaco Huarás Ancash
Crucero (^'arabaya ^ Puno
Cujillo Cutervo Cajamarca
Cumbicus {cap. Pacai-
*- bamba) Avabaca Piura
- 57 -
IUSTKITOS l'líOVINClA 1 )K I'A KT A M KNTO
Ctipi AyaA'iri Puno
Curaliuasi Abaiicai Apurímac
Curibaya Tarata Tacna
Cnsfo Cusco Cusco
Cutervo (hitervo Cajaniarca
CuyocuN'o Sandia Puno
Ch
Chacas Huari Ancash
Chacayán Pasco Junín
Chacapalpa Yauli Junín
Chacliapoyas Cliacliapoj'as Amazonas
Chachas Castilla Arequipa
Chala Camaná Arequipa
Chalaco Aj^avaca Piura
Chalhuanca Aimaraes Apurimac
Challabamba Paucartambo Cusco
Chamaca Chumbivilcas Cusco
Chancai Chancai Lima
Chanchamayo (cap. La
Merced) Tarma Junin
Chaparra Camaná Arequipa
Chapimarca Aimaraes Apurimac
Characato Arequipa Arequipa
Charat Otusco La Libertad
Charcana Unión Areqiiipa
Chasuta San Martín San Martín
Chavin de Huaiitar. . . . Huamalíes Huánuco
Chavín Chincha lea
Chavin de Pariarca. . . Huari Ancash
Chavinillo Dos de Mayo Huánuco
Checca (cap. S. Andrés
de Checca) m. Canas Cusco
Checcacupe Canchís Cusco
Checras (cap. Chiuchin). Chancai Lima
Chepén. . • Pacasmayo • La Libertad
Chetilla Cajaiaarca Cajamarca
Chiara Huamanga Ayacucho
Chicama Trujilio La Libertad
Chiclaj^o Chiclayo Lambayeque
Chiguirip Chota Cajamarca
Chihuata Arequipa Arequipa
— 58 —
DISTRITOS PROVINCIA DEPARTAMENTO
Chilca Cañete Lima
Chilcas La Mar Ayacucho
Chilla Patas La Libertad
Cliiliquíu Chachapoyas Amazonas
Chimbóte Santa Ancash
Chincha Alta Chincha lea
Chinclia Baja Cliincha lea
Chincliao Huánuco Huánuco
Chincheros Andahuailas Apurímac
Chincheros Urubamba (!usco
Chipao Lucanas Ayacucho
Chiquián Bolognesi Ancash
Chirinos Jaén Cajamarca
Chivai Cailloma Arequipa
Choco Castilla Arequipa
Chócope Trujillo La Libertad
Chochope Lambayeque Lambayeque
Cliolón (cap. San Pedro
de Chonta Marañón Huánuco
Chongos alto Huancayo Junín
Chongos bajo Huancayo Junín
Cliongoyape Chiclaj'O Lambayeque
Choros Cutervo Cajamarca
Chorrillos Lima Lima
Chota Chota Cajamarca
Chucuito Puno Puno
Chnmpi Parinacochas Ayacucho
Clmmuch Celendín Cajamarca ■
Chungui La Mar Aj^acucho
Chupa Azángaro Puno
Chupaca Huancayo Junín
Chupamarca Castrovireina Huancavelica
Chupan Dos de Mayo Huám^co
Chuquibamba Chachapoyas Amazonas
Chuquibamba Condesuyos Arequipa
Chuquibambilla Cotabambas Apurímac
Chusclii Cangallo Ajacucho
Desaguadero Chucuito Puno
— 59 —
E
DISTHITOH I'KOVIXínA DEPARTAMENTO
ICoharatB Convención Cusco
lOncañada Cajaniarca Cajaniarca
lOniilio (le San Martín
(cap. Tamanco) Ucayali Loreto
Ksti(]nc Ta rata Tacna
lOten (pueblo) Ch ¡clavo Lanibaycque
Eten (pnerto) Chiclayo Lambaycquc
F
Ferreñafe T^anibayeque Lambayeque
Fitzcarrakl Maiiú Madre de Dios
Frías A3'abaca Piuva
G
(iíorg-or ('ajatanibo Ancahs
(íuadalu|)e , Cacasmayo 1-a J^ibertad
(iuzniango Contumazá Cajaniarca
H
Habana Movobamba San Martín
Haquira., Cotabambas Apnrímac
Higueras ITuánnco Huánuco
Huaca Paita Piura.
Huacachi Huari Ancash
Huacaña Lucanas Ayacucho
Hnacapampa Celendín Cajamarca
Huácar Ambo Hnánuco
Hiiacrachuco Marañón Huánuco
Huacullani Chucuito Puno
Huachis Huari Ancash
Huacho- Chancai Lima
Huachos Castrovireina Huancavelica
Hnaicabaniba Marañón Huánuco
Huailas THiailas Ancash
Hnailillas Patas La Libertad
Huaillabaniba Urubamba Cusco
Huaillacayán Bolognesi Ancash
Huaillapampa Huarás Ancash
Huaillati Cotabambas Apnrímac
Huaillai Pasco Junín
— 00 —
DISTRITOS PHOVIXCIA DEPAKTAMKNTO
11 u a i n a c O t a s [ca]).
Taurisma] rnión Areriuipa-
hiaitará ('astrovircina Jiuaiica vélica
lualíiayoe, Hualfiayoc ( 'ajaiuarca
iualla Víctor Fajardoo \yacuclio
luaiiiachuco Huaiiiachuco La Liljortad
iiianialí Jauja Junín
luanianguilla Huanta Ayacucho
luaniantang-a Canta IJiiui
Iuainl)alj)a ("an.síallo Ayacnclio
íiu'unbo Cailloina Ai't(|ui])a
luambos Chota Cajamarca
Hnancabamba l 'asco Junín
Huancabamba Huancabamba Piiiia
Huancané. Huaiicané Puno
Huáncano Fisco lea
Huancapí Víctor Fajardo Ayacucho
Huancapón Cajatambo Aticash
HuaiicaraiHa Víctor Fajardo Ayacucho
Huaucarama Andahuailas A])uríniac
Huancarai Andahuailas A])uríniac
Huancarqui Castilla Arequipa
Huancas Chachapo\'as , Amazonas
Huancaspata Patás.,. . l^a Libertad
Huancavelica Huanca vélica Huanca vélica
Huancayo Huancayo Junín
Huaiichaco Trujillo La. Libertad
Huando Huarncavelica Huancavelica
Huano'áscar Yauyos Lima
Huanipaca Abancai Apuiímac
Huanoquite Paruro Cusco
Huanta.. . Huanta Ayacucho
Huantar Hiiari Ancash
Huánuco Huánuco Huánuco
Htianuhuanu Camaná Arequipa
Huañec Yauyos Lima
Huarocondor Anta Cusco
Huaral Chancai Lima
Huaranchal Otusco La Libertad
Huarás Huarás Aneash
Huari Huari Ancash
Huariaca Pasco Junín
Huaribamba Tayacaja Huancavelica
Huaripam])a, Jauja Junín
Huarmaca Huancabamba Piura
Huarmei Santa Ancash
— 01 —
IilSTKlTOS PROVINCIA DKPARTAMKNTO
f/uaiocllirí 1 1 unvochirí Linin
//iiasnliuasi Tarma Juiiíii
//uasluniu Cclciidíii ( 'ajauiarca
/-'uasta Boloiiiicsi Ancasli
Hmitn 1 lilailas Aiica.sh
Huauco (Vleiulín ("ajauiarca
T/uaura Chancai Lima,
//iiayáii Hilarás Vncash
Hua^vaiica Do.s de Mayo Muáiiiico
lliiavo Patás La Libertad
//ua yojiata ( 'oii vención ("useo
//uayucaclii Huancayo .luiiín
i/uinay Pisco lea
I
lea lea lea
leliocán ('ajauiarca ( 'ajaniareai
Ichnña .M()(]ue<;ii<i Moqueiiua
leliii|)ani])a Caillonia Areíjiiipa.
liinarí Clianeai ... Liiiui
lial)aya Tacna Tacna
llave ("hueuito Pnno
lio Moquegua Mo(]ue<íua
Illinio Lanibaye(]ue Lambayeque
Imperial Cañete Lima
Iiianibaii Tambopata Madre de Dios
liiclui])a.lla Hiutncané. Puno
Iñapari Tahuamanú Madre de Dios
Lpiitos í^ajo Amazonas Loreto
Islai Islai Arequipa
Ituata Carabava Puno
Jalea Chachapoyas Amazonas
Jaén (cap. Jaén de
Bracamoros) Jaén Cajamarea
Jangas [cap. Tarica]. Huarás Anca.sh
Jamaica I^uya Amazonas
Jac|ui Camaná Arequipa
Ja\ija Jauja Junín
Jayanca Lambayeque Lamba3'eqne
Jeberos Alto Amazonas Loreto
Jequetepeque, Paca sm ayo La Libertad
Jesús Cajamarea. Cajamarea
~ 6-2 —
DISTIUTOS l'HVINCl.V T)K l'A RTA M K XTO
Jesús Dos (le Mayo Huánuco
•Iiianjuí Huallao-a San Alailíii
,1 nica nía rea Vno-araes , H nanea vélica
•Inli Chncnito I'nno
Jnliaca Pnuo Puno
.1 ni n billa Bon^ará V niazonas
•Innín Tarnia -Innín
La Cuesta Otnsco La Libert;ul
Lan<>-a Huarochirí Lima
Lan<rni Canas Cnsco
Lagunas Alto Amazonas Loreto
J^a Libf'i-tad Hnaiás Ancash
Lajas Chota Cajaniarca
Lamas San Martín San Martín
Lamba x-eque Lambaypqne Lainbaye(|ne
Lambíanla Abancai A])unmae
Lampa Ijain])a i'nno
Lampa Paiinacochas Ayacucho
Lanipiáii Canta Lima,
Lámud Ln\^a Amazonas
La Pampa Pallasca Ancash
Laraos Yauyos Lima
Laramate Lueanas Ay acuello
Lares Calca Cusco
Lari Cailloma Are(|uipa
Las Piedras Tamboiiata Madre de Dios
Laj-o Canas Cnsco
Leimebaniba Chachapoyas Amazonas
Levanto Chachapoyas Amazonas
I^ima Lima Lima
Liinatambü Anta Cusco
Lambani Sandia Cuno
Lircay Angaraes Hnaiica vélica
Livitaca Chnmbivileas Cusco
Locroja Ta\-acaja , Huancavelica
I-íOcumba Tacna Tacna
Lon\'a chica Luya Amazonas
Lonya grande Luya Amazonas
Loreto (cap. Caballo-
cocha) Bajo Amazonas Loreto
Lucnia Otusco La Libertad
Lucm apampa Celendín Cajamarca
Lunahuaná Cañete Lima
A.
DISTRITOS
l'liOVlNCIA
DEI'Ain'AM KNTO
J .uricoclia Ihi.-nita A\acucho
1 .urifinncho [cap. Nue-
va ('liosica] Lima Liiiui
Luríii Liiufi Liiiiu
Luya l.uya Amazonas
Ll
Llacanora Cajamarca Caj.imai'ca
Llalli Ayaviii Laño
Lllama Chota Cajamaica
Lllama Loniabaniba Ancasli
Llamellíii Huari Ancash
Llapa Hualg-ayoc. Lajamarea
Lla})o Lallasca Ancash
Llata Huamalíes Huánuco
Llocllapanipti Jauja Junín
Llumpa Lomabamba Ancash
Llusco Chumbivilcas Lusco
Lluta Lailloma Arequipa
Lluta Arica Tacna
M
Maca Lailloma Arecpiipa
Macari Ayaviri Luno
Mácate Huailas Ancash
Macusani Caraba3'a Luno
Machac-huay Castilla Arequipa
Madre de Dios Manú Madie de Dios
Madrigal Caillonia Arequipa
Magdalena Cajamarca Cajaniarca
Magdalena Lima l.inia
Magdalena de Cao Trujillo La Libertad
Mala Cañete Lima
Malvas Huarás Ancash
Mamará C'otabambas Apurímac
Máneora (cap. Talara) I'aita Piura
Mancos Yuugai Ancash
Mangas Bolognesi Ancash
Manú Manú Madre de Dios
Mará Cotabambas Apurímac
Maranganí Canchis Cusco
Maras Urubamba Cusco
Marca Huarás Ancash
Marcabal Huamachuco La Libertad
— G4 —
lUSTlilTdS VlíOVlXCIA DKl'AHTAMKN^OS
MjU'Ccipata (¿uispic anchis Cusco
Ma rcaponiacoclia Yauli .luiiín
.Manará H\ií\rí\s Ancasli
Marco Jauja Juiiíii
.Mar<iOS iíuáiiuco iíuáiiuco
Mannot Otusco La- Lil)cita(l
.Masisea Ucayali Loreto
.Mataluiasi .Tanja lunín
Maiaiá Cajamaica Cajamarca-
¡Mato //nailas Ancash
.Matncana Hnarocliiií J.inia
.Ma_v(-(' (ca]). ( luiicam-
pa) Tayacaja iínancavelicM
Miiaflores Aieqiii]ja Are(]ui])a
Miraflorcs Lima Lima
Mito Jauja Iniiín
Moche Ti-njillo La Lihcitad
Moch\imí Lanil)a_vp(]np Laml)aytH|nc
Molió iínancané I'nno
Molinopainjja ('liacha])oyas Ama;?onas
^h>llpn(lo Islai Aivquijja
Mollppata Santiati'o (le ('lineo Lii Libertad
Monsefú Chiolayo Lambaye(]ne
¡\h)nsenat Aretpn])a Ai-eqnipa
Monzón iíuanialíps Huánneo
M()(pie<ina. Mocjiiegna ¡\L)qne<2,na
Moio Santa Ancash
Moiocoeha Yauli .lunín
Mónope Lainba\eque Ijambayeíiuc
Morropón l'iura I'iura
Motu[ie Lambayeque Lambayeque
Mo>a iíuanca vélica íínancaveliea
Moyobamba MoA'obaniba San Martín
Muñani Asánuaro Puno
Mucjniyauyo .Jauja Junín
N
Xa sea lea lea
\auta, Bajo Amazonas Loreto
.\ej)eña Santa Ar.eash
Nicasio Lampa Puno
Niepos írual<i,áyoc Cajaniaiea
Ninacaea Tasco Junín
Xiiñoa Avaviri Puno
— G5 —
DISTRITUS PUOVINCíA DErAHTAMENTO
Ñaluiiii]ni(]ui() Tayacaja Iluaiicavclica
Obas Dos de Mayo Huánuco
Ocalli Luya Amazonas
Ocobainba An'dahuailas Vpiiríinac
Ocobainba Convención Cusco
Oconjiate (.¿uis])icanfliis Cusco
Ocoña Canianá Viequipa
Ocoi'uro Canas Cusco
Ocros Boloo'uesi Vncash
Ocumal (caj). Collonse) Luya Amazonas
Ocnviri Lampa l'uno
Olmos Lambaye(]ue Lambayequc
Ollacliea Caravaya Puno
Ollantaitambo Trubamba , Cusco
Olleros Chachapoyas Amazonas
Omacha Paruro Cusco
Ornas Yauyos Lima
Omate Mo(]ueg-ua Moqucgua
Omia Chachapoyas Amazonas
Ong-ón Patás T La Libertad
Ongoi Andahuailas Apurímac
Orcopampa Castilla Arequipa
Orcotuna Jauja Junín
Oropesa Quispicanchis Cusco
Oropesa Antabamba Apurímac
Otoca Lncanas Ayacucho
Otusco Otusco La Libertad
Oroya Yauli Junín
03'ón Cajatambo Ancash
Orurillo Ayaviri Puno
Ojeólo Farinacochas Ayacucho
Pacapausa Parinacochas Ayacucho
Pacarán .. Cañete Lima
Paca ra os Canta I-ima
Pacasma3'o Pacasmayo La Libertad
Paccho Chancai..'. Lima
— 66 —
DISTRITOS PBOVINCIA DKPAUT AMENTO
Pacllon Bológnesi Aiicasli
Paccho Chota Cajamarca
Pacora Lambayeqae Laiiil)a3-oqnc
Pachacáinac , Lima Lima
Paehacoiias Antabainba A])unma(;
Pachang-ará Cajatainbo Aiicash
Pachas... Desde Mayo Huáiiuco
Pachía Tacna Taciui
Pachisa Hualhisa »^an Martín
Paieo Lucanas Ayacucho
Paiján Trujilh) La Libertad
Paita Paita Piura
Palca Lampa i'uno
Palcamayo Tarnia .Jtiiiín
Palpa lea lea
Pallasca I allasca Aneash
Panipaeolca Castilla Arequipa
Pampachiri Andahuailas Apuiímac .
Pampa marca (cap.
Mung'ui) Unión Arequipa
Pampamarca Canchis ('usco
Pamparomas Huailas Ancash
Pampas Huarás Ancash
Pampas Tayacaja Huancaveliea
Pampas Yauj'os Lima
Panao Huánueo Huánnco
Pararca • Parinaeochas Ayacucho
Pararía Huarás Ancash
Paras Cangallo Ayacucho
Parcoi Patás La Libertad
Par^aeoto Huarás Ancash
Pariahuanca , Huancayo Junín
Pariahuanca Huarás Ancash
Parinari Bajo Amazonas Loreto
Parobamba Pomabanjba Ancash
Paruro Paruro (kisco
Patambuco Sandia l'uno
Patás Patás La Libertad
Pativilea Chancai Lima
Paucarbamba Tayacaja Huancaveliea
Paucarcolla Puno Puno
Paucarpata Arequipa Arequipa
Paucartambo Paucarta-mbo Cusco
Pausa Parinaeochas Ayacucho
Pebas Bnjo Amazonas Loreto
Peca Bono-ará Amazonas
DISTRITOS
I'KOVINCIA
1)EI>AJ{TAMENT()
Phara Sandia Puno
I'icsi ( 'hiela vo Lambayeque
IMchicaui — Puno Puno
Pifhihua (oaj). Santa
(le Piclii<i,ua) Canas Cusco
r'ichirhua Abancai Apuríniac
Pilpicha(!a ( 'astro vireina Huancavclica
Pimpingois Cutervo Cajaniarea
Pinra (cap.í'aján) Marañón Huánuco
Pión . Chota Cajaniarea
Písac Calca Cusco
Pisaco na Chucuito Puno
Pisco Pií-co lea
Piscobainba ! om ibaniba Ancash
Pisuquia Luya Amazonas
Pitnniarca ('anchis Cusco
Piura Piura Piara
Poesi - Arequipa Arequipa
Poinabainlía , poinabamba Ancash
Poniabamb/t Acomayo Cusco
Poinata f'hucuito Puno
Posuso Huánuco Huanaco
Poto Sandia Puno
Potoiii Asáiigaro Puno
Pucará Lampa Puno
Pueblo libre Huailas Ancash
Pueblo nuevo, lea lea
Pueblo nuevo Pacasmayo La Libertad
Puiea Unión Arequipa
Pullo Parinacoehas Ayacucho
Puno Puno Puno
I 'unta de Bombón Islai Arequipa,
Pupuja [cap. Santiago
de Pupuja], Asángaro Puno
Puquiiia Moquegua ... Mo(|uegua
Puquio Lucanas Avacucho
Pusi Huancané Puno
Putina Asáng-aro Puno
Quechualla [cap. Velin-
ga] Unión Arequipa
Quequeña Arequipa Arequipa
Querecotillo Sullana Piura
Querobainba Lucanas Aj^acucho
DISTUITOS
PROVINCIA
UOl'ARTAMENTO
tiueiocotillo Ciitervo Cajainarca
(¿uerocoto ('lu)ta Cajaiuarca
Quiaca Sandia I'uno
(¿uicacha Camaná Arequipa
(¿uilca (cap. Pueblo
nuevo) Caniaiui Ar(M]uipa
(¿uinjalca Cliaehapoyas Amazonas
(¿aillo Yungay Aneash
(¿uinehes Yauyos l.inia
(]uiuua Huaniaii<2,'a Ayaeuelio
(¿iii(iuijana (¿uispicaiiehis Cusco
Recuai Huarás Aiicasli
Reque Chiclayo Lambayeque
Rioja M:)j'obamba San Martín
Rondocáu Acomayo Cusco
Rosaspata Huancanó Puno
Sabaino Aiitabamba Apurímac
Sabandía Arec^uipa Arequipa
Sachaca Arequipa Arec^uipa
Salla Unión Arequipa
Salamanca Condesuyos Arefpiipa
Salcabamba Tayacaja Huancavelica
Salas Lambayeque Lambaye(|ue
Salaverri Trujillo La Libertad
Salitral (cap. San An-
drés de Salitral) Piura Piura
Salpo Otusco La Libertad
Saltique J lén Cajamarca
Sama Tacna Tacna
Samán Asángaro Puno
Sanagorán Huamachuco La Libertad
San Antón Asángaro Puno
San Antonio (cap. San
Antonio de Esquila-
chi Puno Puno
San Benito Contumasá Cajamarca
San Buenaventura. . . . Canta Lima
San Carlos Bongará Amazonas
— GO -
mSTRITOS PROVINCIA DIÍI'A RTAMENTO
Sancos (cap. Huacasan-
cos Víctor Fajardo Ayacucho
^;;ancos Lucanas Ayacucho
l^an Damián Huarochirí Jjiina
¡^andia Sandia Puno
¡¿an Felipe Jaén Cajamarca
j^angai'ará Acomayo Cusco
^an Gregorio Hualgáyoc Cajamarca
^an Ignacio Jaén Cajamarca
^^an Gerónimo Lu^'a Amazonas
San Gerónimo Antlaliuailas Apurímac
San Gerónimo Cusco Cusco
San Gerónimo (cap. San
Juan de Tunan) Huancayo Junín
San José Pacasmayo La Libertad
San José Lambayeciue Lambayequc
San José Asángaro Puno
San José de los Chorri-
llos Huarochirí Lima
San José de los Molinos lea lea
San José de Sisa San Martin San Martín
San José de Surco (cap.
Barranco) Lima Lima
ban Juan de L ácanas. . Lucanas Ayacucho
¡^an Juan Bautista.... lea lea
gan Juan de la Virgen. Tumbes Tumbes
gan Juan de Salinas. . . Asángaro Puno
t^an Juan deSihuas... Arequipa Are([uipa
gan Lorenzo de Quinti. Huarochirí Lima
gan Luis Huari Ancash
gan Luis Cañete Lima
San Márcos Cajamarca Cajamarca
San Márcos Huari Ancash
San Mateo (cap. San
Mateo de Huánchor). Huarochirí Lima
San Miguel La Mar Ayacucho
San Miguel de Palla-
ques Hualgáyoc C-vjamar.a
gan Nicolás Chachapoyas Amazonas
^an Pablo Cajamarca Cajamarca
jji*n Pablo Canchis Cusco
San Pedro Chachapoyas Amazonas
San Pedro Lucanas Ayacucho
— 70 —
DISTRITOS I'ROVIXCIA DKl'AKTAMKNTO
San Pedro Canchis Cusco
San Pedro de Casta. . . Huarocliiví Jjima
San Pedro do Lloc. . . . Pacasmayo Lambayeque
San Rafael Ambo Huáiiuco
San Ramón Tarma Junín
San Sebastián Cusco Cusco ■
Santa Santa Ancash
Santa Ana Convención Cuseo
Santa Cruz . Ilualgáyoc Cajamarca
Santa Cruz Alto Amazonas Loreto
Santa Eulalia Huarochiri Lima
Santa Isabel de Sihuas. Arequipa Arequipa
Saata Lucia Lucanas Ayacucho
Santa María del Valle. Huánuco. Huánuco
Santa Rosa Ayaviri Puno
Santa Rosa (cap. Hua-
nacamaya) Chucuito Puno
Santa Rosa de Hualla-
baniba Chachapoyas Amazonas
Santiago lea lea
Santiago de Cao Trujillo La Libertaci
Santiago de Chocorvos. Castrovireina Huancavelica
Santiago de Chuco. . . . Santiago de Chuco. . . . La Libertad
Santiago de Pischa.... Huamanga Ayacucho
Santo Domingo Ayavaca Piura
Santo Domingo de los
Olleros Huarochiri Lima
Santo Tomás Luya Amazonas
Santo Tomás Chumbivilcas Cusco
Saña Chiclayo Lambayeque
Sapallanga Huancayo Junín
Saposoa Huallaga San Martin
Sarayacu (cap. Tierra
Blanca) Ucayali San Martin
Sarhua Víctor Fajardo Ayacucho
Sarín Huamachuco La Libertad
Sartimbamba Huamachuco La Libertad
garumilla Tumbes Tumbes
Sayán (cap. San Geró-
nimo de Sayán) Chancai Lima
Sayapullo Cajabamba Cajamarca
Sechura Piura Piura
Sepita Chucuito Puuo
— 71 —
DISTRITOS IMíOVINíUA DEPAHTAMKNTO
Si[)asl)ainl)ii Amazonas Ainazoiias
Supluy (('ap. (yascapa-
ra) Yuiigai Aucash
Sicaya Huancayo í uniu
Sicuani Caiichis Cusco
Sifsibaiuba Pomabarnba Ancasli
Siliua;- . . . . , Pomabaiiiba Aiicasli
Simbal Trujillo La Libertad
Sina Sandia Puuo
Sincos Tanja Tuníii
Singa Hnamalíes Huánuco
Sinsicap Otusco La Libertad
Sitabamba Santiago de Chuco. . . . La Libertad
Sitacocha Cajabamba Cajamarca
Socavaya Arequipa •. . . . Arequipa
Socorunia Arica Tacna
Socos Vinclios(cap. Vin-
chos) Huamanga Ayacuclio
Sócota Cutervo Cajamarca
Soledad Patas La Libeitad
Soloco Cliachapoyas Amazonas
Sóndor Huancabamba Piura
Soquia Chachapoyas Amazonas
Soras Lucanas Ayacucho
Soraya (cap. Toraya). . . Aimaraes Apurímac
Soritor Moyobamba San Martin
Sorochuco . . . , Celendín Cajamarca
Succha Huarás Ancash
Sullana Sullana Piura
Sunvilca Canta Lima
Supe Chancai Lima
Surcubamba Tayacaja Huancavelica
Surite Anta Cusco
Suyo • Ayavaca Piura
Tabaconas Jaén Cajamarca
Tabalosos San Martín San Martín
Tacabamba Chota Cajamarca
Tacna Tacna Tacna
Tahuamanú Tahuamanii Madre de Dios
Talavera Andahuailas Apurímac
DISTRITOS
rnoviNciA
DEPARTAMENTO
Tanibillo Hnamanga Ayacuclio
Tambo La Mar Ayacuclio
Tambobamba Cotabambas ApurímaG
Tambo de Mora Chincha lea
Tambogrande Piura Piura
Tambopata Tambopata Madre de Dios
Tapairihua Aimaraes Apuriinac
Tapai Cailloma Arequipa
Tápuc Pasco Jmiiii
Taraco Huancané Puno
Tarapoto San Martin San Martín
Tarata Tarata Tacna
Tarma Tarma Junín
Tarucachi Tarata Tacna
Taúca Pallásca Ancash
Tauripampa Yauyos Lima
Tayabamba Patas La Libertad
Tiavaj'a , Arequipa Arequipa
Ticaco Tarata Tacna
Ticllos Bolognesi Ancash
Tingo (cap. Longuita). . Luya Amazonas
Tingo Arequipa Arequipa
Tingo Maria (cap. To-
cachi Huallaga San Martín
Tinta Canchis Cusco
Tiquillaca Puno Puno
Tisco •.. Cailloma Arequipa
Tomepampa Unión Arequipa
Torata Moquegua Moquegua
Toro Unión Arequipa
Totora Chachapoyas Amazanas
Totos Cangallo Ayacucho
Trinidad Contumasá Cajamarca
Trujillo Trujillo La Libertad
Tumbes Tumbes Tumbes
Túcume Lambayeque Lambayeque
Tuti Cailloma Arequipa
u
Uvinas Moquegua Moquegua
Uco Huari Ancash
Uchisa Huallaga San Martín
DISTRITOS
PHÜVINCIA
DEPARTAMENTO
llchumarcil l'ati'is La Libertad
Uchumayo Arequipa Arequipa
Umachiri Ayaviri Puno
Uraca Castilla Arequipa
Urcos Quispicanclii Cusco
llrubainba ... Urubauiba Cusco
Usicayos Caravaya Puno
Usquil ütusco La Libertad
Velille Cluuubivilcas Cusco
Vilcabamba (cap. Luc-
ma) Convención Cusco
Vilavila Lampa Puno
Vilcanclios Víctor Fajardo Ayacuclio
Vilque Puno Puno
Vilquechico Huancané Puno
Viñac Yauyos Lima
Vitoc (cap. Pucará) .... Tarma Junín
Vitor. ... ; Arequipa Arequipa
Viraco Castilla Arequipa
Virú Trujillo La Libertad
Vischongo Cangallo Ajacucho
Yambrasbamba. . . . ... Bongai'á Amazonas
Yamón Luya Amazonas
Yanaoca Canas Cusco
Yanaliuanca Pasco Junín
Yanahuara Arequipa Arequipa
Y^anque Cailloma. Arequipa
Yanaquihua Condesuyos. Arequipa
Yapatera (cap. Chuluca-
nas) Piura Piara
Yauca Camaná Arequipa
Yauca del Rosario (cap.
Curis) lea lea
Yauli Yauli Junín
Yauri Canas Cusco
Yaután Santa Ancasb
^auya Huari Ancash
— T4 —
niSTHlTOS PROVINCIA PKPARTAMRNTO
Yaiavos Yau^'os Lima
Yucai Unibainba Cusco
Yiaiigar Huarás Ancasli
Yuui;ai Yuiigai Aucash
Yiini«u3'() CliUL'uito Ptiiio
Yura Arequipa Arecpipa
Yurimahuas Alto Amazonas Loreto
Ocupados por Chile en el Departamento de Tacna
Arica (*) Arica Tacna
Belén (*) Arica Tacna
Calaña (*) Tacna Tacna
Codpa (*) Arica Tacna
Estique Tarata Tacna
Livilcar (*) Arica » Tacna
Lluta Arica Tacna
Pacliia Tacna Tacna
Socoroma Arica Tacna
Tacna Tacna Tacna
Tarata Tarata Tacna
Tarucachi Tarata Tacna
(*) Estos 5 distritos han sido omitidos por error en el índice de lo>
850 distritos del Perú.
23 DEPARTAMENTOS- lio PROVINCIAS [l]-8óü DISTRITOS [2]
Lima, 25 de mayo ie 1914.
V.° B.°— Llona.
Secretario de la Soi-ii^iljid,
( 1 ) De las- cuales 2 ocupadas pov Chile cu el (lepaitaiuento de Tncuii.
(2) De los cuales 12 ocupa Chile en el departamento de Tacna-
Informe preliminar sobre los resultados de la investiga-
ción entomológica de la Verruga, especialmente
sobre la trasmisión experimental de esta enfer-
medad por medio del ''Phiebotomus verrucarum"
POR Charles H. T. Townsend.
Direi'tor de Estac-iijiics Entomológicas y Eutoiiiólog'o úe\ Estado
En el desempeño de la comisión especial de estudiar los insectos
trasmisores de las enfermedades del hombre y del ganado que se me dio
por resolución suprema el 22 de Febrero de 1913, he logrado obtener
resultados de importancia relacionados á la verruga, los cuales merecen la
publicación inmediata.
La materia en el asunto se divide naturalmente en siete partes que
son (I) el vector, (II) ensayos con animales de laboratorio con el vector,
(III) ensayos en el hombre con el vector, (IV) el reservoir ó depósito de la
infección, (V) medios profilácticos, (VI) las labores que se deben iniciar,
y (VII) debidos agradecimientos.
EL VECTOR
En la noche del 25 de Junio de 1913, encontré en San Bartolomé,
dentro del edificio de la estación del ferrocarril central (visto en la
perspectiva de la fig. 1), unos individuos de la especie del género Phle-
botomus, en aquel tiempo nueva á la ciencia peró que ya he nombrado
y descrito científicamente como PhJebotomus verrucarum.
El 9 de Julio de 1913 encontré en la noche la misma especie den-
tro de la casa en la Quebrada de Verrugas (figs. 2, 3, 4). En las muchísi-
mas noches desde aqiiella fecha hasta el 20 de Febrero de 1914, que
pasamos en la misma casa yo y mis ayudantes, los señores E. AV. Rust y
G. E. Nicholson, siempre encontramos esta especie en abundancia y nin-
giin otro chupador de sangre dentro de la casa, menos una sola muestra
de zancudo visto el 18 de Febrero.
— • 70 —
Tanilik'ii eiu'outré esta especie en plwno día del 10 de Julio de
1ÍU3 escondida dentro de la oscuridad de cavidades en las rocallosas
orillas pei'pendiculai'es del riachuelo en 1^ Quebrada de Verrugas, inme-
diatamente bajo el famoso puente del ferrocarril Central (figs. 5 y 6).
En los días 1, 2, 15 y 16 de agosto de 1913 y 'J2 de agosto de
l!tl4 ei^contré esta especie en el pleno dia dentro de cuevas en la roca
de lai orillas de la quebrada del Ríniac. en Matucana. No entró la especie
al hotel del ferrocarril en Matucana en las noches del 1 al 15 de
agosto por haber cierto movimiento del aire fresco.
Pasé la noche del 11 de Setiembre de 1913 en una casa dentro de
la población de Santa Eulalia, en donde encontré esta especie dentro de
la casa.
Existe en mayor núiaero el Phlebotomus veirucurwn en la quebrada
de Verrugas, en donde se le puede encontrar todas las noches del año.
Sigue la descripción de la especie.
PHLEBOTOMUS VERRUCARUM TOWNSEXl)
(Figs. 7, 8, 9, 10. 11,)
Lo-ngitud del cuerpo, 1.50 á 1.75 milímetros: de la cabeza y pro-
l)oscide, 0.60 en los machos y 0.85 en las hembras. La longitud del
cuerpo no incluye la de la cabeza, la que es ventralmente puesta y diri-
Color general pálido, teñido con oscuro. Pelos oscuros. El mesos-
cuto con pelos alargados, erectos, curvos. Escutelo con pelos semejantes.
Clipeo 3' frente con pelos erectos poco más cortos que los del mesoscuto.
Segmento segundo del abdomen con pelos casi iguales á los del frente
en la margen posterior, los otros segmentos con pelos marginales seme-
jantes pero muchos mas cortos. (Fig. 7. hembra).
Nervadura de las alas (Fig. 8) típica del género. Pelos en las már-
genes de las alas más alargadas en la base posterior, los de la már-
gen anterior poco más cortos. Nervuras con pelos cortos.
Anif^nas de 16 segmentos, el primer segmento del flagelo mny
alargado. Palpos de 5 segmentos, cuj^a fórmula es 5-10-12-7-16 apro-
ximadamente (fig. 9). Los segmentos 4" y 5" de los palpos con pelos
anchos, cortos 3' aplanados: el 3° con éstos y los ordinarios más largos.
Probosoide de la hembra (fig. 10) tan larga como la cabeza, la del macho
como dos tercios de la longitud de la cabeza.
Pies argenteados. Las tibias posteriores de la hembra son mu3'
alargadas, las anteriores menos que las intermedias. (Fig. 7) Las tibias
del macho menos alargadas que las de la hembra, las posteriores é inter-
medias casi iguales,
Hipopigo del macho (fig. 11) más complicado que el de las otras es-
pecies del género. El último segmento de las gonapófises ó ganchos su-
pei'iores es armado con tres fuertes espinas, (!<' la que una es teiniinal y
las otras dos bien separadas, se originan de la base inferior cerca del
medio del segmento. Los ganckos inferiores son alargados enteros y con
espinitas en la extremidad. Entre los ganchos hay dos pares de apófises,
un par superior con muchos y largos pelos, muy acercados entre sí, en la
superhcie ventral; el otro par inferior provisto de pocos y cortos pelos
en la superficie dorsal, distribuidos en la última mitad. Dentro de la
base de las a})ófises inferiores se encuentra el pene. Las apófises termi-
nan en apéndices angostos, nudos, casi derechos, de dos segmentos, muy
agudos á la extremidad. Todas las partes de las ponapófises y ganchos
inferiores son provistas de pelos largos esparcidos. También hay otro
par de apéndices, alargados y membranáceos, que son laminillas, situa-
das entre los ganchos inferiores; siendo todas las demás partes del hipo-
pigo bien chinitizadas ó córneas.
Hechos los dibujos de la especie por la señorita Helen T. Town-
.send, de muestras preservadas en bálsamo de Canadá.
COSTUMBRES
No obstante que hemos buscado con diligencia en muchos sitios en
el fondo de la Quebrada de Verrugas, también en los lados de los cerros
vecinos, además dentro de las paredes de piedra y en el suelo debajo de
ellas, no hemos logrado descubrir hasta ahora los estados jóvenes del
Phlebotomus verrucarrum. Parece seguro que se cría la especie en ciei -
to número durante el tiempo seco en el fondo de la quebrada, donde
existen todo el año en áreas más ó menos circunscritas, condiciones de
humedad adaptadas á su propio desarrollo (figs. 5, 6).
En el tiempo húmedo es probable que se cría la especie en gran
número dentro de las paredes de piedra y en los pedregales situados
más arriba del fondo de la quebrada, en donde se encuentran humedad,
oscuridad y materias nitrógenas resultado de la descomposición de ma-
teria orgánica llevada de las alturas por las lluvias.
Los adultos se esconden en el día en cualesquiera oscuridades con-
venientes, espacialmente dentro de las paredes de piedra funcionando
como cercos junto á las habitaciones. (Eigs. 2, 3, 12, 13). Ni salen de sus
sitios de ocultación ni entran dentro de las habitaciones del hombre á la
fuerte luz, tampoco al aire en movimiento. Son crepusculares y noctur-
nos. En el día, ocultados en la oscuridad dentro de las paredes y pedre-
gales, chupan la sangre de las lagartijas ú otros animales que habitan
estos sitios; y salen en noches tranquilas para atacar al hombre y sus
animales dependientes. Entra á las habitaciones si falta iluminación
fuerte. Principian á entrar en la casa á la cinco y media de la tarde en
la Quebrada de Verrugas, en los meses de Agosto y Febrero.
Los límites de las zonas verrucosas se quedan determinadas por
las condiciones meteorológicas que influyen en la distribución y perma-
— 78 —
neiicia lU'l Plilcbotonius. Por ejeiuplo, el valle del 1-iímac eii las vecinda-
des de Chosica, está protegido por los fuertes vientos continuados, las
pesadas neblinas nocturnas en el tiempo írír, y la falta durante el tiem-
po cálido de lluvias suñcientes para el desarrollo del Plilebotomus.
En donde no existen estos factores inímicos al Phlebotomus, él
puede mantenerse si hay presente una combinación de pedregales y bue-
na humedad, esta última siempre señalada por la vegetación exu-
berante. No necesita el Phlebotomus la vegetación exuberante, pero
necesita el preciso grado de la humedad que es factor causativo de ella,
de modo (jue se puede criar. En su estado larval, come principalmente
matei^ias descompuestas de animales, especialmente las de insectos. E.s
tas se hallan por abundancia en los excrem'íntos de las lagartijas,
Figs. 14, 15, 16,17, enseñan las condiciones fisiográtícas y ve-
getales en la Quebrada de Verrugas.
ENSAYOS EN ANIMALES DE LABORATORIO CON EL VECTOR
Consideraremos aquí solo cuatro ensayos en animales c;on el Phle-
tobomus, en los que resultó la erupción. En todos, menos el número
1, se empleó el vector como el único factor artificial.
NÚM. 1 — CEBUS CAPUCINUS
Macho de dos á tres años, originario de la montaña del Perú. Tem-
peratura normal en término medio menos de 39°. Se quedó en el la-
boratorio en Chosica desde el 22 de abril hasta el 10 de octubre de 1913
en estado sano y normal, con sangre de carácter regular. El 10 de octu-
bre se trasladó á la Quebrada de Verrugas, donde se encadenó á un ár-
bol junto á la extremidad oriente de la casa, al lado de la pared de pie-
dra de la que salen los Phlebotomus por miles todas las noches (fig. 3).
Permaneció en este sitio hasta el 6 de noviembre de 1913, fecha en que
regresó al laboratorio en Chosica.
Pasó de 43" la temperatura del mono en la semana siguiente y apa-
reció la erupción miliar en los órbitos el 13 de noviembre, (fig. 8). Apa-
reció una lesión miliar en el dorso de la mano izquierda el 18 de noviem-
bre, con otra en la faz externa del pié izquierdo (fig. 21). Existían el 21
de noviembre cinco lesiones sangrientas miliares, siendo en el órbito
izquierdo, mano izquierda, codo izquierdo (fig. 19), y los pies derecho
(fig. 20) é izquierdo, todas las que se encontraron encostradas al día si-
guiente. Permanecieron muchos dias estas lesiones encostradas, con po-
ca exudación, precisamente típicas de las miliares del hombre. Más tar-
de se desarrollaron cinco lesiones nuevas en la espalda, las que continua-
ron por más de tres semanas.
— 79 —
Era este caso el tipo agudo de la verruga, con erupción miliar tí-
pica. No existieron en este sitio en la Quebrada de Verrugas, durante
aquel tiempo, ni zancudos ni otros chupadores de sangre nocturnos.
NÚM. XV — CAXIS CARAÍBICUS
Hembra conao. de dieciocho meses, originaria de Chosica. Entró al
laboratorio el '24 de abril de 1913. Temperatura normal en término me-
dio menos de .'i8.6". Peso normal 3,600 gramos. Sana y con sangre nor-
mal. Inyeccionada subcutáneamente el 11 de julio de 1913 con veinte
Phlebotomus en solución íisiológica. Subió la temperatura menos de un
gi'ado, y bajó un poco el peso; pero resultó el animal mu}^ enfermo
el 16 de julio, con dolores en las articulaciones y falta de apetito. El 17
de julio principió la aparición de pápulas en los pies, las que permane-
cieron muchos meses, recediendo y regresando continuamente. Unas de
estas no enseñáronla estructura verrucosa, pero otras seccionadas la de-
mostraron. El 4 de setiembre aparecieron lesiones en las extremidades
de los lóbulos de las orejas, perdurando hasta el 16 de octubre.
Es probable tjue también resultarla con erupción interna este ani-
mal, indicada por pérdida continua de peso y dolores del cuerpo.
NUM. XVI — CAXIS CARAIBICUS
Macho como de dos años, originario de Chosica. Entró al labora-
torio el 24 de abril de 1913. Temperatura normal en término medio me-
nos de 38.6". Peso normal como de 6,300 gramos. Sano y con sangre
normal. Lu'eccionado subcutáneamente en cinco sitios en los días 19,
23, 26 y 27 "de setiembre y el 12 de octubre, con 80, 76, 107, 109 y 50
Phlebotomus respectivamente en solución fisiológica. La sangre enseñó
leucocitosis del 27 hasta el 30 de setiembre, y el 13 de octubre, con po-
licromatofilia de los eritrócitrs del 21 hasta el 26 de setiembae. La tem-
peratura varió hasta 40.6° del 20 de setiembre al 7 de octubre, pero casi
siempre permaneció cerca de 40°. Bajó la temperatura el 12 de octubre
hasta menos de la normal, continuando así hasta el 2 de noviembre con
excepción del 20 y 27 de octubre. Gradualmente bajó el peso hasta
6,808 el 28 de setiembre con temperatura da 40°, y permaneció menos
de 6,000 hasta el 30 de setiembre.
El 2 de noviembre apareció una pápula nodular en la linea dorsal
entre los hombros, que creció rápidamente durante dos días hasta el tamaño
de la extremidad del dedo, siendo excitada el 4 de noviembre. Secciones
de esta enseñan una estructura que parece igual á la de las pápulas ve-
rrucosas nodulares del hombre. El doctor H da Eocha-Lima, del Tns-
titut für Tropenkrankheiten, en Hamburgo, ha estudiado secciones de es-
ta pápula y me dice en carta del 16 de abril de 1914 como sigue traduci-
do al castellano:
— 80 —
«En (>1 núiuero 1(1. ilúdalo uov. 4. piieilo cstiiblecer la presencia de
una proliferación de" células í'asiforiues seniejautes á un tumor. Esías
células fusiformes están principalmente dispuestas en pa(|uetes (|ue se
cruzan como en un tumor ñbroso. Se puede ver inmediatamente bajo el
cutis unos vasos anchos, las paredes de los cwales están compuestas de
lui simple estrato de células. Estas células de las paredes vasculares en-
señan gran semejanza á la-! células fusiformes de un tumor, de modo que
no se puede identiñcar la estructura positivamente con la de los nodu-
los verrucosos. La semejanza de la estructura encontrada no es suficien-
te hasta ahora para la identificación de los nodulos con verruga. Asi es
muy deseable que se puede llevar á cabo más ensayos para obtener ma-
teriales que servirán mejor el objeto de la investigación. Solamente de
tóste modo se puede sacar un juicio definitivo».
Inmediatamente después de sacar este nodulo del 4 de noviembre,
apareció otro eu el mismo sitio, alcanzando buen tamaño el 10 de no-
viembre y continuando hasta fines de diciembre. Tomé varias fotogra-
fías de est'3 nó lalo segundo (fig-i. 22, 23).
Se formó otro nodulo el 20 al 22 de noviembr'e en el pecho dere-
cho, lo qu3 S3 excis') el 22 de noviembre. Secciones de esto enseñati la
misma estructura.
Esta aLiimil dám^stró pér li la d^ peso, aumento y baja déla
temperatura, marcados cambios de la sangre, seguido por una erupción
escasa externa pero ganeralizada y no limitada á lo-! sitios de inyección.
También es m ly probable (¡ue siguió una erupción interna en este caso-
JíUM. XXriT— ('ANIS CAHAt:!ICUS
Macho como de cinco meses, originario de Chosica. Entró al labo-
ratorio el 25 de julio de 19L3. Temperatura normal en término media
menos de 38.5°, Peso normal como 2, !)00 gramos, Perfectamente sano y
con sangre normal. Inyeccionado subcutáneamente el 25 de julio con 25
Phlebotomus en solución fisiológica. La temperatura subió hasta 39.3 y
40° en los primeros tres dias. Durante todo el mes de agosto, usualmen-
te permaneció la temperatura menos de la normal. Varió el peso en
agosto de 2,49li gramos. Enseñó la sangre del 28 de julio un leucocito-
sis.
Aparecieron repentinamente el 23 de agosto lesiones miliares en
los lóbulos de las orejas, continuándose hasta el de setiembre en lo«
dos lados de los lóbulos, interiormente y exteriormente; durante este
tiempo, cambiando, aumentando, encostrando y desarrollando de nuevo.
Secciones de estas pápulas enseñan una aproximación fuerte á la estruc-
tura verrucosa.
Inyeccionado siibcutáneamente la segunda vez el 12 de octubre con
50 Phlebotomus en solución fisiológica, subió la temperatura á veces
dui'ante las tres semanas después hasta más de 39° y 40. El 2 de diciem-
Fondo de la quebrada de Verrugas con abundante vegetación debida á la gran humedad indispensable á los phlebotDirus
— 81 —
hw a[)ai're'ió rrpciit i iiaiucnt c iiu ihmIuIo (liii'o sin cnloi-, elevado como uii
guisante, en la superficie externa del codo iz(|nierdo. Pareció tipico y de
Imeu lauuiño el "> de diciembre, y se excisó el 7 de <liciembre. Las sec-
ciones de este nodulo enseñan la misma estruc tuta liist iolój^ica. corno las
de los otros nodulos. El doctor da líocha-Lima estudió tand)i('n seccio-
nes de éste y dice:
«En los tejidos cerca de los sitios descompuestos del númei'o
XXIII, nodulo diciembre 7, están presentes grandes célidas lusifori íes
parecidas á las ya nieneionadas. No podemos decir nada de su natu-
raleza.»
Parece ([Ue la inl'ección i|ue |)i'odu¡o las lesiones de las orejas en
este animal no confirió la inmunidad cfuitra la infección resultado de la
iuA'ección subsecuente.
CONCLUSIONES
No obstante que el doctor da Eoclia-Lima. uno de los especialis-
tas mejor entendidos en la estructura histológica de las pápulas verrueo-
sas, no pudo identificar definitivamente los nodulos ya mencionados con
tejidos verrucosos. es seguro que nadie puede negar su naturaleza verru-
cosa.
Refiriendo á la descripción, ya dada, por el doctor fia Eocha-Lima,
de estos nodulos, quiero citar la siguiente de la descripción, por los doc-
tores M. Meyer, H. da Eocha-Lima, 3^ H. Werner, de la estructura histo-
lógica de los nódulos verrucosos del hombre:
«El carácter esencial de los nódulos verrucosos es una prolifera-
ción de vasos consistiendo en células de las paredes vasculares, á la cual
se une un fuerte edema é infiltración de pequeñas células.
«Otro tipo de proliferación vascular consiste en la sólida prolifera-
ción de angioblastos que parece como una tela de compactas cuerdas de
tejido y nidos celulares semejantes á un tumor. Esta apariencia es espe-
cialmente característica de los nódulos verrucosos.
«Cuando están bien marcados los territorios compactos y edemato-
sos, las .secciones de verruga presentan un cuadro en extremo caracterís-
tico» .
Estos caracteres coinciden bien con los ya dados por el doctor da
Rocha-Lima: y yo he identificado esta misma estructura en las pápulas
verrucosas del hombre y en casi todas las secciones hechas por mi de los
nódulos y lesiones de los animales de laboratorio ya descritos.
Juzgados por la estructura casi idéntica, la morfología externa tí-
pica, y el hecho que siguieron las inj-ecciones del Phlebotomus en los
animales, acompañados por cambios clínicos típicos del cuerpo y de la
sangre, se queda prácticamente asegurado que son verrucosos estos nó-
dulos y pápulas de los animales.
— 82 —
En estos cualvo ensayos, y 1anil)ién en otros odio, en monos, p -
rros, cuyes, y conejos; todos inte(;cionados por inyecciones del Plilelx)-
tomus ó por piccidnras del mismo, he encontrado en la sangre cuerpos
que son idénticos morfolóo-ieamente con la Bartonia. Estos cuer[)os ne-
cesitan nuiclio estudio cuidadoso, porque está indicado que tienen rela-
ción á la verruga.
Todos los Phlebotomiis usados en los ensayos ya mencionados se
llevaron de la Quebrada de Verrugas.
Figs. '24, enseña el patio del laboratorio de verruga en Cho-
sica, en donde se llevaron á cabo los ensayos en los animales. Figs. 2o y
2G, enseñan, colocadas sobre la mesa, las jaulas construidas especialmen-
te para permitir á los Plilebotomus picar á los animales. Están hechas
de madera, con míatela metálica la más fina. Posee la jaula una parti-
ción que se puede ingerir para confinar á los Phlcbotomus en la parte
ari'iba, mientras se abre la puerta de abajo para extraer ó introducir al
animal que recibe las picaduras. Fig. 43 enseña dos canastas de alamln-e
cerradas con un perro dentro de ellas, listo para introducir adentro
la jaula.
Figs. 27 enseñan pápulas en el frente y el lóbulo de la oreja
derecha, producidas en el perro chino niimero XXVI por inyecciones de
virus de pápulas verrucosas del hombre. No son en el sitio de la inj'ec-
ción, pero constituyen una erupción escasa generalizada, precisaniento
semejante al caso del perro número XVI. Por esta razón está presen-
tada esta fotografía para poder compararla con las otras.
ENSAYOS EN EL HOMBRE OON EL VECTOR
El señor NichoUon. — El señor Gr. E. Nicholson, como de 33 años,
de constitución robusta y perfectamente sano, pasó la noche del 17 de
setiembre de 1913 en la quebrada de Verrugas, acompañado por mi y el
señor E. W. Rust. Durante la noche mientras estaba dui'miendo, puso
las manos por casualidad en contacto á la mosquitera. En la mañana si-
guiente contamos 55 picaduras inequivocables del Phlebotomus en los
dorsos de las manos y muñecas del señor Nicholson. Estas picaduras
son pequeñas, rojizas, con límites irregularmente definidos, y sin eleva-
ción algima. No se le puede equivocar con otras.
Quiero decir que la experiencia en este caso constituye un ensayo
no premeditado, pero uno que sirve bien los fines prácticos iguales. Co-
mo ya he dicho y repito, yo y mis ayudantes, los señores Nicholson y
Rust, hemos pasado muchas noches en la Quebrada de Verrugas, desde el
9 de julio de 1913 hasta el 20 de febrero de 1914 (por contaidas, Town-
send, 12 noches; Rust, 8 noches; Nicholson, 21 noches), y nunca hemos
visto otro chupador de sangre dentro de la casa mas que el Phleboto-
mus (y éste en todas aquellas noches), menos un solo zancudo el 18 de
Patio do! laboratorio de verruga en Chasica, jaulas de alambre para cultivos, inoculaciones de animales, &
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- 83 —
lehrci'd. De este modo purdo dccii- (|uc está praci ¡caiiH'iil i' iiscojurudo
((iK' lio |)ic(') a.l señor Nic'holsi 111 muía, iua~i «d IMilí^bol oiiuis.
Siil)i('i la t(Mii|)('rat lira did scíior Ni(di(dsoii id 25 de oct ulirc, coiiti-
iiiiaiido con lliict naciones hasta cerca <!«' dO'-' una semana, después
hajando un poco, pero (luedándose arriba la normal hasta el 15 de noviem-
bre, en cuya fecha bajó tiiialiiKüite sin aumentos frecuentes. Se encontró
la Hartoiiia en buen número en la sangre, liecho atestado por el señor A.
L. Barton, (juien diagnosticó el caso clínicamente y microscópicamente
como verruga ó fíebre de la Oroya. Durante este periodo figuraban do-
loi'es en el dorso del cuello y en las rodillas, especialmente en las mañanas
D(d 1") hasta el de noviembre los dolores se presentaban espe-
cialmente en las rodillas, maléolos, manos, muñecas, y articulaciones de
los dedos. Al principio de este período permaneció la temperatura bajo
la normal por muchos días.
Del 1 hasta el 24 de diciembre sintió un dolor agudo interno en
la región del bazo, pero no implicando atjuel órgano, según el doctor
Barton, mu}' fuerte al principio, pero gradualmente bajando hasta que
desapareció como el 24. Los dolores de las articulaciones desaparecieron
cerca del tiempo en que principió este dolor interno.
El 24 de diciembre apareció la primera señal de la erupción en for-
ma de una pápula diminuta en el dorso de la mano derecha acercada á
la muñeca, sitio de nuiclias picaduras del Phlebotomus el 17 de setiem-
bre. Creció muy lentamente esta papulita, casi imperceptiblemente al
principio pero mas rápidamente después, hasta que alcanzó el 26 de
enero de 1914 un diámetro de 3.5 milimetros, con forma exactamente
redondeada y bien elevada. Al principio tenía la morfología del tipo
miliar, pero desarrolló en tipo nodular, lo que significa el intercambio de
las formas malignas y benignas de la verruga y la imidad de la fíebio de
Oroya y la erupción verrucosa. El 28 de diciembre llegaron á los ma-
leólos varias papulitas como el precedente.
El 8 de enero de 1914 apareció repentinamente ima pápula nodu-
lar de considerable tamaño, con diámetro de dos ó tres milímetros, en el
codo derecho. El 12 de enero llegaron varios pinitos miliares cerca de
la papulita original en el dorso de la mano y muñaca derechas; el 17 en-
señó nodulitos en gran número en los pies, maléolos, espinillas, rodillas
y muslos: el 19 varios nódulos más grandes en las rodillas y las panto-
rrillas: el 21 muchísimos nodulitos y puntos miliares en las manos y los
dedos: el 25 de enero mas nódulos grandes en el muslo derecho.
El 26 de enero principiaron verrugas en los párpados, permane-
ciendo éstas en desarrollo para dos meses hasta que desaparecieron
el 24 de marzo. Eran grandes, sin color, duras, elevadas.
En la segunda quincena de febrero aparecieron en las dos piernas
varias verriigas mucho más grandes que los precedentes y de color pur-
pureo oscuro. Permaneció la erupción general en las piernas, muslos y
maléolos.
— 84 —
En la pvimei'a semana de marzo aparecieron nnevas verrttga.s g-ran-
(los en los dorsos de las manos cerca de los nudillos, pero no se desarro-
llaron ésas, desapareciendo después de unas semanas. Habíanse desarro-
llado verrugas grandes en las espinillas. Apareció una en cada lóbulo de
los oídos, desarrollando las dos rápidamente y desapareciendo. Durante
marzo aumentó la erupción, llegando al zenit de actividad como e' 25
del mes. Había comenzado á declinar el 31 de marzo, habiendo deí apa-
recido las pápulas menos pronunciadas. Muchas pápulas de 4 á (i iiiilí-
metros de diámetro persistían en las piernas y los muslos. En aípiella
techa el puntito original (U'l 24 de diciembre, que desarrolló á lUi
nodulo, había retrocedido hasta un puntito casi sin ('olor pero perfr)cla-
raente distinguible.
Recibió el señor Nicholson el 10 de noviembre 30 ce. de neosal-
varsan por inyección inti avenosa en el brazo izquierdo. Disminuyóla
Bartonia en la sangre inmediatamente después, pero aumentó otra vez
según el doctor Barton. Parece que está indicado este remedio como es-
pecítico contra la verruga, en dosis más grande y repetida.
Hasta la llegada de la fiebre el 25 de octubre, el señor Nicholson
había pasado 9 noches en la quebrada de Verrugas. Yo y el señor E,ust,
hemos pasado respectivamente 12 y 8 noches en aquel sitio; como no es-
tuvimos picados yo ni el señor Rust por el Phlebotomus, menos unas
seis picaduras momentáneas, no nos resultó nada de la infección.
Indican los resultados del caso del señor Nicholson que las Barto-
nia y la erupción deben su origen enteramente á las picaduras del Phle-
botomus del 17 de setiembre de 1913, y en conformidad que indubita-
blemente la fiebre que enseña la Bartonia ó fiebre de la Oroj^a y la con-
dición patológica caracterizada por la erupción verrucosa -son no mas
que fases de una sola enfermedad. La infección que produjo las dos eran
trasmitidas por el Phlebotomus á la sola vez, lo que indica la trasmisión
de una sola especie de microbio, porque no se sabe hasta ahora de un
solo caso de dos especies distintas de microbios patógenos trasmitidos
simultáneamente por medio de la probóscide de un insecto.
El señor Me Guire—lJn joven inglés, el señor W. R Me (xuire, de
como 22 años, de constitución flaca, quien hasta la fecha jamás ha en-
trado en la zona verrucoaa, estando en el Perú no más de seis meses,
los que pasó en el Callao sin salir de aquel puerto, significó su voluntad
el 8 de febrero de 1914 de servir como vehículo para ensayo con las pi-
caduras del Phlebotomus. En aqi ella fecha entró al hospital de Guada-
lupe en el Callao, en donde el doctor A. L. Barton siguió el caso conmi-
go. Recibió el señor Me Guire picaduras del Phlebotomus, llevados vi-
vos déla quebrada de Verrugas cada mañana en carro de mano, como
sigue:
e:. ^nxo kns:c ':AyDO la erupciox verrucdsa ex el codo iz juík-.ído
— 85 -
— 8() —
Debemos observar (lue probablemente la, mayoi- izarte de estas
])i<'a(luras iio estaban bien hechas ó com])letadas ])or el Phlebotomns.
Para. asc>r tirar la. trasmisión completa, tle cnalcpiiera ca.ntidad ó ele-
mento de infección (pie jiosea nn Phleljotomus, éste debe chn])ar la.
saniire sin interrupción alg'una hasta, el ])unt() de ser engullido. Así no
sabemos eual ])()r ciento de estas pica.duras pudieron i'csultar efecti-
vas.
Tam{)oeo sabemos cuáles de estos Phlebotomus estaban inl'ee
eionados, ó poseían el microbio verrncoso en estado infectivo, al mo-
mento de picar. Podía ser nn número pequeño ó g'rande. Pero de
modo qne procedieron todos de la quebi-ada. de Verrufi^as, es casi cier-
to que varios de estos Phlebotomus estaban ])ien infeccionados al mo-
mento en que ])icaron al señor Me Guire.
Relacionando á los números del Pldebotomus llevado, es ])reeiso
notar que frecuentemente se presentaron machos en <>'ran número
cuando estuvimos empleados en recoger los lotes. Los nmchos no pi-
can, seo-ún las observaciones (]ue hemos hecho hasta la fecha. FjS po-
sible adquirir el poder de disting-uirlos por la sim])le vista, por(]ue
presentan nn aspecto distinto. Frecuentemente hemos dejado de reco-
ger los maclios, pero en el aparo de recoger tantas heml)ras que
fuera ])osible muchos entraron á los lotes á veces. De este modo el
niniiero de ])icaduras no puede siem])re projjorcionarse al número del
Phlebotomns.
Durante los primeros diez días usamos cajitas de madera ]}ara
trasportar los Phlebotíímus vivos, y notamos (jue desgraciadamente
llegaron al hospital los lotes llevados con una. mortalidad tremenda.
Entre un total de 160 individuos recogidos en buena condición, ])odía
resultar no más que 10 ó quincp vivos á la llegada al hos])ital.
l'ara evitar ln continuación de este resultado desastroso, cam-
biamos el 17 de febrero con las ollas de barro cocido para contener 3'
llevar los Phlebotomus. El residtado era, magnífico, llegando al hos-
pital la mayor parte viA^a en lugar de cinco o diez ])or ciento como
antes. Siemj)re se mojaron bien las ollas conservandc^ la humedad
por envolverlas con trapos mojados.
üsualmente picaron muy poco los Phlebotomus en las ma.ñanas.
Siempre parecen más vivos cíe las siete á las nueve de la noche, ])e]-ü
pican bien después de la seis. Al fin omitimos de atentar la picadui-a
en la mañana como medida, inútil.
Se nota (pie el 17 de febi-cro se expuso una sola hembra en tubo
de cristal al brazo del señor Me (íuire, á las seis de la. tarde, y que se
engulló con sangre en cinco minutos, muriendo poco después. Esta
misma hembra se expuso media hora en la mañana del 17 sin
picar, no obstante que se cubrió el tubo con |)apel negro para excluir
la luz.
Se debe observar también que el número total de 981 Phleboto-
mus en la tabulación incluye duplicados muchos qne se mantuvieron
día por día en la jaula. Viven unos días enjaulas de madera, murien-
do rápidamente.
I ERRO CHIXO ENSEÑANDO LA ERUPCION VERRUGOSA EN EL LOMO
— 87 -
Pifi's. 29 y 30 ciispñ.in el ('<]ui|)!) cmplcailo cu l.-i captiir.i de los
Phicbotoimis. Se puso con chivos cii la i)!irtMl del iutcfior de la casa
una ])icz¡i de íiéiipro blanco de tamaño de una, vai'a cuadrada. Al íVcn-
te (Quedaron dos velas ])a ra tira i- la luz soIitíí el j^cncro, lo (|uc atrae
íi los I'hlcbotonius (]uc se i)aran en el género. La olla ])ara. lecibirlos
se mojó bien en toda la superficie externa, dejándola envuelta por tra-
])os mojados, y se ta])ó la boca con un pedacito de <>-éner(), dtMitro de
lo (pie se ingei-ió el tul)o de un embudo de cri.stal. K"coe-¡do el I'hlebo-
tomus piwii taparlo con un vaso conrcnicndo un trapo mojado con
cloroformo, en el momento en (]ne sucumbió á la anestesia se permitió
ca^-era dentro del embudo, lo (]ue le condujo al interior de la olla, de
donde no pudo salir. Si no se dejan los l'ldebotomus demasiado ex-
puestos á la anestesia, i'cviven ])rontamente.
Fig. 81 enseña, al señor Me Guire sentado en el laljoratorio del
hospital de (hiadalupe con el brazo izquierdo ingeiido dentro de la
jaula de picar, llenada con los Phlebotonms. ara evitarla sa-
lida ú?. los Phlebotonius, usamos género bien fijado con tachuelas á la
boca ó puerta de la jaula y ajustado con piola al bi-azo ó pierna de la
persona picada.
101 25 de t'eljrero en la tarde subió repentinamente lu temperatura
del señor .Me (íuire, siendo 38.7" á las nueve 3' diez ndnutos. En la
mañana del 26 era casi 39", y á la una de la "tarde del 26 era 39.2";
en la mañana del 27 había bajado hasta poco más que 37^.
A las once de la mañana del 27 inyeccionamos subcutáneamente
el mono níimero II (cehus capucinus) como con 5 ce. de la sangre ve-
nosa del señor Me (íuire extraída délos Ijrazos, siendo dentrt) de las
])rimeras 4S lioras de la fiebre. Hasta ahora no se ha notado resulta-
do aprccial)le en este mono.
Subió la temijeratura el 27 de febrero hasta 3S.6<?; en la mañana
del 2S era 37.5", y subió muy poeo durante el día,, bajando á 36 en la
mañana del 1 de marzo. Permaneció cerca de de 36" en las mañanas y
como 36. S ó 37° en las tardes hasta el 14 de marzo, en esta feclia su-
bió k 37.4° en las tardes; el 16 era 37.2 en la tarde, 37.6° en la t'-irde
del 17; normal hasta, el 20 cuando era 36.5 en la nuiñana y 37.2 en la
tarde, los demás aumentos fueron 37', el 31 de nmrzo, 37.4 el 2 de
abril 38.2" el 5 de abril, 30.5 en la mañana y 37.3 ' en la tarde el 4 de
abril, 37.2? el 5 de abril, 38.5 en la uiañana. y 37.8 en la tarde el 9 de
abril, 37.50 el 9 de abril y finalmente 37.2° el ^O de abril. Sin notar al
contrario, son de la tarde las temperaturas.
Pareció el paciente un poco pálido el 3 de niai'zo y se sintió débil,
continuando así hasta fines del mes. I.a sangre del 4 de nmi"zo enseñó
leucocitosis cf)n aumento de linfocitos, y unos eosinófílos por la pri-
mera vez. ( 'ontinuó la sangre manifestando cierto grado de anemia has-
ta el 10 de marzo ó poco después. Xo ha identificado con seguridad el
doctor Barton la Bartc^nia en la sangre; pero yo estoy bien convenci-
do de que he encontrado la, Bartonia en poeo número, en varios esta-
dos ])reparativos, eu las preparaciones de la sangre tomada dni-ante
uno de los aumentos de la temperatura. Siempre resulta esta condi-
— ss —
ción (le muy pocos cuer]K)s do la Hartonia, y éstos frccucntfmciitc mal
(k'tiiiidos, en casos señalados por poca pirexia.
Xo enseñó la sangre nada l'lasmodinm,
FA 19 de marzo en la mañaim apai'ecieron dolores en la muñeca
derecha, siendo estos los primeros dolores de las articulaciones.
l)isminuyei-on estos en la mañana del 20. Siguieron dolores de los
huesos el 23 de marzo, especialmente en hi espalda y tronco, y llega-
i'on dolores ñiei'tes el 25. En la mañana del 26 sintió el paciente muy
inertes dolores en los pies 3' las ])iernas, de manera (pie lio podía
poner los pies al suelo sin mucha dificultad. Continuaron los ch)l()res
el 27 de marzo, en la mañana, pero disminuyendo y no tan agudos
como antes. El 31 de marzo habían casi desaparecido los dolores.
Después del 1 de abril permanecían casi normales la sangre y la
condición genera,l, hasta el 9 de abril. La historia clínica del caso era
interrumpido el 9 y 10 de aJjril por una 1 ecrudescencia, de un Cciso vie-
jo de gonori-ea contraído hace meses. Es niu_v probable cpie resultó
esta recrudescencia como efecto de la infección verrucosa. La sangre
en (.'Stas techas enseñó muchos cosinófilos Como los síntomas carae-
teiístieos de la verruga eran pronunciados y jirácticamente concluí-
ch^s cerca de dos semana antes de esta complicación, juzgo que no hay
peligro de mesclarse los síntomas de esta última con los de la ve-
rruga.
Hasta la fecha no ha ])arecido la erupción, ]jero tengo toda con-
fianza de que ésta llegará en el debido tiempo. Esta confianza es
basaíhi sobre mi identificación de los cuerpos Bartonia, en la sangre
del señor Me Guire. Si no resulta eru])ción viable, sería éste en mi opi-
nión caso de verruga sin erupción ó solamente con erupción interna.
Es casi seguro, como dice el doctor Barton, pue pueden ocui'rir casos
de verruga sin erupción alguna. Los ensayos ya mencionados lleva-
dos á cabo por mi en animales de laboratorio en ciuc no l esultó erup-
ción visible confirman esta opinión.
Salió el señor Me (íuire el 2 de junio con ruml)o á Liveri)ool, don-
de se presenta^rá á los ])rofesores de la Escuela de Medicina Tropical,
hasta agosto de 1914 ó más tarde si es necesario, para averiguar la
erupción. Cuando llegueésta, será fotografiado el señor Me (üuii'e 3' co-
pias identificables de las fotografías serán mandadas á Lima para ser-
vir como pruebas de la erupción en este caso.
El. RESERVORIO Ó DEPÓSITO DE LA INFECCIÓN
Los resultados de la investigacicni indican la probabilidad de (pie
el dei)ósito, del cjue obtiene el Piebotomus la infección, puede ser la
sangre de las pecpieñas lagartijas, cpie viven dentro de las ])arcdes de
pieclra y en los pedregales de la zona, verrucosa. l*re])araciones hechas
con Frottis de la sangre de mucliaslagartijas recogidas en las paredes
de jjiedra en la (Quebrada de Vcirugas, (fig. 3), en las inmediaciones de
Surco, en San Bartolomé y en las quebradas arriba de Chosica, ense-
ñan en todos los casos cuerpos en forma de bastoncitos y granulitos
— ,S!» —
ilüi' |) )sciMi la m iiioloLíln i'!ciiLica de los cii 'i'pDS llaiiiailos ItnrLoiiin
hncillUonniu. lOii tamaño, forma, color _v apariMitc cstructiira, no se-
les pucdi' distiiiunii' de la liartonia. Kstoy l)ieii f'amiliai'izado eon el
lifHího de cxisLi' una, varií'dad extensa (1p bneilos (pie no se puede
difei'cncia I' eutfc sí sin liaeer cultivos dn ellos y hacer ensayos de
numerosas i-eaeciou(>s, pero como estos nnsmos euerpos existen siem-
pre en las lagartijas y éstas últimas tienen irlaeiones continuas eon el
ÍMdebotomus, jiizo'o (]ue los cuerpos llevan una, i'elaeióii á la verruj>a.
l']n la (¿uel)rada de Veri-u<>as existen junto á la, casa, eonio ya, he-
mos notadt), muchas ])aredes de piedra, [li<i's. 2, 3, 12, 18J, en las que
se esconden los IMilebotomus en el di i, ])or <iran número, y en donde
ta-mbién viven las la^-artijas. lOs se.ij^uro ([Ue l(js I'hlebotomus chupan
la san<ire délas lagartijas intensamente. Treparacií-nes hechas con
t'rottis de la san<>'re contenida en el addomen de los Phlidjótomus en-
gullidos, han enseñado los corpúsculos i-ojos nucleados de las la<>arti-
jas. En a,quHllas ])a,ivdes de la (Quebrada de Verrucía,s, están expues-
tas las la<i-a,rtijas al ataque de los Phlel)otomus todos los días del año.
De estos hechos, es claro (]ue debe ser infeccionada eon veia-uga, la
sanu're de las la<iart¡jas, si no originalmente entonces como residtado
de las constantes i)ieadui-as délos I'hlebotomus infectivos. Mace ])o-
cos años se descubrió una relación íntima entre el I'hlebotomus y los
reptiles en varias ])a.rtes del mundo. En India, y Africa los Phieboto-
mus pican libremente á los f>-eekos y otras laí.fartijas de las casas 3 pa-
redes. En Norte América, pican á. las culebras, no atacando al hombre.
En vai-ias otras partes, como en la rejiión JMediterránea, pican á va-
rias lajiíii-tijas, y á veces á, zapos. En el Perú ocurre lo mismo. I'are-
ce se,o;uro de que la, san^íre de reptil es el pábulo natural 3' ori<iinal
del Phlebotomus, lo (pie ha, i-esult;ulo del conjuntamiento de habitan-
za de los reptiles y los Phlebotomus. Se \\í\. observado de que pican
los Phlebotomus á. las laf^artijas, cuando inmediatamente éstas ha-
bían rehusado picar al hondero.
Estos mismos cuerpos en forma de bastoncitos y <>Tanulitt)s se
han encontrado \)oy mí en ])repa raciones hechas con frottis del Phlebo-
tomus de la (piebrada, de Veri u<ias, en sesiones microt('')micas de las
])á])ulas verrucosas del hombre; en sesiones de las ])ái)nlas de los ani-
males de laboratorio infeccionado con el Phlebotomus; en la sangre de
estos animales antes de la, lleoada de las pápulas; y no sólo en la, san-
gre, .sino también en la médula ósea, en el hígado y en la médula espi-
nal de las lagartijas.
Llevé á cabo dos ensayos en cuyesitos con la inyección de la san-
gre citratada de lagartijas. En la sangre del ]3rimer cuyesito, tomada
6314 horas después de una in3'ecei(')n subcutánea muy débil de sangre
<le lagartijas i'ccogidas arriba de ( 'hosica, y tand:)ién en la sangre to-
mada varias veces después he encontrado estos mismos cuerpos muy
típicos pai-eciendo idénticos con la Bartonia. Se murió este cu\'esito
en 9 días, después de aumentos irregulares de tempei'atura, 3' enseñíi-
ron su sangre y médula ósea de autoi).sia un gran aumento de los mis-
mos cuerpos.
0
— !)0 —
El segundo cuisito, se iiiyeccioiió subciitniicamentH con i»o-
ijuí-inia cantitlad de sangre de lagartijas de Sarco, de lo (¡iip resultó
!a nnievte del cuisito 10 horas (Í(>s|)ucs. Preparaciones hechas con
Irottis del hígado enseñaron los cuerpos, ]»ero lesultaron negativos la
sangre, la médula ósea y el bazo.
Si no son idénticos con la Bartonia estos cuerpt)s, es seguro (]ue •
-on indistinguibles niorfológicaniente; y es evidente que llevan una re-
lación constante á la veriaiga. Es muy posible que son un bacilo {¡aie-
cido al bacilo paaitíflco \^, ]jero en eual(]niei' caso parece ()ue están en-
cadenados con los cuerpos de la B.'rtonia y con la verruga en una re-
lación hasta ahora muy misteriosa. Es posible qu(> las Bertonia no
son masque los (Mierpos déla sangre de las lagartijas, parasitadas ])or
el organismo propio verrueoso. De 1900 á 1902, demostró el doctor
Barton el bacilo ])a,recido al ])aratítico B en todos los casos de vei i u-
ga, estudiados por él. Además, con este bacilo produjo el doctor Bar-
ton en perros y muías una fiebre, seguida ])or una erujicion, estcjs re-
sultatlos fueron recibidos á la vez como trasmisión de hi vei-ruga pero
más tarde cambió la ojjinión. Juzgo de que eni verrucosa la infec-
ción producida por el doctor JJarton en estos casos. Bero como es-
tá presente este bacilo con tanta constancia en casos de veriniga, pa-
rece .seguro cjue lleva una relación importantísima á la, enfermedad.
Puede ser la Bartonia una forma, infeccionada del bacilo i)arecida
a\ paratífico R. que ha peixlido su poder reproductivo. En tal caso el
organismo verrueoso no llega al estado infectivo hasta que se han des-
compuesto y desaparecido las Bartonia que lo contienen. En el mo-
mento en que se descom])one la Bartonia, escapa á la sangre en es-
tado infectivo el oi-ganismo verrueoso. I^os ensayos de Barton enani-
nu'des de lal)oratono forzosamente indicanque lleva la ini'ección verru-
cosa el bacilo ])a.recido al paratífico B.lo (pie creo es idéntico con ee ba-
cilo de las lagartijas.
Semejantes casos, señalados por la presencia, constante de ciertos
bacilos específicos en varias enfermedades de etiología, desconocida,
por ejemplo en la fiebre amarilla y la cólera, de los iniercos, se han co-
menta-do frecuentemente. Es muy probable que tales l)acilos están in-
feccionados por los organismos ultramicroscópicos respectivos de es-
tas enfermedades y que desp;;chan un rol íntimo en su trasmisión.
La sangre de ratas, perros, Ijurros, paUjmas y lechuzas, de la Que-
brada de Verrugas, no ha enseñado estos cuer])os. Está indicado de
que los l'hlebotomus (]ue frecuentan la casa de la (¿uebrada de Veri-n-
gas, no j)ueden obtener la infección verrucosa de la sangre de las viz-
cachas, porque no existen estos roedores cerca de aquella c isa. So-
lo vuelan poca distancia los Phlebotomns, y en la Quebrada, de
Verrugas, en la, vecindad inmediata de la. casa, no se cambian sino
entre las paredes de piedra en el día y los interiores de la casa, en la no-
che. Así cpieda indicado de (jne no forman el reservorio de la verruga
los oti'os animales más (]ue las lagartijas ú otros re¡)tiles, Si .se cons-
tituve el hombre otro de])ósito de la infección es problema que necesi-
tamos investigar cuidadosamente.
AI K DIOS rKOFII.ÁKTICOS
Ks mny fácil vivir por largo (icinpo en la zona verrncosa sin con-
t i'aci- la, verruga, tomando precauciones para evitar las picaduras del
Phlebolomns. Yo y el señor Rust hemos pasado muchas noches y días
en la Quebrada de Verrugas, sin contraer algo de la infección. Emplea-
mos un ungüento aromático para aplicar, como á las seis de la tarde, á las
partes expuestas de la piel, por ejemplo la cara, el cuello, las manos y
las muñecas: durmiendo después bajo una mosquitera fina, que los Phlebo-
tomus lio pueden pasar. No son fastidiosas estas precauciones para obser-
var, y darán absoluta inmunidad contra la verruga. De este modo se pue-
de pasar las noches y los días en la Quebrada de Verrugas, lo (jue es un
fuerte foco de la enfermedad, sin jieligro alguno de infeccionarse.
El ungüento se compone como sigue:
01. a 11 i si 3 gramos
01. eucalipti 3 gramos
01. — terebinths , 3 gramos
Ungüento acidi boriei Ad ....
Para dormir se necesita mosquitera de género muy fino, porque los
Phlebotomus fácilmente pasarán la tela mosquitera ordinaria. Una mu-
selina fuerte servirá bien. Debe usarse un poco de cuidado para ajustar
bien las márgenes de bajo el colchón ó las frazadas, y también necesi-
ta cuidarse que no hay Phlebotomus dentro de la mosquitera antes
de acostarse.
En sitios dentro délas zonas verrucosas en que se puede emplear la
electricidad como fuerza alumbradora y motora, és posible exitar la en-
trada del Phlebotomus á la casa en la noche por medio de luces fuertet 3-
brillautes, puestas en las habitaciones. Para protegerse después de acos-
tarse, se puede dirigir abanicos eléctricos directamente á las aberturas
de las ventanas dejadas abiertas. Los Phlebotomus jamás entrarán en
una habitación contra una fuerte corriente del aire; tampoco se aventura-
rán dentro de las habitaciones en que existe una fuerte iluminación.
Fuera de estos medios seria posible remover al Phlebotomus ente-
ramente de la vecindad de las casas destruyendo las paredes de piedra
ó pedregales y cuevecitas en la roca, para ocultarse en el día y especial-
mente para criarse. Saliendo de tales sitios cuando aumenta la oscuri-
dad, no vuela mucha distancia. Es probable que no pasará un área de
trescientos metros de anchura.
Otro medio, pero probablemente menos eficaz, sería destruir por
medio de venenos las lagartijas que viven dentro las paredes cerca de
las habitaciones. Pero tendríamos, en este caso, el continuo peligro de
la llegada de otras lagartijas y á veces de otros Phlebotomus de ñiera
del área trataila. Si existen las paredes ú oinis sitios rocallosos, no se-
ría posible ilejarliis limpios menos de hacerles una sólida masa de ce-
mento.
Sacando las paredes y petlre<:;ales en un radio de trescientos me-
tros de la casa debe ser de todos modos lo más practicable. Si no prueba
suficiente esta distancia, tendría que aumentar el radio* La distancia (puí
camina el Phlebolamus necesita investig-ación.
LAS LABOKES qVV. SIÍ nEBEN IXICIAli
Son cinco las pi'incipales lineas del trabajo en este asunto que de-
ben sucederse. Como sabemos ahora cual insecto es el vector de 1 1 ve-
rruga, hemos tomado un buen peso pero no es más que el primer paso en
la investigación económica del asunto, del punto de vista entomológico.
Son los líneas de labor para el futuro como siguen:
1 ) Df'ter minar l<i <ILsfi'i/>iiri</ii drl Plilebotoinun vi-nicarum. - Tenemos
que examinar todas las regiones del Perú donde existen zonas verruco-
sas, para determinar la distribución geográfica exacta del Phlebotomus.
Durante esta investigación es casi seguro que encontraremos distritos
infeccionados que no están conocidos hasta ahora como verrucosos. Por
medio de los resultados podemos hacer mapas definitivos de todas las
áreas amenazadas por la infección verrucosa.
2) Historia del ciclode vida del PhhhotoíiiiiH iHelni/eiido .sus eostioiihre.s. —
Esto será una labor de mucha largueza. Necesitaremos seguir en
el campo el desarrollo completo del Phlebotomus, del estado de huevo
hasta el estado adulto, incluyendo todas sus costumbres ó peculiaridades
de vida, al fin de ver en cuales puntos podemos atacarlo con mas ventaja.
Esta investigación se debe llevar del punto de vida ecológica, constitu-
yéndola como un estudio exhausto del enrironmenl (environnement ó Um-
gebung), ó estudio de las condiciones naturales del contorno ó habitación
del Phlebotomus; y por demás un estudio de las reacciones á los factores
del mismo que hace toda la fauna, inclusive del Phlebotomus. Tenemos
que estudiar la balansa normal de la naturaleza en el campo para alcan-
zar el medÍ3 de alterarla eliminando el Phlebotomus, ó faltando esto, en
eliminar el reservorio de la infección. Todos los puntos necesitan una in-
vestigación minuciosa. Un solo punto de mucha importancia, relaciona-
do á las costumbres del Phlebotomu-, seria determinar la distancia que
vuelan los adultos en noches tranquilas.
S) El reservorio de la iierrvfia — Una investigación completa de este
asun.o será imperativa. Hasta que comprendamos exactamente cuales
son los depósitos de la infección verrugosa, no podemos tratar efectiva-
mente el asunto de controlar la enfermedad. Es muy posible que ce
pueda eliminar el depósito de la infección con mucho más facilidad que
efectuar la eliminación del vector. Es necesario saber si existen mas de
un reservorio verrucoso.
— 93 —
4) IJcPiir á cal>i) f'nsm/o.s en conlrohír al J'hlcholonius.—yjsto se puede
hacer solanieiilr dentro de la. zona verrucosa. Teniendo en cuenta todas
las costumbres del xcctor, podemos inventar medios para instituir mu-
chos ensayos distintos, al í'iu de descubrir los mejores modos de domi-
narlo. Esta investigación ofrece grandes oportuindades para alcanzar á
resultados de tremenda importancia en esta conexión.
J) Ennayos en doiainar el reservorio. — Una vez conocidos sin equivocar-
se q\ animal ólos animales cuya sangre constituye deposito de la verruga,
podemos ignahueute instituir ensayos al fin de adivinar el propio
control del mismo. Estos ensayos dependerán enteramente de la natura-
leza del reservorio, porque envuelven las costumbres del animal en cues-
tión.
llEBIDÓS .\aRADECIMIENTOS
Debe mucho el buen éxito de esta investigación hasta la fecha á
la cortesía y bondad de los oficiales de la Peruvian Corporation y del
Ferrocarril Central del Perú. Los señores W. L. Morkill y J. H. Feehan
han proporcionado trasportación regular y especial hace más de un año,
y han facilitado de toda manera el propio llevamiento y despacho de las
labores. Todos los demás oficiales del Ferrocarril Central han ayudado á
la investigación lo más posible.
El doctor A. L. Barton siempre ha prestado á la investigación sus
servicios profesionales y técixicos, en cualquier tiempo pedido, sin remu-
neración alguna, y ha seguido y curado los casos verrucosos de los se-
ñores Nicholson y Me Guire.
Todos los oficiales del gobierno del Perú, especialmente su Exce-
lencia el Presidente de la República, el Ministro de Fomento y los
demás oficiales del mismo Departamento, incluyendo el Director de
Aguas y Agricultura, han expedido y facilitado la investigación de toda
manera posible, con entusiasmo.
A todas estas personas el autor de este informe ofrece sus aprecia-
ciones y gracias. También debo acusar el eficaz é interesado servicio de
mis ayudantes, los señores E. W. Rust y G. E. Nicholson.
INFORMES
LA LN5LÑANZA DL LA GEOGRAFIA EN LL PLRU
Lima, 25 de octubre de 19 IS.
Señor Presidente de la Sociedad Geográfica.
Lima.
Muy señor mío:
En la primera sesión que la Sociedad Geográfica celebró en febre
ro de 1913, dado el interés que tiene por la instrucción de la Repiiblica.
decidió las siguientes conclusiones:
1. ° Con un voto unánime se juzgó indispensable propender á im-
pulsar la enseñanza geográfica en el país; y
2. ° Recomendar al Consejo Directivo estudie y promueva los me
dios para difundir la enseñanza de los adultos.
Con estas resoluciones la sesión decidió hacer una reforma funda-
mental en la enseñanza de la geografía y con este fin publicó un mapa
popular, que es hasta hoy el mejor del Perú; según este mapa, están
arreglados mis diseños en la enseñanza intuitiva de geografía.
Cooperando al buen deseo de la Sociedad Geográfica le ofrezco los
diseños con apuntes concisos y prácticos sobre el método de enseñanza,
especialmente en el tercer año escolar; hecho este trabajo sobre la base
de mis mismas clases en el Colegio Alemán de Lima, con el fin de «di-
fundir la enseñanza de la geografía elemental» .
Sobre esta base es posible realizar despiiés la tercera conclusión de
la tercera sesión:
«Recomendar al Consejo Directivo el estudio de la reforma que
conviene efectuar en el plan de la enseñanza geográfica» .
— 95 —
Ku iiu. j)iU'ii liiUHT la rcloniui más eficaz, hk^ parece conveniente
dar unas cuantas conferencias á los alumnos de la escuela normal de va-
rones, como raíz de todas las escuelas para que éstos hagan la reforma
en toda la Kepública.
Soy de usted atento y 8. S.
Kaki, Kitzing.
Sello (le la Soc'c lail (¡('o.nMáfica
Lima, W de diciembre de 1913.
Poi- acuerdo del Consejo Directivo, pase para ([ue emita informfj
al socio señor Oscar Miró Quesada.
Solón Polo.
Lima, 10 de enero de 1914.
Señor Presidente de la Sociedad Geográfica de Liiaa.
He estudiado con detenimiento el proyecto del profesor Karl
Kitzing y me parece de acuerdo con las nuevas orientaciones pedagógi-
cas de la enseñanza de la geografía. Mas, como todo informs lia de ser
fundamentado y como, por otra parte, hay á mi juicio en el trabajo del
señor Kitzing algunas pequeñas deficiencias en cuanto al contenido de la
enseñanza, y ligeros errores en la manera de apreciar ciertos hechos his-
tóricos del Perú, voy á permitii-me exponer, á grandes rasgos, por su-
puesto, los caracteres que hoy reviste la enseñanza geográfica, científica
y escolarmente considerada.
Pocas asignaturas se han modificado tanto en su índole y en su
método como la geografía. Durante mucho tiempo fué su enseñanza un
ejercicio escolar de pura memoria, una enumeración árida y enojosa de
puertos, ríos, lagos, mares, ciudades, islas, peniiisulas, cabos, montañas,
valles, cerros y picos. Esta geografia-nomeiiclatura, sin valor cultural,
cayó poco á poco en descrédito, aunque todavía se enseña entre noso-
tros. Con el progreso de los conocimientos humanos, el concepto geo-
gráfico evoluciona y produce un cambio correlativo en su enseñanza.
Frente á la tradicional geografía-nomenclatura, que se aprendía al pie
— 96 —
de la letra, surge la ntteva geografía, verdadera ciencia de observación y
raciocinio, ciencia de las relaciones de la tierra y del hombre, (jue se in-
culca á los jóvenes apelando á la intuición y con el ñn de desan-oUar el
juicio, la madurez de criterio y el pensar filosófico de los alumnos.
Aunqne las transformaciones de la didáctica geográfica sean para-
lelas al perfeccionamiento de la geogratíay ambas modificaciones formen
parte de un mismo proceso evolntivo, para mayor claridad nosológica.
analizaremos separadamente las dos faces del asunto. Contemplada asi la
cuestión se reduce á estudiar la naturaleza del contenido de la geografía
y de los métodos empleados para enseñar á los alumnos ese contenido.
Moderno concepto del contenido geográfico
Puede decirse que Humboldt es el creador de la geografía moder-
na. Alejandro Humboldt, en efecto, con sus famosas obras Cuadros de la
Naturaleza, Ensayos sobre Nueva España y el Cosmos, fué el primero
que dió expresión exacta á las relaciones que existen entre el hombre y
la naturaleza, que puso de manifiesto; «en qué medida el hombre es es-
clavo de las fuerzas del universo y el prÍ!.ionero de la tierra», y como
también «puede luchar y reaccionar» .
Lespañol, en su libro La evolución de la tierra y del hombre, dá
una idea clara de esta nueva geografía, cuando dice que «ha llegado á
ser una descripción y una explicación ei^ el sentido científico de las
palabras». Y Eallex, en su Nuevo Curso de Geografía, explica del si-
guiente modo el espíritu de la moderna geografía:
«La geografía trata de hacer comprender la inmensiiiad del gran
océano, la exuberancia de las florestas vírgenes de América, las costum-
bres de los negros africanos. Nos habitiia. á observar los países en que
vivimos, y que, sin embargo, conocemos tan mal. ¿Por qué los Vosgos
tienen cumbres redondeadas y los Alpes cimas agudasV ¿Por qué la
Champaña, tiene valles largos y ensanchados, mientras que los cauces
del macizo central, tienen valles estrechos y abruptos? ¿Por qué los árbo-
les de la Francia del norte pierden sus hojas, mientras que los de la Pro-
venza las conservan? ¿Por qué Flandes tiene ríos regulares y los Cevé-
nes torrentes desvastadores? ¿Por qué las casas están diseminadas por
aldeas en Bretaña y agrupadas en ciudades sobre las mecetas borgoño-
nas? A todas estas cuestiones responde la geografía. Miiestra como la
constitución geológica del suelo, las formas del relieve y el clima, expli-
can el régimen de los cursos de agua, las formas vegetales y animales y
la vida humana. La geografía hace comprender la dependencia estrecha
recíproca de la tierra y del hombre, revelando el armonioso encadena-
miento que preside á la vida universal».
Observar, pues, la tierra con ojos de científico y espíritu de fil(')so-
fo, relacionando cada fenómeno al parecer independiente, con toda la
— 97 —
serie de hechos íi (jue pertenece, reiuonl áiK lose ;'i sus causas, descendien-
do á sus consecuencias y comparándolos con otros análogos que se produ-
cen en cierta parte del globo: tal es la función esencial de la moderna
geografía.
Refiriéndonos á la división tradicional de la geografía en astroiu')-
mica, física y política, cabe decir (pie su contenido se ha modificado por
un doble proceso: la creación de la bio-geografia, (pie ha llegado á in-
gertarse como una nueva rama al tronco tripartito de la división clásica,
y el cambio sustancial que han experimentac'o las otras tres ramas vieja,s,
debido al influjo de ciencias, cpie antes se consideraban exti'añas á la
geografía y (pie hoy le sirve de base y de criterio inspirador. Estas cien-
cias son la geología, la sociología, la historia y la estadística.
La geología inspira á la geografía física y la convierte en una cien-
cia (pie «abraza la definición precisa, desde el punto de vista de la for-
ma y de la génesis de todas las unidades homogéneas entre las que pue-
de dividirse la superficie del globo», como escribe Lapparent en sus
Lecciones de geografía física.
La sociología, la historia y la estadística se mezclan á la geografía
política y la transforman en una explicación racional de las causas de las
civilizaciones de los pueblos, fundadas en los efectos que el medio natu-
ral ejerce sobre la evolución de los grupcs humanos.
En cuanto á la bio-geografía consiste en el estudio de los seres vi-
vientes considerados en relación con su medio físico. La distribución de
la flora y de la fauna obedece á causas geográficas especiales, que han
influido sobre la selección de las especies y que explican la si^prerivencia
y la ubicación de las que hoy existen por el libre juego de las adaptacio-
nes naturales. Poner de manifiesto estas causas, trazar los mapas bioló-
gicos de la tierra, deducir conclusiones de utilidad práctica para la agri-
cultura, la ganadería y las industrias de aclimatación, tales son los fines
propios de la nueva rama de la geografía moderna.
Hasta la geografía astronómica se modifica al influjo de las nvievas
tendencias: se hace matemática y aplicable. El estudio práctico de la
orientaci(')n, la determinacicni de las distancias por la situación geográfi-
ca y por las diferencias horarias; la construcción y lectura inteligente de
los mapas, son modalidades de la nueva geografía astronómica.
Analizado á graudos rasgos la índole de la moderna geografía,
veamos el método pedag(')gico que hoy se emplea en su enseñanza.
Metodología geográfica
Los diversos métodos empleados en la enseñanza de la geografía,
pueden reducirse á dos: el analítico y el sintético.
El método analítico, ó método tradicional, comienza con el estudio
de la tierra en su conjunto, por medio de globos y mapamundis, y termi-
— 98 —
na con el "studio del pais natal. Ya del todo á las paites, de lo general
á lo particular. Es abstracto y carece de verdadera base intuitiva. So-
In'e sus características no insistiremos, porque 3'a no se usa, ó al menos
no debería usarse, y porcpie todos lo conocemos por propia experiencia,
])ues conforme al métoto analítico i'ecibimos nuestra instrucción geográ-
lica.
El método sintético procede al revés. Es intuitivo, realista y sico-
lógico, porijue se funda en los procedimientos objetivos, en el estudio di-
recto de la naturaleza y en la estructura y limitación de la inteligen< ia
infantil.
El nondu-e con que generalmente se designa al método sintético, es
el de geografía local, porcpie hace del estudio directo de la localidad la
base de toda la enseñanza.
Aunque ya Rabelais recomendaba á su célebre Gargantúa el estu-
dio de los hechos geográficos por la observación directa, Comenio fué
el verdadero creador de la geografía local.
Con Russeau, el principio de la geografía local se define y pi'ecisa
por completo. Juzgúese por los siguientes párrafos de «El Emilio».
«Dejad al niño ver el arroyo, la laguna y el estanque, la colina y la
pradera y después haced que estos productos de su observación se desen-
vuelvan con el auxilio de la imaginación en ríos, lagos, montañas y valles.»
«La instrucción geográfica debe comenzar con la casa y con el lu-
gar de residencia. El alumno debe trazar mapas de lo que le rodea,
para comprender cómo se hacen y lo que quieren indicar».
No seguiremos el desarrollo histórico de estos conceptos pedagó-
gicos fecundos; basta decir que en la actualidad, la enseñanza de la geo-
grafía se amolda á ellos, y que los esfuerzos de los pedagogos contempo-
ráneos han llegado á crear el material didáctico necesario para aplicarlo.
Conforme á esta orientación triunfante, la geografía local para ser
eficaz, debe comenzar enseñándose ante la naturaleza, fuera del edificio
de la escuela, por medio de observaciones y experiencias propias de los
alumnos, mediante excursiones que permitan á éstos ver y anotar los
fenómenos astronómicos, meteorológicos, biológicos y sociológicos más
sencillos que haya en la localidad. Pero como en los alrededores de la
escuela no es posible observar directamente la multiciplicidad de los as-
pectos geográficos del mundo, ni la variedad de los hechos naturales y
humanos que forman el contenido de la geografía moderna, es necesa-
rio suplir esas limitaciones de la intuición directa ó representativa,
es decir, recurriendo á la intuición indirecta ó lepresentatíva, em-
pleando cróquis, planos, grabados, figuras y globos y mapas, que son
la base de toda instrucción geográfica algo extensa. Hacer que los alum-
nos se den cuenta de lo que es un mapa, de cómo, en una superficie pe-
queña y plana se hallan representadas enormes distancias y notables di-
ferencias de altura: enseñarles á leer inteligentemente los áílas, penetran-
do en el sentido hipsoniétrico de ellos, en el significado y utilidad de la.s
escalas y de las curvas de nivel, es uno de los fines [)rinci j)ales de la.
f^eografía local, pues mientras los cerebros infantiles no se percaten pro-
fundamente de la representación cartográfica, la enseñanza geográfica,
es nula.
El plano de la clase trazado por los alumnos, constituye la primera
serie de ejercicios en esta importante iniciación cartográfica.
Cuando se ha partido de la intuición directa de los accidentes geo-
gráficos locales y se ha acostumbrado á los alumnos á penetrar en el sen-
tido verdadero de los mapas, entonces se prosigue la enseñanza integral
de la geografía astronómica, física y política, procurando siempre intere-
sar los ojos de los discípulos, medio seguro de fijar su atención; ciñéndo-
se, por supuesto, en cuanto á la materia de eI^señanza, á las nuevas orien-
taciones geológicas, biológicas, históricas, estadísticas y sociológicas, que
hoy determinan la naturaleza del contenido geográfico.
Descritos, superficialmente, los caracteres del contenido geográfico
y de su didáctica escolar, pasemos al análisis del proyecto del profesor
Karl Kitzing.
El proyecto del profesor Kitzing
El proyecto del señor Kitzing se concreta á la enseñanza de la geo-
grafía del Perú; pero como su método puede aplicarse á las demás partes
de esa asignatura, y como lá geografía local ó patria es el punto de par-
tida de toda enseñanza geográfica, no vacilo en declarar que, á mi juicio,
el proyecto del profesor Kitzing es excelente en cuanto al método y dig-
no de ser aprobado por la Sociedad Geográfica de Lima.
Para proceder con orden, analizaré el proyecto desde el doble pun-
to de vista de su contenido geográfico y de .su método de enseñanza.
CONTENIDO
El contenido geográfico del proyecto del profesor Kitzing se basa
en la unión de la geografía física y política con la historia patria y con
algo de geografía comercial: la biogeografía, la geografía astronómica y
el aspecto sociológico de la geografía política, no figuran. Además, la
geografía física es solamente descriptiva, por la falta de orientación geo-
lógica, sin la cual no puede convertirse nunca en ciencia explicativa. Al-
go análogo ocurre con la geografía comercial: se reduce á poner de mani-
fiesto la ubicación y la importancia de las vías de comunicación, y en es-
pecial la de los ferrocarriles, sin que la estadística minera, agrónoma, pe-
cuaria, económica y demográfica, 1© den vida é interés.
Analicemos en detalle cada uno de estos puntos.
— 100 —
La única luatt'iia astronómica contenida en el proyecio del profe-
sor Kitzing, es la enseñanza de los puntos cardinales y de la orientación
(diseño número 1 del cuaderno de mapas de dicho profesor). Esto indu-
dablemente es muy poco, y no está de acuerdo con el plan de educc^ción
que rige para el tercer año de primaria, en el que se estatuye cjue ha de
enseñarse, entre otras cosas, los eclipses y los planetas; 3^ según declara
el mismo profesor Kitzing, su proyecto se refiere á la didáctica geográ-
fica, «especialmente en el tercer año escolar.»
La nueva geografía, en su parte astronómica, no sólo enseña á co-
nocer los puntos cardinales, sino á orientarse prácticamente, por las po-
siciones del sol y de las estrellas polares. (En nuestro hemisferio, por la
estrella polar austral ó cruz del Sur. Hace observará los niños las des-
igualdades de los dias y de las noches, el aspecto de las estaciones, la
fornia de la tierra, las fases de la luna, el aspecto de los planetas de luz
fi ja y de situación variable, y el aspecto de las estrellas de luz centellean-
te j de situación fija. En el tercer año de primaria lleva sus explicacio-
nes, sobre el mundo sideral, tan lejos, que enseña á los niños á distinguir
las principales constelaciones empleando el sistema geométrico de las ali-
neaciones y auxiliándose con los mapas estelares. Por supuesto que la
causa de las mareas, de los eclipses y de las estaciones, figuran dentro
del contenido de la parte astronómica de la actual geografía elemeimtal.
Me parece, por lo tanto, que el proyecto del profesor Kitzing, es
deficiente en lo que se refiere al contenido astronómico.
. En la parte concerniente á la geografía física, el proyecto del pro-
fesor Kitzing es mucho mejor: la orografía, la hidrografía, y en general
el modelado terrestre y las formas físicas del Perú, están muy bien ex-
plicados. Basta fijarse en los diseños 10, IJ, 12, 15, (con todos sus des-
arrollos) 16, 17 yl9, diseños que dibujan los alumnos para comprender lo
fácil que ha de ser á éstos, elevarse á una visión general de la morfolo-
gía terrestre é hidrográfica del Perú.
Pero la geografía física que figura en el proyecto analizado, es es-
tática y descriptiva; le falta la base geológica para transformarse en la
verdadera geografía física actual, genética y explicativa. Es imprescin-
dible completar el proyecto con algunas nociones sobre la geología del
Perú, sobre la formación de los Andes y sobre la marcha del modelado
terrestre por la acción sólida, hídrica y tectónica combinadas.
Más aún. dentro de la orientación netamente física de esta parte
de la geografía, creo que hsiy, por lo menos, dos diseños de suma impor-
tancia que no figuran en el proyecto analizado: el del régimen pluviomé-
trico y el de la repartición isotérmica de Sud América y del Perú. Del
agua y del calor dependen los climas, y de éstos la fauna j la flora, es
— —
decir, la vidiir dr las r('<j;i()iu>s tci'i'cstres, iiicl iiyi'ndo á \;\ lniiuaiii(hul. (yc-
1110 siiiniltí ej6iii|)l() de los diseños olvidados presento los tres bos(juejos
adjuntos (váase el a-péiidicc). K\ diseño número 1 es ana repartición ^vk-
fica del régimen de las lluvias eu el Perú y en Sud América. Los dise-
ños 2 y 3 repníseiitan las oscilaciones medias de la temperatura sud ame-
ricana. El número 2 se refiere al invierno, el 3 al verano.
La parte política y administrativa es excelente como elemental y
clara. Pero la parte histórica, alabable, desde el punto de vista de la
sencillez y de la amenidad, tiene á mis ojos, el defecto de orientarse ha-
cia la critica de los acontecimientos y de juzgarlos con criterio muy dis-
cutible. Así, por ejemplo, presentar el contrato Dreyfus de 18BÍ) sobre
guano, como algo muy bueno que vino á acabar con los abusos produci-
dos por el rescate de los esclavos, decretado por Castilla, es interpretar
la historia putria, de un modo á la verdad muy extraño (véase la página
20 y 21 del texto del preyecto del proíesor Kitzing). Decir que Meiggs
«era apreciado por el público como un hombre mandado del cielo» y ala-
bar sin restricciones la influencia de ese industrial en el Perú, es también
un modo raro de hacer historia patria. (Páginas 22, 23 y 24 del texto
de Kitzing).
Las narraciones históricas, que se mezclan en la moderna enseñan-
za de la geografía política, con el antiguo contenido de ésta, deben ser
de carácter imparcial y objetivo, simples escenas históricas con fuerte co-
lor local, verdaderas reminiscencias del pasado. En el mismo proyecto
de Kitzing hay una historieta sobre la llegada de un nuevo virrey que se
contará álos niños con el objeto de darles una idea clara y pintoresca del
virreynato, que puede citarse, desde el punto de vista pedagógico, como
un modelo en su género. (Página 7 del texto del proyecto).
Pero la geografía política del proyecto que analizamos, se resiente
de la falta del elemento sociológico. Las múltiples relaciones que exis-
ten entre el medio geográfico y el hombre, no figuran. Las diferencias
de altura, de régimen hidrográfico, de situación marítima y continental
la influencia de los ríos y de las lluvias sobre la civilización peruana, no
se invocan. Es absolutamente indispensable, á mi juicio, llenar estos va-
cíos, pues el Perú es precisamente una de aquellas naciones, en las que
los accidentes geográficos repercuten con mayor fuerza sobre el proceso
de la civilización.
La biogeografía no se encuentra desarrollada en el proyecto del pro-
fesor Kitzing.
No pretendo que á los alumnos de la escuela primaria, se les ense-
— 102 —
ñe á fondo esta ninia de la geografía, que se roza íntiiiiaiuente con la fi-
losofía zoológica y con los pi-oblemas de la adaptación al medio, del ori-
gen de las especies y de la selección natural. Pero sí creo que algunas
indicaciones sumarias sobre las áreas botánicas y zoológicas, son de gran
utilidad para formarse una idea precisa de los recursos agrícolas y gana-
deros del país de que se trata.
El trazado de estos mapas es muy sencillo, pues ya está hecho. En la
«Greografia del Perú», del conocido geógrafo é inteligente escritor, señor
Carlos B. Cisneros, figuran, con todos sus detalles, los mapas biográficos
de nuestra patria.
mí;todo de enseñanza
El método de enseñanza empleado en el proyecto del profesor Kit-
zing es mag-nifico, y me parece que debe ser aprobado sin restricciones.
De acuerdo con el principio fecundo de la geografía local, y de la
intuición directa, comienza por connaturalizar á los niños con el signifi-
cado gráfico de los mapas, haciéndoles construir el plano de la clase y del
colegio en qne estudian, luego el mismo colegio en su totalidnd, después
la manzana en donde está el colegio, y sncesivamente el jirón del cuar-
tel, la plaza de armas, la exposición, etc., hasta elevarse al trazado del
plano de la ciudad de Lima y de sus alrededores: el río Rímac, el cerro
de San Cristóbal, Miraflores, Barranco, Chorrillos y el Callao. (Diseños
2. 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 12 del cuaderno) '
Merced á semejante iniciación cartográfica local, los niños compren-
den con suma facilidad el sentido de los mapas generales, pudiendo ma-
nejar con inteligencia y provecho, los mapas del Perú, de Amériíia y del
mundo, así como los globos y esferas que han de ayudarlos á formarse
una idea exacta de la configuración de la tierra.
Inspirándose en los nuevos rumbos de la metodología integral, los
paseos por la ciudad, que se realizan paralelamente á la construcción por
los alumnos de los mapas locales ya analizados, sirven al profesor Kitzing
para explicar en forma amena y pedagógica, los tópicos más importantes
de la geografía física, histórica, política y económica de Lima, y en par-
te del Perú.
Un viaje por tren á Chosica, inicia á los alumnos en el conocimien-
to de las regiones preandinas y del ferrocarril central. Otro viaje ima-
ginario de Lima al Cuzco, Pisco, Moliendo, Arequipa, Puno, La Paz,
8icuaní, Cuzco, Abancai, Ayacucho, Oroya y Lima, permita interesar a
los niños en el conocimiento de las diversas regiones de la sierra, de la
puna y de la cordillera.
La visión correcta del Rímac. contemplado desde la cumbre del
San Cristóbal, sirve de base á los alumnos para estudiar los ríos, enorme
régimen hidrográfico que culmina en la formidable cuenca amazónica.
— 103 —
Como Scí Ve?, el inU ) lo siiitñnlico del profesor Kitziiig es excelente
y digno de toda alabanza. Solo eu hi iniciación cartográfica de las cur-
víis de nivel cabría facilitar aún más el aprendizaje de los niños. Así,
por ejemplo, el plano del cerro de San Cristóbal resulta algo abstracto y
difícil para las inteligencias infantiles (pie por primera vez examinan
proyecciones planas de macizos terrestres. (Diseño 10).
Si es preciso comenzar poi- el plano de la clase de estndio para que
los alumnos lleguen á comprender el significado de los mapas geográfi-
cos: es de igual modo necesario ciertas observaciones materiales prelimi-
nares para iniciar á los niños en la comprensión de las curvas de nivel.
El mayor escollo en la lectura correcta de los mapas, es la interpreta-
ción exacta de su sentido batimótrico é hipsométrico, es decir, de su sig-
nificado en profundidad y altura. A los cerebros infantiles les cuesta
trabajo darse cuenta de cómo un cerro que es una elevación, á veces
enorme, puede representarse en una hoja delgada de papel, y por medio
de ciertas líneas planas, más ó menos redondas, que se llaman curvas de
nivel.
«Un solo signo convencional, escribe Sluys, exige para ser com-
prendido, un ejercicio especial: esto sucede con las cixrvas de nivel que
señalan sobre el mapa los puntos situados á la misma altura sobre el ni-
vel del mar». Y el mismo pedagogo belga describe del siguiente modo,
el procedimiento material que sirve para dar á los alumnos la inteligen-
cia de las curvas de nivel:
«Para preparar á los alumnos á interpi'etarlas (se refiere á las cur-
vas de nivel) el mejor ejercicio consiste en hacerles construir en barro
un relieve cualquiera, que colocarán en el fondo de una vasija de vidrio
en la que verterán agua sucesivamente á diferentes alturas; en cada ni-
vel verán que el pkno horizontal de la superficie del agua, corta al relie-
ve, según una cierta curva, que deben dibujar. De este modo construi-
rán una serie de curvas concéntricas que representan los puntos de igual
altitud. Si este ejercicio se hace bien, no encontrarán ninguna dificul-
tad en interpretar las curvas del nivel del mapa». «La enseñanza de la
geografía». Conferencia del profesor belga A. Sluys, director de la escue-
la normal de Bruselas-
Con esta sencilla aplicación del método intuitivo á la construcción
de planos con curvas de nivel, el sistema del profesor Kitzing, resulta
completo.
Conclusión
En resúmen, creo que el pro\'ecto del profesor Kitzing, es muy
bueno en conjunto y digno de ser aprobado por la «Sociedad Geográfi-
ca», siendo superior la parte relativa al método, pues las pequeñas omi-
siones que, á mi juicio, hay en el proyecto, se refieren al contenido geo
gráfico y no al modo de enseñarlo, pues se ajusta en su totalidad á las
leyes didácticas de la ciencia pedagógica contemporánea.
Linui, 10 de enei'o de 1914.
Oscar Miró Quesada.
COMISION DL MAPOTECA
Lima, 22 de Julio de 1912.
Señor Presidente de la Comisión de Mapoteca.
Cindad.
S. r.:
Designado por la ('omisión que U. preside y de la que formo j)ar-
te, para proponei- las condiciones á las cuales del:)e sujetarse la pi-ppa-
ración de una- mapoteca pei'uana,me es honroso someterle las siguien-
tes conclusiones:
Debe, desde luego, tenerse en cuenta que en este orden de trabajos
casi todo está por hacer, pues no existe ningún verdadero ensayo de
mapoteca peruana. Existen sí algunos elementos partí ella en la mapo-
teca colombiana del señor Uricochea y en el Ensayo de una mapoteca
Chilena del señor Medina; se tiene, además, la, «Relación de mapas del
Virreinato del Perú y Ileino de Chile» conservado en el archivo de In-
dias, publicada ]>or el señor Torres Lanzai y f)tra, de la misma clase de
mapas conservados en Siniaucas, dado á luz en la «Revista de Archivos
y Museos de España», por el Sr. Paz. Pero tales elementos están toda-
vía lejos de constituir una base suficiente.
Contribución acaso más a|)reciable encierran los Atlas históricos,
publicados como anexos á nuestros alegatos en las cuestiones de lími-
tes con Ecuador y Bolivia. También puede considerarse tal la que pres-
ta Raimondi, de los tomos II y III de su obra El Perú, en que enseña
ó describe nnichos mapas 3^ lo mismo cabe decir de las observaciones
del Dr. Patrón á, dicha obra.
Existen, igualmente, noticias y descripciones de nmi)as del Perú
en numei-osos libros ó estudios cartográficos extrangeros y aún en ca-
— 105 —
tálogosde c.\])()sici()iips liistóricas, v. ix. los (1h .Madrid cii ISSl _v 1892.
Ihiv, en fin, hasta ('!Vtál()<í()s de librerías, eoiuo los de la e.\tii:<:uida.
Dulbssé de I'arís, (|ue traen copiosas listas de mapas más ó menos ra-
ros y útiles del Perú, á veces descritos con cierto detalle.
De todos modos, es evidente que para foi-mar nuestra verdadera
mapoteca se necesita no sólo reunir y coordinar todos esos divei'sos
traljajos y noticias, sino completarlos (;on ám])lias investijíaciones y
])roce(ler al estudio crítico donde se deduzfr-an las enseñanzas del caso.
Una nmpoteca no es una simple relación de ma])as sin más desi<i-
nación (]ue sus títulos y fechas. I'jlla comprende taml)icn una d(\scrip-
ció)i suñciente del mapa, y en cuíuito .sea posible una a])rcciación sobi-c
su importancia y utilidad, apreciación (pie ha de fundai'se en el exa-
men de los datos y elementos de (]ue se sii-vió el aiitoi' ó cartót>rafo.
Resulta, pues, (pie es como condiciíHi esencial ])ara una buena ma-
poteca, tener el mapa, descrito á la vista. Felizmente, son numerosos
ya los m!i]JHS de nuestro país, rec()<i,¡(l()s y conservados en esta Socie-
dad, la Biblioteca Nacional, el Archivo de Límites, el Kstado .Mayor, el
('uerp(j y la Escuela de Iniienieros y otras instituciones. Ellos podrán
ám})liamente constituir las bases fundamentales de la mapoteca, de-
biendo, por ahora al menos, limitarnos — en o'eneral, aunc]ue -A. veces se
podrá al<2:o más — á indicaciones suscintas sobre los mapas que nos in-
teresan y no e.xisten en el Perú,
Hechas estas breves indicaciones generales, las condiciones que,
á mi juicio, deberán i-egii' para formar la mapoteca ijeruana son las si-
guientes:
Dicha mapoteca se dividirá en oclio secciones; á saber:
I — Mapamundis, planisferios y mapas de toda la América, s<')l()
en el siglo XVl;
II — Mapas generales de Snd-América;
III — Mapas que comprenden el J'erú unido á uno ú otros paises;
IV— Mapa del l'erú solo;
V— Atlas del Perú;
VI — Mapas de un departamento, provincia ú otra sección del Pe-
rú, mayor que un distrito;
VII — Planos, vistas panorámicas, crí'xiuis. etc., siempre que se se
pa han sido heclios sobre datos originales y dii-ectos. Acascj conven-
dría todavía formar una sección especial para la hoya amaz-óniea pe-
ruana, sea el departamento de Loreto, cuya cartografía es abundante.
La descripción del mapa no se limitai'á á copiar el título 3^ la fe-
clia — cuando los tengan — sino que indicará, además, en breves pala-
bras, las regiones que contiene, señalará las coordenadas geográficas
que abarca — siempre, es claro, que el mapa los tenga — 3' com])letará
estos dat(is con la, mecida, exacta del mapa (') planta en milímetros, la
anotaci(>n del cokjrido, etc. y muy principalmente la, de su condición
de inédito ó publicado, 3- en este caso, la de si es litografiado, gi aba-
do, etc.
Cuando un mapa haya tenido más de una edición se dará noticia
— l()(í —
(le cu.iutíis se eouozca, detallando los caráetei'cs distintivos de cada,
una.
I"]n lo posible se acompañará cada descrijjción con una concisa
apreciación del mapa y una, noticia de los elementos de que se valió su
autor.
En íoi-nia de cartas se ])i-escnta.i'á un l)os(iuei() l)io<iTáfico de los
más notables exploradores, «¿eó^rafos ó cartóo-rafos (pie ti<i'uren en la
niai)otcca, v. DicfiX) Méndez, ! .a, Condamine, D'Anville, Baleato, etc.
Tratándose de maleas que existen en Lima se indicaríi con preci-
sión la biblioteca, el archivo ó e\ lugar donde se «i'uardan — y basta el
estante y anaqiiel cuando ])ueda así hacerse. Al tratarse de mapas que
aípií no se hallan se señalará la biblioteca ó colección — del Perú (') del
extranjero — donde existen, ó el libro ó catálogo de donde se haya to-
mado noticia de ellos.
Particular cuidadosedeberá. tener en señalar los mai)as con coor-
denadas geogi-áíicas determinadas por observaciones de sus autores ó
rectificadas ])or cálculos serios.
La, mapoteca, no S(')lo comprenderá, los mapas y planos sueltos 6
inclusos en Atlas sino también los insertos en libros, forme ó no hoja
especial, siempre que sean originales ó notables por a.lgún concepto.
Un estudio crítico de conjunto acompañará á la mapoteca y en él
se hará una exposición del desarrollo de la cartografía, en relación con
el Perú y se relatará el progreso de los conc^cimientos geográñeos res-
pecto á la forma, aspecto, situaciíín y extensión de nuesti'o país.
Hecha dentro de tales condiciones, la mapoteca en ]>royecto no
puede ser, evidentemente, un trabajo ligero _v de pocas semanas; antes
bien, demandai'á muchos meses de asidua labor. Pero sólo así, dada,
la abundancia de mapas, de muy relativo valor, podrá ese trabajo te-
ner verdadera utilidad y contribuir — como guía ó indicador — á. la. pi'e-
para.ci(')n de elementos para levantar la difinitiva carta geográfica del
Perú.
No me toca, discutir las c(^ndieiones econ(')micas, bajo las cuales
se podrán c(.mti'atar la formación de la mapoteca. Sólo diré (pie á la
persona á qviien se encargue de dicha labor, deberá dársele autoriza-
ci(jn y medios suficientes para conseguir de bibliotecas é institutos, así
como de librerías de fuera, las n(3ticias y los libros necesarios para lle-
nar su contenido.
De üd., señor Presidente, con los sentimientos de mi ma^-cjr con-
sideración, atto. y SS.
Luis Ulloa.
— 107 —
COMISION HIDROLOGICA DL LA LIBLRTAD
Triangulación del valle de Chicama
I
ZONA DE TRABA.IUS
El valle de Cliicama, situado, aproximadamente, á38 kilómetros al
Norte de la capital del Departamento de La Libertad, tiene una koya
de 5,000 kilómetros cuadrados en el fondo de la cual corre el río del
mismo nombre.
Esta pintoresca región ha merecido, por su desarrollo agrícola
atención especial del Supremo Gobierno, haciendo que ima Comisión
Hidrológica estudie científicamente el problema de su irrigación.
Para conseguir el objeto deseado, se comenzó por una Triangula-
ción que abarcara la parte importante del valle, es decir aquella que por
su extensión y condiciones debia caer bajo el dominio de los ct.- .julos.
La dirección de este considerable trabajo ha corrido á cargo del
inteligente y laborioso ingeniero norteamericano Carlos W. Sutton, es-
pecialista en el ramo de irrigación.
11
Trabajos de campo
Pesada y larga ha sido la labor para conseguir la ubicación de la
base, mensura de la misma, fijación de los hitos principales, lecturas de
■ángulos, y demás observaciones, por las dificultades, que todos conocen,
en este género de trabajos.
La realización del trabajo de campo se ajustó al programa si-
guiente:
1.° — Elección y medida de la base;
2° — Elección de vértices;
3° — Medida de ángulos y diversas observaciones;
4° — Nivelación de un gran circuito.
— 1U8 —
III
Trabajos de Gabi'^ete
Esta paríe comprende:
1" — Cálculos y correcciones para la base medida;
2° — Revisión de los ángulos leídos para sus operaciones de prome-
dio, y corrección de los mismos alrededor de una estación;
4° — Cálculos de los lados de los triángulos:
5° — Cálculos de las posiciones geográficas; y
G° — Planteo de los puntos.
Base
Este elemento primordial de la triangulación que nos ocupa se en-
cuentra situado en el sitio que lleva por nombre «La Cumbre»: entre
los kilómetros 25 j 26 del ferrocarril de Trujillo, al norte de la ciudad,
y á 37 metros del eje de la línea, lugar plano, limpio y libre de obs-
trucciones; sus extremos son claramente visibles uno de otro, y en posi-
,ción tal que permiten rápido aumento de las dimensiones de los trián-
gulos.
Sus dos puntos extremos se encuentran fijados por tubos de fierro
con cabezas de bronce, especialmente arreglados, emplazados en macizos
de cemento; sobre ellos existen trípodes de madera con sus correspon-
dientes tarjetas para su visibilidad de otros vértices. La característica
de la cabeza de bronce es tener un triángulo en relieve para indicar su
objeto, y una inscripción «Cuerpo de Ingenieros de Minas» para su pro-
cedencia.
El terreno e i esta sección es regular de manera que no lia interrum-
pido la continuidad.
Se ha tomado el nivel de las estacas principales como de las se-
cundarias colocadas de 50 en 50 metros.
El instrumento usado para la mensura ha sido una cinta de acero
Standard á la tensión de 10 kilos y anotando las temperaturas.
Angulos
Para medir los ángulos se ha empleado un teodolito «Eouth» de
lectura directa con microscopio y que aproxima 2" de arco.
Las estaciones ó vértices de los triángulos están con marcas per-
manentes cuya descripción, &. se halla en un cuadro que incluímos á la
presente información.
En cuanto á la medición se han observado cuidadosamente las re-
glas que la práctica aconseja
— 109 —
Nivelación
Los aparatos empleados para este trabajo han sido; uu nivel «Giir-
ley», taiuaño grande, y miras milimétricas «Filadelfia».
Para evitar variaciones de altura en los cambios de estación se usó
un |)¡(|nete de acero, sirviendo éste de punto de apoyo para la mira.
Los puntos de referencia principales se hallan establecidos por tu-
bos de fierro emplazados en macizos de cemento, constituyendo hitos
permanentes. Los tubos indicados son, en construcción, semejantes á los
Hue se han usado para fijar los extremos de la base, su vínica diferencia
está en la cabeza de bronce, la cual consiste en la inscripción: «Cuerpo
de Ino-enieros de Minas. — Altura en metros».
En cuanto á la descripción de estos puntos y á sus alturas, damos
una tabla detallada por separado.
El ¡)nnto de partida es el puerto de Huanchaco.
Correcciones
Base. —La base fué varias veces medida tomando todas las precau-
ciones posibles, anotando las medidas parciales de estaca á estaca, altu-
ras, temperaturas y tensiones, empleando los instrumentos que hemos
indicado.
Con estos elementos se pasó á su corrección, incluyendo la de «Re-
ducción al nivel del Mar». El resultado es que la base mide:
3.079,5815 metros
El error eli la medición es de 1 en 12,200.
Angulos. — El número de lecturas de teodolito ascienden á 840, re-
sultando 420 ángulos, incluyendo todas las observaciones.
Cada ángulo ha sido leído cuando menos 4 veces, siguiendo la
práctica, paraj.a probable seguridad.
Para la corrección se ha procedido en el orden siguiente: rechazo
de las observaciones dudosas; sacado el término medio de las lecturas se
ha calculado el ángulo, y con las varias medidas para éste el término
medio; de aqui á la condición de que, «los ángulos medidos alrededor de
un punto sumen 360°».
El mayor error en más ha sido de 33" para nueve ángulos.
El id id „ menos 43" ,, 4 ,,
El menor id ,, más 9'' ,, 3 ,,
El id id ,, menos 0".50 ,, 2 ,,
También se ha tenido varias «reduccionas al centro de estación».
Con todos los datos clasificados se pasó á la repartición de los
errores.
— 110 —
TRIÁNGULOS V FIGURAS para esto SH lia llenado dos condiciones:
«que la suma de los 3 ángulos de un triángulo ^^ea 180°, y en los cuadri-
láteros cuetro rectos.
Cálculos de los lados de los triángulos, con lo anteriormente in-
dicado y bien dispuestos los datos se calcularon los lados de los triángu-
los empleando tablas de siete decimales.
Cálculo de las pósiciones geográficas. — El punto de partida ha
sido la torre S. O. de la Catedral de Trujillo cuyas coordenadas, según
el doctor Federico Villareal (libro «Determinación de las cooi'denadas
de los lugares del Perú)» son:
Latitud S 8'07'30"
Longitud O. de Paris. . 81°21'14"
Coordenadas que correponden á la ciudad de Trujillo.
Azimut. — Para la determinación del asimut se lia tomatlo el método,
«Alturas correspondientes» .
Planteo de los puntos. — El planteo de la carta se ha hecho usan-
do tablas «Coordenadas de Curvatura» y «Proyecciones Policónicas»
(U. S. Coast and Geodetic Survey).
Los hitos ele triangulación y nivelación son la base y sirven de
control al actual plano que se levanta á escala de 1 por 26,000.
Además de los puntos indicados en las tablas, existen otros puntos
secundarios en las hojas de plancheta.
Dentro de poco se concluirá el plano general del valle con todos
sus detalles topográficos, para entonces nos reservamos concluir este
pequeño trabajo á fin de completar la información.
Juan N. Portocarreró y C.
111 —
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— 112
COMISION HIDROGRAFICA DE LA LIBERTAD
TRIANGULACION
DESCRIPCIÓN
Torre SO. de la Catedral de Tnijillo.
Manuel, cima de un cerrito de granito. Señal, trípode de ma-
dera.
Huaca en las ruinas de Chanchán. Señal, trípode de madera.
Cerro de las Cabras, en su cinia. Señal, trípode de madera.
Orro de la Virgen, cima de un cerrito de granito, cerca de
Huanehaeo. Trí|)ode de madei'a y un tul)o de íieri'o en
macizo de cemento.
Cima secundaria de un grupo de aisladas ]:)rominencias.
37 metros al E. del centro de la línea del ferrocarril y cerca del
kilómetro 25, — Trípode de madera y tubo especial de fierro
con cabeza de bronce.
37 metros al E. del centro de la línea del ferrocarril y cerca del
kilómetro 28. Punto marcado en las mismas condiciones
que el N° 7.
Cerro Campana, cima oriental. Señal, trípode de madera.
La cumbre, cerro llanmdo Tricornio, en su alta cima se encuen-
tra un trípode de madera.
Chimenea de la factoría de Chiquitoy.
Cerro de Chicaina. Señal, trípode de madera en la cima.
C-erro Mocollope, Señal, trípode de madera 3^ tubo de fierro.
Cerro Quemazón. Señal, trípode de madera en la cima.
Cerro Ascope. Señal, trípode de madera y tul)0 de ñei-ro.
Cima de un elevado cerro, frente á la hacienda de Sausal. Señal,
tríj)ode de madera.
Cima de un escarpado y alto cerro, situado entre los valles Mo-
che y Chicama. Señal, trípode de madera.
Cima de una alta colina á 2 kilómeti'os de la oñcina de la ha-
cienda Sausal. Trípode cerca de unas cruces.
Cúmulo de rocas en la cima de un cordón de cerros al SO. de la
factoría de Pampas.
Cúmulo de i'ocas en una cima al X. de una vuelta del río y fren-
te al punto 19.
Cúnmlo de rocas en la cumbiv de un grupo de cerros, (|ue .sepa-
ra el río Chicama de San Benito y cerca de Jagüey,
Cúmulo de rocas de un elevado y escarpado es])inaso, con di-
rección a Lang-aroto.
Cima de una aislada colina, 3 kilómetros al E. de la hacienda
Sausal. Señal, trípode de madera y tubo de fierro.
— 113 —
COMISION HIDROLOGICA DE LA LIBERTAD
NIVELACION
DESCRIPCION
Huancliaco, ])uiit() de ret'ei-encia coloca-do en la direc-
ción del muelle, en la esquina más saliente del al-
macén de la Ag-pucia ,
Línea Huanchaco — Cliiquitoy, á 11 km5 al N. de
Huanchaco, y al pié del barranco
Santiago de Cao, en la iglesia del pueblo, al lado iz
quierdo de la puerta [¡rincipal
Hacienda t^hiquitoy, en la escjuina derecha de la casa
principal
Hacienda Chiclín, en la esquina SE- de la casa princi-
pal
Pueblo de Chicama, en la esquina del Colegio ..
Hacienda (lasñape, al lado E. de la línea férrea, y á
250 m. al X. de la casa principal
Piedra de Molino, cerca de la línea á Sausal y frente
á la casa princi[)al
Voladero de San Antonio, en la basedel medidor usa-
do para las mensurasde agua, ven la orilla izquier-
da del río Chicama
Hacienda Pampas, cerca de la línea férrea
Acequia Panq)as, en el estribo de la bocatoma, lado
izquierdo del río Chicama —
Hacienda San Antonio, en la esquina de la casa prin-
cipal
Hacienda Pampas de Ventura, en la es(]uina de la ca-
sa principal
Ascope en la esquina de la estación del ferrocarril
Facalá, en la estación del ferrocarril y muy cerca de
la línea
Tanque, en la esquina NE. de la estación del ferroca-
rril
Constancia, en la estación del ferrocarril y cerca de
la línea
Altuni i'ii
iiH'tros
2.437
15.653
12.479
40.030
111.134
130.093
181.816
217.754
255.689
358.437
382.271
265.147
231.253
221.057
188.959
140.670
112.865
— lU —
DESCRIPCIÓN
Altiiru eii
metros
18
Choeope, en la estación del ferrocan il y cerca de la
línea
108.734
116.442
19
Puente Cariaga, en el lado (). del terraplén,
á la orilla derecha del río Chicania y en 1
próximo
a esquina
NOTAS
1 — Las elevaciones son referidas al nivel aproximado y medio de la
mfirea en Huanchaco.
2 — Todas las marcas, exceptuando la N" 11, están constituidas por tu-
bos de fierro, especialmente construidos, con cabezas de bronce,
emplazados en macizos de cemento" — En la cabeza llevarán su al-
tura correspondiente.
3 — Las marcas 10 3- 11 no son del circuito indicado.
4 — 18 marcas son permanentes y temporales más de 30 que se utilizan
para el levantamiento del plano del valle de Chicama con la plan-
cheta.
La correría
Hace más ó menos 8 años que las inauditas brutalidades cometidas
por los cristianos contra los titulados salvajes, los jíbaros del Alto Ma-
rañón, obligaron á éstos á levantarse y matar á todos los cristianos exis-
tentes en esos lugares. Por todos fueron 75 las víctimas, entre ellos mis-
compañeros comprometidos allá en la selva en mi anterior expedición.
Pagaron justos por pecadores: allí encontró la muerte mi bondadoso ami-
go el padre agustino Calle. Desde esa fecha los indios del fértil 3^ pinto-
resco río Muchinguis é Imaza se retiraron casi todos al afluente Tuntun-
gos ó á las cabeceras del mencionado río. Después de formar de nuevo
el puesto Nazareth en la desembocadura del Muchingiiis ahora está defi-
nitivamente abandonado y donde antes reinaba el bullicio de la naciente
civilización, ahora reina el silencio de la selva en este bellísimo y agres-
te lugar manchado por crímenes tenebrosos de cristianos contra cristia-
nos é indios y la sangre de las víctimas de la venganza de los jíbaros.
Sin embargo hasta principio de este año existía en las iiltimas ca-
beceras del Muchinguis, en la quebrada del Socatín un griego llamado
Tacilópulo. Este hombre llevaba hacia años vida de salvaje, aun con sus
mismas costumbres, se pintaba, &. y tenía dos i]idias por mujeres.
Trataba á los indios de la manera más infame y aun los maltrataba,
obligándolos á trabajos forzados. En marzo de este año, un indio á quien
este brutal griego hostilizaba lo hirió de un lanzaso. Otros indios te-
merosos de las represalias de los cristianos, acensejaron matarlo y decir
qae se había ahogado en el río. Se llegó á ti'aslucir la verdad por un
muchacho.
Se había cumplido con el funesto designio. Con el pretexto de
vengar la muerte del griego se ha dado principio á una serie de correrías
al río Michinguis. Correría se llama encabezar ima cantidad de indios de
otras quebradas y ríos. Los jefes generalmente son uno ó dos cristianos.
Estas partidas asaltan tambos, matan sin piedad á los hombres,
roban á las mujeres y muchachos, estos últimos para venderlos después y
— 116 —
coi'taii las cabezas para reducirlas por niétodos! especiales jíbaros y ven-
derlas carísimas.
Durante mi permanencia en el Uta ví prisioneras de correrías
aun habían conservado una cabeza, no pudiendo ser disecada por estar
ya en estado de putrefacción.
Los cristianos temen un próximo levantamiento general de los in-
dios y han aprovechado la entrada de la hincha «San Miguel» hasta
cerca de Nieva y la surcada de mi expedición en canoas, en todo el Alto
Marañón, para decirles álos indios ser yo un apo (jefe) mandado per el Apo
de Lima para saber sí los jíbaros estaban en paz con los cristianos. En
el río Sínipa llegaron muchos para manifestarme qne querían vivir en
paz con los cristianos.
El 10 de julio del presente año se presentaron varias canoas en el
Uta. Un zambo costeño y dos cristianos venían mandando 30 indios de
las quebradas de Cotzu y Huavicc. Vestían traje de guerra, todos pinta-
dos de negro y colorado, adornados con coronas de plumas. Estaban ar-
mados de escopetas, carabinas AVínchester y lanzas. Me quedé asom-
brado de ver la talla de los indios. Unos eran tan grandes que podían
servir en la guardia, de coraceros del emperador Guillermo de Alemania.
Según me manifestó el hombre que era su jefe, iban á una correría al
rio Imaze ó Muchinguis cumpliendo una orden de no dejar ni perros vi-
vos en ese río. Habían dado á otros aviados la misma orden por escrito
la cual se llevaban consigo. Mi;chos se han negado á cumplir orden tan
injusta como bárbara.
Le supliqué al zambo que se fijara que yo era comisionado del go-
bierno y no asesinase á los indios inocentes del tantas veces mencionado
río. Los indios asesinos del griego vivían á gran distancia de la guebra-
da del Socotín y los moradores del Muchinguis no tenían nada que hacer
con ellos.
No podía hacer otra cosa sino suplicar. ¿Cómo me hacía respetar en
el corazón de la selva? ¿Qué les importaba á éstos desalmados asesinarme?
Noticias tuve por otros de la gran pasión que sentía el zambo por una
india de gran belleza que habitaba con su marido en el río Muchinguis,
3' seguramente quería api'ovechar la ocasión para robársela. Siguieron
su rumbo los guerreros.
Pocos días después, completada la expedición, emprendía la mar-
cha hacia el río Muchinguis. para después surcar esos lOO kilómetros que
ningún hombre civilizado había surcado hasta la fecha.
Me acompañaba el terrible curaca Samaren con gente en varias
canoas. Estaba comprometido á acompañarme hasta más allá de Zusa-
maro.
Mojados por fortisimas lluvias llegamos á la casa del curaca Chu.
Dormimos en el gran tambo rodeados por numerosos indios. El desper-
tar no fué muy agradaljle. De madrugada oí gritos, aullidos, llantos es-
pantosos de mujeres. Tenían tan rápidamente noticias de la horrible
— 117 —
matanza perpetrada por el Zambo en el río Muchinguis. Había formado
campamento cerca del Tambo del Chu, llevando prisioneras.
Disimuladamente alisté mi gente para lo que pudiera acontecer;
éramos 10 hombres. A poco rato tocaba el curaca Samaren el «tunduy»,
telégrafos sin hilos, un palo hueco cuyos sonidos se comunican á larga
distancia. Se golpea el pulo hueco con otro palito
El chiringuero que me acompañaba, abusando de no comprender
el Zébaro instó á los indios, valiéndose de mi prestigio como «apo>^ y de
mi gente armada, á libertar á la prisionera que traía el Zambo de la co-
rrería, la famosa hermosura llamada Mamango.
Efectivamente había asaltado un tambo en el río, precisamente en
el momento de estar muchos indios reunidos para ayudar á fabricar una
casa á un cristiano que se aventuraba á vivir en el rio Muchinguis.
Habían dado muerte á 7 hombres y á una mujer, hiriendo de muer-
te á varias criaturas. Pi'isioneros: la Mamango, su cuñada y su sobrinito.
Consintieron los tres cristianos entre risas bestiales que desnuda-
ran el cadáver de la mujer y lo profanasen con un palo. Más generosos
los indios del Tuntungos que vinieron á evitar la muerte de sus pa-
rientes, sólo obligaron al cristiano que se había aventurado á establecer-
se en ese río y que también había perdido todos sus bienes, á enterrar á
los muertos. El curaca Mariano ordenó á su mujer llevar al cristiano, su
esposa y sus dos hijos al Miraná, á ponerlos en salvo del furor de los in-
dios.
Por este mismo individuo supe después en Bagua Chica los por-
menores del infame asalto. También me refirió los planes de los indios
los cuales se proponían tenderme una emboscada. Sabían la cantidad de
gente á mis órdenes y qué clase de armas tenía, pero como venía con el
curaca Samaren y otro chiringuero, famosos en correrías, suponía ir yo
á lo mismo. Conocedor yo de las costumbres de los jíbaros y ser des-
confiado en extremo, di una vuelta por una isla enfrente de la boca del
Muchunguis.
Seguiremos el hilo de nuestra narración.
Media hora después de oír los golpes sordos del «tunduy», asoma-
ron muchas canoas con gente armajda. El hipócrita de mí compañero me
dijo que toda esa gente deseaba acompañarme un día de surcada. Por
más que me negué á aceptar tan sospechosa compañía, emprendió la
surcada de la flotilla de canoas con los indios embravecidos y armados.
Por uno de los bogas supe la verdad de las cosas; había estado en el Mo-
rona y entendía el jíbaro. Como la canoa era pesadísima y la más gran-
de, muy pronto quedamos atrás. Al fin se oyen gritos infernales, gi'ítos
horrorosos, los cuales resonaban en la montaña y más tarde columbio en
una playa los dos bandos uno en trente del otro.
— 118 —
El Zambo con su gente tenían la montaña por e-ipalda, y Samaren
con los suyos el río y la multitud de canoas esparcidas por la playa.
50 hombres serían los de Samaren, 30 los del Zambo pero mejor
armados. Todos gritaban, zapateaban, se metían los puños por la cara,
las carabinas, mordiendo casquillos. La bella india Mammigo eu medio
con un pequeñito, su sobrino de la mano. Comprendí que sólo espera-
ban que pisara yo tierra para principiar el combate. El aspecto de la
playa con estos guerreros salvajes enfurecidos era de lo más pintoresco,
digno de perpetuarlo en una cinta cinematográfíca. Despacio me acerca-
ba, preparada mi gente para enfrentarme á los acontecimientos. Al fin
llegó el momento crítico: estuve enfrente de los indios.
El Zambo, ojeroso con un papel en la mano, la orden de exterminio,
me saludó: no contesté el saludo. Samaren me señalaba patéticamente
con una mano y con la otra empuñaba su wincliester. Un indio contra-
rio de ferocísimo aspecto con su carabina lista me lanzaba miradas terri-
bles. Yo di en voz baja orden á mi sobrino: si levanta la carabina ese
indio que me mira tan feo ¡tírale! Seguramente al principiar el combate
como «apo» de preferencia me hubieran muei^to.
Seguí mi marcha adelante sin hacer caso absolutamente de nada y
á tres cuadras de distancia atracó la canoa á tierra y me puse en obser-
vación.
Tenía forzosamente que esperar, pues una canoa con indios com-
prometida para la expedición estaba en el conflicto. Por último, los irnos
careciendo de mi apoyo no se atrevieron á dar principio al combate y
los otros intimidados con mi presencia como comisionado del gobierno y
mi gente armada, entregaron á la prisionera. Al acercarse Samaren con
la india me quedé maravillado de ver una hermosura tan grande. Repre-
sentaba 18 años, era más alta que la generalidad de las indias, rostro
ovalado, nariz delgada, griega, ojos grandes, muy grandes y negros, bo-
ca correcta, la frente agraciada con cerquillo de sus largos cabellos ne-
gros. Busto espléndido, brazos y piernas admirablemente torneados.
Insistí para que la devolvieran á sus parientes, pero Samaren seguramen-
te de acuerdo con mi hipócrita compañero, me dijo, que la había elegi-
do para su tercera esposa. La bella india comprendía todo y lloraba
amargamente. La desgraciada sólo habia cambiado de dueño y peor tal
vez, pues el Zambo, naturalmente, tenía otras costumbres que el feroz
curaca Samaren.
A través de los siglos la historia nos relata la influencin terrible
en el destino de la humanidad de ciertas mujeres dotadas por la natura-
leza de hermosura extraordinaria. Elenas, Cleopatras y un sin número
de bellas cortesanas han trastornado el cerebro de príncipes y héroes y
han influido en el destino de los pueblos.
La hermosura sobrenatural de Lady Hamilton influyó en el ánimo
Calcul des diferericcs d'altitude de Tirapata á puerto Maldonado (Perou)
PAR OBSERVATIOXS HYPSOMETRIQÜES ET THERMOMETEIQUES SDnTLTAXÉES
(METHODE ET TABLES DE RADAl)
■¿'.>.hún 1912. -j
[' Tirapata.
1 .luillet.
1" ^.
[ Triunfo . ,
I Triunfo.
\ Cruc-ern.
f Crucpro.
•i I
[ Huai'üars
í Hnan. ¡irnni .
■¡I 1(1 km..
['Limbani.. .
H M
6.00 S
M i 87 '.465 1+0 .030 .
8.00 S
Limbani . . ,
13 lira.,
Oconetiue . ,
Ocoueciuo . . . .
4'ikm
Sto. Domingo .
Sto. Domingo . .
25 km. . .
Campamento 5.
Campamento 5.
3ilkm
La Pampa
V j87 .200
M j 87 .195
M 86 .820
.960
+0 .030
La Pampa .
36 km.
Candanio . .
7,00 S
+ 0 .030
+ 0 .030 ¡
La Paiiii)a. .
39 km.
Candamo . .
Candanio
32 ki
Astillero.
Astillero
Quil<iuiri
Quiliiniri
Baltimore
Baltimui'e
Pto. Maldonado,
89 .'70
89 .405
93 .680'
93 .706
94 '.78Ó'
94 .860
96 '.QbO
96 ,070
M 98 ,3ÍÓ'
V 98 .220
. j
99 Vl'lü'
V 98 .260
m ' 99 .140
V I 99 .030
99 .175
99 .075
V 1 99 .260
M 99 .430
V 99 .416
M I 99 .580
V ¡ 99 .646
+ 0 ,030
M
+00.040
+0 .040
+ 0 .040
— 0'.005
-O .005
+ 0 .040
+ 0 .030
-O .005
—O .605
+ 0 .030
1+0 .030
+ 0 .030
+Ü
+ 0 .030
O ,030
+ 0 .030
+ 0 .030
+ 0 ,030
9
+0°.030
+ 0 .080
+ 0 .030
+ 0 .030
+ 0
-O .030
+ 0 .035
+0 .030
+ ¿".'d3'5
+ 0 .030
+ Ó .'036
+ 0 .030
+ 0 .035
+ 0 .030
+ 0 .030
+ 0 .030
+ lj'.'o'3'o
+ 0 .030
+ 0 .'030
+ 0 .030
+ 0 .030
+0 ,030
+ 0 ,030
+ 0 .030
+ Ó .030
+ 0 .030
+ (j'.'o'3'o'
+ 0 ,030
10
87'.495
87 .236
87 .226
'86'.'74s'
-O .006 +0 .025
'+0 .030
—O .006
+ 0 .025
+ 0 .030
+ 0 .025
86 .995
87 .010
¿ó'.'so's
89 .435
93 ,710
93 .796
94 .'¿lO
94 .890
96 .080
96 .100
98 .3'4'o'
98 .260
99 '.'WO
98 .290
99 .170
99 .060
99'.'2'05
99 .106
'99'.'2'8'6'
99 .460
99 .440
99 .610
'99'.'6'7'o'
11
9'.0
13
g'.o
10 .7
6 ,1
"6'.'2'
3 .0
O .8
O .0
"4 , '2
8 .1
'12 '.'4
14 .1
'14. '7
16 .3
(Í8 .'ü'i;
13 .4
17 .2
17 ,4
'Í8 .'2
13 .0
'ié ,'5
20 .3
'Í9 .4
21 .0
'¿O ,8
16 .0
'Í6'.'2'
15 .0
'(Í6'.'5')
+0.2
+ 0.2
+ 0.2
+0.2
+0.2
+ 0.2
+0.2
+ 0,2
+ 0.2
+ 0.2
+ 0.2
+0.2
+0.2
+ 0.2
10 ,9
6 ,1
'6','4"
3 ,0
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O ,0
'4','4 '
8 ,3
Í2','4 '
14 .3
Ü ,'7 "
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20 ,5
19 ,'4"
21 ,0
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16 ,0
15 ,0
ié'j"
19,9
10,5
'4,0'
4,4
20,7
29,0
34,6
30,8
39,9
42,0
31,4
15
3706-5
3786,8
3789,9
80,3
3!)38,5 I
3905,9
[+ 148.6
3861,0
3856,4
31190,7
3112,1
1827,4
1802,3
1502,6
1478,9
1180,0
1124,2
475,1
601,0
' 245',7'
489,0
237,i
268,6
'227,1'
255,7
"2114/2
1.54,1
' 159,9
111,2
94,1
3=8
Si .
o
3,4
- 1284,7
66,3
— 299.8
18,1
— 346.9
24,9
— 649.1
41,5
— 265,3
Í8,9
— 262,4
16,6
— 41.5
3,4
— 61.0
4,6
— 5.8
0,4
— 17.1
1,1
&¡ o
5 ^
+ 83,7
317,9
— 373,H|
i
— 690,lij
1 '-274:2
I
— 271,1)
1
J — 268,0
+ 6,2
Observations:— (1)— Cl. Corr. tb. hyps. 38048. (M),+Ü.30, C2,— Corr. th. byps. 38045 (V), +0.020.— C, Cor. pr. ramener les lectures V. anx lectures M d'apres Ies t-omparaisons da 3 juillet,
— u.(H)."), — L;i , <urrrl i v, a été por tout o +0,tt40 en raisou de la defectrionle de Ibnctionnt. du tb. 38046 experiences) des 29 Juni et 3 Juillet). C. pour ramener les lectures V du tb. fronde 37211 anx
lectures M du til, fr, 3T212 (Oompons. des 3.16 & 19 Juillet).
(2) — 02. Corr. tb. byps, 38046 (V), +0.030 C3, dap les comparaisons des 16 et 19 Juillet 0.000
(3) — Cl. „ „ „ 38049 (M), +0.030 C8, Corr. ponr ramener les observat V anx obs. M d'apres les Comp. des 16 et 19 Juillet, —0.005.
De Tirapata Astillero, les differents portes étant desservis par une ligne telepbonique, les observations ont été rigoureusement siuiultanées.
D' Astillero a Maldonado, ponr le cas on les observations ont été faites a des beures légerement differeutes, elles ont été réduites á une merae heure d'apres les variations du barometre aneroide
au voisiuage de rexpérienee bypsométrique.
Entre Quibiuire et Baltimore, le cbangement de signe de la difference de niveau s'explique par le fait qu'a Quilquiri l'observation á été faite aur une plage. tandis qu'á Baltimore elle a été
faite sur nne berge elevée. D'aillenrs la comparaison des lectures sinuiltanées de l'bypsometrG et du barometre aneroide faites á chaoune de ees stationa montre cpi'il n'y apas eu dVrreur de lecture
bvsométrivpie.
L'altitude de départ (Tirapata, 3880 m.) est extraite de l'horaire Chemius de fer de Juliaca au Cusco.
La Paz, 3 Mai 1913.
Corr.-C, MAULES.
— 119 —
del gran Nelson, para mancharse con la sentencia de muerte de los re-
volucionarios de Nápoles.
Son innumerables las bellezas fatídicas que, sin darse ellas misinas
cuenta, siembran la ruina, la desolación en individuos, familias y nacio-
nes. Mamango, esta Venus ligeramente bronceada de la montaña, tuvo
la mala estrella de nacer tan bella para desgracia de su marido y demás
familia y según costumbre de los jíbaros, la venganza sangrienta de los
indios del río Muchunguis no se hará esperar. Ha corrido sangre y co-
rrerá por esta bella india de las selvas del Marañón.
M. A. Mesones Muro.
COMISION PERUANA DE LIMITES CON BOLIVIA
Diciembre 10 de 1913.
Señor Secretario de la Sociedad Geográfica.
Muy señor mió:
Le envío á Ud. una copia de las alturas cuidadosamente calculadas
por los señores Tenientes Coroneles C. Mailles y C. Vincent, en el cami-
no entre Tirapata y Astillero.
Todas las alturas observadas antes en ese trayecto lo han sido con
aneroides, instrumento que no da medidas muy correctas, sobre todo en
una región tan alta y accidentada como la de la cordillera.
Dispénseme que no incluya mayores datos, por encontrarme en
vísperas de emprender viaje, y que me limite á dirigirle la presente.
De Ud. at° y S. S.
Mayor S. Harris Toppin.
Jefe de la Comisión.
♦ -* -
- 120 -
Cuadro de distancias de Lima álas capitales de provincia
DEPARTAMENTO DE AMAZONAS
[19 — Viaje á ChnchapoiiüH
Del Callao á Pacasmayo (vapor)
Pacasmayo á Chilete (íren) ....
Chilete á Cajamarca
Cajamarca á Chachapoyas
2" — Viaje á Jumhilla (Bongará)
Del Callao á Chachapoyas (véase 1°)
Chachapoyas á Jumbilla .
3*? — Viaje á Lámud (Luya)
Del Callao á Chachapoyas (véase l9)
Chachapoyas á Lamud
DEPARTAMENTO DE ANCASH
4 — Viaje á Huarás
Del Callao á Casma, caleta, (vapor) ,
Caleta á Casma, Pueblo
Pueblo Casma á Huaras
5? — Viaje á Yungai
Del Callao á Casma (vapor)
Casma á Yungai
6?- Viaje á Caras (Huailas)
Del Callao á Samanco (vapor)
Samanco á Caras
- 121 -
7° — Viaje ó Cahanu (Pal lasca)
Del Callao á Chimbóte (vapor),
Chimbóte á Chuqaicara (tren). .
Chuquicara á Cabana
8° — Viaje á Poiiiabaiiihd
Del Callao á Ymigai (véase 6°).
Yung'ai á Pomabamba
9 — Viaje á Huari
Del Callao á Huarás (véase i^')
Huarás á Huari
Km. F.C.
82
10^ — Viaje á Chiquián (Bolognesi)
De Lima á Cajatambo (véase 12.)
Cajatambo á Chiquián
11 — Viaje á Casma (Santa)
Del Callao al puerto de Casma (vapor)
Puerto Casma á pueblo de Casma. . . .
12 — Viaje á Cajatambo
De Lima á Sayán (tren)
Sayán á Cajatambo. . . .
236
DEPARTAMENTO DE APURÍJ[AC
13 — 1 i aje á Abancai
Del Callao á Moliendo (vapor).
Moliendo al Cusco (tren)
Cusco á Abancai
14 — Viaje á C/iaUmanca (Aimaraes)
Del Callao á Coracora (véase 28*^
Coracora á Chalhuanca
814
32
32
— 122 —
15 — Viaje á AvihtIiiKiilds
Del Callao á Abaucai (véase 13) .
Abancai á Aiidaliuailas
16 — Viflje á AntolKttiilxí
Del Callao á Coracora (véase 28).
Coracora á Antabamba
Km, F. c,
17 — Viaje á Tambobamba (Cotabambas)
Del Callao al Cusco (véase 40).
Cusco á Tambobamba
DEPARTAMENTO DE AREQUIPA
18 — Viaje á Arequipa
Del Callao á Moliendo (vapor),
Moliendo á Arequipa (tren). . .
IS)— Viaje á Moliendo (Lslai)
Del Callao á Moliendo (vapori
20— Viaje á Aplao (Ca.^^tilla)
Del Callao á Camaná (véase 23°)
Camaná á Aplao
21 — Viaje á Chuquibamba (Coudesuyos)
Del Callao á Aplao (véase 20) .
Aplao á Chuquibamba
22 — Viaje á CotaJiuasi (Unión)
Del Callao á Coracora (véase 28).
Coracora á Cotaliuasi
172
— 123 —
23 — Vioje á Camaná
Del Callao á Quilca (vapor)
Quilca á Camaná
24 — Viaje á CaiUoma
Del Callao á Arequipa (véase 18).
Arequipa á Sumbai (tren)
Sunibai á CaiUoma
DEPARTAMENTO DE AYACUCHO
25 — Viaje á Ayacucho (Huamanga)
Del Callao á Pisco (vapor)
Pisco á lea (tren)
lea á A^^acucho
26 — Viaie á Cangallo
Del Callao á lea (véase 25).
lea á Cangallo
27 — Viaje, á Puquio (Lucanas)
Del Callao á Lomas (vapor)
Lomas á Puquio
28 — Viaje « Cor acora (Parinacochas)
Del Callao á Chala (vapor)
Cliala á Coracora
2Q— Viaje á Haanta
Del Callao á Ayacucho (véase 25)
Ayacucho á Huanta
30 — Viaje á San Miguel (La Mar)
Del Callao á Ayacucho (véase 25)
Ayacucho á San Miguel
Km. F, C. Leguas
113
74
10
12
- 124 —
31 — Viaje á Iluancapi (Víctor Fajard
Del Callao á Cangallo (véase 2(í).
Cangallo á Huancapi
DEPARTAMENTO DE CAJAMAKCA
32 — Viaje á Cajamarca.
Del Callao á Pacasmayo (v ipor).
Pacasmayo á (^hílete (tren)
Chilete á Cajamarca
33 — Viaje á Gelendin
Del Callao á Cajamarca (véase 32)
ajamarca á Celendín
34 — Viaje á Cajabamba
Del Callao á Ca,jamarca (véase 32) .
Cajamarca á Cajabamba
35 — Viaje á Chota
Del Callao á Cajamarca (véase 32).
Cajamarca á Chota
36 — Viaje á Jaén
Del Callao á Cajamarca (véase 32).
Cajamarca á Jaén
37 — Viaje á Hiialf/ai/oc
Del Callao á Cajamarca (véase á 32).
Cajamarca á Hualgayoc
38 — Viaje á Contumasá
Del ('allao 'á Salaverry (vapor) , ,
Salaverry á Ascope (tren)
Ascope á Contumasá
30 — yi'ij'' « Cittervo
Del Callao á Cajamarca (véase 32)
Cajamarca á Cliota
Chota á Cutervo
DEPARTAMENTO DEL CUSCO
40 — Viaje al Cusco
Del Callao á Moliendo (vapor)
Moliendo al Cusco (tren)|. . . . ,
814
41- Viaje á Calca
Del Callao al Cusco (véase 40).
Cusco á Calca
42 — Viaje á TJnihamba
Del Callao al Cusco (véase 40).
Cusco á Urubamba
43 — Viaje á Paucartambo
Del Callao al Cusco (véase 40).
Cusco á Paucartambo
44 — Viaje á Yanaoca (Canas)
Del Callao á Arequipa (véase 18).
Arequipa á Tinta (tren)
Tinta á Yanaoca
45 — Viaje á Acomayo
Del Callao á Arequipa (véase 18) .
Arequipa á Quiquíjana (tren). . . .
Quiquíjana á Acomayo
— 126 —
4(3 ^ \ 'inje ¿i Pu raro
Del Callao al Cusco (véase 40)
Cusco a Paruro
47 — Viaje á Santo Tomás (Cluunbivilcas)
Del Callao á Yanaoca (véase 44) ,
Yanaoca á Santo Tomás
48 — Viaje á Anta
Del Callao al Cusco (véase 48)
Cusco á Anta
49 — Viaje á Sicuani [Can chis]
Del Callao á Arequipa (véase 18).
Arequipa, á Sicuani (tren)
50 — Viaje á Santa Ana (Convención)
Del Callao al Cuzco (veáse 40).
Cuzco á Santa Ana
51 — Viaje á Urcos ((¿uispicanchi)
Del Callao á Moliendo [vapor].
Moliendo á Urcos [tren]
501
763
DEPARTAMENTO DE HUAXUCO
52 — Viaje á Huánuco
De Lima al Cerro [tren] .
Cerro á Huánuco
53 — Viaje á Llata (Huanialíes)
De Lima á Huánuco (veáse 52).
Huánuco á Llata
340
— 127 —
54 — \iajc á La Unión (Dos de Mayo)
De I-ima á Huánuco (veáse 52
Huánnco á La l'nión
55 — yiaje á Ambo
De Lima al Cerro (tren)
Cerro á Ambo
56 — Yiaj'e á Huacrachuco [Marañón]
De Lima á Huánuco [veáse 52].
Huánuco á Huacrachuco
Km. F, c.
Leguas
340
18
16
(O
DEPARTAMENTO DE HUANCAVELICA
57 — yiaje á Huancarelica
De Lima á Huancar- o (ti en).
Huancayo á Huanca vélica..
58 — Yiaj'e á Castrovirreina
Del Callao á lea > veáse 61 )
lea á Castrovirreina
59 — Yiaj'e á Lircai
De Lima á Huanca vélica (veáse 57).
Huancavelica á Lircai
60 — Yiaje á Pampas (Tayacaja)
De Lima á Huancayo (tren).
Huanca^'o á Pampas
DEPARTAMENTO DE ICA
61 — Yiaje á lea
Del Callao á Pisco (vapor;.
Pisco á lea (tren)
330
330
21
34
11
- 128 —
(>2 — yicije á Pisco
Del Callao a Pisco; vapor)
63— Viaje á Chincha
Del Callao á Tambo de Mora (vapor).
Tambo de Mora á Chincha Alt i(tren).
DEPARTAMENTO DEJUNIN
()4 — \iaje á Taima
De Lima á la Oroya [tren].
Oroya á Tarma
65 — Vía/e á Cerro de Pasco
De Lima al Cerro (tren)
66 — Viaje á Jauja
De Lima á Jauja (tren)
67 — Viaje á Huancayo
De T<ima á Huancayo (tren)
68 — Viaje á Yauli
De Lima á Yauli (tren)
. DEPARTAMENTO DE LIMA
69 — Viaje á HuachoU'hsucay)
De Lima á Huacho itren)
70 — Viaje al Callao
De Lima al Callao (tren)
11
208
340
287
330
180
179^2
13
— 129 -
71— Via/e á Canta
Dl' Lima á ('¡iiita [jíor Obrajillo]
72 — \iaje á Matwcíína (Hiiarochirí)
J)e Lima íi Matucana [tren]
73 — Viajen Yauyos
Del Callao á ( Vrro Azul [vapor) .
De Cerro Azul á Yauvos
74 — Viaje á Cañete
Del Callao á Cerro Azul (vai)oi-).
Cerro Azul á Cañete
Km. F.C.
89
DEPARTAMENTO DE LA LIBERTAD
75— Fía;e á Trujillo
Del Callao á Salaverr^- [vapor] .
Salaverry á Trujillo [tren]
76 — Viaje á Otusco
Del Callao á Trujillo (veáse 75).
Trujillo á Otusco
77 — Yiaje á Huamachuco
Del Callao á Trujillo (Veáse 75
Trujillo á Huamachnco
78— Viaje á Santiago de Chuco
Del Callao á, Trujillo (veáse 75;.
Trujillo á Santiago de Chuco....
79— V/a/e á Tayabamba (Patas)
Del Callao á Trujillo (véase 75).
Trujillo á Tayabamba
14
— 130 —
80 — Viaje á San Pedro de Hoc (Pacasmayo)
Del Callao á Pacasmayo(vapor) .
Pacasmayo á San Pedro (tren).
Km, F. C,
8
DEPARTAMKJíTO DE LAMBAYEQUE
81 — Viaje á Chiel'ai/o
Del Callao á Eten (vapor).
Eten á Chiclayo (tren). . . .
82 — Viaie á Lamhai/eqne
Del Callao á Eten (vapor)
Eten á Lambayeque (tren)
15
25
DEPARTAMENTO DE LOBETO
83 — Viaje á Ignitos (Bajo Amazonas)
Por el Pichis
De Lima á la Oroya (tren) , . . ,
Oroya á Puerto Bermudes
Puerto Bemmdes á Jqnitos (lancha ó balsa). ...
Por Cajamarca
Del Callao á Moyobamba (véase 103).
Moyobamba á Iquitos
84 — Viaje á Yurimagnas (Alto Amazonas)
Del Callao á Moyobamba (véase 103)
Moyobamba á Yurimaguas
85 — Viaje á Contamana (Ucayali)
Del Callao á Yurimaguas (véase 84)
Yurimaguas á Contamana (sin bajar hasta Iquitos).
208-
— 131 —
DEPARTAMENTO DEL MADRE DE DIOS
86 — ViiiJ'' (i Pnerto Maldoméo (Tambopata)
Del Callao á Moliendo (v ijtnr)
Moliendo á Tirapata <tren)
Tirapata á Astillero
Astillerxj á Pueito Maldonailo (canoa ó lancha),
87 — Viaje á Mm im
Del Callao á Puerto Maldouado (véase 86). . . .
Puerto Maldouado á Manu (canoa ó lancha). . .
88 — Viaje á Iñapari (Tahuamanii)
Del Callao á- Puerto Maldouado (véase 86).
Puerto Maldouado á Iñapari
DEPARTAMENTO DE MOQUEGUA
89 — Viaje á Moquegua
Del Callao á lio (vapor),
lio á Moquegua (tren) . , ,
DEPARTAMENTO DE PIURA
90 — Viaje á Piut a
Del Callao á Paita (vapor) ,
Paita á Piura (tren)
91 — Viaje á Hvuncabamba
Del Callao á Piura (véase 90).
Piura á Huaiacabamba
92 — Viaje á Paita
Del Callao á Paita (vapor)
Km. P:C: Leguas
543
98
97
96
60
96
40
42
— 132 —
93 — Vioje á Ayavnca
Del Callao á Pinra (véase 90) .
Pin ra á Aya vaca
94 — Viaje á Sullona
Del Callao á Paita (vapor).
Paita á Sallana (tren)
Km: F:C:
40
62
DEPARTAMENTO DE PUNO
95 — T iaje á Puno
Del Callao á Arequipa (véase 18).
Arequipa á Puno (tren)
96 — Viaíe á Lampa
Del Callao á Arequipa (véase 18).
Arequipa á Juliaca (tren)
Julíaca á Lampa
97 — Viaje á Amngaro
Del Callao á Arequipa (véase 18).
Arequipa á Pucará (tren) ,
Pucará á Asángaro
98 — Viaje á Huancané
Del Callao á Arequipa(véase 18) . , ,
Arequipa á Juliaca (tren)
Juliaca á Huancané
99 — Viaje á Juli (Chucuito)
Del Callao á Puno (véase 95).
Puno á Juli
100 — Viaje á Sandia
Del Callao á Asángaro (véase 97) - . . .
351
304
360
304
12
12
r- 133
Km. F. C.
Asáiigaro á Sandiít
101 — Vm}fí á MiiciiHani (('araba3'a)
Del Callao á Aivcjuipa (véase 18),
Arequipa á Santa liosa (tren)
Santa Rosa á Macusani
102 — Vltijc á Ayaviri
Del Callao á Arequipa (véase 18).
Arequipa á A^-aviri ( tren)
DEPARTAMENTO DE SAN MARTIN
103 — T'iV//f' á Moyohmnha
Del Callao á Chachapoyas (véase 1°)
Chachapoyas á Moyobamba
ID-Í—Vkijc^ á Tarapoio (San Martin)
Del Callao Moyobamba (véase 103).
Moyobamba á Tarapoto .
105 — Viaje á Saposoa (Huallaga)
Del Callao á Tarapoto (véase 104),
Tarapoto á Saposoa
DEPARTAMENTO DE TACNA
106 — Vi"/'- (í Arica
Del Callao á Arica (vapor)
107 — Viaje á Locumha (Tacna)
Del Callao á Moquegua (véase 89) -
- 134 -
Moquegua á Locumba .
108 — Viaje á Cundarave (Tárala)
Del Callao á Locumba (véase 1()7).
Locumba á Candarave
DEPAETAMENTO DE TUMBES
109 — Viaje á Tumbes
Del Callao á Tumbes (vapor)
Km. F. C. Lpfina.i
10
1(3
Lima, Junio, 1914.
B — SciPióN E. Llona.
Secretario de la Soeiedad.
- 135 -
Distancias entre los puertos de la costa del Pacífico,
de Panamá á Coronel
CALCULADAS POR LA PACIFIC STEAM NAVIGATION COMPANY, EN
MILLAS NÁUTICAS
LlNEA PRINCIPAL DE LA COSTA
Coronel á
Talcahuano..
Valparaíso..
Coquimbo
Caldera
Antofagasta.
Iquique.
Pisafiua...
Arica
Moliendo..
Callao
Salavprr3'.
Paita
Guayaquil
Panamá...
Coronel á
Talcahuano...
Tomé
Valparaíso....
Coquimbo
Huasco
Caldera
Chañaral
Taltal
Antofag:asta..
Tocopilla
Iquique
Caleta Buena.
Pisagua.
Puerto &
puerto
41
240
198
189
207
223
1021
39
1067
71
1130
134
1209
457
1521
256
1765
254
1978
220
2183
835
2821
41
41
8
44
236
260
198
450
99
540
93
632
47
668
65
726
111
826
106
918
117
1021
20
:049
21
1067
— 13(} —
LÍNEA PRINCIPAL DE LA COSTA
pueilo
Arica
lio
Moliendo
Quilca
Chala
Lomas
I'isco
Tambo de Mora.
Cerro Azul
Callao
Huacho
Supe
Huarmey
Casilla
Sama neo
Chimbóte
Salaverry
Hnanchaco
Pacasmayo
Eten
LINEA DE PANAMA A GUAYAQUIL
Panamá a
Bueiiav'entura....
Tnmaco
Esmeraldas
Bahía (Ecuador)
Manta
Cayo
Machalilla
Ballenita
Puerrto Bolívar.
Guayaquil
Directo
71
1 130
yl
1184
53
1209
34
1227
127
1282
40
1301
152
1418
14
1428
34
1453
83
1521
70
1580
21
1597
52
1Ü45
43
1(586
18
1703
15
1711
61
1765
13
1781
53
1828
34
1861
355
172
88
147
31
44
16
35
108
75
355
433
477
581
596
629
638
673
780
835
— 137 —
Distancias de Liverpool al Callao por Magallanes, según
la Pacific Steam Navigation Company
LÍNEA PRIXl-IPAL DK LA COSTA
Liverpool a
La Pallice-Roehelle.
Coruña
'^igo
Leixoes (Oporto). . .
Lisboa
Pernambuco
Bahía
Hio de Janeiro
Santos
Montevideo
Falkland Islands, . .
Punta Arenas
Coronel
Talcahuano
Valparaíso
Callao
Puerto
Directt)
605
605
362
967
133
1100
75
1175
185
1360
3169
4529
400
4929
742
5671
208
6879
914
6793
1030
7823
650
8373
1228
9601
43
9644
238
9882
1261
11143
— 138 —
Distancias entre los puertos peruanos de lio á Tumbes según
la Compañía Peruana de Vapores
lio á Moliendo ...
Moliendo á Chala
Chala á Lomas
Lomas á Pisco
Pisco á Tambo de Mora
Tambo de Mora á Cerro Azul
Cerro Azul al Callao
Callao á Huacho
Huacho á Supe
Supe á Huarmei
Huarmei á Casma
Casma á Samanco
Samanco á Chimbóte
Chimbóte á Salaverri
Salaverri á Huanchaco
Huanchaco á Pacasmayo ....
Pacasmayo á Eten
Eten á Pimeiitel
Pimentel á Paita
Paita á Talara
Talara á Tumbes
Millas
53
159
40
152
14
34
. 74
70
22
52
43
18
15
61
13
53
34
9
152
38
91
D^pgrtQmento d^l Iv\adre Dios
MEMORIA QVE PRESENTA EL CORONEL D. PEDRO PORTILLO,
MINISTRO DE FOMENTO, EN COMISIÓN.
Excelentísimo Señor:
Comisionado por V. E. para trasladarme al nuevo Departamento
del Madre de Dios, en mi calidad de Ministro de Fomento, con el fin de
inspeccionar su administración y entrevistarme, á la vez, con un Comi-
sionado Especial del Grobierno de Bolivia para arreglar las pretensiones
que sobre inmensa cantidad de tierras de montaña alega la casa bolivia-
na de Suárez y Co. Ltda., tengo el honor de poner en manos de V. E. el
presente informe, que lleva la expresión fiel de la verdad acerca de la
administración pública de ese nuevo departamento, abarcándola desde
bases distintas, no sólo ocupándome del estado en que las he hallado sino
fijando ideas precisas sobre lo que, á mi juicio, debe hacerse en pro del
desarrollo general del departamento.
Debo manifestar también á V. E. que, aunque el Gobierno de Bo-
livia no envió al Comisionado Especial y, en consecuencia, no tuvo lu-
gar la conferencia que debía efectuarse con el infrascrito; he estudiado
y hecho concepto de cada uno de los puntos de que trata el alegato de
la casa Suárez, y sobre este punto y los demás de que trato en este in-
forme, sólo encontrará V. E. mi espíritu recto y justiciero y el deseo de
secundar la patriótica política del G-obierno de V. E.
— 140 —
Caminos
Dos snn los línicos cpie unen los departamentos del Snr con el
nuevo departamento del Madre de Dios: el de la via del Cusco-Paucar-
tambo-Tres Cruces y el de Tirapata á Astillero.
Voy á ocuparme de cada uno de ellos separadamente.
Camino del Cusco-Paucartambo-Tres Cruces
Este antiguo camino retine condiciones bafo todo punto de vista?
halagadoras para ser utilizadas como vía comercial y sobre todo estraté-
gica. La corta distancia que hay desde el Cusco al Madre de Dios — en
el sitio denominado Carbón — permiten haicer de él — debidamente repa-
rado y bien conservado — una via fácil, barata y rápida.
Bajo el punto de vista comercial, permitirá llevar en el corto espa-
cio de seis días máximum, las mercaderías desde el Cusco, con un costo
que no excederá á S. 10 por (jnintal. hasta el llamado Itahuania donde
ha de terminar el camino, sitio situado á dos horas de la boca del Manu;
y, en cuanto á los servicios que puede prestar al país como vía estraté-
gica, sólo basta decir que en caso daio, pueden ponerse, sin esfuerzo
alguno, en la tíoca del Manu 500 hombres, con sus equipos correspon-
dientes y dotación de gnerra, en un tiempo no menor de siete días.
En la actualidad, dadas los pésimas condicíojies en que se encuen-
tra, se hace esto camino en seis jornadas (pie se especifican así: del Cus-
co á la estación del Huambutio, en ferrocarril, 3^ desde este lugar á
Paucartambo en un solo día de viaje (6 horas á muía). De Paiicartambo
á tres Cruoes (5 horas): de Tres Cruces á Tambomayo (4 horas): de Tam-
bomayo á Asunción (5 horas) y desde este lugar al Tono, piincipio de la
navegación en canoa en el Alto Madre de Dios (5 horas). Desde el Tono
hasta la boca del rio Manu, afluente por la izquierda del Madre de Dios
y asiento de la Subprefectura de la provincia, se gasta un día de cano»
con bnena tripulación.
Hoy por hoy sn mal estado de conservación lo hace camino íntra-
ficable y el injusto abandono en que se le ha tenido, así como el hecho
de ser la vía más corta qne nos pone en comunicación con el Madre de
Dios, me ha inspirado la resolución dictada en 21 de octubre pasado,
mandando ejecutar las obras necesarias para ponerlo en estado traficable,
con lo que no sólo se beneficiará el departamento del Madre de Dios
sino también las provincias de Paucartambo, Calca y Quispicainchi del
— 141 -
departamento del (Jasco. Con este objeto he dispuesto que el Subpre-
fecto de la provincia de M uni, ing. Sr. Eduardo Cáceres Flores, efectúe,
en unión del Subiu-eíedo (U' l'ancartambo, Sr. Juan M. Figueroa, los es-
tudios correspondient(!s para [xtiundo en condiciones de viabilidad así
como su prolongación lia.sta el sitio llamado Itahuania cerca de la boca
del Manu, á ñu de salvar la peligrosa navegación que se hace en canoa
desde el Tono por el Alto Madre de Dios, río que no puede llamarse na-
vegable bajo ningún punto de vista. También efectiia el señor Cáceres
el estudio da un puente que se construirá antes de la desembocadura del
Pilcopata en su confluencia con el Tono y que es paso obligado en la
prolongación del camino hasta Itahuania.
A fin de aprovechar lo poco que quedaba de la estación de verano
han procedido á practicar los estudios para estas obras desde el mes de
noviembre pasado deben estar terminadas en enero, para principiar
los trabajos en abril y concluir tan importante obra en octubre próximo.
He aquí el decreto encargando esta obra al Sr. Cáceres:
«Maldonado, 21 de octubre de 1913. — Siendo necesario la apertura
de vías de comunicación en este departamento; — se resuelve: — 1° Comi-
siónase al ing. D. Eduardo Cáceres Flores, actual Subprefecto de la pro-
vincia de Mítuu, para que haga él estudio de la prolongación del camino
desde el Tono hasta Itahuania, así como el presupuesto de esta obra y el
estudio de un puente colgante sobre el río Pilcopata, un poco antes de
la confluencia con el Tono. — 2" Esta comisión debe desempeñarse en los
meses de enero y diciembre próximos á fin de que en enero del año en-
trante, presente este ingeniero los estudios y presupuestos á la Dirección
de Obras Públicas. — 3° Autoiízase al ing. Cáceres para que pueda dis-
poner, por una sola vez, de la suma de cincuenta libras oro, para gastos
de herramientas, contrata de gente, etc., suma que deberá entregar la
Prefectura del Cusco, cárgando el gasto á la partida de extraordinarios
de la Dirección de Obras Públicas. — Dése cuenta al Supremo Gobierno
para su aprobación. — Comuniqúese y regístrese. — Portillo».
Camino de Tirapata á Astillero
Aunque este camino es más largo y caro que el anterior, es utiliza-
do en la actualidad como única vía. absorviendo casi todo el movimien-
to comercial del departamento del Madre de Dios. ConsUuida por ia
Inca Mining Co. para la explotación de los minerales de oro de Santo
Domingo y prolongado después hasta Astillero, puerto sobre el rio Tam-
bopata, por la Inca Rubber Co., es un magnífico camino que nos pone en
comunicación con la provincia de Tambopata en ocho días desde la esta-
ción del ferrocarril de Tirapata hasta ei sitio denominado Huancarani,
- 142 -
término de ella después de trasmontar la cordillera de los Andes. Desde
este lugar sigue el camino de herradura hasta Astillero, el que se hace
sin dificultad en las siguientes jornadas: de Huancarani á Sagrai'io: de
Sagrario al Campamento 5 en Villalta; de V^illalta á la Pampa; de la
Pampa á Candamo: de Candamo á Astillero, puerto sobre el rio Tambo-
pata. — Total 6 dias. — Desde este lugar empieza la navegación en canoa
por el Tambopata y se emplea generalmente tres dias hasta Maldonado.
La parte comprendida desde Tirapata hasta Santo Domingo está
hoy en poder de la Compañía Tuca Mining explotadora de esos minera-
les y el resto del camino de Santo Domingo á, Astillero en poder del
Gobierno, quien lo administra actualmente. Están encargados de esta
última sección el Ing. Gerai'do Chipoco en 1;) parte Técnica y en la eco-
nómica el Sr. J orge Alzamora. Apesar de que solo hacen tres meses que
dichos señores corren con ese camino, es de notar el buen estado de
conservación y las mejoras qve en ese corto espacio de tiempo han in-
troducido, pudiendo decirse, hoy por hoy, tpie es el mejor camino de
montaña que posee el Perú.
Es indispensable que el Gobierno adquiera la parte que hoy está
en poder de la Compañía Inca Mining para administrarla directamente,
como sucede con el resto de él, llevando adelante la prolongación de la
carretera dos leguas más allá, hasta el sitio llamado Límbani. Con el fin
de abaratar la movilización por este camino es urgente suprimir desde el
próximo año de 1914, el peaje que se cobra p^n- acémilas con pasajeros, al
mismo tiempo que ir disminuyendo progresivamente el de carga has^a
libertarlo de todo gi'avamen. De esta manera se contribuirá á que se ha-
ga más lácil la internación de mercaderías y salidas de productos de ese
departamento.
Como es aventurado llamar navegable el Tambopata desde As-
tillero, término del camino por tierra, hasta Baltímore — más ó menos la
mitad del curso — he dispuesto que se practiquen lf)s estudios para pro-
longar el camino desde Astillero á Baltímore y en la actualidad se ocu-
pan de tan importante obra los ingenieros señores Chipoco, Jefe técnico
del camino de Tirapata á Astillero y el Perito Oficial del Madre de Dios,
D. A. Oyague y Noel. Los estudios para esta importantísima obra deben
estar terminadas en el mes de enero entrante á íin de empezar los traba-
jos en abril para terminarlos en octubre próximo. Poco á poco se pro-
longará después este camino desde Baltímoiv á Maldonado, utilizando
los servicios de la guarnición militar.
He aquí el decreto mandando hacer los estudios referidos:
«Maldonado, 22 de octubie de 1913. — Siendo necesaria la apertura
de vías de comunicación en este departamento; — Se resuelve: — 1" Comi-
siónase al Ing. D. Alfredo Oyague y Noel para que en unión del ing.
D. Gerardo Chipoco, encargado de la conservación del camino de Tira-
pata á Astillero, procedan al reconocimiento y estudio del rio Tambopa-
ta y de un camino que partiendo de Astillero termine en Baltímore,
- 143 -
punto (loiulo os tiavegíiblt' el meiiciouivdo vio. — '2° Esta comisión deberá
desempeñarse en los mes 3S de noviembre y diciembre próximos, y en
enero del •año entante deberán ser presentados el informe y planos res-
pectivos á la Dirección de Obras Públicas. — 3° — Asígnase á dicho ing.
Oyague y Noel el haber mensual de sesenta libras oro, durante los tres
meses antes referidos. — í'omuniquese y dése cuenta al Supremo Gobier-
no para su aprobación. — Portillo».
E.xisten además caminos que se pueden llamar interiores en el de-
partamento— varaderos — como comunmente se les llama, que unen un
río con otro ó con puutos distintos. Existen el de Maldonado á Balta; de
Lucerna, en el río Piedras, á Venecia, en el Manuripe; de Venecia á Fir-
meza en el Muyuiami; de Firmeza á Oyague en el Taliuamaua; de Mira-
flores á Furquilla y á Flor de Acre en el río Acre, cerca de Iñapari. De
Loreto en el Piedras á las Palmas, en el Manuripe y otros varios. Estos
caminos deben ser sostenidos por los vecinos por cuyas propiedades
atraviezan.
Es, además, necesario ejecutar los caminos de Maldonado á la boca
del luambari; de Maldonado á Puerto Pardo, frontera con el río Heat y
asiento de la guarnición militar; de Maldonado á Baltimore y otros mu-
chos que deben ser ejecutados por los zapadores de la guarnición mili-
tar.
Límites
Las comisiones demarcadoras nombradas por el Supremo Gobier-
no para determinar la Mnea divisoria entre el Perú y Bolivia en el orien-
te, y que fueron presididos por el Mayor inglés Toppin y el Comandan-
te peruano D. J. M. Olivera, no han llenado su cometido.
Según los últimos arreglos hechos con la República de Bolivia, en
la línea imaginaria que partiendo del frente de la desembocadura del
Heat en el Madre de Dios, debía terminar en el Manurij)e en un punto
equidistante entre Libertad é Illampu ha sido trazada con arreglo á esos
acuerdos, y en consecuencia, se han colocado los hitos correspondientes
á distancia conveniente uniéndose estas marcas por una trocha de 3 nie-
tros de ancho, que atraviesa toda la extensión indicada.
Desde ese punto equidistante entre Libertad é Illampu, en el río
Manuripe, debía continuar la línea cortando el Muj'manu más abajo de
San Luis, y el Tahuamanu mucho más abajo de la desembocadura de la
quebrada Cocama. En esta sección, la comisión demarcadora peruana
sufrió una equivocación en sus trabajos por la que el Perú perdía una
faja no despreciable de terreno, dado el caso que la línea tomada por la
comisión peruana, principiaba á divergir desde un punto inicial en el
Manuripe y atravesando toda la zona comprendida desde este rio ai Ta-
- 144 —
liuamaim, venía á restarnos un triángulo no despreciable de territorio.
Este error rectificado ])()r la comisión boliviana y que nuestra comisión
demarcadora aceptó de plano, sin rectificación, pasaba al oriente de la
otra y devolvía al Perú el triángulo á que he hecho referencia. En esta
sección se han colocado también los liítos correspomiientes y este traba-
jo no está en las condiciones del anterior toda vez que en la orilla del
Tahuainanu están colocados en terrenos sumamente bajos, sin haberse
tomado las disposiciones necesarias pues se ha tropezado con este incon-
veniente y dentro de poco, quizá en la primera creciente del río, se per-
derá la marca que determina el límite en este parte. A fin de evitar esta
destrucción, he dispuesto se coloque en el mismo sitio una defensa que
impedirá, momentáneamente su pérdida.
Desde el Tahuamanu al Acre, el asunto tiene carácteres más serios
todavía. Nuestros límites nunca discutidos por Bol i vía hacía llegar la lí-
nea geodésica á la boca de la quebrada de Yaveríja, de manera que ambas,
márgenes quedaban netamente en territorio peruano. Desde el 8 de oc-
tubre de lyiO fecha en que se estableció en la boca de la quebrada Ya-
veríja, río Acre, hoy Iñaparí y que un reconocimiento posterior de las
autoridades de Cobija y Riberalta afianzaba imestra sobe) anía, no se
sucitaron más desacuerdos entre peruanos y bolivianos en cuanto á la
legitimidad de esa pertenencia por parte del Peiai y solo pequeñas dife-
rencias en cuanto que los empleados de la aduana boliviana establecidos
en Tacna desde mucho tiempo antes y acostumbrados á recaudar los de-
rechos de las mercaderías y productos que entraban ó salían del Yaverí-
ja, no querían reconocer los derechos del Perú, al establecer en ese lu-
gar, junto con la autoridad mencionada la Aduanilla peruana. Cambia-
das diversas notas entre el Comisario peruano del Y^averijay el Delegado
Nacional en el Territorio de Colonias de Bolivia, Sr. Adolfo Araus, acci-
dentalmente de paso en Cobija, ordenó éste la desocupación inmediata
del puesto Tacna de la guarnición militar boliviana destacada allí, espe-
cificando que debía trasladarse al sitio denominado «Frontera», dos
kilómetros aguas abajo del mencionado Y'averija j mandó desocupar,
asimismo, la Aduanilla boliviana que ocupaba el mismo sitio, ordenando
á la vez que se abstuviese de cobrar derechos á ninguna de las mercade-
rías ó productos que ingresaran al Y'averija y que se consumieran en
cualquiera de las márgenes de esa quebrada. Estas resoluciones fueron
trascritas al Comisario peruano, Sr. Ortega Leguía, quien á su vez, las
remitió originales á la Delegación de Maldonado, dejando copia en su
Comisaría. Como se vé. pues, el Gobierno de Bolivia no ha discutido
nunca la legitimidad de los dei'echos del Perú sobre ambas márgenes
del Y'averija y aun más, ha reconocido por las notas á que hago men-
ción y que datan de principios de 1911, la soberanía peruana en esa zo-
na. Ahora bien, ¿cómo explicarse que después de estos acontecimientos
la Comisión Demarcadora de Límites ceda impunemente, sin explicarnos
las causales, al ÍTobierno de Bolivia, una cantidad respetable de terrenos
- 145 -
qne forma im triángulo, cwyn base sobre la mar<ren derecha del Yaverija
mide cilla) l-UóiiictroH y cuyos lados, (¡ue avanzan hasta el Tahuanianu,
ochenta kilómetros más ó menos? ¿Cómo explicarnos que la Comisión
«demarcadora no tuviera conocimiento de esas notas y no tomara en
cuenta al practicar sus trabajos los derechos incontestables del Perú
kácia ese territorio jamás discutidoV Además de esto uo ha tenido en
cuenta la Comisión demarcadora la posesión Tacna que queda fuera del
territorio nacional en virtud de esa demarcación y que acarreará, asi-
mismo, el enorme perjuicio de fraccionar el camino que unía directa-
mente Iñapari con el Tahuamanu, construido por industriales del Acre y
tjue establecia una comunicación rápida por territorio exclusivamente
nacional. ¿No ha tenido en consideración esa comisión el enorme per-
juicio que irroga tal cesión, no pudiendo en la actualidad comunicarse el
Tahuamauu con el Iiiapari por terreno propio sin la fiscalización obliga-
da de pasar por territorio boliviano y sufrir loí obstáculos y exigencias
consiguientes?
Se hace, pues, indispensable que el Supremo Gobierao inquiei'a de
las personas encargadas de tan delicada comisión los móviles tenidos en
consideración para proceder en esa forma. Acaso se alegue que por la
circunstancia de dividir la linea la posesión Tacna quedando una parte
de ella en territorio peruano y la otra del lado de Bolivia, y evitar asi
posteriores desagrados con nuestra vecina y alegatos en cuanto á la efec-
tividad de los derechos de aduana de arabos Grobiei-nos sobre los pro-
ductos exportados ó las mercaderías introducidas? Creo que no, porque,
en todo caso, más bien Bolivia habría cedido al Perú el medio ki-
lómetro más ó menos que la posesión Tacna tiene dentro del territorio
boliviano llevando la línea hasta la boca del Yaverija, y no el Perú don-
de queda ubicada casi toda la propiedad, toda vez que son cinco y no
nno los kilómetros que cede dicha cora sión por el ultimo acuerdo? Por
otra parte, ¿cómo no se tuvo en consideración la misma circunstancia al
delimitar el Manuripe y hacer pasar la linea por un pimto equidistante
entre Libertad é Illampu, si la posesión Libertad abarca desde el mismo
Illampu, como puede verse de los pedidos hechos e i diversas épocas por
la firma Balarezo y C.°, sus explotadores? No puede ser, pues esta es la
causa que ha influido en esa demarcación, y toca al Supremo Gobierno
investigar las cánsales que han determinado este hecho.
Las condiciones á que han sido reducidos los comerciantes radica-
dos en el curso relativamente largo del Yaverija, se desprende fácilmen-
te, toda vez que tienen que sujetarse á las odiosidades de las autorida-
des bolivianas, á sus exigencias y á las cortapisas y obstáculos que ponen
siempre á los industriales peruanos.
El Comandante Olivera preside hoy la comisión delimitadora con
el Brasil 3^ teniendo en consideración lo acaecido por el lado de Bolivia
mucho me temo otro desastre por aquella otra región. A este respecto
estudios hechos por los mismos brasileros hacen suponer que la línea
- I4(? -
geodésica qtte partiendo de las uacientes del Acre vá á eircoiítrai- [a boca
de la quebrada ¡Sliambuyaeu en la margen dereclia del Piiiús, luí de cor-
tar el Chandless | or «Reintegro^ y el Yaco por «Seiiegal».
Las relaciones de amistad entre bolivianas' y pernanos^ es cordial
en nuestros departamentos actualmente, giiardando, también buena rela-
ción la oficialidad de las guarniciones de ambas naciones,
Seria conveniente que el Supremo (robiema dispusiera reservar
para la Exposición Experimental una zona de 2 kilómetros de ancho al
occidente de la trocha que nriarca la división con Bolivía desde el Heath
hasta Iñapari, ordenando no se cedan esos terrenos á particulares indus-
triales.
Por lo demás, el departamento es tranquilo y sus habitantes se de-
dican exclusivamente al comercio y explotación de las gomas sin entre-
mezclarse, en lo absoluto, en asuntos que no sean del ramo; pero me hart
encargado si, de manifestar á V. E. sus agradecimientos más sinceros:
por el deseo manifiesto de sii Grobierno de propender al engranctecimien-
to de esa parte del territorio y sus anhelos más fervientes jwrque la pa-
triótica labor emprendida por V, E. siga adelante, convirtiéndose ese de-
partainento en un centro de vida y riqueza nacional.
Comunicación Telegráfica y Tetefónica
Sí la importancia de los caminos' es indiscutible por las grandes;
ventajas qne ofrecen acortando las distancias en beneficio del tráfico co-
mercial, los telégrafos tienen la virtud de hacer más rápidas las comuni-
caciones. La importancia de ellos, no sólo es, pues^ en el orden comer-
cial sino también en el administrativo, sobre todo tratándose de un de-
partamento como el del Madre de Dios, de reciente creación y aisladc
completamente en la inmensidad de las selvas del oriente.
El departamento del Madre de Dios no cuenta hoy con este bene-
ficio y, por causas que no puedo comprender, lejos de procurarse llevar
adelante cuanto antes hasta esa apartada región los hilos telegi'áficos, se
ha cometido el error de suprimirlos en algunos puntos.
En el camino del Cusco al Carbón existia una línea telegráfica
hasta el sitio llamado Asunción, y hoy, lejos de haberse llevado más allá
tan importante medio para la fácil comunicación, se ha cometido el ver-
dadero delito de suprimirla, por ahorrar, según dicen, el sueldo del em-
— 147 —
pleado qne la servia en Asunción, y hoy sólo llega á Paucartambo.
Tiene á este respecto el Sr, Gácerea el encHrgo de ir implantando la li-
Biea á mediíía que avancen sus trabajos de mejora y prolongación del
<.;amino.
En el camino de Tirapata á Astillero existe la comunicación telefó-
aica, rodeada, como es natural, de los tropiezos é inconvenientes que
ofrece esta comunicación en la montaña. Aparte del gran inconveniente
que ofrece el teléfono con su innecesaria indiscreción, es por demás mo-
roso el despacho de los telefonemas ([ue generalmente llegan, cuando
«esto sucede, completamente adulterados y tardios al lugar de su destino,
demorando cada comunicación hasta Astillero, por lo menos 6 dias. Es,
puGs, de suma importancia sustituir para el tráfico comercial y oficial el
actual teléfono por telégrafo, que ofrece mayores garantías en todo or-
den. La actual línea telefónica, pudo servir para el servicio de los tam-
bos del camino.
Lo mismo que pasa en el camino, ocurre también en la línea tele-
fónica: la mitad de ella obra en poder de la Inca Mining y por sus ofici'
ñas y empleados deben pasar los telefonemas no sólo particulares sino
también oficiales. No hay que decir nada con respecto á este sistema que
entraña en si muchísimas incorrecciones en el orden comercial, perjudi-
cando notablemente á ciertos comerciantes por la demora ó alteración en
el contenido de los despachos, muchas veces guiados por el mismo interés
comercial, y, en cuanto á los partes oficiales, es todavía mas serio este
asunto, toda vez que una pequeña alteración, retraso, etc., puede traer
serias dificultades. Esto aparte del gravísimo inconveniente de poner to-
dos los actos del Gobierno en manos de extranjeros.
El Supremo Gobierno debe ordenar en el día se proceda á tomar
por <íuenta del Estado, esta estación del teléfono servida hoy por la Lica
Mining Co., poniéndolo bajo la vigilancia del Administrador del ca-
mino.
La instalación de torres inalámbricas, aparte de los beneficiosos
resultados que daría al comercio del Madre de Dios, pondría también al
Gobierno en comunicación rapidísima con el nuevo departamento y sería
factor importante en su desarrollo y progreso.
Existe hoy en Maldonado una comunicación telefónica con Puerto
Balta, boca del río Piedras, hecha por el industrial D. Máximo Rodrí-
guez y galantemente cedida á la Prefectura sin gravámen alguno y de la
que ésta se sirve para comunicarse con Balta y dictar órdenes en cual-
quier momento. Este mismo industrial ha establecido otra comunicación
telefónica entre Lucerna en el río Piedras y Venecia en el Manuripe,
que también presta servicios al Estado.
— 148 —
Ferrocarril
La espectativa comercirtl del Madre de Dios^ está pendiente de \?t
implantación de un ferrocarril qne, abaratando los íietes y asegurando-
nna fácil 3^ rápida comunicación, dé nueva vida á ese rico departamento,
abatido hoy por las bajas de la goma, única industria á que se dedican
los moradores de nuestro oriente. El Supremo Gobierno haria, pues, con
la construcción de un ferrocarril, obra importante de vida y progreso-
para la región oriental, toda vez que sólo entonces podrán ser explota-
das las inmensas, variadas y ricas producciones de esa vasta zona.
Muchas son las rutas que se han designado hasta ahora para llevar
el ferrocarril al Madre de Dios: la de Santa Rosa á la boca del Inamba-
ri con un recorrido de 250 kilómetros: de Tirapata á Astillero, en el
Tambopata cou 385 kilómetros: de Huambutio al Tono, en el Alto Ma-
dre de Dios con 146 kilómetros y la de Marcapata al Colorado, que á
mi juicio es la más aceptable, por ser la más corta y concluir en un pun-
to céntrico de la montaña.en el rio Madre de Dios, y hasta donde es per-
fectamente navegable este rio en toda época del año por embarcaciones-
de menor calado (3 piés), ciue puede aumentarse en la época de aguas.
Las otras vías ofrecen la desventaja de conckiir en los siguientes
puntos: la que va al Tono en un rio ba¡jo ningún punto de vista navega-
ble, ni aún por canoas y distante de Maldonado lí) días en canoa; la de-
Astillero en Tambopata en las mismas condiciones c^ue la anterior y la
del Inambai'i, que aimque termina en mi punto céntrico, el rio no puede
CLinsiderarse franco para una navegación de importancia.
El Colorado, además, ofrece la perspectiva de ser ur rio virgen
cuyas arenas arrastran oro, como todos los afluentes del Inambari. Con.
la construcción del ferrocarril entraría en el concierto de la civilización^
cosa que hasta hoy no se ha podido efectuar por los peligros que entra-
ña la catequización de los «mashcos», tribu aguerrida y sanguinaria que
puebla sus selvas y orillas.
Teniendo á la vista los planos y estudios hechos por la Peruvian^
que rae fueron presentados por el Gerente de los ferrocanüles del Sur,
he visitado el punto denominado «Puerto Billinghurst», término del fe-
rrocarril proyectado al Inambari y, soy de sentir, que, descartando la vía
del río Colorado que es la que mayores ventajas ofrece, la del Inambari
viene á colocarse en seguida como via probable y de perspectivas tan
halagadoras como la anterior.
La necesidad premiosa del ferrocarril no permite decretar los es-
tudios del trazo de la ruta por el Colorado y ya que están terminados
los de la del Inambari, debe el Gobierno, inspirándose en las verdade-
RIO MUYMANU
Clicza dondi^ se dil'iiiiia la Shiiing'a [jebe]
— 149 —
ras necesidades del depiii'tinaeuto, emprender, cuanto antes, esta otra de
verdadera trascendencia nacional.
Correos
Hasta hace muy ])Oco tiempo el servicio de correos en el departa-
mento del Madre de Dios ha sido detestable; según declaraciones de to-
dos los vecinos de la región. Hoy este medio de comunicación está bien
servido en Maldonado, extrañando un servicio quincenal entre la costa y
Cíe departamento, portador del canje internacional para el Territorio de
Colonias de Bolivia. El actual contratista del correo de Tirapata á As-
tillero no dispone de los medios para asegurar una comunicación sujeta
á intinerario fijo, lo que hace que muchas veces se retarde la correspon-
dencia. Como debe terminar á fines de este año el contrato que tiene
con el Gobierno, se hace necesario renovarlo con persona que asegure
hacer este servicio con toda puntualidad.
Desde Maldonado al interior se hace el servicio con regularidad
ha!, ta Firmeza en el rio Muymanu. Su contratista, D. Máximo Rodríguez, es
persona que dispone de elementos para el fácil trasporte. Desde Firme-
za el correo está servido por soldados de la guarnición del Tahuamanu
que conducen hasta Furcj^uilla, pimto más ó menos intermedio entre el
Tahuamanu y el Acre, y de este lugar por soldados de la guarnición de
Iñapari que vienen hasta Furquilla á recojerlo cada 15 dias.
El correo para la prov.ncia de Manu se efectúa por la via del Cus-
co hasta el Tono y desde éste, graciosamente, por la casa Perdiz, que lo
conduce hasta el Manu.
Debido al tino del Administrador, Sr. Espejo, el servicio de correos
se hace sin dificultades y tiende á mejorar notablemente.
Se hace necesario remitir trismetralmente al Administrador de Co-
rreos de Maldonado las cantidades de estampillas qne se especifican en la
relación que sigue:
Del tipo de 50 centavos, 50 soles. — del de 10, 100 soles. — del de
20, 100 soles.— del de 12, 50 soles.— de 8, 100 soles.— de 5, 200.— de 4,
50, — y de un centavo 50 soles.
La Tesorería Fiscal del Madre de Dios, llevará cttenta especial pa-
ra este objeto y recibirá el dinero proveniente de la venta de ellas.
— 150 —
Autoridades
Del buen elemento que ocupa los empleos p.iblicos depende, sin
duda alguna, la buena marcha administrativa y coa ésta el adelanto y
progreso de los departamentos; de ahi que nada liiy más lógico (jue nom-
brar para esos puestos personas de reconocióla honorabilidad.
En el departamento del Madre de Dios, si es posible, ha de llevar-
se hasta la exageración esta formalidad; toda vez que generalmente la
única idea que predomina al solicitar uu puesto en la montaña — con hon
rosas excepciones— es el hacer fortuna por cualquier med. o, desacredi-
tando su misma autoridad y á la administración pública y, saliendo — la
mayor parte de las veces — sin la fantástica riqueza que se propusieron
obtener y, lo que es peor, sindicados por calificativos deshonrosos. Ade-
más, siendo este departamento el que más alejado está de la capital de la
República y donde llegan con más atraso las comunicaciones oficiales,
es menester encomendar á personas honradas, laboriosas y competentes,
la representación del Grobierno.
Desde el mes de julio del presente año la Prefectura del departa-
mento está á cargo accidentalmente del Subprecto del cercado Sr. Gus-
tavo de la Jara, persona culta y honorable que viene desempeñando el
cargo con beneplácito de los moradores del departamento. Para este de-
licado puesto, debe el Gobierno nombrar á persona que reúna no so-
lo condiciones políticas y gran práctica administrativa — pues allí hay
que organizarlo todo — sino que posea, arlemás, cualidades de rectitud,
energía y sagacidad.
El Prefecto que reúna esas condiciones tiene que hacer, indudable-
mente labor de orden y progreso. El tiene que ser el censor de todo y
únicamente con su visto bueno deben pagarse cuentas, revistas militares,
etc., etc. Además, y esto es de c^bsoluta necesidad, debe concederse al
Prefecto del departamento sobre la guarnición militar, la misma autori
dad que actualmente tiene el Prefecto de Loreto. De e^ta manera mar-
chará todo en armonía con el patriótico fin que se ha propuesto el Su
premo Gobierno al crear ese departamento. En el nuevo presupuesto,
debe consignarse para gastos extraordinarios de la Prefectura, Lp. 40 á
fin de atender á multitud de egresos de urgencia.
La Subprefectura del Manu está bien situada y el Sr. ing. Eduardo
Cáceres Flor que la desempeña, hace una autoridad honorable y laboi'io-
sa, prestando sus servicios no solo como autoridad, sino como profesio-
nal. Hoy, sin gravamen alguno para el Estado, practica la reparación del
importante camino de Paucartambo y los estudios para su prolongación
hasta Itahuania, ruta que permitirá dar nueva vida á esa provincia, aba-
— 151 —
ratando los artículos v liacii'iuln fácil y ilc poco costo esa vía comer-
cial.
Al frente (le la Subpi'ei'cct iira del 4'aluiaiiiaiiu. se encuentra lioy,
inteu-'iiiunente, el 8r. Wenceslao E. Valera, nombrado . por el suscrito
paia reemplazar al titular Mainiel Marca Romero. Nada el iré á cerca de
las causales (jue han motivado la renuncia de este funcionario y sime
permito encarecer al Supremo (lobierno, mande á esa provincia, persona
de reconocida competencia y honorabilidad.
El asiento de esta Subprefectura se encuentra hoy en la capital de
la provincia, Iñapari, en la margen iztpiierda de la desembocadura del
arroyo Yaverija en el Acre. Su situación, pues, es excepcional estando
este punto limítrofe con las Repúblicas de Bolivia y el Brasil. Sin duda
alguna se ha contemplado esta circunstancia para hacerla capital de
provincia y asiento de la autoridad, pero esa disposición, si bien es cier-
to que corresponde á fines altamente patrióticos, manteniendo en nues-
tra frontera un representante del Gobierno del Perú, también lo es que
en el orden administrativo no llena las necesidades de la provincia. Su
ubicación no permite estar en constante comunicación con toda ella y
ríos como el Tahuauianu cuyas riberas y centros están poblados casi en
su totalidad 3^ el Muymanu que hoy representa un laborioso centro de
trabajo, se encuentran entregados á su propia suerte, no existiendo auto-
ridades que garanticen el orden y la tranquilidad de esos lugares. Por
esta consideración me permito insinuar la conveniencia de trasladar la
cede de la Subprefectura al río Tahuamanu, en el lugar denominado
«Málaga» frente á «Oyague» punto céntrico de la provincia y desde
donde se puede atender perfectamente toda ella sin que pueda resentirse
el buen servicio. En ésta situación la autoridad podría atender en dos
días máximo cualquier punto donde se reclamase su presencia; en tanto
que hoy, es humanamente imposible, poder trasladarse en caso dado, al
al Alto Tahuamanu, por ejemplo, antes de siete ú ocho días.
La guai'nición militar está bien situada en Iñapari y al mando de
un oficial honorable, patriota y conciente de sus deberes mantendría in-
cólume la soberanía nacional.
Tesorería Fiscal
Desde la formación del departamento hasta mi llegada al Madre de
Dios ha existido esta oficina solo en el nombre: se ha olvidado de llevar
libros de cuentas conforme lo prescribe la Contabilidad Fiscal y se han
abstenido por completo de recordar que en todo egreso que se hace me-
diante presupuestos, debe constar el decreto que autorice la ero-
gación, la persona interesada, la cuantía y la partida del presupuesto á
— 152 —
([Up hri de a])liearsp p1 pag'o; nada de esto se ha h^jho y el más espan-
toso desconcierto ha rein ido en esta oficina, no teniéndose pr^\s9nte,4
las disposiciones vi<íentes que marcan las oblij^'a jiones del T.-'sorera
Fiscal y establecen la ivs|)()nsabilidad de cada uno de sns actos.
Mi primer cuidado fué, pues, encomendar al nuevo 'l\^sorero Sr.
Carlos V. Zapatel — quien hizo viaje conmio'o des:!'^ el ('us;;o— la inspcíc-
ción de las cuentas de esa oHcina. El resalca,;lo de esa inspección es de
su|).)nerse d ido al estado de org'anización y á fin de salvar los incon-
venientes y cubrir el déficit ocasionado por pa^'.) de cuentas satisfe-
chas sin p irtida en el presupuesto del departam.'uto y abonar asimis-
mo varias que en la actualida l se adeudan por diversas causas, lie
pedido á los Ministerios respectivos aprobación de dichas cuentas.
Felizmente, se encuentra hoy al frente de esa oficina, persona
competente \' (|ue inspira confianza y en lo sucesivo marchara esa im-
portante rama de la aduiinistración en perfectas condiciones, dada la
contracción y dotes de ese celoso funcionario.
Debe facultar.se con visto bueno de la Prefectura al Tesorero del
departamento para cjue pueda ji'irar sobre la. mitad de los presupues-
tos mensuales, (lel)iéndose remitir trimestralmente, ]ior lo menos, las
diferencias en efectivo y A fin de facilitar las transacciones, mitad en
oro y mitad en moneda de plata fraccionaria. Fn esta autorización
debe compi'enderse el presupui-'sto de la (íuarnieión .Militar, conforme
especifico al tratar de este capítulo.
La lOstación Experimental, cuyo presupuesto era fjirado directa-
mente ])or el jefe de esa dependencia-, está hoy, en virtud de un decreto
ex])edido por el suscrito, á cai'go del Tesorero Fiscal, quien abonará
los ])i-esupuestos mensuales de la Estación siemprr' (pie vayan firmados
por el Director y con visto bueno de la Prefectura.
Las entradas de Aduana, sefi-ún trato también en ese capítulo,
deben también infi'resar á los fondos de Tesf)rería, la (]ue abonará los
])resupuestos mensuales de cada Aduanilla evitándose a.sí la autono-
mía de los empleados de esa renta y el hecho de tener (]ue remitir á la
Su])erintendencia de Aduanas un dinero ()ue ha -e falta en Maldonado
y que el (x )bierno pat^a por llevar á ese lu.yar.
I^a Tesorería puede reintegrarlo á la Superintendencia mediante
giros sobi'c la Tesorería de Arei]uipa, que es la que debe remitir el
monto d^ los presupuestos mensuales, descontados (]ue sean los habe-
res de sus dependencias. Los impuestos del Acre deben cobrarse por el
Cónsul de Manaos.
Me he permitido E.Kcmo. señor, hacer una modificación en el pre-
supuesto del dej)artamento del Madre de Dios, (jue copio á continua-
ción y que ruego que sea aprobado, to la vez ([ue sólo íne ha llevado
á. formarlo el deseo de mejorar, en lo posible, con tino i-ecto y justicie-
ro, las deficiencias naturales de un de¡) u-tam^:ito df^ nueva creación,
como el que me ocuj)a.
He aqní el presupuesto:
Tribu Chamas
Ti]ii)s indios Slii|)i\ ().s y Sliftevos
— 153 -
Telegrama oficia]
Mlniáiterio Hacienda.
Presupuest© mensmal de -este departamento, cOii modificaciones es-
timo convenientes, siguiente:
PllEFKCTrRA Lp, 100.0.00
Secretario, 40.0,00
Cartógrafo „ 40.0.00
Oficial archivero, 12.0.00
Amanuense , •, ....... „ 10.0.00
Ayudíinte „ 15.0.00
Portero porta-pliegos „ 7.0,0(:>
Utiles de -escritorio y aluonlbrado , „ 15.0.00
SUBPREFBCTCR.\S:
Subprefectos: Tambopata, Tahuamanu y M-anu, Lp. ÜO
cada mro , > 180.0.00
Tres amanuenses archiveros para id., á Lp. 8 cada uno. . 24.0.00
Utiles de escritorio y alumbiado, Lp, 5 cada «na ;„ 15,0.00
Tesokbría:
Tesorero , ... „ bÜ.0.00
Auxiliar „ 25.0.00
Portero porta-pliegos, , , . » , . . s „ 7,0.00
Utiles de escritorio y alumbrado. , . . . . 5,0.00
Correos:
Administrador ^ , v , „ 30.0,00
Auxiliar „ 16.0,00
Arrendamiento decapa , „ 5.0.00
Servicio de canoas . , , „ 30.0.00
Van Lp. 625.0.00
— 154 —
Vienen Lp. ()25.0.0(J
Tres receptores eniñapari, Maini y Astillero, á Lp. o ca-
da uno ., 15.0.Ü(>'
Policía;
9 Subtenientes: 3 cada provincia, para establecerlos en
distintos puntos, á Lp. 12 cada uno 108.U.U>
30 gendarmes .Tambopata, 15 Tahuamanu y 15 Manu, á
• Lp. 7 cada uno ^ 420.0.ÜC>
Un capitán, jefe déla gendarmería „ 25.0.00
Sanidad:
Médico titular, con residencia en Maldonado ,,. 60.0.00
Farmacéutico ,, ,, ,, ., 25.0.0O
Sostenimiento del consultorio 15.0.(10'
Arrendamiento de casa 15.0.00
Farmacéutico vacunador departamental 20.0.00
Movilidad del vacunador , ,. 10.0.00
Un enfermero ,, 10.0.00
Un sil-viente 7.0.00
Capit.\nía:
Subprefecto Cercado. ,^
Ayudante „ 25.0.00
2 bogas, á Lp. 8 cada una 16.0.00
Utiles de escritorio 2.0.00
Alumbrado ,j 4.5.0O
2 raciones á Lp. 3 cada una .j 6.0.00
Ln-ncha -'Maldonado", de octubre de 1913 á marzo de
1914 „
Maquinista práctico — comandante „ 30.0.00
Ayudante maquinista ,, 15.0.00
4 timoneles, á Lp, 5 cada uno 20.0.00
2 grumetes, á Lp. 5 cada uno ,, 10.0.00
2 fogoneros, á Lp. 8 cada uno ,. 16.0.00
1 cocinero ,, 7.0.00
1 sirviente 5.0,00
15 raciones, á Lp. 3 cada una 45.0.0O
Van Lp. 1556.5.00
155
Vi. .11(11 I.p. 1556.5.00
En los otros seis meses debe re^'ir i 1 siguiente
prc^np'U'sto. al no ser posible la naveg.ieión por ba-
ja (b- líos:
1 Cuniainlante Lp. ;i5.U.0U
i Maquinista ,, 30.U.Ü0
1 Práctico 25.0.00
2 Grumetes, á Lp. 5 cada uno „ lO.O.OU
6 raciones, á Lp, 3 cada una ,, 18.0.00
Los gastos extraordini rios de carácter urgen-
te serán decretados por la Prefectura con cargo de
dar cuenta para su aprobación.
IOíTACió.\ .Vgkícola Experimental:
Director Lp. 50.0.00
Subdirector • „ 30.0.00
Alumbrado 3- útiles de escritorio ,, 3.0.00
2 capataces, á J>p. 10 cíida uno ,, 20.0.00
25 jornaleros, á Lp. 6 cada uno ,, 150.0.00
Justicia;
Juez
Partero porta-plieg(js
Arrendamiento de cusa
Utiles (le escritorio y alumbrado
Agente Fiscal
Alundirado cárcel
iiastos generales carácter extraordinario.
60.0.00
5.0.00
110.0.00
3.0.00
60.0.00
4.5.00
100.0,00
vSuma Lp. 21,520.0.00
Dependencias (]ue no atiende la Tesorería:
Servicio religioso (de conformidad
con la lev de creación del depar-
tamento.'^ Lp. 331.0.00
Aduanillas, abónanse presupuesto
directamente ,, 332.0,00
Ouarnición Militar, abona Tesore-
ría l'uno .. ,, 1397.0.00
Suma
Lp. 2060.0.00
— 156 —
Aduanas
Es sin duda este inipnitiinte rniiio de la administración pública,
el que debe ])ieocnpar diariamente al ííobierno á fin dp uo hacer ilnso-
ria la recaut! ación de los derechos de aduana cpie deben cobrarse en
cada una de las del deiiai-tamento sobre las g-omas, materia de la ex-
portación de nuestro oriente, y las mercaderías que para el consumo
de todo el departamento se introducen ])or diferentes partes.
Muchas son las vías que se usan para exportar é innumerables
los sitios ])or (lo'udc se ])ueden internar mercaderías y sacar productos-
sin abonar los respectivos derechos al Fisco. Sin embargo, la buena
distrilnición (pie se ha dado de las Aduanillas fundadas, con las modi
ticaciones que prt)])ong:o, permito asegurar que con este servicio, hecho
por empleados honorables y diligentes, no sufrirán en lo absoluto dis-
minución las rentas (jne deben percibir, por efecto de los contraban-
dos.
Existen cuatro aduanillas distribuidas en los ríos Acre, Taliuama-
nu, i\Ianuripe y Heath, cada una de ellas á cargo denn Teniente Admi-
nistrador 3' un Inspectoi- de Resguardo. Conviene ocuparse separada-
mente de cada una de ellas.
Aduanilla del acre. — A cai'go del señor Oscar G. Mantilla, Te-
niente Administrador y del Inspector del Resguardo señor N. Arana
Sialer es una de las que mas dinero debe aportar al Fisco; ])ero en la
actualidad se tropieza con inconvenientes que ponen las autoridades
bolivianas de Cobija, obligando á que las embarcaciones que salen de
lñaj)ari despachadas por nuestra Aduanilla, deben correr nuevas pó-
lizas Juagando los derechos respectivos como si fueran productos boli-
vianos, lüsto como es natural, entorpece é irroga grandes perjuicios
al comerciante (¡ue se vé precisado á abonar derechos dobles, al erú y
Bolivia, sobre ])roductos netamente pei-uanos. Da esto lugar á que,
muchas veces, los comerciantes, en su deseo de evitar el doble pago,
traten de sacar clandestinamente sus productos y embarcarlos coma
goma, boliviana, haciendo así verdaderos contrabandos.
Otras veces, el retaixlo consiguiente que ocasiona á las embarca-
ciones la abusi\ a práctica b )liviana de exigir el ]>ago de derechos so-
bre mercaderías despachadas en territorio jieruano, hacen que se pier-
dan las crecientes del Acre y con frecuencia la ])oca agua del i-ío obliga
á permanecer todo un año, por falta de ese indispensable elemento,
hasta la jiróxima estación de aguas, lo que acarrea un serio perjuicio
al comercio de nuestro territorio.
La situación de la Aduanilla del Aere es, pues, buena y para lle-
nar amf)liameiite su objeto debía quedar en este sitio únicamente la
Administración de ella y ordenarse al Inspector se constituya en el
sitio ilamado Flor de Acre, ])unto á donde converjen todos los cami-
— 157 —
nos (pip van desde el T.iluiamann y (juh (incda A poea úistaneia de la
línea (U' límites eoii Boliv ia. Desde este Inpir se vi<i-ilaría constaiite-
niiMite los distintos vaiadei os _v se evitaiían los innnniei ahles eontra-
handos (|ne se liaeen.
Aduanilla dkl tahuamanu. — Pasa exactamente lo niisnio que en
la del Aere y es estala mas ini])ortante del departamento.
Las autoridades bolivianas, instigadas ])or la casa Snárez Hnos.,
en su deseo de entorpecer nuestro desari-ollo en el nuevo de])artamen-
to, tratan, en lo posible de causarnos daño; 3^ ya que ])or fuerza, mate-
rial han sido re(;liaz ulos por los mismos cancheros sin (]ue hayan
vuelto á intentar una invasión á nuestro territorio, se valen de dife-
rentes ])retextos y abusos ])ara inqiedir que nuestros comerciantes im-
])orten sus mercaderías ó saquen sus j)roductos ])or la oblip^ada ruta
del Acre, alebrando no estar reconocidas nuestras Aduanillas por el
Gobierno de Bolivia.
Se hace necesario, pues, tomar las medidas del caso í'i fin de que
cese esta, difícil situación para nuestros industriales; gestionando con
el Gobierno de Bolivia un ti'atado de libre tráfico comercial en los ríos
del oriente y solicitando que como tales sean i'econocidas las Aduani-
llas del nuevo departamento del Madre de Dios. Además es necesario
conseguir que el Gobierno de La Paz notifi(]ue á las autoridades de
Cobija para que no pongan inconvenientes ni demora á las embarca-
ciones en tránsito para el J'erú.
T^a Aduanilla de este río funciona en San Lorenzo, en la margen
izquierda del Tahuamanu, asiento también de la g-uarnición militar.
Lo mismo que la anterior debe quedar á cargo del Administrador 3^
ordenar se radique el Inspector en el alto Tahuamanu, en la boca de
la quebrada Canales, á fín de mantener un servicio de vigilancia rigu-
roso en est-e sitio y en el varadero llamado «Pura Yema» que pone en
comunicación el Tahuamanu y el Yaco y por donde en la actualidad se
escapa el producto, saliendo ])or este río hasta el Purús 3^ pagando de-
rechos al Brasil. Es conveniente advertir que es ho}' el alto Tahua-
manu lugar de gran producción.
Esta Aduanilla está á carg-o de los señores Daniel LTreta Solar y
G. Balta Bernales, Administrador é Inspector respectivamente.
Aduanilla de manuripe.— Esta dependencia está debidamente
establecida V corresponde su distribución á las necesidades de la re-
gión. 1 -a Administración está i-adicada en San Luis, puerto sobre el
Muymanu, á ])oca distancia de la. línea de límites 3' servida por el se-
ñor Gregorio Miró (^uesada, 3- el Inspector del Resguardo, señor R.
Cuadros en puerto Libertad, sobre el río Manuripe. La situación de
ambos sei'vidores los pone en condiciones de ejercer un esmerado ser-
vicio v esta Aduanilla, corresponderá al fin para el que ha sido creada,
Aduanilla del heath. — El escaso tráfico comercial que haj- por
— 158 -
i'l Madrcdc Dios para Holivia y de esta República al Perú, hace iiuie-
cesarios los servicios de una administración de Aduana en Puerto Pai"-
do, sitio en cpie está hoy establecida.
La laboi- de esta Aduaiülla será concretada hoy al dcs])aclio de
(los ó tres embarcaciones (¡iie vienen de Holivia en la estación de a*iuas,
(piedando sin nin<>'nna otra, ocupación los empleados en el resto del
añt). En este lu<>'ar solo habi-úi necesidad de dejar al Inspector del
Resguardo, único empleado con quien estaría bien atend da.
Para mejorar el servicio de cada una de estas aduanillas. se im-
pone lo sio-uicntc: colocar en los sitios que dejo indicados á los Inspec-
tores del ilesouai-do para tratar de obtenei- un buen sci vicio y evitar
en lo ])osil)le los nu nei-osos contrabandos (]ue se practican en la ac-
tualidad ])or falta de vio-ilancia, supriniii- la Administración de la
aduanilla del Heath, i)or ser comitlctamente innecesaria, establecer
una Administración Principal de Aduanas de Maldonado, á ñn de
centralizar el movimiento de cada una de ellas, ejerciendo un verdade-
ro control de los derechos de importación y expoliación de mercade-
rías, ordenando á las Aduaidllas que remitan mensualmente á la Ad-
ministración de Maldonado 3^ á la Preíectura un manifiesto de los
ini>Tesos y efiTCí-os mensuales junto con el dinero recaudado, (]ue debe
ser entre<i'a,(lo por el Administi-ador Principal á la Tesorería Fiscal del
departamento, (;onf()rme á los manifiestos remitidos por cada aduani-
lla; la Tesorería Fiscal abonaríai directamente los haberes de los em-
pleados de esta dependencia conforme al pi-esupuesto del departamen-
to. De este modo se evitaría la independencia absoluta de que gozan
los empleados de aduana y la autonomía que hoy disfrutan depen-
diendo directamente de la Superintendencia General de Aduanas.
Anmentar el haber á. los Inspectores de Resguardo á Lp. 25 en
vez de 18 ciue hoy disfrutan y que es un sueldo pequeño dada la cares-
tía de la vida en ese departamento.
Para formarse una idea de la importancia, de las Aduanillas
establecidas y el monto de los derechos cjuc deben reca,udarse i)or ex-
portación é importación desde diciembre del presente año al mes de
abril del próximo, va á continuación una lelación detallada, hecha de
acuerdo con los mismos industriales, cuyas cifras me han sido propor-
cionadas por ellos.
Exportación de caucho y Jebe de 1913 á 1914
MAXIMO RODRIGUEZ
KILOS
Via Moliendo
Goma. . . .
Caucho . . .
100.000
150.000
Total
250.000
Derechos de exportación más ó menos S. 80.000
— 159 —
CASA SOrZA & VAHOAS
Virt Moliendo Cancho 2().0()()
Via I.initos „ 4().U0U
Total 60.000
Derechos de exportación más ó menos S. 15.000.
CASA BRAILLARD
Via Tahuamanu-Acre Goma y caucho. 100.000
Vía Madre de Dios „ „ 40.000
Total 140.000
Derechos de importación más ó menos S. 35.000.
CASA BERXARDIXO PERDIZ
Via Moliendo Caucho 100.000
Vía Iquitos „ 20.000
Total 120.000
Derechos de exportación más ó menos S. 20.000.
Varios comerciantes vía Iquitos
y Bolivia aproximadamente . . Caucho 500.000
Derechos de exportación más ó menos S. 120.000.
ALTO PIEDRAS VARIOS COMERCIANTES
Vía Iquitos Caucho 300.000
Derechos de exportación más ó menos S. 80.000.
BRUNO PAULSEN
Vía Moliendo Caucho 60.000
Derechos de exportación más ó menos S. 15.000.
Varios comerciantes venidos del
Brasil y que sacan sus pro-
— 1(50
(i netos por el Yaco y Tahua-
manu .' Caucho 50().()í)0
Derechos de ex[)ortación más o menos S. 12(1. (KK).
Resumen
Totnl kilos
M. Rodríonez
251 ).()()()
s.
8( ).(>( )()
(;!).()( )U
15.000
Casa BraiUárd
140.000
35. 0( )0
Bernardino Perdiz
120.000
)?
3( ).t)( )( )
51 1( M KK)
)7
120.000
B. Paulsen
0(^.000
)7
15.000
Alto Piedras
3( )0.000
7)
80.000
5( >( ).000
77
120.000
Total
1.930.000
s.
495.000
Cuatrocientos noventa y cinco mil soles.
Importación
Las mercnderías que se consumen auimlineiite en el departamento
del Madre de Dio.s introducidas por diferentes aduanas, se pueden cal-
cular más ó menos en:
Productos nacionales por valor de ■ $ 1
,, extranjeros ,, 2
Total $ 3
Cuyos dei'echos más órnenos cobrfc.dos en los puertos de ingreso
pueden calcidarse en $ 5
Tenemos, ])ues, que la exportación é importación cuyos dei-echos
perciben las aduanas de Moliendo, Iqnitos y las estal)lecidas en el de-
partamento y que corres])onden al movimiento comercial del Madre
de Dios, se pueden calcular en 1.000,000 anuales.
— IGl —
Guarniciones
La extinguida Comisaría del Madre de Dios primero, la Comisión
Especial desjniés y hoy el nuevo depait.imento, han sufrido siempre
])or lacalidad de los militares que, ya como autoridades ójeíesde la
(lUarnieión destíieada allí— con muy pocas y honrosas excejjeiones — no
han tenido conciencia de sus deberes y han cometido incorrecciones de
todo «iénero sin darse cuenta de las resijonsabilidades contraídas para
con la Patria, dejando á un lado la, noción del debei- y del honoi-.
VA (lepa ftaniento del Madre de Dios es uno de los pocos que nece-
sita se le envíen militares pundonorosos, conscientes de sus obli<i'a<ño-
nes para con la Patria y que lejos de servir de descrédito, lleven al
convencimiento de las naciones vecinas una iilea clara de la. cultura
militar del país.
La oficialidad que «ieneialmente se envía al Madre de Dit)S, no
responde á las necesidades que i)reeisan. Debe hal)er allí elementos ca-
paces de inspirarse en sus propios sentimientos patrióticos toda vez
que alejados ueneralmeiite de las fronteras, han de marcarse ellos niis-
iTios el camino del deber. Hay (]ue procurar poner remedio en forma tal
(jue satisfaga el buen nombre del país.
En la actualidad consta de 1;"4 hond)res, insuficientes para aten-
der un buen servicio y rodear de garantías á esta extensa zona., limítro-
fe, en gran parte, con las lepúblicas del Brasil y Bolivia.
Su distribución está hecha en la. siguiente ft)rma:
l*uerto Pardo (Boca del Heat) frontera de Bolivia, 30 hombres á
cargo de un alférez.
San L(jrenzo (río Mannripe) frontera con Bolivia, 25 hombres á
cargo de un subteniente.
San Luis (río Muymanu cerca déla frontera con Bolivia, 25
hombi-es á. cargo de un teniente.
Liapari (río Acre) frantera con el Brasil y Bolivia, 25 hombres á
cargo de un teniente.
Puerto Pié-rola (río Tatiuamanu) cérea de la frontera con Bolivia,
27 hombres á cargo de un capitán 3- un subteniente.
Maldonado. 22 hombres con el Comandante de la Guarnición y
dos oficiales,
En mi concepto, y ])ara llenar debidamente su objeto esta Guar-
nición debe comjjonerse de 300 hombres con la respectiva oficialidad,
formando tres compafíías de ' 00 hombres cada una. 200 de los cuales
deben ser soldados de línea y los cien restantes por lo menos, zapado-
res. De esta manera se logrará abrir un sin número de caminos y
trochas que son de absoluta necesidad é importancia en el departa-
mento.
Punto por demás importante para la mejor condición del solda-
do, es hacer una difercin-ia entre las coiulinones eii cpie estáti coloca-
dos: los lujíares no son lo mismo: la= ventajas é inconvenientes diñe-
ren: los i-ec'ursos con (pie cuentan son insuficientes y á medida que sf*
alejan délos centros poblados sn alimentación va siendo máscara.
Hoy los haberes ile ()ue disfrutan los soldados son los mismos ])arH
los que sirven en Maldonado como ])ar;) los (|ue están en el iMuynianu
ó en el Acre. Sin eml)ar<i(), el costo del racionamiento no es el mismo
poi' el ñete v gastos de tras))orte, y así vemos (]ue se descuenta al sol-
dado por ración mensual 35 soles en Maldonado y oü en el Acre. lv<;
menester, pues, cambiar este oi-den de cosas, mejorai- la condición de
los soldados de la g'narnición del .Manuri))e. Tahuanmnu. Muymanii y
Acre pajeando el Estado jior su cuenta los uastos de tras])orte á fin
de que jiredan disfrutar de la y)e(]ueña parte que les (lucda descontan-
do el valor del racionamiento.
Tenyo entendido que S(jbre el valoi'del i-aciona miento se han co-
metido anteriormente abusos de todo orden y han sufrido los solda-
dos además del excesivo valor de él la insuficiente cantidad (pie no ha
llei^ado á igualar el tipo oficial en vig'encia. Pai'a mejorar el servicio \'
evitar este abuso, debe sacarse á licitación el remate de los víveres poi-
tiemi)oiio mcnorde seis meses. Las propuestasdebeii abrirse y aceptar-
se poruña junta conq)uesta por el Prefecto de] departamei.to, el Jete de
la fuerza _v el Tesorero Fiscal. De esta manera se conseonirá un precio
menor en ifiualdad de condiciones, que quedará, en beneficio del sol-
dado,
Conviene que la Tesoi'ería del depaita mentó, sea la vínica oficina
pagadora y se evite en adelante el que los Jefes de la Tesorería
de Pinio tengan absolutamente (jne ver en el ])ago de la tro])a, medida
que hasta el día ha tiaído sienq^re inconvenientes de todo género. Es
necesai-io, pues, que los contingentes de dinero ])ara el pago de la tro-
])a se envíen á la Tesorería del de])artamento la que abonará las listas
de pago conforme á las revistas pasadas ]ior el Prefecto, el Tesoieio y
el jefe de la tuerza.
A fin de hacei- vei'dadeio beneficio al departamento debe enviarse
el dinero ])ara estos pagos en efectivo, mitad en oro 3* mitad en mone-
da fraccionaria, con toda legularidad. para evitar de esta n anera,
que el soldado por no tener dinero ^aga cuentas en los distintos alma-
cenes (|ue geneiahnente venden al crédito dos ó ties veces más caro.
Es de impoi tancia que el Gobierno faculte á los individuos que
forman la guai-nición militar del Madre de Dios á constituirse en el de-
]>aitamento con familia, á fin de formar verdaderas colonias militares.
A este respecto bastaría que se les proporcionase movilidad y
racionamiento para sus mujeres, distribuyendo á la vez, ])eqneñas ])or-
ciones de tieri-a con la obligación de cultivarlas. De esta manera y
facultando, al jefe de la fuerza para, qu ; pueda licenciar allí mis-
mo a los individuos que hubiesen terminadcj su tiem])0 de servicio,
abonándoseles las gratificaciones y alcances á que tengan derecho y
dejándoles en libertad de quedarse; seguramente, es natui-al suponer,
que optarían poi* esto á fin de no perder sus propiedades, olvidando el
— 163 —
terruño 3' con la espectativa del lugar, las facilidades para la vida y no
pocos motivos de ahorro y economía.
Puede mejorarse también notablemente la Guarnición del Madre
<le Dios, facultando al Jefe de ella á reemplazar á los soldados (jue mue-
a'au ó se imposibiliten para t i-abajar con gente de la misma montaña, co-
nocedora del lugar, hábil en el manejo de la carabina, útil para cualquie-
ra trabajo ya sea en las selvas como en los ríos y sobre todo más inteli-
gente y despierta que el indio de nuestras serranías, quién no se
>somete á los rigores del clima y se enferma con mucha frecuencia.
Por este motivo, debe seleccionarse el pei-sonal que se remita al Madre
<le Dios, tratando de no enviar gente que sea de la puna, que es la que
no resiste á las inclemencias y variaciones del tiempo.
El Intendente de Guerra debe enviar con toda regularidad el ves-
tuario y equipo de la tropa, pues es lastimoso ver allí, en nuestras fron-
teras, la diversidad de trajes que usan los soldados, por falta de unifor-
me correspondiente. Hay que tener en cuenta que no bastan para cada
individuo dos teñios al año y hay que darles lo menos tres.
Mucho habría que decir sobre las condiciones á que están reduci-
das nuestras guarniciones de fronteras por falta de asistencia médica, y
para dar unu idea de las deficiencias de este servicio indispensable, bas-
ta manifestar que los soldados (pie por desgracia se enferman en alguna
de las guarniciones, tienen (pie hacer viaje penoso desde el Manuripe,
Muymanu, Tahuamanu ó Acre á pie hasta Maldonado, para encontrar
allí todavía la inhumana asistencia que se les proporciona, reduciéndose
todo generalmente á una dosis más ó ménos grande de quinina para lo
que no se necesita facultativo. Es en este sentido el Madre de Dios
una verdadera calamidad. Si'ilo en Maldonado existe un regular boti-
quín perteneciente á la guarnición militar faltando absolutamente en los
demás destacamentos toda clase de remedios y si acaso existen algunos
de éstos, hay caí encía de personas que las sepan administrar. El médico
sólo presta los servicios que dejo especificados en Maldonado y puedo
decir que desde el mes de abril que llegó á ese lugar ha practicado solo
una visita al Tahuamanu permaneciendo un día y dónde — según declara-
ción de los mismos soldados — se limitó á proporcionar á todos una dosis,
de purgante que á unos les hizo bien y á otros mal. Es de urgencia en-
viar á la mayor brevedad á un profesional capaz de prestar verdaderos
servicios y distribuir en cada guarnición sargentos sanitarios con sus
pequeños botiquines á ñn de que, en caso dado, puedan prestar sus ser-
vicios.
Hoy por hoy, es completamente innecesario el nombramiento de
jefes departamental y provinciales.
Creo que tomadas las medidas que dejo expuestas con respecto á es-
te asunto, podrá estar servido como lo requiere el buen nombre del país,
el nuevo departamento del Madre de Dios.
Estación Experimental
El 18 de octubre próximo ])rtsado, el señor Emilio Castre hizo en
tiega en mi presencia de la Estación Expei-inieiital Agrícola, al nuevo
Director de ella Sr. lag. Pedro Ureña, y tomó también posesión de su
cargo el sub-director Sr. Ing. N. Rivei-a y Piérola.
La labor efectuada por el Sr. Castre ha sido buena, si se tiene en
cuenta las diticultades (pie ha tenido (pie vencer para su instalación. Está
situada en la entrada del lago A'^aleucia en la margen izípiierda del rio
Madre de Dios, cerca de la boca del Heath y á ocho lioras de bajada en
canoa desde Maldonado.
La casa construida es espaciosa y buena, debiendo solo cambiarse
el techo actual de paja, por calamina. E.^iste un rozo de '24 hectáreas de
terreno, buena parte del cual está cultivado con plantas alimenticias y,
al mismo tiempo, abarcan un buen espacio de terreno los sembnos en
diferentes especies de gomas y en particular el jebe fino (Hebea Brasi-
liensis), producto que ocupa el primer pae-!to en los mercados y que dá
en la actualidad buenos resultados en el Ucayali y Yavaií peruano. Se
hacen en la actualidad eiisa3^os de toda clase de plantas y el Ministerio
de Fomento ha enviado á esa Estación semillas y pastos de toda clases
con el fin de propender á su cultivo y desarrollo en el departamento.
El presupuesto de la Estación debe modificarse por creerlo así ne-
cesario. Asi pues cada peón debe ganar Lp. 7 en vez de 6 que actual-
mente disfrutan y reducir el número de éstos á 20 hombres, un capataz
y un solo ingeniero. Sólo asi se podrá mantener gente constante y tra-
bajadora y evitar sufra esa dependencia la falta de brazos, como en la
actualidad, que son de necesaria eficacia.
El hecho de estar ubicada en la entrada del lago Valencia consti-
tuye por si solo una garantia de vida para las personas que, en calidad
de colonos ó de simples trabajadores, vivan en ese lugar, por la abun-
dancia de peces que contiene el lago. A este respecto y á fin de evitar
se ahuyente ó disminuya la pesca debido á las medios que ponen en
práctica para pescar, he ordenado que el lago esté bajo la vigilancia del
Director de la Estación, quien debe prohibir en lo absoluto el empleo de
la dinamita y ciertas plantas venenosas que se usan para el objeto como
el barbasco, etc.; al mismo tiempo que propender al desarrollo de las
especies como el paiche, la vaca marina, la charpa y otras variedades de
peces y tortugas.
He dispuesto, asimismo, que la Tesoreria Fiscal del departamento
abone directamente los presupuestos ó planillas mensuales de la Esta-
ción, en vista de las que vengan firmadas por el Director y visadas por
el Prefecto. A este respecto tiene orden el Tesorero Fiscal de girar so-
bre los fondos destinados á la Estación y que se anoten hoy por la Teso-
reria de Arequipa, al Banco del Perú y Londi'es de esa ciudad.
- 16B -
Capitanía
Al crearse el (leprrtam^nto del Madre de Dios, se consignó entre
los diferentes servicios, el de Capitanías de Puerto, en Maldonado, que
antes desempeñaban los Comisarios en los diferentes rios (pie cruzan esa
región.
La labor de ésta dependencia es enteramente reducida y, dadas
las condiciones especiales del departamento, soy de opinión de modifi-
carla como especificaré más adelante. H03' se hallan inscritas en esa
oficina las siguientes lanchas á vapor:
«Inca», propiedad de la Inca Rubber C"
«Madre de Dios», de la firma comercial Souza y Vargas.
«Maldonado». propiedad del Estado.
«Carmen», del industrial español Bernardino Perdiz.
De estas lanchas la «Inca» no trafica actualmente por haber liqui-
dado esa (Compañía sus negocios en el Madre de Dios, prestando las otras
dos, servicios á sus respectivos armadores er la estación de aguas.
Este año quedará expedita para navegar la lancha «Tahuamann»,
propiedad de la firma Souza & Vargas, y llevada por el Ucayali al vara-
dero de Sapahua. donde se encuentra armada.
Existen además los siguientes motores á gasolina ó alcohol:
«Carolina», propiedad del industrial D. Max Rodríguez.
«Alemania» de D. Bruno Paulsen.
«Margarita», del Coronel Teibaldo González.
«Río Manu», del Sr. Bernardino Perdiz.
Estas lanchas son las únicas que, debido á su poco calado y tama-
ño, pueden navegar casi todo el año en viajes cortos.
Casi todo el tráfico se reduce al de canoas y son estas las que
prestan verdaderos servicios no solo para el trasporte de pasajeros sino
para carga, pudiendo decirse que son ellas las que hacen el tráfico co-
mercial, sobre todo en el Tambopata.
Como se ve. pues, es enteramente reducido el tráfico y en mi opi-
nión, creo conveniente encargar la Capitanía del puei'to de Maldonado al
Subprefecto del Cercado, quien disfrutaría del haber de su puesto, man-
teniendo sí al Ayudante con el haber de Lp. 20 mensuales, concediéndo-
le las dos raciones á que tiene derecho y gratificación de montaña ó
S. 100 mensuales.
Las entradas provenientes de este ramo deben, en mi concepto, ser
depositadas en la Tesorería del Departamento y no remitirse á la Co-
mandancia Principal de las Milicias Navales, práctica que hoy tropieza
con dificulfades de todo orden.
Debe regir allí el reglamento general de Capitanías modificándose-
Los derechos que cobra esta oficina están regidos por la siguiente
— 166 —
lo en algunas partes y sujetándolo á las condiciones especíales del depa
tamento.
Los derechos que cobra esta oficina están regidos por la siguien
tarifa:
TARIFA DE DERECHOS
(('()] lia)
Para el extranjero
Licencia de lanchas mayores de 50 tonelí^das Lp. 2.0.00
Roles » » » » » » » 0.4.(X)
Licencia » » menores » » * J niotores . » 1.0.00
Roles » » » » » y » . » 0.2.00
Licencia de batelones y canoas » O.B.OO
Roles » » » » » 0.1.00
Cabotaje
Licencia de lanchas mayores de 60 toneladas Lp. 1.0.00
Roles » » » »» » » 0.2.00
Licencia » » menores » » » » 0.1.00
Roles » » » » » » » 0.1.00
Licencia de batelones y canoas » 0.2.00
Roles » » » » » 0.1.00
Matrícula
inscripción personal como bogas. , ., Lp. 0.1.00
» » » poperos » 0.2.00
» general de embarcaciones » 0.3.00
Matricula de batelones y canoas » l.O.OO
» » lanchas mayores de 60 toneladas » 3.0.00
» » » menores de 60 id, y motores » 1.6.00
Puerto Maldonado, á 26 de marzo de 1913.
— 1Ü7 -
LANCHA DEL KSTADO
La extinguida Delegación del Madre de Dios, adquirió para el Es-
tado la laucha «Shipiva», hoy «Maldonado», propiedad del industrial D.
Máximo Kodríguez.
No entraré en comentario alguno sobre los móviles que determina-
ron esa adquisición por el Gobierno; el costo elevado de ella, etc., y solo
sí sobre los pequeños servicios que presta á la Prefectura á cuyas órdenes
se encuentra. Se reducen estas al acarreo de víveres para las guarnicio-
nes del Manuripi, Muymanu, Tahuamanu y Acre, los que solo son con-
ducidos por la «M lUlonado» hasta el pussto llamado «Lucerna», en el
río Piedras, viaje que efectúa la lancha en dos días durante la estación
de aguas, es decir, de diciembre á abril, quedando los otros seis meses
sin poder prestar servicio alguno á conseouencia de la imposibilidad de
la navegación en tiempo seco y del calado de la lancha (3 pies).
Hay que tener en cuenta, además, que siendo de bastante capaci-
dad, uno ó dos viajes, generalmente, bastan para trasportar toda la carga
que constituye la manutención de esas guarniciones. Sus servicios, pues,
son insignificantes relativamente al egreso que ocasiona el mantenimien-
to de un presupuesto indispensable para ella.
Según la ley de creación del departamento, el presupuesto para la
lancha "Maldonado" asciende á la enorme suma de doscientas ocho
libras peruanas mensuales, suma que considero elevada y que, dadas las
condiciones de ese departamento, donde todo es sumamente caro y esca-
so, no puede disminuir en cuanto al haber de cada uno de los empleados
que la sirven y donde solo se pueden introducir las modificaciones si-
guientes:
Suprimir, por innecesario, el Comandante de la lancha, Teniente
de la Armada, cuyos servicios pueden utilizarse con mayor provecho en
otra parte, quedando, como anteriormente, el práctico encargado del co-
mando de la embarcación, aumentándosele el haber en cinco libras más
mensuales; y disminuyendo el presupuesto de la lancha durante los seis
meses que no presta servicios por la escasez de agua, como sigue:
1 Práctico (Comandante) Lp. 30.0.00
1 Maquinista » 30.0.00
2 Grumetes á Lp. 5 cada uno » 10.0.00
6 Raciones á Lp. 3 cada una » 18.0.00
Total. . . ., Lp, 88.0.00
Ahora bien, existen, además, ciertos gastos pequeños de carácter
— 1G8 —
urgente (|ue no están considerados eu el anterior presupuesto, para gra-
sa, aceites, y demás útiles de má.^aina, que pueden ser decretadas por la
Prefectura del departamento c >a car^o de dar cuenta para su aproba-
ción.
En cuanto á las condiciones de navegabilidad de la lancha «Mal
donado», si se tienen en cuenta los informes que al respecto me han da-
do, verbalmente, el práctico y maquinista, son buenas. Por mi parte,
puedo agregar qiie el corto tiempo que he navegado en esa lancha
por el Tambopata, lo ha hecho en perfectas condiciones.
En mi concepto, creo que el Supremo (Tobierno no debe adquirir
otra lancha p.ira el Estado; por sus precios fabulosos primero y por los
escasos servicios que en esa región pueden prestar, no encontrándose es-
te departamento en las condiciones del de Loreto, donde hay facilidades
para la navegación durante todo el año.
Instrucción
La instrucción en este departamento es, como en ningún otro indis-
pensable; lOs naturales de nuesrro oriente, hasta los mismos indios, son
generalmente inteligentes y dispuestos al aprendizaje: la raza que forma
la gente de trabajo es, en mucho, superior á la de los demás centros de
la Kepública y es menester ocuparse de ella.
La Misión Apostólica de San Jacinto, formada por la orden domi-
nicana, y cuyo director es el inteligente y laborioso Rvdo. P. Fray Ra-
món Zubieta, recientemente elegido Obi.spo del Madre de Dios, es la úni-
ca que con celo y venciendo toda clase de dificultades, ha establecido á
un kilómetro de Maldonado, una escuela donde se instruyen algunos ni-
ños actualmente; pero no llena su objeto toda vez que las condiciones de
la región no permiten que los niños, diseminados por diferentes partes
del río, algunos á uno ó dos días de la Misión, concurran, diariamente, á
recibir los beneficios de la instrucción, ó abonen sus padres lo dispensio-
so que re.sultaria un internado allí donde todo es caro y donde los hijos
de los peones son los que forman el elemento que puede concurrir á la
escuela. El Gobierno haría un verdadero beneficio, 3' con él un acto de
patriotismo, subvencionando á la Misión de San Jacinto con $. 1000
mensuales, destinados á 50 becas para internos de 20 cada uno. De
esta manera se educaría á 50 niños hijos de los caucheros, que verían con
agrado que sus hijos concurriesen á la escuela, lo que hoy no pnedeii rea-
lizar por las distancias y por lo costoso que les resultaría su manteni-
miento en aquellas condiciones.
Para las niñas debe fundarse en Maldonado — no en otro sitio — un
colegio dirijido por madres ó normalistas que reúnan las condiciones
necesarias para garantizar, á la vez que la enseñanza la moralidad. En
- 169 —
asta escuela debe haber como en la anterior, 50 becas á razón de $. 25
por cada una, teniendo en cuenta que tiene que ser más cara la alimenta-
ción de éstas, no teniendo como en la Misión, chácaras cultivadas por
los mismos alnnii.es.
La instrucción en las piovincias del Manu y T.ahuamanu es, por
ahora, inoficiosa y se perdería el dinero en establecer escuelas en sitios
que no forman un núcleo de población. Esta se halla diseminada por
los centros de ti abajo á enormes distancias unos de otros y resultaría
ilusorio el mantenimiento de escuelas en esas condiciones. La labor,
pues, debe concretarse hoy á Maldonado, sitio ya poblado y cuyos alre-
dedores tieiien'b-'ena cantidad de habitantes.
Es diiJ-nade t<ido encomio la labor de los misioneros dominicanos,
que, á fuerza de trabajo y perseveiancia. han podido establecer, debida-
mente la Misión, no contando sino con la buena voluntad de los vecinos
que han contribuido gustosos á esa labor. Además de los locales para
escuelas tienen los padres una hermosa capilla, chácaras, casas, etc., no
pudiendo decirse de ellos sino que están un poco retiiados de la pobla-
ción. Hay también una Misión en la boca del Manu dependiente de la de
Maldonado y en la que se trata hoy de establecer también una pequeña
escuela. La reducción del salvaje á la vida civilizada solo puede efectuar-
se, en mi co'.icepto. mediante las transacciones comerciales con los cauche-
ros y su comunicación constante. Esta es ardua labor, que demandará
muchos años y que costará no pocos sacrificios.
Debe consiiuirse en Maldonado una iglesia servida por los padres
dominicos, en la que se celebren cada domingo los servicios religiosos.
Poder Judicial
JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA
La creación de un Juzgado de Primera Instancia ha venido á lle-
nar una imperii sa necesidad, sentida desde hace mucho tiempo en el
Madre de Dios, donde se ha tropezado con los inconvenientes que origi-
naba la falta de un Juez, tanto para los asuntos de orden comercial co-
mo, muy particiV ármente en el orden civil y criminal.
Bien conocidos son de todos los horrendos crímenes perpetirados en
nuestras montaña- : ya por los salvajes aburridos por las persecuciones
de que han sido objeto: ya por el espíritu propio de ellos, que parece
experimentan c erta satisfacción al cometer esta clase de actos: ya
por los mismos civilizados que han visto, todos ellos, el ningiin cas-
tigo que han tenido sus antecesores en esos hechos delictuosos. Lo cier-
to es que siempre se han presentado numerosos casos que ha sido impo-
sible castigar por falta de un representante del Poder Judicial, que apli-
cara, con severidad, corrección á esta clase de faltas.
— 170 -
Hoy esta necesidad ha sido remediada eu parte por el nombra-
luiento de un Juez de Primera Instancia; y digo en parte, dado el hecho
de no haberse consignado, al mismo tiempo en el presupuesto del depar-
tamento, la partida correspondiente para la movilidad, toda vez que es-
te funcionario tiene necesariamente, que hacer viajes frecuentes para to-
mar instructiva en los sitios mismos donde se comete el crimen; lo que
generalmente no pasa en Maldonado, sino en sitios apartados.
Ha sido remediada un poco la pesada labor del Juzgado con el
nombramiento hecho, últimamente, por la corte de Puno, de dos Jueces
de Paz, y asi no se resentirá el servicio cuando ocurra el caso de tener
que ausentarse el Juez de Primera Instancia.
Está servido este cargo por el Dr. Autilotiuio V.ildelomar, persona
de reconocida competencia profesional y que goza de la estimación ge-
neral del departamento.
CÁRCEL
Es completamente inapropiado este nombre tratándose del local
destinado para la cu-;todia de los presos en este departamento, y basta
saber (pie fué construido para taller de carpinteria por el ex-Delegado
Villanueva á fines de 1910, según el rústico é inseguro estilo de cons-
trucción que se usa en la montaña.
Los presos, verdaderos criminales, algunos convictos y confesos de
sus actos delictuosos, permanecen en este reducido local, sin seguridad
de ningún género, y durmiendo, la mayor parte de ellos, en el cepo á fin
de evitar la fuga, que pueden efectuar en cualquier mamento; pues, ade-
más, de la inseguridad propia de ese local, el reducido número de gen-
darmes con que se cuenta en Maldonado es insuficiente para atender al
servicio de policía y mucho más para ejercer verdadera custodia en los
presos. Por otra parte, la guarnición militar residente en Maldonado se
compone generalmente de los enfermos que acuden de todas las guarni-
ciones destacadas en los demás ríos y no queda número suficiente para
montar guardia de cárcel. Para llenar el objeto es indispensable aumen-
tar el número de gendarmes, como especifico al tratar de ese capitulo.
Es, pues, de absoluta é imperiosa necesidad se proceda en el día
á construir un local aparente para tal objeto, que reúna condiciones de
seguridad. He tenido ocasión de ver el plano mandado hacer por el Juez
Dr. Valdelomar, parala construcción de un local apropiado, cuyo costo no
excedería de Lp. 500. Para el techado de la casa se podría remitir ca-
lamina en número no mayor de 500 planchas.
Debe, asimismo, votarse una partida para alimentación de presos y
movilidad; pues en la actualidad hay muchos criminales que, por falta
de medios para remitirlos, no han sido hasta hoy trasladados á la cárcel
de Puno.
— 171 —
Salubridad
Aunque el clima de este departamento es generalmente benigno,
se han presentado numerosos casos de distintas enfermedades que lian
sido atendidos en el consultorio pue está a cargo del Dr. D. Javier Valera.
Desde su fundación, que data del mes de abril próximo pasado
hasta fines de octubre último, se habían expedido 8()U iórmulas de rece-
tas que corresponden á.30U enfermos más ó menos, sin contar diferentes
operaciones quirúrgicas y accidentes imprevisto -i presentados. Es digna
de todo encomio la labor hecha por el celoso prolésional Dr. Valera y
el inteligente farmacéutico Cortilli, quienes han establecido allí un pe-
queño laboratorio de química y bacteriología. Para que estas importan-
tes secciones llenen debidamente su laudable y humanitario propósito,
es necesario dotailos de los medicamentos y útiles iu(lis]iens^bles.
En el presupuesto del departamento se creó ti es plazas de vacuna-
dores, uno pira cila una de las tres provincias, con el exiguo haber de
Lp. 10 mensuale-. En la práctica se ha tropezado con muchas fliticulta-
des para proveer estos cargos. Las personas nombradas por la Dirección
de Salubridad e.i tal carácter, al llegar al lugar de su destine renuncia-
ron sas puestos considerando imposible poder subsistir con ese reducido
haber y exigiendo medios de movilidad para regi-esar á la capital. Me
he visto, pues, en la necesidad de suprimir de hecho tales vacunadores,
por la razón antes expuesta y porque la vacuna llega generalmente en
mal estado á las provincias de Manu y Tahuamanu, y solo pue le utili-
zarse en Maldonado. Como es sabido ese fluido dura apenas el espacio
dedos meses y de Lima á Iñapari se emplea ese tiempo ó más, pues no
siempre se encuentra á mano el medio de movilidad.
A fin de hacer un positivo beneficio á las tres provincias he nom-
brado al farmacéutico D. Agustín Melena, para que recorra éstas, men-
sualmente, llevando drogas del consultorio de Maldonado y curando, sin
retribución alguna, á los pobladores de la región, estando á la vez encar-
gado del servicio de los vacunadores, como se verá por el decreto si-
guiente:
«Maldonado, 22 de octubre de 1913. —Siendo innecesarios los ser-
vicios de los vacunadores D. Octavio Cuba, D. Octavio Montoya y D.
Carlos A. Lapoiut, nombrados para las provincias de Tambopata, Manu
y Tahuamanu, respectivamente; — Se resuelve: — Cesen desde esta fecha
dic'ns vacunadores en el ejercicio de sus funciones, acordándoseles las
facilidades necesarias para su regreso á la capital de la República; y en-
cárguese a) farmacéutico nombrado D. Agustín Ruiz Melena de ese ser-
vicio, quien percibirá sobre su haber la suma de diez libras peruanas oro
mensuales para gastos de movilidad. — Dése cuenta al Supremo Gobier-
no para su aprobación, comuniqúese y regístrese. — Portillo».
El haber del farmacéutico Cortilli ha sido aumentado en diez li-
bras más, pues el actual sueldo que disfruta no compensa el trabajo del
laboratorio, botica y la participación que tiene en las operaciones que se
efectúan, curación de enfermos, etc.
Esta dependencia es la única que está bien instalada en Maldona-
do, debiendo adquirirse para el Estado la casa 'que ocupa, cuya distri-
bución y buena conservación la hacen inmejorable para tal servicio.
El Ministerio de Fomento debe enviar con regularidad y pronti-
tud los pedidos que se le hagan de medicina-! y útiles á fía de poder ser:
vir con verdadero esmero las necesidades indispensables del departa-
mento.
Gendarmerías
Tratándose de ua depj,roamento de nueva ere ición como lo es el
Madre de Dios, y doa le hay necesi lad urgr-ute de hctcer conocer el res-
peto á la autoridad y prestar al mismo tiempo garantías á los moradores
de esa inmensa región, que no se hallan formando núcleo én pue-
blos, ni aún en caseríos, sino diseminados por la numerosa red de ríos
que lo cruzan en todas direcciones; el cuerpo de Gendarmería es insufi-
ciente para atender á las necesidades más urgentes del servicio, pues so-
lo se compone, según el presupuesto del departamento, de 15 indivi-
duos con tres oficiales, distribuidos 5 de ellos con su oficial respectivo
en cada una de las tres provincias.
Este reducido número es verdaderamente insuficiente para f.tender
al departamento. En mi concepto, debe ser aumentado á 60 hombres
con la respectiva oficialidad al mando de un capitán, que se distribuirán
en la siguiente forma:
Un capitán, jefe, y tres oficiales con 30 hombres en Maldonado
para el servicio de policía y cárcel. Debo hacer notar aquí que en Mal-
donado existen en la cárcel, si así puede llamársele, verdaderos crimina-
les, sin seguridad no solo del local donde están sino hasta falto de guar-
dadores-, teniendo que recurrir á diversos castigos para impedir una fuga.
Por otra parte, siendo también reducido el número de los individuos de
tropa, los pocos que quedan en Maldonado. no pueden hacer el servicio
de cárcel, pues generalmente en este lugar solo están los enfermos que
vienen de las distiiitas guarniciones.
Para la provincia de Manu tres oficiales y 15 hombres, distribui-
dos asi: un oficial y 5 gendarmes en Carbón (Alto Madre de Dios), un
oficial y 5 soldados en el alto Manu ó principios del varadero Fitzca-
rrald y un oficial y 5 soldados en la boca del río Manu, asiento de la sub-
prefectura.
Para la provincia de Tahuamanu 3 oficiales y 15 hombres, dis-
— 178 -
tribuidos asi: ) ofiiMul v .") <;-(mi( la i'iiies en el rio I'icdi'as á la altura «leí
Cetiya^'oó la del ( "iii-i\'aeu: 1 ofieial y f) hombres en ,1'uerto Málaga
sobre el i'io 'i'ahnaiuaiui y 1 otudal y 5 gendarmes en Iñapari, sobre
el rio Acre, capital de la provincia de Tahuamanu.
Debe, asimismo, asignarse al capitán el sueldo de su clase, á los
oficiales Lp. 12 cada, uno y I-^p- 7 para los gendarmes.
Distribuidos en la forma que dejo e.Kpuesta, estarán garantidos los
míH-adores de una va<¡a extensión, evitándo-!e los crímenes frecuentes, ó
p:>r lo menos p:i li.:"!! 1 > capturarse con íacilidad á los delincuentes.
Edificios para oficinas públicas
I. as oficinas públicas del Madre de Dios, funcionan todas en lo-
cales conipletaniente inapropiados; la Prefectura^ en la antigua y rui-
nosa casa de la Delegnción y las demás dependencias en rústicas cho-
zas donde el viento y la lluvia destruyen los documentos. A excepción
del (,'onsnltorio niédiio y la oficina de Correos (]uc están regularmente
instaladas en una cnsa particular cuyo arrendamiento es de L]). 20
mensuale:;, tod is la ; demás a¡)ro\cchan de las casas hechas por la.
])rimera ( 'omisión Especial del (jobierno, (]ue presidió el Sr. .Villa-
nueva y líis que se hnn mantenido hasta el día, sin (]ue las posteriores
autoridades hayan tintado de conserx arlas en buen estado, refeccio-
nándolas convenientemente.
VA plnno últimcj de la población, delineado por el Ing.. Sr. Oyague
y Noel, y según el cn;il .se está construyendo ésta, determina un lugar
íipropiado parf) oficinns públicas; sitio en (pie hoy se encuentran los
alojamientíjs i-uinososde los oficiales de la gnarnición. Debe, pues,
el Gobierno mandar construir una casa ad hoc |)ai'a oficinas, donde
funcionen la l'retectu r;i, Tesorei ía Fiscal, .\duana, (Capitanía del Puer-
to y Subprefectnra, así como un local ai)arente para alojamiento de
los oliciíiles de la Guarnición y cuartel para la, tro])a. Todo este tra-
b;ijo se hace á poco costo en viando cala,mina para los techos desde
Are(]nipa con gasto icdncido para, el Erario.
Es, además, inijiortante ir construyendo poco á poco casas para
las subpiefectnras de Tahnamaim, Marín y Aduanillas del Heath,
Manuri]ji, Miiymaiui, Tahuamanu 3^ Acre; y dotarlas del moviliario
indispensable.
Sei-ía conveniente adquirir para el Estado la casa donde ho3' fun-
cionan el Consultorio medico y el Correo ó edificar otra igual; es niia
magnífica "onsti-ncción apropiada para el objeto y que reúne todas
las condiciones indispensables para una clínica de operaciones.
Son estas obras de carácter inaplazable, y el Gobierno debe prin -
cipiar inmediatamente estas construcciones, pues el estado ruinoso de
los actuales locales va aumentándose rápidamente y la presente esta-
- 174
cióii (le n*ruas y vientos traerán, más pronto todnxía, la dcstruccióni
de ellos.
Las gomas y la agricultura en general
No se escapa á la vist.t ile nadie la. decadencia que el bajo precio-
de las <;i)inas en los mercados consumidores, ha imprimido al nuevo
dei)artainento del Madie (1p Dios. L i- anti^rua fuente de ri(jueza, abun-
dante ha disminuido notablemente con la baja de los productos y
comerciantes establecidos en esos lug' ires sicnien. mejor (]uc nadie, sus-
estragos funestos.
iSabido es que la única industria á (]u^* se dedican los moradores
del oriente es la explotación dnl Ciiueho y jebe. La |)rimei-a de éstas
exije destruir por completo cada, ejemplar de la fanu)sa planta que cap
á los o-olpes desvastadores d^l hacha d^'l cauciit-'ro. Ls así conu) se
obtiene mayor rendimiento, no pudiendo trabajar por el método de
incisiones como sucede con el jebe fino, debido á (]ue esa ])!anta muere
indefectiblemente, atacada p;)r un insecto que se introduce en los cor-
tes hechos en la corteza y la aniquila sin haberse utilizadoel máximum
de rendimiento.
F]u la. reiiión quM forma el departamento del Madre de Dios, exis-
te Sf)lo esta i)lanta en i)oca cantidad en el río .Ma nurii»i, encontrándo-
se con abundancia p.i el Tah iamanu, .Muymanu y Alto Piedras, por el
hecho de ser estos río> de recientH explotación, y habiéndose termina-
do por completo en el .Madre le Dios y sus afluentes el .Manu, el Ami<>'(>
y el bajo Piedras.
Las'contemplaciones iut'^rnacionales d'^ los antci-iores ^obier-m )S
noshan mei-mado extfnsasc nitidadesdc tcri-en )sen esa sección de nues-
tro oriente y juntií c.)n ellas, sus riquezas fabulosas y perdurables en
la i)osesión de <i-omas finas que hoy disfrutan otros países. La peque-
ña |)i"oporción (|ue nos ha (]uedad(> de plantas de jebe se reduce solo á.
determinados manchales de ese vegr-tal en los i-íos Manurijji, Muyma-
nu, Tahuamanu y Aci-e. La explotación de esta especie, se hace por
el sistema de incisi,)aes siguiendo la misma inveterada costumbi-e de
los shiringueros bi-asilei-os: circunsci'ibiendo los árboles en entradas
que vai'ía en la extensión del terreno (pie abarcan y (]ue se conq^ouMu,
de 12(> á 150 ejem])lares; produciendo incisiones diariíis con una he-
rramienta ad hoc (mashadinho) y recojiendo el látex en recipientes de
zinc (tishelinhas) para después procedei- al endurecimiento, ])or medio
de la det'umación. En el Muvmanu y Tahuamanu esta especie dá ren-
dimientos verdaderamente colosales; ])ues de cada estrada se recojen
diariamente 25 litros de látex y se puede formar una idea de esta ri-
queza sabiendo que se paga hoy — que existe una verdadera crisis de
estos artículos— a, 25 soles arroba de 15 kilos en los centros de exjdo-
tación.
Desgraciadamente esta planta no se propaga con la abundancia
- 175 -
qnt» (ítras (>s])ecio.s; sus piiemiyos son numerosos y iUin(]uc florew y sf^-
inilhi pii cantidad, es aprovechada ésta poi- diferentes ciases de aiiinia-
les (|ue «iiistan de la dulzura de su fruto, y no germina sino en ])e(]ne-
fiísima ])art(' de ellos.
Se hace indispensable, pues, tratar de fomentfw el ctdtivo de esta
planta y á este respecto hay (pie exi<iir á los concesionarios de terre-
nos á. calzar éstos con cien piésde éste vejietal, ])or lo menos, jjorcada,
hectárea y encomendar esj)ecialniente a la lOstación Kxperimentcil fun-
<lada en ese departamento á ])ropagar los conocimientos neccsai-ios
para (]ue todos los caucheros y vecinos del .Madre de Dios siembran y
trasplanten esta especie de jebe ñno fomentando así el valor de sus
posesiones y contriljuyendo á la ricpieza general del departamento.
\-A\ mi concejito, la crisis actual enere nosotros se debe á las si-
<iiiientes causas: V á los stoks (jue se hacen de toda variedad de gra-
mas i)aia obtener vin mejor precio en el mercado; 2* á la carestía de
los fletes de las compañías de transporte que cobran hi misma canti-
dad .sobre euahiuiera de los pro luctos, gomas ó caucho; 3^ á la ven-
taja (pie tienen otros ])aíses en adquirir l)rai;eros más bar itos c^ue los
nuestros y con menos costo en su mante.iimiento; 4* á la ventaja que,
sobre nosotros, tienen otros países productoi-es poi- l.is facilidades y
franquicias que le otoi-gan sus gobiernos.
Tales s,)n las principales causas á (]ue obedece la crisis de las go-
mas; pero no por eso debemos desmayar y ])or el contrario dedicar-
nos á la pro¡)agación del sust'tuto, que ha de reemplazar al caucho
oon ventaja: la goma fina (Hevea Brasiliensis) cuyas espectativas pa-
ra, el jiorvenir son halagüeñas toda vez (]ue hasta el presente las de-
mandas de este producto son superiores á la oferta.
A fin de combatir hasta cieito ])unto este abatimiento producido
])or la actual crisis de las gonms y pro])ender, asimismo, al desaiTollo
de otras especies de cultivo económico y tpie se adaptíiu perfectamen-
te á las condiciones clinmtéricas de este departamento, debe procurar-
se lo siguiente:
1°— Distribuir, gratuitamente, por la lOstación Experimental del
Madre de Dios, semillas y plantas de toda especie, así como los conoci-
mientos necesarios paiíi cultivarlas, re))artiend(), si es posible, carti-
llas es])eciales conteniendo los niéiodos más j)rácticos ele agricultura
apropiada.
2° — Proporcionar, gratuitamente, los medios de transporte has-
ta ese dejjartamento á familias nacionales ó extranjeras, bajo com-
promiso de establecerse en el dejjartamento poi' un número determi-
nado de años y á quienes se les otorgaría su i'espectivo título de pro-
piedad por una cantidad determinada de terrenos para la agricultura,
víveres por seis meses y herramientas para el trabajo, bajo la inmedia-
ta vigilancia de la autoridad.
39 — Excepción de derechos de aduana de toda maquinaria para
agricultura, útiles de labranza, de industrias, embarcaciones á vapor,
motores, etc., así couio aparatos para la extracción de gomas y su
beneficio.
— i7(; —
— Sn])i-iniir el jx'üji' rainiiio de Tirüj ;ita á Astillero, en lo
referente á íU'é.uilns eonducLoras de pas ijeros, y rebajaren nn 50%,
enando tneiios, el (pie se cohi'a aetnaluiente por bestias de earjza .
5 — Proceder á la celebración de un trataiio de libi-e na vej^ación
V tránsito con 1 i. U'^pública de B )livia á lin de (¡ae nuestros industria
les no sufran los ])erjui('ios á (]ue se ven expuestos hoy abonando do-
bles dei-echos á los productos cpu' se e.\i)oilan i)or el Tahuanianu,
Muvmann V Aci'c ]icruanos y (pie tienen la obligada ruta de este l ío,
pasando por lerritoiio boliviano.
6 — Rebajar los deieehos del S'/r ad valorein (¡ni^ se cobra acturd-
niente sobre la exportación de <ioinas á lin de dar facilidades á esta
industria y mayo, espectativa á nuesti'os industriales.
Son éstas, ]K)r lo pi-onto, las medidas de caráctei- uriieute (pie es
necesario tomar para combatirla crisis económica di-l iuk^vo departa-
mento.
Ahora bien, si es cierto (]uc la ex])I()ta('i(')U del jebe ccnistituye una
verdadera fuente de riqueza y (pie debe, bajot.;do jtuuiode visia, pr
penderse á su cukh o y desarrollo, es ])rcciso r;iinl)ién pieocupari os
de manera esjiLcial de la a.iiricultura en ueneral. Nuestras lejiiones
orientales V en especial el (lepa rtamcntt ■ del Madre de Dios iior sti
constitución íie,)l(')i;ica. estructura t ¡iiogT/ lica, y condiciones climaté-
ricas, es uno de loslu«>aies más apropiados tanto por la bondad de
sus tierras, como por las diferencias de su clima, ])ues desde el
descenso de la cordillei a hasta los extremos más apartados del orien-
te, sn temperatura va urfiduándoíc ])i-o<iresi va mente, determinaiu'.o
zonas donde pueden cultivai-se toda clase de ])l;intas; así ])ues. no solo
puede producirse el caucho y el jebe, sino té, cau'da, vainilla, cocos de
toda variedad, frutas, tabaco, cate, cacao, alcanfor, al<iodón, arroz,
castañas, caña de azúcar, toda, clase de .'íi aiios 3- cereales, plantas fi-
brosas, combustibles, gramíneas, maderas de toda clase, etc., etc.
Hoy la agi icultura se muestra ;illí rudimentaria; solo se cultiva de
manei'a primitiva uno cpie otro ccre;\! de jirimera necesidad y ciertíiS
leguminosas para el sustento individual. Tixla la atención esta fija
en las gomas y los moradores del de]:»ai'tamento, viendo agotarse és-
tas tienden á emigrar en busca de terrenos gomíferos doiiíle trabajar
á cambio de dejar el jiroducto á bajo precio y pagar onerosos arren-
damientos {)or los tei-renos (]ue ocupan. ¿Por (pié no imjjedir ese mo-
vimiento de emigración en un territ;)rio en cpie, por el contrario, debe
buscarse la inmigración? Nuestros montañeses se han dedicado á la
vida errante de las selvas; á cosechar lo (pie la naturaleza puso á sn
alcance sin mavor csfuerzt) personal y á consumirlo sin tener en cuen-
ta el porvenir Es necesario i-eaccioiiar rá¡)i(la y enérgicamente, pro-
hibiendo en lo absoluto la emigración de ])eruanos al extranjero y
prescribiendo la residencia, obligatoi-iíL de los inmigrantes á ese de[)ar-
t miento en calidad de colonos, por tiempo determinado.
Los ])astos naturales que crecen después de rozado el terreno, son
propicios ])ara la ganadería; y si bien es cierto (jue ésta, se encuentra
todavía más embrionaria cpie la agricultura, sin embargo, he podido
— 177 —
ver líennosos cjt'iiiiiliircs de «^aiwulo ()U(* en iiad.i Licnc-ii (jiic cin idiar
al suiz.). l\u la boca del Manii cii casa del industiinl 1). Hciiiai (lino
l'erdiz; en la lioca del l'iedras, en casa de I). .M.áxinio Uodríjiiiez y en
el mismo \iald()nad() es notable su lapidez de reproducción y la canti-
<lad de leciie f|uc producen las vacas. Además no existe en ti'.da la
nionLa.ña eníeraiedad alguna para el «.ganado y éste se conserva en per-
fectas con<licioncs.
I-a coloniz ición del departamento del Madie de Dios es punto
por demás i:iteres;inte y ¡¡rincipal f.ictor de su proj^reso. Así. pues, es
necesai-io ])ol>lai- f'sas inmensas y licas rejiioues; enviar allá <>ente de
trabajo, (pie no lleven en su mente la idea de enri(]necerse rápidamen-
te como «r.'ueralmcnte se ci-ee; (]iie vayan allí á lucha]-; á fundar la
pi-()piedad, f. ruientando la aLiriciiliura (¡uc constituye la verdadera
ri(]ueza. Mucho se lia discutido so'ire este eterno problenm y ca.si na-
<la se ha adelantado; los repatriados del sui no han llenado el objeto
<]ue se propuso el Gobierno y la casi totalidad de ellos Ir-in pasado á
ser i)eones de caucheros. ; Las ca us.is? Lámala oi-,<i"anizaci(')n.
En mi concepto debe el Supremo (lobierno pi'ocedei' en el día á
folnentai- la inmiui'acií'in y colonización en el nuevo dej)arta mentó,
trayendo ji'ente aparente para, la aurieultura , ya sean loretanos, cos-
teños, naci males (') exti-anjei-os, y con las facilidades (]ue especifico an-
teriorniete. mandarla ni nuevo depailamento á ])()blar y cultivar si-
tios como el .Vito Madi-ede Dios, cuya coi'ta distancia del Cuzco y
])rovincias de Calca, (¿uispicaifhi- y Paucartambo, así como la fácil
víade comin icaciíjii, baratura délos Metes 3' medios de transporte cons-
tituyen una fj-ai-antía para la coloniza(;ión ])or la baratura de los
productos que consuma de fuera 3- !a facilidad de e.xpoitar los que
])ro(luzcan, enviai'los no á Maldonado, sino á sitios cercanos á la
terjuniación del camino de Tirapata á Aslillei'O, donde pueden tener á
mano el camino y los medios de transporte; á la Estación Experimen-
tal, en el la<>-o Valencia, cuya abundancia de ))esca es «i'arantíá de vida
y díjnde tienen, además de las f:u-ilidades que debe proporcionarles
esa dependencia, mercados cercano donde vender sus ])roductos: Mal-
donado y Riberalta en Bolivia. Es á estos lugares hacia donde debe
dirigirse la coi'riente colonizad )ra, ceica de las vías fáciles de comuni-
cación \' tendremos C(ue ])oco á poco, insensiblemente, la colonizacic^n
se ii-á extendiendo hacia el oriente.
Las colonias militares son también importantísimas y éstas po-
blarán nuestros j)untos de frontera. En efecto, el soldado accjmpaña-
do de su familia, costeándole el Fisco su mantenimiento por un perío-
do no menor de dos años y prop(ircionánd()le herramientas y terre-
nos de cultivo, formarán pequeños caseríos (jue á poco se convertirán
en verdadei'as poblaciones; si á esto se agrega,, como digo en oíros
capítulos, el licénciamiento de esa tropa en los mismos lugares donde
sirven, es necesario suponer, que con ci ;rtas propiedades adquiridas en
los dos añxTS (je trabajo en ese lugar, no vuelvan al terruño d(mde sa-
lieron sin nada, abandonando su trabajo de dos años, »mo que se ra-
— 178 —
(liquen en la región donde ven, sc^uni mente, mnyoi' espcetativa de
ahorro x economía.
Son estos, á «rrandes rasgos, Icjs motivos más ]»oderosos que me
han gniado al escribir este capítulo 3-, en consecnencia, soy de opinión,
de que nuestras riqnezas orientnles no deben seguirse cifrando en las
gomas únicamente, pues además de ellas existe el vasto campo de la
agricultura en general que una buena colonización haría floreciente;
sin embargo, no debe descuidarse en lo absoluto el cultivo del jebe
fino (Hevea Brasiliensis) (pie es el de mavor consumo y (pie mejoi-es es-
peetativas tiene en el mercado y. por el contrario, conviene obligar A
Í(^s colonizadores futuros y á los actuales moradores del departamen-
to á fomentar su sembrícj aumentando el valor de sus propiedades y
con ellas la riqueza nacional i)ai'a un futuro no muy largo.
Bajo las condiciones actuales hay productos que ]ineden perfecta-
mente soportar el flete y gastos de tr;>iisi)!)rte des, le el Madre de Dios
á la costa dejando una pequeña utilidad; ahora bien, abarntando esos
fletes 3^ suprimiendo las gabelas de peaje, etc., por una parte, 3' por
otra, reduciendo el camino v con él los gastos de transporte desde el
coraz(')n, si se puede llamar, de la montaña como es el Madie de Dios 3'-
sus afluentes 3' estableciendo por ahora los centros de colonización
en los ubérrimo-? terrenos que principian inme liatamente desj)nés de
la cordillera, esto es, la tercera parte del camino de Tira])ata á Asti-
llero, donde pueden producirle las mismas especies, tendríamos una
verdadera 3' notable utilidad en la venta de los artículos que se cose-
charan. Lo mismo acontecería desd'^ Tambomayo, Asunci(')n, el Tono,
etc., por el lado del camino de Trcá ('ruces, dándose vida á varias ])ro-
vincias del (Aizco 3' abaratando los artículos de primera necesidad en
el Alto Madre de Dios, de donde estarían á la vez muy cercanos.
Hav que laborar; palpar el hecho de que la tierra virgen 3' feraz
que nos brinda la montaña no necesita mavor esfuerzo para arrancar
sus ópimos frutos; ha3' que convencernos que la riqueza de nuestras
regiones de oriente no estriba tan solo en las gomas sino en el suelo
mismo, donde un pequeño esfuerzo lo convierte en un manantial de
])roducción que es riqueza positiva v que explotada con método 3' or-
den, origina intercambios comerciales, abre vías de coniunicaciíni 3'
eonstituj'e, en fln, elementos de grandeza nacional.
Primeros pobladores
POBLACION ACTUAL
Trihue salvajes
Sfíbpiiios todos í|ue fué Fiz' en i-i' ild clpriuuM- pomprciante y explo-
radoi- ])pniano (|ue st^ cstableciei-a, en el Madre de Dios eti el año 1893,
donde lle<ió de^pnés de abrirse paso por el entonces i^-norado divor-
tium Rcquarum (]ne separa las ajinas que coi ien liacitt. el Ucayali y las
que vienen del Madre de Dios. lOste arries<>ado explorador, abrió
pues, la comunicación del departamento de Loreto con las entonces poco
exploradas regiones que forman el hoy departamento Madre de Dios.
Vino en seguida en 1900 el señor Ernesto L. Rivero que entró al
Madre de Dios, viniendo por el rio Serjali y alto Manu y i egresó á Iqui-
tos atravesando la montaña hasta el Acre y siguiendo el curso de este
rio hasta el Purús y el Amazonas.
Tenemos después á Alcibiades Torres y á D. Rafael de Souza quie-
nes llegaron trayendo este último un personal de 70 hombres, en 1901:
Carlos Morey en 19^)4: Carlos Sharff en 1905, quien hizo su traslación al
Madre de Dios desde el Punís, abriendo el paso (Varadero) que lleva su
nombre y que comunica ese río con el alto Piedras, afluente del Madre
de Dios. En el mismo año Manuel Várela Vidaurre que se estableció en
el alto Acre y Antonio Ipinza Vargas y D. Máximo Rodríguez, que se
establecieron en el Madre de Dios. Como se vé han sido caucheros de
Loreto los que han abierto al comercio y á la civilización esos inmensos
territorios.
Posteriormente han ido llegando á esa región gran número de cau-
cheros traídos generalmente por los anteriores y multitud de personas
que se han espai'cido en toda la región á cambio de no pocas vidas ren-
didas en las luchas con los salvajes.
Hoy es muy aventurado hacer cálculos sobre el número de habi-
tantes del departamento; pero, según datos de las personas que conocen
bien toda la región, puede estimarse la población total en 6000 civ^iliza-
dos, ignorándose el número de salvajes, que puede ascender á igual can-
tidad. Tenemos, pues, que representado por 12000 el número de habi-
tantes del departamente, correspondería á 1 por cada 10 Kilómetros cua-
drados. Todos están completamente esparcidos en la extensa zona que
forma el Madre de Dios, Manuripi, Tahuamanu y Acre, siendo una de las
principales causas que impide la formación de poblaciones; así vemos que
la más grande agrupación de ellos, apenas si forma un caserío en la ca-
pital del departamento, Maldonado, donie no llegan á 200 habitantes to-
davía.
— 180 —
En el río Mauu, según cálenlo (k'l Sr. SubpreíVcto Ing. Edgardo Cá-
ceres, asciende la población diseminada en todo él, á poco más de uíi mi-
llar de habitantes. En el Madre de Dios, la colonia japonesa distribuida
en este rio y el Tambopnta llega á 800 más ó menos.
En el rio Piedras, Mannripi y Taluianiann. pasan de íiOO sin ibr-
mar núcleo, diseminados en las selvas y orillas de los mencinniulos i-ios.
En cnanto á los salvajes, mnclias son las tribus qne forniiin la po-
blaciiMi inconsciente del Madre de Dios, no habiendo sirio ninguna de ellas
dominada completamente; asi vemos la de los Giuirduo.f, en el Tambopa-
ta, qne parecen ser los más dóciles y que hasta llegan á tener trato con
los fleteros del Tambopata, haciendo algunos inter-cambios comerciales:
pero son los nu'is indolentes. Los Jilapafix pobladores del Madre de- Dios,
Piedras, Amigos, Pariamann, Manui-ipi, &., aunijiie de una raza fuerte y
viril, viven completamente alejados del blanco, merced á las antiguas co-
rrerías hechas por los caucheros de la casa boliviana Suái^ez, que manda-
ba comisiones expresas en busca de indios y la que pos^e actualmente de
esta tribu y de la de los Gruarayos y Cordiños cerca de 5Q0 íamilias.
Los Mashcos, en la región comprendida entre los ríos Blanco, Coloradc
y azul, afluentes de la mai'gen derecha del Madre de Dios. Estos son
indómitos y viven en continuas guerras con las tribus vecinas. Tenemos
después á los Machigangas, que, segiin algunos, esta tribu es una rami-
ficación de los campas, por la semejanza del dialecto, qne ocupan el rio
Manu y Alto Madre de Dios, y otras muchas.
La civilización de esta raza debe ocupar preferente atención. A este
respecto puedo asegurar que no so.i las misiones i-eligíosas las que pue-
den emprender obra de esta natimileza; nuestro indio en la uKuitaua no
es el tímido y resignado de la sierra sino, por el contrario, valiente, há-
bil, vivo, audaz que no conoce el peligro y se apresta á la lucha instin-
tivamente. Tiene que ser dominado por fuerza superior á la que ellos
tienen, por los caucheros, quienes, dígase lo que se quiera, han sido
siempre los civilizadores de los indio ■!. Pero no se crea que autorizo por
esto correrías absurdas y brutales hechas generalmente con el propósito
de lucrar con el traba-jo de los indios, no omitiendo medio paia subyu-
garlos. Deben practicarse verdaderas exploraciones practicadas por las
autoridades en forma racional y humana, para distribuirlos en los centros
de trabajo ó instituciones donde reciben las rudimentarias nociones in-
dispensables para vivir en contacto con los civilizados. Es necesario
proceder en esta forma, pues no esposible que de niotu propio, expontá-
neamente abandonen sus costumbae.s tradicionales y vengan por sí á so-
meterse á las nuestras. De esta manera se irán redimiendo de la barba-
rie en que viven y podrán ser útiles, bajo todo concepto, siendo los pri-
meros sostenedores de nuestras regiones orientales.
Han sido pues los caucheros de Loreto á los que se debe en primer
lugar la exploración del Madre de Dios y posteriormente al expléndich»
camino que construyera la Inca Rubber G°, que ha facilitado la comuni-
- 181 —
cación (le esas regiones con los departamentos del sur de la República,
al extremo de absorver hoy esta vía casi lodo el movimiento comercial
que hasta hace poco, se hacia por el varadero Fiztcarrald á Iquitos. Por
último, la transformación efectuada en la creación del departamento {)or
el actual Gobierno, será el factor más importante para (jue esas regiones
se conviertan dentro de poco en centros poblados, mediante una colo-
nización bien dirigida y su actividad, comercio y riqueza llevando lias-
ta allí el medio fácil y rápido de comunicación que entrañaría el codicia-
do é indispensable ferrocarril á luiestro oriente.
La posesión "Pacahuaps"
Las pretensiones de la casa Suarez C." Ltda. sobre los shiringales
conocidos con el nombre genérico «Pacahuaras», son infuridadas y no
pueden admitirse por el Gobierno del Perú.
Consta, en efecto, de los propios docamentoa exhibidos por Suarez
en apoyo de tales pretensiones, que adquirió la propiedad «Pacahuaras»
recién en julio de 1910, por compra que hizo á Luis Donato Moreyra,
socio de la firma Moreyra y Antelo.
Pero es el caso que en esa fecha no se habian perfeccionado toda-
vía, como no lo han sido hasta ahora, los títulos de esos terrenos, cuya
tranquila posesión tampoco ha acreditado la casa reclamante.
Es evidente y fuera de toda discusión que tratándose del reconoci
miento por nuestro Gobierno de las propiedades adjudicadas por el de
Bolivia en la zona litigiosa, que fué sometida al arbitraje la República
Argentina, debe tenerse por norma un procedimiento uniforme y justo,
aplicable á los diferentes casos que se han sometido á conocimiento y
resolución del Gobierno; y este procedimiento no puede ser otro — pues-
to que hay precedentes —que el que se adoptó al admitirse la reclama-
ción de «The Tambopata Rubber S^'ndicate Limited», concesionarios de
los derechos de J. Franck y C". Es decir, que los títulos de dominio ex-
pedidos por los Gobiernos del Perú y Bolivia en la zona litigiosa, ante-
riores á la celebración del arbitraje, puedan admitirse sin reparo, siem-
pre que en su expedición se hayan cumplido fielmente las disposiciones
dt la ley y reglamentos de la materia de cada país; pero deben recha-
zarse /';í //'»i¿;ifí los que carezcan de este requisito esencial, á juicio del
suscrito.
En esta virtud los títulos que alega Suarez, son nulos y no deben
aceptarse.
Del expediente que el suscrito ha tenido á la vista, recibido del
Ministerio de Relaciones Exteriores, á cuyo conocimiento lo sometió la
Le gación de Bolivia, consta que los nombrados Moreyra y Antelo, so-
— 182 —
licitaron eu jimio de l<Si»ll !;>, ad judicacióu de sliiriiigales eu ambas már-
genes del Taliuamauu á los que denominaron Pacahuaras, habiéndose
seguido los trámites pertinentes hasta el nombramiento de Perito, que
debia hacer la medición y alinderamiento correspondiente, en marzo de
1902.
Pero esa operación esencial no se llevó á cabo, ni los interesados
Moreyra y Antelo cumplieron con abonar las anualidades de ley en tres
años seguidos. La concesión caducó, pues, de hecho y asi lo declaró el
Delegado Nacional de Colonias en 12 de agosto de 1905, en decreto en
el tjue se hace constar qne Moreyra y Antelo «hítv (ihaníJonado sn rriKsa
¡xtrald coiiaoliddcióii délas pertenencias f/oinents de PncnltuaraNn.
Francos los terrenos, se adjudicaron á un Antonio Saucedo, nuevo
peticionario que prosiguió las demás diligencias de la ley boliviana para
conseguir el título definitivo de propiedad de esos terrenos. Quiere de-
cir, pues, que recién en 1905, se denunció «Pacahuaras» mucho después,
como se vé, del pacto de arbitraje.
Si en el orden de los principios las pretensiones de Suárez son
bastante deleznables, en el de los hechos no mejoran de condición, por
que una serie de actos arbitrarios y abusivos practicados por los emplea-
dos de esa casa comercial, con la cooperación y franco apoyo de las au-
toridades bolivianas de esa región, que á todo trance se han mantenido
allí, no pueden servir de fundamento á los i-eclamantes para que el Go-
bierno del Perú — ante quien se han formulado los más graves caigos
por nuestros nacionales damnificados por los señores Suárez Hnos. — am-
pare sus pretensiones y acepte títulos sin valor legal.
Por las informaciones suministradas al suscrito, se viene en cono-
cimiento de que, en repetidas ocasiones, se hizo al jefe de ei.a oficina co-
mercial, Sr. Nicolás Suárez y á altos empleados, el formal ofrecimiento
que las demandas que esa firma hacía para entrar en posesión de los te-
rrenos que ambicionaba y que decía pertenecei'le, serían acogidos y exa-
minados por las autoridades del Perú, si abandonando el camino de las
violencias, reconocían la soberanía nacional sobre los territorios donde
aparecían ubicados los shiringales y procedían, en consecuencia, á orga-
nizar los respectivos expedientes. Estas insinuaciones no tuvieron eco y
los Señores Suárez prefirieron extremar los actos de verdadero vandalis-
mo de que ha sido teatro la región del Madre de Dios, que no reconocían
otro móvil que el de expulsar á los industriales peruanos que se halla-
ban en tranquila posesión de los terrenos en disputa, amparados por los
títulos expedidos por nuestro Gobierno.
Entre otros, el despojo á mano armada de que fueron víctimas los
industriales peruanos Señores Hidalgo y C?, en provecho exclusivo de
Suárez Hnos, es uno de los actos más escandalosos realizados á princi-
pios del año 1912, y que, decorosamente, no pueden exhibirse por éstos
como título que justifique su derecho sobre los terrenos de Pacahuaras.
Tampoco puede servir de fundamento á la petición que examino la serie
— 1 —
(le iiivasiíM.cs efectuadas pdr el pci'sdiial aniKulo de esa easa en lerriloi'io
nacional y en propicilades de [)eruauos y extranjeros.
Por estos l'undanientos, soy de sentir que debe rechazarse totahneu
te la demanda de la casa Snárez en lo que se refiere á «Pacaliuaras», dejan-
do á salvo los derechos que pudieran alegar para pedir se le den titulos
de conformidad con las leyes que rigen en el pais sobre el parti-
cular.
La posesión "Santa Elena"
Ha (juadado demostra(h> en el anterior capítulo la nulidad de los
títuloí- presentados por la casa boliviana Suárez y Co. Limitada, y en
consemiencia, el derecho incontrastable del Gobierno del Perú de recha-
zar las {pretensiones de dicha casa sobre la piopiedad «Pacahuaras» .
Pasemos ahora á examinar detenidamente los derechos que asisten-
ai industrial D. Máximo Kodríguez sobre la posesión «Santa Elena», nom-
bre con c^ue este designa los mismos terrenos que la Casa Suárez 3' Co.
reconoce con el nombre de «Pacahuaras».
Los titulos expedidos por el Gobierno del á favor de D. Máximo
Rodríguez han sido otorgados infriugiédose en su expedición el decreto
de 1" de abril de 1910 por el que se mandabe reservar la zona compren-
dida desde la boca de la quebrada Mavila á lUampu en el Manuripi, y
que se extendía á lo largo de la linea imaginaria que pasando al Oeste
de la barraca Illampu maleaba el limite entre Bolivia y el Perú. Los shi-
ringales solicitados por Rodríguez quedaban, en su mayor parte, den-
tro de la zona reservada y, en consecuencia, en imposibilidad de ser
otorgados, en virtud del decreto aludido. En este sentido los titulos ex-
pedidos á favor de Rodríguez sobre la propiedad «Santa Elena», son
nulos.
Viene, además, en apoyo de esta afirmación, el hecho de que el Mi-
nisterio de Fomento, expidió dichos títulos sin proceder^ previamente,
á poner en conocimiento del de Relaciones Exteriores la petición formu-
lada por Rodríguez, como había sido dispuesto anteriormente.
Pa ra proceder en tal forma, el Ministerio de Fomento, tiene por
base el articulo transitorio de la ley de terrenos de montaña, sobre la
posesión. Es decir, que reconocía ese Ministerio que el industrial D. Má-
ximo Rodríguez tenia derecho á que se le otorgara la posesión «Santa
Elena», siempre que acreditara haber ocupado esos terrenos durante cin-
co años.
Este requisito no se cumplió, y sin embargo, el Ministerio de Fo-
mento expidió los titulos de propiedad definitiva y perpetua de las
— 184 —
Ul,746 hectáreas que íonnau la concesión «Santa Elena», en 4 de enero
de 1912, á favor de D. Máximo Kodrignez.
Queda, ]nies, fuera de duda que en este sentido son también nulos
los títulos expedidos á favor de Kodriguez.
Ahora bien, de las informaciones recojidas por el suscrito, los veci-
nos }■ moradores del Madre de Dios están conformes en declarar que en
las posesiones de Rodríguez, no se han cumplido los requisitos regla-
mentarios de terrenos de montaña, en cuanto á la mensura y alindera-
miento que debe practicar el perito oficial. No obstante, los planos que
obran en el expediente están hechos y firmados por el Ing. Ricardo
Tizón y Bueno, Perito Oficial entonces, del Madre de Dios. También es-
tán de acuerdo en cuanto á que la firma Rodríguez ha explotado desde
1905 los terreno-s pertenecientes á la concesión «Santa Elena», ubicados
en el río Manuripi, fecha en que esa firma comercial hizo sociedad con
el cauchero D. Rafael Souza, quien explotaba esoí? terrenos un año antes,
es decir, desde 19U4. La explotación continuó tranquilamente con un
personal de 300 hombres más ó menos abarcándola zona comprendida en
ambas márgenes del río Manuripi hasta 1908, en que llegaron á este río los
primeros destacamentos bolivianos que se establecieron en San Lorenzo, y
con ellos las hostilidades de todo género de que fueron víctimas los cau-
cheros de Rodi'ígaez y que terminó en 1910 con la muerte de D. Nicolás
Dulanto, y el ataque de los indios campas al fortín San Lorenzo. Vinie-
ron después los sucesos de Illampu y á consecuencia de éstos, la neutra-
lización de la zona comprendida entre la boca de la quebrada Mavila é
Illampu en el Manuripi. Los caucheros peruanos siguieron, sin embargo,
trabajando no sólo ya en el Manuripi, sino en el Muymanu y en la mar-
gen derecha del Tahuamanu — donde habían psnetrado desde el año an-
terior (1909) — al occidente de la linea imaginaria que delineaba la zona
reservada, desde la boca de la quebrada Mavila, á la del arroyo Yaverija,
y la casa boliviana de Suárez Hnos. al oriente de esa línea. Esta situa-
ción continuó empero hasta 1911, en que la casa Suárez invadió las posesio-
nes de Rodríguez, haciendo desalojar por la fuerza á los caucheros perua-
nos; procedimiento que obligó á Rodríguez á rechazar en idéntica fórmala
invasión aquella, haciendo retirar á los caucheros de Suárez al oriente de
la línea imaginaria, es decii, en donde habían permanecido anterior-
mente.
En junio de 1912, el Gobierno ordenó á Rodríguez i-etirara su per-
sonal de las fronteras del Muymanu y Tahuamanu, á fin de ovitar nuevos
nuevos conflictos; pero apenas se dió cumplimiento á tal orden, se vió
nuevamente invadido nuestro territorio por tropas bolivianas ayudadas
por caucheros de la casa Suárez que, manu militare, hicieron desocupar el
Tahuamanu hasta el Titimanu y el Muymanu hasta «Fortaleza» , barra-
ca situada á 3 kilómetros de «Firmeza». En «Fortaleza» estable-
cieron un fortín y dej iron uaa guarnición de 50 hombres que come-
tieron toda clase de abusos y atropellos, llevándose prisioneros á 27 peo-
I
— 186 —
M?s cauclitM-os que encontraron diseminados en los distintos centros de
Jnibajo. Esta situación difícultosa continuó, empero, hasta fínes de mayo
<le 1!)1B, fecha en que las guarniciones bolivianas se retiraron al oriente
<ie la linea últimameiite trazada por las comisiones demarcadoras, en vir-
tud de órdenes recibidas del Gobierno de La Paz. Desde esa fecha, han
seguido los caucheros y shiringueros en explotación tranquila de esos te-
rrenos y la casa Suárez Hnos. y Cia. Ltda. no ha vuelto ha invadir el te-
rritorio peruano, debido, seguramente, á la falta de apoyo de las bayone-
tas bolivianas.
Eu resumen, soy de sentir que los títulos expedidos por el Minis-
t tío de Fomento á favor de don Máximo Rodríguez sobre la concesión
«Santa Elena», son nulos por haber sido otorgados sin conocimiento del
Ministerio de Relaciones Exteriores, no teniéndose presente el decreto
.supremo de 1'^ de abril de 191U, y por no haberse llenado los requisitos
exigidos en el Reglamento de Terrenos de Montaña, en citanto á la men-
sura y alinderamiento^ pero, teniendo en consideración el derecho de po-
sesión ejercitado por Rodríguez desde el año 1905 en que explotaba
parte de los terrenos que forman la concesión «Santa Elena» y, desde
1909, en el Mnymanu y Tahuamanu, hasta esta fecha, como ha compro-
bado el suscrito en los diversos centros de trabajo qite ha recorrido de
dicha concesión; soy de parecer que el Supremo Gobierno debe declarar
nulos los títulos expedidos en 4 de enero de 1912 y otorgar á D. Máximo
Rodríguez nuevos títulos de propiedad definitiva y perpetua de los te-
rrenos que tienen en actual explotación, sin perjuicio de los derechos que
puedan comprobar los caucheros colindantes; declarando en la calidad
de denuuciables el resto de la concesión «Santa Elena» que no llene este
requisito.
boliviana de Suárez y C ' Ltda. pretende también derechos
en territorio perttano por las concesiones «lUampu», «El Carmen», «Cons-
tancia», «Esperanza» y «Fíladelfia», solicitada al Gobierno de Bolivia y
ninguna de las cuales tenía el 30 de diciembre de 1902, título definitivo y
perpetuo, no encontrándose casi todas esas peticiones en la fecha indica-
da en que ambos Gobiernos convinieron en someter esos territorios al ar-
bitraje argentino, sin derechos perfeccionados, toda vez que apenas se les
había amparado en stis pedidos, como se desprende de la primera lectu-
ra de esos documentos.
Por otra parte, no puede alegar la casa Suárez la posesión, pues
jamás ha existido en la zona que abarcan esas concesiones, itna sola ba-
rraca boliviana y mucho menos personal de esa casa en explotación de
— 186 —
dichos terrenos, ni marca alguna en los ái'boles gomeros que indique hr.
presencia de caucheros ó trabajadores bolivianos.
Es necesario hacer constar qne la casa Suárez y Go. Ltda., no in-
vadía el territorio peruano sino con el exclusivo objeto de hacer correrías
entre los salvajes y que, en la actualidad, tiene como 600 familias de in-
dios llevados por la fuerza en los ríos Madre de Dios, Piedras. Pariama-
nu, Tambopata, Manui'ipi, Muyraanu y Tahuamanu que pertenecen á las
tribus de los Guarayos. Iñaparis y Cordiños.
Como dato interesante debo consignar aquí que la casa Suárez.
Hnos. explota anualmente, la cantidad de oOO,0(X) kilos de jebe fino de
la zona cedida por el Perú á Bolivia en virtud de los últimos tratados; y
cálculos que merecen fe, hacen ascender esa cantidad á 2.000,000 de ki-
los cuando dicha casa trabaja en debida forma esos territorios. Puede
formarse una idea de la cantidad de terrenos que el Perú ha perdido
teniendo en consideración que cada estrada compuesta, generalmente de
120 á 150 árboles de jebe, varia en el número de hectáreas en qne se ha-
lla ubicada y que no se trabaja sino 7 ú 8 meses al año con una produc-
ción de 20 á 25 litros de láctex diariamente.
Por lo expuesto, soy de sentir se desechen las demandas de la casa
Suárez Co. Ltda. en sus pretensiones sobre las propiedades «Illampu»,
«El Carmen», «Constancia», «Esperanza» y «Filadelfia», c.^yos títulos
han sido expedidos por el Gobierno de Bolivia después del 30 de diciem-
bre de 1902, fecha en que S3 pactó por ambos países, el arbitraje de la
República Argentina.
Conclusión
He tratado, Excmo. Señor, de ser lo más llano y concreto en los
capítulos precedentes; estudiando detenidamente cada uno de los ramo.^^
más importantes y especificando, así mismo, las medidas de carácter ina-
plazable que, á mi juicio, es ndcesario tomar á fin de que el departamen-
to del Madre de Dios, responda al fin que inspiró la mente de su Gobier-
no, al elevar á esas regiones á la categoría de tal.
La crisis actual por la que atraviesa ese departamento, puede y
debe ser remediada inmediatamente, tomándose las medidas que dejo
especificadas en el cuerpo de este informe; y muy particularmente, tra-
tando de escoger para representantes del Gobierno j funcionarios públi-
cos, á personas que reúnan, además de la competencia administrativa,
cualidades de honorabilidad, rectitud y justicia; dar facilidades para el
comercio, construyendo y mejorando las vías de comunicación; empren-
der la construcción del ferrocarril á esa parte de nuestro oriente; impul-
sar la explotación de las gomas disminuyendo la actual tasa de derechos
- 187 —
•sobre la exportación; enviando nna buena y bien dirigida colonización y
determinando, en fin, la puntualidad en el cumplimiento de las remisio-
nes de dinero para cubrir el presupuesto del departamento.
Como V. E. ha podido ver en el curso del presente informe, el sus-
•crito ha dictado disposiciones diversas tendentes á mejorar algunos ser-
vicios de carácter mrgente, dejando la mayor parte de los tópicos de que
hago mención, pai'a que sean resueltos por el Supremo Grobierno. Rósta-
me pedir á V. E. la aprobación de las medidas que dejo expuestas para
mejorar las condiciones del departamento y, que á mi juicio, son de ab-
soluta precisión, inspiradas en los deseos de secundar, de manera eficaz
^'^u lo que respeta al Madre de Dios, los altamente patrióticos que nor-
man el Gobierno de V. E.
Lima, á 15 de enero de 1914.
Pedro Portillo.
El Gran ferrocarril del Norte
LA VÍA MAS CORTA ENTRE EL PACIFICO Y ET; AMAZONAS. — LA VIA POR EI>
DEPARTAMENTO DE LAMBAYEíiUE .
I
En la polémica sostenida entre los distinguidos caballeros señores
Juan Durand y Enrique Coronel Zegarra, sobre el camino más cor-
to entre Iquitos y el mar Pacifico ó más bien dicho Lima, se han ol-
vidado por completo de la verdadera via, ([ue sin disputa de ninguna
clase, es la más corta, la más fácil y la más nacional, pues sus proyeccio-
nes diversas abarcan casi todo el norte del Perú. Ciertamente que nece-
sita el país tener por todas partes de líneas férreas, pero tratándose de la
más corta, es muy necesario que en elPerá se sepa la verdad al respecto.
Me parece, según mi humilde opinión, que para patrocinar un pro-
yecto de ferrocarril, es muy conveniente conocer personalmente todo el
territorio por donde va á pasar su linea férrea. Los señores Durand y
Zegarra no conocen personalmente todo el trayecto que van á recorrer
las vias que defienden, mientras yo conozco palmo á palmo la vía de
Lambayeque al Marañón.
Las últimas expediciones mandadas verificar por el Excmo. señor
Billinghurst, honradándome con tal comisión en el Norte, han venido á
aclarar por completo la navegabilidad del Marañón y comprobar dis-
tancias, con verificaciones hechas sobre el terreno. Los españoles
conocían la vía de Lambayeque y por este camino se conducía el co-
rreo español al Amazonas. Y dato curiosísimo, la provincia de Jaén era
en esos remotos tiempos la despensa de Maynas, se conducía ganado va-
cuno, etc., de Jaén al Amazonas, prueba irrefutable de la facilidad de esa
vía para comunicarse con el Marañón. Con la próxima navegación á va-
por del Alto Marañón, la provincia de Jaén volverá á ocupar su puesto
— 189 -
V f'sla. lUivt'Lííirión será trasccnilcutal pai'a v\ i-ápido deseii vol viinifiito co-
iiitM-cial del l'rrú.
No (■(iiKMMtMiilo pcrsoiin Inu'íitc el frayecto (jiie recorrerán las líneas
recomendadas por el s(Mior Juan Diu'and, en las compa^raciones de sus
vías con la de L inib.iyeqiie,, voy á píirniiurnie emplear los mismos nú-
meros, puestos enjuego por los señores Coronel Zegarra y Duraud.
II
Los regionalismos que siempre han triunfado en nuestro país, me-
diante el juego de ciertas influencias, son las causas principales del esta-
do actual en que nos encontramos. Vivimos en un suelo privilegiado,
tenemos por iecirlo así, la masa de la cual, si procediéramos con más tino,
con más ciaitela y francamente con más patriotismo, quien sabe ninguna
nación de Sud América nos igualara, ya que con esa masa podíamos
laborar nuestra gran riqueza y nuestro gran poder.
Pero nos falta una cosa: nos falta no solo entender lo que son inte-
reses nacionales; hay muchos que los entienden, nos falta acatarlos en
todos los actos de nuestra vida. Por mal entendidos intereses regionales
no debemos sacrificar los nacionales.
Bien pudo aplicarse esto á las grandes discusiones á que ha da-
do lugar la expedición verificada por mi, por orden del Excmo. señor
Billinghurst.
Yo no puedo menos que aplaudir en cierto sentido la labor empe-
ñosa y tenaz de los señores Coronel Zegarra y J. Durand. Sólo que nin-
guno de los dos están acertados al proclamar sus respectivos caminos
como los más cortos, ni como los más fáciles y por lo tanto económicos
ni como los de mayores proyecciones comerciales y estratégicas al dar
paso al gran ferrocarril al Oriente.
Mucho me huelgo de mi ausencia, desde que, sin intervenir en esas
discusiones, puede decirse que han agotado el . máximum de los argumen-
eos. Con lujo de conocimientos técnicos ambos señores han puesto en
comparendum sus respectivas vías en relación á su distancia.
Al hacerse estas comparaciones, me extraña, si, muchísimo, que el
señor Coronel Zegarra, haya puesto en peligro de ser preferida la gran
vía del Norte, por no señalar el verdadero camino con el cual ningún
otro puede ponerse en parangón bajo cualquier punto de vista que se le
mire: es decir, me refiero al camino más corto para conducirse desde las
costas del Pacifico al Amazonas, ó sea Iquitos. Y cabe restringir más la
conclusión al camino más corto, desde el puerto del Callao hasta Iqui-
tos.
En electo, el señor Coronel Zegarra, en su defensa del ferrocarril
— 190 —
del Norte, sostiene que el caiuiuo más corto al Oriente, del Callao á Pai-
ta, y de este último lugar al Marañón, es el que después de trasmontar
la Cordillera E,eal á más de doe mil metros, baja al río Huancabamba 3'
suspende nuevamente por Huáscar Key, siguiendo la linea por Tabaco-
nas hasta Tutnmberos.
No sé como el señor Coronel Zegarra puede sostener semejante
trazo, presentándolo como el mejor camino 3^ el más corto en el Norte del
Perú y en la República, no comprendo vuelvo á repetir, la actitud del
señor Coronel Zegarra y mucho más cuando al concluir \mo de sus ar-
tículos de defensa, dice respecto al camino de que habla, que persiste so-
bre el Ucayali, la enorme ventaja de la depresión de la cordillera que
compara mitad por mitad la una con la otra, depresión que significa ruta
esencialmente comercial de fletes reducidos.
Pues bien, el señor Coronel Zegarra de hecho está abiertamente en
oposición con la frase que vierte. En efecto, la ruta que él defiende no
es la más corta, ni la más fácil, ni la más comercial. Habla de las ventajas
de la Cordillera Real, y sin embargo, el ferrocarril por ese trazo, además
de la cordillera costanera después de Huancabamba vuelve á pasar el ra-
mal de la cordillera de Hiiáscar Re}^ y sigue en seguida per caminos
pantanosos é infernales de montaña hasta el Marañón.
Voy á decir cuáles son las ventajas del camino que defiende el señor
Coronel Zegarra: la primera ventaja que pasa á corta distancia del Ecua-
dor, 3^ por consiguiente, se vé que es camino estratégico. La segunda
ventaja, que atraviesa por la parte más setentrional de la provincia de
Jaén, dejándola á un lado puede decirse, al Norte de su capital j demás
pueblos de importancia, favoreciendo sólo á los distritos más pequeños
de la provincia de Jaén, como San Ignacio y Tabaconas, alejando del
tráfico comercial los valles del río Utcubamba del departamento de Ama-
zonas; la tercera, haciendo enormemente difícil empalme del ferrocarril
de Eten con el de Paita.
No alcanzo á comprender, porqué el señor Coronel Zegarra en su
discusión relega el verdadero camino, y con ese camino al departamento
de Lambayeque. poniendo al ferrocarril fuera, puede decirse de la pro-
vincia de Jaén, de su parte más importante que deja de atravesar, la cual
está en inmediato contacto con las provincias de Cutervo y Chota.
¿Qué pro^'ecciones tendrá el ferrocarril para el país por el trazo
que prefiere el señor Coronel Zegarra? Una sola: la de caer en manos de
los ecuatorianos por un golpe audaz. No tiene construida esa línea férrea
otras proyecciones en caso de una emergencia. Hemos de convenir
que el ejército teníamos que emplearlo únicamente en custodiar esa li-
nea. En resumen la línea propuesta por el señor Coronel Zegarra no es-
tá calculada sino para favorecer exclusivamente al departamento de Piu-
ra y debe llevar el nombre «Línea Piurana».
Veo muy claro, que en este pro< eso de discutir el ferrrocarril al Orien-
te, lo que se busca son caminos 3' caminos, pero para proponer caminos
— 191
on;i o-!;is ventaja-!, tiiniblóii io'.iciuos vías [)a,ra IK'irar á í(|iiil(is, tal coiiin
la ([iit' va por el Estveclio de Magallanes ó por Panamá.
VA raniino elegido para const i airst> el ferrocarril debe reunir ciertos
re jaisitos, sin los cuales no tendria objeto su construcción. Y el único ca-
mino (jue los reúne,- es el i[Ue he señalado yo por la ruta del departamen-
to de Linibayeqae, la ruta Olmos, Por cu\'a, Bellavista: camino señalado
pir la Providencia y los intereses de losliond)ies no pueden cambiar
esos designios.
Y voy á probar esa Providencia. De Eten al Marañón sólo hay 300
kilómeti'os de distancia. La depresión de la Cordillera de los Andes por
Olmos, es la más baja que existe en el Perú. Se trasmonta la Cordillera á
2C00 metros. Por Por--cuya, la gradiente de la Coi'dillera subiendo al men-
cionado lugar por el valle del río de Olmos, es mu^^ suave liasta quinien
tos metros (Cliinche). Por circunstancias especia'es, la Cordillera es tan
angosta que no tiene medio kilómotro de ancho. Con un túnel no nece-
sita cremallera. El descenso para el lado del Oriente está en la misma
forma: baja suavemente (quebrada Hualapampa) al río Iluancabandja. De
aquí hasta el Marañón se puede decir, el camino es llano. Del nudo de
Cajamarca se divide la Cordillera costanera ó real, en dos ramales para-
lelos, sirviendo la cuenca entre estos dos ramales de cordillera, de lecho
á dos ríos, que corren en direcciones completamente opuestas, el uno el
río Chotano, sus corrientes van de Sur á Norte, mientras el otro, el río
de Huancabamba, que nace cerca del Ecuador, sigue su rumbo de Norte
á Sur. En frente del departamento de Lambayeque se unen estos dos
ríos, formando el Chamaya, que cambiando bruscamente de dirección,
dirige sus aguas rectamente sobre el Marañón, abriendo en la cordi-
llera lateral, en frente de la costanera ó real, un valle más ó menos llano
hasta desembocar en el Marañón. Esta feliz circunstancia permite
pasar una sola vez la cordillera de los Andes, y no como en el
trazo del señor Coronel Zegarra, dos veces la última por el camino de
Huascarey. El Marañón, leguas más abajo de la desembocadura del Cha-
maya, tambián repentinamente desvía sus corrientes hacia el Oriente,
formando el valle conocido como el verdadero Alto Marañón, rompiendo
así la formidable cordillera Oriental, Por lo tanto del Pacífico para con-
ducirse al través del Continente Sud Americano, sólo se pasa por una so-
la vez la Cordillera de los Andes, á dos mil metros y con un túnel á mu-
cho menos. El camino de Eten al Marañón no pasa por ninguna monta-
ña, es completamente seco y no se innunda jamás. Por el trazo del señor
Zegarra, trazo del Huascarey para San Ignacio y Tabaconas, es simple-
mente infernal en toda la extensión de la palabra ¿Conoce mi distin-
guido amigo el señor Coronel Zegarra San Ignacio? ¿Conoce las cuestas
y bajadas montañosas que existen para llegar allá? Y"o he llegado á pie,
pues la muía se iba hasta el pecho en el fango.
Del pueblo de Olmos á 100 kilómetros de distancia del ferrocarril
de Eten, nos encontramos á 183 metros sobre el nivel del mar, se suspen-
déla cordillera. Por-cuya á 2000 metros, se desciende en el rio de Huanca-
baniba á Molino Viejo, á 1230 metros se desciende al valle del pueblo de
Pucará, á Vt42 metros á orilla del mismo rio Hnancabamba y continuando
la trayectoria de la linea terrea en Hualinga, margen d(>.l Clií-<maya., se en-
cuentra con 898 metros de altura y en Bellavista, á, oi illas del Marañón,
con 444 metros sobre el nivel del mar y se sigue hasta San Francisco de
Borja, que se haya al mismo nivel que Olmos ó sea 173 metros sobre el
nivel del mar. Por estos nvimeros se observa cómo la via va descendien-
do suavemente sin suspender de nuevo sobre otras cordilleras.
Se me dirá que las vías han sido estudiadas por comisiones de in-
genieros, menos la que yo señalo por el departamento de Lambayeque y
sólo se ha estudiado una pequeñísima parte de mi pi'oyecto. No porque
son profesionales son infalibles. Cieo por referencias, que han sido inc;e-
nierosde gran competencia los del estudio del íerrocarril de Paita al Ma-
rañón; pero si afirmo que se han llevado esos estudios con suma rapidez,
sin fijarse en otros caminos fáciles. Parece que han tenido el til o espe-
cialisimo de llevar los estudios por los caminos peores, agrandando el
costo de la ruta y nún se habla, no sé si con fundamento, de que por servir
intereses pai-ticulares, se le señalaron á los ingeneros los rumbos y no es
culpa de ellos si los siguieron, lo que no comprendo y está fuera de la
razón, es que puedan presupuestar el costo del ferrocarril en proyecto
en la sección Montaña. En la última expedición ordenada ])or el Excmo.
señor Billinghnrst, naturalmente he tenido (¡ue observar todo lo relati-
vo á caminos, navegabilidad del Alto Mai'añón, etc. Los hombres de
montaña que acompañaban á los señores ingenieros todavía están vivos:
Isaac Barboza, Santiago Sánchez y otros; me he convencido que no se
ha hecho ninguna trocha ni practicado estudios serios. Está clarísimo.
Lns señores ingenieros bajaron en balsas la Sección Bagua Chica á Na-
zaret; no ha.n regresado por la margen del Marañón. An-astrados por la
corriente de una balsa ¿qué medidas se pueden tomar?, ^_cnmo se pu^de
presupuestar una obra sin haberse verificado estudios serios? Han debido
surcar el Marañón, y á pesar de disponer de grandes recursos, me han
dejado el alto honor de ser el primer hombre civilizado (jue ha surcado
esos cien kilómetros que separan puerto Billinghnrst de Bellavista. Que-
da, pues, evidenciado con toda claridad, que no se han verificado estu-
dios serios y por lo tanto no pueden presupuestar una obra.
Para construirse iina línea férrea de la trascendencia de las líneas
del Marañón y Ucayali, deben alcanzar prospecciones comerciales muy
grandes, para poder tener existencia, reunir condiciones á la vez de es-
trategia. Tod is las naciones civilizadas, tienden rieles del interior del
país hacia sus fronteras, para reconcentrar el auxilio necesario lo más
pronto posible en la defensa de la frontera. El proyecto del señor Zega-
rra aleja completamente los demás departamentos, pues repetimos, pasa
la línea cerca de la frontera ecuatoriana: mi proyecto por Eten ó Pimen-
tel, distante tan pocas leguas de Guadalupe, puede imirse fácilmente con
- 193 -
la línea de Pacasuiayo, ([ueilaiulo así en contacto Cajamarca, Libertad,
Larnbayeque, Piara, Amazonas 3^ Loreto.
No puedo explicarme, repito, la actitud del señor Zegarra, con su
vía por Tabaconas y sorprende desde (jue antes de ahora nos hablara de
•otra víii insuperable para él por Huarmaca, San Felipe y Yamoca, etc.
¡Cambia muy repentinamente de opinión mi distinguido amigo el señor
'Coronel Zegarra!
Lamento pues, de todas veras que el señor Zegarra se muestre tan
regionalista en recompensa á mi proyecto que no aisla al departamento
<ie Piura, pues en mi dicho proyecto s« comprende el empalme de las
líneas de Eteu y Paita en Olmos, para en una sola seguir al Oriente;
pero no puedo consentir nunca que se aisle nai depai'tamento, mucho
más cuando el camino más corto parte de su suelo y cuando ese camino
no tiene rival en la república.
Ahora no comprendo ¿por mió comercialmente se ha de calcular las
vías que part«n del Paciiico hacia el Oriente desde Lima? Viniendo el
comercio de Estados L^nidos y Europa supongo pasando el Canal de
Panamá no ha de venir primero al Callao, para regresar otra vez al nor-
te, á Eten. La vía hay que calcularla desde las costas del Pacifico al in-
terior. También creo que nadie ha de negar que la vía acuática es la
más barata del mu-ndo, y esto sucede por mi vía, á 300 kilómetros del
Pacífico, principia la navegación fluvial ;,acaso la de Hiiánuco presenta
las mismas facilidades? es más que probable que el año entrante princi-
pie la navegación á vapor eu el Alto Marañón, el desenvolvimiento co-
mercial agrícola y minero del norte del Perú será inmediato y colosal.
En todos los valles del Alto Marañóu, especialmente Jaén, se sembrarán
artículos nobles, como arroz, etc., que dan dos cosechas al año, en esa re-
gión. Ya están listos los experimentados sembradores de arroz en Larn-
bayeque á invadir esa región con capitales, etc. Las provincias de Cuter-
vo y Chota bajarán sus productos de la zona templada ccnno papas, etc. y
tendrán seguro mercado para esos productos en Loreto y uno de los gran-
des ])roblemas de la actualidad queda resuelto: el tibaratamiento de la
subsistencia en Loreto, yesto también significa qne con elpeón en la Mon-
taña puede explotar más barato el jebe y hacer frente á la baja de precio
<de ese articulo en el mercado.
Preparada convenientemente esa región del Marañón, ese ferroca-
rril de por sí se impone y se hará.
Se ha querido con golpes de efecto, impresionar al país con el via-
je del señor Meza, por lo pronto muy raf^ritnrio y laudable, pero para
medir distancias ó más liien dicho facili h;!:^^ y menos tiempo que se
emplea en recorrer una vía los medios de L vjomuCión' deben ser los mis-
mos. En el viaje ordenado por el Excmo. señor Billingliurst á Iqnitos lo
verifiqué en plena estación de lluvia, no me construj-eron puentes ni me
abrieron caminos, no remudé cabalgaduras, más bien encontré tropiezos
que son del dominio público.
— Ií)4 —
Ahora voy á demostrar con claridad al Hi)uorabie Senador por'
Huánuco si mi vía en todo sentido es superior á la de Huánuco. Vamos
en la suposióu que los trescientos y cincuenta kilómetros de la via cen-
tral también existieran en el norte de Eten ó Pimentel, trescientos cin-
cuenta kilómetros de feri'ocarril construido llegaría á Pomai-á cerca de-
Tutumberos en el Marañón. d-e este sitio á Pomará en balsa, no á vapor„
hay 20 horas á puerto Meléndez, de este lugar á Iiiuitos ha habido lan-
cha cjue ha liecho el viaje de bajada en 45 lioras. Supongamos también
que el ti'en marche también 35 kilómeVtr.s por Immm, teneuios diez hoia^-
de viaje en tren, {)ues bie i con: los recursos qu - h i iciido el seun- M<^/.;\
á su dispo4Íón tendremos:
De Eten 350 kilómetros i'eiTocarril á Pom irá horas 10
De Pomará á Puerto Meléndez en balsa,. . , »■ -^O
De Puerto Meléndez á Iqnitos en lancha. ... » -ío
De Eten á Iquitos horas 70
De Puerto Meléndez á Iquitos , » 48
horas 123
Quiere decir que de Dima á Iquitos hubiera empleado' 5 dias o lio-
nas, si hubiera tenido á mi disposición los recursos que ha tenido el señoi-
Meza.
¿Quiere conve leerse más el Honorable Senador [lor Huiiimco? Ha-
ga el cálculo que el señor Meza hubiera salii o de las costas del Pacitic(i>
en plena estación de llunias sin remudar cabalgadura ¿Jiuhiera IU'(/(i<ln '-f
aeñor Meza en cuatro días por Haánvco al Ucayalif Teniéndolos mismos
medios de locomoción, se prueba la bondad de una via y se puede es-
tablecer una comparación. Es público y notorio que el viaje mió del Pa-
cífico al Marañón acompañado de fortisimos aguaceros en una sola muía
lo verifiqué en cuatro dias, no siendo la primera vez que lo hago. El pais
puede ahora apreciar imparcialmente cuál es la mejor via, para conducir-
nos del Pacifico al Oriente.
La vía más corta entre el Pacifico y Amazonas es la vía por el de- -
partamento de Lambayeque.
De Eten á Bellavista 300 kilómetros
De Bellavista á Puerto Melandez 250 id.
De Puerto Meléndez á Iquitos 871 id.
1421 kilómetros
Teniendo esta vía 1,104 kilómetros á flote, que recientemente he
surcado en lancha y canoa por orden del Excmo señor Gruillermo Bi-
|linghurst. En ninguna otra puede salir el trasporte más barato, muy
^laro se comprende.
— Í9B —
T ya ([wc so exi<>;e, liaremos la comparación de la via de Lam-
íbayeque co)) oli'iis vías desde Lima.
TIA DE PAITA
Callao a Paita 9'2G kilómetros
Paita á Puerto Meléndez 690 id.
Puerto Meléndez áLjuitos.- 871 id.
2487 kilómetaos
•VIA BE LAMBA YEQTK
'Callao á Eten-. •. 545 kilómetros
Eten á Bellavista , 300 id.
Bellavista á Puerto Meléndez 250 id.
Puer-to Meléndez á Iquitos ^ . . . 871 id
Total.-. ■. . 1966 kilómetros
Vía Paita 2487 id.
Via Lamba([ue >■,...>..■ 1966 id.
Resultado á favor de Lambayeque-. ...... 521 kilómetros
VIA CENTRAL
Callao al Oerro^ ..... s .... ^ 354 kilómetros
Cerro á Huánuco 106 id.
íluánuco á Pucalpa 338 id.
Pacalpa á Iquitoss 1416 id.
2214 kilómetros
Lambayeyue 1Ü66 id.
A favor de Lambayeque 248 kilómetros
HITA I)!-: CHlAIHOTH A Uí.CVAY
Callao á Chimbóte 87(') kilúiuetro»
Chimbóte á Eecuaj 270 id.
Recuay fi Cumbes Bü \¿.
Cumbes á Huáimco 120 id.
Huáiiuco á Pnealpa 33H id.
Pucalpa á Iquitos. . . . 141(> id.
2550 kilómetiO'-i
Lambayeque . . . , VMú id.
A favor de Lainbayeque 594: id.
Si me lie equivocado en algauos liilómetros e;i la vía de Lambaye-
que queda en libertad el H, representaiue por Hiiáauuo dd ag.'eg irle a la
via, que de todos modos siempre será de menos distancia que otras.
He com|>robado la más corta distancia de la nica de Liuibaye pie,
quedando subsistente la gran depresión de los Andes, el principio de la '
navegación lluvial á 300 kilómetros del Pacífico, circunstancia impor-
tantísima para la baratura del transporte. La altura de dos mil metros'-
de la cordillera, que se pasa sólo una vez para des,;en 1er á un \ ci-;i
llano, quedando también subsistentes los puntos de contacto de li gran
linea que en seguida trataré en las proyecciones: todo lo que significa,
usando el lenguaje del señor Coronel Zegarra^ ruta esencialmente co-
mercial ¡pero en grado superlativo!
Ahora se dirá bajo todos los tonos que el Alto Marañón no es na-
vegable, de no tener agua suficiente para la navegación á vapor. ^íQué
son sus grandes afluentes antes del Manseriche, el rio Cliamaya, el Utcu-
bamba, el Chinchipe, el Lnaza ó Muchingui, el Sinipa, el Nieva, el cau-
daloso Santiago? Deben ser arroyos qne no merecen llamarse ríos, ade-
más, los centenares de quebradas y riachuelos.
Cosas muy curiosas pasan en nuestro país. En lugar de aprove-
char la via acuática á 800 kilómetros del Pacifico, se trata á todo trance
de convertir este gran rio en un arroyo por medio de apreciaciones erró-
neas, pues sólo se asegura puede navegarse en lanchas de un pie de calado,
por lo tanto este rio da vado hasta para burros. El señor Juan Durand
apela á los informes de los señores jefes de nuestra armada señor Melitón
Carbajal y el señor Germán Stiglich; estos ilustrados jefes de nuestia
armada no pueden ser árbitros en esta cuestión, pues no conocen el ver-
dadero Alto Marañón, del Pongo de Manseriche hasta Bellavista.
El ingeniero alemán señor Enrique Brunig afirma ser el rio en
cuestión navegable, porque formó parte de mi expedición de 1902 y
197
T'ornMlcnniñs sonda ]'(\^: no liablanios por referencias; en esta última expe-
■;li( i('in. (iiílcnada pm- v\ Kxcnio. señor Billinghurst. la cnal estuvo inny
l)irn pi ('parada, no i'altándonie jiada; pude con mucha, calina, practicar
soudajes.
Respecto á la navegación en épocas de aguas, se comprende desde
luego que el señor Durand no eí-tá bien iniormado. La navegación en
• l)alsas se hace todo el, , a.ño, puede pedir iuiórmes á Iquitos y se conven-
■{■erá, que durante todos los meses del año llegan balsas con ganado de
■Jaén, espccia-lmei.te eii tiempo de sequía.
En todas partes del mundo, á pesar de poseer tantas líneas férreas,
-¡■onstruyen canales, pues es uuiy conocido (pie las vías acuáticas son las
más baratas. K9sotro« t,eni-endo. esa gran arteria natural, el Marañón, la
<lespreciainos y nos em[)eñamos en llenarla de obstáculos infranqueables,
•?leclarándola itu)a\'egable sin haber lieclio la prueba ele navegaría.
Jía.sta el,Huta he venido acómpaifado de dos señores amei'ícanos y
un señor ita.lianO;dou. , íeniando ¡ lAiíari,'.^ en IquitOs; corno ex-
tranjeros serán impartíales y atestiguafaíí ' siémpre la veracidad de mis
■íleclaraciones. Él pasó de niil=! canóas,^láAi4iá 'pésadisinTa é' imposible de
" US pende ría por las penas, á Bellavistá, éi' ótro íieelió práctico innegable'
"le no existir cataratas en el Altó' Máráñéii.-' ■•''■■•>'•■•' -n.'ji'j
El año 1902 se nie tuvo casi córnó ídséTiis'áto'cú'áfí'd'b d'eclalré la po-
s'bie navegasión á vapor del Pongo' dé Máii'sfeViclie ' con tVá lá 'opinión de
•t.ientiticos é iiigenieros, ahora nada de extraño tiiVÍera C[it'é sucediera lo
anismo. , ■■ ■
Felizment-e. el bomercio no tiene regiónalisraoS ni sentimentalismos,
va derecl^ó.á sü fin: Qvi es la utilidad. Preferirá la vía más rápida, la
más barata 'sea por. donde fuere. Estoy segurísimo de qué preferirá la
vía, de Lambayeque. ,
III
LA RVTA IMAS CORTA EXT? RE EL PACIFICO Y EL AMAZONAS
Me parfece íiaber demostrado con las anteriores disertaciones, como
por designios providenciales, que el camino que pasa por Olmos, Porcuya,
Bellavista, Marañón é Iquitos, es el más corto para unir la costa del Pa-
'jífico c-oh el Aiñazonaí?, y el más fácil y económico; ahora voy á demos-
trar t'anibiéii'' además, que aún' siendo el más corto, es el que mayores
proyecciones comerciales y estratégicas tiene.
Eñ el próyécto del señor Coronel Zegarra y no diré en el proyecto
•sino en el núevo'' proyecto del señor Zegarra, pues antes^que éste tuvo
'Otro dicho señor, proclamó, palabras textuales «que. nadie, nadie podrá ne-
gar la necesidad é importancia del ferrocarril por su ruta, que atraviesa
las ricas provincias de Jaéa y H laiicab.uub i, que, le reditúan á Ta nación»
más de tres millones de soles de impuestos.»
La acjlomeración de números y núnieros tiene, claro está, un poder
mágico. Sólo 4ue, habernos algunos que discutimos las cosas sobre el te-
rreno y no consentiremos, por supuesto, que, como s« dice vulgarmente^r
se nos haga comulgar con i'uedas de molino.
En primsr lugir no se hi de construir el ferrocarril al Oriente para
favorecer dos provincias exclusiva nente. B i s ' r;iii(lo» lugar, respecto al
ferrocarril preferido por el señor Zegarra, á n-a lie se- Le ocruri e detnr que
va á favorecer á Ja provincia de Jaén.
Viniendo al teireno práctico', averiguar cual de- Ir/>s pr» ^^^ctn^ puede
abastecer directamente á Loreto, con lo indispení^able para la vi(ia, por
que es de suma importatícia abaratar los articn/lo*die primera necesidad:
urge saber cual de las vías desde sus coimenzo^ puerle tener vida propia;
creo que al prinoipi"), ninguno de lo-? proy.iciTs; el que tiene n>ás proba-
bilidades de futuro más inmetiiato es el de Ltambayeque,
Huánuco es muy conocido por su exportación de coca, tiene gana-
do vacuno, lo cual los departamentos del Norte también lo tienen en
abundancia. Piura tiene artículos nobles como algo-dón, petróleo, pero
importa de los vecinos departamentos, princip'dmente de L»ambayeque,<
maíz, an'oz, cereales, garbanzos, manteca de cerdo', etc.; su producción
agrícola no alcánza para el consumo de sus liabitanteí»: ¿cuál sei ía el in-
tercambio directo del mismo departamento de Piura con el depairtamen-
to de Loreto? Mientras que Lambaye(¡,ue y Libertad, si; pues >*on depar-
tamentos agrícolas de primer orden, ex poi-tadores de azúcar y arroces al
extranjero, etc., etc. Me retiero á los principifw del ferrocarril, porqué-
tengo la. seglaridad que en un corto plazr), la agricultura, la mineria, el
comercio de maderas, las indvistrias, tomarán uii colon*»! auje eiv el Norte
del Peni.
Según mi proyecto, los ferrocarriles; (íe Paita y Eteii, debein emi"
palmarse en Olmos y seguir atrav:^sando por el centi-o de la provincial de
Jaén, que por ese lado está en inmediato contacto con las provincias de
Cutei-vo y Chota: ¿podrá negarse la im{x>rtancia del ferrocaTril (^ne atra-
viese el departamento de Piura, el departamento de Laml>aye(|ue, sus--
dos provincias, y (jne reeorrien lo casi todos sus pueblos, d'^ce ]x>r cE
centro de la provincia de Jaén?
Sí la lucha que vengo sosteniendo, tiTVÍerfj tendencias regio-
nalístas, yo abogaría exclusivamente por mi departamento, puesto que
por su suelo pasa el camino providencial, y porque para asomará Oírnos^
de este departamento, no tendría sino tirar ochenta tifómetros del ferro-
carril. Pero no puede ser eso; los intereses nacionailes reclaman la unión
de esas dos líneas en Olmos, y yo la defiendo no poniue trate de hacer
distinguir mi pereona, sino por las bondades de mi vía y SfU^ futuiras y
grandes proyecciones.
— 199 —
Ahora Piiirnre a discutir las ventajas comerciales y estratégices de
mi via en relacióii con la. vía del Ucayali.
Parto de la su[)osición de (jiie el ferrocarril estuviera ('onstriiído
por mi vía, y entonces tenemos unidos los departamentos de Lainbayeque
y Piur.i; de títeli á S daverri, hay 72 iriillas; íaltan muy |)ocos kilómetros
para unir Guadalupe á la via de Eteu ó Pimeutel y la linea (jue va de
Pacasniiyo á O.ijamarca; por cousiguieute, entre las proyecciones de la
via de Lanibaye [ue se encuentra la de unirse por ferrocarril los depar-
tamentoi- de Piura, L unbayecjue, Gajamarcay Libertad: por el Alto Ma-
rañón, Ama'/ionas; por la arteria del Huallaga, San M irtin; y en el últi-
mo término, el departamento de Loreto. Estos departamentos abarcan
una masa de población de un millón seiscientos mil habitantes; ¿qué sig-
niñea comercial _y extratégicamente?
Por otra pirte nadie se atreverá á negar que la sección del Norte
comprende una de las má-! importantes porciones del territorio peruano,
á donde la industria agrícola lia alcanzado y podrá alcanzar tan grandes
proporciones.
Los departamentos de Lambaye(|ne 3' Libertad, son los más grandes
centros productores de arroz y azúcar; el departamento de Piura, el gran
centro algodonero. En la provincia de Lambaye(|ue, las cosechas de
maiz alcanzan á cincuenta mil sacos de seis arrobas cada uno: Jaén,
Hnancabamba, Tumbes, Loreto, tienen la supremacíaen el cultivo y la co-
secha del tabaco; el departamsnto de Oajamarca es un excelente produc-
tor de ganado, en todas sus provincia-!, y su minería está en embrión;
Jaén tiene fama mundial por la cría de ganado vacuno.
Así mismo, el territorio de Jaén es un campo expléndido para el
cultivo del cacao y café. La gran provincia de Jaén no necesita otra co-
sa, sino la inundación de capitales y civilización, para convertir.se en una
privilegiada porción de territorio.
Respacto al reino mineral, cuando la civilización irrupcione por
estos mundos en busca de nuevos horizontes, el porvenir de la gran in-
dustria minera no tendrá rival en la República.
Ya se sabe ([ue T imbe-! y Piura son los grandes e.xplotadores de
petróleo; Hualgayoc, un gran asiento argentífero y antracitoso: en la
cordillera vecina, que pasa por Motupe, también hay grandes yacim'en-
tos antracitosos; y en Pacasmayo, las vetaí. de carbón de Oupisnique.
Detrás de la cordillera de Olmos hay vetas enormes de fierro magnético;
en el trayecto de la via de carbón de piedra, minas de cobre; y en la re-
glón del Alto Marañón, por su formación geológica, nada de extraño
liene, y ya se puede encontrar platin y piedras preciosas. En el porvenir
del Perú, el Alto Marañón será la Suiza del Perú, por lo pintoresco de
sus paisajes, y vendrán de todas partes á tomar baños medicinales, pues
brotan en diferentes lugares muchísimas fuentes de aguas calientes sul-
furosas; he recojido de esas fuentes azufre puro. En la sección del Pon-
go de Manseriche á Retama, doscientos kilómetros más ó menos de largo.
— 200 —
es de mi i-liuia de t'tcnui ])riina.v»'ra. (loiidr ini (_'xi.slt.'n ni zancudos, ni
moscos, donde no se conocen las fiebres jialúdii as. . . , ■ .. ,
Y sostengo, además, que con el tiempo, cuando el esfuerzo liuma-
no, poblando el Alto Marañón, descubra los respectivos derroteros, el
Norte del Perú será el asiento aui-ifern por excelencia.
Para conñrmar esta declaración, repetiré lo. que ya he dicho, seiia-
lando el Alto Marañón, como la región del Dorado: « allí nos ^ncontra-
« mos con regiones inmensamente ricas en oro y leu otros metales. Núes-
« tras propias observaciones en los (Hsiinfos viajes \-erificados á estos
« lugares y sobre todo la verdadera historia de estas comarcas, nos ])(m-
« suad.en ele la verdad de lo afirmado más arriba».
« La historia nos dá cuenta cómo feneció la ya puiaiite civilización
« española en estas comarcas. Agobiados por el tributo que tenian que
« pagar en oro nativo, en \m dia señalado se levantaron todos loa jiba-
« ros bracamoros de Jaén y dieron muerte á los españoles, llevando á
« sus selvas miles de mujeres prisioneras, destruyendo conventos,
«etc.; do los hombres, el úlítmo que , murió fué el gobemadorespañol.
« vaciándole oro .derretido por la boca: ^en qué trabajaban los españoles
« en Zamora, Valladolid, Logroño, Sevilla de Oro, Santiago de la Mf)n-
« taña, San Francisco de Borja, Llusamaru, Ohirinos la Vieja y la tuiti-
« gua ciudad de Jaén de Bracamoros? J^os documentos antiguos lo atesr
« tiguan': únicamente en minas y lavaderos de oro, Lo que decimos aho-
« ra, ya lo hemos anunciado en otras ocasiones y todas nuestras asevera-
« clones principian á resultar por felicidad ciertas. En el río Santiago
« han encontrado, según un antiguo derrotero español, miuas de oro: las
« las muestras i-emitidas á Londres han resultado muy buen^is. Ulti-
« mámente unos americanos han encontrado ricas minas de oro»!.
Además en el norte del Perú existen estupendos proyectos de- irri-
gación de fácil ejecución y que entregarán á la agricultura inmensas
c.intidades de tie.'Tas vírgenes. • 1,1 ,!
En el departamento de Larab,ayeqiie- solamente, liay tres grandes,
proyectos: las represas en el rio Chancay, que garantizarán el cultivo
llevándolo al doble en ej. val le de Lambayeque que ese río cojppren-,
de; para regar las grandes y fértilísimas ^ tierras de Motupe,, existe ei
proyecto de desviar el río de Huancabamba, cuyas aguas en la actuali-
dad van perdidas hacia el Marañón, .al innaenso dtispoblado de Olmos. El
croquis de ese proyecto hace mfiQa í,o remití á la Sociedad Nacioijal de
Agricultura, sino es el más grand^ es tmo de, los más grandes proyectp^
de irrigación que existe de lá costa del Perú,. , .
Gu indo ingentes capitales íu^resen.al suelo lambayccano no cabe
la menor duda, esos proyectos, se Uevai'án á cabo. .¿Qué utilidades íio re-
presentará entregar á la agrieultura una enorm.e.. cantidad de leguas cua-
dradas de terrenos vírgenes , y de cultivo? ' ' ." ' ,
¿Qné proyecciones, pues . tieiie el ferrocarril por la ruta Olmos,
Por-cuUa, Marañón, Iquitos, contando con la facilidad indiscutible de vuiir
- '201 —
ítotld el iKWlc del l'ci-úy ¿\ (iiKi si ¡ lii'ii, couicrci a 1 y extratégicaiiion-
te eso (le unir lodo el iioilc del l'erú?
Mientras lanío poi- la via eentral el íenocarrii ya construido hasta
el (Ierro de Pasco }• (|ue coniiirende la nnií'm de los depailamentos de
dunin y Lima eu sus provincias de Lima y Huarocliirí, Cerro de Pasco,
abarcando las líneas tendidas hasta Hna,nca3'0 y Chancay; deja por unir
el dB[)artamento de Huánuco, así que desde el Cerro de Pasco hasta su
término ese ferrocanil no atravesaría sino dos provincias Huáiuico y
llcayali y una sola ciudad de importancia, con seis mil habitantes.
Se sostiene que el ferrocarril por el Ucayali sería comercial ¿de
<luémodo me pregunto yo? es qué por comercio se entenderá únicamente
el íntercainbio de los departamentos de Lima. Junín y Huánuco con sus
•actuales precios de fletes exliorbitantes, por ser la cordillera doble más
alta que la del norte? ¿por qué se quiere echar de lado el Canal de Pa
uamá con el cual el Oriente tendrá que conformarse por la fuerza incon-
trastable de las circunstancias?
Para comprobar esto, voy á copiar lo que el ingeniero señor Yung
escribe en Loreto, es decis eu Iquitos, en el periódico «La Razón», res-
pecto á raí via:
« Establecida esta nueva ruta, nuestra misma exportación actual
« de jebe resultaría menos costosa tal vez que por la vía del Para, en ra-
« zón de los actuales fletes y tendrán que rebajarse éstos ó en su defec-
« to se haria por la nueva arteria de comunicación. Esta no es obra de
« mucho tiempo, tres años pueden bastar" para que sea una realidad, por
« que es práctica 3'' porque la necesitamos como riqueza, como defensa y
« como expansión»,
¿Podrá decirse lo mismo sobre la ruta del Ucayali? de ningún mo-
do, por esta ruta un cambio de productos con el canal tendrá que reco-
iTer dos veces la misma distancia: de Iquitos al Callao y del Callao á
Eten ó Pimentel, quiere necir á la misma latitud de su salida. Y á esto
se agrega hoy no más, los grandes y elevados fletes que se pagan por la
via central.
Por otra parte, se dice (pie el ferrocarril por el Ucayali sería ex-
tratégico: enséñesenos que peligro nos amaga por ese lado. Ninguno. El
peligro se encuentra al norte enteramente, por los ríos Santiago, Morona,
Pastaza, etc. Suponiendo una invasión y en la hipótesis que se tuvieran
que llevar tropas de Lima, esas tenían que llegar á Iquitos y de aquí
partir al lugar de su destino; mientras que por el Marañón directamente,
sin tocar en Iquitos, cumplirían con su cometido arribando á su ;lestino
sin necesidad de recorrer distancias imitiles.
Se dice también, que el ferrocarril por el simple hecho de salir de
Lima, sería extratégico: no comprendo porqué todos los recursos se
acumulan en Lima y porqué no tenemos escuadras con que transportar-
los.
Para sostener esta argumentación se olvida que precisamente obe-
— 202 —
deeieiido á un sabio plan militar, el Perú se halla dividido en cinco eo-
lias: porque no tenemos escuadra y porque lo extratégico no es acumular
todos los recursos en Lima, sino repartirlos.
Dotada la zona del norte de sus respectivos elementos, nada tiene-
que pedirle á ninguna otra. Precisamente por acumular todas las fuerzas
en Lima, el 79, en la guerra del Pacífico, la expedicióo filibustera (le
Lincli saqueó impunemente todo el norte del Perú y no es justo atender
sólo á la defensa de la capital.
Que por mi ruta el ferrocarril del norte tiene grandes proyecciones
nacionales económicas, comerciales y estratégicas, ya se ve con clari-
dad; por eso mismo se ha traído sobre sí cierta ojeriza, porque puesta en
práctica va á herir terriblemente intereses absorcionistas y monopoliza-
dores. Ya lo ha dicho Mr. Yung: puede preferirse á la del Para por los
excesivos fletes que se cobra en la conducción de jebe, además abaratará
la vida en Iquitos y con la actual crisis del jebe salvaría la situación,
pues en aquellos mundos un sólo vapor atrazado en su itinerario influye-
podei'osamente en el precio de los artículos de primera necesidad, que
constituj-e el alimento de toda u la población.
Por la ruta del Marañón aún sin construir totlavía el feri-ocarril de
Eteu ó Pimentel esos trescientos kilómetros necesarios hasta Bellavista
en el Marañón, con principiar sólo la navegación en lanchas á vapor de
Bellavista hasta Iquitos todos esos artículos podían llegar á ese lugar no
en las condiciones onerosísimas de la actualidad, sino baratos. El comer-
cio, la agricultura tomarían tales propoix-iones que el íerrocari'il del Pa-
cífico por el departamento de Lambayeque se im])oiidría por sí sólo en
menos de dos años y se construirá sin duda ninguna.
Ahora mismo mucha -i personas dentro los pueblos que abarcará el
ferrocarril no mirarán muy bien esta gran obra considerándola prematu-
ra para sus intereses y está claro desde que el canal de Panamá en contac-
to con ese gran ferrocarril, acumulará capitales que harán cambiar la faz dé-
los pueblos renovando su vida, que hoy ciertos métodos la hacen desli-
zarse en tristes condiciones de miseria. Por eso me asiste la profunda fé
que todos los pueblos del norte del Perú me acompañan en la obra que
persigo, especialmente los de mi departamento, interesados directamente
en el desenlace de este gran proceso que comprende todo el Norte del
•Perú.
Discutidos todos los puntos, aunque ahora á la ligera, me toca termi-
nar con una frase del señor Coronel Zegarra: aplicar los párrafos de mi
ruta oualquieraotra, sería como en la fábula vestir al grajo con las plumas
del pavo real.
— 2(i;} —
IV
UNA I'OSADA IDEAL
Los (ine viven en las fri'andes ciudades y nunca luiu salido df"
ellas, 11 ) tienen nunca una idea, de todas las inconu)didadt's (]ne se
sufren, cuandi) viaja p;)i' las sRlva,s ó comarcas seniici viliza-
das.
La narración de lo> sucesos de una noche ti'aseuri'ida en una cho-
za á orillas del río ('Irinvi va, en Lávico, durante el viaje de i-egreso de
la expedición oitlenada. por el Lxcnio. Sr. Hilliiie-hurst, del I'acíñco al
A;n iz,)nas, es una, mue.ura palpable de lo afli-niado.
' I ahíanios salido muy temprano déla, hacienda Mcnlnago. La
expedición había cpiedado reducida á tres honil)res: mi sobrino, yo 3'
un sil-viente.
Líiminanios á las oi ill-is jtedri^ji'osas del ríoLhamaya ])or laderas,
pequeñas b ijadas, lian )s. Sj hacía el viaje pesado, ])oi-el ealor sofo-
cante de iin dí;i, con señales de próxima tempestad. Determinaba
Ueji-ar á l i hacienda, Chipie, donde reside un hacendado con nombre
singídar; Don Látedro Olletas. A las 3 de la. tarde, espesas y negras
nubes nos libraron de 1 )s rayos solares y un fortísinio aguacero nos
mojó por comi)lcto. .Vsí mojados licuamos á una choza en una {)am])H
llana, á, las orillas del río Lhamaya, llainad-.i. Lávico.
L.'íte sitio es mencionado en los relatos de viaje del barón de Hum-
boldt. la. civilización aquí no ha quedado estacionaria, ])ucs la, descrip-
ción que hace el sabio í^arón de este lugar no corres})onde en la ac-
tualidad; existen huertas de cacao, ])ero éstas están rnu_v descuida-
das.
Lonio la lluvia, tenía, la a]iariencio de continuar, determiné
pasar la noche en esta diosa. No habíamos tomado ningún íiliineiito
durante todo el dí;i, pues las conservas traídas desde el lejano Oriente,'
se habían concluido á la salida de la región de los pongos.
Saludé á la dueña, de la casucha, joven bastante agraciada, á la
que ya principiaba á hinchársele el cuello; la enfermedad del coto. 101
marido, era lo que se llama en estos mundos de Jaén un gafo (pobre
de espíritu 3* muchas veces deforme fie cuerpo).
I)es])ués de hacer acomodar las muías en el ])asto, pedí agua.
Aunque el río estaba, cerca, esta gente por ]jereza toma agua de tilti-a-
ciones, motivando la enfermedad del coto. Cerca de la, casita había
un árbol de limón. Al alcanzai-me mi sobrino un limón para mezclai -
le con el agua, gritó que viniésemos á matar una culebra. Efectiva-
mente la matamos, era de la especie de las más venenosas. A mi vez
pregunté á, la dueña déla casa si ])odía venderme una gallina ])fira
nuestra cena, me contestó no poder hacerlo por estar la única gallina
que había destinada para la. Tanda de suchico. La landa, costundíre in-
— 204 —
celebrii oiiando se le corra ni chico por ])rimera vez el c;il)ell() y al ])a-
drhio se le llama conii)a(lre, tal como si lo íuera de bautizo.
Penetré a la choza. Las paredes eran de caña, brava sin emba-
rrar. Kstaba, el suelo completamente lleno de basuras, cascaras de
frijoles, yuciis, maíz, etc. Corrían libremente por todas ])artes cuyes,
también se negó á venderme uno, j)or ser de sus comadres. Daban
vuelta por la, casa dos cerdos con sus crías; Sufrí otra ne<>ativa, cuan-
do traté de comprarle un Icchón, por estar todos ofrecidos de antema-
no á sus vecinos. \'iendo dos costales de cacaci insistí por una, taza de
chocolate, no pudiendo conseguirlo por estar ya el cacao vendido. Al
fin hubiera encontrado algo, pues entiendo el nuxlo de tratar esta
gente, a,bsteniéndome de solicitar nada por la presencia de la. hernifuia.
déla dueña de la casa, joven de 15 años. Este sei- desgraciado esta-
ba totalmente cubierto de una sarna llamada tomatupico, enferme-
dad muy contagiosa, importada por los chinos al Perú. Apenas ])o-
día esta miseral)le ci'iatura andai-. Tenía una, tos seea, una consun-
ción terrible por la falta de limpieza y de buena alimentación. Le
regalé unas pesetas ])ara que comprasen en el imeblo más cercano
Creso 3' se curase. Esta muchacha, moría víctima de la, suciedad é
ignorancia. La enferma manosea])a. todos los útiles de cocina, y yo
]ireferí pasar el dia sin comei', no siendo en mi viaje ni el primero ni
el último de ayuno pleno. Llegó la noche, hice colgar ahiera las mon-
turas en la pared de caña, la cual no estaba, unida al techo. Pre])aré
mi cama en una barbacoa bajita; en la cabecera, tenía, los dos sacos de
cacao, que despedían el |)erfume agi-idulce tan ])a,rticular de esa fruta.
Detrás de los sacos, en la otra pequeña división, el gafo con su mujer
dormían en una barbacoa más grande; la cuñada, la leja-osa enfrente.
Mi sobrino 3^ el muchacho en un terradito cerca, del techo, de paja de
caña dulce.
El c ilor era mu v fuerte. Poi' ratos la luz de la. luna penetrando
por la claridad que dejaban entre sí las cañas, alumbraba el interior
de esta choza tan sucia. Se oía el grito peciueño agudo de los cuves
y el ruido producido ])or sus mandíbulas al roer las yerbas. En el
"fogón, por ratos los leños levantaban una. llamarada., alumbrando
fantásticamente la habitación, a.pagándo.se en seguida. Apena,s |)odía
mi gruesa humanidad dar vuelta, en la angosta barbacoa,. El calor
parecía aumentar. La pareja seguramente no podía, conciliar el sue-
ño y daban muchas vueltas en su cama, pues su barbacoa crujía,
ruido mortificante, pues estaban detrás de mi cabecera. A lo lejos se
oía el estam])ido del trueno de una lejana tempestad. Los mosquitos,
lla.mados Mantablaiica, ja-íncipiaron su atacpic con terribles picaduras;
mis brazos desnudos eran su presíi favorita. Todo el cuerpo me ar-
día, como si me hubieran puesto mostaza. Oí un ruido de aleteos
debajo de mi barl)acoa. Encendí luz, una pareja de palomas anida-
ban debajo de mi cama. Me fijé en mis sábanas; estaban llenas de ])io-
jitos y negreaban de pulgas. Las sacudí y volví á acostarme sufriendo
las mismas toi'tura.s, pei-o esta vez eran insectos grandes (pie a,u-
mentaban mi desasociego. ;V la luz de un fósforo columbré mi-
— 205 —
llares de cucarachas. Xo sabía (jué dcteniiinar iii ¡¡odia salir afue-
ra, pues comenzaba á llover uu poctí _v por experiencia de otros, via-
jes sabía que eu estos parajes al)undau culel)ias y otros bichos.
Me sentía afiebrado. Derrepente con <>'ran ruido las monturas se
vienen al suelo, haladas por aliiún animal. Nos levantamos y las
aconn)damos nuevamente. Después tal vez de media, hora de silencio
daban los cerdos con sus lechcjnes o-ruñidos terribles como si unas
fieras los atacasen. Todos <i-ritamos para, ahuyentar A los supuestos
ataca,ntes. Volvió á reinar silencio. Siento un ruido suave como si
un ser se arrastrase, abi'o los ojos y veo <á la luz de la lumbre, que se
acercaba, despacio al t"o<i'ón ese pobre desecho humano. Estaba com-
pletainente desnuda, calentó su cuerpo ulcerado al calor de la cande-
la. Tomé mis precauciones, por si acaso este desg'raciado ser cayese
sobre mi cama, ])ai-a, evitar el contagio. Larfío rato la contemplé
cerca del fiieyo, al fin balanceando los brazos con paso incierto se re-
tiró y se acostó otni vez.
Apesar de tanto sufrimiento físicu, ya me quedaba medio dormi-
do, cuando siento unos g-olpes como saltos al pié de mi cabeza. Volteo
la cara y me encuentro alumbrado por la claridad de la luna frente á
na enorme zapo, (pie me miratja con sus ojazos saltones, glacia-
les, sin expicsión. Pastaba sen ta,d o sobre mi almohada. De tin golpe
lo estrellé contra, la pared de enfrente. A todo esto yo habia no-
tado varias veces <]ue niis compañeros encendían fósforos arriba, en el
terrado. .Me ])usiei-on nervioso, temiendo fueran á incendiar el techo
de paja y de (íaña. A mi ])re<;-nnta contestaron que sentían animales
que se deslizalian en la paja, del techo. A la luz de otro fosforóme
o-ntaron ser ratas persegiiidíis por culebras, Con voz ca,vernosa, el
f>;afo nos dijo: — señores: no teii<i'an cuidado, no son víboras, son ciento-
pies y saltayos (sa.],amanquesas).
Parece increíble semejante modo de tranipiilizar.
Tres veces arrojé de mi cama zapos. Sin embargo de la repug-
nancia producida por esto= as(]uerosos reptiles, de madrugada me es-
taba (]uedando dormido, cua,ndo sentí un peso en el vientre. Al sen-
tarme me pareció ver un bulto blanco saltar sobre la pared afuera.
Pensé; es el colmo, también fantasmas en esta maldita choza! Creí
haber soñado. Repentinamente salta, un bulto de afuera para el inte-
rior de la choza y cae sobre mi. Salté de la, cama. Era un perro
blanco acostumbrado á saltar del suelo á la barbacoa y de aquí para
afuera, l'or fi^licidad cantó el gallo, apresuradamente hice traer mí.s
muías y abandonamos esta ])osada ideal.
Pesados del cuerpo á consecuencia de noche tan horrenda, ham-
brientos, continuamos nuestra marcha hacia el ])oniente.
— 206 —
V
LA SURCADA DE LOS ÚLTIMOS PONGOS
Ya me parece liabcr demostrado con números y hechos prácticos,
que es la vía por el departamento de Laimbayeque la señalacla ])or de-
signios providenciales para conducirnos con rapidez del Pacífico al
Amazonas.
Por la carta geotiTáfica impresa con estas notas se puede seg-uir
con facilidad la ruta que señalo. La línea (pie se destaca en el mapa al
Sur, es la vía más directa que existe entre el Pacífico y el Maraiión; la
altura al transmontar la cordillera por este lug'ar es de 3500 metros
sobre el nivel del mar pero preferible es dar un ])equcño rodeo mas al
norte, encontrándose con la mayor depresión de los Andes; 2.(K)0 me-
tros.
En los números del 5 y 7 de noviembre de «T^a Vación» me he ocu-
pado larg-amente sobre la, vía por el de])artamento de Laml)ayecpie.
Es muy posible que en nuestro país, pase inadvertido tal vez, la
imp;)rtancia de la expedición mandada verificar por S. E. el presiden-
te de la República señor Guillermo E. Billinguhrst.
Se desconoce en general en el Perú la importancia de los estudios
geográficos.
I^a política lo absorve todo, los intereses de partido, antes (]ue los
nacionales.
Si el pueblo hubiera tenido conocimiento geográficos verdaderos,
la opinión pública del país hubiera obligado al gobierno de entonces á
rechazar el tratado último con el Brasil, donde hemos perdido casi la
cuarta parte de nuestro territorio.
Sólo algunos se van dando cuenta ahora, cuando han visto la
nueva carta geográfica del país, donde los límites del Brasil llegan muy
cerca del ücayali.
Por ignorancia geográfica de ciertos ministios en gobiernos pasa-
dos, perdimos la reglón del Acre y en tiempo del señor Leguía ]jor co-
bardía hemos sufrido la enorme mutilación de grandes y riquísimos
territorios.
Sin embargo de haber disertado en anteriores artículos sobre la
bondad de mi vía, condensai'é las ventajas de ella. Consisten:
1*? — En que trasmonta los Andes por el punto más bajo que existe
en el Perú, á 2,000 metros sobre el nivel del mar.
2 Que la trayectoria de la linea férrea en proyecto trasmonta una
sola vez los Andes, sin tener nececidad de trasmontar nuevos ramhles
de cordillera*
3° — Que la distancia entre Iquitos y el mar del Pacifico es la más
corta enti-e todas las vías en proyecto. Total 1,421 kilómetros.
- 207 -
4°— Que la dista iioin entre Hclljivista en Jaén, el primer puerto flu-
vÍM.1 (pie se encuentra en el Marfiñon, y el Pacífico es de 300 kilómetros.
59 — Qne las tres cuartas jia rtes del camino en este trayecto, es más
ó menos llano.
6 — (¿ue cu los 300 kilómeti-os á que me refiero no existe montaña
y jior lo tanto es seco, lil)re de fan<^"os.
7 — (¿ue no pasa por médanos de arena.
8 —Que no se innunda jamás.
9'.'— (iu--" como se ])uede obsei-vai- en el mapa, la posición g'eog'ráfi-
cade la línea j^or i.ambayeqne se jiresta con gran facilidad para conec-
tarla con la de Piura, Cajamarca, Libert id, etc., y es por lo tantf) co-
mercial y estratégica.
10 —Que pov tener más kilómetros de via acuática que otra via,
más de mil kilómetros, indudablumente es la que más loarato puede
transportar todo.
Con el viaje i á])ido del Pacífico al Amazonas, se ha. comproba-
do podei- llegar en ocho días á I(]uitos desde el Pacífico y en diez desde
Linui. Xo son })alabras, son hechos.
Si los gobiernos, ge dieran cuenta cabal, de lo que significa abrir
esta vía al comercio mundial, la transformación del norte del Perú se-
ria colosal. Xo se necesita, distraer capitales de la nación, sino una
cosa muy sencilla.- Protegei-, las facilidades á las iniciativas de parti-
culai'cs extrang"i-os ó peiaianos.
Pomo no se puede |)or ahora pensar en la construcción del ferroca-
rril del Noile, con })rincipiar la navegación á vapor de Bellavista á
Iquitos se da comienzo á una nueva era de progreso en el norte del
Terú. Quedaría resuelto uno de los grandes ])roblemasde la actualidad:
el abaratamiento de losarlículosde primera necesidad en Loreto. Los
valles de Jaén, las provincias de Luya y Bongará se poblarían inme-
diatamente. Sus producciones agrícolas tendrían entonces mercado
mviy i)robable hasta en el Brasil.
En mi humilde concepto, la agricultura en el departamento de
Lambayeque ha llegado á su máximum, mientras no se busquen nue-
vas fuentes de irrigación: el agua, no es suficiente para los sembríos.
Y'a están muchos de los exiierimentados agricultores de arroz en
mi departamento, listos para, pasará Jaén donde se producen dos cose-
chas al año. Las cercanas ])rovincias de Chota y Cutervo tendrán sali-
da para sus productos de la zona templada. Claro se ve que el tráfico
de correos y pasajeros se hará también por la nueva vía. Gran auge al-
canzarán los trabajos de yacimientos auríferos en que es tan abundan-
te esta, región.
La apertura del Canal de Panamá es otro factor importante que
sedará la niancjcon el desarrollo comercial de esta futura arteria, mun-
dial.
Al relatar someramente la surcada de los últimos pongos manifes-
taré ser la continuación de otro artículo publicado con el título de «La
Correría».
Surcar se llama- navegar contra la corriente. Las cabeceras de
— 208
los ríos son muy difíciles de sni'car y su lui ve<íaeióii muy penosa 3- llena
de peligros.
La navegación á vapor no lo es, ])ues el río en el canal no ])rcsenta
generalmente dificultades, reíiriéndonie al Marañón. Se necesitn, prácti-
ca para ver, ])ara conocer en una misma superficie de agua,, pov dónde
va el caufd profundo. Las canoas careciendo de fuerza motriz se ven
forzadas i\ ir por las oi-illas empujadas hacia adelante por medio de
largas palancas llamadas tánganas ó en las eonti-acorreut.-idas con
pe(]ueños remos. Presentándose las ])layas llanas se hala la, canoa
por un cable. Este mismo método se enipiea, ]K>r los pedronesy iieñas-
cos. Desde luego se comprende, la navegación que se efectúa á las ori-
llas de los ríos donde las furiosas corrientes se estrellan contra ])edrü-
nes, levíintan grandes tumbos de agua. Otras veces ])untones sobiesa-
lientes por su configuración dan lugar á la formación de remolinos.
Se a})rovecha. el menor detalle favorable ])ara seguir adelante, una i'a-
niH, iniii caña; á veces, era necesario cortar con el hacha un brazo de
árból inclinado sobre el río para continuar el viaje pues la, corriente
más adentro del río lo im])edía. A veces todos nosotríjs nos sujetába-
mos fuertemente en las ])untas de las rocas. Frecuentemente todo es-
fuerzo era inútil, la corriente nos ari-astraba cuadra abajo, pero con
tenacidad volvíamos á em})render la, núsma maniobra.
He])etiré(pie la expedición disponííi de dos canoas: una muy grande v
pesada, de caóba y otra más ligera, de cedro. Por todo eramos 17 hom-
bres, entre ellos 5 sal vajes jíbaros. La tri|)ulaeión de la canoa gi-ande
se com])onía de 6 b )gas del Amazonas, 2 gendarmes, nn sobrino mío
3' yo. El jefe de los bogas que á la vez servía de popero (el remo que
hace la vez de timón) eraun hombre muy cobarde y un malvado, siem-
pre pretendiendo desertarse con su gente y abandonarme en la selva.
Llegó el caso de pretender hacer armas contra un gendarme, vién-
dome obligado á desarmarlo á él y toda su gente. Más tarde con saga-
cidad volví á dejar las cosas en su lugar. Las malditas tradiciones in-
fluían poderosamente sobre el ánimo de mi gente. Los cuentos fantás
ticos, las narraciones cobardes de ser imposible lasurcada de esa región,
los acobardaba y me ha costado muchísimo trabajo para poder se-
guir adelante con la expedición.
CONTINUACION DE LA CORRERIA
Después de reunírsenos el terrible curaca Samaren con parte de
su gente y acompafiado de la bella prisionera Mamango, seguímos
adelante. Los sendereas del río se practicaron, arribamos cerca del i'ío
Muchingués. Como las matanzas por la bella Mamango se habían per-
pretado un día antes, me acercaba con mucha precaución á este río,
temeroso de una emboscada; más tarde supe efectivamente que me
habían preparado los indios del Tutungos una celada. Enfrente de la
desembocadura existe una isla y opiné dar vuelta por ella. Un agua-
— 209 —
'ccro tonvnci.-il nos ()l)li<ió á acampar temprano. Se hicieron en la, isla,
los (lifci'cntes tambitos de hojas de palmeras. Tarde oímos el tracpiido
•dedos tiros de carabina. Nunca sabré lo (]ue si^iiil'icaba eso. I'ara e-
vitnr un asalto tomé mis ])reca.uc-iones. .\ media noche oí í>ritos y llan-
tos (]ue ])artían del tambito del curaca Samaren, donde descansaba
la hermosa prisionera, la pobre Manianji'o
Muy temprano, ])enetranio,s otra vez en la verdadera caja (h'l
TÍO, dejando al río Mucliin^nís detrás. I'üse día lio vía ta mbién muchísi-
mo, jiero arribamos á una hermosa ])laya al lado izcpiierdo del Mara-
fión enl'rente de la qu(4)rada- Yupisensa, habiendo dejado también a-
ti-ás el caserío de A<:uaruiias llamado Yusamai-o.
Poi- reunir condiciones es])ecialísimas este lutíar le j^nse el nond)re
del ICxcnio Sr. Presidente de la Rei)ública Don (iuillermo üillinghurst
en conmemoración de la expedición ordenada jior él. El íinico pi'esiden-
te que se ha dignado jirotcfier mis iniciativas 3' que se relacionan tanlo
■con el pro_uresv) de nuestro país.
Puerto I)illin<i"]uirst tomará á no dudar «^ran im¡)ortancia pues
liasta a(]uí pueden llc<rar la na ve<:;ación de vai)oj-es directamente des-
<le I(]UÍtos y á Bellavista con conecciones.
La distancia del Puerto Biliin<ihurst á Bellavista es de 100
kilómeti'os; á Tntumberos, fin del aciual no muy buen camino de
]ierradura, lado izquierdo del Marañón, 40 kilómetros. Al Pong-o
de Manseriche 150 kilómetros y á líjuitos 1021 kilómetros. Este lu-
^ar es el último habitado por indios ag'uai-unas. Durante nuestra per-
nicinencia en puerto P>illin<>'huist, aparecieron unas indias mestizas de
Ijuena presencia y secretamente, en una hoja de jilátano, entreg-aron
un mensaje de una ]jobre niña, educada en un colegit) de la ciudad
de Huancabamba y actualmente secuestrada en la selva por un indio,
asesino desu padre, un señor Yajanianco. Ya la pobre niña estaba ocho
años prisionera. La expedición era muy débil, por lo que fué imposible
hacer nada por la cesgraciada.
• Seguimos surcando 3- cerca del puerto Billinghui'st pasamos en el
lado izquierdo una quebrada sulfurosa, la cual despedía gases pestilen-
tes. Continuaban las íortísinms lluvias 3' se avanzó muy poco, llegan-
do al {)rimer pongo, (jue impide la navegación directa de Iquitos á
Bellavista. Este rápido se ha fornmdo recién, segui-aniente con pa-
drones de huaicos de los vecinos ceiTos. El río en el choque con los
pedrones levanta grandes olas. El agua hervía. El aspecto á primera
vista, infundía pavor. Fijándose atentamente habían canales entre
los pedrones ])ara dar paso á las canoas. Svd)idos sobre una ])iedra
con Samai'en 3^ otros ])ara observar el rápido y detei-niinar por donde
pasar, perdí el equilibrio, me abrace de Samaren y Juntos caímos al
río, siendo felizmente la caída, sin consecuencias.
Por la noche sentí un ruido al pié de mi tambito, era el curaca
Samaren poniendo á salvo su pequeña canoa, pues nos había sorpren-
dido una gran avenida del río. A la luz de la linterna hice recoger to-
dos los iitiles de la expedición. Tres veces hasta en la mañana
cambiamos de campamento perseguidos por el agua. Más de 40
— 210
píes liabía subido el río sobre su nivel rejii^sado por líi confíg-ura-
ción del terreno.
Fijándose á la luz del día en el p()n<;o, este estnba borrado, no
levantaba oleaje ninf^uno tapado por el a<íaia. I>a montaña nos sumi-
nistró abt,nidante eaza de pavos, monos, armadillos, etc. VA cobarde-
jete de miií bo<ía.s por la mañana se fingió enfermo, señal se<íura para,
vigilar con más atención á él y su gente. Hice pasar al lado-
derecho del río la canoa grande y surcó con felicidad el rápido, jíenx
por un descuido se estrelló la proa contra una pjña. La jíunta se
rompió con el cable sujetado á ella. V(M-tig'in()san)?nte fué arrastrada
la canoa por la corriente, (iracias á la ]>rpcaucióu de haber yo ])or
pasadas experiencias hecho agregai-le á la popa otro cable, salvó la
canoa de una pérdida inevitable. Después de componer los desperfec-
tos causados ]»or el choque siguió la cauca grande la ruta de la. pe-
(^ueña y más arriba del rápido ])oi-p1 lado iz(]uierdo. El primer j)on-
g'O con obstáculos en el río ha,l)ía sido vencido.
El curaca Samaren regresó con su gente y la- bella j)risionera, de-
signada pai'a su tercera esi)Osa,. (¿uedó la verdadera expedición com-
puesta de 17 homl)res en dos canoas.
A las 5 de la mañana nos levantábamos. Después del desayuno
y de cocinar para almorzar á las 12 frío, á las 7 principiaba la nave-
gación. A las 4 de la tai'de se formabíi campamento haciendo tambi-
tos de hojas de palmera y los cazadores se internaban á la montaña
para proveer á la expedición de cai-ne fresca.
l a sui'cada absorbía ])()rentei'o nuestra atención aprovechando
el meiioi- detalle topográfico favorable pai-a seguii- adelante. Las
chimbadas, (juiere decir la cambiada de im lado del i-ío al otro, eran
emoeionanates pues teníase que calcular donde la fuerza de la co-
rrentada nos ])odía arrasti'ar. l'ara convencerme de la i-ealidad en los
sondeos varias veces repetía las chind>adas demorando mucho tiem-
po en las jornadas. En las chimbadas se acobai-daba la gente tenien-
do yo que dai-les alientos much<is veces con palabras no Tuny tinas.
Ocasiones hubo que con-íainos A riesgo de virar en un remolino ó pun-
tón por la col)ardía del popero, teniendo necesidad de agregaile otro
boga. Al menor desaliento j)(>r mi parte, la expedición hubiera fraca-
sado.
El valle se estrechaba. Las ril>eras eran fonnadas por peñascos y
grandes pedi-ones. De nada servían las tanga luis por estai- el río muy
profundo. Abanzábamos muy despacio. Para voltear por un pedióu
muchas veces demorábamos mía hora, ayudándo.se mutuamente co-
mo gatos subía la gente sobre la j)iedra. FA de más abajo le aveJitaba
al de más arriba el cable hasta que la mayor parte de la gente esta-
ban en el otro lado, entonces se j)rocedía á halar la canoa, afirma-ndo
los que estaban en la canoa las tánganas y remos contra las peñas
para evitar el choque. .Se aligeraba la canoa entonces del agua que
había penetrado al halarla contra los tumbos del agua. Otra veces
todo trabajo era {)erdido, era iini)osible avanzar por ese lado, retro-
cediéndose cuadras para buscar facilidades á la otra oi-illa. A Ande mi-
r- 211 ^
norar el ppso (mi 1;vs canoMs aiKlál)aiu()s como podíamos, dándonos la
mano por las pcñíis pcriKMidicularcs.
Tarea muy ditícil p(»r estar las piedras ciilnertas de musgo; se res-
l)alabíi como si estuvieran euhiertas con jabón. Lamente sufría mu-
■í'hos goljMís. Yo resbalé de una peña (piedando colgado sobre el i-ío,
pues mi sobiino me había tomado fuertemente de la mano impidiendo
mi caida al agua, l*or i'atos ráfagas de aguaceros y en las lejanías el
retum])ar del trueno. Hay (pie observar qué, si era terrible semejante
iKivegación en las orillas, en medio del río no oírecía, ningún inconve-
niente para lana vegación en lanchas á vapor. Vimos una quebrada de
•íiguas negras (jue bajalni por el lado izquierdo de considerable altura;
ni mi com[)añero López, residente tantos años en las montañas, ni los
salvajes aguarunas la conocían y por lo tanto ignoraban su nombre.
Muy temprano, pues la jornada había sido muy fuerte, acampamos
cerca del antiguo rápido Loricaclii, él cual había cambiado mucho y ya
lio existe. La gente muy fatigada y desanimada, construyó sus tam-
bitos arriba eu la montaña quedando 3^0 con los dos gendarmes entre
las piedras, cuidando las canos para evitar una probable deserción. A la
media noche el agua despertó á los gendarmes y, después de media hora,
donde antes est-aba mi lecho se encontraba muchos piés debajo del nivel
del agua.
Entre los peñascos andando como fantasmas alumbrados débilmen-
te por la luz de dos linternas examiné las canoas. Estando amarrada
muy corta la más pequeña, ya estaba casi llena de agua.
Después de un día de descanso, favorecidos por un día de sol, se dió
nuevamente comienzo á la surcada asegurándole yo á la gente haber
dejado ya atrás la parte más penosa del viaje. Efectivamente, el valle se
agrandaba, pronto llegaríamos á la primera catarata llamada el Maj-asito,
donde fracasé en otra expedición, probando lo que ahora he realizado,
sin recursos, faltos de salud, casi sucumbe toda la expedición. Pero cuan-
do se tiene eu el alma ciertos ideales incomprensibles para los incapaces,
nada le aterra, ui nada le hace cejar.
La gente trabajaba con entusiasmo, y pronto miramos la quebrada
que en forma de cola de cometa se precipita de gran altura en la orilla
izquierda del río. Ese es el lugar donde el Marañón formaba la catarata
llamada Mayasito. Con ansíanos acercábamos pues tenía sospechas, como
en realidad se comprobó, de la total desaparción de la catarata. Ninguno
absolutamente, ningún impedimento presentaba el río.
El Marañón estaba en baja, no había forma de equivocarse. Opera-
ción molesta era en ciertos puntones la descarga de las canoas y hacia
perder tiempo. Repentinamente al lado izquierdo penetramos en la de-
sembocadura de un pequeño río, desconocido por completo. Después
también pasamos por otras quebradas, cuyos nombres se ignoran. Por la
tarde acampamos muy cerca de la cataraca más grande del Marañón. El
Mayasi, en la cual mi balsa en una pasada expedición se hundió quince
-•2rJ -
veces en viaje de baja;la. Ln, sorpresa fué grande: también esta catarata;
ya lio existe, habiéndose transformado eii otro rápido parecido al prime-
ro cerca de puerto Billing-liarst, al pié de un remolino: al lado izquierdo^
surcamos el rápido con las canoas cargadas; todos habían anunciado el
fracaso de la expedición en este formidable impedimento. Su navegación
con las canoas cargadas es el hecho más práctico y verídico de no exis-
tir ya cataratas en el Alto Marañón. Tengo la íntima convic-ción c^ue con
con volar ciertas piedras de los rápidos el rio se hará navegable á vapor
directamente sin necesidad de conecciones hasta Bellavista.
(Cuadras más arriba del Mayasi, la gente soltó el cable y el misera-
ble popei'o asustado brincó á tierra y con el pió empujó la canoa á la co-
rriente. Habituados á los peligros conservamos la sangre fría y gracias-
á disposiciones convenientes nos libramos de hundirnos «n el rápido.
Tropezamos con otra quebrada desconocida, lado izquierdo del Marañón,
muy aurífera. Por todo anotamos "entre ambos lados diez quebradas sin
nombre además el pequeño río. La sección entre el Mayasi y la quebrada
de Tuntumberos es el valle ancho se surcaba el río sin diticultad. La ve-
getación hermosísima con muchos árboles de jebe. Sin novedad navega-
mos la correntada de Tangaríza. Por aguas de la quebrada grande del A-
ramango pasamos el famoso pongo del Muyo. El río cambia aqui brusca-
mente de dirección formando antes del Aramango una gran ensenada con
un remolino. Acampamos sóbrela misma ensenada, pero muy temprana
la abandonamos, pues una quebradíta creció cerca de los tambitos.
El valle seguía de nuevo ano- >stándo3e. Sin estar el río crecido las
aguas del Mareñón muy turbias. Esperaba llegar ese día al último pongo
Eentema. Notaba á ambas márgenes del Marañón desbarrancos recien-
tes, pues las hojas de los árboles arrastradas por esas avalanchas de
piedras y tierras, estaban frescas. Como á la'^ 11 del día la expedición
se encontraba surcando al lado izquierdo del río al pié de inclinadas lomas
cubiertas de vegetación. Ordené la chimbida á la derecha por encon-
trar más facilidades en ese lado y encont'-ándonos enfrente del sitio
que hacia momentos que habíamos abandonado, observé en las altu-
ras los árboles inclinarse y hacer movimientos extraños, sacudidos por
fueiza desconocid i. Despacio principió á descender un trozo del terreno
con la arboldda. Los crugidos de los árboles al quebrarse y los ruidos
que producían los pedazos de terreno al sepultarse al río, eran espan-
tosos. ÜJi momento más de demora en el lado izv^^uierdo y la expedición
hubiera desaparecido totalmente, sepultada en ese caos de piedi'as, ba-
rro j'^ leños. El espectáculo era horrorífico pero gi'andif)so. Por instinto
de salvación se avanzó lo que se pudo, mieatras el barranco seguía ca-
yendo por pedazos en el río. La parte más considerable de la ava a icha,
al fin se precipitó y un formidable trueno repercutió por toda la selva.
El terror se pintó en todos los rostros y silenciosos seguímos muy de
prisa adelante. Derrumbes había á todo lado del río y se desprendían
piedras que cual balas de cañón caían al agua levantando espuma. Una
- 213 —
de esas piedras casi mata á nuo de los boinas. Surcaiinnios más ó menos
al pié (le cincuenta huaicos, entre chicos y grandes. A las cinco
de la tarde arribamos casi al Rentema. Alg-unos bogas fuer*, n á observar
la salida y me dieron cuenta del desj)ren(liniiento de un gran huaico á la
izquierda. No comprendo hasta la fecha la causa de este fenómeno geo-
lógico; tal vez los fortisimos aguacei'os anteriores.
Por el lado derecho, al día siguiente, continuamos la surcada inte-
rrumpida por un barranco arenoso que caía por pequr.ños pedazos al río
y casi llena mi canoa de agua, nos hizo retroceder apresuradamente. No
quedaba otro medio que pasar al pié del derrumbe ríe la noche pasada.
Para lialar la canoa con más faeilidad, subimos á pié sobre el barranco
entre barro y árboles medios hundidos. Estando en medio se desprendió
una piedra y vino rodando hacia uii ])ers<)na pero niuy despacio y no
habia peligro por no estar el terreno muy inclinado; á diezmetros se cla-
vó en el barro. Ultima manifestación de este curioso fenómeno geológico.
Llegamos á la desembocadura del Chiuchipe, enfrente del último pongo:
el Rentema.
Profundamente emocionado miré hacia atrás las oscuras encrucija-
das pi>r donde había salido. Mis sueños acariciados tantos años se habían
cumplido. Habia sido el primer hombre civilizado que habia surcado in-
tegramente la famosa región de los pongos del alto IMarañon y también
el primero en venir desde el lejano Oriente, desde Iquitos, por la vía acuá-
tica al Departamento de Cajamarca; 1P21 kilómetros y á distancia de 300
kilómetros del Pacifico. Esta expedición ha probado ser la navegación á
vapor factible por tener el canal del lío suficiente profundidad y ningún
inconveniente. La navegación en canoa, aunque pesada, seguirá verificán-
dose y se repetirá la fábula del huevo de í 'olón. Eso lo hubiésemos he-
cho nosotros exclamarán: — esmuy fácil verificarlo.
Mi gente se entregó á toda clas'^ de regocijo, bailaban y cantaban:
López y otros me abrazaron. El silencio habitual de la selva fué interrum-
pido poruña salva de nuestras carabinas. Depués de chimbar el Chinchi-
pe, seguimos surcando el Marañón. el valle ancho que separa la cordillera
orieuial de las cadenas costaneras }• dos horas despuás penetramos sur-
cando el rio Utcubauiba. Los pongos del Alto .Marañón habían sido ven-
cidos!
^L Antonio Mesones Muro.
5£rvacior[es IV\^ter^ológicas
TOMADAS EN AREQuIPA
OBSE]i VATORIO ASTROXÓMICO DK HAÜVAlíD COLLEGE
Satiemhre 1912 Octubre ] 9 1 2
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Vciise Tomo XXVIll. iiá.u;. 'M\.
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Máx. el más alto 20° 71.4
Máx. el más bajo 8° 65.3
'Sl'm. el más alto 21^ 52.4
mn. el más bajo 9= 42.0
yiáx. térm. med 69.2
jMíii. térm. med 49.0
Nublosidad med 4,3
Aguacero total 0.00
Dias sereno 12: Mixto 10
Nublado 8
Noviembre J9 12
Día Máx. Mili. Xulil. .V}>níu-
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]Máx. el más alto 15 73.0
Máx. el más bajo 31'-' 64.0
3Jíi: el mas alto 7" 4!). 7
Mín. el más bajo 24" 41.4
]\láx. térm. med. .• 68.8
Mín. térm. med 47.9
Nublosidad medio 4.5
Aguacero total 0. 00
Dias sereno 11: Mixto 10
Nublado 10.
León Campbell.
Diciembre 1012
Din Aláx. .Mili. Xubl. .Vgiiac.
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Máx. el más alto 15'' 71.7
Máx. el má.s bfiio 7'-' 63.2
Mín. el más airo 28';* 48.5
Mín. el más bajo. . . 8°, 18. 19? 41.0
Máx. térm med 68.3
Mín. ténn meil 44.8
Nublo.si(lail med 4.7
Aguacero total Pulg. Ing. 0.00
Días sereno 4. mixto 9, Nubl. 17
{T— Menos que 0.01
Máx. el más alto 27° 71.0
Máx. el más bajo 18'-' 63.0
Mín. el más alto. 27^ y 28° 63.3
Mín. el más bajo 1" 43.1
Máx. término med 67.8
Mín. térm med 48.6
Nublosidad med 9.0
Aguacero total Pulg. Ing. 0.12
Días sereno 1, mixto 6, Nubl. 25
pulgadas inglesas)
- 217 -
nf:SUME.\- DEL A So DE 1912
Max el más alto, el (i de junio 75.5
Max el más bajo, el 3 de julio 52.0
Mili el más alto, el 22 de marzo 56.6
Mili el más bajo, el 18 de marzo, el 8, 18 y 19 de nov. . . ., 41.0
Máx térm med 68.1
Mía térm med 48.8
Térm med 59.0
Nublosidad med 5.7
Aguacero total (pulgadas inglesas) 2.41
Dias sereno 111
Dias mixto 86
Dias nublado 169
Mensual térm med, el mas alto — Enero 61.2
» » » » » bajo — Noviembre 56.6
El mes el más sereno — Junio 1.9
-» » » » nublado— -Enero .• 9.2
León Campbell.
Encargado del Ob.servatoi io.
Temblores registrados Rr^quipa *
OBSERVATORIO ASTRONÓMICO DE HARVARD COLLEGE
1912
Setiembre
3 ....
.... 5:02:34 a. m
li. V. m
»
4
... 10:11:00 a. m
R. F. I
»
7
R. F. II
»
8
.... 1:41:15 p.m
R. F. I
»
16
.... TemprHno uel mañana,...
R. F. II
»
20 .
... 10:01 p. m
R. F. I
»
21
... 7:28:d5 a. m
R. F. III
Octubre
12
4:55: a. m
R. F. I ó II
»
13
R. F. III
Noviembre
1
7:56:24 p. m. poco fuerte
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10
7:16 a. m. muy fuerte (R>
ossi-Forrel V)
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28,
5:18:40 a. m. fuerte
Diciembre
4
9:03 p. m. poco fuerte
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6
9:02:40 a. m. fuerte
8
5:32:20 a. lu, fuerte
12,
12:18:17 p. m.
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14
6:36:0 p. m.
«
22
3:46 a. m. fuerte
»
23
, , 12:52:15 muy fuerte.
León Campbel,
Enea r<ia lio del ()])K('i v:itoi ú».
(*) Vpfisf' Tomo XXXVlII, página 376,
BOLETIN
DE LA
Tomo XXX Lima, diciembre 31 de 1914 TRIM. III y IV.
M E: M O R I A
CORRESPONDIENTE AL AÑO 1914 QUE EL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD GEOGRAFICA
Ingeniero José Balta
PRESENTA A LA JUNTA GENERAL
Señores:
Elegido el año último por el Consejo Directivo para desempeñar el
cargo altamente honroso de Presidente de esta Sociedad, ha llegado el
momento de daros cuenta de la marcha de nuestra institución y de algu-
nos suc&sos en que ha actuado, durante el periodo institucional que ter-
mina.
Se ha distribuido profusamente en la República y en el exterior los
10,000 ejemplares del mapa popular que con apoyo del gobierno pu-
blicamos.
Los pedidos que seguían llegando á nuestras oficinas indujeron al
Consejo á solicitar se hiciera im segundo tiraje de 10 á 20,000 ejempla-
res; y espero que nuestras gestiones tengan éxito puesel gran interés con
que las olicinas del Gobierno, así como instituciones nacionales y extran-
geras y los particulares, siguen i'eclanaando el mapa, demuestra que su
impresión fué oportuna y atendió una necesidad no satisfecha hoy del
todo con la primei-a edición.
Ha sido puesto en circulación el primer fascículo del tomo V corres-
pondiente á los estudios geológicos y mineralógicos de la obra El Perú,
por Raimondi, redactado y publicado mediante un convenio con el Cuer-
po de ingenieros de Minas,
La impresión del segundo fascículo del tomo de paleontología ha
sido aplazada hasta julio próximo con motivo de algunas publicaciones
hechas en Europa, sobre fósiles peruanos, y que el autor necesitaba con-
sultar.
Los apuntes 3' manuscritos del recordado doctor Barranca han pa-
sado á una comisión encargada de estudiarlos y ver la mejor forma de
darles publicidad en las páginas de nuestro Boletín.
La comisión ha venido ocupándose de examinar y preparar el valio-
so material inédito sobre lingüística disperso en los manuscritos, y no
dudo que en breve podremos^ comenzar la publicación de las raices que-
chuas estudiadas por el sabio peruano; contingente póstumo que entre-
gará así á su país y á la ciencia el filólogo que más. ha profundizado ese
idioma, de tan grande importancia para la etnología americana.
Habiendo solicitado el señor Reginal Enock, socio nuestro y autor
de varías obras sobre el Perú, nut-stra opinión acerca de las llamadas
intihuatanas por el arqueólogo Squíer, pasó dicha consulta á informe del
vocal del Consejo señor Horacio H. Urteaga, especialmente preparado
por sus estudios y publicaciones para emitir opinión autorizada en tema
tan interesante. El dictamen, que ha asumido el carácter de un concien-
zudo estudio, fué remitido al señor Enock, previa discusión por el
Consejo y se ha publicado en el Boletín. El autor refuta con gran aco-
pio de citas históricas y de observaciones propias la opinión de que las
piedras labradas, que indebidamente recibieron el nombre de intihuata-
nas hayan servido pai'a observaciones astronómicas, y citando la prácti-
ca, que hoy mismo observan los indígenas, sostiene que el punzón carac-
terístico de diclias piedras ha debido servir para sujetar la cerviz de ani-
males sacrificados, probablemente con fines religiosos. Es digno de i'e-
— rri —
coiueii(lii( i(')ii el método seguido por el señor Urteaga de averiguar el uso
actúa!, entro los indígenas, de objetos senieja;ntes á los que encontramos
en las ruinas ó en las sepulturas incaicas, para determinar el empleo que
en aipicllas remotas épocas tuvieron. Las tendencias conservadoras de
la raza- autóctona, dan especial fundamento á dicha deducción.
Con gran sentimiento debo consignar este año el trájico resultado
de las expediciones que una compañía norteamericana organizara para
reconocer la interesante y desde hace un siglo abandonada región del
Huayabamba. El celo desplegado por las autoridades políticas y los
abnegados esfuerzos de nixestro consocio y comisionado, ingeniero Artu-
ro Cuadra, para auxiliar á los intrépidos viajeros perdidos en las selvas
de las nacientes de ese río, solo han suministrado un conjunto de datos y
declaraciones que no dejan duda acerca de su desgraciado fin.
Como sabéis uno de los propósitos de esas espediciones fué el de
confirmar los datos que teníamos sobre la navegabilidad del río Huaya-
bamba hasta el lugar que ocupó la extinguida población de Pajatón, y
buscai- en las quebradas, que de lo alto de la cordillerade Patáz pue-
dan conducir á dicho i-ío, las huellas de dos trochas que sirvieron en
el siglo XVIII á los misioneros de .Cajamarquilla para comunicarse
con el Huayabamba, en sus viajes á las conversiones del Huallaga y
Ucayali.
Con tal fin la compañía organizó dos expediciones, una dirigida por
Seljan á quien acompañaba el norteamericano Patricio O'Higgins, sir-
viendo de guia una india llamada Juliana Rodríguez Cartajena de la tri-
bu de los Aringones que habita en las quebradas de uno de los afluentes
del Huayabamba: y otra dirigida por los ingenieros norteamericanos
Cromer y Page á quienes acompañaba el Inspector de instrucción de
Cajabamba señor Lescano, llevando como guías dos conocidos vecinos
de Condormarca, llamados Antonio Vilques y Rafael Roldan.
Según el plan convenido ambas expediciones debían penetrar á la
región del Huayabamba por opuestas rutas y marchar al encuentro una
de otra para reunirse en Pajatón ó en las quebradas que desde allí as-
cienden á la elevada cordillera de Patáz. En consecuencia Seljan debió
bajar el Huallaga por Huánuco hasta Pachiza, surcar el Huayabamba
hasta Pajatón y comenzar una trocha de E. á O. en dii'ección á las cum-
bres de (yallangate; mientras que Cromer y Paje se dirigirían por Truji-
llo á Cajabamba, distrito de la provincia de Patáz y unidos á Lescano
pasarían á Callangate, en cuyas alturas debían buscar la quebrada de
Tubaibal, que se encuentra aproximadamente en la misma latitud de Pa-
jatón, para bajar de O. á E, á encontrarse con la otra expedición.
Parece, hoy que la principal causa del fracaso lia^'a sido una de
aquellas circunstancias imprevistas, que en empresas de esta índole
suelen trastornar los planes mejor combinados. Me refiero al cambio
— IV —
en el primitivo itinerario de los exi)Hdiei()nari()s de Patáz. Sábese en;
electo ([lie hi expedición Cronier, después de reconocer la (pieljrada, de
Tubaibaly otras adyacentes linbo de aliandonar el proyecto de elegir-
la jjara bajar al Iluayaband)a, ya sea por no iiaber encontrado ves-
ti.2,"io algnno del camino ar.ti^uo, ó, lo C|ue es mas jjrobable, por la al-
tura de 4.000 metros (¡ne presenta en esa región \;i cordillera, aumen-
tándose así la «gradiente 3' desde lueg-o las dificultades presumibles
del descenso á Pajatén.
Resolvió, pues, ir á bnsear 00 km. mas al noi-te, en raj)ellanía, el
principio de otj'a vía, que se<ínn documentos anti<>U()S si<;niei-on los.
misioneros, y en donde la. cordillera. SOO metros mas l)aja, cpie en Tu-
baibal debía ofrecer menores diticuitades.
En ('a]»ellanía, Cromer y su <i-ent«', comenzaron á, abrir una trocha
sobre las huellas de un obstruido camint), v después de veinte días de
enérgicos esfuerzos llegaron hasta Pampa San Juan, lu g' ir m habitado,
como toda esa ancha zona de serranías y bosijues.
Faltálianles ya las provisiones 3' como los tjperarios v guías des
moralizados manifestaban sn resolución de abandonar la empresa,.
Cromer, Paje y Lescano ins])ecci(jnaron rápidamente la qiiebi'ada más
allá de San Juan, deduciendo que en dos jornadas podrían llegar á nn-
río bastante caudaloso llamado ("a,rtajena, el (pie divisaron desdealli,
tributario del ('atenja, 3' en donde les sería posible seguir el viaje en
balsa hasta Pajatén.
Resolvieron entonces continuar sok)s la expedición; despidieron á
la gente que los había acomjjaña.do hasta San Juan 3' el 10 de mar-
zo internáronse los tres en dirección al Catenja, sin (pie ha3'a jjodido
saberse, desde entonces, la suerte que corrieron, pues, nuestro comi-
sionado señor Cuadra (]ue avanzó hasta dichas pampas en el mes de
junio, al exj)lorar los alrededores no halló rastro ni indicio alguno de
los int'ortunados viajeros.
Como Seljan llegó en marzo á Jelache distante ])oeas jornadas del
lug'ar en que debía encontrarse Cromer, es de presumir que sin aquel
cambio de itinerario, las señales convenidas entre ambos, como dispa-
rosde fusil y otras, les hubiera permitido reunirse 3' auxiliarse mutua-
mente, dando feliz término á su audaz é importante empresa y á una
exploración de gran trascendencia i)ara la geografía de nuestro ])aís,
Al recibirse en Cima, noticias angaistiosas, ver medio de avadar á
los expedicionarios, fué el deber que nos señalarían los sentimien-
tos de humanidad 3^ solida,ridad geográfica. Nos esforzamos [)or cum-
plirlo, dirigiéndonos al Supremo (iobierno, que puso en jueg-o los ele-
mentos de qup disponen las autoridades políticas; 3^ promovimos una,
expedición de auxilio, aceptando para ello el generoso ofrecimiento
del ingeniero Cuadréi.
De acuerdo con nosotros, este dig-no consocio se dirigió á Caja-
bamba, reunió allí tod is las informaciones v declaraciones cjue arro-
jaran alguna luz sóbrelos ])rovectos, la marcha 3' jjaradero de Cro-
mer 3' de sus com[)añeros. Bu.scó é interrogó á sus guías, los contrató
para (pie le acompañaran 3' en unión de alg'unos amigos su3'os ó de
Lesean,), como los señores I'íhhhIps y .Meza, se intciiió en la montaña,
hasta las ¡ta inpas (le San Jnan, en donde pefmanocierou al<iún tiem-
po, explorando los parajes y (pK^liradas vecinas. I)es<>raeiadamente
lluvias torrenciales, viniei-on á. aumentar las dificultades de su em])ix'-
sa, los vívei-es. traídos se aijotaron y hi expedición hubo de regre-
sar cá (londormarca y Capelhmía, ¡¡ara comunicarnos la triste noticia
del nin<inn éxito de sus investií^aciones, á la vez (pie nos remitían un
informe detallado del viaje 3^ un cr(K)nis de la rc<2,i(')n.
I-a suposiciíMi mas fundada sei;-ún el señor Cuadra-, es (jue ilvo-
mer y sus compañei-os lo,<iraron lle^iar al ("artajena y construir una
balsa, pero habiendo naufragado en alguno de los numerosos rápi-
dos (') cascadas, ])erecieron en las torrentosas aguas del río.
De Selgan, y O'iliggins, sabemos (]ue en niai-zo llegaron al Huan-
sauache, cuya confluencia con el Hua.mbo forma el Huayabamba, ncj
lejos sin duda del antiguo Paja^tt^n. (yon los 14 hombres que habían
contratado comenzaron una trocha hacia la cordillera, por la margen
izquierda del lluansaiiache, llegando en junio, con suma, dificultad,
hasta la confluencia de la (]uebra,da (') torrente llamado ((Boud)onaje)),
en cuyo sitio sus operai ios les abandonaran desmoi-alizados .según
declaran, por ti-(ís meses de aislamiento, de continuos trabajos y de
privaciones. Sábese igualmente (]ue Seljcn 3' O'Higgins siguieron avan-
zando penosamente por dicha (|uebi'ada, hasta ((Maquizapa Coclm».
I^a india Juliana que regresó de allí v pudo llegar enferma 3' extenuada
á .lehndie, gracias sin duda al instinto de los indígenas para guiarse
en las selvas, declara que Ies deje') en dicho lugar scjIos, sin víveres,
á Seljan moribundo y ñ O'Higgins, gravemente enfei'mo. Tan terrible
sitnaci(')n y el tiempo trascurrido no nos dejan esperanza de ()ue ha.-
yan podido sobrevivir.
descubrámonos ante .esas nuevas, nobles víctimas de las ex]d(jra-
ciones en el Oriente del Perú. Una vez mas, la naturaleza virgen,
refugiada en la región a.mazónica, exigió para enti-ega,r sus secretos
3' revelar sus misterios un tributo de vidas humanas, y, una vez más
ha habido hond)res valerosos cpie lo arresgaron todo ante la especta-
tiva de acrecentar los conocimientos geográficos 3- los dominios de
la civilización.
Jle mencionado 3'a la meritoria actitud del señor Cuadra. En vues-
tro noml)re y en el mío, corresjióndeme agradecerle hoy piil)licamente,
lo mismo que á sus amigos de la expedición de auxilio, el desempeño
de la nñsión que le encomendamos y en la que han prestado positivo
servicio a\ país 3' á la Sociedad Geográfica.
Lai familia 3' los compatriotas de los ingenieros norteamericanos,
apreciando todos estos esfuerzo^, nos han enti-egndo un acta de agra-
decimiento (]ue se publicará en el Boletín, pues honra á la institución.
En revistas, peri(')dicos y conferencias se han dado á conocer en Es-
tados Unidos los resultados de las expediciones que enviara á nuestra
región de Vilcabamba la Universidad de Yale, unida á la Sociedad Geo-
gráfica de Washington, bajo la dirección del profesor Hiram Bingham,
quien está redactando una obra extensa para exponer en detalle, las ex-
— TT —
ploraciones y estudios verificados y los problemas histíjricos (¡ue estes
hayan dilucidado ó planteado.
Dichas conferencias y artículos han annientado el interés hacia el-
Perú de los centi'os especializados fie Norte América y de Europa, propa-
gando en el público de aquellas naciones la í'ama de nuestras riquezas
arqueológicas, cuya importancia ha venido á evidenciarla el descubri-
miento (|ue hizo Bingliam de las lioj^ renombradas ruinas de Machupicchu.
Juzgamos absolutamente fundado el entusiasmo qae ha producido
en sus autores y en esos países de refinada cultura el prodigioso hallaz-
go arqueológico, porque es sin duda insólito, en la época moderna, ver
surgir del seno de la vegetación que la cubriera durante siglos una ciu-
dad prehistórica con templos, fortalezas y palacios de imponente estruc-
tura, re?eladora de una civilización que ignoraban al parecer las mas re-
motas tradiciones, y fabricadas por razas tan antiguas (¡ue se les consi-
dera hoy precursoras del imperio incaico extinguido, á su vez, hace va-
rios siglos.
Justo es reconocer que en la historia de las exploraciones arqueoló-
gicas en el Perú, ninguna hay que supere á ésta por la amplititd de sus
consecuencias, por los enérgicos y perseverantes esfuerzos que ha exigi-
do y por las sumas invertidas en llevarla á cabo: ninguna hay tampo-
co que haj'a ofrecido mas vastas proyecciones- históricas.
Nuestra sociedad al tener conocimiento de los trabajos emprendidos
en las serranías del Urubamba por el profesor Bingham y por el distin-
guido personal que ha actuado bajo su dirección, estimó necesario que
las instituciones nacionales se pusieran en contacto con la expedición y
nombrasen un representante que controlara desde el punto de vista na-
cional, el desarrollo y resultados generales de una empresa científica que
tan de cerca interesaba al Perú.
Propusimos pues al Supremo Grobienio el nombramiento del señor
José Gabriel Cossio, llamado por su versación en arqueología peruana y
por su vasta ilustración á inspii'ar la mas absoluta confianza á las insti-
tuciones del país. El informe qixe ha publicado en el desempeño de es-
te honroso encargo prueba el acierto que presidió á su designación y le
hace acreedor á las elogiosas felicitaciones que con el mayor agi'ado le
dirijo hoy en nombre déla Sociedad Geográfica.
Ha quedado organizado el nuevo departamento del Madre de Dios
sin que tuviéi-amos oportunidad de pronunciarnos sobre la conveniencia
de formar esa vasta circunscripción política: pues con el fin quizá de
apresurar la reforma se suprimió el acostumbrado trámite de remitir el
proyecto de lev para informe á nuestra institución, en cuyo seno es se-
guro la creación de ese departamento habría motivado prolongado deba-
te, siendo posible (pie sufriera el pi'oyecto sustanciales modificaciones.
En efecto, muchos de nuestros socios alarmados con el número de
— vn —
provincias y depiiilaiiKMit ds mu; vifueii creándose, jnz<^aii que ha llega-
do el nionienlo de combatir la tendencia á modificar sin método nuestra
-demarcación pclítica, multiplicando siis unidades por subdivisión de las
antiguas. Juzgan i[ue este aumento innecesario en el personal y gastos
administi'ativos ofrece serios inconvenientes y en definitiva no hace sino
perjudicar á la administración misma ateniéndose al principio de que en
las funciones de un organismo lo superfino perjudica. Desean pues (|ue
•en esta, materia la Sociedad Greográfica reaccione, ciñéndose en sus in-
formes al plan general^que á pedido del Gobierno estudiamos y le some-
timos hace algunos años.
Ha agi'egado nuestro distinguido consocio doctor La Puente un ser-
vicio mas á los que tjene prestados á la institución, al cumplir en la for-
ana talentosa y amplia, propia de sus luces y carácter, el encargo que le
hiciéramos de representarnos ante el TV Congreso Médico Pan America-
no que se reunió en Lima., y al que ofreció como delegado de esta Socie-
dad su valioso trabajo inédito sobre paludismo en la costa del Perú.
No podía ser mas adecuado el tenia, ya que no existe nación alguna
■en América á la que no interese por cuenta propia conocer, los caracteres
con que se presenta en una de ellas esa enfermedad endémica. Respec-
to al Perú sabemos que es problema de gran trascendepcia, pues está inti-
mainewte vinculado con la mayor prosperidad y aprovechamiento inten-
sivo de la excelente zona agrícola de su costa.
Como presidente de la Sociedad no me corresponde ponderar el mé-
rito de la monografía que á nombre maestro presentó el doctor La Puen-
te; tampoco necesito hacerlo después de emitir su fallo un tribunal tan
especialmente autorizado como el Congreso mismo ante el cual se dió
lectura á ese trabajo. Me limito, por lo tanto, y es el mas significati-
vo elogio que podría dirigirle, á felicitar efusivamente á nuestro conso-
cio por el voto de aplauso que le tributó dicha Asamblea.
En los proyectos de ley sobre dema.rcación política que nos han
remitido el Gobierno y las H. Cámaras, el Consejo Directivo expidió este
año los siguientes informes:
Aprobando la creación del distrito de Quiches en la provincia de
Pomabamba.
La del distrito de Pira, en la provincia de Huarás.
Pronunciándose á favor de la división de la provincia de Chal-
huanca.
Apoj^ando la creación del distrito de Apongo en la provincia de Fa
jardo.
Aprobaiulo la crrarióii del ilistrito de Flores eii la proviiieia de Ca-
ñete.
Pronunciándose en contra de la creación del distrito de San An-
drés, en la provincia de Pisco.
Recomendando se eleve Chimbóte á la categoría de puerto maj'^or.
Oponiéndose á la traslación de la capital de Cotabambas á la villa
Cotabambillas por ser inconveniente; en todo caso, designar como capi-
tal ¿ Mamara, que es bajo todo concepto el pueblo más importante de
esa provincia. ^
En el trascurso de este año lian sido aceptados como miembros de
la Sociedad los señores:
Dr. Roberto Bacon Honorario
General Ignacio Andrade id
Earl Curzon of Kedleston id
Henry Gannett id
Gilbert H. Grosvenor id
Enrique Paz Soldán Activo
Carlos Alvares Maza id
Pedro García Gastañeta id
Ernesto A. Kaufñnan id
Tte. Corl. Antonio Castro id
Cap. de Navio José A. Theron id
Tt-e. Corl. Manuel C. Bonilla id
Alfredo Mendiola id
Ramón Ribeyro id
Wenceslao Valera id
Guillermo Hartmann id
J. A. Macknigtli id.
Corl. Carlos Casamatta id
H. Federico Buzaglo id
Eduardo Vergne id
Eduardo García Lastres id.
Nathan Levy id
Víctor E. Ayarza id
Luis Espantoso Cossio id
José A. Encinas id
General José R. Pizarro id
Sra. M. viuda de Rosaj' id
Srta. M. Al varado Rivera id
Sr.
Sr.
Dr.
Ing.
Ing.
Ing.
Lig.
Dr.
Dr.
Ing.
Sr.
Tte.
Lig.
Dr.
Sr.
Lig.
Sr.
Sr.
Sr.
Washington, EE. UU.
Caracas, Venezuela
Londres, Inglaterra
Washington, EE. UU.
Washington, EE. UU.
Fra icia
Francia
Francia
Ing. Lnls Pfliu'1<(M'-. .. . . . , Activo
'Sv. Pedro Crcrciia Ji'igo_)-e!i id
luiX. M. Vañ>es Leóiu id
■Srta. Estlier Fesliiii. pedagoga. ... id
■Sr. Julio lu. East id
Dr. Osoar Miró Quesada id
•Sr. Ricarcío Morales Berinúdez . . id
■Sr. Paul Poinsotte id
Sr, Raúl D'Harcourt.. id
Dr, Gerardo Aha'co id
Sr. Karl Kitziug. id
Sr. J. I. Vargas Vila, id
Dr. Eduardo Poirier.,. Corres.
Ing. Carlos Tajada Sorzano id
Ing. Santiago Mariii Vicuña id
Sr. Eduardo de la Fuente id
Monseñor Emilio Lissóu. id
♦Sra. Concepción JiméuezdeFlaquer Id
Mayor Harry S, Toppin id
Ing. Luis Rizo Patrón id
Ing. Jac-obo Krauss id
Sr. Lorenzo Martin Carrasco ... . id
Dr. Pedro 1. Cisneros A id
Dr. Fulgencio R. Moreno id
Sr. R. Angus Clay id
Ing. Vicente Dagnino id
Dr. Luis Livingston Seaman . ... id
Sr. Helio Lobo Leite Pereira .... id
Sr. Mario de Alencar id
Ing. Virgil C. Vogne id
Ing. Grmo. Lastarria Cavero id
Es decir, 5 socios honorarios, 35 activos
ciando un total de 59 socios nuevos.
Alemania
Bogotá, Colombia
Santiago de Chile
La Paz, Bolivia
Santiago de Chile
Yauli, Perú
Chachapoyas
España
Bournementh, Inglaterra
Santiago de Chile
Holanda
Camaná, Arequipa
Yungay, Ancash
Santiago de Chile
Inglaterra
Viña del Mar, (;hile
Washington, EE. UU.
Rio de Janeiro, Brasil
Rio de Janeiro, Brasil
Nueva York, EE. ÜU.
Valparaíso, Chile
y 19 corresponsales, ha-
Hemos seguido recibiendo algunas partidas en efectivo, provenien-
tes de la donación Delgado, ya sea por venta de acciones en la Bolsa
Comercial, según disposición del Consejo Directivo, "ya por el pequeño
exceso del precio que, como resultado del remate público, nos ha entrega-
do el cesionario de nuestros derechos en el fundo Ñaña, señor Elias.
Estas sumas como las anteriores han sido depositadas á un año de
plazo en el Banco del Perú y Londres.
A fin de comprobar debidamente, en todo tiempo, el monto exacto
de la donación 3' el origen de las diversas partidas que han ido ingre^-
sando á la caja de la Sociedad por venta de nuestros derechos en Ñaña
ó al terminar los diversos incidentes del juicio testamentario, hemos pe-
dido testimonio autorizado de las actas judiciales y boletas de las escri-
turas que se relacionan con la entrega de dichas sumas y valo-res.
El X Congreso Internacional de Geografía de Roma aprobó una'
moción recomendando que los geógrafos y cartógrafos declaren, en las-
cartas y mapas, además de la escala, el sistema de proyección empleado*
y los trabajos y documentos consultados.
Apreciando la importancia que esas indicaciones tienen para la
más exacta valuación de los datos consignados en las cartas geográficas,,
y aún para su más correcta y fácil interpretación, el Consejo Directivo
resolvió que nuestra Sociedad se adhiriese á dicha resolución, y hemos-
adoptado im acuerdo encareciendo á los autores nacionales incluyan,
esos datos en los mapas y trabajos cartográficos que den á la publicidad.
Aprovecho esta ocasión para recomendar de nuevo á miestros so-
cios se esfuercen por conseguir que esa disposición del X Congreso sea
acatada en nuestro país.
La magnitud é importancia actual de las comunicaciones interna-
cionales y la creciente rapidez con que se efectúan, han exigido la for-
mación de un comité internacional que se ocupe de regularizar y pro-
cure la mayor exactitud posible de la hora en el mundo. Dicho comité
se ha reunido en París, habiéndose organizado bajo los auspicios del
gobierno de Francia que oportunamente invitó al Perú á nombrar un
representante.
Consultada esta Sociedad por nuestro Ministerio de Relaciones Ex-
teriores, emitimos un informe ilustrativo exponiendo la utilidad y con-
veniencia para nuestro pais de adherirse á las resoluciones del comité y
de contribuir á su sostenimiento.
El mismo Ministerio solicitó nuestra opinión sobre la oportunidad
de que el Perú figurara con un representante en la 2^ Conferencia de
— XI —
París para el tnizo de la Carta del Mundo. Emitimos, desde lupgo, in-
forme favorable y redactamos las iust rueciones (¡ne debían impartirse al
delegado.
Nos hemos adherido igualmente á los fines que pei'sigue el Insti-
tuto últímameiHe organizado en Aquisgrán (Alemania) para ensanche
de las relaciones intelectuales entre las naciones sudamericanas y euro-
peas.
La creación de dicho centro es suceso del que debemos congratu-
larnos y corresponde al nuevo y favorable concepto que va formándose
en Europa y Estados Unidos acerca de la condición actual de Sudamé-
rica, de sus rápidos progresos y del alto grado de prosperidad y civili-
zación que el grupo de naciones que la constituyen, adquirirán sia du-
da en uu próximo futuro.
El señor Director de la Oficina Peruana de Infoi'maciones, estable-
cida en París, ha emprendido activa campaña para evitar que sigan pu-
blicándose mapas de Sudamérica con límites erróneos del Perú.
Casi todos los atlas editados en los grandes centros impresores eu-
ropeos, traen en efecto falseada y deformada nuestra demarcación inter-
nacional, de resulta de la propaganda hecha por ios países que sostienen
con el nuestro litigios sobre limites.
(Consultados respecto á la conveniencia de adoptar algunas medidas
que propuso dicho Director, hemos coadyuvado á sus fines recomendan-
do al Gobierno impida que esa clase de atlas pueda introducirse en la B-e-
pública y prohiba sobre todo que se adquieran y circulen en los colegios
nacionales y dependencias del Estado.
Nuestro Observatorio Sismográfico ha seguido funcionando con re-
gularidad, de modo que su archivo ha aumentado este año con numero-
sos sismogramas de los temblores locales de Lima, de los principales
movimientos que han tenido lugar en el Perú y de las conmociones tec-
tónicas en el mundo.
La marcha satisfactoria de esta oficina registradora de los fenóme-
nos sísmicos, la primera que se estableció en la costa sudamericana del
— xn —
Pacífico, se debe eu parte al subsidio que el Ministro de Fomento, coro-
nel Pedro Portillo, le concedió en 1913 j con el (jue le han seguido aten-
diendo la Junta de Gobierno y el actual Ministro señor F. Alaiza y Paz
Soldán.
El terremoto de Aimaraes y Ins frecuentes conmociones terráqueas
de que han sido teatro algunos de nuestros departamentos del sur, prue-
ban que no ha terminado el período de actividad sísmica que se iniciara
en 1913 con el terremoto de Caraveli.
Fundadora en el Perú de las observaciones gráficas de los temblo-
res, nuestra Sociedad ha procurado eu esa ocasión iniciar igualmente en-
tre nosotros el estudio científico de aquellas glandes manifestaciones sís-
micas y promovió el envío de una comisión especial, según puede verse
eu el siguiente oficio, fechado el 13 de febrero. del presente año:
«Sr. Director de Fomento. — Con fecha 18 de noviembre último, esta
«Sociedad dirigió al despacho de US. la siguiente comunicación:
«Sr. Dr. — Los terremotos que, por desgiacia, ocurrieron hace poco
«en los departamentos del sur, ofrecieron caracteres que interesa cono-
«cer e)i sus detalles, mediante una investigación minuciosa de las cír-
«cunstancias en que esos movimientos se produjeron, de sus efectos so-
«bre el suelo y edificios y de las manifestaciones que hayan dejadó. Juz-
«ga, pues, nuestra Sociedad que sería oportuno el envío de una comisión
«con personal idóneo, encargada de visitar la zona devastada para reunir
«sobre el terreno mismo y publicar en un informe todos aquellos datos
«que pudieran servir de base al más amplio estudio de esos fenómeros y
«á las conclusiones generales que pudieran deducirse. Si el Supremo
«Gobierno cree conveniente dar forma prá.;tica á esta idea, cuya realiza-
«cióu estimamos ocasionaría un desembolso máximo de Lp. 250, tengo
«encargo de manifestar á US. que la Sociedad Geográfica cooperaría
«gustosa con todos los elementos de que puede disponer para el caso.»
«Desde esa fecha, nuevos y repetidos temblores han tenido lugar en
«dicha región, acentuándose así la importancia del proceso sísmico allí
«realizado y la necesidad de estudiarlo. Mayor demora en el envió de
«la comi.sión científica daría lugar á que variaran ó desaparecieran algu-
«gunas de las manifestaciones que interesa conocer y de los datos que
«conviene reunir; por lo que el Consejo Directivo ha acordado me dirija
«á US, llamando su ilustrada atjución sobi'e la urgencia de resolver este
«asunto y rogándole nos comunique la resolución que recaiga en el pre-
« senté oficio.»
Atendiendo á esta insinuación, el Gobierno dispuso que nuestra So-
ciedad procediera á nombrar al jefe de la comisión y le instruj^era en el
trabajo que debía realizar. Designamos al ingeniero don Augusto Um-
lauflf y le entregamos un pliego de instrucciones, minuciosamente redac-
tado por nuestra comisión de sismología.
Confiamos en que este viaje de estudio tendrá lugar próximamente,
no obstante la demora que ha sufrido en su ejecución.
— XIII —
Se ka festejado este año el cuarto centenario del descabriinleiito
del oceáno Pacífico; y uniéndonos á las instituciones que celebraban esa
fecha, enviamos nuestros saludos y congratulaciones á la Real Sociedad
Geográfica de Madrid y al Excnio. señor Presidente de la República Pa-
nameña, cambiándose, con tal motivo, los siguientes telegramas:
Linin, 29 de setiembre de lOlyt.
Siicicilad (ii'ofímficM,
Ilónroine in-espiitar hoiin^iiajes Sociedad üeogTáfica Limn. en cuarto criiteiinrio-
üloriosa i»i).sLí.sióii del Pacífico |)or Balboa, en nombro Rejes Esi).iña.
José Balta, Presidente
Madrid. 29 de setiembre de 1913.
S( )ciedad (j(>oorá tica,
Lima.
Geográficíi Madrid agradece homenaje.
Azcárraga, Presidente.
Lima, 29 de setiembre de 1913,
K.xcnio. Pre.sidente de la Ilepúlilica.
Panamá.
Sociedad Geográfica de Lima presenta vuecencia homenajes conmemoracicjn enal-
to centenario posesión del Pacífico por Balboa.
José Balta, Presidente.
Panamá, 29 de setiembre de 1913.
José Balta, Presidente Sociedad Geográfica,
Lima.
Agradecido cablegrama, en vio esa ilustre Sociedad nú más viva adhesión con-
sideracioues.
Porras, Presidente de Panamá,
— XlV - -
Las iiiiminerables consecuencias geográficas y liumanas" cíe la em-
pi esade Balboa, la señalan como la única que podamos comparar en alga
á la que condajo al descubrimiento de la América; al lado del obsequio
de un Continente á la ciencia y á la civilizaci(')n, sólo es digno de figu-
rar el de un océano.
Pero no sólo como suceso geográfico, sino como precursor del descu-
cubrimiento del Perú, tiene que interesarnos de manera especial la con-
memoración del momento en que hombi'es de raza europea divisaron,
por primera vez, el Mar*del Sur.
La, próxima apertura del Canal Interoceánico ha realzado, en esta
ocasión, el centenario, puesto que dicha obra dará todo su valor al ha-
llazgo de Balboa, abriendo por completo el grande océano á la actividad
europea que á tan gran distancia lo ha tenido hasta ahora; asi como abri-
rá el más corto y rápido camino á las lejanas costas del Asia, realizandoj
después de cuatro siglos, el principal pensamiento de Colón.
Invitados á asistir al Segundo Congreso español de Geografía comer-
cial que se reunió en Barcelona, nos hicimos representar por los seño-
res R. Beltrán y Rózpíde y A. Delgado Arias, á auienes agradecemos,
una vez más, el gran acierto y la buena voluntad con que desempeña-
ron la delegación que les confiamos.
En el X Congreso internacional de Geografía que se reunió en Ro-
ma, nos l eprese.itó nuestro distinguido consocio el profesor Guillermo
Cora, cuya reputación científica era prenda segura de brillante actua-
ción en dicho certamen. Al ofrecerle la expresión de nuestro agradeci-
miento, le felicito por el éxito que obtuvo.
Como delegado de nuestra Sociedad en las conferencias y reunio-
nes de carácter geográfico que, con motivo de la Panamá Pacific Inter-
iiational Exhibition, tendrán lugar este año en San Francisco, he-
mos elegido al señor Rómulo Cúneo Vidal, bien conocido por sus pu-
blicaciones y estudios y vocal de nuestro Consejo Directivo. Su actua-
ción seguramente será útil en sumo grado á nuestra Sociedad.
Con la misma satisfacción consigno que seremos representados en
el pri')xim"! Congre-fo de Americanistas, que se reunirá en "Washington,
por el ilustrado señor Federico Alfonso Pezet, Ministro del Perú en los
Estados Unidos de América, y por el profesor Hiram Bingham. Como
veis, no podíamo.s haber hecho mejor elecci()n.
- \v —
Alentada por el éxito de las expediciones arqueológicas á ([ue antes
me he referido, la National Geographical Society de Washington, en
unión de la Universidad de Yaie, se propone continuar esos trabajos
con fines aun más vastos y ampliando los estudios en los ramos de la
paleontología, geología y otras ciencias naturales.
Como no existe ningún mapa correcto de la abrupta y despoblada
región en que esos estudios deben desarrollarse, las instituciones imi-
das han enviado este año una expedición que preside el señor
Erdis, encargada de practicar reconocimientos topográficos y obtener
una detallada carta del laberinto de serranías y de bosques en que las
otras comisiones se proponen actuar el pi'óximo año, bajo la dirección
del profesor Biugliam.
Nuestra Socie'lad, deseosa de cooperar, en cuanto de ella depende, á
la más rápida realización de tan interesante programa, solicitó oportu-
namente y obtuvo del Gobierno y de las autoridades todas las facilida-
des posibles á favor de estos expedicionarios.
Con motivo de un viaje de estudio de nuestro consocio el Dr. Luis
Me Nulty, hemos confiado á su competencia profesional el estudio d&
las disposiciones que deben adoptarse pai'a precaverse en las costas del
Pacifico de las enfermedades endémicas del Asia, que pueden importarse
con motivo del incremento del tráfico por el Canal de Panamá.
La apertura de esta via mundial, llamada á distraer gran parte del
comercio exterior marítimo del continente asiático, ofrecerá, al lado de
ventajas de todo orden, algunos de los peligros que, desde el punto de
vista sanitario, envuelve el incremento de las comunicaciones entre los
países.
Aun suponiendo que la nueva ruta no influya de modo apreciable
en nuestro comercio directo con los paises asiáticos, es indudable que el
continuo tráfico por el Canal de rápidas naves provenientes de aquellas
regiones, multiplicará las oportunidades de que se propaguen al sur de
Panamá algunas de las terribles enfermedades que en ellas existen con
carácter endémico. Conviene, pues, estudiar las proporciones que ten-
drá ese peligro para nosotros y los medios que debemos poner en prác-
tica para neutralizarlos.
El estudio que haga el Dr. Me. Nutly será, pues, de la más grande
utilidad y muy oportuno.
— XVI —
Como noticia geográfica, agradecemos al señor Ipiiiza Vargas la
que nos ha comunicado desde el Madre de Dios, de haber llegado en
una de sus audaces expediciones y á lo largo del camino que une los
ríos Mishagua y Sahuinto, á otro que calcula ser el de las Piedras. Es-
pera que, en posteriores viajes, consiga confirmar esa noticia.
De conformidad con las ideas emitidas y una moción aprobada en
las sesiones que celebramos en el 25° aniversario de luiestra Sociedad,
el señor Karl Kitsring nos í-ometió un texto para la enseñanza elemental
de la geografía del Perú.
Pasó á informe del señor Oscar Miró Qiiesada, quien aprobó el plan
general del texto, el que indudablemente significaría xma reforma
de gran entidad entre nosotros en la enseñanza de la geografía, de
acuerdo con los métodos modernos.
El señor Germán Stiglich nos sometió igualmente su Geografía
Comentada del Perú, asi como su texto de Geografía Elemental Ilus-
trada del Perú, en cuyas obras han recaído informes favorables de la
comisión respectiva.
Tales son los hechos que deseaba poner en vuestro conocimiento,
para que recaiga vuestra aprobación en los que signifiquen actos míos ó
del Consejo y para dejar constancia de los demás en la presente memo-
ria.
Lima, junio 30 de 1914.
JOSE BALTA.
jr:v¿<)N de algunos objetos obsequiados al museo de esta sociedad y DIí
akticulos y datos {)vk sk han remitido paka su boletin
en el puesente año
Del señor M. G. Montero y Tirado: una curiosa y primitiva clia-
j)a de madera que usan los indios de Ollantaitambo ¡Dará la seguridad de
«US casas.
El señor Canos A. Mackehenie-: cuatro cráneos y algunos fósiles, ha-
llados eu terrenos de la hacienda Corpacancha, provincia de Yauli.
El señor F. Mier y Proaño: un plano é informe del ingeniero Hart-
mann, sobre el camino de Carhuaniayo á Puerto Ambo, en el Pachitea.
El General Marcelo Desvoj'es, por encargo del Ministerio de Gue-
rra de Francia: uu ejemplar de la publicación «Informe sobre las Ope-
raciones de Levantamientos de Precisión en Algeria y Tunes.»
El Mayor Harry S. Toppin: su trabajo sobre altitudes de Tirapata
á Puerto Maldonado, según observaciones hipsométricas 3^ tennométri-
cas.
El señor Director del Cuerpo de Ingenieros de Minas: una relación
de los mapas y cai'tas geográficas existentes en esa oficina.
Del Presidente de la H. Junta Departamental de Puno: un cuadro
siiióptico de distancias de ese departamento.
El señor Eduardo Paz Soldán: un articulo rectificando ciertos da-
tos publicados sobre el clima y temperatura de la provincia de Tumbes,
y adjuntando un cuadro de las observaciones meteorológicas por él prac-
ticadas .
El Director de la Oficina de Mensura de Tierras de Chile: varias
memorias anuales de esa institución.
La Sociedad Mejicana de Geografía y Estadística: la publicación
«Noticias de Nutka.»
El Colegio Salesiano de Agricultura del Cusco: cuadro de sus ob-
servaciones meteorológicas.
El señor Carroll: sus cuadros de observaciones meteorológicas de
Cailloma.
El señor León Campbell: sus observaciones sismológicas y meteo-
rológicas en Arequipa,
— xvirr —
Kl señin' .loaciuíu Capelo: red ifieacÍLiies hechas por el señor B. Avi-
la sobre el curso del río Chontahamba.
El señor Habich, Director de T^omento: na })h^uo del Amazonas pe-
ruano, según trazo último del ingeniero Young,
El señor C. Tejada Sorzaiio: su obra sobre legislación ferroviaria
Boliviana.
El señor Prefecto de Ancash: la memoiia (jue ha presentado este-
año al Ministerio del ramo.
El señor Jenaro L. Herrera: artículos suyos sobre los ríos orienta-
les.
El señor Ministro del Perú en Colombia: un ejemplar del último
censo de esa República,
El señor Ministro del Perú en Washington: memoria anual del de-
partamento de magnetismo terrestre del Instituto Carnegie.
El señor Oficial Mayor de la H. Cámara de Diputados: diario de
los debates de esa Cámara, y del H. Congreso en 1913.
El señor Jefe de la Sección Archivo, Estadística é Informaciones
de Méjico: un ejemplar de la ley que establece el plan de estudios de la
escuela nacional preparatoria de esa República.
El señor Oscar Salomón, Cónsul del Perú en Cardiff: recortes de
periódicos con extractos de sus conferencias sobre el Perú.
Lima, 30 de Junio de 1914,
El Secretario,
MOViMÍENTO
HAlilDO KN I.A
BIBLIOTECA DE LA SOCIEDAD GEOGRAFICA DE LIMA
en el año 1914
Miembro', C. Correíipomlicnte; H. líonorario; S. G. L. Soclednd
Gt'Of/rófiai de Lima.
A. — AMERICA (ION general)
1. — Quinto Congreso Medico Latino Americano (6" Paxamerkwno)—
Actas y trabajos.
Sección Tercera (Grupos 1 ', 2° y 3°) Tomo HI. Encargado de la
publicación, Prof. L. Avendaño, Secretario General del Congreso.
Lima, 1914.
Sección Cuarta (Grupos 1<? y 4"). Tomo VI. Encargado de la publi-
cación Dr. H. Larrabure, Secretario del Congreso. Lima, 1914.
Sección Sexta (Farmacia. Química. Fisica é Historia Natural). — Sec-
ción Sétima (Medicina. Veterinaria). Tomo IX. Encargado de la
publicación Dr. E. León García, Secretario del Congreso. Lima,
1914. Spci eldña dd Congreso.
2. — Soviedai) Científica Argentina. — Congreso Científico Internacional
Americano, 10 á 25 de julio de 1910.
Sección Ingeniería. Primera parte. Vol. II, S. E. Barabino, presiden-
te de la Com. de publicaciones y N, Besio Moreno, secretario gene-
ral. Buenos Aires. 1912.
POLLETOÍ5
B.— The Exposition Fact Boók (Third Edit'.on).— Panamá— Pacific In-
ternational Exposition at San Francisco, february to dec. 4 1915.
— XX —
Expositiou Memorial Auditoriuin. — A Worhl Forum.for Congress
aiul Conventions in 1915. (lis.)
Panamá Pacific International Exposition San Francisco. 1915. (lis.)
4. — Cr.MiTO Centenario del Descubrimiento ükl Pacifico. Sevilla
1914.
Ingenieros del Ejército. Museo y Biblioteca. Mapas, Caí tas y Pla-
nos que figuran en la Exposición. Madrid, 1914.
Cuerpo de Estado Mayor del Ejército. — Depósito de la Guerra.
(Es cuaderno con mapas, fotograbados.)
Cartas geográficas presentadas por el Depósito de la Guerra en la
Exposición cartográfica que se celebra en Sevilla con motivo de
Madrid 1914.
{Of. de In/on» aciones del gobierno del Perú en París)
5. — Programa del XIX Congreso International de Americanistas. La
Paz (Bolivia). 15— 20 Dbre. 1914. (B ir. de Estadística. La Paz.)
(). — Nineteenth International Congress of Americanists. AVasliington,
October 5—10, 1914. U. S. Naf. Mmeiim.
7. — Ferrocarriles Internacionales. S. Marín Vicuña. (Con planos). Sau-
iiago de Chile, 1914. (De la «Revista Cliilenade Historia y Geo-
grafía», T. X.)
a) Perú
1. — Estudios sobre la instrucción primaria en Lima y Callao. J. Byrne
Lockey. Lima, 1914. lis. (Autor)
2. — República del Perú. Presupuesto General para 1914. Lima, 1913.
3. — Diccionario goográfico, liistórici, estadístico, etc. del departamento
de Piura. G. Leguía y Martínez. Vol. I. Lima, 1914. (Autor).
4. — La vita italiana nella repubblica del Perú. — Storia. Statistica. E. Se-
qui; E. (/alcagnoli. Lima. lis. (Socio Dr. L. Pesce.)
5. — Los escándalos del Putumayo. — C. Rey de Castro. (Autor).
a) Carta al director del D.iily Netcs & Leader, de Londres
Barcelona, 1913.
b) Carta abierta, dirigida á Mr. Geo. B, Michell, cónsul de S. M. B.
Barcelona. 1913.
G. — Los escándalos en el Putumayo. P. Zumaeta:
Memorial. Folleto N'* 1. Barcelona, 1913.
Segundo Memorial. Folleto N"? 2. Barcelona, 1913.
Folleto N^' 3. J. C. Arana. Barcelona, 1913- (Autor).
7. — La República del Perú en la Exposición Internacional de las Indus-
trias y del Trabajo. Turín, 1911. lis.
8. — Legislatura de 1913.
a) Diario de los Debates de las sesiones de Congreso. Lima, 1913.
h) Diario de los Debates de la H. Cámara de Senadores. Lima,
1913.
- XXI —
c) Diario de los Debates de la H. Cámara do Diputados. Lin a,
VMS.
!). — Memoria admiüi.strat iva ([ue presenta á la Sociedad de Beiieficeiieia
Pública de Lima, su director D. J. A. Miró Quesada. Lima, l!íJ;i.
10 — De I« Ya I e Peni vio n Expedition:
1. (Teolot^ic reconnaissauce of the Ayusbamba (Perú) fossil beds. H.
E. Gre^ory. — Vertébrate fossils from A^-iisbamba, Perú. G. F. Ea-
ton (piales V, VI. Vil) (from «The Am. Journal of Se. vol. XXXVJI,
Febr. 1914).
2. — The ruins of Espirita Pampa, Perú. — H. Bingliam. lis. (from the
«Am. Anthrop. in. S., vol. XVI, n. 2, april-june 1914).
3. — Cuzco and Ápurímac. A report cu the commercial and industrial
outlook of south central Perú. O. Hardy, M. A. lis. (from the «Bull.
of the Am. Geogr. Sec, v. XLVI, july, 1914).
4. Along the Uncharted Pampaconas. H. Bingham, Ph. D. lis. i^from
«Harper's Magazine», august, 1914).
Resumen general del censo estadístico de la provincia litoral de Tum-
bes. Prefecto Crl. M. D. Flores. 1914.
11. — Die Vegetations gliederung des nordliclien Perú un 5° südl. Br.—
A. "V\'"eberbauer. (Sonderabdruck aus Bd. 50, Supplemeutband Fest-
Band ñir A. Engler.) Leipzig, 1914. {autor, M. S. G. L. )
12. — Some accoiint ofthe illustrated chronicle by the peruvian indian,
D. Felipe Huaman Poma de Ayala. Dr. R. Pietschmann. (from tlie
«Proced. of the XVIII. Congress of Americanists« ) autor, M.S.
G. L.
13. — Apmites sobre las epidemias en el Perú. J. T. Polo. Lima, 1913.
Autor, M. S. G. L.
14. — Paludismo en la costa del Perú.
Memoria presentada al V Congi'eso Médico Latino Americano, por el
el Dr. I. La Puente, Delegado de la Sociedad Geográfica de Lima.
1914.
15. — Contribución á la geografía física del Perú.— Un nuevo apai'ato geo-
morfogénico litoi^aJ. V. I. Lissón. 1913. (grab).
Contribución á la geología del Perú. — Edad de los íósiles peruanos y
distribución desús depósitos en la República. Mapa. C. I. Lissón,
Autor, M. S. G. L.
16. — Geografía Elemenlal Ilustrada del Perú. G. Stiglich. Lima. 1914.
Autor, M. S. G. L.
17. — Finanzas Departamentales. R. Tizón y Bueno. Lima. 11114. Autor.
M. S. G. L.
— XXII —
J8. — Catálogo Histórico del Claustro de la Universidad de San Marcos.
1570-181)0. L. A. Eguio-m-eu. Autor, M. S. G. L.
— Estado Mayor (íreneral. Servicio (leográfico: Cuadros de signos con-
vencionales topográficos. Jjinia, 191-4.
"20. — Las grandes cuestiones. M. p. I'ortugal. Piara, 1913. anlor.
'21.— Gruía de* Ignitos, para 1914. Editada por «La Razón». Iquitos, 191-4.
(fotogr.)
22. — Contrii)ución al estudit) de las enfermedades veiíéreas en el Perú,
J. M. Olivencia. Tesis para el bachillerato en Medicina. Lima,
1914. (Biblioteca de la «Revista Universitaria»).
2'ó. — Reise in Perú und Ecuador ausgeführt 1909. W. Sievers, lis. IMa-
pas. München, 1914. [autor M. .S. G. L.)
1. — Memoria de la Cámara de Comercio de Lima. 1913.
2. — .Memoria de la Bolsa ('omercial de Lima. 1913.
3. — Compiñia Salinera del Perú. 7^ Memoria. 1'' de enero á 80 dejnnio
de 1913. 1913.
S" Memoria. 1° de julio á 31 de diciembre de 1913. 1914.
9* Memoria. 1° de enero á 30 de junio de 1914. 1914.
4. — Compañía administrativa del huano Limitada. 5^ Memoria. 1° de
abril de 1913 á marzo de 1914. ("on mapa.
5. — Memox'ia de la Dirección Grneral de Correos y Telégrafos. 1912.
Lima, 1913.
(>. — Escuela de Ingenieros. Memoria déla Dirección. 1*^ de julio de
1913 á 30 de junio de 1914. 1914.
7. — Colegio Nacional de N. Sra. de Guadalupe. Memoria del Director,
Dr. A. T. Whilar. 1913. Lima, 1913.
H. — Memoria de la Administración local de Arequipa. 1° de enero á 19
de mayo de 1912. Arequipa, 1912.
19 de mayo á 31 de diciembre de 1912. Arequipa, 1912.
9. — t^niversídad del (x. P. H. Agustín. — Memoria de 1913. Arequipa,
lí)14.
1". — Mensaje que el Presidente de la República presenta al ('ongreso
ordinario de 1914. Lima, 1914.
11. — -Sociedad de Beneficencia pública de Lima. Sección de Estadística.
Memoria de 1913. Lima, 1914.
b) Sudamérica [Menos Perú]
l NIVERSIDAD XACIONAL DE PLATA
I. — Biblioteca Centenaria.
Descripción d<3 la Patigonia: T. Falkner, S. J. — Vida entre los Pata-
gones, G. Ch. Musters. I. Buenos Aires, 1911.
— XXIII —
L 1. Ea-^eñan}i:i de la Filosofía eu la época colonial, (varios). IT. 191
.Klenientos de Derecho Natural y de (Teutes. ('. Morelli, '^Frad. del D
L. Abeille. III. 1911.
Los primeros habitantes, del Delta del Paraná. L. M. Torres. P
191 L
Exposiciones arqueológicas, en las provincias de Tucuuián y Cat;
marca. Bruch. V. 1911.
Adivinanzas Kíoplatenses. I. — R. Lehinann — Nitsche. VI. 1911. (Uv
wr.sidad Nacional de La Plata).
2. — Censo de la capital de Tuciunán. agosto 1" 1913, Buenos Aires, 191-í
{of. de Edaillstica)
8.— Adiviiuxnzas Rioplatenses. Folklore argentino. I. R. I^elimann.-
Nitsclie: Buenos Aires, 1911. (Tirada aparte del t. VI.) [<(rdor. M
S. G. L.]
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13. La Paz. 1913
5. — Legislación Ferroviaria, Ed. of. 1913. Compilación de E. Gutiérrez
y R. Martínez Vai'gas. La Paz.
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tivos á su construcción. 1914. Ed. of.
7. — Estudios definitivos del alcantarillado de la ciudad de la Paz. H. J.
Bingham Powell. Publ. of. La Paz, 1913.
Id. id. de la ciudad de Cochabamba. H. J. Bingham Powell.
Publ of. La Paz, 1913.
8. — Memoria y Anexos del Ministerio de Instrucción v Agricultura,
1914. (Sr. M. V. Ballivian).
9. — Anuario de Estadística de la Provincia de Tucumán, 1911. Buenos
Aires, 1913.
Auuario , 1912, Baeilos Aires, 1914. (o/, de Estadística).
10. — ra — txahu— ni — ku— i. Granimática, textos e vocabulario caxinauás.
Rio de Janeiro, 1 114. J. C. de Abreu. {Sr. A. de Aleiicar, EE, y Mi-
nistro del Brasil. )
11. — Historia (Jonstitucioual de Venezuela. J. G. Fortoul.
I. La (Bolonia. La Independencia. La Gran Colombia. Berlín, 190?.
II. La Oligarquía conservadora. La Oligarquía liberal. Berlín, 1909.
12. — Censo general de la República de Colombia. B de marzo de 1912.
Bogotá, 1912. (Ministro del Pe) ■ú en Colombia).
13. — República de Chile. Oficina de Mensura de Tierras. Santiago de
Chile. (5 Memorias. Corresponden á los años 1908 á 1912). (Socio
Ing. B. Tizón y Bueno),
11.— Elementos para el estudio de la Demografía de la Provincia de
Buenos Aires. C. Salas. La Plata, 1913.
La Plata, Ciudad Industrial. Informe al Ministerio de Obras Públicas.
Dr. A. Condomí Alcorta. La Plata, 1913. lis. (Dir. Gen. Estadística
Prov. Buenos Aires.)
— XXIV —
15— Estudios geográficos en las altas cordilleras de San Juan. Dr.
F. Khün. lis. (Bol. N'-' 8 de la Dir. Grl. de Minas. Geol. é Hidrol.)
Informe del Departamento de Geografía. Dr. F. Khün. Año 1Í>L'2.
Buenos Aires, {autor)
l(í.— Fomento de la explotación del yacimiento petrolifero de Comodoro
Rivadavia. Conf. dada en el Centro Nac. de Ingeniero.s. Ing. C. E.
Yelarde. Buenos Aires, 1914. (Autor, M. S. G. L.)
17. — Saneamiento de ciudades argentinas. Conf. dada en la Soc. de In-
genieros. Dr. N. Lozano. Lima. 1914. (Soc. J^r/niú-ros Livia.)
18. — El retrato y la tumba de don Bruno M. de Zahala, fundador dn
Montevideo. O. Araújo. Montevideo, 1912. [aufor, M. S. G. I .)
19. — Linguistique Bolivienne. La langue Saraveka. G. de Créqui-Mont-
fort et P. Rivet. París, 1913. (T. X. du Journal des American istes,
N. Ser.) Autor.
20. — Resultados de las Operaciones Meteorológicas hechas en Sucre, en
1913. C. Lurquín. Sucre. {Inst. Médico Sucre.)
21. — Antes da Guerra. (A Missao Saraiva ou os preliminares do contiic-
to com o Paraguay). Helio Lobo. Río de Janeiro, 1914.
Brasil, Terra Chara Helio Lobo. Rio de Janeiro, 1913.
(Autor.)
22. — DE LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE GUAYAQUIL.
Muerte de Montalvo. A. Andrade Coello. Quito, 1911.
Estudios Históricos. C. Destruge. Vol. I. Guayaquil, 1912.
El General Leónidas Plaza G., por A. Severol. Quito, 1914.
23. — Bolívar. J. E. Rodó. Caracas, 1914. Edición acordada por la Aso-
ciación general de estudiantes de Venezuela.
Mensaje del presidente de la Cámara de Diputados del Ecuador, al
Congreso ordinario de 1912.
Informe que el ministro de GueiTa y Marina presenta á la Nación en
1914.
24. — Anuario Estadístico de la ciudad de Buenos Aires, 1912. Baenos
Aires. 1913. {Dir. Grl. Edad. Municipal.)
25. — Anuario Estadístico de la Rep. de Chile:
1911: Instrucción. — Hacienda. — Política y Administración.
1912: Movimiento Marítimo. — Minería y Metalurgia. — Demografía.
Santiago de Chile, 1913; 14. {Of. C. de Edad íntica.)
26. — Mensaje del presidente de la república. 1" de abril dé 1914. Asun-
ción.
27. — Manual de las estaciones del Mapa de Ferrocarriles de la República
Argentina, editado por la «Previsora», Compañía Nacional de Se-
guros sobre la vida y contra incendio, fundada en 1885. Buenos
Aires.
Mapa de los ferrocarriles, etc., etc. (En cartera. {Envió de la cusa
Graliam liowe, & Co. de Lima.)
— XXV —
c. Norte y Centro América
1— Documentos inéditos del siglo XVI para la Historia de México, co-
rregidos y anotados por el P. M. Cuevas, S. J.— Publicación hecha
bajo la dirección de G. García. México, 1914. {Mv seo Nacional).
2— Obras de Don José Cecilio del Valle, precedidas de la biografía del
autor, escrita por el Dr. D. Eanión Rosa. T. I. Escritos políticos.
Tegucigalpa, 1914. {Bibl. Nac. de Rondaras.)
FOLLETOS
1— «The United States». Response of the Hon. AV. H. Taft to the Toast
«The United States» at the Fifteent Annual Dinner of The Penn-
sylvania Society, December 13, 1913. Ñew York. {Envío de The
Fennsi/lvania Soc. )
2— Carbones exportables de los Estados Unidos. Van H. Manning.
AVáshington, 1914. (Es el Bol. 76 de la Oficina de Minas). [Unión
Panamerica»a.'\
3— La Vegetación en los alrededores de la capital de México C. Rei-
che. México, 1914. Mapa, fotogr. Inst. Médico Nac,
4.— Necesidad de crear en Cuba una Secretaria del Trcbajo y Reiormas
sociales, J. Antiga y Escobar. Tésis para el grado de doctor. Ed.
extraordinaria de «El Nacional Obrero». Habana, 1913. [Envío del
autor. )
5 —DE LA BIBLIOTECA NACIONAL BE HONDURAS:
Memoria de Relaciones Exteriores, 1912-18. Tegucigalpa, 1914.
Memoria de Instrucción Piiblica. 1911-12. Tegucigalpa, 1913.
Memoria de Instrucción Pública. 1912-13. Tegucigalpa, 1914,
Memoria de Guerra y Marina. 1912-13. Tegucigalpa, 1914.
Mensaje al Congreso Nacional de 1914, Tegucigalpa.
Ley de Elecciones. Tip. Nacional.
Reformas al Código de Instrucción Pública. Tegucigalpa, 1914.
Reglamento para la renta de aguardiente.
Decreto legislativo, creando una junta de Aguas en Santa Rosa de
Copan y Reglamento de dicha Junta. Tegucigalpa, 1913.
Reglamento de la Fiesta de los Arboles y de la Exposición Escolar
Nacional.
Sexta Conferencia Centroamericana. Tegucigalpa, 1914.
Informe del Comisario General de la Sección de Honduras en la Ex-
posición Internacional Panamá-Pacifico. Tegucigalpa.
Nuevas Instrucciones. Tegucigalpa.
Reglamento general de la ciudad de Tegucigalpa.
— XXVI —
Reglamento de peones caininei-os.
Presujniesto General de Ingresos y Egresos, para el año económico
de l'J14-15. Tegucigalpa.
-El I'or/enir de México y sus relaciones con Estados Unidos. (Por la.
Patria y por la Raza.) E. E. Scliulz. México, PJi4.
-Progiama de Investigaciones históricas. R. A. Esteva Rniz. México,
1914.
Cuestionario que sobre el ]n-ograma de Etnologia del Sr. Lic. D. A.
Molina Enriquez, formuló el Dir. del establecimiento Lic. R. A.
Esteva Ruiz. México, 1914. {Munco JSlac. de Arqueología.)
—Noticias de Nutka. Diccionario de la lengua de los nutkeses y des-
cripción del volcán de Tuxtla. J. M. i\loziño Sutirez de Figueroa;
precedidos de una noticia acerca del Br. IMoziño y de la expedición
científica del siglo XVIII por A. M. (. arrefio. México, 191B.
Manuscritos de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
México, 1913. pp. 1 á 48. {Soc. Méx. de Geoyr. y Pistad., México.)
— Ley que establece el plan de estudios de la Escuela N. pi'eparatoria,
expedida en 9 de enero de 1914. México, 1914.
d) EUROPA
. — A'ox BüLOW. La Politique Echopeí;xe. París.
. — BlBLlOTHEK DER ElDG. TECHN. HoCHUEE, ZÜUICH: Tésls.
Geologisclie Besclu-eibung der Gebirge zwisclien Scliáchental und
Maderanertal im Kanton Uri. W. Staub. De «Beitragezur geolg.
Karte der Scliweiz». X. F. Lieferung XXXII, 1911. Bern.
Ueber die praetriasisclie faltung in den AVestalpeu mít besonderer
untersuchung des carbons an der Nordseite des Toedi (Biferten-
graetli).
\Iit einera anhans; über das scheidnóssli bei erstfeld im Reusstal und
das carbón von Manno bei Lugano. B. G. Esclier. Amsterdau).
1911. (Ilustr. y Mapas.)
Die Auenwalder der Aare mit besonderer Berücksiclitigung ihres ge-
netischen Zu?amftnlianges mit anderer riussbegleitenden Pílanzen-
gesellschaften. R. Siegrist. Aarau, 1913, (gráfícas é ilustr.)
Monograpliisclie studien am Zugersee. A. Brutscliy. Stuttgart, 1912.
(Ilustr.)
Die Lochseen und ihre Umgebung (altwásser des rheins bei Rhei-
neck). Eiue Hydrobíologische studie. A. Kurz. Stuttgart, 1913.
(Ilustr.)
Anabasis aretioides Moq. et Coss., eine Polsterpflaiize der algerisclien
Sahara. (Mit einem Anhang. die Kenntnisder Polsterflanzen übei-
haupt bei fetíeu 1.) H. Hauri. Dresden. (De «Beiheften zum Bota-
nischen Centralblatt». Bd. 28. Abt. I.)
— XXVII —
Uber Seeretention, Hoclifluien nuá das Problem koiistanter Wa.sser-
í'ührung. P. Curli. Züiich, 1911. llastr.
'ó. — La prosperidad nacional de Alemania, en e' periodo de 1888 á 1913.
C. Helffericg, Berlín, 1914. {Banco Alemán. Lima)
4. — Bestiinniung der Scliwerkraft in Kasari nnd Moskau. L. Haasemanii.
Berlin, 1914. N. F. n 2G. Zenlrulbar. ínfeni. Eidm'smng.
5. — Neuere Fortschrtte auf dem (lebiete der Erdbebeníbrschung. E.
Tams. llst. (De «Verliaiidl des Naturw. Vereins in Hambuig,
1913.)
(). — Seismonietrisclie Beobaclitungen in Bakú und Balachany iu der
Zeit von 1 Januar bis 31 Dezember 1910. E. Eenliolm. St. Peter.s-
burgo, 1913. (Kais. Altad, der Wisfsensch.)
7. — Mi acción en los Congresos Geográficos de Roma j Barcelona. A.
Guzmán y Marti. (Copia autograííada.)
ASIA
1. — Thirty-Ninth Annual Report of the Minister of State for Edncatiou
for 1911-12. Tokyo, 1914. [Depart. of Edncation.]
2. — Annual Report of the Director of the Weather Burean for tlie year
1910. Part. III. Meteorological Observations made at the seconda-
ry stations during tlie calendar year 1910. ¡Manila, ,1913.
Annual Report Part. I. Work of the Bureau during
the fiscal year ended june 30, 1911; Part. II. Mourlj' meteDrologi-;
cal cbservations made at the cential ObvServatoiy of Manila, du-
ring the calendar year 1911. Manila, 1914,
Part. 111. Meteorological observations made at the secondary sta-
tions during the calendar year 1911. Manila, 1914.
3. — Memoria del Consulado General del Perú en Hongkong. 1913. M.
D. Derteano. — Hongkong, 1914.
4. — The Oalcutta Monthly Commercial guide. Imports and Exports by
sea for the month of june 1914. Calcutta.
Supplement to the Calcutta Monthlj' : june 1914. ( al-
cutta.
AFRICA
Rapport sur les opérations du nivóllement de precisión d'Aigt ríe et
de Tunisie. Pendant les campagnes 1910-11, 1911-12, 1912-13, par
le Cap. Cholesky. París, {Iiusp. Técnim y Dir. Gen. del Ejéreilo.)
— XXVITI —
Obras generales
1. — La Geografía y su enseñanza, li. Heltrán y Róspide. Estudio sobre
reformas en la enseñanza, de la Geografía, elevado por el Exorno.
Sr. Ministro de Instrucción Pública 3^ Bellas Artes en cumplimien-
to (le la Real orden de 12 de abril de 1913. {autor M. S. G. L.)
2. — Lecciones de Historia Universal. Primer año. 1" parte. El Oriente.
Programa de 1910). P. Rada y Paz Soldán. Lima, 1913.
3. — Ein neus kraniometrisclies Instrument und seine Vervvendung zur
Herstellung von Messbildern. A. Posnanskv. (Aus dem «Korrespon-
denz--Blatt der Deutsclien Gesell. íür Antliropologie . . . . » XLIY
Jarhg. 1913, lis. {Dtr. Gen. de Estadística. La Paz.)
4. — Cartogi'afia elementare pratica con figure nel testo e -4 tavole. A.
Dardano. Xovaríi, 1913.
.Mét(,do di Esercizi cartográfico scolastici in 24 Tavole con testo illus-
trativo. A. Dardano, Novara.
Caleudai'io Atlante de Ag^stini. [Iiisf. Geoyrañr;o de Af/ostini.)
Anuarios. Congresos. Diccionarios.
1. — Ahnanacli de Gotha. Aunuaire genóalogique, diplomatiqne et statis-
tique. 1914. 151 e anuéf^. Gotha.
2. — C.Mií'érence Internationale del'Héure. Paris, octobre 1913. París.
1913.
3. — Orientaciones de los Congresos Geográficos hacia la Expansión Eco-
nómica. F. de A. Mas. Barcelona, 1913. (Soc. de Gepgr. Comercial.
Barcelona.)
4. — X (Congreso Geográfico Internazionale. Roma. «Diario» Nos. 3, 4, 8.
ó. — Tesoro de la Lengua Castellana. Origen y Vida del lenguaje. Lo
que dicen las ])alabras silbantes (3'"^ parte). J, (-ejador y Franca.
iMndrid. 1912.
— - Labiales B. P. (1=^ parte). Madrid, 1914.
(i. — Notas geológicas. (Arregladas de conformidad con las lecciones del
catedrático de la Facultad de (,'iencias, Dr. A. Alvaiado). Lima.
1909-12. (Dr. A. Alvarado. M. S. L. G.)
7. — Curso de Zoología para la Segun(la enseñanza. Conforme al progra-
ma oficial vigente. L. Antón ino Alvarado y C. Martínez y R. Lima,
1913. ílustr. [auíort'H.]
(Contiene: «Nómina alfabética de los animales más conocidos, se-
gún los nombres vulgares más us idos en el Perú, con los nombres
técnicos correspondientes.)
- i:5cix —
Biblícgrafía. Catálogos.
SUDAMERICA
1. — Periódicos europeos, norte y sudamericanos. Colville & Cia, Lima
y Callao.
2. — Diarios, Revistas y Piiblicacíoues que recibe la Librería Clásica y
Cientiñca de J, A. Granda. Lima, 1!)14.
••5. — Catálogo general de las obras de la Biblioteca pública de Arequipa,
iVrequipa, 191B,
•4. — Una metrópoli prehistórica en la América del Sud por A. Posnansky.
Prospecto y prueba de grabados. Casa editorial Dietrich Eeimer.
o. — Catálogo de la Bibliografía nacional. C. A. Rolando. Guayaquil.
6. — Representación general en la América Latina de casas europeas,
Emilio íjuarini.
NORTE AMERIC.V
7. — Librar}' of Congress. Publications, issued by the Library since 1897,
Januar}-, 1914. Washington.
H. — South America. Scarce and out-of-print books relating theretOv Cir-
cular de A. H> Clark Co. Cleveland, O. January 19, 1914.
v). — Foote Mineral Compuny. PhiladelpMa, Pa.
Industrial minerals and ores. May 1913.
May 1914.
Complete Mineral Catalog, 12. Edition.
EUROPA
10. — «Die Natuwissenschaften» in Jahre 1913. Verlagsbuchhandlulig
yon Julius Springer. Berlín.
11. — Neunter Nachtrag zum Kataloge der S'adt-Bibliothek zu Hanno»
ver. 1913.
1^-— Plaiikton und pelagi.sche Fauna. Fische. Fischereiwesen Abwas-
serfrage. Antiquariats-Katalog Nr 439. Gustav Foch Leipzig.
13.— Exploratoren. Reisebeschereibungen, Geograplv-Ethnographis-
che und Naturwissenschaftliche werke von Reisender aller zeiten
und vólker. Kat. 430. Márz 1914.
Africa — Geschichte. Geographie. Ethnographie. Altertumiíkunde.
Sprache und Literatur der africanisches volker. Kat. 432. Márz
1914.
— XXX —
Spauien — Portng'al. — Literatur, Spraclie. (iesclüchte, AlttM-dnn.skun
de &. Kat. 435. Juni lí)i4:.
Maps illustrating early discovery aiid Kx{)loratioii in America 1502-
15B0. lieproduced by pliotography t'roiu the original manuscripts
issued uiuler the (iirecLiüu of Ed. l.uther Steveiisoii, Ph. D. 12
mapas, (K. W. Hiersemumi. — Leipzig)
14, — Mitteilaiigen der Verlagsbuchhandiuiig B. (J. Teubiier in Leipzig.
1913. N° 2; 1914. N° 1.
15. — Naturwi.ssen.seliaf. Oswald Weigel. Leipzig.
li). — Práparaten— (leíasse. Liste N" 1U4. Dr. Hermaxin Rohrbeck Nachf.
Berlin.
17. — A short list of remain levs oí iinportaut modera publications
y. Edwards, Bookseller. London, 1914.
18. — A (Complete catalogue of tlie publications of Gibbings & Co. Lou-
dou. 1914.
19. — British Periodicals,
Hpecial Notices N. 451.
«Permanent» on sale lines No. 18. .Sept. 1913. Cordón & Gotch Ltd.
London,
2(t, — Oíd English Literature. A. Especial catalogue of valuable books,
— F. Hollings.— London. April, 1914.
21. — Catalogue of iuteresting Books of i^iterature Tra-
vels General list, 1915. Ji,. 1^. Morice, — London.
22. — Mudue"s Select Library I^td. — Special Colonial Offer.
Export Department. London.
23. — Catalogue of Books. No. 184. 1914. Sport and Travel a Speciality,
W. Potter, — Liverpool.
24. — Catalogue N^ 746, 1914.— H. Sotheran & Co. London,
25. — A Catalogue of works dealing with Geography, Voyages and Tra-
vels I'arti.— B. Quaritch. London, No. 332,
26. — Extrait du Catalogue. Janvier (914.
BuU. des publications nouvelles. Fóvrier 1914. {Félix Alean. Parw. )
27. — Atlas de la plus grande France. O. Eóclus. Extraits de Lettres
reques par les Editeurs, (Altitiger, Fréren. París.)
28. — Extrait du Catalogue, Publications scientifiques, Bull. Bibliogra-
phique. Avril, 1914.
Etrennes 1914.
{Líbrairie A. CoUii. París.)
29. — L'Homme préhistorique. Cat. 83 de Livres d'Ocasion. {J. Gumber.
París. )
30. — Supplement au Cat. des Théses de Doctorat en Droit. 1911.
1912. Troisieme partie. {Giard ¿k. E. Br'ure. rarls,)
— XXXI —
Revue Bibliograpliique des Oiivrages de Droit, de Jurisprudenc ^
d'EcüUomie politi(iue, de Science financiére et de tíociolog'ie. —
Février, 1914
31. — Americana- Cat. 59, 1914.
[P. Geulhner. P<n-ts.]
32. — Book Bargains. N. 222. 1914.
{E. Hedor. Bii m 'nujltam.)
33. — A new list of Novéis ofFered at greatly reduced prices. Fel)i'. ¡914.
InterstingBooks, Febr. 1914.
Great spring sale of Books. Api il, 1914.
List of Books iii Literatura, Poetry and Drama. Jidy, 1914.
A new list of Novéis. October, 1914.
A list oí Secondliand books. October, 1914.
Books of the Season. 1914.
Books of importance.
(Tlie Tiwes Boul- C'nh. l.ondon.)
34. — Catíilogo iN*? 5. Boíl. Semestrale deile Publicazioni deU'I. G. D. A.
Anno II. N. 6. Giugno, 1913.
Catalogo N. 6. Auno III. Gennaio 1914.
[Ist. Geográfico de Agosfini. Novara.)
35. — Antikvar — Katalog. N. 34. Kobenhavn K.
{M. P. Madsejis Bogliandel . i
36. — Americana. {Burgersdijk & Nierviaiis. Leifdc.)
37. — Bulletin x^merica, part. IV.
(xV. PostJiuvnis. La ILn/e.)
38. — Fondscatalogus.
Rcport of Geographical sets, &. I á IV.
{MartiiiHS, Nijhoff.S. Griveiihagc.)
18 Canjes nuevos
«Ingeniería». Año I. Nos. 1 á 17. Lima.
«El Agricultor Peruano». Año XIV. Nos. 332 á 334. Lima. (B,eaj)a-
rece).
«Revista de la Universidad Nacional de Córdoba». Año I. N'^ 3.
«Estudio». Año II. Tomo IV. No. 16. Barcelona.
«Boletín Bibliográfico da Biblioteca da Universidade de Coimbra».
Año L No. 1; No. 2.
«Bulletin de l'Observatoire de Lyon». 1er. Année. No. 7.
«El Mensajero de Ultramar». Año I. Nos. 1; 4; 5.
«Zeitsclirift für Vulcanologie» . Band I. Heft. 1. Berlín.
«Uníversity of Illinois Bulletin». Vol. XL Nos. 19,20. 1914.
«La Escuela Moderna». Año IV. No. 32, 34, 35, 36, 37. 1914. Limr,.
«La Temperancia». Año I, No. 1. 1914. Lima.
— XXXII —
«La Educación Nacional» . Año IT. No. 8. lOi-i. Lima.
«El Colegio Peruano». Año L No. 1914. Lima.
«Weltverkehr und Weltvvirt.schaft» . IIL Jahrg. No. 3. 1913. Bar-
lili.
«Leipziger Zeitschrit't íür Deiitsches Recht.» VIII. Jahrg. No. 1. Leip-
«The Natioiinl Review». Loiulon.
«La Bolivie Economi(|ue» . 1er. année. No. 10. La Paz.
«The New AVeekly». Vol. II. No. 1. 1914.
Adiciones
-X" 24, pág. XXII.
«El Auxiliar del Comercio». Callao. Año.s 1901 á 1910. [R. Meló,
M. S. G. L.]
(E^ raferan;ia estadística de esos años, para el Callao y costa del
Perú.)
— X<? 5. pág. XXV:
Contest? --ión del Congreso Nacional al Mensaje del señor presidente
de la lt,epublica. Tegucigalpa, 1914.
Contestación del señor presidente del Congreso Nacional al Mensaje
del señor presidente de la República,. Tegucigalpa, 1914.
— N^ 8. pág. XXVI:
c. Manuscritos págs. 49 á 104.
d. Compendio de la Historia de la Real Hacienda de Nueva España,
escrito en el año de 1794 por D. Joaquín Manían, Con notas y co-
mentarios de A. M. Carreño. México, 1914.
e. Memorias de la Gruerra de la Reforma. Diario del Crl. Manuel
Valdós. Precedido de una introducción por A. M. Carreño. México,
1913.
No 10- Pág. XXVI.
Lr'f/nción del Perú en EdadoH Unidos de Norte América:
Report of the superintendent of the ('oa.st and Geodetic Survey. June
30, 1912. (Progress Sketches.) Wash. 1912.
Annual Report of the superintendent of the Coast and Geodetic Sur-
vey. June 30, 1913. Wash. 1913. Gráficas.
Annual Report of the board of regents of the Smithsonian Institution.
June 30, 1912. Report of the U. S. National Museum. Wash. 1913.
Aunual Ileport fuñe BU, 1913^ Report of the U. S. National
Museum. Wash. 1 IIB.
Burean of American Ethnology. Bull. 56. — Ethnozoology of the
Tewa indians. J. Henderson and J. , Peabod}"^ Harrington. Wash.
1914.
Carnegie Institution of Washington. Annual Report of the Director
of the Department of Terrestrial Magnetism. (From. Year Book.
No. 12, for the year 1913, pp. 255-270, pl. 8 to 13).
Raihvay routes in Alaska. Message from the president of the United
States. Washington, 1913.
Cartera. Washington, 1913.
Measurement of Vessels for the Panamá Canal. E. B. Johnson. Wash.
1913.
Memoirs of the Carnegie Museum. Vol. V. 1912.
Catalogue and bibliography of the Fresh water fishes of the Americas
south of the tropic of Cáncer. C. H. Eigenmann. Contributions
from the Zool. I^ab. of Indiana Univ. No. 76. pt. 2.
No. Pág. XXVIII.
Pages d'Histoire. 1914. 1 á 2. \
(Colección de fascículos en que se reproducen los documentos ofi-
ciales y articules de prensa).
«The New York Times Pictorial War». Nos. 3 á 12.
El bibliotecario de la Sociedad (Jeográfica,
Carlos Arellano I.
Lima, enero de 1915.
— VXXIV —
Biblioteca de la Sociedad Geográfica
LNDICE DE LO INGRESADO EN 19 14
/.— Publicaciones Ingresadas.
A. — América (en general) XIX
a) Perú XX
b) Südamóriea (menos Perú XXII
c) Norte y Centro Aníiérica XXV
B. — Europa, XXVI
a-Asia ; XXVII
D.- Africa XXVII
Obras generales XXVIII
■ Anuarios. Congresos XXVIII
Bibliografía. Catálogos XXIX
Adiciones, XXXII
II. — CanjeH nuevos XXXI
III. — Institutos con los cuales se canjea pi'blicaciones
Véase tomo 27, págs. 424 y 473.
La Hora NaQional
Sociedad Geográfica de Lima.
Lima, 26 de noviembre de 19 H.
Señor Director General de Correos y Telégrafos.
Tengo el agrado de trasmitir á US. por acuerdo de nuestro Conse-
jo Directivo las observaciones consignadas en la adjunta comunicación
que nos ha dirigido el Secretario de esta Sociedad encargado de nuestro
Observatorio Sismográfico, sobre diferencias en la hora pública de los
departamentos.
Regularizado hoy en Lima el servicio de la hora oficial mediante
los esfuerzos de esa Dirección y del señor Contralmirante Carbajal, juz-
gamos que esos datos podrán ser útiles á US. en la labor que viene per-
siguiendo de unificación de la hora en la República.
Dios guarde á US,
J. Balta.
Lima^ 30 de noviembre de 1914.
Señor Presidente de la Sociedad Geográfica.
En 1908 nuestra institución realizando el proyecto de uno de sus. so-
cios el asti'onómo David Todd, gestionó ante el Gobierno y obtuvo que el
Perú se adhiriese á la reglamentación horaria internacional del «Standard
Time», iniciándose en Siid América esta reforma oficial del tiempo que la
moderna rapidez de comunicaciones había ya exigido en los EE. UU. y
Europa. Tenemos entendido que el oportuno ejemplo dado por nuestro
país viene influyendo en la adhesión de otras repúblicas del continente,
pues hoy en toda la costa del Pacífico, de Tumbes á Tierra del Fuego, se
observa la misma hora oficial.
Incluido el Perú por su configuración geográfica en el 6° huso hora-
rio al oeste del de Greenwich, le correspondió como única hora la del
meridiano 75° cuyo trazo geodésico pasa por el centro del territorio na-
cional, equidistando aproximadamente de sus puntos extremos oriental y
occidental.
Según esto y á tenor del decreto supremo que expidiera nuestro Go-
bierno, la hora del meridiano 75° O. de G. es la única que oficialmente
debe regir en toda la república, sea cual fuere la diferencia que ofrezca
en cada lugar con labora local; y es desde luego la que deben señalar los
relojes públicos de todas las ciudades peruanas, como sucede en esta ca-
pital.
Diversas disposiciones se han adoptado por el señor Contralmirante
Carbajal y la Direción General de Correos y Telégrafos, para reglamen-
tar dicho servicio y darle la posible presición. Mientras se establece en
Lima ó mejor en Chosica, un observatorio astronómico, los buques de la
escuadra en el vecino {)uerto del Callao, se encargan de determidar la
hora oficial y de comunicarla ála estación inalámbrica del San Cristóbal.
Conservada allí en cronómetros e^ anunciada diariamente á las 12 m. y
trasmitida á la oficina central de telégrafos, de donde se distribu3'e á to-
da la república.
A pesar de estos esfuerzos y disposiciones, manifiestan los viajeros
que la hora pública en los departamentos muchas veces no concuerda con
la de Lima ú hora oficial, y los avisos que recibimos sobre movimientos
sísmicos nos proporcionan ahora un medio indirecto, pero seguro, de
comprobar la exactitud de estas indicaciones.
Citaremos, entre varios, el siguiente ejemplo: el 14 de abril nos comu-
nicaban de Trujillo haberse dejado sentir en dicha ciudad un recio tem-
blor á las 2h.37m. de la madrugada. Según el sismograma que obtuvi-
mos, regulado por los cronómetros de nuestro observatorio las primeras
ondas llegaron á Lima á las 2h.23m.53s. y como su velocidad conocida
— 3 —
les permitió recorrer eii 40 segundos los 470 kilómetros que, en linea rec-
■ ta, separan á ambas ciudades, se deduce que la hora pública de Trujillo
estaba ese día a,dehintada en mas de 13 minutos. Qno de nuestros so-
cios que hace píjco visitó esa capital llev-ando la hora pública de Lima,
nos asegura que hi diferenciase habia acentuado, y era ya de 30 minutos;
se la hizo notar al Jefe de la ofijina del Telégrafo (¡nien corrigió ese
fuerte error, sin duda mediante señales horarias con Lima.
Hemos observado aún mayores divergencias como las cpie acusaron
los telegramas sobre el terremoto de Caraveli, el G de agosto del año úl-
timo. Los avisos que recibimos ese día de tjodo el centro y sur de la repú-
blica, demuestran (¡ue en Áyacucho por ejemplo, en el momento en que tu-
vo lugar la sacudida sísmica los relojes señalaban la hora oficial con 40 mi-
nutos de adelanto y los de Julcamarca con 20 de atrazo, resultando dife-
rencia de una hora entre ambas ciudades.
Estas irregularidades no pueden atribuirse á la hora local. En el
primer caso citado hemos dicho que si las ondas llegaron á Lima á las
h. 2. 23' 53" quiere vlecir que el temblor se efectuó en Trujillo 40 segmi-
dos antes ó sea á las h. 2. 23' 13" hora oficial, y como el tiempo propio
de dicha ciudad, siendo su longitud 79*^, 01', 0. de G. es de 16' 04" me-
nor que el del meridiano 75°. se ve que la hora local de Trujillo era en
ese momento h. 2. 07' 09".
Por lo tanto resultaría aún mas pronunciado el error d« los relojes
públicos, pues con relación á la hora local adelantaban no ya 13 sino cer-
^ ca de 30 minutos.
En el caso de Ayacucho basta decir que su hoi'a propia solo difiere
en 4' 01 minutos de la oficial. Ninguna ciudad ó lugar del Perú puede
ofrecer á ese respecto una diferencia de 40 minutos, como se demuestra á
continuación:
Hora local en las capitales de departamento y confines del Perú, al
dispararse en Lima el cañonazo de las 12 m.
Longitud
O. de G.
Punta Pariña (extremo del oeste) 81"^
Piura 80
Tumbes 80
Chiclayo 79
Trujillo 79
Difereni;ia c-oii
Hoi a local la hora oficial
h. m. s. m. s,
20' 45" 11.34.37—25' 23"
31 01 11.37.56—22 04
28 11 11.38.07—21 53
49 46 1L40.41— 19 19
01 11.43.56—16 04
— 4 —
Longitud Diferencia van
O. Iloral iuiiil la hom otiiial
78=
' 28'
' 52"
ti. 111. s
11.46.05
ra.
—13
55
77
50
50
11.48.37
—11
22
77
34
46
11.49.41
—10
19
77
13
11.51.08
— 8
52
02
40
11.51.50
— 8
10
76
58
14
11.52.07
— 7
52
75
-15
11.57
— 3
Cerro de Pasco
75
40
11.57.20
— 2
40
75
3U
07
11.58
— 2
75
12
58
23
12.00.06
+ 0
06
73
59
46
12.04.01
+ 4
01
73
11
20
12.07.12
i- 7
12
25
46
12.10.17
+ 10
17
71
58
52
12.12.05
+ 12
05
71
33
12.13.48
+13
48
70
57
46
12.16.09 +16
09
17
52
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49
70
02
07
12.19.51 -
-M9
51
()9
10
23
12.23.18
+23
18
68
49
42
12.24.41 -
f24
41
(extremo del este)
Como aquellos errores horarios interesan no sólo al observatorio sis-
mográfico sino al público y á importantes servicios del Estado, he creido
conveniente llamar la atención de la Sociedad sobre este asunto para
que determine lo que juzgue necesario.
Dios guarde á U.
SciPiÓN E. Llona.
VamiQco
Empezamos á cumplir el ofrecimiento hecho en nnestro tomo XXIX,
página 9. con la inserción qne en seguida hacemos de uno de los opiis-
culos que ha dejado inéditos naesti'o distinguido naturalista y filólogo,
señor José Sebastián Barranca.
«Un pequeño vocabulario de la tribu de los Yamiacos, nos ha per-
mitido hacer las observaciones siguientes, sobre la peculiaridad de
esta lengua. •
Esta tribu está situada eu las riberas del Yaguarmayo, afluente
derecho del Inamban, río que baña la provincia de Sandia en el de-
partamento de Puno.
En primer lugar notamos en este dialecto que el posesivo de la 1*^
persona está expresado por e antepuesto al sustantivo que modifica.
Xo hay pronombre personal de la 1'' persona, e es pronombre de
la ])i'iniera persona en el Paño como i en I-ki, yo S03'; 7, yo, ki soy. En
el Yamiaeo E-cvyti, yo soy, de E yo y ku soy y yu partícula.
Es también sorprendente que en el ayambi, se encuentre como po-
sesivo de la 1'^ persc)na también e como vemos enseguida.
En el Yamiaeo, todas las partes del cuerpo llevan así supuestas e
como partícula posesiva y los alimentos que usualmente emplean, la
llevan también.
Partes del cuerpo que Jlevan de prefijo esta letra que debe signifi-
car, mío, mía, mis.
E; — uja cabeza ó mi cabeza
E— taja pestañas ó mis pestañas
E — ujana pelo ó mi pelo
E— ojo pecho ó mi pecho
E — toaja oreja ó mi oreja
E — kova yo
— 6 -
E — C" )g'eto
10 — kiiia
E — nieiM
E — tOYJi'C
E — ásete
E—tseUi
E — teiie
E— i)rob(>
E — mete
E — metitse
E — meno
E— nite
E— tistea
E — sabi
E— tse
E-^ai've
E — guise
E— lia
E — na, no
Uno
Urna
Majay
Mao'uey
cntre los límites meriiü ¡nales
En el A.yambi se ol^st-rv;
cuerpo y de familia.
E — roba
E — rouwápe
E— vakoun
E— foi
E — pona
E— rai
E — acary
E — cüuasa
E — poita
yo
frío
flecha
arco
calor
sal
techo
caña brava
mañana
una
muerte
mañana
])antorriIla
sarna
chinches
plátano
desde el pie
agua
kampa
kichua
aymará
fibra, hilo
fibra, hilo, en Méjico; como se habla
(i. francesa, en los puntos del Avapak).
i la e como prefijo en los nombres del
mejillas
fren le
muslo
hermano
dedos
dientes
cabeza
barba
canas
Vocabulario del Yamiaco
Amiaca
hambre
Aje
hay
Aene
madera
Atto
soy
Attu kuki
ven
Attu kiaki
trae
Talneay
vientre
Te paspa
allá
- 7 -
Tahuild
rcllainv
Putia
Putuy
rai);uUuYa
Puiantav
Putiki
Hiianaina
Honda
II naca n a
Hutse (*)
Iliiapeje
Hualiuata}'
Una
Nan
Niquia
Kmichina
Mutiig'ue
Techacuy
Keaja
jMainpo
Tsio
Mechi
Majay
Minicuy
Pakuaiviii
Putia
l'eaja
Pusi
Pisi
Pukia
Pao
8eo-o-ebo
Ciiao-i
C'hama
Chiche
t'iiichu
('hawa, chawa
Chihea
Chhi
('hiñani
f'hina
(!hi\vakiki
Yani
Inanwawa
noclie
veré
nos vamas
bailar
orande
herida
anda
indio
eneniíg'o
mucho
sí
algodón
(|nenia
cantar
cei-a
cera
uso
camino
morder
mentira
caracol
mosquito
tierra
ilo
llora
castigar
regresar
mano
poco
k
escupir
víbora
cariño
corre
no
hijo
embarazada
beber
estrella
brillar
mujer
moza
limpieza
re irse
perro
(* ) s con acento grave.
— H —
lílllil
lengua
ItUlil
ca ri punas
aves
E<i'U iñ fi
cocido
Ljnag'uechi
vetírense
Hainíica
vprte
Iv '1 1." 1
correr
Sociticns
subir
Hotecu3''
cc)cer
Kiiujijíechi
I oiu [lyi
iaLuivuaKin
Itteso
levantarse
X cllvt^clKll (J
vén
»or?^J¿,v: (JO
cal I IZO
l^íclS til V
\ CSLIUO
bonito id: C liina
Techay
sembrar,
vi pío
lattiiga,,
vientre
cerro
hong'g
Ena
agua, uno k
Estócate
como se llama
Kenti
esto
Lenguas de la hoya del rio Negro y sus afluentes
Entre estas mencionaremos el Bare, Carriay, ¡Manas, Marahua,
¿Vraucu, Üa.raycu, Canamun,, Canamare, lamana, Incana, Passe, Cur-
xana, Tonana, Hanivva, Marate.
El caraj'^as tiene por afijo el Wa como un luihawa ó Hua.
luri tiene por posesivo yo tschi.
En Miragna, se usa tha del mismo modo como, o da del Arauk.
[*] 8 con acento grave.
Itinerarios p^ra vigjes en el Perú
Formulados por la Compañía Salinera del Perú
para la Sociedad Geográfica de Lima.
<'i):u|)añía Síilint^i-ii íM IVrú,
LhuBj 23 de octubre de 1914,
8t'ñ()r Presidente de la Sociedad (Jeográfica de Lima.
Ciudad.
Al iniciarse las labores de la Compañía Salinera del Terú, en el año
de 1902, fué una de las preocupaciones del suscrito conocer, con la po^
sible a])i'oximación, los itinerarios de los viajes que los em{)lea(los del
ramo tuvieran que realizar, á, fin de estar en aptitud de aprovechar de
sus servicios con toda eficacia y de ejercer scibre el empleo de su tieni-
\)0 el debido control.
Con este propósito, después de al'.ítinos ensayos, se imprimió un
formulario, y se dispuso (pie todos los empleados que viajaran presen-
tasenal fin de cada viaje el res[)ectivo informe, consignanclo los si<2;uien-
tes datos:
Puntos de partida y de llegada. -Lug'a res ó fundos del tránsito, es-
])ecificando la importancia de cada uno, distancias a])roximadas entre
los distintos lugares recorridos, tiempo empleado de uno á otro, me-
dios de locomoción, estados de los caminos, facilidades con quesecuen-
ta para la subsistencia y para obtener forrajes, gastos personales he-
chos en el viaje, c^- <!c.
. En armonía con la antt^i'ior disposición, la ompañía li.i reunido
ya 700 itinerarios distribuidos en los siguientes gru[)()S;
- 10 -
1.° De Iqs; hi^nres donde están situadas las oficinas departamen'
tales:
A-M cada iiiiii (1h las salinas (1p sti jurisdicción. — B. á cada nn;i
de las capitales de provincia y poblaciones de cierta im|)(>rtancia.
2'' De las salinas y depósitos de provisión á cada uno (Je los luga-
res que abastecen.
3':' De Lima á cada una de las capitales de departamento; y
40 Viajes entre luíi'arcs no comprendidosen Icjs acápites anteriores.
(\)ino á i)esarde la manera deficiente como muchosde estos traba-
jos han .sido hechos, o-ran parte de ellos son de verdadera utilidad ^eo-
«írát'ica, he creído (|ue su re('0])ilación y selección podría tener interés
para la Sociedad (ieojiTáfica de l.ima, y para las ¡K-rsonas <]ue concu-
rren á ella en busca de esta clase de datos.
I']l enearg'ado de realiza i- esta labor ha sido el antiguo visitador
de la Compañía, (]ue lo fué tand)ién delaSoeiedad Ilecaudadcxra de Im-
l)uestos, señor Pedro Melgar, <[ 1? á su cará jtei- observador une la cir-
cunstancia de haber recorriuo casi todo el territorio, lo (]ue le ha
])ermitido cumplir el encarg- > en las condiciones más favorables y foi'-
mular un resumen en 51 fojas, con el nombre de «Itinerai'ios pani via-
jes en el Perú», que teng'o el agrado de reniitir á Ud. eonio e.Kponente
del alto aprecio (]ue la Compañía tiene i)or esa im}>ortantp Institu-
ción y de su deseo de .secundar sn benéfica acción en cuanto le sea
jtosibíe.
A])rovecho la o¡"M-tuindMd para ofrecei- á Ud. las seguridades de
mi ])articular considcr ición, con (]ue me suscribo su atento \^ S. S,
Por la Compañía Salinera del Pei-ú.
Manuel Montero y Tirado.
CON5IDLRACIONL5 GLNLRALEiS
Los datos (]ue contiene este leg'ajo con un resumen de los consig-
nados en los itinerarios formados por los empleados de la (;ompañía
Salinei-a del Perú, en cumplimiento de órdenes circulares de la Geren-
cia, para (pie todos ellos, al terminal- cada viaje, den datos uiinucio-
sos, en íoi-nmlai-ios especiales, de los caminos recorridos, indicando
distancias aproximadas, tiempo empleado en recorrerlas, lugares del
— 11 -
ti'iuisito. medios locomoción, íacili(l;i(lcs ó ditíciilLadHs ])arii el iios-
])p(l<ije, y «¿íistos aiü-üximados.
I'or supuesto (]up, cuando diversos cm])lcados lian ivcoi-rido el
mismo camino, liay variedad y diversidad en sus datos; ])er() al ex-
tractarlos se ha cuidado de ai'monizarlos, tomando de (nula uno sola-
mente lo que no dé luji'ar á dudas; y también se ha i)rescindid() de
a(]uellos (]ue solamente tienen importancia para determinada, atención
de la Compañía.
l'^l resumen se ha formado ])or los departa niputos; pero cuidando
de consignar los caminos c[ue nnen nnos con otros; de manera, que
aun cuando cada departamento aparece en un resumen separado, to-
dos están relacionados entre sí.
Los datos sobre cada departamento princi])ian por el camino que
lo une á la, capital de la República, por(]ue se ha creído (]ue este dato
es de importancia pa ra todos.
Ivos «i'astos de viaje para un misino camino no deben estimarse ni
como aproximados, ])oi-(jue varían seo:ún la calidad del viajero y el
trato que (]niera darse, y según la urgencia del que viaja. Es pov esto
(pie a])enas si se hace mención de gastos en los i'esúmenes.
Las horas de camino y el número de leguas que se dice en los iti-
nerarios son aproximaciones, nada más, pues ni se ha medido las le-
guas, ni todos los (pie viajan, ni las cabalgaduras que usan, tienen las
mismas aptitudes y condiciíjnes para viajar; ]iuede asegurarse que,
con mucha, aproximación, en bestias sanas y acostumbia(las, se cami-
na dos leguas por hora en caminos llanos, y una, legua y aun menos
en caminos quebi-ados, (') pantanosos ó malos.
Las cabalgaduras que se consiguen en el interior son de fea. figura y
malos pisos; pero valientes y cumplen bien sus jornadas.
Para caminos por el interior debe preferirse la bestia Uiularála
caballar, porque es más resistente y más sobria.
Las enfermedades endémicas, de que debe cuidarse el viajero, son;
el paludismo en la costa (en los valles) 3^ en las montañas; la verruga
en las quebradas que bajan de la cordillera, principalmente en los (íe-
partamentos del centro, desde Ancash hasta Huanca vélica; y el tifus
en casi todo el interior. — Para evitar, en lo posible, estos males, debe
usarse estas precauciones; para el paludismo usar la quinina, c(jmo
preservativo, sin esperar á estar enfermo; para la verruga nó bel^er
agua cruda sino cocida; para el tifus no tener contacto con los indíge
ñas, ni habitar en sus habitaciones, ni donde hubiera habido enfermos,
y toda ocasión de contagio.
En la costa se puede viajar durante todo el día, todo el año; pero
en el inteiior. dnrante la estación de lluvias, d ;be rendirse la jomada
antes de las dos de la tarde, ])ues á esa hora principian las lluvias y
tempestades. — La estación de lluvias es de fines de diciembre á princi-
pios de aliril.
r^os indios son reputados de hostiles á los viajeros; pero si se les
trata bien y se les obsequia, son muy serviciales y útiles. Acostúm-
brese llevar en las alforjas, para los caminos en el interior, coca v
Míínanlicnte de caña, y en los bolsillos monedas menudas, para obse-
(luiarlos, y se cons'r><2:;nirá de ellos cun.nto se necesite.
Se sutVe bastante por la, falta, en casi todos los caminos, de hote-
les, fondas y tambos; y liay ([ue ocnrrlr á los curas y antoiñdades po-
líticas ])ara, conse^iiii- alojamiento; también hay vecinos ([ue lo (huí,
•iratuitamente unos 3' pa<iándoles otros.
DEPARTAMENTO DE LIMA
fiinm está unida por ferrocarril á líuacho, capital de la pi-ovincia
de Chancay; y á Matucana, ca])ital de la provincia de Huarochirí, am-
bas del mismo departamento.
De Lima á pueblo Nuevo de Cañete (cajiital de la |)rovincia de
Cañete).
De Lima á Chilca (capital de distrito d«^ la provincia deCaüete)
nueve horas— diez y .seis leji'uas de cabalgadnra. — A quince minutos del
pueblo se encuenti-a la salina de Chilca, de aijíuna importancia. — En
estajoi'nada se pasa por Lnrín [distrito de la provincia de Lima],
que e.stá á cuatro horas de Lima.
De Chilca á Mala (capital de distrito de la provincia de(Jañete)
cuatro horas — seis le<2,'uas.
De Mala á ruel)lo Nuevo ó Cañete — diez horas— diez y siete le-
guas.
FjU Lurín y Cañete ha}- hotel.— En Mala hay tambo.
Todo el camino es bueno — de herradura.
En Lima se puede cíjnseguir, con difícnltad, cabal<i'aduríi |»ara to-
do el viaje; {)ero es mejor tomarla solamente para Luiín ó Mala, don-
de se consigue más fácilmente para continuar adelante.
De Cañete á Yanyos (capital de la provincia de su nond^re):
De Cañete á Lunahua.ná (capital de distrito) once horas— nueve
leguas. — Camino de quebrada, bueno.
De Lunahnaná á Catahuasi [pueblo] siete hoi'as — siete leguas. —
Ca.mino de ladei-a, bueno.
De Catahnasi á Aj'auca — diez horas — diez leguas.— Camino cpie-
bi'ado, malo.
De A_yauca á Yauyos — ocho horas — ocho leguas, — Camino quebra-
do, malo.
En los lugares del tránsito no hay hoteles ni hospederías.
También se va de Lima á Yauyos así:
De Chilca á (^oaillo (i)ueblo) diez horas — doce leguas.
De (Joaillo á liaicho (estancia) — diez horas — nueve leguas.
De Laicho á Aucampe (pueblo) diez horas — diez leguas.
De Aucampe á Yauyos — siete horas — diez leguas.
Este camino es bueno hasta ( Joaillo, después es quebrado y malo
en la última jornada.
No ha3^ hoteles y se busca alojamiento en casas particulai-es.
- 13 -
De Aucninpe Vaiiyos — diez hoiíis — diez lefi'uas.
lOstc cniiiiuo es l)ueii() liast;i Coaillo, después es quebrado, y malo
'CU la ííltinia jornada,
No hay iioteles, y se busca alojaiuicuto en casas particulares.
De liinra á rauta, (ea|)itnl de la ]»r()vincia de sil nombre).
De Ijima, A Caudivilia, (hacienda) hora y cuarto de ferrocarril.
De Caudivilla á Yau<4as (pueblo siete horas — doce le«:uas de ca-
ibal^adura.
De Vaugas á Iluívrhuar (pueblo) cuatro horas — chico leg'uas.
De lluarhuar á la haeieuda (¿uibes — ocho horas— siete lefi'uas.
De (¿uilx's á Cauta. Seis horas— uueve le<iuas.
Todo el cauúno es bueno.
En ("audivilla hay tambos y rescursos i)ara pasar la noche. En
Tos demás lufi'ares del camino i\o hay hoteles m hospi?der;as y hay (jue
ocunir á los particulai'es
DEPARTAMENTO -DE PIURA Y PROVINCIA LITORAL DÉ TUMBES
Del Callao á Paita (puerto i)rincipal) tres días y tres noche de va-
i])or.
I le Paita -X Piura [capital del departamento] tres hcas y media
■de ferrocarril — No hay tren diario, salen de Paita lunes, luiéi'coles,
A iernes y sábado; y de Piura: mai-tes, jueves, sábado y doming'o. — p]n
Paita 3' Piura hay hoteles y establecimientos de comercicj bien pi'ovis-
tos — En Piura se c(«isioue tacilmente ca bal g'a duras para los viajes por
tierra.
De Piura á Catacaos (capital de distrito) media hora de ferroca-
rril. Salen dos trenes diariamente; á las siete de la mañana y á las
tres de la tarde; los domingos salen cuati-o tienes.
De ('a tacaos á Pella vista [pueblo en (]ue funciona la oficina ]3rin-
cipal de la, Compañía Salinera (leí Perú en esa zona] tres horas y cuar-
to de cabalg^adura — algo mas de seis lefi'uas — Se pasa por los pueblos
1 \ Capilla y Muñuela,
De Bellavista á Sechura (capital de distrito) una hora y media-
tres leguas.
El camino e= bueno, por entre fundos, pueblecitos y caseríos, y
muy traficado; pero en los meses de aguas hay que pasar el río dos ve-
ces en balsas, la primera al salir de Catacaos y la segunda al llegar á
Sechura: y con frecuencia en esa estación, se in'prrumn" p ^\■ ( o un'eto
el camino, á causa de los de-iagües de las chacras y roti ra de ü.s ace-
buias; y entonces hay que hacer el viaje por el despoblado, que son ca-
— r4 —
torco ó (iiiinco It^o-uas, sin recurso al<i'uiio. Es más cómodo el viaje cÍh'
l'iura á Sccliura ])()r la iioehe ó en la madniiíaxla, porque el calor at;
medio día es insufrible, y sopla viento fuerte (pie ai'rasLra tierra, y are-
na que nujlesta mucho.
De Seehura á .Matacaballa. (puei to de mar) una hoi-a, — dos leo-uas.
— K\\ Matacahaila tocan pecpieños vaiK)res, como el Santa Rosa, Na-
zaret y 'rund)es; tocan también los bu(]ues de vela (]ne llevan sal á la
costa de Colombia en el Pacífico, y ]:)e(uieiios ])a-i-CT:)s de cal)otaie; v hay
trálico frecuente de balsas con (inayaíjuil, Máchala y Santa Rosa del;
lOcuador.
De IMatacabalIas á Puerto Salinas — tres honis y la-edia de cabalga-
dura— seis legiuis. — Muy buen camiiio, por la plíi\;i dd mar. — E.u este
puerto se embarca la sal para Colombia.
De Puerto Snliua á la salina El Cerro, (pie es la que se explota ac-
tualmente (1914) cuatro horas — ocho leguas — buen camino, arenoso eiii
parte.
En Seehura uo hay hotel, solamente fondas y cocinerías; pero sus
habitantes son hospitalarios-, y no es difícil conseguir hospedaje.
En Matacaballa, Puerto Salinas y El Cerro no Imy más habitantes
(pie los empleados, arrieros y peones (p;e ocupa la Compañía Salinera
del Perú, ni má-^ recursos (pie los propios de ese personal..
De Seehura á Yei'ba Blanca (salina importante en actiial explota-
ción) tres horas — seis leguas. — Por entre esta salina pasa el camino que-
va de Piura á Lambayeque; y que se hace, desde Secliura,^ en cuarenta y
ocho horas, con ligero descanso en las norias ó aguadas, siendo todo des-
poblado.
De Piura á Ayabaca (capital de la provincia de su nombre):
De Piura á Tambo Grande (capital de distrito de la provincia de-
Piura) — ocho horas — diez leguas.
De Tambo Grande á Las Lomas — siete horas — doce leguas.
De Las Lomas á Culqui — ocho horas — ocho leguas.
De Culqui á El Puente — cinco horas — cuatro leguas.
De El Puente á Ayabaca — seis horas — seis leguas.
Este camino es bueno hasta Culqui, — Las dos últimas jornadas no
son buenas. — En todo el caminó no hay recursos.
Regreso de Ayabaca á Piura por otra ruta:
De Ayabaca á Olleros (pueblo) seis horas — cuatro leguas, de mal ca-
mino, sin recursos.
De (lllrros á San !*al)lo ([)neblo) nuevo, horas — seis leguas nialisiiiio
cauiiiu).
Do San Pablo á l'acai [>ampa (capital del disti'ito de Cumbieiis en
la provincia de Ayabaca) seis horas — seis leguas. — Camino regalar.
De Pacaipampa á Chalaco (capital del distrito de la misma provin-
cia) cinco horas— cinco leguas. — Camino i'egular.
De Chalaco á Santo Domingo (capital del distrito de la misma pro-
vincia) cuatro horas — cuatro leguas. — Mal camino.
De Santo Domingo á Frias (capital del distrito de la misma provin-
cia) seis horas— cinco leguas. — mal camino.
De Frias á Clinlucanas (capital del distrito de Yapatera, provincia
de Piura) siete hora —siete leguas. — Buen camino.
De Chulucanas á Tambo Grande (pueblo) circo horas —nueve leguas.
— Buen camino.
Estos caminos carecen de todo recurso para el viajero, y son peli-
grosos por los ladrones.
De Piura á Hnancabamba (capital de la provincia de su nombre):
De Piura á Morropón, — como se dice en el itinerario anterior.
De Morropón á Salitral (capital de distrito de ha provincia de Piu-
ra) seis horas — seis leguas. — Buen camino.
De Salitral á Chauro — ocho horas — ocho leguas. — Camino regular.
De Chauro á hacienda Palambra — tres horas — tres leguas. — Mal ca-
mino.
De Palambra á Huancabamba — diez horas — nueve leguas, pasando
el rio en balsa. — Mal camino.
Las tres últimas jornadas se hacen mu}^ difíciles en tiempo de
aguas.
En estos lugares no hay hoteles ni fondas, y se suñ'e la falta de to-
do recurso.
DE PIURA .1 LOJA (ECUADOR)
. De Piura á Sullana (capital de la provincia de su nombre) una hora
de ferrocarril.
De Sullaiia á Ciialacalá (pueblo) cuatro horas — cinco leguas.
De Chalacalá á hacif^nda Huaipirá — cinco horas — cinco leguas
De Huaipirá á hacienda La Lamor (en el Ecuador) diez horas — seis
y media leguas:
De La Lamor á hacienda Seiba— diez horas— seis leguas y media.
De Seiba á Algarrobillo (pueblo) diez horas — siete y media leguas.
— 16 —
De Algarrobillo á Célica (pueblo) cinco horas — cinco leguas.
Hasta a(]ui el camino es trotable en tiempo seco. — Lo que sigue es
todo muy malo.
De Célica á Limones (una casita) diez horas — oclio leguas.
De Limones á Catacocha (pueblo) diez horas — siete leguas.
De Catacocha á Gruayabal (pueblo) doce horas — ocho y media le-
guas.
De Guayabal á Loja (ciudad) seis y media horas — cinco leguas.
En todo este' camino no hay hoteles ni posadas, sino eu Pinra y Su-
llana. — En Loja hay una casa posada, muy desaseada y sin alimentos,
que se buscan en cocinerías. — En los demás lugares se duerme en hacien-
das, casas particulares y también á la intemperie.
Se consigue cabalgaduras y pasto, todo caro.
En la época de lluvias, desde la salida de Chalacalá, se sufre mu-
cho porque todos los caminos se convierten en fangales.
De Piura o de Paita á la salina de Colán — Se puede ir en ferrocarril
hasta el paradero de Colán, y de alli, en un rato de cabalgadura, á la
salina ó á Pueblo Viejo de Colán, pues la distancia es mu}' corta y se
reduce á bajar la cuesta del Tablazo á la playa. Se vá también de Paita
en bote ála vela, viaje que dura de hora y media á dos horas y media, se-
gún el viento. Para el regreso falta algunos días viento favorable, y en-
tonces se hace uso de los remos tardando tres horas.
En Pueblo Viejo hay los recursos mas precisos para el viajero; y
falta algo se hace traer de los fundos inmediatos.
De la salina de Colán á la salina de Gerón hay poce mas de media
hora de cabalgadura.
De Piura á Tumbes (capital de la provincia litoral del mismo nom-
bre).
Se puede ir por ferrocarril á Paita; de Paita á la Palizada ó Puerto
Pizarro en vapor ó á la vela: y de alli al pueblo de Tumbes en media ho-
ra de ferrocarril.
Para el viaje en vapor hay que esperar que pasen por Paítalos ya-
porcitos Tumbes, Santa Rosa ó Nazareth, que no tienen itinerario fijo.
Para viaje á la vela hay siempre en Paita grandes botes, que hacen
el via.je en veinticuatro horas. Para el regreso no debe usarse estas em-
barcaciones, porque el viento es contrario y el viaje puede durar tres ó
cuatro días. El flete de un bote para este viaje resulta caro, salvo que
se juntaraia varios pasajeros, ó que hubiera carga.
— 17 —
La otra ruta es:
De Piara á la estación ó paradero Corte del Arenal. — Dos horas y
nnedia de í'errocarril.
Del paradero al pueblo del Arenal. — Hora y media de cabalgadura.
En Arenal se pasa, en balsas, el río Chira, y al otro lado está el pue-
•blo Aniotiipe.
De Aniotapc á Vicliaynl [pueblo] tres horas — cinco á seis lejiMias.
De \'icliayal á 101 Ncj^ro ó Negritos [salina y establecimiento pe-
trolífci-o] siete horas — catorce Icfiuas.
De .\e<iritos á Mánconi (hacienda) ocrho horas — quince le<>-uas.
De iMáncora á Zorritos testableciniiento petrolífero) de diez á doce
horas — veinte leguas.
De Zorritos á Tunil)cs — tres horas y media — siete le<>'uas — hay -que
j)asar en canoa el río Tumbes que es pei-nlanente.
Viaje más rápido se puede hacer dejando el ferrocarril en el para-
dero de la hacienda Mii aHores y de allí á Máiicora; pero no tenemos
detalles.
En el viaje á Tamices por la ruta de Arenal se pasa 6 se puede ])a-
sar por las salinas; Pozo Cerrado, Yichayal, El Neo-ro, Pájaro Bobo,
Aguas Verdes, Máncora, Quebrada Heca, Culebras, Cardalito, Palo
.Santo y Boca de Pan.
En las salinas no hay recur.sos para los viajeros; ])ero los hay en
Vichayal {pueblo), en Negritos y Talai-a (oficina petrolera), en Lobi-
tos (oíiíñna petrolera), en Máncora [hacienda] y en Zorritos (también
oficina petrolera). — En Tumbes hay hotel.
El camino es todo bueno.
No es difícil conseguir cabalgaduras y guías en los pueblos 3' ha-
•ciendas del valle del Chira y en Tumbes.
De Tumbes á Zarninilla (hacienda ) tres hoi-as y media— siete le-
guas.
De ZarunuHa (hacienda) á la salina — tres cuartos de hoi-a — una, li-
gua.
(lamino bueno— En la liacienda dan alojan)iento, y hay recursos.
De Zarumilla á Santa Rosa del l'k'uador ha3' una jornada de casi
todo el día, de buen camino en tiempo seco; i)ero muy molestoso en
tiempo de IluA'ias, ])or los pantanos (lue se forman; y algunas veces
liav' cpie hacer alg-unos trozos del candno en canoa, porque se forman
lagunas.
En Santa Rosa hay recursos y muchos peruanos avecindados allí,
cpie atienden muy bien á sus paisanos.
Dos veces á ía .semana salen de Santa Rosa vaporcitos fluviales
para Guayaquil, con escala en Máchala.
DKPAKTAMENTO DE LAMB.WEQÜE. — LAMBAYEQUB
Del ( 'allao á Puerto Eten— dos días y dos noches de vapor,
El puerto de Eten es malo; con frecuencia se interrumpe el tráfico
— 18 —
por (los ó tres (lías, i1 CiUisn (le l;is hi'.ivczris iliM iiini'. Aun cuniKio iMi
iiiarcsK' biUMio dclx^ liaccrse uso del pescaulv [lara el ciMhar(|Ui' y de-
senihar(|ue de pasajeros.
De Hten [i)uerto] áChiela^vo (capital di-l d.^])artaiu(^iit()) cuarenta,
minutos en ferroearril, con paradas en los pueblos de lOten v Monset'ú.
l'iU puerto Kten y en ( ''.líela yo lia v hotele»", y en Ciiiclayo buenos
almacenes de comercio y facilida. les [lar.i (pie el viajer,) pueda, conse-
ü'uir lo (]ue necesite.
De puerto Eten á salina Santa Rosa — anadia, líoia — una leí^ua. Es
mejor salir de Monsefú. principalmente en la cípoea de a<;uas, ¡jorque
se evita la<i'unitas y jnintanos formados ])or los desagües.
De salina- Santa Rosa á (dndayo, en cal)al>i'a(lui"i — dos horas —
cuatro leg'uas.
De salina Santa Rosa á. Zaña (cHi)ital de distrito en la- provincia-
de Chiclayo) cuatro horas — ocho leti'uas.
El teri'ocari'il de Eten á Ca-valtí ])asa por Zaña.
De salina á Santa Rosa á l;hou<>-oyape (capital de distrito de la
misnui ])rovincia).
De la salina á Monsefú (ca])ital de distrito de la n)isma ]:>i'ovincia
y cstaciíui del ferrocai'i'il) media hora — una leg-ua.
De Monsefú á la hacienda l'atapo — tres horas y media de ferro-
cairil.
De l'atapo á Chongoyape — cinco horas— diez leguas de- cabalga-
dura.
De salina Santa Rosa á Jar anea (caj)itaí de distrito- de la j)rovin-
(ña de LambaA'eque).
De la salhia á ívambn^'eque (capital déla pi-ovincia) tres horas —
seis leguas.
De LambaA^eque á Jayanca — cuati-o horas — ocho leguas.
De Eten (pueblo) á. Chepén (cipital de distrito de la provincia de'
Pacasmayo departamento de la Libertad).
De Eten á liagnnas (pueblo) cuatro horas — ocho leguas— c ibalgu-
ra— á media legua de Lagunas estíi la salina, de Purulén,
De Lagunas á Chept^n — seis horas — (U)ce leguas.
De Ch'cla^'o á Eerreñafe (ca])ital de distrito déla provincia de
Lambayeque) hora y cuarto de ferrocarriL
i
- 19 -
De ( 'hiclc'iyo á }.Ión'()])(^ (capital de distrito de l;i provincia de
Lamba ycHpic).
De ( 'iiicla yo á Laml)aye(]ne — eiuxrcuta y cinco minutos de ferro-
carril.
De Lamhayeipie á Mórrope — ti-es horas y media — siete leg'uas de
cabalgadura.
De Mórrope á la salina del mismo nombre— doce horas— veinte le-
guas de despoblado — cabalgadura.
Viaje de los ari-ieros con buri-os cargados.
De Mórrope á Ferreñafe — ocho horas — ocho leguas.
De Mórrope ;i Motupe (capital de distrito, provincia de Lambaye-
(pit ). dos días de siete horas — catorce leguas.
De Mório])e ñ Olmos (capital de distrito de la misma provincia)
ti-es jornadas -veinte leguas.
Í)e Mórrope á lllimo, Batán grande y Chong03'aj)e ti'cs jornadas-
veintidós legufis.
Todos los caminos hombrados son llanos; pero en tiempo de
aguas son molestos y á veces intransitables, por los desagües de los
fundos.
flay hoteles en puei-to Eteii, ( 'hiclayo, Lambayeque y Ferreñafe,
I']n otros luga I-es hay (¡ue busca r ], ! posada entre los particulares, lo
rpie no es difícil de conseguir.
Es fácil conseguir buenas cabalgaduras, y no son caras.
De Chiclayo á la hacienda Pátapo — una hora y tres cuartos de fe-
rroi il.
He Páta¡!0 á Chongoyape- cinco horas — diez leguas de cabalgadu-
ra— En Chongoyape hay recursos. ■
De Chongoyape á las provincias de Chota, Cutervo, Hualga^^oc y
Jaén del departamento de Cajaniarca;
De Chongoya]:)e á El Liceo— ocho horas — ocho leguas.
De El Liceo á Llama (capital de distrito de la provincia de Choteé)
tres horas — dos leguas.
De Llamas á. Huambos (capital de distrito) siete horas — siete le-
guas.
De Huambos á Chota (capital de la provincia) doce horas — doce
leguas.
- 20 -
De Huambos á Tacabainba (capital de distrito) once horas— once
lej>nas.
De Huambos á Cutervo (capital de la provincia) ocho horas— ocho
Icfi'uas.
De Huambos á (¿nerocotillo (capital dedistrito provincia, de J;ién)
seis horas — seis lejanas.
De Huand)os H (¿nerocoto (capital de distrito de la i)rovincia de
Chota) tres horas — tres leguas.
De Chong'oyape á la hacienda Tai-i izal — cinco horas — cinco legnas.
De Carrizal á Catache (pueblo en la. provincia de Hualgayoc) seis
horas — seis leguas.
De ('atache á Santa. Cruz (capital de distrito provincia de Hual-
gayoc) cuatro horas — cuatro leguas. .
Desde (.'h(jngoyape para el interior todos los caminos son malos,
y en la estación de lluvias se ponen casi imposibles. — La cabalgadura
mas apropiada pai'a estos viajes es la mular, ])Ucís la caballar no re-
siste.
En ninguno de los pueblos nombrados hay hos]iederías. — FA viaje-
ro tiene que pedir alojamiento á los ])articulaies.
N(j es difícil conseguir las cabalga ! n ras. y no son cai-as, dado lo
malo de los caminos.
DEPARTAMENTO DE CAJAMARCA
Del Callao á I'acasmayo (puerto ]n-inci])al) ti-es días y cuatro no-
ches de vapor.
De Pacasma.3'0 á (^'hilete (estación del ferrocarril) ocho horas de
ferrocarril.
De Chilete á la Viña (pueblo) cuatro horas — cuatro leguas — cabal-
gadura.
De La Viña á Cajamarca — ocho hoi-as — ocho leguas.
También de Chilete á hacienda Ñamas — ocho horas — ocho leguas.
De Ñaíuas á (jajamarca — cuatro horas — cuatro leguas.
El camino es de subida i)or un lado y de bajada por el otro — Hay
que pasar cordillera, fría, pero tolerable.
En Facasmayo, Chilete, Ñamas y Cajamarca hay hotel.
En la estación de Chilete se encuentra siempre arrieros, guías y ca-
balgaduras para fletar y no son caras.
De Cajamarca á Celendín f capital de la provincia de su nombre).
De Cajamarca á Pollóc (ha'-ieuda) cinco horas— cinco leguas.
De Pollóc á Celendín— diez horas— doce leguas.
En Celendín no hay hotel.— El camino ;s despoblado.
He ('ajíiiuarcn, ii ('hi)ta (ojipital de la pro »Miicia de su nombre).
i>o ( 'ajaiuarca A la hacienda, \'aua('aiiclia — ocho horas — diez le-
.'iíuas.
De Yanaeaiieha á Bniiibaniaira (capital de disti-ito de la i)rovin-
'cia (le Hual,<í£iyoe) cinco horas — cinco lefi'uas.
iJe BanilDaniarca á (Ihota — cinco horas— cinco le^'uas.
De ('ajamai'ca á San Pablo (capital de distrito de la provincia de
■4 'ajaniarca) — nueve horas — catoire leonas.
I'e San Paldo h San .Miguel (capital de distrito de la provincia de
H ual<i;) vóc) cinco — horas — seis leguas.
L)e San Migaiel á Llapa (capital de distrito) dos horas— dos y ine-
'dia leg'uas.
De Chota á Cuiervo y Quenrcotillo;
De Chota á Chiguii ip— tres horas _v media— seis leg'uas.
De Chig-iiirip á Cutervo (capital del distrito de la provincia de
<?hota) tres horas — cuatro leguas.
De Cutervo á Qnerocotillo (capital de distrito de la provincia de
-laén) nueve 'hoi'as— doce leguas.
De Ca jama rea á Hualgayoc (capital déla provincia de su noni-
ií)re):
De Cajaraarca. á Yanacancha (hacienda) ocho horas — diez leguas.
De Yanacaneha á Hualg'ayoc— ties horas — cuatro leguas-
Todos estos caminos son de herradura .y trotables.
JS'o hay hoteles ni hosjiederías.
DEPARTAMENTO DE SAN MARTIN Y AMAZONAS
De Cajamarca á Chacl)apx)yas ( apital del departamento de Ama-
zosias):
De Cajamarca á Tambomayo (pequeño caserío) cinco horas — cin-
co leguas. — Camino llano. — ^^Se pasa dos ríos, que en tiempo de ao;uas
dificultan y retardan el viaje, porque ha\' avenidas que los hacen in-
vadeables durante algunas hotcis.
De Tamboma^'O á- Celendín (capitíd de la provincia de su nombre)
ocho horas— doce leguas — Buen camino.
De Celendín á Balsas (capital de distrito de la provincia de Cha-
chapoyas) seis horas— seis leguas — Mal camino, muy queb'-ado. Se pa-
sa el río IMarañóu por el puente xrolgante de Cliacanto.
De Balsas á Tambo Viejo seis hoi7is— seis leg'nas — Muy mal cami-
no y despoblado.
- 22 —
l'p Taiiilx) Viejo á LeinuihíUiiba, (caijitnl de disii-ito de la provfn
fia (le Cliachapo^-as) seit^ liovas — seis leguas — Muy uial caiuino — Hay (¡ue-
pasar eordillera por Callacalla, (inuy fría ó iiieómoda..
De LeimabauTíba á Chillo (tambo abandouado) siete — ocKo leg,uas —
de buen camino.
De Chillo á Chachapoyas, ocho horas — nueve leguas,
En todo este viaje hay falta absoluta de todo recurso; ri.i hoteles, ni'
tambos. Hay que ocurrir á las autoridades para conseguir alojaraiento,.
y debe llevarse provisiones.
No se consiguen cabalgaduras pai'a todo el viaje — En. Caj;a.marca s»^-
toman para Celendin y a(uií para Cliachapoyas.
De Chaerhapoj^as á la salina Yunnnarca — De Chachapoyas á Culao^
seis horas — seis leguas. —De Culao á Yurumarca, cinco horas,, cinco le-
guas. Muy mal camiro.
De Chachapoyas á Moyobamba (capital de la provincia de su nom-
bre en el departamento de Jjoreto).
De Chachapoyas á Molinopampa (capital de distrito de la provincia
de Chacliapoyas) doce horas— ocho leguas.
De Molinopampa á Ventilla (tambo abandonado) seis horas — cuatro'
leguas.
De Ventilla á Bagazán (tambo abandonado) nueve horas — seis le-
guas.
De Bagazán á Almirante (tambo) cinco horas — cuatro leguas.
De Almirante á Uchco (pequeño caserío) cuatro horas — tres leguas;
De Uchco A Pucatambo (pequeño caserío de chozas) cuatro horas —
tres leguas.
De Pucatambo á Rio S«co cinco horas — cuatro leguas.
De Río Seco á Rióla (capital de distrito de la provincia de Moyo
bamba) siete horas — seis leguas.
De Rioja á Moyobamba diez horas — seis legiias.
Todo este viaje es por malos caminos, pantanosos y de montaña.
Se pasa la cordillera Pichco Guañuna, entre Ventilla y Bagazán y al-
gunos días es impasable por el mal tiempo. En todo el camino se pasa
por quebradas y riachuelos, que retardan el viaje en época de aguas.
No hay recursos para el viajero ni en hospedaje ni en alimentos,
por lo que debe ser muy precabido.
Se consigue cabalgaduras en Cajamarca, Chachapoyas y Moyobam-
ba, con dificultad malas y caras.
De Moyobamba á Tarapoto (capital de la provincia y departamento
de San Martin),
De Moyobamba á Cera (tambo) seis horas á pié.
De Cero á Huarpilla (tambo) doce horas á pié.
— 23 -
De Huarpilla á Ro(|ue (pequeño caserío) siete horas á pié.
De Ko(^ue <á Tfibalosas (capital de distrito en la provincia de San
]\Iartiii) doce horas á pié.
De Tabalosas á Lamas (capital de distrito) cuatro horas — cuatro le-
guas. Camino de herradura, malo.
Todo el camino es malo, de montaña y pantanoso. Los equipajes
se ti'asportan á espaldas de indios cargueros.
En ambos departamentos es difícil conseguir cabalgaduras, y las
cpie se consiguen son caras y malas.
Los caminos indicados á j)ié se andan hoy en cabalgadura (1914).
DEPARTAMENTO DE LA LIBERTAD
Del Callao á Salaverr}' (puerto principal de ese departamento) vein-
ticuatro lloras de vapor.
De Salaverry á Trujillo (capital del departamento) media hora del
ferrocarril.
De Trujillo á Otuzco (capital de la provincia de su nombre).
De Trujillo á Platanar (hacienda) seis horas — nueve leguas.
De Platanar á Otuzco seis horas — siete leguas.
El camino es bueno hasta Platanar, de donde para Otuzco principia
á ser de cuestas; pero es trolable.
En Trujillo se consigue fácilmente acémilas y guías, y no son caras.
En Platanar y Otuzco se encuentra alojamiento, alimentos y pastos.
De Trujillo á Santiago de Chuco (capital de la provincia de su nom-
bre).
De Trujillo á Platanar. Ya se ha dicho.
De Platanar á Julcan (hacienda) siete horas — ocho leguas.
De Julcán á Santiago de Chuco, doce horas — doce leguas.
Hasta Platanar el camino es bueno; de allí para adelante es quebra-
do, con las molestias de los caminos de sierra. De Julcán á Santiago de
Chuco es muy pesado y largo.
En las haciendas y en Santiago de Chuco se encuentra alojamiento,
víveres y pastos.
De Santiago de Chuco á Huamachuco (capital de la provincia de su
nombre) una jornada de diez horas — doce leguas de mal camino.
— 24 —
En Huamacliuco se encuentrci donde alojarse, y alimentos 3' pastos;
3- es fácil y barato conseguir cabalgaduras, anuí^ue malas.
De Trujillo á San Pedro de Lloc capital de la provincia de Pacas-
mayo).
De Trujillo á (/liocope (capital de distrito de la provincia, de Ti-ujillo
j estación del ferrocMi'ril de Trujillo á Ascope) dos lioias y inedia de fe-
rrocarril.
De ('liocope á San Pedro de Lloc — una jornada larga, de todo el
día, por despoblado, en cabalgadura. — Para esta jornada es difícil
conseguir cabalgadura; debe pedirsi? anticipadamente, y cuesta, caro,
doce soles, por lo menos cada una.
De San Pedro á Pacasniavo (puerto de mar) veinte minutos de
ferrocarril.
De l'acasmayo á (Juadalupe (capital áe distrito de la provincia de
Pacasmayo) tres hoi-as de l'en ocarril y dos horas y media, de cabalga-
dura; pero es difícil conseguir cabalgadura.
I'e l'acasmay(j á Jeíiuetepeque (capital de distrito de la misnui
provincia) media hora de cabalgadura; pero es muy difícil conseguirla
en el puerto,
Los caminos de cabalgadura son buenos.
Si se quiere ir por mar de Salaverr3^ á l'acasuuvyo, es una noche
de vapor.
De Trujillo á la saliiui 3' caleta de Malabrigo:
De Trujillo á Chocope— dos horas \' media de ferrocarril.
De Chocope á la caleta ó á la salina de Malabrigo — cuatro horas
— siete leguas de cabalgadura.
El camino es bucncj. — Se pasa por el pueblo de Paijan, donde hay
fonda. — Es fácil 3^ barato conseguir cabalgadura.
De Malabrigo á Ascope (capital de distrito de la provincia de Tru-
jillo) seis horas — diez leguas de cabalgadura. — Buen camino, por entre
el valle de ('hicama. — En Ascope hay hotel y establecimientos de co-
mercio. Es el -pueblo más importante del rico valle de (■hicama.
De ¿Vscope á Otuzco:
De Ascope á la hacienda Chala — ocho horas — diez leguas.
De hacienda (Jhala á hacienda San Ignacio — nueve horas— nueve
leguas.
De hacienda San Ignacio á Otuzco, ocho horas— ocho leguas.
Buen camino. — En Ascoj)e y las haciendas ha3' alojaniiento 3' ví-
veres y en Ascojjc es fácil conseguir cabalgaduras 3- guías.
Do Asc()])(* i'i ( 'ontumnzi'i (capital de l¡i provincia de su noinbic en
'cl departamento de C.'ajaniarea).
De Ascope á Cascas — doce koras — 'Catorce leguas.
De Cascas á -Contumazá — cinco horas — seis leguas.
Camino de cuestas, sin recursos. — Las cabalgaduras se pueden con-
seguir en Ascope. — En Coníiamaz<\ y Cascas ha^' fonda de <;liinos.
De Salaverr^y á las salinas de Ouaíif.pe 3' Cliao:
De Salaverry á la salina de (iuauape — ti'es horas y media — seis le-
guas.— A media Imra de la sdina s^ encuentra la casa de la hacien-
da «El Carmelo», cuyo adaninistrador atiende afectuosamente á los via-
jei-os.
De Guíiñape á la salina de Chao — ^ctiatro horas — ocho leguas. — En
este lugar 110 hay recurso de ninguna clase. — La casa ie la hacienda está
á dos leguas de la salina, y hasta ella hay que ir per agua, víveres y pas-
to.
Todo el 'Camino desde Salaveny hasta Chao es bueno, por la playa
fiel mar.
En Trujillo y en «El Carmelo^> s<e consigue fácilmente cabalg^aduras
para este viaje.
De Chao á Cabana (capital de la provincia, de Pallasca, departamen-
to de Ancash):
De Chao á hacienda Buena Vista — seis horas — nueve leguas.
De Buena Vista á hacienda Casa Blanca — cuatro horas— seis leguas.
De Casa Blanca á hacienda Huaraday — seis horas — ocho leguas.
De Huaraday á hacienda Calipuy — siete horas — siete leguas.
De Calipuy á Pallasca (capital de distrito de la provincia de su nom-
bre) diez horas — diez leguas.
De Pallasca á Cabana — seis horas — seis leguas.
Este camino es bueno y trotable hasta la hacienda Guamansaña, en^
t re Huaraday y Calipuy, después es cpiebrado, de serranías, mu}' mortifi-
cante en época de aguas.
Para conseguir cabalgaduras hay que valerse de los señores hacen-
dados.
En las haciendas se encuentra alojamiento, víveres y pastos.
De Chao á Pataz (capital del distrito de su nombre).
De Chao á Calipuj' — como ya se ha dicho en el j)árrafo atiterior.
De Calipuy á Santiago de Chuco (capital de la provincia de sii nom-
bre) siete horas — siete leguas.
De Santiguo de ("litico á 1 luamacliuco [caiiital de la ])r()vineia de-
su n()ml)re] doce horas — doce leji'uas.
De Ihianiacluico á. La Vifia (puerto en el río Marafióii) <'<^'1'() horas-
— üclio leo-iias.
De La Viña á hx híK.'ieiida Alpaiiiarca — ocho horas — oeho leguas.
De Alpaniarca ái Pataz — doec horas — doce leg-ua-s.
Camino malo desde (iuaínansaruv — Es muy difícil y etiro consegniir-
, movilidad y "'uías, para lo que hay valerse de las autoridades y de los-
sefiores hacendados.
lin las haciendas y lu^cires citíido.s s(M-onsijj,'ue alojaniiento y ví-
vei-es.
De Chao á Cajabamba [capital di^la, pi-ox iucia de su Hombreen el'
de]iartamento de Cajamarea]:
De Chao hasta Huamachuco con>o se ha dicho en el pcárrafo ante-
rior.
De Huamachuco á- Cajabandja — ocho horas — ocho leg-uas.
Camino de cuestas 3' i>una. — Ll valle de Ca jama rea es hermoso y
eon recursos.
En Huamachuco hay recursos y cabalgaduras.
De Chao á Otuzco (capital de la provhicia de su nombre):
I>e Chao á la hacienda Toniabal — seis horas — nueve leo-uas.
De Tomabal á Olivar [dependencia de la hacienda CatabambaJ
seis horas.
De Olivar á la hacienda Carabamba — cinco horas — cinco leg-nas.
De (Jarabamba á Otuzco — ocho horas — oeho leguas.
El camino es trotable hasta Olivar, y después es de sierra y que-
brado.
En Otuzco y las haciendas hay alojamiento, víveres y pastos.
En Chao no hay cabalgaduras, deben pedirse á Otuzco 6 á las ha-
ciendas intermedias.
Déla salina de Guañai)e á Cabana, á Pataz, á Cajabamba, á Hua-
macluico y á Otuzco se sigue el mismo itinerario (|ue de ('hao á esos
lugares, sin variación alguna.
De Trujillo á Santiago de ('ao (salitrera, en dcjnde se produce ni-
ti-ato de potasa) hay cuatro lloras de cabalgadura— siete leguas, pa-
sando por el puerto de Huanchaco.
- 27 -
DEPARTAMENTO DE ANCASH
Dtl Callao á ('asma (i)U(>rt() hii la ])r()vincia de Santa) dos noches
_v nn día de va])()r.
De ( 'asma (jíucrto) á Casnui (pneblo cajíital de la provincia de
Santa) una hora — dos leo'uas de eabalgudui'a.
De ('asma, ; pueblo) á Yaután (ca¡)ital de distrito de la misma pro-
vineia) seis hora-* — liez le,ü;"ua,s.
De Yaután á ("laechán (hacienda^ siete horas — ocho leguas.
De Chaccháu ;i Haraz (cajiital del departamento) ocho horas — nue-
ve leuiias.
'l\)do el camino es bueno; ])ei-o hay que pasar el tercer día la cor-
dillera neg-ra, molesta por el trío.
I"]n el puerto v pueblo de ('asma- 3' en Haraz ha.v hotel. En Yautan
y Chacchan hay alojamiento y comida y forraje.
VjU Casma es fácil coi;seg-uir cabalgaduras y guías \)or precios. có-
modos.
Algunos viajeros acostumbran avanzar en la ])rimera jornada
hasta J-'ariacoto (pueblo); p'jro hav allí un pecineño mosquito, llama-
do titira, que hace insufrible la noche.
Las salinas de ('asma están in::!ediataiS al caserío del puerto.
Del puerto ( 'asma á las salinas Tortugas una hora— dos leguas ca-
uiino bueno de cabalgadura.
De Tortugas á la salina Los Chinos cuatro horas — siete leguas.
De Los Chinos á Saniauco (puerto y pueblo) dos horas — ti-es leguas.
De Samanco á Nepeña (capital de distrito en la provincia de San-
ta) cuatro horas ocho — leguas.
De Nepeña á Chimbóte (puerto y capital del distrito de Santa) cin-
co horas — ocho leguas.
De Chimbóte á Santa (puel)lo) hora y media — dos leguas.
De Santa pueblo, á Santa (puerto) inedia hora.
De Santa., pneblo á la hacienda Santa (Jlara ó (iuadalupito, una
hora — menos de dos leguas.
De Santa ( ílara á la salina Guadalupito, menos de una hora.
Todos estos caminos son l)uenos.
En Casma, Samanco y Chimbóte h-Aj lioteles; y es fácil y bai-ato
conseguir cabalgaduras.
En la hacienda Santa Clara hay tienda de comercio, bien provista
3' los empleados son hospitalarios y atienden á los viajeros.
— 28 —
De Ona(lalui)it() ;i Tayabaiiibn (caijital de la ])i\)viiicia de Pataz,
(lepartaniciito de la Libertad).
De (iiiadalupito á Tasa Blanea [hacienda] diez y ocho horas— diez
y nueve le<i'uas.
De Casa P>lanca á (ínaimlay (hacienda) cinco hoi-as — siete leguas.
De (luaraday á Calipuy (hacienda) diez horas— doce leo'uas,
De ( 'ali])ny á Pallasca (ca])ital de distrito en la ])rovincia de su
nond)i'e diez horas — doce leu;uas.
De I'alh'isca á Taule, diez horas — doce legaias.
De Taule á .Jocos, diez horas -doce lefiuas,
De Jocos á Hua\'lillas (capital de distrito de la ])rovincia de Pa-
tííz) once horas— trece leguas.
De Hua3'lillas á Tayabrmba, seis horas — ocho leguas.
De Guadalnpito á Sihuas (capital de distrito de la ])r()viueia de
T^oniabamba).
De Huadalupito á Tanle, como se ha dicho en el i)árraf(j anterior.
De Taule á Sihuas; diez horas — doce leguas.
De Gnadalu])ito á ("ab ina (capital de la provincia de Pallasca) en
cabalgadura, sin usar el ferrocarril de Chindoote al interior.
De Guaclalupito á Calipu}', como se ha dicho en los ])árrafos ante-
riores.
De Calipuy á Cabana, diez horas — doce leguas.
De Guadalupito á Santiago de Chuco, á Otuzco y á Hua machuco.
Se vá á la hacienda Calipuy, como ya se ha dicho, 3- de Calipuy ade-
lante consúltese en los itinerarios del departamento de la Libertad.
Todos estos caminos son malos. En las haciendas se j)uede conse-
guir con dificultad, cabalgaduras y guías.
De Guadalupito á la salina- de Chao — cinco horas — nueve á diez
leguas de buen camino.
De Guadalupito á Tanque del Castillo (paradero del ferrocarril de
Chimbóte al interior) dos horas y media — cinco leguas de buen camino
de herradura.
De Ruarás á Carhuás (capital de distrito de la provincia de Hua-
rás) seis horas— siete leguas.
De r;ii'hii;1s á Viin<i-;iy (cjipitMl di' proviiH'i.t de su iioinhrc) tros
horas — tivs le>>iias.
De Yuno'ay á Carás i^capital de la [)rt)vinciii de lluaylas) tres ho-
ras— tres le<>'uas-.
Todo el camino es buena; vá por entre el célebre callejón de Hnay-
las y por entre send)i-í()s y pueblos pe(|ueños.
Eii Carás hay hotel.— ICn •( "arhuás y Yungay no lo hay; ¡lero se en-
cuentra petjueños fondines ]iara el alimento y vecinos cpie dan alc)ja-
lUiiento.
JOn íluarás y en todo el callejón de Iluayla.s es íácil y barato eon--
Sv-',i'uii- cabalgaduras y <>uías.
De Carás á Huaylas (capital de d^ístrito) cinco horas — seis leguas.
— Camino alg'o quebi-ado.
De .Hnaylasá Yuraniarca (pueblo en la provincia de Huaylas)
seis horas — seis y media leg'uas.
De Yuraniarca á Corong.) (^capital de distrito déla provincia de
Pallasca) — siete horas — ?iete leguas. — Mal camino.
De Corongo á l.la])o (ca])ital de distrito en la Provincia de Pallas-
ca) seis horas — seis leguas. — Cuesta ])esada.
De Llapo á, ('aljan i (capital de la provincia de Pallasca) seis lio-
la-s— seis leguas <3e ptnia.
En Hua3'las, y demás ])untos hasta Cabana no hay hot^^les. Hay
(jue h )Sj)edarse en casas particulares.
De Cabaim á Tayabamlta (capital de la |)rovincia de Patas del
•departanientt) de La 'Libeitad).
De Cabana, á Pallasca (capital de distrito) cinco lior^s — seis leguas:
De Pallasca á Conclmcos (pueblo en la provincia de Pallasca) cinco
■horas — seis leguas.
De Conchucos á San Miguel (pueblo) diez horas — ocho leguas.
De San Miguel á Socos (pueblo) seis horas — seis leguas.
De Socos á Macanié (íiacienda) ocho horas — seis leguas. En esta
jornada se pasa el rio Marañón.
De Macanie á Tayabamba, diez horas — ocho leguas.
Todo el camino es de los peores que se conocen. Es mortífero
'-■n las inmediaciones del Marañóiu No hay hoteles. Falta todo recur-
so: y saliendo de cabana es difícil encontrar hospedaje, salvo en las ha-
ciendas. Se consigue cabalgadura en Cabana s
De Cabana á Chimbóte:
De Cabana á Cajamala (valle) cinco horas — seis leguas^
— 30 —
De Caja-.ii ila á (Jiia-iuicira (estaciíHi del t'.i'ri'cK'.irril de Chiuibote nV.
iuteri(ir) imeve horas— diez leo-nas.
De Clnuinifiira á Chimbóte eii lerroeai'ril.
En Cajamala hay haciendas eu his que ihin hospe(U\j(\ En Chuíjui-
cara no hay recursos: y viven alli solamente un, empleath) 3- pocos peo
ues ;lel ferrocarril.
El camino es (piebrado. pero trotable.
De Huaraz á Kecua}^ (capital de distrito de distrito de la provincia
de Huaráz) cinco horas — seis leguas.
De Recuay á Ticapampa (importante asiento mineral) una hora.
De Ticapampa á Huarmey (pnetto de mar) tres jomadas.
Todo este camino es trotable. No hay hoteles.
De Gáras' á Samanco (puerto de mar ew hi. provincia de Santa):
De Caras á Pamparomás (capital de distrito en la provincia de Huay-
las) diez horas — diez leguas.
De Pamparomás á Moro (capital de distrito de la provincia de San-
ta) ocho horas — nueve leguas.
De Moro á Samanco, siete horas— diez leguas.
El camino de Caras á Pamparomás es malo, y liay que pasar una
fuerte puna. De Pamparomás á Moro es trotable. De Moro á Samanco-
es bneno, por entre haciendas. En Samanco, Moro y Pamparomás hay
hoteles ó posadas en donde dormir y jomer y pastos para las cabalga-
duras.
En Samanco, Carás y Nepeña .se consigue fácilmente cabalgaduras y
guia-, por flete caro en el puerto y barato en el interior.
De Huarás á Huari (capital de la provincia de su nombre):
De Huarás á Olleros (pueblo) tres horas — cuatro legnas.
De Olleros á Chavin (capital de distrito de la provincia de Huari)
nueve horas — once leguae.
De Chavin á Huari. siete horas— siete leguas,
El camino de Huarás á Olleros es parte bueno y part,e quebrado; de
Olleros á Chavin es malo y muy penoso, porque se pasa la cordillera ne-
vada ó 1 llanca por el portachuelo de Yanashallasli; de Chavin á Huari es
bueno en su mayor parte y muy cpxebrado al llegar á Huari.
Este camino es muy traficado para la provincia de Huamalíes deí
departamento de Huánuco.
Solo se consigue alojamiento donde las autoridades.
— 31 —
De Uñarás á Pduiabaiuba (capital de la provincia de su nombre).
De Uñarás á Ynngay, como ya se ha dicli''i.
De Ynng-ay á Yan<^annco, siete horas — siete legnas.
De Yangannci) á Tingo (pueblo) diez horas — diez leguas.
De Tingo á Poniabamba, doce horas — doce legnas.
El camino es nnilo. en general, con pequeñas distancias trotables; la
mayor parte es poi- las faldas de la cordillera blanca ó nevada.
No hay posadas, y hay que atenerse á lo que cada uno lleve consigo.
No falta pasto paaa las cabalgaduras.
De Ruarás á La Unión ó Aguamiro (capital de la provincia Dos de
Mayo — de[)artamentf) de Hu'nuco):
De Mnarás á la hacienda Utcu3'acu, ocho horaa — ocho leguas.
De Utcuyacu á la hacienda Yorres. diez horas— doce leguas.
De Yorres á La Unión, ocho horas — nueve leguas.
Todo su camino es malo, en su mayor pai-te va por la cordillera
l)lauca- ó nevada.
En las haciendas iiombr idas dan alojamiento, viv-eres y pastos.
En Hnarás v Aguamiro se consigue cabalgaduras, malas y baratas.
El camino nms racional _v tra.'icado para las provincias de Bolog-
nesi y Cajatambo del departanient ) de Aneash es por Snjje para la pri-
mera y por Huacho para la según. l.i, (puertos en la provincia de Chan-
cay del departamento de Lima).
De Huacho á Vilcalinaura (hacienda) jDor ferrocairil — hora y me-
dia.
De Vilcahnanra á Ambar (capital de distrito déla provincia de Ca-
jatambo once horas — doce leguas.
De Anillar á Gorgor (capital de distrito de la misma provincia)
once horas — doce leguas.
De (lorgor á (¡ruancapón (capital de distrito de la misma provin-
cia) cuatro horas — cuatro leguas.
De (ruancapón á ("ajatambo (capital de la provincia) .siete hora.s —
siete leguas.
Todo el camino es trotalile. — No hay hoteles ni tambo. — Hay que
ocurrir á las autoridades para conseguir alojamiento y víveres, 3^ aun
para fletar cabalgaduras.
De Supe á Huancha^' (pueblo en la provincia de Cajatambo) trece
horas — catorce legnas.
De Huancha\- á Ocros (capital de distrito en la provincia Bolog-
nesi) cinco horas — ocho leguas.
- 32 -
Camino trotable, sin recursos.— Ha v (lue ocui i-ii- á las autorida-
des.
Nota— En casi todo el dejjartaniento de Ancash es eiidéniica, la
VERRUGA, — Entre otras precaucit)nes, el agna debe ser cocida,.
DEPARTAMENTO DE HUAXUCO
De Lima á Cerro de Pasco — un día de ferrocarril, con traslDordo
en La Oi'oya. — Viaje incóuioiL) porque se lle<>'a al Cerro á las once de
la nt)che, y casi todos los viajei-os sufren el soniche.
De Cerro de l'asco á (¿uinua (pueblo en la ])ro\-incia de Tase:))
tres leguas, todas de bajada — tres horas de cabalgadura.
De (¿uinua, á Hnai-iaca (capital de distrito de la ]jrovincia de Pas-
co) tres horas— cinco leguas.
De Huariaca á San K iiael (pueblo eu la pi-oviucia de l'asco) cua-
tro horas — cinco leguas.
Ue San Ratael á Ambo (capital de la })rovincia de Amljo en el de-
partamento de Huanuco) tres hoi-is- cinco leguas.
De Ambo á Huanuco [ca}3Ítal del departamento] tres horas— cin-
co leguas.
El camino del Cr-rro á C^uinua es molestoso, por ser todo de ba-
jada, Desde Quinua hasta Huanuco es muy bueno, todo por entre
hermosas campiñas.
En Cerro, Quinua, Huariaca, San Rafael 3- Ambo hay hoteles, en
los que se puede comer y dormir, de manera que el viajero puede hacer
el camino en solo dos días ó en tres.
Es fácil conseguir cabalgaduras; pero mu}- caras.
(.)tra ruta de Cerro de Pasco á Huanuco:
Del Cerro á (íoilaris(]uisga (estación de ferrocarril) en ferrocarril.
De (lollarisquisga á l'spachaca [pueblo en la provincia de Pasco]
cinco horas— cinco leguas.
De Uspachaca á Vilcabamba (pueljlo de indios) tres horas— tres
leguas.
De Vilcabamba á YíUiahnanca (capital de distrito de la provincia
de Pasco) seis horas — cinco leguas.
De Yanahuanca á Paucar (pueblo en la misma provincia) siete
horas — seis leguas.
De Paucar á Cayno (])ueblo en la misma provincia) seis horas-
cinco leguas.
De Caj-ne á ('ocha .hinche (pueblo de la mi=ma provincia) siete ho-
ras—cinco leguas.
OiJ —
De Coeliacliiuche á Ambo, cinco horas — cuatro leguas.
Este camino eslá al occidente del anterior. Todo es malo y con pe-
sajes peligrosos. Es muy difícil conseguir cabalgaduras. Para pasar las
aioches y conseguir alojamiento y pastos se requiere el apoyo de las au-
toridades. Es camino qu" solo puede hacerse urgido por asunto especial.
De Huánnco á Llata (capital de la provincia de í^íuamalíes^
De Huánuco á Chavinillo ¡(pueblo en la provincia Dos de Ma^'o),
•diez koras — dooe ¡leguas.
De Chavinillo á Quivilla (pueblo en la misma provincia) ocho horas
— diez leguas.
De Quivilla á Llata, cinco horas — cinco leguas.
De Llata á Paños ó Sjuta Bárbara de Puños (pueblo en la provin-
cia de Huamalíes) cuatro horas —cinco leguas.
Todo el camino es malo, sin recursos; y es difícil y caro conseguir
■cabalgaduras.
De Huánnco á Aguamiro (capital de la provincia Dos de Mayo):
De Huánuco á Chacabamba (pueblo en la provincia Dos de Mayo),
•diez horas — once leguas.
De Chacabamba á Huánuco Viejo (pueblo eu la provincia Dos de
Mayo) cinco horas — cinco leg«as.
De Huánuco Viejo á Aguamiro. hora 3^ media — dos leguas.
El camino es trotable, siu recursos, se consigue cabalgaduras con di-
íicultad y caras.
Debe tenerse mucho cuidado con las cabalgaduras, porque las roban
cou frecuencia.
De la provincia Huamalies á la provincia dos de Mayo>
De Llata (capital de Huamalies) á la Unión ó Aguamiro (capital de
Dos de Mayo) diez horas — diez leguas.
De Aguamiro á Huallanca (capital de distrito de Dos de Mayo) cua-
tro horas — cuatro leguas.
De Aguamiro á Baños (capital de distrito de Dos de Mayo) ocho ho-
ms — ocho leguas.
De Baños á Jesús (capital de distrito de la misma provincia) cinco
horas — cinco leguas.
De Jesús á Margos (pueblo) nueve hoias — nueve leguas.
Caminos malos, siu recursos, roban con frecuencia y principalmente
las bestias.
— U -
De Huáiuieo á Panao (capital de distrito) ocho libi as— diez Teguas:,
En Huáimeo se consigae cabalgaduras, pero son malas..
DIÍPAKTAMIÍNTO' DE [U.NrX
De Lima á Cerro de Pasco (capital d^l departaiiuento)' trece horasí
de ferrocarril con trasbordo en La Oroya.
De Lima á Jauja y Huancayo (capitales de provincia) dos días de-
ferrocarril, durmiendo en La Oroya.
De Lima á Tarmá (capital de provincra) un día de ferrocarril á la
Oroya y al día siguiente una jornada de cabalgadura de cuatro horas,,
siete leguas, camino trotable, pero molesto ponjue hay que- pasar una
puna fría.
De La Oroya á Junín (capital de distrito de la provincia de Tarma
y estación del ferrocarril al CeiTO de Pasco) una liora y media de ferro-
carril.
De Junín á San Blas (importante salina) cuatro horas — cinco leguas^
de cabalgadura.
De San Blas al Cerro de Pasco — ocho hor&s — trece leguas de cabal-
gadura.
Ds Tarma á La Merced (capital del distrito de Chanchamayo)
De Tarma á Huacapistana, seis horas — nueve leguas.
De Huacapistana á La Merced, cuatro horas — seis leguas.
Todo el camino es de herradura, muy bueno y muy bien conservado.
En todas las estaciones de ferrocarril y en todos los lugares nom-
brados de este departamento hay hoteles, en los que se atiende bien á los;
via-jeros; y en todos es fácil conseguir cabalgaduras.
También hay diversos caminos de herradura de Lima á Cerro de
Pasco, de los que el conocido por los empleados de la Compañía es el si-
guiente.
De Lima á Puente Piedra (estación del ferrocarril de Lima á An-
cón) una hora de ferrocarril.
De Puente de Piedra á Yangas (pueblo en la (juebrada de Canta)
ocho horas de cabalgadura — once leguas.
De Yangas á Obrajillo (pueblo en la misma quebrada) diez horas —
diez leguas.
De Obrajillo á Casacancha (pueblo) diez horas — nueve leguas.
De Casacancha á Huayllay, ocho horas — nueve leguas.
De Huayllay i\ San Blas (salina) diez lioras — nueve leguas.
De San Blas á Cerro de Pasco, ocho horas — trece leguas.
El camino es bueno de Puente Piedra á Yangas y de San Blas al
Cerro. De Yangas á Huayllay es malo, quebrado y por cordillera. En
todo el carnino \\i\y fundos y pueblos pequeños, con algunos recursos pa-
ra los viajeros.
En Lima no se consigue cabalgaduras para este viaje; y hay que pe-
dirlas á la quebrada de Canta y resultan caras.
DKPARTAMENTO DE HUANCAVKLICA
De Lima á la Oroya, por fei-rocarril un día.
De la Oroya ñ. Huancayo fcapital de la provincia de su nombre)
un día de feiTocarril. — Fa\ Huancaj'o hay hoteles y es íacil conseguir
cal)algadui'as para seguir el viaje.
l)e Huancayo á Iseuchaca (puelilo de la provincia de Huancaveli-
ca) ocho hoi-as — doce leguas. — En el camino, (lue no es malo, se pasa,
por pueblos donde alm;)rz ir y descansar. — En Iseuchaca hay donde
alojarse y víveres y ] ¡asios
De Iseuchaca á H nanea vélica (capital del departamento) ocho
horas — nueve leguas. — Camino pesado. — En Huancavelica no Imy ho-
tel.
De Iseuchaca á Pampas fca¡)ital de la provincia de Tayacaja)
cinco lioms— cinco leguas. — Mal camino. — En l'ampas no hay íiotel ni
tambo; hay ([ue alojar.se en tandjos particulares.
De Huancavelica á Lírcay (capital de la provincia de Angaraes)
diez horas — nueve leguas de muy mal camino. — En Lircay no hay hos-
pederías, y carece de todo recurso.
DEPARTAMENTO DE ICA
Del Callao á Pisco (puerto) una noche de vapor.
De Pisco á lea (capital del departamento) tres horas de ferroca-
rril.
De Pisco á Chincha /Vita (capital de la provincia de Chincha), pa-
sando por las haciendas de Hoja Redonda y San Regis, sin entrar á
Chincha Baja ni Tambo de Mora, nueve leguas — cinco horas — buen ca-
mino de cabalgadura.
De Pisco á la salina de Caucato, una hora de buen camino de ca-
balgadura-
- BG —
De Pisco á la salina de Otuma, cinco horas— nueve á diez l(\i>uas.
El camino no es malo, al^o ai-enoso, y por las tardes muy morti-
ficantes los inertes vientos llamadas Paracas.
De Pisco á la salina de Villacurí, hora 3 media por í'ei'roca rril de
Pisco ái lea.
De Chincha Alta á Tambo de Mora (|)nerto) tres cuartos de hora
por ferrocarrih
En I'isco, lea, Chincha Alta y Tambo de Mora hay hoteles.
De F'isco á ITmay (capital de distrito de la provincia de Pisco) sie-
te horas — once leg'uas de buen camino de herradui-a, por los valles de
(^ondor 3' de Chnnchanga. En é{)oca de agua es molesto y algunas ve-
ces peligroso vadear el río, que no tiene puentes.
De Umay á Pámpano (puente en la provincia de Castro virreyna,
departamento de Huanca vélica) nueve horas — once leguas. Camino
trotable en el que ha^' algunos fundos con recursos.
De Pámpano á Huaytará (capital de distrito de la provincia, de
CastrovirrcA-na) seis horas — siete leguas. Camino quebrado, malo.
De lea á Palpa v á Nazca [capitales de distritos de la provincia de
lea).
De lea á Aguada de I'alos [pequeño caserío con un tandjo) ocho
leguas — cinco horas. Buen camino carretero por enti-e finidos de uva.
En Aguada de Palos se encuentra en el tambo alojamiento, víveres y
pastos.
De Aguada de Palos á Huayurí (hacienda) nueve horas — diez _y
seis leguas. Camino carretero; pero eompleíaniente desi)oblado. En
la hacienda proporcionan recursos á los viajeros.
De Huayurí á Palpa, tres horas — cuatro leguas. P>uen cannno ca-
rretero. En Palpa no hay hotel; pero se consigue recursos 3- aloja-
miento.
De Palpa á Nazca, diez horas — quince leguas. Buen camino de lie-
rradura. Es cómodo dividir en dos esta jornada, pasando la noche en
una de las haciendas "Han José" ó "Ingenio", en las que se consigue
hospedaje 3' alimentos.
DEPARTAMENTO DE AYACUCHO
Para ir de Lima á A3'acuclio hav tres vías, las mas usadas: poi-
Moliendo, Arequipa, Cuzco 3' Apurímac; por pisco é lea, 3' por Junín 3'
— 37 -
RTuíincayo. Esta últinia es lioy la mas áceptada., por la comodidad de
.tener fei-roc iri il has.ta Huancíiya.
De Tjiina á Ayacncho, vía Moliendo Cuzco"
Del Callao á Moliendo, dos ó ti'es días de vapoi'-.
De Moliendo al Cnzco hay trenes con escala en Arequipa, .luliaca, 5
'.Sienaní, en los (pie el viaje dura cuatro días; 3' trenes directos en los
(pie en solo dos días se ll^<i-a ;\1 Cuzco.
De Cuzco Andahuaylas va se ha dado el itinerarro de viaje al
hablar del departamento de Apuríma'C.
De Andahuaylas á Chincheros (capital de distrito de la provincia
lie Indahuayla.s) doce leguas — nueve horas.
De Chincheros al ])uente sobre el J-'a.inpas, diez leguas — ocho horas.
Del Puente á Ayacncho \capital del departamento) ocho leguas—
«eis á siete horas.
El camino es quebrado^ fatigoso, 3' en parte peligroso.
De Iviraa á Avacucho, vía Pisco Ica^
Del Callao á Pisco una noche 3' medio día de yapor.
De Pisco á lea tres horas de ferrocarril, que hace cuatro viajes á
3a semana.
De lea á Huamaní [hacienda con buen tambo 3' i-ecursos para los
viajeros) nueve leguas— siete horas de buen cajnino de herradura.
De Huamaní á Tambillo {pueblo) nueve horas—nueve leguas. Mal
•camino, mu\' descuidado: pero en el pueblo hay t^orao alojarse 3' algu-
Tios recurS'OS para los viajeros.
De Tambillo á Cieneguilla [barn-ca) cinco leguas— cuatro horas.
Mal camino 3' la barraca generalmente no tiene recursos, ni víveres, ni
pastos.
De Cieneguilla á Atolla (barraca) siete leguas — siete horas. Cami-
no menos malo que el anterior. En hi barraca se encuentra algo, pero
uialo 3^ escaso.
De Atolla á Totorilla (barraca) seis leguas— cuatro horas. La ba-
rraca descuidada. Camino trotable.
De Totorilla á Hospicio (barraca) seis leguas — cuatro horas. La
barraea descuidada. Camino trotable.
De Hospicio á Totorobamba (pueblo en la proviacia de Huaman^
ga) nueve leguas de mal camino— ocho horas. Se encuentra en el pue-
blo algunos recursos. De Hospicio se va también á Atunsulla, si se
quiere ir por la provincia de Castrovirreyna, en el mismo tiempo.
De Totorobamba á Ayacncho, nueve leguas de mal camino — ocho
lloras.
Los viajeros deben cuidarse de llevar tcjdo lo que pudieran necesi-
tar en el camino.
De Lima á Ayacucho por Huancayo:
De Lima á Huancaj'O dos días de ferrocarril. — En Huaiicayo' hay-
hoteles y es fácil conseguir bestias para el viaje.
De Huancayo á Iscuchaca (pueblo de la provincia de Huancavelica)
doce leguas — ocho horas de cabalgadura. — En el camino hay pueblos don-
de almorzar y descansar un rato, y no es mal camino. — En Iscuchaca hay
alojamiento y víveres y pasto.
De Tzcuchaca á la puna Alto Pongo, casi desiertas, con algunas cho-
zas de indios, sin recui'.so alguno. — Hay que dormir á la intemperie. —
Esta jornada es de ocho á diez h(.ras.
De Alto Pongo á Huanta (capital de la provincia de su nombre)
ocho é, diez horas, siguiendo la puna hasta descender al valle de Huanta_
En Huanta no hay hotel; pero se consigue alojamiento y tiene recursos^
De Huanta á Ayacucho — siete leguas — sei.'* horas.
De Ayacucho á las salinas de Atacocha, Anj'ana y Cahua,
De Ayacucho á Anyana (pueblo y salina, provincia de Huamanga))
cinco leguas — cinco horas.
De Anyana á Atacocha (salina importante) dos leguas — dos horas.
De Atacocha á Cahua (salina) dos leguas — dos horas y media.
El camino de Ayacucho á Atacocha es trotable. — El de Atacocha á
Cahua es muy molestoso, casi todo por entre un riachuelo pedregoso.
De Ayacucho á las provincias de Cangallo y Fajardo y salinas de-
Chuschi y Urancancha.
De Ayacucho á Quicamachay — seis horas — seis leguas.
De Quicamacha}^ á Chuschi (salina y capital de distrito de la pro-
vincia de Cangallo) seis horas — siete leguas.
De Chuschi á Espite (pueblo en la provincia Fajardo) ocho horas — '
odio leguas.
De Espite á Urancancha (pueblo y salina en la provincia Fajardo)
cuatro horas — cinco leguas.
De Chuschi á Cangallo (capital de la provincia de su nombre) ocha
horas — ocho legnas.
Todos los caminos de ambas provincias son muy malos^ faltos de to-
do recurso para los viajeros.
De Ayacucho á la provincia de La Mar:
De Ayacucho á Quinua (pueblo en la provincia de Huamanga) tres
horas — cuatro leguas.
De (¿uiniia. á/raiul)() (capital de distrito de la proviiuña de La
Mar) cua ' ro horas cinco Icfíiuis.
De Tanilio á San Mi<iucl (ca¡)ital de hi provincia) hora y media —
dos Icunas.
Tambo es inas imi)ortante ipie San Miguel, y ol'i'ccc recursos. No
hay hoteles; j^ei'o es fácil conse<>Miir alojamiento, lín Tambo hay tien-
das bien surtidas, en San Miguel no.
Los caminos son ])uenos. FjU Ayacueho se consij^'ue fácilmente ca-
balgaduras ])ai-a estos viajes.
HeCoracora ^capitaldela proviciíi de Parinaeoehas) á Puquio
(capital de la pr,)vincia de Lucanas).
De ( 'oracora á. Caaviñii (pueblo e.i la |)rovin(aa de Lucanas) do
h(jras — tres leguas.
I 'e Chaviña á l'u(]uio, diez horas— doce le<i"uas,
Los caminos son malos, y debe llevarse provisi(jiies en las alforjas
En Pucjuio no hay hospederías. Hay que alojarse en casa de par-
ticulares.
De Pu(]uio á ' onias [puerto de mar en la provincia de Camaná,
depai-tamento de Areqni])a].
De I ucpiio á San ( 'ristobal (pueblo ^n la ])rovincia de Lucanas)
ocho horas — ocho leg-uas.
De San Cristóbal á Santa Luci.i ^capital de distrito en la provin-
cia de Ivueanas) diez horas— diez i' g'uas,
De Santa Lucía á Acarí (capital de distrito de la provincia de Ca-
maná, deportamenta de Arequipa) catorce horas— diez y ocho leguas.
De Acarí á Lomas, cinco horas — ocho leguas,
De Lomas á Chocavento (pueblo en la provincia de Camaná) cua-
tro horas — ocho leguas,
I']stos caminos no son malos, se encu mtra algunos recursos en los
pueblos. Es fácil y barato conseguir cabalgaduras.
DEPARTAMENTO DE APURIMAC
De (yuzco á Limatambo (capital de distrito en Anta) doce leguas —
luieve horas de cabalgadura.
De Limatambo á Curaliuasi (capital de distrito de la provincia de
Abancay) trece leguas— diez horas.
De Uurahuasi á Abancay (capital del departamento) ocho leguas —
seis horas.
El camino del Cuzco á Limatambo no es malo. Al salir del Cuzco
— 40 —
f-e sube, pero no es pesado. Antes áe llegar á Liniatanibo se baja cuesta
jiesada durante tres horas mas ó menos. Al viajero no le conviene en-
trar al pueblo íe Limatambo, sino, dejándolo á la tlereclia del camino,
]iasar á nim de las haciendas inmediatas, como Challabamba ó Soiidor,
donde encontrará recursos para pasar la noche.
De Limatambo á Curahuasi es todo ipiebrado y muy molestoso. — Se.
pasa el puente colgante de Tablachaca, sobre el Apurímac. — Se puede
conseguir hospedaje en Curahuasi donde el gobernador, el cura, ó en
alguna de las haciendas inmediatas. — En este camiut) luu- paludismo, y
molestan mucho los mosquitos.
De Curahuasi á Abaujay es en partes quebrado y llano en otras. —
En Abancay se encuentra un pequeño hotel, y no es difícil conseguir
hospedaje en los fundos vecinos.
De Abancay á la provincia de Andahuaylas:
De Abancay á Huancarama (capital de distrito de la provincia de
Andahuaylas) once leguas — nueve horas.
De Huancarama á Andahuaylas (capital de la provincia) siete leguas
— cinco 8 oeis horas.
Camino quebrado en su mayor parte.
Ni en Huancarama ni en Andahuaylas hay hoteles, ni tambos, ni
hospederías. — El Gobernador en el primero y el Subpreíecto en el se-
gundo lugar proporcionan donde pasar la noche.
Para este viaje se consigue fácilmente en el Cuzco regulares cabal-
gaduras.— Para continuar viajando hay que buscarlas en Abanca3^ An-
dahuaylas ó lugares vecinos.
De Andahuaylas á Cachihuancaray (salina importante)
De Andahuaylas á Huancaray (capital de distrito) de cinco á seis le-
guas— cuatro horas.
De Huancaray á Cachihuancaray (salina) tres leguas — tres horas.
Camino quebrado, pero trotable. — Hay que vadear un rio, sin difi-
cultad.
Los vecinos de Huancaraj^ son muy hospitalarios, y prestan sus ser-
vicios con muy buena voluntad.
De Andahuaylas á Talavera (capital de distrito de la provincia de
Andahuaylas) una hnra d*' bu<Mi camino.
Los habitantes de l'ala\ era se ocupan principalmente del arrieraje.
41 —
De AnílM-luiaylas á CliiiicluM'os (capital de distrito de la misma) doce
ileguas — nueve horas.
Camino (juebrado, con tics cuestas molestosas.
De Cuzco á Tambobamba (capital de la provincia de Cotabaml)as):
De Cuzco á Cotabambas (capital de distrito) doce leguas — diez lio
■.ras.
De Cotabambas á Tambobamba — tres -leguas— diez horas.
Camino quebrado, pero Irotable, sin recursos para el viajero.
De Cotabambas á Abancay;
De Cotabambas á Licliiviíca (pueblo) diez horas.
De Lichivilca á Lambrama (capital de distrito de la provincia de
.Abancay) diez horas.
De Lambrama á Circa — seis horas.
De Circa a Pichirhua (capital de distrito de la provincia de Aban-
■v,'ay, diez horas.
De Pichirhua á Abaiicay^diez horas.
El camino hasta Pichirhua es muy quebrado. — De Pichirhua á
Abancay es llano.
En este viaje se carece de todo-, y el viajero debe llevar cuanto pue-
•da necesitar.
Se vadean dos ríos, pero sin peligra.
De Abancaj' á Chalhuanca (capital de la provincia de Ainlaraes):
De Abancaj^ á Casinchihua (hacienda) ocho horas.
De Casinchihua á Amoray (pueblo en la provincia Aymaraes) nueve
horas.
De Amoray á Chalhuanca — ocho horas.
El camino hasta Casinchihua es trotable-. Se vadea el rio Pacliacha-
•ca^ peligroso en tiempo de aguas.— En la hacienda se consigue alojamien-
to, viveres y pastos. — El camino de Casinchihua á Amoray es malo. —
En la hacienda Amoray se consigue alojamiento, víveres y pastos. — De
Amoray á Chalhuanca el camino es trotable y en Chalhuanca hay recur-
sos.
De Andaluiavlas á Antabamba (capitál de la provincia de su nom-
bre):
De Andahuaylas á Hnancaraj'— de cinco á seis leguas— cuatro horas.
De Huancaray á Antababamba— trece leguas — diez horas^
- 42 -
De Abancay á la salina Carquo(iue:
De Abancay á Huanipaca (capital de la pnn'iiicia de Abancay) diez:
leguas — diez horas.
De Huanipaca á El Triunfo— ocho lefias — ocho horas.
De El Triunfo á Canfuecpie (la salina) seis horas — seis leguas.
Todo el camino es pesado-^ pero de El Triunfo á la salina es muy pe-
ligroso, y mal sano.
En Abancay, Andahuaylas y sus inm-ediaciones es fácil conseguir
cabalgaduras y guias; pero las cabalgaduras que se consiguen no son.
buenas.-
DEPARTAMENTO DEl. CITZCO
Del Callao á Moliendo hay tres vapores semanales, que hacen el via-
je en tres dias, y dos vapores quincenales que lo hacen en dos dias.
De Moliendo para Arequipa sale tren todos los días. — Si se toma
uno de estos trenes, hay (jue pasar una noche ó dos en Arequipa. — De-
Arequipa sale tren para Juliaca tres veces cada semana. — Se duerme en
.Tuliaca, y al dia siguiente se toma el tren para el Cuzco, que llega el pri-
mer día á Sicuani (capital de la provincia de Quispicanchis), y día si-
guiente al Cuzco.
Un dia de la semana sale de Moliendo un tren directo para Puno, y
al día siguiente de Juliaca para el (Tuzco, de manera que en solo dos
días se vá de Moliendo á (Juzco, sin dormir en Arequipa ni Sicuani.
En todas las estaciones de la línea férrea desde Moliendo hasta el
Cuzco hay hoteles regularmente provistos, donde se puede almorzar, co-
mer y dormir; pero entre Juliaca y Sicuani se almuerza en un coche co-
medor del tren, por exigirlo asi el itinerario.
En el Cuzco hay varios hoteles, en los que se esfuerzan por aterder
á los pasajeros.
Del Cuzco á Anta (provincia del departamento):
Del Cuzco á Anta (capital de la provincia) seis horas — camino de he-
rradura; pero porque el pueblo de Anta f^stá en altura, y por la falta de
recursos, es preferible para el vía,jero ir á Limatambo (capital de distri-
to), para donde la jornada es de nueve horas.
De Anta á Sanco (pequeño pueblo) dos horas.
De Anta á Huarocondo (capital de distrito) cuatro horas.
De Huaroconda á Surite (capital de distrito) dos horas y media.
De Surite á San Juan (pueblo) dos horas.
De San Juan á Limatambo — cuatro hox'as.
— 43 —
De Ijimatainbo m Ui'aca — dos lioi'as.
De Uraca á Bellavista (pueblo) diez horas.
De Bellavista á Limatambo — doce horas.
Ijos cainiiios s iii buenos y bastantes traficados. — No. hay hoteles;
pero se consigue alojamiento en casas particulares.
Del Cuzco á Paucartambo (capital de la provincia del mismo nom-
bre):
Del Cuzco á C ; )I(piepata (capital de distrito) ocho horas.
De Ccolíjueputa á Paucartambo — cuatro horas.
De Paucartauilx) á Challabamba (capital de distrito) tres horas.
De Paucarta:nbo á Catea (capital de flistrito) quince horas en dos
joi'nadas.
De Cat ja á Ocongate (capital de distrito de la provincia de Quispi-
canchi) diez y horas en dos jornadas.
De Ocongate á Quiqnljana (capital de distrito da la provincia de
(liuispicanchis y estación del ferrocarril) nueve horas.
De (¿uiquijana á Urcos, por ferrocarril, una hora.
De Urcos á And ihuaüillas (pueblo) una hora de cabalgadura.
De Andahuailillas á Caycay (capital de distrito) cuatro horas.
Da (Caycay á Oropesa (capital de distrito de la provincia de Quis-
picanchís) cinco horas.
De Oropesa al Cuzco — cinco horas.
En todos estos caminos, excepc. m de Urcos, no hay hoteles ni tam-
bos y hay que ocurrir á las autoridades para conseguir alojamiento y vi-
veres.
Todos los caminos sju miljs, gran parte por punas, y es indispen-
sable llevar guía.
Dril Cuzco á las provincias de Urubamba y Calca.
Del Cuzco á M-aras (capital de distrito y salina importante) seis ho-
ras de cabalgadura.
Del Cuzco por Maras se puede ir á Urubamba por Ollantaitambo,
camiiiando una hora mas ó sea siete horas.
De Maras á Ui'ubamba (capital de la provincia) una hora.
Del Cuzco direi tamente á Urubamba, sin desviarse á Maras, tam-
bién son seis horas de viaje.
De Urubamba á Calca (capital de la provincia de su nombre) cuatro
horas.
De Calca á Pisac (capital de distrito) tres horas.
De Pisac al Cuzco — cuatro horas.
■ Antes de pasar el río Urubamba. á la derecha del camino, se encuen-
— 44 -
tra la salina Yaliuanna(i\ii; pero para llegar á ella ha}' que subir á j)ié
luia peuosisinia cuesta.
Todos estos caminos son buenos. — Hay liotel en Urubaiuba y tambo
en ÜUantaitambo. — En Calca y Pisac se hospeda en casas particulares.
En el Cuzco es fácil conseguir cabalgaduras y se paga ocho ó diez
soles por el viaje, .sino liay demoras.
De Cuzco á la prov^incia de la Convención:
De Cuzco á Maras (capital de distrito de la provincia de Urubamba)
seis horas de cabalgadura.
De Maras á Torontoy — siete horas y media.
De Toronto}' á Huadquiíia (petpieño pueblo, ya en la provincia de
La Convención) oche hoi'as.
De Huadquina á Paitalbaniba (pequeño pueblo) nueve horas.
De Paitalbamba á Mallaiba,mba — ocho horas.
De Mallaibamba á Chinche (pequeño pueblo) cinco horas.
De Chinche á Santa Ana (capital de la provincia) dos horas.
De Santa Ana á Echarate (capital de distrito) seis horas.
De Echfvrate á Tunquin ayo — diez horas.
De Tunquimayo á San Lorenzo (pequeño pueblo) cinco horas.
De San Lorenzo á Ocobamba (capital de distrito) nueve horas.
De San Lorenzo Quebrada — seis horas.
De Quebrada á Coica (pueblo en la provincia de Calca) .seis horas.
Do Coica á Lares (capital de distrito en la provincia de Calca) diez
horas.
De Lares á Yuca}' (pueblo en la provincia de Urubamba) once ho-
ras.
De Yucay al Cuzco— siete horas.
Es conveniente para e^tos caminos llevar desde el Cuzco bestias de
repuesto.
No hay hoteles ni hospederías en todo el camino, y precisa llevar
provisiones, y para las bestias algún grano.
El camino es malo entre San Lorenzo y Ocobamba y entre Echarate
y Tunquimayo, lo demás es trotable.
Del Cuzco á la provincia de Acomayo.
Del Cuzco á Quiquijana por ferrocaiTil.
De Quiquijana á Acomayo (capital de la provincia) cinco horas de
cabalga :lura.
De Acomayo á Ac( s (pueblo) dos horas.
De Acomayo á Poniacauclia (capital de distrito) cinco horas.
De Pomacancha á Sangarara (capital de distrito) hora y media.
De Saiigitriu-a á AcoiuaN'o — tres horas.
El camino no es malo, aun([ne iiiuy pedregoso. — No liay hoteles, ni
■tambos, y se ocurrí- i\ las aiit nridades para conseguir alojamientos.
Del Cuzco á las proviitcias de (líuias.y Cancliis,
Del Cuzi'o á ( 'omhapata (pueblo y estación del ferrocarril á Juliaca)
nnedio dia de i'ei'!'<^)carviL
De Gombapata á Cliiara (pueblo) hora y inedia en cabalgadux'a.
De (Jomba})ata á Tinta .(capital de distrito de la provincia de Can-
•cliis) una hora.
De Tinta á Yanaoca (capital de la provincia de Cana.s) dos horas.
De Yanaoca á Quehuc (pueblo) doce horas.
De Quehuc á Clieoca .(capital de distrito de la provincia de Canas-)
itres horas.
De ('hecca á Ccantliipaka — doce horas.
De Ccanthipal'ca á Cutlintayo — doce horas.
De Cutlinta^'o á Pickihua (capital de distrito de la provincia de Ca-
nas) y á ('usibamba (pueblo) doce horas.
De Cusibamba á Layo (capital de distrito de la provincia de Canas)
y á Langui (capital de distrito de la misma) una jornada.
De Langui é Marangauí (estación del feiTOcarril y capital de distri-
to de la provincia de ('anchis) tros horas.
Todos los caminos en la provincia d-e Canas son mny malos, mu^-
quebrados, despoblados y gran parte por cordilleras.
Las cabalgaduras se consiguen cou dificultad, y malas y caras.
Del Cuzco á las provincias de Canas y Chumbibilcas.
De (;Uzco -á Tinta por ferrocarril.
De Tinta á Y'anaoca (c.apital de la provincia de Canas) dos horas de
ferrocarril.
De Yanaoca á Langui (capital de distrito de la provincia da Canas)
siete horas.
De Langui á Layo (capital de distrito de la provincia de Canas)
■cuatro horas.
■ De Layo á Pichigua (capital de distrito de la provincia de Canas)
ocho horas.
De Pichigua á Y'auri (capital de distrito de la provincia de Canas)
cuatro horas.
De Y^auri á Coporaque (capital de distrito de la misma) cuatro ho-
ras.
De Coporaque á Apacheta — nueve horas,
— 4()' —
De Apacheta á Santo Tomás (c tpital do la ])i()viiu'ia de. Ch.nmh\-
Itilcas) diez lloras.
De Santo Tomás á ('()lqu<emarea (■ea}>it;hl de disirito de la provinciü-
de >^ liumbibilcas) seis horas.
De CoUiuenmrca á Llusco (eapital de distrito de la iiüsma). seis lio
vas.
De lilnsco á Yngata — ocho horas.
De Yngata á ( 'apacmarca (eapital de distrito de la niismíi| ocho lio-
ras.
De Capacmarca á Pareo (pueblo en la provincia de Pariiro) ocho'
horas.
De Parco á Aecha (en la provincia de Parnro) s*íis horas:
De Aecha á Colcha — seis horas.
De Colcha á Parara (capital de la provntrcia de sn nom;bre) siete-
íroras.
De Parum al Cuzco — ocho horas.
Todo el camino es trotable: pero es muy incómodo vadear repetidas:
veces los rios Velille y Apunmac, y en la estaci(>n de lluvias es peli-
grosa.
Xo hay hoteles, y hay que Iruscar alojamiento entre los vecinos.
No es difícil conseguir cabalgaduras, aunc^ue míalas.
Del Cuzco á la salina San Sebastián se vá en cuai-*^nta imnntos de
cabalgadura. — Mu3' buen camino carretero.
Del Cuzco á la salina de (kopata tres horas de cabalgadura. —
Camino malo, muy quebrado.
De Ocopata se .sigue á la salina Tihuícte, en la provincia de Paru-
fo. — Cuatro horas de mal camin(X — En Tihuícte no hay ])oblado ni re-
curso.s; pero á una milla está el pueblo Huanoquite, donde ha^- recur-
sos.
De Cuzco á salina Pichuinmrca. Se vá de Cuzco á Limatambo ei>
diez horas de buen camino de herradura. De Limatambo á Puíhui-
marca hay tres horas de mal canuno. Para encontrar posada y ali-
mentos y descanso se regresa á Limata nd^o, ó se sigue á la hacienda
(iraca.
De Limatambo se va también á la salina Ayrahua, que está áorí-
ílas del Apuríniac, en cuatro horas, teniendo que bajar á ])ié durante
una hora. Para recursos, se regresa dos leguas, á la hacienda Marca-
huasi.
- 47 -
De Lim.-itanilx) se vá tiinil)ioii :\ hi saliiui Bi'llavista en seis lioi-as,
tenieiulo iiup caminal- incdiri Ic.üua á i)ie. Para alojarse y conseguir
recursos se regresa tres leguas á la. hacienda. La, lOstrcUa.
lOn las salinas de Bellavista, Ayrahiia y l'icliiiiniarca y en sus in-
Miediaciones hay |ialudisiuo.
Del ( 'ii7A-() á la salina Aecha (])i-()vin('ia de Aconiayo) se va en fe-
rrocarril á (¿uiquijana, y de ahí á la salina en seis horas de cabalgadu-
ra. 101 camino es trotable dnrant ; cii;:tro hoias; pero las filtinias dos
leguas es nniy (]uehrado. I*ara alojamiento y vívei-es debe regresarse
á Aomayo (dos leguas).
De (¿uifiuijaiia se vá también á la salina de Acos (provincia de
Aconiayo) en seis horas de cabalgadur i por camino trotable. En el
])iiebl() de Acos, á media legua de la salina, se consigue alojamiento
y víveles.
DEPARTAMENTO DE AREQUIPA
Del Callao áMollendo (()uerto ])rincipal dos ó tres dí;is de na ve-
gación á vapoi-.
I e Moliendo á Arequipa (capital del departainento). Ha3' tren
diario, cuatro horas de viaje.
De Are(|ui])a á Pichu Pidiu (salina importante y yacimiento de bo.
rax). Se sale de Arequi])a de dos á tres de la tarde, para llegar á Chi-
hua.ta (ca])¡tal de distrito) de cinco á seis de la tarde. Al día, siguiente
se sale de Chihuata á las ocho de la mañana ])ara llegar á Pichu Pichu
á las cuatro de la tarde. De Arequipa á Chihuata el camino es bueno
y carretero: de Chihuata á I-ichu Picha es camino de heri-adura: no
es malo, pero con fuerte gradiente; causa soroche y las fatigas consi-
guientes á los caminos de sierra.
Fai Chihuata no hay posada; pero hav vecinos hospitalai-ios don-
de alojarse por una noche. En Pichu ('ichuhaA mas recursos; y tanto
la, salinera como la boratera y los empleados y peones de ambas sir-
ven á los viajeros y visitantes.
Tanto la salina como la boratera. están sobre el límite de Ai'equi-
])a y Mo()uehua.
En Arequipa se consigue fácilmente cabalgadura para este viaje,
y se paga diez soles por cada una ])or ida y regreso.
A ])oco más de medio camino hay un "tambo en el lugar llamado
«Agua del Milagro» (termal) mal provisto, i)ero de algún alivio para
el viajero.
— 48 —
De Aiv(]ni|)a á I luarhiia [pueblo y salina cii la provincia de la
l'nión);
l>e Ai-c(|uipa, cii cuatro horas (le ferrocarril, se va á Sotillo (pe-
(¡ueña estación en el valle de Vítor) y ahí se hace noche en un petpiefio
hotel ó tambo. Cuando el tren no va á Sotillo, se deja en la estación
de A'ítor.
Al día siguiente se sifí'ue á Siji'uas (pequefu) ])ucl)l() en el valle del
mismo nouü)i'e). — Jornada de siete horas de cabal<ia(]ura por l)uen ca-
inino.
De Hi<i'uas se va á Cantas O^íK'it^'ida de caña en el valle de Majes,
])rovincia de Castilla). — Jornada de tres horas de l)uen camino de he-
rradura,.
Siguiendo por el .alie de Majes, á las cinco hoi-a - de viaje se llega
á Aplao, capital de la pioviiicia de Coí-tilla.
De Aplao se sigue á Chu(pnband)a, capital de la provincia de Con-
desu^'os.— Nueve horas de viaje-
De Chu()uibaiuba se vá á Salamanca (capital de distrito). — Cator-
ce horas de camino.
De Salamanca, á Cotahuasi [capital de la provincia de la riiióii]
doce horas de camino.
De Cotahuasi á Huarhua (pueblo) cinco horas.
Del pueblo á las salinas hav una h(jra de camin ) á la una; y me-
dia hora á la otra.
El camino desde Sotillo hasta Aplao es bueno, ])or pampas cor-
tadas por los valles de Vitor, Sihuas y Mages, en cada uno de los (pie
hav que subir _v bajar cuesta, pero suave. — Desde Aplao .se i)rineipia
ái subir cordillera por caminos escabrosos, fríos 3' con las molestias
consiguientes. — De Salamanca á ('(^tahuasi .se deciende algo, y el ca-
mino es malísimo. — De Huarhua á las salinas el camino es mu}- corto,
pero muy escabroso.
Con excepción de un pequeño tand)o en Sotillo, no se encuentra en
todo el viaje hoteles ni hospederías; pei-o en las haciendas y caseríos
dan hospedaje; y se encuentra pasto para las bestias.
En Sotillo, Sihuas y Aplao se consigue fácilmente bestias ])ara el
viaje, y cobran por el alquiler de cada una veinticinco s iles; ])ero es
más conveniente tomarlas en Sotillo solamente hasta A,)l>io, y tomar
otras en Aplao, pues así resultan más api'opiadas, unas para viaje de
ecjsta y las otras para la sierra, y es menor el peligro de (pie se fati-
guen é inutilicen.
De Arequipa á Lluta y Huambo (provincia de Cailloma)
De Arequipa ]ior ferrocarril á Sotillo, y de Sotillo en cabalgadura
á la hacienda Cantas cu el vall«> de Mages, camino todo referido en el
itinerario anterior.
- 4i» -
ÜH 'Can tas á Iluacáii [|ip(|ucfu) caserío cii el distrito de 'Sihuas]
¡ornada de siete horas de buen eaniiiio.
Ue Finacán ¿\ Lliita (|>nel)l() capUal de distrit(») nueve horas de
:tnal eatnino,
Del pueblo de Ll u ta .á sus cuatro salinas hay siete, seis y tres le-
janas de nuiv mal camino.
IV Lluta á Huasaniayo <pe(|ueño caserío) siete horas de inalísi-
ino camino.
De I luasam-íiyo á Ihiauibo (pueblo capital de distrito) nueve ho-
'Vas de mal camino.
Del pne'blo de Ilnambo á las dos saliiií^s prin^-ipales hay una ó
una y media lejiiias de camino j)eli<iroso.
Ño hay hoteles ni i-ecursos en Unasainayo, ni en Huaseán, y el
viajero debe llevar cuanto pueda necesitar, y se tiene que pasar la no
•che en uno de los ])ocos y miserables ranchos de los indios.
lOs fácil conse«iuir movilitlad, y se pa<i'a oelio soles por cada bestia
de Silla de Solillo á Lluta y cuatro de Lluta á Huambo.
Mas corto y mejor camino hay de .Vrequi])a á Lluta, por Yura, pa-
'Va lo que se toma el tren de Arequipa á Puno hasta la estación de Yu-
ra (una llora de tien) en Yura se consijíue fácihnente bestias para Llu-
ta á seis soles cada tina.
De Yura se vá á pernoctar á Huanta (pequefu) pueblo), en nueve
Sioras de camino, (]ue no í's de los pecires.
De Hnanta á Lluta hay cuatro horas de regMilar camino.
Ln Yura hay hotel y comotJidades; en Huanca no.
De Arequipa á Cax^lloma (capital de la provincia de su nombre]
De Vrequipá se vá á Lluta por las rutas ya indicadas.
De Lluta á Achoma (capital de distrito) doce horas.
De Aehonia á Coporaque (capital de distrito) cuatro horas.
De Coporaque á ("a3-ll()ma (capital de la, ])rovincia) quince horas.
Todo el camino es (]uebrado y i)or cordillei'a y sin recursos.
No es difícil Cüu.se<>-uir cabalfiadura, y se ])a<ia diez soles poi' cada
ima.
De Arequipa á Camauá (capital de la provincia de su nombre)
La ruta más cómoda es de Arequipa á Moliendo por ferrocarril; de
Moliendo á Quilca por vapor, á donde se puede ir tarabien desde Lima^
De Arequipa sale tren todos los días, y por Moliendo salen dos vapores
.semanales.
De Quilca á Camauá se vá en seis horas de buen camino de cabal-
gadura.
Es fácil conseguir cabalgadura por cinco ó seis soles: y hay recursos
para la vida.
De Camaiui á la salina de P^iccliúii hay dos horas de buen camino,.
En Piu'chnn hay liabitación (U- la (Jouipaíiia.
|ja otra ruta para ir de Are(juipa á Cainaná es por ferrocarril dt-
Are(piipa á Sotillcy, de aqui á Sigivas conwv ya se hii dicho, y de Siguas á
Canianá eu una jornada de doce horas de buen, camino.
El ílete fie cada bestia de Sotillo á Canianá es de diez soles.
De Camaná á Huarhna (provincia de I>a Unión)..
De Camaná á Goriri (pequeño pueblo^ trece horas.
De ('oriri á Aplao (capital de la provincia de Castilla) ti-es hoi'as y
media.
De Aplao á Chtiqaibamba (capital de la provincia de C/ondesuyos)
ocho horas.
De Clmquibamba á Salamanca (capital del distrito de .su nombro-
provincia de Condesuyos) doce horas.
De Salamanca á Cotahuasi (c-apital de la pro-vin-cia de La Unión
diez horas.
De Cotahuasi á Huarhua (pueblo y salinas) cuatro horas.
Los caminos de Camaná á Aplao son bueno»; de Aplao á Huarhua
Non quebrados y molestosos.
No es difícil conseguir cabalgadura para todo el viaje, por doce so-
les cada una, ó poco mas. según la urgencia.
En Camaná hay hotel; en los demás lugares se ocurre á las autori-
dades ó á los particulares.
De Cliala (puerto y distrito cié la provincia) de Camaná á Caravelü
(distrito de la misma provincia).
De Chala Caramba (peípieño pueblo) seis horas, cansino de herradu-
ra.
De Caramba á Quicacha (pueblo) cinco lioras.
De Quicacha á Caraveli (capital del distrito) trece horas.
De Chala es muy difícil conseguir movilidad, y debe pedirse á los;
lugares vecinos.
De ( Jhala á Quicacha el camino es llano; de Quicacha á Caraveli es
quebrado é incómodo.
Para el hospedaje hay que ocurrir á los particulares ó á las autori-
dades^
De Lomas (puerto y pueblo de la provincia de Camaná) á Puquio
^capital de la provincia de Lucanas, departamento de A^^acucho).
- 51 -
De Lomas á Acarí (pnublo) ciiiuo lloras de viaje en cabalgadura)
De Acari á Sa ¡sa (pueblo) doce iioi'as.
De Saisa á San (Jiistobal (pueblo) diez horas.
De l'iu|uio i'i San Cristóbal (pueblo) diez horas.
De San Crií;tól)al Pu(]uio — cinco horas.
El camino de Lomas á Acari es llano; de (Acari á Pucpiio muy que-
brado en partes y casi todo por punas.
No hay hoteles. Se busca alojamiento en casas particulares. — En el
camino hay algunos fundos donde tomar alimentos; pero debe caminarse
con provisiones.
En Lomas es diíícil encontrar cabalgaduras; pero se consigue de lu-
gares inmediatos.
De Arecpiipa á Moquegua:
Dos caminos son los más usados para ir de Arequipa á Moquegua:
uno tpie se hace todo en cabalgadura; y el otro que se hace parte en fe-
rrocarril y parte en cabalgadura:
El primero:
Ai"e(|uipa á Puíiuina, (pueblo) nueve horas.
De Puípuna á. Esquino (pequeño caserío) siete horas.
De Esquino á Moquegua — ¡ rece horas.
Es fácil conseguir cabalgaduras en Arequipa; y se paga hasta veinte
soles por cada una.
El camino no es malo hasta Escjuino; pero si lo es er la última jor-
nada, principalmente ja cuesta de los e.scalone8.
En Puquina \i\y hotel. — En Esquino no lo hay.— Para la última jor-
nada debe llevarse provisiones.
El segundo camino se hace:
De Arequipa á la estación de Tambo por ferrocarril.
De la estación de Tambo, donde se tendrá listas las bestias, á Mo-
i'ro de Tambo ó Punta de Bombón (pueblo) nueve horas.
De Punta de Bombón á Moquegua — trece lloras.
Todo el camino es bueno: pero la última jornada es muy larga y por
despoblado, — Debe llevarse provista la alforja.
No es difícil conseguir las bestias y se paga ocho soles por cada una.
— Si hay equipaje, es mejor enviarlo por mar á lio y de lio á Moquegua
por ferrocarril.
En Punta de Bombón no hay hotel; pero se consigue hospedaje -le
pai'ticulares.
- 52 -
DEPAKTAMKNTO I)K PI NO
De Arequipa á J*uu(i. viaje por ferrocarril, doce horas— en Puno lia v
hotel y coino(li(hi(h^s.
De Puno á .Tuli (capital de la provincia de Cinu tiitr))
De Puno á Chucuito (capital de distrito) caniiun de cal)ali¡;a(hira.
tres horas y media.
De Chucuito á Acora (capital de distrito) tres horas y media.
De Acora á llave (capital de distrito) seis horas.
De llave á Juli, seis horas.
Todo el camino es bueno, aunque muy frío, y es muy poblado. No
hay he teles; pero se consigue fácilmente alojamiento y alin entos. Ka
tiempo de aguas hay cpie pasar el rio llave en balsillas de totora.
Se consigue fácilmente las bestias; pero son malas.
Este viaje puede hacerse también en los vapores ([ue navegan el Ti-
licaca: y se hace en ocho horas: pero los vapores. tocan en Juli solamen-
te una ó dos veces al mes.
De Juli á Sales Chico y Sales Grande (pequeñas rancherías) diez
horas de cabalgadura.
De Sales Grande á Pisacoma (capital de distrito) doce horas:
De Pisacoma á HuacuUani (capital de distrito) seis horas.
De Juli, pasando por los pueblos Desaguadero del Perú y Desagua-
dero de Bolivia, se vá en una jornad i á Hua qui (estación del ferrocarril
.á La Paz.)
De Puno á Asángaro (capital de la provincia de su nombre):
De Puno á Juliaca ( capital de distrito y estación de terrocarril) ho-
ra y media de tren.
De Juliaca á Pucai-á (capital de distrito y estación del ferrocarril)
tres horas de tren.
De Pucará á Asángaro, en cabalgadura cuatro horas de buen ca-
mino.
En Juliaca hay que tx'asbordarse del tren de Puno á x\reqiii])a al de
.1 uliaca al Cuzco.
En Juliaca y Pucará hay hoteles, y en Asángaro hay recursos para
los viajeros.
En Pucará se consigue fácilmente las cabalgaduras.
— B3 —
De Puno a Lampa (ca|)ital de la provincia de su nombre):
De Puno á .Juliaca, lioi-a y media de íerrocaiTÍl.
De Juliaca á Lampase puede pasar el mismo día, en cinco horas de
■camino de cabalgadura.
Buen camino, se pasa tres veces por vado el río Lampa, en Lampa
aio hay hotel; pero se consigue fácilmente hospedaje y alimentos en casas
-de los vecinos.
De Asáugaro á Sandia y Carabaya (provincias)
Ue Asángaro á Mufiani (capital de distrito) nueve horas de cabalga-
dura. '
De Muñani á Mayopampa (caserío) doce horas.
De Mayopampa á Cu3'ocuyo (capital de distrito) seis horas.
De Cuyocuyo á Sandia (capital de la provincia) cinco horasv
De Sandia á Patambuco (capital de distrito) nueve horas.
De Patambuco á Colieccaní, seis horas.
De Colieccaní á Límbani (pueblo) diez horas,
De Limbaní á Crucero (capital de distrito) doce horas.
De Crucero á Macusani (capital de la provincia de Carabaya) doce
lloras.
De Asángaro á Sandia la mayor parte del camino es bueno: para
Macusani es malo.
Se consigue fácilmente las cabalgaduras, y por poco precio, en rela-
ción con el viaje.
En todo el camino se encuentra hotelitos ó tambos donde pasar la
noche y alimentos.
De Puno á Ayaviri (capital de la provincia de svt nombre).
Se toma el tren en Puno á las seis y media de la mañana; hora y
media después se trasborda en Juliaca al tren que sale á las ocho para
el Cuzco; y á las once del día se llega á Ayaviri, donde hay hotel»
De Asángaro á Huancané (capital de la provincia de su nombre).
De Asángaro á Huancané (pepueño pueblo) jornada de seis horas en
cabalgadura.— Mal camino.
De Huatasani á Huancané — ocho horas— Camino menos malo que el
anterior.
No hay hoteles ni hospederías y todo el camino es escaso de recur-
sos.
— 54 —
PROVINCIA LITORAL Dli MOOUIiíU'A
De lio [puerto] á Mo(]ue,<íua (la capital) por ferrocarril, tivshoras.
("liando el fHrr>)earril estíi inrerrunipido, ó se (]u ¡ere hacer el viaje
en cabalfíadura, se acostuml)i-a, hacer el camino en dos jornadas. l)e
lio a la Rinconada '.valle), donde se consigue alojamiento en la hacien-
da San Luis (siete á ocho horas de viaje), y de Rinconada á Mocjuetina
en cuatro horas Kn lio no se consigne bestias, y lia^ (|ue iK'(lii-las al
valle ó á Moquejiiia.
De Moíiuegiia á Torata (ca])ital de distrito) tres horas dp viaje en
cabalgadura.
El c/iinino entre lio y Moc^uegua es llano cu su mayor parte, sal-
vo dos cuestas suaves para entrar y salir de Riucoiiadn; cutre Mocpie-
gua y Torata es c[uebraclo, principia el ascenso á la coidillera. De Uo
á Rinconada, puede irse por la ¡lanipa, camino desj) )l)l.i 1 >, ó poi- entre
el valle, pasando ])or pequeños fundos; pero entonces la j.)rn;ida es
mas larga. De Moquegiia á-Torata el camino es'poblmlo jior jiequc-
ños sembríos.
Para visitar las salinas, si se sale de lio, del)e (h'jarse el tren cu el
Hospicio, paraderoqueestáal principiai" la "pam])a, y eu domle deben c^ ■
perar las cabalgaduras. Del Hospicio se vá eu el mismo día á las sali-
nas de Loreto, 3' de estas á las de Osmore siguiendo la (]uebrada de
Huaneros, 3' de estas á Moquegua, por la misma (juebrada. En Mo-
(]upgua se toma el tren para ir otra vez al Hospicio, donde deben espc"
rar las bestias, \' el ndsmo dia se pasa á la salina de Choh^lo, y se re-
gresa al Hospicio, ])íira ])asar la noche. Al día, siguiente se sale muy
temprano 3- se visita las salinas de Panq)a Colorada v Paite; y de Pai-
te se va al ])aradei'(j del tren en Pedernales, para ir á lio ó .Moquegua.
En las saliiuis no hay recursos para la vida, ni habitación. En los
paraderos del fei-rocarril no hay recursos, ])ero si techo para cobijarse.
Los víveres, i^asto 3* agua deben llevarse de .Nbxjuegna, ó del valle
lo que no es difícil.
El flete de bestias puede estimarse eu dos soles diarios cada una v
el jornal en un sol diario.
DEPARTAMENTO DE TACNA LIBRE
Del Callao á lio, por vapor, tres dias.
De lio á Mo(]uegua, ])or ferrocarril, tres horas.
De Moquegua á i-oeumba (capital de Tacna bibrej diez leguas de
buen cíimino de herradura, que se andan cómodamente en seis horas.
De Locumba á Sama (capital de distrito) límite con el territorio
(ocupado ])or Chile) ty.^-< hortis— jinco á seis leguas— camir.ocarretero.
Cuando el ferrocarril de lio á Moquegua está interrumpido, se ha-
ce el camino de lio á Loeund)a directamente, en cabalgadura, por las
loni.-is lie li iii, cu las ([ut' lia_v ]) ' lucños olivaros (Joiide pa-sar la iiO(!ji;\
si lio sf ([uic;- > ó n ) -i' piunle hacr el camino en una sola jornada. —
De lio á los oliv.iiv^ hay. aproximadamente, seis ó siete le<i'uas; y del
olivar ;i Loen m ha catorce ó (piinee. — Todo el camino v-'s de herradura,
bueno, y se nede andar en catorce y fi.un en doce horas útiles.
I']n lio, .Moipico ii.-i, Loeumha y Saiiui hay hospedaje. — lOn los tres
últimos se consigue cabalj:adn i'a fácilmente 3* baratas, no a. sí en lio,
(le donde hay (]ue jjedii-las al valle ó á los lu<i'ares de destino.
De Sama, siunieiido el valle abajo, se va á las Varas (])e(pieños
í'nndos y caserío), á ("nilona (salina desiiabitada ) y á Morro de Sama,
en doiule, transitoriamente, se encuentra al<i'niios peseadoi'es. — El ca-
mino es de lierrailnra, al^'o molesto ])or los pantanos. — Xo puede ha-
cerse el rejiieso el mismo día; ])ero á poca distancia de l;i l)Oca del río
se encuentra ije(]ueños sembiíos y gente hosj)it:'.laria.
Desde S ima liasta, la boca del río el paludismo reina todo el año;
es mortal y causa víctimas diariamente.
De Sania hay buen camino carretero de tres horas á la ciudad de
Tacna.
De Sama, siguiendo valle arrilja, se va en un día á Tala, pueblo
(|uc está montado sobre el río, de manera que una izarte la gobierna
el IViú y la otra v hile. El camino es bueno, de herradura; pero largo,
de todo el día; y si s" (]niere h:i(!er en dos jornadas, hay los pueblos de
Sama grande, fiir.dos y cásenos ])eqnefios.
De Tala se va á Ticaco en mediodía. — ('amino quebrado. — Ticaeo
es hoy la capital de la provineia de Tarata. — Xo hay hoteles; pero el
íiloja miento y alimentos se consiguen fácilmente por intermedio de las
autoridades.
De Ticaco, siguiendo la falda de la cordillera hacia el norte, se vá
á Candarave (capital del distrito de su nombre), — T^a jornada es lar
ga, penosa, ¡jor la falda de la cordillera, sin recursos; y debe cumplirse
antes de las dos de la tarde, pnes desde esta hora cae, todo el año,
lluvia ó granizo, ó nevada. El qu ; da estos datos salió de Ticaco, en
buena muía, á las dos de la mañana y llegó á Candarave á Ui una del
día. — En Candarave no luiy liospederías; pero se consigue hos¡)edaje
en liabitaciones particulares.
I 'e Candarave, pasando la cordillera del Tacora, se puede ir á Bo-
livia, ó al ('.ej)ariameiito de Puno por Pisacoma, Ancomarca, Desa
guadero ó Juli.
Las bestias (jue se consiguen en lio no son aparentes para la sie-
rra; deben combiarse en Moquegua ó en Locnmba ó en la hacienda To-
masiri, que está al pie de Sama.
Los fletes en apariencia no son subidos; pero el fletador exige
siempre ii' como guía, ó que se le pague por regresar sus bestias. — Debe
estimarse como precio medio diez soles por bestia de lio ó de Moque-
gua á Saín 1, é igual flete de Sama ó Locuinba á Candarave.
Para ir á Ticaco ó Candarave no es preciso ir por Sama, pues se
va también de Locvimba ])ov los pequeños pueblos de Mira ve, Ilaba^'a
y Curibaya, en dos jornadas.
DE
MOCHE Y CHANCHAN
Kf, ESTUDIO DEL DR. líHLI';. — EL IXTERKS QUE DESI'IKIÍTAN XUIÍSTRAS
RELIQUIAS HISTÓRICAS.
El Dr. Max Uhle que desempeñara con tanta contracción la jefatura
del Museo Histórico de Lima, habia preparado después de paciente ín-
vestigBción por la zona del valle de Chicama, un estudio de las famosas
ruinas que se ven desparramadas en los alrededores de Trujillo y que se
conocen con el nombre de Ruinas de los Chimús. El hermoso estudio
descriptivo ha visto la luz en Chile en los primeros meses del año, y á
fin de darlo á conocer en el Perú ya que su autor lo ha publicado en ale-
mán, nos hemos procurado la traducción qué hoy publicamos.
Siguiendo su acostumbrado método, Max Uhle, antes de la descrip-
ción ensa^'a un estudio interpretativo de las fuentes históricas monumen-
tales, pero tan sintético y vago que por más esfuerzos que se haga para
encontrar verdaderas conclusiones, apenas si se descubre el temor que
tiene en exponer una doctrina. Por lo mismo no deja de incurrir eñ al-
gunas inexactitudes, v. g.: la que parece descubrirse en la suposición de
que los chimús, más que descendientes de inmigrantes extraños llegados
á las costas peruanas del Norte ó del Occidente, son descendientes ó nue-
vos retoños del extinguido imperio aimará de Tiahuanaco; asi como la
inútil rectificación de que la cultura yunga es anterior ó más elevada que
la de los Incas; lo que ya es un lugar como arqueológico.
H. H. Urteaga.
LA5 RUINA5 DL MOCHL
I'OK ]\í. Unr.E
Fifi. IV-VI
Eiiti't^ los (líieifiil ps elementos cnltmiiles de l;i antigiia América,
liay pocos cjiie merezcan tan elevada ¡loiideraciíni, sci^ini el grado de sn
desarrailo, como los de la ciiltni'a peruana: uno de los progresos deesta ci-
vilización t'né la factui-a (ie los linacos policromos y figurados, que exis-
lian en los alredores de Trajillo y Chimbóte. Colecciones de estos hua-
cos ñguran en los diferentes museos europeos desde hace más de 40 años,
sin (inehastahoy luihiera sido posible formar unjnicio exac to de suorigeii
étnico y del estado liistói'ico que les corresponde en la cultura peruana,
(E. Seler, pintui'as de liuacos ])ernanos en: Rob. Lehmonn-Nisclie, Suma-
rios de las conferencias. Buenos Aii-es. 1010. resumen No. 32.) Corriente
es la designación de tilt'((ren<i-chimú, dada á estos artefactos, aunque por
(jarcilazo y otros autores tenemos noticias (¡ue los Incas destruyeron el
imperio de los chimús, extendido hacia el norte de la costa peruana. (1)
Según otros autores resnltan iguales tales huacos policromos de edificios
á ItíS de épocas posteriores, los cuales se atribu3'en á los Incas. El desa-
rrollo artístico de los productos era tan grande que indujo á los grandes
sabios á declarar el período de elaboración de estos objetos como el fin
de la cultura peruana, y de allí lao[)inión de que campos con alfarería de
un tipo más sensillo, son más antiguos que otros, en los cuales la forma
Plano de las ruinas.
(1) Sin enibavfio la de.«'gna-;-ión no i^s flcfwtnosa, snpnpsto que la más perfecta
alfarería con-e^ponile á la éi)Cca de la dominación de l().s ynngiiscljinuas ynóálaincáica.
—Nota del Ti-adnctor.
V (IiM'oi'iii (ii ;i i1 ist ico (le los Inuu'os ofrece mi (lesiiiTollo más elevairo'..
(\ éfisi- ¡Inllclca. Algunos resultiulos de exploraciones antropológicas re-
cién luH-iias en el Perú, en: Siniilison. Misuell. Coll. tomo 5G. No 16, p..
it-lO.)
K\\ Pacliacamac no hay objetos repi'esentativos de esta rica cerámi-
ca colorada. S.c apercibe solamente, que después del fin de la cultura
de Tiahuanaco la alfarería de esta región ofreiv tipos nuevíjs, (;ue tienen
seguramente la procedencia yunga y en las cuales Heguraniente la iíifluen-
l ia de la cultura.de las naciones de la costa/ ganó eji influencia. Al fin
del desarrollo histórico se mezclan en Pachacamac tipos ineáicos con
liuacos negros como los hay en todo el norte de la costa peruana, lo que-
seguramente ha dado lugar á (pie se sostenga que en los tiempos poste-
riores al periodo de Tiahuanaco, pueblos asiáticos desembaTcaron en la
costa peruana septentrional ejerciendo de una parte influencia sobre las
demás culturas del Perú por medio de lutevas ideas, y de otra paite de-
sarrollando toda la rica exhuberancia de la ciiltura chimú en el norte de-
la costa peruana. (Max Schmidt, representaciones escénicas. Véase ar-
chivo Bassler, 1910, 1", p. 2, 1(),¿Í2 etc., en el n:iismo: Antiguos tejidos
j^eruanos: en: R. Lehman-Nisch. sumario > etc., i'esumen No. 49)-. Como si
se puflieran sentar tan fácilmente teorías sobre la imnigración de nuevos
¡)ueblos en un país, antes de explotar cientíñcamente todas las posibilida-
des históricas. (1)
Tales son en general las opiniones de los que creen que los huacos-
/>o/.',-r(-i77209 de l'rujilloy Chimbóte marcan el completo desarrollo de ' la
antigua alfarería peruana.
Aún ha}' má,s; un nuevo ex[>lorador de tesoros, de cuyos buenos re-
sultados en el valle de Chicama se hablaba mucluj en los periódicos lon-
dinenses de los últimas años: sin tener en cuenta datos y hechos histó-
ricos de gran valor y como es fácil para él dar. burlándose de toda cro-
Oti-o as|):M-i,) (!;■ laf. ruinas
(1) Solo (jue la única posibilidad histórica rei)osa hasta- hoy únicameiite en el de-
sarrollo (1<^ estas aiiti<>nas culturas, dci ivándolas de antiquísimas inmigraciones del
noi-te de América ó del sin- del Asia. — Síota de! Traductor,
— T)í) —
Yiiolog'ia, (la para es'tas alfarerías coloradas una edad de 7(J(X) años, más ó
monos. (M^'riug, Una civilización maravillosa antes de 7(J00 años, en:
The lllustrated London News, diciembre, 4, líH)!), p. 80). Opinión insuí'i-
'cieute y anticientífica.
Ya he dado en la «Industria» de Triijillo, el l'i de mayo de IIKX), nn
resumen de los resaltados de mis exploraciones de Moche, tnaiiifestando
([ue las conocidas «Ruinas de Moche», el Templo del Sol y la Huaca de
II i Luna no son. como se creía hasta ahora, obras incaicas, obras monu-
mentales anteriores en muchos años no solo á la fundación del imperio, si-
nó que se remonta á uaucho antes del -establecimiento, no digo de los Incas,
sino de los constructores de Tiahuanaco. Los ' huacos policromos como
productos contemporáneos de la cultura que producía aquellas construc-
.-ciones, son, igualmente de data más antigua que la época de Tiahuanaco.
Ellos indican la forma más remota de la «cultura d-e los hombres que ha-
bitaron eia los alrededores del Trupllo que •conocemos. De aquí la pru-
dencia que hay que tener eu afirmar ([ue sea de procedencia netamente
•chimú, porque parece bien dudoso.
Porque, asi como los Incas no residieron más de 30Ü á 400 años en
el Cuzco, asi íambien los.chimús quizás si sol-o residi'e'roñ em la costa cor-
ios años antes de Iop Incas y no railes de años, como se asegura.
Por eso es más prudente llamar á esa rica alfarería proto-chimú, con
cuya palabra qaeda seña'ada la correspondencia local y la ascendencia
.general de la cultura de [oí^ últimos chimús, pero la relación de la cultu- '
ra eii general parece más débil, y al mismo tiempo que se renuncia á la
identidad del tiempo, hay pue renunciar al sostenimiento de la soberanía
«■^himú en los valles de Trujillo,
FIO. 1— LAS RUINAS DE MOCHE
D, Huaca del Sol; E, huaca de la Luna; A. B. C. puiltos de triangu^
lación; a, b, c, d, cementerios; e, varias tumbas; f, sitio de fosas antiguas-
ahora ya destruidas g, h, algunas pocas tumbas, encontradas, inexplora'
— ()() —
das; i, íVagiiuMitos de alfarería negra en la superficie; k fragmentos de
alfarería colorada en la superficie; 1, rastros de antiguos talleres; in. pe-
queñas colinas, ruinas de casas; n, parte dé la liuaca del Sol, ai'i'ancada
por el rio; o, terraza.
* *
De las ruinas del valle de Trujillo son, como se sabe, dos las inás
notables, las ruinas de Cliauchán y las de Moche. Aunque tengo la opi-
nión de que ambos grupos tengan u la historia análoga, su aspecto es,
como también la clase de sus restos principales, pei'féctamente diferente.
Las ruinas de Clianchán se extienden ahora como una gran ciudad en el
llano. Son construidas en su mayor parte de tapias, edificios y murallas,
hechas en el mismo sitio con cemento de barro. En los campos fúnebres
predomina — y se encuentra sólo el tipo de los huacos negros, (jne forma
el carácter de los nuevos campos fúnebres de Pacluicamae..
En las ruinas de Moche (íig. 1) existen en lo más importante, dos mo-
numentales obras, regularmente conservadas, por sólidas y grandes ta-
pias. El tipo de la cerámica predominante en los campos fúnebres es el
de los figurados huacos policromos.
En efecto se encuentran también huacos negros como son típicos
para Chancháu en campos fúnebres aislados (fig. 1, c, d,); pero estos
campos están pocos extendidos, su contenido es poco importante, y ante
todo el punto de vista local, es inconexo con las grandes obras monu-
mentales.
Una sola estimación comparativa sobre las ruinas de Clianchán y
Moche impone la opinión que, aún cuando su curso histórico en general
era paralelo y común, las ruinas de Moche tenian en lo especial su im-
portancia histórica, predominante en otro tiempo, sobre aquellas de
Chanchán, capital conocida de los chimús.
Como se vé en el plano, los dos edificios, la Huaca del Sol y la Hua-
ca de la Luna, (fig. 1, E. D.) limitan \m pequeño llano cerca de 800 me-
tros de largo y 500 de ancho de la ribera izquierda del rio Moche, entre
la ribez'a y el Cerro Blanco, un cerro cónico de una altura de 300 metros.
La Huaca de la Luna está sitnada cerca de la base de este cerro paTticuIar,
directamente bajo su cumbre; la Huaca del Sol en la otra orilla del llano,
cuyas espaldas se apoyan contra la hondonada que en el tiempo de lluvia
está varias veces inundada por el río creciente de Moche. Ambas obras
monumentales como correspondientes una á otra, vuelven sus fachadas
ima hacia la otra. Enti-e ellas deben haber existido la antigua ciudad de
casitas y chozas, lo (pie atestiguan todavía algunas elevaciones que escon-
den muros de casas.
Ambas obras, la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna, son idénti-
cas en su plano principal. Ambas tienen sus lechos de grandes la-
drillos de tapia. Ambas forman en lo principal altas terrazas, cerca-
'ílas de escaioiKís de 3 m. á 3.50 uk de alto y dos metros de aiicVio. La
Huaca de la Luna (tig, 2) no tenía mas (¡ue uwa planicie de 80 m. de lar-
,go y (50 m. de ancho, elevada cerca 21 m. sobre el llano de la comarca.
Jjas (\ filas de escalones cercándola, rodean s^olamente tres de sus lados,
porciue el lado de espalda-, junto á B, se pierde en la subida del cerro.
Ku higar de eso e.staba })ertreckada en todo tiempo por edificif)s anejos
•detrás y aü norte (O 2). La parte posterior de la planicie (A) fué desti'ui-
da por paites en siglos ¡interiores por explotadores de tesoros, de mane-
ra (]ue no se muestra hoy seguramente en su forma originaria.
La kuaca del Sol (fig. 3)
•está todavía nnís destruida qu'e
la oti-a. El rio ha arrancado en
■siglos anteriores todo el lado
K>cidental y el centro'; no existe
anas que la fachada meiidional
y oriental, y al pai^cer la ma-
yor parte de la planicie seten-
trional (B).
Basta esto para dar al ob-
servador una perfecta impre-
sión de la antigua majestad de
la obra, por el sur y este: en el
extremo setentrional se vé una
calzada (A) de cerca de 90 m ^ , , t
, , , , iM<í. 2 Huaca de la Luna
de largo y o m de ancho, que
servía al parecer como entrada al edificio. El resto de |la construcció-
forma una mesa con una alta pirámide puesta encima (E), que coronaba
la parte meridional de toda la obra en el sur (C) con una anchura de 13(5 m,
con 228 m de largo (B, C), y 18 de
alto. Los lados estaban cercados
con cinco escalones de más de 3 m
de altura y 2 m de ancho. La pi-
rámide puesta encima (E) con cei"'
ca de 1(33 m de largo, cercados en
todos los lados por siete escalones
iguales, superaba la superficie por
23 m. Por eso es esta obra de una
altura de más de 40 m,, la más no-
table en el Perú en los tiempos
anteriores del coloniaje. Parece
que la altura de la pirámide en el
lado oriental ha quedado perféc-
tamence conservada. Pero la planta
completa es imaginaria y se obtie-
ne solamente por la observación
Fiíí-. 3 Huaca del Sol
A. Calzada de' Ciuiiino antiguo; B, planicie se-
tentriciial; E. i)ii áuiide; b, i'auiino antiguo
cercado; parte occidental de la tl.iaca
anaiicada por el rio; q, cumbre de la pirámide
t, entrada nueva á la planicie.
— f)2 —
Fifi'. 4 1 Inac.-idcl So], vi.sla del v'n
de las reglas seguidas en ¡a construccióii general. La base ]iarpc(> cuadrada
como está indicada cu d plauo (cerca de u. Entonces se liabi'á pre-
sentado en el oeste una tcii-aza poco levantada, de la cual liay un resto
separado adjunto á ]).
La pirámide está puesta en-
cima de la planicie tle manera
(jue la separa en dos. muí más
grande (B) por el iu)rte _v otra uu'is
pequeña (C) por el sur. Asi llega-
mos á una terraza ijue tiene en
general el carácter do las pirámi-
des en las obras de Co]iáu en Gua-
temala 3^ Monte Albán en México.
En todo caso la })lanta es en gene-
ral más parecida á éstas que á l^s
pirámides de tem[)los incaicos como en Fachacamac, cuyos escalones en
la pirámide están alargados á terrazas anchas, ocni)a(las con casas, (1)
La obra monumental tiene todavía \\i>\ una ]H!.'<ición espléndida
pues de ella se contempla un horizonte aniplisiuio snbi'e.el. país y hasta
hacia el mar. Por el este del lado
del rio, la obia (lig. 4) parece de
.-~,;ggga. forme y lo más insignificante por
efecto de la destrucción. Ya l)ieu
difei'eute es la vista del lado es-
trecho en si sui- (Hg. 5) aim cuan-
do aqui la impresión está perjudi-
cada píu- el derrumbamiento de la
Fig. 5 Huaca dt-l Sol (Lado pstrwlio del sai ) gradación de la planicie.
La vista de la larga fachada en el estenos da una impresión aproxi-
madamente completa de la antigua grandeza aunque tamlnéu esta huaca,
está ya bastante perjudicada por derrumbamientos. Véase fig. V, íig. a,
desde el centro del llano, (¡ue según las apariencias fm-nraba antes el te-
rreno de la antigua ciudad.
Fig. 7 es la -v-ista sobre la terraza (fig. ;^ c cuyo altn es de 18. que
limita la pirámide en su extremo meridional. Más allá sobre el llano la
vista del observador encuentra más atrás la Huaca de la Luna (>-<"'ig. E),
en su espalda la alta.cumbre del Ce.rro Blanco. En la fig. 8 se ve la pi-
[1] No libre todavía de prejuicios Max Uhle, se esfuerza sin fniidaiiiento, en sos-
tener qne las construcciones incaicas son y)ii iunidales [estilo -asirio] miando no i)t)dria
citar una sola construcción délas atribuidas á los incas (jue acusara semejante estilo.
El estudio vuelve á sostenei- el erroi- ai)untado al decir "las ])irániides incaicas"; pero
semejante eri-or es sostenido por Uhle para ser consecuente con su teoría (más que de.s-
cubrimiento) de que el templo ó santuario de Pachacamac en Lurín. de forma pirami-
dal, fué templo del Sol elevado pf)r los incas. Aseveración de una falsedad probada
hasta la evidencia. Nota del Traductor.
— 63
rain ule {U^.
.'í. 10) cMi SU coinpli lii <j;fii lulezíi desde hi Icvraza meridional
Fisi'. 7 I'vXtri'iiio iii 'l iilioiia
la Hiiaca de
La i'i'(_'e[)eión del [ilaud de las riiinas no ^M■a solaiiienle la mitad de
Li tarea. l-icf>i'esaiido al croiiuis total (Üü;. 1) de las luinas cada viajero
percibe inst.viitiVneainente lo (jiie li ly en el pie arenoso del Cerro Blanco,
un campo de cementerio, ext endién lose por el noi-te. el sur 3' deti'ás de
la Huacd di' la Luna, cuyo laro-o es de 1 km. (h, 1). f). y se conoce ])or ios
miles de añicos de arletactos y vaso.s fúnebres (pie iuin (]uedado. des-
[)ués de la destrucción de las tumbas
Todas estas tumbas, con excep
cióiide dos ó tres eii la parte nieri-
dio nal del campo (fig. 1, cerca de
i.) son de la cerámica de los hita-
cos con figuras policromas.
En estos tiempos no ha que-
dado casi nada (pie pudiera. ser ex-
cavado. En medio del llano (íig. 1,
c) había un pecpieño cementerio,
con alíareiía negra semejante á la
de Pachacamae, que había sido
excavado en 1898 ó 1899, pocos
meses antes de mi llegada v de
^" las-cua,les no había nada más que
unos restos de haacos negi'os colocados al rededor. Otro cementerio pa-
recido (fig. 1, d) he abierto en una distancia de cerca de 150 m al sur de
hi Huaca del Sol, escondido entre matorral: encontré aquí iguales huaccs
negros mezclados con huacos incaicos (Fig. IV, A), (|ue casi designaba el
cementerio como perteneciente al último período del valle. Pero auinjue
está bien anotado, en estos cementerios con huacos negros no había un
solo huaco policromo. Estos per-
tenecieron entonces á otro tiem- ^' ' "
po, y, aunque estos se confunden
en muchas obras de viajes con la
cerámica policroma (V. G, Squier
Perú. Nueva York. 1877, p. 170-
192, F. W. Mitendorf, II, p. 391
etc): ha}' que advertir qi;e. crono-
lógicaiñente, son perfectamente
separados.
Naturalmente no pude consi-
derar mi tarea como terminada
con estas observaciones y descu-
brimientos. Yo necesitaba pruebas más precisas para indicar la edad
de la construcción de ambos monumentos, me era indis]iensablo estudiar
cementerios en su mismo sitio, y espe(\.d n-ii!e lenia ¡[ue encontrar ar-
Fi.i;-. .S L-i |)ir,'i iii 1 • \ i.^fa di- la t;-rra/.a
~- (U -
gumentos más detallados, no sólo sohrf hi edad relativa de las diterervfef*
épocas, sino, también sobre las relaciones de cultura que tenia que haber
hibido directamente entre las diferentes época* encojitradas y los monu-
mentos existentes.
Con este fin hice con buen éxito las exc;iv;ici(Mics en el ]ñé occiden-
tal de hi Hunca de l;i I -una (fifi'. 1. a), en la ten-aza meridional del
Templo del Sol [tiji". 3, o] y una excavación pL^c^iieña ¡¡ero inijKjrtante-
cero.i del extremo setentrional de la Huaci del Sol (tiír. le).
A mi iw^ pai'ece (]ne, por midió de estas exeavacíiones, he denn)s-
trado perfe<íta,ment^ que los dos monumentos traen .su (>r¡<fen di' hi
ép:)ca de la cerámica policroma, que este tiempo es auteriory ])erfecta-
niente independiente de la é[)oea (ie Tiahuanaco y (]ue el uso de los mo-
numentos para el culto, después de terminar con los iñltinios dias de
la época más antigua "ii la Huaca de la Luna, se<iuía todavía, largo-
tiempo en la Huacal del Sol. Al contrario no se usaba, para, el cultO'
ninguno de and)o.s monumentos en el propio i>eriodo de h>s chimús coií
los c(3nocidos huacos negros [Fig IV. .V,] y menos toda vía en el tiem-
.po de los Incas. Igualmente estab 'i ou "sto fu >ra de duda que tales-
monumentos tuvieran su oi igen en la época de los Incas.
\ la punta del ])ié de la Hua-
ra de la l una (tig. j. a) sigue el
terreno llano regular con mía in-
clinación pe(]ueña (Véase el i)erfll,
flg. IC). Los hechos recientes que
se encnentian alia (b-f), á la al-
tura de2 á 3m, cubren un cemen-
terio antiguo (a) cuya superficie
era de poca inclinacié>n en la di-
rección frente del temjjlo. y allá.
hal)ía. cei-ca de 2ni bajo déla, tie-
rra, originaria, hoy 4 ó 5m. tum-
bas intactas que abrí i)rÍTnero y
que correspondían con su exce-
lente contenido á las tumbas des-
truidas {fig. I; b.f) si no eran de
.superior calidad.
Como se ve en la ])lanta. se
levanta el pié de la huaca, edifica-
da de tapia poi- delante, y inás
allá se encontraba un sitio como
un euartito (véa.se el espacio a-
bajo de a), cantidad de carracas
_v botutos muñecos de arcilla, con
el esti'o de i,i é"oca p'u- |)arte.s
provistos co)i silba tos (rig. V.fig.
e), que indican relaciones ínti-
mas entre estos juguetes y los fundamentos del templo. Probablemente
eran sacrificios correspondientes á la fundacié)n del templo. Si uno
|iHi lilcs lie la puTita (1(^1 jiié (te hi
Hiiaca (le la Lima
qiiisicMa (liulat- de la identidad del periodo entre estas casas y el edifi-
cio, lo c|uc está hoy fuera de duda, entonces señalarían por lo ineno.s
un dato "ante quod"— anterior al templo. Hablando con otras pala-
bras,. se<>-ún estas casas encontradas sería solamente el temj)lo más
anti<i-uo que acjuellas casas. Pero como ya, he dicho, hoy está directa-
mente comprobada la Cv.ad exacta por medio de lo encontrado. En el
campo al pié de l'i luiaca fueron abiertas 37 sepulturas. K\ cementerio
(cro(|uis tif^-. 11) se extendía á 14m de ancho y 28m de lar<i:o enire la
huaca y la ruina de una casa situada más adelante, fias tumbas, en-
contradas 4- ó 5m bajo de la superficieactual. estal)an por partes i)ues-
tas en la arena e>)mo nidos, por partes edificadas de ladrillos como
sarcóf igos parecidos á la huaca. I'ero estos sarcófaft-os cuyo larg-o
cía de 3m, de anclio de 1-1 l|2de
alto de Im (fip,-. 12) no sei'vían
á rnuei'tos colocados horizontal-
mente, sino re]jresentaban celdas,
en las cuales uno ó varif)s muer-
tos— quizas con mujeres y niños —
estaban sentados con añadidura
, , I' 'í^- de al<?mios cráneos de esclavos v
íiuaoM';;"^ lÍ" llanms sacrificadas rodeados de
sus huacos y tal vez con otro ajuar.
(Cerca de San Ag;istia en Colombia se ha encontrado parecidas tumbas
como sarcófagos, que hay que explicar de una manera idéntica: en Theod
Stopel, congreso Améric. — London),
Muchas sepulturas contenían añadiduras de adornos de oro y otras
cosas más. Las sepulturas del tipo sarcófago estaban cubiertas con pa-
los de caña gruesa y ladrillos. En varias tumbas de esta clase habían
techos hundidos por el peso de la parte de arriba, que habían destruido
los muchos huacos irnos sobre otros. Desgraciadamente no puedo pu-
blicar aquí fotografías de las series innumerables de bonitas junturas que
están desde la transición en el Museo de California fuera de mi disposi-
ción. Pero puedo presentar algunos tipos, en los cuales se aprecia la le-
gitimidad del carácter de las añadiduras, encontradas en estas sepultu-
ras (fig. IV, b). El pequeño objeto en l i primera fila que parece nácar,
hace una impresión particularmente moderna ó europea. Pero este ob-
jeto era uno de los juguetes encontrados en una celda hundida en el án-
gulo interior del campo, inmediato á los fundamentos del edificio, de ma-
nera que la suposición de la existencia de un influjo europeo queda ex-
cluida. El segundo huaco de la primera fila representando mi cóndor,
que roba á un hombre, es huaco negro pero por su estilo fino fácilmente
se puede distinguir de todos los huaco-i u;^gros qn? representan el tipo
de la última época. Había siempre hu i-o í negros entre las añadiduras
de este campo, pero son relativamente pocos y para el caso su color no
indica nada el origen de esa época, lo manifiesta con más claridad su es-
tilo. Así está excluida una mezcla de las épocas. Además señalo aquí
tin'm'as raras barlni(l;i.s (fio-, TV, u) (¡ue se eiicoiil i-al>:ui también en esTa
campo, igualmente el niedalión de dio, encoiit ra/do en la Unaca del Solí
y r.ipresentado ;i(]ní al i'evps. IVro testas ultimase-osas son siniinlaii-
dajlcs que no tienen iniiclia ini])()rtancic para la, cronolo.ííía. Mas vale
Otra, importante que ten.uo (piecit;ir. ICii el ornamen tode la cua rta tima-
ra t^n la se<i'nn(la fila y la ornamentación del costal encima de la. llama,,
tienen las bestias la cabeza trian<i-nlar, que seencuentran tamlñen en te-
jidos, ciut^ no son del tipode Tiabna naco, (pie hay en el lecho inferior del
cementerio de I'achacamac, y (pie parece Iriber sido es[)eí'iabnente ca-
i'actei-ístico para la. anti<>aia cultura de Nin-ería. ó I*roto-Lima. (Ulde-
de las culturas ])rimuivas de los abededoies de Lima p. 367--S98; fifi'.
17a, y 18a, oti'os empleos en el IMu.^eo de liima>. Asi pues tenemo!=i un
apoyo pa ra determinar una edt'id relativa, al camj^o del cementerio.
He estos ornamentos se encuentran al<iunas veces en la misma épcjca y
estos indican la proximidad del tiempo, en el cual se encuentra la cul-
tura (le esta época en relación á i lempos mas autiuuosde los alrede-
dores de Lima. Al contrario faltan entre los hallaz<>'os relaciones sobre
la cultura de Tiahuanaco, lo (]ue exiji'e mucha atención, si considera-
rnos cuan grande era el éxito de la cultura de Tiahuauaco por toda.s-
partes donde extendií) su civilizaci(>n.
Ln la cultura del (íemeuterio teueui >.■; una señal del tiempo en que
la Huaca de la. Luna debió ser constrnubi. 1-os h ill izgos hechos en los
últimos años por un abo.>-ado de Trujillo que entró por un;i (>-alena en
el interior de los fundamentos, prueban la existencia de la huaca,, obra
de la misma época; en este sitio enconti-í') objetos de cobre y huaco!^
id(^nticos á los de los incas. (Quisiera prcveer un error. E\ encuentro de
tales objetos, junto con huesos de hombres, no |)ruel3a que la huaca
era un "bnrial niound" (cementerio;i AHRDLICKA ]). 8)Kn el Perú se
celebrí") cada constru(X'i(')n por un sacrificio hasta sacrificio d^' hom-
bres, f]ne fueron entei-rados bajo de los fundamentos. La fundaci(')n
como '"burial mound" cambia el problema de su destino é importan-
cia de una antig-ua obra percana. Un templo bajo del cual se encuen-
tran sepulturas de hombres no es i)oresto "burialmound" conu) tam-
poco se puede decir que cuando una terraza está asegurada por treK
lados, es una fortaleza, esto es lo que se ha querido manifestar con la
Huaca de la Luna,. (Sqnier, ]). 130).
p]l resultado de las escavaciones en la lluaca de la Lunaespnes su
construcci(')n de una época de una, cultura indígena con huncos polícro-
mos, pero perfectamente íntegro de la cultur;i de Tiuhuanaco, contem-
poráneo según su semejanza con la cultura mas antigua del valle de Li-
ma. Entre los hallazgos del campo fúnebre de Nieveríaenel valle de Li-
ma tenemos también algunos huacos que yo presentaba en Viena, los
cuales si no fuera por los colores, pudieran tener su origen de aquel
cainjio fúnebre [Informe del Congreso XVI de América, Viena 1908, p.
361.) Pero si tienen colores del tipo de Nievería, deben proceder de
donde fuenni encontrados, y la analogía de su forma prueba la analo-
gía crouol(')gica de Ir época.
Seria temerario sui)oner que la Huaca del Sol i)roceda de otra época
— '(57 —
<(|in' la Iluaca de la Luna, i;\n semejante en ia construcción aun cuando
anas grande y superior por la pirVuiiide puesta encima por la gran plani-
•<-ie. En el cuso de (]«e las doy obras estuviesen construidas una después
•de otra y no en el misino liempo, sería mas razonable manifestar la Hua-
ea de la Luna como obra anterior y no posterior, por sus propoix-iones
mas pe(iueíiíis, su situaeión notable bajo el Cerro Blanco y la impoi tan-
eia sobresaliente de su culto.
Por eso son mis encuentros en la planicie meridional de la Huaca >
del 8ol tan notables (fig. 3, c.;- vista: íig. 7.)
La planicie jueridional de la líuaca del Sol tiene 139 m. de largc y
"2!) de ancho. Diierente de la terraza seténtrional (fig. -B, b), peix> semejai -
te el cementerio de la primera tenaza incaica en el sur del templo de
Pacliacixmac, íbrma en su lecho superior, grueso de 8() cm, una cama de :
tierra floja, sostenida por las tapias del n argén, y representaba un;
eementerio extenso. En la superficie se aperciben pocos rastros pero •
excavando, se ve el terreno, como es natural en semejantes casos, llenos,
de restos de tejidos, hilos, cauas, parte de huesos humanos y animales: y .
cantidad de fragmentos de huacos 3' otros objetos de arcilla. Igualmeii-:
te se encuentran en la tierra miles de fragmentos de cornetas de arcilla
en forma de cuerno ó ( oucha, lo que hace una impresión particular eu
un sitio seguramente antes consagrado.
Todas hasta la iiltima sepnh '
tura están destruidas y parece
• pie hace largo tiempo había ijuf
estudiar la antigua historia del
canjpo fúnebre solamente per ¡os
ii agmenlos. Poco después encon-
tié algunas sepmltuias intactas, y
unas veces hasta ccnsl i r.ccioiies
con ladiillos edificadas de allañi-
I ía. de terrazas cuyas plantas es-
taban escondidas bajo los escom-
bros (fig. 14. c). En otras paites
había tumbas, hechas de arcilla,
como por golondrinas, mejor a.bri-
gadas encima por entarimados de
ladrillos (fig. 14 a), y otras mas tenían nichos en la pai'ed de la pirámide
tapados con albañilería después del entierro (fig. 14, b, b). Pero hay que
anotar que todos estos entierros no eran originarios desde el principio
del uso del campo fúnebre. Al contrario traían origen de los últimos
tiempos y por esto habian resistido á la destrucción. Esto está probado
en las sepulturas cerradas por encima con albañilería, por el contenido
principal, que consiste en restos de tierras de colores, de resultas del uso
y la destruccióii del cementerio general en el curso de los siglos. El ti-
po de las añadiduras en estas pocas sepultui'as son huacos negros, vasos
Fifi', l-t — Tiiiiilias pii fl fiiiKÍ;niif'iití).s di' la
Hiiaco (IpI S(i!
08 ^
Vvr. 14
y ollas con modelos en relieve, y el rico en figuras como en Fig VI, fio-.
5, cuyo puntuado recuerda el de la época de Tiahuanaco, y fig 1-7 raras
veces unas copas pintadas (Véase Ulile, Pachacamac, fig. 5, fig. 4), unas
figuras sencillas de arcilla como fig
IV, fig. 8, etc. Anoto igualmente
que también en el campo inás aba-
jo del templo de Pachacamac se
encontró una sepultura con cerá-
mica análoga, decorada con lineas
en relieve (fig. 15) que parece per-
tenecer á los últimos tiempos de
la época en el uso del lecho. Las
añadiduras del tiempo de Tiahua-
naco no se encontraban en ningu-
na parte en estas sepulturas in-
tactas delaHuaca del Sol. Pero al-
cancé á encontrar en el cemente-
rio libre una cantidad de restos
de artefactos en hi época de Tia-
huanaco. [fig. 16; véase No. 1;
las figuras aladasdel gran portón nionolitodeTiahuanaco; (íhle. Pacha-
camac, Fig. 4, 2; No. 2: Uhlc, fig. 5; fig. 1, 2 y 4; No. 3, fragmento de
una copa tallada en madera.; la forma d^ la corona como ('lile, Fig. 4,
fig. 2, etc. No. 4, frag nento de la, copa, Flde, Fig. 5, fig. 4, No. 5:
fragmento de co|)a, TThl!\ Fig. 5, fig. 3. No. 0, copa, con el principio
igual en su decoro; Fhle Fig. ñ]. Esto basta para manifestar el uso
del cementerio en esta época.
También tejidos por partes pin-
tados (fig. 17, No. 4), son perte-
necientes al carácter de la época
de Pachacamac (fig. 17, No. 1,
véase técnica y modelo, ühle, fig,
6, el modelo fig. 9; No. 2, la identi-
dad teogónica, Fhle,Fig. 6, fig. 7,
No. 3; Uhle, Fig. 6 y 9, el texto
de Pachacamac, \\ 336 y otros
trabajos análogos de cementerios
coiiteaiporáneos de lea.. Ancón,
etc. Reiss y Sühcl, campo fúnebre.
Fig. 55, fig. 3. N()."4; Pachacamac,
p. 32, fig. 31. Dos copas del tipo
de Tiahuanaco. (fig; 16 No, 2 Fig. V, y fig. b) han sido coin[)uestas
mas tarde de fragmentos que se encontraban colocados al rededor so-
bre un espacio de 20 m, en todas las direcciones. Anoto, que, aún cuan-
do talesfragmentos que se encontraban entreel contenido de las sepul-
turas intactas y cerradas por ladrillos, había un fragmento de las dos
Fi-. 15
copas cti medio de la muralla eutre los ladrillos que cerraban la tum-
ba: inia pi-iinb i que las sepulturas intactas no estaban solamente más
nuevas (píela destrucción de las
tumbas ilel tipodeTiahuanaco.
I a época de Tiahuanaco haV)ía
])asado tanto tiempo que ya no
liabía añadidurasen su tipo pa-
ra las scpultui-as intactas, y
hasta a])ena,s traemeiitos de
ellos (]ue fácilmente hul)ieran
]jodid<) íbrnuir ])arte de las tie-
rras mezcladascon el contenido
de las tumbas. Infectivamente
se encontraban en la tierra suel-
ta unos ])ocos fragmentos de al-
farería, que, auiupie corres])on-
día á la cultuia de la Huaca
de la, Luna, habían ya casi ])cr-
dido el ti])o de aípiella cultura.
Los más lecordaban todavía
las representaciones de aquel
])ei íodo, las figuras de arcilla en
forma de coi-netas con sus cabe-
ceras en forma de una T; ade-
más se encontraron, juntas
en una exca vación entre los la-
drillos del cementerio, tres figu-
ras de oro (Fig. V, fig. g), la cabecera de oro de un collar de turque-
sas engra Abadas, un gran disco de pedazos de turquezas pulimentadas,
y muchas perlas cuya mitad era de turqueza y la otra paite de oro.
Ahora bien. Todo esto mani-
fiesta que la Hinca del Sol de-
be ser mas antigua, que los en-
tierros que se habían hecho en
ella con hechuras en parte al esti-
lo de Tiahuanaco; antes tuvimos
(]ue manifestar que la construc-
ción y cultura de huacos polí-
cromos eran contemporáneas en
la Huaca de la, Luna y perfecta-
mente lilu-e de la influencia de
Tial'uanaco.
Desde que ambas huacas sor.
de la misma edad, resulta con
segundad, qne fueron construí- Fig-. 17
das en el tiempo de los huacos polícromos y el campo en la Huaca del
Sol servía siempre como cementerio en la época posterior de Tiahua-
uaco y mucho tiempo después.
Fifi-. 16
— 70 —
Fifi-. 19
.Junto con los restos del tipo
(le Tialuiii iiaeo se cncuenti'an en
la misma ticiiM eantidad de res-
tos de otrais culturas (fig-. 19) y
tand)ién fi-agiueiitos eonio en la
Fíg. V, fifi, d >en AHHDUCKA;
t'ig. semejante tipos de la Huaea
del Sol en el Museo de Califor-
nia); de liuacos (pie como se vé
en la Fig. V, fíg. c, se encuentran
en los campos de J'acliaeamac
(Véase Uhle, Pacliacamac fig. 8)
designes de la época de Tiahua-
naco. Así no están bien ciertas explicaciones que señalan como un
tipo antei-ior y más sencillo en relaciíni de los huacos polícromos, eu-
_va mayoría está aprobada. [Smith colecciones p. 10].
De todos estos restos semejantes no hay en los campos fúnebres
de la Hnaoa de la Luna ni el menor vestigio, siendo esto una pi-neba. que
ya estaban largo tiempo exterminadas y en desaso cuando había rastros
de esta nueva cultura en el valle de Trujillo
Un buen ejemplo de la edad sobresaliente de la cerámica polícroma,
encontré en algunas tumbas delante del pié seteutrional de la Huaca del
Sol. La tierra estuvo mezclada con fragmentos de la cerámica polícro-
ma, lo que está representado en la fig. 20 N. 1.
Bajo de 4 m. había una sepultura, hecha de arcilla como de golon-
drinas (fig. 20 N: 2). Desgraciadamente había en esta tumba, que perte-
necía á un niño, poca-í añadiduras y no eran esenciales pero el tipo de la
tumba era correspondiente al del
último tiempo del uso de la Huaca
del Sol (fig. 14 a), Un metro más a-
rriba encontré tres tumbas casi in-
tactas, con ornamentos tricolores,
blanco, rojo, negro (fig. 20 Ns.3-5)
correspondiente al del cemente-
rio de la segunda época de Pa-
chacamac (Uhle, Pachacamac, p.
35, 41 fig. 7 fig. 1-8 y fig. 8). Otro
metro más arriba está una tumba
de la cerámica ordinaiia de los
chimús representada por el hua- Fig. 20.— Fragmentos de In, (•(-rámica polícro-
CO en fig. 20 No. G. Asi pues ma, encontraíio.s en el [lié setentrional de la
vemos que había por lo menos tres Hnaca del Sol.
épocas sigaientet. á la época de la cerámica policroma y ella misma que-
da separado de la última por un largo espacio de tiempo.
¿La población braquicéfala era la primera del valle? Es posible.
Per'o seguro es, que los cambios cráneos delicocéfalos, que forman el ca-
rácter de los conienterios de la cerámica policroma, son mncstras (|nñ
repre'íentan 1 itcnltura más antigua del valle.
Pareuo notable, que también los cráneo.s de la prinici-a ('[loca de lea,
la Proto-Nazca son la mayor parte de dolicéí'alos, (jue se conforma con és-
ta époja. Ahora lo que sigue á estas conclusiones lo dejo á los antropó-
logos.
Nota. — El trabajo arqiieológico y de reconstrucción de Ulde, si
bien tiene un gran valor desde el punto de vista, de las valiosas obser-
vaciones, extrema sus deducciones y por querer afianzar su anterior hi-
pótesis sobre antiguas civilizaciones peruanas expuestas sobre todo en su
A'aliosa obra de «Pachacamac» , llega á afirmaciones inaceptables. Entre
estas) la de mayor relieve es la que sostiene que las célebres construccio-
nes santuáricas del Sol y de la Luna, eran del tipo arquitectónico del
Sol incaico, y por lo mismo deduce de allí tine una forma arquiteatural
de esa Índole dominó en los oscuros periodos de la civilización de los
yungas. La forma piramidal ó asiría de estas huacas marcan una filia-
ción neta con la construcciones asiáticas de la cuenca del golfo Pérsico ó
mejor con las desparramadas en las vastas mesetas del Anahuac y Cen-
tro América, lo que nos lleva á sospechar una irupción de las civilizacii -
nes del Norte hacia el Sur de América. Pero Uhle que ha afirmado an-
teriormente que el célebre santuario de pirámides superpuestas de Pa-
chacamac es obra incaica, al hallar el mismo estilo de Chanchán, por no
confesar su antiguo j^erro, se afana en considerarlas del estilo de los mr-
numentos de los incas y de ese modo hace inexplicable el que una civili-
zación posterior influyó de otra antiquísima data y porlo mismo anterior
á la que impusieron los señores del Cuzco. Descontada esta suposición,
el trabajo del sabio arqueólogo es digno de todo encomio, y por lo mis-
mo merece nuestro más sincero aplauso.
H. H. U.
Ministerio (1p Relaciones Exteriores
Archivo Especial de Límites
Lima, marzo 6 de 1914.
N.° 3.
Señor Manuel Montero y Tirado,
Vicepresidente de la Sociedad Geográfica de Lima.
He recibido el estimable oficio de U. de 26 iel mes anterior, en el
que solicita de esta oficina las coordenadas de los puntos fijados por las
comisiones demarcadoras de nuestros límites con el Brasil y Bolivia.
Me es grato acompañarle una lista de las posiciones geográficas to-
madas por la comisión demarcadora con Bolivia en toda la extensión de
la línea de frontera.
Le remito también copias de los siguientes mapas presentados al
Ministerio por la misma comisión:
(1) Plano entre Poto y Huaraciiani;
(2) Límites del Perú y Bolivia.— Secs. lí y III;
(3) Mapa de la frontera Peiá-Boliviana. Región Heath,
Madre de Dios y ^ re.
El Mayor T')p^jiii, jefe déla Comisión, ha sido autorizado por el
Gobierno para grabar esos mapas en Inglaterra y espero que den-
tro de poco tiempo me será posible enviar á U. algunos ejemplares, en
los que aparecerá ya la configuración del terreno, que no se halla en las
copias que acompaño, por tratarse de mapas provisionales.
La Comisión demarcadora con el Brasil determinó en el año pasa-
do, por medio de la telegrafía inalámbrica, las posiciones geográficas de
Manaos y Senna Madureira; no permitiéndole la falta de agua surcar los
ríos hasta la frontera.
Los resultados que se obtengan en el año actual m^ sm-á grato po-
nerlos oportunamente en' conocimiento de esa Sociedad.
Aprovecho esta oportunidad para expresar á U. las seguridades de
mi mayor consideración.
Dios guarde á U.
Aeturo García
COODLRNADA5 GLOGRAFICA5 DL LA FRONTERA
PLRU-BOLIVIANA
LUGAR
Hito No. 28 (Rio
Colorado) . . .
Hito No. 29 ¡Ma-
dre de Dios).
Hito No. 30 (Q
Claro)
Hito No. 31 (Ma-
lecón)
Hito No.32(Ma-
nuripe) ....
HitoNo. 33 (Ma-
nuripe)
Hito No.34(Ma
nuripe)
HitoNo. 35 (Ma
nuripe)
Estación d»
observación
Ohservíuloves
Comisión Pe-
ruana
Comisión Pe-
ruana
Comisión Pe-
ruana
Comisión Pe-
ruana
Comisión Pe-
ruana ....
(/Omisión Pe-
ruana
Fecha
Comisión Pe
ruana y Boli-
viana
Comisión Pe-
ruana y Boli-
viana
1911
1913
1913
1913
1913
1913
1912
1912
Lat. Sur
13°62'08"
12 29 49
12 18 24
12 01 16
11 55 00
11 54 59
11 54 43
11 54 41
Loiifi'. Oeste
Gi-eeiiew icli
68<?67'43"
68 39 38
68 45 46
68 55 17
68 58 13
68 58 17
68 58 26
68 58 27
- 74 -
uuxn
Hito No.BG (Q,
Chivé)
Estación
(le clisci vai ión
Hito No. 37 (Bo-
juyumanu) . .
Hito No. 38. . .
Hito No. 39. . .
Hito No. 40 (Bo-
3'uynmaiiii). .
Hito No. 41 . . .
Hito No 42....
Hito No. 43. . . .
Hito No. 44. . . .
Hito No. 45 . . .
Hito No. 46. . . .
Hito No. 47
Boca tlialweg
rio Heath . . .
Illampu Manu-
ripe ,
Yaverija.
Casa x'ieja
Comisión Pe
ruana
Comisión Pe
ruana y Boli-
viana
('omi ion Boli
viana
('omisión Boli
viana
Comisión Boli-
/iana
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli
viana
Comisión Boli-
vían a
Comisión Boli
viana
1913
1913
1913
1913
1 »13
1913
1913
1913
(iii'!'U\vi('!i
11 44 11 G9 U4 49
11 42 41
11 38 22
11 32 46
11 27 35
11 23 28
11 16 22
11 06 51
1913 11 05 17
1913
1913
1913
Comiaión Pe- 1911
ruana y Boli
viana. , I 1913
Comisión Pe-
ruana y Boli-Í
viana.". ' 1912 11 55 56
11 03 39
10 58 43
10 57 51
12 30 10
69 05 51
69 08 32.
69 12 0(>
69 15 lo
69 17 44
69 22 0(>
69 27 58
69 28 5tí
69 29 57
69 32 59
69 33 31
68 39 27
68 49 42
— 75 —
LCCAlí
' Kstiicióii
(le ()liK('rv¡ici(';i:
•S. Lorenzo (Ma-
miripe vaisa pvinci
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iibei-tad (i\ra
luiripe)- . . . .
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Yenecia (Ma
miripe)
Lucerna < Pie-
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Campamento I
Piedras
Campamen t(
IV. (Piedras)
]\[aldonado Ma
dre de Dios . ,
8, Francisco
Madre de Dio
Estación Trig.
Lago Valen-
cia
Casa princi-
pal
(3r¡lla snr {'a
sa Rodri
enez
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o-nez
'asa Rodri
liuez
Prefectura .
Pasa orilla
sui'
OIm'I Viulorc!
¡'('misión Pe
ruana 3- Boli-
viana
Comisión Pe-
ruana y Boli-
viana
Conüsión Pf-
ruana
Comisión Pe
ruana
Comisión Pe
ruana
Comisión Pe
ruana
Comisión Pe
ruana
Comi'jión Pe
ruana
Comisión Pe
ruana
Comisión Pe-
ruana
I'cciiii \j¡i\. ,Sin- /i -I
1912
1911
1912
1911
1912
1911
1911
1911
11 Sí) 56
11 5i28
11 55 47
11 52 27
12 OG 41
12 30 39
1911 1215 24
1911
1913
1913
12 35 44
12 28 47
12 24 29 68 46 31
69 07 12
68 59 18
69 07 26
69 2454
69 27 31
69 14 46
69 18 80
69 10 23
68 52 08
— 7») —
LUGAR
Estación obser
vación Puer
to Pardo Ma-
dre de Dios..
Trocha Q. Par
michal Orilla
Sur Fango
Astillero Tcm-
bopata
Estación
(le observación
Asta ,
Cia. Inca Ru-
bber Tie-
rra llana . .
< )liseiva(i()i<'s Feclia Lat. Sur
(ireeinvii-l)
Comisión Pe-
ruana 1911 l'i'^SO'lO'
Comisión Pe
ruana
Dolores Centro Plaza
Boca Yaverija
Tacna
Comisión Pe
1 uaná
Alta Gracia. . .
Centro Noaya
(Frontera). ,
Hi'o AstaCo
misión Bra
zileña y Bo
liviana . . . .
Campamento
del Lago. . . . ''a-;a princi-
cipal
Carmen Madre
de Dios
Kiosko del
puesto . . . .
Comisión Pe
ruana y Boli
viana
Comisión Pe
ruana y Boli-
viana
Comisión B( 1'
viana ,
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli-
viana
1913
1911
1912
1912
1913
1913
1912
Comisión Boli-
viana
12 U()7
13 21 15
11 56 55
68°46'5()'
69 37 19
68 46 08
10 56 40
11 36 24
11 04 32
11 18 49
1912 11 41 10
59 33 55
68 14 48
69 28 07
69 25 21
67 50 47
- 77 —
Ll CAR
Chivé (Madre de
Dios)
Centro Caclun
la
Centro Grande.
Centro Pai'aíso
Cobija Acre . . .
Ki-tación
de ol.ísei-VHciói)
Asta.
Casa princi
pal
Oliservadoies F(m1i¡i I.nl. Sur
Comisión Boli
viana
Empresa.
Esperanza ó
Buena Vista.
Filadelfia
Flor de Acre. . .
Floresta
Fortaleza
Holanda
Manchester. . . .
Hito Asta
C omisión
Boíl viaíia
Brazileña
Centro de las
casas
Comisión Boli
viana
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli
viana
lili i! I2''23'26'
19 J 2
1918
Comisión Bo
viana Brazi-
leña
Casa princi
pal
Centro casa
principal. .
Comisión Boli-
viana
Comisrón Boli-
viana
1 1 ( )2 mi
11 04 03
11 02 08
(ireciiwicli
(;8=34'22"
69 29 51
G9 33 24
69 30 28
Comisión Boli-
viana
1912
Comisión Boli
viana
Comisión Boli
viana Brazi-
leña
Centro de las
casas ; Comisión Boli
viana. ' 1912
Centro délas
casas
1913
1913
1912 11 01 03
1913: 11 29 04
11 16 13
11 20 22
11 14 26
191 2i 11 08 60
11 41 01
11 44 27
Comisión Boli-,
viana I 1913
Comisión Boli-i
viana j 1913| 11 30 32 I 68 00 42
68 45 10
68 47 48
69 21 19
68 45 50
69 36 30
68 46 23
69 20 01
68 42 42
- 78 -
Lr(iAU
Kstacirtn
(U' ohserviU'ión
Foiirquilla.
Mukden. . .
Boca del Mui-
manu
Porvenir
Puerto Flor. . .
San Francisoo
(Muimann). . .
San Juan
Observadores
Fwlin: l.at. Sur
Casa princi-
pal I Comisión Boli-
i viana
Casa princi-j
pal Comisión Boli
viana
Centro plaza
Casa princi
pal
1912; 11 18 48
1913 11 11 22
liOllg'. Oeste
(¡reeinvicli
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli-
viana
S. Lo; enzo (Ta-
liuamanu) . . .
San Miguel . . . .
San Miguel ito.
Santa Rosa. . . .
Centro casa
principal. .
Casa princi-
pal
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli
viana
Comisión Boli
viana
Río orilla de-
recha
El Puerto. . .
San Silvestre. . Casa princi-
y)al
Tokio
Ultimátum
Casa princi-
pal
Centro casa
principal
Comisión Boli
viaua
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli
viana
(3omisión Boli
viana
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli-
viana
Comisión Boli
viana.
1913
1913
1913
1913
1913
1912
1913
1913
1912
1912
1913
1912
1 1 2() 5(1
11 Í4 10
11 ÜO 37
11 35 31
11 47 66
11 27 23
10 57 17
11 39 02
12 13 45
11 60 18
11 05 01
11 11 59
G9 30 34
()9 01 54
(i9 02 55
68 41 34
69 24 66
69 04 50
68 30 56
69 18 44
69 28 30
68 21 65
68 22 02
68 38 08
69 15 67
69 16 16
ITINERARIO DE LOS VIAJES DE RAIMONDI
EN EL PFRU
Salida de Cocachacra para ir á la hacienda de Chucarapi (5km.
6 noviembre 1863.
Hora 12.7 salida de Cocachacra al E. S. E.
12.15 Brazo de río que se ha formado h principio de este año y
que ha destruido los terrenos indicados aniba. — Se pasa el brazo de
]-ío-
12.20 Dirección del camino al S. 50 E
12.23 Se pasa otro brazo del río — Uescar.so.
' .02 Continiia el camino al NE. — 1.06 Se pasa otro brazo del río.
l.OS I -lepada al río ]H'incii)al el que .se pasa — El río del valle de
Tambo tiene menor cantidad de agua que el de Camaná.
1.15 Se continúa el camino al pié del cerro en la banda izquierda
del río — El cerro que se sig'ue está formado de terreno de aluvión.
1.28 Pago de Pampa blanca— 1.35 al NE.— 1.38 al NNE.— 1.42
hacienda de Pam|)a Blanca de Juan (juillermo Lira. — La hacienda es
(le caña y se halla situada en un altillo á la derecha del camino.
2.35 Salida de la hacienda al N. NE.
2.38 Pago de Chucarapi y luego hacienda del mismo nombre. Es-
ta hacienda es de caña y su principal producto es el azricar, que se pro-
duce de buena calidad. FA trapiche de la hacienda es de fierro y de un
tamaño mediano; es puesto en movimiento por una rueda hidráulica
también de fierro. El caldo que sale del trapiche pasa á la casa paila
por medio de una cañería de fierro, La defecación no se hace con cal
sino con lejía (le sosa, la que se ]>re]>ara quemando el salitre de sosa
con carbó.i ó leña. En el {lais dan el nondMc de jiotasa á esta lejía.
Los fondos son de bronce. Las hormas son de barro y se fabrican
en la misma hacienda. La casa purga tiene canales de piedra de sillar
-so-
la que recibe l;v miel ipie <;'otea de los hornos. K-;ta miel, \)nr medio de
los canales, es conducida á un <i'ran depósito del (]ne se saca para la
fabricación de alíeñi(|ue y aguardiente. VA azúcar se blan(]uea pov me-
dio de la arcilla. 1^1 alambique es de destilación continua, tiene un so-
lo ser[)entín (]ue es enfriado por el mismo caldo que entra continua,-
mente á hv caldera. V]\ líquido cuando se pone á fermentar tiene T""' del
pesa jarabe y se destila (MUindo baja á cero.
Enfermedad de la cíifia. — Hacen pocos días que apareció una enfer-
medad en la caña, y (jue invadió casi todo el valle. lias hojas _v i)rinei-
])almente su extremidad se mancha de color canela y se secan comple-
tamente. CuandíJ se examinan con atención se ve que están cubiertas
de un polvo blampúsco. Ksta enf u'medad por su generalidad y ])ron-
ta aparición es debida, sin duda á algunos cambios atmosféricos. Es
digno de observar que en los días que apareció la, enfermedad hubo
una lluvia en Islay y en este valle, íéuómeno que es muy raro en esta
estación.
O DICIEMBRE 1863— SAUDA DE COCACHACRA PARA IR Á CATAS
(17 Y 1/2 KM)
10.32 Salida de ( "ocachacra al SO.
10.35 Se deja á la izquierda la hacienda de Santti Domingo, per-
teneciente á don Mateo ('ossio.
10.38 .'-e pasa la hacienda vieja (pie queda á la i/jpiierda del
camino (del señor Ojeda,).
10.43 Máquina de vapor para pelar arroz y luego ha(;ienda de
doña Ariste Bustaniaiite (la máquina á vapor i)ei fenece á esta hacien-
da;; á la derecha camino que va á la (¡uebrada de ( 'ahuintala,.
10.47 Camino ])ara Islay á la derecha — 10.51 Pescanso — 10.54
Continiia al S. SO.
1 1.02 Se ])asa unos cerritos de "ieria arcillosa, y piedras rodadas
— 1 1.06 Dirección del camino al S. 10 J — 11. i3Em])ieza un terreno are-
noso—11.15 AIS. SO.— 11.25 Das>) llamado del Arenal— 11.32 Direc-
ción del camino al NO. — 11.35 Hacienda del General Canfeco — Descanso.
Esta hacienda tiene terreno demasiado arenoso de manera que no
da muy buenos productos. Las acequias que se excavan en este terreno
en un momento se entierran de manera que es preciso limpiarlas á cada
rato. Tiene un trapiche de fierro puesto en movimiento [.or medio de
dos pares de muías. Los cilindros se mueven lentamente dando á lo
mas una vuelta por minuto. La casa paila es espaciosa, asimismo, la ca-
sa purga, la que tiene canales de sillar dispuestos en dAclive para que la
miel se reúna en un gran depósito que tiene como dos varas de ancho y
la longitud de toda la casa purga. Todas las jmilas son de cobre j el
caldo se reúne en un depósito de cobre por medio de un canal. De este
depósito lo hacen subir á la templa para darle punto y luego por medio
— 81 —
xma llave lo vafiau al inisiiid (li'|i<'isit(i paia puucilo dcspiK's cu los
¿muleles. La iL^ecación se hace vnw sosa nue aíjui llaman potasa.
12.38 Salida de la hacienda del Genei-al Cansceo por un ealU-jcjii
que atravieza una parte del \ alle. Este callejón es plantado de sauceü
anibo.s lados. Dirección del callejón al S. 80 E. — 12.38. Acaba el calle-
jón al E. SK, 12.40 Al SO. 12.4/ Al S. y luego se pasa al lado del río.
Se pasa otro brazo más pec|nefio. Dilección del camino al SE.
12 54 Se pasa el rio el (jue en este punto tiene un buen vado.
12.57 Se pasan unos cluirco.s. Dirección del camino al S.
12.51) AIS. 80 E. j lnei2,o Pag-o del MciUle orandc. Saliendo de
JM onte gi-aiule se m-archa al IN'E,
1.(j3 Dírecció)! del cíinuio al NIl\ Canil ia luego. 1.(J5 al S. 80 E.
NK. ENE. NE.
1.1 L Descanso,
1.13 C ntiiiúa el camino al SE., ESE,
1.17 Llegada al puebiecito de la Pampilla, formado de ranchos al-
.i2;unos de los cuales tienen sus pa; edes blanqueadas. Tiene una plaza y
una iglesia, es viceparroquia^ el pueblo de la Pampilla es la parroquia
■del Dean Vald .via^' en el vive toda su f'iimilia.
1.22 +Se pasa una acequia, y se sale al pie del cerro. Terreno de alu-
vión. Al S. 40 O., S. 20 O., S. lo O. grandes cultivos de alfalfa y maíz.
1.28 A la derecha del camino se encuentran unos terrenos que foi"-
man una hacienda la que pertenece al curato de Tambo, y que constitu^'e
un legado instituido para el cura de Tambo.
1.30 Haciend.i del Pino á la ¡lerecha del camino. Esta hacienda
tiene un buen trapiche movido })iir rueda hidráulica de fierro. Dirección
del camino al S.
1.37 S^ deja el cerro de terreno de aluvión. Al O. y lueg-o al S.
1.39 Llegada al pueblo llam ido La Puuta. Este se distingue del
que lleva el nombre de Punta deB )mbón; pequeño pueblo que va engran-
deciendo y promete dentro de poco tiempo ser una gran población. Ac-
tualmente se notan ya algunas casas de aspecto algo elegante y con balco-
nes. Las casas en la mayor parte son blantjueadas. Sus calles no son
muy derechas. En la Punta hay fondas chinas y algunas tiendas de co-
mercio regularmente surtidas de efectos.
En los terrenos de la Punta se cultiva el alfalfa, maíz y mucho ají
{caiysiciiin).
Lo que da un aspecto algo deceiiíe á sus c-isas es que no tienen tedios
tan miserables á li vista como la nnvor parte de los puebb s. sino ipie
están inclinados }• cubiertos de una capa de tierra blanqueada como las
paredes.
2,00 Salida del pueblo de la Punta con dirección al O. y N. 80 O.;
2.12 al SO. S. 40 O. — 2.14 Casi todos los cercos están formados por
matas de algodón. 2.17 Dirección del camino al OSO. y S. — 2.20 Paso de
Bombón. Dirección del camino ál SSO. — 2.26 Dirección del camino al O.
X 80 O. y 1 lleno plrtva del inar. 2. 2Í) Pago de Pacoeha el cjae es bas
taute oraiide. Dirección del camino al ONO.
2.'ób Apenas acaba el pago de Pacoclia empieza el de Catas, (pu -
también es bastante graní'e: tiene varias haciendas una perteneciente á
D. Timoteo Valdivia, otra á su hermano, etc. También se notan en Ca-
tas algunas casas de regular aspecto y tiendas de comercio. Catas se h:i-
íla situado casi en la misma playa y á unas 8 ál()ciia.dras (SOU ó 1000 ui)-
de la desembocadura del rio. Cerca de Catas hay un vado el que está
situado en la misma desembocadura y es bastante molesto porque las-
ólas del mar espantan á las bestias y las hacen entrar á lugares en donde
el agua es muy profunda. Catas- es importante por ser un lugar frecuen-
tado par las familias ai'equipeñis en tiempo de baños.
4.20 Salida de Catas al NNE. 4.3(.) Descanso. 4.35 Continixa la
marcha. 4.37 Al N. 80 E. 4:88 Al N. 4(J E. 4.40 Camino al NNE. 4.43--
Al S. 80 E.
4.52 Al E. Muchos cultivos de alf ilfa y maiz. Huarang-os, algodón^
chilco comiin, chilco macho.
5.08 Casitas. Lugar llamado el Crucero, Dirección del camino al
XNE. 5.12 Al N, 5.15 Descanso. 5.18 Cóntini'ia el camino al NNE.
5.20 Llegad i al pueblecito dj l.i Pampilla. Continúa la marcha al pie-
del cerro al NNE. Terreno de aluvión.
5.36 Al EN'E. NN'E. 5.41 Hacieu U de la Palmi. Eíta hacienda
perdió con las avenidas gran parte de s i-; terrenos eu el ario 1859 y í'.
principig de éste, el mismo río se llevó la oficina quedando solamente el
trapiche sobre un barranco, el que si no lo quitan es fácil que sea arras-
trado. Da lástima al pasar por los restos de la hacienda de la Palma.
Se entra al cauce del rio y luego se pasa este último. Se continúa al
X. 20 E. por terrenos distraídos al rio.
5.48 Camino al XXE. Mirica en mucha abundancia.
6.02 Se pasa un brazo del rio otra vez. 6.0'7 Se vuelve á pasar el
mismo brazo. 6.12 Se pasan varios charcos, bastantes profundos. 6.16
Al S. 80 0. Terrenos de la hacienda vieja. 6.18 al XO.
6.20 Se pasa el brazo del rio que se ha formado este año, sobre dos
puentes. Se marcha por muchos terrenos destruidos por el río. 6.36
Llegada ala casa de la hacienda vieja. 6.44 Llegada á Cocachacra.
10 mCIEMBKE 1863 — S.iLIITA Di-: COCArHACllA PARA IR A LAS LOMAS
Para ir á las lomas se puede tomar diferentes caminos, pero cual-
quiera ([ue se tome, siempre es necesario subir una cuesta para lle-
gar antes á una gran pampa, enteramente llana, en donde se nota un po-
co ya de vegetación y es el principio de las «lomas». Para ir á esta
- '83 -
[ii.mpa se puede toiiiar ptn- el ea iiiiKi de Islay. La cunibi'e de la cuesta
del eaiiiiiio de Islay se halla situada al Ü. de Cocacliacra.
Del alto del camiiu) de Islay se ^.travieza la pampa y se entra á las
lifereutes (juel)i:aditas de l;is l(>iiia ^, i'ai'a divisar todas éstas es mejor su-
4)ir y at ravesar la (paeorada da Caliuintala y seguir hasta la cumbre de
ilos cerros por un camiuílo (jue se divisa en la banda dei'eclia de la mis-
ma quebrada de (Jaliuintala. l^a dirección de este caminito que sube es
liacia id NO. — 11.57 Eui[)ieza, la subida por este camino— 12,10 Peque-
ños hiiarangos— 12.15 Al N. 80 O— l'i. 40 cumbre. Desde este punto se
dirije hacia el 8. 80.; algraias c^asitas sobi'-e la loma de la cuchilla. — 12.B0
Loma de ]Mana()ini. Desde este [)uuto se falde-a cas-i en la cumbre de los
í-ei-ros IbrmiMidoun seraicirculo para dirigirse á la loma de la cuchilla,
.marchando al ü, 80. 80.880. 8. 1.30 Dirección del camiiio al 8. y kiego
al E. bajando á la loma de la cuchilla eii donde se notan algunos ranchos.
1.4(í Loma de la cuchilla. Al pie de esta loma hacia el S. se ve im
■olivar y una casita conducida por un señor Denegrí (iealiano) Camino al
*88E. bajando — 2.05 Llegada al plan de la tjuebrada la que tiene un pe-
queño arroyo. Olivar — Desea iso. — 2.10 Continua al E.
2.12 Se pasa en la oi'illa izquierda — 2.14: 8e sale del Olivar. M' liotri..-^
jHum SlidiufK
2,2í) Quebradlta que viene de la izquierda y olivar en su confluencia
2.32 8e deja la quebrada la i^iie se dirije hacia el 8. y se sube al SE
2.37 Llegada á la pampa. Ca:niiio al 8, 70 E, El terreno de aluvión
de la pampa, esta cubierto por l.i tierra blanca que lia. ñau Cenicrn) en
Isla}', lo c^ue da á conocer que el depósito de esta tierra es posterior á la
formación del terreno de aluvión de la pampa,
2,42 Al E,-2,60 Quebrada de Cahuintala-3.05 Al 8. 70 E.— 3,14 Al
SE, 8. 70 E,— 3.23 Bajada al valle— Al 8, "SE. Cruz— 3.40 Al N. 80 E.
La cruz situada en la punta donde termina la cuesta está situada al
N. 75 O de Coca chacra.
Estas lomas tienen ngna todí) el año, de manera (jue están siem-
pre habitadas Hay en Ins lomas algunas chacaritas en donde se ciiN
tivan i)ai)as. Además hay olivares que dan buenas aceituna**.
Las familias de Tambo y tainl)ien algunas de Arec{uipa se estable-
cen en la est icióii en (|ue toiios estcjs cerros están cubiertos de vegeta-
ción, ])ara gozar del tempera ¡uento. Para esto algunas ])]antan sus
toldos en la loma de la cuchilla. Sin embargo solo en los mese.s de no-
viend)i'e y diciembre se puede pasear por estas lomas porque cesan un
poco las fuertes garúas (jue caen en los meses de julio, agosto y setiem
bre y algunas veces en octubre. Cuando llueve el piso se hace tan ref •
baloso que ya es imposible marchar, ni á pié ni con bestia-
Las ])lantas que crecen en estas lomas poco más ó menos son las
misnms cine se notan en las otras, solamente que en éstas se hace muy
común una especie de Senecio, bastante raro en las otras lomas. Tam-
bién en las ])artes de las lomas que miran hacia laquebradadeCahuin-
- 84 —
tala se observa una especie de Cast/V/e/íí, ([ue no liay cu las otras ro-
mas. Las (le Tatiilx) cu esta estación están todavia. muy verdes y l>i'o-
meten conservarse híisui to lo h1 uk^s de enero, no f.dtando de cuando
en cuando sil peipieña lluvia (pie les da nuev(^ viüor. La noche del 10
del presente, huljo una tuerte garúa lo (pie es nvuy extraordinario eu
esta estacií')!),
11 DICIKMBRK 1863 — SALIDA ÜK COCACHACRA PARA IR Á COCOTEA
(30 KM., EN 3 HORAS Y MEDIA)
().B0 Salida de Cocachacra.
7.15 Llegada al pago de I'amp i Blanca. Aiieroide 748, 8. Apenas
pasado el pago se nota que termina e! terreno de aluvión y aparece una
roca de naturcdeza porfíiica á la apariencia y que tiene talco clorítico.
7.28 Hacienda de Pampa Blanca— 7.B1 Pago y hacienda de Chuca-
rapi. Aneroide 747. 8 -Pagada la casa de la hacienda se tuerce al E. NE.
7.36 Dirección del camino al N. subiendo una pequeña cuesta.
7.37 Terrenos cultivados pertenecientes á la hacienda de don J. M.
Komaña.
Los terrenos de la otra banda se llaman Cachuyo, 7,38 Se baja,.
7.44 Al N. NE,
7.48 Rauchitos á la derecha: llamado la Ahorca. Roca esquistosa,
(pie parece una htanita y empieza á notarse de diferentes colores, pero
un poco más adelanta aparece de un color verdoso oscuro con el aspecto
de un Trapp. Esta roca es estratificada y sus capas son casi verticales,
hundiéndose al SE, y al SO.
7.50 Otros- ranchitos (pie pertenecen al lugar llamado la Ahorca —
7.53 al N 10 E,— 7.56 Al NNE.
7.57 Otros ranchos á la derecha (Ahorca)
8.02 Al N. 40 E. Quebrada del Fiscal eu la otra banda. Ranchitos
en su desembocadura-
8.C)7 Roca sienitica — 8.08 Se entra en el cauce del rio— 8.10 Se pasa
un brazo del rio — 8.12 Se pasa el rio.
8.18 se pasa un brazo del rio que se aparta mas arriba y se continúa
la ma -cha en la isla con dirección al N. NE. en la orilla derecha del rio,
8.26 Se pasa el río y luego otro brazo,
8.32 Ranchos en la banda izquierda del rio, lugar llamado Ventílate
En es! a [ arte del valle hay solamente pe(]ueños trechos de .terrenos
cultivados, Ann'í.ide 743.
8.45 Se pasa otra vez el río (orilla derecha); luego ranchitos en la
banda derecha— 8.54 Dirección del camino al NO. atravesando la que-
brada.
8.57 Se coutini'a !a marcha al pie de los cerros en la banda derecha.
Al .\E. la q lebrada en esta parte del valle se hal'a cultivada en toda su
•íiiiclnira de maiz, alfalfa, {)látanos, &: casi iodos los cercos s'on de liúdas d'e
algodón. A la izíiuicida del camino te observan varios ranchos. Sienita
H'st ratificada.
!).()7 ('asilas y cluK'ríis en la otra banda (orilla iz([^uerda) lugar 11a-
■niado Santa liosa.
y. 20 iiaiichitos en la baudu derecha, lugar llamado Puerto Viejo. Al
Fj. Níl Aneroide 740. — 9.25 *Se pasa un brazo del rio. ■(anuno al SK.
9.35 Se pasa el lío, se ])asaal íl atravesando una pampa.
9,89 Dirección del camino al E. XE. y NE. Terrenos de aluvión y
>cerros con tierra aivi'losa de varios colores.
9.45 Se pasa deb-nte de la haciemla de (Jarragen, la que se halla si-
tuada en el ntismo camino á la izqiiiei-da. La hacienda Carragen tiene
■cultivo de caña. La casa es buen^i. casi enfrente se observa un puente con
^irco de cal y piedras, con pasamanos de fieiro sobre una acequia.
9.51 Direc«ción del camino a' X.
9.55 Quebrada de Carragen en la otra banda, ({ue desemboca al valle
grande, con dirección al SO. Camino al XXE,
9.58 Se entra al cauce del rio (¡ue se ati'avieza. Al X. 40 O.
10.02 Se pasa el rio y luego se continúa al N.
10,07 Llegada á un lugar con muchas casitas y conocido con el
nombre de Toro y Bellavista. Descanso.
10.25 Salida del Toro con dirección al SE., ladeando el rio— 10.28
camino hacia el E,
10.40 Al E. SE. y al E. la Hacienda del Vapor en la falda del cerro.
11.00 Llegada á la cpiebradita de Huairondo; tiene un pe(iiieño ari-o-
yo. En la desembocadura de la quebrada y en su orilla derecha se. ob-
serva unas manchas blancas en el cerro á un^íis 30 varas de altura. En
este punto se encuentran varias vetillas de sulfato de magnesia muy pa-
ro y de estructura fibrosa. Los habitantes del valle conocen este lugar
con el nombre de veta de la Sal amarga, y emplean esta sal para purgar-
se. En el lugar llamado Huairondo hay una chacarita con cultivo de
maiz, alfalfa. Tiene además varios árboles frutales, (Aneroide 735). En
la otra banda del rio y enfrente de Huairoado se halla la hacienda de
caña de Cocotea,
V.VLLE DE TAMBO
En el y)ais .se da el nombre de valle de Tambo á la porción de bá
quebrada del udsnio nombre cu donde se hallan todas las haciendas
de caña. Esta parte de la quebrada ó para valei'nos de la expresión
del país «el valle de Tambo» tiene 60 kai. de largo desde la última ha-
cienda hasta su desembocadura hacia, el mar. Su anchura varía mu-
cho pudiéndose calcular en más de 10 km. en su desembocadura.
Kn la i)arte que mira al O. hay una «^ran 11 mura sin cultivo, todo í- /
vestaiitc se puede decir T]ue se halla cultivado. lOste vall(:'es mu y polria-
do y auníjup por el último censo h i. resultado ser su población un ¡jo-
co mas de cinco mil ahnas, basta d i.i- solamente una. ojeada á este va-
lle para conocer (jue este censo es vicios ) y que el valh' de Tambo tiene-
tai vez mas de diez mil habitantes. Kn efecto no se andan cuadras sia
ver cas.as en una banda ó en la oti-a,, en to la la extensión del valle.
Sus poblaciones van engrandeciéndose cada tlía mas. ('ocacli;vcra (píe-
se puede considerar como la capital de todo el valle, tiene n>asde 1 km.
500 de extensión y en una <iran parre de este trecho las casas están
dispuestas en dos calles. El pueblo de la l*unta Uaniada de Bombou
situada, en la orilla del rio, también eutrp po(%) tiemjto será una gral^
¡¡oblación 3' en el día mismo es mucho más extenso que l'amjjilla que
es la vice parroquia. Además de Cocacliacra, la Punta de Bombón y
l'anipilla hay los pafi'os del Bo()ueron, de la - unta de (iuardiola, del
arenal de ('atas, de Pacocha, Monte Grande 3^ Pantpa blanca, Chuca-
rapi, .\horca, Ventílate, Toro, c^. I.a.s haciendas del valle de Ta.mbo
son 18 y una mas se está construyendo. Todas ellas son de caña y su
producto principal es el azúcar. Kn el valle de Tambo se fabiica poca
chancaca. I .as mieles se emplean en la fabricación de aguardientes _v
alfeñirpies. I.os trapiches para moler la caña son todos de fierro, algu-
nos están puestos en movimiento ¡toruna rueda liidrá.nlica y otros i»or
medio de muías. Otro de las artículos mas importantes (¡ue produce
el valle de Tambo es el arroz, el que como ya liemos dicluj mas arriba
es de muy buena calidad. Las máquinas para limpiar el arroz son
puestas en movimiento por el agua y una ]>()i- el v<i])or. También el
cultivo de la alfalfa, da una buena entrada al valln de Tambo, ])orque
este valle ])rovee de forraje á la población de Islui 3- á varios de los
Tambos situados en el camino de Islai y Arequi])a. l'ara exportarla
á estos lugai'es secan la alfalfa y después hacen pequeños tercios, 30
de los cuales forman la carga de una muía y valen comprados en el va,-
lle 12 i'eales. Esta alfalfa se conoce con el nonibie de bizcocho _y de pa-
ja. Todos los días salen del valle numerosas cargas de éste útil forra-
je y mantienen también un gran movimiento en la arriería. El valle de
Tamlx) ofrece una vista muv risueña por sus verdes cultivos y sus ca-
sitas (]ue se observan en cada banda. Este valle está llamado á pro-
gresar si se piensa en el adelanto que ha habido en estos últimos años.
Los hacendados son por lo común hombres inteligentes 3' que experi-
mentando la escasez de brazos que se hace sentir en toda la república,
tienden á sustituirlos con la introducción de máquinas de agi-ieultnra.
Pero si es verdad que este valle adelanta, también es verdad que se ha-
lla de continuo amenazado ])or las continuas invasiones del río que en
poca.s horas destruve el asiduo trabajo de muchos años, reduciendo á
la miseria á quien el día anterior gozaba de una regular fortuna.
— 87 —
l'i DICIKMIII.K 18(;3 — SALIDA DI'; COCACH AClí A l'AIÍA II! ALTAíMHO DE DA JOYA
8.13 Siilida (le Cocacliacra al NO.
8.10 8e sube por una (quebrad ¡ta al NO. -Roca de Lslai.
S.'¿2 Terreno de aluvión que cubre la roca. Se vé 8()laiuuu inultiíi-
(Imn. — Se sigue 8.38 al O.
8.40 Llegada á la Pampa de las lomas. Esta j)ampa forma uu gran
llano que se extiende hasta las inmediaciones de Mejia. El barómetro
aneroide señala en este punto 7'29. Dirección del camino al O, NO.
8.45 Dirección del camino al O.
8.55 Se deja el camino que va á la (piebradita de las lomas á la iz-
quierda y se marcha al NO. y al N. 40 O.
9.07 Se entra ala quebrada de Cahuintala. Camino al N. NO. se mar-
cha en la banda izquierda.— 9.11 al N.— 9.15 al O. NO.
9.22 Al O. NO., N. En la otra banda se nt)ta un camino que sube á las
lomas.
9.24 Dirección del camino al NO.— 9.27 Al N. NO.— 9.32. Se deja la
quebrada de Cahuintala para entrar á otra quebradita que desemboca á
esta última en la banda derecha, y en donde se halla la mina de cobre de
Poseo.
9.35 Se entra á la quebradita con dirección al O. NO.
9.40 Dirección del camino al O.
9.50 Se deja una quebradita que viene de la derecha.— 9.52 Llega-
da á la mina de Poseo.— La veta corre en medio de una sienita muy mo-
dificada (Diorita ?) con la dirección de SE. á NO. La veta es casi parada
V se hunde al SO. con un ángulo de 70°. — El mineral es en su mayor
parte un silicato de cubre con silicato de fierro 3' óxido del mismo me-
tal. El mineral de cobre es de color verde ó chocolate y se halla acom-
pañado de un poco de carbonato de cobre.
10.36 Continúa el camino en la quebrada de Cahuintala con direc-
ción hacia el N.— 10.45 Dirección del camino al N.NO, NO, O.— 10.48 al
N, NNO.
10.51 Dirección del camino al NO.— 10.55 Al N. NO. Aguada del
Pajarito. Esta aguada consiste en un pequeño pocito á la derecha del
camino, á donde resume muy pequeña cantidad de agua. — 10.57 Se deja
á la izquierda la quebrada de la Litera, asi llamada porque por esta
quebrada pasan con literas por ser muy llano el camino aunque mas lar-
go. Dirección del camino al N. 40 E. — Aguada en medio del camino.
También esta aguada se reduce á un pocito. El agua es algo sa-
lobre. Descanso. — 11.02. Contiiuia la marcha. — 11.04 Tambito de Ca-
ñuintala. — En una pequeña llanura de algiuias varas cuadradas se halla
situada una casita que sirve de tambo ó posada para los que transitan
por esta quebrada dirigiéndose á Vitor ó á Arequipa. El Tambo queda
- 88 —
situado á la derocha del camino y se provee del agua necesaria de la
aguada que hemos citado'. (10.57). Sigue el camino al N. NO.
11.10 Dirección del camine al N.— 11.11 al N. NE.-11.13 Se deja
otra quebrada á la derecha. Camino al N.— 11.14 Se deja otra quebrada
á la derecha. Camino al NO.— 11.17 Se deja una quebrada á la izquierda
Camino al N. — 11. '24 Se deja una quebrada á la izí^uierda y otra á la de-
recha.—Dirección del cfimino al N. NO.— 11.26 Salida á la Pampa de
Cachando. — En este punto empieza una pampa muy grande que parece
haber sido en otra época el fondo de un gran lago, cuyas aguas se hu-
bieran abierto paso por la quebrada de Caliuintala. Esta extensa llaiuira
está cubierta de una tierra muy ligera, compuesta de arena fina y arcilla,
la que si tuviera agua seria una de las mejores tierras cultivables. Des-
canso.
11.34 ('ontinúa la mircha al N. NO. dejan lo á l.i dira^jha n i c.imi-
no que sigue directamente á Arequipa pasando p-)r el Tambo del Inca
y el pueblo de Socavaya.— 12.27 Dirección del camino al NO.— 12.34
Al N. 40. O.
12.60 Se sabe ligeramente sobre un terreno en do.ide salen á la su-
perficie algunas masas de roca sienítica.— Dirección al N. NO.
1.02 Abra de Huagri. En este punto se pasa la pequeña cadena de
carritos que divi le la pampa áó Cachendo de la de la Joya. Camino al
NO. — La pampa de la Joya es m\s arenosa qae la de Cachendo y como
ésta última ha sido el fondo de un gran lago. — 1.25 Descanso.
1.30 Continúa la marcha al N. NO. Roca colorada exteriormente,
pero rompiéndola se vé que es una roca cristalina compuesta de Feldspa-
to y Aufibolo con pequeñas minchas verdes.
2.42 En esta parte de la pampa se nota todo el terreno cubierto de
pequeños cristales 'le cuarzo de color amarillento rojizo y que brillan co-
mo estrellas cuando se hallan iluminados por los rayos del Sol. Estos
cristales parecen ser debidos á la descomposición de alguna roca trai¡[uí-
tica, cuyo feldspato descompuesto ha sido llevado por la acción del vien-
to que reina con mucha fuerza en esta pampa, quedando los granos de
cudizo, por ser mucho más pesados.
2.48 D escanso, — Desde este punto se ve el Tambo de la Joya hácia
el N.
2.63 Continúa la marcha.— 3.40 llegada al Tambo de la Joya. Desde
este Tambo se distinguen cinco nevados en las dirécciones siguientes: So-
mana N. 43 O.; Nevado de Chuquibamba al N. 6 O.; Chacchani al X. 24
E.; Misti ó volcán de Arequipa al N. 40. E; y Pichu-pichu al N. 64 E,
El Tambo de la Joya, consiste en una casa de madera con varios cuartos
que sirven de alojamiento y una especie de fonda á los pasajeros ó tran-
seúntes. Esta casa ú hospicio situado en medio de una gran pampa de-
sierta, es también útil para los que transitan por el camino de Islai á
Arequipa.
Verdad es que los recursos se pagan bastante caros, pero mas vale
,:gastaT"nn poco que estar conipletamente privado de toda clase de auxi-
■íios en este despoblado camino. Eii el Tambo se encuentra buena cama,
agua, comida y forraje para las bestias. El «uarto vale dos reales por no-
■ che, la cama un peso y la «vela otros dos reales, de modo que por la habi-
tación se paga doce reales al dia. El agua la traen desde Vítor y vale 3
reales la arroba, de manera que solamente para apagar la sed de una
'bestia so necesitan de tres á cuatro arrobas y de 'consiguiente otros doce
reales. En ninguna parte del mundo creo qwe se pague más por este tan in-
•dispensabJe elemento. El forraje vale lan peso y á veces hasta doce rea-
les el tercio; este consiste -en alfalfa seca que traen del valle de Tambo
• ó de Viter, La comida para los transeúntes tiene un valor en proporción
•con el de las materias indicadas. Los arrieros no paian en el Tambo de
ila Joya porque ¡es saldría demasiado caro. Los de Arequipa que bajan á
Islai para tomar Imano, paran un rato en la Joya, en las inmediaciones
•del Tambo y dan de comer á sus bestias un poco de alfalfa que mandan
■desde Arequipa dos dueños, calculando el dia que están de regreso á este
ilugar. Este poco de alfalfa que dan á las bestias se llama el alcance.
Tambo de la Joya, 12 de diciembre 1863.— hora 8.25 El aneroide
marca 658,2— El termómetro 20 —En las inmediaciones del tambo em-
pieza á aparecer los médanos. Con este nombre se conoce e)i el Perú unas
«eminencias de arena producidas por la acción de los vientes. Los méda-
nos que se notan en las inmediaciones de la Joya tienen la forma de una
media luna, anclaos ^'elevados; en la parte media van bajando y adelga-
zándose eu las extremidades, las que terminan en punta. Su altura varia
mucho habiendo algunos de pocos pies de elevación y otros que alcanzan
á mas de 40 pies de altura en sw. parte media. Por el lado cónca-
vo están mu}'' inclinados mientras que por el convexo al contrario forman
m\ plano inclinado bastante suave. La inclinación de estos médanos por
•el lado •convexo es de 18 á 20° y por el cóncavo de 45"? en la parte superior
y de 30 en su base. La formación de estos médanos tienen su origen en
una piedrecita, hueso ó cual(|uier obstáculo que se oponga al libre movi-
aniento de la arena barrida por el viento. La arena por la acción del vien-
to camina á raz de la tierra y encontrando un pequeño obstáculo se
amontona y forma el primer núcleo del médano. Una vez formado este
jiúcleo la arena que continúa arrastrada por el viento resbala su-
biendo sobre el plano inclinado 3^ va elevaiido poco á poco el médano el
que toma desde luego la forma semicircular. La parte convexa es la que
mira hacia el lado por donde sopla el viento y la parte media por donde
el viento tiene una dirección perpendicular se va engrosando más y más
mientras que á los lados á medida que se aparta del centro del núcleo el
viento choca contra el médano con una dirección siempre mas oblicua de
modo que en las extremidades este tiene una dirección enteramente tan=-
gencial y da origen de este modo á la forma semicircular con extremida--
des agudas que afectan estas extrañas eminencias de arena.
— rii) —
Estii .li-;[>')-;iclóii de los lu mI 111)-! permite conocer la dirección det'
viento (|ue les Ita formado. En efecio basta tirar una perpendicular á ma-
nera de diámetro en la p:ii"te mas gniesa del médano y se tendrá la di-
rección del viento. En la época de mi tránsito por este lugar habien In
observado varios médanos hallé (lue to los ellos ten>íau la pirte mv-'
convexa dirigida al S- -iU. E. (S. 8S- por Ebltegiray). Alior.i ' comp e i
de fácilmente (i,ue si cambia la dirección del viento, los in/'d.anos de-
ben variar poco á poco la posición de su centro, ó cambiar de Ingar,. y e-
lo tjue sucede comunmente con estoscerros inestables- y efímeros, Pei-o no-
es de creerse, (pie los médanos marchan, conifo se podría deducir por la ile-
cripción de algunos autores. Se deshace poco á poco un médano en un lagar
para formarse en oti-o parte. Muchas veces por una, s-iinple observacii^j.
se podría casi creer que el médano ka marcha lo todo entero nn poco má-;
adelante; más si se observa con atención e-1 fenómeno, se vé q,ae el viento-
obrando cr)ntinaimente sobre la saperñcie inclina la del médano Imce res- '
balar la arena del mismo médano sabiendo por el plano iuí^-linado: pero-
éí?ta al llegar á la cumbre del medaño encuentra un b irraujo al otro lado
V cae, de romera que el viento obran lo c-ontinuam-ente va (¡iiitand') la
arena que se hallaba delante en la parte convexa y la deposita pordetrás-
del médano, que sin va.riar de fornm se tra.shula pofo á ywj-j más ade-
lante.
13 DICIEMBRLC 1 803— SALIDA DEL TAMBO- DE LA JOYA PAK.V IK Á
XR EQUIPA (7.'> KM. E.N. 10 H.. )
6.4:5 Salida d'el taraba de la Joya eoir díi-ección- Imciaeí volcán.. Ali
}vr. -4Q E. Cerca de la Joya, au-uípie hiy in médiuo^ el terreno se halla casi.
sin arena, parece que el viento ha barrido toda la arena de la pampa para
amontonarla en los médanos las qae se hallan diseminarlos acri 3' allá en.
esta gran llanura. De cuando'en cuando se notan sobre el terreno peque-
ños trozos de anhidrita (sulfato de cal anhidro) el que un poco mas ad>elante
forma una capa que parece haber sido depositada por al agua. Esta ma-
teria mineral se encuentra en las mismas cnndicioives en la pampa del Ta-
marugal, en la provincia de Tarapacá. También un poco más allá de la
Joya se marcha por trechos de terrenos cubiertos por una espesai capa de-
arena.
7.54 Camino con piedras.— 8,15 Dirección al NNE.— 8.45 Al N. 4(>
E. — 0,45 Llegada al tambo de la Jara, El tambo de la Jara se halla
situ i.lo al íin de la pampa de la Joya, punto en donde termina el cami-
no llano y empieza una quebrada que tiene un declive bastante suave.
El tambo de la Jara, consiste como el de la Joya, en iina casa de made-
- í)l -
ra, ni) es tan ]irovisto como el de la Joya, sin cnihai'go so puedo liallar ca-
nia en la 1 (iclie y regular comida. Este tambo no es tan earo como aciutd.
El a,i>;iia y el pasto lo ¡raen de Oongata.
10.00 Barómet ro aneroide 018. Tenuómetro libie 21.
lO.'i.") S.Uida del tambo de la .Tai'a con dirección hacia e! N. entrai.-
do en una qnebratla.— 10.36 Direcci.ón del camino al NNE. — 10.4(5 Con-
glomerado traquítico, luego roca sienitica rosada con nni}'- poco cuai zo
y algunas raras escamas de mica. — 11.05 Conglomerado traquítico en me-
dio de la quebrada y la sienita rosada en los cerros de los lados de I..,
quebrada. Se marcha por una (juebradita excavada en el conglomerado
traquítico, lo que hace creer que en otia época el depósito de conglome-
rado llenaba toda la quebrada. .
11.15 Acaba el conglomerado traouítico.— Diré jción del camino al
NE.
11.19 Arcillas blancas iguales á las de Ayacucho; y como ellas de-
ben su origen á la descomposición de las traquitas.
11.23 Dirección del camino E, NE, E, E8E.— 11.26 al ENE.—
12.06 al ENE. — 12.18 Llegada al tambo de Lleoqueo. Delante de este
tambo se notan varios esqueletos ó mas bien momias de burros y caba-
llos situados en su posición vertical. En este camino, faltando completa-
mente el agua, los arrieros no pueden proporcionársela para sus bestias por
el precio elevado que tiene en todos los tambos, de manera que sus bes-
tias están expuestas á morirse de sed ó de cansancio. En todo el camino
se observan á cada paso los restos de animales que han perecido, y como
el clima es tan seco, casi nunca los cadáveres entran en descomposición
y se secan como momias.
El tambo de Lleoqueo, es una casita de caña en donde difícilmente
se obtienen recursos. Se halla situado en la orilla dei'echa de la quebra-
da que se sigue. Barómetro aneroide 577 — Pasando el tambo no se con-
tinúa el camino en la quebrada, porque este camino conduce á Socavaya,
sino que se tuerce á la Í7,í]uier(la y se sube otra (piebradita mas pendien-
te con dirección hacia el X.
12.23 Dirección del camino al NNE, N, NNO, N, NNO, N.
12.44 Dirección del camino al NNE.— 12.65 al N.— 12,57 al NNE.
12.58 Phatanita en capas casi horiz-'mtales que cubre á la sienita. Al
NE. Ijuego gres gris compacto. — 1.16 Descanso. — 1.18 Continúa al N.
1.26 Se sube una cuesta más inclinada con dirección hacia el E,
1.30 ('umbre de la cuesta ó punto más elevado del camino entre la
Joya y Arequipa. Aneroide 660.7 — Se baja en zig-zag al NE.
1.40 Al N. 20 O. bajando.— 1.43 Al N. 20 E. Al N.— 1.46 NNO,
N. — 1.40 Descanso. — Granwake en capas que se hunden al N. con un
ángulo de casi 4')'"— 1.65 Continúa la bajada al NXO. — 1.67 Gres sobre
granwake.
2.00 Al N.— 2.09 Tambo del Cortaderal.— Este tambo se halla si-
tuiulo á la iz-jiuenla del camino. Es bastante mi >erable y escaso de re-
cursos. El barómetro aneroide señala 574.3.
'2.11 Al NO. -2.25 Al NNO.-2.27 Al N.-ll.4() Terreno de alu-
vión.
2.47 8e entra á una quebrad ita y se baja en su eauce. Roca com-
puesta de feldspato y talco cloritico (parece tener también ant'ibol).
Restos por pedazos del terreno de aluvión.
3.00 Dirección del camino al N. 10 E.
3.09 Punto más bajo. Aneroide 581.5— Se sube poi- una ladera á la
derecha con dirección hacia al N, dejando la cpie'jra l i á la izipiierda.
Sienita.— 3.15 Dirección del camino al NNE.— 3.2U Se baja nuevamente.
Barómetro aneroide en donde empieza la bajada. 575.7. N. NE. —1^,28 Al
N.-3.30 Al NO.— 3.32 Al N.-3.37 Al N. 40 O.
3.40 Se baja cá otra quebrada á la derecha, al N. 2 ) E.— 3.5!) Al NE.
3.53 Al NNO.— 3.57 Al N.— 4.03 Se deja nuev.unente la quebrada
que baja á la izquierda y se pasa por una abra para- bajar al valle de Are-
quipa. Dirección del camino al NE.— 4.12 Granito con anfibol.
4.17 Tambo de ('ongata á la izquierda del camino y pegado al pie
de un cerro. Este tambo es un miserable i^ancho con paredes de piedra
sin mezcla y con techo de paja.
Repartición de dos camino-;: uiio va á C engata y el otro á Tiabaya.
El mas corto es el q ií pasa por Tiabaya y se dirige á la derecha. Al in.
20 E, .\E, ENE. ' ^ '
4.27 Dirección del canaino al E. ladeando el valle.
4.3() Al NE. 4.32 Se pasa debajo de un arco y luego se marcha por
un callejón al NO.— 1.34 Llegada al plan del valle Primer arroyo de
agua corriente.— 4.37 Continúa al NE. en el cauce.
4.41 Se pasa el .tio sobre un puriute y se sube al otro lado al NNE.
4.45 Al E. Casas á la izquierda que pertenec en al pueblo de Tiaba-
ya.
4.52 Al N. 8;J E, E.— 4.55 Al N. por un callej(')n que entra luego al
]»neblo de Tiabaya.
5.00 Salida de Tiabaya al E,
5.05 Al N, NE, NNE,E.N, NNE. por callejones.— 5. lU Al NO, NNE.
o. 12 Camino al pie de los cerros. Bosquecillo de perales. Higueras.
5.15 Si p.isa entre los carros de Alata y de los parales. Al NO,
NNO.
5.2 ) Se n.isa p?r un pueblecito llamado Tío. compuesto de muchas
casas esparcidas sin orden y de una pequeña iglesia. Dirección del ca-
mino al N. — Baccarifi de muchas flores. Tropaelas.
5.22 Al NNO.
5.23 Al N. 80 O. Empieza un terreno rosado de color carne formado
por la descomposición de alguna roca traquitica. Este terreno tiene esca-
mas exagonales de mica color verdoso y granos de cuarzo y arcilla y
- 93 -
^Horlrecitas licleróg-eiicas. Tioue pnca cohesión y forma casi toda la pam-
pa.— Dirección del camino al O, NU.
5.25 Al NE gi'ande y prolongada grieta que se dice haberse prod li-
ando por un tenrblor á fines del pasado siglo, Pero notándose i;n poco
más allá grietas de la misma naturaleza, producida por el agua (]ue ha
■corroído poco á poco este terreno delesnable, creo que esta rajadura
'tenga el mismo origen.
5.29 Camino al NNE, X. marchando siempre sobre el mismo terre-
no rosado^ sin cultivo. Este terreno en otro tiempo rellenaba casi tode
•el valle, mas tarde parece haber sido excavado por el agua y reemplaza-
do por un ':erreno de aluvión moderno, dejando algunos islotes que pro-
ducen el mas extraño efecto por el contraste del color de los dos terre-
ólos. Casi todas las casas se hallan fabricadas sobre eminencias del mis-
ano terreno.
6.35 Dirección del camino al NNE.
544, Lugar habitado donde se hallan reunidas varias casas en for-
ma de pueblo, pero no hay iglesia. Este lugar se conoce por un hermo-
so árbol de algarrobo á cuj'a sombra se hace la despedida de los que sa-
len de Arequipa (Cachaspari) dirección del camino NE, E, ENE.
6.49 Empiezan los terrenos cultivados.
6.62 Dirección del camino hacia el NE.
5.54 Lugar kibitado en donde se hallan diseminadas muchas casas.
Este lugar se conoce con el nombre de pampa de Camarones.
6.01 Se entra en una especie de callejón muy estrecho excavado en
el terreno i'osado que hemos citado mas arriba. Cuando llueve, este tre-
cho de camino se pone como una acequia.
6.13 Otro lugar habitado que parece un pequeño pueblo por el nú-
mero de sus casaí. La dirección del camino en este punto es al NNE, NE.
6,18 Dirección del camino al E, NE.
6.10 Empiezan las casas de Arequipa del barrio que llaman la Otra
Banda.
6.12 Se pasa el puente y se entra en la parte central de la ciudad de
Arequipa.
La ciudad de Arequipa fué fundada en 1539 á petición de algunos
españoles, los que pidieron permiso á Francisco Pizarro el que en aquella
época se hallaba en Yucay. Sin embargo los primeros españoles que ha-
bitaron est^e lugar se establecieron antes de la fundación de la ciudad en
el pago que actualmente se llama Lloclla de San Lázaro. Pero el nom-
bre de Arequipa tiene su origen desde mucho tiempo antes, remontándo-
.se hasta la época del 4.° Inca llamado Maita Ccapac, el que de paso por
este lugar después de su conquista de los indios de Chumbivilcas, Pari-
nacochas, Condesuyos y Collaguas, permitió á sus soldados que se que-
dasen, pronunciando las palabras de are qiiepay (Si, quedaos) (Calancha)»
Otro historiador dice que Arequipa indica trompeta sonora.
— 94 -
Sea lo que i'iiei e, los españoles niodificai cu un poco la palabra y
dieron el nombre de Arequipa á la ciudad que fundaron en 1639.
Arequipa se halla situada en la orilla izqxiierda del rio Chili ó Chivi
el que toma su origen de la pampa del Gonfital y baja entre el volcán
Misti y el í'^hacliani. La ciudad se halla rodeada de un gran llano, que
parece haber sitio en otra época fondo de un lago interrumpido por va-
rios carritos que formaban en aquella época otros tantos islotes, como
ahora lo son por su aspecto árido, en medio de la hermosa y verde cam-
piña.
Hacia el ENE. se eleva magestuosan-ente el colosal volcán llama-
do Misti, de mía figura cónica bastante regular, con su cumbre casi siem-
pre cubierta de un poco de nieve. Este inmenso cerro se halla fianqv.ea-
do hacia el NO. por el nevado Chachani y al NE. por otro nevado llama-
do Pichu-pichu. Desde la misma ciudad el tei-reno se eleva rápidamen-
te hacia los flancos de estos gigantes que dominan á Arequipa con sus
elevadas 3' frígidas cumbres.
La vasta llanura que forma la campiña de Arequipa se halla disemi-
nada de numerosos pueblos y pagos, los que son tan api-oximados unos
de otros que pareceu formar á veces una sola población, no pudiéndose
distinguir en donde termina uno y en donde principia otro. La mayor
parte de estos pueblos tienen manantiales de agua que sirven de baños y
adonde concurren continuamente por recreo los habitai tes de la ciudad.
22 DICIEMCKE 1863 — 3.\LIDA DE AREQUIPA PARA IR Á SABANDIA
(10 KM.)
2.40 Salidíi (le hi casa— 2.45 al ESE, 810.— 2.5 1 KSK. marchan-
do por un terreno llano. En los cercos se notan Pereskia Chirichiri
Humaza, Floripondio &. — 3,10 Empiezan las casas de l'.i.icarpata. —
3,15 A la izquierda se deja un camino que va á los baños de Jesús. Da-
natia, Molle, Culen.
3.17 A la izcjuiet da del camino s(^bre una lomada se nota la igle-
sia de Paucarpata. En los declives de las lomadas se observan sem-
bríos de maíz, ti-igo, alfalfa, papas, &, dispuestos en andenes.
3,32 Se baja al río de Sabandía con dirección hacia el K. FA río de
Sabandía corre de NNE, SSO. Este río divide los pueblos de Paucar-
pata y Sabandía, notándose en la orilla derecha casas pertenecientes
á ' ancarpata y en la izquierda otras que ])ertenecen á Sabandía. El
])ueblo de Paucarpata es muy largo y forma como doscailes'principales.
Una es casi llana y es la que se sigue en el camino de Arequipa á Sa-
- 95 -
baiiilíii. li 1 otra, cori'c i»:iii"ilela, p:M-() pasa la loüiada cciva la i<;-lt.'-
sia (le luaiiL'ra (]iic es inclinada. Pasando á la otra banda (i(.'l río
entra lue<iv) en el pueblo de Sabandía. lOste es de rejiular extensión,
tieni^ vari;is casas decentes siendo un lagar frecuentado por los a,re(]ni-
peño.* los (]iie vienen á veces á establecerse por al<;'án tieni])o con el ob-
jeto de tomar baño^. ^'ari()s señores estJibleeidos en Arcíjuipa tienen
casas de c 1 iiip ) en S ibandía, p )r ejemplo don (luillermo Moller el que
])()see en Sabandía una hermosa finca. A unas pocas cuadras del río
marchando al KSIO se hallan los b iños, los (]ue consisten en dos po-
zos ó estanijnes artificiales de unas veinte varas de lar<>\) ])oi" diez de
ancho construidas en |)iedras de eauteria. con sus <>T,i(las para entrar
y salir y Jiequeñas compuertas ])ara llenai'lo. 101 a<iMui es de infiltra-
ción y foraia ni lu i n tiales que vienen á brotar al pie di un eei-rito
formaido por una r()ca traquítica de coló;- <>,tís coa íeldspato vidrioso
y alguinos cristales de aug-ita. E x este cerrito casi no se ve la rv)ca (jui)
lo forma sino (pie se halla cubierto de Lierra 3' un gran níiiuero de m 1-
sa,s erráticas de la roca arriba citada. El a.gua de los baños de --a-
bandia es muv cristalina, habiendo ])asado á travez de un filtro na tu
ral. No tieae m leh materias miner.iles en dis'.)lu;MÓn, siendo un:i
muy bu^naagia p ) talóle. Los pjzos teñ irán c )!nj una, varíi y me-
dia, de profundidad.
24 DICIEMBRE 1863 — JALIDA DE AREQUIPA PARA IR X LAS CANTERAS,
BAÑOS DEJESÚSYSABANDIA
'Marcha de legua por hora)
El barómetro aneroide señalaba á. la salida 582.
10.37 Salida de la casa. Se |)asa la Lloclla de Santa Marta so-
bre un pnante de cal y piedi'a y luego se sale de la ciudad — 10.42 sa-
lida de la. ciudad por San i^á;5iro cí):i tlirecciói liacia el N. Bai-rcinco
de aluvión á la derecha, y río (Jliili á la iz(piierda Sauce, ('ulen. Mas-
tuerzo, Pajaro boba, gramínea elevada. Malva, Bereskia — 10.48 Te-
rrenos cultivados á la derecha mucho mas elevados que el camino. Ar-
temisia, grande, Chilco Macho, Molle, Baccaris de muchas flores, l'i-
queria, Chirichiri, Cestrum, Mirsine inievo, Retama, Romasa, Avena,,
Nieotiaiia. paniculata, Solanum, 1').")4 I)¡re.;ción del camino NN'O.
En l<i otra banda del río en el coi-te del terreno formado por el río
se ve un depósito de conglomerado traquítico v sobre esta roca se
halla la tierra vegetal con cultiv(j de maíz en andenes. En este ca-
mino se obsei-v 1 también la Aríeniisa de hojas nr^inidas de Quicaeha
— 1L02 se marcha sobre conglo.nerado traípiíiico. Se pasa una que-
brada con una acequia que la atravieza por arriba. Piedra de cante-
ría (conglomerado traquítico) á la izquierda entre el río j el camino.
A la (lei'eclui ilel camino en l;i (lucbríulita se observa terreno (Te alu-
vión. VjU la otra banda del río se ve el pa<;o del Carmen Alto. Lueo-.>.
acaba la piedra, (le cantería, y na se observa sino terreno de a.luvi(')n.
11.11' (¿u 'bradita con arco. Se entra en la qnebradita. — Al
EX 10, XK, XNE, N. — 11.13 i'iedra de cantería con ])oca colx^sion. Al
NO. Baccaris, Lupinas, Chirichiri — 11.16 al N, NE, NNE, mai'chan-
do muy despacio.
11,21 Acueducto (](ue atravie/.a 1.^ (quebrada. Este acueducto tie-
ne dos arcos g-randes y tres más peí|ueños situados sobre est(js últi-
mos. l)irecci(Hi del camino al E. La quebrada en este punto se en-
sancha. Desaparece el aluvión volcánico y se nota, solamente el alu-
vi(Hi de arena 3^ pocas piedras d¡s|)uestas en ca])as lujrizontales.
11.29 El terreno de aluvi(')n tiene nuiyor cantidad de piedras y
lue<i'() se presenta nuevamente la caiueiía. La quebrada, va estre-
chándose más y más. — 11,36 ' caba la (piebrada. Bipionia de lea
llamada Cahuato. Al NNE, NE. — 11,37 vSe sube al sur sobi-e piedra
de cantería 3' aluvi(')n, — 11,41 Al SE, S. Aluvi()n— 1 1,44 ('und)re — Lla-
nca inclinado hacia la ciudad, va bajando, Barómetio aneroide 571.5,
11,47 Cantera en la otra banda de una quebrada la. (]ue corre de
NNE, á 8S0. — 11,50 Lleoada á la cantera. En esta, cantera se tra-
bajan piedras que sirven para, las construcciones de las casas de Are-
quipa. Las piedras (pie se trabajan son de dos dimensiones; unas son
de media vara en cuadro y de 7 á 8 pul,<>'.idas de esjiesor. Esta.s va-
len en el mismo lugar un real cada una., y se trasportan á la ciudad
sobre burros. Dos de estas piedras forman una. carga liviana. Las
oti-as piedras son de una vam de largo por media de ancho y 8 pul-
gadas de espesor. Estas piedras valen 2 reales y medio cada una. Los
burros pueden trasportar dos de e=tas piedras. — 11,58 Se sube en la
otra banda de la quebrada á ])ocos pas(js más arriba, de un arco que-
sirve de acueducto. Dirección del camino al S, ladeando la quebrada
y luego alejándose poco á poco. — 12,07 se pasa una sanja y luego se
baja á otra quebrada con canteras. Seatravieza esta quel)ra.da obli-
cuamente marchando de N. á S. — 12, ' 2 Dirección del camiiKí al SSE,.
12,14 grande cantera de piedra sillar (eonglonícrad(í traquítico) — Di-
rección al S.
12,23 Dirección del camino al SE. — Descanso — 12,28 Continúa, 1»
marcha,
12.30 Se pasa un Lloclla (tápana) que es la misma que atravie-
sa parte de la ciudad pasando ])or el barrio de Santa Marta. — Llega-
da á un arrabal de Arequipa, — 12,40 se acaba la calle larga con direc-
ción al S. 80 E. y se empieza la pampa de Miraflores. Se deja á la iz-
quierda el camino de Puno. Los baños de Jesús quedan al E.
1,04 Dirección del camino al E-— 1.10 al N. 80 E — 1,12 Se pasa
una Lloclla que baja al SSE.— 1.25 al NE, ENE.— L28 Se baja á una ho-
yada en forma de quebrada con hilo de agua — Al SE.
1.31 Estan.pie en donde se reúne el agua de los baños de Jesús pa-
ra el riego de un trecho de terreno. — 1.37 Llegada al baño de Jesús para
- 07 —
el lit'i^o (le 1111 trecho (le terreno — 1 .HT llc<2,'iula al l>aíui de .Jesús. El ba-
rónipti o aiii'i oide señala 05(5.8. — i^a tempera! ura del air^ 19''' 8— La leni-
perat lira (U'l ai>;ua 'iiJ.f) — El agua es cristalina, tiene un sabor salobre y
desj)r<'nde un [xxm) de gas ácido carbónico — 2.27 Salida de Jesús. La ro-
ca del cerrito de las inmediaciones es una traquita con ci'istales de au-
gita (traquita dolorita) En la quebradita señalada (1 .28) se nota uu poco
más abajo del camino otro estamiue en donde se reuiuí el hilo de agua
que la baña 2.4G JjIocUa señalada inás arriba (L12)
Dirección del camino al O. Luego al otro lado de la Jjloclla camino
de Paucarpata al SO. — 3.()U Camino al SSO. — 3.03 Dirección del camino
al ESE, SE, SSE.— 3.10 Se sube— 3.11 Pueblo de Paucarpata. Al S,— Pla-
za de Paucarpata. Aneroide 671, G— Dirección del camino al SSE, por
un callejón pai-alelo al camino. Cultivos de alfalfa, maiz, papas y trigo,
3.30 Se observa hacia el SE, la iglesia de Characato (pueblo situado á
una media legua mas allá de Sabandia) — 3,32 Rio de Sabandía— 3.40 Lle-
gada al pueblo de Sabandia. — Aneroide 573,7.
{Continuará).
HISTORIA DE LA MARINA DEL PERLT
TOiMto liar
(Con tinuació n )
Titicaca Pre-histórica
Antes que un grueso volumen de líquido navegable el Titicaca; es la
clave misteriosa de uno de esos trastornos radicales que suelen producir-
se como efecto de los grandes sacudimientos del suelo-
No sabemos que haya, creemos que no hay noticias concretas deí
emocionante cataclismo. Ni aún siquiera se puede asegurar cual fué la
orografía de la época en que ocurrió, ni la red fluvial que serpeaba entre-
las serranías de entonces. Verdad que el padre Vizcarrarefiere que «Han
existido entre las provincias alto peruanas piieblos y ciudades con sus
monumentos clásicos hasta el año 666, en que tuvo lugar la erupción si-
multanea de varios volcanes en este nuevo mundo, causando grandes rui-
nas como se vé desde el Brasil hasta el Canadá é Illinois.
«Según el exámen de sus terrenos extratifbrraes y la tercera capa
que hemos hallado en la cumbre de sus elevados cerros y hondos valles,,
se ve que estas tierras han sido pobladas antes del diluvio universal.
«Tenemos pruebas de inducción en los muchos fósiles que existan
en estas islas y en las llanuras alto-peruanas. Y también en los enormes
pedrones labrados que sirven de base á la mayor parte de sus monvunen-
tos, no sólo de los de esta provincia sino también de las comarcas muy
apartadas de esta metrópoli».
Sea cual fuere el crédito alcanzado por las afirmaciones de este sa-
cerdote, bastante tiempo vecino de Puno, es lo cierto que sus palabras
tienen la ratificación de los elementos de prueba que indica.
— 99 —
Fr. Baltazar de Salas es? todavía más preciso. Dice:
«Las sagradas aguas del Lago Titicaca cubren y ocultan todos los
palacios, castillos y pirámides con sus port-entosas cindadelas y huertos
jjue t'orniahau el Edén ó cusi Alita, plantado por Dios-Vero en la Aurora
<le los tiempos y en el cual colocó á los Paa Zuma, quienes por causa
(le Satanás, fueron de allí arrojados y Dios mandó amurallar con fierrc-
rmffo toda esa región. Así permaneció hasta el día del diluvio, que se
convirt ió en ese lago.»
Es muy posible que esas ruinas de palacios, templos y jardines y hasta
los restos de la férrea muralla yacente en el lecho del Lago se tocarían
<.;on la sonda, á no haberlos cubierto la gran cantidad de limo que arre-
jan en ese lecho los aluviones de cada estación lluviosa.
Verdad que estas tradiciones ó leyendas pudieron ser mas clara.*;
pero la historia, que puede considerarse como tal sólo desde el estableci-
miento de la conquista española, se reciente, en la investigación de los
hechos anterioresá ésta, de las condiciones en que se estableció. Resultado
de los primeros contactos de aborígenes y recien llegados, de opresores y
oprimidos, sin idioma común, sin estimación de los primeros para los se-
gundos, que carecían de voluntad para dar ni siquiera noticias á aquellos
•en quienes sólo veían sus verdugos, sin formularios éstos que uniformaran
;^us investigaciones, ni anales que consultar y antes dispuestos á destruir
cuanto escapaba á su análisis suponiéndolo pecaminoso ó herético; ellos re-
cogieron pobre cosecha pre-histórica. Pero la referencia á un cataclismo
terrible, que produjo transformación muy honda, casi total, la consignan
todas esas viejas crónicas.
Acosta dice:
«Hay entre ellos comunmente gran uoiicia y mucha plática del dilu-
vio; pero no se puede bien determinar si el diluvio que estos refieren es el
universal, que cuenta la divina escritura, ó sifué algún otro diluvio 6 inun-
dación particular de las regiones en que ellos moran. Yo mas llego al pa-
recer de los que sienten que los rastros y señales que hay de diluvio no
son del de Noé, si nó de algún otro particular, como el que cuenta Pla-
tón ó el que los poetas cantan de Deucalión. Como quiera que sea, di-
cen los indios que con aquel su diluvio se ahogaron todos los Jiovihrcs,
y cuentan que de la gran laguna salió un viracocha el cual hizo asiento
en Tiahuanaco, donde se ven hoy ruinas y, pedazos de edificios antiguos
muy extraños y que de ahí vinieron al Cusco y así volvió á multiplicarse
todo el género humano.»
La frase todos los hombres que Acosta repite como dicha por los in-
dios, se explica también en boca de éstos, teniendo en cuenta el nombre
y la etimología del mismo, que designa Cobo para Tiahuanaco:
«El nombte que tuvo este pueblo antes de que fuera señoreado por
los incas era Taypicala, tomado de la lengua aimará y que quiere decir
la piedra de enmedio; porque tenían por opinión los indios del Collao
— 100 —
que este pueblo estaba, en medio del iiiuudo y que del salieron después
del diluvio.'
Muestran en la misma laguna una isleta donde fiujeu que se escon-
dió y conservó el sol y por eso antiguamente hacían ahí muchos sacrifi-
cios, no solo de ovejas si no de hombres también. Otros cuentan que de
cierta cueva salieron por una ventana seis ó no se cuantos hombres y es
donde llaman Pacari-Tamijo. Y así tienen por opinión ([ue los tampos
son el linaje más antiguo de los hombres.»
El padre Calancha dice á su vez:
«Lo cierto es ([ue lo que aquellos indios referían y la tradición era
que los que avían poblado estas tierras eran descendientes dkl qvk se
i.iURÓ DiiL Dir,uvio L[U.e anef/á el mando y aqueste repartió 'as t ierras en
tres ijos »
«Porque dado caso, como es así, dice Ondegardo — ellos tuvieron no-
ticia del diluvio y afirman c^ue se destruyó todo el mniidi) por agua: de esta
generalidad dura la memoria entre ellos e muy generalmente, como cosa
muy notoria.»
Queda visto cpie todo el mundo de los indios era el Coilao y ese mun-
do sufrió excepcional cataclismo.
En la Crónica Moralizada se lee; — «Dicen que apareció en Tiahua-
naco el muy poderoso Con Tice Viracocha, (inien dividió el mundo en
cuatro partes y lo dió á cuatro reyes. Lo m itai on y pusieron su cuerpo
en una balsa de totora, que soltaron al garete. La balsa navegó con tan-
ta velocidad que dejó admirados á quienes lo mataron sin piedad y cre-
cióles el espanto poríjue la laguna no tiene casi corriente y entonces no
tenia ninguna
Llegó la balsa coi^ el rico tesoro á la playa de Cachamarca
^1^^==* DÓNDE AHORA ES EL DESAGUACE üo íj^^JIJ y es muy aseutado en la tra-
dición de los indios (jue la misma balsa — rompiendo la tierra abrió el De-
saguadero, -porque antes nunca le tuno y desde entoxoes corre y sobre las
aguas que por ahí encaminadas se fué el santo cuerpo hasta el pueblo
de los AuUaga;?, muchas leguas distante de Chucuito y Titicaca, azia la
costa de Arica y Chile.»
El padre vSalas en su historia de Copacaba dm. describe execn a se-
mejante, llamando á la víctima Tunapa (1), nombre con el (¡uc oculta
el verdadero, que según este sacerdote es Santo Tomás; (juien predica-
ba en suda-mérica la doctrina cristiana extigmatizando ásus transgre-
sores. Las severas amonestaciones agrupan contra él á los perver-
[1] " no cal»' dudar (iiic iimltitud de tradifioiics ¡¡'ruanas, s:\aii eualas(juiera
la forma y ocasión Pi; ((íip los indios se las (-onuinicaron á los csp'iñoles y los motivos
(¡IIP estos tuvieron ])ara iiuiuirirlas, convienen en que ¡¡eres'rinó por dicho paísun liora-
bre (') ser extraoi dinai'io y sni)erior á los ipieentonces lo habitaban en cultura y eii ideas
que prociu'íiba difundii-, con escasa fortuna, aumpie después con los años y como suele
suceder en circunstancias análogas, prosperai-an algunas mas ó menos en la misma
ú otra forma " Jiménez de la Espada.
- 101 -
•íos, á (itíieiips iuiliclíiba convf^ir; los cuales, deseosos de i)oncr término á
ila censura, asesinan al apóstol, lo atraviesan oon nna vai-a de cIkjii-
-ta, poniéndolo luego en la l)alsa (|ue, después de correr el lago con ve-
ilocidad inusitada, va á ronvper-con ía popalíi j>laya de Cachamarca.
Textualmente dice:
«rusieron al santo discipulo en una ba/lsa y echáronl-e en la gran
•laguna del Titicaca á la providencia, no de los vientos ni de las ondas,
■ Muo del cíelo. Refieren pues los antiguos que un recio viento sopló en
la popa de la balsa y la llevó como si fuese á vela y remo con tanta ve-
"Jocidad que ponííi admiración; y así tocó en tierra de Cachamarca, dond€
■ íif/ora en el J>cs(if/nii(lpro^ 1Í^^^ Qt'i: antes de este sugESO no le ha-
ría «ci^^ll 3' la abrió con la popa de la balsa, dando suficiente lugar á
•que las aguas corriesen y sobre ellas fué navegando hasta las AuUagas,
•íloude se liunden las aguas por las entrañas de la tierra y ahí se dice
-i-lue quedó el santo cuerpo y que c^da año, en una de las pascuas ó por
:aquel tiempo se veía ahí una fresca y verde palma en. tina isleta que el
Desaguadero hace veoina á la costa de Chile, sola y sin que la acompañe
■otro árbol alguno. Todo es posible á Dios, aunque yo no lo vendo por
indubitable. Lo que puedo afirmar es haber oído á indios ancianos deste
asiento de Oopacabaim y en especial á uno que en el ¡mismo convento
■sirve hoy dís. de enseñar á leer y cantar á los muchachos del pueblo pa-
ra ministerio del coro y servicio de la santa virgen-, el cual dice que oyó
á uno de sus antepasados, que en la misma isla quedaban impresas en las
peñas las plantas de los pies de Tunupa, que así llamaban al glorioso
^santo por milagroso.»
En el opúsculo El hombre blanco en el Perú, (1) se lee:
«Los quichuas llamaron á los blancos viracochas lo mismo que á los
■españoles y el mismo apelativo y titulo soberano, así como los de Tunu-
,pa, Tarapaca ó Taapac que los collas y otros pueblos leí dieron, lo apli-
■caron también á deidades como Con, Ticci, Illa Ticci y Pachacamac; co-
mo si con el quisieran añadir á las excelencias que vislumbraban en su
•confuso ser supremo las que vieron en los emigrantes viracochas. ......
«Volviendo al hombre blanco digo que los nombres que le dieron los
peruanos es una de las cosas que mas en confusión me ponen cuando
pretendo averiguar si al llamarle Viracocha y Tunupa como á sus deida-
des, quisieron divinizar un ser humano ó humanizar un ser divino; pero
me inclino á lo primero, como antes insinué, aunque en las tradiciones
peruanas se encuentran ejemplos de las dos cosas ■. .....
«En cuanto á la época que aproximadamente puede señalarse á la
aparición de los Huiracochas en el Perú, nada cabe afirmar con alguna
certeza; y — aunque el levantamiento de los Andes debió verificafse entre
( 1 ) M, Jimenes de la Espada.
~- 102 —
las tienípos del terreno caateniario y loá ilel moderno. — ;io uk afirevert?
á referir á ellos ó á los iiimediatameate posteriores los episodios de C i-
cha y del rio del Desaguadero; porque es muy posible, casi seguro, dado-
el carácter y aficiones de la raza peruana, que se haj'an acumulado sobre-
un hecho cierto y natural otros de diferentes épocas más remotos 3^ re-
vestidos de circunstancias maravillosas, convirtiendo así la tradición eni
leyenda
Después de su sobria descripción de las Chulpas de S-alIustani, eiv
el Umayo, se pregunta el antor de las Monografías Histokico-Amiíkica-
NAS, quién las compara á las ruinas de Gwalior 3^ otros lugares- de la In-
dia Inglesa: — «A qué época corresponden las Chulpas? ¿Son anteriores;
á la civilización aymará ú obra de una raza de la que no guarda la civi-
lización recuerdo alguno? ¿Son coetáneas de Tiahuanaco, como quiereit
algunos arqueólogos que han encontrado ciertas analogías entre ambas
construcciones? ¿Fueron levantadas por los incas, como suponen equioo-
cfadamente Garcilazo de la Véga y otros escritores? »
La respuesta á tales preguntas acaso pudiera encontrarse en las li-
neas que siguen:
«Pasado el periodo glacial, que cubrió de hielo gran parte de Eu-
ropa y Norte América, se i'establece la normalidad de la temperatura,,
que adquiere condiciones análogas á las actuales. En esta era encuén-
transe ya vestigios de que vivia el hombre en América conj tintamente
con cierto número de animales hoy enteramente extinguidos,^ tales como
el megaterio
La existencia del imperio de Tiahuanaco y de su civilización fué
ignorada por casi todos los historiadores de la Conquista, quienes solo
refieren que según los indios del Cusco, lo» que habia antiguamente an-
tes de los incas, eran por extremo bárbaros y salvajes, — Vivían, dice el
padre Cobo, sin cabeza, orden, ni policía; derramados en pequeñas po-
blaciones y rancherías, con pocas mas mueíitras de razón y entendimien-
to que unos brutos » (1)
No fueron esos infelices, sin duda, los arquitectos de las ruinas de
Tiahuanaco y otros lugares del Collao y puntos diferentes del Perú, cu-
yos escombros revelan grandezas desaparecidas; pero no es averiguar
quienes construyeron los edificios en ruina lo que importa: para afirmar
que el cataclismo existió basta el testimonio de que las ruinas existen.
Detallando las especialidades del suelo al rededor del Titicaca de-
cía en su conferencia el doctor La Puente.
«Los fósiles son muy raros, las margas de inmediaciones de la Paz
contienen algunos panorbis y en los de Chile .se encuentran restos de
vegetales: B@=.pei'o ^'^ el limo que rellena las cavidades del terreno de
(1) La.s civilizaciones antiguas del Perú, Di-.Wies.se.
— 1()3 —
trasporte se han encontrado restos del mastodonte Andiuui, lo qué
U»asta ])ara Hjar la edad deesa formación.»
Eu Catterice, cerca de i-Oi oeoro, la picpieta de un minero ha trojje-
.zado á quinientos metros Iwijo la superficie con un mastodonte y una
Jlama. ])etrificada.
K\ estudio Hasadre (1) también menciona el hallazgo de una
osamenta (le Sceledotherium que conservaba restos de cuero, la cual
fué en viada al sur, en donde es posible (]ne hasta ahora se encuentre.
Kii ese mismo estudio Los lagos se indican al occidente del Titica-
-ca, extensas cai)as de tracjuita, terrenos sedimentarios, mantos c vrbf)-
níferos y al noite hasta frut.ís carbonizadas, que se hallaron en el snb^
suelo y se trajeron á i-inia, como curiosidades muy raras. Hacia el
>inr, en Yampupata, no solo se imlica la existencia, de mantos de car-
4)ón, sino que se ha explotado ese artículo, aunque es posible que halla
faltado al^ún tvíiuisito para hacer esas hulleras mercantilmente apro-
vechables,
Jiasado en las condiciones ideológicas del suelo este estudio deducé
>iin violencia que el Collao ha siib) teatro de un sacudimiento colosal
que ha derribado cordilleras, ha abierto huecos muy hondos como se
su[)one ser el Titicaca y ha modificado los relieves del suelo, alterando
■el curso de las aguas y produciendo las pertui-bacionesmas completas
y espanta ble«;.
Indica también que la tremenda catástfofeha coincidido ó fuépro-
'ducida por una brusca elevación de los Andes hasta la altura que hoy
tienen, hecho ocurrido en la época tei-ciaria ó cuaternaria, época del
»Sceledothei'ium y (jueeste animal y sus congéneres han podido pasar
de la. Argentina ó del Brasil al Perú.
El estudio Basad re condensa sus deducciones en la siguiente forma;
1° La cuenca de La Paz, y las pampas de Tlahüanaco, Laja, Via-
cha y demás, rellenadas 3^ formadas por las piedras y cascajo que hoy
se pueden notar y examinar, son una prueba irrecusable de que en épo-
cas muy lejanas v en muchísimos años, los materiales de acarreo que
ahí se ven han sido conducidos por fuertes y abundantes corrientes de
agua, de alturas precisamente no muy lejanas.
2^ (iue estas alturas no ])ueden ser sino de materiales que ya no
existen, pero que han existido sin duda en grande escala; pues solo así
han podido esas aguas torrentosas acarrear increíbles cantidades de
metros cúbicos de tan al)undante material, como son las piedras y
■cascajos que ahí se encuentran^
3° Que las grandes corrientes de lava existen todas al W. del
gran lago Titicaca y las inmensas capas de traquita que cubren en
tanta cantidad y extensión el mismo lado occidental de la laguna,
según ya hemos anotado, han tenido forzosamente su origen en esa
(1) Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, T. III— Los lagos del Tfiticaca.— M.
Basadre.
— 104' —
cimlilleiu volcánica (]Ue lia (lesaj):irecicl(), dejando como prueba inüon^-
testable 3' patente de su existencia, esas lavas, escorias y t'-a(iuita)) „
«El hecho de haber existido nar coi-dillera volcánica ea un pun-
to del <>iobo y haberse hundido formando un lajro no es única ni espe-
cial en el Titicaca. Iguales y muy parecidos hechos han producido el'
la<i-o Baikal en el centro de la Sibcria y muy cerca de éste H conocido-
con el nombre de Koul. Viajeros inteligentes y grandes sabios liair
examinado esas localidades y han comproba lo que en anvbos puntos-
las cordilleras volcánicas han desapai*e(.'ido en l()s fondos de los lagos-
citados, dejando como testimonio de su turbulenta existencia torien-
tes de Javas y derrames de traquita volcánica.
«El lago Uinamarca, llamado tanibién Vinamarca, ha sido for-
mado en época posterior y en una gran convulsión volcánica, que rom-
]>iendo y destrozando las rocas y alturas de la pi'ovincia- de >^"opaca-
bana, abrió el estrecho de Tiquina dando ca uce á los otros lagos y for-
mando enseguida eS del nnevo rio Desaguadero, que conduce hoy las;
aguas sobrantes de los lagos al actual AuUagas. Estas aguas sobran-
tes tenían antes su curso al W. de Yang^ayo, pueblo situado en los lí-
mites del Perú y Bohvia, y conducían lo-! lodos y ai-enas a.marillentas-
de los lagos á las pampas de San Andrés y de Bantiag'o de Machada,
en donde se pueden ver hoy.
A consecuencia, de la apertura del estrecha de Tiquina v del nuevO'
cauce del Desaguadero, las canteras que producían las ])iedi-as para la
construcción de los templos y fortaleza de Tiahuanaco, quedaron inu-
tilizadas para ese objeto y abandonadas esas obras».
Dejando á tales conclusiones el valor integro de que són sucapti-
bles, señalamos las que apoyan el concepto personal que hemos formado.
1* Las pampas al sur del Uinamarca se han elevado, con material,
de acarreo ó por levantamiento del suelo, lo cual está á la vista. Tiahua-
naco estuvo bañado por el agua antes y tiene hoy 38 metros sobre la su-
perficie del lago. Las consejas del Tunupa envuelven un hecho cierto.
Hay en esta conclusión otro dato que tendrá empleo mas adelante:
las fuertes corrientes de agua que arrastraron los materiales de acarreo-
que habian levantado el terreno. Las aguas sobrantes, no importa de
donde, un volumen de agua «tenía antes su curso al W. de Yunguyo»,
Con la sonda en la mano y observando la orografía actual puede resta-
blecerse el trazo de ese curso sin temor de contradición.
Es de anotar algunas de las presunciones encaminadas á rehacer el
pasado del Collao. Una de ellas es la qúe admite la existencia de un mar
interandino, extinguido al elevare el terreno y entre quienes la susten-
taron podemos citar á Chalón (1), cuyo libro existe en los anaqueles de
la Sociedad Geográfica de Lima.
[1] Ijos edificios del antiguo Perú. 1884,
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E'lr iirj;>^niero priiioi[)ia por establecer (jue
* b].\ t'l la revoluoióu ui h notable de la épio i oaaternaria, es!
la ilasapari.;!Óu parcial del gran mar interior que debía unir entre si los
gran les lag )i Titicaca, Aullaga-i y las ciénagas de Copai.sa»
«Por consecuencia de an movimiento geológico las aguas se han r^'.-
tira lo hacia las vertientes del Atlántico, tormaiiilo varios afluentes del
rio Beni y en particular todos los tributarios del gran Marañón, oi-igen
del rio Amazonas; solo ha quedado una gran pampa, hasta ahora cu-
bierta de eflorescencias salinas, que por tal motivo se llama pampa de la
8ab>
Otros exploradores han encontrado además reciduos de ostras y
peces petrificados pero es de notar que una y otras naanif'estaciones solo
se hallaron de Copaisa al Sur. Debe constar además que solo se adopta
la afirmación en la parte que establece el cambio de la red fluvial de la
comarca, con abstracción de detalles.
Afirma también Chalón que las ruinas del Tiahuanaco y otras de su
tipo alrededor del lago son ciclópeas y pertenecen en consecuencia a un
período histórico anterior en muchos siglos á la soberanía de los Incas-
Enumera las buenas cualidades arquitectónicas de las obras en ruina,
cuya esmerada perfección artística y geométrica «no ha sido nunca
igualada en ninguna obra de piedra del nuevo ni del antiguo continente»
según la frase entusiasta de Squier.
Jjiteralmente dice Chalón:
«Todas las ruinas existentes en el l.igK Titicaca eran, poco antes de
1(1 catástrofe dUiiviaiKi, acropólis y sagi'adas necrópolis: unas y otras ha-
bían sido construidas con piedras fínas, primorosamente labradas.
«En la orilla presente del lago hay otras ruinas contemporáneas de
las de Tiahuanaco, como L'lóje3 a, cérea de Oje, cuya existencia hace im-
posible presumir, como algunos han sostenido, que el nivel del lago hu-
biesa sido más alto que ahora en la época de aquellas construcciones.
«La orilla sur del lago lafon ia la península de Copacabana, unida al
continente por un de>flladero esti'echo (el itsmo Yunguyo): ahí se ven
las ruinas druidícas de que hemos hablado La situación tan bien
escogida de (/f)pacabana, la facilidad de su defensa contra los ataques
por tierra ó por agua, explican sobradamente la presencia de aquellas
ruinas qué, en tiempos remotos, fueron lugar fortificado, en donde bus-
caban asilo las poblaciones vecinas».
En relación con las numerosas piedras labradas vistas en terrenos
adyacentes al Titicaca, decía el Dr. La Puente, en el curso de su confe-
rencia, refiriéndose á Tiahuanaco: — «Es muy digno de notai'se que por
cualquier parte por donde se excave un poco el terreno se encuentran á
diferentes proiuadidades piedi'as bien caiitjadas, de distintos tamañc s,
hechos que indican claramente haber sufrido este lugar, una fuerte inun-
dación, que causó tal vez su ruina, y abandono»
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«Todos los ai'tiueólogos y viajeros que han estudiado las ruinas de
Tialiuanac'O. están acordes en que sus monumentos son anteriores á la
dominación incaica, debidos á otra i'aza civilizadora, cuya extensión de-
bió ser grande en el territorio del Perú »
«Las ruinas de liumapunco son ciclópeas. Las piedras están tendi-
das sobre el suelo, como dispuestas para formar la plantfi de un vasto
edificio. Son enor