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Full text of "Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima."

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FOR  THE  PEOPLE 
POR  EDVCATION 
FOR  SCIENCE 


LIBRARY 

OF 

THE  AMERICAN  MUSEUM 

OF 

NATURAL  HISTORY 


BOLLTIN 


DE  LA 


TOMO  XXX      Lima.  30  de  junio  de  1914     TRJM.  I  y  li. 
EL  OBSERVATORIO  DE  AREQUiPA 


Una  de  las  cosas  que  llaman  más  la  atención  del  viajero,  á  su  llega- 
dn  á  Arequipa,  es  el  Observatorio  Astronómico,  situado  en  las  faldas  del 
Misti. 

Con  el  propósito  de  conocer  este  importante  establecimiento  cien- 
tífico lo  hemos  visitado  varias  veces,  siendo  galantemente  atendidos  por 
el  astrónomo  señor  León  Campbell,  quien  nos  ha  proporcionado  los  inte- 
resantes datos  que  contiene  esta  ligera  descripción. 

El  Observatorio  de  Arequipa  constituye  la  estación  meridional  del 
de  Cambridge,  en  los  Estados  Unidos  de  América,  y  su  instalación  tuvo 
por  objeto  est'jdiar  la  parte  del  cielo  que  no  era  visible  de  aquel,  á  fin  de 
que  las  observaciones  abarcasen  todo  el  firmamento. 

El  lugar  en  que  se  encuentra  fué  escogido  por  el  eminente  astróno- 
mo y  profesor  señor  J.  S.  Bailey,  en  1891,  después  de  dos  años  de  proli- 
jas investigaciones.  Su  orientación  es  al  NO.  de  la  ciudad  de  Arequipa,  d^ 
la  que  dista  dos  y  media  millas,  que  se  recorrea  á  caballo,  en  veintet  JAl-^ 
ñutos,  por  un  buen  camino  carretero.  Su  altura  sobre  el  nivel  "S^í  mar 
es  de  ocho  mil  cincuenta  pies,  ó  sean  quinientos  cincuenta  más  de  los 
que  corresponden  á  dicha  ciudad. 

La  construcción  de  los  edificios  é  instalación  de  los  aparatos  se  llevó 
á  cabo  por  el  profesor  señor  W.  H.  Pickering,  en  1892,  desde  cuya  fecha 
funcionan  con  regularidad. 

El  e.stableeimiento  abar»  a  una  área  como  de  sesenta  mil  metros 


cuadrados,  y  está  sfiuaJo  sobre  una  eminencia  cercana  al  camino.  El  pa- 
norama que  desde  allí  se  divisa  es  liiay  variado  y  pintoresco.  Por  el  la- 
do norte  t.parece  el  nevado  de  Chachani  con  veinte  mil  pies  de  eleva- 
ción^  por  el  NE.  el  volcán  Misti,  á  diecinueve  mil  doscientos  pies,  con  su 
cima  cubierta  de  nieve,  por  el  E.  Pichupichu,  igual  al  Chachani,  con 
diecisiete  mil  quinientos,  separado  del  Observatorio  por  mía  pampa  don- 
"^e  hallan  las  canteras,  de  las  que  se  extrae  la  piedra  sillai,  que  sirve 
para  las  .i  nstrucciones  de  la  ciudad:  por  el  S,  la  población  de  Arequipa^ 
con  sus  casas  todas  de  blanco,  entre  las  que  se  destacan  las  torres  de  las 
antiguas  iglesias;  y  por  el  SO.  los  pueblos  de  Yanahuara  y  Caima:  rodea- 
dos de  huertas  y  sembríos  de  alegre  aspecto. 

Dentro  del  área  arriba  mencionada  se  ha  construido,  en  medio  de 
jardines,  una  hermosa  y  cómoda  casa  habitación  de  dos  pisos  y  varios 
pabellones,  donde  funcionan  los  distintos  aparatos  destinados  á  las  ob- 
servaciones. Los  más  notables  de  éstos  son:  un  Bruce  de  veinticuatro  pul- 
gadas de  diámetro,  que  sirve  para  fotografiar  los  astros  y,  en  su  clase,  es 
el  más  grande  del  mundo;  un  telescopio  Boyden  de  trece  pulgadas,  dedi- 
cado al  mismo  objeto,  y  con  el  que  se  hacen  además  observaciones  visua- 
les, que  ocupa  en  el  mundo  el  segundo  lugar:  otro  ocho  pulgadas,  un 
fotómetro  de  cuatro,  un  ecuatorial  de  cinco,  un  sismógrafo  y  una  cámara 
oscura  Cocke,  de  lo  más  completo.  El  ap?>.rato  Bruce  representa  un  valor 
de  cincuenta  mil  pesos  oro,  siendo  el  costo  total  del  establecimiento  de 
más  ó  menos  quinientos  mil  pesos. 

El  Observatorio  ha  tomado  hasta  el  presente  como  ochenta  mil 
planchas  fotográficas,  con  una  exposición  de  diez  minutos  á  cuarenta  y 
ocho  horas,  cada  una,  según  el  estado  de  la  atmósfera  y  el  tamaño  y  dis- 
tancia de  los  objetivos.  Para  salvar  los  constantes  cambios  de  posición 
de  la  tierra  con  relación  á  los  astros,  hay  un  instrumento  automático,  que 
marcha  como  un  reloj,  y  sirve  para  imprimir  á  los  aparatos  un  movi- 
miento equivalente  al  astro  que  se  fotografía;  permitiendo  así  que  el 
objetivo  permanezca  constantemente  enfocado  durante  la  exposición. 

Las  planchas  fotográficas  se  remiten  á  Cambridge,  donfle  existe  una 
colección  de  más  de  doscientas  mil,  que  comprende  todas  las  estrellas  co- 
nocidas, de  cuyo  estudio  se  ocupan  los  más  eminentes  astrónomos. 

La  colocación  de  los  telescopios  sobre  su  base  respeetiva  ha  sido 
tan  cuidadosamente  hecha  que,  no  obstante  el  peso  de  alguno  de  éstos, 
me  pasa  de  cinco  toneladas,  el  observador  puede  moverles  en  cualquiera 
u^.'ección,  tirando  una  simple  cuerda. 

"  l^ntre  los  trabajos  realizados  en  el  Observatorio  figura  el  descubri- 
miento de  varias  estrellas,  uno  de  los  cuales  se  realizó  hace  apenas  un 
mes  y  servirá  de  tema  á  un  artículo  especial,  para  la  Sociedad  Geográfi- 
ca de  Liiiia,  que  nos  ha  ofrecido  el  señor  Campbell.  Este  mismo  señor 
y  su  auxiliar  señor  BJencewe,  se  ocupan  actualmente  en  estudiar  el  mf>- 
v'imiento  periódico  de  gran  número  de  estrellas  de  este  hemisferio,  hasta 
hoy  no  bien  determinado, 

( 


_ _  } 

Amui'.n- los  trabajos  astronómicos  constituyen  <■!  objeto  jii'incipal 
tlel  establtíciiuiento,  se  llevan  también  i'cgistros  de  los  j'euómenos  ^eismo- 
gráticos  V  meteorológicos;  y  con  este  fin,  en  1,8Í)4,  se  instaló  sybi'e  Ui 
<'ús]iide  del  volcán  unn  estación  meteorológica,  la  más  elevada  del  miin- 
<lo,  (jue  l'uncioiió  por  varios  años.  Desgraciadamente  las  diíicnttades  Vj 
peligros  de  la  a-;cens¡ón,  en  ciertas  épocas  <lol  año,  no  ]  ermilían  verj^'^ar 
las  observacioui's  con  la  debida  regularidad,  lo  (pie  decidió  el  ¿(bandciio 
<le  dicha  estación  y  e!  retiro  de  los  aparatos. 

Debido  á  la  amabilidad  del  señoi-Leóii  Campbell,  en  la  n<  clie  del 
'2U  del  pi-esenle,  pudimos  observar  con  uno  de  los  telescopios  las  diveisas 
partes  del  íirmamento,  presentándose  á  nuestra  vista  un  espectáculo  de 
lo  más  kenuDso  ó  imponente. 

V'imos,  en  primer  lugar,  un  grupo  como  de  veinte  mil  estrellas,  de 
la  constelación  de  cáncer,  que  nos  dijo  llamarse  «praeskpe»,  que  seme- 
jaban deslumbradores  brillantes  esparcidos  sobre  un  manto  uegro.  En 
seguida  nos  mostró  la  nebulosa  «eta  cakanae»  con  sus  doscientas  cua- 
renta mil  estrellas  (jue  parecían  envueltas  en  una  diáfana  nube,  y  que 
constituye  la  parte  del  cielo  dónde  hay  mayor  niimero  de  éstas.  Vuelto 
el  telescopio  hacia  el  Este,  admiramos  el  planeta  Júpiter,  de  luz  opaca, 
que  se  nos  presentaba  como  del  tamaño  de  la  luna.  3'  á  cuatro  de  sus  sa- 
télitos  en  línea  recta.  Nos  detivvimos  después  en  la  constelación  del 
«CEXTAUKo»:  y  para  darnos  una  idea  de  la  distancia  á  que  la  estrella 
«a//a»,  que  es  la  más  próxima  á  la  tieri'a,  se  encuentra  de  ésta,  nos  indi- 
có que  su  luz  toma  tres  años  y  merl  o  para  llegar  á  nosotro.s,  mientia.s 
que  la  del  Sol,  que  está  á  noventa  y  dos  millones  ochocientos  mil  millas 
de  distancia,  apenas  necesita  ocho  minutos  para  su  travesía¡¡¡ 

En  la  noche  del  25  regresamos  al  Observatorio  para  poder  contem- 
plar la  luna  en  su  cuarto  creciente.  El  cielo,  que  la  vez  anterior  estuvo 
muy  claro  y  despejado,  se  encontraba  en  ésta  cubierto  de  negros  nuba- 
rrones, que  sólo  por  intervalos  nos  dejaban  ver  á  nuestro  satélite.  Pero 
esto  contribuía  á  hacer  el  espectáculo  avn  más  hermoso  é  imponente.  La 
luna  semejaba  en  el  espacio  un  inmenso  globo  ardiendo,  y  las  nubes  el 
liumo  t|ue  el  fuego  producía.  Cuando  quedaba  en  claro  era  fácil  distin- 
guir su  superficie  rugosa  y  los  inmensos  cráteres  de  los  volcanes  apaga- 
dos que  en  ella  hay,  de  los  que  dará  idea  la  fotografía  que  acompañamos. 

A  las  12  de  la  noche  regresábamos  á  Arequipa  vivamente  impre-, 
sionados  por  el  espectáculo  grandioso  que  acabábamos  de  admirar.    Y  al'' 
atravesar  la  silenciosa  ciudad,  el  sentimiento  de  admiración,  que  aíites 
embargaba  nuestro  espíritu,  se  convirtió  en  otro  de  profunda  tristeza  al 
comparar  la  obra  portentosa  del  Universo  con  la  pequenez  é  insignifican- 
cia de  nuestro  planeta. 

Arequipa,  26  de  abril  de  1912. 


M.  G.  Montero  y  Tirado. 


V 


c 


DEL  CONCEPTO  DEL  ''AYLLU" 


ESTUDIADO   KX   LA  ORGANIZACIÓN  DE  LAS  COMUNIDADES  INDÍGENAS 
DE  TACNA,  TARATA   Y  TARAPACÁ 


La  palabra  aj//£í,  del  idioma  aymará,  denota  linaje,  ])arentesco. 
aoTupación  de  eonsanjiuineos,  grupo  de  familias  bi'otadas  de  una.  fa- 
milia inicial;  aquello  que  los  latinos  denominaron  g-ens  y  los  escoceses 
de  nuestros  días  llaman  dan. 


Defínela  Mossi,  en  su  excelente  «Diccionario  Quechua-Español», 
en  los  siji'uier.tes  términos:  «Entre  los  hombres:  pf<rc/a/y(7c'í(7,  genealo- 
gía, parentesco,  casta;  tratándose  de  cosas:  subdivisión,  especie. 

E\  individuo  perteneciente  á  un  ayllu  determinado  llamó  axlluca- 
niasi  á  su  compañero  de  ajdlu,  que  es  como  si  dijéramos:  consang'uíneo 
y  paisano. 

Quechuas  y  aymarás  consideraron  á  los  animales,  los  árboles,  las 
l)iedras  y  los  metales  subdivididos  en  ayllus. 

La  denominación  del  a^-llu  A  que  perteneció  agregado  al  nt)mbrc 
de  un  individuo,  hizo  las  veces  de  un  apellido  y  bastó  para  singulari- 
zarle sin  lugar  á  dudas. 


Garcilaso  de  la  Vega  y  otros  cronistas  de  la  época  de  la  conquis- 
ta, escribieron  (]ue  ayllu  es  equivalente  de  linaje,  progenie,  6  grupo  de 
familias  procedentes  de  una  misma  sangre,  establecidos  sobre  tierras 
poseídas  y  cultivadas  en  común. 


El  a3dlu,  brotado,  como  se  ha  visto,  de  la  consanguineidad,  pasó 
á  ser  en  el  trascurso  de  los  años  agrupación  de  ayllus  y  colectividad. 

El  conjunto  de  tierras  asignadas  para  su  culto  á  un  a3'llu  se  lla- 
mó pago. 

El  conjunto  de  pagos  se  llamó  marca,  como  se  ve  en  los  siguieii- 


tes  cjíMuplos :  P;uii|),'uiiarca,  Cliallíimarcn,  ("ajMiiiarca,  Act-ronia  rea, 
Marca  valle,  (>tc. 

101  pafío  ó  caserío  priiii-ii)al  (U*  una  marca  se  llamó  dn  'i<:;i.ti\  ma 
ñera:  marc¿i  en  armará,  Ihictii  cu  (|uc('lnia.  y  Lickún  cii  ui'o. 

El  pajío  fué  reg'ido  poi'  un  hilHcntn  (litpi'alincnte-  hcnn/mo  inn- 
yor);  la  marca,  poi-  un  curaca  «')  caci(pie.  y 


Escritores  americanos  ha\'  (]ne  afectan  ver  en  el  a  vilu  una  pecnlia- 
■riclad,  una  cuasi  invención  de  los  aymai-fls. 

Semejante  afirmación  carece  de  fundamento. 

Las  formas  elementales  del  ayllu  americano, del  clan  escocés  y  del 
patriarcado  hebreo,  A  título  de  elcmentuJes  y  de  formación  obli^/ida, 
fueron  ])ropias  de  toda  sociedad  en  formación;  fueron  en  ambos  conti- 
nentes la  línalida,d  inevitable  de  la  entidad  fhiiiilia. 

Concíbese  (]ue  el  bondjre  y  la  mujer  prehistóricos  uniéronse,  a  traí- 
dos por  el  instinto,  ])ara  los  ñnes  recónditos  de  la  conservación  de  la 
especie 

De  su  unión  nacieron  hijos.  (]ue fueron  tanto  más  (jueridos  cnanto 
más  expuestos  estuvieron  al  embate  de  elementos  y  circunstancias  ad- 
A'ersas. 

La  familia  inicial  labró  su  albergue  ó  «guarida  en  el  clai'o  del  bos- 
que *ó  en  la  cueva  inmediata  á-  una  fuente  cpie  halló  á  mano. 

Sus  hijos  y  los  hijos  de  sus  hijos,  continnai'on  ensancliando  la  ói-- 
bita  de  la  familia  inicial. 

Aquello  fué  el  avila  contemplado  en  su  ori<^en. 


Aquella  afírupación  doméstica  continuó  acrecentándose  hasta  que 
los  recursos  de  la  comarca  de  que  vivió  resulta i'on  insuficientes  para 
su  mantenimiento.  iOllo  dió  lufíai-  á,  (pie  los  hijos  de  los  hijos  de  la  pa- 
reja originaria  se  desprendiesen  del  ayllu  ancestral  para  ir  á  fundar 
nuevos  ayllus. 

Todo  esto  es  demasiado  elemental  para  admiti'rque  (¡uepa  en  ello 
invención. 


Ninguno  de  los  autores  que  se  han  ocu])ado  de  la  institución  del 
aj'llu  ha  sabido  expresarnos  el  verdadero  \'  propio  sentido  etimológico 
de  la  palabra. 

Por  extraño  que  parezca,  lia  omitido  hacerlo  el  escritor  boliviano 
don  Bautista  Saavedra  en  las  doscientas  pá<i;inas  de  un  libro  consa- 
grado por  entero  al  estudio  del  "Ayllu  A3'mará." 


Antójaseiios,  por  parte  imesti-a,  cpie  la  palal)ra  aylln  envuelve  de 
alguna.  niaiuMa  la  idea  ó  noción  de  aya:  muerto. 

\a\  una  sociedad  en  íorniaeión,  en  que  estuvieron  por  crearse  las 
ideas  directivas  de  hogar,  casta  ó  patria,  c\uc  vinculan  entre  sí  á  los 
hombres,  la,  tumba  délos  antepasados  íué,ín:a,so,e]  argumento  ))rimor- 
(/lial  (pie  determinó  el  arraigo  de  la  familia  3-  de  la  tribu  en  el  inuar  que 
nutrió  á  sus  ayas  ó  antepasados. 

Muchas  ciudades  del  antiu'uo  Peni  llevan  invívita  la  idea  de  los 
muertos:  Aya  viri,  Ayacucho  (rincón  de  muertos).  A yabaca  (ó  Ayaliua- 
ea  cncerópoles))),  Ayopaya  (dos  muertos),  Ayapampa  (llano  de  muer- 
tos), Aya]):ita  (colina  de  los  muertos),  Ayasama  (descanso  de  muer- 
tos), Taco])aya  [canta  el  muerto],  Tarapaya  [lufiar  de  cita  de  los 
muertos],  etc. 

Para  el  aymará  el  yo  ])ensante,  el  espíritu  sol)revivló,  al  piodu- 
cirse  el  fenómeno  de  la  nnierte  del  cuerpo. 

El  aya  revivió  en  los  fenómenos,  ora  ledos  ora  espantables  de  la 
naturaleza  física  3'  moral  y  veló  por  el  ayllu  á  (]ue  perteneció  cu  vida. 


Posible  es,  repetimos,  ciue  ayllu  se  derive  de  aya! 


(yOmo  era  de  esperarse  de  una  lengua  que  fué  el  vehículo  de  l;j  ex- 
presión de  una  civilización  cu3'ü  ]mnto  de  pai-tida  fué,  no  el  individuo, 
como  en  la  sociabilidad  ariana,  sino  la  familia  y  sus  derivaciones, exis- 
ten en  el  a3'mará  las  designaciones  cjue  expresan  todos  los  grados  del 


parentesco: 

Antepasados   es  achachilla 

Mujer  ó  esposa   ,,  huarnii 

Hombre  ó  nmrido   ,,  chacha 

Madre   ,,  taica 

Padre   ,,  tata 

Hijo   ,,  guaga 

,,  ma3-or   ,,  hila 

,,  menor   ,,  suUu 

Hermana   ,,  cullaca 

Meto   ,,  allchi 

<l  Yerno   ,,  tota 

Nuera   ,,  lloccha 

Consanguíneos   ,,  ayllucamasi. 


El  ayllu  tuvo  sus  ]e\es  interiores,  sociales  3'  agrarias. 

Según  ellas  todo  ayllucamasi  6  individuo  perteneciente  al  ayllu, 
casado  y  sin  hijos  tuvo  derecho  á  un  topo  [5,000  varas  cuadradas]  de 
terreno. 


Al  advenimioiito  de  cada  hijo  varón  rpcibía  el  |)adn'  otro  to^o  de 
terreno. 

Al  advenimiento  de  eada  hija,  medio  to])o. 

VA  hijo  emancipado  y  casado,  arrastral)a  tras  sí  su  lote;  no  así  la  3" 
hija  casada,  cine  deljía  ir  á  i)artieipar  del  cultivo  del  marido. 

E\  hijo  ó  hermano  casado  i-eeibía de  sus  padres  vhermanosel  tra- 
tamiento espnñol  de  don. 

El  casamiento  impartía  autoi'idad  y  decoro  al  casado. 


VA  valle  de  Tacna  con  sus  dependencias  ó  tierras  de  descanso  [Sa- 
ma] de  Yalata  y  Cuilona,  en. el  valle  de  Sama,  3  de  (,'odpa,  en  las  calie- 
ceras  del  valle  de  Azajia,  estuvo  repartido,  hasta  [)rinci]iios  del  siglo 
X  Vil,  en  CHtorce  aylhis,  cuya  exacta  nomenclatura  consta  en  el  ex|)e- 
ilicnte  del  «Juicio  de  líesidencia»  del  Correjidor, (hni  Xuño  Ordóñez  del 
Aguila,  año  de  1654: 

{'ollana — Olanlípie — ('opana,  más  tarde  trasíonuado  en  Capani- 
cpie — Silna3'a — Lucana — IJmo — Aica— Icho— Inchay — ( 'hacapo— Cliassa- 
palla — Tonchaca — Ayaíjue— (Jodpa. 


ICn  1745  dichos  ayllus  oi-iginarios  bajaron  á  seis:  Collana,  Capa- 
nicjue,  Olanique,  Silpaya.  Aica  _v  Tonchaca;  y  subiei-on  á  siete  metlian- 
te  la  aoretiación  de  Ayanará. 

Las  tierras  de  Codpa  dejaron  de  ])ertenecer  á  ios  indios  del  caci- 
caz<>\j  de  Tacna,  en  virtud  de  un  concierto  celebrado  con  los  indios  de 
Azapa,  en  virtud  del  cual  éstos  últimos  cedieron  á  los  primeios  ciertns 
tierras,  situadas  en  la  cabe(;era.  del  valle  de  Lluta,  en  cajnbio  de  las 
tienas  de  ('odi)a. 

Los  caciques  Cañipa,  de  Azapa,  cjue  hasta  entonces  acostumbr;!- 
ron  á  llanmrse  caci(|ues  de  Aza[)a  y  Lliita,  pasaron  á  llamarse  caci  jues 
de  Azírpa  y  ( 'odpa. 


En  1755  los  ayllus  del  valie  de  Tacna  subieron  á  ocho,  mediante 
la  relmljilitación  del  de  i'mo,  (¡ue  había  estado  desampai-ado,  por¿;'al- 
ta  de  agua,  durante  los  diez  nños  precedentes. 


Ln  la  actualidad  los  ayllus  de  Tacna  continúan  siendo  los  ocho 
de  1755,  saber:  ( 'ollana,  dlani(]ue,  Silpay.  Aymará,  Tonchaca,  Ay- 
ca,  ( 'a]3a¡n(]ue  y  i  iuo. 


Estudiando  el  desenvolvimiento  de  la  población  indíg-'na  del  vn- 
lle  de  Tacna,  se  adviei-te  (¡ue,  de  sus  catorce  a\dlus  originarios,  hnuí-e 


-  8  - 

iiuuití-niclo  cii  picliastn  nuestros  días,  aquellos  cuya  denominación  de- 
nota á  las  claras  su  directa  ])roccdcucia  ayniará:  Collana,  Capenique, 
Ayniará.  etc. 

VjU  cambio  han  acaljado  ])ov  desaparecer  aquellos  cu^va  dcnomi 
nación  acusa  una  i)roccdeiicia /íjc/jos  netamente  ayma.rrV.  Ayacpie,  (,'há- 
capo,  ( 'liassapalla,  Iclio  é  luchay. 


Antóianscnos  de  nación  Cro,  los  iiidios  de  dichas  parcialidades, 
f  l'or  los  encabezonamientos  de  naturales,  practicados  de  1579  á, 

1()4-1,  se  sabe  que  los  «camancliacos» — dn  nación  uro — de  la  ensenada 
de  Arica  ])oseyeron  un;i  toldería,  ])rovista  ele  a<iua  y  tierras  de  cultivo 
en  laQuiaca,á  la  bocadei  río  deTacna.  Teniendo  en  cuenta  loocnriido 
con  los  camanchacos  de  Ite,  fundadores  de  los  ]»ag()s  de  ("amiai'a  y  Si- 
tana  Y  del  ])aíío  (leLickán,  Lickamba  ó  Lcjcumba,  es  de  suponei'  que  lo.s 
de  la-  Quiaca  procederían  río  an-iba  y  acabarían  por  estableceise  en  el 
privile^iiado  valle  de  Tacna,  en  época  anterior  á  la.  conquista  colla. 

Es  dn  suponerse,  por  otra  pai-te,  que  los  invasores  collas  se  apo- 
derarían de  las  tierras  de  mejor  calidad  y  dejai'ían  las  menos  favoreci- 
tlas  en  podei-  de  los  antiguos  dueños  del  lugai-. 

Como  quiera  que  sea,  es  un  hecho  (¡ne  en  el  discui'so  del  tiem])0 
})revalecieron  los  ayllus  netamente  nyuiarás  3- sucumbieron  ó  se  disper- 
saron los  de  estirpe  uro. 


La  comunidad  de  los  indios  d(^  Tárala  y  futiría,  de  descendcncia 
de  ijinal  manera  ayniará,  constó  de  diferentes  ayllus:  el  ayllu  Lupaca 
de  Hanaiisaya,  el  de  Lnpaca  de  Trinsav-a,  el  ayllu  Yungas  y  el  aylht 
Mocho. 


Tero  son  los  ayllus  de  Tai-apacái  observados  en  su  desenvolvi- 
miento dui-ante  101  años  de  la  historia  de  la  comarca,  los  (]ne  no» 
t  trasmiten  una  noción  cabal  del  mecanismo  y  exi)ansión  déla,  institu- 
ción del  ayllu. 

•í^os  valles  de  dicha  provincia  estuvieron  rei)artidos  en  un  númel•(^ 
de  ayllus,  los  principales  de  los  cuales  fueron  los  siguientes; 

Collana  y  Ayniará,  hermanos  del  ayllu  omónimo  de  Tacna — Zepi- 
— (¿nilla.guas— Camiña — Pica — Unan  ta — Ssica — Miñimiñi— ( 'amissa — 
Tili  vichi — llanoca — Vilaya— Sibaya — TnuKiui— Tazma— (iuallaca— Sso- 
— Guabina — Cayna — Celia  rrcha — (Juatacondo, 

^  Estudiando,  en  particular,  el  desenvolvimiento  de  los  elementos- 


C 


(If  la  coniniiulad  de  (¿u¡lla<;'iias,  xcnios  (|uc  cuando  d  crrciiiiiciUo  de  su 
]j()l)lacióii  lo  ic'íiuirió,  una  })arl('  de  la  misma,  c()m])uesta  de  los  «hilas» 
ó  hijos  mayores  y  otra  de  los  «sullus»  ó  sco'undoucs  proeedierou  á  fun- 
dar nuevos  ayllus;  los  j)rimei-os  x  alle  arriba,  los  se,L;undos  \  alie  ahajo, 
dentro  de  las  lindes  de  la,  misma,  (]uehra(l;:. 

101  a  \  llu  superior  (|ue  de  ello  resultó  se  llamó  de  los  (¿uilla<>uas  de 
//<'í;?<'í/2.sv/ra  ó  de  a.rriha ;  (hanan ;  parte  superior);  el  inferior  se  llamó 
de  (.¿uillaíiuas  de  rrinsaya,  ó  sea  de  alhajo. 

El  aylhi  añcesti-al  de  donde  ])rocedieron  a(]uellos,  fué  desi<>nfido 
de  los  (¿uillaííuas  de  Cozcavéi,  ó  sea  del  eeutro,  de  la  voz  cozco:  eentro, 
oiuhli_<>-o. 

Los  avllus  (lUf  en  el  ti'asi'u rso  de  los  años  se  des])rendierou  del 
aylhi  Hansa^-a  se  llamaron  de  «Massa rincaya»  ó  «de  más  arriba»;  los 
((ue  se  desprendieron  del  Urinsaya  se  llamaron  «de  uraminsaya»  ó  de 
«uramiua»  ó  de  más  abajo  del  de  más  abajo. 

Pero  es  de  advertir  (]ue,  debajo  de  aquella  obra  de  fraeeionamien- 
to,  no  se  amen<>'uaron  el  sentimiento  solidario  de  la  estirpe  ui  las  ideas 
reliji'iosas  y  })olíticas  (¡ue  a(]uella  entidad  veneral)le  encíirnó  desde  sus 
orígenes. 


Sabemos  ])or  las  historias  3-  crónicas  del  antiguo  Perú  tjue  el  Cuz- 
co, piidrón  y  tipo  de  la  sociabilidad  del  im])erio,  tuvo  también  sus  de- 
rivaciones hanansaya  y  urinsaya  ,  en  Hanan  Cozcos  y  lf)s  Urín  Cos- 
eos, lo  cual  denota,  que  la  unidad  ó,  dig  luios,  la  «célula»  del  cuí^rjío 
grandioso  de  «Tahuantisuyo»,  (jueremos  decir  <iel  impelió  de  los  incas 
fué  el  ¿ivlla,  la  colmena  laboriosa  ,  la  familia  ])a  ti-iareal,  brotados  de  un 
tronco  ancestral. 


.Marzo  de  1914. 


K.  ( 'úxEo-Vii)-\i.. 


Expedición  científica  de  fa  Universidad  de  Yaí& 
en  el  Cusco 


Informe  del  Delegadó  del  Gobierno  para  acompañar  la  expedicióií 

NORTEAMERICANA  DE  1912,  ENTIADA  POIl  LA  UNIVERSIDAD  DE  YaLE^- 
SOBRE  LOS  TRABAJOS  REALIZADOS  POR  ELLA  EN  EL  DEPARTAMENTO 
DEL  Cusco, 

(conclusión)? 

Todos  los  trabajos  en  el  orden  geológico  hacen  pensar  á  los  de  la 
comisión  yanqui  en  la  antigüedad  de  la  sierra  sobre  la  costa^  en  cuanto  á- 
su  formación. 

El  señor  Gregory  no  salió  de  los  valles-  ele  Vilcabamba  á  hacer  los' 
estudios  consignados  en  el  programa, 

METEOROLOGIA 

Según  ei  programa  de  los  de  la  Comisión  de  Yale,  debió  equiparse 
estaciones  meteorológicas  para  hacer  observaciones  en  el  Cusjo  y  Santai' 
Ana  durante  9  á  10  años;  pero  el  doctor  Bingham  ha  hecho  convenio 
con  el  Gerente  de  la  Inca  Mining  para  que  durante  cinco  años  se  encar- 
gue la  compañía  de  realizar  dichas  observaciones,  instalando  las  3  colec- 
i  clones  completas  meteorológicas  que  le  ha  entregado  en  los  lugares  más  á 
propósito,  y  uno  especial  en  Santa  Lucía  á  13,000  pies;  todo  por  cTienta 
de  la<Comisión  y  para  trasmitirlo  á  la  Universidad  de  Yale  que  será  el 
centro  de  todos  los  estudios  que  han  de  hacerse  con  los-  datos  acopiados- 
por  la  expedición, 

OSTEOLOGIA 

Uno  de  los  primeros'  osteólogos  de  Estados  Unidos  de  Norte  Amé- 
rica, al  decir  del  doctor  Bingham,  el  señor  Jorge  Eaton,  profesor  del 
ramo  en  la  Universidad  de  Yale,  ha  sido  encargado  de  recolectar  mate- 
riales en  los  yacimientos  del  Cusco,  Machupiccho,  Choq  tequirau  y  Ayus- 


ilianiLa.  para  la  sección  dr  ostcologít^  con  i-csiiltadcis  lin'oral ilcs.  l']n  <•! 
mes  (le  junio,  halló  eu  la  (|U('l)i"a(la  de  Iluancai'o  un  hueso  fósil  cori'éspon- 
(lieiite  á  mi  animal  gigantescvi,  (¡ue  aun  no  lia  llegado  á  identificarse  y 
•iiya  antigüedad,  según  dicho  osteólogo,  jxxlria  ser  de  70  inil  años,  li  ie- 
so  de  la  región  pelviana  que  comparado  con  el  corixíspondiente  de  un  ca-' 
hallo  moderno  era  por  lo  menos  ocho  veces  mayor  en  sus  dimensiones. 

En  Clnxjuequirau  halló  el  osteólogo  algunos  cráneos  de  indios 
normales  y  huesos  fi  aginenlados  en  las  tumluas,  muchas  de  las  cuales  s<' 
encontraban  íntegras,  y  otras  ya  vacias,  no  obstante  estar  completas. 

En  la  hacienda  Aynsbamba.  del  señor  Emeterio  Calvo,  situada  en 
la  j)rovincia  de  Pai'uro,  sobre  el  lío  Apurímac,  el  señor  Eaton  encontró 
!un  omóplato  fosilizado  de  mastodonte,  de  dos  pies  de  largo  por  un  jiie  y 
<los  pulgadas  de  ancho  y  ocho  libras  de  peso,  fragmentos  de  colmillos 
también  fosilizados  de  elefante,  dientes  del  mismo  y  fragmentos  de  raan- 
■dibulas  de  caballo  primitivo,  que  se  extinguió  en  la  América  al  comenzar 
la  Edad  del  Hombre, 

Este  lugar  debe  sei'  estudiado  por  una  comisión  peniana,  pues  es 
tal  la  abundancia  de  fósiles  (jue  en  el  se  han  encontrado  sin  inás  que  re- 
mover ligeramente  la  arcilla,  como  ha  sucedido  con  la  excureión  que  rea- 
lizó el  Rector  de  la  Universidad  del  Cusco  y  el  doctor  Romualdo  Agui- 
lar,  catedrático  de  la  misma  y  con  la  comisión  de  Yale,  que  seguramen- 
te los  resultados  serían  más  provechosos  y  más  notables  si  se  realízala 
un  trabajo  cíentíficamenle  or^anizad-o  y  heclio  con  paciencia  y  buen  mé- 
todo, 

patología 

Según  el  programa  de  la  expedición  de  Yale,  el  médico  de  ella,  doc- 
tor don  Martín  Nelson,  debió  de  estudiar  las  varias  enfermedades  exis- 
tentes en  todos  los  lugares  visitados,  y  los  resultados  producidos  en  el 
■organismo  del  indio  por  el  uso  de  la  coca. 

Los  lugares  donde  más  observaciones  ha  hecho,  el  médico  referido, 
lia  sido  en  la  región  de  Arma,  Vílcabamba  y  Santa  Ana,  precisamente  en 
una  época  en  que  en  ella  producía  estragos  la  epidemia  de  fiebre  y  virue- 
la, que  no  habían  cejado  hasta  hoy:  casi  diezma  la  reducida  población  de 
esas  aldeas,  hasta  las  cuales  no  llega,  la  acción  amparadora  de  las  institu- 
ciones llamadas  á  hacerlo.  • 

Ante  esa  cii'cunstancia,  el  médico  de  la  expedición  yanqui  lleva,  co- 
mo dato  más  notable  de  las  enfermedades  comunes,  las  de  fiebres,  virue- 
las y  pulmonías.  Además,  dice,  que  en  los  pueblos  de  Vílcabamba  y 
Arma  se  presentan,  en  cifra  abundante,  casos  de  enfermedades  venéreas 
«(gonorreas  y  sífilis). 

Por  no  haber  permanecido  un  tiempo  suficiente  para  poder  estudiar 
los  efectos  fisiológicos  y  patológicos  del  uso  de  la  coca,  en  nuestros  in- 
dios, el  doctor  Nelson  no  ha  hecho  ninguna  observación  científica,  ni  los 


1 


—  12  — 

los  experimentos  que  hal)i-ía  requei'ido  en  caso,  sobre  este  punto  dv  su 
programa. 

*  En  la  Sección  de  Antropología,  el  mismo  médico  ha  tomado  muchi- 

slmas  medidas  de  tipos  nativos,  en  diferentes  secciones,  de  la  talla,  pro- 
porciones fisonómicas,  capacidad  toráxiea  y  pulmonar  y  la  potencia  vi- 
sual, como  también  centenares  de  vistas  fotográficas  de  indios,  datos  de 
los  que  no  han  sacado  ninguna  proporción  media,  porque  según  el  con- 
trato que  tiene  con  la  Universidad  de  Yale;  debe  llevarlos  á  éste  centr-o 
para  que  sean  estudiados  por  un  notable  antropólogo. 

Ningún  estudio  ni  sitjuiera  ensayo,  se  ha  hecho  sobre  el  punto  rela- 
tivo á  tipos  de  deformación  i]o  eráncns. 

KSTl  l)U)S    DE  MONTAÑA 

Según  su  primitivo  propósito,  los  de  la  Comisión  de  la  Universidad 
de  Yale  debieron  hacer  un  estudio  detenido  en  la  región  montañosa,  en- 
tre los  ríos  Apurimac  y  Urubamba;  pero  no  lohan  llevado  á  cabo  por  el 
grave  percance  que  le  ocurrió  al  ingeniero  subjefe  de  la  Comisión,  se- 
ñor C.  K.  Heald,  que  se  destrozó  la  clavícula  en  una  de  sus  atrevidas  ex- 
cursiones, en  busca  de  ruinas  a]  tiguas  desconocidas. 

ARQUEOLOGIA 

Machupiccbo. — Las  investigaciones  que  en  materia  de  Arqueolo- 
gía se  han  hecho  en  el  Cusco,  han  tenido  su  mayor  importancia  en  los 
descubrimientos  y  estudios  realizados  en  los  "notables  y  extraños  restos 
de  la  antigua  población  de  Machupiccho,  que  según  el  doctor  Bingham  y 
el  doctor  Erdis,  Ingeniero  arqueólogo  de  la  Comisión,  son  preincaicos,  y 
de  un  valor  tal  vez  insuperable  entre  todos  los  restos  antiguos  del  mundo, 
por  la  magnitud  de  su  conjunto  3^  la  curiosa  peculiaridad  de  sus  detalles. 

El  doctor  Bingham  visitó  ligeramente  Machupiccho  en  1911,  ha- 
biendo encontrado  solo  un  grupo  reducido  de  casas  y  algunos  muros  que 
«  le  llamaron  la  atención  y  que  le  hicieron  pensar  en  que  esa  pablación, 
t  cuyos  edificios  son  de  piedra  blanca  bien  bruñida,  parecida  al  mármol, 
pudriera  ser  la  Víteos  mencionada  por  Calancha  y  Ocampo,  como  el  mis- 
mo lo  manifiesta;  pero  la  Comisión  de  1912  ha  sido  la  que,  realizando 
una  plausible  obra  de  limpieza,  en  un  bosque  cerrado  é  impenetrable  de 
gigantescos  árboles  y  excavando  en  el  suelo  hasta  tres,  cuatro  y  cinco 
pies,  ha  logrado  presentar  la  población  entera,  con  todo  su  alineamiento 
de  calles,  graderías  3^  baños,  con  sus  restos  de  templos,  palacios,  casas  y 
torreones,  en  la  cúspide  de  un  elevado  cerro  y  rodeado  por  montañas 
.  ásperas  é  inaccesibles,  á  cuyos  pies  corre  el  Vílcanota  como  poderoso 
obstáculo  para  llegar  á  tan  singulares  ruinas^ 


9 

—  13  — 


"Macliuiiicclii)  se  llalla  situado  cu  los  líinitcs  di'  la  j)ro\  iiicia de  la 
Coiivciiciiui  y  (le  la  de  Urubaniba,  sobro  el  rio  Vilcauoia,  á  1;J0  kilóme- 
tros del  Cusco,  j  es  coiujjreLsióu  de  la  iiacientla  Cutija,  propiedad  del 
señor  Ferro.  Está  á  nueve  mil  veinticinco  pies  sobre  el  nivel  del  m;.r  y 
y  dos  mil  pies  sobre  el  río.  , 
La  mayor  importancia  de  estos  estudios  estriba  en  que  se  trata  de 
restos  de  los  ijue  no  hacen  mención  ni  los  cronistas  españoles,  quienes  no 
daban  importancia  á  la  descripción  de  los  monumentos  indígejias,  ni  los 
historiadores  relativamente  modernos  y  contemporáneos,  no  hallándose 
ninouna  noticia  sobre  ellos  en  ninguna  monografía,  de  las  muchas  (pie 
tixisteii  sobre  paree-idos  temas. 

En  la  IÍ03^a  del  Vilcanota  parece  cpie  ÜUantaitambo  fui?  el  último  <a 
reducto  en  cpie  las  fuerzas  del  imperio  que  iba  á  derribarse,  hicieron  re- 
í^istencia  á  los  extraños  elementos  invasores,  no  hay  datos  siquiera  por  la 
tradición,  que  es  fuerza  mantenedora  de  las  fórmulas  y  vida  sociales,  de 
la  existencia  de  aípiella  población  que  mas  allá  de  a(].uellas  fortalezas, 
hubiese  servido  de  baluarte  para  la  defensa  de  los  Incas,  la  que  habría  si- 
do lai-ga  y  siempre  victoriosa,  á  haberse  encerrado  el  ejennto  imperial  en 
sus  murallas  insalvables  de  Machupiccho,  donde  la  naturaleza  n.iuna  d  d 
terreno  pregona  lo  estratégico  de  esas  sierras  para  las  luchas  militares. 
^,Cómo  se  explica  <pie  los  Indios  descendientes  de  sangre  real,  y  los  qi;e 
lio  siéndolo,  fueron  servidores  de  su  Rei  no  avisaron  á  los  españoles  so- 
bre la  existencia  de  esa  población  militar  en  las  varias  informaciones  oíi- 
•ciales  que  se  tomaron  sobre  todos  los  puntos  y  aun  sobre  los  secretos  de 
la.  estirpe,  de  la  Historia  Incáica?  ¿Como  el  mismo  Garcilaso  de  la  Vega, 
hijo  de  una  jjalla,  nieto  de  Huayna-Capacc  y  sobrino  de  Sairí-Tupacc, 
que  ostentó  la  borla  imperial  en  Hualcabampa,  no  supo  nada  de  esos  res- 
tos, él,  que  era  tan  prolijo  en  narrar  todo  lo  que  significase  prez,  honor 
j  gloria  pai'a  la  historia  del  país  daude  había  nacido,  él  que  con  tanto  in- 
terés preguntaba  á  sus  parientes  maternos  sobre  el  pasado  de  los  Incas? 

Al  referirse  á  la  retirada  de  Manco,  ante  las  dificultades  de  la  reac- 
ción, después  de  consignar  su  tierna  despedida,  dice  simplemente  que  se 
retiró  á  la  región  de  los  Antis,  á  un  sitio  llamado  Yilcapampa;  donde  fué 
muerto  por  un  español  á  quien  había  amparado;  y  ahora  podemos  estar 
ciertos  de  que  Machupiccho  no  fué  Yilcapamj)a. 

El  nombre  mismo  es  nuevo  en  la  Historia.    De  Machupiccho  nada^ 
se  ha  leído  ni  se  han  oído  referencias,  hasta  hoy  en  que  la  fama^de  su  • 
nombre  -ha  salido  del  ámbito  nacional,  y  la  grandeza  de  sus  monumentos 
ha  puesto  una  duda  mas  en  nuestro  pasado  y  un  punto  oscur  o  i  lás  (jue 
esclarecer. 


No  se  puede  decir,  como  lo  afirman  algunos,  que  el  doctor 
Bingham  haya  sido  el  descubridor  de  esa  notable  ciudad  antigua  y  que 
antes  de  él  no  se  la  conocía,  ni  se  la  había  visitado  por  alguno.    El  doc-- 


\ov  ]iiiig'luuii  tii'ii(>  el  ¡luliscut il)le  nit-rilo  de  liabcr  sido  el  jirimevo  (|Uc  la  lia 
estudwdo  t'ieutiñcameute,  haberla  conocido  en  toda  su  amplitud,  y  dádo- 
le  iiitei'es  arqueólogo  que  tiene;  pero  Machupiccho  estaba  descubierto 
liace  muchos  años  por  agricultores  y  peones  del  valle  de  San  Miguel,  al- 
^gunos  de  los  cuales  tenian  junto  á  los  palacios  y  casas  y  sobre  los  ande- 
nes cultivos  de  yucas,  maís  y  otros  productos. 

Hace  12  años,  «el  14  de  julio  de  1902»  Uegai'on  á  Machupiccho  los 
vecinos  de  CoUpani,  don  Enrique  Palacios  y  don  Agustín  Ilizárraga,  en 
compañía  de  don  Gabino  Sánchez,  que  fué  exclusivamente  á  Caicar,  en  la 
provincia  de  Paucartambo,  á  conocer  esos  restos,  como  leí  en  una  ins- 
cripción que  todavía  existía  en  uno  de  los  muros  en  la  excursión  que  liice 
en  enero  del  presente  año.  Es  verdad  que  los  mencionados  exploradores 
no  fueron  por  interés  científico,  sino  con  el  vulgar  deseo  de  encontrar  los 
tesoros  fabulosos  que  creían  estuviesen  ocultos  en  esas  alturas,  como  des- 
graciadamente suponen  muchos  que  aun  se  precian  de  ilustrados,  con 
irremediable  daño  de  la  integridad  de  los  monumentos,  que  son  demoli- 
dos y  profanados  por  la  pica  3^  la  dinamita  para  satisfacer  el  ansia  loca  de 
riquezas  imaginarias,  tendencia  arraigada  que  hizo  proferir  las  siguientes 
frases  al  marqués  de  Nadaillac,  en  su  obra  "L'  Amerique  Prehistorique". 
«Desgraciadamente  el  hombre  apura  día  á  dia  su  destrucción  (la  de  los 
moiuimentos)  alucinado  por  numerosas  leyendas  acerca  de  la  riqueza  de 
los  Incas,  los  buscadores  de  tesoros  ó  «tapados»,  hacen  excavaciones  con 
ardor;  derrúnbanse  las  murallas  á  golpe  de  pica,  destruyendo  las  sepultu- 
ras, se  hunden  los  subterráneos,  desaparecen  todos  los  recuerdos  de  un 
pasado  glorioso  j  los  hombres  revuelven  en  un  momento  lo  que  habían 
respetado  largos  siglos. 


No  se  conoce  el  verdadero  significado  etimológico  de  Machupiccho, 
y  el  descifrarlo  corresponde  á  los  quechuistas,  como  sucede  también  con 
Víteos,  palabra  cuya  etimología  se  ha  perdido,  tanto  para  los  naturales 
como  para  las  personas  de  estudio. 

Machupiccho  es  una  palabra  compuesta  de  Machu  (viejo)  y  Piccho, 
que  parece  designar  el  verbo  castellanizado,  picchar,  que  entre  los  indios 
significa  mascar  coca.  Eso  de  que  al  lado  de  Machupiccho  haya  otro  ce- 
rro histórico  donde  la  Comisión  de  Yale  sólo  ha  encontrado  restos  de 
una  c|sa,  al  parecer  de  centinelas,  llamado  HTiaina-Piccho,  palabra  en  la 
que  Huaina  significa  joven,  opuesto  á  Machu,  viejo,  debe  despertar  algún 
interés  arqueológico,  si  se  tiene  en  cuenta  que  hay  algunos  lugares  de 

•importancia  histórica  que  llevan  nombres  semejantes,  como  Huaina-Mu- 
rayaca  y  Machu-Muraj-aca,  Huaina-Ccorccor  y  Machu-Ccorccor. 

Subiendo  á  Machupicchu  por  su  lado  norte,  desde  el  puente  de  San 
Miguel,  por  un  cerro  escabroso  y  empinadísimo  que  apenas  ofrece  una 
senda  estrecha  de  á  pié,  se  corona  la  cumbre  á  más  de  dos  mil  pies  sobre 

^1  río,  y  de  ahí  se  desciende,  para  llegar  á  la  población,  unos  ochocientos 


metros,  por  aJ^-()  así  coiuo  uiiacallt;  (■sti'cclia.  (Ict'cndKla  ])nr  la,  ilí^r'cc'ha 
{)or  un  muro  de  picdiMs  brutas  y  toscamente  unidas.  |ja  entrada  á  la  po- 
blaei('ju  es  una  portada  muy  semejante  á.  la  de  Sala-Punco,  en  el  camino 
de  Ullantaitambo  á  Torontoi.  iils  ella  de  mayores  proporciones  relati- 
vamente á  las  de  su  género,  que  abundan  en  lugares  donde  existen  mo- 
numentos antiguos;  los  muros  laterales  son  de  piedras  cuadrangulares,  li- 
geramente trabajadas,  y  se  hallan  un  tanto  movidas,  algunas  ya  ]ioi-  des- 
moronarse, á  causa  de  las  raíces  que  crecen  en  sus  junturas.  Él  pulimen- 
to y  unión  de  las  piedras  en  dicha  portada  son  inferiores  á  los  de  la  pe- 
queña portada  (jue  da  acceso  á  la  galería  de  Ollantaitambo.  p«ro  en  iu 
magnitud  de  las  piedras  del  umbral,  en  la  altura  de  éste,  y  en  un  detalle 
especial  que  mencionaré  luego,  es  supei'ior  á  aquella. 

JEl  umbral  no  está  formado,  como  ociu're  generalmente,  de  una  so- 
la piedra,  sino  por  dos  horizontalmenie  unidas,  ele  dos  metrot  veinte  cen- 
tímetros, de  largo  y  de  sesenta  centímetros  de  espesor,  cada  una.  La  for- 
ma aproximada  puede  reconstituirse  con  los  siguientes  datos:  ancho  de 
Inz  por  la  parte  superior,  por  dentro,  un  lueti'o  cincuenta  centimetros; 
por  fuera,  lui  metro  cincuenta  y  cinco.  Por  la  base:  por  fuera,  un  metro 
cincuenta  y  nueve  centímetros:  por  dentro,  un  metro  cincuenta. 

Kl  detalle  típico  de  esta  construcción,  por  no  hallarse  en  ninguna 
de  las  que  conozco,  Tampu-Machchai,  Ollantaitambo,  Pisac  y  Toron- 
toi, y  tampoco  debe  hallarse  en  Choquequirau,  á  juzgar  por  lo  tjue  tlice 
el  doctor  Jiingham;  es  una  especie  de  collar  ó  argolla  de  piedra  de  sieie 
centímetros  de  diámetro,  i^ue  arranca,  sobresaliente,  de  la  parte  posterior 
del  umbral,  semejante  e:i  lafoi'ma  á  las  piedras  aguje'-eadas  puestas  como 
clavos  en  las  cuadras  y  corrales  para  amarrar  las  bestias.  Esta  argolla 
no  forma  un  solo  conjunto  con  la  piedra  de  ([ue  arranca,  como  sucede  en 
otros  editicios  de  Machupiccho,  sino  que  se  ha  encajado  entre  las  juntu- 
ras del  umbral. 

Como  ocurre  con  las  alacenas  y  los  cilindros  ó  clavos  de  piedra 
colocados  entre  las  primeras,  no  se  conoce  delinitivamente  el  objeto  de 
estos  collares,  aunque  puede  conjeturarse  que  servían  para  colgar  de 
ellos  algunas  telas,  hilos  ó  tapices,  para  indicar  la  hora  en  que  el  monar- 
ca ó  personaje  que  residía  en  el  edifício  no  estaba  visible  para  los  extri- 
ños,  como  opina  el  catedrático  de  Antropología  de  la  Universidad  del 
Cusco,  doctor  don  Antonio  Lorena,  aserción  conformada  por  el  arqueó- 
logo de  la  comisión,  seiior  Erdis. 

Pasando  la  porta  la  se  penetra  en  u:ia.  ancha  calle  protegida  á  los 
lados  por  muros  de  piedra  bruta,  de  carácter  ciclópeo,  c[ue  conduce  en 
un  descenso  muy  suave  á  UPas  gra  lerias  de  pie  ira  talladas  ea  roca.  Por 
estas  se  penetra  en  el  centro  de  la  población,  cuyas  ruinas,  desde  este  si- 
tio, se  ostentan  ya  en  conjunto,  con  sus  calles  estrechas,  sus  pozos  ó  ba- 
ños, sus  casas  y  palacios  y  his  capr.eliosas  curvas  de  sus  andenes. 

Puede  decirse  que  Machupicchu  es  la  poblició.i  de  las  escalinatas. 
Existen  ciento  nueve  graderías  con  un  toial  de  tres  mil  gradas,  que 


—  le- 
las ha  contado  una  ñ  una  el  ai'C|iicólc)<iT)  yaii(]ui.  T.a  pi  ínicra  habita- 
ción (\w  se  pncuenti  a  es  una  de  tres  metros  de  largo  poi-dos  de  anelio, 
t)ue  la  ])riniera  vez  que  visité  esas  ruinas  servía  de  vivienda  á  un  indio 
^.M(^l(|uíades  Alvarez,  (pie  luieía  ocho  años  (]ne  habitaba  en  Maeh\i]íio- 
chn.  Toda  ella  está  hecha  de  i)iedras  siUares,  almohadillas  y  pulidas 
en  los  bordes,  semejantes,  hasta  en  el  eoloi-,  á  las  ([ue  forman  la  pared 
l^ostcrior  de  la,  easa  que  fué  de  las  Aellas,  hoy  convento  de  las  .Monjas 
Catrdinas  en  el  Cusco.  La  casa  está  tan  bien  conservada,  que  el  indio 
(]ue  la  habitaba  no  tuvo  nás  necesidad  que  ponerle  una  empalizada  por 
la  parte  i)osterior,  cuya  ]iared  se  había  destruido,  y  tcchaila  con  ho- 
jas. 

Déla  puerta  de  esta,  habitación  se  ve  hacia  la  derecha,  una  her- 
mosa escalinata  de  ])ie{lra  blanca,  de  más  de  doscientos  trancos,  ()n(> 
desciende  hacia  la  ])oblaeión  diseuúnada  en  toda  la  andenería  (]ue  ro- 
dea el  cei'ro  y  termina  en  el  gran  aiuro  (|ue  sirve  como  el  límite  y  para- 
l)pto  al  circuito  de  la  ciudad. 

Al  lado  i/.(pii<Mdo  de  esta,  gradería  troncal,  y  á  treinta  metros  di* 
ella,  se  (Micuenti'an  los  restos  de  un  hermoso  templo  que  desciibí  así, 
en  ocasión  antei-ioi: 

" Lo  primero  (jue  llama  la  atención  es  nn  inmenso  monolito  eua- 
drangidar,  que  arrancando  de  la  paied  del  fondo,  sobiesale  á  la  mane- 
ra de  un  tronco  ó  altar  destinado  á  alguna  divinidad,  ó  á  peisona  de 
altas  preeminencias  y  á  cuyos  lados  se  ven  dos  ]»iedras  de  menores  di- 
mensiones, que  pai-ecen  sitios  ó  puestos  secundarios  de  una  trinidad 
de  ídolos  ó  jjersonas.  Dichas  ])iedras  se  ;dzan  del  suelo  y  rematan  en  la 
tercera  parte  Je  la  paref>;  el  nu)nolito  es  de  roca  ligeramente  traljaja- 
da;  tiene  de  largo  cnati-o  metros  ti-einta  3-  seis  ceiitín.etios;  xm  metió 
de  espesor,  y  su  altura  á  raíz  del  suelo  es  de  un  metro.  Ke  trata  segu- 
ramente de  un  templo  ó  adora  torio  ])riiici])al. 

"r>a  pieza  tiene  la  pared  del  fondo  _t  las  laterales  completas,  fal- 
tándole sólo  la  principal  ó  fachada,  j)ara  dar  idea  de  su  forma  comple- 
ta. No  puede  haber  mayor  primor  de  {)erfección;  allí  se  ha,  unido  lo 
monumental  y  grandioso  con  lo  regular  y  simétrico. 

"Los  muros  laterales  puede  decirse  (]ue  están  formados  sólo  de 
dos  inmensos  trabajos  monolíticos,  (jue  se  sueldan  ó  enchapan  con  la 
pared  del  fondo,  mediante  tres  piedras  que  tienen  la  forma  e.xigida  ])()r 
'  la  coloc  leión  de  los  monolitos  y  43  centímetros  de  largo  cada  una.  KI 
»  monolito  de  la  derecha  tiene  de  largo  tres  metr(;s  diez  centímetros;  de 
alt^  dos  metros  treinta  centinietros;  y  de  espesor  ochenta  y  dos  centf- 
metros.  El  primero  tiene  doce  esquinas.  Todo  el  templo,  (¡ue  así  debe 
llamarse,  está  formado  de  166  ])iedras,  de  las  cuales  las  de  pequeñas 
dimensiones  son  aplanadas  y  paralelográniicas,  ysus  junturas  son  tan 
perfectas  y  delicadas,  como  las  ])a redes  del  temiólo  del  Sol  del  ("u.sco. 

"En  esta  ])ieza  no  hal)ían  de  faltar  ni  las  alacenas  y  nichos  que 
hay  en  Ollantaitambo,  i'isac,  Tcjrontoi  y  ( 'ho(pie(]uirau,  ni  los  cla- 
vos cilindricos  cpie  ornamentan  éstas,  al  ])arecer  hornacinas  de  ídolos, 
V  ó  divinidades.  Existen  17  alacenas;  10  laterales  y  7  en  la  ])ared  del 
fondo.  Los  clavos  ó  apéndices  sólo  existen  entre  éstas  últimas. 


•■L:i  liiiMiai  iiiii  in'iir  1)111.  4-'>  ciii.  i\r  ;iiirlio.  I^as  paredes  laterales 
I  iciicn  I  Ir  ;\lt  iii  ii:  l;i  ( li-  la  i/,i|n¡ci-(Ja.  i}  in.  Ü-l  ciii.:  la  ilc  la  derecha  3  la.  Hí)  cniiy 
\'  la  del  tundo,  desde  el  ahai'  ijue  le  eslá  adosado,  2  ui.  50  ein.  Las  pare- 
des lat(M-aIes.  en  sus  extremos  libres  demuestran  clarameiile  una  especie 
de  corle  oblicuo  (pie  hace  (pie  la  base  quede  sobresalieiil c  con  i-clación 
á  su  remalc.  v  así  mismo  penetran  en  las  piedras  de  la  cúspide  una  casi 
pi'ot'nnda.  concavidad.  i|iic  al  parecer  servía  de  encaje  y  soldadui-a.  con 
la  piedra  del  umbral,  ipie  ha  desaparecido.  Estas  clases  de  huellas  se  no 
tan  en  casi  todas  las  construcciones  de  ]\lachu|)icclio. 

■dja  sala  cuva  descripción  he  hecho,  auinpie  deficientemente,  es  lo 
mejor  ([lie  hay  en  ^íachupiccho.  entre  las  ruinas  de  palacios  y  casas  (pu- 
se alxan  entre  la  exuberante  v<^jelación  de  estas  inhabitadas  alturas,  don- 
de s(')lo  la  víbora  se  ensefioi'ea  con  su  tei-rible  obra  de  ponzoña."' 

Kn  la  parte  posterior  de  la  pared  lateral  di'i-eclia.  se  notan  algunas 
■esti-ias  ipie  figuran  culebras. 

llácia  la  i/.ipiierda  de  la  sala  descrita,  como  á  ti  m.  de  distancia,  se 
encuentran  los  restos  de  un  e'ran  palacio,  cuya  pared  [)i'incij)al  tiene  t  |-es 
V('7itanas  de  un  pi(''  y  medio  de  alto,  desde  las  cuales  se  d(nnina una  larga 
plaza  V  todo  el  resto  de  la  poblaci<)U  ipie  se  escalona  en  la  pendiente  del 
cerro.  Los  nmids  están  formados  de  j)ie'lras  rectangulares  bien  puli- 
mentadas, con  las  ¡unturas  de  una.  i.)ertecci(jn  tan  acabada,  como  he-  «pie 
se  admiran  en  las  pai'ed^es  de  la  calle  ríe  ]\Iaruri,  en  el  (.'usco. 

Tiene  m.  |(í.  12  de  hirgo  y  m.  1  de  ancho,  fhi  la  mitad  de  la  pieza 
y  hacia  el  círculo  ipie  forman  las  oti-as  habitaciones,  hay  una  especie  de 
columna  n  pilar  (pie  tiene  m.  2.07  de  alto  y  (_).77  de  ancho.  En  su  parte 
superior  se  ve  una  huella  muy  clai'a  de  (¡ue  soportaba,  un  umbral,  lo  (pie 
par(n-e  indicar  ipie  la  formaban  dos  habitaciones,  cuya  pared  medianei-a 
ha  desaparecido. 

Inmediatamente  á  la  anleriíM',  y  en  ti'ente  del  tenijdo.  ha\'  una  ha- 
bitación peipieña  con  jtaredes  de  piedra  bruta,  rellenadas  con  barro.  [)ro- 
vistas  tambi('Mi  de  alacenas  y  clavos;  éstos  tienen  una  forma,  singular,  por 
estar  encorvados  en  los  extremos  hacia  abajo. 

l'(n'  la  |)arte  posterior  del  templo  asciende  una  gradería  de  más  de 
tramos  perfectamente  conservados  y  cuidadosamente  hechos,  muchos 
de  ellos  de  una  sola  pieza,  por  estar  tallados  en  roca,  la  cual  conduc^  ha- 
cia un  inmenso  Litihuatana,  situado  en  la  parte  más  dominante  de  la  po- 
blación V  dando  frente  al  oi'iente. 

Antes  de  llegar  hasta  el  sitio  sagrado  del  Intihuatana,  se  pasa  por 
una  pequeña  pieza  con  alacenas  y  clavos  de  piedra  que  parece  haber  sido 
una  capilla  ó  lugar  de  purificación,  pues  en  una  roca  gr.mde  se  ven  talla- 
dos unos  á  manera  de  sofás.  en  los  cuales  aparecen  restos  de  rodillas  en 
la  actitud  de  prosternarse  . 

En  toda  la  extensión  de  la  gradería  principal  que  baja  por  el  cen- 
tro de  la  población,  se  encuentra  una  serie  sucesiv».  de  pozos  ó  baños  de 
piedra  de  nti  metro  y  medio  cuadrado  de  extensión  v  de  tres  pif^s  á  un 


—  J8  — 

pié  (le  pruluiididail.  ^ue  se  cDiminicau  entre  .«i  por  canales  muy  delgados 
de  piedra  blanca,  de  tal  modo  ([ue  el  agua  que  debió  contener  cada  poci- 
to.  desaguaba  en  el  siguiente.  Se  han  descubierto  17  pocitos  cuya  apli- 
cación es  dudosa,  pues  mienti'as  unos  creen  que  son  baños,  otros  dicen 
ser  lavaderos  de  oro,  pero  si  se  tiene  en  cuenta  que  Machupiccho  debió 
contener  una  densa  población,  á  juzgar  por  lo  apiñado  de  las  casas  y  las 
nuichas  habitacicmes  subterráneas,  y  la  falta  de  agua  en  esas  alturas,  co- 
mo se  ve  claramente  por  el  sistema  de  canales  muy  estrechos  y  de  ace- 
quias delgadísimas  que  todavia  existen  entre  una  calle  y  otra,  entre  un 
andén  y  otro,  es  posible  sniioner  que  esos  pocitos  eran  reservorios  para 
depositar  el  agua,  que  debiei-on  traerla  de  muy  lejos. 

Subiendo  de  la  sección  fie  los  pocitos  y  á  20  m.  abajo  del  temjtlo, 
se  destaca,  dominando  las  andanerías,  una  construcción  sorprendente  por 
lo  rara  y  reveladora  por  los  detalles  que  la  rodean.  En  esa  consti'ucción 
lo  rudo,  lo  primitivo,  lo  grandioso  que  caracteriza  las  primeras  manifes- 
taciones de  los  grupos  sociales,  está  mezclado,  en  curioso  contubernio, 
con  la  obra  delicada  y  artística  de  los  monumentos  de  esplendor  de  una  ci- 
xilización.  Junto  á  una  gruta  tpie  semeja  una  vivienda  de  trogloditas, 
se  admira  una  construcción  parecida  á  una  sala  siria  ó  á  una  torre  babi- 
lónica. Alli  se  ostentan  la  obra  ruda  de  la  naturaleza  con  la  refínada  del 
hombre.  Es  una  roca  inmensa,  una  mole  formidable  de  5  m.  de  altura, 
coionada  por  algo  así  como  un  Intiliuatana,  de  una  manipostería  de  pie- 
dras delicatlamente  j)ulimentadas  y  unidas,  formando  un  círculo.  Sobre 
la  roca  bruta  se  ha  construido  en  forma  circular  un  torreón,  que  visto  de 
abajo,  tiene  un  interés  especiiilisimo.  En  la  ])arte  infei-ior  de  la  roca,  ipie 
mira  hacia  el  lío,  hay  una  puerta  oblicua  triangular,  abierta  en  esa  masa 
informe  de  piedra,  y  penetrando  por  ella  en  la  cueva  forjada  en  el  seno 
de  la  roca,  se  encuentra  una  habitación  ornamentada  con  muros  de  pie- 
dras cuadrangulares,  provista  de  alacenas  de  doble  ñla  y  clavos  de  pie- 
dra, que  dan  á  ese  lugar  un  aspecto  imponente  y  sombrío. 

ParetM-  ipie  un  titán  se  hubiese  deslizado  por  una  grieta  de  la  roca 
y  la  hubirsf  disgregado  ó  dividido  en  dos  partes  al  levantarse,  con  el  es- 
fuerzo colosal  de  sus  espaldas.  La  parte  de  la  izquierda  se  inclina  hacia 
la  otra,  y  para  hacer  como  un  juego  de  capricho,  ó  impedir  que  vuelvan  á 
uf.ir,  se  ha  apoyado  una  fracción  sobre  la  otra  mediante  un  muio  de  blo- 
ques de  piedra,  iguales  á  los  que  componen  la  coronación  del  torreón, 
b^se  trozo  de  maraposteria  parece  una  chapa  ó  soldadura  de  las  dos  frac- 
ciones de  la  roca. 

l'tMiet  r'ando  i'u  esa  especie  de  gruta  se  llega  á  una  ])ieza  irregular 
\  hiiiiirda.  de  iM  Ím  niel  ros  cuadrados,  cuyo  techo  está  tbrmado  de  pie- 
(Jias  i'egulaies  laluadas.  Sus  paredes  son,  como  dije  antes,  de  piedi'as 
pididas  i|ue  constituyen  c<iino  el  decorado  de  ese  subterráneo  curioso  y 
extraño,  .\n-ancando  de  las  del  suelo  se  ven  cuatro  nichos  ó  alacenas 
lie  mayores  dimensiones  i[iu-  las  (pie  ordinariamente  existen  en  ruinas  se- 
ujejanl  e<. 


Su  ultiira  es  de  iii.  i. 77,  su  aiicliu,  fU  la  ¡lailc  alta,  de  lu.  <».  1.");  ¡,l)a- 
jo  de  111.  D.í)"):  3'  su  profundidad  de  m.  (1.20.  '^Fieue  (^xaetanicute  las  pro- 
porciones ])ara  contener  á  un  hombre  de  alta  eslatui-a.  Encima  de  rstas 
alacenas  liav  dos  pequeñas  cuya  altura  es  de  m.  0.55;  su  aiicln),  en  la 
parte  superior,  de  ().;3'i:  y  en  la  base,  de  0.40:  con  una  [)roí'tiii(lidad  dr  "iS 
centímetros.  Del  muro  se  destacan  dos  clavos  de  piedra  dcl^adns  íoi'- 
niados  6  labrados  en  roca,  y  casi  todo  el  circuito  está  rodeado  de  una  e.s- 
pecie  de  plataforma  de  piedraque  toca  con  la  base  á  las  alacenas  ó  nichos 
grandes.  En  uno  de  los  extremos  hay  un  enorme  aí>-ujero  (pie  delata  las 
excavaciones  (pie  por  allí  se  han  hecho. 

Las  alacenas  o-randes  por  sus  (iimcnsioiies,  [)or  la  gruta  cu  ijiic  se 
hallan,  por  el  as|)ccto  sombrío  del  recinto,  hacen  pensaren  un  lugar  de  cas- 
tigo ó  de  toi'turas.  Ks  sabido  (pie  entre  los  antiguos  peruanos  los  deli- 
tos atroces  se  castigaban  con  el  emparedainieiito.  Es  esta  sección  la  que 
ostenta  construcciones  más  notables,  por  la  regulai'idad  de  los  sillares  de 
piedra  blanca  tinanu'iite  labrada  y  por  la  delicadeza  y  perfección  de  las 
junturas.  Todas  las  piedras  son  paralelográmicas  y  sus  lineas  de  unión 
forman  ángulos  rectos.  Los  muros  de  estas  construcciones  han  sid()  es- 
mera hi-mente  labi-ados  y  presentados  en  su  magestuosa  elegancia  poi'  ios 
fie  la  ('oniisión  de  Yaie. 

Al  lado  del  torreón  hay  una  hal>itaci(')ii  (pie  sólo  tiene  paite  de  los 
muros  (pte  son  de  piedras  cuadrangulares,  con  l(i  alacenas  pequeñas  y 
muchos  clavos  entre  cada  una  de  ellas.  A  esta  pieza  la  siguen  dos  más 
de  j)aredes  tan  elegantes  co.mo  la  anterior  y  una  de  ellas  tiene  la  ])arlicu- 
lai'idad  de  sfT  de  d(  s  |)¡sos.  Tras  de  los  muros  de  esta  última  pieza,  ca- 
minando por  la  izipiierda  del  andén  en  (pie  íc  halla  situado  este  grupo  de 
construcciones,  hay  tres  callejuelas  apretadas  y  estrechas,  suficientes  ape- 
nas para  (pie  pase  un  hombre  medianamente  gordo.  Estas  calles  son  rec- 
tas, y  las  habitaciones  pequeñas  parecen  haber  servido  de  resirlencia  á 
gente  noble  v  distinguida. 

Al  norte  de  la  })(>blación.  y  en  la  pai'te  más  iluminante,  ha  descu- 
bierto, en  sus  exploraciones,  el  anpieólogo  de  la  Comisión  de  Yale,  un 
amplio  terreno  llano  de  50  á  tiO  metros  cuadrados,  con  el  pis(j  casi  com- 
pletamente cubierto  con  piedras  de  rio  llanas,  largas  y  algunas  laViradas, 
clavadas  casi  hasta  la  mitad.  La  forma  que  ivpresentan  esas  piedi-as.  al 
dejar  un  qlaro  en  el  centro  (^le  1  m.  60  cm.  á  1  m.  S5  era.  de  larg*.  dan  i\ 
ese  lugar  un  interés  particular,  lo  que  ha  hecho  opinar  á  a(]uél.  y  creo 
con  algún  funda,mento.  (|ue  ese  sitio  es  un  panteón,  pues  las  piedras  á 
que  me  he  referido  antes  no  son  de  las  (pie  abundan  en  Machupiccho,  si- 
no traídas  del  rio.  (pie  queda  á  4  km.  abajo  de  las  ruinas.  Las  p¡e(lras 
clavadas  rodean  ini  circuito  de  una  forma  ostensible  de  tumba,  casi  ni 
más  ni  menos  que  los  que  á  cada  paso  se  ven  en  las  aldeas  del  departa- 
mento (leí  (Jusco,  en  las  veras  de  los  caminos  y  en  algunos  ceicados  ^e 
poblaciones  sin  importancia. 

La  señal  (h^  una  tumba  en  los  desp( .Idadiis  y  aún  en  los  cenieiite- 


ríos,  es  rodearla  di'  [lirdi-as  m;i  rciiiitlo  la  exLt^usión  de  tici  ra  que  se  le 
lia  i-a  vado. 

AdiMiiás,  en  d  centro  di'  esc  icrirni)  llano,  al  cual  se  snbc  uni- 
das de  piedla,  hay  una  roca  de  dos  nietios  de  lar<i-o  por  Ü.ÍSO  de  ancho 
V  70  centímetros  de  alto,  sobre  la  cual  se  ha  labiado  aljio  así  como  mi 
altar  ó  soíá  con  todas  las  apariencias  de  una  huai  a.  Parece,  ])ues,  (pie 
realmente  se  ti'ata  de  un  panteón,  anntiuees  extraño  (pie  al  hacer  es- 
ea  raciones  en  ese  sitio,  no  se  ha.\  an  encontrado  si()uie!-a  cráneos  y  hue- 
sos humanos;  pero  también  hay  (]iie  considerai' que  por  allí  ha  anda- 
do ya  solícita  la  mano  de  los  l)iiscadores  de  tesoios. 

1  ,os  ri'stos  de  .Machupiccho  constitu^^en  una  ])rufd)a  elocuente  de 
(pie  la  diferencia  de  consti-ueciones  dentro  de  una  misma  localidad  ó  de 
un  cdilieio  no  siunilica  iliversidad  de  pei-íodos,  de  cjiocas  ó  de  eiviliza- 
eioncs.  como  con  liuere/.a  ccnsurabli',  han  creído  niuelios,  juzijfaudo  las 
(•Dusu  ucciuiies  del  (  iisco,  de  ( )llantaitaml)o  _\'  I'ísac.  Así  como  hay 
restos  de  piedra  liien  labradas  y  esmeradamente  unidas,  hay  tam- 
bién otros  (pK-  ic'iiiciido  las  bases  y  las  ])a redes  con  materiales  y  ejecu- 
ci('m  notable  hasia  cii-ila  altur;i,  están  coronadas,  en  la  ])artc  supe- 
rior con  muros  de  ba  rro  y  arcilla,  ])resentando  un  contraste  ((ue  en  el 
eoniuiilo  I  lol'a  vorcci'  el  mérito  lic  la  ol)i-a.  A  diícri'iieia  del  tenqilo,  del 
palacio  y  ilc  las  ha  bitacioin'S  ceicaiias  al  tiu'reóu,  los  demás  restos  de 
Machupiech  I.  presiMitau  las  mezcla  de  materiales  que  hemos  aiiota- 
d  ).  lo  que  I  la  rece  iud  ica  r  ( ]  iic  la  ea  lidad  de  las  coiistruccioiies  y  el  méri- 
t  >  de  la  ol)ra  liebíau  eoi  resp mider  a  1  objeto  á  «pie  estaban  destinados 
los  ediheios. 

MI  templo,  el  palacio  de  los  Keyes  y  de  los  principales  descendien- 
tes de  la  saiijrrc  real  y  de  los  eui'aeas,  se.ü'urameute  (]ue  no  eran  ni  más 
ni  menos  (pie  la  i"esidcii<-¡a  de  ios  de  la  clase  media  _v  del  eoinúndel  pue- 
blo, la  cual  (M-  "  como  r(ui\-eiiía  con  su  condición  inferior,  auiupie  hubie- 
se sido  liedla  cu  la  misma  época  (pie  aipiéllos.  Pei'O  p'eneT'alinen  te  cita n- 
do  se  ve  una  obra  de  ])iedias  rce'ulares  perfecta  mente  unidas,  ó  de 
U'raudc^  bloipics  brutos  ca  pi-icliosameutc  colocados,  val  lado  de  ellas 
aleiiiia  ])arcii  ó  re  slos  ilc  casa  s  de  ba  rro  ó  de  arcilla  mezclada  con  pie- 
dras lucnturas  y  coii  paja,  se  dice  (pie  las  jirimeras  son  de  la  éjioca  iio- 
rerieiite  mcii-alítica ,  \-  la-  últimas  de  un  ]ieríodo  de  atrazo  ó  de  deecne- 
raeióu  del  arte,  cuando  no  se  lle^'a  hasta  alirmar  (pie  son  de  la  época 
del  C(  )lon  iaje. 

cl-;¡i  uiueima  ])arte,  como  eii  Machupieclio,  his  coust  rneciones  lia- 
ren ver  la  ia.lscdad  de  estas  opiniones,  así  como  el  mucho*  uso  (pie  se 
hacía  de  la  arcilla  para  obras  ninohas  veces  estratéoicas.  como  ocurre 
en  ( )ll;intailanibo,  floude  las  casas  de  los  viaías  y  centinelas  (pie  se  sn- 
ecdcu  por  toda  la  cuchilla  del  cerro  en  los  riscos  más  escar])a(los  están 
fabricados  di-  este  material;  jiero  es  extraño  que  en  un  lu<iíir  como 
.Macliu])icclio,  donde  abundan  casas  de  barro  y  arcilla  i'oja  y  donde  to- 
dos los  cerros  son  fie  e-rauito.  coust ituyeudo  iiiaíi'otables  c-anteras,  no 
se  encuentre  aipiclla  tierra,  (pie  scuu  ra  mente  tendrían  (pie  prí)porcio- 
iiarse  de  .")  á  ()  le>i'uas  ilc  distancia,  tanto  y^ara  la  tabricaciíui  de  casas 
ci  )iuo  1  la  ra  la  alia  rei  ía  , 


—  21  — 

Kn  ]\!:>clm])U'clin  liay  iiiuclias  rocas  cohicadas  cutri'  las  casas  y  las 
calles,  loiliis  clliis  |)r(>\  istas  de  canalitos,  ([ue  en  lineas  ya  espirales  ó  ya 
ondu'adas,  recorrea  su  superíicie,  y  algmuis  tienen  en  la  base  asientos  y 
«graderías.  Indudablemente  esos  sitios  son  adoratorios  y  mochaderos,  (it> 
esos  que  describe  el  padre  Cobo,  3'  de  los  que  también  habla  Garcilaso 
de  la  Vega,  al  rel'erirse  á  las  huacas.  En  algunas  de  estas  j-ocas  hay  ii- 
guras  de  «Aii!arus.>.  animal  (pie  por  esos  lugares  servia  de  objtto  de  ado- 
i'ación  principal,  por  lo  muy  abundantes  que  son,  puesto  (jne  se  encuen- 
tran á  cada  paso  representaciones  de  ese  reptil,  ya  en  los  muros,  como 
también  en  la  superñcie  ó  en  las  manizuelas  de  algunos  platos  y  cánta- 
ros de  los  (¡ne  se  han  encontrado,  aumpie  fragmentarios,  en  las  escava- 
ciones  que  han  Ikm'Iío  los  de  la  comisión  de  Yale. 


Aún  cuando  pa''ez;ca  paradójico,  los  restos  de  Machupiccho,  ex- 
puestos á  los  ultrajes  de  la  intemperie  y  alzándose  en  la  soledad  de  esas 
inhospitalarias  alturas,  están  mejor  conservados  (jue  los  que  s,--  encuen- 
tran en  lugare-!  frecuentados  por  el  hombre,  como  el  Cusco,  Ollantaitam- 
bo  y  Pisac. 

La  naturaleza  ménos  destructora  y  más  pródiga  en  cuidados,  ha 
guardado  y  conservado  mejor  los  monumentos  encomendados  á  su  sola, 
custodia,  que  el  hombre,  cuya  mano  parece  empeñada  en  borrar  la  hue- 
lla de  los  ligios  y  los  rastros  de  la  historia.  Solamente  los  arbustos  y  las 
raíces  han  desnioronado  algunas  piedras  de  los  mui-os  y  han  hecho  per- 
der en  parte  la  delicada  ensambladura  de  los  sillares. 

Como  muy  pocos,  y  muy  rara  veces,  pueden  ascender  á  esos  luga- 
res, y  es  imposible  la  traslación  de  las  piedras  hasta  las  poblaciones  y 
fincas  próximas,  la  mano  del  hombre  ha  quedado  y  queda  cohibida  para 
destruir  las  paredes  en  el  deseo  de  utilizar  los  materiales  de  esos  que  son 
datos  arqueológicos,  en  la  fabricación  de  casas,  ni  aplicar  la  dinamita 
destructora  á  los  monolitos  para  obtener  piedras  de  las  formas  y  dimen- 
siones ambicionadas,  como  ñesgraciad amenté  ocurre  en  Ollantaitambo  y 
Pisac,  donde  la  mayor  parte  de  las  casas  de  reciente  construcción  osten- 
tan esos  hermosos  sillares  que  han  sido  crimina'mente  sustraídos  de  los 
muros  de  que  formaban  parte.  í 


Durante  tres  meses,  el  arqueólogo  de  la  Comisión,  á  la  vez  que  di- 
rigía los  trabajos  de  desmonte  y  limpieza  de  Machupiccho,  practicó  tam- 
bién importantes  escavaciones  ya  en  el  interior  de  las  habitaciones  ó  en 
las  cuevas  ó  sitios  en  los  que  liabíau  vestigios  de  tumbas,  habiendo  en- 
contrado 3^  recogido  inmensa  cantidad  de  objetos  de  piedra,  de  barro  ar-  • 
cilla  y  champí,  aunque  casi  todo  roto  é  incompleto,  muchos  cráneos  y 


c 


—  22  — 

lnK^sos  de  hombres  y  diversos  aniiuales,  como  liabrá  tenido  opoi1  anidad 
de  conocer  detalladamente  el  Supremo  Gobierno,  por  el  inventario  (jue 
envié,  hace  un  mes,  en  cumplimiento  de  la  orden  que  recibí. 
«  El  hecho  de  no  haberse  encontrado  momias  completas,  ni  tumbas 
iiiteo-ras,  pues  todas  estaban  vacías,  en  tres  meses  de  infatigable  buscar, 
ha  hecho  colegir  al  arqueólogo  de  la  Comisión,  que  Machupiccho  fué  una 
población  de  las  que  sus  moradores  se  retiraron  pacíficamente,  habiendo 
tenido  tiempo  de  trasladar  los  cadáveres  al  sitio  donde  huj^eron  de  la 
persecución  que  les  hacía  algún  pueblo  invasor,  del  cual  piidieron  defen- 
derse algún  tiempo,  gracias  á  las  defensas  natui-ales  ([Ue  les  proporciona- 
ba lo  estratégico  de  la  población,  como  se  defendieron  y  estuvieron  á  sal- 
vo de  persecuciones  durante  treinta  años,  los  Incas  retirados  á  Vilcabain- 
ba,  cuando  se  afirmaba  el  dominio  español  en  el  Perú. 

Tal  vez  esto  pudo  haber  sucedido  cuando  la  probable  invasión  de 
los  aimarás  á  los  centros  habitados  por  los  quechuas,  muchas  de  cuyas 
tribus  tuvieron  que  huii-  hacia  las  montañas,  pues  el  citado  arqueólogo, 
así  como  el  doctor  Bingham;  calculan  en  mil  años  la  antigüedad  de  Ma- 
chupiccho. Esta  Of)inióu  puede  afirmarse  con  los  muchos  restos  de  po- 
blaciones que  existen  en  toda  la  región  montañosa  del  Urubamha  y  en 
las  regiones  comprendidas  entre  el  Apurímac  y  el  Vilcanota,  algunos  de 
los  cuales  ha  hallado  el  doctor  Bingham,  como  informaré  más  adelante, 
como  delatando  la  marcha  errante  y  dispersa  de  tribus  que  donde  acam- 
paban levantaban  un  templo  ó  improvisaban  un  adoratorio,  que  tiene  in- 
mensos puntos  de  contacto  con  los  de  Machupiccho  y  otros  restos  de  ese 
carácter. 


No  es  Machupiccho  el  único  lugar  de  la  región  montañosa  en  que 
se  encuentran  i'estos  históricos  de  interés;  hoy  hay  otros  muchos  que  los 
indios  conocen,  unos  de  vista  y  otros  por  referencia,  y  que  encierran  po- 
blaciones como  la  fantástica  Plateríayocc,  de  la  que  refieren  ser  ujiOS  res- 
tos mejores  que  los  de  Machupiccho;  pero  nadie  ha  podido  dar  con  ellos: 
lo  abrupto  de  la  montaña,  la  absoluta  falta  de  caminos  y  el  egoísmo  de 
los  que  se  niegan  á  servir  de  guías  y  la  creencia  arraigada  en  ellos  de  que 
([uiei^^  enseña  á  los  blancos  una  tumba  desconocida  cae  en  desgracia  y  es 
castigado  por  los  Machus  (viejos)  hacen  que  no  se  haya  descubierto  ese 
lugar,  á  pesar  de  los  muchos  esfueiv.os  que  ha  hecho  el  doctor  Bingham, 
Sin  embargo,  este  abnegado  hombre  de  ciencia,  en  su  afán  de  explora- 
ciones y  en  su  deseo  de  buscar  algunos  datos-  que  sean  luz  para  nuestro 
pasado,  aunque  engañado  por  los  indios  que  por  malicia  le  abandonaban 
en  pleno  bosque,  ó  en  la  inclemencia  de  nevados  desconocidos,  después 
de  comprometerse  á  servirle  de  guía,  llegó  sólo  y  extraviado  á  encontrar 
^  á  su  paso,  varios  restos  de  interés  entre  la  montoña  que  divide  el  valle  de 
Vilcanota  y  la  región  de  Limatambo,  en  la  provincia  de  Anta,  asi  como> 


—  23 


otros  pu  el  valle  ilf  S.ui  Migael,  (louilc  liahitan  ya  alguaas  lrilni'<  salva- 

Kiilre  ellds  son  iiDtables:  Paluav,  Llactaí'ata,  Pami-a,  (Jcaiiuana 
y  Mahanxivo.  eiitiv  los  cuales  hay  restos  de  murallas,  fortalezas  y  peque- 
iias  poblaeiouL's  incaicas.  Eu  Palcay,  el  doctor  Binghain,  ha  encontrad') 
ana  inmensa  roí'a  con  inscripciones  de  escritura  ideo^-ráíica,  de  las  cua-' 
les  ha  tonudo  ulia  detallad-i  copia.  Son  una  serie  de  ligaras  ([ue  repre- 
sentan hombres,  liechas  en  diversas  posiciones,  culebras  y  casas.  tr)da-: 
ellas  regulai mente  conservadas. 

Sería  conveniente,  como  lo  manifestó  el  doctor  Bingham,  ([ue  el  (jo- 
bienio,  dictando  medidas  adecuadas,  procure  la  traslación  de  esa  piedra 
iil  Museo  del  Cusco,  donde  podría  ser  un  ejemplar  interesantísimo  en  la 
Historia  Antigua  peruana,  porque  de  permanecer  como  está  no  tardará 
en,  destruirse  ó  desaparecr. 

De  todos  estos  hallaicgos,  hechos  por  los  miembros  de  la  Comisión 
Científica,  se  deducen,  pues,  que  lo  (¡ue  antes  se  creían  bosques  impene- 
trables (|ue  no  guardaban  sino  tribus  salvajes  y  regiones  no  hoU  idas  por 
las  plantas  del  hombre  civilizado,  fueron  en  otro  tiempo,  que  no  se  sabe 
seguramente,  centro  de  poblaciones  correspondientes  á  las  razas  (jue  pre- 
cedieron á  los  Incas,  y  fortalezas  en  que  tendrían  lugar  las  cruentas  lu 
chas  de  razas. 

Es  indiscut  ible  que  si  se  explorase  por  las  regiones  del  ürubam- 
ba,  se  encontrarían  vestigios  de  poblaciones  tan  importantes  como  las 
que  hoy  llaman  la  atención  del  mundo  cientítico. 


CONCLUSlÓlí 


Antes  de  terminar  este  informe  en  que  suscintamente  he  dado  cuen- 
ta de  los  trabajos  de  la  Comisión  Científica  de  la  Universidad  de  Yale, 
debo  llamar  la  atención  del  Supremo  Gobierno  sobre  la  criminal  rapidez 
con  que  se  van  destruyendo  los  monumentos  que  son  gloria  de  nuestro 
pasado  y  fuente  de  nuestra  historia,  en  todos  lugares  en  que  ellos  existen, 
ya  sea  en  ios  pueblos  y  aldeas  apartadas,  ya  en  las  ciudades  y  fundos  de 
propiedad  particular.  No  hace  mucho  que  la  Asociación  Universitaria 
del  Cusco  denunció  el  hecho  de  que  un  grupo  de  picapedreros  trabaja- 
ba en  la  fortaleza  de  Sacsahuaman,  como  en  una  cantera  pública;  áemo- 
liendo  los  muros  y  labrando  ahí  mismo  las  piedras  que  conseguían  arran- 
car con  mano  audaz  y  atrevida,  para  trasladarlas  á  una  casa  que  se  levan- 
taba en  la  ciudad;  sin  que  esa  denuncia  hubiera  producido  los  efectos  que 
eran  consiguientes  á  tan  monstruoso  atentado. 

No  digamos  ya  nada  de  Ollantaitambo,  Pisac,  Torontoi,  Tampu- 
Machai,  Kkencco  y  otros  monumentos  que  dentro  de  diez  ó  veinte  años 
habrán  desaparecido  al  paso  con  que  se  les  destruj-e.    Cuando  en  las  ca- 


lies  del  Cvisco,  se  demoroiian  y  deniueleii  las  paredes,  que  en  otro  tiempo 
eran  palacios  de  los  lucas,  con  el  fútil  pretexto  de  abrir  puertas  y  venta- 
nas para  modernizar  las  casas  y  darles  el  barniz  de  elegancia,  no  será  ex- 
traño que  en  poblaciones  en  las  que  no  se  aprecia  el  valor  arquitectónico 
de  las  construcciones,  como  Pisac  y  OUautaitambo,  todas  las  casas  de 
*notierna  apariencia  están  hechas  con  el  granito  traído  de  las  fortalezas 
próximas  y  labrado  en  el  sitio  mismo  de  donde  se  les  extrajo. 

Cuando  el  señor  Squier  llegó  al  Cusco,  hace  50  años,  y  fué  á  Pisac, 
encontró  todavía  al  gran  Intihuatana  en  ese  lugar  con  el  apéndice  que 
sobresale  de  la  plataforma,  completo,  es  decir,  con  la  gran  argolla  en  que 
él  remataba,  como  se  vé  en  la  fotografía  que  tomó  y  que  está  publicada 
en  su  obra;  pues,  hace  por  lo  menos  1'2  años  que  esa  argolla  ha  desapa- 
recido, y  cada  año  el  apéndice  disminuye  de  longitud,  hasta  que  hoy  ape- 
nas mide  unos  treinta  centímetros. 

Otro  hecho  reciente  llevará  al  convencimiento  del  Gobierno,  la  te- 
meraria prontitud  con  que  se  destruyen  los  restos  de  nuestras  primei'as 
civilizaciones.  En  el  mes  de  enero  del  presente  año  (1912)  visité,  por 
primera  vez,  Machupiccho,  y  en  el  notable  Intihuantana  de  que  he  hecho 
mención,  halló,  sobresaliendo  de  la  base,  un  poliedro  de  piedra  de  ctiatro 
caras,  que  remataba  en  un  collar  trabajado  en  mía  sola  pieza;  cuando  des- 
pués de  nueve  meses  regresé  á  aquella  población  antigua,  tuve  la  ingrata 
sorpresa  de.  ver  la  desaparición  de  ese  collar,  y  mutilada  la  piedra  sa- 
grada. 

Toca  al  Supremo  Gobierno,  que  tan  laudable  interés  manifiesta  por 
la  conservación  de  nuestros  monumentos,  procurar  por  todos  los  medios, 
que  esta  obra  de  destrucción  cese  y  que  se  pongan  á  salvo  las  inaprecia- 
bles joyas  que  todavía  quedan  en  diversos  lugares  del  territorio. 

Cusco,  á  31  de  diciembre  de  1912. 
El  delegado  del  Gobierno, 


(firmado)— José  Gabriel  Cossio. 


LA  TRIBU  DE  LOS  BRACAMOROS 


COSTUMBRES  JÍBARAS 

En  el  norte  del  Perú,  en  la  extensa  provincia  de  Jaén,  existía  nn 
pueblo  llamado  los  Brec|uimei-os,  c  imbiando  des()ués  en  Bracanioros. 
I)ebB  liaber  sido  nación  de  reo'uiar  im])()rtancia- 

En  el  es[)ant()s()  levantamiento  de  los  Jíbaros,  en  el  sig-lo  XYII, 
los  Bracanioros  hicieron  causa  común  con  estos  belicosos  indios,  peio 
la  historia  nos  cuenta  que  más  humanos  los  P)racamoros  que  los  Jiba- 
ros, sólo  se  contentaron  con  expulsar  de  su  territorio  á  los  intrusos  y 
ta])ar  las  bocas  de  las  minas  de  oro.  Este  últinu)  dato,  precioso  para, 
el  futuro  porvenir  de  la  minería  en  esa  i-ejíión,  ha  coni{)ro1ja(lo  la  exis- 
tencia de  minas  ricas  de  oro  en  Jaén,  [mes  los  españoles,  con  los  méto- 
dos de  entonces,  sólo  trabajaban  minas  nniy  ricas  de  ese  codiciado  me- 
tal. Al  empi'ender  los  españoles  la  reconcjuista  de  esas  comarcas,  los 
Bracanioros  tuvieron  á  bien  retirar.^e  á  las  selvas  del  Alto  Marañón  _v 
desde  entonces  no  se  ha  sabido  más  de  ellos. 

En  anteriores  viajes  tuve  noticias  (pie  la  <]uebrada  de  Miianá,  si- 
tuada entre  Bagna  chica  y  el  lío  Imaza, cuando  éste  crecía,  algunas  \  e- 
ces  arrastraba  troncos  de  plátano,  ]n'obaiido  así  (pie  en  las  alturas 
de.sconocidas  de  dicha  quebrada  debían  existir  algunos  indios. 

Jíbaros  Aguarunas  no  podían  ser,  por  estar  todas  1  is  tribus  jíba- 
ras desde  el  Morona  y  tcxlo  el  Alto  Marañón  en  íntimo  contacto,  _\  a 
sea  en  guerra  entre  sí  ó  en  otras  relaciones,  ignorando  por  completíj 
estos  últimos  la.  existencia  de  indios  en  las  cabeceras  del  Miraná. 

Durante  mi  ])ermanencia  entre  los  Antipas  del  lado  iz()uierdo  del 
Marañón,  ó  sea  en  Uta,  se  supo  que  dos  liombres  y  una  inujei',  de  una 
tribu  desconocida,  habían  aprovechado  la  ausencia  de  los  hombres  cu 
un  tambo  situado  en  la  quebrada  del  Socotin,  hu  el  nacimiento  del  río 
Imaza,  para,  penetrar  en  él.  Las  mujeres  y  muchachos  del  tambo  no 
comprendieron  la  lengua  en  que  les  hablaban  esos  desconocidos,  los 
cuales  se  apropiaron  con  avidez  dedos  machetes  y  desaparecieron  otra 
vez  en  la  selva,  sin  hacer  ningún  daño  á,  los  dueños  de  la  casa. 

E¡1  terrible  curaca  Samarén  del  Uta,  que  me  confesó  haber  muerto 
con  su  propia  mano  16  hombres,  me  contó  una  historia  de  lo  más  sor- 


préndente,  que  vicno  hacer  un  rayo  de  luz  en  la  historia  tcnelírosa  de 
los  Hracaiuoros.  Me  refirió  que  su  ])adi'e  le  había  contado  que  las  ri- 
beras del  Alto  Marciñón  y  otras  (]U('bradas,  como  la  del  ('a.n<iase,  ('ho- 
i-o|iisa,  Xunipacta,  Yui)icusa,  etc.,  habían  estado  ])o])ladas  ])or  la 
V  nación  de  los  lluambucos,  nombre  (]ue  tiene  semejanza  con  el  de  la  tri- 
bu de  los  Huanibos,  limítrofe  á  Jaén;  la  gente  de  este  pueblo  era  de  co- 
lor más  claro  (]ue  los  Jíbaros  y  se  (listin<>uen  por  poseer  hei-mosHS  ca- 
belleras. Los  Jíbaros,  bajando  por  el  Santia<>'o,  fueron  poco  á  poco 
exterminando  á,  esta  nación  y  que  ^rtxn  pai-te  de  los  nombres  de  las 
(jaiebradas  del  Alto  Marañón  las  hal)ían  dejado  con  el  nombre  dado 
])or  los  antiguos  moradores  de  esa  i'cgión.  Como  los  Jíbaros  no  cono- 
cen el  perdón  en  las  guerras  y  sólo  toman  prisioneros  á  las  mujeres  y 
los  muchachos  todavía  en  la  actualidad  existen  muy  viejos,  en  el  río 
Sinipa,  un  hombre  y  una  mujer  de  esta  desventui-ada,  nación,  que  fue- 
ron muv'  jóvenes  tomados  piisioneros.  Habían  sido  tres,  pero  el  cura- 
ca Samarén  había  matado  á  uno.  Que  los  pocos  esca])ados  de  las  ma- 
tanzas estaban  en  las  alturas  de  la  quebrada  del  Miraná  y  yo  supongo 
existan  otras  familias  en  las  cabeceras  de  las  (piebradas  de  esa 
iiiex])lorada  selva. 

Ahora  se  comprende  poi-(]ué  algunos  Jíbaros  tienen  color  más  cla- 
ro y  cabelleras  hermosísimas,  difei'entes  á  la  generalidad  de  estos  indios, 
pues  indudablemente  son  descendientes  de  los  prisioneros  Huandjucos. 
Yo  opino,  por  lo  tanto,  que  esta  desdichada  nación  titulada  por  sus 
feroces  enemigos  de  Huambucos,  son  los  antiguos  Bracamoros  que 
abandonaron  sus  tierras  j^ara  establecerse  en  el  Alto  Marañón. 

El  feroz  curaca  Samarén  se  ])reparaba  á  hacer  una  correría  hácia 
el  Miraná  y  concluir  con  lo  que  (pieda  de  una  nación  que  en  su  tiempo 
como  repito,  fué  objeto  de  una  especial  coníjuista  ])or  los  españoles. 
Todo  en  este  mundo  cambia,  se  transforma;  unieren  los  individuos  y 
desaparecen  las  naciones.  Hace  tiempo  exhaló  el  postrer  suspiro  el  úl- 
timo de  los  Mohicunos:  se  acerca  la  hora  para  el  último  de  los  Braca- 
moi-03. 


M.  Antonio  Mesones  Muro. 


i 


> 


Historia  de  la  iV\ar¡r\a  del  p^rú 

(TOMO  TERCERO) 


Navegación  Lacustre 


PACA 

No  es  raro  (^ue  en  todos  los  lugares  en  donde  existen  volúmenes  de 
tigua,  se  aprovechen  para  la  navegación;  ya  sea  sólo  de  recreo  ó  tamljif'n 
(le  granjeria. 

En  el  Perú  no  son  escasos  los  lagos,  pero  sólo  tenemos  noticia  de 
navegación  sistemática  en  tres  de  ellos:  Paca,  Chincliaicocha,  que  tam- 
bién suele  llamarse  Junín  ó  Reyes,  y  Titicaca. 

Paca  es  un  lago  de  mediana  extensión,  de  muy  pintorescas  riberas, 
situado  tres  kilómetros  al  N.  pocos  grados  W.  de  Jauja.  La  pesca  es 
abundante  y  la  navegación  sujestiva. 

Para  examinar  el  curso  del  Mantaro,  la  Comisión  técnica  que  estu- 
diaba el  íerrocarril  intercontinental,  trajo  en  piezas  una  lancha  á  vapor, 
en  la  cual  lo  recorría. 

Concluido  el  trabajo  en  aqael  río  los  ingenieros  yanke^s  pasaron  su 
bote  de  Tambo  en  el  Mantaro,  al  lago  Paca;  en  el  que  también  les  pres- 
tó servicios. 

En  ese  lago  navegan  otras  emb;a'caciones  y  ahora  mismo  un  viaba- 
llero  acaudalado,  dueño  del  más  hermosj  chalet  de  esas  riberas,  tiene 
una  bonita  balandra  para  su  recreo. 

Dadas  las  dimensiones  de  este  depósito  de  agua,  es  evidente  que  su 
navegación  desarrollará  con  el  progreso  del  lugar,  que  ha  de  aumentar 
el  trasporte  á  flote. 


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J  U  N  I  N 


Oti'O  lago,  situado  taiubii'U  á  luiicha  altura  con  rcspocto  al  nivel  del 
mar,  es  el  Chinchaicocha,  más  conocido  con  el  nombro  de  laguna  de  Ju- 
nin  y  célebre  por  habei'se  dado  en  su  vecindad  la  gran  batalla  de  agosto 
G  de  1824. 

Esta  voluminosa  napa  de  agua,  sitvada  á  4(H)3  m.  de  elevación,  tie- 
ne 78  km.  de  largo  por  16. 5  km.  de  ancho  y  ocupan  sus  orillas  caseríos  y 
pueblos  como  Ni.iacaca,  Vico,  Carliuamayo,  Junín,  Andores,  Pañi,  &.  Le 
atribuyen  profundidades  hasta  de  '200  brazas  y  tiene  notable  abundancia 
y  variedad  de  peces  y  aves. 

La  navegación  del  Chincliaicocha  existe  sin  duda  desde  época  in- 
memorial, pero  se  menciona  expresamente  al  concluir  el  período  de  los 
Incas. 

Al  llegar  Hernando  Pizarro,  en  su  primer  viaje  de  Cajamarca  al 
sur,  estuvo  en  la  orilla  occidental  de  este  lago,  que  estimaron  con  unos 
(í40  km.,  y  vió  ahí  balsas  cuyos  palos  había  hecho  traer  Atahualpa,  desde 
Tumbes,  para  navegar  en  el  lago,  como  lo  hacía  antes  que  él  Huaina  Cea- 
pac  y  probablemente  muchos  otros  monarcas  antes  que  éstos. 

En  épocas  más  pi-óximas  á  la  actual  lo  han  surcado  embarcaciones 
menores  de  vela  y  de  remos  y  también  una  á  vapor.  Hasta  poco  antes  de 
establecido  el  estanco  de  la  sal,  un  rico  negociante  en  ese  artículo,  del  que 
se  proveía  en  San  Blas,  lo  embarcaba  por  Andores  para  desembarcarlo  en 
Yucapilca,  distante  solo  unos  40  kilómetros  de  Cerro  de  Pasco,  su  mercado 
de  consumo.  Tenía  en  ese  trafico  cinco  vaporcitos,  un  muelle  cómodo  en 
Yucapilca  y  toda  clase  de  elementos  complementarios. 

El  desarrollo  de  la  navegación  del  Junin  no  se  ha  detenido  al  cesar 
el  tráfico  de  sal  indicado,  pues  ahora  mismo  hay  un  pequeño  barco,  balan- 
dras y  chatas  de  vela  para  comunicarse  de  pueblo  á  pueblo  y  abaratar  y 
acelerar  los  trasportes. 


TITICACA  * 

«... 

No  es  preciso  decir,  que  lo  mismo  que  en  los  dos  mencionados  an- 
tes, el  trasporte  á  fióte  existe  ó  ha  debido  existir  en  otros  lagos  perua- 
nos como  Orcococha  y  Choclococha,  origen  del  Pampas;  en  la  laguna  del 

*  JOl  Dr.  Vilhir  afirma  que  lü  pnlabra,  Titicaca  sigiiifica  ia^o  pxtcii.so  ó  íiiaiidt'. 
iioiiihic  bien  aplicado  en  relación  con  el  Uinaniiu<-a.  (pie  También  se  llama  lago  i-liico. 

St^g-fin  Ballivinn  el  veidadero  nombre  del  lago  é  isla  Titicaca  es  Titikala  .y  deri- 
va de  un  monolito  <pie  afecta  la  tigni-a  de  gato  montes;  monolito  situado  en  la  cima 
norte  de  dicha  isla,  cu  la  hacienua  Challa. 


> 


—  29  — 

Ijaiii'¡(  nclia.  supuesto  origen  del  IMarafii'ui,  eii  la-  de  i'a.i'iua.eoelia,  que  i'e- 
eilie  deshielos  drl  Sai'asara:  en  la.  di'  Arapa,  dieeioclio  k ¡ Nnnel  ros  al  noi-- 
te  de  la  haliía  Sunupe,  la,  de  Lhnavo  al  W.  y  no  lejos  de  Puno,  tanu^sH 
j)oi'  las  i'uinas  ciclópeas  (¡e  su  península  Süustani  y  hasta  en  la  de  ürcos,  > 
no  ol)staut(!  su  escasa  superficie  de  -ÍCil  ')  km.  e.  y  fomlo  de  47  m.  que  so 
dice  guarda  \;\.  cadeiui  de  oro  labrada  en  obseípiio  del  natalicio  de  Huíi.s- 
car. 

La  tendencia  á  tlotar  sobre  el  agua  es  obsesionante:  bástalos  niños 
a[tiovecdian  euahpner  peqiieño  cliarco  para  echar  sus  livianos  barcos  de 
pai)c|. 

l'ero  en  ninguno  de  los  lagos  del  l'eru  ha  alcanzado  la  navegación 
la  regulai'idaíl  ('  inipoi'tancia  que  en  este  Titicaca,  d(d  ipie  dice  Viviendo 
Saint  Martin  (pie  «por  su  extensión,  su  altura  y  bis  condiciones  del  lecho 
cerrado  (pie  forma  el  reservorio  superior,  es  tai  vez  la  napa  de  agua  más 
notable  del  globo.  Por  ello  ha  atraído,  desde  liace  tiempo,  la  atención 
de  numerosos  viajeros.  ...» 

Y  es  así.  Unos  le  llaman  el  volumen  de  agua  más  alto  en  el  mun- 
do, otros  un  mar  interior  de  agua  dulce,  el  más  pr<')XÍmo  al  Sol. 

Kii  la  interesante  conferencia  (]ue  dió  en  la  Sorbona,  el  3  de  marzo 
(le  lí)()5,  el  Dr.  M.  Neveu  Lemaire,  sobre  Los  ¡agón  de  las  ant  i  planicies  de 
la  Amh-ica  del  ISiir,  se  refiere  á  muchos  de  esos  viajeros,  la  maj'or  parte  de 
ellos  de  reputación  científica  universal  y  dá  en  la  nómina  de  sus  brillan- 
tes trabajos  una  guía  bibliográfica,  que  han  aumentado  Bandelier,  Cokei', 
Ballivian,  &.  Si  ellos  han  omitido  algún  nombre  la  omisión  es  excusa- 
ble, pues  aparte  de  que  el  mayor  número  de  esos  distinguidos  viajeros 
se  han  detenido  poco  en  el  lago,  la  rebusca  de  libros  en  el  país  está  por 
favorecerse. 

Dice  Lemaire: 

«Desde  187G,  después  de  la  expedición  de  Agassiz,  las  visiones  va- 
gas que  se  tenían  hasta  entonces,  vinieron  á  hacerse  más  claras.  Agassiz 
hizo  á  lo  menos  65  sondajes,  de  los.  que  30  dieron  más  de  20  metros  y 
entre  ellos  22  adquirieron  110  á  256  metros. 

«La  mayor  parte  de  estos  sondajes  están  indicados  en  el  mapa  de 
Kaimondi:  he  tenido  varias  veces  ocasión  de  controlarlos  y  de  constatar 
su  exactitud. 

«Wiener  dice  haber  hecho  una  serie  de  sondajes  que  le  dieron— e'i 
muelios  parajes,  que  no  precisa  de  ningún  modo — la  profundidad  de  55^J 
metros.  El  procedimiento  que  él  ha  empleado  ha  debido  ser  muy  defec- 
tuoso, porque  el  lago  no  me  parece  alcanzar,  en  ningún  punto,  una  seme- 
j  ant(!  profundidad. 

«Se  nota,  desde  luego,  que  el  lago  pequeño  es  mucho  menos  pro-  ,j 
fundo  que  el  glande.    Asi,  en  el  lago  Guaqui  no  se  encuentra  fondo  que 


4 


—  30  — 

exceda  de  5  ni.  Kl  lago  Cliililaya  no  es  mucho  más  profundo:  no  obstan- 
te, se  encuentran  en  el  eje  del  estrecho  Titicaca  *  18  ni. 

«Este  estrecho — continúa  Lemaire — qiw  hace  comunicar  los  dos  lagon^ 
•  j)resenta  ya  una  mayor  profundidad  y  los  tres  sondajes  (jue  ahí  he  prac- 
ticado me  han  dado  81.  38  y  31  metros. 

«El  lago  grande  en  su  eje  menor,  al  NAV.  de  la  isla,  Titicaca  y  alre- 
dedor de  la  isla  Soto,  presenta  profundidades  que  pasan  de  200  m.  He 
encontrado  270  al  SK.  de  la  isla  ¡Soto  y  270  en  el  eje  mayor  del  lago;  es 
la  profundidad  máxima  que  lie  alcanzado.  Agassiz  había  ya  notado  que 
los  puntos  más  profundos  se  encontraban  en  los  lugares  de  la  isla  Soto  y 
es  entre  esta  isla  y  el  Continente,  que  encontró  una  profundidad  de  25G 
metros,  la  más  grande  que  el  ha  adquirido.» 

Según  Lemaire,  la  corriente  en  el  lago  es  apenas  apreciable.  Pu- 
do decir  que  no  es  apreciable,  pues  en  el  ejercicio  de  la  navegación  no 
se  nota. 

No  ha  faltado  sin  embargo,  quien  aíirme  su  existencia  y  la  atribu- 
ya á  un  mayor  nivel  en  el  extremo  norte  que  en  el  del  sur  del  eje  mayor 
del  lago,  lo  que  al  ser  verdad  daría  dos  niveles  al  líquido  contenido  en 
una  vasija. 

Menciona,  ademas,  Lemaire  otro  movimiento  de  las  aguas  del  lago, 
que  llama  pulsaciones,  que  Forel  explica  corno  resultado  de  un  balanceo 
uniíbrme  ó  pendular  y  rítmico,  que  lleva  un  volúinen  de  agua  ya  á  uno 
yaá  otro  extremo  del  Lago,  como  al  moverse  á  compás  una  gran  vasija  de 
líquido,  empleando  cosa  de  30  minutos  entre  las  máximas  amplitudes  y 
depresiones.  Dice  que  es  necesario  instiaimento  especial  para  notar  es- 
tas pulsaciones  y  debe  ser  cierto,  porque  nos  atrevemos  á  creer  qu(^  no 
son  muchos  quienes  en  conciencia  puedan  afirmar  que  existen.  Se  nota 
si,  con  toda  evidencia,  que  la  ola  que  el  viento  levanta,  falta  de  espacio 
para  dilatarse  ó  contenida  por  las  ([ue  la  ribera  de  sotavento  rechaza,  es 
más  hervor  violento  que  oleaje  corriente. 

Para  establecer  comparación  entre  lo  que  era  el  lago  al  arribo  de 
los  españoles  y  lo  que  es  hoy,  copiamos  de  una  crónica  antigua  *  lo  que 
sigue: 

«Casi  á  la  orilla  de  la  costa  y  un  poco  más  adentro,  a  legua  y  más; 
tiene  sus  islas  pequeñas,  en  donde  vivían  indios  pescadores  llamados  en 
am¿jas  provincias  Uros  

Apena  verlos  antes  de  amanecer  en  sus  balsas  de  totora,  casi  des- 
nudos, navegar  y  pescar  y  meterse  tres  ó  cuatro  leguas  _y  más.  Por  una 
parte  es  para  dar  gracias  á  Dios,   por  otra  se  le  tiene  mucha  lástinui, 


*  IMn'  decir  Ti(iiiiiia.  Xo     y      <'l  la,!íi),  cstri'clio  (iiii>  se  llame  Tit  ii  íhm.  El  ufá- 
^       piti- subsifíiiieiite  aclíirn  el  erroi" 

*  Historiadores  [trimitivo.s  de  Indias. 


—  31  - 


por(jU(>  canuiiainos  por  tiorvii  muy  iU-i'opados  vmIit  de  i'río  y  estos  desnu- 
dos en  el  a^ua  no  lo  sienten  ó  si  lo  sienten  lo  sutren  con  lauta  manse- 
dumbre como  nosotros.  Lo  que  no  vi  en  la  mar  del  norte,  ni  en  esta  del 
sur,  vi  en  esta  laguna;  fué  una  manga  de  agua,  la  cual  vista  me  admiió 
mucho:  no  había  visto  otra:  en  la  compañía  caminábamos  cuatro  ó  cinco 
de  conformidad;  venía  un  ])iloto  (jue  huyendo  del  mar  nuiso  ver  á  Potosí, 
pero  volviéndose  á  su  inclinación  natural,  no  le  habia  parecido  bien  la 
tierra  y  volvióse:  pregúntele  qué  era  aquello:  entonces  me  dijo:  aípiella 
•se  llama  manga  de  agua  *  y  si  cae  en  navio  sin  puente  sin  remedio  le 
anega  y  de  noche  son  mu}^  peligrosas  por  que  no  las  vemos;  de  día  hui- 
mos de  ellas  como  de  la  )  inerte;  cae  de  lo  alto  de  las  luibes  hasta  el:  al 
viso  parecia  tan  gruesa  como  un  mástil  muy  grueso  de  wiva  carraca  y  co- 
mo va  descargándose  va  adelgazando,  á  la  cual  delgada,  el  viento  la.  po- 
ne como  un  arco  hasta  que  totalmente  la  nube  se  queda  sin  agua;  todo  es- 
to vi  entonces.  He  dicho  esto  para  probar  las  tormentas  que  aquí  se  pa- 
decen: por  lo  cual  y  porque  no  hay  puertos,  no  se  puede  navegar  con  ber- 
gantines; uno  se  hizo  é  comenzó  á  navegar  en  él,  pero  con  una  tormenta 
rse  perdió  y  nunca  más  se  ha  hecho  otro,  ni  intentado  hacerlo.  Los  in- 
dios en  sus  balsas  también  ixsan  y  aprovechan  de  velas  conforme  á  como 
la  balsa  lo  sufre.» 

El  Dr.  Lemaire,  después  de  dividir  el  lago  en  mayor  y  menor  ó  su- 
perior é  inferior,  que  también  llama,  respectivamente.  Chucuito  y  Uina- 
marca:  subdivide  los  do^  como  sigue: 

El  Uinamarca  en  lagos  Chililaya,  Gruarina  ó  Tiquina  y  Guaqiii,  que 
dice  están  separados  por  un  archipiélago  que  forman  algunas  islas  gran- 
des y  immerosos  islotes.  Agrega  que  este  lago  es  la  sexta  parte  del  gran- 
de, aunque  Billinghurst  asegura  que  es  la  quinta  parte. 

Estas  y  otras  subdivisiones  de  napas  de  agua  que  ocupan  la 
misma  vasija,  están  muy  acertadamente  calificadas  en  nota  marginal 
del  mismo  opiisculo,  que  agrega  el  traductor  y  en  esa  nota  se  las  califica 
de  fantásticas  y  ociosas. 

Clasifica  como  golfos  el  que  nombra  Ramis  y  que  en  su  magnífico 
y  detallado  plano  llama  Thompson,  como  Basadre,  Sunuco,  que  es  el 
nombre  conocido,  siendo  sólo  vecino  y  no  homónimo  delB-arais;  Achacache, 
al  norte  de  la  península  del  mismo  nombre,  Copacabana,  cuyos  extremos  se- 
tentrionales  marcan  la  península  de  su  nombre  hácia  el  estrecho  Yampu- 
pata  ó  toda  la  isla  Titicaca,  por  el  E.  y  el  lado  opuesto  la  costa  que  en- 
cierra YungTij^o  y  Pomata,  hasta  Juli  y  el  golfo  de  Puno;  respecto  de  los 
cuales  dice  que  mientras  los  tres  primeros  comunican  ampliamente  con 
el  lago.  Puno  apenas  comunica  con  él  por  un  estrecho  bastante  cerrado. 


*   Las  raano'a.s  de  asna  se  ven  con  frecuencia  en  el  lago  y  avin  desde  Puno  mismo 
en  la  estación  lluviosa. 

i 


l^iV'cíiviUucntc:  el  üoll'o  Puno  es  bastniilc  cci-riido  y  su  única  co- 
niunicación  con  el  laüo  es  la  que  oíVccc  el  estieelio  de  Ta(|uilí,  (jue  tjue- 
da  entre  el  estriMno  V\Y.  de  la  peninsula  de  Yanacón, en  el  distrito  Cliu- 
euito  y  el  esticnio  SIC.  de  la  ])eninsula  Capaehica;  los  dos  estreñios  casi 
en  un  mismo  meridiano  y  distantes  eosa  (le  nueve  kilómetros  uno  de 
otro. 

Menciona  las  bahías  de  A'i](|Ue('liieo  y  Iluancanc.  (jue  ])ueden  con- 
siderarse una  sola,  situadas  al  .\ .-  las  de  .Moho,  Couinia,  Iluaiclio  y 
lOseomasen  la  costa  t)riental,  en  donde  ha  ]K)dido  a<ire<:ai-  Aucoiaimes 
y  Miieaehacaehe  en  el  «lollo  Achaeache  y  lluata.  al^^'.  de  la  última 
nombrada;  Yun<iuyo  y  Tomata  en  el  «iolío  de  Cojiacabana,  en  el  ([ue  ¡-c 
omite  sin  causa  la  lialiÍ!\  de  ('(¡pacabana.  en  la  costa  occidental  y  des- 
])ucs  de  Tomata,  .Juli  c  llave  y  en  el  amplio  <j;(.)lío  Puno  las  grandes  ba- 
liías  de  Pancarcolla  y  Coata  al  NW.,  (liuenito  y  Aeoia  al  SE.  y  al  fon- 
do occidental  Puno,  en  doride  todavía  pi.cden  se])a7arse  al  N.  Iluage, 
el  astillero;  al  tenido  del  seno  Puno,  puerto  al  maijien  del  la<¿o  y  la  ciu- 
dad y  al  S.  otro  seno  (¡ue  hace  la  costa  lobando  al  E.  delante  del  ceno 
Manto. 

La  bahía  de  Punoó  sea  el  cc])aeio  cenado  inn^la  barra  ó  calziiíhi, 
hov  cubierta  de  totora,  (]ue  va  de  la  ]¡unta  Kalla])aira  -Á  la  de  Jeho,  es 
más  amplia  _v  ceirada  (]uc  la  de  Payta  y  ])areei(la  á  la  de  ('asma,  áica 
no  meiioi-  de  veinte  kilómetros  cuadrados,  estimándola  á  la  sim])le  vis- 
ta, siendo  muy  |)osible  (¡r.e  la  mensura  sui:)eríicial  exceda  este  cálculo. 

Han  podido  ají  reliarse  también  tres  bahías  entre  el  estrecho  Ta- 
(]uilí,  (pie  alíennos  denominan  Chucuito  3'  el  «iolío  Sunnco:  Cotos  al  N. 
(le  Coata,  de  la  (¡ue  la  scjiara  una  faja  angosta  de  lierra,  Keale  delante 
de  Pussi  \  (Quilina  al  S.  SE.  de  la  isla  Aici])a. 

Va\  el  la.uo  inferior  ó  Uinamaica  menciona  las  bahías  de  (luaiina 

Y  Quiriqne,  este  último  tal  vez  hacia  la  boca  del  río  batalla,  ])oco  eo- 
n  )CÍdo  con  esc  nombre,  los  dos  en  lo  (]ue  llama  río Chililaya .  Aquíonii- 
te  ("carapata,  (]ue  fué  el  primer  puerto  ju'óxinio  á  La  Paz  (pKM  isitaron 
los  va])ores  y  jiuerto  Pérez,  (juc  le  sucedió  antes  de  que  el  ízobiciiu)  de 
Jiolivia  habilitaiíi  ( 'hililayíi. 

Cita  hic<>\)  Aigache,  Zepita  y  Taraco,  en  lo  (pie  llama  laj^o (Juaqui 

V  omite  ])uert(J  Gnacpii,  término  actual,  en  el  lauo,  del  feriocarril  á  \jí\ 
J'az  y  el  l)esa<íun  lero,  dentro  la  boca  del  río  de  ifiual  nondjre,  en  el 
(pie  por  mucho  tiempo  embarcaron  los  vapores  los  minerales  de  C'ora- 
cora. 

Xcj  nos  ]  a  rece  salir  de  nuestro  asuntt)  siuniendo  al  Dr.  Lcniaire  en 
su  ^ínopsisg'eogi  áHca,  (]ue  recuerdos  personales  nospei'miten  coni])letar. 

('omo  islas  en  el  lago  gi-ande  cita  Titicaca  con  trece  kilómetros  tn 
su  mayor  largo  jior  cuatro  y  medio  en  el  ]iromedio  de  ancho,  que  es 
mu3' irregular,  por  lo  extenso  y  ceri-ado  de  las  bahías  que  contiene  á 
uno  _v  otro  lado  de  su  eje  mayor.  VÁ  extremo  SE.  de  esta  isla,  (]ue  es 
el  del  lado  oriental  de  su  muy  entrante  bahía  Cona,  (stá  sc|)a- 
rada  del  extremo  XVV.  de  ('opacabaiia  ])or  el  estrecho  Yami)upata,  de 
un  kilómetro  escaso.  Titicaca  es  la  isla  mayor  en  el  archi])iélag"o  de  su 
nombre,  (pie  consta  de  ésta  y  seis  islitas  ]ie(p¡eñas,  cinco  í-ituadas  há- 


ciii  el  cxLiíMiK)  XW.  (le  la  isla  .mande  ó  Tiliiaca  y  Cliillcka,  ([iic  (jucda 
al  F>.  do  la  l)()ca oriental  del  cslrccho  Van))>niiaia,  lorniado  entro  la 
])arte  de  ("o]  acal  in-,a  (jne  aNanza  más  al  N\V.  y  la  n-.eridi<;nal  de  Titi 
«  acá,  (|ue  salvo  el  estudio,  ]  auee  la  ]n ol()i:<>acirn  de  la  ]:tnír.snla. 

Titicaca  es  la  isla  más  «iiaiule,  mas  íc'riil  y  más  di<>na  de  estudio 
(|ue  tiene  el  lajio  del  mismo  lu mine,  <  sti.dio  (|Up  hizo  no  liace  mnelio  el 
mah  ^lado  J!andeliei-  y  (, ve  están  tradneier.do  al  (  astellano  miembros 
mnv  distid^-nidos  de  la  vSociedad  (leográíica  de  I.a  Paz.  Las  otras  is- 
las de  este  archi])iélaj^()  son:  l'alláya,  <inc  se  destaca  más  al  XW.,  Coa, 
(iliúyu  3'  Kenata,  alineac  os  más  al  S.  resjieeto  deesa,  de  \\ .  á  E.,  Co- 
elii  próxima  al  extremo  XW,  de  'l'itieaea  y  l.anassáni  al  lado  opuesto. 

Todas  las  islas  de  este  areliipiélas^o contienen  liaciendas  en  explo- 
tación y  habitantes  ])ermanentes.  Las  minas  de  Titicaca,  en  ])Hrtieu- 
lar  las  de  l'neará,  ya  muy  visitadas,  lescrvan  todavía  del  ai (]neól(j<:() 
sus  i-evelaeiones  definitivas. 

A  ])oeo  menos  de  cuatio  kilómetros  al  E.  de  Yam])n]  ata  está  la 
isla  Coati  ó  de  la  Luna,  (¡ue  ocupa  i)or  sus  ruinas  y  tradiciones  lu<iar 
casi  tan  impoi-tantc  como  Titicaca,  auncpie  es  de  mucho  menprtamaño. 

Si<iiiiendo  la  costa  occidental  del  ¡zoUo  ("o])acal)ana,  al  N.  está 
(¿uillata,  al  centro  de  la  bahía  Lomata,  ^Lniricio  delante  de  la  boca 
del  llave.  Saco  delante  de  la  <i-ar<ianta  (]uc  une  al  (\)ntinente  la  ])cnín- 
sula  de  Yanaeoa,  cerca  de  Aeoia,  la  roca  S.  Ikii'tolomé  pepida  á  la 
í-osta  y  en  medio  del  estrecho  Ta(]uili,  la  de  este  mismo  nombre  con  el 
islote  Quisata  á  continuación  de  su  extitmo  HE.  y  algo  más  al  X\\'.  la 
isla  Amantani  y  un  islote  entre  ella  3-  la  costa  de  ('apachica.  Más  al  X. 
-\rapa,  en  la  bahía  Sunuco. 

Eu  el  golfo  l'nno  Tallakeri  en  la  bahía  Coata,  Estcves  ])oco  más 
de  un  kilómetro  al  W.  de  la  ]iunta  Kallapaim,  el  islote  Peña  Blanca 
hácia  el  centro  y  W.  de  la  barra  v'  ex  -Homero  entre  la  orilla  delante 
del  cerro  Manto  3'  la  punta  Chimu. 

En  el  golfo  Vihjue  Cliico  los  islotes  Huancané,  Lai-iti,  Chikiwí  y 
cuatro  pequeños;  siguiendo  la  costa  oriental  al  SE.  Ri veros,  Conima, 
Soto  que  sigue  en  tamaño  á  Titicaca,  Iluarupava  3'  ^lógate  á  la  boca 
de  hkiaicho,  Campanario  3-  un  islote  ppc[ueño  delante  de  las  ruinas  de 
( 'allancachi;  al  E.  de  este  grupo,  sobre  la  punta  de  Escomas,  (Juilaca  3- 
Choqucta,  A])ingnela  ties  millai- al  S.  de  Campanario  3-  Puli)ito  doce 
millas  al  E.  11"  S.  de  Apinguela. 

En  el  estrecho  Tiquina,  a  la  boca  de  la  bahía  Aeomayo,  el  islote 
/ui  iuta  3'  al  entrar  al  Uinamarca,  contra  la  playa  de  Copaeabana,  dos 
peñascos  (pie  se  destacan  á  pocos  metros.  > 

En  el  lago  Llnamarca,  frente  á  Guarina,  Sojata,  más  al  S.  Pata- 
j)atani,  que  algunos  llaman  Ampura,  es  bastante  grande  3-  parece  la 
continuación  ele  la  punta  Ccarapata,  á  la  cual  está  miida  por  una  cal- 
zada.   Punta  é  isla  separan  la  bahía  Kii  ique  de  su  vecina  Aig;rche. 

En  la  ])rolongación  de  Patapatani  al  W.  está  Sieo3-a,  al  X"^. 
Paco  y  al  X.  de  Paco  Taquirí.  Al  S.  de  Sico^-a  está  Querata  ó  Cumana 
y  al  S\V.  de  esta  última  Mercedes.  Al  \V.  de  Paco  está  Anapia  con  un 
islote  pequeño  Aputa  y  al  S.  Soana.    Sólo  Anapia  ó  Iscaya  y  Soana 


—  31  - 

son  ])eni;.ii;is;  las  oti-as  son  bolivianas.  Todas  están  cultivadas,  tie- 
nen habitantes,  \  istas  muy  animad;  s,  aldeas  jiintorcsens  y  bonitas 
iglesias. 

Líi  línea  internacional  no  es  recta.  Sale  de  ("onima  dejando  al  W. 
•  la  isla  Huaru])a\'a  hasta  nn  liilónietro  ó  poco  más  al  S.  del  puerto  Co- 
])acabana;  de  ahí  corre  al  E.  dejando  al  l'ei-ú  una  pe(]ueña  parte  del  S. 
de  la  paníusuhi  Copacabana  y  las  islas  Anapia  y  Aputa  y  va  á  morir 
en  el  desa>>'uadero,  cuya  orilla,  oriental  es  de  Bolivia  y  la  occidental  del 
Perú.  En  cada  orilla  liav  un  ]nieblecito,  unidos  por  el  puente.  (]uc  por 
mucho  tiempo  fué  de  totora,  hasta  que  la  I'eruvian  (\)ri)oi'atión  lo  re- 
emplazó (1SS7)  con  uno  de  madera,  levadizo,  cpie  existe  hoy,  cambio 
que  res])ondió  á  la  necesidad  de  dar  paso  á  los  vajíoi'cs  de  esta  Compa- 
ñía, qneseocu])abande  portcai-  los  metales  de  ("oracora  al  laj^o.  llácia 
el  án<íulo  occiilental  está  Ze|)ita. 

lOs  de  notai'  (|ue  en  los  373  años  trascuri  idos  desde  que  ('ieza  de 
León  visitó  el  Titicaca  nada  ha  cambiado  en  sus  ribei'as  y  antes  bien, 
exanunando  debida  mente  relaciones  y  jjlanos  del  siglo  XVI,  se  nota 
(jue  muchos  lugares  de  las  C(^stas  del  lago  se  encucnti'a.n  hoy  más  ])ró- 
ximos  al  agua  de  lo  que  estaban  entonces. 

Tveá-se  como  testimonio  la  descripción  (pie  hace  Cieza  de  León  con 
datos  recogidos  en  1540: 

«Como  sea  tan  grande  esta,  tierra  del  Colino,  a^'  sin  lo  ])oblad() 
muchos  desiertos  y  montes  nevados,  y  otros  l)ien  jtoblados  de  yerva, 
que  sirve  de  mantenimiento  |)ara  el  ganado  campesino,  que  ])or  todas 
partes  anda.  Y  en  el  comedio  de  la  ])rovincia.  se  haze  una  laguna,  la 
mayor  _v  más  ancha,  que  se  ha  hallado,  ni  \  isio  en  la  mayor  parte  de 
estas  Indias:  y  junto  á  ella  están  los  más  ])ueblos  del  CoUao,  é  islas 
grandes  que  tiene  este  lago,  endonde  siendii'an  sus  sementeras  y  guar- 
dan las  cosas  preciadas,  por  tenerlas  más  seguras  qiie  en  los  jineblos, 
que  están  en  los  caminos. 

«Aruérdome  que  tengoya  dicho,  como  hace  en  esta  provincia  tan- 
to fiío,  (pie  no  solamente  no  ay  árboles  de  frutales,  ])ero  el  maíz  no  se 
siembra,  ])orque  tamp  )co  dá  fruto  por  la  misma  razón.  En  los  junca- 
les deste  el  lago  ay  grande  número  de  ])axaros  de  muchos  géneros,  3' 
patos  grandes,  y  otras  aves;  y  matan  en  ella  dos  (')  tres  génei'os  de  pe- 
ces bien  sabrosos,  aunque  se  tiene  por  enfermo  lo  más  de  ello.  Esta  la- 
guna es  tan  grande  (^ne  tiene  de  contorno  ochenta  leguas  y  tan  honda, 
*  (pi^  el  ca])itán  Juan  Ladrillero  me  dixa  á  mí  (]uc  por  algnna.s  partes 
clella  andando  en  sus  vergaiitines,  se  halla  va  tener  sesenta  y  ochenta 
bracas  y  más,  y  en  parte  menos.  En  hn,  en  esto  y  en  las  olas  (]ue  haze 
(juando  el  viento  sopla  parece  un  seno  de  mai-.  (¿neier  yo  dezir  como 
está  i'eclusa  tanta  agua  en  aíiuella  laguna,  por  donde  nace,  no  lo  sé 
por  que  puesto  que  muchos  ríos  y  arroyos  entran  en  ella,  pai'écemeciue 
dellos  solo  no  bastava  á  se  hazer  lo  que  ay,  nuiyonneiite  siendo  lo  que 
desta  laguna  se  desagua  por  otra  menor,  qui'  llaman  de  los  Aulagas 
(hoy  Aullagas) ....  Otra  cosa  se  nota  sr)bre  est?  caso,  y  es  que  vemos 
*     como  el  agua  de  un:i  lagmn  entra  en  la  otra  (esto  es  la  del  Collao 


tíii  la.  iK'  los  Aulagas),  y  no  coiuo  sale;  auuíiuo  por  todas  pai'lcs  se  ha 
andado  el  lago  de  los  Aulagas.  Y  sobre  esto  he  oydo  á  españoles  y  in- 
dios, (pío  en  unos  valles  de  los  que  están  cercanos  á  la  mar  del  sur  se 
han  visto  }■  veen  continuo  ojos  de  agua  ([ue  van,  por  debaxo  de  la  tierra 
á  dar  á  la  misma  mar;  y  cree  cpie  podía  ser  que  fuesse  el  agua  destos  la- 
gos desaguando  ])or  algunas  partes,  abriendo  camino  por  las  entrarías  de 
la,  misma  tierra,  hasta  ir  á parar  donde  todas  van,  que  es  la  mar.  La 
gran  lagiuia  tiene  por  nombi'e  Titicaca,  por  el  temj)lo  (pu'  estuvo  edifi- 
cado en  la  misma  laguna.» 

C'ontinúa  Cieza  su  descripción  de  los  alrededores  del  lago  en  esta 
forma: 

«Pues  bolviendo  adonde  dexé  el  camiiu)  cpie  prosigo  en  esta  escrip- 
tura,  de  Hatuncolla:  digo  passa  por  Paucarcolla,  y  otros  pueblos  de  esta 
nación  de  Jos  collas,  hasta  llegar  á  Chuquito  (hoy  Chucuito),  que  es  la 
más  principal  y  entera  población  (pie  ay  en  la  mayor  parte  deste  gran 
Reyno;  el  cual  ha  sido  y  es  cabeza  de  los  indios,  que  su  Magestad  tiene 
en  esta  comarca.  Y  es  cierto,  ([ue  antiguamente  los  indios  también  tu- 
vieron por  importante  cosa  á  este  Chuquito;  y  es  de  lo  mks  antiguo  de 
todo  lo  que  se  ha  escripto,  á  la  cuenta  que  los  mismos  indios  dan.  Ca- 
riapassa  fué  señor  de  este  pueblo  y  para  ser  indio  fué  hombre  bien  en- 
tendido. Ay  en  él  grandes  aposentos;  y  antes  ([ue  fuessen  señoreados 
por  los  Ingas,  pudieron  mucho  los  señores  deste  pueblo:  de  los  cuales 
cuentan  dos,  por  los  más  principales,  y  los  nombran  Cari  y  Yumalla. 
En  este  tiempo  es  (como  digo)  la  Cabecera  de  los  indios  de  su  Mages- 
tad, cuyos  pueblos  se  nombran  Xuli,  Chilaue,  Acos,  Pomata,  Cepita,  y 
en  ellos  ay  Señores  y  mandan  muchos  indios. 

«En  los  pueblos  ya  dichos  ay  iglesias  mny  labradas,  fundadas  las 
más  por  el  reverendo  padre  fray  Thomas  de  Sant  Martin,  provincial  de 
los  dominicos.» 

«Por  junto  á  Cepita  passa  el  Desaguadero.» 

La  primera  congetura  esencial  fué  la  de  que  el  lago  descargaba 
todo  su  exceso  de  agua  por  el  Desaguadero  y  no  conociéndose  á  éste  río 
desagüe  distinto  que  el  alimento  del  AuUagas,  debía  este  otro  lago  des- 
cargar á  su  vez,  como  lo  dice  ingenuamente  Cieza,  por  una  salida  sub- 
terránea, cpie  llevara  ese  exceso  de  líquido  al  Pacífico  ó  Mar  del  Sur,  que 
se  decia  entonces. 

UUoa,  adoptando  la  manera  de  pensar  que  expresó  Cieza,  dice'  á  su 

vez: 

«Por  el  fin  de  esta  laguna*  corre  un  río  que  llaman  Desaguadero,  el 
cual  forma  la  1  iguna  de  Paria,  (llamado  hoy  Poopó  ó  también  de  Aulla- 
ga)  y  de  esta  no  sale  río  alguno  visible,  pero  por  los  remolinos  que  se 


*    ülli)ii  st^  pstá  rcfii  ieiido  al  lago  Titicaca. 


—  3G  — 


tlcjau  ],)íMvibir  eu  ella  se  convence  que  tienen  salida.  las  ng-nas  \)or  con- 
ductos subterráneos.» 

Coutirmando  este  supuesto  se  ha.  llegado  hasta  aliriiiar  ([uc  hahién- 
dose  soltado  uu;i  balsa  la  á  vela,  giro  á  merced  de  los  remolinos  hasta 
que,  llegada  al  centro  del  lago,  desapareció.  FA  hecho,  de  cuya  veraci- 
dad es  permitido  dudar,  no  ha  alcanzado  aceptacii'm. 

¡áe  le  concede  en  cambio  á  esta  réplica  de  liainiondi  á  la  siqtosi- 
ción  de  un  canal  subterráneo: 

«Esta  errónea  aserciijn  de  Ulloa,  de  el  lago  Poopó  ó  Aullagas 
tenga  una  salida  subterránea,  ha  sid^,  emitida  la  primera  vez  por  Cieza 
de  J-ieón  y  ha  encontrado  eco  en  casi  todos  les  que  han  escrito  sobre  el 
lago  Titicaca,  resultando  una  creencia  casi  general,  que  se  trasmite  de 
boca  en  boca,  sin  tomarse  el  trabajo  de  examinar  el  fenómeno;  pues  co- 
mo he  dicho  ya,  para  mi  la  gran  evaporación  que  se  verifica  en  la  exten- 
sa superficie  de  los  lagos  Titicaca  y  Aullagas,  es  más  que  suficiente  para 
consumir  toda  el  agua  de  los  ríos  (pie  alimentan  á  dichos  lagos.» 

En  la  interesante  conferencia  que  en  la  Sociedad  (leográfica  de 
Lima  dió  relativamente  al  Titicaca  el  Dr.  Ignacio  La  Puente,  el  21  de 
diciembre  de  ISi-Ji,  refiriéndose  á  cálculos  hechos  por  ingeniero  de  nota, 
aseguró  que  en  la  vasta  superficie  del  lago  se  vaporisan  en  cada  veinti- 
cuatro horas  cincuenta  millones  de  metros  cúbicos  de  agua;  estimándose 
para  hacer  la  operación  cii  co  milímetros  por  metro  cuadrado  de  supei- 
tície  en  el  dicho  lapso  de  tiempo.  Agrega  el  ingeniero  (pie  en  España, 
á  nutcho  menor  elevación,  se  ha  establecido  que  el  agua  vaporisa  á  ra- 
zjn  de  cuatro  y  medio  milímetros  prtr  metro  cuadrado  de  superficie  cada 
veinticuatro  horas. 

El  Dr.  La  Puente  paiu  signilicar  la  magnitud  del  volumen  de  agua 
(pie  forma  el  Titicaca,  hace  notar  (pie  concediendo  al  Rímac  un  caudal 
(le  agua  de  cuatrocientos  metros  por  segundo,  did  (pie  notables  ingenie- 
ros lo  suponen  suceptible  en  las  grandes  avenidas,  demoraría  para  lle- 
nar la  cuenca  del  Titicaca,  con  la  cantidad  de  agua  cpie  hoy  la  ocupa, 
ciento  cinco  años  y  doscientos  tres  días. 

Rectificando  un  trabajo  anterior  sobre  características  del  Titicaca, 
el  Di-.  Luis  Carranza,  presidente  cntínices  de  la  Sociedad  Geogrática  de 
Lima,  afirmó  (pie  la  superficie  del  lago  no  era  'óüOO  millas  cuadradas,  co- 
mo se^  establecía  en  el  trabajo  aludido,  sino  4000,  midiéndose  95  en  el 
eje  mayor  ó  sea  :le  Gruaqni  á  Sunupe,  junto  á  la  boca  del  Eamis,  men- 
cionando á  Taraco,  pueblo;  y  45  millas  de  Juli  á  Escomas;  superficie  que 
se  estimó  semejante  á  la  que  ocupa  el  reino  de  Sajonia.  Kl  Dr.  La 
Puente  ha  encontrado  105  millas  en  el  eje  mayor  ó  sea  de  Sunupe  á  un 
lugar  no  lejos  de  Aygache  y  37  millas  de  Juli  á  Carabuco;  que  dan 
3885  millasj  diferencia  de  no  muy  fácil  verificaci(')n,  por  la  irregularidad 
de  los  contornos  del  lago, 
t  Lemaire  aceptando  el  casi  paralelismo  de  los  lados  mayores  les 

asigna  160  km.  y  60  km.  al  ancho,  medido  de  llave  á  Carabuco.    De  esas 


ilistaiicias  (Icducc  la  siqx'rricic  líi|iii<la  de  cinco  mil  cioi  k¡ hujicl  i  os  cua- 
<iradc)s,  a[)arle  lo  cpie  en  la  sii|)erlu;ie  total  ocupan  las  i.slas.  Af^re- 
i^a  (|n('  la  cifra  generalmente  admitida  para  esa  superficie  es  BMHl 
km.'-  (¡uc  indica  Vivien  de  Saint  Martín,  pero  que  la  considera  exaje- 
rada.  Estima  al  Titicaca  el  lago  más  extenso  de  Sud  América,  nueve 
veces  más  grande  que  el  lago  (xinebra  y  dieciséis  veces  más  pe([ueño  que 
el  lago  Superior,  en  la  América  del  Norte. 

lieduce  este  autor  la  altura  superficial  del  lago  á  38i'2  m.,  qi;e 
coincide  casi  con  la  deducida  de  las  libretas  de  los  ingenieros  que  ten- 
dieron la  línea  férrea  entre  Moliendo  y  Puno. 

Coker,  cuyo  estudio  realizado  en  1910  tuvo  sin  duda  á  la  vista  los 
<le  Lemaire  y  los  de  Bandelier,  estos  últimos  verificados  sobre  el  terreno 
durante  seis  años,  señala  una  superficie  de  B23Ü  millas  cuadradas  y  una 
altura  de  3812.50  m.  y  establece  que  la  extensión  del  Titicaca  es  la  terce- 
ra parte  del  lago  Erie.  Sus  medidas:  130  millas  de  largo  por  25  á  40  de 
ancho. 

Del  lago  dice:  (y  es  cierto)  «Tiene  una  costa  muy  irregular,  denta- 
da de  bahías  y  con  uu  crecido  número  de  arroyos  »  orientados  .sus 

lados  mayores  de  SE.  á  NW.,  agregaremos. 

La  síntesis  en  que  compendia  su  trabajo  es,  por  su  sobriedad  y 
precisión,  excepcionalmente  sujestiva;  dice: 

«El  lago  Titicaca  es  una  gran  porción  de  agua  de  como  más  de  tres 
mil  millas  cuadradas,  á  una  elevación  de  doce  mil  quinientos  piés.  Para 
su  elevación  el  agria  es  relativamente  caliente  y  en  apariencia  presenta 
pequeñas  variaciones  en  diferentes  estaciones,  mientras  la  temperatura 
es  naturalmente  conforme  en  varias  profundidades. 

El  lago  tiene  muchaí  bahías  más  ó  menos  encerradas,  completa- 
mente arenosas  y  con  xiii  buen  crecimiento  de  vegetación. 

La  mayor  parte  del  lago  tiene  una  profundidad  considerable,  no- 
venta á  ciento  cincuenta  y  cuatro  brazas  y  con  un  fondo  de  fango  fino, 
en  el  cual  no  se  conoce  vida  orgánica.  Hay  muchos  brazos  de  ríos  tri- 
butarios y  la  cuenca  abraza  varios  lagos  de  tamaño  pequeño.  Los  peces 
baratos  son  chicos,  pero  de  excelente  calidad  y  son  por  lo  regular  pesca- 
rlos por  los  métodos  antiguos. 

Ciertas  especies  de  peces  y  crustáceos  son  muy  abundantes,  al  me- 
nos en  las  bahías  y  regiones  fangosas;  pero  para  la  variedad  de  estos  ani- 
males acuáticos,  la  vida  es  limitada  en  un  grado  notable.  Sólo  ocho  espe- 
cies de  peces  y  nueve  de  crustáceos  han  sido  descritos  y  unos  cuatro  mo- 
hisccs  pequeños;  esponjas  é  insectos  acuáticos  también  han  sido  observa- 
dos. La  fauna  y  flora  tanto  como  son  conocidos,  no  habitan  sino  las 
bahías  y  orillas,  pero  la  plankton  (vegetación  del  fondo)  no  ha  sido  exami- 
nada. 

La  creencia  de  que  la  faxuia  del  lago  Titicaca  sea  de  origen  marino 
directo,  parece  estar  apenas  añanzada  en  el  presente  conocimiento  de  la 
biología  del  lago.    Un  gran  cuerpo  de  agua  á  tal  elevación,  tan  aislado 


—  as- 


ile todos  los  sistemas  de  aguas,  y  con  tan  })ocas  especies  de  vida,  ofrece 
oportunidad  única  para  los  estudios  biológicos,  teniendo  referencia  á  las 
condiciones  físicas  de  las  aguas  del  lago  y  de  su  cuenca.» 

Los  ríos  que  alimentan  de  agua  al  lago  son  los  veinticinco  que  si- 
guen: liamis,  Vilque,  Paroparo,  Moho,  Ninantayo,  Suches,  Huaicho,  Ca- 
rabuco, Ancoraimes,  Camata,  Achacache,  Cliinchaya,  Batalla,  Chililaya, 
Senenca,  Pucai'aní,  Viacha,  Tiahuanaco,  Ccarapata,  Pomata,  Juli,  llave, 
Totoral,  Hipa  y  Coata. 

Con  esta  afluencia  constante  se  produce  en  la  estación  lluviosa  un 
aumento  de  1()2  milímetros  y  en  igual  proporción  decrece  el  lago  cuan- 
do cesan  las  lluvias. 

Hay  sin  embargo  corriente  de  opinión  sosteniendo  que  el  lago  in- 
variablemente decrece  y  el  pronóstico  de  que  se  convertirá  primero  en 
pequeñas  lagunas  y  luego  en  modesto  río,  cabecera  del  Desaguadero. 
Como  para  que  el  fenómeno  se  realice  precisa  elevar  el  lecho  del  lago 
sobre  el  nivel  en  la  boca  del  Desaguadero,  se  asegura  que  esta  elevacióií 
del  fondo  la  causarán  el  lodo  y  sustancias  orgánicas  que  empujan  al  lago 
los  aluviones  de  la  estación  lluviosa,  que  afectan  con  frecuencia  propor- 
ciones diluviales. 

Desde  luego  la  profesía  no  parece  que  tendrá  su  realización  en  fir- 
turo  muy  próximo.  Hace  más  de  373  años  que  Cieza  de  León  recogía 
datos  para  la  descripción  que  reprodujimos  antes  y  estamos  en  situación 
de  afirmar  que  los  lugares  que  menciona  uu  distan  de  la  orilla  hoy  más 
(jue  antes. 

Cabe  pues  la  seguridad  de  que  antes  de  que  la  disminución  de 
agua  en  el  Titicaca  se  haga  notar,  se  hundirán  en  el  olvido  muchas  ge- 
neraciones y  con  ellas  muy  espeluznantes  profesias. 

El  Dr.  Lemaire  dá  opinión  sobré  la  magnitud  del  lago  en  los  con- 
ceptos que  siguen: 

«Aunque  se  haya  exajerado  su  superficie,  el  Titicaca  no  deja  de  ser 
el  lago  más  grande  de  la  América  del  Sur.  Es  nueve  veces  más  grande 
(probablemente  trece)  que  el  lago  Grinebra^  576  km.  c,  pero  es  dieciséis 
veces  más  pequeño  (probablemente  sólo  diez)  que  el  lago  Superior  en  la 
América  del  Norte,  8(i.()3U  km.  c.» 

En  el  anterior  acápite  se  lee  que  la  superficie  más  generalmente 
admitida  es  de  8300  km.  c. 

í  Dando  por  terminada  su  descrlpci(')n  del  lago  actual  pr(^cura  dedu- 
cir lo  que  ha  sido  antes,  proponiendo  hipótesis  en  armonía  con  la  opi- 
nión de  decrecimiento  sistemático  del  lago,  apuntada  antes.  Dice: 

«Los  dos  lagos  (Poopó  y  Titicaca)  debían  comunicar  y  sus  aguas  se 
extendían  probablemente  sobre  toda  la  parte  del  altiplano  situada  entre 
el  15°  y  el  21'-'  de  latitud  sur  y  comprendido  entre  la  cordillera  de  los 
Frailes  y  la  real.  He  notado,  en  efecto,  á  lo  largo  de  las  montañas  vecinas 
de  Oruro  una  línea  blamptecina,  situada  algunos  metros  por  encima  del 


llano,  (jue  partH'e  iiitlicar  el  nivel  del  anticuo  lafj;o.  Este  Lecho  ha  sido 
señalado  también  por  Chaworth  Muster  en  1H7<). 

Este  vasto  manto  interior  recubría  la  pampa  de  Empeza,  al  W.  de 
ITyuni  y  toda  la  región  ocupada  hoy  día  por  el  lago  Poopó,  Pasña,  Oru- 
ro,  Corocoro,  La  Paz  y  el  lago  Titicaca.  Sus  aguas  se  derramaban  en  hi 
gran  depresión  en  (pie  está  construida  actualmente  La  Paz  y  corrían  poi' 
un  ancho  río  al  lecho  del  Amazonas.  El  más  grande  lago  de  la  tierra 
alimentaba  al  más  grande  río  del  mundo.» 

Según  Agassiz  el  lago  Arapa  al  N..  el  Umaya  al  W.,  el  Poopó  al 
S.;  eran  parte  integrante  del  vasto  mar  interior,  cuando  su  nivel  alcanza- 
ba 4Ü(K>  m.  de  altiira. 

Todavía  precisa  más  su  hipótesis  el  Dr.  Lemaire: 

«Desde  los  tiempos  históricos,  dice,  las  aguas  del  Titicaca  y  del 
Poopó  se  han  ciertamente  retirado.  En  otro  tiempo  el  Desaguadero  for- 
maba sin  duda  un  estrecho  muy  ancho  3'  sembrado  de  islas,  que  reunía 
los  dos  lagos.  En  esta  época  la  península  de  Copacabana  debía  ser  una 
isla  y  el  itsmo  de  Yunguj^o,  qi'e  la  une  hoy  á  tierra  firme,  debió  estar  re- 
cubierto de  agua.  En  apoyo  de  esta  opinión  citaré  un  pasaje  de  la  obra 
de  J.  Vizcarra.  Una  de  las  piezas  de  verso  que  contiene  el  principio  de 
su  libro  está  intitulado:  Historia  de  Copacabana.  isla  del  lago. 

Otros  hechos  nos  muestran  todavía  que  el  nivel  del  Titicaca  ha  ba- 
jado fuei-temente.» 

Dice  el  Dr.  Lemaire  que  han  desaparecido  cinco  islas,  cuyos  nom- 
bres j  situación  silencia  y  concluye  contradiciendo  el  vaticinio  del  autor 
á  quien  atribuye  la  noticia,  al  establecer  este  otro,  diametralmente  opues- 
to, relativamente  al  futuro  Desaguadero  y  al  lago  mismo: 

«Es,  pues,  dice,  muy  fundado  admitir  que  en  una  época,  más  ó 
menos  remota,  la  parte  sur  del  lago  Titicaca  ó  lago  pequeño  desaparece- 
rá; dada  su  poca  profundidad,  un  descenso  de  nivel  de  cuatro  metros 
descubriría  la  mayor  parte  del  desaguadero  que  no  será  más  alimentado, 
se  desecará  por  la  misma  causa  y  el  lago  Poopó  con  sus  pocos  metros  de 
profundidad,  no  recibiendo  más  agua,  desaparecerá  completamente.  El 
lecho  actual  se  reducirá  más  y  más  y  no  comprenderá  entonces  sino  una 
cubeta  aislada,  represe. itada  por  las  partes  profundas  del  lago  Titicaca.» 

Elementos  semejantes  fundan  deducciones  distintas.  Así  mientras 
el  Dr.  Lemaire  hace  la  que  acrtbamos  de  copiar,  con  motivo  parecido 
se  hace  esta  otra: 

«Ci'eemos  pues  haber  probado  que  las  aguas  del  lago  disminuyen 
progresivamente  y  deducimos  como  consecuencia  forzosa  que  éste  lle- 
gará á  desaparecer  con  el  trascurso  del  tiempo,  hasta  convertirse  pri- 
mero en  lagunas  pequeñas  y  después  en  un  sólo  río,  que  será  conside- 
rado como  fuente  del  Desaguadero.» 

He  vé,  que  antes  que  el  Dr.  Lemaire  con  criterio  científico,  se  es- 
tablece que  el  Desaguadero  quedará  seco  cuando  el  nivel  superficial  del 
lago  descienda  cuatro  metros,  á  lo  que  pudiera  agregarse  que  ese  fenó- 


—  40  — 


meno  ocurría  antes.  Para  que  los  vapores  del  la^ío,  qne  apenas  nece- 
sitan poco  más  de  dos  metros  para  naveg-ar,  pudiesen  entrar  al  río, 
filé  preciso  drai^ar  el  [ondo,  delante  de  la  boca  de  aquel,  lo  mismo 
(pie  más  tarde  ])ara  entrar  á  (luaqui. 

[■]]\  tanto  que  así  se  resta  su  futuro,  veintieiueo  ríos  si<iuen  ali- 
mentando al  Titicaca,  que  cada  verano,  cuando  las  lluvias  aumen- 
tan la  pr(^)visión  noi-mal  á  la  vez  (pie,  refrescado  con  ellas  el  ambien- 
te, disminuve  la  eva])ora,ción;  infla  sii  masa  sin  cuidarse  de  que  ])asadas 
las  lluvias  y  caldeadt)  y  enrarcciilo  el  ambiente  aumenta  la  eva])ora- 
ción,  conti-ariando  el  aumento  de  su  liquiden  caudal. 

VA  distino'uido  explorador  á  cjuien  nos  venimos  rcHrieudo,  el  Dr. 
Leniaire,  no  ha  sido  el  primero  en  afirmar  el  decrecimiento  progresivo 
del  la<i"o.  Propuso  la  tésis  el  notal)le  ex])lorador  Agassiz,  desde  1876, 
en  las  frases  que  siguen: 

«  La  extensa  llanura  de  ( 'abanillas,  (]ue  se  dilata  por  el  norte  más 
allá  de  Trampa  y  por  el  o^ste  hasta  .luliaea,  cuya  máxima  altura  es  de 
30  á  33  m.  sí)bre  el  nivel  del  lago,  debió  haber  sido  jiarte  de  su  antiguo 
lecho.  L  is  costas  orientales  na  han  variado,  bien  (]ue  la  península  de 
Ac'i  icache  debe  ha,brír  sido  isla.  La  l)ahía  de  Puno  es  natural  suponer 
que  e-!tu\'iera  lig-ida  c:)n  la  llanura  de  llave  y  también  con  las  que  se 
extienden  atrás  [al  \V.]  de  Juli. 

El  Desaguadero  debió  haber  sido  un  estrecho  muy  ancho,  con 
grandes  islas  á  lo  largo  did  lago  Titicaca,  considerándolo  unido  con  e¡ 
Aullagas,  formando  como  dos  lagos  g-uales,  Superior  é  Inferior,  comu- 
nicándose entre  sí. 

Ll  lago  Sui)erior  ó  lago  grande,  se  extendei-ía,  á  través  del  itsmo 
de  Yungiiyo,de  modo  que  la  ])eninsuhi  de ( 'opacabana  constituiría  una 
isla  grande,  sei)a!'ada  de  la  luferior  por  un  ancho  paso  entre  las  coli- 
nas situadas  al  oeste  de  Yunguyo.» 

Aquí  p  ira2ín  indicadas  como  islas  devueltas  por  el  lago  á  sus  cos- 
tas, las  actuales  penínsulas  Ancoaque  ó  (!liucuito,  .\chacache,  ('opaca- 
bana y  a-:'a-;o  el  cerro  íí  luespata  *  y  Romero. 

Li  Dr.  Lemaire  reconoce  que  el  nivel  del  Titicacíi  varía  del  verano 
al  invierno.  Li  fusión  de  las  nieves  eternas  que  coronan  las  altas  cum- 
bres de  la  cordillera  real,  detei'mina  cada  estío  una  elevación  del  nivel 
del  lago.  L-;ta  elevación  es  variable  de  un  año  á  otro:  durante  el  vera- 
no de  1903  ella  ha  siiío  de  162  milímetros  (cifra  comunicada  por  el  ca- 
pitán del  Yavarí)i> 

En  otra  parte  d^  su  estudio  nombni  á  este  capitán,  que  es  el  an- 
tiguo y  prestig'ioso  ohcial  de  marina  D.  Bn-nard  >  Smith. 

Ese  ftujo  y  reñiijo  periódico  es  el  primer  indicio  suceptiblede  guiar 
á  la  reconstitución  del  lago  antiguo,  considerando  atentamente  las  re- 


*  Iluiiüspiita  e.s  de  orio'sii  volrvlnico  y  pi  í  )lial)l('niente  debe  su  exi.steiicia  al  movi- 
miento íiv^cjlrtíiico  (jue  de.spi'ó  en  parte  aquel  íiraii  mar  mediterráneo,  (jne  unía  en  épo- 
cas remotas  los  actuales  la.a'os  .Vrapa.,  Unuiyo,  Aulla}i:a,s  y  Colpara.  Chalón  1884. 


—  41  — 


velíifiioiiBs  (k\-;iuiMiuz:lil;is  ((it;^  contictiHii  miii'lias  tiMdicioiH'.-;  á  primera 
vista  valíales. 

Los  l'uiulainpiitos  de  (]uieiics  afirman  el  (lecre(;iiuieiit()  pro.Líresi vo 
y  constante  la,<íc),  casi  están  redueidos  á  la  incontestable  autori- 
dad de  los  afinnantesj  i)?ro  tratándose  de  ii\go  tan  firave  eoino  el  res- 
tablecimiento de  1  i  verdad  histórica,  es  preciso  demostrar  lo  que  se 
attrnia  con  tuiidainentos  más  concliiyentes  que  los  manifestados  has- 
ta hoy. 

í'jsta,  afirmación  de  decrecimiento  ])uede  spr  muy  evidente  en  el  es- 
píritu de  (piieiics  la  sustentan,  pero  si  hay,  como  parece  indicado,  a.l<i:u- 
nos  <>vóloj;'os  ó  viajeros  profanos,  auiupie  amantes  de  profundizar  en 
el  pasado,  (]uc  piensan  como  él;  hay  otra  l';]laii<2,'e  de  personalidades  no 
menos  autorizadas,  que  oponen  reparos  á  su  tésis. 

Un  conocedor  del  Ui<>;o  ha  dicho:  admitido  que  en  las  «írictas  hori- 
zontales mareadas  en  los  frontones  de  las  costas  del  higo,  á  cuatro  mil 
metros  sobre  el  nivel  (1,^1  mar,  ma,rcan  un  antiííuo  nivel  de  agua;  será 
preciso  admitir  también  que  las  <i'rietas  oblicuas  y  hasta  casi  vertica- 
les (pie  se  ven  abajo  de  ese  nivel  marca.n  el  descenso  de  las  anuías  y  ocu- 
rre prci^u litar  ¿porcpié  no  hay  en  los  frontones  humedecidos  constan- 
temente hace  muchos  si<i-los,  dentro  de  las  tradiciones  ya  poco  discuti- 
das, marca  nin<>-una  de  nivel  de  aguíi? 

Admitido,  como  no  puede  dejar  de  admitirse,  el  flujo  y  reflujo  ó 
crecimiento  y  decrecimiento  variable;  se  inicia  una  reconstitución  evi- 
dente de  la  verdad  histórica. 

Cuando  la  creciente  es  anormal  es  natural  que  ocupe  maj'or  área 
en  su  alrededor  y  que  demore  más  tiempo  en  devolverla.  De  ahí  los  li- 
tigios sobi-e  api*oi)iacioues  de  terrenos  que  el  agua  abandona,  litit^ios 
que  se  proponen  como  argumento  que  ])rueba  el  decrecimiento,  pero 
que  con  igual  fuerza  sirven  en  pró  ó  en  contra. 

La  tenebrosidad  del  pasado  no  puede,  sin  embargo,  resistir  á  la 
tenaz  labor  de  las  ftdanges  exploradoras  y  siguiendo  las  orientacio- 
nes de  la  geología,  del  análisis  arqueológico,  de  los  fundamentos  étni- 
cos, desgarra  uno  después  de  otro  los  tupidos  velos  que  ocultan  los 
procesos  remotos  3'  niuestr  in  lo  que  fueron  señalando  sobre  el  lomo 
de  la  tierra  las  ruinas  cicló|)eas,  testimonio  de  exi.stencia  y  de  cultura 
de  una  civilización  avanzada,  que  el  espasmo  violento  del  suelo  aniqui- 
ló en  un  instante. 

Es  permitido  repetirlo.  Establecido  el  cambio  periódico  del  nivel 
y  su  variada  intensidad,  queda,  alnerta  la  senda  que  ha  de  reconstruir 
el  drama  espeluznante  que  produjo  las  ruinas  mencionadas  y  algunos 
de  los  cambios  (pie  se  sospechan  en  las  afirmaciones  ya  indicadas  y  qtie 
creemos,  con  personas  que  constitu3'en  autoridad,  muy  aventuradas. 

Desde  luego,  es  del  caso  repetir  algunas  consideracionas  de  un 
profesional: 

«Los  exploradores  modernos  franceses,  ingleses,  americanos,  ale- 
manes, nos  pintan  lo  que  ven  ó  han  creído  ver:  sus  obras  están  llenas 
de  descripciones  de  edificios  peruanos,  pero  sin  comentarios,  compara- 


—  42  — 


ciones  ó  pesquisas  irsjX'cto  de  la  antigüedad  ú  orig'cn  de  los  coiistnic- 
tores. 

En  nna  ])alal)ra:  ninguno  de  los  (]uc  han  esci-ito  sobre  el  Perú  an- 
tiguo han  estudiado  losediheios  indígenas  eon  el  ])ro]K')sit()  de  desva- 
necer las  tinieblas  que  oscureeen  la  histoi-ia  anterior  á  los  último  sobe- 
ranos incas;  nadie  hasta  ahora  se  ha  preocupado  en  buscar  los  oríge- 
nes de  tantas  i-azas  que  se  han  sucedido  en  la  América  del  Sur,  desde 
los  contemporáneos  de  los  dolmen  ycomlesch  peruanos  hasta  loscons- 
tructoi'es  de  los  monumentos  incásicos.))  * 

Puede  agregarse  que  tampoco  se  ha  preocupado  de  iuíjuirir  las 
comunicaciones  y  tradiciones  relativas  al  período  proto-histórico  del 
Perú.  Todavía  nu'is:  (]ue  no  toman  en  consideración  lo  que  dicen  los 
mismos  autores  á  (piiencs  citan. 

Así  por  eJem])lo,  han  omitido  tomar  en  consideración,  como  de- 
bieron hacerlo,  cpie  el  sabio  don  Mateo  Paz  Soldán,  en  su  obra  Geogra- 
fía del  Perú,  impiesa,  por  su  hermano  el  Dr.  Mariano  Felipe,  en  1862, 
ocupándose  del  Titicaca  menciona  dos  grandes  inundaciones  causadas 
por  la  creciente.  Dice: 

«En  1748  se  observó  un  crecimiento  en  sus  aguas,  lo  mismo  en 
1845,  tanto  que  se  temió  inundación.  Parecía,  además,  ciue  las  aguas 
DEL  Desaguadero  corrían  al  Titicaca)) 

¿Puede  suponerse  que  en  el  lago  sólo  han  ocurrido  las  dos  crecien- 
tes que  menciíuui  Paz  Soldán?  Desde  luego  cualquier  estremecimien- 
to del  suelo  es  un  sacudimiento  del  enorme  vaso,  suceptible  de  despa- 
rramar en  distintas  direcciones  y  á  largas  distancias  el  lícpiidoque  con- 
tiene. Así  sucede  en  el  mar,  no  obstante  la  incomparable  enormidad 
de  sus  dimensiones  su{)erficiales  y  es  un  fenómeno  que  debe  contem))lar- 
se  con  la  atención  que  merece  lo  trascendental  del  tema  en  estudio. 

La  predisposición  del  suelo  de  América  para  sacudirse  es  prover- 
bial y  ])uede  asegurarse  sin  temor  de  que  el  hecho  prive  de  autoridad 
á  la  palabra,  Cjue  á  cada  movimiento  del  suelo  corresponde  otro  de 
igual,  sino  de  mayor  intensidad,  en  el  líquido  que  guarda.  Cuántos  té- 
rro ríferos  terremotos  han  ocun-ido  denti'O  de  los  siglos  de  la  Historia? 
('uántos  en  los  siglos  de  la  protohistoria  ? 

Como  comprobante  de  deereeimiento  del  lago  se  cita  un  pez  pe- 
trificado, que  se  encontró  en  la  cima  del  cerro  Huacspata,  cerca  de  Pu- 
pilo, á  46  m.  de  altura:  un  fósil  al  aire  libre,  á  cuya  fuerza  ])robatoria 
es  per  nitido  oponer  la  de  fósiles  extraídos  á  grandes  ])rofundidades 
del  subsuelo. 

4 

(Continuará) 

Rosendo  Meló. 


•   Clmlóii — Los  odiíicios  del  aiitiguíj  Perú.  1884. 


I 


Censo  urbano  de  Iquitos 


Mueve  los  puntos  de  nuestra  pluma  el  resultado  del  censo  de  la  ciu- 
dad de  Iip;itos,  veriíicado  en  la  noche  del  20  de  julio  pasado,  por  la  co- 
misión liombrada  por  la  Prefectura,  que  acaba  de  publicarse  en  v<El 
Oriente»  del  sábado  2,  y  que  arroja  una  cifra  total  de  población  urbana 
de  12,498  personas  clasificadas  así: 


—  «Si  los  números,  como  dijo  Goethe,  son  los  que  gobiernan  al 
mundo  y  niinifiestan  al  luismo  tiempo  como  él  es  gobernado» — ;  la  Es- 
tadística, para  los  hechos  sociales,  es  el  cinematógrafo  en  acción  que  los 
pone  en  relieve,  llamando  justamente  la  atención  del  público  hacia  ellos. 

No  entraremos  hoy  á  disertar  respecto  de  la  importancia  del  censo 
y  su  significación  para  la  administración  pública,  que  verdades  son  esas 
que  producen  evidencia  material  y  que  se  demuestran  con  sólo  el  hecho 
de  enunciarlas;  nuestro  propósito  en  el  presente  artículo  es  manifestar, 
<iue  no  todos  los  geógrafos  han  asignado  á  Iquitos  la  misma  población 
urbaiia,  ni  todos  los  censos  que  se  han  verificado  al  travéz  del  tiempo, 
respecto  de  este  núcleo  social,  le  señalan  el  mismo  resultado;  y  compa- 
rando estos  últimos  demostrar  al  mismo  tiempo  el  proceso  de  la  evolu- 
ción ascendente  y  progresiva  del  elemento  étnico  en  esta  ciudad. 

Así,  el  cónsul  brasileño  de  gloriosa  memoria  Juan  "VVilkens  de  Ma- 
tos, que  fué  el  fundador  de  la  estadística  comercial  de  Maynas,  en  su 
importante  obra  impresa  «Diccionario  topographico  do  Departamento  de 
Loreto»  en  la  República  del  Perú,  Para,  1874,  en  la  página  89  se  expre- 
sa así:  «La  población  de  Iquitos  es  superior  á  2,000  habitantes»;  y  este 
pueblo,  según  la  así^veración  del  mismo  en  1851  apenas  tenía  227. 

El  pueblo  de  Iquitos,  según  el  autorizado  testimonio  del  Dr.  Ma- 
teo Paz  Soldán  en  su  útil  libro   «Geografía  del  Perú»,  París  1862,  se 


Hombres 
Mujeres . 


6.134 
6,184 


—  44  — 


fompoiiia  (le  BOU  personas,  do  las  (pn^  200  fueron  de  las  antiguas  pobla- 
ciones de  San  Francisco  de  Borja,  tpie  hablan  el  castellano  y  el  quechua; 
3'  100  pertenecen  á  la  tribu  Iquita.  También  existen  tres  familias  de  mo- 
radores blancos  que  viven  dedicados  á  la  agricultura  y  al  comercio  con 
los  salvajes,  que  extraen  de  las  selvas  hamacas  de  Chambira,  cera  y  zar- 
zaparrilla (pág.  545). 

Larousse  en  su  «Nouveau  Larousse  ilustré»,  París  1903,  página 
H24  del  tomo  V,  dice  que  Iquitos  es  puerto  importante  para  la  navega- 
ción del  Alto  Amazonas  y  tiene  una  población  do  3,000  habitantes. 

El  Dr.  Santiago  Távara  en  su  curioso  opúsculo  titulado  «Viaje  de 
Lima  á  Iquitos»,  Lima  1868,  expresa  que  en  1868,  época  en  que  se  creó  el 
Apostadero  tenía  Iquitos  360  habitantes;  y  que  diez  años  después,  ó  sea 
en  1878,  esa  población  se  habia  (piintuplicado  (1,800  habitantes)  debido 
todo  :A  fomento  del  gobierno  y  á  las  ventajas  de  la  navegación  fluvial 
(pág.  43.) 

El  ilustre  naturalista  milanés  Dr.  Antonio  Kaimondi,  á  quien  mu- 
cho debe  el  estudio  3-  exploración  de  la  región  loretana,  en  la  que  estuvo 
en  dos  ocasiones  diferentes  en  1859  y  1862  y  cuyo  nombre  con  justicia 
lleva  una  de  las'mejores  calles  de  esta  ciudad,  en  su  obra  «Apuntes  sobre 
la  Provincia  litoral  de  Loreto»,  impresa  en  Lima  en  1892.  le  atribuye  á 
Iquitos  la  población  de  500  habitantes  en  1859;  y  en  una  estadística  pu- 
blicada en  1866  por  el  libérrimo  alagoano  Dr.  Aureliano  O.  Tavarez 
Bastos,  en  su  preciosa  obra  «O  valle  do  Amazonas»,  se  elevaba  aquel 
número  á  ()48. 

Enrique  Benites  en  su  «Compendio  de  Geografía  del  Perú  para 
instrucción  'primaria»,  vigésima  segunda  edición,  1912,  en  las  páginas 
14  y  15,  en  que  se  ocupa  del  Departamento  de  Loretr,  omite  el  indicar 
cual  sea  la  población  urbana  de  Iquitos,  á  la  que  califica  de  «ciudad  bas- 
tante comercial».  Lo  mismo  acontece  con  José  Espasa  é  hijos  en  su  «En 
ciclopedia  universal  ilustrada  europeo-americana»,  Barcelona,  1907,  to 
mo  V,  página  59,  en  la  que  se  concreta  á  dar  la  población  total  de  la 
Provincia  del  Bajo  Amazonas,  que  es  de  17,529  habitantes. 

Máximo  M.  Vásípiez  en  su  «Curso  de  Geografía  del  Perú  para  lo.- 
colegios  de  instrucción  media»,  3''  edioión,  1901,  en  la  página  103,  afir- 
ma que  la  capital  del  Departamento  de  Loreto  es  la  ciudad  de  Iquitos 
con  10  mil  habitantes. 

Manuel  Rodriguez  Pinto  Euhens  en  su  obra  manuscrita  «Corogra- 
fía del  Departamente  de  Loreto»,  que  acabó  de  escribir  en  1874  y  con- 
servamos en  nuestro  poder,  en  la  página  125  le  asigna  una  población 
urbana  de  2,150  habitantes,  que  dice  son  extranjeros  en  su  mayor  parte. 

Alejandro  de  Idiaquez  en  su  obra  «Le  Perou  en  1889  (Notice  geo- 
graphi  que;  statistique  etc.  comerciale  á  l'usage  des  emigrants,  capita- 
listes,  industriéis  et  explorateurs)  Le  Havre,  1890,  le  asigna  á  Iquitos  en 
la  página  55,  una  población  de  3,000  habitantes:  y  en  la  página  81, 
otra  cíe  siete  mil  más  ó  menos. 


Ci'istübal  (le  Eeyna.  en  su  «Geogralia  universal  pintoivsea»,  Ma- 
drid 1911;  Carlos  Wiesse  en  sus  «Lecciones  de  Geograiía  del  Perú», 
Jjima  188Í);  Justus  Perthes  en  su  Almanaíjue  de  (lOtlia  para  190(5;  Cle- 
mente Palma  en  su  tomito  cEl  Perú  ((leograíía,  historia,  arte  y  costum- 
bres) Barcelona.  1898,  A.  Sánchez  de  Bustamante  en  su  «Nuevo  tratado 
de  Geografía  Universal»,  París  1886;  RicT^rdo  Tizón  y  Bueno  sus  Nocio- 
nes de  Neografia  Comercial  é  industrial  del  Perú,  Lima  1904:  el  Dr.  A. 
Clairmont  en  su  «Guide  to  Modern  Perú».  Toledo  1907,  no  consignan  el 
dato  que  estamos  compulsaiido  de  un  modo  comparativo. 

G.  D.  Urquhart  en  su  universal  obra  «Dues  and  charges  on  ship- 
ping  in  Foreing  etc.  Colonial  Ports,  London,  1910,  en  la  página  1396, 
dice  tjue  Iquitos  dista  de  Manaos  1250  millas  y  que  su  población  es  de 
12  mil  habitantes.  El  mismo  dato  consigna  el  Dr.  Oscar  Leal,  (portugués) 
en  la  conferencia  que  sobre  el  Amazonas,  dió  en  la  Sociedad  Geog.iáfica 
de  Lisboa,  que  se  publicó  en  folleto  aparte  en  1894. 

Máximo  M.  Vásquez,  ya  citado,  en  su  «Curso  abreviado  de  Geo- 
grafía del  Perú»  para  la  enseñanza  primaria,  sexta  cc'ición,  1910,  al 
enunciar  en  la  página  56  las  ciudades  principales  de  la  Eepública,  cita  á 
Iquitos  con  17  mil  habitantes. 

Joseph  Orton  Kerbey,  explorador  norteamericano  que  ha  estado 
en  Iquitos  en  dos  ocasiones  distintas,  en  su  obra  «The  land  of  to  Mo- 
rtow»,  New  York,  1906,  calcula  la  población  indígena  iquitense  en  cinco 
mil  indios  sin  decir  nada  de  la  extranjera,  (pág.  103). 

Montaner  y  Simón  en  su  «Diccionario  Enciclopédico  hispano-amc- 
ricano»  Barcelona  1892,  en  en  el  tomo  X,  página  1045,  dice  que  Iqnitos 
iiene  máa  de  2  mil  habitantes  debido  á  la  navegación  á  vapor,  esiableci- 
da  desde  1861.  Lo  mismo  afirma  el  señor  M£,riano  F.  Paz  Soldán  en  su 
«Diccionario  Geográfico  del  Perú,  Lima  1884. 

El  doctor  Luis  Gregoire  en  su  «Diccionario  enciclopédico  de  his- 
toria, geografía»  &.  París  1891,  en  el  tomo  II  página  20,  vocablo  IgvHo.t, 
se  expresa  así:  «Villa  de  la  República  del  Ecuador  y  una  de  las  estaciones 
de  navegación  del  Marañón»;  dos  renglones  completamente  inexactos 
que  manifiestan  la  mala  información  qne  tuvo  su  autor  al  escribirlos, 
pues  esa  ciudad,  que  no  villa,  jamás  perteneció  al  Ecuador,  y  tampoco  es 
puerto  del  Marañón,  sino  del  Amazonas  hallándose  ubicado  en  su  margen 
derecha.  El  Dr.  Manuel  Villavicencio,  con  ser  ecuatoriano  no  ha  estam- 
pado afirmación  análoga  en  su  Geografía  de  la  Eepública  del  Ecuador, 
impresa  en  Nueva  York  en  1858. 

Primitivo  Sanmartí,  en  sn  obra:  «Los  pueblos  del  Perú»  Lima, 
1905,  en  la  página  58,  asigna  á  la  ciudad  de  Iqnitos  una  población  de 
6,829  habicantes. 

El  ingeniero  francés  encargado  de  misiones  comerciales  Augusto 
Plañe  en  sn  obra  «Le  Pérou.  A  travers  l'Ameriqne  equatoriale»,  París 
1903,  en  el  copítulo  XVI,  página  323  dice  qne  Iquitos  es  una  ciudad  de 
15  mil  habitantes,  cuyas  tres  cuartas  partes  son  cholos  é  indios. 


I 


-  4G  - 


Onésimo  y  Elíseo  Reclús  eii  su  luoiuuneiital  obra  «Geografía  Uni- 
versal» (América  Central  y  del  Sur,  traducción  de  Vicente  Blacco  Ibañez 
]\Ia(lrid  1ÍH)8)  asigna  á  Iquitos  una  poblacñón  de  15  mil  habitantes:  y 
agregan  que  es  el  segundo  puerto  des(|ués  de  Omaguas,  fundado  en  1862, 
ipie  en  poco  tiempo  liá  llegatio  á  tener  considerable  comercio,  siendo 
ciudad  cosmopolita,  en  la  que  hay  hasta  chinos  y  mereciendo  el  título  de 
cabeza  de  la  montaña  (páginas  5U5  y  509), 

(rermán  Stiglich  en  su  novísima  obra:  «Geografía  comentada  dcd 
Perú»  Lima  1913,  en  la  })ágina  182.  en  que  se  ocupa  del  Departamento 
de  Lorato  en  general,  asigna  á  Iquitos  una  población  da  lo  mil  habitan- 
tes; y  en  la  página  221,  en  que  trata  ya  de  la  Provincia  de  Bajo  Amazo- 
nas le  fija  la  cifra  de  lOUH 

Carlos  B.  Cisneros,  en  su  Atlas  del  Perú,  jjima  1908,  en  la  página 
17,  en  que  se  ocupa  de  Loreto,  dice  que  Iquitos  cuenta  poco  más  ó  me- 
nos con  20  mil  habitantes,  siendo  su  })oblación  muy  liecterogénea,  pues 
se  halla  constituida  especialmente  por  indios  de  las  tribus  llamadas  íqni- 
1t)S  1/  Omtf/unSj  buen  número  de  naturales  de  las  Provincias  tle  Moyobam- 
ba,  San  IMartín  y  Chachapoyas,  brasihíños  y  numerosos  europeos  de  di- 
versas nacionalidades. 

En  el  Anuario  del  Comercio  de  la  industria  y  de  la  Administración 
española,  Madrid  1903,  tomo  IV,  pág.  3,587  encontramos  los  siguientes 
datos  pertinentes  «Iqiiitos  capital  del  distrito  de  su  nombre  y  de  la  pro- 
vincia del  Bajo  Amazonas  y  del  Departamento  de  Loreto,  con  15  mil  ha- 
bitantes. . 

Carlos  J.  Bachmann  en  su  liistoria.  de  la  demarcación  j)olítica  del 
Pert'i,  Lima  1905,  en  la  página  140  m)  indica  cual  sea  la  población  de  la 
ciudad  de  Iquitos  (pie  es  la  capital  del  Departamento  de  Loreto,  en  vir- 
tud de  la  ley  de  9  de  Diciembre  de  1897;  y  antes  lo  era  la  de  Moyobam- 
ba,  por  ley  de  7  de  Julio  :le  1857 

Los  Indices  geográfico,  personal  y  general  de  la  defensa  peruana 
en  el  arbitraje  de  limites  entre  el  Perú  y  el  Ecuador,  Madrid,  1907,  asig- 
nan á  la  ciudad  y  puerto  de  Iquitos  la  cifra  actual  de  20  mil  habitantes 
(página  9). 

El  Dr.  Aníbal  Maiirtua  en  .su  «Geografía  ecom'nnica  del  Departa- 
mento de  Loreto»,  Lima,  1911,  dice  al  respecto  lo  que  sigue: 

«Desde  18(54,  en  ciue  se  acentuó  la  industria  extractiva  del  caucho, 
comenzó  á  pi'osperar  Iquitos  al  extremo  de  constituir  hoy  un  puerto  de 
15  mil  habitantes  en  la  época  dal  verano,  (pie  en  el  invierno  aumenta 
hasta  25,000  (página  11). 

Y  el  cónsul  bi'asileño  A.  Araujo  Silva  en  su  importante  folleto 
«Breve  noticia  de  Iquitos»  publicado  en  1911,  en  Bad  Kiffinge,  le  cal- 
cula una  población  de  25  almas. 


C 


—  47  - 


IT 

Hasta  ahora,  qno  sepamos,  se  liau  verificado,  con  el  iiovisimo 
(le  (|ue  damos  cuenta,  7  censos  de  Iquitos  á  través  del  tiempo,  (jue 
pasamos  á  enumei'ai"  y  asi  como  lia  habido  disparidad  en  la  o])iiiión  dw 
oeógrafos,  exploradores,  estadistas  y  escritores,  res])ecto  de  la  i)ol)laci('in 
absoluta  de  esta  capital,  tampoco  ha  li;d)iil()  uiudad  cu  los  i'esultados  tiiia- 
lt>!  de  esos  censos. 

Eu      de  Mayo  de  1814.el  lltn.io.  Dr.  H¡[)ólito  Sánches  Rang-el  y 
Fayas,  primer  Obispo  de  Maynas  cjue  fué.  levantó  nn  censo  de  los  feli- 
greses de  su  diócesis  en  el  (pie  hgura  el  pueblo  de  Icpiitos  con  81  habitan 
tes,  distribuidos  en  esta  forma:  52  hombres  y  29  mujeres. 

«Según  el  censo  de  la  nd'sma  Provincia,  levantado  por  el  Subprofec- 
to  Sargento  Mayor  José  Orosco,  eu  21  de  Octubre  de  1847.  Iijuitos  tuvo 
eu  ese  entonces  150  habitantes  y  era  gobernado  por  un  Inspector  (|ui' 
lo  fué  don  Lizardo  Zevallos. 

Según  el  censo  de  la  Provincia  Litoral  de  Lorcto,  levantado  en  el 
año  de  1862,  el  pueblo  de  lípiitos  tenia  en  ese  entonces  431  habitantes, 
distribuidos  como  sigue; 

Hombres   214 

Mujeres   217 

Viene  después  el  censo  general  de  la  República  de  1876.  levantado 
durante  la  administi-ación  de  Manuel  Pardo,  que  nombn')  como  delega- 
dos de  Estadística  en  Loreto  á  los  siguientes  jefes: 

Provincia  de  Moyobamba,  al  Sargento  Mayor  don  Marcelino  del 
Castillo. 

Provincia  d-  l^ajo  Amazonas,  al  Sargento  Maj'or  don  Ramón  E. 
Herrwra. 

Provincia  del  Alto  Amazonas,  al  Sargento  Mayor  Enricpie  Pardo. 
Provincia  del  Huallaga,  al  oficial  primero  del  cuerpo  político  don 
F.  M.  Manrique 

Según  él.  la  ciudad  de  Iquitos  tenía  una  población  de  1,485  habi- 
tantes: distribuidos  en  esta  forma: 

Hombres 
Mujeres . 

En  quinto  lugar  viene  el  censo  levantado  durante  la  administra- 
ción del  malogrado  Coronel  don  Samuel  Palacios  Mendiburu  que.  á  la 
vez  que  Prefecto,  fué  Presidente  de  la  Comisión  Especial  de  Loreto, 
creada  por  ley  de  4  de  noviembre  de  1887.  Según  él,  Iquitos  tuvo  una 
población  total  de  3,023  habitsntes  descomjiuestos  asi; 

i 


837 
638 


Hombres 
Mujeres . 


1.525 
1,498 


En  sexto  lugar,  se  halla  el  censo  de  Iquitos  que  se  hizo  durante  la 
administración  del  Coronel  Pedro  Portillo,  levantado  el  20  de  enero  de 
1903,  por  don  Benito  E.  Lores,  subprefecto  de  la  Provincia  del  Bajo 
Amazonas,  con  la  cooperación  de  (juince  vecinos  notables  de  esta  capi- 
tal, que  (lió  un  resultado  total  de  población  urbana  la  de  9,4:;i8  h?.bitan- 
tantes,  clasificados  con  arreglo  á  su  sexo  como  sigue: 


Hombres   4,860 

Mujeres   4,578 

y  con  sujeción  á  la  nacionali  lad  asi: 

Peruanos   8,91() 

Extranjeros   522 


Y  en  séptimo  y  últinu»  lugar  viene  el  censo  de  Iquitos,  organizado 
y  llevado  á  cabo,  durante  la  administración  actual  del  Prefecto  Coronel 
B.  Puente,  por  el  Sargento  Mayor  D.  Alberto  Paulsen,  en  20  de  julio 
último,  que  arroja  una  población  total  urbana  de  12,498  habitantes,  cla- 
sificados según  su  sexo  así: 


Hombres   6,314 

Mujeres   6,184 

Según  sus  nacionalidades  en  esta  forma: 

Peruanos   11,468 

Extranj  eros   1 ,030 

Con  arreglo  á  su  grado  de  instrucción,  asi: 

Saben  leer  y  escribir   6.92í> 

No  tienen  esos  conocimientos  ó  son 

analfabetos   5.56Í) 

Con  sujesión  á  su  estado  civil,  así: 

Casados   1.417 

Viudos   391 

Solteros   10,690 

Con  arreglo  á  su  residencia,  asi: 

Fija                                            :  .  .  12,226 

Precaria   217 

Transeúntes   05 


-  49  - 


Con  sujeción  á  sn  laboriosidad,  así: 


Tienen  ocupación  .  .  . 

.814 

1  loiiihn'S 

Ti  .'r  \  1. 

De    1  dia  •  11    5  años  .  . 

1.0()4 

l.(  )4() 

^2.104 

De    ^^  años  á  14    id.,  .  . 

1,400 

2.í)31 

De  15    id.   á  '20  i.l 

7VÚ 

1.1(55 

1 ,92(5 

Mayores  de  edad  

2.58Í) 

5.537 

Total  

.  6,814 

<;,184 

1¿.4Í)8 

OHSEHV.'M.nONES 

Desde  luego  debemos  ivna  pv^lahra  de  aplauso,  á  las  autoridades 
riolíticas  y  locales,  lo  mismo  (jue  al  personal  que  con  laiidable  empeño  y 
■ivismo  y  consagración  se  han  dedicado  á  esa  labor,  dándonos  los  resul- 
'ados  nuuaéricos  que  preceden  sin  sacrificio  alguno  de  los  dineros  del 
?stado.  en  la  noclie  del  20  de  julio  pasado. 

En  toda  la  Amazonia  las  exigencias  de  la  industria  gomera,  que  es 
la  única  que  impera  en  ella,  de  un  modo  -casi  exclusivo,  hace  que  las  po- 
' ilaciones  de  las  ciudades  principal'es  como  el  Para.  Manaos  é  Tquitos;  y 
■de  otras  secundarias  como  Santareu,  Obj'dos.  TefFé,  San  Pablo  de  Oli- 
vejisa,  Tíeniate  de  Males,  Caballococba,  Yurimaguas,  Contámana,  etc. 
tengan  dos  períodos  bien  distintos,  que  son:  uno  de  completo  lienta  en  su 
población:  3^  otro  de  mengua  en  ella:  'coincidiendo  el  primero  con  el  mes 
de  febrero  en  que  las  lluvias  frecuentes,  las  crecient-es  de  los  ríos  y  las 
innundaciones  de  los  terrenos  bajos  hacen  ya  del  todo  imposible  el  tra;- 
bajo  gomero,  especialmente  el  de  la  extracción  y  beneficio  del  jebe  fino 
j  sernamby  de  esa  sustancia,  saliendo  entonces  todo  el  personal  serin- 
guero,  y  caucheiT),  des'pués  de  la  zafrn^  del  fondo  de  las  selvas  á  las  ciu- 
dades, para  gozar  en  ellas  de  las  fiestas  del  carnaval,  qiie  es  el  período 
de  mayor  lleno  en  estos  centros  populares;  y  comenzando  la  emigración 
■á  los  seringales  desde  el  mes  de  mayo,  siendo  por  consiguiente  el  20  de 
julio,  que  es  el  día  en  que  se  ha  hecho  el  iiltimo  censo  que  analizamos,  el 
periodo  de  plena  vaciante  de  población,  por  las  exigencias  de  esa  indus- 
•  tria  extractiva. 

Así,  pues,  para  tener  un  concepto  exacto  de  la  población  de  Iqui- 
tos  no  basta  tener  esos  resultados  numéricos  de  que  damos  cuenta,  sino 
integrarlos  con  los  que  se  alcancen  el  20  de  febrero  del  año  próximc, 
levantando  en  eso  día,  otro  censo  urbano  de  esta  población;  y  verifica<lo 
■que  sea,  tomar  el  promedio  de  ambos  censos  para  calcular  de  esta  suerle, 
las  poblaciones  fija  y  flotante  de  Iquitos  con  precisión  matemática. 

Y  dada  la  fuerza  inconmovible  de  esta  observación  y  el  empeñoso 


—  60  - 


at'i'm  de  nuestras  autoridades,  í|[ue  á  buen  seguro,  preterirán  tomarse  esa 
labor  antes  que  deCar  las  (íosas  incompletas  6  á  medias,  no  dudamos  un 
instante  de  que  aeojerán  solícitas  esta  insinuación,  encanunada  á  procu- 
rar solo  la  exactitud  en  datos  de  esta  especie,  verificando  un  nuevo  censo 
urbano  de  Iquitos  el  20  de  febrero  de  1914. 

A  esos  factores  habría  que  añadir  el  resultado  comparativo  de  los 
Registros  electorales  y  políticos  hasta  aquí  verificados  en  esta  ciudad: 
el  de  las  matriculasde  los  contribuyentes  que  se  han  publicado  y  deben 
continuar  publicándose,  según  la  ley,  el  del  censo  escolar  llevado  á 
cabo  en  julio  de  1903,  el  que  debe  ser  integrado  con  el  que  debe  efec- 
tuarse en  diciembre  de  este  año  por  el  Inspector  del  Ramo  doctor  Ma- 
nuel Delgado  Morey;  y  el  resultado  de  la  inscripción  militar  verifica- 
da últimamente,  que  debe  publicarse,  por([ue  ella  contiene  el  registro 
de  la  población  ciiidadana  desde  los  18  hasta  los  50  años;  integrado  con 
la  nómina  de  los  enrolados  en  filas,  que  debe  hacerse,  vencidos  qiie 
sean  los  plazos  legales,  y  con  la  nómina  de  los  que  hubiesen  sido  excep- 
cionados,  hablando  legalmente. 

Otro  factor  importante  sovi  los  libros  del  registro  civil,  desde  que> 
se  establecieron  en  esta  capital  hasta  la  fecha,  de  cuyos  estudios  nos  ocu- 
paremos próximamente. 

III 

Compulsando  los  libros  del  Registi'o  de  Estado  ('ivil  de  Iquitos,  . 
vemos  que  éstos  se  abrieron  en  el  Concejo  Provincial  del  Ba,jo  Amazo- 
nas el  dia  16  de  abril  de  1895,  siendo  Alcalde  y  Seci'etario  de  dicho  Mu- 
nicipio, respectivamente,  los  señores  Pedro  Márquez  y  Estanislao  Casta 
ñeda.  La  primera  partida  de  nacimiento  fui'  la  de  Dolores  Rodríguez, 
sentada  en  17  de  abril  de  ese  año:  la  de  matrimonio,  la  de  don  José  C. 
Rengifo  con  María  G.  de  Jesús  Rodríguez,  su  fecha  2(5  de  abril,  y  la  de 
defunción,  la  de  Juan  Rengifo,  su  fecha  19  de  abril  del  mismo. 

De  entonces  acá  han  trascurrido  18  años,  siendo  el  resultado  (jue 
arrojan  los  libros  de  los  Registros  Civiles  de  las  personas,  el  (pie  sigue: 


A  no  5 

Mat  ri  iii()n¡i)s 

Nachnientos 

I)i-íuiicioiios 

PiUflo  en  favor 

(lo  la  poblaciíni 

1895  

14.... 

369 

310  

59 

1896  

29 

684  

382 .... 

302 

1897 . . . . 

18  

679 

496.... 

188 

1898. . . . 

9 

•  776.... 

418  

358 

1899 . . . , 

16. . . . 

.  841.... 

450  

391 

1900  

10.... 

753. . . . 

427. . . . 

326 

1901 . . . , 

50  

859 

289 

570 

1902. . . . 

61 .... 

810. . . . 

495 

1903..., 

50.... 

809 

334 

—  51  — 


1904....  40....  KV2.,..       450   382 

1905   30               7(i()               (555   105 

ÜKh;   30              851              4'2()   426 

1907   38              8(;4              ,383   481 

1908   53              950              503   447 

1909            •    31               808               432   37(5 

1910   34               900               (il9   281 

1!>11....  35....  944....  521....  423 

J912   53               8(i3               ()08   255 


Total   (101   14,352   8.1(;i   5,801 


De  los  cuadros  (¡ue  preceden,  resultan  como  palpitantes  é  indiscu- 
tibles los  hechos  siguientes: 

Que  eu  l(piitos,  existe  un  promedio  de  nacimientos  de  2.83  diaria- 
mente. 

Un  promedio  de  defunciones  diarias  de  1.94. 

Un  exceso  de  los  naeiniientos  sobre  las  defunciones  de  13.81Ví:  ó 
lo  tjue  es  lo  mismo  (pie  su  ])oblaCÍón  tiende  ix  un  visible  crecimiento. 

Con  relación  al  cuadro  de  matrimonios  vemos  que  á  partir  de  1901 
ha  aumentado  más  la  moralidad  de  Jipiitos,  á  juzgar  por  el  mayor  núme- 
ro da  estos  hechos  inscritos;  y  tocante  al  de  defunciones  que  estos  he- 
chos naturalnieutaa  aumentan  eu  razón  directa,  de  la  mayor  población. 

\  compensada  la  letalidad  con  la  natalidad  en  Iquitos  durante  los 
18  años  citados,  vemos  que  hay  un  superávit  en  favor  de  la  primera  de 
o,861,  que  tendrá  que  ser  mayor  cada  día  a  medida  que  vaya  en  aumento 
la  cultura  de  la  población,  apelando  á  la  asistencia  médica  sin  repugnancia; 
que  se  sanee  convenientemente  la  ciudad  de  Iquitos  y  que  las  madres 
sean  mas  solícitas  en  el  cuidado  y  asistencia  de  sus  hijos  menores  que  es 
el  periodo  de  la  vida  en  que  existen  más  óbitos  en  Iquitos,  por  un  descuido 
punible  de  ellas,  especialmente  en  la  raza  indígena.  En  Lima,  según  el 
editorial  de  «El  Comercio»  de  4  de  enero  de  1901,  la  mortalidad  anual 
es  del  4%,  cuando  en  la  mayor  parte  de  las  naciones  civilizadas  no  pasa 
del  2%;  por  cuyo  motivo  allí  el  aumento  de  su  población  si  se  quiere  es 
un  mito,  como  lo  demuestra  el  último  censo  practicado;  pudiéndose,  por 
consiguiente,  afirmar  sin  exageración,  que  en  nuestra  capital  de  la  Re- 
piiblica  se  vive  á  medias,  infelizmente,  no  obstante  la  Dirección  de  Sa- 
lubridad y  todos  los  progresos  allí  obtenidos. 


GrEXARo  E.  Herrera. 


9NDÍ0E  ALFABETiCO  DE  LOS  DrSTRITOS 
DE  LA  REPUBLICA 


DISTRITOS  PROVINCIA  rWEPARTAMEJíTO» 

Abaiicai   Abanca i  V]  )u ríniac 

Aran   Cainaná   Areciuipa 

Acas   Jioloíiiiesi   Aiicash 

Aecha  (cap.  Aecha  V- 

rinsaya)   J^iniro   Cusco 

Aeoba-iiiba   Ano-araes  ,   Huaiicavclica 

Acobaml:)a   Tanna  luiiín 

AcoUa  Jauja  luníii 

Acouiayo  -   Acoiiiavo   Cusco 

Acoia   Puno   Puno 

Acoria  ,   Huanca vélica   1 1 nanea vph(.'a 

Acos  ,   Acoma.vo   Cusco 

Acostanibo   Ta yacaja  ,   I  ínancavclica 

Acosvinchos   Huanianjía   Ayacncho 

Achaya  ,   Azángaio   Puno 

Achonia   ('aylloma   Are(]|ni])a 

Aguaniiro   Dos  de  Mayo   Iluánnco 

Ahuac  -   Iluancayo   .luiiín 

Aija   Huarás   Aucash 

Ajoyani   Carabao-a   Puno 

Alca   Unión   Arccjuipa 

Ambar   Cajatanibo   Ancash 

Ambo   Ambo    Huánuco 

Amotape   Paita   Piur.i 

Ancash   Yunjíai   Ancahs 

Anco  (cap. Chiquintirca  La  Mar  Vyacncho 

Anco   Tayacaja   H nanea vclic;í. 

Ancón   Lima    l^ima 

Andahua   (Ja.stilla  Vrcquijía 


DISTIUTOS  I'IJOVINCIA  llKl'A  liTAMICNNo 

Alulalluailils  Viulrilmailas    Apurímac 

Aiulajcs   CajataiiilK)   Aucash 

Andarai    ( 'ondesuyos   ArtMnii[)a, 

Aiuloas    Alto  Aniazonas    Lorctu 

Anta  ■.  Vnta   ("usco 

Anta  •   Iluarás   Ancasli 

Antal)aniba   Aiitabamba   Aj)ui'íniac 

Antaiita   .Vyavi.i   Puno 

Apata    Jauja   lunín 

Aplao   ,   Castilla   Are(]uii3a 

Acpiia    Holo<iiK'si   Ancash 

Arahiiai   Canta   Lima 

Araiicai   Huamalíes   Anánuco 

Arapa    Azánjiaro   Puno 

Arenal   Paita   Pin  ra 

Areíjuipa  Vrequi])a   Arequipa 

Arma   Castrovireina    Huanea vélica 

Azán.a:aro   Azán.üan)    Puno 

Aseojje   Trujillo   Trujillo 

Asillo    Azánjiai'o   Puncj 

Asunción   Cajaniarca   Cajaniarca 

Atavillos    alto  [cap. 

Pasac]    Canta   Lima 

Atavillos  bajo  (capital 

Píillao   Canta   Lima 

Ate    Lima   Lima. 

Atico   Camaná   Arequipa 

Atifjuipa   Camaná   Arequipa 

Atuncolla    Puno   Puno 

AucarH   Lúea  ñas    Ayacueho 

Ayabaca   Avabaca   I'inra 

AA'acuclK)   Huaman<>a   Ayacueho 

Ay apata    Carabaya   Puno 

Ayaviri   Ayaviri   Puno 

Avaviri    Yauvos   Lima 


B 

Bagua  (capital  Bagua 

grande)   lAiya    Amazonas 

Balsapnerto   Alto  Amazonas   Loreto 

Balsas   Clia.'hapoyas   Amazonas 

Bambaniarca   Patas.,    I^a  Libertad 

P>ambamarea   Hualgayoc   Cajamarca 

Baños   Dos  de  Mayo   Huánuco 


-  54  - 


DISTRITOS 


l'HOVINCIA 


DEr.VKTAMKNTO 


l>;u  iiuica    Chíincai   ...  Lima 

Barranca  Vito  Amazonas   Loreto 

Ht'lla vista   laén   Cajaniarea 

BuldilMivo   Patas   La  Libertad 


Caban  i  (cap.  Deustna).  Pnno   Puno 

Cabana   Pallan  ca   Ancasli 

Cabana   Lncanas   Aj^acucho 

Cabanaconde   Cailloma   Ai'cquipa 

Cabanilla   Lampa   Puno 

Cáceres  del  Perú   Panta   Aneasli 

Cacha  (cap.  San  Pablo 

de  Cacha   Canchis   Cusco 

Cachachi   Cajabaniba   Cajamarca 

Cachen   Chota   Cajamarca 

Cachicadán   Santiago  de  Chuco.  ...  La  Libertad 

Cahuapanas   Alto  Amazonas   Loreto 

Caicai   Paucartambo   Cusco 

Cailloma   Cailloma  Arequipa 

Caima   Arequipa   Arequipa 

Caimarachi   (cap.  Sha- 

nusi)   San  Martin   San  Martín 

Caina   Ambo   Huánuco 

Caja   Angaraes   Huancavelica 

Cajabamba   Cajabamba   Cajamarca 

Cajacai   Bolognesi   Ancash 

Cajamarca   Cajamarca   Cajamarca 

Cajamarquilla   Bolognesi   Ancash 

Cajamarquilla   Patas   La  Libertad 

Cajatambo   Cajatambo   Ancash 

Calango   Cañete   Lima 

Calapuja   Lampa  Puno 

Calca   Calca   Cusco 

Calzada   Moyobamba   San  Martin 

Callalli   Cailloma   Arequipa 

Callao   Callao   Callao 

Callaría  (cap.  Cucallpa)  LTcayali   Loreto 

Callayuc   Cutervo  Cajamarca 

Camaná   Canianá   Arequipa 


—  55  — 


DISTRITOS  l'KOVINCIA  Dlíl'AllTAMKNTO 

Caniinaca   Az;ui<rar()   Puno 

Ca'iaria   Víctor  Fajartlo   Ayacuclio 

t'ancluKine   Huaucahamba   Piara 

C'audarave   Tarata   Tacna 

Cangalio   Cangallo   Ayacuclio 

( 'anta   ('anta   Lima 

( 'añet  c    (  ca j).   P  nebí  o 

Nuevo   Cañete   Lima 

Capacmai'ca   Cliumbivilcas   Cusco 

Ca{)achica   Puno   Puno 

Caraibaillo   Lima   Lima 

Caracoto   Puno   Puno 

Caranipoma  (cap.  San- 
tiago de  Carampoma)  Huarochirí   Lima 

Carania   Yauyos   Lima 

Carapo   Víctor  Fajardo   Ayacuclio 

Caravelí   C  amana   Arequipa 

Caras   Huailas   Ancash 

Carhuamayo   Tai'ma   Juniii 

Carhuanca   Cangallo   Ayacucho 

Carhuás   Huarás   Ancasli 

Carumas   Moquegua   Mocjuegua 

Cáseas   Contumazá   Cajamarca 

(^asma   Santa   Ancash 

Castrovireiua   Castrovireina   Huancavelica 

Catacaos   Piura   Piura 

Catalina   Ucayali   Loreto 

Caujul   Cajatambo   ^\ncash 

Cayarani   Condesuyos   Arequipa 

Ccapi   Paruro   (' usco 

Cacctcca   Paucartambo   Cusco 

Celendín   Celendín   Cajamarca 

Cerro  de  Pasco   Pasco   Junín 

Circa   Abancay   Apurímac 

Coaillo   ( 'añete   Lima 

Coasa   Cai'abaya   Puno 

Coata   Puno   Puno 

Cocabamba   Luya   Amazonas 

Cocacliacra   Islai   Arequipa 

Cochabamba   Chota   (  ajamarca 

Cochamarca   Caiatambo   Ancash 

Cochas   Bologi^esi   Ancash 


]  11 ST  HITOS 


rnoviNciA 


])EPAHTAMENTO 


uno 


Cdj'ata   Huantaui'   I: 

Colán  (cap.  San  Ijúcas).  Paita   Piura 

Cola-say  íaén   Cajamarca 

Coica   \'íctor  Fajardo   Ayacuclio 

Coica   Huaiicayo  luiiíii 

Colcabaniba   Aimaraes   Apuiiiiiac 

Colcabamba   Tayaeaja   Huancavelica 

Colcamar   Luya   Amazonas 

Colcha   Paruro   Cusco 

Colíiuemarca   Cliumbivilcas   (Jusco 

Co'quepata   Paucartanibo   Cusco 

Colta   Parinacochas   Ayacuclio 

Comas  lauja  Tuuíii 

Conaica  (cap.  Izcucha- 

ca)   Huancavelica   Huancavelica 

Combapata   Cancliis   Cusco 

Concepción  Tauja  Tunín 

Condebamba  (ca}).  Cau- 

day)   Cajabamba   Cajamarca 

Conclián   Chota   Cajamarca 

Conila   Luya   Amazonas 

Conima   Huancané :    Puno 

Contamana   Ucayali   Loreto 

Contumazá   Contuniazá   Cajamarca 

Copa   Cajatambo   Ancasli 

Copallín   Bongará   Amazonas 

Coporaque   Cailloma   Arequipa 

Coporaque   Canas   Cusco 

Coracora   Parinacocochas   Aj^acucho 

Corani   Caraba^'a   Puno 

Corculla   Parinacochas   Aj^acucho 

Córdova   Castrovireina   Huancavelica 

Corongo   Pallasca   Ancash 

Corrales  (cap.  S.  Pedro 

de  los  Incas)   Tumbes  •  •   Tumbes 

Cospán   Cajamarca   Cajamarca 

Cotabambas   Cotabambas   Apurimac 

Cotahuasi   Unión   Arequipa 

Cotaparaco   Huarás   Ancash 

Crucero   (^'arabaya  ^  Puno 

Cujillo   Cutervo   Cajamarca 

Cumbicus  {cap.  Pacai- 

*-  bamba)   Avabaca   Piura 


-  57  - 


IUSTKITOS  l'líOVINClA  1  )K  I'A  KT  A  M  KNTO 

Ctipi   AyaA'iri   Puno 

Curaliuasi   Abaiicai   Apurímac 

Curibaya   Tarata   Tacna 

Cnsfo   Cusco   Cusco 

Cutervo   (hitervo   Cajaniarca 

CuyocuN'o   Sandia   Puno 

Ch 

Chacas   Huari   Ancash 

Chacayán   Pasco   Junín 

Chacapalpa   Yauli   Junín 

Chacliapoyas   Cliacliapoj'as   Amazonas 

Chachas   Castilla   Arequipa 

Chala   Camaná   Arequipa 

Chalaco   Aj^avaca   Piura 

Chalhuanca   Aimaraes   Apurimac 

Challabamba   Paucartambo   Cusco 

Chamaca   Chumbivilcas   Cusco 

Chancai   Chancai   Lima 

Chanchamayo  (cap.  La 

Merced)   Tarma   Junin 

Chaparra   Camaná   Arequipa 

Chapimarca   Aimaraes   Apurimac 

Characato   Arequipa   Arequipa 

Charat   Otusco   La  Libertad 

Charcana   Unión   Areqiiipa 

Chasuta   San  Martín   San  Martín 

Chavin  de  Huaiitar. .  .  .   Huamalíes   Huánuco 

Chavín   Chincha   lea 

Chavin  de  Pariarca.  .  .  Huari   Ancash 

Chavinillo   Dos  de  Mayo   Huánuco 

Checca  (cap.  S.  Andrés 

de  Checca)  m.  Canas   Cusco 

Checcacupe   Canchís   Cusco 

Checras  (cap.  Chiuchin).  Chancai   Lima 

Chepén.  .  •   Pacasmayo  •  La  Libertad 

Chetilla   Cajaiaarca   Cajamarca 

Chiara   Huamanga   Ayacucho 

Chicama   Trujilio   La  Libertad 

Chiclaj^o   Chiclayo   Lambayeque 

Chiguirip   Chota   Cajamarca 

Chihuata   Arequipa   Arequipa 


—  58  — 


DISTRITOS  PROVINCIA  DEPARTAMENTO 

Chilca   Cañete   Lima 

Chilcas   La  Mar   Ayacucho 

Chilla   Patas   La  Libertad 

Cliiliquíu   Chachapoyas   Amazonas 

Chimbóte   Santa   Ancash 

Chincha  Alta   Chincha   lea 

Chinclia  Baja   Cliincha   lea 

Chincliao   Huánuco   Huánuco 

Chincheros   Andahuailas   Apurímac 

Chincheros   Urubamba   (!usco 

Chipao   Lucanas   Ayacucho 

Chiquián   Bolognesi   Ancash 

Chirinos   Jaén   Cajamarca 

Chivai   Cailloma   Arequipa 

Choco   Castilla   Arequipa 

Chócope   Trujillo   La  Libertad 

Chochope   Lambayeque   Lambayeque 

Cliolón  (cap.  San  Pedro 

de  Chonta   Marañón   Huánuco 

Chongos  alto   Huancayo   Junín 

Chongos  bajo   Huancayo   Junín 

Cliongoyape   Chiclaj'O   Lambayeque 

Choros   Cutervo   Cajamarca 

Chorrillos   Lima   Lima 

Chota   Chota   Cajamarca 

Chucuito   Puno   Puno 

Chnmpi   Parinacochas   Ayacucho 

Clmmuch   Celendín   Cajamarca  ■ 

Chungui   La  Mar   Aj^acucho 

Chupa   Azángaro   Puno 

Chupaca   Huancayo   Junín 

Chupamarca   Castrovireina   Huancavelica 

Chupan   Dos  de  Mayo   Huám^co 

Chuquibamba   Chachapoyas   Amazonas 

Chuquibamba   Condesuyos   Arequipa 

Chuquibambilla   Cotabambas   Apurímac 

Chusclii   Cangallo   Ajacucho 


Desaguadero   Chucuito   Puno 


—  59  — 


E 


DISTHITOH  I'KOVIXínA  DEPARTAMENTO 

ICoharatB   Convención   Cusco 

lOncañada   Cajaniarca    Cajaniarca 

lOniilio  (le  San  Martín 

(cap.  Tamanco)   Ucayali   Loreto 

Ksti(]nc   Ta  rata   Tacna 

lOten  (pueblo)   Ch ¡clavo   Lanibaycque 

Eten  (pnerto)   Chiclayo    Lambaycquc 


F 

Ferreñafe   T^anibayeque    Lambayeque 

Fitzcarrakl   Maiiú   Madre  de  Dios 

Frías   A3'abaca   Piuva 


G 


(iíorg-or   ('ajatanibo    Ancahs 

(íuadalu|)e  ,    Cacasmayo   1-a  J^ibertad 

(iuzniango   Contumazá   Cajaniarca 


H 

Habana    Movobamba   San  Martín 

Haquira.,   Cotabambas   Apnrímac 

Higueras   ITuánnco   Huánuco 

Huaca   Paita   Piura. 

Huacachi   Huari   Ancash 

Huacaña   Lucanas   Ayacucho 

Hnacapampa   Celendín   Cajamarca 

Huácar   Ambo    Hnánuco 

Hiiacrachuco     Marañón   Huánuco 

Huacullani     Chucuito   Puno 

Huachis   Huari   Ancash 

Huacho-    Chancai   Lima 

Huachos   Castrovireina   Huancavelica 

Hnaicabaniba   Marañón    Huánuco 

Huailas   THiailas   Ancash 

Hnailillas   Patas   La  Libertad 

Huaillabaniba   Urubamba    Cusco 

Huaillacayán   Bolognesi    Ancash 

Huaillapampa   Huarás   Ancash 

Huaillati   Cotabambas    Apnrímac 

Huaillai   Pasco   Junín 


—  00  — 


DISTRITOS  PHOVIXCIA  DEPAKTAMKNTO 

11  u  a  i  n  a  c  O  t  a  s  [ca]). 

Taurisma]   rnión   Areriuipa- 

hiaitará    ('astrovircina   Jiuaiica vélica 

lualíiayoe,   Hualfiayoc   ( 'ajaiuarca 

iualla   Víctor  Fajardoo  \yacuclio 

luaiiiachuco   Huaiiiachuco   La  Liljortad 

iiianialí   Jauja   Junín 

luanianguilla   Huanta   Ayacucho 

luaniantang-a   Canta    IJiiui 

Iuainl)alj)a   ("an.síallo   Ayacnclio 

íiu'unbo    Cailloina    Ai't(|ui])a 

luambos   Chota     Cajamarca 

Hnancabamba   l 'asco   Junín 

Huancabamba    Huancabamba   Piiiia 

Huancané.    Huaiicané   Puno 

Huáncano   Fisco   lea 

Huancapí   Víctor  Fajardo    Ayacucho 

Huancapón   Cajatambo    Aticash 

HuaiicaraiHa   Víctor  Fajardo    Ayacucho 

Huaucarama   Andahuailas   A])uríniac 

Huancarai    Andahuailas   A])uríniac 

Huancarqui   Castilla   Arequipa 

Huancas   Chachapo\'as  ,   Amazonas 

Huancaspata    Patás.,.   .   l^a  Libertad 

Huancavelica   Huanca vélica   Huanca vélica 

Huancayo   Huancayo   Junín 

Huaiichaco   Trujillo   La.  Libertad 

Huando   Huarncavelica   Huancavelica 

Huano'áscar   Yauyos   Lima 

Huanipaca   Abancai   Apuiímac 

Huanoquite   Paruro   Cusco 

Huanta..  .    Huanta   Ayacucho 

Huantar   Hiiari   Ancash 

Huánuco   Huánuco   Huánuco 

Htianuhuanu   Camaná   Arequipa 

Huañec    Yauyos   Lima 

Huarocondor   Anta   Cusco 

Huaral   Chancai   Lima 

Huaranchal   Otusco   La  Libertad 

Huarás   Huarás   Aneash 

Huari   Huari   Ancash 

Huariaca   Pasco   Junín 

Huaribamba   Tayacaja   Huancavelica 

Huaripam])a,    Jauja   Junín 

Huarmaca   Huancabamba   Piura 

Huarmei   Santa   Ancash 


—  01  — 


IilSTKlTOS  PROVINCIA  DKPARTAMKNTO 

f/uaiocllirí   1 1  unvochirí   Linin 

//iiasnliuasi   Tarma  Juiiíii 

//uasluniu    Cclciidíii   ( 'ajauiarca 

/-'uasta   Boloiiiicsi   Ancasli 

Hmitn   1  lilailas   Aiica.sh 

Huauco   (Vleiulín   ("ajauiarca 

T/uaura   Chancai   Lima, 

//iiayáii      Hilarás  Vncash 

Hua^vaiica   Do.s  de  Mayo   Muáiiiico 

lliiavo   Patás   La  Libertad 

//ua yojiata   ( 'oii vención   ("useo 

//uayucaclii    Huancayo    .luiiín 

i/uinay   Pisco   lea 

I 

lea   lea   lea 

leliocán   ('ajauiarca   ( 'ajaniareai 

Ichnña   .M()(]ue<;ii<i   Moqueiiua 

leliii|)ani])a   Caillonia    Areíjiiipa. 

liinarí   Clianeai   ...  Liiiui 

lial)aya    Tacna   Tacna 

llave   ("hueuito   Pnno 

lio    Moquegua   Mo(]ue<íua 

Illinio   Lanibaye(]ue   Lambayeque 

Imperial    Cañete   Lima 

Iiianibaii    Tambopata   Madre  de  Dios 

liiclui])a.lla   Hiutncané.   Puno 

Iñapari   Tahuamanú   Madre  de  Dios 

Lpiitos   í^ajo  Amazonas   Loreto 

Islai    Islai   Arequipa 

Ituata    Carabava   Puno 


Jalea     Chachapoyas   Amazonas 

Jaén  (cap.  Jaén  de 

Bracamoros)   Jaén   Cajamarea 

Jangas  [cap.  Tarica].  Huarás   Anca.sh 

Jamaica   I^uya    Amazonas 

Jac|ui   Camaná    Arequipa 

Ja\ija     Jauja   Junín 

Jayanca   Lambayeque    Lamba3'eqne 

Jeberos   Alto  Amazonas    Loreto 

Jequetepeque,   Paca sm ayo   La  Libertad 

Jesús   Cajamarea.    Cajamarea 


~  6-2  — 


DISTIUTOS  l'HVINCl.V  T)K  l'A  RTA  M  K  XTO 

Jesús    Dos  (le  Mayo   Huánuco 

•Iiianjuí   Huallao-a   San  Alailíii 

,1  nica  nía  rea  Vno-araes  ,   H  nanea  vélica 

•Inli    Chncnito    I'nno 

Jnliaca    Pnuo   Puno 

.1  ni n billa   Bon^ará  V  niazonas 

•Innín   Tarnia   -Innín 


La  Cuesta   Otnsco   La  Libert;ul 

Lan<>-a   Huarochirí    Lima 

Lan<rni     Canas   Cnsco 

Lagunas   Alto  Amazonas    Loreto 

J^a  Libf'i-tad   Hnaiás    Ancash 

Lajas   Chota   Cajaniarca 

Lamas   San  Martín   San  Martín 

Lamba  x-eque   Lambaypqne     Lainbaye(|ne 

Lambíanla   Abancai    A])unmae 

Lampa    Ijain])a   i'nno 

Lampa   Paiinacochas   Ayacucho 

Lanipiáii    Canta   Lima, 

Lámud     Ln\^a   Amazonas 

La  Pampa   Pallasca    Ancash 

Laraos   Yauyos   Lima 

Laramate   Lueanas    Ay acuello 

Lares   Calca     Cusco 

Lari   Cailloma   Are(|uipa 

Las  Piedras   Tamboiiata   Madre  de  Dios 

Laj-o   Canas    Cnsco 

Leimebaniba    Chachapoyas   Amazonas 

Levanto   Chachapoyas   Amazonas 

I^ima   Lima   Lima 

Liinatambü   Anta   Cusco 

Lambani   Sandia   Cuno 

Lircay   Angaraes   Hnaiica vélica 

Livitaca   Chnmbivileas    Cusco 

Locroja   Ta\-acaja  ,   Huancavelica 

I-íOcumba   Tacna   Tacna 

Lon\'a  chica   Luya   Amazonas 

Lonya  grande   Luya   Amazonas 

Loreto  (cap.  Caballo- 
cocha)    Bajo  Amazonas   Loreto 

Lucnia   Otusco   La  Libertad 

Lucm  apampa   Celendín   Cajamarca 

Lunahuaná   Cañete   Lima 


A. 


DISTRITOS 


l'liOVlNCIA 


DEI'Ain'AM  KNTO 


J .uricoclia   Ihi.-nita   A\acucho 

1  .urifinncho  [cap.  Nue- 
va ('liosica]   Lima   Liiiui 

Luríii   Liiufi    Liiiiu 

Luya   l.uya    Amazonas 

Ll 

Llacanora   Cajamarca   Caj.imai'ca 

Llalli   Ayaviii   Laño 

Lllama   Chota   Cajamaica 

Lllama   Loniabaniba   Ancasli 

Llamellíii    Huari   Ancash 

Llapa    Hualg-ayoc.    Lajamarea 

Lla})o   Lallasca    Ancash 

Llata   Huamalíes   Huánuco 

Llocllapanipti   Jauja   Junín 

Llumpa   Lomabamba   Ancash 

Llusco   Chumbivilcas    Lusco 

Lluta      Lailloma    Arequipa 

Lluta   Arica   Tacna 

M 

Maca   Lailloma   Arecpiipa 

Macari   Ayaviri   Luno 

Mácate   Huailas    Ancash 

Macusani   Caraba3'a   Luno 

Machac-huay   Castilla   Arequipa 

Madre  de  Dios   Manú   Madie  de  Dios 

Madrigal   Caillonia   Arequipa 

Magdalena   Cajamarca   Cajaniarca 

Magdalena   Lima   l.inia 

Magdalena  de  Cao   Trujillo   La  Libertad 

Mala   Cañete    Lima 

Malvas   Huarás   Ancash 

Mamará   C'otabambas   Apurímac 

Máneora  (cap.  Talara)  I'aita   Piura 

Mancos   Yuugai   Ancash 

Mangas   Bolognesi   Ancash 

Manú   Manú   Madre  de  Dios 

Mará   Cotabambas   Apurímac 

Maranganí   Canchis   Cusco 

Maras   Urubamba    Cusco 

Marca   Huarás    Ancash 

Marcabal   Huamachuco    La  Libertad 


—  G4  — 


lUSTlilTdS  VlíOVlXCIA  DKl'AHTAMKN^OS 

MjU'Ccipata   (¿uispic  anchis   Cusco 

Ma rcaponiacoclia   Yauli   .luiiín 

.Manará    H\ií\rí\s   Ancasli 

Marco   Jauja    Juiiíii 

.Mar<iOS    iíuáiiuco   iíuáiiuco 

Mannot   Otusco    La-  Lil)cita(l 

.Masisea   Ucayali    Loreto 

.Mataluiasi   .Tanja   lunín 

Maiaiá   Cajamaica   Cajamarca- 

¡Mato   //nailas   Ancash 

.Matncana   Hnarocliiií    J.inia 

.Ma_v(-('  (ca]).  (  luiicam- 

pa)   Tayacaja   iínancavelicM 

Miiaflores   Aieqiii]ja    Are(]ui])a 

Miraflorcs    Lima    Lima 

Mito   Jauja  Iniiín 

Moche   Ti-njillo   La  Lihcitad 

Moch\imí   Lanil)a_vp(]np    Laml)aytH|nc 

Molió   iínancané   I'nno 

Molinopainjja   ('liacha])oyas    Ama;?onas 

^h>llpn(lo   Islai    Aivquijja 

Mollppata   Santiati'o  (le ('lineo          Lii  Libertad 

Monsefú   Chiolayo    Lambaye(]ne 

¡\h)nsenat   Aretpn])a   Ai-eqnipa 

Monzón   iíuanialíps   Huánneo 

M()(pie<ina.     Mocjiiegna    ¡\L)qne<2,na 

Moio   Santa   Ancash 

Moiocoeha   Yauli   .lunín 

Mónope   Lainba\eque   Ijambayeíiuc 

Morropón   l'iura   I'iura 

Motu[ie   Lambayeque   Lambayeque 

Mo>a   iíuanca vélica   íínancaveliea 

Moyobamba   MoA'obaniba    San  Martín 

Muñani   Asánuaro    Puno 

Mucjniyauyo   .Jauja   Junín 


N 


Xa  sea   lea   lea 

\auta,   Bajo  Amazonas    Loreto 

.\ej)eña   Santa   Ar.eash 

Nicasio   Lampa   Puno 

Niepos   írual<i,áyoc    Cajaniaiea 

Ninacaea   Tasco   Junín 

Xiiñoa    Avaviri   Puno 


—  G5  — 


DISTRITUS  PUOVINCíA  DErAHTAMENTO 

Ñaluiiii]ni(]ui()   Tayacaja   Iluaiicavclica 


Obas   Dos  de  Mayo   Huánuco 

Ocalli   Luya   Amazonas 

Ocobainba    An'dahuailas   Vpiiríinac 

Ocobainba   Convención    Cusco 

Oconjiate   (.¿uis])icanfliis    Cusco 

Ocoña   Canianá  Viequipa 

Ocoi'uro   Canas   Cusco 

Ocros   Boloo'uesi  Vncash 

Ocumal  (caj).  Collonse)  Luya   Amazonas 

Ocnviri    Lampa   l'uno 

Olmos     Lambaye(]ue   Lambayequc 

Ollacliea   Caravaya   Puno 

Ollantaitambo   Trubamba  ,   Cusco 

Olleros   Chachapoyas    Amazonas 

Omacha   Paruro    Cusco 

Ornas   Yauyos   Lima 

Omate   Mo(]ueg-ua    Moqucgua 

Omia   Chachapoyas    Amazonas 

Ong-ón   Patás  T   La  Libertad 

Ongoi   Andahuailas    Apurímac 

Orcopampa   Castilla   Arequipa 

Orcotuna   Jauja   Junín 

Oropesa   Quispicanchis   Cusco 

Oropesa   Antabamba   Apurímac 

Otoca   Lncanas    Ayacucho 

Otusco   Otusco   La  Libertad 

Oroya   Yauli   Junín 

03'ón   Cajatambo   Ancash 

Orurillo   Ayaviri   Puno 

Ojeólo   Farinacochas   Ayacucho 


Pacapausa   Parinacochas   Ayacucho 

Pacarán   ..  Cañete   Lima 

Paca  ra  os   Canta   I-ima 

Pacasma3'o   Pacasmayo   La  Libertad 

Paccho   Chancai..'.   Lima 


—  66  — 


DISTRITOS  PBOVINCIA  DKPAUT  AMENTO 

Pacllon   Bológnesi   Aiicasli 

Paccho   Chota   Cajamarca 

Pacora   Lambayeqae   Laiiil)a3-oqnc 

Pachacáinac  ,          Lima    Lima 

Paehacoiias   Antabainba   A])unma(; 

Pachang-ará   Cajatainbo   Aiicash 

Pachas...   Desde  Mayo   Huáiiuco 

Pachía   Tacna   Taciui 

Pachisa   Hualhisa    »^an  Martín 

Paieo   Lucanas    Ayacucho 

Paiján   Trujilh)   La  Libertad 

Paita   Paita   Piura 

Palca   Lampa    i'uno 

Palcamayo   Tarnia   .Jtiiiín 

Palpa    lea   lea 

Pallasca   I  allasca    Aneash 

Panipaeolca   Castilla   Arequipa 

Pampachiri   Andahuailas   Apuiímac  . 

Pampa  marca  (cap. 

Mung'ui)   Unión   Arequipa 

Pampamarca   Canchis   ('usco 

Pamparomas   Huailas   Ancash 

Pampas   Huarás   Ancash 

Pampas   Tayacaja    Huancaveliea 

Pampas   Yauj'os   Lima 

Panao   Huánueo   Huánnco 

Pararca  •   Parinaeochas    Ayacucho 

Pararía   Huarás   Ancash 

Paras   Cangallo    Ayacucho 

Parcoi   Patás   La  Libertad 

Par^aeoto   Huarás   Ancash 

Pariahuanca  ,          Huancayo   Junín 

Pariahuanca   Huarás   Ancash 

Parinari   Bajo  Amazonas   Loreto 

Parobamba   Pomabanjba    Ancash 

Paruro   Paruro    (kisco 

Patambuco   Sandia   l'uno 

Patás   Patás   La  Libertad 

Pativilea   Chancai   Lima 

Paucarbamba   Tayacaja    Huancaveliea 

Paucarcolla   Puno   Puno 

Paucarpata   Arequipa   Arequipa 

Paucartambo   Paucarta-mbo   Cusco 

Pausa   Parinaeochas    Ayacucho 

Pebas   Bnjo  Amazonas   Loreto 

Peca   Bono-ará   Amazonas 


DISTRITOS 


I'KOVINCIA 


1)EI>AJ{TAMENT() 


Phara   Sandia      Puno 

I'icsi   ( 'hiela vo   Lambayeque 

IMchicaui  —  Puno   Puno 

Pifhihua  (oaj).  Santa 

(le  Piclii<i,ua)   Canas    Cusco 

r'ichirhua   Abancai   Apuríniac 

Pilpicha(!a   ( 'astro vireina    Huancavclica 

Pimpingois   Cutervo   Cajaniarea 

Pinra  (cap.í'aján)          Marañón   Huánuco 

Pión   .  Chota   Cajaniarea 

Písac   Calca   Cusco 

Pisaco  na   Chucuito    Puno 

Pisco   Pií-co    lea 

Piscobainba     !  om  ibaniba    Ancash 

Pisuquia   Luya    Amazonas 

Pitnniarca   ('anchis   Cusco 

Piura   Piura   Piara 

Poesi  -          Arequipa    Arequipa 

Poinabainlía  ,  poinabamba   Ancash 

Poniabamb/t    Acomayo   Cusco 

Poinata   f'hucuito   Puno 

Posuso   Huánuco   Huanaco 

Poto   Sandia    Puno 

Potoiii   Asáiigaro   Puno 

Pucará   Lampa    Puno 

Pueblo  libre   Huailas   Ancash 

Pueblo  nuevo,   lea   lea 

Pueblo  nuevo    Pacasmayo    La  Libertad 

Puiea   Unión   Arequipa 

Pullo   Parinacoehas    Ayacucho 

Puno   Puno    Puno 

I 'unta  de  Bombón          Islai   Arequipa, 

Pupuja  [cap.  Santiago 

de  Pupuja],    Asángaro   Puno 

Puquiiia   Moquegua   ...  Mo(|uegua 

Puquio   Lucanas    Avacucho 

Pusi   Huancané   Puno 

Putina   Asáng-aro   Puno 


Quechualla  [cap.  Velin- 

ga]   Unión   Arequipa 

Quequeña   Arequipa    Arequipa 

Querecotillo   Sullana    Piura 

Querobainba    Lucanas   Aj^acucho 


DISTUITOS 


PROVINCIA 


UOl'ARTAMENTO 


tiueiocotillo   Ciitervo   Cajainarca 

(¿uerocoto   ('lu)ta    Cajaiuarca 

Quiaca   Sandia   I'uno 

(¿uicacha    Camaná   Arequipa 

(¿uilca     (cap.  Pueblo 

nuevo)    Caniaiui   Ar(M]uipa 

(¿uinjalca    Cliaehapoyas   Amazonas 

(¿aillo   Yungay   Aneash 

(¿uinehes    Yauyos   l.inia 

(]uiuua   Huaniaii<2,'a   Ayaeuelio 

(¿iii(iuijana    (¿uispicaiiehis   Cusco 


Recuai   Huarás   Aiicasli 

Reque   Chiclayo   Lambayeque 

Rioja   M:)j'obamba   San  Martín 

Rondocáu   Acomayo   Cusco 

Rosaspata   Huancanó   Puno 


Sabaino   Aiitabamba   Apurímac 

Sabandía   Arec^uipa   Arequipa 

Sachaca   Arequipa   Arec^uipa 

Salla   Unión   Arequipa 

Salamanca   Condesuyos   Arefpiipa 

Salcabamba   Tayacaja   Huancavelica 

Salas   Lambayeque   Lambaye(|ue 

Salaverri   Trujillo   La  Libertad 

Salitral  (cap.  San  An- 
drés de  Salitral)   Piura   Piura 

Salpo   Otusco   La  Libertad 

Saltique  J  lén   Cajamarca 

Sama   Tacna   Tacna 

Samán   Asángaro   Puno 

Sanagorán   Huamachuco   La  Libertad 

San  Antón   Asángaro   Puno 

San  Antonio  (cap.  San 
Antonio  de  Esquila- 

chi   Puno   Puno 

San  Benito   Contumasá   Cajamarca 

San  Buenaventura.  .  .  .  Canta   Lima 

San  Carlos   Bongará   Amazonas 


—  GO  - 


mSTRITOS  PROVINCIA  DIÍI'A  RTAMENTO 

Sancos  (cap.  Huacasan- 

cos   Víctor  Fajardo   Ayacucho 

^;;ancos   Lucanas   Ayacucho 

l^an  Damián   Huarochirí   Jjiina 

¡^andia   Sandia   Puno 

¡¿an  Felipe   Jaén   Cajamarca 

j^angai'ará   Acomayo   Cusco 

^an  Gregorio   Hualgáyoc   Cajamarca 

^an  Ignacio   Jaén   Cajamarca 

^^an  Gerónimo   Lu^'a   Amazonas 

San  Gerónimo   Antlaliuailas   Apurímac 

San  Gerónimo   Cusco   Cusco 

San  Gerónimo  (cap.  San 

Juan  de  Tunan)   Huancayo   Junín 

San  José   Pacasmayo   La  Libertad 

San  José   Lambayeciue   Lambayequc 

San  José   Asángaro   Puno 

San  José  de  los  Chorri- 
llos  Huarochirí   Lima 

San  José  de  los  Molinos  lea   lea 

San  José  de  Sisa   San  Martin   San  Martín 

San  José  de  Surco  (cap. 

Barranco)   Lima   Lima 

ban  Juan  de  L ácanas.  .  Lucanas   Ayacucho 

¡^an  Juan  Bautista....  lea   lea 

gan  Juan  de  la  Virgen.  Tumbes   Tumbes 

gan  Juan  de  Salinas. .  .  Asángaro   Puno 

t^an  Juan  deSihuas...  Arequipa   Are([uipa 

gan  Lorenzo  de  Quinti.  Huarochirí   Lima 

gan  Luis   Huari   Ancash 

gan  Luis   Cañete   Lima 

San  Márcos   Cajamarca   Cajamarca 

San  Márcos   Huari   Ancash 

San  Mateo  (cap.  San 

Mateo  de  Huánchor).  Huarochirí   Lima 

San  Miguel   La  Mar   Ayacucho 

San  Miguel   de  Palla- 

ques   Hualgáyoc   C-vjamar.a 

gan  Nicolás   Chachapoyas   Amazonas 

^an  Pablo   Cajamarca   Cajamarca 

jji*n  Pablo   Canchis   Cusco 

San  Pedro   Chachapoyas   Amazonas 

San  Pedro   Lucanas   Ayacucho 


—  70  — 


DISTRITOS  I'ROVIXCIA  DKl'AKTAMKNTO 

San  Pedro   Canchis   Cusco 

San  Pedro  de  Casta.  .  .  Huarocliiví   Jjima 

San  Pedro  do  Lloc.  .  .  .   Pacasmayo   Lambayeque 

San  Rafael   Ambo   Huáiiuco 

San  Ramón   Tarma  Junín 

San  Sebastián   Cusco   Cusco  ■ 

Santa   Santa   Ancash 

Santa  Ana   Convención   Cuseo 

Santa  Cruz   .  Ilualgáyoc   Cajamarca 

Santa  Cruz   Alto  Amazonas   Loreto 

Santa  Eulalia   Huarochiri   Lima 

Santa  Isabel  de  Sihuas.  Arequipa   Arequipa 

Saata  Lucia   Lucanas   Ayacucho 

Santa  María  del  Valle.  Huánuco.   Huánuco 

Santa  Rosa   Ayaviri   Puno 

Santa  Rosa  (cap.  Hua- 

nacamaya)   Chucuito   Puno 

Santa  Rosa  de  Hualla- 

baniba   Chachapoyas   Amazonas 

Santiago   lea   lea 

Santiago  de  Cao   Trujillo   La  Libertaci 

Santiago  de  Chocorvos.  Castrovireina   Huancavelica 

Santiago  de  Chuco.  .  .  .   Santiago  de  Chuco.  .  .  .  La  Libertad 

Santiago  de  Pischa....  Huamanga   Ayacucho 

Santo  Domingo   Ayavaca   Piura 

Santo  Domingo  de  los 

Olleros   Huarochiri   Lima 

Santo  Tomás   Luya   Amazonas 

Santo  Tomás   Chumbivilcas   Cusco 

Saña   Chiclayo   Lambayeque 

Sapallanga   Huancayo   Junín 

Saposoa   Huallaga   San  Martin 

Sarayacu    (cap.  Tierra 

Blanca)   Ucayali   San  Martin 

Sarhua   Víctor  Fajardo   Ayacucho 

Sarín   Huamachuco   La  Libertad 

Sartimbamba   Huamachuco   La  Libertad 

garumilla   Tumbes   Tumbes 

Sayán  (cap.  San  Geró- 
nimo de  Sayán)   Chancai   Lima 

Sayapullo   Cajabamba   Cajamarca 

Sechura   Piura  Piura 

Sepita   Chucuito   Puuo 


—  71  — 


DISTRITOS  IMíOVINíUA  DEPAHTAMKNTO 

Si[)asl)ainl)ii   Amazonas  Ainazoiias 

Supluy    (('ap.  (yascapa- 

ra)   Yuiigai   Aucash 

Sicaya   Huancayo  í uniu 

Sicuani   Caiichis   Cusco 

Sifsibaiuba   Pomabarnba   Ancasli 

Siliua;-  .  .  .  .  ,   Pomabaiiiba   Aiicasli 

Simbal   Trujillo   La  Libertad 

Sina   Sandia   Puuo 

Sincos  Tanja  Tuníii 

Singa   Hnamalíes   Huánuco 

Sinsicap   Otusco   La  Libertad 

Sitabamba   Santiago  de  Chuco.  .  .  .   La  Libertad 

Sitacocha   Cajabamba   Cajamarca 

Socavaya   Arequipa  •.  .  .  .  Arequipa 

Socorunia   Arica   Tacna 

Socos  Vinclios(cap.  Vin- 

chos)   Huamanga   Ayacuclio 

Sócota   Cutervo   Cajamarca 

Soledad   Patas   La  Libeitad 

Soloco   Cliachapoyas   Amazonas 

Sóndor   Huancabamba   Piura 

Soquia   Chachapoyas   Amazonas 

Soras   Lucanas   Ayacucho 

Soraya  (cap.  Toraya). .  .  Aimaraes   Apurímac 

Soritor   Moyobamba   San  Martin 

Sorochuco .  .  . ,   Celendín   Cajamarca 

Succha   Huarás   Ancash 

Sullana   Sullana   Piura 

Sunvilca   Canta   Lima 

Supe   Chancai   Lima 

Surcubamba   Tayacaja   Huancavelica 

Surite   Anta   Cusco 

Suyo  •   Ayavaca   Piura 


Tabaconas   Jaén   Cajamarca 

Tabalosos   San  Martín   San  Martín 

Tacabamba   Chota   Cajamarca 

Tacna   Tacna   Tacna 

Tahuamanú   Tahuamanii   Madre  de  Dios 

Talavera   Andahuailas   Apurímac 


DISTRITOS 


rnoviNciA 


DEPARTAMENTO 


Tanibillo   Hnamanga   Ayacuclio 

Tambo   La  Mar   Ayacuclio 

Tambobamba   Cotabambas   ApurímaG 

Tambo  de  Mora   Chincha   lea 

Tambogrande   Piura   Piura 

Tambopata   Tambopata   Madre  de  Dios 

Tapairihua   Aimaraes   Apuriinac 

Tapai   Cailloma   Arequipa 

Tápuc   Pasco   Jmiiii 

Taraco   Huancané   Puno 

Tarapoto   San  Martin   San  Martín 

Tarata   Tarata   Tacna 

Tarma   Tarma   Junín 

Tarucachi   Tarata   Tacna 

Taúca   Pallásca   Ancash 

Tauripampa   Yauyos   Lima 

Tayabamba   Patas   La  Libertad 

Tiavaj'a  ,   Arequipa   Arequipa 

Ticaco   Tarata   Tacna 

Ticllos   Bolognesi   Ancash 

Tingo  (cap.  Longuita). .  Luya   Amazonas 

Tingo   Arequipa   Arequipa 

Tingo  Maria  (cap.  To- 

cachi   Huallaga   San  Martín 

Tinta   Canchis   Cusco 

Tiquillaca   Puno   Puno 

Tisco  •..  Cailloma   Arequipa 

Tomepampa   Unión   Arequipa 

Torata   Moquegua   Moquegua 

Toro   Unión   Arequipa 

Totora   Chachapoyas   Amazanas 

Totos   Cangallo   Ayacucho 

Trinidad   Contumasá   Cajamarca 

Trujillo   Trujillo   La  Libertad 

Tumbes   Tumbes   Tumbes 

Túcume   Lambayeque   Lambayeque 

Tuti   Cailloma   Arequipa 

u 

Uvinas   Moquegua   Moquegua 

Uco   Huari   Ancash 

Uchisa   Huallaga   San  Martín 


DISTRITOS 


PHÜVINCIA 


DEPARTAMENTO 


llchumarcil   l'ati'is   La  Libertad 

Uchumayo   Arequipa   Arequipa 

Umachiri   Ayaviri   Puno 

Uraca   Castilla   Arequipa 

Urcos   Quispicanclii   Cusco 

llrubainba   ...  Urubauiba   Cusco 

Usicayos   Caravaya   Puno 

Usquil   ütusco   La  Libertad 


Velille   Cluuubivilcas   Cusco 

Vilcabamba  (cap.  Luc- 

ma)   Convención   Cusco 

Vilavila   Lampa   Puno 

Vilcanclios   Víctor  Fajardo   Ayacuclio 

Vilque   Puno   Puno 

Vilquechico   Huancané   Puno 

Viñac   Yauyos   Lima 

Vitoc  (cap.  Pucará) ....  Tarma   Junín 

Vitor.  ...  ;   Arequipa   Arequipa 

Viraco   Castilla   Arequipa 

Virú   Trujillo   La  Libertad 

Vischongo   Cangallo   Ajacucho 


Yambrasbamba. . . .  ...  Bongai'á   Amazonas 

Yamón   Luya   Amazonas 

Yanaoca   Canas   Cusco 

Yanaliuanca   Pasco   Junín 

Yanahuara   Arequipa   Arequipa 

Y^anque   Cailloma.   Arequipa 

Yanaquihua   Condesuyos.   Arequipa 

Yapatera  (cap.  Chuluca- 

nas)   Piura   Piara 

Yauca   Camaná   Arequipa 

Yauca  del  Rosario  (cap. 

Curis)   lea   lea 

Yauli   Yauli   Junín 

Yauri   Canas   Cusco 

Yaután   Santa   Ancasb 

^auya   Huari   Ancash 


—  T4  — 


niSTHlTOS  PROVINCIA  PKPARTAMRNTO 

Yaiavos   Yau^'os   Lima 

Yucai   Unibainba   Cusco 

Yiaiigar   Huarás   Ancasli 

Yuui;ai   Yuiigai   Aucash 

Yiini«u3'()   CliUL'uito   Ptiiio 

Yura   Arequipa   Arecpipa 

Yurimahuas   Alto  Amazonas   Loreto 


Ocupados  por  Chile  en  el  Departamento  de  Tacna 

Arica  (*)   Arica   Tacna 

Belén  (*)   Arica   Tacna 

Calaña  (*)   Tacna   Tacna 

Codpa  (*)   Arica   Tacna 

Estique   Tarata   Tacna 

Livilcar  (*)   Arica  »  Tacna 

Lluta   Arica   Tacna 

Pacliia   Tacna   Tacna 

Socoroma   Arica   Tacna 

Tacna   Tacna   Tacna 

Tarata   Tarata   Tacna 

Tarucachi   Tarata   Tacna 

(*)  Estos  5  distritos  han  sido  omitidos  por  error  en  el  índice  de  lo> 
850  distritos  del  Perú. 

23  DEPARTAMENTOS- lio  PROVINCIAS  [l]-8óü  DISTRITOS  [2] 
Lima,  25  de  mayo  ie  1914. 

V.°  B.°— Llona. 
Secretario  de  la  Soi-ii^iljid, 


( 1 )  De  las-  cuales  2  ocupadas  pov  Chile  cu  el  (lepaitaiuento  de  Tncuii. 

(2)  De  los  cuales  12  ocupa  Chile  en  el  departamento  de  Tacna- 


Informe  preliminar  sobre  los  resultados  de  la  investiga- 
ción entomológica  de  la  Verruga,  especialmente 
sobre  la  trasmisión  experimental  de  esta  enfer- 
medad por  medio  del  ''Phiebotomus  verrucarum" 

POR  Charles  H.  T.  Townsend. 
Direi'tor  de  Estac-iijiics  Entomológicas  y  Eutoiiiólog'o  úe\  Estado 


En  el  desempeño  de  la  comisión  especial  de  estudiar  los  insectos 
trasmisores  de  las  enfermedades  del  hombre  y  del  ganado  que  se  me  dio 
por  resolución  suprema  el  22  de  Febrero  de  1913,  he  logrado  obtener 
resultados  de  importancia  relacionados  á  la  verruga,  los  cuales  merecen  la 
publicación  inmediata. 

La  materia  en  el  asunto  se  divide  naturalmente  en  siete  partes  que 
son  (I)  el  vector,  (II)  ensayos  con  animales  de  laboratorio  con  el  vector, 
(III)  ensayos  en  el  hombre  con  el  vector,  (IV)  el  reservoir  ó  depósito  de  la 
infección,  (V)  medios  profilácticos,  (VI)  las  labores  que  se  deben  iniciar, 
y  (VII)  debidos  agradecimientos. 

EL  VECTOR 

En  la  noche  del  25  de  Junio  de  1913,  encontré  en  San  Bartolomé, 
dentro  del  edificio  de  la  estación  del  ferrocarril  central  (visto  en  la 
perspectiva  de  la  fig.  1),  unos  individuos  de  la  especie  del  género  Phle- 
botomus,  en  aquel  tiempo  nueva  á  la  ciencia  peró  que  ya  he  nombrado 
y  descrito  científicamente  como  PhJebotomus  verrucarum. 

El  9  de  Julio  de  1913  encontré  en  la  noche  la  misma  especie  den- 
tro de  la  casa  en  la  Quebrada  de  Verrugas  (figs.  2,  3,  4).  En  las  muchísi- 
mas noches  desde  aqiiella  fecha  hasta  el  20  de  Febrero  de  1914,  que 
pasamos  en  la  misma  casa  yo  y  mis  ayudantes,  los  señores  E.  AV.  Rust  y 
G.  E.  Nicholson,  siempre  encontramos  esta  especie  en  abundancia  y  nin- 
giin  otro  chupador  de  sangre  dentro  de  la  casa,  menos  una  sola  muestra 
de  zancudo  visto  el  18  de  Febrero. 


—  •  70  — 


Tanilik'ii  eiu'outré  esta  especie  en  plwno  día  del  10  de  Julio  de 
1ÍU3  escondida  dentro  de  la  oscuridad  de  cavidades  en  las  rocallosas 
orillas  pei'pendiculai'es  del  riachuelo  en  1^  Quebrada  de  Verrugas,  inme- 
diatamente bajo  el  famoso  puente  del  ferrocarril  Central  (figs.  5  y  6). 

En  los  días  1,  2,  15  y  16  de  agosto  de  1913  y  'J2  de  agosto  de 
l!tl4  ei^contré  esta  especie  en  el  pleno  dia  dentro  de  cuevas  en  la  roca 
de  lai  orillas  de  la  quebrada  del  Ríniac.  en  Matucana.  No  entró  la  especie 
al  hotel  del  ferrocarril  en  Matucana  en  las  noches  del  1  al  15  de 
agosto  por  haber  cierto  movimiento  del  aire  fresco. 

Pasé  la  noche  del  11  de  Setiembre  de  1913  en  una  casa  dentro  de 
la  población  de  Santa  Eulalia,  en  donde  encontré  esta  especie  dentro  de 
la  casa. 

Existe  en  mayor  núiaero  el  Phlebotomus  veirucurwn  en  la  quebrada 
de  Verrugas,  en  donde  se  le  puede  encontrar  todas  las  noches  del  año. 
Sigue  la  descripción  de  la  especie. 

PHLEBOTOMUS  VERRUCARUM  TOWNSEXl) 

(Figs.  7,  8,  9,  10.  11,) 

Lo-ngitud  del  cuerpo,  1.50  á  1.75  milímetros:  de  la  cabeza  y  pro- 
l)oscide,  0.60  en  los  machos  y  0.85  en  las  hembras.  La  longitud  del 
cuerpo  no  incluye  la  de  la  cabeza,  la  que  es  ventralmente  puesta  y  diri- 

Color  general  pálido,  teñido  con  oscuro.  Pelos  oscuros.  El  mesos- 
cuto  con  pelos  alargados,  erectos,  curvos.  Escutelo  con  pelos  semejantes. 
Clipeo  3'  frente  con  pelos  erectos  poco  más  cortos  que  los  del  mesoscuto. 
Segmento  segundo  del  abdomen  con  pelos  casi  iguales  á  los  del  frente 
en  la  margen  posterior,  los  otros  segmentos  con  pelos  marginales  seme- 
jantes pero  muchos  mas  cortos.  (Fig.  7.  hembra). 

Nervadura  de  las  alas  (Fig.  8)  típica  del  género.  Pelos  en  las  már- 
genes de  las  alas  más  alargadas  en  la  base  posterior,  los  de  la  már- 
gen  anterior  poco  más  cortos.   Nervuras  con  pelos  cortos. 

Anif^nas  de  16  segmentos,  el  primer  segmento  del  flagelo  mny 
alargado.  Palpos  de  5  segmentos,  cuj^a  fórmula  es  5-10-12-7-16  apro- 
ximadamente (fig.  9).  Los  segmentos  4"  y  5"  de  los  palpos  con  pelos 
anchos,  cortos  3'  aplanados:  el  3°  con  éstos  y  los  ordinarios  más  largos. 
Probosoide  de  la  hembra  (fig.  10)  tan  larga  como  la  cabeza,  la  del  macho 
como  dos  tercios  de  la  longitud  de  la  cabeza. 

Pies  argenteados.  Las  tibias  posteriores  de  la  hembra  son  mu3' 
alargadas,  las  anteriores  menos  que  las  intermedias.  (Fig.  7)  Las  tibias 
del  macho  menos  alargadas  que  las  de  la  hembra,  las  posteriores  é  inter- 
medias casi  iguales, 

Hipopigo  del  macho  (fig.  11)  más  complicado  que  el  de  las  otras  es- 
pecies del  género.  El  último  segmento  de  las  gonapófises  ó  ganchos  su- 


pei'iores  es  armado  con  tres  fuertes  espinas,  (!<'  la  que  una  es  teiniinal  y 
las  otras  dos  bien  separadas,  se  originan  de  la  base  inferior  cerca  del 
medio  del  segmento.  Los  ganckos  inferiores  son  alargados  enteros  y  con 
espinitas  en  la  extremidad.  Entre  los  ganchos  hay  dos  pares  de  apófises, 
un  par  superior  con  muchos  y  largos  pelos,  muy  acercados  entre  sí,  en  la 
superhcie  ventral;  el  otro  par  inferior  provisto  de  pocos  y  cortos  pelos 
en  la  superficie  dorsal,  distribuidos  en  la  última  mitad.  Dentro  de  la 
base  de  las  a})ófises  inferiores  se  encuentra  el  pene.  Las  apófises  termi- 
nan en  apéndices  angostos,  nudos,  casi  derechos,  de  dos  segmentos,  muy 
agudos  á  la  extremidad.  Todas  las  partes  de  las  ponapófises  y  ganchos 
inferiores  son  provistas  de  pelos  largos  esparcidos.  También  hay  otro 
par  de  apéndices,  alargados  y  membranáceos,  que  son  laminillas,  situa- 
das entre  los  ganchos  inferiores;  siendo  todas  las  demás  partes  del  hipo- 
pigo  bien  chinitizadas  ó  córneas. 

Hechos  los  dibujos  de  la  especie  por  la  señorita  Helen  T.  Town- 
.send,  de  muestras  preservadas  en  bálsamo  de  Canadá. 

COSTUMBRES 

No  obstante  que  hemos  buscado  con  diligencia  en  muchos  sitios  en 
el  fondo  de  la  Quebrada  de  Verrugas,  también  en  los  lados  de  los  cerros 
vecinos,  además  dentro  de  las  paredes  de  piedra  y  en  el  suelo  debajo  de 
ellas,  no  hemos  logrado  descubrir  hasta  ahora  los  estados  jóvenes  del 
Phlebotomus  verrucarrum.  Parece  seguro  que  se  cría  la  especie  en  ciei  - 
to  número  durante  el  tiempo  seco  en  el  fondo  de  la  quebrada,  donde 
existen  todo  el  año  en  áreas  más  ó  menos  circunscritas,  condiciones  de 
humedad  adaptadas  á  su  propio  desarrollo  (figs.  5,  6). 

En  el  tiempo  húmedo  es  probable  que  se  cría  la  especie  en  gran 
número  dentro  de  las  paredes  de  piedra  y  en  los  pedregales  situados 
más  arriba  del  fondo  de  la  quebrada,  en  donde  se  encuentran  humedad, 
oscuridad  y  materias  nitrógenas  resultado  de  la  descomposición  de  ma- 
teria orgánica  llevada  de  las  alturas  por  las  lluvias. 

Los  adultos  se  esconden  en  el  día  en  cualesquiera  oscuridades  con- 
venientes, espacialmente  dentro  de  las  paredes  de  piedra  funcionando 
como  cercos  junto  á  las  habitaciones.  (Eigs.  2,  3,  12,  13).  Ni  salen  de  sus 
sitios  de  ocultación  ni  entran  dentro  de  las  habitaciones  del  hombre  á  la 
fuerte  luz,  tampoco  al  aire  en  movimiento.  Son  crepusculares  y  noctur- 
nos. En  el  día,  ocultados  en  la  oscuridad  dentro  de  las  paredes  y  pedre- 
gales, chupan  la  sangre  de  las  lagartijas  ú  otros  animales  que  habitan 
estos  sitios;  y  salen  en  noches  tranquilas  para  atacar  al  hombre  y  sus 
animales  dependientes.  Entra  á  las  habitaciones  si  falta  iluminación 
fuerte.  Principian  á  entrar  en  la  casa  á  la  cinco  y  media  de  la  tarde  en 
la  Quebrada  de  Verrugas,  en  los  meses  de  Agosto  y  Febrero. 

Los  límites  de  las  zonas  verrucosas  se  quedan  determinadas  por 
las  condiciones  meteorológicas  que  influyen  en  la  distribución  y  perma- 


—  78  — 


neiicia  lU'l  Plilcbotonius.  Por  ejeiuplo,  el  valle  del  1-iímac  eii  las  vecinda- 
des de  Chosica,  está  protegido  por  los  fuertes  vientos  continuados,  las 
pesadas  neblinas  nocturnas  en  el  tiempo  írír,  y  la  falta  durante  el  tiem- 
po cálido  de  lluvias  suñcientes  para  el  desarrollo  del  Plilebotomus. 

En  donde  no  existen  estos  factores  inímicos  al  Phlebotomus,  él 
puede  mantenerse  si  hay  presente  una  combinación  de  pedregales  y  bue- 
na humedad,  esta  última  siempre  señalada  por  la  vegetación  exu- 
berante. No  necesita  el  Phlebotomus  la  vegetación  exuberante,  pero 
necesita  el  preciso  grado  de  la  humedad  que  es  factor  causativo  de  ella, 
de  modo  (jue  se  puede  criar.  En  su  estado  larval,  come  principalmente 
matei^ias  descompuestas  de  animales,  especialmente  las  de  insectos.  E.s 
tas  se  hallan  por  abundancia  en  los  excrem'íntos  de  las  lagartijas, 

Figs.  14,  15,  16,17,  enseñan  las  condiciones  fisiográtícas  y  ve- 
getales en  la  Quebrada  de  Verrugas. 

ENSAYOS  EN  ANIMALES  DE   LABORATORIO  CON  EL  VECTOR 

Consideraremos  aquí  solo  cuatro  ensayos  en  animales  c;on  el  Phle- 
tobomus,  en  los  que  resultó  la  erupción.  En  todos,  menos  el  número 
1,  se  empleó  el  vector  como  el  único  factor  artificial. 

NÚM.  1 — CEBUS  CAPUCINUS 

Macho  de  dos  á  tres  años,  originario  de  la  montaña  del  Perú.  Tem- 
peratura normal  en  término  medio  menos  de  39°.  Se  quedó  en  el  la- 
boratorio en  Chosica  desde  el  22  de  abril  hasta  el  10  de  octubre  de  1913 
en  estado  sano  y  normal,  con  sangre  de  carácter  regular.  El  10  de  octu- 
bre se  trasladó  á  la  Quebrada  de  Verrugas,  donde  se  encadenó  á  un  ár- 
bol junto  á  la  extremidad  oriente  de  la  casa,  al  lado  de  la  pared  de  pie- 
dra de  la  que  salen  los  Phlebotomus  por  miles  todas  las  noches  (fig.  3). 
Permaneció  en  este  sitio  hasta  el  6  de  noviembre  de  1913,  fecha  en  que 
regresó  al  laboratorio  en  Chosica. 

Pasó  de  43"  la  temperatura  del  mono  en  la  semana  siguiente  y  apa- 
reció la  erupción  miliar  en  los  órbitos  el  13  de  noviembre,  (fig.  8).  Apa- 
reció una  lesión  miliar  en  el  dorso  de  la  mano  izquierda  el  18  de  noviem- 
bre, con  otra  en  la  faz  externa  del  pié  izquierdo  (fig.  21).  Existían  el  21 
de  noviembre  cinco  lesiones  sangrientas  miliares,  siendo  en  el  órbito 
izquierdo,  mano  izquierda,  codo  izquierdo  (fig.  19),  y  los  pies  derecho 
(fig.  20)  é  izquierdo,  todas  las  que  se  encontraron  encostradas  al  día  si- 
guiente. Permanecieron  muchos  dias  estas  lesiones  encostradas,  con  po- 
ca exudación,  precisamente  típicas  de  las  miliares  del  hombre.  Más  tar- 
de se  desarrollaron  cinco  lesiones  nuevas  en  la  espalda,  las  que  continua- 
ron por  más  de  tres  semanas. 


—  79  — 


Era  este  caso  el  tipo  agudo  de  la  verruga,  con  erupción  miliar  tí- 
pica. No  existieron  en  este  sitio  en  la  Quebrada  de  Verrugas,  durante 
aquel  tiempo,  ni  zancudos  ni  otros  chupadores  de  sangre  nocturnos. 

NÚM.  XV  —  CAXIS  CARAÍBICUS 

Hembra  conao.  de  dieciocho  meses,  originaria  de  Chosica.  Entró  al 
laboratorio  el  '24  de  abril  de  1913.  Temperatura  normal  en  término  me- 
dio menos  de  .'i8.6".  Peso  normal  3,600  gramos.  Sana  y  con  sangre  nor- 
mal. Inyeccionada  subcutáneamente  el  11  de  julio  de  1913  con  veinte 
Phlebotomus  en  solución  íisiológica.  Subió  la  temperatura  menos  de  un 
gi'ado,  y  bajó  un  poco  el  peso;  pero  resultó  el  animal  mu}^  enfermo 
el  16  de  julio,  con  dolores  en  las  articulaciones  y  falta  de  apetito.  El  17 
de  julio  principió  la  aparición  de  pápulas  en  los  pies,  las  que  permane- 
cieron muchos  meses,  recediendo  y  regresando  continuamente.  Unas  de 
estas  no  enseñáronla  estructura  verrucosa,  pero  otras  seccionadas  la  de- 
mostraron. El  4  de  setiembre  aparecieron  lesiones  en  las  extremidades 
de  los  lóbulos  de  las  orejas,  perdurando  hasta  el  16  de  octubre. 

Es  probable  tjue  también  resultarla  con  erupción  interna  este  ani- 
mal, indicada  por  pérdida  continua  de  peso  y  dolores  del  cuerpo. 

NUM.  XVI  —  CAXIS  CARAIBICUS 

Macho  como  de  dos  años,  originario  de  Chosica.  Entró  al  labora- 
torio el  24  de  abril  de  1913.  Temperatura  normal  en  término  medio  me- 
nos de  38.6".  Peso  normal  como  de  6,300  gramos.  Sano  y  con  sangre 
normal.  Lu'eccionado  subcutáneamente  en  cinco  sitios  en  los  días  19, 
23,  26  y  27  "de  setiembre  y  el  12  de  octubre,  con  80,  76,  107,  109  y  50 
Phlebotomus  respectivamente  en  solución  fisiológica.  La  sangre  enseñó 
leucocitosis  del  27  hasta  el  30  de  setiembre,  y  el  13  de  octubre,  con  po- 
licromatofilia  de  los  eritrócitrs  del  21  hasta  el  26  de  setiembae.  La  tem- 
peratura varió  hasta  40.6°  del  20  de  setiembre  al  7  de  octubre,  pero  casi 
siempre  permaneció  cerca  de  40°.  Bajó  la  temperatura  el  12  de  octubre 
hasta  menos  de  la  normal,  continuando  así  hasta  el  2  de  noviembre  con 
excepción  del  20  y  27  de  octubre.  Gradualmente  bajó  el  peso  hasta 
6,808  el  28  de  setiembre  con  temperatura  da  40°,  y  permaneció  menos 
de  6,000  hasta  el  30  de  setiembre. 

El  2  de  noviembre  apareció  una  pápula  nodular  en  la  linea  dorsal 
entre  los  hombros,  que  creció  rápidamente  durante  dos  días  hasta  el  tamaño 
de  la  extremidad  del  dedo,  siendo  excitada  el  4  de  noviembre.  Secciones 
de  esta  enseñan  una  estructura  que  parece  igual  á  la  de  las  pápulas  ve- 
rrucosas  nodulares  del  hombre.  El  doctor  H  da  Eocha-Lima,  del  Tns- 
titut  für  Tropenkrankheiten,  en  Hamburgo,  ha  estudiado  secciones  de  es- 
ta pápula  y  me  dice  en  carta  del  16  de  abril  de  1914  como  sigue  traduci- 
do al  castellano: 


—  80  — 


«En  (>1  núiuero  1(1.  ilúdalo  uov.  4.  piieilo  cstiiblecer  la  presencia  de 
una  proliferación  de"  células  í'asiforiues  seniejautes  á  un  tumor.  Esías 
células  fusiformes  están  principalmente  dispuestas  en  pa(|uetes  (|ue  se 
cruzan  como  en  un  tumor  ñbroso.  Se  puede  ver  inmediatamente  bajo  el 
cutis  unos  vasos  anchos,  las  paredes  de  los  cwales  están  compuestas  de 
lui  simple  estrato  de  células.  Estas  células  de  las  paredes  vasculares  en- 
señan gran  semejanza  á  la-!  células  fusiformes  de  un  tumor,  de  modo  que 
no  se  puede  identiñcar  la  estructura  positivamente  con  la  de  los  nodu- 
los verrucosos.  La  semejanza  de  la  estructura  encontrada  no  es  suficien- 
te hasta  ahora  para  la  identificación  de  los  nodulos  con  verruga.  Asi  es 
muy  deseable  que  se  puede  llevar  á  cabo  más  ensayos  para  obtener  ma- 
teriales que  servirán  mejor  el  objeto  de  la  investigación.  Solamente  de 
tóste  modo  se  puede  sacar  un  juicio  definitivo». 

Inmediatamente  después  de  sacar  este  nodulo  del  4  de  noviembre, 
apareció  otro  eu  el  mismo  sitio,  alcanzando  buen  tamaño  el  10  de  no- 
viembre  y  continuando  hasta  fines  de  diciembre.  Tomé  varias  fotogra- 
fías de  est'3  nó  lalo  segundo  (fig-i.  22,  23). 

Se  formó  otro  nodulo  el  20  al  22  de  noviembr'e  en  el  pecho  dere- 
cho, lo  qu3  S3  excis')  el  22  de  noviembre.  Secciones  de  esto  enseñati  la 
misma  estructura. 

Esta  aLiimil  dám^stró  pér  li  la  d^  peso,  aumento  y  baja  déla 
temperatura,  marcados  cambios  de  la  sangre,  seguido  por  una  erupción 
escasa  externa  pero  ganeralizada  y  no  limitada  á  lo-!  sitios  de  inyección. 
También  es  m  ly  probable  (¡ue  siguió  una  erupción  interna  en  este  caso- 

JíUM.  XXriT—  ('ANIS  CAHAt:!ICUS 

Macho  como  de  cinco  meses,  originario  de  Chosica.  Entró  al  labo- 
ratorio el  25  de  julio  de  19L3.  Temperatura  normal  en  término  media 
menos  de  38.5°,  Peso  normal  como  2, !)00  gramos,  Perfectamente  sano  y 
con  sangre  normal.  Inyeccionado  subcutáneamente  el  25  de  julio  con  25 
Phlebotomus  en  solución  fisiológica.  La  temperatura  subió  hasta  39.3  y 
40°  en  los  primeros  tres  dias.  Durante  todo  el  mes  de  agosto,  usualmen- 
te  permaneció  la  temperatura  menos  de  la  normal.  Varió  el  peso  en 
agosto  de  2,49li  gramos.  Enseñó  la  sangre  del  28  de  julio  un  leucocito- 
sis. 

Aparecieron  repentinamente  el  23  de  agosto  lesiones  miliares  en 
los  lóbulos  de  las  orejas,  continuándose  hasta  el  de  setiembre  en  lo« 
dos  lados  de  los  lóbulos,  interiormente  y  exteriormente;  durante  este 
tiempo,  cambiando,  aumentando,  encostrando  y  desarrollando  de  nuevo. 
Secciones  de  estas  pápulas  enseñan  una  aproximación  fuerte  á  la  estruc- 
tura verrucosa. 

Inyeccionado  siibcutáneamente  la  segunda  vez  el  12  de  octubre  con 
50  Phlebotomus  en  solución  fisiológica,  subió  la  temperatura  á  veces 
dui'ante  las  tres  semanas  después  hasta  más  de  39°  y  40.  El  2  de  diciem- 


Fondo  de  la  quebrada  de  Verrugas  con  abundante  vegetación  debida  á  la  gran  humedad  indispensable  á  los  phlebotDirus 


—  81  — 


hw  a[)ai're'ió  rrpciit  i iiaiucnt c  iiu  ihmIuIo  (liii'o  sin  cnloi-,  elevado  como  uii 
guisante,  en  la  superficie  externa  del  codo  iz(|nierdo.  Pareció  tipico  y  de 
Imeu  lauuiño  el  ">  de  diciembre,  y  se  excisó  el  7  de  <liciembre.  Las  sec- 
ciones de  este  nodulo  enseñan  la  misma  estruc  tuta  liist iolój^ica.  corno  las 
de  los  otros  nodulos.  El  doctor  da  líocha-Lima  estudió  tand)i('n  seccio- 
nes de  éste  y  dice: 

«En  los  tejidos  cerca  de  los  sitios  descompuestos  del  númei'o 
XXIII,  nodulo  diciembre  7,  están  presentes  grandes  célidas  lusifori  íes 
parecidas  á  las  ya  nieneionadas.  No  podemos  decir  nada  de  su  natu- 
raleza.» 

Parece  ([Ue  la  inl'ección  i|ue  |)i'odu¡o  las  lesiones  de  las  orejas  en 
este  animal  no  confirió  la  inmunidad  cfuitra  la  infección  resultado  de  la 
iuA'ección  subsecuente. 

CONCLUSIONES 

No  obstante  que  el  doctor  da  Eoclia-Lima.  uno  de  los  especialis- 
tas mejor  entendidos  en  la  estructura  histológica  de  las  pápulas  verrueo- 
sas,  no  pudo  identificar  definitivamente  los  nodulos  ya  mencionados  con 
tejidos  verrucosos.  es  seguro  que  nadie  puede  negar  su  naturaleza  verru- 
cosa. 

Refiriendo  á  la  descripción,  ya  dada,  por  el  doctor  fia  Eocha-Lima, 
de  estos  nodulos,  quiero  citar  la  siguiente  de  la  descripción,  por  los  doc- 
tores M.  Meyer,  H.  da  Eocha-Lima,  3^  H.  Werner,  de  la  estructura  histo- 
lógica de  los  nódulos  verrucosos  del  hombre: 

«El  carácter  esencial  de  los  nódulos  verrucosos  es  una  prolifera- 
ción de  vasos  consistiendo  en  células  de  las  paredes  vasculares,  á  la  cual 
se  une  un  fuerte  edema  é  infiltración  de  pequeñas  células. 

«Otro  tipo  de  proliferación  vascular  consiste  en  la  sólida  prolifera- 
ción de  angioblastos  que  parece  como  una  tela  de  compactas  cuerdas  de 
tejido  y  nidos  celulares  semejantes  á  un  tumor.  Esta  apariencia  es  espe- 
cialmente característica  de  los  nódulos  verrucosos. 

«Cuando  están  bien  marcados  los  territorios  compactos  y  edemato- 
sos, las  .secciones  de  verruga  presentan  un  cuadro  en  extremo  caracterís- 
tico» . 

Estos  caracteres  coinciden  bien  con  los  ya  dados  por  el  doctor  da 
Rocha-Lima:  y  yo  he  identificado  esta  misma  estructura  en  las  pápulas 
verrucosas  del  hombre  y  en  casi  todas  las  secciones  hechas  por  mi  de  los 
nódulos  y  lesiones  de  los  animales  de  laboratorio  ya  descritos. 

Juzgados  por  la  estructura  casi  idéntica,  la  morfología  externa  tí- 
pica, y  el  hecho  que  siguieron  las  inj-ecciones  del  Phlebotomus  en  los 
animales,  acompañados  por  cambios  clínicos  típicos  del  cuerpo  y  de  la 
sangre,  se  queda  prácticamente  asegurado  que  son  verrucosos  estos  nó- 
dulos y  pápulas  de  los  animales. 


—  82  — 


En  estos  cualvo  ensayos,  y  1anil)ién  en  otros  odio,  en  monos,  p  - 
rros,  cuyes,  y  conejos;  todos  inte(;cionados  por  inyecciones  del  Plilelx)- 
tomus  ó  por  piccidnras  del  mismo,  he  encontrado  en  la  sangre  cuerpos 
que  son  idénticos  morfolóo-ieamente  con  la  Bartonia.  Estos  cuer[)os  ne- 
cesitan nuiclio  estudio  cuidadoso,  porque  está  indicado  que  tienen  rela- 
ción á  la  verruga. 

Todos  los  Phlebotomiis  usados  en  los  ensayos  ya  mencionados  se 
llevaron  de  la  Quebrada  de  Verrugas. 

Figs.  '24,  enseña  el  patio  del  laboratorio  de  verruga  en  Cho- 
sica,  en  donde  se  llevaron  á  cabo  los  ensayos  en  los  animales.  Figs.  2o  y 
2G,  enseñan,  colocadas  sobre  la  mesa,  las  jaulas  construidas  especialmen- 
te para  permitir  á  los  Plilebotomus  picar  á  los  animales.  Están  hechas 
de  madera,  con  míatela  metálica  la  más  fina.  Posee  la  jaula  una  parti- 
ción que  se  puede  ingerir  para  confinar  á  los  Phlcbotomus  en  la  parte 
ari'iba,  mientras  se  abre  la  puerta  de  abajo  para  extraer  ó  introducir  al 
animal  que  recibe  las  picaduras.  Fig.  43  enseña  dos  canastas  de  alamln-e 
cerradas  con  un  perro  dentro  de  ellas,  listo  para  introducir  adentro 
la  jaula. 

Figs.  27  enseñan  pápulas  en  el  frente  y  el  lóbulo  de  la  oreja 
derecha,  producidas  en  el  perro  chino  niimero  XXVI  por  inyecciones  de 
virus  de  pápulas  verrucosas  del  hombre.  No  son  en  el  sitio  de  la  inj'ec- 
ción,  pero  constituyen  una  erupción  escasa  generalizada,  precisaniento 
semejante  al  caso  del  perro  número  XVI.  Por  esta  razón  está  presen- 
tada esta  fotografía  para  poder  compararla  con  las  otras. 

ENSAYOS  EN  EL  HOMBRE  OON  EL  VECTOR 

El  señor  NichoUon. — El  señor  Gr.  E.  Nicholson,  como  de  33  años, 
de  constitución  robusta  y  perfectamente  sano,  pasó  la  noche  del  17  de 
setiembre  de  1913  en  la  quebrada  de  Verrugas,  acompañado  por  mi  y  el 
señor  E.  W.  Rust.  Durante  la  noche  mientras  estaba  dui'miendo,  puso 
las  manos  por  casualidad  en  contacto  á  la  mosquitera.  En  la  mañana  si- 
guiente contamos  55  picaduras  inequivocables  del  Phlebotomus  en  los 
dorsos  de  las  manos  y  muñecas  del  señor  Nicholson.  Estas  picaduras 
son  pequeñas,  rojizas,  con  límites  irregularmente  definidos,  y  sin  eleva- 
ción algima.  No  se  le  puede  equivocar  con  otras. 

Quiero  decir  que  la  experiencia  en  este  caso  constituye  un  ensayo 
no  premeditado,  pero  uno  que  sirve  bien  los  fines  prácticos  iguales.  Co- 
mo ya  he  dicho  y  repito,  yo  y  mis  ayudantes,  los  señores  Nicholson  y 
Rust,  hemos  pasado  muchas  noches  en  la  Quebrada  de  Verrugas,  desde  el 
9  de  julio  de  1913  hasta  el  20  de  febrero  de  1914  (por  contaidas,  Town- 
send,  12  noches;  Rust,  8  noches;  Nicholson,  21  noches),  y  nunca  hemos 
visto  otro  chupador  de  sangre  dentro  de  la  casa  mas  que  el  Phleboto- 
mus (y  éste  en  todas  aquellas  noches),  menos  un  solo  zancudo  el  18  de 


Patio  do!  laboratorio  de  verruga  en  Chasica,  jaulas  de  alambre  para  cultivos,  inoculaciones  de  animales,  & 


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-  83  — 


lehrci'd.  De  este  modo  purdo  dccii-  (|uc  está  praci  ¡caiiH'iil i'  iiscojurudo 
((iK'  lio  |)ic(')  a.l  señor  Nic'holsi  111  muía,  iua~i         «d  IMilí^bol oiiuis. 

Siil)i('i  la  t(Mii|)('rat  lira  did  scíior  Ni(di(dsoii  id  25  de  oct  ulirc,  coiiti- 
iiiiaiido  con  lliict  naciones  hasta  cerca  <!«'  dO'-'  una  semana,  después 
hajando  un  poco,  pero  (luedándose  arriba  la  normal  hasta  el  15  de  noviem- 
bre, en  cuya  fecha  bajó  tiiialiiKüite  sin  aumentos  frecuentes.  Se  encontró 
la  Hartoiiia  en  buen  número  en  la  sangre,  liecho  atestado  por  el  señor  A. 
L.  Barton,  (juien  diagnosticó  el  caso  clínicamente  y  microscópicamente 
como  verruga  ó  fíebre  de  la  Oroya.  Durante  este  periodo  figuraban  do- 
loi'es  en  el  dorso  del  cuello  y  en  las  rodillas,  especialmente  en  las  mañanas 

D(d  1")  hasta  el  de  noviembre  los  dolores  se  presentaban  espe- 
cialmente en  las  rodillas,  maléolos,  manos,  muñecas,  y  articulaciones  de 
los  dedos.  Al  principio  de  este  período  permaneció  la  temperatura  bajo 
la  normal  por  muchos  días. 

Del  1  hasta  el  24  de  diciembre  sintió  un  dolor  agudo  interno  en 
la  región  del  bazo,  pero  no  implicando  atjuel  órgano,  según  el  doctor 
Barton,  mu}'  fuerte  al  principio,  pero  gradualmente  bajando  hasta  que 
desapareció  como  el  24.  Los  dolores  de  las  articulaciones  desaparecieron 
cerca  del  tiempo  en  que  principió  este  dolor  interno. 

El  24  de  diciembre  apareció  la  primera  señal  de  la  erupción  en  for- 
ma de  una  pápula  diminuta  en  el  dorso  de  la  mano  derecha  acercada  á 
la  muñeca,  sitio  de  nuiclias  picaduras  del  Phlebotomus  el  17  de  setiem- 
bre. Creció  muy  lentamente  esta  papulita,  casi  imperceptiblemente  al 
principio  pero  mas  rápidamente  después,  hasta  que  alcanzó  el  26  de 
enero  de  1914  un  diámetro  de  3.5  milimetros,  con  forma  exactamente 
redondeada  y  bien  elevada.  Al  principio  tenía  la  morfología  del  tipo 
miliar,  pero  desarrolló  en  tipo  nodular,  lo  que  significa  el  intercambio  de 
las  formas  malignas  y  benignas  de  la  verruga  y  la  imidad  de  la  fíebio  de 
Oroya  y  la  erupción  verrucosa.  El  28  de  diciembre  llegaron  á  los  ma- 
leólos varias  papulitas  como  el  precedente. 

El  8  de  enero  de  1914  apareció  repentinamente  ima  pápula  nodu- 
lar de  considerable  tamaño,  con  diámetro  de  dos  ó  tres  milímetros,  en  el 
codo  derecho.  El  12  de  enero  llegaron  varios  pinitos  miliares  cerca  de 
la  papulita  original  en  el  dorso  de  la  mano  y  muñaca  derechas;  el  17  en- 
señó nodulitos  en  gran  número  en  los  pies,  maléolos,  espinillas,  rodillas 
y  muslos:  el  19  varios  nódulos  más  grandes  en  las  rodillas  y  las  panto- 
rrillas:  el  21  muchísimos  nodulitos  y  puntos  miliares  en  las  manos  y  los 
dedos:  el  25  de  enero  mas  nódulos  grandes  en  el  muslo  derecho. 

El  26  de  enero  principiaron  verrugas  en  los  párpados,  permane- 
ciendo éstas  en  desarrollo  para  dos  meses  hasta  que  desaparecieron 
el  24  de  marzo.  Eran  grandes,  sin  color,  duras,  elevadas. 

En  la  segunda  quincena  de  febrero  aparecieron  en  las  dos  piernas 
varias  verriigas  mucho  más  grandes  que  los  precedentes  y  de  color  pur- 
pureo oscuro.  Permaneció  la  erupción  general  en  las  piernas,  muslos  y 
maléolos. 


—  84  — 


En  la  pvimei'a  semana  de  marzo  aparecieron  nnevas  verrttga.s  g-ran- 
(los  en  los  dorsos  de  las  manos  cerca  de  los  nudillos,  pero  no  se  desarro- 
llaron ésas,  desapareciendo  después  de  unas  semanas.  Habíanse  desarro- 
llado verrugas  grandes  en  las  espinillas.  Apareció  una  en  cada  lóbulo  de 
los  oídos,  desarrollando  las  dos  rápidamente  y  desapareciendo.  Durante 
marzo  aumentó  la  erupción,  llegando  al  zenit  de  actividad  como  e'  25 
del  mes.  Había  comenzado  á  declinar  el  31  de  marzo,  habiendo  deí  apa- 
recido las  pápulas  menos  pronunciadas.  Muchas  pápulas  de  4  á  (i  iiiilí- 
metros  de  diámetro  persistían  en  las  piernas  y  los  muslos.  En  aípiella 
techa  el  puntito  original  (U'l  24  de  diciembre,  que  desarrolló  á  lUi 
nodulo,  había  retrocedido  hasta  un  puntito  casi  sin  ('olor  pero  perfr)cla- 
raente  distinguible. 

Recibió  el  señor  Nicholson  el  10  de  noviembre  30  ce.  de  neosal- 
varsan  por  inyección  inti  avenosa  en  el  brazo  izquierdo.  Disminuyóla 
Bartonia  en  la  sangre  inmediatamente  después,  pero  aumentó  otra  vez 
según  el  doctor  Barton.  Parece  que  está  indicado  este  remedio  como  es- 
pecítico  contra  la  verruga,  en  dosis  más  grande  y  repetida. 

Hasta  la  llegada  de  la  fiebre  el  25  de  octubre,  el  señor  Nicholson 
había  pasado  9  noches  en  la  quebrada  de  Verrugas.  Yo  y  el  señor  E,ust, 
hemos  pasado  respectivamente  12  y  8  noches  en  aquel  sitio;  como  no  es- 
tuvimos picados  yo  ni  el  señor  Rust  por  el  Phlebotomus,  menos  unas 
seis  picaduras  momentáneas,  no  nos  resultó  nada  de  la  infección. 

Indican  los  resultados  del  caso  del  señor  Nicholson  que  las  Barto- 
nia y  la  erupción  deben  su  origen  enteramente  á  las  picaduras  del  Phle- 
botomus del  17  de  setiembre  de  1913,  y  en  conformidad  que  indubita- 
blemente la  fiebre  que  enseña  la  Bartonia  ó  fiebre  de  la  Oroj^a  y  la  con- 
dición patológica  caracterizada  por  la  erupción  verrucosa  -son  no  mas 
que  fases  de  una  sola  enfermedad.  La  infección  que  produjo  las  dos  eran 
trasmitidas  por  el  Phlebotomus  á  la  sola  vez,  lo  que  indica  la  trasmisión 
de  una  sola  especie  de  microbio,  porque  no  se  sabe  hasta  ahora  de  un 
solo  caso  de  dos  especies  distintas  de  microbios  patógenos  trasmitidos 
simultáneamente  por  medio  de  la  probóscide  de  un  insecto. 

El  señor  Me  Guire—lJn  joven  inglés,  el  señor  W.  R  Me  (xuire,  de 
como  22  años,  de  constitución  flaca,  quien  hasta  la  fecha  jamás  ha  en- 
trado en  la  zona  verrucoaa,  estando  en  el  Perú  no  más  de  seis  meses, 
los  que  pasó  en  el  Callao  sin  salir  de  aquel  puerto,  significó  su  voluntad 
el  8  de  febrero  de  1914  de  servir  como  vehículo  para  ensayo  con  las  pi- 
caduras del  Phlebotomus.  En  aqi  ella  fecha  entró  al  hospital  de  Guada- 
lupe en  el  Callao,  en  donde  el  doctor  A.  L.  Barton  siguió  el  caso  conmi- 
go. Recibió  el  señor  Me  Guire  picaduras  del  Phlebotomus,  llevados  vi- 
vos déla  quebrada  de  Verrugas  cada  mañana  en  carro  de  mano,  como 
sigue: 


e:.  ^nxo  kns:c ':AyDO  la  erupciox  verrucdsa  ex  el  codo  iz  juík-.ído 


—  85  - 


—  8()  — 


Debemos  observar  (lue  probablemente  la,  mayoi- izarte  de  estas 
])i<'a(luras  iio  estaban  bien  hechas  ó  com])letadas  ])or  el  Phlebotomns. 
Para.  asc>r tirar  la.  trasmisión  completa,  tle  cnalcpiiera  ca.ntidad  ó  ele- 
mento de  infección  (pie  jiosea  nn  Phleljotomus,  éste  debe  chn])ar  la. 
saniire  sin  interrupción  alg'una  hasta,  el  ])unt()  de  ser  engullido.  Así  no 
sabemos  eual  ])()r  ciento  de  estas  pica.duras  pudieron  i'csultar  efecti- 
vas. 

Tam{)oeo  sabemos  cuáles  de  estos  Phlebotomus  estaban  inl'ee 
eionados,  ó  poseían  el  microbio  verrncoso  en  estado  infectivo,  al  mo- 
mento de  picar.  Podía  ser  nn  número  pequeño  ó  g'rande.  Pero  de 
modo  qne  procedieron  todos  de  la  quebi-ada.  de  Verrufi^as,  es  casi  cier- 
to que  varios  de  estos  Phlebotomus  estaban  ])ien  infeccionados  al  mo- 
mento en  que  ])icaron  al  señor  Me  Guire. 

Relacionando  á  los  números  del  Pldebotomus  llevado,  es  ])reeiso 
notar  que  frecuentemente  se  presentaron  machos  en  <>'ran  número 
cuando  estuvimos  empleados  en  recoger  los  lotes.  Los  nmchos  no  pi- 
can, seo-ún  las  observaciones  (]ue  hemos  hecho  hasta  la  fecha.  FjS  po- 
sible adquirir  el  poder  de  disting-uirlos  por  la  sim])le  vista,  por(]ue 
presentan  nn  aspecto  distinto.  Frecuentemente  hemos  dejado  de  reco- 
ger los  maclios,  pero  en  el  aparo  de  recoger  tantas  heml)ras  que 
fuera  ])osible  muchos  entraron  á  los  lotes  á  veces.  De  este  modo  el 
niniiero  de  ])icaduras  no  puede  siem])re  projjorcionarse  al  número  del 
Phlebotomns. 

Durante  los  primeros  diez  días  usamos  cajitas  de  madera  ]}ara 
trasportar  los  Phlebotíímus  vivos,  y  notamos  (jue  desgraciadamente 
llegaron  al  hospital  los  lotes  llevados  con  una.  mortalidad  tremenda. 
Entre  un  total  de  160  individuos  recogidos  en  buena  condición,  ])odía 
resultar  no  más  que  10  ó  quincp  vivos  á  la  llegada  al  hos])ital. 

l'ara  evitar  ln  continuación  de  este  resultado  desastroso,  cam- 
biamos el  17  de  febrero  con  las  ollas  de  barro  cocido  para  contener  3' 
llevar  los  Phlebotomus.  El  residtado  era,  magnífico,  llegando  al  hos- 
pital la  mayor  parte  viA^a  en  lugar  de  cinco  o  diez  ])or  ciento  como 
antes.  Siemj)re  se  mojaron  bien  las  ollas  conservandc^  la  humedad 
por  envolverlas  con  trapos  mojados. 

üsualmente  picaron  muy  poco  los  Phlebotomus  en  las  ma.ñanas. 
Siempre  parecen  más  vivos  cíe  las  siete  á  las  nueve  de  la  noche,  ])e]-ü 
pican  bien  después  de  la  seis.  Al  fin  omitimos  de  atentar  la  picadui-a 
en  la  mañana  como  medida,  inútil. 

Se  nota  (pie  el  17  de  febi-cro  se  expuso  una  sola  hembra  en  tubo 
de  cristal  al  brazo  del  señor  Me  (íuire,  á  las  seis  de  la.  tarde,  y  que  se 
engulló  con  sangre  en  cinco  minutos,  muriendo  poco  después.  Esta 
misma  hembra  se  expuso  media  hora  en  la  mañana  del  17  sin 
picar,  no  obstante  que  se  cubrió  el  tubo  con  |)apel  negro  para  excluir 
la  luz. 

Se  debe  observar  también  que  el  número  total  de  981  Phleboto- 
mus en  la  tabulación  incluye  duplicados  muchos  qne  se  mantuvieron 
día  por  día  en  la  jaula.  Viven  unos  días  enjaulas  de  madera,  murien- 
do rápidamente. 


I  ERRO  CHIXO  ENSEÑANDO  LA  ERUPCION  VERRUGOSA  EN  EL  LOMO 


—  87  - 


Pifi's.  29  y  30  ciispñ.in  el  ('<]ui|)!)  cmplcailo  cu  l.-i  captiir.i  de  los 
Phicbotoimis.  Se  puso  con  chivos  cii  la  i)!irtMl  del  iutcfior  de  la  casa 
una  ])icz¡i  de  íiéiipro  blanco  de  tamaño  de  una,  vai'a  cuadrada.  Al  íVcn- 
te  (Quedaron  dos  velas  ])a ra  tira i- la  luz  soIitíí  el  j^cncro,  lo  (|uc  atrae 
íi  los  I'hlcbotonius  (]uc  se  i)aran  en  el  género.  La  olla  ])ara.  lecibirlos 
se  mojó  bien  en  toda  la  superficie  externa,  dejándola  envuelta  por  tra- 
])os  mojados,  y  se  ta])ó  la  boca  con  un  pedacito  de  <>-éner(),  dtMitro  de 
lo  (pie  se  ingei-ió  el  tul)o  de  un  embudo  de  cri.stal.  K"coe-¡do  el  I'hlebo- 
tomus  piwii  taparlo  con  un  vaso  conrcnicndo  un  trapo  mojado  con 
cloroformo,  en  el  momento  en  (]ne  sucumbió  á  la  anestesia  se  permitió 
ca^-era  dentro  del  embudo,  lo  (]ue  le  condujo  al  interior  de  la  olla,  de 
donde  no  pudo  salir.  Si  no  se  dejan  los  l'ldebotomus  demasiado  ex- 
puestos á  la  anestesia,  i'cviven  ])rontamente. 

Fig.  81  enseña,  al  señor  Me  Guire  sentado  en  el  laljoratorio  del 
hospital  de  (hiadalupe  con  el  brazo  izquierdo  ingeiido  dentro  de  la 
jaula  de  picar,  llenada  con  los  Phlebotonms.  ara  evitarla  sa- 
lida ú?.  los  Phlebotonius,  usamos  género  bien  fijado  con  tachuelas  á  la 
boca  ó  puerta  de  la  jaula  y  ajustado  con  piola  al  bi-azo  ó  pierna  de  la 
persona  picada. 

101  25  de  t'eljrero  en  la  tarde  subió  repentinamente  lu  temperatura 
del  señor  .Me  (íuire,  siendo  38.7"  á  las  nueve  3'  diez  ndnutos.  En  la 
mañana  del  26  era  casi  39",  y  á  la  una  de  la  "tarde  del  26  era  39.2"; 
en  la  mañana  del  27  había  bajado  hasta  poco  más  que  37^. 

A  las  once  de  la  mañana  del  27  inyeccionamos  subcutáneamente 
el  mono  níimero  II  (cehus  capucinus)  como  con  5  ce.  de  la  sangre  ve- 
nosa del  señor  Me  (íuire  extraída  délos  Ijrazos,  siendo  dentrt)  de  las 
])rimeras  4S  lioras  de  la  fiebre.  Hasta  ahora  no  se  ha  notado  resulta- 
do aprccial)le  en  este  mono. 

Subió  la  temijeratura  el  27  de  febrero  hasta  3S.6<?;  en  la  mañana 
del  2S  era  37.5",  y  subió  muy  poeo  durante  el  día,,  bajando  á  36  en  la 
mañana  del  1  de  marzo.  Permaneció  cerca  de  de  36"  en  las  mañanas  y 
como  36. S  ó  37°  en  las  tardes  hasta  el  14  de  marzo,  en  esta  feclia  su- 
bió k  37.4°  en  las  tardes;  el  16  era  37.2  en  la  tarde,  37.6°  en  la  t'-irde 
del  17;  normal  hasta,  el  20  cuando  era  36.5  en  la  nuiñana  y  37.2  en  la 
tarde,  los  demás  aumentos  fueron  37',  el  31  de  nmrzo,  37.4  el  2  de 
abril  38.2"  el  5  de  abril,  30.5  en  la  mañana  y  37.3  '  en  la  tarde  el  4  de 
abril,  37.2?  el  5  de  abril,  38.5  en  la  uiañana.  y  37.8  en  la  tarde  el  9  de 
abril,  37.50  el  9  de  abril  y  finalmente  37.2°  el  ^O  de  abril.  Sin  notar  al 
contrario,  son  de  la  tarde  las  temperaturas. 

Pareció  el  paciente  un  poco  pálido  el  3  de  niai'zo  y  se  sintió  débil, 
continuando  así  hasta  fines  del  mes.  I.a  sangre  del  4  de  nmi"zo  enseñó 
leucocitosis  cf)n  aumento  de  linfocitos,  y  unos  eosinófílos  por  la  pri- 
mera vez.  ( 'ontinuó  la  sangre  manifestando  cierto  grado  de  anemia  has- 
ta el  10  de  marzo  ó  poco  después.  Xo  ha  identificado  con  seguridad  el 
doctor  Barton  la  Bartc^nia  en  la  sangre;  pero  yo  estoy  bien  convenci- 
do de  que  he  encontrado  la,  Bartonia  en  poeo  número,  en  varios  esta- 
dos ])reparativos,  eu  las  preparaciones  de  la  sangre  tomada  dni-ante 
uno  de  los  aumentos  de  la  temperatura.    Siempre  resulta  esta  condi- 


—  ss  — 


ción  (le  muy  pocos  cuer]K)s  do  la  Hartonia,  y  éstos  frccucntfmciitc  mal 
(k'tiiiidos,  en  casos  señalados  por  poca  pirexia. 
Xo  enseñó  la  sangre  nada  l'lasmodinm, 

FA  19  de  marzo  en  la  mañaim  apai'ecieron  dolores  en  la  muñeca 
derecha,  siendo  estos  los  primeros  dolores  de  las  articulaciones. 
l)isminuyei-on  estos  en  la  mañana  del  20.  Siguieron  dolores  de  los 
huesos  el  23  de  marzo,  especialmente  en  hi  espalda  y  tronco,  y  llega- 
i'on  dolores  ñiei'tes  el  25.  En  la  mañana  del  26  sintió  el  paciente  muy 
inertes  dolores  en  los  pies  3'  las  ])iernas,  de  manera  (pie  lio  podía 
poner  los  pies  al  suelo  sin  mucha  dificultad.  Continuaron  los  ch)l()res 
el  27  de  marzo,  en  la  mañana,  pero  disminuyendo  y  no  tan  agudos 
como  antes.  El  31  de  marzo  habían  casi  desaparecido  los  dolores. 

Después  del  1  de  abril  permanecían  casi  normales  la  sangre  y  la 
condición  genera,l,  hasta  el  9  de  abril.  La  historia  clínica  del  caso  era 
interrumpido  el  9  y  10  de  aJjril  por  una  1  ecrudescencia,  de  un  Cciso  vie- 
jo de  gonori-ea  contraído  hace  meses.  Es  niu_v  probable  cpie  resultó 
esta  recrudescencia  como  efecto  de  la  infección  verrucosa.  La  sangre 
en  (.'Stas  techas  enseñó  muchos  cosinófilos  Como  los  síntomas  carae- 
teiístieos  de  la  verruga  eran  pronunciados  y  jirácticamente  concluí- 
ch^s  cerca  de  dos  semana  antes  de  esta  complicación,  juzgo  que  no  hay 
peligro  de  mesclarse  los  síntomas  de  esta  última  con  los  de  la  ve- 
rruga. 

Hasta  la  fecha  no  ha  ])arecido  la  erupción,  ]jero  tengo  toda  con- 
fianza de  que  ésta  llegará  en  el  debido  tiempo.  Esta  confianza  es 
basaíhi  sobre  mi  identificación  de  los  cuerpos  Bartonia,  en  la  sangre 
del  señor  Me  Guire.  Si  no  resulta  eru])ción  viable,  sería  éste  en  mi  opi- 
nión caso  de  verruga  sin  erupción  ó  solamente  con  erupción  interna. 
Es  casi  seguro,  como  dice  el  doctor  Barton,  pue  pueden  ocui'rir  casos 
de  verruga  sin  erupción  alguna.  Los  ensayos  ya  mencionados  lleva- 
dos á  cabo  por  mi  en  animales  de  laboratorio  en  ciuc  no  l  esultó  erup- 
ción visible  confirman  esta  opinión. 

Salió  el  señor  Me  (íuire  el  2  de  junio  con  ruml)o  á  Liveri)ool,  don- 
de se  presenta^rá  á  los  ])rofesores  de  la  Escuela  de  Medicina  Tropical, 
hasta  agosto  de  1914  ó  más  tarde  si  es  necesario,  para  averiguar  la 
erupción.  Cuando  llegueésta,  será  fotografiado  el  señor  Me  (üuii'e  3'  co- 
pias identificables  de  las  fotografías  serán  mandadas  á  Lima  para  ser- 
vir como  pruebas  de  la  erupción  en  este  caso. 

El.  RESERVORIO  Ó  DEPÓSITO  DE  LA  INFECCIÓN 

Los  resultados  de  la  investigacicni  indican  la  probabilidad  de  (pie 
el  dei)ósito,  del  cjue  obtiene  el  Piebotomus  la  infección,  puede  ser  la 
sangre  de  las  pecpieñas  lagartijas,  cpie  viven  dentro  de  las  ])arcdes  de 
pieclra  y  en  los  pedregales  de  la  zona,  verrucosa.  l*re])araciones  hechas 
con  Frottis  de  la  sangre  de  mucliaslagartijas  recogidas  en  las  paredes 
de  jjiedra  en  la  (Quebrada  de  Vcirugas,  (fig.  3),  en  las  inmediaciones  de 
Surco,  en  San  Bartolomé  y  en  las  quebradas  arriba  de  Chosica,  ense- 
ñan en  todos  los  casos  cuerpos  en  forma  de  bastoncitos  y  granulitos 


—  ,S!»  — 


ilüi'  |)  )sciMi  la  m  iiioloLíln  i'!ciiLica  de  los  cii  'i'pDS  llaiiiailos  ItnrLoiiin 
hncillUonniu.  lOii  tamaño,  forma,  color  _v  apariMitc  cstructiira,  no  se- 
les pucdi' distiiiunii' de  la  liartonia.  Kstoy  l)ieii  f'amiliai'izado  eon  el 
lifHího  de  cxisLi' una,  varií'dad  extensa  (1p  bneilos  (pie  no  se  puede 
difei'cncia I'  eutfc  sí  sin  liaeer  cultivos  dn  ellos  y  hacer  ensayos  de 
numerosas  i-eaeciou(>s,  pero  como  estos  nnsmos  euerpos  existen  siem- 
pre en  las  lagartijas  y  éstas  últimas  tienen  irlaeiones  continuas  eon  el 
ÍMdebotomus,  jiizo'o  (]ue  los  cuerpos  llevan  una,  i'elaeióii  á  la  verruj>a. 

l']n  la  (¿uel)rada  de  Veri-u<>as  existen  junto  á  la,  casa,  eonio  ya,  he- 
mos notadt),  muchas  ])aredes  de  piedra,  [li<i's.  2,  3,  12,  18J,  en  las  que 
se  esconden  los  IMilebotomus  en  el  di  i,  ])or  <iran  número,  y  en  donde 
ta-mbién  viven  las  la^-artijas.  lOs  se.ij^uro  ([Ue  l(js  I'hlebotomus  chupan 
la  san<ire  délas  lagartijas  intensamente.  Treparacií-nes  hechas  con 
t'rottis  de  la  san<>'re  contenida  en  el  addomen  de  los  Phlidjótomus  en- 
gullidos, han  enseñado  los  corpúsculos  i-ojos  nucleados  de  las  la<>arti- 
jas.  En  a,quHllas  ])a,ivdes  de  la  (Quebrada  de  Verrucía,s,  están  expues- 
tas las la<i-a,rtijas  al  ataque  de  los  Phlel)otomus  todos  los  días  del  año. 

De  estos  hechos,  es  claro  (]ue  debe  ser  infeccionada  eon  veia-uga,  la 
sanu're  de  las  la<iart¡jas,  si  no  originalmente  entonces  como  residtado 
de  las  constantes  i)ieadui-as  délos  I'hlebotomus  infectivos.  Mace  ])o- 
cos  años  se  descubrió  una  relación  íntima  entre  el  I'hlebotomus  y  los 
reptiles  en  varias  ])a.rtes  del  mundo.  En  India,  y  Africa  los  Phieboto- 
mus  pican  libremente  á  los  f>-eekos  y  otras  laí.fartijas  de  las  casas  3  pa- 
redes. En  Norte  América,  pican  á.  las  culebras,  no  atacando  al  hombre. 
En  vai-ias  otras  partes,  como  en  la  rejiión  JMediterránea,  pican  á  va- 
rias lajiíii-tijas,  y  á  veces  á,  zapos.  En  el  Perú  ocurre  lo  mismo.  I'are- 
ce  se,o;uro  de  que  la,  san^íre  de  reptil  es  el  pábulo  natural  3'  ori<iinal 
del  Phlebotomus,  lo  (pie  ha,  i-esult;ulo  del  conjuntamiento  de  habitan- 
za  de  los  reptiles  y  los  Phlebotomus.  Se  \\í\.  observado  de  que  pican 
los  Phlebotomus  á.  las  laf^artijas,  cuando  inmediatamente  éstas  ha- 
bían rehusado  picar  al  hondero. 

Estos  mismos  cuerpos  en  forma  de  bastoncitos  y  <>Tanulitt)s  se 
han  encontrado  \)oy  mí  en  ])repa raciones  hechas  con  frottis  del  Phlebo- 
tomus de  la  (piebrada,  de  Veri  u<ias,  en  sesiones  microt('')micas  de  las 
])á])ulas  verrucosas  del  hombre;  en  sesiones  de  las  ])ái)nlas  de  los  ani- 
males de  laboratorio  infeccionado  con  el  Phlebotomus;  en  la  sangre  de 
estos  animales  antes  de  la,  lleoada  de  las  pápulas;  y  no  sólo  en  la,  san- 
gre,  .sino  también  en  la  médula  ósea,  en  el  hígado  y  en  la  médula  espi- 
nal de  las  lagartijas. 

Llevé  á  cabo  dos  ensayos  en  cuyesitos  con  la  inyección  de  la  san- 
gre citratada  de  lagartijas.  En  la  sangre  del  ]3rimer  cuyesito,  tomada 
6314  horas  después  de  una  in3'ecei(')n  subcutánea  muy  débil  de  sangre 
<le  lagartijas  i'ccogidas  arriba  de  ( 'hosica,  y  tand:)ién  en  la  sangre  to- 
mada varias  veces  después  he  encontrado  estos  mismos  cuerpos  muy 
típicos  pai-eciendo  idénticos  con  la  Bartonia.  Se  murió  este  cu\'esito 
en  9  días,  después  de  aumentos  irregulares  de  tempei'atura,  3'  enseñíi- 
ron  su  sangre  y  médula  ósea  de  autoi).sia  un  gran  aumento  de  los  mis- 
mos cuerpos. 


0 


—  !)0  — 


El  segundo  cuisito,  se  iiiyeccioiió  subciitniicamentH  con  i»o- 
ijuí-inia  cantitlad  de  sangre  de  lagartijas  de  Sarco,  de  lo  (¡iip  resultó 
!a  nnievte  del  cuisito  10  horas  (Í(>s|)ucs.  Preparaciones  hechas  con 
Irottis  del  hígado  enseñaron  los  cuerpos,  ]»ero  lesultaron  negativos  la 
sangre,  la  médula  ósea  y  el  bazo. 

Si  no  son  idénticos  con  la  Bartonia  estos  cuerpt)s,  es  seguro  (]ue  • 
-on  indistinguibles  niorfológicaniente;  y  es  evidente  que  llevan  una  re- 
lación constante  á  la  veriaiga.  Es  muy  posible  que  son  un  bacilo  {¡aie- 
cido  al  bacilo  paaitíflco  \^,  ]jero  en  eual(]niei'  caso  parece  ()ue  están  en- 
cadenados con  los  cuerpos  de  la  B.'rtonia  y  con  la  verruga  en  una  re- 
lación hasta  ahora  muy  misteriosa.  Es  posible  qu(>  las  Bertonia  no 
son  masque  los  (Mierpos  déla  sangre  de  las  lagartijas,  parasitadas  ])or 
el  organismo  propio  verrueoso.  De  1900  á  1902,  demostró  el  doctor 
Barton  el  bacilo  ])a,recido  al  ])aratítico  B  en  todos  los  casos  de  vei  i  u- 
ga,  estudiados  por  él.  Además,  con  este  bacilo  produjo  el  doctor  Bar- 
ton en  perros  y  muías  una  fiebre,  seguida  ])or  una  erujicion,  estcjs  re- 
sultatlos  fueron  recibidos  á  la  vez  como  trasmisión  de  hi  vei-ruga  pero 
más  tarde  cambió  la  ojjinión.  Juzgo  de  que  eni  verrucosa  la  infec- 
ción producida  por  el  doctor  JJarton  en  estos  casos.  Bero  como  es- 
tá presente  este  bacilo  con  tanta  constancia  en  casos  de  veriniga,  pa- 
rece .seguro  cjue  lleva  una  relación  importantísima  á  la,  enfermedad. 

Puede  ser  la  Bartonia  una  forma,  infeccionada  del  bacilo  i)arecida 
a\  paratífico  R.  que  ha  peixlido  su  poder  reproductivo.  En  tal  caso  el 
organismo  verrueoso  no  llega  al  estado  infectivo  hasta  que  se  han  des- 
compuesto y  desaparecido  las  Bartonia  que  lo  contienen.  En  el  mo- 
mento en  que  se  descom])one  la  Bartonia,  escapa  á  la  sangre  en  es- 
tado infectivo  el  oi-ganismo  verrueoso.  I^os  ensayos  de  Barton  enani- 
nu'des  de  lal)oratono  forzosamente  indicanque  lleva  la  ini'ección  verru- 
cosa el  bacilo  ])a.recido  al  paratífico  B.lo  (pie  creo  es  idéntico  con  ee  ba- 
cilo de  las  lagartijas. 

Semejantes  casos,  señalados  por  la  presencia,  constante  de  ciertos 
bacilos  específicos  en  varias  enfermedades  de  etiología,  desconocida, 
por  ejemplo  en  la  fiebre  amarilla  y  la  cólera,  de  los  iniercos,  se  han  co- 
menta-do frecuentemente.  Es  muy  probable  que  tales  l)acilos  están  in- 
feccionados por  los  organismos  ultramicroscópicos  respectivos  de  es- 
tas enfermedades  y  que  desp;;chan  un  rol  íntimo  en  su  trasmisión. 

La  sangre  de  ratas,  perros,  Ijurros,  paUjmas  y  lechuzas,  de  la  Que- 
brada de  Verrugas,  no  ha  enseñado  estos  cuer])os.  Está  indicado  de 
que  los  l'hlebotomus  (]ue  frecuentan  la  casa  de  la  (¿uebrada  de  Veri-n- 
gas,  no  j)ueden  obtener  la  infección  verrucosa  de  la  sangre  de  las  viz- 
cachas, porque  no  existen  estos  roedores  cerca  de  aquella  c  isa.  So- 
lo vuelan  poca  distancia  los  Phlebotomns,  y  en  la  Quebrada,  de 
Verrugas,  en  la,  vecindad  inmediata  de  la.  casa,  no  se  cambian  sino 
entre  las  paredes  de  piedra  en  el  día  y  los  interiores  de  la  casa,  en  la  no- 
che. Así  cpieda  indicado  de  (jne  no  forman  el  reservorio  de  la  verruga 
los  oti'os  animales  más  (]ue  las  lagartijas  ú  otros  re¡)tiles,  Si  .se  cons- 
tituve  el  hombre  otro  de])ósito  de  la  infección  es  problema  que  necesi- 
tamos investigar  cuidadosamente. 


AI  K DIOS  rKOFII.ÁKTICOS 


Ks  mny  fácil  vivir  por  largo  (icinpo  en  la  zona  verrncosa  sin  con- 
t  i'aci-  la,  verruga,  tomando  precauciones  para  evitar  las  picaduras  del 
Phlebolomns.  Yo  y  el  señor  Rust  hemos  pasado  muchas  noches  y  días 
en  la  Quebrada  de  Verrugas,  sin  contraer  algo  de  la  infección.  Emplea- 
mos un  ungüento  aromático  para  aplicar,  como  á  las  seis  de  la  tarde,  á  las 
partes  expuestas  de  la  piel,  por  ejemplo  la  cara,  el  cuello,  las  manos  y 
las  muñecas:  durmiendo  después  bajo  una  mosquitera  fina,  que  los  Phlebo- 
tomus  lio  pueden  pasar.  No  son  fastidiosas  estas  precauciones  para  obser- 
var, y  darán  absoluta  inmunidad  contra  la  verruga.  De  este  modo  se  pue- 
de pasar  las  noches  y  los  días  en  la  Quebrada  de  Verrugas,  lo  (jue  es  un 
fuerte  foco  de  la  enfermedad,  sin  jieligro  alguno  de  infeccionarse. 

El  ungüento  se  compone  como  sigue: 

01.  a  11  i  si   3  gramos 

01.  eucalipti   3  gramos 

01. — terebinths  ,   3  gramos 

Ungüento  acidi  boriei   Ad  .... 

Para  dormir  se  necesita  mosquitera  de  género  muy  fino,  porque  los 
Phlebotomus  fácilmente  pasarán  la  tela  mosquitera  ordinaria.  Una  mu- 
selina fuerte  servirá  bien.  Debe  usarse  un  poco  de  cuidado  para  ajustar 
bien  las  márgenes  de  bajo  el  colchón  ó  las  frazadas,  y  también  necesi- 
ta cuidarse  que  no  hay  Phlebotomus  dentro  de  la  mosquitera  antes 
de  acostarse. 

En  sitios  dentro  délas  zonas  verrucosas  en  que  se  puede  emplear  la 
electricidad  como  fuerza  alumbradora  y  motora,  és  posible  exitar  la  en- 
trada del  Phlebotomus  á  la  casa  en  la  noche  por  medio  de  luces  fuertet  3- 
brillautes,  puestas  en  las  habitaciones.  Para  protegerse  después  de  acos- 
tarse, se  puede  dirigir  abanicos  eléctricos  directamente  á  las  aberturas 
de  las  ventanas  dejadas  abiertas.  Los  Phlebotomus  jamás  entrarán  en 
una  habitación  contra  una  fuerte  corriente  del  aire;  tampoco  se  aventura- 
rán dentro  de  las  habitaciones  en  que  existe  una  fuerte  iluminación. 

Fuera  de  estos  medios  seria  posible  remover  al  Phlebotomus  ente- 
ramente de  la  vecindad  de  las  casas  destruyendo  las  paredes  de  piedra 
ó  pedregales  y  cuevecitas  en  la  roca,  para  ocultarse  en  el  día  y  especial- 
mente para  criarse.  Saliendo  de  tales  sitios  cuando  aumenta  la  oscuri- 
dad, no  vuela  mucha  distancia.  Es  probable  que  no  pasará  un  área  de 
trescientos  metros  de  anchura. 

Otro  medio,  pero  probablemente  menos  eficaz,  sería  destruir  por 
medio  de  venenos  las  lagartijas  que  viven  dentro  las  paredes  cerca  de 
las  habitaciones.  Pero  tendríamos,  en  este  caso,  el  continuo  peligro  de 
la  llegada  de  otras  lagartijas  y  á  veces  de  otros  Phlebotomus  de  ñiera 


del  área  trataila.  Si  existen  las  paredes  ú  oinis  sitios  rocallosos,  no  se- 
ría posible  ilejarliis  limpios  menos  de  hacerles  una  sólida  masa  de  ce- 
mento. 

Sacando  las  paredes  y  petlre<:;ales  en  un  radio  de  trescientos  me- 
tros de  la  casa  debe  ser  de  todos  modos  lo  más  practicable.  Si  no  prueba 
suficiente  esta  distancia,  tendría  que  aumentar  el  radio*  La  distancia  (puí 
camina  el  Phlebolamus  necesita  investig-ación. 

LAS  LABOKES  qVV.  SIÍ  nEBEN  IXICIAli 

Son  cinco  las  pi'incipales  lineas  del  trabajo  en  este  asunto  que  de- 
ben sucederse.  Como  sabemos  ahora  cual  insecto  es  el  vector  de  1 1  ve- 
rruga, hemos  tomado  un  buen  peso  pero  no  es  más  que  el  primer  paso  en 
la  investigación  económica  del  asunto,  del  punto  de  vista  entomológico. 
Son  los  líneas  de  labor  para  el  futuro  como  siguen: 

1  )  Df'ter minar  l<i  <ILsfi'i/>iiri</ii  drl  Plilebotoinun  vi-nicarum.  -  Tenemos 
que  examinar  todas  las  regiones  del  Perú  donde  existen  zonas  verruco- 
sas,  para  determinar  la  distribución  geográfica  exacta  del  Phlebotomus. 
Durante  esta  investigación  es  casi  seguro  que  encontraremos  distritos 
infeccionados  que  no  están  conocidos  hasta  ahora  como  verrucosos.  Por 
medio  de  los  resultados  podemos  hacer  mapas  definitivos  de  todas  las 
áreas  amenazadas  por  la  infección  verrucosa. 

2)  Historia  del  ciclode  vida  del  PhhhotoíiiiiH  iHelni/eiido  .sus  eostioiihre.s. — 
Esto  será  una  labor  de  mucha  largueza.  Necesitaremos  seguir  en 
el  campo  el  desarrollo  completo  del  Phlebotomus,  del  estado  de  huevo 
hasta  el  estado  adulto,  incluyendo  todas  sus  costumbres  ó  peculiaridades 
de  vida,  al  fin  de  ver  en  cuales  puntos  podemos  atacarlo  con  mas  ventaja. 
Esta  investigación  se  debe  llevar  del  punto  de  vida  ecológica,  constitu- 
yéndola como  un  estudio  exhausto  del  enrironmenl  (environnement  ó  Um- 
gebung),  ó  estudio  de  las  condiciones  naturales  del  contorno  ó  habitación 
del  Phlebotomus;  y  por  demás  un  estudio  de  las  reacciones  á  los  factores 
del  mismo  que  hace  toda  la  fauna,  inclusive  del  Phlebotomus.  Tenemos 
que  estudiar  la  balansa  normal  de  la  naturaleza  en  el  campo  para  alcan- 
zar el  medÍ3  de  alterarla  eliminando  el  Phlebotomus,  ó  faltando  esto,  en 
eliminar  el  reservorio  de  la  infección.  Todos  los  puntos  necesitan  una  in- 
vestigación minuciosa.  Un  solo  punto  de  mucha  importancia,  relaciona- 
do á  las  costumbres  del  Phlebotomu-,  seria  determinar  la  distancia  que 
vuelan  los  adultos  en  noches  tranquilas. 

S)  El  reservorio  de  la  iierrvfia — Una  investigación  completa  de  este 
asun.o  será  imperativa.  Hasta  que  comprendamos  exactamente  cuales 
son  los  depósitos  de  la  infección  verrugosa,  no  podemos  tratar  efectiva- 
mente el  asunto  de  controlar  la  enfermedad.  Es  muy  posible  que  ce 
pueda  eliminar  el  depósito  de  la  infección  con  mucho  más  facilidad  que 
efectuar  la  eliminación  del  vector.  Es  necesario  saber  si  existen  mas  de 
un  reservorio  verrucoso. 


—  93  — 


4)  IJcPiir  á  cal>i)  f'nsm/o.s  en  conlrohír  al  J'hlcholonius.—yjsto  se  puede 
hacer  solanieiilr  dentro  de  la.  zona  verrucosa.  Teniendo  en  cuenta  todas 
las  costumbres  del  xcctor,  podemos  inventar  medios  para  instituir  mu- 
chos ensayos  distintos,  al  í'iu  de  descubrir  los  mejores  modos  de  domi- 
narlo. Esta  investigación  ofrece  grandes  oportuindades  para  alcanzar  á 
resultados  de  tremenda  importancia  en  esta  conexión. 

J)  Ennayos  en  doiainar  el  reservorio. — Una  vez  conocidos  sin  equivocar- 
se q\  animal  ólos  animales  cuya  sangre  constituye  deposito  de  la  verruga, 
podemos  ignahueute  instituir  ensayos  al  fin  de  adivinar  el  propio 
control  del  mismo.  Estos  ensayos  dependerán  enteramente  de  la  natura- 
leza del  reservorio,  porque  envuelven  las  costumbres  del  animal  en  cues- 
tión. 

llEBIDÓS  .\aRADECIMIENTOS 

Debe  mucho  el  buen  éxito  de  esta  investigación  hasta  la  fecha  á 
la  cortesía  y  bondad  de  los  oficiales  de  la  Peruvian  Corporation  y  del 
Ferrocarril  Central  del  Perú.  Los  señores  W.  L.  Morkill  y  J.  H.  Feehan 
han  proporcionado  trasportación  regular  y  especial  hace  más  de  un  año, 
y  han  facilitado  de  toda  manera  el  propio  llevamiento  y  despacho  de  las 
labores.  Todos  los  demás  oficiales  del  Ferrocarril  Central  han  ayudado  á 
la  investigación  lo  más  posible. 

El  doctor  A.  L.  Barton  siempre  ha  prestado  á  la  investigación  sus 
servicios  profesionales  y  técixicos,  en  cualquier  tiempo  pedido,  sin  remu- 
neración alguna,  y  ha  seguido  y  curado  los  casos  verrucosos  de  los  se- 
ñores Nicholson  y  Me  Guire. 

Todos  los  oficiales  del  gobierno  del  Perú,  especialmente  su  Exce- 
lencia el  Presidente  de  la  República,  el  Ministro  de  Fomento  y  los 
demás  oficiales  del  mismo  Departamento,  incluyendo  el  Director  de 
Aguas  y  Agricultura,  han  expedido  y  facilitado  la  investigación  de  toda 
manera  posible,  con  entusiasmo. 

A  todas  estas  personas  el  autor  de  este  informe  ofrece  sus  aprecia- 
ciones y  gracias.  También  debo  acusar  el  eficaz  é  interesado  servicio  de 
mis  ayudantes,  los  señores  E.  W.  Rust  y  G.  E.  Nicholson. 


INFORMES 


LA  LN5LÑANZA  DL  LA  GEOGRAFIA  EN  LL  PLRU 


Lima,  25  de  octubre  de  19 IS. 
Señor  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica. 

Lima. 

Muy  señor  mío: 

En  la  primera  sesión  que  la  Sociedad  Geográfica  celebró  en  febre 
ro  de  1913,  dado  el  interés  que  tiene  por  la  instrucción  de  la  Repiiblica. 
decidió  las  siguientes  conclusiones: 

1.  °  Con  un  voto  unánime  se  juzgó  indispensable  propender  á  im- 
pulsar la  enseñanza  geográfica  en  el  país;  y 

2.  °  Recomendar  al  Consejo  Directivo  estudie  y  promueva  los  me 
dios  para  difundir  la  enseñanza  de  los  adultos. 

Con  estas  resoluciones  la  sesión  decidió  hacer  una  reforma  funda- 
mental en  la  enseñanza  de  la  geografía  y  con  este  fin  publicó  un  mapa 
popular,  que  es  hasta  hoy  el  mejor  del  Perú;  según  este  mapa,  están 
arreglados  mis  diseños  en  la  enseñanza  intuitiva  de  geografía. 

Cooperando  al  buen  deseo  de  la  Sociedad  Geográfica  le  ofrezco  los 
diseños  con  apuntes  concisos  y  prácticos  sobre  el  método  de  enseñanza, 
especialmente  en  el  tercer  año  escolar;  hecho  este  trabajo  sobre  la  base 
de  mis  mismas  clases  en  el  Colegio  Alemán  de  Lima,  con  el  fin  de  «di- 
fundir la  enseñanza  de  la  geografía  elemental» . 

Sobre  esta  base  es  posible  realizar  despiiés  la  tercera  conclusión  de 
la  tercera  sesión: 

«Recomendar  al  Consejo  Directivo  el  estudio  de  la  reforma  que 
conviene  efectuar  en  el  plan  de  la  enseñanza  geográfica» . 


—  95  — 


Ku  iiu.  j)iU'ii  liiUHT  la  rcloniui  más  eficaz,  hk^  parece  conveniente 
dar  unas  cuantas  conferencias  á  los  alumnos  de  la  escuela  normal  de  va- 
rones, como  raíz  de  todas  las  escuelas  para  que  éstos  hagan  la  reforma 
en  toda  la  Kepública. 

Soy  de  usted  atento  y  8.  S. 

Kaki,  Kitzing. 


Sello  (le  la  Soc'c  lail  (¡('o.nMáfica 

Lima,  W  de  diciembre  de  1913. 

Poi-  acuerdo   del  Consejo  Directivo,  pase  para  ([ue  emita  informfj 
al  socio  señor  Oscar  Miró  Quesada. 

Solón  Polo. 


Lima,  10  de  enero  de  1914. 
Señor  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Liiaa. 

He  estudiado  con  detenimiento  el  proyecto  del  profesor  Karl 
Kitzing  y  me  parece  de  acuerdo  con  las  nuevas  orientaciones  pedagógi- 
cas de  la  enseñanza  de  la  geografía.  Mas,  como  todo  informs  lia  de  ser 
fundamentado  y  como,  por  otra  parte,  hay  á  mi  juicio  en  el  trabajo  del 
señor  Kitzing  algunas  pequeñas  deficiencias  en  cuanto  al  contenido  de  la 
enseñanza,  y  ligeros  errores  en  la  manera  de  apreciar  ciertos  hechos  his- 
tóricos del  Perú,  voy  á  permitii-me  exponer,  á  grandes  rasgos,  por  su- 
puesto, los  caracteres  que  hoy  reviste  la  enseñanza  geográfica,  científica 
y  escolarmente  considerada. 

Pocas  asignaturas  se  han  modificado  tanto  en  su  índole  y  en  su 
método  como  la  geografía.  Durante  mucho  tiempo  fué  su  enseñanza  un 
ejercicio  escolar  de  pura  memoria,  una  enumeración  árida  y  enojosa  de 
puertos,  ríos,  lagos,  mares,  ciudades,  islas,  peniiisulas,  cabos,  montañas, 
valles,  cerros  y  picos.  Esta  geografia-nomeiiclatura,  sin  valor  cultural, 
cayó  poco  á  poco  en  descrédito,  aunque  todavía  se  enseña  entre  noso- 
tros. Con  el  progreso  de  los  conocimientos  humanos,  el  concepto  geo- 
gráfico evoluciona  y  produce  un  cambio  correlativo  en  su  enseñanza. 
Frente  á  la  tradicional  geografía-nomenclatura,  que  se  aprendía  al  pie 


—  96  — 


de  la  letra,  surge  la  ntteva  geografía,  verdadera  ciencia  de  observación  y 
raciocinio,  ciencia  de  las  relaciones  de  la  tierra  y  del  hombre,  (jue  se  in- 
culca á  los  jóvenes  apelando  á  la  intuición  y  con  el  ñn  de  desan-oUar  el 
juicio,  la  madurez  de  criterio  y  el  pensar  filosófico  de  los  alumnos. 

Aunqne  las  transformaciones  de  la  didáctica  geográfica  sean  para- 
lelas al  perfeccionamiento  de  la  geogratíay  ambas  modificaciones  formen 
parte  de  un  mismo  proceso  evolntivo,  para  mayor  claridad  nosológica. 
analizaremos  separadamente  las  dos  faces  del  asunto.  Contemplada  asi  la 
cuestión  se  reduce  á  estudiar  la  naturaleza  del  contenido  de  la  geografía 
y  de  los  métodos  empleados  para  enseñar  á  los  alumnos  ese  contenido. 

Moderno  concepto  del  contenido  geográfico 

Puede  decirse  que  Humboldt  es  el  creador  de  la  geografía  moder- 
na. Alejandro  Humboldt,  en  efecto,  con  sus  famosas  obras  Cuadros  de  la 
Naturaleza,  Ensayos  sobre  Nueva  España  y  el  Cosmos,  fué  el  primero 
que  dió  expresión  exacta  á  las  relaciones  que  existen  entre  el  hombre  y 
la  naturaleza,  que  puso  de  manifiesto;  «en  qué  medida  el  hombre  es  es- 
clavo de  las  fuerzas  del  universo  y  el  prÍ!.ionero  de  la  tierra»,  y  como 
también  «puede  luchar  y  reaccionar» . 

Lespañol,  en  su  libro  La  evolución  de  la  tierra  y  del  hombre,  dá 
una  idea  clara  de  esta  nueva  geografía,  cuando  dice  que  «ha  llegado  á 
ser  una  descripción  y  una  explicación  ei^  el  sentido  científico  de  las 
palabras».  Y  Eallex,  en  su  Nuevo  Curso  de  Geografía,  explica  del  si- 
guiente modo  el  espíritu  de  la  moderna  geografía: 

«La  geografía  trata  de  hacer  comprender  la  inmensiiiad  del  gran 
océano,  la  exuberancia  de  las  florestas  vírgenes  de  América,  las  costum- 
bres de  los  negros  africanos.  Nos  habitiia.  á  observar  los  países  en  que 
vivimos,  y  que,  sin  embargo,  conocemos  tan  mal.  ¿Por  qué  los  Vosgos 
tienen  cumbres  redondeadas  y  los  Alpes  cimas  agudasV  ¿Por  qué  la 
Champaña,  tiene  valles  largos  y  ensanchados,  mientras  que  los  cauces 
del  macizo  central,  tienen  valles  estrechos  y  abruptos?  ¿Por  qué  los  árbo- 
les de  la  Francia  del  norte  pierden  sus  hojas,  mientras  que  los  de  la  Pro- 
venza  las  conservan?  ¿Por  qué  Flandes  tiene  ríos  regulares  y  los  Cevé- 
nes  torrentes  desvastadores?  ¿Por  qué  las  casas  están  diseminadas  por 
aldeas  en  Bretaña  y  agrupadas  en  ciudades  sobre  las  mecetas  borgoño- 
nas?  A  todas  estas  cuestiones  responde  la  geografía.  Miiestra  como  la 
constitución  geológica  del  suelo,  las  formas  del  relieve  y  el  clima,  expli- 
can el  régimen  de  los  cursos  de  agua,  las  formas  vegetales  y  animales  y 
la  vida  humana.  La  geografía  hace  comprender  la  dependencia  estrecha 
recíproca  de  la  tierra  y  del  hombre,  revelando  el  armonioso  encadena- 
miento que  preside  á  la  vida  universal». 

Observar,  pues,  la  tierra  con  ojos  de  científico  y  espíritu  de  fil(')so- 
fo,  relacionando  cada  fenómeno  al  parecer  independiente,  con  toda  la 


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serie  de  hechos  íi  (jue  pertenece,  reiuonl áiK lose  ;'i  sus  causas,  descendien- 
do á  sus  consecuencias  y  comparándolos  con  otros  análogos  que  se  produ- 
cen en  cierta  parte  del  globo:  tal  es  la  función  esencial  de  la  moderna 
geografía. 

Refiriéndonos  á  la  división  tradicional  de  la  geografía  en  astroiu')- 
mica,  física  y  política,  cabe  decir  (pie  su  contenido  se  ha  modificado  por 
un  doble  proceso:  la  creación  de  la  bio-geografia,  (pie  ha  llegado  á  in- 
gertarse  como  una  nueva  rama  al  tronco  tripartito  de  la  división  clásica, 
y  el  cambio  sustancial  que  han  experimentac'o  las  otras  tres  ramas  vieja,s, 
debido  al  influjo  de  ciencias,  cpie  antes  se  consideraban  exti'añas  á  la 
geografía  y  (pie  hoy  le  sirve  de  base  y  de  criterio  inspirador.  Estas  cien- 
cias son  la  geología,  la  sociología,  la  historia  y  la  estadística. 

La  geología  inspira  á  la  geografía  física  y  la  convierte  en  una  cien- 
cia (pie  «abraza  la  definición  precisa,  desde  el  punto  de  vista  de  la  for- 
ma y  de  la  génesis  de  todas  las  unidades  homogéneas  entre  las  que  pue- 
de dividirse  la  superficie  del  globo»,  como  escribe  Lapparent  en  sus 
Lecciones  de  geografía  física. 

La  sociología,  la  historia  y  la  estadística  se  mezclan  á  la  geografía 
política  y  la  transforman  en  una  explicación  racional  de  las  causas  de  las 
civilizaciones  de  los  pueblos,  fundadas  en  los  efectos  que  el  medio  natu- 
ral ejerce  sobre  la  evolución  de  los  grupcs  humanos. 

En  cuanto  á  la  bio-geografía  consiste  en  el  estudio  de  los  seres  vi- 
vientes considerados  en  relación  con  su  medio  físico.  La  distribución  de 
la  flora  y  de  la  fauna  obedece  á  causas  geográficas  especiales,  que  han 
influido  sobre  la  selección  de  las  especies  y  que  explican  la  si^prerivencia 
y  la  ubicación  de  las  que  hoy  existen  por  el  libre  juego  de  las  adaptacio- 
nes naturales.  Poner  de  manifiesto  estas  causas,  trazar  los  mapas  bioló- 
gicos de  la  tierra,  deducir  conclusiones  de  utilidad  práctica  para  la  agri- 
cultura, la  ganadería  y  las  industrias  de  aclimatación,  tales  son  los  fines 
propios  de  la  nueva  rama  de  la  geografía  moderna. 

Hasta  la  geografía  astronómica  se  modifica  al  influjo  de  las  nvievas 
tendencias:  se  hace  matemática  y  aplicable.  El  estudio  práctico  de  la 
orientaci(')n,  la  determinacicni  de  las  distancias  por  la  situación  geográfi- 
ca y  por  las  diferencias  horarias;  la  construcción  y  lectura  inteligente  de 
los  mapas,  son  modalidades  de  la  nueva  geografía  astronómica. 

Analizado  á  graudos  rasgos  la  índole  de  la  moderna  geografía, 
veamos  el  método  pedag(')gico  que  hoy  se  emplea  en  su  enseñanza. 

Metodología  geográfica 

Los  diversos  métodos  empleados  en  la  enseñanza  de  la  geografía, 
pueden  reducirse  á  dos:  el  analítico  y  el  sintético. 

El  método  analítico,  ó  método  tradicional,  comienza  con  el  estudio 
de  la  tierra  en  su  conjunto,  por  medio  de  globos  y  mapamundis,  y  termi- 


—  98  — 


na  con  el  "studio  del  pais  natal.  Ya  del  todo  á  las  paites,  de  lo  general 
á  lo  particular.  Es  abstracto  y  carece  de  verdadera  base  intuitiva.  So- 
In'e  sus  características  no  insistiremos,  porque  3'a  no  se  usa,  ó  al  menos 
no  debería  usarse,  y  porcpie  todos  lo  conocemos  por  propia  experiencia, 
])ues  conforme  al  métoto  analítico  i'ecibimos  nuestra  instrucción  geográ- 
lica. 

El  método  sintético  procede  al  revés.  Es  intuitivo,  realista  y  sico- 
lógico, porijue  se  funda  en  los  procedimientos  objetivos,  en  el  estudio  di- 
recto de  la  naturaleza  y  en  la  estructura  y  limitación  de  la  inteligen<  ia 
infantil. 

El  nondu-e  con  que  generalmente  se  designa  al  método  sintético,  es 
el  de  geografía  local,  porcpie  hace  del  estudio  directo  de  la  localidad  la 
base  de  toda  la  enseñanza. 

Aunque  ya  Rabelais  recomendaba  á  su  célebre  Gargantúa  el  estu- 
dio de  los  hechos  geográficos  por  la  observación  directa,  Comenio  fué 
el  verdadero  creador  de  la  geografía  local. 

Con  Russeau,  el  principio  de  la  geografía  local  se  define  y  pi'ecisa 
por  completo.  Juzgúese  por  los  siguientes  párrafos  de  «El  Emilio». 

«Dejad  al  niño  ver  el  arroyo,  la  laguna  y  el  estanque,  la  colina  y  la 
pradera  y  después  haced  que  estos  productos  de  su  observación  se  desen- 
vuelvan con  el  auxilio  de  la  imaginación  en  ríos,  lagos,  montañas  y  valles.» 

«La  instrucción  geográfica  debe  comenzar  con  la  casa  y  con  el  lu- 
gar de  residencia.  El  alumno  debe  trazar  mapas  de  lo  que  le  rodea, 
para  comprender  cómo  se  hacen  y  lo  que  quieren  indicar». 

No  seguiremos  el  desarrollo  histórico  de  estos  conceptos  pedagó- 
gicos fecundos;  basta  decir  que  en  la  actualidad,  la  enseñanza  de  la  geo- 
grafía se  amolda  á  ellos,  y  que  los  esfuerzos  de  los  pedagogos  contempo- 
ráneos han  llegado  á  crear  el  material  didáctico  necesario  para  aplicarlo. 

Conforme  á  esta  orientación  triunfante,  la  geografía  local  para  ser 
eficaz,  debe  comenzar  enseñándose  ante  la  naturaleza,  fuera  del  edificio 
de  la  escuela,  por  medio  de  observaciones  y  experiencias  propias  de  los 
alumnos,  mediante  excursiones  que  permitan  á  éstos  ver  y  anotar  los 
fenómenos  astronómicos,  meteorológicos,  biológicos  y  sociológicos  más 
sencillos  que  haya  en  la  localidad.  Pero  como  en  los  alrededores  de  la 
escuela  no  es  posible  observar  directamente  la  multiciplicidad  de  los  as- 
pectos geográficos  del  mundo,  ni  la  variedad  de  los  hechos  naturales  y 
humanos  que  forman  el  contenido  de  la  geografía  moderna,  es  necesa- 
rio suplir  esas  limitaciones  de  la  intuición  directa  ó  representativa, 
es  decir,  recurriendo  á  la  intuición  indirecta  ó  lepresentatíva,  em- 
pleando cróquis,  planos,  grabados,  figuras  y  globos  y  mapas,  que  son 
la  base  de  toda  instrucción  geográfica  algo  extensa.  Hacer  que  los  alum- 
nos se  den  cuenta  de  lo  que  es  un  mapa,  de  cómo,  en  una  superficie  pe- 
queña y  plana  se  hallan  representadas  enormes  distancias  y  notables  di- 
ferencias de  altura:  enseñarles  á  leer  inteligentemente  los  áílas,  penetran- 
do en  el  sentido  hipsoniétrico  de  ellos,  en  el  significado  y  utilidad  de  la.s 


escalas  y  de  las  curvas  de  nivel,  es  uno  de  los  fines  [)rinci j)ales  de  la. 
f^eografía  local, pues  mientras  los  cerebros  infantiles  no  se  percaten  pro- 
fundamente de  la  representación  cartográfica,  la  enseñanza  geográfica, 
es  nula. 

El  plano  de  la  clase  trazado  por  los  alumnos,  constituye  la  primera 
serie  de  ejercicios  en  esta  importante  iniciación  cartográfica. 

Cuando  se  ha  partido  de  la  intuición  directa  de  los  accidentes  geo- 
gráficos locales  y  se  ha  acostumbrado  á  los  alumnos  á  penetrar  en  el  sen- 
tido verdadero  de  los  mapas,  entonces  se  prosigue  la  enseñanza  integral 
de  la  geografía  astronómica,  física  y  política,  procurando  siempre  intere- 
sar los  ojos  de  los  discípulos,  medio  seguro  de  fijar  su  atención;  ciñéndo- 
se,  por  supuesto,  en  cuanto  á  la  materia  de  eI^señanza,  á  las  nuevas  orien- 
taciones geológicas,  biológicas,  históricas,  estadísticas  y  sociológicas,  que 
hoy  determinan  la  naturaleza  del  contenido  geográfico. 

Descritos,  superficialmente,  los  caracteres  del  contenido  geográfico 
y  de  su  didáctica  escolar,  pasemos  al  análisis  del  proyecto  del  profesor 
Karl  Kitzing. 

El  proyecto  del  profesor  Kitzing 

El  proyecto  del  señor  Kitzing  se  concreta  á  la  enseñanza  de  la  geo- 
grafía del  Perú;  pero  como  su  método  puede  aplicarse  á  las  demás  partes 
de  esa  asignatura,  y  como  lá  geografía  local  ó  patria  es  el  punto  de  par- 
tida de  toda  enseñanza  geográfica,  no  vacilo  en  declarar  que,  á  mi  juicio, 
el  proyecto  del  profesor  Kitzing  es  excelente  en  cuanto  al  método  y  dig- 
no de  ser  aprobado  por  la  Sociedad  Geográfica  de  Lima. 

Para  proceder  con  orden,  analizaré  el  proyecto  desde  el  doble  pun- 
to de  vista  de  su  contenido  geográfico  y  de  .su  método  de  enseñanza. 

CONTENIDO 

El  contenido  geográfico  del  proyecto  del  profesor  Kitzing  se  basa 
en  la  unión  de  la  geografía  física  y  política  con  la  historia  patria  y  con 
algo  de  geografía  comercial:  la  biogeografía,  la  geografía  astronómica  y 
el  aspecto  sociológico  de  la  geografía  política,  no  figuran.  Además,  la 
geografía  física  es  solamente  descriptiva,  por  la  falta  de  orientación  geo- 
lógica, sin  la  cual  no  puede  convertirse  nunca  en  ciencia  explicativa.  Al- 
go análogo  ocurre  con  la  geografía  comercial:  se  reduce  á  poner  de  mani- 
fiesto la  ubicación  y  la  importancia  de  las  vías  de  comunicación,  y  en  es- 
pecial la  de  los  ferrocarriles,  sin  que  la  estadística  minera,  agrónoma,  pe- 
cuaria, económica  y  demográfica,  1©  den  vida  é  interés. 

Analicemos  en  detalle  cada  uno  de  estos  puntos. 


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La  única  luatt'iia  astronómica  contenida  en  el  proyecio  del  profe- 
sor Kitzing,  es  la  enseñanza  de  los  puntos  cardinales  y  de  la  orientación 
(diseño  número  1  del  cuaderno  de  mapas  de  dicho  profesor).  Esto  indu- 
dablemente es  muy  poco,  y  no  está  de  acuerdo  con  el  plan  de  educc^ción 
que  rige  para  el  tercer  año  de  primaria,  en  el  que  se  estatuye  cjue  ha  de 
enseñarse,  entre  otras  cosas,  los  eclipses  y  los  planetas;  3^  según  declara 
el  mismo  profesor  Kitzing,  su  proyecto  se  refiere  á  la  didáctica  geográ- 
fica, «especialmente  en  el  tercer  año  escolar.» 

La  nueva  geografía,  en  su  parte  astronómica,  no  sólo  enseña  á  co- 
nocer los  puntos  cardinales,  sino  á  orientarse  prácticamente,  por  las  po- 
siciones del  sol  y  de  las  estrellas  polares.  (En  nuestro  hemisferio,  por  la 
estrella  polar  austral  ó  cruz  del  Sur.  Hace  observará  los  niños  las  des- 
igualdades de  los  dias  y  de  las  noches,  el  aspecto  de  las  estaciones,  la 
fornia  de  la  tierra,  las  fases  de  la  luna,  el  aspecto  de  los  planetas  de  luz 
fi  ja  y  de  situación  variable,  y  el  aspecto  de  las  estrellas  de  luz  centellean- 
te j  de  situación  fija.  En  el  tercer  año  de  primaria  lleva  sus  explicacio- 
nes, sobre  el  mundo  sideral,  tan  lejos,  que  enseña  á  los  niños  á  distinguir 
las  principales  constelaciones  empleando  el  sistema  geométrico  de  las  ali- 
neaciones y  auxiliándose  con  los  mapas  estelares.  Por  supuesto  que  la 
causa  de  las  mareas,  de  los  eclipses  y  de  las  estaciones,  figuran  dentro 
del  contenido  de  la  parte  astronómica  de  la  actual  geografía  elemeimtal. 

Me  parece,  por  lo  tanto,  que  el  proyecto  del  profesor  Kitzing,  es 
deficiente  en  lo  que  se  refiere  al  contenido  astronómico. 


.  En  la  parte  concerniente  á  la  geografía  física,  el  proyecto  del  pro- 
fesor Kitzing  es  mucho  mejor:  la  orografía,  la  hidrografía,  y  en  general 
el  modelado  terrestre  y  las  formas  físicas  del  Perú,  están  muy  bien  ex- 
plicados. Basta  fijarse  en  los  diseños  10,  IJ,  12,  15,  (con  todos  sus  des- 
arrollos) 16,  17  yl9,  diseños  que  dibujan  los  alumnos  para  comprender  lo 
fácil  que  ha  de  ser  á  éstos,  elevarse  á  una  visión  general  de  la  morfolo- 
gía terrestre  é  hidrográfica  del  Perú. 

Pero  la  geografía  física  que  figura  en  el  proyecto  analizado,  es  es- 
tática y  descriptiva;  le  falta  la  base  geológica  para  transformarse  en  la 
verdadera  geografía  física  actual,  genética  y  explicativa.  Es  imprescin- 
dible completar  el  proyecto  con  algunas  nociones  sobre  la  geología  del 
Perú,  sobre  la  formación  de  los  Andes  y  sobre  la  marcha  del  modelado 
terrestre  por  la  acción  sólida,  hídrica  y  tectónica  combinadas. 

Más  aún.  dentro  de  la  orientación  netamente  física  de  esta  parte 
de  la  geografía,  creo  que  hsiy,  por  lo  menos,  dos  diseños  de  suma  impor- 
tancia que  no  figuran  en  el  proyecto  analizado:  el  del  régimen  pluviomé- 
trico  y  el  de  la  repartición  isotérmica  de  Sud  América  y  del  Perú.  Del 
agua  y  del  calor  dependen  los  climas,  y  de  éstos  la  fauna  j  la  flora,  es 


—  — 


decir,  la  vidiir  dr  las  r('<j;i()iu>s  tci'i'cstres,  iiicl iiyi'ndo  á  \;\  lniiuaiii(hul.  (yc- 
1110  siiiniltí  ej6iii|)l()  de  los  diseños  olvidados  presento  los  tres  bos(juejos 
adjuntos  (váase  el  a-péiidicc).  K\  diseño  número  1  es  ana  repartición  ^vk- 
fica  del  régimen  de  las  lluvias  eu  el  Perú  y  en  Sud  América.  Los  dise- 
ños 2  y  3  repníseiitan  las  oscilaciones  medias  de  la  temperatura  sud  ame- 
ricana.   El  número  2  se  refiere  al  invierno,  el  3  al  verano. 


La  parte  política  y  administrativa  es  excelente  como  elemental  y 
clara.  Pero  la  parte  histórica,  alabable,  desde  el  punto  de  vista  de  la 
sencillez  y  de  la  amenidad,  tiene  á  mis  ojos,  el  defecto  de  orientarse  ha- 
cia la  critica  de  los  acontecimientos  y  de  juzgarlos  con  criterio  muy  dis- 
cutible. Así,  por  ejemplo,  presentar  el  contrato  Dreyfus  de  18BÍ)  sobre 
guano,  como  algo  muy  bueno  que  vino  á  acabar  con  los  abusos  produci- 
dos por  el  rescate  de  los  esclavos,  decretado  por  Castilla,  es  interpretar 
la  historia  putria,  de  un  modo  á  la  verdad  muy  extraño  (véase  la  página 
20  y  21  del  texto  del  preyecto  del  proíesor  Kitzing).  Decir  que  Meiggs 
«era  apreciado  por  el  público  como  un  hombre  mandado  del  cielo»  y  ala- 
bar sin  restricciones  la  influencia  de  ese  industrial  en  el  Perú,  es  también 
un  modo  raro  de  hacer  historia  patria.  (Páginas  22,  23  y  24  del  texto 
de  Kitzing). 

Las  narraciones  históricas,  que  se  mezclan  en  la  moderna  enseñan- 
za de  la  geografía  política,  con  el  antiguo  contenido  de  ésta,  deben  ser 
de  carácter  imparcial  y  objetivo,  simples  escenas  históricas  con  fuerte  co- 
lor local,  verdaderas  reminiscencias  del  pasado.  En  el  mismo  proyecto 
de  Kitzing  hay  una  historieta  sobre  la  llegada  de  un  nuevo  virrey  que  se 
contará  álos  niños  con  el  objeto  de  darles  una  idea  clara  y  pintoresca  del 
virreynato,  que  puede  citarse,  desde  el  punto  de  vista  pedagógico,  como 
un  modelo  en  su  género.    (Página  7  del  texto  del  proyecto). 

Pero  la  geografía  política  del  proyecto  que  analizamos,  se  resiente 
de  la  falta  del  elemento  sociológico.  Las  múltiples  relaciones  que  exis- 
ten entre  el  medio  geográfico  y  el  hombre,  no  figuran.  Las  diferencias 
de  altura,  de  régimen  hidrográfico,  de  situación  marítima  y  continental 
la  influencia  de  los  ríos  y  de  las  lluvias  sobre  la  civilización  peruana,  no 
se  invocan.  Es  absolutamente  indispensable,  á  mi  juicio,  llenar  estos  va- 
cíos, pues  el  Perú  es  precisamente  una  de  aquellas  naciones,  en  las  que 
los  accidentes  geográficos  repercuten  con  mayor  fuerza  sobre  el  proceso 
de  la  civilización. 


La  biogeografía  no  se  encuentra  desarrollada  en  el  proyecto  del  pro- 
fesor Kitzing. 

No  pretendo  que  á  los  alumnos  de  la  escuela  primaria,  se  les  ense- 


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ñe  á  fondo  esta  ninia  de  la  geografía,  que  se  roza  íntiiiiaiuente  con  la  fi- 
losofía zoológica  y  con  los  pi-oblemas  de  la  adaptación  al  medio,  del  ori- 
gen de  las  especies  y  de  la  selección  natural.  Pero  sí  creo  que  algunas 
indicaciones  sumarias  sobre  las  áreas  botánicas  y  zoológicas,  son  de  gran 
utilidad  para  formarse  una  idea  precisa  de  los  recursos  agrícolas  y  gana- 
deros del  país  de  que  se  trata. 

El  trazado  de  estos  mapas  es  muy  sencillo,  pues  ya  está  hecho.  En  la 
«Greografia  del  Perú»,  del  conocido  geógrafo  é  inteligente  escritor,  señor 
Carlos  B.  Cisneros,  figuran,  con  todos  sus  detalles,  los  mapas  biográficos 
de  nuestra  patria. 

mí;todo  de  enseñanza 

El  método  de  enseñanza  empleado  en  el  proyecto  del  profesor  Kit- 
zing  es  mag-nifico,  y  me  parece  que  debe  ser  aprobado  sin  restricciones. 

De  acuerdo  con  el  principio  fecundo  de  la  geografía  local,  y  de  la 
intuición  directa,  comienza  por  connaturalizar  á  los  niños  con  el  signifi- 
cado gráfico  de  los  mapas,  haciéndoles  construir  el  plano  de  la  clase  y  del 
colegio  en  qne  estudian,  luego  el  mismo  colegio  en  su  totalidnd,  después 
la  manzana  en  donde  está  el  colegio,  y  sncesivamente  el  jirón  del  cuar- 
tel, la  plaza  de  armas,  la  exposición,  etc.,  hasta  elevarse  al  trazado  del 
plano  de  la  ciudad  de  Lima  y  de  sus  alrededores:  el  río  Rímac,  el  cerro 
de  San  Cristóbal,  Miraflores,  Barranco,  Chorrillos  y  el  Callao.  (Diseños 
2.  3,  4,  5,  6,  7,  8,  9  y  12  del  cuaderno) ' 

Merced  á  semejante  iniciación  cartográfica  local,  los  niños  compren- 
den con  suma  facilidad  el  sentido  de  los  mapas  generales,  pudiendo  ma- 
nejar con  inteligencia  y  provecho,  los  mapas  del  Perú,  de  Amériíia  y  del 
mundo,  así  como  los  globos  y  esferas  que  han  de  ayudarlos  á  formarse 
una  idea  exacta  de  la  configuración  de  la  tierra. 

Inspirándose  en  los  nuevos  rumbos  de  la  metodología  integral,  los 
paseos  por  la  ciudad,  que  se  realizan  paralelamente  á  la  construcción  por 
los  alumnos  de  los  mapas  locales  ya  analizados,  sirven  al  profesor  Kitzing 
para  explicar  en  forma  amena  y  pedagógica,  los  tópicos  más  importantes 
de  la  geografía  física,  histórica,  política  y  económica  de  Lima,  y  en  par- 
te del  Perú. 

Un  viaje  por  tren  á  Chosica,  inicia  á  los  alumnos  en  el  conocimien- 
to de  las  regiones  preandinas  y  del  ferrocarril  central.  Otro  viaje  ima- 
ginario de  Lima  al  Cuzco,  Pisco,  Moliendo,  Arequipa,  Puno,  La  Paz, 
8icuaní,  Cuzco,  Abancai,  Ayacucho,  Oroya  y  Lima,  permita  interesar  a 
los  niños  en  el  conocimiento  de  las  diversas  regiones  de  la  sierra,  de  la 
puna  y  de  la  cordillera. 

La  visión  correcta  del  Rímac.  contemplado  desde  la  cumbre  del 
San  Cristóbal,  sirve  de  base  á  los  alumnos  para  estudiar  los  ríos,  enorme 
régimen  hidrográfico  que  culmina  en  la  formidable  cuenca  amazónica. 


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Como  Scí  Ve?,  el  inU  )  lo  siiitñnlico  del  profesor  Kitziiig  es  excelente 
y  digno  de  toda  alabanza.  Solo  eu  hi  iniciación  cartográfica  de  las  cur- 
víis  de  nivel  cabría  facilitar  aún  más  el  aprendizaje  de  los  niños.  Así, 
por  ejemplo,  el  plano  del  cerro  de  San  Cristóbal  resulta  algo  abstracto  y 
difícil  para  las  inteligencias  infantiles  (pie  por  primera  vez  examinan 
proyecciones  planas  de  macizos  terrestres.  (Diseño  10). 

Si  es  preciso  comenzar  poi-  el  plano  de  la  clase  de  estndio  para  que 
los  alumnos  lleguen  á  comprender  el  significado  de  los  mapas  geográfi- 
cos: es  de  igual  modo  necesario  ciertas  observaciones  materiales  prelimi- 
nares para  iniciar  á  los  niños  en  la  comprensión  de  las  curvas  de  nivel. 
El  mayor  escollo  en  la  lectura  correcta  de  los  mapas,  es  la  interpreta- 
ción exacta  de  su  sentido  batimótrico  é  hipsométrico,  es  decir,  de  su  sig- 
nificado en  profundidad  y  altura.  A  los  cerebros  infantiles  les  cuesta 
trabajo  darse  cuenta  de  cómo  un  cerro  que  es  una  elevación,  á  veces 
enorme,  puede  representarse  en  una  hoja  delgada  de  papel,  y  por  medio 
de  ciertas  líneas  planas,  más  ó  menos  redondas,  que  se  llaman  curvas  de 
nivel. 

«Un  solo  signo  convencional,  escribe  Sluys,  exige  para  ser  com- 
prendido, un  ejercicio  especial:  esto  sucede  con  las  cixrvas  de  nivel  que 
señalan  sobre  el  mapa  los  puntos  situados  á  la  misma  altura  sobre  el  ni- 
vel del  mar».  Y  el  mismo  pedagogo  belga  describe  del  siguiente  modo, 
el  procedimiento  material  que  sirve  para  dar  á  los  alumnos  la  inteligen- 
cia de  las  curvas  de  nivel: 

«Para  preparar  á  los  alumnos  á  interpi'etarlas  (se  refiere  á  las  cur- 
vas de  nivel)  el  mejor  ejercicio  consiste  en  hacerles  construir  en  barro 
un  relieve  cualquiera,  que  colocarán  en  el  fondo  de  una  vasija  de  vidrio 
en  la  que  verterán  agua  sucesivamente  á  diferentes  alturas;  en  cada  ni- 
vel verán  que  el  pkno  horizontal  de  la  superficie  del  agua,  corta  al  relie- 
ve, según  una  cierta  curva,  que  deben  dibujar.  De  este  modo  construi- 
rán una  serie  de  curvas  concéntricas  que  representan  los  puntos  de  igual 
altitud.  Si  este  ejercicio  se  hace  bien,  no  encontrarán  ninguna  dificul- 
tad en  interpretar  las  curvas  del  nivel  del  mapa».  «La  enseñanza  de  la 
geografía».  Conferencia  del  profesor  belga  A.  Sluys,  director  de  la  escue- 
la normal  de  Bruselas- 

Con  esta  sencilla  aplicación  del  método  intuitivo  á  la  construcción 
de  planos  con  curvas  de  nivel,  el  sistema  del  profesor  Kitzing,  resulta 
completo. 

Conclusión 

En  resúmen,  creo  que  el  pro\'ecto  del  profesor  Kitzing,  es  muy 
bueno  en  conjunto  y  digno  de  ser  aprobado  por  la  «Sociedad  Geográfi- 
ca», siendo  superior  la  parte  relativa  al  método,  pues  las  pequeñas  omi- 
siones que,  á  mi  juicio,  hay  en  el  proyecto,  se  refieren  al  contenido  geo 


gráfico  y  no  al  modo  de  enseñarlo,  pues  se  ajusta  en  su  totalidad  á  las 
leyes  didácticas  de  la  ciencia  pedagógica  contemporánea. 


Linui,  10  de  enei'o  de  1914. 


Oscar  Miró  Quesada. 


COMISION  DL  MAPOTECA 


Lima,  22  de  Julio  de  1912. 
Señor  Presidente  de  la  Comisión  de  Mapoteca. 

Cindad. 

S.  r.: 

Designado  por  la  ('omisión  que  U.  preside  y  de  la  que  formo  j)ar- 
te,  para  proponei-  las  condiciones  á  las  cuales  del:)e  sujetarse  la  pi-ppa- 
ración  de  una-  mapoteca  pei'uana,me  es  honroso  someterle  las  siguien- 
tes conclusiones: 

Debe,  desde  luego,  tenerse  en  cuenta  que  en  este  orden  de  trabajos 
casi  todo  está  por  hacer,  pues  no  existe  ningún  verdadero  ensayo  de 
mapoteca  peruana.  Existen  sí  algunos  elementos  partí  ella  en  la  mapo- 
teca colombiana  del  señor  Uricochea  y  en  el  Ensayo  de  una  mapoteca 
Chilena  del  señor  Medina;  se  tiene,  además,  la,  «Relación  de  mapas  del 
Virreinato  del  Perú  y  Ileino  de  Chile»  conservado  en  el  archivo  de  In- 
dias, publicada  ]>or  el  señor  Torres  Lanzai  y  f)tra,  de  la  misma  clase  de 
mapas  conservados  en  Siniaucas,  dado  á  luz  en  la  «Revista  de  Archivos 
y  Museos  de  España»,  por  el  Sr.  Paz.  Pero  tales  elementos  están  toda- 
vía lejos  de  constituir  una  base  suficiente. 

Contribución  acaso  más  a|)reciable  encierran  los  Atlas  históricos, 
publicados  como  anexos  á  nuestros  alegatos  en  las  cuestiones  de  lími- 
tes con  Ecuador  y  Bolivia.  También  puede  considerarse  tal  la  que  pres- 
ta Raimondi,  de  los  tomos  II  y  III  de  su  obra  El  Perú,  en  que  enseña 
ó  describe  nnichos  mapas  3^  lo  mismo  cabe  decir  de  las  observaciones 
del  Dr.  Patrón  á,  dicha  obra. 

Existen,  igualmente,  noticias  y  descripciones  de  nmi)as  del  Perú 
en  numei-osos  libros  ó  estudios  cartográficos  extrangeros  y  aún  en  ca- 


—  105  — 


tálogosde  c.\])()sici()iips  liistóricas,  v.  ix.  los  (1h  .Madrid  cii  ISSl  _v  1892. 
Ihiv,  en  fin,  hasta  ('!Vtál()<í()s  de  librerías,  eoiuo  los  de  la  e.\tii:<:uida. 
Dulbssé  de  I'arís,  (|ue  traen  copiosas  listas  de  mapas  más  ó  menos  ra- 
ros y  útiles  del  Perú,  á  veces  descritos  con  cierto  detalle. 

De  todos  modos,  es  evidente  que  para  foi-mar  nuestra  verdadera 
mapoteca  se  necesita  no  sólo  reunir  y  coordinar  todos  esos  divei'sos 
traljajos  y  noticias,  sino  completarlos  (;on  ám])lias  investijíaciones  y 
])roce(ler  al  estudio  crítico  donde  se  deduzfr-an  las  enseñanzas  del  caso. 

Una  nmpoteca  no  es  una  simple  relación  de  ma])as  sin  más  desi<i- 
nación  (]ue  sus  títulos  y  fechas.  I'jlla  comprende  taml)icn  una  d(\scrip- 
ció)i  suñciente  del  mapa,  y  en  cuíuito  .sea  posible  una  a])rcciación  sobi-c 
su  importancia  y  utilidad,  apreciación  (pie  ha  de  fundai'se  en  el  exa- 
men de  los  datos  y  elementos  de  (]ue  se  sii-vió  el  aiitoi'  ó  cartót>rafo. 

Resulta,  pues,  (pie  es  como  condiciíHi  esencial  ])ara  una  buena  ma- 
poteca, tener  el  mapa,  descrito  á  la  vista.  Felizmente,  son  numerosos 
ya  los  m!i]JHS  de  nuestro  país,  rec()<i,¡(l()s  y  conservados  en  esta  Socie- 
dad, la  Biblioteca  Nacional,  el  Archivo  de  Límites,  el  Kstado  .Mayor,  el 
('uerp(j  y  la  Escuela  de  Iniienieros  y  otras  instituciones.  Ellos  podrán 
ám})liamente  constituir  las  bases  fundamentales  de  la  mapoteca,  de- 
biendo, por  ahora  al  menos,  limitarnos — en  o'eneral,  aunc]ue  -A.  veces  se 
podrá  al<2:o  más — á  indicaciones  suscintas  sobre  los  mapas  que  nos  in- 
teresan y  no  e.xisten  en  el  Perú, 

Hechas  estas  breves  indicaciones  generales,  las  condiciones  que, 
á  mi  juicio,  deberán  i-egii'  para  formar  la  mapoteca  ijeruana  son  las  si- 
guientes: 

Dicha  mapoteca  se  dividirá  en  oclio  secciones;  á  saber: 

I —  Mapamundis,  planisferios  y  mapas  de  toda  la  América,  s<')l() 
en  el  siglo  XVl; 

II —  Mapas  generales  de  Snd-América; 

III —  Mapas  que  comprenden  el  J'erú  unido  á  uno  ú  otros  paises; 

IV—  Mapa  del  l'erú  solo; 

V—  Atlas  del  Perú; 

VI —  Mapas  de  un  departamento,  provincia  ú  otra  sección  del  Pe- 
rú, mayor  que  un  distrito; 

VII —  Planos,  vistas  panorámicas,  crí'xiuis.  etc.,  siempre  que  se  se 
pa  han  sido  heclios  sobre  datos  originales  y  dii-ectos.  Acascj  conven- 
dría todavía  formar  una  sección  especial  para  la  hoya  amaz-óniea  pe- 
ruana, sea  el  departamento  de  Loreto,  cuya  cartografía  es  abundante. 

La  descripción  del  mapa  no  se  limitai'á  á  copiar  el  título  3^  la  fe- 
clia — cuando  los  tengan — sino  que  indicará,  además,  en  breves  pala- 
bras, las  regiones  que  contiene,  señalará  las  coordenadas  geográficas 
que  abarca — siempre,  es  claro,  que  el  mapa  los  tenga — 3'  com])letará 
estos  dat(is  con  la,  mecida,  exacta  del  mapa  (')  planta  en  milímetros,  la 
anotaci(>n  del  cokjrido,  etc.  y  muy  principalmente  la,  de  su  condición 
de  inédito  ó  publicado,  3-  en  este  caso,  la  de  si  es  litografiado,  gi aba- 
do, etc. 

Cuando  un  mapa  haya  tenido  más  de  una  edición  se  dará  noticia 


—  l()(í  — 


(le  cu.iutíis  se  eouozca,  detallando  los  caráetei'cs  distintivos  de  cada, 
una. 

I"]n  lo  posible  se  acompañará  cada  descrijjción  con  una  concisa 
apreciación  del  mapa  y  una,  noticia  de  los  elementos  de  que  se  valió  su 
autor. 

En  íoi-nia  de  cartas  se  ])i-escnta.i'á  un  l)os(iuei()  l)io<iTáfico  de  los 
más  notables  exploradores,  «¿eó^rafos  ó  cartóo-rafos  (pie  ti<i'uren  en  la 
niai)otcca,  v.      DicfiX)  Méndez,  ! .a,  Condamine,  D'Anville,  Baleato,  etc. 

Tratándose  de  maleas  que  existen  en  Lima  se  indicaríi  con  preci- 
sión la  biblioteca,  el  archivo  ó  e\  lugar  donde  se  «i'uardan — y  basta  el 
estante  y  anaqiiel  cuando  ])ueda  así  hacerse.  Al  tratarse  de  mapas  que 
aípií  no  se  hallan  se  señalará  la  biblioteca  ó  colección — del  Perú  (')  del 
extranjero — donde  existen,  ó  el  libro  ó  catálogo  de  donde  se  haya  to- 
mado noticia  de  ellos. 

Particular  cuidadosedeberá.  tener  en  señalar  los  mai)as  con  coor- 
denadas geogi-áíicas  determinadas  por  observaciones  de  sus  autores  ó 
rectificadas  ])or  cálculos  serios. 

La,  mapoteca,  no  S(')lo  comprenderá,  los  mapas  y  planos  sueltos  6 
inclusos  en  Atlas  sino  también  los  insertos  en  libros,  forme  ó  no  hoja 
especial,  siempre  que  sean  originales  ó  notables  por  a.lgún  concepto. 

Un  estudio  crítico  de  conjunto  acompañará  á  la  mapoteca  y  en  él 
se  hará  una  exposición  del  desarrollo  de  la  cartografía,  en  relación  con 
el  Perú  y  se  relatará  el  progreso  de  los  conc^cimientos  geográñeos  res- 
pecto á  la  forma,  aspecto,  situaciíín  y  extensión  de  nuesti'o  país. 

Hecha  dentro  de  tales  condiciones,  la  mapoteca  en  ]>royecto  no 
puede  ser,  evidentemente,  un  trabajo  ligero  _v  de  pocas  semanas;  antes 
bien,  demandai'á  muchos  meses  de  asidua  labor.  Pero  sólo  así,  dada, 
la  abundancia  de  mapas,  de  muy  relativo  valor,  podrá  ese  trabajo  te- 
ner verdadera  utilidad  y  contribuir — como  guía  ó  indicador — á.  la.  pi'e- 
para.ci(')n  de  elementos  para  levantar  la  difinitiva  carta  geográfica  del 
Perú. 

No  me  toca,  discutir  las  c(^ndieiones  econ(')micas,  bajo  las  cuales 
se  podrán  c(.mti'atar  la  formación  de  la  mapoteca.  Sólo  diré  (pie  á  la 
persona  á  qviien  se  encargue  de  dicha  labor,  deberá  dársele  autoriza- 
ci(jn  y  medios  suficientes  para  conseguir  de  bibliotecas  é  institutos,  así 
como  de  librerías  de  fuera,  las  n(3ticias  y  los  libros  necesarios  para  lle- 
nar su  contenido. 

De  üd.,  señor  Presidente,  con  los  sentimientos  de  mi  ma^-cjr  con- 
sideración, atto.  y  SS. 


Luis  Ulloa. 


—  107  — 


COMISION  HIDROLOGICA  DL  LA  LIBLRTAD 


Triangulación  del  valle  de  Chicama 


I 

ZONA  DE  TRABA.IUS 

El  valle  de  Cliicama,  situado,  aproximadamente,  á38  kilómetros  al 
Norte  de  la  capital  del  Departamento  de  La  Libertad,  tiene  una  koya 
de  5,000  kilómetros  cuadrados  en  el  fondo  de  la  cual  corre  el  río  del 
mismo  nombre. 

Esta  pintoresca  región  ha  merecido,  por  su  desarrollo  agrícola 
atención  especial  del  Supremo  Gobierno,  haciendo  que  ima  Comisión 
Hidrológica  estudie  científicamente  el  problema  de  su  irrigación. 

Para  conseguir  el  objeto  deseado,  se  comenzó  por  una  Triangula- 
ción que  abarcara  la  parte  importante  del  valle,  es  decir  aquella  que  por 
su  extensión  y  condiciones  debia  caer  bajo  el  dominio  de  los  ct.- .julos. 

La  dirección  de  este  considerable  trabajo  ha  corrido  á  cargo  del 
inteligente  y  laborioso  ingeniero  norteamericano  Carlos  W.  Sutton,  es- 
pecialista en  el  ramo  de  irrigación. 


11 

Trabajos  de  campo 

Pesada  y  larga  ha  sido  la  labor  para  conseguir  la  ubicación  de  la 
base,  mensura  de  la  misma,  fijación  de  los  hitos  principales,  lecturas  de 
■ángulos,  y  demás  observaciones,  por  las  dificultades,  que  todos  conocen, 
en  este  género  de  trabajos. 

La  realización  del  trabajo  de  campo  se  ajustó  al  programa  si- 
guiente: 

1.° — Elección  y  medida  de  la  base; 
2° — Elección  de  vértices; 

3° — Medida  de  ángulos  y  diversas  observaciones; 
4° — Nivelación  de  un  gran  circuito. 


—  1U8  — 


III 

Trabajos  de  Gabi'^ete 

Esta  paríe  comprende: 

1" — Cálculos  y  correcciones  para  la  base  medida; 
2° — Revisión  de  los  ángulos  leídos  para  sus  operaciones  de  prome- 
dio, y  corrección  de  los  mismos  alrededor  de  una  estación; 
4° — Cálculos  de  los  lados  de  los  triángulos: 
5° — Cálculos  de  las  posiciones  geográficas;  y 
G° — Planteo  de  los  puntos. 

Base 

Este  elemento  primordial  de  la  triangulación  que  nos  ocupa  se  en- 
cuentra situado  en  el  sitio  que  lleva  por  nombre  «La  Cumbre»:  entre 
los  kilómetros  25  j  26  del  ferrocarril  de  Trujillo,  al  norte  de  la  ciudad, 
y  á  37  metros  del  eje  de  la  línea,  lugar  plano,  limpio  y  libre  de  obs- 
trucciones; sus  extremos  son  claramente  visibles  uno  de  otro,  y  en  posi- 
,ción  tal  que  permiten  rápido  aumento  de  las  dimensiones  de  los  trián- 
gulos. 

Sus  dos  puntos  extremos  se  encuentran  fijados  por  tubos  de  fierro 
con  cabezas  de  bronce,  especialmente  arreglados,  emplazados  en  macizos 
de  cemento;  sobre  ellos  existen  trípodes  de  madera  con  sus  correspon- 
dientes tarjetas  para  su  visibilidad  de  otros  vértices.  La  característica 
de  la  cabeza  de  bronce  es  tener  un  triángulo  en  relieve  para  indicar  su 
objeto,  y  una  inscripción  «Cuerpo  de  Ingenieros  de  Minas»  para  su  pro- 
cedencia. 

El  terreno  e  i  esta  sección  es  regular  de  manera  que  no  lia  interrum- 
pido la  continuidad. 

Se  ha  tomado  el  nivel  de  las  estacas  principales  como  de  las  se- 
cundarias colocadas  de  50  en  50  metros. 

El  instrumento  usado  para  la  mensura  ha  sido  una  cinta  de  acero 
Standard  á  la  tensión  de  10  kilos  y  anotando  las  temperaturas. 

Angulos 

Para  medir  los  ángulos  se  ha  empleado  un  teodolito  «Eouth»  de 
lectura  directa  con  microscopio  y  que  aproxima  2"  de  arco. 

Las  estaciones  ó  vértices  de  los  triángulos  están  con  marcas  per- 
manentes cuya  descripción,  &.  se  halla  en  un  cuadro  que  incluímos  á  la 
presente  información. 

En  cuanto  á  la  medición  se  han  observado  cuidadosamente  las  re- 
glas que  la  práctica  aconseja 


—  109  — 


Nivelación 

Los  aparatos  empleados  para  este  trabajo  han  sido;  uu  nivel  «Giir- 
ley»,  taiuaño  grande,  y  miras  milimétricas  «Filadelfia». 

Para  evitar  variaciones  de  altura  en  los  cambios  de  estación  se  usó 
un  |)¡(|nete  de  acero,  sirviendo  éste  de  punto  de  apoyo  para  la  mira. 

Los  puntos  de  referencia  principales  se  hallan  establecidos  por  tu- 
bos de  fierro  emplazados  en  macizos  de  cemento,  constituyendo  hitos 
permanentes.  Los  tubos  indicados  son,  en  construcción,  semejantes  á  los 
Hue  se  han  usado  para  fijar  los  extremos  de  la  base,  su  vínica  diferencia 
está  en  la  cabeza  de  bronce,  la  cual  consiste  en  la  inscripción:  «Cuerpo 
de  Ino-enieros  de  Minas.  — Altura  en  metros». 

En  cuanto  á  la  descripción  de  estos  puntos  y  á  sus  alturas,  damos 
una  tabla  detallada  por  separado. 

El  ¡)nnto  de  partida  es  el  puerto  de  Huanchaco. 

Correcciones 

Base. —La  base  fué  varias  veces  medida  tomando  todas  las  precau- 
ciones posibles,  anotando  las  medidas  parciales  de  estaca  á  estaca,  altu- 
ras, temperaturas  y  tensiones,  empleando  los  instrumentos  que  hemos 
indicado. 

Con  estos  elementos  se  pasó  á  su  corrección,  incluyendo  la  de  «Re- 
ducción al  nivel  del  Mar».  El  resultado  es  que  la  base  mide: 

3.079,5815  metros 

El  error  eli  la  medición  es  de  1  en  12,200. 

Angulos. — El  número  de  lecturas  de  teodolito  ascienden  á  840,  re- 
sultando 420  ángulos,  incluyendo  todas  las  observaciones. 

Cada  ángulo  ha  sido  leído  cuando  menos  4  veces,  siguiendo  la 
práctica,  paraj.a  probable  seguridad. 

Para  la  corrección  se  ha  procedido  en  el  orden  siguiente:  rechazo 
de  las  observaciones  dudosas;  sacado  el  término  medio  de  las  lecturas  se 
ha  calculado  el  ángulo,  y  con  las  varias  medidas  para  éste  el  término 
medio;  de  aqui  á  la  condición  de  que,  «los  ángulos  medidos  alrededor  de 
un  punto  sumen  360°». 

El  mayor  error  en  más  ha  sido  de  33"  para  nueve  ángulos. 
El    id       id     „  menos  43"        ,,       4  ,, 

El  menor   id     ,,  más  9''       ,,       3  ,, 

El    id       id     ,,  menos  0".50   ,,       2  ,, 

También  se  ha  tenido  varias  «reduccionas  al  centro  de  estación». 
Con  todos  los  datos  clasificados  se  pasó  á  la  repartición  de  los 
errores. 


—  110  — 


TRIÁNGULOS  V  FIGURAS  para  esto  SH  lia  llenado  dos  condiciones: 
«que  la  suma  de  los  3  ángulos  de  un  triángulo  ^^ea  180°,  y  en  los  cuadri- 
láteros cuetro  rectos. 

Cálculos  de  los  lados  de  los  triángulos,  con  lo  anteriormente  in- 
dicado y  bien  dispuestos  los  datos  se  calcularon  los  lados  de  los  triángu- 
los empleando  tablas  de  siete  decimales. 

Cálculo  de  las  pósiciones  geográficas. — El  punto  de  partida  ha 
sido  la  torre  S.  O.  de  la  Catedral  de  Trujillo  cuyas  coordenadas,  según 
el  doctor  Federico  Villareal  (libro  «Determinación  de  las  cooi'denadas 
de  los  lugares  del  Perú)»  son: 

Latitud  S   8'07'30" 

Longitud  O.  de  Paris.  .  81°21'14" 
Coordenadas  que  correponden  á  la  ciudad  de  Trujillo. 

Azimut. — Para  la  determinación  del  asimut  se  lia  tomatlo  el  método, 
«Alturas  correspondientes» . 

Planteo  de  los  puntos. — El  planteo  de  la  carta  se  ha  hecho  usan- 
do tablas  «Coordenadas  de  Curvatura»  y  «Proyecciones  Policónicas» 
(U.  S.  Coast  and  Geodetic  Survey). 

Los  hitos  ele  triangulación  y  nivelación  son  la  base  y  sirven  de 
control  al  actual  plano  que  se  levanta  á  escala  de  1  por  26,000. 

Además  de  los  puntos  indicados  en  las  tablas,  existen  otros  puntos 
secundarios  en  las  hojas  de  plancheta. 

Dentro  de  poco  se  concluirá  el  plano  general  del  valle  con  todos 
sus  detalles  topográficos,  para  entonces  nos  reservamos  concluir  este 
pequeño  trabajo  á  fin  de  completar  la  información. 

Juan  N.  Portocarreró  y  C. 


111  — 


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11 
12 
13 
14 
15 
16 

17 

18 

19 

20 

21 

22 

23 


—  112 

COMISION  HIDROGRAFICA  DE  LA  LIBERTAD 

TRIANGULACION 


DESCRIPCIÓN 


Torre  SO.  de  la  Catedral  de  Tnijillo. 

Manuel,  cima  de  un  cerrito  de  granito.  Señal,  trípode  de  ma- 
dera. 

Huaca  en  las  ruinas  de  Chanchán.    Señal,  trípode  de  madera. 
Cerro  de  las  Cabras,  en  su  cinia.  Señal,  trípode  de  madera. 
Orro  de  la  Virgen,  cima  de  un  cerrito  de  granito,  cerca  de 

Huanehaeo.    Trí|)ode  de  madei'a  y  un  tul)o  de  íieri'o  en 

macizo  de  cemento. 
Cima  secundaria  de  un  grupo  de  aisladas  ]:)rominencias. 
37  metros  al  E.  del  centro  de  la  línea  del  ferrocarril  y  cerca  del 

kilómetro  25, — Trípode  de  madera  y  tubo  especial  de  fierro 

con  cabeza  de  bronce. 
37  metros  al  E.  del  centro  de  la  línea  del  ferrocarril  y  cerca  del 

kilómetro  28.    Punto  marcado  en  las  mismas  condiciones 

que  el  N°  7. 

Cerro  Campana,  cima  oriental.  Señal,  trípode  de  madera. 

La  cumbre,  cerro  llanmdo  Tricornio,  en  su  alta  cima  se  encuen- 
tra un  trípode  de  madera. 

Chimenea  de  la  factoría  de  Chiquitoy. 

Cerro  de  Chicaina.  Señal,  trípode  de  madera  en  la  cima. 

C-erro  Mocollope,  Señal,  trípode  de  madera  3^  tubo  de  fierro. 

Cerro  Quemazón.  Señal,  trípode  de  madera  en  la  cima. 

Cerro  Ascope.  Señal,  trípode  de  madera  y  tul)0  de  ñei-ro. 

Cima  de  un  elevado  cerro,  frente  á  la  hacienda  de  Sausal.  Señal, 
tríj)ode  de  madera. 

Cima  de  un  escarpado  y  alto  cerro,  situado  entre  los  valles  Mo- 
che y  Chicama.  Señal,  trípode  de  madera. 

Cima  de  una  alta  colina  á  2  kilómeti'os  de  la  oñcina  de  la  ha- 
cienda Sausal.  Trípode  cerca  de  unas  cruces. 

Cúmulo  de  rocas  en  la  cima  de  un  cordón  de  cerros  al  SO.  de  la 
factoría  de  Pampas. 

Cúmulo  de  i'ocas  en  una  cima  al  X.  de  una  vuelta  del  río  y  fren- 
te al  punto  19. 

Cúnmlo  de  rocas  en  la  cumbiv  de  un  grupo  de  cerros,  (|ue  .sepa- 
ra el  río  Chicama  de  San  Benito  y  cerca  de  Jagüey, 

Cúmulo  de  rocas  de  un  elevado  y  escarpado  es])inaso,  con  di- 
rección a  Lang-aroto. 

Cima  de  una  aislada  colina,  3  kilómetros  al  E.  de  la  hacienda 
Sausal.  Señal,  trípode  de  madera  y  tubo  de  fierro. 


—  113  — 


COMISION  HIDROLOGICA  DE  LA  LIBERTAD 


NIVELACION 


DESCRIPCION 


Huancliaco,  ])uiit()  de  ret'ei-encia  coloca-do  en  la  direc- 
ción del  muelle,  en  la  esquina  más  saliente  del  al- 
macén de  la  Ag-pucia   ,    

Línea  Huanchaco  —  Cliiquitoy,  á  11  km5  al  N.  de 
Huanchaco,  y  al  pié  del  barranco  

Santiago  de  Cao,  en  la  iglesia  del  pueblo,  al  lado  iz 
quierdo  de  la  puerta  [¡rincipal  

Hacienda  t^hiquitoy,  en  la  escjuina  derecha  de  la  casa 
principal  

Hacienda  Chiclín,  en  la  esquina  SE-  de  la  casa  princi- 
pal  

Pueblo  de  Chicama,  en  la  esquina  del  Colegio   .. 

Hacienda  (lasñape,  al  lado  E.  de  la  línea  férrea,  y  á 
250 m.  al  X.  de  la  casa  principal   

Piedra  de  Molino,  cerca  de  la  línea  á  Sausal  y  frente 
á  la  casa  princi[)al  

Voladero  de  San  Antonio, en  la  basedel  medidor  usa- 
do para  las  mensurasde  agua, ven  la  orilla  izquier- 
da del  río  Chicama  

Hacienda  Pampas,  cerca  de  la  línea  férrea    

Acequia  Panq)as,  en  el  estribo  de  la  bocatoma,  lado 
izquierdo  del  río  Chicama  —  

Hacienda  San  Antonio,  en  la  esquina  de  la  casa  prin- 
cipal  

Hacienda  Pampas  de  Ventura,  en  la  es(]uina  de  la  ca- 
sa principal  

Ascope  en  la  esquina  de  la  estación  del  ferrocarril  

Facalá,  en  la  estación  del  ferrocarril  y  muy  cerca  de 
la  línea  

Tanque,  en  la  esquina  NE.  de  la  estación  del  ferroca- 
rril  

Constancia,  en  la  estación  del  ferrocarril  y  cerca  de 
la  línea  


Altuni  i'ii 
iiH'tros 


2.437 

15.653 

12.479 

40.030 

111.134 
130.093 

181.816 

217.754 

255.689 
358.437 

382.271 

265.147 

231.253 
221.057 

188.959 

140.670 

112.865 


—  lU  — 


DESCRIPCIÓN 

Altiiru  eii 
metros 

18 

Choeope,  en  la  estación  del  ferrocan  il  y  cerca  de  la 
línea  

108.734 
116.442 

19 

Puente  Cariaga,  en  el  lado  ().  del  terraplén, 
á  la  orilla  derecha  del  río  Chicania  y  en  1 

próximo 
a  esquina 

NOTAS 

1 —  Las  elevaciones  son  referidas  al  nivel  aproximado  y  medio  de  la 

mfirea  en  Huanchaco. 

2 —  Todas  las  marcas,  exceptuando  la  N"  11,  están  constituidas  por  tu- 

bos de  fierro,  especialmente  construidos,  con  cabezas  de  bronce, 
emplazados  en  macizos  de  cemento" — En  la  cabeza  llevarán  su  al- 
tura correspondiente. 

3 —  Las  marcas  10  3-  11  no  son  del  circuito  indicado. 

4 —  18  marcas  son  permanentes  y  temporales  más  de  30  que  se  utilizan 

para  el  levantamiento  del  plano  del  valle  de  Chicama  con  la  plan- 
cheta. 


La  correría 


Hace  más  ó  menos  8  años  que  las  inauditas  brutalidades  cometidas 
por  los  cristianos  contra  los  titulados  salvajes,  los  jíbaros  del  Alto  Ma- 
rañón,  obligaron  á  éstos  á  levantarse  y  matar  á  todos  los  cristianos  exis- 
tentes en  esos  lugares.  Por  todos  fueron  75  las  víctimas,  entre  ellos  mis- 
compañeros  comprometidos  allá  en  la  selva  en  mi  anterior  expedición. 
Pagaron  justos  por  pecadores:  allí  encontró  la  muerte  mi  bondadoso  ami- 
go el  padre  agustino  Calle.  Desde  esa  fecha  los  indios  del  fértil  3^  pinto- 
resco río  Muchinguis  é  Imaza  se  retiraron  casi  todos  al  afluente  Tuntun- 
gos  ó  á  las  cabeceras  del  mencionado  río.  Después  de  formar  de  nuevo 
el  puesto  Nazareth  en  la  desembocadura  del  Muchingiiis  ahora  está  defi- 
nitivamente abandonado  y  donde  antes  reinaba  el  bullicio  de  la  naciente 
civilización,  ahora  reina  el  silencio  de  la  selva  en  este  bellísimo  y  agres- 
te lugar  manchado  por  crímenes  tenebrosos  de  cristianos  contra  cristia- 
nos é  indios  y  la  sangre  de  las  víctimas  de  la  venganza  de  los  jíbaros. 

Sin  embargo  hasta  principio  de  este  año  existía  en  las  iiltimas  ca- 
beceras del  Muchinguis,  en  la  quebrada  del  Socatín  un  griego  llamado 
Tacilópulo.  Este  hombre  llevaba  hacia  años  vida  de  salvaje,  aun  con  sus 
mismas  costumbres,  se  pintaba,  &.  y  tenía  dos  i]idias  por  mujeres. 

Trataba  á  los  indios  de  la  manera  más  infame  y  aun  los  maltrataba, 
obligándolos  á  trabajos  forzados.  En  marzo  de  este  año,  un  indio  á  quien 
este  brutal  griego  hostilizaba  lo  hirió  de  un  lanzaso.  Otros  indios  te- 
merosos de  las  represalias  de  los  cristianos,  acensejaron  matarlo  y  decir 
qae  se  había  ahogado  en  el  río.  Se  llegó  á  ti'aslucir  la  verdad  por  un 
muchacho. 

Se  había  cumplido  con  el  funesto  designio.  Con  el  pretexto  de 
vengar  la  muerte  del  griego  se  ha  dado  principio  á  una  serie  de  correrías 
al  río  Michinguis.  Correría  se  llama  encabezar  ima  cantidad  de  indios  de 
otras  quebradas  y  ríos.  Los  jefes  generalmente  son  uno  ó  dos  cristianos. 

Estas  partidas  asaltan  tambos,  matan  sin  piedad  á  los  hombres, 
roban  á  las  mujeres  y  muchachos,  estos  últimos  para  venderlos  después  y 


—  116  — 


coi'taii  las  cabezas  para  reducirlas  por  niétodos!  especiales  jíbaros  y  ven- 
derlas carísimas. 

Durante  mi  permanencia  en  el  Uta  ví  prisioneras  de  correrías 
aun   habían  conservado  una  cabeza,  no  pudiendo  ser  disecada  por  estar 
ya  en  estado  de  putrefacción. 

Los  cristianos  temen  un  próximo  levantamiento  general  de  los  in- 
dios y  han  aprovechado  la  entrada  de  la  hincha  «San  Miguel»  hasta 
cerca  de  Nieva  y  la  surcada  de  mi  expedición  en  canoas,  en  todo  el  Alto 
Marañón,  para  decirles  álos  indios  ser  yo  un  apo  (jefe)  mandado  per  el  Apo 
de  Lima  para  saber  sí  los  jíbaros  estaban  en  paz  con  los  cristianos.  En 
el  río  Sínipa  llegaron  muchos  para  manifestarme  qne  querían  vivir  en 
paz  con  los  cristianos. 

El  10  de  julio  del  presente  año  se  presentaron  varias  canoas  en  el 
Uta.  Un  zambo  costeño  y  dos  cristianos  venían  mandando  30  indios  de 
las  quebradas  de  Cotzu  y  Huavicc.  Vestían  traje  de  guerra,  todos  pinta- 
dos de  negro  y  colorado,  adornados  con  coronas  de  plumas.  Estaban  ar- 
mados de  escopetas,  carabinas  AVínchester  y  lanzas.  Me  quedé  asom- 
brado de  ver  la  talla  de  los  indios.  Unos  eran  tan  grandes  que  podían 
servir  en  la  guardia,  de  coraceros  del  emperador  Guillermo  de  Alemania. 
Según  me  manifestó  el  hombre  que  era  su  jefe,  iban  á  una  correría  al 
rio  Imaze  ó  Muchinguis  cumpliendo  una  orden  de  no  dejar  ni  perros  vi- 
vos en  ese  río.  Habían  dado  á  otros  aviados  la  misma  orden  por  escrito 
la  cual  se  llevaban  consigo.  Mi;chos  se  han  negado  á  cumplir  orden  tan 
injusta  como  bárbara. 

Le  supliqué  al  zambo  que  se  fijara  que  yo  era  comisionado  del  go- 
bierno y  no  asesinase  á  los  indios  inocentes  del  tantas  veces  mencionado 
río.  Los  indios  asesinos  del  griego  vivían  á  gran  distancia  de  la  guebra- 
da  del  Socotín  y  los  moradores  del  Muchinguis  no  tenían  nada  que  hacer 
con  ellos. 

No  podía  hacer  otra  cosa  sino  suplicar.  ¿Cómo  me  hacía  respetar  en 
el  corazón  de  la  selva?  ¿Qué  les  importaba  á  éstos  desalmados  asesinarme? 
Noticias  tuve  por  otros  de  la  gran  pasión  que  sentía  el  zambo  por  una 
india  de  gran  belleza  que  habitaba  con  su  marido  en  el  río  Muchinguis, 
3'  seguramente  quería  api'ovechar  la  ocasión  para  robársela.  Siguieron 
su  rumbo  los  guerreros. 

Pocos  días  después,  completada  la  expedición,  emprendía  la  mar- 
cha hacia  el  río  Muchinguis.  para  después  surcar  esos  lOO  kilómetros  que 
ningún  hombre  civilizado  había  surcado  hasta  la  fecha. 

Me  acompañaba  el  terrible  curaca  Samaren  con  gente  en  varias 
canoas.  Estaba  comprometido  á  acompañarme  hasta  más  allá  de  Zusa- 
maro. 

Mojados  por  fortisimas  lluvias  llegamos  á  la  casa  del  curaca  Chu. 
Dormimos  en  el  gran  tambo  rodeados  por  numerosos  indios.  El  desper- 
tar no  fué  muy  agradaljle.  De  madrugada  oí  gritos,  aullidos,  llantos  es- 
pantosos de  mujeres.    Tenían  tan  rápidamente  noticias  de  la  horrible 


—  117  — 


matanza  perpetrada  por  el  Zambo  en  el  río  Muchinguis.  Había  formado 
campamento  cerca  del  Tambo  del  Chu,  llevando  prisioneras. 

Disimuladamente  alisté  mi  gente  para  lo  que  pudiera  acontecer; 
éramos  10  hombres.  A  poco  rato  tocaba  el  curaca  Samaren  el  «tunduy», 
telégrafos  sin  hilos,  un  palo  hueco  cuyos  sonidos  se  comunican  á  larga 
distancia.  Se  golpea  el  pulo  hueco  con  otro  palito 

El  chiringuero  que  me  acompañaba,  abusando  de  no  comprender 
el  Zébaro  instó  á  los  indios,  valiéndose  de  mi  prestigio  como  «apo>^  y  de 
mi  gente  armada,  á  libertar  á  la  prisionera  que  traía  el  Zambo  de  la  co- 
rrería, la  famosa  hermosura  llamada  Mamango. 

Efectivamente  había  asaltado  un  tambo  en  el  río,  precisamente  en 
el  momento  de  estar  muchos  indios  reunidos  para  ayudar  á  fabricar  una 
casa  á  un  cristiano  que  se  aventuraba  á  vivir  en  el  rio  Muchinguis. 

Habían  dado  muerte  á  7  hombres  y  á  una  mujer,  hiriendo  de  muer- 
te á  varias  criaturas.  Pi'isioneros:  la  Mamango,  su  cuñada  y  su  sobrinito. 

Consintieron  los  tres  cristianos  entre  risas  bestiales  que  desnuda- 
ran el  cadáver  de  la  mujer  y  lo  profanasen  con  un  palo.  Más  generosos 
los  indios  del  Tuntungos  que  vinieron  á  evitar  la  muerte  de  sus  pa- 
rientes, sólo  obligaron  al  cristiano  que  se  había  aventurado  á  establecer- 
se en  ese  río  y  que  también  había  perdido  todos  sus  bienes,  á  enterrar  á 
los  muertos.  El  curaca  Mariano  ordenó  á  su  mujer  llevar  al  cristiano,  su 
esposa  y  sus  dos  hijos  al  Miraná,  á  ponerlos  en  salvo  del  furor  de  los  in- 
dios. 

Por  este  mismo  individuo  supe  después  en  Bagua  Chica  los  por- 
menores del  infame  asalto.  También  me  refirió  los  planes  de  los  indios 
los  cuales  se  proponían  tenderme  una  emboscada.  Sabían  la  cantidad  de 
gente  á  mis  órdenes  y  qué  clase  de  armas  tenía,  pero  como  venía  con  el 
curaca  Samaren  y  otro  chiringuero,  famosos  en  correrías,  suponía  ir  yo 
á  lo  mismo.  Conocedor  yo  de  las  costumbres  de  los  jíbaros  y  ser  des- 
confiado en  extremo,  di  una  vuelta  por  una  isla  enfrente  de  la  boca  del 
Muchunguis. 

Seguiremos  el  hilo  de  nuestra  narración. 

Media  hora  después  de  oír  los  golpes  sordos  del  «tunduy»,  asoma- 
ron muchas  canoas  con  gente  armajda.  El  hipócrita  de  mí  compañero  me 
dijo  que  toda  esa  gente  deseaba  acompañarme  un  día  de  surcada.  Por 
más  que  me  negué  á  aceptar  tan  sospechosa  compañía,  emprendió  la 
surcada  de  la  flotilla  de  canoas  con  los  indios  embravecidos  y  armados. 
Por  uno  de  los  bogas  supe  la  verdad  de  las  cosas;  había  estado  en  el  Mo- 
rona y  entendía  el  jíbaro.  Como  la  canoa  era  pesadísima  y  la  más  gran- 
de, muy  pronto  quedamos  atrás.  Al  fin  se  oyen  gritos  infernales,  gi'ítos 
horrorosos,  los  cuales  resonaban  en  la  montaña  y  más  tarde  columbio  en 
una  playa  los  dos  bandos  uno  en  trente  del  otro. 


—  118  — 


El  Zambo  con  su  gente  tenían  la  montaña  por  e-ipalda,  y  Samaren 
con  los  suyos  el  río  y  la  multitud  de  canoas  esparcidas  por  la  playa. 

50  hombres  serían  los  de  Samaren,  30  los  del  Zambo  pero  mejor 
armados.  Todos  gritaban,  zapateaban,  se  metían  los  puños  por  la  cara, 
las  carabinas,  mordiendo  casquillos.  La  bella  india  Mammigo  eu  medio 
con  un  pequeñito,  su  sobrino  de  la  mano.  Comprendí  que  sólo  espera- 
ban que  pisara  yo  tierra  para  principiar  el  combate.  El  aspecto  de  la 
playa  con  estos  guerreros  salvajes  enfurecidos  era  de  lo  más  pintoresco, 
digno  de  perpetuarlo  en  una  cinta  cinematográfíca.  Despacio  me  acerca- 
ba, preparada  mi  gente  para  enfrentarme  á  los  acontecimientos.  Al  fin 
llegó  el  momento  crítico:  estuve  enfrente  de  los  indios. 

El  Zambo,  ojeroso  con  un  papel  en  la  mano,  la  orden  de  exterminio, 
me  saludó:  no  contesté  el  saludo.  Samaren  me  señalaba  patéticamente 
con  una  mano  y  con  la  otra  empuñaba  su  wincliester.  Un  indio  contra- 
rio de  ferocísimo  aspecto  con  su  carabina  lista  me  lanzaba  miradas  terri- 
bles. Yo  di  en  voz  baja  orden  á  mi  sobrino:  si  levanta  la  carabina  ese 
indio  que  me  mira  tan  feo  ¡tírale!  Seguramente  al  principiar  el  combate 
como  «apo»  de  preferencia  me  hubieran  muei^to. 

Seguí  mi  marcha  adelante  sin  hacer  caso  absolutamente  de  nada  y 
á  tres  cuadras  de  distancia  atracó  la  canoa  á  tierra  y  me  puse  en  obser- 
vación. 

Tenía  forzosamente  que  esperar,  pues  una  canoa  con  indios  com- 
prometida para  la  expedición  estaba  en  el  conflicto.  Por  último,  los  irnos 
careciendo  de  mi  apoyo  no  se  atrevieron  á  dar  principio  al  combate  y 
los  otros  intimidados  con  mi  presencia  como  comisionado  del  gobierno  y 
mi  gente  armada,  entregaron  á  la  prisionera.  Al  acercarse  Samaren  con 
la  india  me  quedé  maravillado  de  ver  una  hermosura  tan  grande.  Repre- 
sentaba 18  años,  era  más  alta  que  la  generalidad  de  las  indias,  rostro 
ovalado,  nariz  delgada,  griega,  ojos  grandes,  muy  grandes  y  negros,  bo- 
ca correcta,  la  frente  agraciada  con  cerquillo  de  sus  largos  cabellos  ne- 
gros. Busto  espléndido,  brazos  y  piernas  admirablemente  torneados. 
Insistí  para  que  la  devolvieran  á  sus  parientes,  pero  Samaren  seguramen- 
te de  acuerdo  con  mi  hipócrita  compañero,  me  dijo,  que  la  había  elegi- 
do para  su  tercera  esposa.  La  bella  india  comprendía  todo  y  lloraba 
amargamente.  La  desgraciada  sólo  habia  cambiado  de  dueño  y  peor  tal 
vez,  pues  el  Zambo,  naturalmente,  tenía  otras  costumbres  que  el  feroz 
curaca  Samaren. 

A  través  de  los  siglos  la  historia  nos  relata  la  influencin  terrible 
en  el  destino  de  la  humanidad  de  ciertas  mujeres  dotadas  por  la  natura- 
leza de  hermosura  extraordinaria.  Elenas,  Cleopatras  y  un  sin  número 
de  bellas  cortesanas  han  trastornado  el  cerebro  de  príncipes  y  héroes  y 
han  influido  en  el  destino  de  los  pueblos. 

La  hermosura  sobrenatural  de  Lady  Hamilton  influyó  en  el  ánimo 


Calcul  des  diferericcs  d'altitude  de  Tirapata  á  puerto  Maldonado  (Perou) 

PAR  OBSERVATIOXS  HYPSOMETRIQÜES  ET  THERMOMETEIQUES  SDnTLTAXÉES 

(METHODE  ET  TABLES  DE  RADAl) 


■¿'.>.hún  1912. -j 


['  Tirapata. 


1  .luillet. 


1"  ^. 


[  Triunfo . , 
I  Triunfo. 
\  Cruc-ern. 

f  Crucpro. 

•i  I  

[  Huai'üars 


í  Hnan.  ¡irnni  . 
■¡I  1(1  km.. 
['Limbani..  . 


H  M 
6.00  S 


M  i  87 '.465  1+0  .030  . 


8.00  S 


Limbani . .  , 
13  lira., 
Oconetiue  .  , 


Ocoueciuo  .  .  .  . 

4'ikm  

Sto.  Domingo  . 


Sto.  Domingo . . 

25  km.  . . 
Campamento  5. 

Campamento  5. 

3ilkm  

La  Pampa  


V  j87  .200 
M  j  87  .195 

M    86  .820 
.960 


+0  .030 


La  Pampa  . 

36  km. 
Candanio . . 


7,00  S 


+  0  .030 


+  0  .030  ¡ 


La  Paiiii)a.  . 

39  km. 
Candamo . . 


Candanio 
32  ki 
Astillero. 


Astillero  

Quil<iuiri  

Quiliiniri  

Baltimore  

Baltimui'e  

Pto.  Maldonado, 


89  .'70 
89  .405 
93  .680' 

93  .706 

94  '.78Ó' 
94  .860 
96  '.QbO 
96  ,070 

M    98  ,3ÍÓ' 

V  98  .220 
.  j  

99  Vl'lü' 

V  98  .260 
m  ' 99  .140 

V  I  99  .030 
99  .175 
99  .075 

V  1  99  .260 
M    99  .430 

V  99  .416 
M  I  99  .580 

V  ¡  99  .646 


+  0  ,030 


M 


+00.040 


+0  .040 


+  0  .040 


— 0'.005 


-O  .005 


+  0  .040 
+  0  .030 


-O  .005 


—O  .605 


+  0  .030 


1+0  .030 


+  0  .030 


+Ü 


+  0  .030 


O  ,030 
+  0  .030 


+  0  .030 


+  0  ,030 


9 

+0°.030 


+  0  .080 


+  0  .030 


+  0  .030 


+  0 


-O  .030 


+  0  .035 
+0  .030 
+  ¿".'d3'5 
+  0  .030 
+  Ó  .'036 
+  0  .030 
+  0  .035 
+  0  .030 
+  0  .030 
+  0  .030 
+  lj'.'o'3'o 
+  0  .030 
+  0  .'030 
+  0  .030 
+  0  .030 
+0  ,030 
+  0  ,030 
+  0  .030 
+  Ó  .030 
+  0  .030 
+  (j'.'o'3'o' 
+  0  ,030 


10 
87'.495 


87  .236 
87  .226 
'86'.'74s' 


-O  .006  +0  .025 
 '+0  .030 


—O  .006 


+  0  .025 
+  0  .030 
+  0  .025 


86  .995 

87  .010 

¿ó'.'so's 

89  .435 
93  ,710 

93  .796 

94  .'¿lO 
94  .890 
96  .080 
96  .100 
98  .3'4'o' 
98  .260 
99 '.'WO 

98  .290 

99  .170 
99  .060 
99'.'2'05 
99  .106 
'99'.'2'8'6' 
99  .460 
99  .440 
99  .610 
'99'.'6'7'o' 


11 

9'.0 


13 

g'.o 


10  .7 
6  ,1 
"6'.'2' 

3  .0 
O  .8 
O  .0 

"4  ,  '2 

8  .1 
'12 '.'4 

14  .1 
'14. '7 

16  .3 

(Í8  .'ü'i; 

13  .4 

17  .2 
17  ,4 

'Í8  .'2 
13  .0 

'ié  ,'5 

20  .3 
'Í9  .4 

21  .0 
'¿O  ,8 

16  .0 
'Í6'.'2' 

15  .0 
'(Í6'.'5') 


+0.2 


+  0.2 


+  0.2 


+0.2 
+0.2 


+  0.2 


+0.2 


+  0,2 


+  0.2 


+  0.2 


+  0.2 


+0.2 


+0.2 


+  0.2 


10  ,9 

6  ,1 
'6','4" 

3  ,0 
'i ','()" 

O  ,0 
'4','4  ' 

8  ,3 
Í2','4  ' 

14  .3 

Ü  ,'7  " 

16  ,5 
18  ,0 
13  ,6 
17', '2" 

17  ,6 

18  ,2 
13  ,2 
ili  ,6 

20  ,5 

19  ,'4" 

21  ,0 
•ii'.'ü  ' 
16  ,0 

15  ,0 

ié'j" 


19,9 


10,5 
'4,0' 


4,4 


20,7 


29,0 
34,6 


30,8 


39,9 


42,0 


31,4 


15 
3706-5 


3786,8 
3789,9 


80,3 


3!)38,5  I 
3905,9 


[+  148.6 


3861,0 
3856,4 


31190,7 
3112,1 


1827,4 
1802,3 


1502,6 
1478,9 


1180,0 
1124,2 


475,1 
601,0 

'  245',7' 
489,0 
237,i 
268,6 

'227,1' 
255,7 
"2114/2 
1.54,1 

'  159,9 
111,2 
94,1 


3=8 

Si  . 
o 


3,4 


- 1284,7 

66,3 

—  299.8 

18,1 

—  346.9 

24,9 

—  649.1 

41,5 

—  265,3 

Í8,9 

—  262,4 

16,6 

—  41.5 

3,4 

—  61.0 

4,6 

—  5.8 

0,4 

—  17.1 

1,1 

&¡  o 
5  ^ 


+  83,7 


317,9 


—  373,H| 

i 

—  690,lij 

1  '-274:2 
I   

—  271,1) 
1  

J  —  268,0 


+  6,2 


Observations:— (1)— Cl.  Corr.  tb.  hyps.  38048.  (M),+Ü.30,  C2,— Corr.  th.  byps.  38045  (V),  +0.020.— C,  Cor.  pr.  ramener  les  lectures  V.  anx  lectures  M  d'apres  Ies  t-omparaisons  da  3  juillet, 
— u.(H)."),  — L;i  ,  <urrrl  i  v,  a  été  por  tout  o  +0,tt40  en  raisou  de  la  defectrionle  de  Ibnctionnt.  du  tb.  38046  experiences)  des  29  Juni  et  3  Juillet).  C.  pour  ramener  les  lectures  V  du  tb.  fronde  37211  anx 
lectures  M  du  til,  fr,  3T212  (Oompons.  des  3.16  &  19  Juillet). 

(2)  — 02.  Corr.  tb.  byps,  38046  (V), +0.030  C3,  dap  les  comparaisons  des  16  et  19  Juillet  0.000 

(3)  — Cl.     „     „     „     38049  (M), +0.030  C8,  Corr.  ponr  ramener  les  observat  V  anx  obs.  M  d'apres  les  Comp.  des  16  et  19  Juillet, —0.005. 
De  Tirapata  Astillero,  les  differents  portes  étant  desservis  par  une  ligne  telepbonique,  les  observations  ont  été  rigoureusement  siuiultanées. 

D' Astillero  a  Maldonado,  ponr  le  cas  on  les  observations  ont  été  faites  a  des  beures  légerement  differeutes,  elles  ont  été  réduites  á  une  merae  heure  d'apres  les  variations  du  barometre  aneroide 
au  voisiuage  de  rexpérienee  bypsométrique. 

Entre  Quibiuire  et  Baltimore,  le  cbangement  de  signe  de  la  difference  de  niveau  s'explique  par  le  fait  qu'a  Quilquiri  l'observation  á  été  faite  aur  une  plage.  tandis  qu'á  Baltimore  elle  a  été 
faite  sur  nne  berge  elevée.  D'aillenrs  la  comparaison  des  lectures  sinuiltanées  de  l'bypsometrG  et  du  barometre  aneroide  faites  á  chaoune  de  ees  stationa  montre  cpi'il  n'y  apas  eu  dVrreur  de  lecture 
bvsométrivpie. 

L'altitude  de  départ  (Tirapata,  3880  m.)  est  extraite  de  l'horaire  Chemius  de  fer  de  Juliaca  au  Cusco. 
La  Paz,  3  Mai  1913. 

Corr.-C,  MAULES. 


—  119  — 


del  gran  Nelson,  para  mancharse  con  la  sentencia  de  muerte  de  los  re- 
volucionarios de  Nápoles. 

Son  innumerables  las  bellezas  fatídicas  que,  sin  darse  ellas  misinas 
cuenta,  siembran  la  ruina,  la  desolación  en  individuos,  familias  y  nacio- 
nes. Mamango,  esta  Venus  ligeramente  bronceada  de  la  montaña,  tuvo 
la  mala  estrella  de  nacer  tan  bella  para  desgracia  de  su  marido  y  demás 
familia  y  según  costumbre  de  los  jíbaros,  la  venganza  sangrienta  de  los 
indios  del  río  Muchunguis  no  se  hará  esperar.  Ha  corrido  sangre  y  co- 
rrerá por  esta  bella  india  de  las  selvas  del  Marañón. 


M.  A.  Mesones  Muro. 


COMISION  PERUANA  DE  LIMITES  CON  BOLIVIA 


Diciembre  10  de  1913. 

Señor  Secretario  de  la  Sociedad  Geográfica. 
Muy  señor  mió: 

Le  envío  á  Ud.  una  copia  de  las  alturas  cuidadosamente  calculadas 
por  los  señores  Tenientes  Coroneles  C.  Mailles  y  C.  Vincent,  en  el  cami- 
no entre  Tirapata  y  Astillero. 

Todas  las  alturas  observadas  antes  en  ese  trayecto  lo  han  sido  con 
aneroides,  instrumento  que  no  da  medidas  muy  correctas,  sobre  todo  en 
una  región  tan  alta  y  accidentada  como  la  de  la  cordillera. 

Dispénseme  que  no  incluya  mayores  datos,  por  encontrarme  en 
vísperas  de  emprender  viaje,  y  que  me  limite  á  dirigirle  la  presente. 

De  Ud.  at°  y  S.  S. 

Mayor  S.  Harris  Toppin. 
Jefe  de  la  Comisión. 


♦  -*  - 


-  120  - 


Cuadro  de  distancias  de  Lima  álas  capitales  de  provincia 


DEPARTAMENTO  DE  AMAZONAS 

[19 —  Viaje  á  ChnchapoiiüH 


Del  Callao  á  Pacasmayo  (vapor) 
Pacasmayo  á  Chilete  (íren) .... 

Chilete  á  Cajamarca  

Cajamarca  á  Chachapoyas  


2" — Viaje  á  Jumhilla  (Bongará) 


Del  Callao  á  Chachapoyas  (véase  1°) 
Chachapoyas  á  Jumbilla   . 


3*? — Viaje  á  Lámud  (Luya) 


Del  Callao  á  Chachapoyas  (véase  l9) 
Chachapoyas  á  Lamud  


DEPARTAMENTO  DE  ANCASH 

4  — Viaje  á  Huarás 


Del  Callao  á  Casma,  caleta,  (vapor) , 

Caleta  á  Casma,  Pueblo  

Pueblo  Casma  á  Huaras  


5? — Viaje  á  Yungai 


Del  Callao  á  Casma  (vapor) 
Casma  á  Yungai  


6?-  Viaje  á  Caras  (Huailas) 


Del  Callao  á  Samanco  (vapor) 
Samanco  á  Caras  


-  121  - 


7° — Viaje  ó  Cahanu  (Pal lasca) 


Del  Callao  á  Chimbóte  (vapor), 
Chimbóte  á  Chuqaicara  (tren).  . 
Chuquicara  á  Cabana  


8° — Viaje  á  Poiiiabaiiihd 


Del  Callao  á  Ymigai  (véase  6°). 
Yung'ai  á  Pomabamba  


9  — Viaje  á  Huari 


Del  Callao  á  Huarás  (véase  i^') 
Huarás  á  Huari  


Km.  F.C. 


82 


10^ — Viaje  á  Chiquián  (Bolognesi) 

De  Lima  á   Cajatambo  (véase  12.)  

Cajatambo  á  Chiquián  


11 — Viaje  á  Casma  (Santa) 


Del  Callao  al  puerto  de  Casma  (vapor) 
Puerto  Casma  á  pueblo  de  Casma.  .  .  . 


12 — Viaje  á  Cajatambo 


De  Lima  á  Sayán  (tren) 
Sayán  á  Cajatambo.  .  .  . 


236 


DEPARTAMENTO  DE  APURÍJ[AC 

13 — 1  i  aje  á  Abancai 


Del  Callao  á  Moliendo  (vapor). 

Moliendo  al  Cusco  (tren)  

Cusco  á  Abancai  


14 — Viaje  á  C/iaUmanca  (Aimaraes) 


Del  Callao  á  Coracora  (véase  28*^ 
Coracora  á  Chalhuanca  


814 


32 


32 


—  122  — 


15 — Viaje  á  AvihtIiiKiilds 


Del  Callao  á  Abaucai  (véase  13) . 
Abancai  á  Aiidaliuailas  


16 — Viflje  á  AntolKttiilxí 


Del  Callao  á  Coracora  (véase  28). 
Coracora  á  Antabamba  


Km,  F.  c, 


17 — Viaje  á  Tambobamba  (Cotabambas) 


Del  Callao  al  Cusco  (véase  40). 
Cusco  á  Tambobamba  


DEPARTAMENTO  DE  AREQUIPA 


18 — Viaje  á  Arequipa 


Del  Callao  á  Moliendo  (vapor), 
Moliendo  á  Arequipa  (tren).  .  . 


IS)— Viaje  á  Moliendo  (Lslai) 

Del  Callao  á  Moliendo  (vapori  

20— Viaje  á  Aplao  (Ca.^^tilla) 


Del  Callao  á  Camaná  (véase  23°) 
Camaná  á  Aplao  


21 — Viaje  á  Chuquibamba  (Coudesuyos) 


Del  Callao  á  Aplao  (véase  20) . 
Aplao  á  Chuquibamba  


22 — Viaje  á  CotaJiuasi  (Unión) 


Del  Callao  á  Coracora  (véase  28). 
Coracora  á  Cotaliuasi  


172 


—  123  — 


23 — Vioje  á  Camaná 


Del  Callao  á  Quilca  (vapor) 
Quilca  á  Camaná  


24 — Viaje  á  CaiUoma 


Del  Callao  á  Arequipa  (véase  18). 

Arequipa  á  Sumbai  (tren)  

Sunibai  á  CaiUoma  


DEPARTAMENTO  DE  AYACUCHO 

25 — Viaje  á  Ayacucho  (Huamanga) 


Del  Callao  á  Pisco  (vapor) 

Pisco  á  lea  (tren)  

lea  á  A^^acucho  


26 — Viaie  á  Cangallo 


Del  Callao  á  lea  (véase  25). 
lea  á  Cangallo  


27 — Viaje,  á  Puquio  (Lucanas) 


Del  Callao  á  Lomas  (vapor) 
Lomas  á  Puquio  


28 — Viaje  «  Cor  acora  (Parinacochas) 


Del  Callao  á  Chala  (vapor) 
Cliala  á  Coracora  


2Q— Viaje  á  Haanta 


Del  Callao  á  Ayacucho  (véase  25) 
Ayacucho  á  Huanta  


30 — Viaje  á  San  Miguel  (La  Mar) 


Del  Callao  á  Ayacucho  (véase  25) 
Ayacucho  á  San  Miguel  


Km.  F,  C.  Leguas 


113 


74 


10 


12 


-  124  — 


31 — Viaje  á  Iluancapi  (Víctor  Fajard 


Del  Callao  á  Cangallo  (véase  2(í). 
Cangallo  á  Huancapi  


DEPARTAMENTO  DE  CAJAMAKCA 

32 — Viaje  á  Cajamarca. 


Del  Callao  á  Pacasmayo  (v  ipor). 

Pacasmayo  á  (^hílete  (tren)  

Chilete  á  Cajamarca  


33 — Viaje  á  Gelendin 


Del  Callao  á  Cajamarca  (véase  32) 
ajamarca  á  Celendín  


34 — Viaje  á  Cajabamba 


Del  Callao  á  Ca,jamarca  (véase  32) . 
Cajamarca  á  Cajabamba  


35 — Viaje  á  Chota 


Del  Callao  á  Cajamarca  (véase  32). 
Cajamarca  á  Chota  


36 — Viaje  á  Jaén 


Del  Callao  á  Cajamarca  (véase  32). 
Cajamarca  á  Jaén  


37 — Viaje  á  Hiialf/ai/oc 


Del  Callao  á  Cajamarca  (véase  á  32). 
Cajamarca  á  Hualgayoc  


38 — Viaje  á  Contumasá 


Del  ('allao  'á  Salaverry  (vapor) , , 

Salaverry  á  Ascope  (tren)  

Ascope  á  Contumasá  


30  —  yi'ij''  «  Cittervo 


Del  Callao  á  Cajamarca  (véase  32) 

Cajamarca  á  Cliota  

Chota  á  Cutervo  


DEPARTAMENTO  DEL  CUSCO 


40 — Viaje  al  Cusco 


Del  Callao  á  Moliendo  (vapor) 
Moliendo  al  Cusco  (tren)|.  . .  . , 


814 


41-   Viaje  á  Calca 


Del  Callao  al  Cusco  (véase  40). 
Cusco  á  Calca  


42  —  Viaje  á  TJnihamba 


Del  Callao  al  Cusco  (véase  40). 
Cusco  á  Urubamba  


43  —  Viaje  á  Paucartambo 


Del  Callao  al  Cusco  (véase  40). 
Cusco  á  Paucartambo  


44  —  Viaje  á  Yanaoca  (Canas) 


Del  Callao  á  Arequipa  (véase  18). 

Arequipa  á  Tinta  (tren)  

Tinta  á  Yanaoca  


45  —  Viaje  á  Acomayo 


Del  Callao  á  Arequipa  (véase  18) . 
Arequipa  á  Quiquíjana  (tren).  . .  . 
Quiquíjana  á  Acomayo  


—  126  — 


4(3  ^  \  'inje  ¿i  Pu  raro 


Del  Callao  al  Cusco  (véase  40) 
Cusco  a  Paruro  


47  —  Viaje  á  Santo  Tomás  (Cluunbivilcas) 


Del  Callao  á  Yanaoca  (véase  44) , 
Yanaoca  á  Santo  Tomás  


48  —  Viaje  á  Anta 


Del  Callao  al  Cusco  (véase  48) 
Cusco  á  Anta  


49 — Viaje  á  Sicuani  [Can chis] 


Del  Callao á  Arequipa  (véase  18). 
Arequipa,  á  Sicuani  (tren)   


50 — Viaje  á  Santa  Ana  (Convención) 


Del  Callao  al  Cuzco  (veáse  40). 
Cuzco  á  Santa  Ana  


51 — Viaje  á  Urcos  ((¿uispicanchi) 


Del  Callao  á  Moliendo  [vapor]. 
Moliendo  á  Urcos  [tren]  


501 


763 


DEPARTAMENTO   DE  HUAXUCO 

52 — Viaje  á  Huánuco 


De  Lima  al  Cerro  [tren] . 
Cerro  á  Huánuco  


53 — Viaje  á  Llata  (Huanialíes) 


De  Lima  á  Huánuco  (veáse  52). 
Huánuco  á  Llata  


340 


—  127  — 


54 — \iajc  á  La  Unión  (Dos  de  Mayo) 


De  I-ima  á  Huánuco  (veáse  52 
Huánnco  á  La  l'nión  


55 — yiaje  á  Ambo 


De  Lima  al  Cerro  (tren) 
Cerro  á  Ambo  


56 — Yiaj'e  á  Huacrachuco  [Marañón] 


De  Lima  á  Huánuco  [veáse  52]. 
Huánuco  á  Huacrachuco  


Km.  F,  c. 


Leguas 


340 


18 


16 


(O 


DEPARTAMENTO   DE  HUANCAVELICA 

57 — yiaje  á  Huancarelica 


De  Lima  á  Huancar- o  (ti  en). 
Huancayo  á  Huanca vélica.. 


58 — Yiaj'e  á  Castrovirreina 


Del  Callao  á  lea  >  veáse  61 ) 
lea  á  Castrovirreina  


59 — Yiaj'e  á  Lircai 


De  Lima  á  Huanca  vélica  (veáse  57). 
Huancavelica  á  Lircai  


60 — Yiaje  á  Pampas  (Tayacaja) 


De  Lima  á  Huancayo  (tren). 
Huanca^'o  á  Pampas  


DEPARTAMENTO  DE  ICA 

61 — Yiaje  á  lea 


Del  Callao  á  Pisco  (vapor;. 
Pisco  á  lea  (tren)  


330 


330 


21 


34 


11 


-  128  — 


(>2 — yicije  á  Pisco 

Del  Callao  a  Pisco;  vapor)  

63— Viaje  á  Chincha 

Del  Callao  á  Tambo  de  Mora  (vapor). 
Tambo  de  Mora  á  Chincha  Alt  i(tren). 


DEPARTAMENTO  DEJUNIN 


()4 — \iaje  á  Taima 


De  Lima  á  la  Oroya  [tren]. 
Oroya  á  Tarma  


65 — Vía/e  á  Cerro  de  Pasco 

De  Lima  al  Cerro  (tren)  

66 — Viaje  á  Jauja 

De  Lima  á  Jauja  (tren)   

67 — Viaje  á  Huancayo 

De  T<ima  á  Huancayo  (tren)  

68 — Viaje  á  Yauli 
De  Lima  á  Yauli  (tren)  


.     DEPARTAMENTO  DE  LIMA 

69 — Viaje  á  HuachoU'hsucay) 

De  Lima  á  Huacho  itren)  

70 — Viaje  al  Callao 
De  Lima  al  Callao  (tren)  


11 


208 


340 


287 


330 


180 


179^2 


13 


—  129  - 


71— Via/e  á  Canta 

Dl'  Lima  á  ('¡iiita  [jíor  Obrajillo]  

72 — \iaje  á  Matwcíína  (Hiiarochirí) 

J)e  Lima  íi  Matucana  [tren]  

73 — Viajen  Yauyos 


Del  Callao  á  ( Vrro  Azul  [vapor) . 
De  Cerro  Azul  á  Yauvos  


74 — Viaje  á  Cañete 


Del  Callao  á  Cerro  Azul  (vai)oi-). 
Cerro  Azul  á  Cañete  


Km.  F.C. 


89 


DEPARTAMENTO  DE  LA  LIBERTAD 


75— Fía;e  á  Trujillo 


Del  Callao  á  Salaverr^-  [vapor] . 
Salaverry  á  Trujillo  [tren]  


76 — Viaje  á  Otusco 


Del  Callao  á  Trujillo  (veáse  75). 
Trujillo  á  Otusco  


77 — Yiaje  á  Huamachuco 


Del  Callao  á  Trujillo  (Veáse  75 
Trujillo  á  Huamachnco  


78— Viaje  á  Santiago  de  Chuco 


Del  Callao  á,  Trujillo  (veáse  75;. 
Trujillo  á  Santiago  de  Chuco.... 


79— V/a/e  á  Tayabamba  (Patas) 


Del  Callao  á  Trujillo  (véase  75). 
Trujillo  á  Tayabamba  


14 


—  130  — 


80 — Viaje  á  San  Pedro  de  Hoc  (Pacasmayo) 


Del  Callao  á  Pacasmayo(vapor) . 
Pacasmayo  á  San  Pedro  (tren). 


Km,  F.  C, 


8 


DEPARTAMKJíTO  DE  LAMBAYEQUE 


81 — Viaje  á  Chiel'ai/o 


Del  Callao  á  Eten  (vapor). 
Eten  á  Chiclayo  (tren). .  .  . 


82 — Viaie  á  Lamhai/eqne 


Del  Callao  á  Eten  (vapor) 
Eten  á  Lambayeque  (tren) 


15 


25 


DEPARTAMENTO  DE  LOBETO 


83 — Viaje  á  Ignitos  (Bajo  Amazonas) 

Por  el  Pichis 

De  Lima  á  la  Oroya  (tren)  , . . , 

Oroya  á  Puerto  Bermudes  

Puerto  Bemmdes  á  Jqnitos  (lancha  ó  balsa).  ... 


Por  Cajamarca 

Del  Callao  á  Moyobamba  (véase  103). 
Moyobamba  á  Iquitos  


84 — Viaje  á  Yurimagnas  (Alto  Amazonas) 


Del  Callao  á  Moyobamba  (véase  103) 
Moyobamba  á  Yurimaguas  


85 — Viaje  á  Contamana  (Ucayali) 


Del  Callao  á  Yurimaguas  (véase  84)  

Yurimaguas  á  Contamana  (sin  bajar  hasta  Iquitos). 


208- 


—  131  — 


DEPARTAMENTO  DEL  MADRE  DE  DIOS 


86 — ViiiJ''  (i  Pnerto  Maldoméo  (Tambopata) 


Del  Callao  á  Moliendo  (v  ijtnr)  

Moliendo  á  Tirapata  <tren)  

Tirapata  á  Astillero  

Astillerxj  á  Pueito  Maldonailo  (canoa  ó  lancha), 

87 — Viaje  á  Mm  im 

Del  Callao  á  Puerto  Maldouado  (véase  86).  . .  . 
Puerto  Maldouado  á  Manu  (canoa  ó  lancha).  .  . 


88 — Viaje  á  Iñapari  (Tahuamanii) 


Del  Callao  á- Puerto  Maldouado  (véase  86). 
Puerto  Maldouado  á  Iñapari  


DEPARTAMENTO  DE  MOQUEGUA 

89 — Viaje  á  Moquegua 


Del  Callao  á  lio  (vapor), 
lio  á  Moquegua  (tren) . ,  , 


DEPARTAMENTO  DE  PIURA 

90 — Viaje  á  Piut  a 


Del  Callao  á  Paita  (vapor) , 
Paita  á  Piura  (tren)  


91 — Viaje  á  Hvuncabamba 


Del  Callao  á  Piura  (véase  90). 
Piura  á  Huaiacabamba  


92 — Viaje  á  Paita 
Del  Callao  á  Paita  (vapor)  


Km.  P:C:  Leguas 


543 


98 


97 


96 
60 


96 


40 


42 


—  132  — 


93 — Vioje  á  Ayavnca 


Del  Callao  á  Pinra  (véase  90) . 
Pin  ra  á  Aya  vaca  


94 — Viaje  á  Sullona 


Del  Callao  á  Paita  (vapor). 
Paita  á  Sallana  (tren)  


Km:  F:C: 


40 


62 


DEPARTAMENTO  DE  PUNO 

95 —  T  iaje  á  Puno 


Del  Callao  á  Arequipa  (véase  18). 
Arequipa  á  Puno  (tren)  


96 — Viaíe  á  Lampa 


Del  Callao  á  Arequipa  (véase  18). 

Arequipa  á  Juliaca  (tren)  

Julíaca  á  Lampa  


97 — Viaje  á  Amngaro 


Del  Callao  á  Arequipa  (véase  18). 

Arequipa  á  Pucará  (tren)  , 

Pucará  á  Asángaro  


98 — Viaje  á  Huancané 


Del  Callao  á  Arequipa(véase  18) . , , 

Arequipa  á  Juliaca  (tren)  

Juliaca  á  Huancané  


99 — Viaje  á  Juli  (Chucuito) 


Del  Callao  á  Puno  (véase  95). 
Puno  á  Juli  


100 — Viaje  á  Sandia 
Del  Callao  á  Asángaro  (véase  97)  - .  . . 


351 


304 


360 


304 


12 


12 


r-  133 


Km.  F.  C. 


Asáiigaro  á  Sandiít  

101 — Vm}fí  á  MiiciiHani  (('araba3'a) 


Del  Callao  á  Aivcjuipa  (véase  18), 

Arequipa  á  Santa  liosa  (tren)  

Santa  Rosa  á  Macusani  


102 — Vltijc  á  Ayaviri 


Del  Callao  á  Arequipa  (véase  18). 
Arequipa  á  A^-aviri  ( tren)  


DEPARTAMENTO  DE  SAN  MARTIN 


103 — T'iV//f'  á  Moyohmnha 


Del  Callao  á  Chachapoyas  (véase  1°) 
Chachapoyas  á  Moyobamba  


ID-Í—Vkijc^  á  Tarapoio  (San  Martin) 


Del  Callao  Moyobamba  (véase  103). 
Moyobamba  á  Tarapoto   . 


105 — Viaje  á  Saposoa  (Huallaga) 


Del  Callao  á  Tarapoto  (véase  104), 
Tarapoto  á  Saposoa  


DEPARTAMENTO  DE  TACNA 


106 — Vi"/'-  (í  Arica 

Del  Callao  á  Arica  (vapor)  

107 — Viaje  á  Locumha  (Tacna) 
Del  Callao  á  Moquegua  (véase  89)  - 


-  134  - 


Moquegua  á  Locumba . 


108 — Viaje  á  Cundarave  (Tárala) 


Del  Callao  á  Locumba  (véase  1()7). 
Locumba  á  Candarave  


DEPAETAMENTO  DE  TUMBES 


109 — Viaje  á  Tumbes 
Del  Callao  á  Tumbes  (vapor)  


Km.  F.  C.  Lpfina.i 


10 


1(3 


Lima,  Junio,  1914. 


B  —  SciPióN  E.  Llona. 
Secretario  de  la  Soeiedad. 


-  135  - 


Distancias  entre  los  puertos  de  la  costa  del  Pacífico, 
de  Panamá  á  Coronel 

CALCULADAS  POR  LA  PACIFIC  STEAM  NAVIGATION  COMPANY,  EN 
MILLAS  NÁUTICAS 


LlNEA  PRINCIPAL  DE  LA  COSTA 


Coronel  á 

Talcahuano.. 
Valparaíso.. 

Coquimbo  

Caldera  

Antofagasta. 
Iquique. 


Pisafiua... 

Arica  

Moliendo.. 

Callao  

Salavprr3'. 

Paita  

Guayaquil 
Panamá... 


Coronel  á 

Talcahuano... 

Tomé  

Valparaíso.... 

Coquimbo  

Huasco  

Caldera  

Chañaral   

Taltal  

Antofag:asta.. 

Tocopilla  

Iquique  

Caleta  Buena. 


Pisagua. 


Puerto  & 
puerto 


41 
240 
198 
189 
207 


223 

1021 

39 

1067 

71 

1130 

134 

1209 

457 

1521 

256 

1765 

254 

1978 

220 

2183 

835 

2821 

41 

41 

8 

44 

236 

260 

198 

450 

99 

540 

93 

632 

47 

668 

65 

726 

111 

826 

106 

918 

117 

1021 

20 

:049 

21 

1067 

—  13(}  — 


LÍNEA  PRINCIPAL  DE  LA  COSTA 


pueilo 


Arica  

lio  

Moliendo  

Quilca  

Chala  

Lomas  

I'isco  

Tambo  de  Mora. 

Cerro  Azul  

Callao  

Huacho  

Supe  

Huarmey   

Casilla  

Sama  neo  

Chimbóte  

Salaverry  

Hnanchaco  

Pacasmayo  

Eten  


LINEA  DE  PANAMA  A  GUAYAQUIL 


Panamá  a 

Bueiiav'entura.... 

Tnmaco  

Esmeraldas  

Bahía  (Ecuador) 

Manta  

Cayo  

Machalilla  

Ballenita  

Puerrto  Bolívar. 
Guayaquil  


Directo 


71 

1  130 

yl 

1184 

53 

1209 

34 

1227 

127 

1282 

40 

1301 

152 

1418 

14 

1428 

34 

1453 

83 

1521 

70 

1580 

21 

1597 

52 

1Ü45 

43 

1(586 

18 

1703 

15 

1711 

61 

1765 

13 

1781 

53 

1828 

34 

1861 

355 

172 
88 

147 
31 
44 
16 
35 

108 
75 


355 
433 
477 
581 
596 
629 
638 
673 
780 
835 


—  137  — 


Distancias  de  Liverpool  al  Callao  por  Magallanes,  según 
la  Pacific  Steam  Navigation  Company 


LÍNEA  PRIXl-IPAL  DK  LA  COSTA 


Liverpool  a 

La  Pallice-Roehelle. 
Coruña  

'^igo  

Leixoes  (Oporto). .  . 

Lisboa  

Pernambuco  

Bahía  

Hio  de  Janeiro  

Santos  

Montevideo  

Falkland  Islands, .  . 

Punta  Arenas  

Coronel  

Talcahuano  

Valparaíso  

Callao  


Puerto 


Directt) 


605 

605 

362 

967 

133 

1100 

75 

1175 

185 

1360 

3169 

4529 

400 

4929 

742 

5671 

208 

6879 

914 

6793 

1030 

7823 

650 

8373 

1228 

9601 

43 

9644 

238 

9882 

1261 

11143 

—  138  — 


Distancias  entre  los  puertos  peruanos  de  lio  á  Tumbes  según 
la  Compañía  Peruana  de  Vapores 


lio  á  Moliendo ...   

Moliendo  á  Chala  

Chala  á  Lomas  

Lomas  á  Pisco  

Pisco  á  Tambo  de  Mora  

Tambo  de  Mora  á  Cerro  Azul 

Cerro  Azul  al  Callao  

Callao  á  Huacho  

Huacho  á  Supe  

Supe  á  Huarmei  

Huarmei  á  Casma  

Casma  á  Samanco  

Samanco  á  Chimbóte  

Chimbóte  á  Salaverri  

Salaverri  á  Huanchaco  

Huanchaco  á  Pacasmayo .... 

Pacasmayo  á  Eten  

Eten  á  Pimeiitel  

Pimentel  á  Paita  

Paita  á  Talara  

Talara  á  Tumbes  


Millas 

53 
159 
40 
152 
14 
34 
.  74 
70 
22 
52 
43 
18 
15 
61 
13 
53 
34 
9 
152 
38 
91 


D^pgrtQmento  d^l  Iv\adre  Dios 


MEMORIA  QVE   PRESENTA  EL  CORONEL  D.    PEDRO  PORTILLO, 
MINISTRO  DE   FOMENTO,  EN  COMISIÓN. 


Excelentísimo  Señor: 


Comisionado  por  V.  E.  para  trasladarme  al  nuevo  Departamento 
del  Madre  de  Dios,  en  mi  calidad  de  Ministro  de  Fomento,  con  el  fin  de 
inspeccionar  su  administración  y  entrevistarme,  á  la  vez,  con  un  Comi- 
sionado Especial  del  Grobierno  de  Bolivia  para  arreglar  las  pretensiones 
que  sobre  inmensa  cantidad  de  tierras  de  montaña  alega  la  casa  bolivia- 
na de  Suárez  y  Co.  Ltda.,  tengo  el  honor  de  poner  en  manos  de  V.  E.  el 
presente  informe,  que  lleva  la  expresión  fiel  de  la  verdad  acerca  de  la 
administración  pública  de  ese  nuevo  departamento,  abarcándola  desde 
bases  distintas,  no  sólo  ocupándome  del  estado  en  que  las  he  hallado  sino 
fijando  ideas  precisas  sobre  lo  que,  á  mi  juicio,  debe  hacerse  en  pro  del 
desarrollo  general  del  departamento. 

Debo  manifestar  también  á  V.  E.  que,  aunque  el  Gobierno  de  Bo- 
livia no  envió  al  Comisionado  Especial  y,  en  consecuencia,  no  tuvo  lu- 
gar la  conferencia  que  debía  efectuarse  con  el  infrascrito;  he  estudiado 
y  hecho  concepto  de  cada  uno  de  los  puntos  de  que  trata  el  alegato  de 
la  casa  Suárez,  y  sobre  este  punto  y  los  demás  de  que  trato  en  este  in- 
forme, sólo  encontrará  V.  E.  mi  espíritu  recto  y  justiciero  y  el  deseo  de 
secundar  la  patriótica  política  del  G-obierno  de  V.  E. 


—  140  — 


Caminos 


Dos  snn  los  línicos  cpie  unen  los  departamentos  del  Snr  con  el 
nuevo  departamento  del  Madre  de  Dios:  el  de  la  via  del  Cusco-Paucar- 
tambo-Tres  Cruces  y  el  de  Tirapata  á  Astillero. 

Voy  á  ocuparme  de  cada  uno  de  ellos  separadamente. 


Camino  del  Cusco-Paucartambo-Tres  Cruces 


Este  antiguo  camino  retine  condiciones  bafo  todo  punto  de  vista? 
halagadoras  para  ser  utilizadas  como  vía  comercial  y  sobre  todo  estraté- 
gica. La  corta  distancia  que  hay  desde  el  Cusco  al  Madre  de  Dios — en 
el  sitio  denominado  Carbón — permiten  haicer  de  él — debidamente  repa- 
rado y  bien  conservado — una  via  fácil,  barata  y  rápida. 

Bajo  el  punto  de  vista  comercial,  permitirá  llevar  en  el  corto  espa- 
cio de  seis  días  máximum,  las  mercaderías  desde  el  Cusco,  con  un  costo 
que  no  excederá  á  S.  10  por  (jnintal.  hasta  el  llamado  Itahuania  donde 
ha  de  terminar  el  camino,  sitio  situado  á  dos  horas  de  la  boca  del  Manu; 
y,  en  cuanto  á  los  servicios  que  puede  prestar  al  país  como  vía  estraté- 
gica, sólo  basta  decir  que  en  caso  daio,  pueden  ponerse,  sin  esfuerzo 
alguno,  en  la  tíoca  del  Manu  500  hombres,  con  sus  equipos  correspon- 
dientes y  dotación  de  gnerra,  en  un  tiempo  no  menor  de  siete  días. 

En  la  actualidad,  dadas  los  pésimas  condicíojies  en  que  se  encuen- 
tra, se  hace  esto  camino  en  seis  jornadas  (pie  se  especifican  así:  del  Cus- 
co á  la  estación  del  Huambutio,  en  ferrocarril,  3^  desde  este  lugar  á 
Paucartambo  en  un  solo  día  de  viaje  (6  horas  á  muía).  De  Paiicartambo 
á  tres  Cruoes  (5  horas):  de  Tres  Cruces  á  Tambomayo  (4  horas):  de  Tam- 
bomayo  á  Asunción  (5  horas)  y  desde  este  lugar  al  Tono,  piincipio  de  la 
navegación  en  canoa  en  el  Alto  Madre  de  Dios  (5  horas).  Desde  el  Tono 
hasta  la  boca  del  rio  Manu,  afluente  por  la  izquierda  del  Madre  de  Dios 
y  asiento  de  la  Subprefectura  de  la  provincia,  se  gasta  un  día  de  cano» 
con  bnena  tripulación. 

Hoy  por  hoy  sn  mal  estado  de  conservación  lo  hace  camino  íntra- 
ficable  y  el  injusto  abandono  en  que  se  le  ha  tenido,  así  como  el  hecho 
de  ser  la  vía  más  corta  qne  nos  pone  en  comunicación  con  el  Madre  de 
Dios,  me  ha  inspirado  la  resolución  dictada  en  21  de  octubre  pasado, 
mandando  ejecutar  las  obras  necesarias  para  ponerlo  en  estado  traficable, 
con  lo  que  no  sólo  se  beneficiará  el  departamento  del  Madre  de  Dios 
sino  también  las  provincias  de  Paucartambo,  Calca  y  Quispicainchi  del 


—  141  - 


departamento  del  (Jasco.  Con  este  objeto  he  dispuesto  que  el  Subpre- 
fecto  de  la  provincia  de  M  uni,  ing.  Sr.  Eduardo  Cáceres  Flores,  efectúe, 
en  unión  del  Subiu-eíedo  (U'  l'ancartambo,  Sr.  Juan  M.  Figueroa,  los  es- 
tudios correspondient(!s  para  [xtiundo  en  condiciones  de  viabilidad  así 
como  su  prolongación  lia.sta  el  sitio  llamado  Itahuania  cerca  de  la  boca 
del  Manu,  á  ñu  de  salvar  la  peligrosa  navegación  que  se  hace  en  canoa 
desde  el  Tono  por  el  Alto  Madre  de  Dios,  río  que  no  puede  llamarse  na- 
vegable bajo  ningún  punto  de  vista.  También  efectiia  el  señor  Cáceres 
el  estudio  da  un  puente  que  se  construirá  antes  de  la  desembocadura  del 
Pilcopata  en  su  confluencia  con  el  Tono  y  que  es  paso  obligado  en  la 
prolongación  del  camino  hasta  Itahuania. 

A  fin  de  aprovechar  lo  poco  que  quedaba  de  la  estación  de  verano 
han  procedido  á  practicar  los  estudios  para  estas  obras  desde  el  mes  de 
noviembre  pasado  deben  estar  terminadas  en  enero,  para  principiar 
los  trabajos  en  abril  y  concluir  tan  importante  obra  en  octubre  próximo. 

He  aquí  el  decreto  encargando  esta  obra  al  Sr.  Cáceres: 

«Maldonado,  21  de  octubre  de  1913. — Siendo  necesario  la  apertura 
de  vías  de  comunicación  en  este  departamento; — se  resuelve: — 1°  Comi- 
siónase al  ing.  D.  Eduardo  Cáceres  Flores,  actual  Subprefecto  de  la  pro- 
vincia de  Mítuu,  para  que  haga  él  estudio  de  la  prolongación  del  camino 
desde  el  Tono  hasta  Itahuania,  así  como  el  presupuesto  de  esta  obra  y  el 
estudio  de  un  puente  colgante  sobre  el  río  Pilcopata,  un  poco  antes  de 
la  confluencia  con  el  Tono. — 2"  Esta  comisión  debe  desempeñarse  en  los 
meses  de  enero  y  diciembre  próximos  á  fin  de  que  en  enero  del  año  en- 
trante, presente  este  ingeniero  los  estudios  y  presupuestos  á  la  Dirección 
de  Obras  Públicas. — 3°  Autoiízase  al  ing.  Cáceres  para  que  pueda  dis- 
poner, por  una  sola  vez,  de  la  suma  de  cincuenta  libras  oro,  para  gastos 
de  herramientas,  contrata  de  gente,  etc.,  suma  que  deberá  entregar  la 
Prefectura  del  Cusco,  cárgando  el  gasto  á  la  partida  de  extraordinarios 
de  la  Dirección  de  Obras  Públicas. — Dése  cuenta  al  Supremo  Gobierno 
para  su  aprobación. — Comuniqúese  y  regístrese. — Portillo». 


Camino  de  Tirapata  á  Astillero 


Aunque  este  camino  es  más  largo  y  caro  que  el  anterior,  es  utiliza- 
do en  la  actualidad  como  única  vía.  absorviendo  casi  todo  el  movimien- 
to comercial  del  departamento  del  Madre  de  Dios.  ConsUuida  por  ia 
Inca  Mining  Co.  para  la  explotación  de  los  minerales  de  oro  de  Santo 
Domingo  y  prolongado  después  hasta  Astillero,  puerto  sobre  el  rio  Tam- 
bopata,  por  la  Inca  Rubber  Co.,  es  un  magnífico  camino  que  nos  pone  en 
comunicación  con  la  provincia  de  Tambopata  en  ocho  días  desde  la  esta- 
ción del  ferrocarril  de  Tirapata  hasta  ei  sitio  denominado  Huancarani, 


-  142  - 


término  de  ella  después  de  trasmontar  la  cordillera  de  los  Andes.  Desde 
este  lugar  sigue  el  camino  de  herradura  hasta  Astillero,  el  que  se  hace 
sin  dificultad  en  las  siguientes  jornadas:  de  Huancarani  á  Sagrai'io:  de 
Sagrario  al  Campamento  5  en  Villalta;  de  V^illalta  á  la  Pampa;  de  la 
Pampa  á  Candamo:  de  Candamo  á  Astillero,  puerto  sobre  el  rio  Tambo- 
pata. — Total  6  dias. — Desde  este  lugar  empieza  la  navegación  en  canoa 
por  el  Tambopata  y  se  emplea  generalmente  tres  dias  hasta  Maldonado. 

La  parte  comprendida  desde  Tirapata  hasta  Santo  Domingo  está 
hoy  en  poder  de  la  Compañía  Tuca  Mining  explotadora  de  esos  minera- 
les y  el  resto  del  camino  de  Santo  Domingo  á,  Astillero  en  poder  del 
Gobierno,  quien  lo  administra  actualmente.  Están  encargados  de  esta 
última  sección  el  Ing.  Gerai'do  Chipoco  en  1;)  parte  Técnica  y  en  la  eco- 
nómica el  Sr.  J orge  Alzamora.  Apesar  de  que  solo  hacen  tres  meses  que 
dichos  señores  corren  con  ese  camino,  es  de  notar  el  buen  estado  de 
conservación  y  las  mejoras  qve  en  ese  corto  espacio  de  tiempo  han  in- 
troducido, pudiendo  decirse,  hoy  por  hoy,  tpie  es  el  mejor  camino  de 
montaña  que  posee  el  Perú. 

Es  indispensable  que  el  Gobierno  adquiera  la  parte  que  hoy  está 
en  poder  de  la  Compañía  Inca  Mining  para  administrarla  directamente, 
como  sucede  con  el  resto  de  él,  llevando  adelante  la  prolongación  de  la 
carretera  dos  leguas  más  allá,  hasta  el  sitio  llamado  Límbani.  Con  el  fin 
de  abaratar  la  movilización  por  este  camino  es  urgente  suprimir  desde  el 
próximo  año  de  1914,  el  peaje  que  se  cobra  p^n- acémilas  con  pasajeros,  al 
mismo  tiempo  que  ir  disminuyendo  progresivamente  el  de  carga  has^a 
libertarlo  de  todo  gi'avamen.  De  esta  manera  se  contribuirá  á  que  se  ha- 
ga más  lácil  la  internación  de  mercaderías  y  salidas  de  productos  de  ese 
departamento. 

Como  es  aventurado  llamar  navegable  el  Tambopata  desde  As- 
tillero, término  del  camino  por  tierra,  hasta  Baltímore — más  ó  menos  la 
mitad  del  curso — he  dispuesto  que  se  practiquen  lf)s  estudios  para  pro- 
longar el  camino  desde  Astillero  á  Baltímore  y  en  la  actualidad  se  ocu- 
pan de  tan  importante  obra  los  ingenieros  señores  Chipoco,  Jefe  técnico 
del  camino  de  Tirapata  á  Astillero  y  el  Perito  Oficial  del  Madre  de  Dios, 
D.  A.  Oyague  y  Noel.  Los  estudios  para  esta  importantísima  obra  deben 
estar  terminadas  en  el  mes  de  enero  entrante  á  íin  de  empezar  los  traba- 
jos en  abril  para  terminarlos  en  octubre  próximo.  Poco  á  poco  se  pro- 
longará después  este  camino  desde  Baltímoiv  á  Maldonado,  utilizando 
los  servicios  de  la  guarnición  militar. 

He  aquí  el  decreto  mandando  hacer  los  estudios  referidos: 
«Maldonado,  22  de  octubie  de  1913. — Siendo  necesaria  la  apertura 
de  vías  de  comunicación  en  este  departamento; — Se  resuelve: — 1"  Comi- 
siónase al  Ing.  D.  Alfredo  Oyague  y  Noel  para  que  en  unión  del  ing. 
D.  Gerardo  Chipoco,  encargado  de  la  conservación  del  camino  de  Tira- 
pata  á  Astillero,  procedan  al  reconocimiento  y  estudio  del  rio  Tambopa- 
ta y  de  un  camino  que  partiendo  de  Astillero  termine  en  Baltímore, 


-  143  - 


punto  (loiulo  os  tiavegíiblt'  el  meiiciouivdo  vio. — '2°  Esta  comisión  deberá 
desempeñarse  en  los  mes  3S  de  noviembre  y  diciembre  próximos,  y  en 
enero  del  •año  entante  deberán  ser  presentados  el  informe  y  planos  res- 
pectivos á  la  Dirección  de  Obras  Públicas. — 3° — Asígnase  á  dicho  ing. 
Oyague  y  Noel  el  haber  mensual  de  sesenta  libras  oro,  durante  los  tres 
meses  antes  referidos. — í'omuniquese  y  dése  cuenta  al  Supremo  Gobier- 
no para  su  aprobación. — Portillo». 

E.xisten  además  caminos  que  se  pueden  llamar  interiores  en  el  de- 
partamento— varaderos — como  comunmente  se  les  llama,  que  unen  un 
río  con  otro  ó  con  puutos  distintos.  Existen  el  de  Maldonado  á  Balta;  de 
Lucerna,  en  el  río  Piedras,  á  Venecia,  en  el  Manuripe;  de  Venecia  á  Fir- 
meza en  el  Muyuiami;  de  Firmeza  á  Oyague  en  el  Taliuamaua;  de  Mira- 
flores  á  Furquilla  y  á  Flor  de  Acre  en  el  río  Acre,  cerca  de  Iñapari.  De 
Loreto  en  el  Piedras  á  las  Palmas,  en  el  Manuripe  y  otros  varios.  Estos 
caminos  deben  ser  sostenidos  por  los  vecinos  por  cuyas  propiedades 
atraviezan. 

Es,  además,  necesario  ejecutar  los  caminos  de  Maldonado  á  la  boca 
del  luambari;  de  Maldonado  á  Puerto  Pardo,  frontera  con  el  río  Heat  y 
asiento  de  la  guarnición  militar;  de  Maldonado  á  Baltimore  y  otros  mu- 
chos que  deben  ser  ejecutados  por  los  zapadores  de  la  guarnición  mili- 
tar. 

Límites 


Las  comisiones  demarcadoras  nombradas  por  el  Supremo  Gobier- 
no para  determinar  la  Mnea  divisoria  entre  el  Perú  y  Bolivia  en  el  orien- 
te, y  que  fueron  presididos  por  el  Mayor  inglés  Toppin  y  el  Comandan- 
te peruano  D.  J.  M.  Olivera,  no  han  llenado  su  cometido. 

Según  los  últimos  arreglos  hechos  con  la  República  de  Bolivia,  en 
la  línea  imaginaria  que  partiendo  del  frente  de  la  desembocadura  del 
Heat  en  el  Madre  de  Dios,  debía  terminar  en  el  Manurij)e  en  un  punto 
equidistante  entre  Libertad  é  Illampu  ha  sido  trazada  con  arreglo  á  esos 
acuerdos,  y  en  consecuencia,  se  han  colocado  los  hitos  correspondientes 
á  distancia  conveniente  uniéndose  estas  marcas  por  una  trocha  de  3  nie- 
tros  de  ancho,  que  atraviesa  toda  la  extensión  indicada. 

Desde  ese  punto  equidistante  entre  Libertad  é  Illampu,  en  el  río 
Manuripe,  debía  continuar  la  línea  cortando  el  Muj'manu  más  abajo  de 
San  Luis,  y  el  Tahuamanu  mucho  más  abajo  de  la  desembocadura  de  la 
quebrada  Cocama.  En  esta  sección,  la  comisión  demarcadora  peruana 
sufrió  una  equivocación  en  sus  trabajos  por  la  que  el  Perú  perdía  una 
faja  no  despreciable  de  terreno,  dado  el  caso  que  la  línea  tomada  por  la 
comisión  peruana,  principiaba  á  divergir  desde  un  punto  inicial  en  el 
Manuripe  y  atravesando  toda  la  zona  comprendida  desde  este  rio  ai  Ta- 


-  144  — 


liuamaim,  venía  á  restarnos  un  triángulo  no  despreciable  de  territorio. 
Este  error  rectificado  ])()r  la  comisión  boliviana  y  que  nuestra  comisión 
demarcadora  aceptó  de  plano,  sin  rectificación,  pasaba  al  oriente  de  la 
otra  y  devolvía  al  Perú  el  triángulo  á  que  he  hecho  referencia.  En  esta 
sección  se  han  colocado  también  los  liítos  correspomiientes  y  este  traba- 
jo no  está  en  las  condiciones  del  anterior  toda  vez  que  en  la  orilla  del 
Tahuainanu  están  colocados  en  terrenos  sumamente  bajos,  sin  haberse 
tomado  las  disposiciones  necesarias  pues  se  ha  tropezado  con  este  incon- 
veniente y  dentro  de  poco,  quizá  en  la  primera  creciente  del  río,  se  per- 
derá la  marca  que  determina  el  límite  en  este  parte.  A  fin  de  evitar  esta 
destrucción,  he  dispuesto  se  coloque  en  el  mismo  sitio  una  defensa  que 
impedirá,  momentáneamente  su  pérdida. 

Desde  el  Tahuamanu  al  Acre,  el  asunto  tiene  carácteres  más  serios 
todavía.  Nuestros  límites  nunca  discutidos  por  Bol  i  vía  hacía  llegar  la  lí- 
nea geodésica  á  la  boca  de  la  quebrada  de  Yaveríja,  de  manera  que  ambas, 
márgenes  quedaban  netamente  en  territorio  peruano.  Desde  el  8  de  oc- 
tubre de  lyiO  fecha  en  que  se  estableció  en  la  boca  de  la  quebrada  Ya- 
veríja, río  Acre,  hoy  Iñaparí  y  que  un  reconocimiento  posterior  de  las 
autoridades  de  Cobija  y  Riberalta  afianzaba  imestra  sobe)  anía,  no  se 
sucitaron  más  desacuerdos  entre  peruanos  y  bolivianos  en  cuanto  á  la 
legitimidad  de  esa  pertenencia  por  parte  del  Peiai  y  solo  pequeñas  dife- 
rencias en  cuanto  que  los  empleados  de  la  aduana  boliviana  establecidos 
en  Tacna  desde  mucho  tiempo  antes  y  acostumbrados  á  recaudar  los  de- 
rechos de  las  mercaderías  y  productos  que  entraban  ó  salían  del  Yaverí- 
ja, no  querían  reconocer  los  derechos  del  Perú,  al  establecer  en  ese  lu- 
gar, junto  con  la  autoridad  mencionada  la  Aduanilla  peruana.  Cambia- 
das diversas  notas  entre  el  Comisario  peruano  del  Y^averijay  el  Delegado 
Nacional  en  el  Territorio  de  Colonias  de  Bolivia,  Sr.  Adolfo  Araus,  acci- 
dentalmente de  paso  en  Cobija,  ordenó  éste  la  desocupación  inmediata 
del  puesto  Tacna  de  la  guarnición  militar  boliviana  destacada  allí,  espe- 
cificando que  debía  trasladarse  al  sitio  denominado  «Frontera»,  dos 
kilómetros  aguas  abajo  del  mencionado  Y'averija  j  mandó  desocupar, 
asimismo,  la  Aduanilla  boliviana  que  ocupaba  el  mismo  sitio,  ordenando 
á  la  vez  que  se  abstuviese  de  cobrar  derechos  á  ninguna  de  las  mercade- 
rías ó  productos  que  ingresaran  al  Y'averija  y  que  se  consumieran  en 
cualquiera  de  las  márgenes  de  esa  quebrada.  Estas  resoluciones  fueron 
trascritas  al  Comisario  peruano,  Sr.  Ortega  Leguía,  quien  á  su  vez,  las 
remitió  originales  á  la  Delegación  de  Maldonado,  dejando  copia  en  su 
Comisaría.  Como  se  vé.  pues,  el  Gobierno  de  Bolivia  no  ha  discutido 
nunca  la  legitimidad  de  los  dei'echos  del  Perú  sobre  ambas  márgenes 
del  Y'averija  y  aun  más,  ha  reconocido  por  las  notas  á  que  hago  men- 
ción y  que  datan  de  principios  de  1911,  la  soberanía  peruana  en  esa  zo- 
na. Ahora  bien,  ¿cómo  explicarse  que  después  de  estos  acontecimientos 
la  Comisión  Demarcadora  de  Límites  ceda  impunemente,  sin  explicarnos 
las  causales,  al  ÍTobierno  de  Bolivia,  una  cantidad  respetable  de  terrenos 


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qne  forma  im  triángulo,  cwyn  base  sobre  la  mar<ren  derecha  del  Yaverija 
mide  cilla)  l-UóiiictroH  y  cuyos  lados,  (¡ue  avanzan  hasta  el  Tahuanianu, 
ochenta  kilómetros  más  ó  menos?  ¿Cómo  explicarnos  que  la  Comisión 
«demarcadora  no  tuviera  conocimiento  de  esas  notas  y  no  tomara  en 
cuenta  al  practicar  sus  trabajos  los  derechos  incontestables  del  Perú 
kácia  ese  territorio  jamás  discutidoV  Además  de  esto  uo  ha  tenido  en 
cuenta  la  Comisión  demarcadora  la  posesión  Tacna  que  queda  fuera  del 
territorio  nacional  en  virtud  de  esa  demarcación  y  que  acarreará,  asi- 
mismo, el  enorme  perjuicio  de  fraccionar  el  camino  que  unía  directa- 
mente Iñapari  con  el  Tahuamanu,  construido  por  industriales  del  Acre  y 
tjue  establecia  una  comunicación  rápida  por  territorio  exclusivamente 
nacional.  ¿No  ha  tenido  en  consideración  esa  comisión  el  enorme  per- 
juicio que  irroga  tal  cesión,  no  pudiendo  en  la  actualidad  comunicarse  el 
Tahuamauu  con  el  Iiiapari  por  terreno  propio  sin  la  fiscalización  obliga- 
da de  pasar  por  territorio  boliviano  y  sufrir  loí  obstáculos  y  exigencias 
consiguientes? 

Se  hace,  pues,  indispensable  que  el  Supremo  Gobierao  inquiei'a  de 
las  personas  encargadas  de  tan  delicada  comisión  los  móviles  tenidos  en 
consideración  para  proceder  en  esa  forma.  Acaso  se  alegue  que  por  la 
circunstancia  de  dividir  la  linea  la  posesión  Tacna  quedando  una  parte 
de  ella  en  territorio  peruano  y  la  otra  del  lado  de  Bolivia,  y  evitar  asi 
posteriores  desagrados  con  nuestra  vecina  y  alegatos  en  cuanto  á  la  efec- 
tividad de  los  derechos  de  aduana  de  arabos  Grobiei-nos  sobre  los  pro- 
ductos exportados  ó  las  mercaderías  introducidas?  Creo  que  no,  porque, 
en  todo  caso,  más  bien  Bolivia  habría  cedido  al  Perú  el  medio  ki- 
lómetro más  ó  menos  que  la  posesión  Tacna  tiene  dentro  del  territorio 
boliviano  llevando  la  línea  hasta  la  boca  del  Yaverija,  y  no  el  Perú  don- 
de queda  ubicada  casi  toda  la  propiedad,  toda  vez  que  son  cinco  y  no 
nno  los  kilómetros  que  cede  dicha  cora  sión  por  el  ultimo  acuerdo?  Por 
otra  parte,  ¿cómo  no  se  tuvo  en  consideración  la  misma  circunstancia  al 
delimitar  el  Manuripe  y  hacer  pasar  la  linea  por  un  pimto  equidistante 
entre  Libertad  é  Illampu,  si  la  posesión  Libertad  abarca  desde  el  mismo 
Illampu,  como  puede  verse  de  los  pedidos  hechos  e  i  diversas  épocas  por 
la  firma  Balarezo  y  C.°,  sus  explotadores?  No  puede  ser,  pues  esta  es  la 
causa  que  ha  influido  en  esa  demarcación,  y  toca  al  Supremo  Gobierno 
investigar  las  cánsales  que  han  determinado  este  hecho. 

Las  condiciones  á  que  han  sido  reducidos  los  comerciantes  radica- 
dos en  el  curso  relativamente  largo  del  Yaverija,  se  desprende  fácilmen- 
te, toda  vez  que  tienen  que  sujetarse  á  las  odiosidades  de  las  autorida- 
des bolivianas,  á  sus  exigencias  y  á  las  cortapisas  y  obstáculos  que  ponen 
siempre  á  los  industriales  peruanos. 

El  Comandante  Olivera  preside  hoy  la  comisión  delimitadora  con 
el  Brasil  3^  teniendo  en  consideración  lo  acaecido  por  el  lado  de  Bolivia 
mucho  me  temo  otro  desastre  por  aquella  otra  región.  A  este  respecto 
estudios  hechos  por  los  mismos  brasileros  hacen  suponer  que  la  línea 


-  I4(?  - 


geodésica  qtte  partiendo  de  las  uacientes  del  Acre  vá  á  eircoiítrai-  [a  boca 
de  la  quebrada  ¡Sliambuyaeu  en  la  margen  dereclia  del  Piiiús,  luí  de  cor- 
tar el  Chandless  |  or  «Reintegro^  y  el  Yaco  por  «Seiiegal». 


Las  relaciones  de  amistad  entre  bolivianas'  y  pernanos^  es  cordial 
en  nuestros  departamentos  actualmente,  giiardando,  también  buena  rela- 
ción la  oficialidad  de  las  guarniciones  de  ambas  naciones, 

Seria  conveniente  que  el  Supremo  (robiema  dispusiera  reservar 
para  la  Exposición  Experimental  una  zona  de  2  kilómetros  de  ancho  al 
occidente  de  la  trocha  que  nriarca  la  división  con  Bolivía  desde  el  Heath 
hasta  Iñapari,  ordenando  no  se  cedan  esos  terrenos  á  particulares  indus- 
triales. 

Por  lo  demás,  el  departamento  es  tranquilo  y  sus  habitantes  se  de- 
dican exclusivamente  al  comercio  y  explotación  de  las  gomas  sin  entre- 
mezclarse, en  lo  absoluto,  en  asuntos  que  no  sean  del  ramo;  pero  me  hart 
encargado  si,  de  manifestar  á  V.  E.  sus  agradecimientos  más  sinceros: 
por  el  deseo  manifiesto  de  sii  Grobierno  de  propender  al  engranctecimien- 
to  de  esa  parte  del  territorio  y  sus  anhelos  más  fervientes  jwrque  la  pa- 
triótica labor  emprendida  por  V,  E.  siga  adelante,  convirtiéndose  ese  de- 
partainento  en  un  centro  de  vida  y  riqueza  nacional. 


Comunicación  Telegráfica  y  Tetefónica 


Sí  la  importancia  de  los  caminos'  es  indiscutible  por  las  grandes; 
ventajas  qne  ofrecen  acortando  las  distancias  en  beneficio  del  tráfico  co- 
mercial, los  telégrafos  tienen  la  virtud  de  hacer  más  rápidas  las  comuni- 
caciones. La  importancia  de  ellos,  no  sólo  es,  pues^  en  el  orden  comer- 
cial sino  también  en  el  administrativo,  sobre  todo  tratándose  de  un  de- 
partamento como  el  del  Madre  de  Dios,  de  reciente  creación  y  aisladc 
completamente  en  la  inmensidad  de  las  selvas  del  oriente. 

El  departamento  del  Madre  de  Dios  no  cuenta  hoy  con  este  bene- 
ficio y,  por  causas  que  no  puedo  comprender,  lejos  de  procurarse  llevar 
adelante  cuanto  antes  hasta  esa  apartada  región  los  hilos  telegi'áficos,  se 
ha  cometido  el  error  de  suprimirlos  en  algunos  puntos. 

En  el  camino  del  Cusco  al  Carbón  existia  una  línea  telegráfica 
hasta  el  sitio  llamado  Asunción,  y  hoy,  lejos  de  haberse  llevado  más  allá 
tan  importante  medio  para  la  fácil  comunicación,  se  ha  cometido  el  ver- 
dadero delito  de  suprimirla,  por  ahorrar,  según  dicen,  el  sueldo  del  em- 


—  147  — 


pleado  qne  la  servia  en  Asunción,  y  hoy  sólo  llega  á  Paucartambo. 
Tiene  á  este  respecto  el  Sr,  Gácerea  el  encHrgo  de  ir  implantando  la  li- 
Biea  á  mediíía  que  avancen  sus  trabajos  de  mejora  y  prolongación  del 
<.;amino. 

En  el  camino  de  Tirapata  á  Astillero  existe  la  comunicación  telefó- 
aica,  rodeada,  como  es  natural,  de  los  tropiezos  é  inconvenientes  que 
ofrece  esta  comunicación  en  la  montaña.  Aparte  del  gran  inconveniente 
que  ofrece  el  teléfono  con  su  innecesaria  indiscreción,  es  por  demás  mo- 
roso el  despacho  de  los  telefonemas  ([ue  generalmente  llegan,  cuando 
«esto  sucede,  completamente  adulterados  y  tardios  al  lugar  de  su  destino, 
demorando  cada  comunicación  hasta  Astillero,  por  lo  menos  6  dias.  Es, 
puGs,  de  suma  importancia  sustituir  para  el  tráfico  comercial  y  oficial  el 
actual  teléfono  por  telégrafo,  que  ofrece  mayores  garantías  en  todo  or- 
den. La  actual  línea  telefónica,  pudo  servir  para  el  servicio  de  los  tam- 
bos del  camino. 

Lo  mismo  que  pasa  en  el  camino,  ocurre  también  en  la  línea  tele- 
fónica: la  mitad  de  ella  obra  en  poder  de  la  Inca  Mining  y  por  sus  ofici' 
ñas  y  empleados  deben  pasar  los  telefonemas  no  sólo  particulares  sino 
también  oficiales.  No  hay  que  decir  nada  con  respecto  á  este  sistema  que 
entraña  en  si  muchísimas  incorrecciones  en  el  orden  comercial,  perjudi- 
cando notablemente  á  ciertos  comerciantes  por  la  demora  ó  alteración  en 
el  contenido  de  los  despachos,  muchas  veces  guiados  por  el  mismo  interés 
comercial,  y,  en  cuanto  á  los  partes  oficiales,  es  todavía  mas  serio  este 
asunto,  toda  vez  que  una  pequeña  alteración,  retraso,  etc.,  puede  traer 
serias  dificultades.  Esto  aparte  del  gravísimo  inconveniente  de  poner  to- 
dos los  actos  del  Gobierno  en  manos  de  extranjeros. 

El  Supremo  Gobierno  debe  ordenar  en  el  día  se  proceda  á  tomar 
por  <íuenta  del  Estado,  esta  estación  del  teléfono  servida  hoy  por  la  Lica 
Mining  Co.,  poniéndolo  bajo  la  vigilancia  del  Administrador  del  ca- 
mino. 

La  instalación  de  torres  inalámbricas,  aparte  de  los  beneficiosos 
resultados  que  daría  al  comercio  del  Madre  de  Dios,  pondría  también  al 
Gobierno  en  comunicación  rapidísima  con  el  nuevo  departamento  y  sería 
factor  importante  en  su  desarrollo  y  progreso. 

Existe  hoy  en  Maldonado  una  comunicación  telefónica  con  Puerto 
Balta,  boca  del  río  Piedras,  hecha  por  el  industrial  D.  Máximo  Rodrí- 
guez y  galantemente  cedida  á  la  Prefectura  sin  gravámen  alguno  y  de  la 
que  ésta  se  sirve  para  comunicarse  con  Balta  y  dictar  órdenes  en  cual- 
quier momento.  Este  mismo  industrial  ha  establecido  otra  comunicación 
telefónica  entre  Lucerna  en  el  río  Piedras  y  Venecia  en  el  Manuripe, 
que  también  presta  servicios  al  Estado. 


—  148  — 


Ferrocarril 


La  espectativa  comercirtl  del  Madre  de  Dios^  está  pendiente  de  \?t 
implantación  de  un  ferrocarril  qne,  abaratando  los  íietes  y  asegurando- 
nna  fácil  3^  rápida  comunicación,  dé  nueva  vida  á  ese  rico  departamento, 
abatido  hoy  por  las  bajas  de  la  goma,  única  industria  á  que  se  dedican 
los  moradores  de  nuestro  oriente.  El  Supremo  Gobierno  haria,  pues,  con 
la  construcción  de  un  ferrocarril,  obra  importante  de  vida  y  progreso- 
para  la  región  oriental,  toda  vez  que  sólo  entonces  podrán  ser  explota- 
das las  inmensas,  variadas  y  ricas  producciones  de  esa  vasta  zona. 

Muchas  son  las  rutas  que  se  han  designado  hasta  ahora  para  llevar 
el  ferrocarril  al  Madre  de  Dios:  la  de  Santa  Rosa  á  la  boca  del  Inamba- 
ri  con  un  recorrido  de  250  kilómetros:  de  Tirapata  á  Astillero,  en  el 
Tambopata  cou  385  kilómetros:  de  Huambutio  al  Tono,  en  el  Alto  Ma- 
dre de  Dios  con  146  kilómetros  y  la  de  Marcapata  al  Colorado,  que  á 
mi  juicio  es  la  más  aceptable,  por  ser  la  más  corta  y  concluir  en  un  pun- 
to céntrico  de  la  montaña.en  el  rio  Madre  de  Dios,  y  hasta  donde  es  per- 
fectamente navegable  este  rio  en  toda  época  del  año  por  embarcaciones- 
de  menor  calado  (3  piés),  ciue  puede  aumentarse  en  la  época  de  aguas. 

Las  otras  vías  ofrecen  la  desventaja  de  conckiir  en  los  siguientes 
puntos:  la  que  va  al  Tono  en  un  rio  ba¡jo  ningún  punto  de  vista  navega- 
ble, ni  aún  por  canoas  y  distante  de  Maldonado  lí)  días  en  canoa;  la  de- 
Astillero  en  Tambopata  en  las  mismas  condiciones  c^ue  la  anterior  y  la 
del  Inambai'i,  que  aimque  termina  en  mi  punto  céntrico,  el  rio  no  puede 
CLinsiderarse  franco  para  una  navegación  de  importancia. 

El  Colorado,  además,  ofrece  la  perspectiva  de  ser  ur  rio  virgen 
cuyas  arenas  arrastran  oro,  como  todos  los  afluentes  del  Inambari.  Con. 
la  construcción  del  ferrocarril  entraría  en  el  concierto  de  la  civilización^ 
cosa  que  hasta  hoy  no  se  ha  podido  efectuar  por  los  peligros  que  entra- 
ña la  catequización  de  los  «mashcos»,  tribu  aguerrida  y  sanguinaria  que 
puebla  sus  selvas  y  orillas. 

Teniendo  á  la  vista  los  planos  y  estudios  hechos  por  la  Peruvian^ 
que  rae  fueron  presentados  por  el  Gerente  de  los  ferrocanüles  del  Sur, 
he  visitado  el  punto  denominado  «Puerto  Billinghurst»,  término  del  fe- 
rrocarril proyectado  al  Inambari  y,  soy  de  sentir,  que,  descartando  la  vía 
del  río  Colorado  que  es  la  que  mayores  ventajas  ofrece,  la  del  Inambari 
viene  á  colocarse  en  seguida  como  via  probable  y  de  perspectivas  tan 
halagadoras  como  la  anterior. 

La  necesidad  premiosa  del  ferrocarril  no  permite  decretar  los  es- 
tudios del  trazo  de  la  ruta  por  el  Colorado  y  ya  que  están  terminados 
los  de  la  del  Inambari,  debe  el  Gobierno,  inspirándose  en  las  verdade- 


RIO  MUYMANU 

Clicza  dondi^  se  dil'iiiiia  la  Shiiing'a  [jebe] 


—  149  — 


ras  necesidades  del  depiii'tinaeuto,  emprender,  cuanto  antes,  esta  otra  de 
verdadera  trascendencia  nacional. 


Correos 


Hasta  hace  muy  ])Oco  tiempo  el  servicio  de  correos  en  el  departa- 
mento del  Madre  de  Dios  ha  sido  detestable;  según  declaraciones  de  to- 
dos los  vecinos  de  la  región.  Hoy  este  medio  de  comunicación  está  bien 
servido  en  Maldonado,  extrañando  un  servicio  quincenal  entre  la  costa  y 
Cíe  departamento,  portador  del  canje  internacional  para  el  Territorio  de 
Colonias  de  Bolivia.  El  actual  contratista  del  correo  de  Tirapata  á  As- 
tillero no  dispone  de  los  medios  para  asegurar  una  comunicación  sujeta 
á  intinerario  fijo,  lo  que  hace  que  muchas  veces  se  retarde  la  correspon- 
dencia. Como  debe  terminar  á  fines  de  este  año  el  contrato  que  tiene 
con  el  Gobierno,  se  hace  necesario  renovarlo  con  persona  que  asegure 
hacer  este  servicio  con  toda  puntualidad. 

Desde  Maldonado  al  interior  se  hace  el  servicio  con  regularidad 
ha!,  ta  Firmeza  en  el  rio  Muymanu.  Su  contratista,  D.  Máximo  Rodríguez,  es 
persona  que  dispone  de  elementos  para  el  fácil  trasporte.  Desde  Firme- 
za el  correo  está  servido  por  soldados  de  la  guarnición  del  Tahuamanu 
que  conducen  hasta  Furcj^uilla,  pimto  más  ó  menos  intermedio  entre  el 
Tahuamanu  y  el  Acre,  y  de  este  lugar  por  soldados  de  la  guarnición  de 
Iñapari  que  vienen  hasta  Furquilla  á  recojerlo  cada  15  dias. 

El  correo  para  la  prov.ncia  de  Manu  se  efectúa  por  la  via  del  Cus- 
co hasta  el  Tono  y  desde  éste,  graciosamente,  por  la  casa  Perdiz,  que  lo 
conduce  hasta  el  Manu. 

Debido  al  tino  del  Administrador,  Sr.  Espejo,  el  servicio  de  correos 
se  hace  sin  dificultades  y  tiende  á  mejorar  notablemente. 

Se  hace  necesario  remitir  trismetralmente  al  Administrador  de  Co- 
rreos de  Maldonado  las  cantidades  de  estampillas  qne  se  especifican  en  la 
relación  que  sigue: 

Del  tipo  de  50  centavos,  50  soles. — del  de  10,  100  soles. — del  de 
20,  100  soles.— del  de  12,  50  soles.— de  8,  100  soles.— de  5,  200.— de  4, 
50, — y  de  un  centavo  50  soles. 

La  Tesorería  Fiscal  del  Madre  de  Dios,  llevará  cttenta  especial  pa- 
ra este  objeto  y  recibirá  el  dinero  proveniente  de  la  venta  de  ellas. 


—  150  — 


Autoridades 


Del  buen  elemento  que  ocupa  los  empleos  p.iblicos  depende,  sin 
duda  alguna,  la  buena  marcha  administrativa  y  coa  ésta  el  adelanto  y 
progreso  de  los  departamentos;  de  ahi  que  nada  liiy  más  lógico  (jue  nom- 
brar para  esos  puestos  personas  de  reconocióla  honorabilidad. 

En  el  departamento  del  Madre  de  Dios,  si  es  posible,  ha  de  llevar- 
se hasta  la  exageración  esta  formalidad;  toda  vez  que  generalmente  la 
única  idea  que  predomina  al  solicitar  uu  puesto  en  la  montaña — con  hon 
rosas  excepciones— es  el  hacer  fortuna  por  cualquier  med. o,  desacredi- 
tando su  misma  autoridad  y  á  la  administración  pública  y,  saliendo — la 
mayor  parte  de  las  veces — sin  la  fantástica  riqueza  que  se  propusieron 
obtener  y,  lo  que  es  peor,  sindicados  por  calificativos  deshonrosos.  Ade- 
más, siendo  este  departamento  el  que  más  alejado  está  de  la  capital  de  la 
República  y  donde  llegan  con  más  atraso  las  comunicaciones  oficiales, 
es  menester  encomendar  á  personas  honradas,  laboriosas  y  competentes, 
la  representación  del  Grobierno. 

Desde  el  mes  de  julio  del  presente  año  la  Prefectura  del  departa- 
mento está  á  cargo  accidentalmente  del  Subprecto  del  cercado  Sr.  Gus- 
tavo de  la  Jara,  persona  culta  y  honorable  que  viene  desempeñando  el 
cargo  con  beneplácito  de  los  moradores  del  departamento.  Para  este  de- 
licado puesto,  debe  el  Gobierno  nombrar  á  persona  que  reúna  no  so- 
lo condiciones  políticas  y  gran  práctica  administrativa — pues  allí  hay 
que  organizarlo  todo — sino  que  posea,  arlemás,  cualidades  de  rectitud, 
energía  y  sagacidad. 

El  Prefecto  que  reúna  esas  condiciones  tiene  que  hacer,  indudable- 
mente labor  de  orden  y  progreso.  El  tiene  que  ser  el  censor  de  todo  y 
únicamente  con  su  visto  bueno  deben  pagarse  cuentas,  revistas  militares, 
etc.,  etc.  Además,  y  esto  es  de  c^bsoluta  necesidad,  debe  concederse  al 
Prefecto  del  departamento  sobre  la  guarnición  militar,  la  misma  autori 
dad  que  actualmente  tiene  el  Prefecto  de  Loreto.  De  e^ta  manera  mar- 
chará todo  en  armonía  con  el  patriótico  fin  que  se  ha  propuesto  el  Su 
premo  Gobierno  al  crear  ese  departamento.  En  el  nuevo  presupuesto, 
debe  consignarse  para  gastos  extraordinarios  de  la  Prefectura,  Lp.  40  á 
fin  de  atender  á  multitud  de  egresos  de  urgencia. 

La  Subprefectura  del  Manu  está  bien  situada  y  el  Sr.  ing.  Eduardo 
Cáceres  Flor  que  la  desempeña,  hace  una  autoridad  honorable  y  laboi'io- 
sa,  prestando  sus  servicios  no  solo  como  autoridad,  sino  como  profesio- 
nal. Hoy,  sin  gravamen  alguno  para  el  Estado,  practica  la  reparación  del 
importante  camino  de  Paucartambo  y  los  estudios  para  su  prolongación 
hasta  Itahuania,  ruta  que  permitirá  dar  nueva  vida  á  esa  provincia,  aba- 


—  151  — 


ratando  los  artículos  v  liacii'iuln  fácil  y  ilc  poco  costo  esa  vía  comer- 
cial. 

Al  frente  (le  la  Subpi'ei'cct  iira  del  4'aluiaiiiaiiu.  se  encuentra  lioy, 
inteu-'iiiunente,  el  8r.  Wenceslao  E.  Valera,  nombrado .  por  el  suscrito 
paia  reemplazar  al  titular  Mainiel  Marca  Romero.  Nada  el  iré  á  cerca  de 
las  causales  (jue  han  motivado  la  renuncia  de  este  funcionario  y  sime 
permito  encarecer  al  Supremo  (lobierno,  mande  á  esa  provincia,  persona 
de  reconocida  competencia  y  honorabilidad. 

El  asiento  de  esta  Subprefectura  se  encuentra  hoy  en  la  capital  de 
la  provincia,  Iñapari,  en  la  margen  iztpiierda  de  la  desembocadura  del 
arroyo  Yaverija  en  el  Acre.  Su  situación,  pues,  es  excepcional  estando 
este  punto  limítrofe  con  las  Repúblicas  de  Bolivia  y  el  Brasil.  Sin  duda 
alguna  se  ha  contemplado  esta  circunstancia  para  hacerla  capital  de 
provincia  y  asiento  de  la  autoridad,  pero  esa  disposición,  si  bien  es  cier- 
to que  corresponde  á  fines  altamente  patrióticos,  manteniendo  en  nues- 
tra frontera  un  representante  del  Gobierno  del  Perú,  también  lo  es  que 
en  el  orden  administrativo  no  llena  las  necesidades  de  la  provincia.  Su 
ubicación  no  permite  estar  en  constante  comunicación  con  toda  ella  y 
ríos  como  el  Tahuauianu  cuyas  riberas  y  centros  están  poblados  casi  en 
su  totalidad  3^  el  Muymanu  que  hoy  representa  un  laborioso  centro  de 
trabajo,  se  encuentran  entregados  á  su  propia  suerte,  no  existiendo  auto- 
ridades que  garanticen  el  orden  y  la  tranquilidad  de  esos  lugares.  Por 
esta  consideración  me  permito  insinuar  la  conveniencia  de  trasladar  la 
cede  de  la  Subprefectura  al  río  Tahuamanu,  en  el  lugar  denominado 
«Málaga»  frente  á  «Oyague»  punto  céntrico  de  la  provincia  y  desde 
donde  se  puede  atender  perfectamente  toda  ella  sin  que  pueda  resentirse 
el  buen  servicio.  En  ésta  situación  la  autoridad  podría  atender  en  dos 
días  máximo  cualquier  punto  donde  se  reclamase  su  presencia;  en  tanto 
que  hoy,  es  humanamente  imposible,  poder  trasladarse  en  caso  dado,  al 
al  Alto  Tahuamanu,  por  ejemplo,  antes  de  siete  ú  ocho  días. 

La  guai'nición  militar  está  bien  situada  en  Iñapari  y  al  mando  de 
un  oficial  honorable,  patriota  y  conciente  de  sus  deberes  mantendría  in- 
cólume la  soberanía  nacional. 


Tesorería  Fiscal 


Desde  la  formación  del  departamento  hasta  mi  llegada  al  Madre  de 
Dios  ha  existido  esta  oficina  solo  en  el  nombre:  se  ha  olvidado  de  llevar 
libros  de  cuentas  conforme  lo  prescribe  la  Contabilidad  Fiscal  y  se  han 
abstenido  por  completo  de  recordar  que  en  todo  egreso  que  se  hace  me- 
diante presupuestos,  debe  constar  el  decreto  que  autorice  la  ero- 
gación, la  persona  interesada,  la  cuantía  y  la  partida  del  presupuesto  á 


—  152  — 


([Up  hri  de  a])liearsp  p1  pag'o;  nada  de  esto  se  ha  h^jho  y  el  más  espan- 
toso desconcierto  ha  rein  ido  en  esta  oficina,  no  teniéndose  pr^\s9nte,4 
las  disposiciones  vi<íentes  que  marcan  las  oblij^'a  jiones  del  T.-'sorera 
Fiscal  y  establecen  la  ivs|)()nsabilidad  de  cada  uno  de  sns  actos. 

Mi  primer  cuidado  fué,  pues,  encomendar  al  nuevo 'l\^sorero  Sr. 
Carlos  V.  Zapatel — quien  hizo  viaje  conmio'o  des:!'^  el  ('us;;o— la  inspcíc- 
ción  de  las  cuentas  de  esa  oHcina.  El  resalca,;lo  de  esa  inspección  es  de 
su|).)nerse  d  ido  al  estado  de  org'anización  y  á  fin  de  salvar  los  incon- 
venientes y  cubrir  el  déficit  ocasionado  por  pa^'.)  de  cuentas  satisfe- 
chas sin  p  irtida  en  el  presupuesto  del  departam.'uto  y  abonar  asimis- 
mo varias  que  en  la  actualida  l  se  adeudan  por  diversas  causas,  lie 
pedido  á  los  Ministerios  respectivos  aprobación  de  dichas  cuentas. 

Felizmente,  se  encuentra  hoy  al  frente  de  esa  oficina,  persona 
competente  \'  (|ue  inspira  confianza  y  en  lo  sucesivo  marchara  esa  im- 
portante rama  de  la  aduiinistración  en  perfectas  condiciones,  dada  la 
contracción  y  dotes  de  ese  celoso  funcionario. 

Debe  facultar.se  con  visto  bueno  de  la  Prefectura  al  Tesorero  del 
departamento  para  cjue  pueda  ji'irar  sobre  la.  mitad  de  los  presupues- 
tos mensuales,  (lel)iéndose  remitir  trimestralmente,  ]ior  lo  menos,  las 
diferencias  en  efectivo  y  A  fin  de  facilitar  las  transacciones,  mitad  en 
oro  y  mitad  en  moneda  de  plata  fraccionaria.  Fn  esta  autorización 
debe  compi'enderse  el  presupui-'sto  de  la  (íuarnieión  .Militar,  conforme 
especifico  al  tratar  de  este  capítulo. 

La  lOstación  Experimental,  cuyo  presupuesto  era  fjirado  directa- 
mente ])or  el  jefe  de  esa  dependencia-,  está  hoy,  en  virtud  de  un  decreto 
ex])edido  por  el  suscrito,  á  cai'go  del  Tesorero  Fiscal,  quien  abonará 
los  ])i-esupuestos  mensuales  de  la  Estación  siemprr'  (pie  vayan  firmados 
por  el  Director  y  con  visto  bueno  de  la  Prefectura. 

Las  entradas  de  Aduana,  sefi-ún  trato  también  en  ese  capítulo, 
deben  también  infi'resar  á  los  fondos  de  Tesf)rería,  la  (]ue  abonará  los 
])resupuestos  mensuales  de  cada  Aduanilla  evitándose  a.sí  la  autono- 
mía de  los  empleados  de  esa  renta  y  el  hecho  de  tener  (]ue  remitir  á  la 
Su])erintendencia  de  Aduanas  un  dinero  ()ue  ha  -e  falta  en  Maldonado 
y  que  el  (x  )bierno  pat^a  por  llevar  á  ese  lu.yar. 

I^a  Tesorería  puede  reintegrarlo  á  la  Superintendencia  mediante 
giros  sobi'c  la  Tesorería  de  Arei]uipa,  que  es  la  que  debe  remitir  el 
monto  d^  los  presupuestos  mensuales,  descontados  (]ue  sean  los  habe- 
res de  sus  dependencias.  Los  impuestos  del  Acre  deben  cobrarse  por  el 
Cónsul  de  Manaos. 

Me  he  permitido  E.Kcmo.  señor,  hacer  una  modificación  en  el  pre- 
supuesto del  dej)artamento  del  Madre  de  Dios,  (jue  copio  á  continua- 
ción y  que  ruego  que  sea  aprobado,  to  la  vez  ([ue  sólo  íne  ha  llevado 
á.  formarlo  el  deseo  de  mejorar,  en  lo  posible,  con  tino  i-ecto  y  justicie- 
ro, las  deficiencias  naturales  de  un  de¡)  u-tam^:ito  df^  nueva  creación, 
como  el  que  me  ocuj)a. 


He  aqní  el  presupuesto: 


Tribu  Chamas 

Ti]ii)s  indios  Slii|)i\  ().s  y  Sliftevos 


—  153  - 


Telegrama  oficia] 


Mlniáiterio  Hacienda. 

Presupuest©  mensmal  de  -este  departamento,  cOii  modificaciones  es- 
timo convenientes,  siguiente: 

PllEFKCTrRA  Lp,  100.0.00 

Secretario,   40.0,00 

Cartógrafo    „  40.0.00 

Oficial  archivero,   12.0.00 

Amanuense  ,  •,  .......  „  10.0.00 

Ayudíinte   „  15.0.00 

Portero  porta-pliegos   „  7.0,0(:> 

Utiles  de  -escritorio  y  aluonlbrado  ,   „  15.0.00 

SUBPREFBCTCR.\S: 

Subprefectos:  Tambopata,  Tahuamanu  y  M-anu,  Lp.  ÜO 

cada  mro  ,  >   180.0.00 

Tres  amanuenses  archiveros  para  id.,  á  Lp.  8  cada  uno.  .  24.0.00 

Utiles  de  escritorio  y  alumbiado,  Lp,  5  cada  «na   ;„  15,0.00 

Tesokbría: 

Tesorero  ,  ...  „  bÜ.0.00 

Auxiliar   „  25.0.00 

Portero  porta-pliegos, , , .   » , . .  s  „  7,0.00 

Utiles  de  escritorio  y  alumbrado.   ,  .  .  . .  5,0.00 

Correos: 

Administrador  ^ ,  v  ,  „  30.0,00 

Auxiliar   „  16.0,00 

Arrendamiento  decapa  ,   „  5.0.00 

Servicio  de  canoas   . ,  ,  „  30.0.00 


Van  Lp.  625.0.00 


—  154  — 


Vienen   Lp.  ()25.0.0(J 

Tres  receptores  eniñapari,  Maini  y  Astillero,  á  Lp.  o  ca- 
da uno   .,  15.0.Ü(>' 

Policía; 

9  Subtenientes:  3  cada  provincia,  para  establecerlos  en 

distintos  puntos,  á  Lp.  12  cada  uno   108.U.U> 

30  gendarmes  .Tambopata,  15  Tahuamanu  y  15  Manu,  á 

•    Lp.  7  cada  uno  ^   420.0.ÜC> 

Un  capitán,  jefe  déla  gendarmería   „  25.0.00 

Sanidad: 

Médico  titular,  con  residencia  en  Maldonado   ,,.  60.0.00 

Farmacéutico     ,,           ,,        ,,    .,  25.0.0O 

Sostenimiento  del  consultorio   15.0.(10' 

Arrendamiento  de  casa   15.0.00 

Farmacéutico  vacunador  departamental   20.0.00 

Movilidad  del  vacunador  ,   ,.  10.0.00 

Un  enfermero   ,,  10.0.00 

Un  sil-viente   7.0.00 

Capit.\nía: 

Subprefecto  Cercado.   ,^   

Ayudante   „  25.0.00 

2  bogas,  á  Lp.  8  cada  una   16.0.00 

Utiles  de  escritorio   2.0.00 

Alumbrado   ,j  4.5.0O 

2  raciones  á  Lp.  3  cada  una   .j  6.0.00 

Ln-ncha  -'Maldonado",  de  octubre  de  1913  á  marzo  de 

1914   „   

Maquinista  práctico — comandante   „  30.0.00 

Ayudante  maquinista   ,,  15.0.00 

4  timoneles,  á  Lp,  5  cada  uno   20.0.00 

2  grumetes,  á  Lp.  5  cada  uno   ,,  10.0.00 

2  fogoneros,  á  Lp.  8  cada  uno   ,.  16.0.00 

1  cocinero   ,,  7.0.00 

1  sirviente   5.0,00 

15  raciones,  á  Lp.  3  cada  una   45.0.0O 


Van  Lp.  1556.5.00 


155 


Vi. .11(11  I.p.  1556.5.00 


En  los  otros  seis  meses  debe  re^'ir  i  1  siguiente 
prc^np'U'sto.  al  no  ser  posible  la  naveg.ieión  por  ba- 
ja (b-  líos: 

1  Cuniainlante  Lp.  ;i5.U.0U 

i  Maquinista   ,,  30.U.Ü0 

1  Práctico   25.0.00 

2  Grumetes,  á  Lp.  5  cada  uno   „  lO.O.OU 

6  raciones,  á  Lp,  3  cada  una   ,,  18.0.00 

Los  gastos  extraordini  rios  de  carácter  urgen- 
te serán  decretados  por  la  Prefectura  con  cargo  de 
dar  cuenta  para  su  aprobación. 


IOíTACió.\  .Vgkícola  Experimental: 


Director                                                                      Lp.  50.0.00 

Subdirector  •                                       „  30.0.00 

Alumbrado  3-  útiles  de  escritorio                                     ,,  3.0.00 

2  capataces,  á  J>p.  10  cíida  uno                                     ,,  20.0.00 

25  jornaleros,  á  Lp.  6  cada  uno                                     ,,  150.0.00 

Justicia; 


Juez  

Partero  porta-plieg(js  

Arrendamiento  de  cusa   

Utiles  (le  escritorio  y  alumbrado  

Agente  Fiscal  

Alundirado  cárcel  

iiastos  generales  carácter  extraordinario. 


60.0.00 
5.0.00 
110.0.00 
3.0.00 
60.0.00 
4.5.00 
100.0,00 


vSuma  Lp.  21,520.0.00 


Dependencias  (]ue  no  atiende  la  Tesorería: 

Servicio  religioso  (de  conformidad 
con  la  lev  de  creación  del  depar- 
tamento.'^ Lp.  331.0.00 

Aduanillas,  abónanse  presupuesto 

directamente   ,,  332.0,00 

Ouarnición  Militar,  abona  Tesore- 
ría l'uno   ..  ,,  1397.0.00 


Suma 


Lp.  2060.0.00 


—  156  — 


Aduanas 


Es  sin  duda  este  inipnitiinte  rniiio  de  la  administración  pública, 
el  que  debe  ])ieocnpar  diariamente  al  ííobierno  á  fin  dp  uo  hacer  ilnso- 
ria  la  recaut! ación  de  los  derechos  de  aduana  cpie  deben  cobrarse  en 
cada  una  de  las  del  deiiai-tamento  sobre  las  g-omas,  materia  de  la  ex- 
portación de  nuestro  oriente,  y  las  mercaderías  que  para  el  consumo 
de  todo  el  departamento  se  introducen  ])or  diferentes  partes. 

Muchas  son  las  vías  que  se  usan  para  exportar  é  innumerables 
los  sitios  ])or  (lo'udc  se  ])ueden  internar  mercaderías  y  sacar  productos- 
sin  abonar  los  respectivos  derechos  al  Fisco.  Sin  embargo,  la  buena 
distrilnición  (pie  se  ha  dado  de  las  Aduanillas  fundadas,  con  las  modi 
ticaciones  que  prt)])ong:o,  permito  asegurar  que  con  este  servicio,  hecho 
por  empleados  honorables  y  diligentes,  no  sufrirán  en  lo  absoluto  dis- 
minución las  rentas  (jne  deben  percibir,  por  efecto  de  los  contraban- 
dos. 

Existen  cuatro  aduanillas  distribuidas  en  los  ríos  Acre,  Taliuama- 
nu,  i\Ianuripe  y  Heath,  cada  una  de  ellas  á  cargo  denn  Teniente  Admi- 
nistrador 3' un  Inspectoi- de  Resguardo.  Conviene  ocuparse  separada- 
mente de  cada  una  de  ellas. 

Aduanilla  del  acre. — A  cai'go  del  señor  Oscar  G.  Mantilla,  Te- 
niente Administrador  y  del  Inspector  del  Resguardo  señor  N.  Arana 
Sialer  es  una  de  las  que  mas  dinero  debe  aportar  al  Fisco;  ])ero  en  la 
actualidad  se  tropieza  con  inconvenientes  que  ponen  las  autoridades 
bolivianas  de  Cobija,  obligando  á  que  las  embarcaciones  que  salen  de 
lñaj)ari  despachadas  por  nuestra  Aduanilla,  deben  correr  nuevas  pó- 
lizas Juagando  los  derechos  respectivos  como  si  fueran  productos  boli- 
vianos, lüsto  como  es  natural,  entorpece  é  irroga  grandes  perjuicios 
al  comerciante  (¡ue  se  vé  precisado  á  abonar  derechos  dobles,  al  erú  y 
Bolivia,  sobre  ])roductos  netamente  pei-uanos.  Da  esto  lugar  á  que, 
muchas  veces,  los  comerciantes,  en  su  deseo  de  evitar  el  doble  pago, 
traten  de  sacar  clandestinamente  sus  productos  y  embarcarlos  coma 
goma,  boliviana,  haciendo  así  verdaderos  contrabandos. 

Otras  veces,  el  retaixlo  consiguiente  que  ocasiona  á  las  embarca- 
ciones la  abusi\  a  práctica  b  )liviana  de  exigir  el  ]>ago  de  derechos  so- 
bre mercaderías  despachadas  en  territorio  jieruano,  hacen  que  se  pier- 
dan las  crecientes  del  Acre  y  con  frecuencia  la  ])oca  agua  del  i-ío  obliga 
á  permanecer  todo  un  año,  por  falta  de  ese  indispensable  elemento, 
hasta  la  jiróxima  estación  de  aguas,  lo  que  acarrea  un  serio  perjuicio 
al  comercio  de  nuestro  territorio. 

La  situación  de  la  Aduanilla  del  Aere  es,  pues,  buena  y  para  lle- 
nar amf)liameiite  su  objeto  debía  quedar  en  este  sitio  únicamente  la 
Administración  de  ella  y  ordenarse  al  Inspector  se  constituya  en  el 
sitio  ilamado  Flor  de  Acre,  ])unto  á  donde  converjen  todos  los  cami- 


—  157  — 


nos  (pip  van  desde  el  T.iluiamann  y  (juh  (incda  A  poea  úistaneia  de  la 
línea  (U'  límites  eoii  Boliv  ia.  Desde  este  Inpir  se  vi<i-ilaría  constaiite- 
niiMite  los  distintos  vaiadei os  _v  se  evitaiían  los  innnniei  ahles  eontra- 
handos  (|ne  se  liaeen. 

Aduanilla  dkl  tahuamanu. — Pasa  exactamente  lo  niisnio  que  en 
la  del  Aere  y  es  estala  mas  ini])ortante  del  departamento. 

Las  autoridades  bolivianas,  instigadas  ])or  la  casa  Snárez  Hnos., 
en  su  deseo  de  entorpecer  nuestro  desari-ollo  en  el  nuevo  de])artamen- 
to,  tratan,  en  lo  posible  de  causarnos  daño;  3^  ya  que  ])or  fuerza,  mate- 
rial han  sido  re(;liaz  ulos  por  los  mismos  cancheros  sin  (]ue  hayan 
vuelto  á  intentar  una  invasión  á  nuestro  territorio,  se  valen  de  dife- 
rentes ])retextos  y  abusos  ])ara  inqiedir  que  nuestros  comerciantes  im- 
])orten  sus  mercaderías  ó  saquen  sus  j)roductos  ])or  la  oblip^ada  ruta 
del  Acre,  alebrando  no  estar  reconocidas  nuestras  Aduanillas  por  el 
Gobierno  de  Bolivia. 

Se  hace  necesario,  pues,  tomar  las  medidas  del  caso  í'i  fin  de  que 
cese  esta,  difícil  situación  para  nuestros  industriales;  gestionando  con 
el  Gobierno  de  Bolivia  un  ti'atado  de  libre  tráfico  comercial  en  los  ríos 
del  oriente  y  solicitando  que  como  tales  sean  i'econocidas  las  Aduani- 
llas del  nuevo  departamento  del  Madre  de  Dios.  Además  es  necesario 
conseguir  que  el  Gobierno  de  La  Paz  notifi(]ue  á  las  autoridades  de 
Cobija  para  que  no  pongan  inconvenientes  ni  demora  á  las  embarca- 
ciones en  tránsito  para  el  J'erú. 

T^a  Aduanilla  de  este  río  funciona  en  San  Lorenzo,  en  la  margen 
izquierda  del  Tahuamanu,  asiento  también  de  la  g-uarnición  militar. 
Lo  mismo  que  la  anterior  debe  quedar  á  cargo  del  Administrador  3^ 
ordenar  se  radique  el  Inspector  en  el  alto  Tahuamanu,  en  la  boca  de 
la  quebrada  Canales,  á  fín  de  mantener  un  servicio  de  vigilancia  rigu- 
roso en  est-e  sitio  y  en  el  varadero  llamado  «Pura  Yema»  que  pone  en 
comunicación  el  Tahuamanu  y  el  Yaco  y  por  donde  en  la  actualidad  se 
escapa  el  producto,  saliendo  ])or  este  río  hasta  el  Purús  3^  pagando  de- 
rechos al  Brasil.  Es  conveniente  advertir  que  es  ho}'  el  alto  Tahua- 
manu lugar  de  gran  producción. 

Esta  Aduanilla  está  á  carg-o  de  los  señores  Daniel  LTreta  Solar  y 
G.  Balta  Bernales,  Administrador  é  Inspector  respectivamente. 

Aduanilla  de  manuripe.— Esta  dependencia  está  debidamente 
establecida  V  corresponde  su  distribución  á  las  necesidades  de  la  re- 
gión. 1 -a  Administración  está  i-adicada  en  San  Luis,  puerto  sobre  el 
Muymanu,  á  ])oca  distancia  de  la.  línea  de  límites  3'  servida  por  el  se- 
ñor Gregorio  Miró  (^uesada,  3-  el  Inspector  del  Resguardo,  señor  R. 
Cuadros  en  puerto  Libertad,  sobre  el  río  Manuripe.  La  situación  de 
ambos  sei'vidores  los  pone  en  condiciones  de  ejercer  un  esmerado  ser- 
vicio v  esta  Aduanilla,  corresponderá  al  fin  para  el  que  ha  sido  creada, 

Aduanilla  del  heath. — El  escaso  tráfico  comercial  que  haj-  por 


—  158  - 


i'l  Madrcdc  Dios  para  Holivia  y  de  esta  República  al  Perú,  hace  iiuie- 
cesarios  los  servicios  de  una  administración  de  Aduana  en  Puerto  Pai"- 
do,  sitio  en  cpie  está  hoy  establecida. 

La  laboi- de  esta  Aduaiülla  será  concretada  hoy  al  dcs])aclio  de 
(los  ó  tres  embarcaciones  (¡iie  vienen  de  Holivia  en  la  estación  de  a*iuas, 
(piedando  sin  nin<>'nna  otra,  ocupación  los  empleados  en  el  resto  del 
añt).  En  este  lu<>'ar  solo  habi-úi  necesidad  de  dejar  al  Inspector  del 
Resguardo,  único  empleado  con  quien  estaría  bien  atend da. 

Para  mejorar  el  servicio  de  cada  una  de  estas  aduanillas.  se  im- 
pone lo  sio-uicntc:  colocar  en  los  sitios  que  dejo  indicados  á  los  Inspec- 
tores del  ilesouai-do  para  tratar  de  obtenei- un  buen  sci  vicio  y  evitar 
en  lo  ])osil)le  los  nu  nei-osos  contrabandos  (]ue  se  practican  en  la  ac- 
tualidad ])or  falta  de  vio-ilancia,  supriniii-  la  Administración  de  la 
aduanilla  del  Heath,  i)or  ser  comitlctamente  innecesaria,  establecer 
una  Administración  Principal  de  Aduanas  de  Maldonado,  á  ñn  de 
centralizar  el  movimiento  de  cada  una  de  ellas,  ejerciendo  un  verdade- 
ro control  de  los  derechos  de  importación  y  expoliación  de  mercade- 
rías, ordenando  á  las  Aduaidllas  que  remitan  mensualmente  á  la  Ad- 
ministración de  Maldonado  3^  á  la  Preíectura  un  manifiesto  de  los 
ini>Tesos  y  efiTCí-os  mensuales  junto  con  el  dinero  recaudado,  (]ue  debe 
ser  entre<i'a,(lo  por  el  Administi-ador  Principal  á  la  Tesorería  Fiscal  del 
departamento,  (;onf()rme  á  los  manifiestos  remitidos  por  cada  aduani- 
lla; la  Tesorería  Fiscal  abonaríai  directamente  los  haberes  de  los  em- 
pleados de  esta  dependencia  conforme  al  pi-esupuesto  del  departamen- 
to. De  este  modo  se  evitaría  la  independencia  absoluta  de  que  gozan 
los  empleados  de  aduana  y  la  autonomía  que  hoy  disfrutan  depen- 
diendo directamente  de  la  Superintendencia  General  de  Aduanas. 

Anmentar  el  haber  á.  los  Inspectores  de  Resguardo  á  Lp.  25  en 
vez  de  18  ciue  hoy  disfrutan  y  que  es  un  sueldo  pequeño  dada  la  cares- 
tía de  la  vida  en  ese  departamento. 

Para  formarse  una  idea  de  la  importancia,  de  las  Aduanillas 
establecidas  y  el  monto  de  los  derechos  cjuc  deben  reca,udarse  i)or  ex- 
portación é  importación  desde  diciembre  del  presente  año  al  mes  de 
abril  del  próximo,  va  á  continuación  una  lelación  detallada,  hecha  de 
acuerdo  con  los  mismos  industriales,  cuyas  cifras  me  han  sido  propor- 
cionadas por  ellos. 


Exportación  de  caucho  y  Jebe  de  1913  á  1914 


MAXIMO  RODRIGUEZ 


KILOS 


Via  Moliendo 


Goma.  .  .  . 
Caucho . . . 


100.000 
150.000 


Total 


250.000 


Derechos  de  exportación  más  ó  menos  S.  80.000 


—  159  — 


CASA  SOrZA  &  VAHOAS 

Virt  Moliendo   Cancho   2().0()() 

Via  I.initos   „    4().U0U 

Total   60.000 

Derechos  de  exportación  más  ó  menos  S.  15.000. 

CASA  BRAILLARD 

Via  Tahuamanu-Acre   Goma  y  caucho.  100.000 

Vía  Madre  de  Dios   „  „  40.000 

Total   140.000 

Derechos  de  importación  más  ó  menos  S.  35.000. 

CASA  BERXARDIXO  PERDIZ 

Via  Moliendo   Caucho   100.000 

Vía  Iquitos   „    20.000 

Total   120.000 

Derechos  de  exportación  más  ó  menos  S.  20.000. 

Varios  comerciantes  vía  Iquitos 

y  Bolivia  aproximadamente . .    Caucho   500.000 

Derechos  de  exportación  más  ó  menos  S.  120.000. 

ALTO  PIEDRAS  VARIOS  COMERCIANTES 

Vía  Iquitos   Caucho   300.000 

Derechos  de  exportación  más  ó  menos  S.  80.000. 

BRUNO  PAULSEN 

Vía  Moliendo   Caucho   60.000 

Derechos  de  exportación  más  ó  menos  S.  15.000. 

Varios  comerciantes  venidos  del 
Brasil  y  que  sacan  sus  pro- 


—  1(50 


(i netos  por  el  Yaco  y  Tahua- 

manu  .'   Caucho   50().()í)0 

Derechos  de  ex[)ortación  más  o  menos  S.  12(1. (KK). 


Resumen 


Totnl  kilos 

M.  Rodríonez  

251 ).()()() 

s. 

8(  ).(>( )() 

(;!).()( )U 

15.000 

Casa  BraiUárd  

140.000 

35. 0(  )0 

Bernardino  Perdiz  

120.000 

)? 

3(  ).t)( )( ) 

51 1(  M  KK) 

)7 

120.000 

B.  Paulsen  

  0(^.000 

)7 

15.000 

Alto  Piedras  

3(  )0.000 

7) 

80.000 

5(  >(  ).000 

77 

120.000 

Total  

1.930.000 

s. 

495.000 

Cuatrocientos  noventa  y  cinco  mil  soles. 


Importación 


Las  mercnderías  que  se  consumen  auimlineiite  en  el  departamento 
del  Madre  de  Dio.s  introducidas  por  diferentes  aduanas,  se  pueden  cal- 
cular más  ó  menos  en: 

Productos  nacionales  por  valor  de   ■  $  1  

,,         extranjeros   ,,  2  


Total    $  3  

Cuyos  dei'echos  más  órnenos  cobrfc.dos  en  los  puertos  de  ingreso 
pueden  calcidarse  en  $  5  

Tenemos,  ])ues,  que  la  exportación  é  importación  cuyos  dei-echos 
perciben  las  aduanas  de  Moliendo,  Iqnitos  y  las  estal)lecidas  en  el  de- 
partamento y  que  corres])onden  al  movimiento  comercial  del  Madre 
de  Dios,  se  pueden  calcular  en  1.000,000  anuales. 


—  IGl  — 


Guarniciones 


La  extinguida  Comisaría  del  Madre  de  Dios  primero,  la  Comisión 
Especial  desjniés  y  hoy  el  nuevo  depait.imento,  han  sufrido  siempre 
])or  lacalidad  de  los  militares  que,  ya  como  autoridades  ójeíesde  la 
(lUarnieión  destíieada  allí— con  muy  pocas  y  honrosas  excejjeiones — no 
han  tenido  conciencia  de  sus  deberes  y  han  cometido  incorrecciones  de 
todo  «iénero  sin  darse  cuenta  de  las  resijonsabilidades  contraídas  para 
con  la  Patria,  dejando  á  un  lado  la,  noción  del  debei- y  del  honoi-. 

VA  (lepa ftaniento  del  Madre  de  Dios  es  uno  de  los  pocos  que  nece- 
sita se  le  envíen  militares  pundonorosos,  conscientes  de  sus  obli<i'a<ño- 
nes  para  con  la  Patria  y  que  lejos  de  servir  de  descrédito,  lleven  al 
convencimiento  de  las  naciones  vecinas  una  iilea  clara  de  la.  cultura 
militar  del  país. 

La  oficialidad  que  «ieneialmente  se  envía  al  Madre  de  Dit)S,  no 
responde  á  las  necesidades  que  i)reeisan.  Debe  hal)er  allí  elementos  ca- 
paces de  inspirarse  en  sus  propios  sentimientos  patrióticos  toda  vez 
que  alejados  ueneralmeiite  de  las  fronteras,  han  de  marcarse  ellos  niis- 
iTios  el  camino  del  deber.  Hay  (]ue  procurar  poner  remedio  en  forma  tal 
(jue  satisfaga  el  buen  nombre  del  país. 

En  la  actualidad  consta  de  1;"4  hond)res,  insuficientes  para  aten- 
der un  buen  servicio  y  rodear  de  garantías  á  esta  extensa  zona.,  limítro- 
fe, en  gran  parte,  con  las  lepúblicas  del  Brasil  y  Bolivia. 

Su  distribución  está  hecha  en  la.  siguiente  ft)rma: 

l*uerto  Pardo  (Boca  del  Heat)  frontera  de  Bolivia,  30  hombres  á 
cargo  de  un  alférez. 

San  L(jrenzo  (río  Mannripe)  frontera  con  Bolivia,  25  hombres  á 
cargo  de  un  subteniente. 

San  Luis  (río  Muymanu  cerca  déla  frontera  con  Bolivia,  25 
hombi-es  á.  cargo  de  un  teniente. 

Liapari  (río  Acre)  frantera  con  el  Brasil  y  Bolivia,  25  hombres  á 
cargo  de  un  teniente. 

Puerto  Pié-rola  (río  Tatiuamanu)  cérea  de  la  frontera  con  Bolivia, 
27  hombres  á  cargo  de  un  capitán  3-  un  subteniente. 

Maldonado.  22  hombres  con  el  Comandante  de  la  Guarnición  y 
dos  oficiales, 

En  mi  concepto,  y  ])ara  llenar  debidamente  su  objeto  esta  Guar- 
nición debe  comjjonerse  de  300  hombres  con  la  respectiva  oficialidad, 
formando  tres  compafíías  de  '  00  hombres  cada  una.  200  de  los  cuales 
deben  ser  soldados  de  línea  y  los  cien  restantes  por  lo  menos,  zapado- 
res. De  esta  manera  se  logrará  abrir  un  sin  número  de  caminos  y 
trochas  que  son  de  absoluta  necesidad  é  importancia  en  el  departa- 
mento. 

Punto  por  demás  importante  para  la  mejor  condición  del  solda- 


do,  es  hacer  una  difercin-ia  entre  las  coiulinones  eii  cpie  estáti  coloca- 
dos: los  lujíares  no  son  lo  mismo:  la=  ventajas  é  inconvenientes  diñe- 
ren:  los  i-ec'ursos  con  (pie  cuentan  son  insuficientes  y  á  medida  que  sf* 
alejan  délos  centros  poblados  sn  alimentación  va  siendo  máscara. 
Hoy  los  haberes  ile  ()ue  disfrutan  los  soldados  son  los  mismos  ])arH 
los  que  sirven  en  Maldonado  como  ])ar;)  los  (|ue  están  en  el  iMuynianu 
ó  en  el  Acre.  Sin  eml)ar<i(),  el  costo  del  racionamiento  no  es  el  mismo 
poi'  el  ñete  v  gastos  de  tras))orte,  y  así  vemos  (]ue  se  descuenta  al  sol- 
dado por  ración  mensual  35  soles  en  Maldonado  y  oü  en  el  Acre.  lv<; 
menester,  pues,  cambiar  este  oi-den  de  cosas,  mejorai-  la  condición  de 
los  soldados  de  la  g'narnición  del  .Manuri))e.  Tahuanmnu.  Muymanii  y 
Acre  pajeando  el  Estado  jior  su  cuenta  los  uastos  de  tras])orte  á  fin 
de  que  jiredan  disfrutar  de  la  y)e(]ueña  parte  que  les  (lucda  descontan- 
do el  valor  del  racionamiento. 

Tenyo  entendido  que  S(jbre  el  valoi'del  i-aciona miento  se  han  co- 
metido anteriormente  abusos  de  todo  orden  y  han  sufrido  los  solda- 
dos además  del  excesivo  valor  de  él  la  insuficiente  cantidad  (pie  no  ha 
llei^ado  á  igualar  el  tipo  oficial  en  vig'encia.  Pai'a  mejorar  el  servicio  \' 
evitar  este  abuso,  debe  sacarse  á  licitación  el  remate  de  los  víveres  poi- 
tiemi)oiio  mcnorde  seis  meses.  Las  propuestasdebeii  abrirse  y  aceptar- 
se poruña  junta  conq)uesta  por  el  Prefecto  de]  departamei.to, el  Jete  de 
la  fuerza  _v  el  Tesorero  Fiscal.  De  esta  manera  se  conseonirá  un  precio 
menor  en  ifiualdad  de  condiciones,  que  quedará,  en  beneficio  del  sol- 
dado, 

Conviene  que  la  Tesoi'ería  del  depaita mentó,  sea  la  vínica  oficina 
pagadora  y  se  evite  en  adelante  el  que  los  Jefes  de  la  Tesorería 
de  Pinio  tengan  absolutamente  (jne  ver  en  el  ])ago  de  la  tro])a,  medida 
que  hasta  el  día  ha  tiaído  sienq^re  inconvenientes  de  todo  género.  Es 
necesai-io,  pues,  que  los  contingentes  de  dinero  ])ara  el  pago  de  la  tro- 
])a  se  envíen  á  la  Tesorería  del  de])artamento  la  que  abonará  las  listas 
de  pago  conforme  á  las  revistas  pasadas  ]ior  el  Prefecto,  el  Tesoieio  y 
el  jefe  de  la  tuerza. 

A  fin  de  hacei-  vei'dadeio  beneficio  al  departamento  debe  enviarse 
el  dinero  ])ara  estos  pagos  en  efectivo,  mitad  en  oro  3*  mitad  en  mone- 
da fraccionaria,  con  toda  legularidad.  para  evitar  de  esta  n  anera, 
que  el  soldado  por  no  tener  dinero  ^aga  cuentas  en  los  distintos  alma- 
cenes (|ue  geneiahnente  venden  al  crédito  dos  ó  ties  veces  más  caro. 

Es  de  impoi  tancia  que  el  Gobierno  faculte  á  los  individuos  que 
forman  la  guai-nición  militar  del  Madre  de  Dios  á  constituirse  en  el  de- 
]>aitamento  con  familia,  á  fin  de  formar  verdaderas  colonias  militares. 
A  este  respecto  bastaría  que  se  les  proporcionase  movilidad  y 
racionamiento  para  sus  mujeres, distribuyendo  á  la  vez,  ])eqneñas  ])or- 
ciones  de  tieri-a  con  la  obligación  de  cultivarlas.  De  esta  manera  y 
facultando,  al  jefe  de  la  fuerza  para,  qu  ;  pueda  licenciar  allí  mis- 
mo a  los  individuos  que  hubiesen  terminadcj  su  tiem])0  de  servicio, 
abonándoseles  las  gratificaciones  y  alcances  á  que  tengan  derecho  y 
dejándoles  en  libertad  de  quedarse;  seguramente,  es  natui-al  suponer, 
que  optarían  poi*  esto  á  fin  de  no  perder  sus  propiedades,  olvidando  el 


—  163  — 


terruño  3'  con  la  espectativa  del  lugar,  las  facilidades  para  la  vida  y  no 
pocos  motivos  de  ahorro  y  economía. 

Puede  mejorarse  también  notablemente  la  Guarnición  del  Madre 
<le  Dios,  facultando  al  Jefe  de  ella  á  reemplazar  á  los  soldados  (jue  mue- 
a'au  ó  se  imposibiliten  para  t  i-abajar  con  gente  de  la  misma  montaña,  co- 
nocedora del  lugar,  hábil  en  el  manejo  de  la  carabina,  útil  para  cualquie- 
ra trabajo  ya  sea  en  las  selvas  como  en  los  ríos  y  sobre  todo  más  inteli- 
gente y  despierta  que  el  indio  de  nuestras  serranías,  quién  no  se 
>somete  á  los  rigores  del  clima  y  se  enferma  con  mucha  frecuencia. 
Por  este  motivo,  debe  seleccionarse  el  pei-sonal  que  se  remita  al  Madre 
<le  Dios,  tratando  de  no  enviar  gente  que  sea  de  la  puna,  que  es  la  que 
no  resiste  á  las  inclemencias  y  variaciones  del  tiempo. 

El  Intendente  de  Guerra  debe  enviar  con  toda  regularidad  el  ves- 
tuario y  equipo  de  la  tropa,  pues  es  lastimoso  ver  allí,  en  nuestras  fron- 
teras, la  diversidad  de  trajes  que  usan  los  soldados,  por  falta  de  unifor- 
me correspondiente.  Hay  que  tener  en  cuenta  que  no  bastan  para  cada 
individuo  dos  teñios  al  año  y  hay  que  darles  lo  menos  tres. 

Mucho  habría  que  decir  sobre  las  condiciones  á  que  están  reduci- 
das nuestras  guarniciones  de  fronteras  por  falta  de  asistencia  médica,  y 
para  dar  unu  idea  de  las  deficiencias  de  este  servicio  indispensable,  bas- 
ta manifestar  que  los  soldados  (pie  por  desgracia  se  enferman  en  alguna 
de  las  guarniciones,  tienen  (pie  hacer  viaje  penoso  desde  el  Manuripe, 
Muymanu,  Tahuamanu  ó  Acre  á  pie  hasta  Maldonado,  para  encontrar 
allí  todavía  la  inhumana  asistencia  que  se  les  proporciona,  reduciéndose 
todo  generalmente  á  una  dosis  más  ó  ménos  grande  de  quinina  para  lo 
que  no  se  necesita  facultativo.  Es  en  este  sentido  el  Madre  de  Dios 
una  verdadera  calamidad.  Si'ilo  en  Maldonado  existe  un  regular  boti- 
quín perteneciente  á  la  guarnición  militar  faltando  absolutamente  en  los 
demás  destacamentos  toda  clase  de  remedios  y  si  acaso  existen  algunos 
de  éstos,  hay  caí  encía  de  personas  que  las  sepan  administrar.  El  médico 
sólo  presta  los  servicios  que  dejo  especificados  en  Maldonado  y  puedo 
decir  que  desde  el  mes  de  abril  que  llegó  á  ese  lugar  ha  practicado  solo 
una  visita  al  Tahuamanu  permaneciendo  un  día  y  dónde — según  declara- 
ción de  los  mismos  soldados — se  limitó  á  proporcionar  á  todos  una  dosis, 
de  purgante  que  á  unos  les  hizo  bien  y  á  otros  mal.  Es  de  urgencia  en- 
viar á  la  mayor  brevedad  á  un  profesional  capaz  de  prestar  verdaderos 
servicios  y  distribuir  en  cada  guarnición  sargentos  sanitarios  con  sus 
pequeños  botiquines  á  ñn  de  que,  en  caso  dado,  puedan  prestar  sus  ser- 
vicios. 

Hoy  por  hoy,  es  completamente  innecesario  el  nombramiento  de 
jefes  departamental  y  provinciales. 

Creo  que  tomadas  las  medidas  que  dejo  expuestas  con  respecto  á  es- 
te asunto,  podrá  estar  servido  como  lo  requiere  el  buen  nombre  del  país, 
el  nuevo  departamento  del  Madre  de  Dios. 


Estación  Experimental 


El  18  de  octubre  próximo  ])rtsado,  el  señor  Emilio  Castre  hizo  en 
tiega  en  mi  presencia  de  la  Estación  Expei-inieiital  Agrícola,  al  nuevo 
Director  de  ella  Sr.  lag.  Pedro  Ureña,  y  tomó  también  posesión  de  su 
cargo  el  sub-director  Sr.  Ing.  N.  Rivei-a  y  Piérola. 

La  labor  efectuada  por  el  Sr.  Castre  ha  sido  buena,  si  se  tiene  en 
cuenta  las  diticultades  (pie  ha  tenido  (pie  vencer  para  su  instalación.  Está 
situada  en  la  entrada  del  lago  A'^aleucia  en  la  margen  izípiierda  del  rio 
Madre  de  Dios,  cerca  de  la  boca  del  Heath  y  á  ocho  lioras  de  bajada  en 
canoa  desde  Maldonado. 

La  casa  construida  es  espaciosa  y  buena,  debiendo  solo  cambiarse 
el  techo  actual  de  paja,  por  calamina.  E.^iste  un  rozo  de  '24  hectáreas  de 
terreno,  buena  parte  del  cual  está  cultivado  con  plantas  alimenticias  y, 
al  mismo  tiempo,  abarcan  un  buen  espacio  de  terreno  los  sembnos  en 
diferentes  especies  de  gomas  y  en  particular  el  jebe  fino  (Hebea  Brasi- 
liensis),  producto  que  ocupa  el  primer  pae-!to  en  los  mercados  y  que  dá 
en  la  actualidad  buenos  resultados  en  el  Ucayali  y  Yavaií  peruano.  Se 
hacen  en  la  actualidad  eiisa3^os  de  toda  clase  de  plantas  y  el  Ministerio 
de  Fomento  ha  enviado  á  esa  Estación  semillas  y  pastos  de  toda  clases 
con  el  fin  de  propender  á  su  cultivo  y  desarrollo  en  el  departamento. 

El  presupuesto  de  la  Estación  debe  modificarse  por  creerlo  así  ne- 
cesario. Asi  pues  cada  peón  debe  ganar  Lp.  7  en  vez  de  6  que  actual- 
mente disfrutan  y  reducir  el  número  de  éstos  á  20  hombres,  un  capataz 
y  un  solo  ingeniero.  Sólo  asi  se  podrá  mantener  gente  constante  y  tra- 
bajadora y  evitar  sufra  esa  dependencia  la  falta  de  brazos,  como  en  la 
actualidad,  que  son  de  necesaria  eficacia. 

El  hecho  de  estar  ubicada  en  la  entrada  del  lago  Valencia  consti- 
tuye por  si  solo  una  garantia  de  vida  para  las  personas  que,  en  calidad 
de  colonos  ó  de  simples  trabajadores,  vivan  en  ese  lugar,  por  la  abun- 
dancia de  peces  que  contiene  el  lago.  A  este  respecto  y  á  fin  de  evitar 
se  ahuyente  ó  disminuya  la  pesca  debido  á  las  medios  que  ponen  en 
práctica  para  pescar,  he  ordenado  que  el  lago  esté  bajo  la  vigilancia  del 
Director  de  la  Estación,  quien  debe  prohibir  en  lo  absoluto  el  empleo  de 
la  dinamita  y  ciertas  plantas  venenosas  que  se  usan  para  el  objeto  como 
el  barbasco,  etc.;  al  mismo  tiempo  que  propender  al  desarrollo  de  las 
especies  como  el  paiche,  la  vaca  marina,  la  charpa  y  otras  variedades  de 
peces  y  tortugas. 

He  dispuesto,  asimismo,  que  la  Tesoreria  Fiscal  del  departamento 
abone  directamente  los  presupuestos  ó  planillas  mensuales  de  la  Esta- 
ción, en  vista  de  las  que  vengan  firmadas  por  el  Director  y  visadas  por 
el  Prefecto.  A  este  respecto  tiene  orden  el  Tesorero  Fiscal  de  girar  so- 
bre los  fondos  destinados  á  la  Estación  y  que  se  anoten  hoy  por  la  Teso- 
reria de  Arequipa,  al  Banco  del  Perú  y  Londi'es  de  esa  ciudad. 


-  16B  - 


Capitanía 

Al  crearse  el  (leprrtam^nto  del  Madre  de  Dios,  se  consignó  entre 
los  diferentes  servicios,  el  de  Capitanías  de  Puerto,  en  Maldonado,  que 
antes  desempeñaban  los  Comisarios  en  los  diferentes  rios  (pie  cruzan  esa 
región. 

La  labor  de  ésta  dependencia  es  enteramente  reducida  y,  dadas 
las  condiciones  especiales  del  departamento,  soy  de  opinión  de  modifi- 
carla como  especificaré  más  adelante.  H03'  se  hallan  inscritas  en  esa 
oficina  las  siguientes  lanchas  á  vapor: 

«Inca»,  propiedad  de  la  Inca  Rubber  C" 

«Madre  de  Dios»,  de  la  firma  comercial  Souza  y  Vargas. 

«Maldonado».  propiedad  del  Estado. 

«Carmen»,  del  industrial  español  Bernardino  Perdiz. 

De  estas  lanchas  la  «Inca»  no  trafica  actualmente  por  haber  liqui- 
dado esa  (Compañía  sus  negocios  en  el  Madre  de  Dios,  prestando  las  otras 
dos,  servicios  á  sus  respectivos  armadores  er  la  estación  de  aguas. 

Este  año  quedará  expedita  para  navegar  la  lancha  «Tahuamann», 
propiedad  de  la  firma  Souza  &  Vargas,  y  llevada  por  el  Ucayali  al  vara- 
dero de  Sapahua.  donde  se  encuentra  armada. 

Existen  además  los  siguientes  motores  á  gasolina  ó  alcohol: 

«Carolina»,  propiedad  del  industrial  D.  Max  Rodríguez. 

«Alemania»  de  D.  Bruno  Paulsen. 

«Margarita»,  del  Coronel  Teibaldo  González. 

«Río  Manu»,  del  Sr.  Bernardino  Perdiz. 

Estas  lanchas  son  las  únicas  que,  debido  á  su  poco  calado  y  tama- 
ño, pueden  navegar  casi  todo  el  año  en  viajes  cortos. 

Casi  todo  el  tráfico  se  reduce  al  de  canoas  y  son  estas  las  que 
prestan  verdaderos  servicios  no  solo  para  el  trasporte  de  pasajeros  sino 
para  carga,  pudiendo  decirse  que  son  ellas  las  que  hacen  el  tráfico  co- 
mercial, sobre  todo  en  el  Tambopata. 

Como  se  ve.  pues,  es  enteramente  reducido  el  tráfico  y  en  mi  opi- 
nión, creo  conveniente  encargar  la  Capitanía  del  puei'to  de  Maldonado  al 
Subprefecto  del  Cercado,  quien  disfrutaría  del  haber  de  su  puesto,  man- 
teniendo sí  al  Ayudante  con  el  haber  de  Lp.  20  mensuales,  concediéndo- 
le las  dos  raciones  á  que  tiene  derecho  y  gratificación  de  montaña  ó 
S.  100  mensuales. 

Las  entradas  provenientes  de  este  ramo  deben,  en  mi  concepto,  ser 
depositadas  en  la  Tesorería  del  Departamento  y  no  remitirse  á  la  Co- 
mandancia Principal  de  las  Milicias  Navales,  práctica  que  hoy  tropieza 
con  dificulfades  de  todo  orden. 

Debe  regir  allí  el  reglamento  general  de  Capitanías  modificándose- 


Los  derechos  que  cobra  esta  oficina  están  regidos  por  la  siguiente 


—  166  — 

lo  en  algunas  partes  y  sujetándolo  á  las  condiciones  especíales  del  depa 
tamento. 

Los  derechos  que  cobra  esta  oficina  están  regidos  por  la  siguien 
tarifa: 

TARIFA  DE  DERECHOS 
(('()]  lia) 

Para  el  extranjero 

Licencia  de  lanchas  mayores  de  50  tonelí^das   Lp.  2.0.00 

Roles       »        »  »        »    »         »    »  0.4.(X) 

Licencia   »        »      menores  »    »  *       J  niotores  .     »  1.0.00 

Roles       »        »  »        »    »         y  »        .     »  0.2.00 

Licencia  de  batelones  y  canoas   »  O.B.OO 

Roles       »        »         »      »    »  0.1.00 

Cabotaje 

Licencia  de  lanchas  mayores  de  60  toneladas   Lp.  1.0.00 

Roles       »       »  »       »»       »    »  0.2.00 

Licencia   »        »    menores    »     »        »    »  0.1.00 

Roles       »        »  »        »     »        »    »  0.1.00 

Licencia  de  batelones  y  canoas   »  0.2.00 

Roles       »         »        »      »    »  0.1.00 

Matrícula 

inscripción  personal  como  bogas.  ,  .,   Lp.  0.1.00 

»  »  »    poperos   »  0.2.00 

»         general  de  embarcaciones   »  0.3.00 

Matricula  de  batelones  y  canoas   »  l.O.OO 

»         »  lanchas  mayores  de  60  toneladas   »  3.0.00 

»         »        »      menores  de  60      id,      y  motores    »  1.6.00 


Puerto  Maldonado,  á  26  de  marzo  de  1913. 


—  1Ü7  - 


LANCHA  DEL  KSTADO 

La  extinguida  Delegación  del  Madre  de  Dios,  adquirió  para  el  Es- 
tado la  laucha  «Shipiva»,  hoy  «Maldonado»,  propiedad  del  industrial  D. 
Máximo  Kodríguez. 

No  entraré  en  comentario  alguno  sobre  los  móviles  que  determina- 
ron esa  adquisición  por  el  Gobierno;  el  costo  elevado  de  ella,  etc.,  y  solo 
sí  sobre  los  pequeños  servicios  que  presta  á  la  Prefectura  á  cuyas  órdenes 
se  encuentra.  Se  reducen  estas  al  acarreo  de  víveres  para  las  guarnicio- 
nes del  Manuripi,  Muymanu,  Tahuamanu  y  Acre,  los  que  solo  son  con- 
ducidos por  la  «M  lUlonado»  hasta  el  pussto  llamado  «Lucerna»,  en  el 
río  Piedras,  viaje  que  efectúa  la  lancha  en  dos  días  durante  la  estación 
de  aguas,  es  decir,  de  diciembre  á  abril,  quedando  los  otros  seis  meses 
sin  poder  prestar  servicio  alguno  á  conseouencia  de  la  imposibilidad  de 
la  navegación  en  tiempo  seco  y  del  calado  de  la  lancha  (3  pies). 

Hay  que  tener  en  cuenta,  además,  que  siendo  de  bastante  capaci- 
dad, uno  ó  dos  viajes,  generalmente,  bastan  para  trasportar  toda  la  carga 
que  constituye  la  manutención  de  esas  guarniciones.  Sus  servicios,  pues, 
son  insignificantes  relativamente  al  egreso  que  ocasiona  el  mantenimien- 
to de  un  presupuesto  indispensable  para  ella. 

Según  la  ley  de  creación  del  departamento,  el  presupuesto  para  la 
lancha  "Maldonado"  asciende  á  la  enorme  suma  de  doscientas  ocho 
libras  peruanas  mensuales,  suma  que  considero  elevada  y  que,  dadas  las 
condiciones  de  ese  departamento,  donde  todo  es  sumamente  caro  y  esca- 
so, no  puede  disminuir  en  cuanto  al  haber  de  cada  uno  de  los  empleados 
que  la  sirven  y  donde  solo  se  pueden  introducir  las  modificaciones  si- 
guientes: 

Suprimir,  por  innecesario,  el  Comandante  de  la  lancha,  Teniente 
de  la  Armada,  cuyos  servicios  pueden  utilizarse  con  mayor  provecho  en 
otra  parte,  quedando,  como  anteriormente,  el  práctico  encargado  del  co- 
mando de  la  embarcación,  aumentándosele  el  haber  en  cinco  libras  más 
mensuales;  y  disminuyendo  el  presupuesto  de  la  lancha  durante  los  seis 
meses  que  no  presta  servicios  por  la  escasez  de  agua,  como  sigue: 


1  Práctico  (Comandante)   Lp.  30.0.00 

1  Maquinista   »  30.0.00 

2  Grumetes  á  Lp.  5  cada  uno   »  10.0.00 

6  Raciones  á  Lp.  3  cada  una   »  18.0.00 


Total.  .  .  .,   Lp,  88.0.00 


Ahora  bien,  existen,  además,  ciertos  gastos  pequeños  de  carácter 


—  1G8  — 


urgente  (|ue  no  están  considerados  eu  el  anterior  presupuesto,  para  gra- 
sa, aceites,  y  demás  útiles  de  má.^aina,  que  pueden  ser  decretadas  por  la 
Prefectura  del  departamento  c  >a  car^o  de  dar  cuenta  para  su  aproba- 
ción. 

En  cuanto  á  las  condiciones  de  navegabilidad  de  la  lancha  «Mal 
donado»,  si  se  tienen  en  cuenta  los  informes  que  al  respecto  me  han  da- 
do, verbalmente,  el  práctico  y  maquinista,  son  buenas.    Por  mi  parte, 
puedo  agregar  qiie  el  corto  tiempo  que  he  navegado  en  esa  lancha 
por  el  Tambopata,  lo  ha  hecho  en  perfectas  condiciones. 

En  mi  concepto,  creo  que  el  Supremo  (Tobierno  no  debe  adquirir 
otra  lancha  p.ira  el  Estado;  por  sus  precios  fabulosos  primero  y  por  los 
escasos  servicios  que  en  esa  región  pueden  prestar,  no  encontrándose  es- 
te departamento  en  las  condiciones  del  de  Loreto,  donde  hay  facilidades 
para  la  navegación  durante  todo  el  año. 

Instrucción 

La  instrucción  en  este  departamento  es,  como  en  ningún  otro  indis- 
pensable; lOs  naturales  de  nuesrro  oriente,  hasta  los  mismos  indios,  son 
generalmente  inteligentes  y  dispuestos  al  aprendizaje:  la  raza  que  forma 
la  gente  de  trabajo  es,  en  mucho,  superior  á  la  de  los  demás  centros  de 
la  Kepública  y  es  menester  ocuparse  de  ella. 

La  Misión  Apostólica  de  San  Jacinto,  formada  por  la  orden  domi- 
nicana, y  cuyo  director  es  el  inteligente  y  laborioso  Rvdo.  P.  Fray  Ra- 
món Zubieta,  recientemente  elegido  Obi.spo  del  Madre  de  Dios,  es  la  úni- 
ca que  con  celo  y  venciendo  toda  clase  de  dificultades,  ha  establecido  á 
un  kilómetro  de  Maldonado,  una  escuela  donde  se  instruyen  algunos  ni- 
ños actualmente;  pero  no  llena  su  objeto  toda  vez  que  las  condiciones  de 
la  región  no  permiten  que  los  niños,  diseminados  por  diferentes  partes 
del  río,  algunos  á  uno  ó  dos  días  de  la  Misión,  concurran,  diariamente,  á 
recibir  los  beneficios  de  la  instrucción,  ó  abonen  sus  padres  lo  dispensio- 
so  que  re.sultaria  un  internado  allí  donde  todo  es  caro  y  donde  los  hijos 
de  los  peones  son  los  que  forman  el  elemento  que  puede  concurrir  á  la 
escuela.  El  Gobierno  haría  un  verdadero  beneficio,  3'  con  él  un  acto  de 
patriotismo,  subvencionando  á  la  Misión  de  San  Jacinto  con  $.  1000 
mensuales,  destinados  á  50  becas  para  internos  de  20  cada  uno.  De 
esta  manera  se  educaría  á  50  niños  hijos  de  los  caucheros,  que  verían  con 
agrado  que  sus  hijos  concurriesen  á  la  escuela,  lo  que  hoy  no  pnedeii  rea- 
lizar por  las  distancias  y  por  lo  costoso  que  les  resultaría  su  manteni- 
miento en  aquellas  condiciones. 

Para  las  niñas  debe  fundarse  en  Maldonado — no  en  otro  sitio — un 
colegio  dirijido  por  madres  ó  normalistas  que  reúnan  las  condiciones 
necesarias  para  garantizar,  á  la  vez  que  la  enseñanza  la  moralidad.  En 


-  169  — 


asta  escuela  debe  haber  como  en  la  anterior,  50  becas  á  razón  de  $.  25 
por  cada  una,  teniendo  en  cuenta  que  tiene  que  ser  más  cara  la  alimenta- 
ción de  éstas,  no  teniendo  como  en  la  Misión,  chácaras  cultivadas  por 
los  mismos  alnnii.es. 

La  instrucción  en  las  piovincias  del  Manu  y  T.ahuamanu  es,  por 
ahora,  inoficiosa  y  se  perdería  el  dinero  en  establecer  escuelas  en  sitios 
que  no  forman  un  núcleo  de  población.  Esta  se  halla  diseminada  por 
los  centros  de  ti  abajo  á  enormes  distancias  unos  de  otros  y  resultaría 
ilusorio  el  mantenimiento  de  escuelas  en  esas  condiciones.  La  labor, 
pues,  debe  concretarse  hoy  á  Maldonado,  sitio  ya  poblado  y  cuyos  alre- 
dedores tieiien'b-'ena  cantidad  de  habitantes. 

Es  diiJ-nade  t<ido  encomio  la  labor  de  los  misioneros  dominicanos, 
que,  á  fuerza  de  trabajo  y  perseveiancia.  han  podido  establecer,  debida- 
mente la  Misión,  no  contando  sino  con  la  buena  voluntad  de  los  vecinos 
que  han  contribuido  gustosos  á  esa  labor.  Además  de  los  locales  para 
escuelas  tienen  los  padres  una  hermosa  capilla,  chácaras,  casas,  etc.,  no 
pudiendo  decirse  de  ellos  sino  que  están  un  poco  retiiados  de  la  pobla- 
ción. Hay  también  una  Misión  en  la  boca  del  Manu  dependiente  de  la  de 
Maldonado  y  en  la  que  se  trata  hoy  de  establecer  también  una  pequeña 
escuela.  La  reducción  del  salvaje  á  la  vida  civilizada  solo  puede  efectuar- 
se, en  mi  co'.icepto.  mediante  las  transacciones  comerciales  con  los  cauche- 
ros y  su  comunicación  constante.  Esta  es  ardua  labor,  que  demandará 
muchos  años  y  que  costará  no  pocos  sacrificios. 

Debe  consiiuirse  en  Maldonado  una  iglesia  servida  por  los  padres 
dominicos,  en  la  que  se  celebren  cada  domingo  los  servicios  religiosos. 

Poder  Judicial 

JUZGADO  DE   PRIMERA  INSTANCIA 

La  creación  de  un  Juzgado  de  Primera  Instancia  ha  venido  á  lle- 
nar una  imperii  sa  necesidad,  sentida  desde  hace  mucho  tiempo  en  el 
Madre  de  Dios,  donde  se  ha  tropezado  con  los  inconvenientes  que  origi- 
naba la  falta  de  un  Juez,  tanto  para  los  asuntos  de  orden  comercial  co- 
mo, muy  particiV ármente  en  el  orden  civil  y  criminal. 

Bien  conocidos  son  de  todos  los  horrendos  crímenes  perpetirados  en 
nuestras  montaña- :  ya  por  los  salvajes  aburridos  por  las  persecuciones 
de  que  han  sido  objeto:  ya  por  el  espíritu  propio  de  ellos,  que  parece 
experimentan  c  erta  satisfacción  al  cometer  esta  clase  de  actos:  ya 
por  los  mismos  civilizados  que  han  visto,  todos  ellos,  el  ningiin  cas- 
tigo que  han  tenido  sus  antecesores  en  esos  hechos  delictuosos.  Lo  cier- 
to es  que  siempre  se  han  presentado  numerosos  casos  que  ha  sido  impo- 
sible castigar  por  falta  de  un  representante  del  Poder  Judicial,  que  apli- 
cara, con  severidad,  corrección  á  esta  clase  de  faltas. 


—  170  - 


Hoy  esta  necesidad  ha  sido  remediada  eu  parte  por  el  nombra- 
luiento  de  un  Juez  de  Primera  Instancia;  y  digo  en  parte,  dado  el  hecho 
de  no  haberse  consignado,  al  mismo  tiempo  en  el  presupuesto  del  depar- 
tamento, la  partida  correspondiente  para  la  movilidad,  toda  vez  que  es- 
te funcionario  tiene  necesariamente,  que  hacer  viajes  frecuentes  para  to- 
mar instructiva  en  los  sitios  mismos  donde  se  comete  el  crimen;  lo  que 
generalmente  no  pasa  en  Maldonado,  sino  en  sitios  apartados. 

Ha  sido  remediada  un  poco  la  pesada  labor  del  Juzgado  con  el 
nombramiento  hecho,  últimamente,  por  la  corte  de  Puno,  de  dos  Jueces 
de  Paz,  y  asi  no  se  resentirá  el  servicio  cuando  ocurra  el  caso  de  tener 
que  ausentarse  el  Juez  de  Primera  Instancia. 

Está  servido  este  cargo  por  el  Dr.  Autilotiuio  V.ildelomar,  persona 
de  reconocida  competencia  profesional  y  que  goza  de  la  estimación  ge- 
neral del  departamento. 

CÁRCEL 

Es  completamente  inapropiado  este  nombre  tratándose  del  local 
destinado  para  la  cu-;todia  de  los  presos  en  este  departamento,  y  basta 
saber  (pie  fué  construido  para  taller  de  carpinteria  por  el  ex-Delegado 
Villanueva  á  fines  de  1910,  según  el  rústico  é  inseguro  estilo  de  cons- 
trucción que  se  usa  en  la  montaña. 

Los  presos,  verdaderos  criminales,  algunos  convictos  y  confesos  de 
sus  actos  delictuosos,  permanecen  en  este  reducido  local,  sin  seguridad 
de  ningún  género,  y  durmiendo,  la  mayor  parte  de  ellos,  en  el  cepo  á  fin 
de  evitar  la  fuga,  que  pueden  efectuar  en  cualquier  mamento;  pues,  ade- 
más, de  la  inseguridad  propia  de  ese  local,  el  reducido  número  de  gen- 
darmes con  que  se  cuenta  en  Maldonado  es  insuficiente  para  atender  al 
servicio  de  policía  y  mucho  más  para  ejercer  verdadera  custodia  en  los 
presos.  Por  otra  parte,  la  guarnición  militar  residente  en  Maldonado  se 
compone  generalmente  de  los  enfermos  que  acuden  de  todas  las  guarni- 
ciones destacadas  en  los  demás  ríos  y  no  queda  número  suficiente  para 
montar  guardia  de  cárcel.  Para  llenar  el  objeto  es  indispensable  aumen- 
tar el  número  de  gendarmes,  como  especifico  al  tratar  de  ese  capitulo. 

Es,  pues,  de  absoluta  é  imperiosa  necesidad  se  proceda  en  el  día 
á  construir  un  local  aparente  para  tal  objeto,  que  reúna  condiciones  de 
seguridad.  He  tenido  ocasión  de  ver  el  plano  mandado  hacer  por  el  Juez 
Dr.  Valdelomar,  parala  construcción  de  un  local  apropiado,  cuyo  costo  no 
excedería  de  Lp.  500.  Para  el  techado  de  la  casa  se  podría  remitir  ca- 
lamina en  número  no  mayor  de  500  planchas. 

Debe,  asimismo,  votarse  una  partida  para  alimentación  de  presos  y 
movilidad;  pues  en  la  actualidad  hay  muchos  criminales  que,  por  falta 
de  medios  para  remitirlos,  no  han  sido  hasta  hoy  trasladados  á  la  cárcel 
de  Puno. 


—  171  — 


Salubridad 

Aunque  el  clima  de  este  departamento  es  generalmente  benigno, 
se  han  presentado  numerosos  casos  de  distintas  enfermedades  que  lian 
sido  atendidos  en  el  consultorio  pue  está  a  cargo  del  Dr.  D.  Javier  Valera. 

Desde  su  fundación,  que  data  del  mes  de  abril  próximo  pasado 
hasta  fines  de  octubre  último,  se  habían  expedido  8()U  iórmulas  de  rece- 
tas que  corresponden  á.30U  enfermos  más  ó  menos,  sin  contar  diferentes 
operaciones  quirúrgicas  y  accidentes  imprevisto -i  presentados.  Es  digna 
de  todo  encomio  la  labor  hecha  por  el  celoso  prolésional  Dr.  Valera  y 
el  inteligente  farmacéutico  Cortilli,  quienes  han  establecido  allí  un  pe- 
queño laboratorio  de  química  y  bacteriología.  Para  que  estas  importan- 
tes secciones  llenen  debidamente  su  laudable  y  humanitario  propósito, 
es  necesario  dotailos  de  los  medicamentos  y  útiles  iu(lis]iens^bles. 

En  el  presupuesto  del  departamento  se  creó  ti  es  plazas  de  vacuna- 
dores,  uno  pira  cila  una  de  las  tres  provincias,  con  el  exiguo  haber  de 
Lp.  10  mensuale-.  En  la  práctica  se  ha  tropezado  con  muchas  fliticulta- 
des  para  proveer  estos  cargos.  Las  personas  nombradas  por  la  Dirección 
de  Salubridad  e.i  tal  carácter,  al  llegar  al  lugar  de  su  destine  renuncia- 
ron sas  puestos  considerando  imposible  poder  subsistir  con  ese  reducido 
haber  y  exigiendo  medios  de  movilidad  para  regi-esar  á  la  capital.  Me 
he  visto,  pues,  en  la  necesidad  de  suprimir  de  hecho  tales  vacunadores, 
por  la  razón  antes  expuesta  y  porque  la  vacuna  llega  generalmente  en 
mal  estado  á  las  provincias  de  Manu  y  Tahuamanu,  y  solo  pue  le  utili- 
zarse en  Maldonado.  Como  es  sabido  ese  fluido  dura  apenas  el  espacio 
dedos  meses  y  de  Lima  á  Iñapari  se  emplea  ese  tiempo  ó  más,  pues  no 
siempre  se  encuentra  á  mano  el  medio  de  movilidad. 

A  fin  de  hacer  un  positivo  beneficio  á  las  tres  provincias  he  nom- 
brado al  farmacéutico  D.  Agustín  Melena,  para  que  recorra  éstas,  men- 
sualmente,  llevando  drogas  del  consultorio  de  Maldonado  y  curando,  sin 
retribución  alguna,  á  los  pobladores  de  la  región,  estando  á  la  vez  encar- 
gado del  servicio  de  los  vacunadores,  como  se  verá  por  el  decreto  si- 
guiente: 

«Maldonado,  22  de  octubre  de  1913.  —Siendo  innecesarios  los  ser- 
vicios de  los  vacunadores  D.  Octavio  Cuba,  D.  Octavio  Montoya  y  D. 
Carlos  A.  Lapoiut,  nombrados  para  las  provincias  de  Tambopata,  Manu 
y  Tahuamanu,  respectivamente; — Se  resuelve: — Cesen  desde  esta  fecha 
dic'ns  vacunadores  en  el  ejercicio  de  sus  funciones,  acordándoseles  las 
facilidades  necesarias  para  su  regreso  á  la  capital  de  la  República;  y  en- 
cárguese  a)  farmacéutico  nombrado  D.  Agustín  Ruiz  Melena  de  ese  ser- 
vicio, quien  percibirá  sobre  su  haber  la  suma  de  diez  libras  peruanas  oro 
mensuales  para  gastos  de  movilidad. — Dése  cuenta  al  Supremo  Gobier- 
no para  su  aprobación,  comuniqúese  y  regístrese. — Portillo». 


El  haber  del  farmacéutico  Cortilli  ha  sido  aumentado  en  diez  li- 
bras más,  pues  el  actual  sueldo  que  disfruta  no  compensa  el  trabajo  del 
laboratorio,  botica  y  la  participación  que  tiene  en  las  operaciones  que  se 
efectúan,  curación  de  enfermos,  etc. 

Esta  dependencia  es  la  única  que  está  bien  instalada  en  Maldona- 
do,  debiendo  adquirirse  para  el  Estado  la  casa 'que  ocupa,  cuya  distri- 
bución y  buena  conservación  la  hacen  inmejorable  para  tal  servicio. 

El  Ministerio  de  Fomento  debe  enviar  con  regularidad  y  pronti- 
tud los  pedidos  que  se  le  hagan  de  medicina-!  y  útiles  á  fía  de  poder  ser: 
vir  con  verdadero  esmero  las  necesidades  indispensables  del  departa- 
mento. 


Gendarmerías 

Tratándose  de  ua  depj,roamento  de  nueva  ere  ición  como  lo  es  el 
Madre  de  Dios,  y  doa  le  hay  necesi  lad  urgr-ute  de  hctcer  conocer  el  res- 
peto á  la  autoridad  y  prestar  al  mismo  tiempo  garantías  á  los  moradores 
de  esa  inmensa  región,  que  no  se  hallan  formando  núcleo  én  pue- 
blos, ni  aún  en  caseríos,  sino  diseminados  por  la  numerosa  red  de  ríos 
que  lo  cruzan  en  todas  direcciones;  el  cuerpo  de  Gendarmería  es  insufi- 
ciente para  atender  á  las  necesidades  más  urgentes  del  servicio,  pues  so- 
lo se  compone,  según  el  presupuesto  del  departamento,  de  15  indivi- 
duos con  tres  oficiales,  distribuidos  5  de  ellos  con  su  oficial  respectivo 
en  cada  una  de  las  tres  provincias. 

Este  reducido  número  es  verdaderamente  insuficiente  para  f.tender 
al  departamento.  En  mi  concepto,  debe  ser  aumentado  á  60  hombres 
con  la  respectiva  oficialidad  al  mando  de  un  capitán,  que  se  distribuirán 
en  la  siguiente  forma: 

Un  capitán,  jefe,  y  tres  oficiales  con  30  hombres  en  Maldonado 
para  el  servicio  de  policía  y  cárcel.  Debo  hacer  notar  aquí  que  en  Mal- 
donado  existen  en  la  cárcel,  si  así  puede  llamársele,  verdaderos  crimina- 
les, sin  seguridad  no  solo  del  local  donde  están  sino  hasta  falto  de  guar- 
dadores-, teniendo  que  recurrir  á  diversos  castigos  para  impedir  una  fuga. 
Por  otra  parte,  siendo  también  reducido  el  número  de  los  individuos  de 
tropa,  los  pocos  que  quedan  en  Maldonado.  no  pueden  hacer  el  servicio 
de  cárcel,  pues  generalmente  en  este  lugar  solo  están  los  enfermos  que 
vienen  de  las  distiiitas  guarniciones. 

Para  la  provincia  de  Manu  tres  oficiales  y  15  hombres,  distribui- 
dos asi:  un  oficial  y  5  gendarmes  en  Carbón  (Alto  Madre  de  Dios),  un 
oficial  y  5  soldados  en  el  alto  Manu  ó  principios  del  varadero  Fitzca- 
rrald  y  un  oficial  y  5  soldados  en  la  boca  del  río  Manu,  asiento  de  la  sub- 
prefectura. 

Para  la  provincia  de  Tahuamanu  3  oficiales  y  15  hombres,  dis- 


—  178  - 


tribuidos  asi:  )  ofiiMul  v  .")  <;-(mi( la i'iiies  en  el  rio  I'icdi'as  á  la  altura  «leí 
Cetiya^'oó  la  del  ( "iii-i\'aeu:  1  ofieial  y  f)  hombres  en  ,1'uerto  Málaga 
sobre  el  i'io  'i'ahnaiuaiui  y  1  otudal  y  5  gendarmes  en  Iñapari,  sobre 
el  rio  Acre,  capital  de  la  provincia  de  Tahuamanu. 

Debe,  asimismo,  asignarse  al  capitán  el  sueldo  de  su  clase,  á  los 
oficiales  Lp.  12  cada,  uno  y  I-^p-  7  para  los  gendarmes. 

Distribuidos  en  la  forma  que  dejo  e.Kpuesta,  estarán  garantidos  los 
míH-adores  de  una  va<¡a  extensión,  evitándo-!e  los  crímenes  frecuentes,  ó 
p:>r  lo  menos  p:i  li.:"!!  1  >  capturarse  con  íacilidad  á  los  delincuentes. 


Edificios  para  oficinas  públicas 


I. as  oficinas  públicas  del  Madre  de  Dios,  funcionan  todas  en  lo- 
cales conipletaniente  inapropiados;  la  Prefectura^  en  la  antigua  y  rui- 
nosa casa  de  la  Delegnción  y  las  demás  dependencias  en  rústicas  cho- 
zas donde  el  viento  y  la  lluvia  destruyen  los  documentos.  A  excepción 
del  (,'onsnltorio  niédiio  y  la  oficina  de  Correos  (]uc  están  regularmente 
instaladas  en  una  cnsa  particular  cuyo  arrendamiento  es  de  L]).  20 
mensuale:;,  tod  is  la  ;  demás  a¡)ro\cchan  de  las  casas  hechas  por  la. 
])rimera  ( 'omisión  Especial  del  (jobierno,  (]ue  presidió  el  Sr.  .Villa- 
nueva  y  líis  que  se  hnn  mantenido  hasta  el  día,  sin  (]ue  las  posteriores 
autoridades  hayan  tintado  de  conserx  arlas  en  buen  estado,  refeccio- 
nándolas convenientemente. 

VA  plnno  últimcj  de  la  población,  delineado  por  el  Ing..  Sr.  Oyague 
y  Noel,  y  según  el  cn;il  .se  está  construyendo  ésta,  determina  un  lugar 
íipropiado  parf)  oficinns  públicas;  sitio  en  (pie  hoy  se  encuentran  los 
alojamientíjs  i-uinososde  los  oficiales  de  la  gnarnición.  Debe,  pues, 
el  Gobierno  mandar  construir  una  casa  ad  hoc  |)ai'a  oficinas,  donde 
funcionen  la  l'retectu  r;i,  Tesorei  ía  Fiscal,  .\duana,  (Capitanía  del  Puer- 
to y  Subprefectnra,  así  como  un  local  ai)arente  para  alojamiento  de 
los  oliciíiles  de  la  Guarnición  y  cuartel  para  la,  tro])a.  Todo  este  tra- 
b;ijo  se  hace  á  poco  costo  en  viando  cala,mina  para  los  techos  desde 
Are(]nipa  con  gasto  icdncido  para,  el  Erario. 

Es,  además,  inijiortante  ir  construyendo  poco  á  poco  casas  para 
las  subpiefectnras  de  Tahnamaim,  Marín  y  Aduanillas  del  Heath, 
Manuri]ji,  Miiymaiui,  Tahuamanu  3^  Acre;  y  dotarlas  del  moviliario 
indispensable. 

Sei-ía  conveniente  adquirir  para  el  Estado  la  casa  donde  ho3'  fun- 
cionan el  Consultorio  medico  y  el  Correo  ó  edificar  otra  igual;  es  niia 
magnífica  "onsti-ncción  apropiada  para  el  objeto  y  que  reúne  todas 
las  condiciones  indispensables  para  una  clínica  de  operaciones. 

Son  estas  obras  de  carácter  inaplazable,  y  el  Gobierno  debe  prin  - 
cipiar  inmediatamente  estas  construcciones,  pues  el  estado  ruinoso  de 
los  actuales  locales  va  aumentándose  rápidamente  y  la  presente  esta- 


-  174 


cióii  (le  n*ruas  y  vientos  traerán,  más  pronto  todnxía,  la dcstruccióni 
de  ellos. 

Las  gomas  y  la  agricultura  en  general 


No  se  escapa  á  la  vist.t  ile  nadie  la.  decadencia  que  el  bajo  precio- 
de  las  <;i)inas  en  los  mercados  consumidores,  ha  imprimido  al  nuevo 
dei)artainento  del  Madie  (1p  Dios.  L  i-  anti^rua  fuente  de  ri(jueza,  abun- 
dante ha  disminuido  notablemente  con  la  baja  de  los  productos  y 
comerciantes  establecidos  en  esos  lug'  ires  sicnien.  mejor  (]uc  nadie,  sus- 
estragos  funestos. 

iSabido  es  que  la  única  industria  á  (]u^*  se  dedican  los  moradores 
del  oriente  es  la  explotación  dnl  Ciiueho  y  jebe.  La  |)rimei-a  de  éstas 
exije  destruir  por  completo  cada,  ejemplar  de  la  fanu)sa  planta  que  cap 
á  los  o-olpes  desvastadores  d^l  hacha  d^'l  cauciit-'ro.  Ls  así  conu)  se 
obtiene  mayor  rendimiento,  no  pudiendo  trabajar  por  el  método  de 
incisiones  como  sucede  con  el  jebe  fino,  debido  á  (]ue  esa  ])!anta  muere 
indefectiblemente,  atacada  p;)r  un  insecto  que  se  introduce  en  los  cor- 
tes hechos  en  la  corteza  y  la  aniquila  sin  haberse utilizadoel  máximum 
de  rendimiento. 

F]u  la.  reiiión  quM  forma  el  departamento  del  Madre  de  Dios,  exis- 
te Sf)lo  esta  i)lanta  en  i)oca  cantidad  en  el  río  .Ma nurii»i,  encontrándo- 
se con  abundancia  p.i  el  Tah  iamanu,  .Muymanu  y  Alto  Piedras,  por  el 
hecho  de  ser  estos  río>  de  recientH  explotación,  y  habiéndose  termina- 
do por  completo  en  el  .Madre  le  Dios  y  sus  afluentes  el  .Manu,  el  Ami<>'(> 
y  el  bajo  Piedras. 

Las'contemplaciones  iut'^rnacionales  d'^  los  antci-iores  ^obier-m )S 
noshan  mei-mado  extfnsasc  nitidadesdc  tcri-en  )sen  esa  sección  de  nues- 
tro oriente  y  juntií  c.)n  ellas,  sus  riquezas  fabulosas  y  perdurables  en 
la  i)osesión  de  <i-omas  finas  que  hoy  disfrutan  otros  países.  La  peque- 
ña  |)i"oporción  (|ue  nos  ha  (]uedad(>  de  plantas  de  jebe  se  reduce  solo  á. 
determinados  manchales  de  ese  vegr-tal  en  los  i-íos  Manurijji,  Muyma- 
nu, Tahuamanu  y  Aci-e.  La  explotación  de  esta  especie,  se  hace  por 
el  sistema  de  incisi,)aes  siguiendo  la  misma  inveterada  costumbi-e  de 
los  shiringueros  bi-asilei-os:  circunsci'ibiendo  los  árboles  en  entradas 
que  vai'ía  en  la  extensión  del  terreno  (pie  abarcan  y  (]ue  se  conq^ouMu, 
de  12(>  á  150  ejem])lares;  produciendo  incisiones  diariíis  con  una  he- 
rramienta ad  hoc  (mashadinho)  y  recojiendo  el  látex  en  recipientes  de 
zinc  (tishelinhas)  para  después  procedei-  al  endurecimiento,  ])or  medio 
de  la  det'umación.  En  el  Muvmanu  y  Tahuamanu  esta  especie  dá  ren- 
dimientos verdaderamente  colosales;  ])ues  de  cada  estrada  se  recojen 
diariamente  25  litros  de  látex  y  se  puede  formar  una  idea  de  esta  ri- 
queza sabiendo  que  se  paga  hoy — que  existe  una  verdadera  crisis  de 
estos  artículos— a,  25  soles  arroba  de  15  kilos  en  los  centros  de  exjdo- 
tación. 

Desgraciadamente  esta  planta  no  se  propaga  con  la  abundancia 


-  175  - 


qnt»  (ítras  (>s])ecio.s;  sus  piiemiyos  son  numerosos  y  iUin(]uc  florew  y  sf^- 
inilhi  pii  cantidad,  es  aprovechada  ésta  poi-  diferentes  ciases  de  aiiinia- 
les  (|ue  «iiistan  de  la  dulzura  de  su  fruto,  y  no  germina  sino  en  ])e(]ne- 
fiísima  ])art('  de  ellos. 

Se  hace  indispensable,  pues,  tratar  de  fomentfw  el  ctdtivo  de  esta 
planta  y  á  este  respecto  hay  (pie  exi<iir  á  los  concesionarios  de  terre- 
nos á.  calzar  éstos  con  cien  piésde  éste  vejietal,  ])or  lo  menos,  jjorcada, 
hectárea  y  encomendar  esj)ecialniente  a  la  lOstación  Kxperimentcil  fun- 
<lada  en  ese  departamento  á  ])ropagar  los  conocimientos  neccsai-ios 
para  (]ue  todos  los  caucheros  y  vecinos  del  .Madre  de  Dios  siembran  y 
trasplanten  esta  especie  de  jebe  ñno  fomentando  así  el  valor  de  sus 
posesiones  y  contriljuyendo  á  la  ricpieza  general  del  departamento. 

\-A\  mi  concejito,  la  crisis  actual  enere  nosotros  se  debe  á  las  si- 
<iiiientes  causas:  V  á  los  stoks  (jue  se  hacen  de  toda  variedad  de  gra- 
mas i)aia  obtener  vin  mejor  precio  en  el  mercado;  2*  á  la  carestía  de 
los  fletes  de  las  compañías  de  transporte  que  cobran  hi  misma  canti- 
dad .sobre  euahiuiera  de  los  pro  luctos,  gomas  ó  caucho;  3^  á  la  ven- 
taja (pie  tienen  otros  ])aíses  en  adquirir  l)rai;eros  más  bar  itos  c^ue  los 
nuestros  y  con  menos  costo  en  su  mante.iimiento;  4*  á  la  ventaja  que, 
sobre  nosotros,  tienen  otros  países  productoi-es  poi-  l.is  facilidades  y 
franquicias  que  le  otoi-gan  sus  gobiernos. 

Tales  s,)n  las  principales  causas  á  (]ue  obedece  la  crisis  de  las  go- 
mas; pero  no  por  eso  debemos  desmayar  y  ])or  el  contrario  dedicar- 
nos á  la  pro¡)agación  del  sust'tuto,  que  ha  de  reemplazar  al  caucho 
oon  ventaja:  la  goma  fina  (Hevea  Brasiliensis)  cuyas  espectativas  pa- 
ra, el  jiorvenir  son  halagüeñas  toda  vez  (]ue  hasta  el  presente  las  de- 
mandas de  este  producto  son  superiores  á  la  oferta. 

A  fin  de  combatir  hasta  cieito  ])unto  este  abatimiento  producido 
])or  la  actual  crisis  de  las  gonms  y  pro])ender,  asimismo,  al  desaiTollo 
de  otras  especies  de  cultivo  económico  y  tpie  se  adaptíiu  perfectamen- 
te á  las  condiciones  clinmtéricas  de  este  departamento,  debe  procurar- 
se lo  siguiente: 

1°— Distribuir,  gratuitamente,  por  la  lOstación  Experimental  del 
Madre  de  Dios,  semillas  y  plantas  de  toda  especie,  así  como  los  conoci- 
mientos necesarios  paiíi  cultivarlas,  re))artiend(),  si  es  posible,  carti- 
llas es])eciales  conteniendo  los  niéiodos  más  j)rácticos  ele  agricultura 
apropiada. 

2° — Proporcionar,  gratuitamente,  los  medios  de  transporte  has- 
ta ese  dejjartamento  á  familias  nacionales  ó  extranjeras,  bajo  com- 
promiso de  establecerse  en  el  dejjartamento  poi'  un  número  determi- 
nado de  años  y  á  quienes  se  les  otorgaría  su  i'espectivo  título  de  pro- 
piedad por  una  cantidad  determinada  de  terrenos  para  la  agricultura, 
víveres  por  seis  meses  y  herramientas  para  el  trabajo,  bajo  la  inmedia- 
ta vigilancia  de  la  autoridad. 

39 — Excepción  de  derechos  de  aduana  de  toda  maquinaria  para 
agricultura,  útiles  de  labranza,  de  industrias,  embarcaciones  á  vapor, 
motores,  etc.,  así  couio  aparatos  para  la  extracción  de  gomas  y  su 
beneficio. 


—  i7(;  — 


— Sn])i-iniir  el  jx'üji'  rainiiio  de  Tirüj  ;ita  á  Astillero,  en  lo 
referente  á  íU'é.uilns  eonducLoras  de  pas  ijeros,  y  rebajaren  nn  50%, 
enando  tneiios,  el  (pie  se  cohi'a  aetnaluiente  por  bestias  de  earjza . 

5  — Proceder  á  la  celebración  de  un  trataiio  de  libi-e  na  vej^ación 
V  tránsito  con  1  i.  U'^pública  de  B  )livia  á  lin  de  (¡ae  nuestros  industria 
les  no  sufran  los  ])erjui('ios  á  (]ue  se  ven  expuestos  hoy  abonando  do- 
bles dei-echos  á  los  productos  cpu'  se  e.\i)oilan  i)or  el  Tahuanianu, 
Muvmann  V  Aci'c  ]icruanos  y  (pie  tienen  la  obligada  ruta  de  este  l  ío, 
pasando  por  lerritoiio  boliviano. 

6  — Rebajar  los  deieehos  del  S'/r  ad  valorein  (¡ni^  se  cobra  acturd- 
niente  sobre  la  exportación  de  <ioinas  á  lin  de  dar  facilidades  á  esta 
industria  y  mayo,  espectativa  á  nuesti'os  industriales. 

Son  éstas,  ]K)r  lo  pi-onto,  las  medidas  de  caráctei-  uriieute  (pie  es 
necesario  tomar  para  combatirla  crisis  económica  di-l  iuk^vo  departa- 
mento. 

Ahora  bien,  si  es  cierto  (]uc  la  ex])I()ta('i(')U  del  jebe  ccnistituye  una 
verdadera  fuente  de  riqueza  y  (pie  debe,  bajot.;do  jtuuiode  visia,  pr 
penderse  á  su  cukh  o  y  desarrollo,  es  ])rcciso  r;iinl)ién  pieocupari os 
de  manera   esjiLcial  de  la  a.iiricultura  en  ueneral.    Nuestras  lejiiones 
orientales  V  en  especial  el  (lepa rtamcntt  ■  del    Madre  de    Dios  iior  sti 
constitución  íie,)l(')i;ica.  estructura   t  ¡iiogT/  lica,  y  condiciones  climaté- 
ricas, es  uno  de  loslu«>aies  más  apropiados  tanto  por  la  bondad  de 
sus  tierras,  como  por  las  diferencias  de  su   clima,   ])ues  desde  el 
descenso  de  la  cordillei  a  hasta  los  extremos  más  apartados  del  orien- 
te, sn  temperatura  va  urfiduándoíc  ])i-o<iresi  va  mente,  determinaiu'.o 
zonas  donde  pueden  cultivai-se  toda  clase  de  ])l;intas;  así  ])ues.  no  solo 
puede  producirse  el  caucho  y  el  jebe,  sino  té,  cau'da,  vainilla,  cocos  de 
toda  variedad,  frutas,  tabaco,  cate,  cacao,  alcanfor,  al<iodón,  arroz, 
castañas,  caña  de  azúcar,  toda,  clase  de  .'íi  aiios  3- cereales,  plantas  fi- 
brosas,  combustibles,  gramíneas,  maderas  de  toda   clase,  etc.,  etc. 
Hoy  la  agi  icultura  se  muestra  ;illí   rudimentaria;  solo  se  cultiva  de 
manei'a  primitiva  uno  cpie  otro  ccre;\!  de  jirimera  necesidad  y  ciertíiS 
leguminosas  para  el  sustento  individual.  Tixla  la  atención  esta  fija 
en  las  gomas  y  los  moradores  del  de]:»ai'tamento,  viendo  agotarse  és- 
tas tienden  á  emigrar  en  busca  de  terrenos  gomíferos  doiiíle  trabajar 
á  cambio  de  dejar  el  jiroducto  á  bajo  precio  y  pagar  onerosos  arren- 
damientos {)or  los  tei-renos  (]ue  ocupan.    ¿Por  (pié  no  imjjedir  ese  mo- 
vimiento de  emigración  en  un  territ;)rio  en  cpie,  por  el  contrario,  debe 
buscarse  la  inmigración?    Nuestros  montañeses  se  han  dedicado  á  la 
vida  errante  de  las  selvas;  á  cosechar  lo  (pie  la  naturaleza  puso  á  sn 
alcance  sin  mavor  csfuerzt)  personal  y  á  consumirlo  sin  tener  en  cuen- 
ta el  porvenir     Es  necesario  i-eaccioiiar  rá¡)i(la  y  enérgicamente,  pro- 
hibiendo en  lo  absoluto  la  emigración  de  ])eruanos  al  extranjero  y 
prescribiendo  la  residencia,  obligatoi-iíL  de  los  inmigrantes  á  ese  de[)ar- 
t miento  en  calidad  de  colonos,  por  tiempo  determinado. 

Los  ])astos  naturales  que  crecen  después  de  rozado  el  terreno,  son 
propicios  ])ara  la  ganadería;  y  si  bien  es  cierto  (jue  ésta,  se  encuentra 
todavía  más  embrionaria  cpie  la  agricultura,  sin  embargo,  he  podido 


—  177  — 


ver  líennosos  cjt'iiiiiliircs  de  «^aiwulo  ()U(*  en  iiad.i  Licnc-ii  (jiic  cin  idiar 
al  suiz.).  l\u  la  boca  del  Manii  cii  casa  del  industiinl  1).  Hciiiai (lino 
l'erdiz;  en  la  lioca  del  l'iedras,  en  casa  de  I).  .M.áxinio  Uodríjiiiez  y  en 
el  mismo  \iald()nad()  es  notable  su  lapidez  de  reproducción  y  la  canti- 
<lad  de  leciie  f|uc  producen  las  vacas.  Además  no  existe  en  ti'.da  la 
nionLa.ña  eníeraiedad  alguna  para  el  «.ganado  y  éste  se  conserva  en  per- 
fectas con<licioncs. 

I-a  coloniz  ición  del  departamento  del  Madie  de  Dios  es  punto 
por  demás  i:iteres;inte  y  ¡¡rincipal  f.ictor  de  su  proj^reso.  Así.  pues,  es 
necesai-io  ])ol>lai-  f'sas  inmensas  y  licas  rejiioues;  enviar  allá  <>ente  de 
trabajo,  (pie  no  lleven  en  su  mente  la  idea  de  enri(]necerse  rápidamen- 
te como  «r.'ueralmcnte  se  ci-ee;  (]iie  vayan  allí  á  lucha]-;  á  fundar  la 
pi-()piedad,  f.  ruientando  la  aLiriciiliura  (¡uc  constituye  la  verdadera 
ri(]ueza.  Mucho  se  lia  discutido  so'ire  este  eterno  problenm  y  ca.si  na- 
<la  se  ha  adelantado;  los  repatriados  del  sui  no  han  llenado  el  objeto 
<]ue  se  propuso  el  Gobierno  y  la  casi  totalidad  de  ellos  Ir-in  pasado  á 
ser  i)eones  de  caucheros.  ;  Las  ca  us.is?  Lámala  oi-,<i"anizaci(')n. 

En  mi  concepto  debe  el  Supremo  (lobierno  pi'ocedei' en  el  día  á 
folnentai-  la  inmiui'acií'in  y  colonización  en  el  nuevo  dej)arta mentó, 
trayendo  ji'ente  aparente  para,  la  aurieultura ,  ya  sean  loretanos,  cos- 
teños, naci  males  (')  exti-anjei-os,  y  con  las  facilidades  (]ue  especifico  an- 
teriorniete.  mandarla  ni  nuevo  depailamento  á  ])()blar  y  cultivar  si- 
tios como  el  .Vito  Madi-ede  Dios,  cuya  coi'ta  distancia  del  Cuzco  y 
])rovincias  de  Calca,  (¿uispicaifhi-  y  Paucartambo,  así  como  la  fácil 
víade  comin  icaciíjii,  baratura  délos  Metes  3'  medios  de  transporte  cons- 
tituyen una  fj-ai-antía  para  la  coloniza(;ión  ])or  la  baratura  de  los 
productos  que  consuma  de  fuera  3-  !a  facilidad  de  e.xpoitar  los  que 
])ro(luzcan,  enviai'los  no  á  Maldonado,  sino  á  sitios  cercanos  á  la 
terjuniación  del  camino  de  Tirapata  á  Aslillei'O,  donde  pueden  tener  á 
mano  el  camino  y  los  medios  de  transporte;  á  la  Estación  Experimen- 
tal, en  el  la<>-o  Valencia,  cuya  abundancia  de  ))esca  es  «i'arantíá  de  vida 
y  díjnde  tienen,  además  de  las  f:u-ilidades  que  debe  proporcionarles 
esa  dependencia,  mercados  cercano  donde  vender  sus  ])roductos:  Mal- 
donado  y  Riberalta  en  Bolivia.  Es  á  estos  lugares  hacia  donde  debe 
dirigirse  la  coi'riente  colonizad  )ra,  ceica  de  las  vías  fáciles  de  comuni- 
cación \' tendremos  C(ue  ])oco  á  poco,  insensiblemente,  la  colonizacic^n 
se  ii-á  extendiendo  hacia  el  oriente. 

Las  colonias  militares  son  también  importantísimas  y  éstas  po- 
blarán nuestros  j)untos  de  frontera.  En  efecto,  el  soldado  accjmpaña- 
do  de  su  familia,  costeándole  el  Fisco  su  mantenimiento  por  un  perío- 
do no  menor  de  dos  años  y  prop(ircionánd()le  herramientas  y  terre- 
nos de  cultivo,  formarán  pequeños  caseríos  (jue  á  poco  se  convertirán 
en  verdadei'as  poblaciones;  si  á  esto  se  agrega,,  como  digo  en  oíros 
capítulos,  el  licénciamiento  de  esa  tropa  en  los  mismos  lugares  donde 
sirven,  es  necesario  suponer,  que  con  ci  ;rtas  propiedades  adquiridas  en 
los  dos  añxTS  (je  trabajo  en  ese  lugar,  no  vuelvan  al  terruño  d(mde  sa- 
lieron sin  nada,  abandonando  su  trabajo  de  dos  años,  »mo  que  se  ra- 


—  178  — 


(liquen  en  la  región  donde  ven,  sc^uni mente,  mnyoi'  espcetativa  de 
ahorro  x  economía. 

Son  estos,  á  «rrandes  rasgos,  Icjs  motivos  más  ]»oderosos  que  me 
han  gniado  al  escribir  este  capítulo  3-,  en  consecnencia,  soy  de  opinión, 
de  que  nuestras  riqnezas  orientnles  no  deben  seguirse  cifrando  en  las 
gomas  únicamente,  pues  además  de  ellas  existe  el  vasto  campo  de  la 
agricultura  en  general  que  una  buena  colonización  haría  floreciente; 
sin  embargo,  no  debe  descuidarse  en  lo  absoluto  el  cultivo  del  jebe 
fino  (Hevea  Brasiliensis)  (pie  es  el  de  mavor  consumo  y  (pie  mejoi-es  es- 
peetativas  tiene  en  el  mercado  y.  por  el  contrario,  conviene  obligar  A 
Í(^s  colonizadores  futuros  y  á  los  actuales  moradores  del  departamen- 
to á  fomentar  su  sembrícj  aumentando  el  valor  de  sus  propiedades  y 
con  ellas  la  riqueza  nacional  i)ai'a  un  futuro  no  muy  largo. 

Bajo  las  condiciones  actuales  hay  productos  que  ]ineden  perfecta- 
mente soportar  el  flete  y  gastos  de  tr;>iisi)!)rte  des, le  el  Madre  de  Dios 
á  la  costa  dejando  una  pequeña  utilidad;  ahora  bien,  abarntando  esos 
fletes  3^  suprimiendo  las  gabelas  de  peaje,  etc.,  por  una  parte,  3' por 
otra,  reduciendo  el  camino  v  con  él  los  gastos  de  transporte  desde  el 
coraz(')n,  si  se  puede  llamar,  de  la  montaña  como  es  el  Madie  de  Dios  3'- 
sus  afluentes  3'  estableciendo  por  ahora  los  centros  de  colonización 
en  los  ubérrimo-?  terrenos  que  principian  inme  liatamente  desj)nés  de 
la  cordillera,  esto  es,  la  tercera  parte  del  camino  de  Tira])ata  á  Asti- 
llero, donde  pueden  producirle  las  mismas  especies,  tendríamos  una 
verdadera  3' notable  utilidad  en  la  venta  de  los  artículos  que  se  cose- 
charan. Lo  mismo  acontecería  desd'^  Tambomayo,  Asunci(')n,  el  Tono, 
etc.,  por  el  lado  del  camino  de  Trcá  ('ruces,  dándose  vida  á  varias  ])ro- 
vincias  del  (Aizco  3'  abaratando  los  artículos  de  primera  necesidad  en 
el  Alto  Madre  de  Dios,  de  donde  estarían  á  la  vez  muy  cercanos. 

Hav  que  laborar;  palpar  el  hecho  de  que  la  tierra  virgen  3'  feraz 
que  nos  brinda  la  montaña  no  necesita  mavor  esfuerzo  para  arrancar 
sus  ópimos  frutos;  ha3'  que  convencernos  que  la  riqueza  de  nuestras 
regiones  de  oriente  no  estriba  tan  solo  en  las  gomas  sino  en  el  suelo 
mismo,  donde  un  pequeño  esfuerzo  lo  convierte  en  un  manantial  de 
])roducción  que  es  riqueza  positiva  v  que  explotada  con  método  3'  or- 
den, origina  intercambios  comerciales,  abre  vías  de  coniunicaciíni  3' 
eonstituj'e,  en  fln,  elementos  de  grandeza  nacional. 


Primeros  pobladores 


POBLACION  ACTUAL 

Trihue  salvajes 

Sfíbpiiios  todos  í|ue  fué  Fiz' en  i-i' ild  clpriuuM-  pomprciante  y  explo- 
radoi-  ])pniano  (|ue  st^  cstableciei-a,  en  el  Madre  de  Dios  eti  el  año  1893, 
donde  lle<ió  de^pnés  de  abrirse  paso  por  el  entonces  i^-norado  divor- 
tium  Rcquarum  (]ne  separa  las  ajinas  que  coi  ien  liacitt.  el  Ucayali  y  las 
que  vienen  del  Madre  de  Dios.  lOste  arries<>ado  explorador,  abrió 
pues,  la  comunicación  del  departamento  de  Loreto  con  las  entonces  poco 
exploradas  regiones  que  forman  el  hoy  departamento  Madre  de  Dios. 

Vino  en  seguida  en  1900  el  señor  Ernesto  L.  Rivero  que  entró  al 
Madre  de  Dios,  viniendo  por  el  rio  Serjali  y  alto  Manu  y  i  egresó  á  Iqui- 
tos  atravesando  la  montaña  hasta  el  Acre  y  siguiendo  el  curso  de  este 
rio  hasta  el  Purús  y  el  Amazonas. 

Tenemos  después  á  Alcibiades  Torres  y  á  D.  Rafael  de  Souza  quie- 
nes llegaron  trayendo  este  último  un  personal  de  70  hombres,  en  1901: 
Carlos  Morey  en  19^)4:  Carlos  Sharff  en  1905,  quien  hizo  su  traslación  al 
Madre  de  Dios  desde  el  Punís,  abriendo  el  paso  (Varadero)  que  lleva  su 
nombre  y  que  comunica  ese  río  con  el  alto  Piedras,  afluente  del  Madre 
de  Dios.  En  el  mismo  año  Manuel  Várela  Vidaurre  que  se  estableció  en 
el  alto  Acre  y  Antonio  Ipinza  Vargas  y  D.  Máximo  Rodríguez,  que  se 
establecieron  en  el  Madre  de  Dios.  Como  se  vé  han  sido  caucheros  de 
Loreto  los  que  han  abierto  al  comercio  y  á  la  civilización  esos  inmensos 
territorios. 

Posteriormente  han  ido  llegando  á  esa  región  gran  número  de  cau- 
cheros traídos  generalmente  por  los  anteriores  y  multitud  de  personas 
que  se  han  espai'cido  en  toda  la  región  á  cambio  de  no  pocas  vidas  ren- 
didas en  las  luchas  con  los  salvajes. 

Hoy  es  muy  aventurado  hacer  cálculos  sobre  el  número  de  habi- 
tantes del  departamento;  pero,  según  datos  de  las  personas  que  conocen 
bien  toda  la  región,  puede  estimarse  la  población  total  en  6000  civ^iliza- 
dos,  ignorándose  el  número  de  salvajes,  que  puede  ascender  á  igual  can- 
tidad. Tenemos,  pues,  que  representado  por  12000  el  número  de  habi- 
tantes del  departamente,  correspondería  á  1  por  cada  10  Kilómetros  cua- 
drados. Todos  están  completamente  esparcidos  en  la  extensa  zona  que 
forma  el  Madre  de  Dios,  Manuripi,  Tahuamanu  y  Acre,  siendo  una  de  las 
principales  causas  que  impide  la  formación  de  poblaciones;  así  vemos  que 
la  más  grande  agrupación  de  ellos,  apenas  si  forma  un  caserío  en  la  ca- 
pital del  departamento,  Maldonado,  donie  no  llegan  á  200  habitantes  to- 
davía. 


—  180  — 


En  el  río  Mauu,  según  cálenlo  (k'l  Sr.  SubpreíVcto  Ing.  Edgardo  Cá- 
ceres,  asciende  la  población  diseminada  en  todo  él,  á  poco  más  de  uíi  mi- 
llar de  habitantes.  En  el  Madre  de  Dios,  la  colonia  japonesa  distribuida 
en  este  rio  y  el  Tambopnta  llega  á  800  más  ó  menos. 

En  el  rio  Piedras,  Mannripi  y  Taluianiann.  pasan  de  íiOO  sin  ibr- 
mar  núcleo,  diseminados  en  las  selvas  y  orillas  de  los  mencinniulos  i-ios. 

En  cnanto  á  los  salvajes,  mnclias  son  las  tribus  qne  forniiin  la  po- 
blaciiMi  inconsciente  del  Madre  de  Dios,  no  habiendo  sirio  ninguna  de  ellas 
dominada  completamente;  asi  vemos  la  de  los  Giuirduo.f,  en  el  Tambopa- 
ta,  qne  parecen  ser  los  más  dóciles  y  que  hasta  llegan  á  tener  trato  con 
los  fleteros  del  Tambopata,  haciendo  algunos  inter-cambios  comerciales: 
pero  son  los  nu'is  indolentes.  Los  Jilapafix  pobladores  del  Madre  de- Dios, 
Piedras,  Amigos,  Pariamann,  Manui-ipi,  &.,  aunijiie  de  una  raza  fuerte  y 
viril,  viven  completamente  alejados  del  blanco,  merced  á  las  antiguas  co- 
rrerías hechas  por  los  caucheros  de  la  casa  boliviana  Suái^ez,  que  manda- 
ba comisiones  expresas  en  busca  de  indios  y  la  que  pos^e  actualmente  de 
esta  tribu  y  de  la  de  los  Gruarayos  y  Cordiños  cerca  de  5Q0  íamilias. 
Los  Mashcos,  en  la  región  comprendida  entre  los  ríos  Blanco,  Coloradc 
y  azul,  afluentes  de  la  mai'gen  derecha  del  Madre  de  Dios.  Estos  son 
indómitos  y  viven  en  continuas  guerras  con  las  tribus  vecinas.  Tenemos 
después  á  los  Machigangas,  que,  segiin  algunos,  esta  tribu  es  una  rami- 
ficación de  los  campas,  por  la  semejanza  del  dialecto,  qne  ocupan  el  rio 
Manu  y  Alto  Madre  de  Dios,  y  otras  muchas. 

La  civilización  de  esta  raza  debe  ocupar  preferente  atención.  A  este 
respecto  puedo  asegurar  que  no  so.i  las  misiones  i-eligíosas  las  que  pue- 
den emprender  obra  de  esta  natimileza;  nuestro  indio  en  la  uKuitaua  no 
es  el  tímido  y  resignado  de  la  sierra  sino,  por  el  contrario,  valiente,  há- 
bil, vivo,  audaz  que  no  conoce  el  peligro  y  se  apresta  á  la  lucha  instin- 
tivamente. Tiene  que  ser  dominado  por  fuerza  superior  á  la  que  ellos 
tienen,  por  los  caucheros,  quienes,  dígase  lo  que  se  quiera,  han  sido 
siempre  los  civilizadores  de  los  indio  ■!.  Pero  no  se  crea  que  autorizo  por 
esto  correrías  absurdas  y  brutales  hechas  generalmente  con  el  propósito 
de  lucrar  con  el  traba-jo  de  los  indios,  no  omitiendo  medio  paia  subyu- 
garlos. Deben  practicarse  verdaderas  exploraciones  practicadas  por  las 
autoridades  en  forma  racional  y  humana,  para  distribuirlos  en  los  centros 
de  trabajo  ó  instituciones  donde  reciben  las  rudimentarias  nociones  in- 
dispensables para  vivir  en  contacto  con  los  civilizados.  Es  necesario 
proceder  en  esta  forma,  pues  no  esposible  que  de  niotu  propio,  expontá- 
neamente  abandonen  sus  costumbae.s  tradicionales  y  vengan  por  sí  á  so- 
meterse á  las  nuestras.  De  esta  manera  se  irán  redimiendo  de  la  barba- 
rie en  que  viven  y  podrán  ser  útiles,  bajo  todo  concepto,  siendo  los  pri- 
meros sostenedores  de  nuestras  regiones  orientales. 

Han  sido  pues  los  caucheros  de  Loreto  á  los  que  se  debe  en  primer 
lugar  la  exploración  del  Madre  de  Dios  y  posteriormente  al  expléndich» 
camino  que  construyera  la  Inca  Rubber  G°,  que  ha  facilitado  la  comuni- 


-  181  — 


cación  (le  esas  regiones  con  los  departamentos  del  sur  de  la  República, 
al  extremo  de  absorver  hoy  esta  vía  casi  lodo  el  movimiento  comercial 
que  hasta  hace  poco,  se  hacia  por  el  varadero  Fiztcarrald  á  Iquitos.  Por 
último,  la  transformación  efectuada  en  la  creación  del  departamento  {)or 
el  actual  Gobierno,  será  el  factor  más  importante  para  (jue  esas  regiones 
se  conviertan  dentro  de  poco  en  centros  poblados,  mediante  una  colo- 
nización bien  dirigida  y  su  actividad,  comercio  y  riqueza  llevando  lias- 
ta  allí  el  medio  fácil  y  rápido  de  comunicación  que  entrañaría  el  codicia- 
do é  indispensable  ferrocarril  á  luiestro  oriente. 


La  posesión  "Pacahuaps" 


Las  pretensiones  de  la  casa  Suarez  C."  Ltda.  sobre  los  shiringales 
conocidos  con  el  nombre  genérico  «Pacahuaras»,  son  infuridadas  y  no 
pueden  admitirse  por  el  Gobierno  del  Perú. 

Consta,  en  efecto,  de  los  propios  docamentoa  exhibidos  por  Suarez 
en  apoyo  de  tales  pretensiones,  que  adquirió  la  propiedad  «Pacahuaras» 
recién  en  julio  de  1910,  por  compra  que  hizo  á  Luis  Donato  Moreyra, 
socio  de  la  firma  Moreyra  y  Antelo. 

Pero  es  el  caso  que  en  esa  fecha  no  se  habian  perfeccionado  toda- 
vía, como  no  lo  han  sido  hasta  ahora,  los  títulos  de  esos  terrenos,  cuya 
tranquila  posesión  tampoco  ha  acreditado  la  casa  reclamante. 

Es  evidente  y  fuera  de  toda  discusión  que  tratándose  del  reconoci 
miento  por  nuestro  Gobierno  de  las  propiedades  adjudicadas  por  el  de 
Bolivia  en  la  zona  litigiosa,  que  fué  sometida  al  arbitraje  la  República 
Argentina,  debe  tenerse  por  norma  un  procedimiento  uniforme  y  justo, 
aplicable  á  los  diferentes  casos  que  se  han  sometido  á  conocimiento  y 
resolución  del  Gobierno;  y  este  procedimiento  no  puede  ser  otro — pues- 
to que  hay  precedentes —que  el  que  se  adoptó  al  admitirse  la  reclama- 
ción de  «The  Tambopata  Rubber  S^'ndicate  Limited»,  concesionarios  de 
los  derechos  de  J.  Franck  y  C".  Es  decir,  que  los  títulos  de  dominio  ex- 
pedidos por  los  Gobiernos  del  Perú  y  Bolivia  en  la  zona  litigiosa,  ante- 
riores á  la  celebración  del  arbitraje,  puedan  admitirse  sin  reparo,  siem- 
pre que  en  su  expedición  se  hayan  cumplido  fielmente  las  disposiciones 
dt  la  ley  y  reglamentos  de  la  materia  de  cada  país;  pero  deben  recha- 
zarse /';í //'»i¿;ifí  los  que  carezcan  de  este  requisito  esencial,  á  juicio  del 
suscrito. 

En  esta  virtud  los  títulos  que  alega  Suarez,  son  nulos  y  no  deben 
aceptarse. 

Del  expediente  que  el  suscrito  ha  tenido  á  la  vista,  recibido  del 
Ministerio  de  Relaciones  Exteriores,  á  cuyo  conocimiento  lo  sometió  la 
Le  gación  de  Bolivia,  consta  que  los  nombrados  Moreyra  y  Antelo,  so- 


—  182  — 


licitaron  eu  jimio  de  l<Si»ll  !;>,  ad judicacióu  de  sliiriiigales  eu  ambas  már- 
genes del  Taliuamauu  á  los  que  denominaron  Pacahuaras,  habiéndose 
seguido  los  trámites  pertinentes  hasta  el  nombramiento  de  Perito,  que 
debia  hacer  la  medición  y  alinderamiento  correspondiente,  en  marzo  de 
1902. 

Pero  esa  operación  esencial  no  se  llevó  á  cabo,  ni  los  interesados 
Moreyra  y  Antelo  cumplieron  con  abonar  las  anualidades  de  ley  en  tres 
años  seguidos.  La  concesión  caducó,  pues,  de  hecho  y  asi  lo  declaró  el 
Delegado  Nacional  de  Colonias  en  12  de  agosto  de  1905,  en  decreto  en 
el  tjue  se  hace  constar  qne  Moreyra  y  Antelo  «hítv  (ihaníJonado  sn  rriKsa 
¡xtrald  coiiaoliddcióii  délas  pertenencias  f/oinents  de  PncnltuaraNn. 

Francos  los  terrenos,  se  adjudicaron  á  un  Antonio  Saucedo,  nuevo 
peticionario  que  prosiguió  las  demás  diligencias  de  la  ley  boliviana  para 
conseguir  el  título  definitivo  de  propiedad  de  esos  terrenos.  Quiere  de- 
cir, pues,  que  recién  en  1905,  se  denunció  «Pacahuaras»  mucho  después, 
como  se  vé,  del  pacto  de  arbitraje. 

Si  en  el  orden  de  los  principios  las  pretensiones  de  Suárez  son 
bastante  deleznables,  en  el  de  los  hechos  no  mejoran  de  condición,  por 
que  una  serie  de  actos  arbitrarios  y  abusivos  practicados  por  los  emplea- 
dos de  esa  casa  comercial,  con  la  cooperación  y  franco  apoyo  de  las  au- 
toridades bolivianas  de  esa  región,  que  á  todo  trance  se  han  mantenido 
allí,  no  pueden  servir  de  fundamento  á  los  i-eclamantes  para  que  el  Go- 
bierno del  Perú — ante  quien  se  han  formulado  los  más  graves  caigos 
por  nuestros  nacionales  damnificados  por  los  señores  Suárez  Hnos. — am- 
pare sus  pretensiones  y  acepte  títulos  sin  valor  legal. 

Por  las  informaciones  suministradas  al  suscrito,  se  viene  en  cono- 
cimiento de  que,  en  repetidas  ocasiones,  se  hizo  al  jefe  de  ei.a  oficina  co- 
mercial, Sr.  Nicolás  Suárez  y  á  altos  empleados,  el  formal  ofrecimiento 
que  las  demandas  que  esa  firma  hacía  para  entrar  en  posesión  de  los  te- 
rrenos que  ambicionaba  y  que  decía  pertenecei'le,  serían  acogidos  y  exa- 
minados por  las  autoridades  del  Perú,  si  abandonando  el  camino  de  las 
violencias,  reconocían  la  soberanía  nacional  sobre  los  territorios  donde 
aparecían  ubicados  los  shiringales  y  procedían,  en  consecuencia,  á  orga- 
nizar los  respectivos  expedientes.  Estas  insinuaciones  no  tuvieron  eco  y 
los  Señores  Suárez  prefirieron  extremar  los  actos  de  verdadero  vandalis- 
mo de  que  ha  sido  teatro  la  región  del  Madre  de  Dios,  que  no  reconocían 
otro  móvil  que  el  de  expulsar  á  los  industriales  peruanos  que  se  halla- 
ban en  tranquila  posesión  de  los  terrenos  en  disputa,  amparados  por  los 
títulos  expedidos  por  nuestro  Gobierno. 

Entre  otros,  el  despojo  á  mano  armada  de  que  fueron  víctimas  los 
industriales  peruanos  Señores  Hidalgo  y  C?,  en  provecho  exclusivo  de 
Suárez  Hnos,  es  uno  de  los  actos  más  escandalosos  realizados  á  princi- 
pios del  año  1912,  y  que,  decorosamente,  no  pueden  exhibirse  por  éstos 
como  título  que  justifique  su  derecho  sobre  los  terrenos  de  Pacahuaras. 
Tampoco  puede  servir  de  fundamento  á  la  petición  que  examino  la  serie 


—  1  — 


(le  iiivasiíM.cs  efectuadas  pdr  el  pci'sdiial  aniKulo  de  esa  easa  en  lerriloi'io 
nacional  y  en  propicilades  de  [)eruauos  y  extranjeros. 

Por  estos  l'undanientos,  soy  de  sentir  que  debe  rechazarse  totahneu 
te  la  demanda  de  la  casa  Snárez  en  lo  que  se  refiere  á  «Pacaliuaras»,  dejan- 
do á  salvo  los  derechos  que  pudieran  alegar  para  pedir  se  le  den  titulos 
de  conformidad  con  las  leyes  que  rigen  en  el  pais  sobre  el  parti- 
cular. 


La  posesión  "Santa  Elena" 


Ha  (juadado  demostra(h>  en  el  anterior  capítulo  la  nulidad  de  los 
títuloí-  presentados  por  la  casa  boliviana  Suárez  y  Co.  Limitada,  y  en 
consemiencia,  el  derecho  incontrastable  del  Gobierno  del  Perú  de  recha- 
zar las  {pretensiones  de  dicha  casa  sobre  la  piopiedad  «Pacahuaras» . 

Pasemos  ahora  á  examinar  detenidamente  los  derechos  que  asisten- 
ai  industrial  D.  Máximo  Kodríguez  sobre  la  posesión  «Santa  Elena»,  nom- 
bre con  c^ue  este  designa  los  mismos  terrenos  que  la  Casa  Suárez  3'  Co. 
reconoce  con  el  nombre  de  «Pacahuaras». 

Los  titulos  expedidos  por  el  Gobierno  del  á  favor  de  D.  Máximo 
Rodríguez  han  sido  otorgados  infriugiédose  en  su  expedición  el  decreto 
de  1"  de  abril  de  1910  por  el  que  se  mandabe  reservar  la  zona  compren- 
dida desde  la  boca  de  la  quebrada  Mavila  á  lUampu  en  el  Manuripi,  y 
que  se  extendía  á  lo  largo  de  la  linea  imaginaria  que  pasando  al  Oeste 
de  la  barraca  Illampu  maleaba  el  limite  entre  Bolivia  y  el  Perú.  Los  shi- 
ringales  solicitados  por  Rodríguez  quedaban,  en  su  mayor  parte,  den- 
tro de  la  zona  reservada  y,  en  consecuencia,  en  imposibilidad  de  ser 
otorgados,  en  virtud  del  decreto  aludido.  En  este  sentido  los  titulos  ex- 
pedidos á  favor  de  Rodríguez  sobre  la  propiedad  «Santa  Elena»,  son 
nulos. 

Viene,  además,  en  apoyo  de  esta  afirmación,  el  hecho  de  que  el  Mi- 
nisterio de  Fomento,  expidió  dichos  títulos  sin  proceder^  previamente, 
á  poner  en  conocimiento  del  de  Relaciones  Exteriores  la  petición  formu- 
lada por  Rodríguez,  como  había  sido  dispuesto  anteriormente. 

Pa  ra  proceder  en  tal  forma,  el  Ministerio  de  Fomento,  tiene  por 
base  el  articulo  transitorio  de  la  ley  de  terrenos  de  montaña,  sobre  la 
posesión.  Es  decir,  que  reconocía  ese  Ministerio  que  el  industrial  D.  Má- 
ximo Rodríguez  tenia  derecho  á  que  se  le  otorgara  la  posesión  «Santa 
Elena»,  siempre  que  acreditara  haber  ocupado  esos  terrenos  durante  cin- 
co años. 

Este  requisito  no  se  cumplió,  y  sin  embargo,  el  Ministerio  de  Fo- 
mento expidió  los  titulos  de  propiedad  definitiva  y  perpetua  de  las 


—  184  — 


Ul,746  hectáreas  que  íonnau  la  concesión  «Santa  Elena»,  en  4  de  enero 
de  1912,  á  favor  de  D.  Máximo  Kodrignez. 

Queda,  ]nies,  fuera  de  duda  que  en  este  sentido  son  también  nulos 
los  títulos  expedidos  á  favor  de  Kodriguez. 

Ahora  bien,  de  las  informaciones  recojidas  por  el  suscrito,  los  veci- 
nos }■  moradores  del  Madre  de  Dios  están  conformes  en  declarar  que  en 
las  posesiones  de  Rodríguez,  no  se  han  cumplido  los  requisitos  regla- 
mentarios de   terrenos  de  montaña,  en   cuanto  á  la  mensura  y  alindera- 
miento  que  debe  practicar  el  perito  oficial.  No  obstante,  los  planos  que 
obran  en  el  expediente  están  hechos  y  firmados  por  el  Ing.  Ricardo 
Tizón  y  Bueno,  Perito  Oficial  entonces,  del  Madre  de  Dios.  También  es- 
tán de  acuerdo  en  cuanto  á  que  la  firma  Rodríguez  ha  explotado  desde 
1905  los  terreno-s  pertenecientes  á  la  concesión  «Santa  Elena»,  ubicados 
en  el  río  Manuripi,  fecha  en  que  esa  firma  comercial  hizo  sociedad  con 
el  cauchero  D.  Rafael  Souza,  quien  explotaba  esoí?  terrenos  un  año  antes, 
es  decir,  desde  19U4.    La  explotación  continuó  tranquilamente  con  un 
personal  de  300  hombres  más  ó  menos  abarcándola  zona  comprendida  en 
ambas  márgenes  del  río  Manuripi  hasta  1908,  en  que  llegaron  á  este  río  los 
primeros  destacamentos  bolivianos  que  se  establecieron  en  San  Lorenzo,  y 
con  ellos  las  hostilidades  de  todo  género  de  que  fueron  víctimas  los  cau- 
cheros de  Rodi'ígaez  y  que  terminó  en  1910  con  la  muerte  de  D.  Nicolás 
Dulanto,  y  el  ataque  de  los  indios  campas  al  fortín  San  Lorenzo.  Vinie- 
ron después  los  sucesos  de  Illampu  y  á  consecuencia  de  éstos,  la  neutra- 
lización de  la  zona  comprendida  entre  la  boca  de  la  quebrada  Mavila  é 
Illampu  en  el  Manuripi.   Los  caucheros  peruanos  siguieron,  sin  embargo, 
trabajando  no  sólo  ya  en  el  Manuripi,  sino  en  el  Muymanu  y  en  la  mar- 
gen derecha  del  Tahuamanu — donde  habían  psnetrado  desde  el  año  an- 
terior (1909) — al  occidente  de  la  linea  imaginaria  que  delineaba  la  zona 
reservada,  desde  la  boca  de  la  quebrada  Mavila,  á  la  del  arroyo  Yaverija, 
y  la  casa  boliviana  de  Suárez  Hnos.  al  oriente  de  esa  línea.  Esta  situa- 
ción continuó  empero  hasta  1911,  en  que  la  casa  Suárez  invadió  las  posesio- 
nes de  Rodríguez,  haciendo  desalojar  por  la  fuerza  á  los  caucheros  perua- 
nos; procedimiento  que  obligó  á  Rodríguez  á  rechazar  en  idéntica  fórmala 
invasión  aquella,  haciendo  retirar  á  los  caucheros  de  Suárez  al  oriente  de 
la  línea  imaginaria,  es  decii,  en  donde  habían  permanecido  anterior- 
mente. 

En  junio  de  1912,  el  Gobierno  ordenó  á  Rodríguez  i-etirara  su  per- 
sonal de  las  fronteras  del  Muymanu  y  Tahuamanu,  á  fin  de  ovitar  nuevos 
nuevos  conflictos;  pero  apenas  se  dió  cumplimiento  á  tal  orden,  se  vió 
nuevamente  invadido  nuestro  territorio  por  tropas  bolivianas  ayudadas 
por  caucheros  de  la  casa  Suárez  que,  manu  militare,  hicieron  desocupar  el 
Tahuamanu  hasta  el  Titimanu  y  el  Muymanu  hasta  «Fortaleza» ,  barra- 
ca situada  á  3  kilómetros  de  «Firmeza».  En  «Fortaleza»  estable- 
cieron un  fortín  y  dej  iron  uaa  guarnición  de  50  hombres  que  come- 
tieron toda  clase  de  abusos  y  atropellos,  llevándose  prisioneros  á  27  peo- 


I 


—  186  — 

M?s  cauclitM-os  que  encontraron  diseminados  en  los  distintos  centros  de 
Jnibajo.  Esta  situación  difícultosa  continuó,  empero,  hasta  fínes  de  mayo 
<le  1!)1B,  fecha  en  que  las  guarniciones  bolivianas  se  retiraron  al  oriente 
<ie  la  linea  últimameiite  trazada  por  las  comisiones  demarcadoras,  en  vir- 
tud de  órdenes  recibidas  del  Gobierno  de  La  Paz.  Desde  esa  fecha,  han 
seguido  los  caucheros  y  shiringueros  en  explotación  tranquila  de  esos  te- 
rrenos y  la  casa  Suárez  Hnos.  y  Cia.  Ltda.  no  ha  vuelto  ha  invadir  el  te- 
rritorio peruano,  debido,  seguramente,  á  la  falta  de  apoyo  de  las  bayone- 
tas bolivianas. 

Eu  resumen,  soy  de  sentir  que  los  títulos  expedidos  por  el  Minis- 
t  tío  de  Fomento  á  favor  de  don  Máximo  Rodríguez  sobre  la  concesión 
«Santa  Elena»,  son  nulos  por  haber  sido  otorgados  sin  conocimiento  del 
Ministerio  de  Relaciones  Exteriores,  no  teniéndose  presente  el  decreto 
.supremo  de  1'^  de  abril  de  191U,  y  por  no  haberse  llenado  los  requisitos 
exigidos  en  el  Reglamento  de  Terrenos  de  Montaña,  en  citanto  á  la  men- 
sura y  alinderamiento^  pero,  teniendo  en  consideración  el  derecho  de  po- 
sesión ejercitado  por  Rodríguez  desde  el  año  1905  en  que  explotaba 
parte  de  los  terrenos  que  forman  la  concesión  «Santa  Elena»  y,  desde 
1909,  en  el  Mnymanu  y  Tahuamanu,  hasta  esta  fecha,  como  ha  compro- 
bado el  suscrito  en  los  diversos  centros  de  trabajo  qite  ha  recorrido  de 
dicha  concesión;  soy  de  parecer  que  el  Supremo  Gobierno  debe  declarar 
nulos  los  títulos  expedidos  en  4  de  enero  de  1912  y  otorgar  á  D.  Máximo 
Rodríguez  nuevos  títulos  de  propiedad  definitiva  y  perpetua  de  los  te- 
rrenos que  tienen  en  actual  explotación,  sin  perjuicio  de  los  derechos  que 
puedan  comprobar  los  caucheros  colindantes;  declarando  en  la  calidad 
de  denuuciables  el  resto  de  la  concesión  «Santa  Elena»  que  no  llene  este 
requisito. 


boliviana  de  Suárez  y  C  '  Ltda.  pretende  también  derechos 
en  territorio  perttano  por  las  concesiones  «lUampu»,  «El  Carmen»,  «Cons- 
tancia», «Esperanza»  y  «Fíladelfia»,  solicitada  al  Gobierno  de  Bolivia  y 
ninguna  de  las  cuales  tenía  el  30  de  diciembre  de  1902,  título  definitivo  y 
perpetuo,  no  encontrándose  casi  todas  esas  peticiones  en  la  fecha  indica- 
da en  que  ambos  Gobiernos  convinieron  en  someter  esos  territorios  al  ar- 
bitraje argentino,  sin  derechos  perfeccionados,  toda  vez  que  apenas  se  les 
había  amparado  en  stis  pedidos,  como  se  desprende  de  la  primera  lectu- 
ra de  esos  documentos. 

Por  otra  parte,  no  puede  alegar  la  casa  Suárez  la  posesión,  pues 
jamás  ha  existido  en  la  zona  que  abarcan  esas  concesiones,  itna  sola  ba- 
rraca boliviana  y  mucho  menos  personal  de  esa  casa  en  explotación  de 


—  186  — 


dichos  terrenos,  ni  marca  alguna  en  los  ái'boles  gomeros  que  indique  hr. 
presencia  de  caucheros  ó  trabajadores  bolivianos. 

Es  necesario  hacer  constar  qne  la  casa  Suárez  y  Go.  Ltda.,  no  in- 
vadía el  territorio  peruano  sino  con  el  exclusivo  objeto  de  hacer  correrías 
entre  los  salvajes  y  que,  en  la  actualidad,  tiene  como  600  familias  de  in- 
dios llevados  por  la  fuerza  en  los  ríos  Madre  de  Dios,  Piedras.  Pariama- 
nu,  Tambopata,  Manui'ipi,  Muyraanu  y  Tahuamanu  que  pertenecen  á  las 
tribus  de  los  Guarayos.  Iñaparis  y  Cordiños. 

Como  dato  interesante  debo  consignar  aquí  que  la  casa  Suárez. 
Hnos.  explota  anualmente,  la  cantidad  de  oOO,0(X)  kilos  de  jebe  fino  de 
la  zona  cedida  por  el  Perú  á  Bolivia  en  virtud  de  los  últimos  tratados;  y 
cálculos  que  merecen  fe,  hacen  ascender  esa  cantidad  á  2.000,000  de  ki- 
los cuando  dicha  casa  trabaja  en  debida  forma  esos  territorios.  Puede 
formarse  una  idea  de  la  cantidad  de  terrenos  que  el  Perú  ha  perdido 
teniendo  en  consideración  que  cada  estrada  compuesta,  generalmente  de 
120  á  150  árboles  de  jebe,  varia  en  el  número  de  hectáreas  en  qne  se  ha- 
lla ubicada  y  que  no  se  trabaja  sino  7  ú  8  meses  al  año  con  una  produc- 
ción de  20  á  25  litros  de  láctex  diariamente. 

Por  lo  expuesto,  soy  de  sentir  se  desechen  las  demandas  de  la  casa 
Suárez  Co.  Ltda.  en  sus  pretensiones  sobre  las  propiedades  «Illampu», 
«El  Carmen»,  «Constancia»,  «Esperanza»  y  «Filadelfia»,  c.^yos  títulos 
han  sido  expedidos  por  el  Gobierno  de  Bolivia  después  del  30  de  diciem- 
bre de  1902,  fecha  en  que  S3  pactó  por  ambos  países,  el  arbitraje  de  la 
República  Argentina. 


Conclusión 


He  tratado,  Excmo.  Señor,  de  ser  lo  más  llano  y  concreto  en  los 
capítulos  precedentes;  estudiando  detenidamente  cada  uno  de  los  ramo.^^ 
más  importantes  y  especificando,  así  mismo,  las  medidas  de  carácter  ina- 
plazable que,  á  mi  juicio,  es  ndcesario  tomar  á  fin  de  que  el  departamen- 
to del  Madre  de  Dios,  responda  al  fin  que  inspiró  la  mente  de  su  Gobier- 
no, al  elevar  á  esas  regiones  á  la  categoría  de  tal. 

La  crisis  actual  por  la  que  atraviesa  ese  departamento,  puede  y 
debe  ser  remediada  inmediatamente,  tomándose  las  medidas  que  dejo 
especificadas  en  el  cuerpo  de  este  informe;  y  muy  particularmente,  tra- 
tando de  escoger  para  representantes  del  Gobierno  j  funcionarios  públi- 
cos, á  personas  que  reúnan,  además  de  la  competencia  administrativa, 
cualidades  de  honorabilidad,  rectitud  y  justicia;  dar  facilidades  para  el 
comercio,  construyendo  y  mejorando  las  vías  de  comunicación;  empren- 
der la  construcción  del  ferrocarril  á  esa  parte  de  nuestro  oriente;  impul- 
sar la  explotación  de  las  gomas  disminuyendo  la  actual  tasa  de  derechos 


-  187  — 


•sobre  la  exportación;  enviando  nna  buena  y  bien  dirigida  colonización  y 
determinando,  en  fin,  la  puntualidad  en  el  cumplimiento  de  las  remisio- 
nes de  dinero  para  cubrir  el  presupuesto  del  departamento. 

Como  V.  E.  ha  podido  ver  en  el  curso  del  presente  informe,  el  sus- 
•crito  ha  dictado  disposiciones  diversas  tendentes  á  mejorar  algunos  ser- 
vicios de  carácter  mrgente,  dejando  la  mayor  parte  de  los  tópicos  de  que 
hago  mención,  pai'a  que  sean  resueltos  por  el  Supremo  Grobierno.  Rósta- 
me pedir  á  V.  E.  la  aprobación  de  las  medidas  que  dejo  expuestas  para 
mejorar  las  condiciones  del  departamento  y,  que  á  mi  juicio,  son  de  ab- 
soluta precisión,  inspiradas  en  los  deseos  de  secundar,  de  manera  eficaz 
^'^u  lo  que  respeta  al  Madre  de  Dios,  los  altamente  patrióticos  que  nor- 
man el  Gobierno  de  V.  E. 

Lima,  á  15  de  enero  de  1914. 

Pedro  Portillo. 


El  Gran  ferrocarril  del  Norte 

LA   VÍA   MAS  CORTA   ENTRE   EL   PACIFICO   Y  ET;   AMAZONAS.  —  LA  VIA   POR  EI> 
DEPARTAMENTO  DE  LAMBAYEíiUE  . 

I 


En  la  polémica  sostenida  entre  los  distinguidos  caballeros  señores 
Juan  Durand  y  Enrique  Coronel  Zegarra,  sobre  el  camino  más  cor- 
to entre  Iquitos  y  el  mar  Pacifico  ó  más  bien  dicho  Lima,  se  han  ol- 
vidado por  completo  de  la  verdadera  via,  ([ue  sin  disputa  de  ninguna 
clase,  es  la  más  corta,  la  más  fácil  y  la  más  nacional,  pues  sus  proyeccio- 
nes diversas  abarcan  casi  todo  el  norte  del  Perú.  Ciertamente  que  nece- 
sita el  país  tener  por  todas  partes  de  líneas  férreas,  pero  tratándose  de  la 
más  corta,  es  muy  necesario  que  en  elPerá  se  sepa  la  verdad  al  respecto. 

Me  parece,  según  mi  humilde  opinión,  que  para  patrocinar  un  pro- 
yecto de  ferrocarril,  es  muy  conveniente  conocer  personalmente  todo  el 
territorio  por  donde  va  á  pasar  su  linea  férrea.  Los  señores  Durand  y 
Zegarra  no  conocen  personalmente  todo  el  trayecto  que  van  á  recorrer 
las  vias  que  defienden,  mientras  yo  conozco  palmo  á  palmo  la  vía  de 
Lambayeque  al  Marañón. 

Las  últimas  expediciones  mandadas  verificar  por  el  Excmo.  señor 
Billinghurst,  honradándome  con  tal  comisión  en  el  Norte,  han  venido  á 
aclarar  por  completo  la  navegabilidad  del  Marañón  y  comprobar  dis- 
tancias, con  verificaciones  hechas  sobre  el  terreno.  Los  españoles 
conocían  la  vía  de  Lambayeque  y  por  este  camino  se  conducía  el  co- 
rreo español  al  Amazonas.  Y  dato  curiosísimo,  la  provincia  de  Jaén  era 
en  esos  remotos  tiempos  la  despensa  de  Maynas,  se  conducía  ganado  va- 
cuno, etc.,  de  Jaén  al  Amazonas,  prueba  irrefutable  de  la  facilidad  de  esa 
vía  para  comunicarse  con  el  Marañón.  Con  la  próxima  navegación  á  va- 
por del  Alto  Marañón,  la  provincia  de  Jaén  volverá  á  ocupar  su  puesto 


—  189  - 


V  f'sla.  lUivt'Lííirión  será  trasccnilcutal  pai'a  v\  i-ápido  deseii vol viinifiito  co- 
iiitM-cial  del  l'rrú. 

No  (■(iiKMMtMiilo  pcrsoiin Inu'íitc  el  frayecto  (jiie  recorrerán  las  líneas 
recomendadas  por  el  s(Mior  Juan  Diu'and,  en  las  compa^raciones  de  sus 
vías  con  la  de  L  inib.iyeqiie,,  voy  á  píirniiurnie  emplear  los  mismos  nú- 
meros, puestos  enjuego  por  los  señores  Coronel  Zegarra  y  Duraud. 


II 


Los  regionalismos  que  siempre  han  triunfado  en  nuestro  país,  me- 
diante el  juego  de  ciertas  influencias,  son  las  causas  principales  del  esta- 
do actual  en  que  nos  encontramos.  Vivimos  en  un  suelo  privilegiado, 
tenemos  por  iecirlo  así,  la  masa  de  la  cual,  si  procediéramos  con  más  tino, 
con  más  ciaitela  y  francamente  con  más  patriotismo,  quien  sabe  ninguna 
nación  de  Sud  América  nos  igualara,  ya  que  con  esa  masa  podíamos 
laborar  nuestra  gran  riqueza  y  nuestro  gran  poder. 

Pero  nos  falta  una  cosa:  nos  falta  no  solo  entender  lo  que  son  inte- 
reses nacionales;  hay  muchos  que  los  entienden,  nos  falta  acatarlos  en 
todos  los  actos  de  nuestra  vida.  Por  mal  entendidos  intereses  regionales 
no  debemos  sacrificar  los  nacionales. 

Bien  pudo  aplicarse  esto  á  las  grandes  discusiones  á  que  ha  da- 
do lugar  la  expedición  verificada  por  mi,  por  orden  del  Excmo.  señor 
Billinghurst. 

Yo  no  puedo  menos  que  aplaudir  en  cierto  sentido  la  labor  empe- 
ñosa y  tenaz  de  los  señores  Coronel  Zegarra  y  J.  Durand.  Sólo  que  nin- 
guno de  los  dos  están  acertados  al  proclamar  sus  respectivos  caminos 
como  los  más  cortos,  ni  como  los  más  fáciles  y  por  lo  tanto  económicos 
ni  como  los  de  mayores  proyecciones  comerciales  y  estratégicas  al  dar 
paso  al  gran  ferrocarril  al  Oriente. 

Mucho  me  huelgo  de  mi  ausencia,  desde  que,  sin  intervenir  en  esas 
discusiones,  puede  decirse  que  han  agotado  el  . máximum  de  los  argumen- 
eos.  Con  lujo  de  conocimientos  técnicos  ambos  señores  han  puesto  en 
comparendum  sus  respectivas  vías  en  relación  á  su  distancia. 

Al  hacerse  estas  comparaciones,  me  extraña,  si,  muchísimo,  que  el 
señor  Coronel  Zegarra,  haya  puesto  en  peligro  de  ser  preferida  la  gran 
vía  del  Norte,  por  no  señalar  el  verdadero  camino  con  el  cual  ningún 
otro  puede  ponerse  en  parangón  bajo  cualquier  punto  de  vista  que  se  le 
mire:  es  decir,  me  refiero  al  camino  más  corto  para  conducirse  desde  las 
costas  del  Pacifico  al  Amazonas,  ó  sea  Iquitos.  Y  cabe  restringir  más  la 
conclusión  al  camino  más  corto,  desde  el  puerto  del  Callao  hasta  Iqui- 
tos. 

En  electo,  el  señor  Coronel  Zegarra,  en  su  defensa  del  ferrocarril 


—  190  — 


del  Norte,  sostiene  que  el  caiuiuo  más  corto  al  Oriente,  del  Callao  á  Pai- 
ta, y  de  este  último  lugar  al  Marañón,  es  el  que  después  de  trasmontar 
la  Cordillera  E,eal  á  más  de  doe  mil  metros,  baja  al  río  Huancabamba  3' 
suspende  nuevamente  por  Huáscar  Key,  siguiendo  la  linea  por  Tabaco- 
nas  hasta  Tutnmberos. 

No  sé  como  el  señor  Coronel  Zegarra  puede  sostener  semejante 
trazo,  presentándolo  como  el  mejor  camino  3^  el  más  corto  en  el  Norte  del 
Perú  y  en  la  República,  no  comprendo  vuelvo  á  repetir,  la  actitud  del 
señor  Coronel  Zegarra  y  mucho  más  cuando  al  concluir  \mo  de  sus  ar- 
tículos de  defensa,  dice  respecto  al  camino  de  que  habla,  que  persiste  so- 
bre el  Ucayali,  la  enorme  ventaja  de  la  depresión  de  la  cordillera  que 
compara  mitad  por  mitad  la  una  con  la  otra,  depresión  que  significa  ruta 
esencialmente  comercial  de  fletes  reducidos. 

Pues  bien,  el  señor  Coronel  Zegarra  de  hecho  está  abiertamente  en 
oposición  con  la  frase  que  vierte.  En  efecto,  la  ruta  que  él  defiende  no 
es  la  más  corta,  ni  la  más  fácil,  ni  la  más  comercial.  Habla  de  las  ventajas 
de  la  Cordillera  Real,  y  sin  embargo,  el  ferrocarril  por  ese  trazo,  además 
de  la  cordillera  costanera  después  de  Huancabamba  vuelve  á  pasar  el  ra- 
mal de  la  cordillera  de  Hiiáscar  Re}^  y  sigue  en  seguida  per  caminos 
pantanosos  é  infernales  de  montaña  hasta  el  Marañón. 

Voy  á  decir  cuáles  son  las  ventajas  del  camino  que  defiende  el  señor 
Coronel  Zegarra:  la  primera  ventaja  que  pasa  á  corta  distancia  del  Ecua- 
dor, 3^  por  consiguiente,  se  vé  que  es  camino  estratégico.  La  segunda 
ventaja,  que  atraviesa  por  la  parte  más  setentrional  de  la  provincia  de 
Jaén,  dejándola  á  un  lado  puede  decirse,  al  Norte  de  su  capital  j  demás 
pueblos  de  importancia,  favoreciendo  sólo  á  los  distritos  más  pequeños 
de  la  provincia  de  Jaén,  como  San  Ignacio  y  Tabaconas,  alejando  del 
tráfico  comercial  los  valles  del  río  Utcubamba  del  departamento  de  Ama- 
zonas; la  tercera,  haciendo  enormemente  difícil  empalme  del  ferrocarril 
de  Eten  con  el  de  Paita. 

No  alcanzo  á  comprender,  porqué  el  señor  Coronel  Zegarra  en  su 
discusión  relega  el  verdadero  camino,  y  con  ese  camino  al  departamento 
de  Lambayeque.  poniendo  al  ferrocarril  fuera,  puede  decirse  de  la  pro- 
vincia de  Jaén,  de  su  parte  más  importante  que  deja  de  atravesar,  la  cual 
está  en  inmediato  contacto  con  las  provincias  de  Cutervo  y  Chota. 

¿Qué  pro^'ecciones  tendrá  el  ferrocarril  para  el  país  por  el  trazo 
que  prefiere  el  señor  Coronel  Zegarra?  Una  sola:  la  de  caer  en  manos  de 
los  ecuatorianos  por  un  golpe  audaz.  No  tiene  construida  esa  línea  férrea 
otras  proyecciones  en  caso  de  una  emergencia.  Hemos  de  convenir 
que  el  ejército  teníamos  que  emplearlo  únicamente  en  custodiar  esa  li- 
nea. En  resumen  la  línea  propuesta  por  el  señor  Coronel  Zegarra  no  es- 
tá calculada  sino  para  favorecer  exclusivamente  al  departamento  de  Piu- 
ra  y  debe  llevar  el  nombre  «Línea  Piurana». 

Veo  muy  claro,  que  en  este  pro<  eso  de  discutir  el  ferrrocarril  al  Orien- 
te, lo  que  se  busca  son  caminos  3'  caminos,  pero  para  proponer  caminos 


—  191 


on;i  o-!;is  ventaja-!,  tiiniblóii  io'.iciuos  vías  [)a,ra  IK'irar  á  í(|iiil(is,  tal  coiiin 
la  ([iit'  va  por  el  Estveclio  de  Magallanes  ó  por  Panamá. 

VA  raniino  elegido  para  const  i  airst>  el  ferrocarril  debe  reunir  ciertos 
re  jaisitos,  sin  los  cuales  no  tendria  objeto  su  construcción.  Y  el  único  ca- 
mino (jue  los  reúne,-  es  el  i[Ue  he  señalado  yo  por  la  ruta  del  departamen- 
to de  Linibayeqae,  la  ruta  Olmos,  Por  cu\'a,  Bellavista:  camino  señalado 
pir  la  Providencia  y  los  intereses  de  losliond)ies  no  pueden  cambiar 
esos  designios. 

Y  voy  á  probar  esa  Providencia.  De  Eten  al  Marañón  sólo  hay  300 
kilómeti'os  de  distancia.  La  depresión  de  la  Cordillera  de  los  Andes  por 
Olmos,  es  la  más  baja  que  existe  en  el  Perú.  Se  trasmonta  la  Cordillera  á 
2C00  metros.  Por  Por--cuya,  la  gradiente  de  la  Coi'dillera  subiendo  al  men- 
cionado lugar  por  el  valle  del  río  de  Olmos,  es  mu^^  suave  liasta  quinien 
tos  metros  (Cliinche).  Por  circunstancias  especia'es,  la  Cordillera  es  tan 
angosta  que  no  tiene  medio  kilómotro  de  ancho.  Con  un  túnel  no  nece- 
sita cremallera.  El  descenso  para  el  lado  del  Oriente  está  en  la  misma 
forma:  baja  suavemente  (quebrada  Hualapampa)  al  río  Iluancabandja.  De 
aquí  hasta  el  Marañón  se  puede  decir,  el  camino  es  llano.  Del  nudo  de 
Cajamarca  se  divide  la  Cordillera  costanera  ó  real,  en  dos  ramales  para- 
lelos, sirviendo  la  cuenca  entre  estos  dos  ramales  de  cordillera,  de  lecho 
á  dos  ríos,  que  corren  en  direcciones  completamente  opuestas,  el  uno  el 
río  Chotano,  sus  corrientes  van  de  Sur  á  Norte,  mientras  el  otro,  el  río 
de  Huancabamba,  que  nace  cerca  del  Ecuador,  sigue  su  rumbo  de  Norte 
á  Sur.  En  frente  del  departamento  de  Lambayeque  se  unen  estos  dos 
ríos,  formando  el  Chamaya,  que  cambiando  bruscamente  de  dirección, 
dirige  sus  aguas  rectamente  sobre  el  Marañón,  abriendo  en  la  cordi- 
llera lateral,  en  frente  de  la  costanera  ó  real,  un  valle  más  ó  menos  llano 
hasta  desembocar  en  el  Marañón.  Esta  feliz  circunstancia  permite 
pasar  una  sola  vez  la  cordillera  de  los  Andes,  y  no  como  en  el 
trazo  del  señor  Coronel  Zegarra,  dos  veces  la  última  por  el  camino  de 
Huascarey.  El  Marañón,  leguas  más  abajo  de  la  desembocadura  del  Cha- 
maya,  tambián  repentinamente  desvía  sus  corrientes  hacia  el  Oriente, 
formando  el  valle  conocido  como  el  verdadero  Alto  Marañón,  rompiendo 
así  la  formidable  cordillera  Oriental,  Por  lo  tanto  del  Pacífico  para  con- 
ducirse al  través  del  Continente  Sud  Americano,  sólo  se  pasa  por  una  so- 
la vez  la  Cordillera  de  los  Andes,  á  dos  mil  metros  y  con  un  túnel  á  mu- 
cho menos.  El  camino  de  Eten  al  Marañón  no  pasa  por  ninguna  monta- 
ña, es  completamente  seco  y  no  se  innunda  jamás.  Por  el  trazo  del  señor 
Zegarra,  trazo  del  Huascarey  para  San  Ignacio  y  Tabaconas,  es  simple- 
mente infernal  en  toda  la  extensión  de  la  palabra  ¿Conoce  mi  distin- 
guido amigo  el  señor  Coronel  Zegarra  San  Ignacio?  ¿Conoce  las  cuestas 
y  bajadas  montañosas  que  existen  para  llegar  allá?  Y"o  he  llegado  á  pie, 
pues  la  muía  se  iba  hasta  el  pecho  en  el  fango. 

Del  pueblo  de  Olmos  á  100  kilómetros  de  distancia  del  ferrocarril 
de  Eten,  nos  encontramos  á  183  metros  sobre  el  nivel  del  mar,  se  suspen- 


déla  cordillera.  Por-cuya  á  2000  metros,  se  desciende  en  el  rio  de  Huanca- 
baniba  á  Molino  Viejo,  á  1230  metros  se  desciende  al  valle  del  pueblo  de 
Pucará,  á  Vt42  metros  á  orilla  del  mismo  rio  Hnancabamba  y  continuando 
la  trayectoria  de  la  linea  terrea  en  Hualinga,  margen  d(>.l  Clií-<maya.,  se  en- 
cuentra con  898  metros  de  altura  y  en  Bellavista,  á,  oi  illas  del  Marañón, 
con  444  metros  sobre  el  nivel  del  mar  y  se  sigue  hasta  San  Francisco  de 
Borja,  que  se  haya  al  mismo  nivel  que  Olmos  ó  sea  173  metros  sobre  el 
nivel  del  mar.  Por  estos  nvimeros  se  observa  cómo  la  via  va  descendien- 
do suavemente  sin  suspender  de  nuevo  sobre  otras  cordilleras. 

Se  me  dirá  que  las  vías  han  sido  estudiadas  por  comisiones  de  in- 
genieros, menos  la  que  yo  señalo  por  el  departamento  de  Lambayeque  y 
sólo  se  ha  estudiado  una  pequeñísima  parte  de  mi  pi'oyecto.  No  porque 
son  profesionales  son  infalibles.  Cieo  por  referencias,  que  han  sido  inc;e- 
nierosde  gran  competencia  los  del  estudio  del  íerrocarril  de  Paita  al  Ma- 
rañón;  pero  si  afirmo  que  se  han  llevado  esos  estudios  con  suma  rapidez, 
sin  fijarse  en  otros  caminos  fáciles.  Parece  que  han  tenido  el  til  o  espe- 
cialisimo  de  llevar  los  estudios  por  los  caminos  peores,  agrandando  el 
costo  de  la  ruta  y  nún  se  habla,  no  sé  si  con  fundamento,  de  que  por  servir 
intereses  pai-ticulares,  se  le  señalaron  á  los  ingeneros  los  rumbos  y  no  es 
culpa  de  ellos  si  los  siguieron,  lo  que  no  comprendo  y  está  fuera  de  la 
razón,  es  que  puedan  presupuestar  el  costo  del  ferrocarril  en  proyecto 
en  la  sección  Montaña.  En  la  última  expedición  ordenada  ])or  el  Excmo. 
señor  Billinghnrst,  naturalmente  he  tenido  (¡ue  observar  todo  lo  relati- 
vo á  caminos,  navegabilidad  del  Alto  Mai'añón,  etc.  Los  hombres  de 
montaña  que  acompañaban  á  los  señores  ingenieros  todavía  están  vivos: 
Isaac  Barboza,  Santiago  Sánchez  y  otros;  me  he  convencido  que  no  se 
ha  hecho  ninguna  trocha  ni  practicado  estudios  serios.  Está  clarísimo. 
Lns  señores  ingenieros  bajaron  en  balsas  la  Sección  Bagua  Chica  á  Na- 
zaret;  no  ha.n  regresado  por  la  margen  del  Marañón.  An-astrados  por  la 
corriente  de  una  balsa  ¿qué  medidas  se  pueden  tomar?,  ^_cnmo  se  pu^de 
presupuestar  una  obra  sin  haberse  verificado  estudios  serios?  Han  debido 
surcar  el  Marañón,  y  á  pesar  de  disponer  de  grandes  recursos,  me  han 
dejado  el  alto  honor  de  ser  el  primer  hombre  civilizado  (jue  ha  surcado 
esos  cien  kilómetros  que  separan  puerto  Billinghnrst  de  Bellavista.  Que- 
da, pues,  evidenciado  con  toda  claridad,  que  no  se  han  verificado  estu- 
dios serios  y  por  lo  tanto  no  pueden  presupuestar  una  obra. 

Para  construirse  iina  línea  férrea  de  la  trascendencia  de  las  líneas 
del  Marañón  y  Ucayali,  deben  alcanzar  prospecciones  comerciales  muy 
grandes,  para  poder  tener  existencia,  reunir  condiciones  á  la  vez  de  es- 
trategia. Tod  is  las  naciones  civilizadas,  tienden  rieles  del  interior  del 
país  hacia  sus  fronteras,  para  reconcentrar  el  auxilio  necesario  lo  más 
pronto  posible  en  la  defensa  de  la  frontera.  El  proyecto  del  señor  Zega- 
rra  aleja  completamente  los  demás  departamentos,  pues  repetimos,  pasa 
la  línea  cerca  de  la  frontera  ecuatoriana:  mi  proyecto  por  Eten  ó  Pimen- 
tel,  distante  tan  pocas  leguas  de  Guadalupe,  puede  imirse  fácilmente  con 


-  193  - 


la  línea  de  Pacasuiayo,  ([ueilaiulo  así  en  contacto  Cajamarca,  Libertad, 
Larnbayeque,  Piara,  Amazonas  3^  Loreto. 

No  puedo  explicarme,  repito,  la  actitud  del  señor  Zegarra,  con  su 
vía  por  Tabaconas  y  sorprende  desde  (jue  antes  de  ahora  nos  hablara  de 
•otra  víii  insuperable  para  él  por  Huarmaca,  San  Felipe  y  Yamoca,  etc. 
¡Cambia  muy  repentinamente  de  opinión  mi  distinguido  amigo  el  señor 
'Coronel  Zegarra! 

Lamento  pues,  de  todas  veras  que  el  señor  Zegarra  se  muestre  tan 
regionalista  en  recompensa  á  mi  proyecto  que  no  aisla  al  departamento 
<ie  Piura,  pues  en  mi  dicho  proyecto  s«  comprende  el  empalme  de  las 
líneas  de  Eteu  y  Paita  en  Olmos,  para  en  una  sola  seguir  al  Oriente; 
pero  no  puedo  consentir  nunca  que  se  aisle  nai  depai'tamento,  mucho 
más  cuando  el  camino  más  corto  parte  de  su  suelo  y  cuando  ese  camino 
no  tiene  rival  en  la  república. 

Ahora  no  comprendo  ¿por  mió  comercialmente  se  ha  de  calcular  las 
vías  que  part«n  del  Paciiico  hacia  el  Oriente  desde  Lima?  Viniendo  el 
comercio  de  Estados  L^nidos  y  Europa  supongo  pasando  el  Canal  de 
Panamá  no  ha  de  venir  primero  al  Callao,  para  regresar  otra  vez  al  nor- 
te, á  Eten.  La  vía  hay  que  calcularla  desde  las  costas  del  Pacifico  al  in- 
terior. También  creo  que  nadie  ha  de  negar  que  la  vía  acuática  es  la 
más  barata  del  mu-ndo,  y  esto  sucede  por  mi  vía,  á  300  kilómetros  del 
Pacífico,  principia  la  navegación  fluvial  ;,acaso  la  de  Hiiánuco  presenta 
las  mismas  facilidades?  es  más  que  probable  que  el  año  entrante  princi- 
pie la  navegación  á  vapor  eu  el  Alto  Marañón,  el  desenvolvimiento  co- 
mercial agrícola  y  minero  del  norte  del  Perú  será  inmediato  y  colosal. 
En  todos  los  valles  del  Alto  Marañóu,  especialmente  Jaén,  se  sembrarán 
artículos  nobles,  como  arroz,  etc.,  que  dan  dos  cosechas  al  año,  en  esa  re- 
gión. Ya  están  listos  los  experimentados  sembradores  de  arroz  en  Larn- 
bayeque á  invadir  esa  región  con  capitales,  etc.  Las  provincias  de  Cuter- 
vo  y  Chota  bajarán  sus  productos  de  la  zona  templada  ccnno  papas,  etc.  y 
tendrán  seguro  mercado  para  esos  productos  en  Loreto  y  uno  de  los  gran- 
des ])roblemas  de  la  actualidad  queda  resuelto:  el  tibaratamiento  de  la 
subsistencia en  Loreto,  yesto  también  significa  qne  con  elpeón  en  la  Mon- 
taña puede  explotar  más  barato  el  jebe  y  hacer  frente  á  la  baja  de  precio 
<de  ese  articulo  en  el  mercado. 

Preparada  convenientemente  esa  región  del  Marañón,  ese  ferroca- 
rril de  por  sí  se  impone  y  se  hará. 

Se  ha  querido  con  golpes  de  efecto,  impresionar  al  país  con  el  via- 
je del  señor  Meza,  por  lo  pronto  muy  raf^ritnrio  y  laudable,  pero  para 
medir  distancias  ó  más  liien  dicho  facili  h;!:^^  y  menos  tiempo  que  se 
emplea  en  recorrer  una  vía  los  medios  de  L  vjomuCión'  deben  ser  los  mis- 
mos. En  el  viaje  ordenado  por  el  Excmo.  señor  Billingliurst  á  Iqnitos  lo 
verifiqué  en  plena  estación  de  lluvia,  no  me  construj-eron  puentes  ni  me 
abrieron  caminos,  no  remudé  cabalgaduras,  más  bien  encontré  tropiezos 
que  son  del  dominio  público. 


—  Ií)4  — 


Ahora  voy  á  demostrar  con  claridad  al  Hi)uorabie  Senador  por' 
Huánuco  si  mi  vía  en  todo  sentido  es  superior  á  la  de  Huánuco.  Vamos 
en  la  suposióu  que  los  trescientos  y  cincuenta  kilómetros  de  la  via  cen- 
tral también  existieran  en  el  norte  de  Eten  ó  Pimentel,  trescientos  cin- 
cuenta kilómetros  de  feri'ocarril  construido  llegaría  á  Pomai-á  cerca  de- 
Tutumberos  en  el  Marañón.  d-e  este  sitio  á  Pomará  en  balsa,  no  á  vapor„ 
hay  20  horas  á  puerto  Meléndez,  de  este  lugar  á  Iiiuitos  ha  habido  lan- 
cha cjue  ha  liecho  el  viaje  de  bajada  en  45  lioras.  Supongamos  también 
que  el  ti'en  marche  también  35  kilómeVtr.s  por  Immm,  teneuios  diez  hoia^- 
de  viaje  en  tren,  {)ues  bie  i  con:  los  recursos  qu  -  h  i  iciido  el  seun-  M<^/.;\ 


á  su  dispo4Íón  tendremos: 

De  Eten  350  kilómetros  i'eiTocarril  á  Pom  irá  horas  10 

De  Pomará  á  Puerto  Meléndez  en  balsa,.  .  ,  »■  -^O 

De  Puerto  Meléndez  á  Iqnitos  en  lancha. ...  »  -ío 


De  Eten  á  Iquitos   horas  70 

De  Puerto  Meléndez  á  Iquitos  ,  »  48 


horas  123 

Quiere  decir  que  de  Dima  á  Iquitos  hubiera  empleado'  5  dias  o  lio- 
nas, si  hubiera  tenido  á  mi  disposición  los  recursos  que  ha  tenido  el  señoi- 
Meza. 

¿Quiere  conve  leerse  más  el  Honorable  Senador  [lor  Huiiimco?  Ha- 
ga el  cálculo  que  el  señor  Meza  hubiera  salii  o  de  las  costas  del  Pacitic(i> 
en  plena  estación  de  llunias  sin  remudar  cabalgadura  ¿Jiuhiera  IU'(/(i<ln  '-f 
aeñor  Meza  en  cuatro  días  por  Haánvco  al  Ucayalif  Teniéndolos  mismos 
medios  de  locomoción,  se  prueba  la  bondad  de  una  via  y  se  puede  es- 
tablecer una  comparación.  Es  público  y  notorio  que  el  viaje  mió  del  Pa- 
cífico al  Marañón  acompañado  de  fortisimos  aguaceros  en  una  sola  muía 
lo  verifiqué  en  cuatro  dias,  no  siendo  la  primera  vez  que  lo  hago.  El  pais 
puede  ahora  apreciar  imparcialmente  cuál  es  la  mejor  via,  para  conducir- 
nos del  Pacifico  al  Oriente. 

La  vía  más  corta  entre  el  Pacifico  y  Amazonas  es  la  vía  por  el  de-  - 


partamento  de  Lambayeque. 

De  Eten  á  Bellavista   300  kilómetros 

De  Bellavista  á  Puerto  Melandez   250  id. 

De  Puerto  Meléndez  á  Iquitos   871  id. 


1421  kilómetros 

Teniendo  esta  vía  1,104  kilómetros  á  flote,  que  recientemente  he 
surcado  en  lancha  y  canoa  por  orden  del  Excmo  señor  Gruillermo  Bi- 
|linghurst.  En  ninguna  otra  puede  salir  el  trasporte  más  barato,  muy 
^laro  se  comprende. 


—  Í9B  — 


T  ya  ([wc  so  exi<>;e,  liaremos  la  comparación  de  la  via  de  Lam- 
íbayeque  co))  oli'iis  vías  desde  Lima. 


TIA   DE  PAITA 


Callao  a  Paita    9'2G  kilómetros 

Paita  á  Puerto  Meléndez   690  id. 

Puerto  Meléndez  áLjuitos.-   871  id. 


2487  kilómetaos 


•VIA  BE  LAMBA YEQTK 


'Callao  á  Eten-.  •.  545  kilómetros 

Eten  á  Bellavista  ,  300  id. 

Bellavista  á  Puerto  Meléndez   250  id. 

Puer-to  Meléndez  á  Iquitos ^  .  .  .  871  id 

Total.-.  ■.  .  1966  kilómetros 

Vía  Paita    2487  id. 

Via  Lamba([ue  >■,...>..■   1966  id. 

Resultado  á  favor  de  Lambayeque-.  ......  521  kilómetros 

VIA  CENTRAL 

Callao  al  Oerro^  .....  s  ....  ^   354  kilómetros 

Cerro  á  Huánuco   106  id. 

íluánuco  á  Pucalpa   338  id. 

Pacalpa  á  Iquitoss   1416  id. 

2214  kilómetros 

Lambayeyue   1Ü66  id. 

A  favor  de  Lambayeque   248  kilómetros 


HITA  I)!-:  CHlAIHOTH  A  Uí.CVAY 


Callao  á  Chimbóte   87(')  kilúiuetro» 

Chimbóte  á  Eecuaj   270  id. 

Recuay  fi  Cumbes   Bü  \¿. 

Cumbes  á  Huáimco   120  id. 

Huáiiuco  á  Pnealpa   33H  id. 

Pucalpa  á  Iquitos.  .  .  .   141(>  id. 


2550  kilómetiO'-i 
Lambayeque   .  .  .  ,   VMú  id. 


A  favor  de  Lainbayeque   594:  id. 

Si  me  lie  equivocado  en  algauos  liilómetros  e;i  la  vía  de  Lambaye- 
que queda  en  libertad  el  H,  representaiue  por  Hiiáauuo  dd  ag.'eg  irle  a  la 
via,  que  de  todos  modos  siempre  será  de  menos  distancia  que  otras. 

He  com|>robado  la  más  corta  distancia  de  la  nica  de  Liuibaye  pie, 
quedando  subsistente  la  gran  depresión  de  los  Andes,  el  principio  de  la  ' 
navegación  lluvial  á  300  kilómetros  del  Pacífico,  circunstancia  impor- 
tantísima para  la  baratura  del  transporte.  La  altura  de  dos  mil  metros'- 
de  la  cordillera,  que  se  pasa  sólo  una  vez  para  des,;en  1er  á  un  \  ci-;i 
llano,  quedando  también  subsistentes  los  puntos  de  contacto  de  li  gran 
linea  que  en  seguida  trataré  en  las  proyecciones:  todo  lo  que  significa, 
usando  el  lenguaje  del  señor  Coronel  Zegarra^  ruta  esencialmente  co- 
mercial ¡pero  en  grado  superlativo! 

Ahora  se  dirá  bajo  todos  los  tonos  que  el  Alto  Marañón  no  es  na- 
vegable, de  no  tener  agua  suficiente  para  la  navegación  á  vapor.  ^íQué 
son  sus  grandes  afluentes  antes  del  Manseriche,  el  rio  Cliamaya,  el  Utcu- 
bamba,  el  Chinchipe,  el  Lnaza  ó  Muchingui,  el  Sinipa,  el  Nieva,  el  cau- 
daloso Santiago?  Deben  ser  arroyos  qne  no  merecen  llamarse  ríos,  ade- 
más, los  centenares  de  quebradas  y  riachuelos. 

Cosas  muy  curiosas  pasan  en  nuestro  país.  En  lugar  de  aprove- 
char la  via  acuática  á  800  kilómetros  del  Pacifico,  se  trata  á  todo  trance 
de  convertir  este  gran  rio  en  un  arroyo  por  medio  de  apreciaciones  erró- 
neas, pues  sólo  se  asegura  puede  navegarse  en  lanchas  de  un  pie  de  calado, 
por  lo  tanto  este  rio  da  vado  hasta  para  burros.  El  señor  Juan  Durand 
apela  á  los  informes  de  los  señores  jefes  de  nuestra  armada  señor  Melitón 
Carbajal  y  el  señor  Germán  Stiglich;  estos  ilustrados  jefes  de  nuestia 
armada  no  pueden  ser  árbitros  en  esta  cuestión,  pues  no  conocen  el  ver- 
dadero Alto  Marañón,  del  Pongo  de  Manseriche  hasta  Bellavista. 

El  ingeniero  alemán  señor  Enrique  Brunig  afirma  ser  el  rio  en 
cuestión  navegable,  porque  formó  parte  de  mi  expedición  de   1902  y 


197 


T'ornMlcnniñs  sonda ]'(\^:  no  liablanios  por  referencias;  en  esta  última  expe- 
■;li(  i('in.  (iiílcnada  pm-  v\   Kxcnio.  señor  Billinghurst.  la  cnal  estuvo  inny 

l)irn  pi  ('parada,  no  i'altándonie  jiada;  pude  con   mucha,  calina,  practicar 

soudajes. 

Respecto  á  la  navegación  en  épocas  de  aguas,  se  comprende  desde 
luego  que  el  señor  Durand  no  eí-tá  bien  iniormado.  La  navegación  en 
•  l)alsas  se  hace  todo  el,  ,  a.ño,  puede  pedir  iuiórmes  á  Iquitos  y  se  conven- 
■{■erá,  que  durante  todos  los  meses  del  año  llegan  balsas  con  ganado  de 
■Jaén,  espccia-lmei.te  eii  tiempo  de  sequía. 

En  todas  partes  del  mundo,  á  pesar  de  poseer  tantas  líneas  férreas, 
-¡■onstruyen  canales,  pues  es  uuiy  conocido  (pie  las  vías  acuáticas  son  las 
más  baratas.  K9sotro«  t,eni-endo.  esa  gran  arteria  natural,  el  Marañón,  la 
<lespreciainos  y  nos  em[)eñamos  en  llenarla  de  obstáculos  infranqueables, 
•?leclarándola  itu)a\'egable  sin  haber  lieclio  la  prueba  ele  navegaría. 

Jía.sta  el,Huta  he  venido  acómpaifado  de  dos  señores  amei'ícanos  y 
un  señor  ita.lianO;dou. ,  íeniando  ¡  lAiíari,'.^  en  IquitOs;  corno  ex- 

tranjeros serán  impartíales  y  atestiguafaíí '  siémpre  la  veracidad  de  mis 
■íleclaraciones.  Él  pasó  de  niil=!  canóas,^láAi4iá  'pésadisinTa  é' imposible  de 
"  US  pende  ría  por  las  penas,  á  Bellavistá,  éi'  ótro  íieelió  práctico  innegable' 
"le  no  existir  cataratas  en  el  Altó' Máráñéii.-' ■•''■■•>'•■•'  -n.'ji'j 

El  año  1902  se  nie  tuvo  casi  córnó  ídséTiis'áto'cú'áfí'd'b  d'eclalré  la  po- 
s'bie  navegasión  á  vapor  del  Pongo'  dé  Máii'sfeViclie ' con tVá  lá  'opinión  de 
•t.ientiticos  é  iiigenieros,  ahora  nada  de  extraño  tiiVÍera  C[it'é  sucediera  lo 
anismo.  ,  ■■  ■ 

Felizment-e.  el  bomercio  no  tiene  regiónalisraoS  ni  sentimentalismos, 
va  derecl^ó.á  sü  fin:  Qvi  es  la  utilidad.  Preferirá  la  vía  más  rápida,  la 
más  barata  'sea  por.  donde  fuere.  Estoy  segurísimo  de  qué  preferirá  la 
vía,  de  Lambayeque.  , 

III 

LA  RVTA  IMAS  CORTA  EXT? RE  EL  PACIFICO  Y  EL  AMAZONAS 

Me  parfece  íiaber  demostrado  con  las  anteriores  disertaciones,  como 
por  designios  providenciales,  que  el  camino  que  pasa  por  Olmos,  Porcuya, 
Bellavista,  Marañón  é  Iquitos,  es  el  más  corto  para  unir  la  costa  del  Pa- 
'jífico  c-oh  el  Aiñazonaí?,  y  el  más  fácil  y  económico;  ahora  voy  á  demos- 
trar t'anibiéii''  además,  que  aún'  siendo  el  más  corto,  es  el  que  mayores 
proyecciones  comerciales  y  estratégicas  tiene. 

Eñ  el  próyécto  del  señor  Coronel  Zegarra  y  no  diré  en  el  proyecto 
•sino  en  el  núevo'' proyecto  del  señor  Zegarra,  pues  antes^que  éste  tuvo 
'Otro  dicho  señor,  proclamó,  palabras  textuales  «que.  nadie,  nadie  podrá  ne- 
gar la  necesidad  é  importancia  del  ferrocarril  por  su  ruta,  que  atraviesa 


las  ricas  provincias  de  Jaéa  y  H  laiicab.uub  i,  que,  le  reditúan  á  Ta  nación» 
más  de  tres  millones  de  soles  de  impuestos.» 

La  acjlomeración  de  números  y  núnieros  tiene,  claro  está,  un  poder 
mágico.  Sólo  4ue,  habernos  algunos  que  discutimos  las  cosas  sobre  el  te- 
rreno y  no  consentiremos,  por  supuesto,  que,  como  s«  dice  vulgarmente^r 
se  nos  haga  comulgar  con  i'uedas  de  molino. 

En  primsr  lugir  no  se  hi  de  construir  el  ferrocarril  al  Oriente  para 
favorecer  dos  provincias  exclusiva  nente.  B  i  s '  r;iii(lo»  lugar,  respecto  al 
ferrocarril  preferido  por  el  señor  Zegarra,  á  n-a  lie  se-  Le  ocruri  e  detnr  que 
va  á  favorecer  á  Ja  provincia  de  Jaén. 

Viniendo  al  teireno  práctico',  averiguar  cual  de-  Ir/>s  pr»  ^^^ctn^  puede 
abastecer  directamente  á  Loreto,  con  lo  indispení^able  para  la  vi(ia,  por 
que  es  de  suma  importatícia  abaratar  los  articn/lo*die  primera  necesidad: 
urge  saber  cual  de  las  vías  desde  sus  coimenzo^  puerle  tener  vida  propia; 
creo  que  al  prinoipi"),  ninguno  de  lo-?  proy.iciTs;  el  que  tiene  n>ás  proba- 
bilidades de  futuro  más  inmetiiato  es  el  de  Ltambayeque, 

Huánuco  es  muy  conocido  por  su  exportación  de  coca,  tiene  gana- 
do vacuno,  lo  cual  los  departamentos  del  Norte  también  lo  tienen  en 
abundancia.  Piura  tiene  artículos  nobles  como  algo-dón,  petróleo,  pero 
importa  de  los  vecinos  departamentos,  princip'dmente  de  L»ambayeque,< 
maíz,  an'oz,  cereales,  garbanzos,  manteca  de  cerdo',  etc.;  su  producción 
agrícola  no  alcánza  para  el  consumo  de  sus  liabitanteí»:  ¿cuál  sei  ía  el  in- 
tercambio directo  del  mismo  departamento  de  Piura  con  el  depairtamen- 
to  de  Loreto?  Mientras  que  Lambaye(¡,ue  y  Libertad,  si;  pues  >*on  depar- 
tamentos agrícolas  de  primer  orden,  ex poi-tadores  de  azúcar  y  arroces  al 
extranjero,  etc.,  etc.  Me  retiero  á  los  principifw  del  ferrocarril,  porqué- 
tengo  la.  seglaridad  que  en  un  corto  plazr),  la  agricultura,  la  mineria,  el 
comercio  de  maderas,  las  indvistrias,  tomarán  uii  colon*»!  auje  eiv  el  Norte 
del  Peni. 

Según  mi  proyecto,  los  ferrocarriles;  (íe  Paita  y  Eteii,  debein  emi" 
palmarse  en  Olmos  y  seguir  atrav:^sando  por  el  centi-o  de  la  provincial  de 
Jaén,  que  por  ese  lado  está  en  inmediato  contacto  con  las  provincias  de 
Cutei-vo  y  Chota:  ¿podrá  negarse  la  im{x>rtancia  del  ferrocaTril  (^ne  atra- 
viese el  departamento  de  Piura,  el  departamento  de  Laml>aye(|ue,  sus-- 
dos  provincias,  y  (jne  reeorrien  lo  casi  todos  sus  pueblos,  d'^ce  ]x>r  cE 
centro  de  la  provincia  de  Jaén? 

Sí  la  lucha  que  vengo  sosteniendo,  tiTVÍerfj  tendencias  regio- 
nalístas,  yo  abogaría  exclusivamente  por  mi  departamento,  puesto  que 
por  su  suelo  pasa  el  camino  providencial,  y  porque  para  asomará  Oírnos^ 
de  este  departamento,  no  tendría  sino  tirar  ochenta  tifómetros  del  ferro- 
carril. Pero  no  puede  ser  eso;  los  intereses  nacionailes  reclaman  la  unión 
de  esas  dos  líneas  en  Olmos,  y  yo  la  defiendo  no  poniue  trate  de  hacer 
distinguir  mi  pereona,  sino  por  las  bondades  de  mi  vía  y  SfU^  futuiras  y 
grandes  proyecciones. 


—  199  — 


Ahora  Piiirnre  a  discutir  las  ventajas  comerciales  y  estratégices  de 
mi  via  en  relacióii  con  la.  vía  del  Ucayali. 

Parto  de  la  su[)osición  de  (jiie  el  ferrocarril  estuviera  ('onstriiído 
por  mi  vía,  y  entonces  tenemos  unidos  los  departamentos  de  Lainbayeque 
y  Piur.i;  de  títeli  á  S  daverri,  hay  72  iriillas;  íaltan  muy  |)ocos  kilómetros 
para  unir  Guadalupe  á  la  via  de  Eteu  ó  Pimeutel  y  la  linea  (jue  va  de 
Pacasniiyo  á  O.ijamarca;  por  cousiguieute,  entre  las  proyecciones  de  la 
via  de  Lanibaye  [ue  se  encuentra  la  de  unirse  por  ferrocarril  los  depar- 
tamentoi-  de  Piura,  L  unbayecjue,  Gajamarcay  Libertad:  por  el  Alto  Ma- 
rañón,  Ama'/ionas;  por  la  arteria  del  Huallaga,  San  M  irtin;  y  en  el  últi- 
mo término,  el  departamento  de  Loreto.  Estos  departamentos  abarcan 
una  masa  de  población  de  un  millón  seiscientos  mil  habitantes;  ¿qué  sig- 
niñea  comercial  _y  extratégicamente? 

Por  otra  pirte  nadie  se  atreverá  á  negar  que  la  sección  del  Norte 
comprende  una  de  las  má-!  importantes  porciones  del  territorio  peruano, 
á  donde  la  industria  agrícola  lia  alcanzado  y  podrá  alcanzar  tan  grandes 
proporciones. 

Los  departamentos  de  Lambaye(|ne  3'  Libertad,  son  los  más  grandes 
centros  productores  de  arroz  y  azúcar;  el  departamento  de  Piura,  el  gran 
centro  algodonero.  En  la  provincia  de  Lambaye(|ue,  las  cosechas  de 
maiz  alcanzan  á  cincuenta  mil  sacos  de  seis  arrobas  cada  uno:  Jaén, 
Hnancabamba,  Tumbes,  Loreto,  tienen  la  supremacíaen  el  cultivo  y  la  co- 
secha del  tabaco;  el  departamsnto  de  Oajamarca  es  un  excelente  produc- 
tor de  ganado,  en  todas  sus  provincia-!,  y  su  minería  está  en  embrión; 
Jaén  tiene  fama  mundial  por  la  cría  de  ganado  vacuno. 

Así  mismo,  el  territorio  de  Jaén  es  un  campo  expléndido  para  el 
cultivo  del  cacao  y  café.  La  gran  provincia  de  Jaén  no  necesita  otra  co- 
sa, sino  la  inundación  de  capitales  y  civilización,  para  convertir.se  en  una 
privilegiada  porción  de  territorio. 

Respacto  al  reino  mineral,  cuando  la  civilización  irrupcione  por 
estos  mundos  en  busca  de  nuevos  horizontes,  el  porvenir  de  la  gran  in- 
dustria minera  no  tendrá  rival  en  la  República. 

Ya  se  sabe  ([ue  T  imbe-!  y  Piura  son  los  grandes  e.xplotadores  de 
petróleo;  Hualgayoc,  un  gran  asiento  argentífero  y  antracitoso:  en  la 
cordillera  vecina,  que  pasa  por  Motupe,  también  hay  grandes  yacim'en- 
tos  antracitosos;  y  en  Pacasmayo,  las  vetaí.  de  carbón  de  Oupisnique. 
Detrás  de  la  cordillera  de  Olmos  hay  vetas  enormes  de  fierro  magnético; 
en  el  trayecto  de  la  via  de  carbón  de  piedra,  minas  de  cobre;  y  en  la  re- 
glón del  Alto  Marañón,  por  su  formación  geológica,  nada  de  extraño 
liene,  y  ya  se  puede  encontrar  platin  y  piedras  preciosas.  En  el  porvenir 
del  Perú,  el  Alto  Marañón  será  la  Suiza  del  Perú,  por  lo  pintoresco  de 
sus  paisajes,  y  vendrán  de  todas  partes  á  tomar  baños  medicinales,  pues 
brotan  en  diferentes  lugares  muchísimas  fuentes  de  aguas  calientes  sul- 
furosas; he  recojido  de  esas  fuentes  azufre  puro.  En  la  sección  del  Pon- 
go de  Manseriche  á  Retama,  doscientos  kilómetros  más  ó  menos  de  largo. 


—  200  — 


es  de  mi  i-liuia  de  t'tcnui  ])riina.v»'ra.  (loiidr  ini  (_'xi.slt.'n  ni  zancudos,  ni 
moscos,  donde  no  se  conocen  las  fiebres  jialúdii  as.      .  .    ,  ■  ..  , 

Y  sostengo,  además,  que  con  el  tiempo,  cuando  el  esfuerzo  liuma- 
no,  poblando  el  Alto  Marañón,  descubra  los  respectivos  derroteros,  el 
Norte  del  Perú  será  el  asiento  aui-ifern  por  excelencia. 

Para  conñrmar  esta  declaración,  repetiré  lo. que  ya  he  dicho,  seiia- 
lando  el  Alto  Marañón,  como  la  región  del  Dorado:  «  allí  nos  ^ncontra- 
«  mos  con  regiones  inmensamente  ricas  en  oro  y  leu  otros  metales.  Núes- 
«  tras  propias  observaciones  en  los  (Hsiinfos  viajes  \-erificados  á  estos 
«  lugares  y  sobre  todo  la  verdadera  historia  de  estas  comarcas,  nos  ])(m- 
«  suad.en  ele  la  verdad  de  lo  afirmado  más  arriba». 

«  La  historia  nos  dá  cuenta  cómo  feneció  la  ya  puiaiite  civilización 
«  española  en  estas  comarcas.  Agobiados  por  el  tributo  que  tenian  que 
«  pagar  en  oro  nativo,  en  \m  dia  señalado  se  levantaron  todos  loa  jiba- 
«  ros  bracamoros  de  Jaén  y  dieron  muerte  á  los  españoles,  llevando  á 
«  sus  selvas  miles  de  mujeres  prisioneras,  destruyendo  conventos, 
«etc.;  do  los  hombres,  el  úlítmo  que ,  murió  fué  el  gobemadorespañol. 
«  vaciándole  oro  .derretido  por  la  boca:  ^en  qué  trabajaban  los  españoles 
«  en  Zamora,  Valladolid,  Logroño,  Sevilla  de  Oro,  Santiago  de  la  Mf)n- 
«  taña,  San  Francisco  de  Borja,  Llusamaru,  Ohirinos  la  Vieja  y  la  tuiti- 
«  gua  ciudad  de  Jaén  de  Bracamoros?  J^os  documentos  antiguos  lo  atesr 
«  tiguan':  únicamente  en  minas  y  lavaderos  de  oro,  Lo  que  decimos  aho- 
«  ra,  ya  lo  hemos  anunciado  en  otras  ocasiones  y  todas  nuestras  asevera- 
«  clones  principian  á  resultar  por  felicidad  ciertas.  En  el  río  Santiago 
«  han  encontrado,  según  un  antiguo  derrotero  español,  miuas  de  oro:  las 
«  las  muestras  i-emitidas  á  Londres  han  resultado  muy  buen^is.  Ulti- 
«  mámente  unos  americanos  han  encontrado  ricas  minas  de  oro»!. 

Además  en  el  norte  del  Perú  existen  estupendos  proyectos  de- irri- 
gación de  fácil  ejecución  y  que  entregarán  á  la  agricultura  inmensas 
c.intidades  de  tie.'Tas  vírgenes.  •         1,1  ,! 

En  el  departamento  de  Larab,ayeqiie-  solamente,  liay  tres  grandes, 
proyectos:  las  represas  en  el  rio  Chancay,  que  garantizarán  el  cultivo 
llevándolo  al  doble  en  ej.  val  le  de  Lambayeque  que  ese  río  cojppren-, 
de;  para  regar  las  grandes  y  fértilísimas  ^  tierras  de  Motupe,,  existe  ei 
proyecto  de  desviar  el  río  de  Huancabamba,  cuyas  aguas  en  la  actuali- 
dad van  perdidas  hacia  el  Marañón,  .al  innaenso  dtispoblado  de  Olmos.  El 
croquis  de  ese  proyecto  hace  mfiQa  í,o  remití  á  la  Sociedad  Nacioijal  de 
Agricultura,  sino  es  el  más  grand^  es  tmo  de,  los  más  grandes  proyectp^ 
de  irrigación  que  existe  de  lá  costa  del  Perú,.  ,  . 

Gu  indo  ingentes  capitales  íu^resen.al  suelo  lambayccano  no  cabe 
la  menor  duda,  esos  proyectos,  se  Uevai'án  á  cabo.  .¿Qué  utilidades  íio  re- 
presentará entregar  á  la  agrieultura  una  enorm.e..  cantidad  de  leguas  cua- 
dradas de  terrenos  vírgenes , y  de  cultivo?        '    '       ."  '  , 

¿Qné  proyecciones,  pues  .  tieiie  el  ferrocarril  por  la  ruta  Olmos, 
Por-cuUa,  Marañón,  Iquitos,  contando  con  la  facilidad  indiscutible  de  vuiir 


-  '201  — 


ítotld   el    iKWlc  del  l'ci-úy  ¿\  (iiKi  si ¡ lii'ii,  couicrci a  1   y  extratégicaiiion- 
te  eso  (le  unir  lodo  el  iioilc  del  l'erú? 

Mientras  lanío  poi-  la  via  eentral  el  íenocarrii  ya  construido  hasta 
el  (Ierro  de  Pasco  }•  (|ue  coniiirende  la  nnií'm  de  los  depailamentos  de 
dunin  y  Lima  eu  sus  provincias  de  Lima  y  Huarocliirí,  Cerro  de  Pasco, 
abarcando  las  líneas  tendidas  hasta  Hna,nca3'0  y  Chancay;  deja  por  unir 
el  dB[)artamento  de  Huánuco,  así  que  desde  el  Cerro  de  Pasco  hasta  su 
término  ese  ferrocanil  no  atravesaría  sino  dos  provincias  Huáiuico  y 
llcayali  y  una  sola  ciudad  de  importancia,  con  seis  mil  habitantes. 

Se  sostiene  que  el  ferrocarril  por  el  Ucayali  sería  comercial  ¿de 
<luémodo  me  pregunto  yo?  es  qué  por  comercio  se  entenderá  únicamente 
el  íntercainbio  de  los  departamentos  de  Lima.  Junín  y  Huánuco  con  sus 
•actuales  precios  de  fletes  exliorbitantes,  por  ser  la  cordillera  doble  más 
alta  que  la  del  norte?  ¿por  qué  se  quiere  echar  de  lado  el  Canal  de  Pa 
uamá  con  el  cual  el  Oriente  tendrá  que  conformarse  por  la  fuerza  incon- 
trastable de  las  circunstancias? 

Para  comprobar  esto,  voy  á  copiar  lo  que  el  ingeniero  señor  Yung 
escribe  en  Loreto,  es  decis  eu  Iquitos,  en  el  periódico  «La  Razón»,  res- 
pecto á  raí  via: 

«  Establecida  esta  nueva  ruta,  nuestra  misma  exportación  actual 
«  de  jebe  resultaría  menos  costosa  tal  vez  que  por  la  vía  del  Para,  en  ra- 
«  zón  de  los  actuales  fletes  y  tendrán  que  rebajarse  éstos  ó  en  su  defec- 
«  to  se  haria  por  la  nueva  arteria  de  comunicación.  Esta  no  es  obra  de 
«  mucho  tiempo,  tres  años  pueden  bastar"  para  que  sea  una  realidad,  por 
«  que  es  práctica  3'' porque  la  necesitamos  como  riqueza,  como  defensa  y 
«  como  expansión», 

¿Podrá  decirse  lo  mismo  sobre  la  ruta  del  Ucayali?  de  ningún  mo- 
do, por  esta  ruta  un  cambio  de  productos  con  el  canal  tendrá  que  reco- 
iTer  dos  veces  la  misma  distancia:  de  Iquitos  al  Callao  y  del  Callao  á 
Eten  ó  Pimentel,  quiere  necir  á  la  misma  latitud  de  su  salida.  Y  á  esto 
se  agrega  hoy  no  más,  los  grandes  y  elevados  fletes  que  se  pagan  por  la 
via  central. 

Por  otra  parte,  se  dice  (pie  el  ferrocarril  por  el  Ucayali  sería  ex- 
tratégico:  enséñesenos  que  peligro  nos  amaga  por  ese  lado.  Ninguno.  El 
peligro  se  encuentra  al  norte  enteramente,  por  los  ríos  Santiago,  Morona, 
Pastaza,  etc.  Suponiendo  una  invasión  y  en  la  hipótesis  que  se  tuvieran 
que  llevar  tropas  de  Lima,  esas  tenían  que  llegar  á  Iquitos  y  de  aquí 
partir  al  lugar  de  su  destino;  mientras  que  por  el  Marañón  directamente, 
sin  tocar  en  Iquitos,  cumplirían  con  su  cometido  arribando  á  su  ;lestino 
sin  necesidad  de  recorrer  distancias  imitiles. 

Se  dice  también,  que  el  ferrocarril  por  el  simple  hecho  de  salir  de 
Lima,  sería  extratégico:  no  comprendo  porqué  todos  los  recursos  se 
acumulan  en  Lima  y  porqué  no  tenemos  escuadras  con  que  transportar- 
los. 

Para  sostener  esta  argumentación  se  olvida  que  precisamente  obe- 


—  202  — 


deeieiido  á  un  sabio  plan  militar,  el  Perú  se  halla  dividido  en  cinco  eo- 
lias: porque  no  tenemos  escuadra  y  porque  lo  extratégico  no  es  acumular 
todos  los  recursos  en  Lima,  sino  repartirlos. 

Dotada  la  zona  del  norte  de  sus  respectivos  elementos,  nada  tiene- 
que  pedirle  á  ninguna  otra.  Precisamente  por  acumular  todas  las  fuerzas 
en  Lima,  el  79,  en  la  guerra  del  Pacífico,  la  expedicióo  filibustera  (le 
Lincli  saqueó  impunemente  todo  el  norte  del  Perú  y  no  es  justo  atender 
sólo  á  la  defensa  de  la  capital. 

Que  por  mi  ruta  el  ferrocarril  del  norte  tiene  grandes  proyecciones 
nacionales  económicas,  comerciales  y  estratégicas,  ya  se  ve  con  clari- 
dad; por  eso  mismo  se  ha  traído  sobre  sí  cierta  ojeriza,  porque  puesta  en 
práctica  va  á  herir  terriblemente  intereses  absorcionistas  y  monopoliza- 
dores.  Ya  lo  ha  dicho  Mr.  Yung:  puede  preferirse  á  la  del  Para  por  los 
excesivos  fletes  que  se  cobra  en  la  conducción  de  jebe,  además  abaratará 
la  vida  en  Iquitos  y  con  la  actual  crisis  del  jebe  salvaría  la  situación, 
pues  en  aquellos  mundos  un  sólo  vapor  atrazado  en  su  itinerario  influye- 
podei'osamente  en  el  precio  de  los  artículos  de  primera  necesidad,  que 
constituj-e  el  alimento  de  toda  u  la  población. 

Por  la  ruta  del  Marañón  aún  sin  construir  totlavía  el  feri-ocarril  de 
Eteu  ó  Pimentel  esos  trescientos  kilómetros  necesarios  hasta  Bellavista 
en  el  Marañón,  con  principiar  sólo  la  navegación  en  lanchas  á  vapor  de 
Bellavista  hasta  Iquitos  todos  esos  artículos  podían  llegar  á  ese  lugar  no 
en  las  condiciones  onerosísimas  de  la  actualidad,  sino  baratos.  El  comer- 
cio, la  agricultura  tomarían  tales  propoix-iones  que  el  íerrocari'il  del  Pa- 
cífico por  el  departamento  de  Lambayeque  se  im])oiidría  por  sí  sólo  en 
menos  de  dos  años  y  se  construirá  sin  duda  ninguna. 

Ahora  mismo  mucha -i  personas  dentro  los  pueblos  que  abarcará  el 
ferrocarril  no  mirarán  muy  bien  esta  gran  obra  considerándola  prematu- 
ra para  sus  intereses  y  está  claro  desde  que  el  canal  de  Panamá  en  contac- 
to con  ese  gran  ferrocarril,  acumulará  capitales  que  harán  cambiar  la  faz  dé- 
los pueblos  renovando  su  vida,  que  hoy  ciertos  métodos  la  hacen  desli- 
zarse en  tristes  condiciones  de  miseria.  Por  eso  me  asiste  la  profunda  fé 
que  todos  los  pueblos  del  norte  del  Perú  me  acompañan  en  la  obra  que 
persigo,  especialmente  los  de  mi  departamento,  interesados  directamente 
en  el  desenlace  de  este  gran  proceso  que  comprende  todo  el  Norte  del 
•Perú. 

Discutidos  todos  los  puntos,  aunque  ahora  á  la  ligera,  me  toca  termi- 
nar con  una  frase  del  señor  Coronel  Zegarra:  aplicar  los  párrafos  de  mi 
ruta  oualquieraotra,  sería  como  en  la  fábula  vestir  al  grajo  con  las  plumas 
del  pavo  real. 


—  2(i;}  — 


IV 


UNA    I'OSADA  IDEAL 

Los  (ine  viven  en  las  fri'andes  ciudades  y  nunca  luiu  salido  df" 
ellas,  11  )  tienen  nunca  una  idea,  de  todas  las  inconu)didadt's  (]ne  se 
sufren,  cuandi)  viaja  p;)i'  las  sRlva,s  ó  comarcas  seniici viliza- 
das. 

La  narración  de  lo>  sucesos  de  una  noche  ti'aseuri'ida  en  una  cho- 
za á  orillas  del  río  ('Irinvi  va,  en  Lávico,  durante  el  viaje  de  i-egreso  de 
la  expedición  oitlenada.  por  el  Lxcnio.  Sr.  Hilliiie-hurst,  del  I'acíñco  al 
A;n  iz,)nas,  es  una,  mue.ura  palpable  de  lo  afli-niado. 

'  I  ahíanios  salido  muy  temprano  déla,  hacienda  Mcnlnago.  La 
expedición  había  cpiedado  reducida  á  tres  honil)res:  mi  sobrino,  yo  3' 
un  sil-viente. 

Líiminanios  á  las  oi  ill-is  jtedri^ji'osas del  ríoLhamaya  ])or  laderas, 
pequeñas  b  ijadas,  lian  )s.  Sj  hacía  el  viaje  pesado,  ])oi-el  ealor  sofo- 
cante de  iin  dí;i,  con  señales  de  próxima  tempestad.  Determinaba 
Ueji-ar  á  l  i  hacienda,  Chipie,  donde  reside  un  hacendado  con  nombre 
singídar;  Don  Látedro  Olletas.  A  las  3  de  la.  tarde,  espesas  y  negras 
nubes  nos  libraron  de  1  )s  rayos  solares  y  un  fortísinio  aguacero  nos 
mojó  por  comi)lcto.  .Vsí  mojados  licuamos  á  una  choza  en  una  {)am])H 
llana,  á,  las  orillas  del  río  Lhamaya,  llainad-.i.  Lávico. 

L.'íte  sitio  es  mencionado  en  los  relatos  de  viaje  del  barón  de  Hum- 
boldt.  la.  civilización  aquí  no  ha  quedado  estacionaria,  ])ucs  la,  descrip- 
ción que  hace  el  sabio  í^arón  de  este  lugar  no  corres})onde  en  la  ac- 
tualidad; existen  huertas  de  cacao,  ])ero  éstas  están  rnu_v  descuida- 
das. 

Lonio  la  lluvia,  tenía,  la  a]iariencio  de  continuar,  determiné 
pasar  la  noche  en  esta  diosa.  No  habíamos  tomado  ningún  íiliineiito 
durante  todo  el  dí;i,  pues  las  conservas  traídas  desde  el  lejano  Oriente,' 
se  habían  concluido  á  la  salida  de  la  región  de  los  pongos. 

Saludé  á  la  dueña,  de  la  casucha,  joven  bastante  agraciada,  á  la 
que  ya  principiaba  á  hinchársele  el  cuello;  la  enfermedad  del  coto.  101 
marido,  era  lo  que  se  llama  en  estos  mundos  de  Jaén  un  gafo  (pobre 
de  espíritu  3*  muchas  veces  deforme  fie  cuerpo). 

I)es])ués  de  hacer  acomodar  las  muías  en  el  ])asto,  pedí  agua. 
Aunque  el  río  estaba,  cerca,  esta  gente  por  ]jereza  toma  agua  de  tilti-a- 
ciones,  motivando  la  enfermedad  del  coto.  Cerca  de  la,  casita  había 
un  árbol  de  limón.  Al  alcanzai-me  mi  sobrino  un  limón  para  mezclai  - 
le  con  el  agua,  gritó  que  viniésemos  á  matar  una  culebra.  Efectiva- 
mente la  matamos,  era  de  la  especie  de  las  más  venenosas.  A  mi  vez 
pregunté  á,  la  dueña  déla  casa  si  ])odía  venderme  una  gallina  ])fira 
nuestra  cena,  me  contestó  no  poder  hacerlo  por  estar  la  única  gallina 
que  había  destinada  para  la.  Tanda  de  suchico.  La  landa,  costundíre  in- 


—  204  — 


celebrii  oiiando  se  le  corra  ni  chico  por  ])rimera  vez  el  c;il)ell()  y  al  ])a- 
drhio  se  le  llama  conii)a(lre,  tal  como  si  lo  íuera  de  bautizo. 

Penetré  a  la  choza.    Las  paredes  eran  de  caña,  brava  sin  emba- 
rrar.   Kstaba,  el  suelo  completamente  lleno  de  basuras,  cascaras  de 
frijoles,  yuciis,  maíz,  etc.    Corrían  libremente  por  todas  ])artes  cuyes, 
también  se  negó  á  venderme  uno,  j)or  ser  de  sus  comadres.  Daban 
vuelta  por  la,  casa  dos  cerdos  con  sus  crías;  Sufrí  otra  ne<>ativa,  cuan- 
do traté  de  comprarle  un  Icchón,  por  estar  todos  ofrecidos  de  antema- 
no á  sus  vecinos.  \'iendo  dos  costales  de  cacaci  insistí  por  una,  taza  de 
chocolate,  no  pudiendo  conseguirlo  por  estar  ya  el  cacao  vendido.  Al 
fin  hubiera  encontrado  algo,  pues  entiendo  el  nuxlo  de  tratar  esta 
gente,  a,bsteniéndome  de  solicitar  nada  por  la  presencia  de  la.  hernifuia. 
déla  dueña  de  la  casa,  joven    de  15  años.  Este  sei- desgraciado  esta- 
ba totalmente  cubierto  de  una  sarna  llamada  tomatupico,  enferme- 
dad muy  contagiosa,  importada  por  los  chinos  al  Perú.     Apenas  ])o- 
día  esta  miseral)le  ci'iatura  andai-.  Tenía  una,  tos  seea,  una  consun- 
ción terrible  por  la  falta  de  limpieza  y  de  buena  alimentación.  Le 
regalé  unas  pesetas  ])ara  que  comprasen  en  el  imeblo  más  cercano 
Creso  3'  se  curase.    Esta  muchacha,  moría  víctima  de  la,  suciedad  é 
ignorancia.    La  enferma  manosea])a.  todos  los  útiles  de  cocina,  y  yo 
]ireferí  pasar  el  dia  sin  comei',  no  siendo  en  mi  viaje  ni  el  primero  ni 
el  último  de  ayuno  pleno.    Llegó  la  noche,  hice  colgar  ahiera  las  mon- 
turas en  la  pared  de  caña,  la  cual  no  estaba,  unida  al  techo.  Pre])aré 
mi  cama  en  una  barbacoa  bajita;  en  la  cabecera,  tenía,  los  dos  sacos  de 
cacao,  que  despedían  el  |)erfume  agi-idulce  tan  ])a,rticular  de  esa  fruta. 
Detrás  de  los  sacos,  en  la  otra  pequeña  división,  el  gafo  con  su  mujer 
dormían  en  una  barbacoa  más  grande;  la  cuñada,  la  leja-osa  enfrente. 
Mi  sobrino  3^  el  muchacho  en  un  terradito  cerca,  del  techo,  de  paja  de 
caña  dulce. 

El  c  ilor  era  mu  v  fuerte.    Poi'  ratos  la  luz  de  la.  luna  penetrando 
por  la  claridad  que  dejaban  entre  sí  las  cañas,  alumbraba  el  interior 
de  esta  choza  tan  sucia.    Se  oía  el  grito  peciueño  agudo  de  los  cuves 
y  el  ruido  producido  ])or  sus  mandíbulas  al  roer  las  yerbas.    En  el 
"fogón,  por  ratos  los  leños  levantaban  una.  llamarada.,  alumbrando 
fantásticamente  la  habitación,  a.pagándo.se  en  seguida.  Apena,s  |)odía 
mi  gruesa  humanidad  dar  vuelta,  en  la  angosta  barbacoa,.    El  calor 
parecía  aumentar.    La  pareja  seguramente  no  podía,  conciliar  el  sue- 
ño y  daban  muchas  vueltas  en  su  cama,  pues  su  barbacoa  crujía, 
ruido  mortificante,  pues  estaban  detrás  de  mi  cabecera.  A  lo  lejos  se 
oía  el  estam])ido  del  trueno  de  una  lejana  tempestad.  Los  mosquitos, 
lla.mados  Mantablaiica,  ja-íncipiaron  su  atacpic  con  terribles  picaduras; 
mis  brazos  desnudos  eran  su  presíi  favorita.  Todo  el  cuerpo  me  ar- 
día, como  si  me  hubieran  puesto  mostaza.    Oí  un  ruido  de  aleteos 
debajo  de  mi  barl)acoa.    Encendí  luz,  una  pareja  de  palomas  anida- 
ban debajo  de  mi  cama.  Me  fijé  en  mis  sábanas;  estaban  llenas  de  ])io- 
jitos  y  negreaban  de  pulgas.  Las  sacudí  y  volví  á  acostarme  sufriendo 
las  mismas  toi'tura.s,  pei-o  esta  vez  eran  insectos  grandes  (pie  a,u- 
mentaban  mi  desasociego.      ;V  la  luz  de  un  fósforo  columbré  mi- 


—  205  — 


llares  de  cucarachas.  Xo  sabía  (jué  dcteniiinar  iii  ¡¡odia  salir  afue- 
ra, pues  comenzaba  á  llover  uu  poctí  _v  por  experiencia  de  otros,  via- 
jes sabía  que  eu  estos  parajes  al)undau  culel)ias  y  otros  bichos. 
Me  sentía  afiebrado.  Derrepente  con  <>'ran  ruido  las  monturas  se 
vienen  al  suelo,  haladas  por  aliiún  animal.  Nos  levantamos  y  las 
aconn)damos  nuevamente.  Después  tal  vez  de  media,  hora  de  silencio 
daban  los  cerdos  con  sus  lechcjnes  o-ruñidos  terribles  como  si  unas 
fieras  los  atacasen.  Todos  <i-ritamos  para,  ahuyentar  A  los  supuestos 
ataca,ntes.  Volvió  á  reinar  silencio.  Siento  un  ruido  suave  como  si 
un  ser  se  arrastrase,  abi'o  los  ojos  y  veo  <á  la  luz  de  la  lumbre,  que  se 
acercaba,  despacio  al  t"o<i'ón  ese  pobre  desecho  humano.  Estaba  com- 
pletainente  desnuda,  calentó  su  cuerpo  ulcerado  al  calor  de  la  cande- 
la. Tomé  mis  precauciones,  por  si  acaso  este  desg'raciado  ser  cayese 
sobre  mi  cama,  ])ai-a,  evitar  el  contagio.  Larfío  rato  la  contemplé 
cerca  del  fiieyo,  al  fin  balanceando  los  brazos  con  paso  incierto  se  re- 
tiró y  se  acostó  otni  vez. 

Apesar  de  tanto  sufrimiento  físicu,  ya  me  quedaba  medio  dormi- 
do, cuando  siento  unos  g-olpes  como  saltos  al  pié  de  mi  cabeza.  Volteo 
la  cara  y  me  encuentro  alumbrado  por  la  claridad  de  la  luna  frente  á 
na  enorme  zapo,  (pie  me  miratja  con  sus  ojazos  saltones,  glacia- 
les, sin  expicsión.  Pastaba  sen ta,d o  sobre  mi  almohada.  De  tin  golpe 
lo  estrellé  contra,  la  pared  de  enfrente.  A  todo  esto  yo  habia  no- 
tado varias  veces  <]ue  niis  compañeros  encendían  fósforos  arriba,  en  el 
terrado.  .Me  ])usiei-on  nervioso,  temiendo  fueran  á  incendiar  el  techo 
de  paja  y  de  (íaña.  A  mi  ])re<;-nnta  contestaron  que  sentían  animales 
que  se  deslizalian  en  la  paja,  del  techo.  A  la  luz  de  otro  fosforóme 
o-ntaron  ser  ratas  persegiiidíis  por  culebras,  Con  voz  ca,vernosa,  el 
f>;afo  nos  dijo: — señores:  no  teii<i'an  cuidado,  no  son  víboras,  son  ciento- 
pies y  saltayos  (sa.],amanquesas). 

Parece  increíble  semejante  modo  de  tranipiilizar. 
Tres  veces  arrojé  de  mi  cama  zapos.  Sin  embargo  de  la  repug- 
nancia producida  por  esto=  as(]uerosos  reptiles,  de  madrugada  me  es- 
taba (]uedando  dormido,  cua,ndo  sentí  un  peso  en  el  vientre.  Al  sen- 
tarme me  pareció  ver  un  bulto  blanco  saltar  sobre  la  pared  afuera. 
Pensé;  es  el  colmo,  también  fantasmas  en  esta  maldita  choza!  Creí 
haber  soñado.  Repentinamente  salta,  un  bulto  de  afuera  para  el  inte- 
rior de  la  choza  y  cae  sobre  mi.  Salté  de  la,  cama.  Era  un  perro 
blanco  acostumbrado  á  saltar  del  suelo  á  la  barbacoa  y  de  aquí  para 
afuera,  l'or  fi^licidad  cantó  el  gallo,  apresuradamente  hice  traer  mí.s 
muías  y  abandonamos  esta  ])osada  ideal. 

Pesados  del  cuerpo  á  consecuencia  de  noche  tan  horrenda,  ham- 
brientos, continuamos  nuestra  marcha  hacia  el  ])oniente. 


—  206  — 


V 


LA  SURCADA  DE  LOS  ÚLTIMOS  PONGOS 


Ya  me  parece  liabcr  demostrado  con  números  y  hechos  prácticos, 
que  es  la  vía  por  el  departamento  de  Laimbayeque  la  señalacla  ])or  de- 
signios providenciales  para  conducirnos  con  rapidez  del  Pacífico  al 
Amazonas. 

Por  la  carta  geotiTáfica  impresa  con  estas  notas  se  puede  seg-uir 
con  facilidad  la  ruta  que  señalo.  La  línea  (pie  se  destaca  en  el  mapa  al 
Sur,  es  la  vía  más  directa  que  existe  entre  el  Pacífico  y  el  Maraiión;  la 
altura  al  transmontar  la  cordillera  por  este  lug'ar  es  de  3500  metros 
sobre  el  nivel  del  mar  pero  preferible  es  dar  un  ])equcño  rodeo  mas  al 
norte,  encontrándose  con  la  mayor  depresión  de  los  Andes;  2.(K)0  me- 
tros. 

En  los  números  del  5  y  7  de  noviembre  de  «T^a  Vación»  me  he  ocu- 
pado larg-amente  sobre  la,  vía  por  el  de])artamento  de  Laml)ayecpie. 

Es  muy  posible  que  en  nuestro  país,  pase  inadvertido  tal  vez,  la 
imp;)rtancia  de  la  expedición  mandada  verificar  por  S.  E.  el  presiden- 
te de  la  República  señor  Guillermo  E.  Billinguhrst. 

Se  desconoce  en  general  en  el  Perú  la  importancia  de  los  estudios 
geográficos. 

I^a  política  lo  absorve  todo,  los  intereses  de  partido,  antes  (]ue  los 
nacionales. 

Si  el  pueblo  hubiera  tenido  conocimiento  geográficos  verdaderos, 
la  opinión  pública  del  país  hubiera  obligado  al  gobierno  de  entonces  á 
rechazar  el  tratado  último  con  el  Brasil,  donde  hemos  perdido  casi  la 
cuarta  parte  de  nuestro  territorio. 

Sólo  algunos  se  van  dando  cuenta  ahora,  cuando  han  visto  la 
nueva  carta  geográfica  del  país,  donde  los  límites  del  Brasil  llegan  muy 
cerca  del  ücayali. 

Por  ignorancia  geográfica  de  ciertos  ministios  en  gobiernos  pasa- 
dos, perdimos  la  reglón  del  Acre  y  en  tiempo  del  señor  Leguía  ]jor  co- 
bardía hemos  sufrido  la  enorme  mutilación  de  grandes  y  riquísimos 
territorios. 

Sin  embargo  de  haber  disertado  en  anteriores  artículos  sobre  la 
bondad  de  mi  vía,  condensai'é  las  ventajas  de  ella.  Consisten: 

1*? — En  que  trasmonta  los  Andes  por  el  punto  más  bajo  que  existe 
en  el  Perú,  á  2,000  metros  sobre  el  nivel  del  mar. 

2  Que  la  trayectoria  de  la  linea  férrea  en  proyecto  trasmonta  una 
sola  vez  los  Andes,  sin  tener  nececidad  de  trasmontar  nuevos  ramhles 
de  cordillera* 

3° — Que  la  distancia  entre  Iquitos  y  el  mar  del  Pacifico  es  la  más 
corta  enti-e  todas  las  vías  en  proyecto.  Total  1,421  kilómetros. 


-  207  - 


4°—  Que  la  dista iioin  entre  Hclljivista  en  Jaén,  el  primer  puerto  flu- 
vÍM.1  (pie  se  encuentra  en  el  Marfiñon,  y  el  Pacífico  es  de  300  kilómetros. 

59 — Qne  las  tres  cuartas  jia  rtes  del  camino  en  este  trayecto,  es  más 
ó  menos  llano. 

6  — (¿ue  cu  los  300  kilómeti-os  á  que  me  refiero  no  existe  montaña 
y  jior  lo  tanto  es  seco,  lil)re  de  fan<^"os. 

7 — (¿ue  no  pasa  por  médanos  de  arena. 
8  —Que  no  se  innunda  jamás. 

9'.'— (iu--"  como  se  ])uede  obsei-vai- en  el  mapa,  la  posición  g'eog'ráfi- 
cade  la  línea  j^or  i.ambayeqne  se  jiresta  con  gran  facilidad  para  conec- 
tarla con  la  de  Piura,  Cajamarca,  Libert  id,  etc.,  y  es  por  lo  tantf)  co- 
mercial y  estratégica. 

10  —Que  pov  tener  más  kilómetros  de  via  acuática  que  otra  via, 
más  de  mil  kilómetros,  indudablumente  es  la  que  más  loarato  puede 
transportar  todo. 

Con  el  viaje  i  á])ido  del  Pacífico  al  Amazonas,  se  ha.  comproba- 
do podei-  llegar  en  ocho  días  á  I(]uitos  desde  el  Pacífico  y  en  diez  desde 
Linui.  Xo  son  })alabras,  son  hechos. 

Si  los  gobiernos,  ge  dieran  cuenta  cabal,  de  lo  que  significa  abrir 
esta  vía  al  comercio  mundial,  la  transformación  del  norte  del  Perú  se- 
ria colosal.  Xo  se  necesita,  distraer  capitales  de  la  nación,  sino  una 
cosa  muy  sencilla.-  Protegei-,  las  facilidades  á  las  iniciativas  de  parti- 
culai'cs  extrang"i-os  ó  peiaianos. 

Pomo  no  se  puede  |)or  ahora  pensar  en  la  construcción  del  ferroca- 
rril del  Noile,  con  })rincipiar  la  navegación  á  vapor  de  Bellavista  á 
Iquitos  se  da  comienzo  á  una  nueva  era  de  progreso  en  el  norte  del 
Terú.  Quedaría  resuelto  uno  de  los  grandes  ])roblemasde  la  actualidad: 
el  abaratamiento  de  losarlículosde primera  necesidad  en  Loreto.  Los 
valles  de  Jaén,  las  provincias  de  Luya  y  Bongará  se  poblarían  inme- 
diatamente. Sus  producciones  agrícolas  tendrían  entonces  mercado 
mviy  i)robable  hasta  en  el  Brasil. 

En  mi  humilde  concepto,  la  agricultura  en  el  departamento  de 
Lambayeque  ha  llegado  á  su  máximum,  mientras  no  se  busquen  nue- 
vas fuentes  de  irrigación:  el  agua,  no  es  suficiente  para  los  sembríos. 

Y'a  están  muchos  de  los  exiierimentados  agricultores  de  arroz  en 
mi  departamento,  listos  para,  pasará  Jaén  donde  se  producen  dos  cose- 
chas al  año.  Las  cercanas  ])rovincias  de  Chota  y  Cutervo  tendrán  sali- 
da para  sus  productos  de  la  zona  templada.  Claro  se  ve  que  el  tráfico 
de  correos  y  pasajeros  se  hará  también  por  la  nueva  vía.  Gran  auge  al- 
canzarán los  trabajos  de  yacimientos  auríferos  en  que  es  tan  abundan- 
te esta,  región. 

La  apertura  del  Canal  de  Panamá  es  otro  factor  importante  que 
sedará  la  niancjcon  el  desarrollo  comercial  de  esta  futura  arteria,  mun- 
dial. 

Al  relatar  someramente  la  surcada  de  los  últimos  pongos  manifes- 
taré ser  la  continuación  de  otro  artículo  publicado  con  el  título  de  «La 
Correría». 

Surcar  se  llama- navegar  contra  la  corriente.  Las  cabeceras  de 


—  208 


los  ríos  son  muy  difíciles  de  sni'car  y  su  lui  ve<íaeióii  muy  penosa  3-  llena 
de  peligros. 

La  navegación  á  vapor  no  lo  es,  ])ues  el  río  en  el  canal  no  ])rcsenta 
generalmente  dificultades,  reíiriéndonie  al  Marañón.  Se  necesitn,  prácti- 
ca para  ver,  ])ara  conocer  en  una  misma  superficie  de  agua,,  pov  dónde 
va  el  caufd  profundo.  Las  canoas  careciendo  de  fuerza  motriz  se  ven 
forzadas  i\  ir  por  las  oi-illas  empujadas  hacia  adelante  por  medio  de 
largas  palancas  llamadas  tánganas  ó  en  las  eonti-acorreut.-idas  con 
pe(]ueños  remos.  Presentándose  las  ])layas  llanas  se  hala  la,  canoa 
por  un  cable.  Este  mismo  método  se  enipiea,  ]K>r  los  pedronesy  iieñas- 
cos.  Desde  luego  se  comprende,  la  navegación  que  se  efectúa  á  las  ori- 
llas de  los  ríos  donde  las  furiosas  corrientes  se  estrellan  contra  ])edrü- 
nes,  levíintan  grandes  tumbos  de  agua.  Otras  veces  ])untones  sobiesa- 
lientes  por  su  configuración  dan  lugar  á  la  formación  de  remolinos. 
Se  a})rovecha.  el  menor  detalle  favorable  ])ara  seguir  adelante,  una  i'a- 
niH,  iniii  caña;  á  veces,  era  necesario  cortar  con  el  hacha  un  brazo  de 
árból  inclinado  sobre  el  río  para  continuar  el  viaje  pues  la,  corriente 
más  adentro  del  río  lo  im])edía.  A  veces  todos  nosotríjs  nos  sujetába- 
mos fuertemente  en  las  ])untas  de  las  rocas.  Frecuentemente  todo  es- 
fuerzo era  inútil,  la  corriente  nos  ari-astraba  cuadra  abajo,  pero  con 
tenacidad  volvíamos  á  em})render  la,  núsma  maniobra. 

He])etiré(pie  la  expedición  disponííi  de  dos  canoas:  una  muy  grande  v 
pesada,  de  caóba  y  otra  más  ligera,  de  cedro.  Por  todo  eramos  17  hom- 
bres, entre  ellos  5  sal vajes  jíbaros.  La  tri|)ulaeión  de  la  canoa  gi-ande 
se  com])onía  de  6  b  )gas  del  Amazonas,  2  gendarmes,  nn  sobrino  mío 
3' yo.  El  jefe  de  los  bogas  que  á  la  vez  servía  de  popero  (el  remo  que 
hace  la  vez  de  timón)  eraun  hombre  muy  cobarde  y  un  malvado,  siem- 
pre pretendiendo  desertarse  con  su  gente  y  abandonarme  en  la  selva. 

Llegó  el  caso  de  pretender  hacer  armas  contra  un  gendarme,  vién- 
dome obligado  á  desarmarlo  á  él  y  toda  su  gente.  Más  tarde  con  saga- 
cidad volví  á  dejar  las  cosas  en  su  lugar.  Las  malditas  tradiciones  in- 
fluían poderosamente  sobre  el  ánimo  de  mi  gente.  Los  cuentos  fantás 
ticos,  las  narraciones  cobardes  de  ser  imposible  lasurcada  de  esa  región, 
los  acobardaba  y  me  ha  costado  muchísimo  trabajo  para  poder  se- 
guir adelante  con  la  expedición. 


CONTINUACION  DE  LA  CORRERIA 


Después  de  reunírsenos  el  terrible  curaca  Samaren  con  parte  de 
su  gente  y  acompafiado  de  la  bella  prisionera  Mamango,  seguímos 
adelante.  Los  sendereas  del  río  se  practicaron,  arribamos  cerca  del  i'ío 
Muchingués.  Como  las  matanzas  por  la  bella  Mamango  se  habían  per- 
pretado  un  día  antes,  me  acercaba  con  mucha  precaución  á  este  río, 
temeroso  de  una  emboscada;  más  tarde  supe  efectivamente  que  me 
habían  preparado  los  indios  del  Tutungos  una  celada.  Enfrente  de  la 
desembocadura  existe  una  isla  y  opiné  dar  vuelta  por  ella.  Un  agua- 


—  209  — 


'ccro  tonvnci.-il  nos  ()l)li<ió  á  acampar  temprano.  Se  hicieron  en  la,  isla, 
los  (lifci'cntes  tambitos  de  hojas  de  palmeras.  Tarde  oímos  el  tracpiido 
•dedos  tiros  de  carabina.  Nunca  sabré  lo  (]ue  si^iiil'icaba  eso.  I'ara  e- 
vitnr  un  asalto  tomé  mis  ])reca.uc-iones.  .\  media  noche  oí  í>ritos  y  llan- 
tos (]ue  ])artían  del  tambito  del  curaca  Samaren,  donde  descansaba 

la  hermosa  prisionera,  la  pobre  Manianji'o  

Muy  temprano,  ])enetranio,s  otra  vez  en  la  verdadera  caja  (h'l 
TÍO,  dejando  al  río  Mucliin^nís  detrás.  I'üse  día  lio  vía  ta  mbién  muchísi- 
mo, jiero  arribamos  á  una  hermosa  ])laya  al  lado  izcpiierdo  del  Mara- 
fión  enl'rente  de  la  qu(4)rada-  Yupisensa,  habiendo  dejado  también  a- 
ti-ás  el  caserío  de  A<:uaruiias  llamado  Yusamai-o. 

Poi-  reunir  condiciones  es])ecialísimas  este  lutíar  le  j^nse  el  nond)re 
del  ICxcnio  Sr.  Presidente  de  la  Rei)ública  Don  (iuillermo  üillinghurst 
en  conmemoración  de  la  expedición  ordenada  jior  él.  El  íinico  pi'esiden- 
te  que  se  ha  dignado  jirotcfier  mis  iniciativas  3'  que  se  relacionan  tanlo 
■con  el  pro_uresv)  de  nuestro  país. 

Puerto  I)illin<i"]uirst  tomará  á  no  dudar  «^ran  im¡)ortancia  pues 
liasta  a(]uí  pueden  llc<rar  la  na  ve<:;ación  de  vai)oj-es  directamente  des- 
<le  I(]UÍtos  y  á  Bellavista  con  conecciones. 

La  distancia  del  Puerto  Biliin<ihurst  á  Bellavista  es  de  100 
kilómeti'os;  á  Tntumberos,  fin  del  aciual  no  muy  buen  camino  de 
]ierradura,  lado  izquierdo  del  Marañón,  40  kilómetros.  Al  Pong-o 
de  Manseriche  150  kilómetros  y  á  líjuitos  1021  kilómetros.  Este  lu- 
^ar  es  el  último  habitado  por  indios  ag'uai-unas.  Durante  nuestra  per- 
nicinencia  en  puerto  P>illin<>'huist,  aparecieron  unas  indias  mestizas  de 
Ijuena  presencia  y  secretamente,  en  una  hoja  de  jilátano,  entreg-aron 
un  mensaje  de  una  ]jobre  niña,  educada  en  un  colegit)  de  la  ciudad 
de  Huancabamba  y  actualmente  secuestrada  en  la  selva  por  un  indio, 
asesino  desu  padre,  un  señor  Yajanianco.  Ya  la  pobre  niña  estaba  ocho 
años  prisionera.  La  expedición  era  muy  débil,  por  lo  que  fué  imposible 
hacer  nada  por  la  cesgraciada. 

•  Seguimos  surcando  3-  cerca  del  puerto  Billinghui'st  pasamos  en  el 
lado  izquierdo  una  quebrada  sulfurosa,  la  cual  despedía  gases  pestilen- 
tes. Continuaban  las  íortísinms  lluvias  3'  se  avanzó  muy  poco,  llegan- 
do al  {)rimer  pongo,  (jue  impide  la  navegación  directa  de  Iquitos  á 
Bellavista.  Este  rápido  se  ha  fornmdo  recién,  segui-aniente  con  pa- 
drones de  huaicos  de  los  vecinos  ceiTos.  El  río  en  el  choque  con  los 
pedrones  levanta  grandes  olas.  El  agua  hervía.  El  aspecto  á  primera 
vista,  infundía  pavor.  Fijándose  atentamente  habían  canales  entre 
los  pedrones  ])ara  dar  paso  á  las  canoas.  Svd)idos  sobre  una  ])iedra 
con  Samai'en  3^  otros  ])ara  observar  el  rápido  y  detei-niinar  por  donde 
pasar,  perdí  el  equilibrio,  me  abrace  de  Samaren  y  Juntos  caímos  al 
río,  siendo  felizmente  la  caída,  sin  consecuencias. 

Por  la  noche  sentí  un  ruido  al  pié  de  mi  tambito,  era  el  curaca 
Samaren  poniendo  á  salvo  su  pequeña  canoa,  pues  nos  había  sorpren- 
dido una  gran  avenida  del  río.  A  la  luz  de  la  linterna  hice  recoger  to- 
dos los  iitiles  de  la  expedición.  Tres  veces  hasta  en  la  mañana 
cambiamos  de  campamento  perseguidos  por  el  agua.    Más  de  40 


—  210 


píes  liabía  subido  el  río  sobre  su  nivel  rejii^sado  por  líi  confíg-ura- 
ción  del  terreno. 

Fijándose  á  la  luz  del  día  en  el  p()n<;o,  este  estnba  borrado,  no 
levantaba  oleaje  ninf^uno  tapado  por  el  a<íaia.  I>a  montaña  nos  sumi- 
nistró abt,nidante  eaza  de  pavos,  monos,  armadillos,  etc.  VA  cobarde- 
jete  de  miií  bo<ía.s  por  la  mañana  se  fingió  enfermo,  señal  se<íura  para, 
vigilar  con  más  atención  á  él  y  su  gente.  Hice  pasar  al  lado- 
derecho  del  río  la  canoa  grande  y  surcó  con  felicidad  el  rápido,  jíenx 
por  un  descuido  se  estrelló  la  proa  contra  una  pjña.  La  jíunta  se 
rompió  con  el  cable  sujetado  á  ella.  V(M-tig'in()san)?nte  fué  arrastrada 
la  canoa  por  la  corriente,  (iracias  á  la  ]>rpcaucióu  de  haber  yo  ])or 
pasadas  experiencias  hecho  agregai-le  á  la  popa  otro  cable,  salvó  la 
canoa  de  una  pérdida  inevitable.  Después  de  componer  los  desperfec- 
tos causados  ]»or  el  choque  siguió  la  cauca  grande  la  ruta  de  la.  pe- 
(^ueña  y  más  arriba  del  rápido  ])oi-p1  lado  iz(]uierdo.  El  primer  j)on- 
g'O  con  obstáculos  en  el  río  ha,l)ía  sido  vencido. 

El  curaca  Samaren  regresó  con  su  gente  y  la-  bella  j)risionera,  de- 
signada pai'a  su  tercera  esi)Osa,.  (¿uedó  la  verdadera  expedición  com- 
puesta de  17  homl)res  en  dos  canoas. 

A  las  5  de  la  mañana  nos  levantábamos.  Después  del  desayuno 
y  de  cocinar  para  almorzar  á  las  12  frío,  á  las  7  principiaba  la  nave- 
gación. A  las  4  de  la  tai'de  se  formabíi  campamento  haciendo  tambi- 
tos  de  hojas  de  palmera  y  los  cazadores  se  internaban  á  la  montaña 
para  proveer  á  la  expedición  de  cai-ne  fresca. 

l  a  sui'cada  absorbía  ])()rentei'o  nuestra  atención  aprovechando 
el  meiioi-  detalle  topográfico  favorable  pai-a  seguii-  adelante.  Las 
chimbadas,  (juiere  decir  la  cambiada  de  im  lado  del  i-ío  al  otro,  eran 
emoeionanates  pues  teníase  que  calcular  donde  la  fuerza  de  la  co- 
rrentada  nos  ])odía  arrasti'ar.  l'ara  convencerme  de  la  i-ealidad  en  los 
sondeos  varias  veces  repetía  las  chind>adas  demorando  mucho  tiem- 
po en  las  jornadas.  En  las  chimbadas  se  acobai-daba  la  gente  tenien- 
do yo  que  dai-les  alientos  much<is  veces  con  palabras  no  Tuny  tinas. 
Ocasiones  hubo  que  con-íainos  A  riesgo  de  virar  en  un  remolino  ó  pun- 
tón  por  la  col)ardía  del  popero,  teniendo  necesidad  de  agregaile  otro 
boga.  Al  menor  desaliento  j)(>r  mi  parte,  la  expedición  hubiera  fraca- 
sado. 

El  valle  se  estrechaba.  Las  ril>eras  eran  fonnadas  por  peñascos  y 
grandes  pedi-ones.  De  nada  servían  las  tanga luis  por  estai-  el  río  muy 
profundo.  Abanzábamos  muy  despacio.  Para  voltear  por  un  pedióu 
muchas  veces  demorábamos  mía  hora,  ayudándo.se  mutuamente  co- 
mo gatos  subía  la  gente  sobre  la  j)iedra.  FA  de  más  abajo  le  aveJitaba 
al  de  más  arriba  el  cable  hasta  que  la  mayor  parte  de  la  gente  esta- 
ban en  el  otro  lado,  entonces  se  j)rocedía  á  halar  la  canoa,  afirma-ndo 
los  que  estaban  en  la  canoa  las  tánganas  y  remos  contra  las  peñas 
para  evitar  el  choque.  .Se  aligeraba  la  canoa  entonces  del  agua  que 
había  penetrado  al  halarla  contra  los  tumbos  del  agua.  Otra  veces 
todo  trabajo  era  {)erdido,  era  iini)osible  avanzar  por  ese  lado,  retro- 
cediéndose  cuadras  para  buscar  facilidades  á  la  otra  oi-illa.  A  Ande  mi- 


r-  211  ^ 

norar  el  ppso  (mi  1;vs  canoMs  aiKlál)aiu()s  como  podíamos,  dándonos  la 
mano  por  las  pcñíis  pcriKMidicularcs. 

Tarea  muy  ditícil  p(»r  estar  las  piedras  ciilnertas  de  musgo;  se  res- 
l)alabíi  como  si  estuvieran  euhiertas  con  jabón.  Lamente  sufría  mu- 
■í'hos  goljMís.  Yo  resbalé  de  una  peña  (piedando  colgado  sobre  el  i-ío, 
pues  mi  sobiino  me  había  tomado  fuertemente  de  la  mano  impidiendo 
mi  caida  al  agua,  l*or  i'atos  ráfagas  de  aguaceros  y  en  las  lejanías  el 
retum])ar  del  trueno.  Hay  (pie  observar  qué,  si  era  terrible  semejante 
iKivegación  en  las  orillas,  en  medio  del  río  no  oírecía,  ningún  inconve- 
niente para  lana  vegación  en  lanchas  á  vapor.  Vimos  una  quebrada  de 
•íiguas  negras  (jue  bajalni  por  el  lado  izquierdo  de  considerable  altura; 
ni  mi  com[)añero  López,  residente  tantos  años  en  las  montañas,  ni  los 
salvajes  aguarunas  la  conocían  y  por  lo  tanto  ignoraban  su  nombre. 

Muy  temprano,  pues  la  jornada  había  sido  muy  fuerte,  acampamos 
cerca  del  antiguo  rápido  Loricaclii,  él  cual  había  cambiado  mucho  y  ya 
lio  existe.  La  gente  muy  fatigada  y  desanimada,  construyó  sus  tam- 
bitos  arriba  eu  la  montaña  quedando  3^0  con  los  dos  gendarmes  entre 
las  piedras,  cuidando  las  canos  para  evitar  una  probable  deserción.  A  la 
media  noche  el  agua  despertó  á  los  gendarmes  y,  después  de  media  hora, 
donde  antes  est-aba  mi  lecho  se  encontraba  muchos  piés  debajo  del  nivel 
del  agua. 

Entre  los  peñascos  andando  como  fantasmas  alumbrados  débilmen- 
te por  la  luz  de  dos  linternas  examiné  las  canoas.  Estando  amarrada 
muy  corta  la  más  pequeña,  ya  estaba  casi  llena  de  agua. 

Después  de  un  día  de  descanso,  favorecidos  por  un  día  de  sol,  se  dió 
nuevamente  comienzo  á  la  surcada  asegurándole  yo  á  la  gente  haber 
dejado  ya  atrás  la  parte  más  penosa  del  viaje.  Efectivamente,  el  valle  se 
agrandaba, pronto  llegaríamos  á  la  primera  catarata  llamada  el  Maj-asito, 
donde  fracasé  en  otra  expedición,  probando  lo  que  ahora  he  realizado, 
sin  recursos,  faltos  de  salud,  casi  sucumbe  toda  la  expedición.  Pero  cuan- 
do se  tiene  eu  el  alma  ciertos  ideales  incomprensibles  para  los  incapaces, 
nada  le  aterra,  ui  nada  le  hace  cejar. 

La  gente  trabajaba  con  entusiasmo,  y  pronto  miramos  la  quebrada 
que  en  forma  de  cola  de  cometa  se  precipita  de  gran  altura  en  la  orilla 
izquierda  del  río.  Ese  es  el  lugar  donde  el  Marañón  formaba  la  catarata 
llamada  Mayasito.  Con  ansíanos  acercábamos  pues  tenía  sospechas,  como 
en  realidad  se  comprobó,  de  la  total  desaparción  de  la  catarata.  Ninguno 
absolutamente,  ningún  impedimento  presentaba  el  río. 

El  Marañón  estaba  en  baja,  no  había  forma  de  equivocarse.  Opera- 
ción molesta  era  en  ciertos  puntones  la  descarga  de  las  canoas  y  hacia 
perder  tiempo.  Repentinamente  al  lado  izquierdo  penetramos  en  la  de- 
sembocadura de  un  pequeño  río,  desconocido  por  completo.  Después 
también  pasamos  por  otras  quebradas,  cuyos  nombres  se  ignoran.  Por  la 
tarde  acampamos  muy  cerca  de  la  cataraca  más  grande  del  Marañón.  El 
Mayasi,  en  la  cual  mi  balsa  en  una  pasada  expedición  se  hundió  quince 


-•2rJ  - 


veces  en  viaje  de  baja;la.  Ln,  sorpresa  fué  grande:  también  esta  catarata; 
ya  lio  existe,  habiéndose  transformado  eii  otro  rápido  parecido  al  prime- 
ro cerca  de  puerto  Billing-liarst,  al  pié  de  un  remolino:  al  lado  izquierdo^ 
surcamos  el  rápido  con  las  canoas  cargadas;  todos  habían  anunciado  el 
fracaso  de  la  expedición  en  este  formidable  impedimento.  Su  navegación 
con  las  canoas  cargadas  es  el  hecho  más  práctico  y  verídico  de  no  exis- 
tir ya  cataratas  en  el  Alto  Marañón.  Tengo  la  íntima  convic-ción  c^ue  con 
con  volar  ciertas  piedras  de  los  rápidos  el  rio  se  hará  navegable  á  vapor 
directamente  sin  necesidad  de  conecciones  hasta  Bellavista. 

(Cuadras  más  arriba  del  Mayasi,  la  gente  soltó  el  cable  y  el  misera- 
ble popei'o  asustado  brincó  á  tierra  y  con  el  pió  empujó  la  canoa  á  la  co- 
rriente. Habituados  á  los  peligros  conservamos  la  sangre  fría  y  gracias- 
á  disposiciones  convenientes  nos  libramos  de  hundirnos  «n  el  rápido. 
Tropezamos  con  otra  quebrada  desconocida,  lado  izquierdo  del  Marañón, 
muy  aurífera.  Por  todo  anotamos  "entre  ambos  lados  diez  quebradas  sin 
nombre  además  el  pequeño  río.  La  sección  entre  el  Mayasi  y  la  quebrada 
de  Tuntumberos  es  el  valle  ancho  se  surcaba  el  río  sin  diticultad.  La  ve- 
getación hermosísima  con  muchos  árboles  de  jebe.  Sin  novedad  navega- 
mos la  correntada  de  Tangaríza.  Por  aguas  de  la  quebrada  grande  del  A- 
ramango  pasamos  el  famoso  pongo  del  Muyo.  El  río  cambia  aqui  brusca- 
mente de  dirección  formando  antes  del  Aramango  una  gran  ensenada  con 
un  remolino.  Acampamos  sóbrela  misma  ensenada,  pero  muy  temprana 
la  abandonamos,  pues  una  quebradíta  creció  cerca  de  los  tambitos. 

El  valle  seguía  de  nuevo  ano-  >stándo3e.  Sin  estar  el  río  crecido  las 
aguas  del  Mareñón  muy  turbias.  Esperaba  llegar  ese  día  al  último  pongo 
Eentema.  Notaba  á  ambas  márgenes  del  Marañón  desbarrancos  recien- 
tes, pues  las  hojas  de  los  árboles  arrastradas  por  esas  avalanchas  de 
piedras  y  tierras,  estaban  frescas.  Como  á  la'^  11  del  día  la  expedición 
se  encontraba  surcando  al  lado  izquierdo  del  río  al  pié  de  inclinadas  lomas 
cubiertas  de  vegetación.  Ordené  la  chimbida  á  la  derecha  por  encon- 
trar más  facilidades  en  ese  lado  y  encont'-ándonos  enfrente  del  sitio 
que  hacia  momentos  que  habíamos  abandonado,  observé  en  las  altu- 
ras los  árboles  inclinarse  y  hacer  movimientos  extraños,  sacudidos  por 
fueiza  desconocid  i.  Despacio  principió  á  descender  un  trozo  del  terreno 
con  la  arboldda.  Los  crugidos  de  los  árboles  al  quebrarse  y  los  ruidos 
que  producían  los  pedazos  de  terreno  al  sepultarse  al  río,  eran  espan- 
tosos. ÜJi  momento  más  de  demora  en  el  lado  izv^^uierdo  y  la  expedición 
hubiera  desaparecido  totalmente,  sepultada  en  ese  caos  de  piedi'as,  ba- 
rro j'^  leños.  El  espectáculo  era  horrorífico  pero  gi'andif)so.  Por  instinto 
de  salvación  se  avanzó  lo  que  se  pudo,  mieatras  el  barranco  seguía  ca- 
yendo por  pedazos  en  el  río.  La  parte  más  considerable  de  la  ava  a  icha, 
al  fin  se  precipitó  y  un  formidable  trueno  repercutió  por  toda  la  selva. 
El  terror  se  pintó  en  todos  los  rostros  y  silenciosos  seguímos  muy  de 
prisa  adelante.  Derrumbes  había  á  todo  lado  del  río  y  se  desprendían 
piedras  que  cual  balas  de  cañón  caían  al  agua  levantando  espuma.  Una 


-  213  — 


de  esas  piedras  casi  mata  á  nuo  de  los  boinas.  Surcaiinnios  más  ó  menos 
al  pié  (le  cincuenta  huaicos,  entre  chicos  y  grandes.  A  las  cinco 
de  la  tarde  arribamos  casi  al  Rentema.  Alg-unos  bogas  fuer*,  n  á  observar 
la  salida  y  me  dieron  cuenta  del  desj)ren(liniiento  de  un  gran  huaico  á  la 
izquierda.  No  comprendo  hasta  la  fecha  la  causa  de  este  fenómeno  geo- 
lógico; tal  vez  los  fortisimos  aguacei'os  anteriores. 

Por  el  lado  derecho,  al  día  siguiente,  continuamos  la  surcada  inte- 
rrumpida por  un  barranco  arenoso  que  caía  por  pequr.ños  pedazos  al  río 
y  casi  llena  mi  canoa  de  agua,  nos  hizo  retroceder  apresuradamente.  No 
quedaba  otro  medio  que  pasar  al  pié  del  derrumbe  ríe  la  noche  pasada. 
Para  lialar  la  canoa  con  más  faeilidad,  subimos  á  pié  sobre  el  barranco 
entre  barro  y  árboles  medios  hundidos.  Estando  en  medio  se  desprendió 
una  piedra  y  vino  rodando  hacia  uii  ])ers<)na  pero  niuy  despacio  y  no 
habia  peligro  por  no  estar  el  terreno  muy  inclinado;  á  diezmetros  se  cla- 
vó en  el  barro.  Ultima  manifestación  de  este  curioso  fenómeno  geológico. 
Llegamos  á  la  desembocadura  del  Chiuchipe,  enfrente  del  último  pongo: 
el  Rentema. 

Profundamente  emocionado  miré  hacia  atrás  las  oscuras  encrucija- 
das pi>r  donde  había  salido.  Mis  sueños  acariciados  tantos  años  se  habían 
cumplido.  Habia  sido  el  primer  hombre  civilizado  que  habia  surcado  in- 
tegramente la  famosa  región  de  los  pongos  del  alto  IMarañon  y  también 
el  primero  en  venir  desde  el  lejano  Oriente,  desde  Iquitos,  por  la  vía  acuá- 
tica al  Departamento  de  Cajamarca;  1P21  kilómetros  y  á  distancia  de  300 
kilómetros  del  Pacifico.  Esta  expedición  ha  probado  ser  la  navegación  á 
vapor  factible  por  tener  el  canal  del  lío  suficiente  profundidad  y  ningún 
inconveniente.  La  navegación  en  canoa,  aunque  pesada,  seguirá  verificán- 
dose y  se  repetirá  la  fábula  del  huevo  de  í 'olón.  Eso  lo  hubiésemos  he- 
cho nosotros  exclamarán: — esmuy  fácil  verificarlo. 

Mi  gente  se  entregó  á  toda  clas'^  de  regocijo,  bailaban  y  cantaban: 
López  y  otros  me  abrazaron.  El  silencio  habitual  de  la  selva  fué  interrum- 
pido poruña  salva  de  nuestras  carabinas.  Depués  de  chimbar  el  Chinchi- 
pe,  seguimos  surcando  el  Marañón.  el  valle  ancho  que  separa  la  cordillera 
orieuial  de  las  cadenas  costaneras  }•  dos  horas  despuás  penetramos  sur- 
cando el  rio  Utcubauiba.  Los  pongos  del  Alto  .Marañón  habían  sido  ven- 
cidos! 

^L  Antonio  Mesones  Muro. 


5£rvacior[es  IV\^ter^ológicas 

TOMADAS  EN  AREQuIPA 

OBSE]i  VATORIO    ASTROXÓMICO   DK   HAÜVAlíD  COLLEGE 


Satiemhre  1912  Octubre  ] 9 1 2 


Día 

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12 

69.1 

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12 

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13 

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8 

19 

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4 

Vciise  Tomo  XXVIll.  iiá.u;.  'M\. 


—  215  - 


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68.1 

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4 

30 

65,6 

43.4 

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31 

31 

64.0 

49.0 

10 

Máx.  el  más  alto   20°  71.4 

Máx.  el  más  bajo   8°  65.3 

'Sl'm.  el  más  alto   21^  52.4 

mn.  el  más  bajo   9=  42.0 

yiáx.  térm.  med   69.2 

jMíii.  térm.  med   49.0 

Nublosidad  med   4,3 

Aguacero  total   0.00 

Dias  sereno  12:  Mixto  10 


Nublado  8 


Noviembre  J9  12 

Día     Máx.     Mili.  Xulil.  .V}>níu- 
Fahr.         O-lO  Pnlji'.  liu 


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9 

2 

67.9 

45.6 

10 

3 

67.0 

44.6 

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4 

66.9 

46.0 

3 

5 

67.0 

44.4 

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6 

66.3 

44.2 

10 

7 

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42.6 

10 

8 

66.6 

41.0 

10 

9 

68.6 

42.6 

6 

]Máx.  el  más  alto   15  73.0 

Máx.  el  más  bajo   31'-'  64.0 

3Jíi:  el  mas  alto   7"  4!). 7 

Mín.  el  más  bajo   24"  41.4 

]\láx.  térm.  med.  .•   68.8 

Mín.  térm.  med   47.9 

Nublosidad  medio   4.5 

Aguacero  total   0. 00 


Dias  sereno  11:  Mixto  10 
Nublado  10. 

León  Campbell. 

Diciembre  1012 

Din    Aláx.     .Mili.    Xubl.  .Vgiiac. 
Fahr.  0-10  Pulf"-.  Inji-. 


1 

68.8 

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6 

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10 

8 

66.6 

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10 

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45.1 

10 

—  216  — 


Dí.i 

Mili.  : 

N'ul)l.  .Vf-ll:l-. 

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-Máx. 

Mili. 

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Máx.  el  más  alto   15''  71.7 

Máx.  el  má.s  bfiio   7'-'  63.2 

Mín.  el  más  airo   28';*  48.5 

Mín.  el  más  bajo.  . .  8°,  18.  19?  41.0 

Máx.  térm  med   68.3 

Mín.  ténn  meil   44.8 

Nublo.si(lail  med   4.7 

Aguacero  total  Pulg.  Ing.  0.00 
Días  sereno  4.  mixto  9,  Nubl.  17 

{T— Menos  que  0.01 


Máx.  el  más  alto   27°  71.0 

Máx.  el  más  bajo   18'-'  63.0 

Mín.  el  más  alto.  27^  y  28°  63.3 

Mín.  el  más  bajo   1"  43.1 

Máx.  término  med   67.8 

Mín.  térm  med   48.6 

Nublosidad  med   9.0 


Aguacero  total  Pulg.  Ing.  0.12 
Días  sereno  1,  mixto  6,  Nubl.  25 
pulgadas  inglesas) 


-  217  - 


nf:SUME.\-  DEL  A  So  DE  1912 

Max  el  más  alto,  el  (i  de  junio   75.5 

Max  el  más  bajo,  el  3  de  julio   52.0 

Mili  el  más  alto,  el  22  de  marzo   56.6 

Mili  el  más  bajo,  el  18  de  marzo,  el  8,  18  y  19  de  nov.  .  .  .,   41.0 

Máx  térm  med   68.1 

Mía  térm  med   48.8 

Térm  med   59.0 

Nublosidad  med   5.7 

Aguacero  total  (pulgadas  inglesas)   2.41 

Dias  sereno   111 

Dias  mixto   86 

Dias  nublado   169 

Mensual  térm  med,  el  mas  alto — Enero   61.2 

»  »  »      »     »  bajo — Noviembre   56.6 

El  mes  el  más  sereno — Junio   1.9 

-»     »     »     »    nublado— -Enero  .•   9.2 


León  Campbell. 
Encargado  del  Ob.servatoi  io. 


Temblores  registrados     Rr^quipa  * 


OBSERVATORIO  ASTRONÓMICO  DE  HARVARD  COLLEGE 

1912 


Setiembre 

3  .... 

....    5:02:34  a.  m  

li.  V.  m 

» 

4 

...    10:11:00  a.  m  

R.  F.  I 

» 

7  

R.  F.  II 

» 

8 

....     1:41:15  p.m  

R.  F.  I 

» 

16  

....  TemprHno  uel  mañana,... 

R.  F.  II 

» 

20  . 

...  10:01  p.  m   

R.  F.  I 

» 

21 

...    7:28:d5  a.  m  

R.  F.  III 

Octubre 

12  

4:55:  a.  m  

R.  F.  I  ó  II 

» 

13 

R.  F.  III 

Noviembre 

1 

7:56:24  p.  m.  poco  fuerte 

» 

10 

7:16  a.  m.  muy  fuerte  (R> 

ossi-Forrel  V) 

» 

28, 

5:18:40  a.  m.  fuerte 

Diciembre 

4 

9:03  p.  m.  poco  fuerte 

» 

6 

9:02:40  a.  m.  fuerte 

8 

5:32:20  a.  lu,  fuerte 

12, 

12:18:17  p.  m. 

» 

14 

6:36:0  p.  m. 

« 

22 

3:46  a.  m.  fuerte 

» 

23 

,  ,  12:52:15  muy  fuerte. 

León  Campbel, 

Enea r<ia lio  del  ()])K('i  v:itoi ú». 


(*)  Vpfisf'  Tomo  XXXVlII,  página  376, 


BOLETIN 


DE  LA 


Tomo  XXX    Lima,  diciembre  31  de  1914  TRIM.  III  y  IV. 


M  E:  M  O  R  I  A 
CORRESPONDIENTE  AL  AÑO  1914  QUE  EL  PRESIDENTE  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRAFICA 
Ingeniero  José  Balta 

PRESENTA  A  LA  JUNTA  GENERAL 


Señores: 


Elegido  el  año  último  por  el  Consejo  Directivo  para  desempeñar  el 
cargo  altamente  honroso  de  Presidente  de  esta  Sociedad,  ha  llegado  el 
momento  de  daros  cuenta  de  la  marcha  de  nuestra  institución  y  de  algu- 
nos suc&sos  en  que  ha  actuado,  durante  el  periodo  institucional  que  ter- 
mina. 


Se  ha  distribuido  profusamente  en  la  República  y  en  el  exterior  los 
10,000  ejemplares  del  mapa  popular  que  con  apoyo  del  gobierno  pu- 
blicamos. 

Los  pedidos  que  seguían  llegando  á  nuestras  oficinas  indujeron  al 


Consejo  á  solicitar  se  hiciera  im  segundo  tiraje  de  10  á  20,000  ejempla- 
res; y  espero  que  nuestras  gestiones  tengan  éxito  puesel  gran  interés  con 
que  las  olicinas  del  Gobierno,  así  como  instituciones  nacionales  y  extran- 
geras  y  los  particulares,  siguen  i'eclanaando  el  mapa,  demuestra  que  su 
impresión  fué  oportuna  y  atendió  una  necesidad  no  satisfecha  hoy  del 
todo  con  la  primei-a  edición. 


Ha  sido  puesto  en  circulación  el  primer  fascículo  del  tomo  V  corres- 
pondiente á  los  estudios  geológicos  y  mineralógicos  de  la  obra  El  Perú, 
por  Raimondi,  redactado  y  publicado  mediante  un  convenio  con  el  Cuer- 
po de  ingenieros  de  Minas, 

La  impresión  del  segundo  fascículo  del  tomo  de  paleontología  ha 
sido  aplazada  hasta  julio  próximo  con  motivo  de  algunas  publicaciones 
hechas  en  Europa,  sobre  fósiles  peruanos,  y  que  el  autor  necesitaba  con- 
sultar. 


Los  apuntes  3'  manuscritos  del  recordado  doctor  Barranca  han  pa- 
sado á  una  comisión  encargada  de  estudiarlos  y  ver  la  mejor  forma  de 
darles  publicidad  en  las  páginas  de  nuestro  Boletín. 

La  comisión  ha  venido  ocupándose  de  examinar  y  preparar  el  valio- 
so material  inédito  sobre  lingüística  disperso  en  los  manuscritos,  y  no 
dudo  que  en  breve  podremos^  comenzar  la  publicación  de  las  raices  que- 
chuas estudiadas  por  el  sabio  peruano;  contingente  póstumo  que  entre- 
gará así  á  su  país  y  á  la  ciencia  el  filólogo  que  más.  ha  profundizado  ese 
idioma,  de  tan  grande  importancia  para  la  etnología  americana. 


Habiendo  solicitado  el  señor  Reginal  Enock,  socio  nuestro  y  autor 
de  varías  obras  sobre  el  Perú,  nut-stra  opinión  acerca  de  las  llamadas 
intihuatanas  por  el  arqueólogo  Squíer,  pasó  dicha  consulta  á  informe  del 
vocal  del  Consejo  señor  Horacio  H.  Urteaga,  especialmente  preparado 
por  sus  estudios  y  publicaciones  para  emitir  opinión  autorizada  en  tema 
tan  interesante.  El  dictamen,  que  ha  asumido  el  carácter  de  un  concien- 
zudo estudio,  fué  remitido  al  señor  Enock,  previa  discusión  por  el 
Consejo  y  se  ha  publicado  en  el  Boletín.  El  autor  refuta  con  gran  aco- 
pio de  citas  históricas  y  de  observaciones  propias  la  opinión  de  que  las 
piedras  labradas,  que  indebidamente  recibieron  el  nombre  de  intihuata- 
nas hayan  servido  pai'a  observaciones  astronómicas,  y  citando  la  prácti- 
ca, que  hoy  mismo  observan  los  indígenas,  sostiene  que  el  punzón  carac- 
terístico de  diclias  piedras  ha  debido  servir  para  sujetar  la  cerviz  de  ani- 
males sacrificados,  probablemente  con  fines  religiosos.    Es  digno  de  i'e- 


—  rri  — 


coiueii(lii(  i(')ii  el  método  seguido  por  el  señor  Urteaga  de  averiguar  el  uso 
actúa!,  entro  los  indígenas,  de  objetos  senieja;ntes  á  los  que  encontramos 
en  las  ruinas  ó  en  las  sepulturas  incaicas,  para  determinar  el  empleo  que 
en  aipicllas  remotas  épocas  tuvieron.  Las  tendencias  conservadoras  de 
la  raza-  autóctona,  dan  especial  fundamento  á  dicha  deducción. 


Con  gran  sentimiento  debo  consignar  este  año  el  trájico  resultado 
de  las  expediciones  que  una  compañía  norteamericana  organizara  para 
reconocer  la  interesante  y  desde  hace  un  siglo  abandonada  región  del 
Huayabamba.  El  celo  desplegado  por  las  autoridades  políticas  y  los 
abnegados  esfuerzos  de  nixestro  consocio  y  comisionado,  ingeniero  Artu- 
ro Cuadra,  para  auxiliar  á  los  intrépidos  viajeros  perdidos  en  las  selvas 
de  las  nacientes  de  ese  río,  solo  han  suministrado  un  conjunto  de  datos  y 
declaraciones  que  no  dejan  duda  acerca  de  su  desgraciado  fin. 

Como  sabéis  uno  de  los  propósitos  de  esas  espediciones  fué  el  de 
confirmar  los  datos  que  teníamos  sobre  la  navegabilidad  del  río  Huaya- 
bamba hasta  el  lugar  que  ocupó  la  extinguida  población  de  Pajatón,  y 
buscai-  en  las  quebradas,  que  de  lo  alto  de  la  cordillerade  Patáz  pue- 
dan conducir  á  dicho  i-ío,  las  huellas  de  dos  trochas  que  sirvieron  en 
el  siglo  XVIII  á  los  misioneros  de  .Cajamarquilla  para  comunicarse 
con  el  Huayabamba,  en  sus  viajes  á  las  conversiones  del  Huallaga  y 
Ucayali. 

Con  tal  fin  la  compañía  organizó  dos  expediciones,  una  dirigida  por 
Seljan  á  quien  acompañaba  el  norteamericano  Patricio  O'Higgins,  sir- 
viendo de  guia  una  india  llamada  Juliana  Rodríguez  Cartajena  de  la  tri- 
bu de  los  Aringones  que  habita  en  las  quebradas  de  uno  de  los  afluentes 
del  Huayabamba:  y  otra  dirigida  por  los  ingenieros  norteamericanos 
Cromer  y  Page  á  quienes  acompañaba  el  Inspector  de  instrucción  de 
Cajabamba  señor  Lescano,  llevando  como  guías  dos  conocidos  vecinos 
de  Condormarca,  llamados  Antonio  Vilques  y  Rafael  Roldan. 

Según  el  plan  convenido  ambas  expediciones  debían  penetrar  á  la 
región  del  Huayabamba  por  opuestas  rutas  y  marchar  al  encuentro  una 
de  otra  para  reunirse  en  Pajatón  ó  en  las  quebradas  que  desde  allí  as- 
cienden á  la  elevada  cordillera  de  Patáz.  En  consecuencia  Seljan  debió 
bajar  el  Huallaga  por  Huánuco  hasta  Pachiza,  surcar  el  Huayabamba 
hasta  Pajatón  y  comenzar  una  trocha  de  E.  á  O.  en  dii'ección  á  las  cum- 
bres de  (yallangate;  mientras  que  Cromer  y  Paje  se  dirigirían  por  Truji- 
llo  á  Cajabamba,  distrito  de  la  provincia  de  Patáz  y  unidos  á  Lescano 
pasarían  á  Callangate,  en  cuyas  alturas  debían  buscar  la  quebrada  de 
Tubaibal,  que  se  encuentra  aproximadamente  en  la  misma  latitud  de  Pa- 
jatón, para  bajar  de  O.  á  E,  á  encontrarse  con  la  otra  expedición. 

Parece,  hoy  que  la  principal  causa  del  fracaso  lia^'a  sido  una  de 
aquellas  circunstancias  imprevistas,  que  en  empresas  de  esta  índole 
suelen  trastornar  los  planes  mejor  combinados.  Me  refiero  al  cambio 


—   IV  — 


en  el  primitivo  itinerario  de  los  exi)Hdiei()nari()s  de  Patáz.  Sábese  en; 
electo  ([lie  hi  expedición  Cronier,  después  de  reconocer  la  (pieljrada,  de 
Tubaibaly  otras  adyacentes  linbo  de  aliandonar  el  proyecto  de  elegir- 
la jjara  bajar  al  Iluayaband)a,  ya  sea  por  no  iiaber  encontrado  ves- 
ti.2,"io  algnno  del  camino  ar.ti^uo,  ó,  lo  C|ue  es  mas  jjrobable,  por  la  al- 
tura de  4.000  metros  (¡ne  presenta  en  esa  región  \;i  cordillera,  aumen- 
tándose así  la  «gradiente  3'  desde  lueg-o  las  dificultades  presumibles 
del  descenso  á  Pajatén. 

Resolvió,  pues,  ir  á  bnsear  00  km.  mas  al  noi-te,  en  raj)ellanía,  el 
principio  de  otj'a  vía,  que  se<ínn  documentos  anti<>U()S  si<;niei-on  los. 
misioneros,  y  en  donde  la.  cordillera.  SOO  metros  mas  l)aja,  cpie  en  Tu- 
baibal  debía  ofrecer  menores  diticuitades. 

En  ('a]»ellanía,  Cromer  y  su  <i-ent«',  comenzaron  á,  abrir  una  trocha 
sobre  las  huellas  de  un  obstruido  camint),  v  después  de  veinte  días  de 
enérgicos  esfuerzos  llegaron  hasta  Pampa  San  Juan,  lu  g'  ir  m habitado, 
como  toda  esa  ancha  zona  de  serranías  y  bosijues. 

Faltálianles  ya  las  provisiones  3'  como  los  tjperarios  v  guías  des 
moralizados  manifestaban  sn  resolución  de  abandonar  la  empresa,. 
Cromer,  Paje  y  Lescano  ins])ecci(jnaron  rápidamente  la  qiiebi'ada  más 
allá  de  San  Juan,  deduciendo  que  en  dos  jornadas  podrían  llegar  á  nn- 
río  bastante  caudaloso  llamado  ("a,rtajena,  el  (pie  divisaron  desdealli, 
tributario  del  ('atenja,  3' en  donde  les  sería  posible  seguir  el  viaje  en 
balsa  hasta  Pajatén. 

Resolvieron  entonces  continuar  sok)s  la  expedición;  despidieron  á 
la  gente  que  los  había  acomjjaña.do  hasta  San  Juan  3'  el  10  de  mar- 
zo internáronse  los  tres  en  dirección  al  Catenja,  sin  (pie  ha3'a  jjodido 
saberse,  desde  entonces,  la  suerte  que  corrieron,  pues,  nuestro  comi- 
sionado señor  Cuadra  (]ue  avanzó  hasta  dichas  pampas  en  el  mes  de 
junio,  al  exj)lorar  los  alrededores  no  halló  rastro  ni  indicio  alguno  de 
los  int'ortunados  viajeros. 

Como  Seljan  llegó  en  marzo  á  Jelache  distante  ])oeas  jornadas  del 
lug'ar  en  que  debía  encontrarse  Cromer,  es  de  presumir  que  sin  aquel 
cambio  de  itinerario,  las  señales  convenidas  entre  ambos,  como  dispa- 
rosde  fusil  y  otras,  les  hubiera  permitido  reunirse  3'  auxiliarse  mutua- 
mente, dando  feliz  término  á  su  audaz  é  importante  empresa  y  á  una 
exploración  de  gran  trascendencia  i)ara  la  geografía  de  nuestro  ])aís, 
Al  recibirse  en  Cima,  noticias  angaistiosas,  ver  medio  de  avadar  á 
los  expedicionarios,  fué  el  deber  que  nos  señalarían  los  sentimien- 
tos de  humanidad  3^  solida,ridad  geográfica.  Nos  esforzamos  [)or  cum- 
plirlo, dirigiéndonos  al  Supremo  (iobierno,  que  puso  en  jueg-o  los  ele- 
mentos de  qup  disponen  las  autoridades  políticas;  3^  promovimos  una, 
expedición  de  auxilio,  aceptando  para  ello  el  generoso  ofrecimiento 
del  ingeniero  Cuadréi. 

De  acuerdo  con  nosotros,  este  dig-no  consocio  se  dirigió  á  Caja- 
bamba,  reunió  allí  tod  is  las  informaciones  v  declaraciones  cjue  arro- 
jaran alguna  luz  sóbrelos  ])rovectos,  la  marcha  3'  jjaradero  de  Cro- 
mer 3'  de  sus  com[)añeros.  Bu.scó  é  interrogó  á  sus  guías,  los  contrató 
para  (pie  le  acompañaran  3'  en  unión  de  alg'unos  amigos  su3'os  ó  de 


Lesean,),  como  los  señores  I'íhhhIps  y  .Meza,  se  intciiió  en  la  montaña, 
hasta  las  ¡ta inpas  (le  San  Jnan,  en  donde  pefmanocierou  al<iún  tiem- 
po, explorando  los  parajes  y  (pK^liradas  vecinas.  I)es<>raeiadamente 
lluvias  torrenciales,  viniei-on  á.  aumentar  las  dificultades  de  su  em])ix'- 
sa,  los  vívei-es.  traídos  se  aijotaron  y  hi  expedición  hubo  de  regre- 
sar cá  (londormarca  y  Capelhmía,  ¡¡ara  comunicarnos  la  triste  noticia 
del  nin<inn  éxito  de  sus  investií^aciones,  á  la  vez  (pie  nos  remitían  un 
informe  detallado  del  viaje  3^  un  cr(K)nis  de  la  rc<2,i(')n. 

I-a  suposiciíMi  mas  fundada  sei;-ún  el  señor  Cuadra-,  es  (jue  ilvo- 
mer  y  sus  compañei-os  lo,<iraron  lle^iar  al  ("artajena  y  construir  una 
balsa,  pero  habiendo  naufragado  en  alguno  de  los  numerosos  rápi- 
dos (')  cascadas,  ])erecieron  en  las  torrentosas  aguas  del  río. 

De  Selgan,  y  O'iliggins,  sabemos  (]ue  en  niai-zo  llegaron  al  Huan- 
sauache,  cuya  confluencia  con  el  Hua.mbo  forma  el  Huayabamba,  ncj 
lejos  sin  duda  del  antiguo  Paja^tt^n.  (yon  los  14  hombres  que  habían 
contratado  comenzaron  una  trocha  hacia  la  cordillera,  por  la  margen 
izquierda  del  lluansaiiache,  llegando  en  junio,  con  suma,  dificultad, 
hasta  la  confluencia  de  la  (]uebra,da  (')  torrente  llamado  ((Boud)onaje)), 
en  cuyo  sitio  sus  operai  ios  les  abandonaran  desmoi-alizados  .según 
declaran,  por  ti-(ís  meses  de  aislamiento,  de  continuos  trabajos  y  de 
privaciones.  Sábese  igualmente  (]ue  Seljcn  3'  O'Higgins  siguieron  avan- 
zando penosamente  por  dicha  (|uebi'ada,  hasta  ((Maquizapa  Coclm». 
I^a  india  Juliana  que  regresó  de  allí  v  pudo  llegar  enferma  3'  extenuada 
á  .lehndie,  gracias  sin  duda  al  instinto  de  los  indígenas  para  guiarse 
en  las  selvas,  declara  que  Ies  deje')  en  dicho  lugar  scjIos,  sin  víveres, 
á  Seljan  moribundo  y  ñ  O'Higgins,  gravemente  enfei'mo.  Tan  terrible 
sitnaci(')n  y  el  tiempo  trascurrido  no  nos  dejan  esperanza  de  ()ue  ha.- 
yan  podido  sobrevivir. 

descubrámonos  ante  .esas  nuevas,  nobles  víctimas  de  las  ex]d(jra- 
ciones  en  el  Oriente  del  Perú.  Una  vez  mas,  la  naturaleza  virgen, 
refugiada  en  la  región  a.mazónica,  exigió  para  enti-ega,r  sus  secretos 
3'  revelar  sus  misterios  un  tributo  de  vidas  humanas,  y,  una  vez  más 
ha  habido  hond)res  valerosos  cpie  lo  arresgaron  todo  ante  la  especta- 
tiva  de  acrecentar  los  conocimientos  geográficos  3-  los  dominios  de 
la  civilización. 

Jle  mencionado  3'a  la  meritoria  actitud  del  señor  Cuadra.  En  vues- 
tro noml)re  y  en  el  mío,  corresjióndeme  agradecerle  hoy  piil)licamente, 
lo  mismo  que  á  sus  amigos  de  la  expedición  de  auxilio,  el  desempeño 
de  la  nñsión  que  le  encomendamos  y  en  la  que  han  prestado  positivo 
servicio  a\  país  3'  á  la  Sociedad  Geográfica. 

Lai  familia  3'  los  compatriotas  de  los  ingenieros  norteamericanos, 
apreciando  todos  estos  esfuerzo^,  nos  han  enti-egndo  un  acta  de  agra- 
decimiento (]ue  se  publicará  en  el  Boletín,  pues  honra  á  la  institución. 

En  revistas,  peri(')dicos  y  conferencias  se  han  dado  á  conocer  en  Es- 
tados Unidos  los  resultados  de  las  expediciones  que  enviara  á  nuestra 
región  de  Vilcabamba  la  Universidad  de  Yale,  unida  á  la  Sociedad  Geo- 
gráfica de  Washington,  bajo  la  dirección  del  profesor  Hiram  Bingham, 
quien  está  redactando  una  obra  extensa  para  exponer  en  detalle,  las  ex- 


—  TT  — 


ploraciones  y  estudios  verificados  y  los  problemas  histíjricos  (¡ue  estes 
hayan  dilucidado  ó  planteado. 

Dichas  conferencias  y  artículos  han  annientado  el  interés  hacia  el- 
Perú  de  los  centi'os  especializados  fie  Norte  América  y  de  Europa,  propa- 
gando en  el  público  de  aquellas  naciones  la  í'ama  de  nuestras  riquezas 
arqueológicas,  cuya  importancia  ha  venido  á  evidenciarla  el  descubri- 
miento (|ue  hizo  Bingliam  de  las  lioj^  renombradas  ruinas  de  Machupicchu. 

Juzgamos  absolutamente  fundado  el  entusiasmo  qae  ha  producido 
en  sus  autores  y  en  esos  países  de  refinada  cultura  el  prodigioso  hallaz- 
go arqueológico,  porque  es  sin  duda  insólito,  en  la  época  moderna,  ver 
surgir  del  seno  de  la  vegetación  que  la  cubriera  durante  siglos  una  ciu- 
dad prehistórica  con  templos,  fortalezas  y  palacios  de  imponente  estruc- 
tura, re?eladora  de  una  civilización  que  ignoraban  al  parecer  las  mas  re- 
motas tradiciones,  y  fabricadas  por  razas  tan  antiguas  (¡ue  se  les  consi- 
dera hoy  precursoras  del  imperio  incaico  extinguido,  á  su  vez,  hace  va- 
rios siglos. 

Justo  es  reconocer  que  en  la  historia  de  las  exploraciones  arqueoló- 
gicas en  el  Perú,  ninguna  hay  que  supere  á  ésta  por  la  amplititd  de  sus 
consecuencias,  por  los  enérgicos  y  perseverantes  esfuerzos  que  ha  exigi- 
do y  por  las  sumas  invertidas  en  llevarla  á  cabo:  ninguna  hay  tampo- 
co que  haj'a  ofrecido  mas  vastas  proyecciones-  históricas. 

Nuestra  sociedad  al  tener  conocimiento  de  los  trabajos  emprendidos 
en  las  serranías  del  Urubamba  por  el  profesor  Bingham  y  por  el  distin- 
guido personal  que  ha  actuado  bajo  su  dirección,  estimó  necesario  que 
las  instituciones  nacionales  se  pusieran  en  contacto  con  la  expedición  y 
nombrasen  un  representante  que  controlara  desde  el  punto  de  vista  na- 
cional, el  desarrollo  y  resultados  generales  de  una  empresa  científica  que 
tan  de  cerca  interesaba  al  Perú. 

Propusimos  pues  al  Supremo  Grobienio  el  nombramiento  del  señor 
José  Gabriel  Cossio,  llamado  por  su  versación  en  arqueología  peruana  y 
por  su  vasta  ilustración  á  inspii'ar  la  mas  absoluta  confianza  á  las  insti- 
tuciones del  país.  El  informe  qixe  ha  publicado  en  el  desempeño  de  es- 
te honroso  encargo  prueba  el  acierto  que  presidió  á  su  designación  y  le 
hace  acreedor  á  las  elogiosas  felicitaciones  que  con  el  mayor  agi'ado  le 
dirijo  hoy  en  nombre  déla  Sociedad  Geográfica. 


Ha  quedado  organizado  el  nuevo  departamento  del  Madre  de  Dios 
sin  que  tuviéi-amos  oportunidad  de  pronunciarnos  sobre  la  conveniencia 
de  formar  esa  vasta  circunscripción  política:  pues  con  el  fin  quizá  de 
apresurar  la  reforma  se  suprimió  el  acostumbrado  trámite  de  remitir  el 
proyecto  de  lev  para  informe  á  nuestra  institución,  en  cuyo  seno  es  se- 
guro la  creación  de  ese  departamento  habría  motivado  prolongado  deba- 
te, siendo  posible  (pie  sufriera  el  pi'oyecto  sustanciales  modificaciones. 

En  efecto,  muchos  de  nuestros  socios  alarmados  con  el  número  de 


—  vn  — 


provincias  y  depiiilaiiKMit ds  mu;  vifueii  creándose,  jnz<^aii  que  ha  llega- 
do el  nionienlo  de  combatir  la  tendencia  á  modificar  sin  método  nuestra 
-demarcación  pclítica,  multiplicando  siis  unidades  por  subdivisión  de  las 
antiguas.  Juzgan  i[ue  este  aumento  innecesario  en  el  personal  y  gastos 
administi'ativos  ofrece  serios  inconvenientes  y  en  definitiva  no  hace  sino 
perjudicar  á  la  administración  misma  ateniéndose  al  principio  de  que  en 
las  funciones  de  un  organismo  lo  superfino  perjudica.  Desean  pues  (|ue 
•en  esta,  materia  la  Sociedad  Greográfica  reaccione,  ciñéndose  en  sus  in- 
formes al  plan  general^que  á  pedido  del  Gobierno  estudiamos  y  le  some- 
timos hace  algunos  años. 


Ha  agi'egado  nuestro  distinguido  consocio  doctor  La  Puente  un  ser- 
vicio mas  á  los  que  tjene  prestados  á  la  institución,  al  cumplir  en  la  for- 
ana talentosa  y  amplia,  propia  de  sus  luces  y  carácter,  el  encargo  que  le 
hiciéramos  de  representarnos  ante  el  TV  Congreso  Médico  Pan  America- 
no que  se  reunió  en  Lima.,  y  al  que  ofreció  como  delegado  de  esta  Socie- 
dad su  valioso  trabajo  inédito  sobre  paludismo  en  la  costa  del  Perú. 

No  podía  ser  mas  adecuado  el  tenia,  ya  que  no  existe  nación  alguna 
■en  América  á  la  que  no  interese  por  cuenta  propia  conocer,  los  caracteres 
con  que  se  presenta  en  una  de  ellas  esa  enfermedad  endémica.  Respec- 
to al  Perú  sabemos  que  es  problema  de  gran  trascendepcia,  pues  está  inti- 
mainewte  vinculado  con  la  mayor  prosperidad  y  aprovechamiento  inten- 
sivo de  la  excelente  zona  agrícola  de  su  costa. 

Como  presidente  de  la  Sociedad  no  me  corresponde  ponderar  el  mé- 
rito de  la  monografía  que  á  nombre  maestro  presentó  el  doctor  La  Puen- 
te; tampoco  necesito  hacerlo  después  de  emitir  su  fallo  un  tribunal  tan 
especialmente  autorizado  como  el  Congreso  mismo  ante  el  cual  se  dió 
lectura  á  ese  trabajo.  Me  limito,  por  lo  tanto,  y  es  el  mas  significati- 
vo elogio  que  podría  dirigirle,  á  felicitar  efusivamente  á  nuestro  conso- 
cio por  el  voto  de  aplauso  que  le  tributó  dicha  Asamblea. 


En  los  proyectos  de  ley  sobre  dema.rcación  política  que  nos  han 
remitido  el  Gobierno  y  las  H.  Cámaras,  el  Consejo  Directivo  expidió  este 
año  los  siguientes  informes: 

Aprobando  la  creación  del  distrito  de  Quiches  en  la  provincia  de 
Pomabamba. 

La  del  distrito  de  Pira,  en  la  provincia  de  Huarás. 
Pronunciándose  á  favor  de  la  división  de  la  provincia  de  Chal- 
huanca. 

Apoj^ando  la  creación  del  distrito  de  Apongo  en  la  provincia  de  Fa 
jardo. 


Aprobaiulo  la  crrarióii  del  ilistrito  de  Flores  eii  la  proviiieia  de  Ca- 
ñete. 

Pronunciándose  en  contra  de  la  creación  del  distrito  de  San  An- 
drés, en  la  provincia  de  Pisco. 

Recomendando  se  eleve  Chimbóte  á  la  categoría  de  puerto  maj'^or. 

Oponiéndose  á  la  traslación  de  la  capital  de  Cotabambas  á  la  villa 
Cotabambillas  por  ser  inconveniente;  en  todo  caso,  designar  como  capi- 
tal ¿  Mamara,  que  es  bajo  todo  concepto  el  pueblo  más  importante  de 
esa  provincia.  ^ 


En  el  trascurso  de  este  año  lian  sido  aceptados  como  miembros  de 
la  Sociedad  los  señores: 


Dr.     Roberto  Bacon  Honorario 

General  Ignacio  Andrade   id 

Earl  Curzon  of  Kedleston   id 

Henry  Gannett   id 

Gilbert  H.  Grosvenor   id 

Enrique  Paz  Soldán  Activo 

Carlos  Alvares  Maza   id 

Pedro  García  Gastañeta   id 

Ernesto  A.  Kaufñnan   id 

Tte.  Corl.  Antonio  Castro   id 

Cap.  de  Navio  José  A.  Theron   id 

Tt-e.  Corl.  Manuel  C.  Bonilla   id 

Alfredo  Mendiola   id 

Ramón  Ribeyro   id 

Wenceslao  Valera   id 

Guillermo  Hartmann   id 

J.  A.  Macknigtli   id. 

Corl.  Carlos  Casamatta   id 

H.  Federico  Buzaglo   id 

Eduardo  Vergne   id 

Eduardo  García  Lastres   id. 

Nathan  Levy   id 

Víctor  E.  Ayarza   id 

Luis  Espantoso  Cossio   id 

José  A.  Encinas   id 

General  José  R.  Pizarro   id 

Sra.   M.  viuda  de  Rosaj'   id 

Srta.  M.  Al  varado  Rivera   id 


Sr. 

Sr. 

Dr. 

Ing. 

Ing. 

Ing. 


Lig. 

Dr. 

Dr. 

Ing. 

Sr. 

Tte. 

Lig. 

Dr. 

Sr. 

Lig. 

Sr. 

Sr. 

Sr. 


Washington,  EE.  UU. 
Caracas,  Venezuela 
Londres,  Inglaterra 
Washington,  EE.  UU. 
Washington,  EE.  UU. 


Fra  icia 


Francia 
Francia 


Ing.    Lnls  Pfliu'1<(M'-. ..  .     .  .  ,  Activo 

'Sv.      Pedro  Crcrciia  Ji'igo_)-e!i   id 

luiX.  M.  Vañ>es  Leóiu   id 

■Srta.   Estlier  Fesliiii.  pedagoga.  ...  id 

■Sr.     Julio  lu.  East   id 

Dr.     Osoar  Miró  Quesada   id 

•Sr.      Ricarcío   Morales  Berinúdez .  .  id 

■Sr.      Paul  Poinsotte   id 

Sr,      Raúl  D'Harcourt..   id 

Dr,     Gerardo  Aha'co   id 

Sr.     Karl  Kitziug.   id 

Sr.     J.  I.  Vargas  Vila,   id 

Dr.     Eduardo  Poirier.,.  Corres. 

Ing.    Carlos  Tajada  Sorzano   id 

Ing.    Santiago  Mariii  Vicuña   id 

Sr.     Eduardo  de  la  Fuente   id 

Monseñor  Emilio  Lissóu.   id 

♦Sra.    Concepción  JiméuezdeFlaquer  Id 

Mayor  Harry  S,  Toppin   id 

Ing.    Luis  Rizo  Patrón   id 

Ing.    Jac-obo  Krauss   id 

Sr.     Lorenzo  Martin  Carrasco ...  .  id 

Dr.     Pedro  1.  Cisneros  A   id 

Dr.     Fulgencio  R.  Moreno   id 

Sr.     R.  Angus  Clay   id 

Ing.    Vicente  Dagnino   id 

Dr.     Luis  Livingston  Seaman .  ...  id 

Sr.     Helio  Lobo  Leite  Pereira ....  id 

Sr.     Mario  de  Alencar   id 

Ing.     Virgil  C.  Vogne   id 

Ing.    Grmo.  Lastarria  Cavero   id 

Es  decir,  5  socios  honorarios,  35  activos 
ciando  un  total  de  59  socios  nuevos. 


Alemania 
Bogotá,  Colombia 
Santiago  de  Chile 
La  Paz,  Bolivia 
Santiago  de  Chile 
Yauli,  Perú 
Chachapoyas 
España 

Bournementh,  Inglaterra 
Santiago  de  Chile 
Holanda 

Camaná,  Arequipa 
Yungay,  Ancash 
Santiago  de  Chile 
Inglaterra 
Viña  del  Mar,  (;hile 
Washington,  EE.  UU. 
Rio  de  Janeiro,  Brasil 
Rio  de  Janeiro,  Brasil 
Nueva  York,  EE.  ÜU. 
Valparaíso,  Chile 

y  19  corresponsales,  ha- 


Hemos  seguido  recibiendo  algunas  partidas  en  efectivo,  provenien- 
tes de  la  donación  Delgado,  ya  sea  por  venta  de  acciones  en  la  Bolsa 
Comercial,  según  disposición  del  Consejo  Directivo, "ya  por  el  pequeño 
exceso  del  precio  que,  como  resultado  del  remate  público,  nos  ha  entrega- 
do el  cesionario  de  nuestros  derechos  en  el  fundo  Ñaña,  señor  Elias. 

Estas  sumas  como  las  anteriores  han  sido  depositadas  á  un  año  de 
plazo  en  el  Banco  del  Perú  y  Londres. 


A  fin  de  comprobar  debidamente,  en  todo  tiempo,  el  monto  exacto 
de  la  donación  3'  el  origen  de  las  diversas  partidas  que  han  ido  ingre^- 
sando  á  la  caja  de  la  Sociedad  por  venta  de  nuestros  derechos  en  Ñaña 
ó  al  terminar  los  diversos  incidentes  del  juicio  testamentario,  hemos  pe- 
dido testimonio  autorizado  de  las  actas  judiciales  y  boletas  de  las  escri- 
turas que  se  relacionan  con  la  entrega  de  dichas  sumas  y  valo-res. 


El  X  Congreso  Internacional  de  Geografía  de  Roma  aprobó  una' 
moción  recomendando  que  los  geógrafos  y  cartógrafos  declaren,  en  las- 
cartas  y  mapas,  además  de  la  escala,  el  sistema  de  proyección  empleado* 
y  los  trabajos  y  documentos  consultados. 

Apreciando  la  importancia  que  esas  indicaciones  tienen  para  la 
más  exacta  valuación  de  los  datos  consignados  en  las  cartas  geográficas,, 
y  aún  para  su  más  correcta  y  fácil  interpretación,  el  Consejo  Directivo 
resolvió  que  nuestra  Sociedad  se  adhiriese  á  dicha  resolución,  y  hemos- 
adoptado  im  acuerdo  encareciendo  á  los  autores  nacionales  incluyan, 
esos  datos  en  los  mapas  y  trabajos  cartográficos  que  den  á  la  publicidad. 

Aprovecho  esta  ocasión  para  recomendar  de  nuevo  á  miestros  so- 
cios se  esfuercen  por  conseguir  que  esa  disposición  del  X  Congreso  sea 
acatada  en  nuestro  país. 


La  magnitud  é  importancia  actual  de  las  comunicaciones  interna- 
cionales y  la  creciente  rapidez  con  que  se  efectúan,  han  exigido  la  for- 
mación de  un  comité  internacional  que  se  ocupe  de  regularizar  y  pro- 
cure la  mayor  exactitud  posible  de  la  hora  en  el  mundo.  Dicho  comité 
se  ha  reunido  en  París,  habiéndose  organizado  bajo  los  auspicios  del 
gobierno  de  Francia  que  oportunamente  invitó  al  Perú  á  nombrar  un 
representante. 

Consultada  esta  Sociedad  por  nuestro  Ministerio  de  Relaciones  Ex- 
teriores, emitimos  un  informe  ilustrativo  exponiendo  la  utilidad  y  con- 
veniencia para  nuestro  pais  de  adherirse  á  las  resoluciones  del  comité  y 
de  contribuir  á  su  sostenimiento. 


El  mismo  Ministerio  solicitó  nuestra  opinión  sobre  la  oportunidad 
de  que  el  Perú  figurara  con  un  representante  en  la  2^  Conferencia  de 


—  XI  — 


París  para  el  tnizo  de  la  Carta  del  Mundo.  Emitimos,  desde  lupgo,  in- 
forme favorable  y  redactamos  las  iust rueciones  (¡ne  debían  impartirse  al 
delegado. 


Nos  hemos  adherido  igualmente  á  los  fines  que  pei'sigue  el  Insti- 
tuto últímameiHe  organizado  en  Aquisgrán  (Alemania)  para  ensanche 
de  las  relaciones  intelectuales  entre  las  naciones  sudamericanas  y  euro- 
peas. 

La  creación  de  dicho  centro  es  suceso  del  que  debemos  congratu- 
larnos y  corresponde  al  nuevo  y  favorable  concepto  que  va  formándose 
en  Europa  y  Estados  Unidos  acerca  de  la  condición  actual  de  Sudamé- 
rica,  de  sus  rápidos  progresos  y  del  alto  grado  de  prosperidad  y  civili- 
zación que  el  grupo  de  naciones  que  la  constituyen,  adquirirán  sia  du- 
da en  uu  próximo  futuro. 


El  señor  Director  de  la  Oficina  Peruana  de  Infoi'maciones,  estable- 
cida en  París,  ha  emprendido  activa  campaña  para  evitar  que  sigan  pu- 
blicándose mapas  de  Sudamérica  con  límites  erróneos  del  Perú. 

Casi  todos  los  atlas  editados  en  los  grandes  centros  impresores  eu- 
ropeos, traen  en  efecto  falseada  y  deformada  nuestra  demarcación  inter- 
nacional, de  resulta  de  la  propaganda  hecha  por  ios  países  que  sostienen 
con  el  nuestro  litigios  sobre  limites. 

(Consultados  respecto  á  la  conveniencia  de  adoptar  algunas  medidas 
que  propuso  dicho  Director,  hemos  coadyuvado  á  sus  fines  recomendan- 
do al  Gobierno  impida  que  esa  clase  de  atlas  pueda  introducirse  en  la  B-e- 
pública  y  prohiba  sobre  todo  que  se  adquieran  y  circulen  en  los  colegios 
nacionales  y  dependencias  del  Estado. 


Nuestro  Observatorio  Sismográfico  ha  seguido  funcionando  con  re- 
gularidad, de  modo  que  su  archivo  ha  aumentado  este  año  con  numero- 
sos sismogramas  de  los  temblores  locales  de  Lima,  de  los  principales 
movimientos  que  han  tenido  lugar  en  el  Perú  y  de  las  conmociones  tec- 
tónicas en  el  mundo. 

La  marcha  satisfactoria  de  esta  oficina  registradora  de  los  fenóme- 
nos sísmicos,  la  primera  que  se  estableció  en  la  costa  sudamericana  del 


—  xn  — 


Pacífico,  se  debe  eu  parte  al  subsidio  que  el  Ministro  de  Fomento,  coro- 
nel Pedro  Portillo,  le  concedió  en  1913  j  con  el  (jue  le  han  seguido  aten- 
diendo la  Junta  de  Gobierno  y  el  actual  Ministro  señor  F.  Alaiza  y  Paz 
Soldán. 

El  terremoto  de  Aimaraes  y  Ins  frecuentes  conmociones  terráqueas 
de  que  han  sido  teatro  algunos  de  nuestros  departamentos  del  sur,  prue- 
ban que  no  ha  terminado  el  período  de  actividad  sísmica  que  se  iniciara 
en  1913  con  el  terremoto  de  Caraveli. 

Fundadora  en  el  Perú  de  las  observaciones  gráficas  de  los  temblo- 
res, nuestra  Sociedad  ha  procurado  eu  esa  ocasión  iniciar  igualmente  en- 
tre nosotros  el  estudio  científico  de  aquellas  glandes  manifestaciones  sís- 
micas y  promovió  el  envío  de  una  comisión  especial,  según  puede  verse 
eu  el  siguiente  oficio,  fechado  el  13  de  febrero. del  presente  año: 

«Sr.  Director  de  Fomento. — Con  fecha  18  de  noviembre  último,  esta 
«Sociedad  dirigió  al  despacho  de  US.  la  siguiente  comunicación: 

«Sr.  Dr. — Los  terremotos  que,  por  desgiacia,  ocurrieron  hace  poco 
«en  los  departamentos  del  sur,  ofrecieron  caracteres  que  interesa  cono- 
«cer  e)i  sus  detalles,  mediante  una  investigación  minuciosa  de  las  cír- 
«cunstancias  en  que  esos  movimientos  se  produjeron,  de  sus  efectos  so- 
«bre  el  suelo  y  edificios  y  de  las  manifestaciones  que  hayan  dejadó.  Juz- 
«ga,  pues,  nuestra  Sociedad  que  sería  oportuno  el  envío  de  una  comisión 
«con  personal  idóneo,  encargada  de  visitar  la  zona  devastada  para  reunir 
«sobre  el  terreno  mismo  y  publicar  en  un  informe  todos  aquellos  datos 
«que  pudieran  servir  de  base  al  más  amplio  estudio  de  esos  fenómeros  y 
«á  las  conclusiones  generales  que  pudieran  deducirse.  Si  el  Supremo 
«Gobierno  cree  conveniente  dar  forma  prá.;tica  á  esta  idea,  cuya  realiza- 
«cióu  estimamos  ocasionaría  un  desembolso  máximo  de  Lp.  250,  tengo 
«encargo  de  manifestar  á  US.  que  la  Sociedad  Geográfica  cooperaría 
«gustosa  con  todos  los  elementos  de  que  puede  disponer  para  el  caso.» 

«Desde  esa  fecha,  nuevos  y  repetidos  temblores  han  tenido  lugar  en 
«dicha  región,  acentuándose  así  la  importancia  del  proceso  sísmico  allí 
«realizado  y  la  necesidad  de  estudiarlo.  Mayor  demora  en  el  envió  de 
«la  comi.sión  científica  daría  lugar  á  que  variaran  ó  desaparecieran  algu- 
«gunas  de  las  manifestaciones  que  interesa  conocer  y  de  los  datos  que 
«conviene  reunir;  por  lo  que  el  Consejo  Directivo  ha  acordado  me  dirija 
«á  US,  llamando  su  ilustrada  atjución  sobi'e  la  urgencia  de  resolver  este 
«asunto  y  rogándole  nos  comunique  la  resolución  que  recaiga  en  el  pre- 
« senté  oficio.» 

Atendiendo  á  esta  insinuación,  el  Gobierno  dispuso  que  nuestra  So- 
ciedad procediera  á  nombrar  al  jefe  de  la  comisión  y  le  instruj^era  en  el 
trabajo  que  debía  realizar.  Designamos  al  ingeniero  don  Augusto  Um- 
lauflf  y  le  entregamos  un  pliego  de  instrucciones,  minuciosamente  redac- 
tado por  nuestra  comisión  de  sismología. 

Confiamos  en  que  este  viaje  de  estudio  tendrá  lugar  próximamente, 
no  obstante  la  demora  que  ha  sufrido  en  su  ejecución. 


—  XIII  — 


Se  ka  festejado  este  año  el  cuarto  centenario  del  descabriinleiito 
del  oceáno  Pacífico;  y  uniéndonos  á  las  instituciones  que  celebraban  esa 
fecha,  enviamos  nuestros  saludos  y  congratulaciones  á  la  Real  Sociedad 
Geográfica  de  Madrid  y  al  Excnio.  señor  Presidente  de  la  República  Pa- 
nameña, cambiándose,  con  tal  motivo,  los  siguientes  telegramas: 


Linin,  29  de  setiembre  de  lOlyt. 

Siicicilad  (ii'ofímficM, 

Ilónroine  in-espiitar  hoiin^iiajes  Sociedad  üeogTáfica  Limn.  en  cuarto  criiteiinrio- 
üloriosa  i»i).sLí.sióii  del  Pacífico  |)or  Balboa,  en  nombro  Rejes  Esi).iña. 

José  Balta,  Presidente 


Madrid.  29  de  setiembre  de  1913. 

S( )ciedad  (j(>oorá tica, 

Lima. 

Geográficíi  Madrid  agradece  homenaje. 

Azcárraga,  Presidente. 


Lima,  29  de  setiembre  de  1913, 

K.xcnio.  Pre.sidente  de  la  Ilepúlilica. 

Panamá. 

Sociedad  Geográfica  de  Lima  presenta  vuecencia  homenajes  conmemoracicjn  enal- 
to centenario  posesión  del  Pacífico  por  Balboa. 

José  Balta,  Presidente. 


Panamá,  29  de  setiembre  de  1913. 

José  Balta,  Presidente  Sociedad  Geográfica, 

Lima. 

Agradecido  cablegrama,  en  vio  esa  ilustre  Sociedad  nú  más  viva  adhesión  con- 
sideracioues. 

Porras,  Presidente  de  Panamá, 


—  XlV  -  - 


Las  iiiiminerables  consecuencias  geográficas  y  liumanas"  cíe  la  em- 
pi  esade  Balboa,  la  señalan  como  la  única  que  podamos  comparar  en  alga 
á  la  que  condajo  al  descubrimiento  de  la  América;  al  lado  del  obsequio 
de  un  Continente  á  la  ciencia  y  á  la  civilizaci(')n,  sólo  es  digno  de  figu- 
rar el  de  un  océano. 

Pero  no  sólo  como  suceso  geográfico,  sino  como  precursor  del  descu- 
cubrimiento  del  Perú,  tiene  que  interesarnos  de  manera  especial  la  con- 
memoración del  momento  en  que  hombi'es  de  raza  europea  divisaron, 
por  primera  vez,  el  Mar*del  Sur. 

La,  próxima  apertura  del  Canal  Interoceánico  ha  realzado,  en  esta 
ocasión,  el  centenario,  puesto  que  dicha  obra  dará  todo  su  valor  al  ha- 
llazgo de  Balboa,  abriendo  por  completo  el  grande  océano  á  la  actividad 
europea  que  á  tan  gran  distancia  lo  ha  tenido  hasta  ahora;  asi  como  abri- 
rá el  más  corto  y  rápido  camino  á  las  lejanas  costas  del  Asia,  realizandoj 
después  de  cuatro  siglos,  el  principal  pensamiento  de  Colón. 


Invitados  á  asistir  al  Segundo  Congreso  español  de  Geografía  comer- 
cial que  se  reunió  en  Barcelona,  nos  hicimos  representar  por  los  seño- 
res R.  Beltrán  y  Rózpíde  y  A.  Delgado  Arias,  á  auienes  agradecemos, 
una  vez  más,  el  gran  acierto  y  la  buena  voluntad  con  que  desempeña- 
ron la  delegación  que  les  confiamos. 

En  el  X  Congreso  internacional  de  Geografía  que  se  reunió  en  Ro- 
ma, nos  l  eprese.itó  nuestro  distinguido  consocio  el  profesor  Guillermo 
Cora,  cuya  reputación  científica  era  prenda  segura  de  brillante  actua- 
ción en  dicho  certamen.  Al  ofrecerle  la  expresión  de  nuestro  agradeci- 
miento, le  felicito  por  el  éxito  que  obtuvo. 

Como  delegado  de  nuestra  Sociedad  en  las  conferencias  y  reunio- 
nes de  carácter  geográfico  que,  con  motivo  de  la  Panamá  Pacific  Inter- 
iiational  Exhibition,  tendrán  lugar  este  año  en  San  Francisco,  he- 
mos elegido  al  señor  Rómulo  Cúneo  Vidal,  bien  conocido  por  sus  pu- 
blicaciones y  estudios  y  vocal  de  nuestro  Consejo  Directivo.  Su  actua- 
ción seguramente  será  útil  en  sumo  grado  á  nuestra  Sociedad. 

Con  la  misma  satisfacción  consigno  que  seremos  representados  en 
el  pri')xim"!  Congre-fo  de  Americanistas,  que  se  reunirá  en  "Washington, 
por  el  ilustrado  señor  Federico  Alfonso  Pezet,  Ministro  del  Perú  en  los 
Estados  Unidos  de  América,  y  por  el  profesor  Hiram  Bingham.  Como 
veis,  no  podíamo.s  haber  hecho  mejor  elecci()n. 


-  \v  — 


Alentada  por  el  éxito  de  las  expediciones  arqueológicas  á  ([ue  antes 
me  he  referido,  la  National  Geographical  Society  de  Washington,  en 
unión  de  la  Universidad  de  Yaie,  se  propone  continuar  esos  trabajos 
con  fines  aun  más  vastos  y  ampliando  los  estudios  en  los  ramos  de  la 
paleontología,  geología  y  otras  ciencias  naturales. 

Como  no  existe  ningún  mapa  correcto  de  la  abrupta  y  despoblada 
región  en  que  esos  estudios  deben  desarrollarse,  las  instituciones  imi- 
das han  enviado  este  año  una  expedición  que  preside  el  señor 
Erdis,  encargada  de  practicar  reconocimientos  topográficos  y  obtener 
una  detallada  carta  del  laberinto  de  serranías  y  de  bosques  en  que  las 
otras  comisiones  se  proponen  actuar  el  pi'óximo  año,  bajo  la  dirección 
del  profesor  Biugliam. 

Nuestra  Socie'lad,  deseosa  de  cooperar,  en  cuanto  de  ella  depende,  á 
la  más  rápida  realización  de  tan  interesante  programa,  solicitó  oportu- 
namente y  obtuvo  del  Gobierno  y  de  las  autoridades  todas  las  facilida- 
des posibles  á  favor  de  estos  expedicionarios. 


Con  motivo  de  un  viaje  de  estudio  de  nuestro  consocio  el  Dr.  Luis 
Me  Nulty,  hemos  confiado  á  su  competencia  profesional  el  estudio  d& 
las  disposiciones  que  deben  adoptarse  pai'a  precaverse  en  las  costas  del 
Pacifico  de  las  enfermedades  endémicas  del  Asia,  que  pueden  importarse 
con  motivo  del  incremento  del  tráfico  por  el  Canal  de  Panamá. 

La  apertura  de  esta  via  mundial,  llamada  á  distraer  gran  parte  del 
comercio  exterior  marítimo  del  continente  asiático,  ofrecerá,  al  lado  de 
ventajas  de  todo  orden,  algunos  de  los  peligros  que,  desde  el  punto  de 
vista  sanitario,  envuelve  el  incremento  de  las  comunicaciones  entre  los 
países. 

Aun  suponiendo  que  la  nueva  ruta  no  influya  de  modo  apreciable 
en  nuestro  comercio  directo  con  los  paises  asiáticos,  es  indudable  que  el 
continuo  tráfico  por  el  Canal  de  rápidas  naves  provenientes  de  aquellas 
regiones,  multiplicará  las  oportunidades  de  que  se  propaguen  al  sur  de 
Panamá  algunas  de  las  terribles  enfermedades  que  en  ellas  existen  con 
carácter  endémico.  Conviene,  pues,  estudiar  las  proporciones  que  ten- 
drá ese  peligro  para  nosotros  y  los  medios  que  debemos  poner  en  prác- 
tica para  neutralizarlos. 

El  estudio  que  haga  el  Dr.  Me.  Nutly  será,  pues,  de  la  más  grande 
utilidad  y  muy  oportuno. 


—  XVI  — 


Como  noticia  geográfica,  agradecemos  al  señor  Ipiiiza  Vargas  la 
que  nos  ha  comunicado  desde  el  Madre  de  Dios,  de  haber  llegado  en 
una  de  sus  audaces  expediciones  y  á  lo  largo  del  camino  que  une  los 
ríos  Mishagua  y  Sahuinto,  á  otro  que  calcula  ser  el  de  las  Piedras.  Es- 
pera que,  en  posteriores  viajes,  consiga  confirmar  esa  noticia. 


De  conformidad  con  las  ideas  emitidas  y  una  moción  aprobada  en 
las  sesiones  que  celebramos  en  el  25°  aniversario  de  luiestra  Sociedad, 
el  señor  Karl  Kitsring  nos  í-ometió  un  texto  para  la  enseñanza  elemental 
de  la  geografía  del  Perú. 

Pasó  á  informe  del  señor  Oscar  Miró  Qiiesada,  quien  aprobó  el  plan 
general  del  texto,  el  que  indudablemente  significaría  xma  reforma 
de  gran  entidad  entre  nosotros  en  la  enseñanza  de  la  geografía,  de 
acuerdo  con  los  métodos  modernos. 

El  señor  Germán  Stiglich  nos  sometió  igualmente  su  Geografía 
Comentada  del  Perú,  asi  como  su  texto  de  Geografía  Elemental  Ilus- 
trada del  Perú,  en  cuyas  obras  han  recaído  informes  favorables  de  la 
comisión  respectiva. 


Tales  son  los  hechos  que  deseaba  poner  en  vuestro  conocimiento, 
para  que  recaiga  vuestra  aprobación  en  los  que  signifiquen  actos  míos  ó 
del  Consejo  y  para  dejar  constancia  de  los  demás  en  la  presente  memo- 
ria. 

Lima,  junio  30  de  1914. 


JOSE  BALTA. 


jr:v¿<)N  de  algunos  objetos  obsequiados  al  museo  de  esta  sociedad  y  DIí 
akticulos  y  datos  {)vk  sk  han  remitido  paka  su  boletin 
en  el  puesente  año 


Del  señor  M.  G.  Montero  y  Tirado:  una  curiosa  y  primitiva  clia- 
j)a  de  madera  que  usan  los  indios  de  Ollantaitambo  ¡Dará  la  seguridad  de 
«US  casas. 

El  señor  Canos  A.  Mackehenie-:  cuatro  cráneos  y  algunos  fósiles,  ha- 
llados eu  terrenos  de  la  hacienda  Corpacancha,  provincia  de  Yauli. 

El  señor  F.  Mier  y  Proaño:  un  plano  é  informe  del  ingeniero  Hart- 
mann,  sobre  el  camino  de  Carhuaniayo  á  Puerto  Ambo,  en  el  Pachitea. 

El  General  Marcelo  Desvoj'es,  por  encargo  del  Ministerio  de  Gue- 
rra de  Francia:  uu  ejemplar  de  la  publicación  «Informe  sobre  las  Ope- 
raciones de  Levantamientos  de  Precisión  en  Algeria  y  Tunes.» 

El  Mayor  Harry  S.  Toppin:  su  trabajo  sobre  altitudes  de  Tirapata 
á  Puerto  Maldonado,  según  observaciones  hipsométricas  3^  tennométri- 
cas. 

El  señor  Director  del  Cuerpo  de  Ingenieros  de  Minas:  una  relación 
de  los  mapas  y  cai'tas  geográficas  existentes  en  esa  oficina. 

Del  Presidente  de  la  H.  Junta  Departamental  de  Puno:  un  cuadro 
siiióptico  de  distancias  de  ese  departamento. 

El  señor  Eduardo  Paz  Soldán:  un  articulo  rectificando  ciertos  da- 
tos publicados  sobre  el  clima  y  temperatura  de  la  provincia  de  Tumbes, 
y  adjuntando  un  cuadro  de  las  observaciones  meteorológicas  por  él  prac- 
ticadas . 

El  Director  de  la  Oficina  de  Mensura  de  Tierras  de  Chile:  varias 
memorias  anuales  de  esa  institución. 

La  Sociedad  Mejicana  de  Geografía  y  Estadística:  la  publicación 
«Noticias  de  Nutka.» 

El  Colegio  Salesiano  de  Agricultura  del  Cusco:  cuadro  de  sus  ob- 
servaciones meteorológicas. 

El  señor  Carroll:  sus  cuadros  de  observaciones  meteorológicas  de 
Cailloma. 

El  señor  León  Campbell:  sus  observaciones  sismológicas  y  meteo- 
rológicas en  Arequipa, 


—  xvirr  — 


Kl  señin'  .loaciuíu  Capelo:  red ifieacÍLiies  hechas  por  el  señor  B.  Avi- 
la sobre  el  curso  del  río  Chontahamba. 

El  señor  Habich,  Director  de  T^omento:  na  })h^uo  del  Amazonas  pe- 
ruano, según  trazo  último  del  ingeniero  Young, 

El  señor  C.  Tejada  Sorzaiio:  su  obra  sobre  legislación  ferroviaria 
Boliviana. 

El  señor  Prefecto  de  Ancash:  la  memoiia  (jue  ha  presentado  este- 
año  al  Ministerio  del  ramo. 

El  señor  Jenaro  L.  Herrera:  artículos  suyos  sobre  los  ríos  orienta- 
les. 

El  señor  Ministro  del  Perú  en  Colombia:  un  ejemplar  del  último 
censo  de  esa  República, 

El  señor  Ministro  del  Perú  en  Washington:  memoria  anual  del  de- 
partamento de  magnetismo  terrestre  del  Instituto  Carnegie. 

El  señor  Oficial  Mayor  de  la  H.  Cámara  de  Diputados:  diario  de 
los  debates  de  esa  Cámara,  y  del  H.  Congreso  en  1913. 

El  señor  Jefe  de  la  Sección  Archivo,  Estadística  é  Informaciones 
de  Méjico:  un  ejemplar  de  la  ley  que  establece  el  plan  de  estudios  de  la 
escuela  nacional  preparatoria  de  esa  República. 

El  señor  Oscar  Salomón,  Cónsul  del  Perú  en  Cardiff:  recortes  de 
periódicos  con  extractos  de  sus  conferencias  sobre  el  Perú. 

Lima,  30  de  Junio  de  1914, 

El  Secretario, 


MOViMÍENTO 

HAlilDO  KN  I.A 

BIBLIOTECA  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRAFICA  DE  LIMA 

en  el  año  1914 


Miembro',  C.  Correíipomlicnte;  H.  líonorario;  S.  G.  L.  Soclednd 
Gt'Of/rófiai  de  Lima. 


A.  — AMERICA  (ION  general) 

1.  — Quinto  Congreso  Medico  Latino  Americano  (6"  Paxamerkwno)— 

Actas  y  trabajos. 

Sección  Tercera  (Grupos  1  ',  2°  y  3°)  Tomo  HI.  Encargado  de  la 
publicación,  Prof.  L.  Avendaño,  Secretario  General  del  Congreso. 
Lima,  1914. 

Sección  Cuarta  (Grupos  1<?  y  4").  Tomo  VI.  Encargado  de  la  publi- 
cación Dr.  H.  Larrabure,  Secretario  del  Congreso.  Lima,  1914. 

Sección  Sexta  (Farmacia.  Química.  Fisica  é  Historia  Natural).  —  Sec- 
ción Sétima  (Medicina.  Veterinaria).  Tomo  IX.  Encargado  de  la 
publicación  Dr.  E.  León  García,  Secretario  del  Congreso.  Lima, 
1914.  Spci  eldña  dd  Congreso. 

2.  —  Soviedai)  Científica  Argentina.  —  Congreso  Científico  Internacional 

Americano,  10  á  25  de  julio  de  1910. 
Sección  Ingeniería.  Primera  parte.  Vol.  II,  S.  E.  Barabino,  presiden- 
te de  la  Com.  de  publicaciones  y  N,  Besio  Moreno,  secretario  gene- 
ral. Buenos  Aires.  1912. 


POLLETOÍ5 


B.— The  Exposition  Fact  Boók  (Third  Edit'.on).— Panamá— Pacific  In- 
ternational Exposition  at  San  Francisco,  february  to  dec.  4  1915. 


—  XX  — 


Expositiou  Memorial  Auditoriuin. — A  Worhl  Forum.for  Congress 

aiul  Conventions  in  1915.  (lis.) 
Panamá  Pacific  International  Exposition  San  Francisco.  1915.  (lis.) 

4.  — Cr.MiTO  Centenario  del  Descubrimiento  ükl   Pacifico.  Sevilla 

1914. 

Ingenieros  del  Ejército.  Museo  y  Biblioteca.  Mapas,  Caí  tas  y  Pla- 
nos que  figuran  en  la  Exposición.  Madrid,  1914. 

Cuerpo  de  Estado  Mayor  del  Ejército. — Depósito  de  la  Guerra. 
(Es  cuaderno  con  mapas,  fotograbados.) 

Cartas  geográficas  presentadas  por  el  Depósito  de  la  Guerra  en  la 
Exposición  cartográfica  que  se  celebra  en  Sevilla  con  motivo  de 
Madrid  1914. 

{Of.  de  In/on»  aciones  del  gobierno  del  Perú  en  París) 

5.  — Programa  del  XIX  Congreso  International  de  Americanistas.  La 

Paz  (Bolivia).    15— 20  Dbre.  1914.    (B ir.  de  Estadística.  La  Paz.) 

(). — Nineteenth  International  Congress  of  Americanists.  AVasliington, 
October  5—10,  1914.     U.  S.  Naf.  Mmeiim. 

7. — Ferrocarriles  Internacionales.  S.  Marín  Vicuña.  (Con  planos).  Sau- 
iiago  de  Chile,  1914.  (De  la  «Revista  Cliilenade  Historia  y  Geo- 
grafía», T.  X.) 

a)  Perú 

1.  — Estudios  sobre  la  instrucción  primaria  en  Lima  y  Callao.   J.  Byrne 

Lockey.  Lima,  1914.  lis.  (Autor) 

2.  — República  del  Perú.  Presupuesto  General  para  1914.  Lima,  1913. 

3.  — Diccionario  goográfico,  liistórici,  estadístico,  etc.  del  departamento 

de  Piura.  G.  Leguía  y  Martínez.  Vol.  I.  Lima,  1914.  (Autor). 

4.  — La  vita  italiana  nella  repubblica  del  Perú. — Storia.  Statistica.  E.  Se- 

qui;  E.  (/alcagnoli.  Lima.  lis.  (Socio  Dr.  L.  Pesce.) 

5.  — Los  escándalos  del  Putumayo. — C.  Rey  de  Castro.  (Autor). 

a)  Carta  al  director  del  D.iily  Netcs  &  Leader,  de  Londres  

Barcelona,  1913. 

b)  Carta  abierta,  dirigida  á  Mr.  Geo.  B,  Michell,  cónsul  de  S.  M.  B. 
Barcelona.  1913. 

G. — Los  escándalos  en  el  Putumayo.  P.  Zumaeta: 
Memorial.  Folleto  N'*  1.  Barcelona,  1913. 
Segundo  Memorial.  Folleto  N"?  2.  Barcelona,  1913. 
Folleto  N^'  3.  J.  C.  Arana.  Barcelona,  1913-  (Autor). 

7.  — La  República  del  Perú  en  la  Exposición  Internacional  de  las  Indus- 

trias y  del  Trabajo.  Turín,  1911.  lis. 

8.  — Legislatura  de  1913. 

a)  Diario  de  los  Debates  de  las  sesiones  de  Congreso.  Lima,  1913. 
h)  Diario  de  los  Debates  de  la  H.  Cámara  de  Senadores.  Lima, 
1913. 


-   XXI  — 


c)  Diario  de  los  Debates  de  la  H.  Cámara  do  Diputados.  Lin  a, 
VMS. 

!). — Memoria  admiüi.strat iva  ([ue  presenta  á  la  Sociedad  de  Beiieficeiieia 
Pública  de  Lima,  su  director  D.  J.  A.  Miró  Quesada.  Lima,  l!íJ;i. 
10 — De  I«  Ya  I  e  Peni  vio  n  Expedition: 

1.  (Teolot^ic  reconnaissauce  of  the  Ayusbamba  (Perú)  fossil  beds.  H. 
E.  Gre^ory. — Vertébrate  fossils  from  A^-iisbamba,  Perú.  G.  F.  Ea- 
ton (piales  V,  VI.  Vil)  (from  «The  Am.  Journal  of  Se.  vol.  XXXVJI, 
Febr.  1914). 

2.  — The  ruins  of  Espirita  Pampa,  Perú. — H.  Bingliam.  lis.  (from  the 

«Am.  Anthrop.  in.  S.,  vol.  XVI,  n.  2,  april-june  1914). 

3.  — Cuzco  and  Ápurímac.  A  report  cu  the  commercial  and  industrial 
outlook  of  south  central  Perú.  O.  Hardy,  M.  A.  lis.  (from  the  «Bull. 
of  the  Am.  Geogr.  Sec,  v.  XLVI,  july,  1914). 

4.  Along  the  Uncharted  Pampaconas.  H.  Bingham,  Ph.  D.  lis.  i^from 
«Harper's  Magazine»,  august,  1914). 

Resumen  general  del  censo  estadístico  de  la  provincia  litoral  de  Tum- 
bes. Prefecto  Crl.  M.  D.  Flores.  1914. 


11.  — Die  Vegetations  gliederung  des  nordliclien  Perú  un  5°  südl.  Br.— 

A.  "V\'"eberbauer.  (Sonderabdruck  aus  Bd.  50,  Supplemeutband  Fest- 
Band  ñir  A.  Engler.)  Leipzig,  1914.     {autor,  M.  S.  G.  L. ) 

12.  — Some  accoiint  ofthe  illustrated  chronicle  by  the  peruvian  indian, 

D.  Felipe  Huaman  Poma  de  Ayala.  Dr.  R.  Pietschmann.  (from  tlie 
«Proced.  of  the  XVIII.  Congress  of  Americanists« )  autor,  M.S. 
G.  L. 

13.  — Apmites  sobre  las  epidemias  en  el  Perú.  J.  T.  Polo.  Lima,  1913. 

Autor,  M.  S.  G.  L. 

14.  — Paludismo  en  la  costa  del  Perú. 

Memoria  presentada  al  V  Congi'eso  Médico  Latino  Americano,  por  el 
el  Dr.  I.  La  Puente,  Delegado  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Lima. 
1914. 

15.  — Contribución  á  la  geografía  física  del  Perú.— Un  nuevo  apai'ato  geo- 

morfogénico  litoi^aJ.  V.  I.  Lissón.  1913.  (grab). 
Contribución  á  la  geología  del  Perú. — Edad  de  los  íósiles  peruanos  y 
distribución  desús  depósitos  en  la  República.  Mapa.  C.  I.  Lissón, 
Autor,  M.  S.  G.  L. 

16.  — Geografía  Elemenlal  Ilustrada  del  Perú.  G.  Stiglich.  Lima.  1914. 

Autor,  M.  S.  G.  L. 

17.  — Finanzas  Departamentales.  R.  Tizón  y  Bueno.  Lima.  11114.  Autor. 

M.  S.  G.  L. 


—    XXII  — 


J8. — Catálogo  Histórico  del  Claustro  de  la  Universidad  de  San  Marcos. 
1570-181)0.  L.  A.  Eguio-m-eu.  Autor,  M.  S.  G.  L. 
—  Estado  Mayor  (íreneral.  Servicio  (leográfico:  Cuadros  de  signos  con- 
vencionales topográficos.  Jjinia,  191-4. 

"20. — Las  grandes  cuestiones.  M.  p.  I'ortugal.  Piara,  1913.  anlor. 

'21.— Gruía  de*  Ignitos,  para  1914.  Editada  por  «La  Razón».  Iquitos,  191-4. 
(fotogr.) 

22. — Contrii)ución  al  estudit)  de  las  enfermedades  veiíéreas  en  el  Perú, 
J.  M.  Olivencia.  Tesis  para  el  bachillerato  en  Medicina.  Lima, 
1914.  (Biblioteca  de  la  «Revista  Universitaria»). 

2'ó. — Reise  in  Perú  und  Ecuador  ausgeführt  1909.  W.  Sievers,  lis.  IMa- 
pas.  München,  1914.  [autor  M.  .S.  G.  L.) 


1.  — Memoria  de  la  Cámara  de  Comercio  de  Lima.  1913. 

2.  — .Memoria  de  la  Bolsa  ('omercial  de  Lima.  1913. 

3.  — Compiñia  Salinera  del  Perú.  7^  Memoria.  1''  de  enero  á  80  dejnnio 

de  1913.  1913. 

S"  Memoria.  1°  de  julio  á  31  de  diciembre  de  1913.  1914. 
9*  Memoria.  1°  de  enero  á  30  de  junio  de  1914.  1914. 

4.  — Compañía  administrativa  del  huano  Limitada.    5^  Memoria.  1°  de 

abril  de  1913  á  marzo  de  1914.  ("on  mapa. 

5.  — Memox'ia  de  la  Dirección  Grneral  de  Correos  y  Telégrafos.  1912. 

Lima,  1913. 

(>. — Escuela  de  Ingenieros.    Memoria  déla  Dirección.  1*^   de  julio  de 

1913  á  30  de  junio  de  1914.  1914. 
7. — Colegio  Nacional  de  N.  Sra.   de  Guadalupe.    Memoria  del  Director, 

Dr.  A.  T.  Whilar.  1913.  Lima,  1913. 

H.  — Memoria  de  la  Administración  local  de  Arequipa.  1°  de  enero  á  19 

de  mayo  de  1912.  Arequipa,  1912. 

19  de  mayo  á  31  de  diciembre  de  1912.  Arequipa,  1912. 
9. — t^niversídad  del   (x.  P.  H.  Agustín.  —  Memoria  de  1913.  Arequipa, 
lí)14. 

1".  —  Mensaje  que  el   Presidente  de  la  República  presenta  al  ('ongreso 

ordinario  de  1914.  Lima,  1914. 
11. — -Sociedad  de  Beneficencia  pública  de  Lima.  Sección  de  Estadística. 

Memoria  de  1913.  Lima,  1914. 

b)  Sudamérica  [Menos  Perú] 

l  NIVERSIDAD  XACIONAL  DE  PLATA 

I.  — Biblioteca  Centenaria. 

Descripción  d<3  la  Patigonia:  T.  Falkner,  S.  J. — Vida  entre  los  Pata- 
gones, G.  Ch.  Musters.  I.  Buenos  Aires,  1911. 


—  XXIII  — 


L  1.  Ea-^eñan}i:i  de  la  Filosofía  eu  la  época  colonial,  (varios).  IT.  191 
.Klenientos  de  Derecho  Natural  y  de  (Teutes.  ('.  Morelli,  '^Frad.  del  D 

L.  Abeille.  III.  1911. 
Los  primeros  habitantes,  del  Delta  del    Paraná.    L.  M.  Torres.  P 

191 L 

Exposiciones  arqueológicas,  en   las  provincias  de  Tucuuián  y  Cat; 

marca.       Bruch.  V.  1911. 
Adivinanzas  Kíoplatenses.  I. — R.  Lehinann — Nitsche.  VI.  1911.  (Uv 
wr.sidad  Nacional  de  La  Plata). 
2. — Censo  de  la  capital  de  Tuciunán.  agosto  1"  1913,  Buenos  Aires,  191-í 

{of.  de  Edaillstica) 

8.— Adiviiuxnzas  Rioplatenses.  Folklore  argentino.  I.  R.  I^elimann.- 
Nitsclie:  Buenos  Aires,  1911.  (Tirada  aparte  del  t.  VI.)  [<(rdor.  M 
S.  G.  L.] 

4.  — Dirección  General  de  Obras  Públicas.  Bolivia. — Informe  amial,  1912 

13.  La  Paz.  1913 

5.  —  Legislación  Ferroviaria,  Ed.  of.  1913.  Compilación  de  E.  Gutiérrez 

y  R.  Martínez  Vai'gas.  La  Paz. 
(i. —Ferrocarril  de  La  Quiaca  á  Tapiza.    Propuestas  y  documentos  rela- 
tivos á  su  construcción.  1914.  Ed.  of. 

7.  — Estudios  definitivos  del  alcantarillado  de  la  ciudad  de  la  Paz.  H.  J. 

Bingham  Powell.  Publ.  of.  La  Paz,  1913. 

Id.  id.  de  la  ciudad  de  Cochabamba.  H.  J.  Bingham  Powell. 
Publ  of.  La  Paz,  1913. 

8.  — Memoria  y  Anexos  del  Ministerio  de  Instrucción  v  Agricultura, 

1914.  (Sr.  M.  V.  Ballivian). 

9.  — Anuario  de  Estadística  de  la   Provincia  de  Tucumán,  1911.  Buenos 

Aires,  1913. 

Auuario  ,  1912,  Baeilos  Aires,  1914.  (o/,  de  Estadística). 

10.  — ra — txahu— ni — ku— i.  Granimática,  textos  e  vocabulario  caxinauás. 

Rio  de  Janeiro,  1  114.  J.  C.  de  Abreu.  {Sr.  A.  de  Aleiicar,  EE,  y  Mi- 
nistro del  Brasil. ) 

11.  — Historia  (Jonstitucioual  de  Venezuela.  J.  G.  Fortoul. 

I.  La  (Bolonia.  La  Independencia.    La  Gran  Colombia.  Berlín,  190?. 

II.  La  Oligarquía  conservadora.    La  Oligarquía  liberal.  Berlín,  1909. 

12.  — Censo  general  de  la  República  de  Colombia.  B  de  marzo  de  1912. 

Bogotá,  1912.  (Ministro  del  Pe)  ■ú  en  Colombia). 

13.  — República  de  Chile.    Oficina  de  Mensura  de  Tierras.  Santiago  de 

Chile.  (5  Memorias.  Corresponden  á  los  años  1908  á  1912).  (Socio 
Ing.  B.  Tizón  y  Bueno), 
11.— Elementos  para  el  estudio  de  la  Demografía  de  la  Provincia  de 
Buenos  Aires.  C.  Salas.  La  Plata,  1913. 
La  Plata,  Ciudad  Industrial.  Informe  al  Ministerio  de  Obras  Públicas. 
Dr.  A.  Condomí  Alcorta.  La  Plata,  1913.  lis.  (Dir.  Gen.  Estadística 
Prov.  Buenos  Aires.) 


—   XXIV  — 

15— Estudios  geográficos  en  las  altas  cordilleras  de  San  Juan.  Dr. 

F.  Khün.  lis.  (Bol.  N'-'  8  de  la  Dir.  Grl.  de  Minas.  Geol.  é  Hidrol.) 
Informe  del  Departamento  de  Geografía.    Dr.  F.  Khün.  Año  1Í>L'2. 

Buenos  Aires,  {autor) 
l(í.— Fomento  de  la  explotación  del  yacimiento  petrolifero  de  Comodoro 

Rivadavia.  Conf.  dada  en  el  Centro  Nac.  de  Ingeniero.s.  Ing.  C.  E. 

Yelarde.  Buenos  Aires,  1914.  (Autor,  M.  S.  G.  L.) 

17.  — Saneamiento  de  ciudades  argentinas.    Conf.  dada  en  la  Soc.  de  In- 

genieros. Dr.  N.  Lozano.  Lima.  1914.    (Soc.  J^r/niú-ros  Livia.) 

18.  — El  retrato  y  la  tumba  de  don  Bruno  M.  de  Zahala,  fundador  dn 

Montevideo.  O.  Araújo.  Montevideo,  1912.  [aufor,  M.  S.  G.  I  .) 

19.  — Linguistique  Bolivienne.  La  langue  Saraveka.  G.  de  Créqui-Mont- 

fort  et  P.  Rivet.  París,  1913.  (T.  X.  du  Journal  des  American istes, 
N.  Ser.)  Autor. 

20.  — Resultados  de  las  Operaciones  Meteorológicas  hechas  en  Sucre,  en 

1913.  C.  Lurquín.  Sucre.    {Inst.  Médico  Sucre.) 

21.  — Antes  da  Guerra.  (A  Missao  Saraiva  ou  os  preliminares  do  contiic- 

to  com  o  Paraguay).  Helio  Lobo.  Río  de  Janeiro,  1914. 

Brasil,  Terra  Chara  Helio  Lobo.  Rio  de  Janeiro,  1913. 

(Autor.) 

22.  — DE  LA  BIBLIOTECA  MUNICIPAL  DE  GUAYAQUIL. 

Muerte  de  Montalvo.  A.  Andrade  Coello.  Quito,  1911. 
Estudios  Históricos.  C.  Destruge.  Vol.  I.  Guayaquil,  1912. 
El  General  Leónidas  Plaza  G.,  por  A.  Severol.  Quito,  1914. 

23.  — Bolívar.  J.  E.  Rodó.  Caracas,  1914.  Edición  acordada  por  la  Aso- 

ciación general  de  estudiantes  de  Venezuela. 
Mensaje  del  presidente  de  la  Cámara  de  Diputados  del  Ecuador,  al 

Congreso  ordinario  de  1912. 
Informe  que  el  ministro  de  GueiTa  y  Marina  presenta  á  la  Nación  en 

1914. 

24.  — Anuario  Estadístico  de  la  ciudad  de  Buenos  Aires,  1912.  Baenos 

Aires.  1913.  {Dir.  Grl.  Edad.  Municipal.) 

25.  — Anuario  Estadístico  de  la  Rep.  de  Chile: 

1911:  Instrucción. — Hacienda. —  Política  y  Administración. 

1912:  Movimiento  Marítimo. — Minería  y  Metalurgia. — Demografía. 

Santiago  de  Chile,  1913;  14.  {Of.  C.  de  Edad  íntica.) 

26.  — Mensaje  del  presidente  de  la  república.  1"  de  abril  dé  1914.  Asun- 

ción. 

27.  — Manual  de  las  estaciones  del  Mapa  de  Ferrocarriles  de  la  República 

Argentina,  editado  por  la  «Previsora»,  Compañía  Nacional  de  Se- 
guros sobre  la  vida  y  contra  incendio,  fundada  en  1885.  Buenos 
Aires. 

Mapa  de  los  ferrocarriles,  etc.,   etc.    (En  cartera. {Envió  de  la  cusa 
Graliam  liowe,  &  Co.  de  Lima.) 


—  XXV  — 


c.  Norte  y  Centro  América 

1—  Documentos  inéditos  del  siglo  XVI  para  la  Historia  de  México,  co- 

rregidos y  anotados  por  el  P.  M.  Cuevas,  S.  J.— Publicación  hecha 
bajo  la  dirección  de  G.  García.  México,  1914.  {Mv seo  Nacional). 

2—  Obras  de  Don  José  Cecilio  del  Valle,  precedidas  de  la  biografía  del 

autor,  escrita  por  el  Dr.  D.  Eanión  Rosa.  T.  I.  Escritos  políticos. 
Tegucigalpa,  1914.  {Bibl.  Nac.  de  Rondaras.) 


FOLLETOS 

1—  «The  United  States».  Response  of  the  Hon.  AV.  H.  Taft  to  the  Toast 

«The  United  States»  at  the  Fifteent  Annual  Dinner  of  The  Penn- 
sylvania  Society,  December  13,  1913.  Ñew  York.  {Envío  de  The 
Fennsi/lvania  Soc. ) 

2—  Carbones  exportables  de  los  Estados  Unidos.    Van  H.  Manning. 

AVáshington,  1914.  (Es  el  Bol.  76  de  la  Oficina  de  Minas).  [Unión 
Panamerica»a.'\ 

3—  La  Vegetación  en  los  alrededores  de  la  capital  de  México     C.  Rei- 

che.  México,  1914.  Mapa,  fotogr.  Inst.  Médico  Nac, 
4.— Necesidad  de  crear  en  Cuba  una  Secretaria  del  Trcbajo  y  Reiormas 
sociales,  J.  Antiga  y  Escobar.   Tésis  para  el  grado  de  doctor.  Ed. 
extraordinaria  de  «El  Nacional  Obrero».  Habana,  1913.  [Envío  del 
autor. ) 

5  —DE  LA  BIBLIOTECA  NACIONAL  BE  HONDURAS: 

Memoria  de  Relaciones  Exteriores,  1912-18.  Tegucigalpa,  1914. 
Memoria  de  Instrucción  Piiblica.  1911-12.  Tegucigalpa,  1913. 
Memoria  de  Instrucción  Pública.  1912-13.  Tegucigalpa,  1914, 
Memoria  de  Guerra  y  Marina.  1912-13.  Tegucigalpa,  1914. 
Mensaje  al  Congreso  Nacional  de  1914,  Tegucigalpa. 
Ley  de  Elecciones.  Tip.  Nacional. 

Reformas  al  Código  de  Instrucción  Pública.   Tegucigalpa,  1914. 
Reglamento  para  la  renta  de  aguardiente. 

Decreto  legislativo,  creando  una  junta  de  Aguas  en  Santa  Rosa  de 
Copan  y  Reglamento  de  dicha  Junta.  Tegucigalpa,  1913. 

Reglamento  de  la  Fiesta  de  los  Arboles  y  de  la  Exposición  Escolar 
Nacional. 

Sexta  Conferencia  Centroamericana.  Tegucigalpa,  1914. 

Informe  del  Comisario  General  de  la  Sección  de  Honduras  en  la  Ex- 
posición Internacional  Panamá-Pacifico.  Tegucigalpa. 
Nuevas  Instrucciones.  Tegucigalpa. 
Reglamento  general  de  la  ciudad  de  Tegucigalpa. 


—  XXVI  — 


Reglamento  de  peones  caininei-os. 

Presujniesto  General  de  Ingresos  y  Egresos,  para  el  año  económico 

de  l'J14-15.  Tegucigalpa. 
-El  I'or/enir  de  México  y  sus  relaciones  con  Estados  Unidos.  (Por  la. 

Patria  y  por  la  Raza.)  E.  E.  Scliulz.  México,  PJi4. 
-Progiama  de  Investigaciones  históricas.   R.  A.  Esteva  Rniz.  México, 

1914. 

Cuestionario  que  sobre  el  ]n-ograma  de  Etnologia  del  Sr.  Lic.  D.  A. 
Molina  Enriquez,  formuló  el  Dir.  del  establecimiento  Lic.  R.  A. 
Esteva  Ruiz.  México,  1914.  {Munco  JSlac.  de  Arqueología.) 
—Noticias  de  Nutka.  Diccionario  de  la  lengua  de  los  nutkeses  y  des- 
cripción del  volcán  de  Tuxtla.  J.  M.  i\loziño  Sutirez  de  Figueroa; 
precedidos  de  una  noticia  acerca  del  Br.  IMoziño  y  de  la  expedición 
científica  del  siglo  XVIII  por  A.  M.  (.  arrefio.  México,  191B. 

Manuscritos  de  la  Sociedad   Mexicana  de  Geografía  y  Estadística. 
México,  1913.  pp.  1  á  48.  {Soc.  Méx.  de  Geoyr.  y  Pistad.,  México.) 
— Ley  que  establece  el  plan  de  estudios  de  la  Escuela  N.  pi'eparatoria, 
expedida  en  9  de  enero  de  1914.   México,  1914. 

d)  EUROPA 

. — A'ox  BüLOW.  La  Politique  Echopeí;xe.  París. 

. — BlBLlOTHEK  DER  ElDG.  TECHN.     HoCHUEE,  ZÜUICH:  Tésls. 

Geologisclie  Besclu-eibung  der  Gebirge  zwisclien  Scliáchental  und 

Maderanertal  im  Kanton  Uri.  W.  Staub.  De  «Beitragezur  geolg. 

Karte  der  Scliweiz».  X.  F.  Lieferung  XXXII,  1911.  Bern. 
Ueber  die  praetriasisclie  faltung  in  den  AVestalpeu  mít  besonderer 

untersuchung  des  carbons  an  der  Nordseite   des  Toedi  (Biferten- 

graetli). 

\Iit  einera  anhans;  über  das  scheidnóssli  bei  erstfeld  im  Reusstal  und 
das  carbón  von  Manno  bei  Lugano.  B.  G.  Esclier.  Amsterdau). 
1911.  (Ilustr.  y  Mapas.) 

Die  Auenwalder  der  Aare  mit  besonderer  Berücksiclitigung  ihres  ge- 
netischen  Zu?amftnlianges  mit  anderer  riussbegleitenden  Pílanzen- 
gesellschaften.  R.  Siegrist.  Aarau,  1913,  (gráfícas  é  ilustr.) 

Monograpliisclie  studien  am  Zugersee.  A.  Brutscliy.  Stuttgart,  1912. 
(Ilustr.) 

Die  Lochseen  und  ihre  Umgebung  (altwásser  des  rheins  bei  Rhei- 
neck).  Eiue  Hydrobíologische  studie.  A.  Kurz.  Stuttgart,  1913. 
(Ilustr.) 

Anabasis  aretioides  Moq.  et  Coss.,  eine  Polsterpflaiize  der  algerisclien 
Sahara.  (Mit  einem  Anhang.  die  Kenntnisder  Polsterflanzen  übei- 
haupt  bei  fetíeu  1.)  H.  Hauri.  Dresden.  (De  «Beiheften  zum  Bota- 
nischen  Centralblatt».    Bd.  28.  Abt.  I.) 


—  XXVII  — 


Uber  Seeretention,  Hoclifluien  nuá  das  Problem  koiistanter  Wa.sser- 
í'ührung.  P.  Curli.  Züiich,  1911.  llastr. 


'ó. — La  prosperidad  nacional  de  Alemania,  en  e'  periodo  de  1888  á  1913. 
C.  Helffericg,  Berlín,  1914.  {Banco  Alemán.  Lima) 

4.  — Bestiinniung  der  Scliwerkraft  in  Kasari  nnd  Moskau.  L.  Haasemanii. 

Berlin,  1914.  N.  F.  n  2G.  Zenlrulbar.  ínfeni.  Eidm'smng. 

5.  — Neuere  Fortschrtte  auf  dem  (lebiete  der  Erdbebeníbrschung.  E. 

Tams.  llst.  (De  «Verliaiidl  des  Naturw.  Vereins  in  Hambuig, 
1913.) 

(). — Seismonietrisclie  Beobaclitungen  in  Bakú  und  Balachany  iu  der 
Zeit  von  1  Januar  bis  31  Dezember  1910.  E.  Eenliolm.  St.  Peter.s- 
burgo,  1913.  (Kais.  Altad,  der  Wisfsensch.) 

7. — Mi  acción  en  los  Congresos  Geográficos  de  Roma  j  Barcelona.  A. 
Guzmán  y  Marti.  (Copia  autograííada.) 


ASIA 

1.  — Thirty-Ninth  Annual  Report  of  the  Minister  of  State  for  Edncatiou 

for  1911-12.  Tokyo,  1914.  [Depart.  of  Edncation.] 

2.  — Annual  Report  of  the  Director  of  the  Weather  Burean  for  tlie  year 

1910.  Part.  III.  Meteorological  Observations  made  at  the  seconda- 
ry  stations  during  tlie  calendar  year  1910.  ¡Manila,  ,1913. 

Annual  Report  Part.  I.    Work  of  the  Bureau  during 

the  fiscal  year  ended  june  30,  1911;  Part.  II.  Mourlj'  meteDrologi-; 
cal  cbservations  made  at  the  cential  ObvServatoiy  of  Manila,  du- 
ring the  calendar  year  1911.  Manila,  1914, 

Part.  111.  Meteorological  observations  made  at  the  secondary  sta- 
tions during  the  calendar  year  1911.  Manila,  1914. 

3.  — Memoria  del  Consulado  General  del  Perú  en  Hongkong.  1913.  M. 

D.  Derteano. — Hongkong,  1914. 

4.  — The  Oalcutta  Monthly  Commercial  guide.  Imports  and   Exports  by 

sea  for  the  month  of  june  1914.  Calcutta. 

Supplement  to  the  Calcutta  Monthlj'  : june  1914.  (  al- 

cutta. 


AFRICA 

Rapport  sur  les  opérations  du  nivóllement  de  precisión  d'Aigt  ríe  et 
de  Tunisie.  Pendant  les  campagnes  1910-11,  1911-12,  1912-13,  par 
le  Cap.  Cholesky.  París,  {Iiusp.  Técnim  y  Dir.  Gen.  del  Ejéreilo.) 


—    XXVITI  — 


Obras  generales 

1.  — La  Geografía  y  su  enseñanza,  li.   Heltrán  y  Róspide.  Estudio  sobre 

reformas  en  la  enseñanza,  de  la  Geografía,  elevado  por  el  Exorno. 
Sr.  Ministro  de  Instrucción  Pública  3^  Bellas  Artes  en  cumplimien- 
to  (le  la  Real  orden  de  12  de  abril  de   1913.  {autor  M.  S.  G.  L.) 

2.  — Lecciones  de  Historia  Universal.  Primer  año.  1"  parte.  El  Oriente. 

Programa  de  1910).  P.  Rada  y  Paz  Soldán.  Lima,  1913. 

3.  — Ein  neus  kraniometrisclies  Instrument  und  seine  Vervvendung  zur 

Herstellung  von  Messbildern.  A.  Posnanskv.  (Aus  dem  «Korrespon- 
denz--Blatt  der  Deutsclien  Gesell.  íür  Antliropologie .  .  .  .  »  XLIY 
Jarhg.  1913,  lis.  {Dtr.  Gen.  de  Estadística.  La  Paz.) 

4.  — Cartogi'afia  elementare  pratica  con  figure  nel  testo  e  -4  tavole.  A. 

Dardano.  Xovaríi,  1913. 
.Mét(,do  di  Esercizi  cartográfico  scolastici  in  24  Tavole  con  testo  illus- 

trativo.  A.  Dardano,  Novara. 
Caleudai'io  Atlante  de  Ag^stini.  [Iiisf.  Geoyrañr;o  de  Af/ostini.) 


Anuarios.  Congresos.  Diccionarios. 

1.  — Ahnanacli  de  Gotha.  Aunuaire  genóalogique,  diplomatiqne  et  statis- 

tique.  1914.  151  e  anuéf^.  Gotha. 

2.  — C.Mií'érence  Internationale  del'Héure.    Paris,  octobre  1913.  París. 

1913. 

3.  — Orientaciones  de  los  Congresos  Geográficos  hacia  la  Expansión  Eco- 

nómica. F.  de  A.  Mas.  Barcelona,  1913.  (Soc.  de  Gepgr.  Comercial. 
Barcelona.) 

4.  — X  (Congreso  Geográfico  Internazionale.  Roma.  «Diario»  Nos.  3,  4,  8. 
ó. — Tesoro  de  la  Lengua  Castellana.    Origen  y  Vida  del  lenguaje.  Lo 

que  dicen  las  ])alabras  silbantes  (3'"^  parte).  J,  (-ejador  y  Franca. 
iMndrid.  1912. 

— -    Labiales  B.  P.  (1=^  parte).  Madrid,  1914. 

(i. — Notas  geológicas.  (Arregladas  de  conformidad  con  las  lecciones  del 
catedrático  de  la  Facultad  de  (,'iencias,  Dr.  A.  Alvaiado).  Lima. 
1909-12.  (Dr.  A.  Alvarado.   M.  S.  L.  G.) 

7. — Curso  de  Zoología  para  la  Segun(la  enseñanza.  Conforme  al  progra- 
ma oficial  vigente.  L.  Antón ino  Alvarado  y  C.  Martínez  y  R.  Lima, 
1913.  ílustr.  [auíort'H.] 

(Contiene:  «Nómina  alfabética  de  los  animales  más  conocidos,  se- 
gún los  nombres  vulgares  más  us idos  en  el  Perú,  con  los  nombres 
técnicos  correspondientes.) 


-  i:5cix  — 


Biblícgrafía.  Catálogos. 

SUDAMERICA 

1.  — Periódicos  europeos,  norte  y  sudamericanos.  Colville  &  Cia,  Lima 

y  Callao. 

2.  — Diarios,  Revistas  y  Piiblicacíoues  que  recibe   la  Librería  Clásica  y 

Cientiñca  de  J,  A.  Granda.  Lima,  1!)14. 
••5. — Catálogo  general  de  las  obras  de  la  Biblioteca  pública  de  Arequipa, 
iVrequipa,  191B, 

•4. — Una  metrópoli  prehistórica  en  la  América  del  Sud  por  A.  Posnansky. 

Prospecto  y  prueba  de  grabados.  Casa  editorial  Dietrich  Eeimer. 
o. — Catálogo  de  la  Bibliografía  nacional.  C.  A.  Rolando.  Guayaquil. 
6. — Representación  general  en  la  América  Latina   de  casas  europeas, 

Emilio  íjuarini. 


NORTE  AMERIC.V 

7. — Librar}'  of  Congress.  Publications,  issued  by  the  Library  since  1897, 
Januar}-,  1914.  Washington. 

H. — South  America.  Scarce  and  out-of-print  books  relating  theretOv  Cir- 
cular de  A.  H>  Clark  Co.  Cleveland,  O.  January  19,  1914. 

v). — Foote  Mineral  Compuny.  PhiladelpMa,  Pa. 
Industrial  minerals  and  ores.  May  1913. 

  May  1914. 

Complete  Mineral  Catalog,  12.  Edition. 


EUROPA 

10.  —  «Die   Natuwissenschaften»  in  Jahre  1913.  Verlagsbuchhandlulig 

yon  Julius  Springer.  Berlín. 

11.  — Neunter  Nachtrag  zum  Kataloge  der  S'adt-Bibliothek  zu  Hanno» 

ver.  1913. 

1^-— Plaiikton  und  pelagi.sche  Fauna.    Fische.   Fischereiwesen  Abwas- 

serfrage.  Antiquariats-Katalog  Nr  439.  Gustav  Foch  Leipzig. 
13.— Exploratoren.     Reisebeschereibungen,  Geograplv-Ethnographis- 

che  und  Naturwissenschaftliche  werke  von  Reisender  aller  zeiten 

und  vólker.  Kat.  430.  Márz  1914. 
Africa — Geschichte.     Geographie.     Ethnographie.  Altertumiíkunde. 

Sprache  und  Literatur  der  africanisches  volker.  Kat.  432.  Márz 

1914. 


—  XXX  — 


Spauien — Portng'al.  — Literatur,   Spraclie.   (iesclüchte,  AlttM-dnn.skun 

de  &.  Kat.  435.  Juni  lí)i4:. 
Maps  illustrating  early  discovery  aiid    Kx{)loratioii  in  America  1502- 

15B0.  lieproduced   by  pliotography    t'roiu  the  original  manuscripts 

issued  uiuler  the  (iirecLiüu  of  Ed.  l.uther  Steveiisoii,  Ph.  D.  12 

mapas,    (K.  W.  Hiersemumi. — Leipzig) 

14,  — Mitteilaiigen  der  Verlagsbuchhandiuiig  B.  (J.  Teubiier  in  Leipzig. 

1913.  N°  2;  1914.  N°  1. 

15.  — Naturwi.ssen.seliaf.  Oswald  Weigel.  Leipzig. 

li). — Práparaten— (leíasse.  Liste  N"  1U4.  Dr.  Hermaxin  Rohrbeck  Nachf. 
Berlin. 


17.  — A  short  list  of  remain  levs  oí  iinportaut  modera  publications  

y.  Edwards,  Bookseller.  London,  1914. 

18.  — A  (Complete  catalogue  of  tlie  publications  of  Gibbings  &  Co.  Lou- 

dou.  1914. 

19.  — British  Periodicals, 
Hpecial  Notices  N.  451. 

«Permanent»  on  sale  lines  No.  18.  .Sept.  1913.   Cordón  &  Gotch  Ltd. 
London, 

2(t, — Oíd  English  Literature.  A.  Especial  catalogue  of  valuable  books, 
— F.  Hollings.— London.  April,  1914. 

21.  — Catalogue  of  iuteresting  Books  of  i^iterature  Tra- 

vels  General  list,  1915.  Ji,.  1^.  Morice, — London. 

22.  — Mudue"s  Select  Library  I^td. — Special  Colonial  Offer. 

    Export  Department.  London. 

23.  — Catalogue  of  Books.  No.  184.  1914.  Sport  and  Travel  a  Speciality, 

W.  Potter, —  Liverpool. 

24.  — Catalogue  N^  746,  1914.— H.  Sotheran  &  Co.  London, 

25.  — A  Catalogue  of  works  dealing  with  Geography,  Voyages  and  Tra- 

vels   I'arti.— B.  Quaritch.  London,  No.  332, 

26.  — Extrait  du  Catalogue.  Janvier  (914. 

BuU.  des  publications  nouvelles.  Fóvrier  1914.  {Félix  Alean.  Parw.  ) 

27.  — Atlas  de  la  plus  grande  France.    O.  Eóclus.  Extraits  de  Lettres 

reques  par  les  Editeurs,  (Altitiger,  Fréren.  París.) 

28.  — Extrait  du  Catalogue,  Publications  scientifiques,  Bull.  Bibliogra- 

phique.  Avril,  1914. 
Etrennes  1914. 

{Líbrairie  A.  CoUii.  París.) 

29.  — L'Homme  préhistorique.    Cat.  83  de  Livres  d'Ocasion.  {J.  Gumber. 

París. ) 

30.  — Supplement  au  Cat.  des  Théses  de  Doctorat  en  Droit.  1911. 

  1912.  Troisieme  partie.  {Giard  ¿k.  E.  Br'ure.  rarls,) 


—  XXXI  — 


Revue  Bibliograpliique  des  Oiivrages  de  Droit,  de  Jurisprudenc ^ 
d'EcüUomie  politi(iue,  de  Science  financiére  et  de  tíociolog'ie. — 
Février,  1914 

31.  — Americana-  Cat.  59,  1914. 

[P.  Geulhner.  P<n-ts.] 

32.  — Book  Bargains.  N.  222.  1914. 

{E.  Hedor.  Bii  m  'nujltam.) 

33.  — A  new  list  of  Novéis  ofFered  at  greatly  reduced  prices.  Fel)i'.  ¡914. 
InterstingBooks,  Febr.  1914. 

Great  spring  sale  of  Books.  Api  il,  1914. 

List  of  Books  iii  Literatura,  Poetry  and  Drama.  Jidy,  1914. 

A  new  list  of  Novéis.  October,  1914. 

A  list  oí  Secondliand  books.  October,  1914. 

Books  of  the  Season.  1914. 

Books  of  importance. 

(Tlie  Tiwes  Boul-  C'nh.  l.ondon.) 

34.  — Catíilogo  iN*?  5.  Boíl.  Semestrale  deile  Publicazioni  deU'I.  G.  D.  A. 

Anno  II.  N.  6.  Giugno,  1913. 
Catalogo  N.  6.  Auno  III.  Gennaio  1914. 

[Ist.  Geográfico  de  Agosfini.  Novara.) 

35.  — Antikvar — Katalog.  N.  34.  Kobenhavn  K. 

{M.  P.  Madsejis  Bogliandel .  i 

36.  — Americana.  {Burgersdijk  &  Nierviaiis.  Leifdc.) 

37.  — Bulletin  x^merica,  part.  IV. 

(xV.  PostJiuvnis.    La  ILn/e.) 

38.  — Fondscatalogus. 

Rcport  of  Geographical  sets,  &.  I  á  IV. 

{MartiiiHS,  Nijhoff.S.  Griveiihagc.) 


18  Canjes  nuevos 

«Ingeniería».  Año  I.  Nos.  1  á  17.  Lima. 

«El  Agricultor  Peruano».  Año  XIV.  Nos.  332  á  334.  Lima.  (B,eaj)a- 
rece). 

«Revista  de  la  Universidad  Nacional  de  Córdoba».  Año  I.  N'^  3. 
«Estudio».  Año  II.  Tomo  IV.  No.  16.  Barcelona. 

«Boletín  Bibliográfico  da  Biblioteca  da  Universidade  de  Coimbra». 

Año  L  No.  1;  No.  2. 
«Bulletin  de  l'Observatoire  de  Lyon».  1er.  Année.  No.  7. 
«El  Mensajero  de  Ultramar».   Año  I.  Nos.  1;  4;  5. 
«Zeitsclirift  für  Vulcanologie» .  Band  I.  Heft.  1.  Berlín. 
«Uníversity  of  Illinois  Bulletin».  Vol.  XL  Nos.  19,20.  1914. 
«La  Escuela  Moderna».  Año  IV.  No.  32,  34,  35,  36,  37.  1914.  Limr,. 
«La  Temperancia».  Año  I,  No.  1.  1914.  Lima. 


—  XXXII  — 


«La  Educación  Nacional» .  Año  IT.  No.  8.  lOi-i.  Lima. 
«El  Colegio  Peruano».  Año  L  No.  1914.  Lima. 


«Weltverkehr  und  Weltvvirt.schaft» .    IIL  Jahrg.  No.  3.  1913.  Bar- 
lili. 

«Leipziger  Zeitschrit't  íür  Deiitsches  Recht.»  VIII.  Jahrg.  No.  1.  Leip- 
«The  Natioiinl  Review».  Loiulon. 

«La  Bolivie  Economi(|ue» .  1er.  année.  No.  10.  La  Paz. 
«The  New  AVeekly».  Vol.  II.  No.  1.  1914. 


Adiciones 

-X"  24,  pág.  XXII. 

«El  Auxiliar  del  Comercio».  Callao.  Año.s  1901  á  1910.  [R.  Meló, 
M.  S.  G.  L.] 

(E^  raferan;ia  estadística  de  esos  años,  para  el  Callao  y  costa  del 
Perú.) 

—  X<?  5.  pág.  XXV: 

Contest? --ión  del  Congreso  Nacional  al  Mensaje  del  señor  presidente 

de  la  lt,epublica.  Tegucigalpa,  1914. 
Contestación  del  señor  presidente  del  Congreso  Nacional  al  Mensaje 

del  señor  presidente  de  la  República,.  Tegucigalpa,  1914. 

— N^  8.  pág.  XXVI: 

c.  Manuscritos  págs.  49  á  104. 

d.  Compendio  de  la  Historia  de  la  Real  Hacienda  de  Nueva  España, 
escrito  en  el  año  de  1794  por  D.  Joaquín  Manían,  Con  notas  y  co- 
mentarios de  A.  M.  Carreño.  México,  1914. 

e.  Memorias  de  la  Gruerra  de  la  Reforma.  Diario  del  Crl.  Manuel 
Valdós.  Precedido  de  una  introducción  por  A.  M.  Carreño.  México, 
1913. 

No  10- Pág.  XXVI. 

Lr'f/nción  del  Perú  en  EdadoH  Unidos  de  Norte  América: 

Report  of  the  superintendent  of  the  ('oa.st  and  Geodetic  Survey.  June 
30,  1912.  (Progress  Sketches.)  Wash.  1912. 

Annual  Report  of  the  superintendent  of  the  Coast  and  Geodetic  Sur- 
vey. June  30,  1913.  Wash.  1913.  Gráficas. 

Annual  Report  of  the  board  of  regents  of  the  Smithsonian  Institution. 
June  30,  1912.  Report  of  the  U.  S.  National  Museum.  Wash.  1913. 


Aunual  Ileport  fuñe  BU,  1913^  Report  of  the  U.  S.  National 

Museum.  Wash.  1  IIB. 
Burean  of  American  Ethnology.  Bull.    56. — Ethnozoology  of  the 

Tewa  indians.  J.  Henderson  and  J. ,  Peabod}"^  Harrington.  Wash. 

1914. 

Carnegie  Institution  of  Washington.    Annual  Report  of  the  Director 

of  the  Department  of  Terrestrial  Magnetism.  (From.  Year  Book. 

No.  12,  for  the  year  1913,  pp.  255-270,  pl.  8  to  13). 
Raihvay  routes  in  Alaska.    Message  from  the  president  of  the  United 

States.    Washington,  1913. 

   Cartera.  Washington,  1913. 

Measurement  of  Vessels  for  the  Panamá  Canal.  E.  B.  Johnson.  Wash. 

1913. 

Memoirs  of  the  Carnegie  Museum.  Vol.  V.  1912. 

Catalogue  and  bibliography  of  the  Fresh  water  fishes  of  the  Americas 
south  of  the  tropic  of  Cáncer.  C.  H.  Eigenmann.  Contributions 
from  the  Zool.  I^ab.  of  Indiana  Univ.  No.  76.  pt.  2. 

No.  Pág.  XXVIII. 

Pages  d'Histoire.  1914.  1  á  2.  \ 
(Colección  de  fascículos  en  que  se  reproducen  los  documentos  ofi- 
ciales y  articules  de  prensa). 

«The  New  York  Times  Pictorial  War».  Nos.  3  á  12. 

El  bibliotecario  de  la  Sociedad  (Jeográfica, 
Carlos  Arellano  I. 


Lima,  enero  de  1915. 


—  VXXIV  — 


Biblioteca  de  la  Sociedad  Geográfica 

LNDICE  DE  LO  INGRESADO   EN  19 14 

/.—  Publicaciones  Ingresadas. 

A.  — América  (en  general)   XIX 

a)  Perú   XX 

b)  Südamóriea  (menos  Perú   XXII 

c)  Norte  y  Centro  Aníiérica   XXV 

B.  — Europa,   XXVI 

a-Asia  ;   XXVII 

D.- Africa   XXVII 

Obras  generales   XXVIII 

■  Anuarios.  Congresos   XXVIII 

Bibliografía.  Catálogos   XXIX 

Adiciones,   XXXII 

II.  — CanjeH  nuevos   XXXI 

III.  — Institutos  con  los  cuales  se  canjea  pi'blicaciones 
Véase  tomo  27,  págs.  424  y  473. 


La  Hora  NaQional 


Sociedad  Geográfica  de  Lima. 


Lima,  26  de  noviembre  de  19 H. 

Señor  Director  General  de  Correos  y  Telégrafos. 

Tengo  el  agrado  de  trasmitir  á  US.  por  acuerdo  de  nuestro  Conse- 
jo Directivo  las  observaciones  consignadas  en  la  adjunta  comunicación 
que  nos  ha  dirigido  el  Secretario  de  esta  Sociedad  encargado  de  nuestro 
Observatorio  Sismográfico,  sobre  diferencias  en  la  hora  pública  de  los 
departamentos. 

Regularizado  hoy  en  Lima  el  servicio  de  la  hora  oficial  mediante 
los  esfuerzos  de  esa  Dirección  y  del  señor  Contralmirante  Carbajal,  juz- 
gamos que  esos  datos  podrán  ser  útiles  á  US.  en  la  labor  que  viene  per- 
siguiendo de  unificación  de  la  hora  en  la  República. 

Dios  guarde  á  US, 

J.  Balta. 


Lima^  30  de  noviembre  de  1914. 


Señor  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica. 

En  1908  nuestra  institución  realizando  el  proyecto  de  uno  de  sus.  so- 
cios el  asti'onómo  David  Todd,  gestionó  ante  el  Gobierno  y  obtuvo  que  el 
Perú  se  adhiriese  á  la  reglamentación  horaria  internacional  del  «Standard 
Time»,  iniciándose  en  Siid  América  esta  reforma  oficial  del  tiempo  que  la 
moderna  rapidez  de  comunicaciones  había  ya  exigido  en  los  EE.  UU.  y 
Europa.  Tenemos  entendido  que  el  oportuno  ejemplo  dado  por  nuestro 
país  viene  influyendo  en  la  adhesión  de  otras  repúblicas  del  continente, 
pues  hoy  en  toda  la  costa  del  Pacífico,  de  Tumbes  á  Tierra  del  Fuego,  se 
observa  la  misma  hora  oficial. 

Incluido  el  Perú  por  su  configuración  geográfica  en  el  6°  huso  hora- 
rio al  oeste  del  de  Greenwich,  le  correspondió  como  única  hora  la  del 
meridiano  75°  cuyo  trazo  geodésico  pasa  por  el  centro  del  territorio  na- 
cional, equidistando  aproximadamente  de  sus  puntos  extremos  oriental  y 
occidental. 

Según  esto  y  á  tenor  del  decreto  supremo  que  expidiera  nuestro  Go- 
bierno, la  hora  del  meridiano  75°  O.  de  G.  es  la  única  que  oficialmente 
debe  regir  en  toda  la  república,  sea  cual  fuere  la  diferencia  que  ofrezca 
en  cada  lugar  con  labora  local;  y  es  desde  luego  la  que  deben  señalar  los 
relojes  públicos  de  todas  las  ciudades  peruanas,  como  sucede  en  esta  ca- 
pital. 

Diversas  disposiciones  se  han  adoptado  por  el  señor  Contralmirante 
Carbajal  y  la  Direción  General  de  Correos  y  Telégrafos,  para  reglamen- 
tar dicho  servicio  y  darle  la  posible  presición.  Mientras  se  establece  en 
Lima  ó  mejor  en  Chosica,  un  observatorio  astronómico,  los  buques  de  la 
escuadra  en  el  vecino  {)uerto  del  Callao,  se  encargan  de  determidar  la 
hora  oficial  y  de  comunicarla  ála  estación  inalámbrica  del  San  Cristóbal. 
Conservada  allí  en  cronómetros  e^  anunciada  diariamente  á  las  12  m.  y 
trasmitida  á  la  oficina  central  de  telégrafos,  de  donde  se  distribu3'e  á  to- 
da la  república. 

A  pesar  de  estos  esfuerzos  y  disposiciones,  manifiestan  los  viajeros 
que  la  hora  pública  en  los  departamentos  muchas  veces  no  concuerda  con 
la  de  Lima  ú  hora  oficial,  y  los  avisos  que  recibimos  sobre  movimientos 
sísmicos  nos  proporcionan  ahora  un  medio  indirecto,  pero  seguro,  de 
comprobar  la  exactitud  de  estas  indicaciones. 

Citaremos,  entre  varios,  el  siguiente  ejemplo:  el  14  de  abril  nos  comu- 
nicaban de  Trujillo  haberse  dejado  sentir  en  dicha  ciudad  un  recio  tem- 
blor á  las  2h.37m.  de  la  madrugada.  Según  el  sismograma  que  obtuvi- 
mos, regulado  por  los  cronómetros  de  nuestro  observatorio  las  primeras 
ondas  llegaron  á  Lima  á  las  2h.23m.53s.  y  como  su  velocidad  conocida 


—  3  — 


les  permitió  recorrer  eii  40  segundos  los  470  kilómetros  que,  en  linea  rec- 
■  ta,  separan  á  ambas  ciudades,  se  deduce  que  la  hora  pública  de  Trujillo 
estaba  ese  día  a,dehintada  en  mas  de  13  minutos.  Qno  de  nuestros  so- 
cios que  hace  píjco  visitó  esa  capital  llev-ando  la  hora  pública  de  Lima, 
nos  asegura  que  hi  diferenciase  habia  acentuado,  y  era  ya  de  30  minutos; 
se  la  hizo  notar  al  Jefe  de  la  ofijina  del  Telégrafo  (¡nien  corrigió  ese 
fuerte  error,  sin  duda  mediante  señales  horarias  con  Lima. 

Hemos  observado  aún  mayores  divergencias  como  las  cpie  acusaron 
los  telegramas  sobre  el  terremoto  de  Caraveli,  el  G  de  agosto  del  año  úl- 
timo. Los  avisos  que  recibimos  ese  día  de  tjodo  el  centro  y  sur  de  la  repú- 
blica, demuestran  (¡ue  en  Áyacucho  por  ejemplo,  en  el  momento  en  que  tu- 
vo lugar  la  sacudida  sísmica  los  relojes  señalaban  la  hora  oficial  con  40  mi- 
nutos de  adelanto  y  los  de  Julcamarca  con  20  de  atrazo,  resultando  dife- 
rencia de  una  hora  entre  ambas  ciudades. 

Estas  irregularidades  no  pueden  atribuirse  á  la  hora  local.  En  el 
primer  caso  citado  hemos  dicho  que  si  las  ondas  llegaron  á  Lima  á  las 
h.  2.  23'  53"  quiere  vlecir  que  el  temblor  se  efectuó  en  Trujillo  40  segmi- 
dos  antes  ó  sea  á  las  h.  2.  23'  13"  hora  oficial,  y  como  el  tiempo  propio 
de  dicha  ciudad,  siendo  su  longitud  79*^,  01',  0.  de  G.  es  de  16'  04"  me- 
nor que  el  del  meridiano  75°.  se  ve  que  la  hora  local  de  Trujillo  era  en 
ese  momento  h.  2.  07'  09". 

Por  lo  tanto  resultaría  aún  mas  pronunciado  el  error  d«  los  relojes 
públicos,  pues  con  relación  á  la  hora  local  adelantaban  no  ya  13  sino  cer- 
^   ca  de  30  minutos. 

En  el  caso  de  Ayacucho  basta  decir  que  su  hoi'a  propia  solo  difiere 
en  4'  01  minutos  de  la  oficial.  Ninguna  ciudad  ó  lugar  del  Perú  puede 
ofrecer  á  ese  respecto  una  diferencia  de  40  minutos,  como  se  demuestra  á 
continuación: 


Hora  local  en  las  capitales  de  departamento  y  confines  del  Perú,  al 
dispararse  en  Lima  el  cañonazo  de  las  12  m. 


Longitud 
O.  de  G. 


Punta  Pariña  (extremo  del  oeste)  81"^ 

Piura   80 

Tumbes   80 

Chiclayo   79 

Trujillo   79 


Difereni;ia  c-oii 
Hoi  a  local  la  hora  oficial 


h.    m.  s.         m.  s, 

20'  45"  11.34.37—25'  23" 

31  01  11.37.56—22  04 

28   11  11.38.07—21  53 

49  46  1L40.41— 19  19 

01  11.43.56—16  04 


—  4  — 


Longitud  Diferencia  van 

O.  Iloral  iuiiil    la  hom otiiial 


  78= 

'  28' 

'  52" 

ti.     111.  s 

11.46.05 

ra. 

—13 

55 

  77 

50 

50 

11.48.37 

—11 

22 

  77 

34 

46 

11.49.41 

—10 

19 

 77 

13 

11.51.08 

—  8 

52 

02 

40 

11.51.50 

—  8 

10 

  76 

58 

14 

11.52.07 

—  7 

52 

  75 

-15 

11.57 

—  3 

Cerro  de  Pasco  

  75 

40 

11.57.20 

—  2 

40 

  75 

3U 

07 

11.58 

—  2 

  75 

12 

58 

23 

12.00.06 

+  0 

06 

73 

59 

46 

12.04.01 

+  4 

01 

73 

11 

20 

12.07.12 

i-  7 

12 

25 

46 

12.10.17 

+  10 

17 

71 

58 

52 

12.12.05 

+  12 

05 

71 

33 

12.13.48 

+13 

48 

70 

57 

46 

12.16.09  +16 

09 

17 

52 

12.18.49  +18 

49 

70 

02 

07 

12.19.51  - 

-M9 

51 

()9 

10 

23 

12.23.18 

+23 

18 

68 

49 

42 

12.24.41  - 

f24 

41 

(extremo  del  este) 


Como  aquellos  errores  horarios  interesan  no  sólo  al  observatorio  sis- 
mográfico sino  al  público  y  á  importantes  servicios  del  Estado,  he  creido 
conveniente  llamar  la  atención  de  la  Sociedad  sobre  este  asunto  para 
que  determine  lo  que  juzgue  necesario. 


Dios  guarde  á  U. 


SciPiÓN  E.  Llona. 


VamiQco 


Empezamos  á  cumplir  el  ofrecimiento  hecho  en  nnestro  tomo  XXIX, 
página  9.  con  la  inserción  qne  en  seguida  hacemos  de  uno  de  los  opiis- 
culos  que  ha  dejado  inéditos  naesti'o  distinguido  naturalista  y  filólogo, 
señor  José  Sebastián  Barranca. 

«Un  pequeño  vocabulario  de  la  tribu  de  los  Yamiacos,  nos  ha  per- 
mitido hacer  las  observaciones  siguientes,  sobre  la  peculiaridad  de 
esta  lengua.  • 

Esta  tribu  está  situada  eu  las  riberas  del  Yaguarmayo,  afluente 
derecho  del  Inamban,  río  que  baña  la  provincia  de  Sandia  en  el  de- 
partamento de  Puno. 

En  primer  lugar  notamos  en  este  dialecto  que  el  posesivo  de  la  1*^ 
persona  está  expresado  por  e  antepuesto  al  sustantivo  que  modifica. 

Xo  hay  pronombre  personal  de  la  1''  persona,  e  es  pronombre  de 
la  ])i'iniera  persona  en  el  Paño  como  i  en  I-ki,  yo  S03';  7,  yo,  ki  soy.  En 
el  Yamiaeo  E-cvyti,  yo  soy,  de  E  yo  y  ku  soy  y  yu  partícula. 

Es  también  sorprendente  que  en  el  ayambi,  se  encuentre  como  po- 
sesivo de  la  1'^  persc)na  también  e  como  vemos  enseguida. 

En  el  Yamiaeo,  todas  las  partes  del  cuerpo  llevan  así  supuestas  e 
como  partícula  posesiva  y  los  alimentos  que  usualmente  emplean, la 
llevan  también. 

Partes  del  cuerpo  que  Jlevan  de  prefijo  esta  letra  que  debe  signifi- 
car, mío,  mía,  mis. 

E; — uja  cabeza  ó  mi  cabeza 

E— taja  pestañas  ó  mis  pestañas 

E — ujana  pelo  ó  mi  pelo 

E— ojo  pecho  ó  mi  pecho 

E — toaja  oreja  ó  mi  oreja 

E — kova  yo 


—  6  - 


E — C"  )g'eto 
10 — kiiia 
E — nieiM 

E — tOYJi'C 

E — ásete 
E—tseUi 
E — teiie 
E— i)rob(> 
E — mete 
E — metitse 
E — meno 
E— nite 
E— tistea 
E — sabi 
E— tse 
E-^ai've 
E — guise 
E— lia 
E — na,  no 
Uno 
Urna 
Majay 
Mao'uey 
cntre  los  límites  meriiü  ¡nales 
En  el  A.yambi  se  ol^st-rv; 
cuerpo  y  de  familia. 

E — roba 
E — rouwápe 
E— vakoun 
E— foi 
E — pona 
E— rai 
E — acary 
E — cüuasa 
E — poita 


yo 

frío 

flecha 

arco 

calor 

sal 

techo 

caña  brava 

mañana 

una 

muerte 

mañana 

])antorriIla 

sarna 

chinches 

plátano 

desde  el  pie 

agua 

kampa 

kichua 

aymará 

fibra,  hilo 

fibra,  hilo,  en  Méjico;  como  se  habla 
(i.  francesa,  en  los  puntos  del  Avapak). 
i  la  e  como  prefijo  en  los  nombres  del 

mejillas 

fren  le 

muslo 

hermano 

dedos 

dientes 

cabeza 

barba 

canas 


Vocabulario  del  Yamiaco 


Amiaca 

hambre 

Aje 

hay 

Aene 

madera 

Atto 

soy 

Attu  kuki 

ven 

Attu  kiaki 

trae 

Talneay 

vientre 

Te  paspa 

allá 

-  7  - 


Tahuild 

rcllainv 

Putia 

Putuy 

rai);uUuYa 

Puiantav 

Putiki 

Hiianaina 

Honda 

II  naca  n  a 

Hutse  (*) 

Iliiapeje 

Hualiuata}' 

Una 

Nan 

Niquia 

Kmichina 

Mutiig'ue 

Techacuy 

Keaja 

jMainpo 

Tsio 

Mechi 

Majay 

Minicuy 

Pakuaiviii 

Putia 

l'eaja 

Pusi 

Pisi 

Pukia 

Pao 

8eo-o-ebo 

Ciiao-i 

C'hama 

Chiche 

t'iiichu 

('hawa,  chawa 

Chihea 

Chhi 

('hiñani 

f'hina 

(!hi\vakiki 

Yani 

Inanwawa 


noclie 
veré 

nos  vamas 

bailar 

orande 

herida 

anda 

indio 

eneniíg'o 

mucho 

sí 

algodón 

(|nenia 

cantar 

cei-a 

cera 

uso 

camino 

morder 

mentira 

caracol 

mosquito 

tierra 

ilo 

llora 

castigar 

regresar 

mano 

poco 

k 

escupir 

víbora 

cariño 

corre 

no 

hijo 

embarazada 

beber 

estrella 

brillar 

mujer 

moza 

limpieza 

re irse 

perro 


(* )    s  con  acento  grave. 


—  H  — 


lílllil 

lengua 

ItUlil 

ca  ri  punas 

aves 

E<i'U  iñ  fi 

cocido 

Ljnag'uechi 

vetírense 

Hainíica 

vprte 

Iv        '1  1."  1 

correr 

Sociticns 

subir 

Hotecu3'' 

cc)cer 

Kiiujijíechi 

I  oiu  [lyi 

iaLuivuaKin 

Itteso 

levantarse 

X  cllvt^clKll  (J 

vén 

»or?^J¿,v:  (JO 

cal  I  IZO 

l^íclS  til  V 

\  CSLIUO 

bonito  id:  C  liina 

Techay 

sembrar, 

vi  pío 

lattiiga,, 

vientre 

cerro 

hong'g 

Ena 

agua,  uno  k 

Estócate 

como  se  llama 

Kenti 

esto 

Lenguas  de  la  hoya  del  rio  Negro  y  sus  afluentes 

Entre  estas  mencionaremos  el  Bare,  Carriay,  ¡Manas,  Marahua, 
¿Vraucu,  Üa.raycu,  Canamun,,  Canamare,  lamana,  Incana,  Passe,  Cur- 
xana,  Tonana,  Hanivva,  Marate. 

El  caraj'^as  tiene  por  afijo  el  Wa  como  un  luihawa  ó  Hua. 

luri  tiene  por  posesivo  yo  tschi. 

En  Miragna,  se  usa  tha  del  mismo  modo  como,  o  da  del  Arauk. 


[*]    8  con  acento  grave. 


Itinerarios  p^ra  vigjes  en  el  Perú 


Formulados  por  la  Compañía  Salinera  del  Perú 
para  la  Sociedad  Geográfica  de  Lima. 


<'i):u|)añía  Síilint^i-ii  íM  IVrú, 


LhuBj  23  de  octubre  de  1914, 


8t'ñ()r  Presidente  de  la  Sociedad  (Jeográfica  de  Lima. 

Ciudad. 

Al  iniciarse  las  labores  de  la  Compañía  Salinera  del  Terú,  en  el  año 
de  1902,  fué  una  de  las  preocupaciones  del  suscrito  conocer,  con  la  po^ 
sible  a])i'oximación,  los  itinerarios  de  los  viajes  que  los  em{)lea(los  del 
ramo  tuvieran  que  realizar,  á,  fin  de  estar  en  aptitud  de  aprovechar  de 
sus  servicios  con  toda  eficacia  y  de  ejercer  scibre  el  empleo  de  su  tieni- 
\)0  el  debido  control. 

Con  este  propósito,  después  de  al'.ítinos  ensayos,  se  imprimió  un 
formulario,  y  se  dispuso  (pie  todos  los  empleados  que  viajaran  presen- 
tasenal  fin  de  cada  viaje  el  res[)ectivo  informe,  consignanclo  los si<2;uien- 
tes  datos: 

Puntos  de  partida  y  de  llegada. -Lug'a res  ó  fundos  del  tránsito,  es- 
])ecificando  la  importancia  de  cada  uno,  distancias  a])roximadas  entre 
los  distintos  lugares  recorridos,  tiempo  empleado  de  uno  á  otro,  me- 
dios de  locomoción,  estados  de  los  caminos,  facilidades  con  quesecuen- 
ta  para  la  subsistencia  y  para  obtener  forrajes,  gastos  personales  he- 
chos en  el  viaje,  c^-  <!c. 

.  En  armonía  con  la  antt^i'ior  disposición,  la  ompañía  li.i  reunido 
ya  700  itinerarios  distribuidos  en  los  siguientes  gru[)()S; 


-  10  - 


1.°  De  Iqs;  hi^nres  donde  están  situadas  las  oficinas  departamen' 
tales: 

A-M  cada  iiiiii  (1h  las  salinas  (1p  sti  jurisdicción. — B.  á  cada  nn;i 
de  las  capitales  de  provincia  y  poblaciones  de  cierta  im|)(>rtancia. 

2''  De  las  salinas  y  depósitos  de  provisión  á  cada  uno  (Je  los  luga- 
res que  abastecen. 

3':'  De  Lima  á  cada  una  de  las  capitales  de  departamento;  y 

40  Viajes  entre  luíi'arcs  no  comprendidosen  Icjs  acápites  anteriores. 

(\)ino  á  i)esarde  la  manera  deficiente  como  muchosde  estos  traba- 
jos han  .sido  hechos,  o-ran  parte  de  ellos  son  de  verdadera  utilidad  ^eo- 
«írát'ica,  he  creído  (|ue  su  re('0])ilación  y  selección  podría  tener  interés 
para  la  Sociedad  (ieojiTáfica  de  l.ima,  y  para  las  ¡K-rsonas  <]ue  concu- 
rren á  ella  en  busca  de  esta  clase  de  datos. 

I']l  enearg'ado  de  realiza i-  esta  labor  ha  sido  el  antiguo  visitador 
de  la  Compañía,  (]ue  lo  fué  tand)ién  delaSoeiedad  Ilecaudadcxra  de  Im- 
l)uestos,  señor  Pedro  Melgar,  <[  1?  á  su  cará  jtei-  observador  une  la  cir- 
cunstancia de  haber  recorriuo  casi  todo  el  territorio,  lo  (]ue  le  ha 
])ermitido  cumplir  el  encarg- >  en  las  condiciones  más  favorables  y  foi'- 
mular  un  resumen  en  51  fojas,  con  el  nombre  de  «Itinerai'ios  pani  via- 
jes en  el  Perú»,  que  teng'o  el  agrado  de  reniitir  á  Ud.  eonio  e.Kponente 
del  alto  aprecio  (]ue  la  Compañía  tiene  i)or  esa  im}>ortantp  Institu- 
ción y  de  su  deseo  de  .secundar  sn  benéfica  acción  en  cuanto  le  sea 
jtosibíe. 

A])rovecho  la  o¡"M-tuindMd  para  ofrecei- á  Ud.  las  seguridades  de 
mi  ])articular  considcr  ición,  con  (]ue  me  suscribo  su  atento  \^  S.  S, 
Por  la  Compañía  Salinera  del  Pei-ú. 

Manuel  Montero  y  Tirado. 


CON5IDLRACIONL5  GLNLRALEiS 


Los  datos  (]ue  contiene  este  leg'ajo  con  un  resumen  de  los  consig- 
nados en  los  itinerarios  formados  por  los  empleados  de  la  (;ompañía 
Salinei-a  del  Perú,  en  cumplimiento  de  órdenes  circulares  de  la  Geren- 
cia, para  (pie  todos  ellos,  al  terminal-  cada  viaje,  den  datos  uiinucio- 
sos,  en  íoi-nmlai-ios  especiales,  de  los  caminos  recorridos,  indicando 
distancias  aproximadas,  tiempo  empleado  en  recorrerlas,  lugares  del 


—  11  - 


ti'iuisito.  medios  locomoción,  íacili(l;i(lcs  ó  ditíciilLadHs  ])arii  el  iios- 
])p(l<ije,  y  «¿íistos  aiü-üximados. 

I'or  supuesto  (]up,  cuando  diversos  cm])lcados  lian  ivcoi-rido  el 
mismo  camino,  liay  variedad  y  diversidad  en  sus  datos;  ])er()  al  ex- 
tractarlos se  ha  cuidado  de  ai'monizarlos,  tomando  de  (nula  uno  sola- 
mente lo  que  no  dé  luji'ar  á  dudas;  y  también  se  ha  i)rescindid()  de 
a(]uellos  (]ue  solamente  tienen  importancia  para  determinada,  atención 
de  la  Compañía. 

l'^l  resumen  se  ha  formado  ])or  los  departa niputos;  pero  cuidando 
de  consignar  los  caminos  c[ue  nnen  nnos  con  otros;  de  manera,  que 
aun  cuando  cada  departamento  aparece  en  un  resumen  separado,  to- 
dos están  relacionados  entre  sí. 

Los  datos  sobre  cada  departamento  princi])ian  por  el  camino  que 
lo  une  á  la,  capital  de  la  República,  por(]ue  se  ha  creído  (]ue  este  dato 
es  de  importancia  pa ra  todos. 

Ivos  «i'astos  de  viaje  para  un  misino  camino  no  deben  estimarse  ni 
como  aproximados,  ])oi-(jue  varían  seo:ún  la  calidad  del  viajero  y  el 
trato  que  (]niera  darse,  y  según  la  urgencia  del  que  viaja.  Es  pov  esto 
(pie  a])enas  si  se  hace  mención  de  gastos  en  los  i'esúmenes. 

Las  horas  de  camino  y  el  número  de  leguas  que  se  dice  en  los  iti- 
nerarios son  aproximaciones,  nada  más,  pues  ni  se  ha  medido  las  le- 
guas, ni  todos  los  (pie  viajan,  ni  las  cabalgaduras  que  usan,  tienen  las 
mismas  aptitudes  y  condiciíjnes  para  viajar;  ]iuede  asegurarse  que, 
con  mucha,  aproximación,  en  bestias  sanas  y  acostumbia(las,  se  cami- 
na dos  leguas  por  hora  en  caminos  llanos,  y  una,  legua  y  aun  menos 
en  caminos  quebi-ados,  (')  pantanosos  ó  malos. 

Las  cabalgaduras  que  se  consiguen  en  el  interior  son  de  fea.  figura  y 
malos  pisos;  pero  valientes  y  cumplen  bien  sus  jornadas. 

Para  caminos  por  el  interior  debe  preferirse  la  bestia  Uiularála 
caballar,  porque  es  más  resistente  y  más  sobria. 

Las  enfermedades  endémicas,  de  que  debe  cuidarse  el  viajero,  son; 
el  paludismo  en  la  costa  (en  los  valles)  3^  en  las  montañas;  la  verruga 
en  las  quebradas  que  bajan  de  la  cordillera,  principalmente  en  los  (íe- 
partamentos  del  centro,  desde  Ancash  hasta  Huanca  vélica;  y  el  tifus 
en  casi  todo  el  interior. — Para  evitar,  en  lo  posible,  estos  males,  debe 
usarse  estas  precauciones;  para  el  paludismo  usar  la  quinina,  c(jmo 
preservativo,  sin  esperar  á  estar  enfermo;  para  la  verruga  nó  bel^er 
agua  cruda  sino  cocida;  para  el  tifus  no  tener  contacto  con  los  indíge 
ñas,  ni  habitar  en  sus  habitaciones,  ni  donde  hubiera  habido  enfermos, 
y  toda  ocasión  de  contagio. 

En  la  costa  se  puede  viajar  durante  todo  el  día,  todo  el  año;  pero 
en  el  inteiior.  dnrante  la  estación  de  lluvias,  d  ;be  rendirse  la  jomada 
antes  de  las  dos  de  la  tarde,  ])ues  á  esa  hora  principian  las  lluvias  y 
tempestades. —  La  estación  de  lluvias  es  de  fines  de  diciembre  á  princi- 
pios de  aliril. 

r^os  indios  son  reputados  de  hostiles  á  los  viajeros;  pero  si  se  les 
trata  bien  y  se  les  obsequia,  son  muy  serviciales  y  útiles.  Acostúm- 
brese llevar  en  las  alforjas,  para  los  caminos  en  el  interior,  coca  v 


Míínanlicnte  de  caña,  y  en  los  bolsillos  monedas  menudas,  para  obse- 
(luiarlos,  y  se  cons'r><2:;nirá  de  ellos  cun.nto  se  necesite. 

Se  sutVe  bastante  por  la,  falta,  en  casi  todos  los  caminos,  de  hote- 
les, fondas  y  tambos;  y  liay  ([ue  ocnrrlr  á  los  curas  y  antoiñdades  po- 
líticas ])ara,  conse^iiii-  alojamiento;  también  hay  vecinos  ([ue  lo  (huí, 
•iratuitamente  unos  3' pa<iándoles  otros. 


DEPARTAMENTO  DE  LIMA 

fiinm  está  unida  por  ferrocarril  á  líuacho,  capital  de  la  pi-ovincia 
de  Chancay;  y  á  Matucana,  ca])ital  de  la  provincia  de  Huarochirí,  am- 
bas del  mismo  departamento. 

De  Lima  á  pueblo  Nuevo  de  Cañete  (cajiital  de  la  |)rovincia  de 
Cañete). 

De  Lima  á  Chilca  (capital  de  distrito  d«^  la  provincia  deCaüete) 
nueve  horas— diez  y  .seis  leji'uas  de  cabalgadnra. — A  quince  minutos  del 
pueblo  se  encuenti-a  la  salina  de  Chilca,  de  aijíuna  importancia. — En 
estajoi'nada  se  pasa  por  Lnrín  [distrito  de  la  provincia  de  Lima], 
que  e.stá  á  cuatro  horas  de  Lima. 

De  Chilca  á  Mala  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de(Jañete) 
cuatro  horas — seis  le<2,'uas. 

De  Mala  á  ruel)lo  Nuevo  ó  Cañete — diez  horas— diez  y  siete  le- 
guas. 

FjU  Lurín  y  Cañete  ha}-  hotel.— En  Mala  hay  tambo. 
Todo  el  camino  es  bueno — de  herradura. 

En  Lima  se  puede  cíjnseguir,  con  difícnltad,  cabal<i'aduríi  |»ara  to- 
do el  viaje;  {)ero  es  mejor  tomarla  solamente  para  Luiín  ó  Mala,  don- 
de se  consigue  más  fácilmente  para  continuar  adelante. 

De  Cañete  á  Yanyos  (capital  de  la  provincia  de  su  nond^re): 

De  Cañete  á  Lunahua.ná  (capital  de  distrito)  once  horas— nueve 
leguas. — Camino  de  quebrada,  bueno. 

De  Lunahnaná  á  Catahuasi  [pueblo]  siete  hoi'as — siete  leguas. — 
Ca.mino  de  ladei-a,  bueno. 

De  Catahnasi  á  Aj'auca — diez  horas — diez  leguas.— Camino  cpie- 
bi'ado,  malo. 

De  A_yauca  á  Yauyos — ocho  horas — ocho  leguas, — Camino  quebra- 
do, malo. 

En  los  lugares  del  tránsito  no  hay  hoteles  ni  hospederías. 
También  se  va  de  Lima  á  Yauyos  así: 
De  Chilca  á  (^oaillo  (i)ueblo)  diez  horas — doce  leguas. 
De  (Joaillo  á  liaicho  (estancia) — diez  horas — nueve  leguas. 
De  Laicho  á  Aucampe  (pueblo)  diez  horas — diez  leguas. 
De  Aucampe  á  Yauyos — siete  horas — diez  leguas. 
Este  camino  es  bueno  hasta  (  Joaillo,  después  es  quebrado  y  malo 
en  la  última  jornada. 

No  ha3^  hoteles  y  se  busca  alojamiento  en  casas  particulai-es. 


-  13  - 


De  Aucninpe     Vaiiyos — diez  hoiíis — diez  lefi'uas. 
lOstc  cniiiiuo  es  l)ueii()  liast;i  Coaillo,  después  es  quebrado,  y  malo 
'CU  la  ííltinia  jornada, 

No  hay  iioteles,  y  se  busca  alojaiuicuto  en  casas  particulares. 


De  liinra  á  rauta,  (ea|)itnl  de  la  ]»r()vincia  de  sil  nombre). 
De  Ijima,  A  Caudivilia,  (hacienda)  hora  y  cuarto  de  ferrocarril. 
De  Caudivilla  á  Yau<4as  (pueblo  siete  horas — doce  le«:uas  de  ca- 
ibal^adura. 

De  Vaugas  á  Iluívrhuar  (pueblo)  cuatro  horas — chico  leg'uas. 
De  lluarhuar  á  la  haeieuda  (¿uibes — ocho  horas— siete  lefi'uas. 
De  (¿uilx's  á  Cauta.  Seis  horas— uueve  le<iuas. 
Todo  el  cauúno  es  bueno. 

En  ("audivilla  hay  tambos  y  rescursos  i)ara  pasar  la  noche.  En 
Tos  demás  lufi'ares  del  camino  i\o  hay  hoteles  m  hospi?der;as  y  hay  (jue 
ocunir  á  los  particulai'es 


DEPARTAMENTO  -DE  PIURA  Y  PROVINCIA  LITORAL  DÉ  TUMBES 

Del  Callao  á  Paita  (puerto  i)rincipal)  tres  días  y  tres  noche  de  va- 

i])or. 

I  le  Paita  -X  Piura  [capital  del  departamento]  tres  hcas  y  media 
■de  ferrocarril — No  hay  tren  diario,  salen  de  Paita  lunes,  luiéi'coles, 
A  iernes  y  sábado;  y  de  Piura:  mai-tes,  jueves,  sábado  y  doming'o. — p]n 
Paita  3'  Piura  hay  hoteles  y  establecimientos  de  comercicj  bien  pi'ovis- 
tos — En  Piura  se  c(«isioue  tacilmente  ca bal g'a duras  para  los  viajes  por 
tierra. 


De  Piura  á  Catacaos  (capital  de  distrito)  media  hora  de  ferroca- 
rril. Salen  dos  trenes  diariamente;  á  las  siete  de  la  mañana  y  á  las 
tres  de  la  tarde;  los  domingos  salen  cuati-o  tienes. 

De  ('a  tacaos  á  Pella  vista  [pueblo  en  (]ue  funciona  la  oficina  ]3rin- 
cipal  de  la,  Compañía  Salinera  (leí  Perú  en  esa  zona]  tres  horas  y  cuar- 
to de  cabalg^adura — algo  mas  de  seis  lefi'uas — Se  pasa  por  los  pueblos 
1  \  Capilla  y  Muñuela, 

De  Bellavista  á  Sechura  (capital  de  distrito)  una  hora  y  media- 
tres  leguas. 

El  camino  e=  bueno,  por  entre  fundos,  pueblecitos  y  caseríos,  y 
muy  traficado;  pero  en  los  meses  de  aguas  hay  que  pasar  el  río  dos  ve- 
ces en  balsas,  la  primera  al  salir  de  Catacaos  y  la  segunda  al  llegar  á 
Sechura:  y  con  frecuencia  en  esa  estación,  se  in'prrumn"  p  ^\■  ( o  un'eto 
el  camino,  á  causa  de  los  de-iagües  de  las  chacras  y  roti  ra  de  ü.s  ace- 
buias;  y  entonces  hay  que  hacer  el  viaje  por  el  despoblado,  que  son  ca- 


—  r4  — 


torco  ó  (iiiinco  It^o-uas,  sin  recurso  al<i'uiio.  Es  más  cómodo  el  viaje  cÍh' 
l'iura  á  Sccliura  ])()r  la  iioehe  ó  en  la  madniiíaxla,  porque  el  calor  at; 
medio  día  es  insufrible,  y  sopla  viento  fuerte  (pie  ai'rasLra tierra,  y  are- 
na que  nujlesta  mucho. 

De  Seehura  á  .Matacaballa.  (puei  to  de  mar)  una  hoi-a, — dos  leo-uas. 
—  K\\  Matacahaila  tocan  pecpieños  vaiK)res,  como  el  Santa  Rosa,  Na- 
zaret  y  'rund)es;  tocan  también  los  bu(]ues  de  vela  (]ne  llevan  sal  á  la 
costa  de  Colombia  en  el  Pacífico,  y  ]:)e(uieiios  ])a-i-CT:)s de cal)otaie;  v  hay 
trálico  frecuente  de  balsas  con  (inayaíjuil,  Máchala  y  Santa  Rosa  del; 
lOcuador. 

De  IMatacabalIas  á  Puerto  Salinas — tres  honis  y  la-edia  de  cabalga- 
dura— seis  legiuis. — Muy  buen  camiiio,  por  la  plíi\;i  dd  mar. — E.u  este 
puerto  se  embarca  la  sal  para  Colombia. 

De  Puerto  Snliua  á  la  salina  El  Cerro,  (pie  es  la  que  se  explota  ac- 
tualmente (1914)  cuatro  horas — ocho  leguas — buen  camino,  arenoso  eiii 
parte. 

En  Seehura  uo  hay  hotel,  solamente  fondas  y  cocinerías;  pero  sus 
habitantes  son  hospitalarios-,  y  no  es  difícil  conseguir  hospedaje. 

En  Matacaballa,  Puerto  Salinas  y  El  Cerro  no  Imy  más  habitantes 
(pie  los  empleados,  arrieros  y  peones  (p;e  ocupa  la  Compañía  Salinera 
del  Perú,  ni  má-^  recursos  (pie  los  propios  de  ese  personal.. 


De  Seehura  á  Yei'ba  Blanca  (salina  importante  en  actiial  explota- 
ción) tres  horas — seis  leguas. — Por  entre  esta  salina  pasa  el  camino  que- 
va  de  Piura  á  Lambayeque;  y  que  se  hace,  desde  Secliura,^  en  cuarenta  y 
ocho  horas,  con  ligero  descanso  en  las  norias  ó  aguadas,  siendo  todo  des- 
poblado. 

De  Piura  á  Ayabaca  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre): 

De  Piura  á  Tambo  Grande  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de- 
Piura) — ocho  horas — diez  leguas. 

De  Tambo  Grande  á  Las  Lomas — siete  horas — doce  leguas. 

De  Las  Lomas  á  Culqui — ocho  horas — ocho  leguas. 

De  Culqui  á  El  Puente — cinco  horas — cuatro  leguas. 

De  El  Puente  á  Ayabaca — seis  horas — seis  leguas. 

Este  camino  es  bueno  hasta  Culqui, — Las  dos  últimas  jornadas  no 
son  buenas. — En  todo  el  caminó  no  hay  recursos. 


Regreso  de  Ayabaca  á  Piura  por  otra  ruta: 

De  Ayabaca  á  Olleros  (pueblo)  seis  horas — cuatro  leguas,  de  mal  ca- 
mino, sin  recursos. 


De  (lllrros  á  San  !*al)lo  ([)neblo)  nuevo,  horas — seis  leguas  nialisiiiio 
cauiiiu). 

Do  San  Pablo  á  l'acai [>ampa  (capital  del  disti'ito  de  Cumbieiis  en 
la  provincia  de  Ayabaca)  seis  horas — seis  leguas. — Camino  regalar. 

De  Pacaipampa  á  Chalaco  (capital  del  distrito  de  la  misma  provin- 
cia) cinco  horas— cinco  leguas.  —  Camino  i'egular. 

De  Chalaco  á  Santo  Domingo  (capital  del  distrito  de  la  misma  pro- 
vincia) cuatro  horas  — cuatro  leguas. — Mal  camino. 

De  Santo  Domingo  á  Frias  (capital  del  distrito  de  la  misma  provin- 
cia) seis  horas— cinco  leguas. — mal  camino. 

De  Frias  á  Clinlucanas  (capital  del  distrito  de  Yapatera,  provincia 
de  Piura)  siete  hora  —siete  leguas. — Buen  camino. 

De  Chulucanas  á  Tambo  Grande  (pueblo)  circo  horas  —nueve  leguas. 
— Buen  camino. 

Estos  caminos  carecen  de  todo  recurso  para  el  viajero,  y  son  peli- 
grosos por  los  ladrones. 

De  Piura  á  Hnancabamba  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre): 

De  Piura  á  Morropón, — como  se  dice  en  el  itinerario  anterior. 

De  Morropón  á  Salitral  (capital  de  distrito  de  ha  provincia  de  Piu- 
ra) seis  horas — seis  leguas. — Buen  camino. 

De  Salitral  á  Chauro — ocho  horas — ocho  leguas. — Camino  regular. 

De  Chauro  á  hacienda  Palambra — tres  horas — tres  leguas. — Mal  ca- 
mino. 

De  Palambra  á  Huancabamba — diez  horas — nueve  leguas,  pasando 
el  rio  en  balsa. — Mal  camino. 

Las  tres  últimas  jornadas  se  hacen  mu}^  difíciles  en  tiempo  de 
aguas. 

En  estos  lugares  no  hay  hoteles  ni  fondas,  y  se  suñ'e  la  falta  de  to- 
do recurso. 


DE   PIURA   .1   LOJA  (ECUADOR) 

.  De  Piura  á  Sullana  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre)  una  hora 
de  ferrocarril. 

De  Sullaiia  á  Ciialacalá  (pueblo)  cuatro  horas — cinco  leguas. 
De  Chalacalá  á  hacif^nda  Huaipirá — cinco  horas — cinco  leguas 
De  Huaipirá  á  hacienda  La  Lamor  (en  el  Ecuador)  diez  horas — seis 
y  media  leguas: 

De  La  Lamor  á  hacienda  Seiba— diez  horas— seis  leguas  y  media. 
De  Seiba  á  Algarrobillo  (pueblo)  diez  horas — siete  y  media  leguas. 


—  16  — 


De  Algarrobillo  á  Célica  (pueblo)  cinco  horas — cinco  leguas. 
Hasta  a(]ui  el  camino  es  trotable  en  tiempo  seco. — Lo  que  sigue  es 
todo  muy  malo. 


De  Célica  á  Limones  (una  casita)  diez  horas — oclio  leguas. 
De  Limones  á  Catacocha  (pueblo)  diez  horas — siete  leguas. 
De  Catacocha  á  Gruayabal  (pueblo)  doce  horas — ocho  y  media  le- 
guas. 

De  Guayabal  á  Loja  (ciudad)  seis  y  media  horas — cinco  leguas. 

En  todo  este' camino  no  hay  hoteles  ni  posadas,  sino  eu  Pinra  y  Su- 
llana. — En  Loja  hay  una  casa  posada,  muy  desaseada  y  sin  alimentos, 
que  se  buscan  en  cocinerías. — En  los  demás  lugares  se  duerme  en  hacien- 
das, casas  particulares  y  también  á  la  intemperie. 

Se  consigue  cabalgaduras  y  pasto,  todo  caro. 

En  la  época  de  lluvias,  desde  la  salida  de  Chalacalá,  se  sufre  mu- 
cho porque  todos  los  caminos  se  convierten  en  fangales. 


De  Piura  o  de  Paita  á  la  salina  de  Colán — Se  puede  ir  en  ferrocarril 
hasta  el  paradero  de  Colán,  y  de  alli,  en  un  rato  de  cabalgadura,  á  la 
salina  ó  á  Pueblo  Viejo  de  Colán,  pues  la  distancia  es  mu}'  corta  y  se 
reduce  á  bajar  la  cuesta  del  Tablazo  á  la  playa.  Se  vá  también  de  Paita 
en  bote  ála  vela,  viaje  que  dura  de  hora  y  media  á  dos  horas  y  media,  se- 
gún el  viento.  Para  el  regreso  falta  algunos  días  viento  favorable,  y  en- 
tonces se  hace  uso  de  los  remos  tardando  tres  horas. 

En  Pueblo  Viejo  hay  los  recursos  mas  precisos  para  el  viajero;  y 
falta  algo  se  hace  traer  de  los  fundos  inmediatos. 

De  la  salina  de  Colán  á  la  salina  de  Gerón  hay  poce  mas  de  media 
hora  de  cabalgadura. 


De  Piura  á  Tumbes  (capital  de  la  provincia  litoral  del  mismo  nom- 
bre). 

Se  puede  ir  por  ferrocarril  á  Paita;  de  Paita  á  la  Palizada  ó  Puerto 
Pizarro  en  vapor  ó  á  la  vela:  y  de  alli  al  pueblo  de  Tumbes  en  media  ho- 
ra de  ferrocarril. 

Para  el  viaje  en  vapor  hay  que  esperar  que  pasen  por  Paítalos  ya- 
porcitos  Tumbes,  Santa  Rosa  ó  Nazareth,  que  no  tienen  itinerario  fijo. 

Para  viaje  á  la  vela  hay  siempre  en  Paita  grandes  botes,  que  hacen 
el  via.je  en  veinticuatro  horas.  Para  el  regreso  no  debe  usarse  estas  em- 
barcaciones, porque  el  viento  es  contrario  y  el  viaje  puede  durar  tres  ó 
cuatro  días.  El  flete  de  un  bote  para  este  viaje  resulta  caro,  salvo  que 
se  juntaraia  varios  pasajeros,  ó  que  hubiera  carga. 


—  17  — 


La  otra  ruta  es: 

De  Piara  á  la  estación  ó  paradero  Corte  del  Arenal. — Dos  horas  y 
nnedia  de  í'errocarril. 

Del  paradero  al  pueblo  del  Arenal. — Hora  y  media  de  cabalgadura. 

En  Arenal  se  pasa,  en  balsas,  el  río  Chira,  y  al  otro  lado  está  el  pue- 
•blo  Aniotiipe. 

De  Aniotapc  á  Vicliaynl  [pueblo]  tres  horas — cinco  á  seis  lejiMias. 

De  \'icliayal  á  101  Ncj^ro  ó  Negritos  [salina  y  establecimiento  pe- 
trolífci-o]  siete  horas — catorce  Icfiuas. 

De  .\e<iritos  á  Mánconi  (hacienda)  ocrho  horas — quince  le<>-uas. 

De  iMáncora  á  Zorritos  testableciniiento  petrolífero)  de  diez  á  doce 
horas — veinte  leguas. 

De  Zorritos  á  Tunil)cs — tres  horas  y  media — siete  le<>'uas — hay -que 
j)asar  en  canoa  el  río  Tumbes  que  es  pei-nlanente. 

Viaje  más  rápido  se  puede  hacer  dejando  el  ferrocarril  en  el  para- 
dero de  la  hacienda  Mii  aHores  y  de  allí  á  Máiicora;  pero  no  tenemos 
detalles. 

En  el  viaje  á  Tamices  por  la  ruta  de  Arenal  se  pasa  6  se  puede  ])a- 
sar  por  las  salinas;  Pozo  Cerrado,  Yichayal,  El  Neo-ro,  Pájaro  Bobo, 
Aguas  Verdes,  Máncora,  Quebrada  Heca,  Culebras,  Cardalito,  Palo 
.Santo  y  Boca  de  Pan. 

En  las  salinas  no  hay  recur.sos  para  los  viajeros;  ])ero  los  hay  en 
Vichayal  {pueblo),  en  Negritos  y  Talai-a  (oficina  petrolera),  en  Lobi- 
tos  (oíiíñna  petrolera),  en  Máncora  [hacienda]  y  en  Zorritos  (también 
oficina  petrolera). — En  Tumbes  hay  hotel. 

El  camino  es  todo  bueno. 

No  es  difícil  conseguir  cabalgaduras  y  guías  en  los  pueblos  3' ha- 
•ciendas  del  valle  del  Chira  y  en  Tumbes. 

De  Tumbes  á  Zarninilla  (hacienda )  tres  hoi-as  y  media— siete  le- 
guas. 

De  ZarunuHa  (hacienda)  á  la  salina — tres  cuartos  de  hoi-a — una,  li- 
gua. 

(lamino  bueno— En  la  liacienda  dan  alojan)iento,  y  hay  recursos. 

De  Zarumilla  á  Santa  Rosa  del  l'k'uador  ha3'  una  jornada  de  casi 
todo  el  día,  de  buen  camino  en  tiempo  seco;  i)ero  muy  molestoso  en 
tiempo  de  IluA'ias,  ])or  los  pantanos  (lue  se  forman;  y  algunas  veces 
liav'  cpie  hacer  alg-unos  trozos  del  candno  en  canoa,  porque  se  forman 
lagunas. 

En  Santa  Rosa  hay  recursos  y  muchos  peruanos  avecindados  allí, 
cpie  atienden  muy  bien  á  sus  paisanos. 

Dos  veces  á  ía  .semana  salen  de  Santa  Rosa  vaporcitos  fluviales 
para  Guayaquil,  con  escala  en  Máchala. 

DKPAKTAMENTO  DE  LAMB.WEQÜE. — LAMBAYEQUB 

Del  ( 'allao  á  Puerto  Eten— dos  días  y  dos  noches  de  vapor, 

El  puerto  de  Eten  es  malo;  con  frecuencia  se  interrumpe  el  tráfico 


—  18  — 


por  (los  ó  tres  (lías,  i1  CiUisn  (le  l;is  hi'.ivczris  iliM  iiini'.  Aun  cuniKio  iMi 
iiiarcsK'  biUMio  dclx^  liaccrse  uso  del  pescaulv  [lara  el  ciMhar(|Ui'  y  de- 
senihar(|ue  de  pasajeros. 


De  Hten  [i)uerto]  áChiela^vo  (capital  di-l  d.^])artaiu(^iit())  cuarenta, 
minutos  en  ferroearril,  con  paradas  en  los  pueblos  de  lOten  v  Monset'ú. 

l'iU  puerto  Kten  y  en  ( ''.líela yo  lia  v  hotele»",  y  en  Ciiiclayo  buenos 
almacenes  de  comercio  y  facilida.  les  [lar.i  (pie  el  viajer,)  pueda,  conse- 
ü'uir  lo  (]ue  necesite. 


De  puerto  Eten  á  salina  Santa  Rosa — anadia,  líoia — una  leí^ua.  Es 
mejor  salir  de  Monsefú.  principalmente  en  la  cípoea  de  a<;uas,  ¡jorque 
se  evita  la<i'unitas  y  jnintanos  formados  ])or  los  desagües. 

De  salina- Santa  Rosa  á  (dndayo,  en  cal)al>i'a(lui"i — dos  horas — 
cuatro  leg'uas. 

De  salina  Santa  Rosa  á.  Zaña  (cHi)ital  de  distrito  en  la-  provincia- 
de  Chiclayo)  cuatro  horas — ocho  leti'uas. 

El  teri'ocari'il  de  Eten  á  Ca-valtí  ])asa  por  Zaña. 

De  salina  á  Santa  Rosa  á  l;hou<>-oyape  (capital  de  distrito  de  la 
misnui  ])rovincia). 

De  la  salina  á  Monsefú  (ca])ital  de  distrito  de  la  n)isma  ]:>i'ovincia 
y  cstaciíui  del  ferrocai'i'il)  media  hora — una  leg-ua. 

De  Monsefú  á  la  hacienda  l'atapo — tres  horas  y  media  de  ferro- 
cairil. 

De  l'atapo  á  Chongoyape — cinco  horas— diez  leguas  de-  cabalga- 
dura. 


De  salina  Santa  Rosa  á  Jar  anea  (caj)itaí  de  distrito-  de  la  j)rovin- 
(ña  de  LambaA'eque). 

De  la  salhia  á  ívambn^'eque  (capital  déla  pi-ovincia)  tres  horas — 
seis  leguas. 

De  LambaA^eque  á  Jayanca — cuati-o  horas — ocho  leguas. 


De  Eten  (pueblo)  á.  Chepén  (cipital  de  distrito  de  la  provincia  de' 
Pacasmayo  departamento  de  la  Libertad). 

De  Eten  á  liagnnas  (pueblo)  cuatro  horas — ocho  leguas— c  ibalgu- 
ra— á  media  legua  de  Lagunas  estíi  la  salina,  de  Purulén, 

De  Lagunas  á  Chept^n — seis  horas — (U)ce  leguas. 


De  Ch'cla^'o  á  Eerreñafe  (ca])ital  de  distrito  déla  provincia  de 
Lambayeque)  hora  y  cuarto  de  ferrocarriL 


i 


-  19  - 


De  ( 'hiclc'iyo  á  }.Ión'()])(^  (capital  de  distrito  de  l;i  provincia  de 
Lamba  ycHpic). 

De  ( 'iiicla yo  á  Laml)aye(]ne — eiuxrcuta  y  cinco  minutos  de  ferro- 
carril. 

De  Lamhayeipie  á  Mórrope — ti-es  horas  y  media — siete  leg'uas  de 
cabalgadura. 

De  Mórrope  á  la  salina  del  mismo  nombre— doce  horas— veinte  le- 
guas de  despoblado — cabalgadura. 


Viaje  de  los  ari-ieros  con  buri-os  cargados. 
De  Mórrope  á  Ferreñafe — ocho  horas — ocho  leguas. 
De  Mórrope  ;i  Motupe  (capital  de  distrito,  provincia  de  Lambaye- 
(pit ).  dos  días  de  siete  horas — catorce  leguas. 

De  Mório])e  ñ  Olmos  (capital  de  distrito  de  la  misma  provincia) 
ti-es  jornadas -veinte  leguas. 

Í)e  Mórrope  á  lllimo,  Batán  grande  y  Chong03'aj)e  ti'cs  jornadas- 
veintidós  legufis. 


Todos  los  caminos  hombrados  son  llanos;  pero  en  tiempo  de 
aguas  son  molestos  y  á  veces  intransitables,  por  los  desagües  de  los 
fundos. 

flay  hoteles  en  puei-to  Eteii,  ( 'hiclayo,  Lambayeque  y  Ferreñafe, 
I']n  otros  luga  I-es  hay  (¡ue  busca  r  ],  !  posada  entre  los  particulares,  lo 
rpie  no  es  difícil  de  conseguir. 

Es  fácil  conseguir  buenas  cabalgaduras,  y  no  son  caras. 


De  Chiclayo  á  la  hacienda  Pátapo — una  hora  y  tres  cuartos  de  fe- 
rroi  il. 

He  Páta¡!0  á  Chongoyape-  cinco  horas — diez  leguas  de  cabalgadu- 
ra— En  Chongoyape  hay  recursos.  ■ 


De  Chongoyape  á  las  provincias  de  Chota,  Cutervo,  Hualga^^oc  y 
Jaén  del  departamento  de  Cajaniarca; 

De  Chongoya]:)e  á  El  Liceo— ocho  horas — ocho  leguas. 

De  El  Liceo  á  Llama  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Choteé) 
tres  horas — dos  leguas. 

De  Llamas  á.  Huambos  (capital  de  distrito)  siete  horas — siete  le- 
guas. 

De  Huambos  á  Chota  (capital  de  la  provincia)  doce  horas — doce 
leguas. 


-  20  - 

De  Huambos  á  Tacabainba  (capital  de  distrito)  once  horas— once 
lej>nas. 

De  Huambos  á  Cutervo  (capital  de  la  provincia)  ocho  horas— ocho 
Icfi'uas. 

De  Huambos  á  (¿nerocotillo  (capital  dedistrito provincia,  de  J;ién) 
seis  horas — seis  lejanas. 

De  Huand)os  H  (¿nerocoto  (capital  de  distrito  de  la  i)rovincia  de 
Chota)  tres  horas — tres  leguas. 

De  Chong'oyape  á  la  hacienda  Tai-i  izal — cinco  horas — cinco  legnas. 

De  Carrizal  á  Catache  (pueblo  en  la.  provincia  de  Hualgayoc)  seis 
horas — seis  leguas. 

De  ('atache  á  Santa.  Cruz  (capital  de  distrito  provincia  de  Hual- 
gayoc)  cuatro  horas — cuatro  leguas.  . 

Desde  (.'h(jngoyape  para  el  interior  todos  los  caminos  son  malos, 
y  en  la  estación  de  lluvias  se  ponen  casi  imposibles. — La  cabalgadura 
mas  apropiada  pai'a  estos  viajes  es  la  mular,  ])Ucís  la  caballar  no  re- 
siste. 

En  ninguno  de  los  pueblos  nombrados  hay  hos]iederías. — FA  viaje- 
ro tiene  que  pedir  alojamiento  á  los  ])articulaies. 

N(j  es  difícil  conseguir  las  cabalga  ! n ras.  y  no  son  cai-as,  dado  lo 
malo  de  los  caminos. 


DEPARTAMENTO  DE  CAJAMARCA 


Del  Callao  á  I'acasmayo  (puerto  ]n-inci])al)  ti-es  días  y  cuatro  no- 
ches de  vapor. 

De  Pacasma.3'0  á  (^'hilete  (estación  del  ferrocarril)  ocho  horas  de 
ferrocarril. 

De  Chilete  á  la  Viña  (pueblo)  cuatro  horas — cuatro  leguas — cabal- 
gadura. 

De  La  Viña  á  Cajamarca — ocho  hoi-as — ocho  leguas. 

También  de  Chilete  á  hacienda  Ñamas — ocho  horas — ocho  leguas. 

De  Ñaíuas  á  (jajamarca — cuatro  horas — cuatro  leguas. 

El  camino  es  de  subida  i)or  un  lado  y  de  bajada  por  el  otro — Hay 
que  pasar  cordillera,  fría,  pero  tolerable. 

En  Facasmayo,  Chilete,  Ñamas  y  Cajamarca  hay  hotel. 

En  la  estación  de  Chilete  se  encuentra  siempre  arrieros,  guías  y  ca- 
balgaduras para  fletar  y  no  son  caras. 


De  Cajamarca  á  Celendín  f capital  de  la  provincia  de  su  nombre). 
De  Cajamarca  á  Pollóc  (ha'-ieuda)  cinco  horas— cinco  leguas. 
De  Pollóc  á  Celendín— diez  horas— doce  leguas. 
En  Celendín  no  hay  hotel.— El  camino  ;s  despoblado. 


He  ('ajíiiuarcn,  ii  ('hi)ta  (ojipital  de  la  pro »Miicia  de  su  nombre). 
i>o  ( 'ajaiuarca  A  la  hacienda,  \'aua('aiiclia — ocho  horas — diez  le- 
.'iíuas. 

De  Yanaeaiieha  á  Bniiibaniaira  (capital  de  disti-ito  de  la  i)rovin- 
'cia  (le  Hual,<í£iyoe)  cinco  horas — cinco  lefi'uas. 

iJe  BanilDaniarca  á  (Ihota — cinco  horas— cinco  le^'uas. 

De  ('ajamai'ca  á  San  Pablo  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de 
■4 'ajaniarca) — nueve  horas — catoire  leonas. 

I'e  San  Paldo  h  San  .Miguel  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de 
H ual<i;) vóc)  cinco — horas — seis  leguas. 

L)e  San  Migaiel  á  Llapa  (capital  de  distrito)  dos  horas— dos  y  ine- 
'dia  leg'uas. 


De  Chota  á  Cuiervo  y  Quenrcotillo; 

De  Chota  á  Chiguii  ip— tres  horas  _v  media— seis  leg'uas. 

De  Chig-iiirip  á  Cutervo  (capital  del  distrito  de  la  provincia  de 
<?hota)  tres  horas — cuatro  leguas. 

De  Cutervo  á  Qnerocotillo  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de 
-laén)  nueve  'hoi'as— doce  leguas. 


De  Ca  jama  rea  á  Hualgayoc  (capital  déla  provincia  de  su  noni- 
ií)re): 

De  Cajaraarca.  á  Yanacancha  (hacienda)  ocho  horas — diez  leguas. 
De  Yanacaneha  á  Hualg'ayoc— ties  horas — cuatro  leguas- 
Todos  estos  caminos  son  de  herradura  .y  trotables. 
JS'o  hay  hoteles  ni  hosjiederías. 


DEPARTAMENTO  DE  SAN  MARTIN  Y  AMAZONAS 

De  Cajamarca  á  Chacl)apx)yas  (  apital  del  departamento  de  Ama- 
zosias): 

De  Cajamarca  á  Tambomayo  (pequeño  caserío)  cinco  horas — cin- 
co leguas. — Camino  llano. — ^^Se  pasa  dos  ríos,  que  en  tiempo  de  ao;uas 
dificultan  y  retardan  el  viaje,  porque  ha\'  avenidas  que  los  hacen  in- 
vadeables durante  algunas  hotcis. 

De  Tamboma^'O  á-  Celendín  (capitíd  de  la  provincia  de  su  nombre) 
ocho  horas— doce  leguas — Buen  camino. 

De  Celendín  á  Balsas  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Cha- 
chapoyas) seis  horas— seis  leguas — Mal  camino,  muy  queb'-ado.  Se  pa- 
sa el  río  IMarañóu  por  el  puente  xrolgante  de  Cliacanto. 

De  Balsas  á  Tambo  Viejo  seis  hoi7is— seis  leg'nas — Muy  mal  cami- 
no y  despoblado. 


-  22  — 


l'p  Taiiilx)  Viejo  á  LeinuihíUiiba,  (caijitnl  de  disii-ito  de  la  provfn 
fia  (le  Cliachapo^-as)  seit^  liovas — seis  leguas — Muy  uial  caiuino — Hay  (¡ue- 
pasar  eordillera  por  Callacalla,  (inuy  fría  ó  iiieómoda.. 

De  LeimabauTíba  á  Chillo  (tambo  abandouado)  siete — ocKo  leg,uas  — 
de  buen  camino. 

De  Chillo  á  Chachapoyas,  ocho  horas — nueve  leguas, 

En  todo  este  viaje  hay  falta  absoluta  de  todo  recurso;  ri.i  hoteles,  ni' 
tambos.  Hay  que  ocurrir  á  las  autoridades  para  conseguir  alojaraiento,. 
y  debe  llevarse  provisiones. 

No  se  consiguen  cabalgaduras  pai'a  todo  el  viaje — En.  Caj;a.marca  s»^- 
toman  para  Celendin  y  a(uií  para  Cliachapoyas. 

De  Chaerhapoj^as  á  la  salina  Yunnnarca — De  Chachapoyas  á  Culao^ 
seis  horas — seis  leguas. —De  Culao  á  Yurumarca,  cinco  horas,,  cinco  le- 
guas. Muy  mal  camiro. 

De  Chachapoyas  á  Moyobamba  (capital  de  la  provincia  de  su  nom- 
bre en  el  departamento  de  Jjoreto). 

De  Chachapoyas  á  Molinopampa  (capital  de  distrito  de  la  provincia 
de  Chacliapoyas)  doce  horas— ocho  leguas. 

De  Molinopampa  á  Ventilla  (tambo  abandonado)  seis  horas — cuatro' 
leguas. 

De  Ventilla  á  Bagazán  (tambo  abandonado)  nueve  horas — seis  le- 
guas. 

De  Bagazán  á  Almirante  (tambo)  cinco  horas — cuatro  leguas. 
De  Almirante  á  Uchco  (pequeño  caserío)  cuatro  horas — tres  leguas; 
De  Uchco  A  Pucatambo  (pequeño  caserío  de  chozas)  cuatro  horas — 
tres  leguas. 

De  Pucatambo  á  Rio  S«co  cinco  horas — cuatro  leguas. 
De  Río  Seco  á  Rióla  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Moyo 
bamba)  siete  horas — seis  leguas. 

De  Rioja  á  Moyobamba  diez  horas — seis  legiias. 

Todo  este  viaje  es  por  malos  caminos,  pantanosos  y  de  montaña. 
Se  pasa  la  cordillera  Pichco  Guañuna,  entre  Ventilla  y  Bagazán  y  al- 
gunos días  es  impasable  por  el  mal  tiempo.  En  todo  el  camino  se  pasa 
por  quebradas  y  riachuelos,  que  retardan  el  viaje  en  época  de  aguas. 

No  hay  recursos  para  el  viajero  ni  en  hospedaje  ni  en  alimentos, 
por  lo  que  debe  ser  muy  precabido. 

Se  consigue  cabalgaduras  en  Cajamarca,  Chachapoyas  y  Moyobam- 
ba, con  dificultad  malas  y  caras. 

De  Moyobamba  á  Tarapoto  (capital  de  la  provincia  y  departamento 
de  San  Martin), 

De  Moyobamba  á  Cera  (tambo)  seis  horas  á  pié. 
De  Cero  á  Huarpilla  (tambo)  doce  horas  á  pié. 


—  23  - 


De  Huarpilla  á  Ro(|ue  (pequeño  caserío)  siete  horas  á  pié. 

De  Ko(^ue  <á  Tfibalosas  (capital  de  distrito  en  la  provincia  de  San 
]\Iartiii)  doce  horas  á  pié. 

De  Tabalosas  á  Lamas  (capital  de  distrito)  cuatro  horas — cuatro  le- 
guas.   Camino  de  herradura,  malo. 

Todo  el  camino  es  malo,  de  montaña  y  pantanoso.  Los  equipajes 
se  ti'asportan  á  espaldas  de  indios  cargueros. 

En  ambos  departamentos  es  difícil  conseguir  cabalgaduras,  y  las 
cpie  se  consiguen  son  caras  y  malas. 

Los  caminos  indicados  á  j)ié  se  andan  hoy  en  cabalgadura  (1914). 


DEPARTAMENTO  DE  LA  LIBERTAD 

Del  Callao  á  Salaverr}'  (puerto  principal  de  ese  departamento)  vein- 
ticuatro lloras  de  vapor. 

De  Salaverry  á  Trujillo  (capital  del  departamento)  media  hora  del 
ferrocarril. 


De  Trujillo  á  Otuzco  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre). 
De  Trujillo  á  Platanar  (hacienda)  seis  horas — nueve  leguas. 
De  Platanar  á  Otuzco  seis  horas — siete  leguas. 

El  camino  es  bueno  hasta  Platanar,  de  donde  para  Otuzco  principia 
á  ser  de  cuestas;  pero  es  trolable. 

En  Trujillo  se  consigue  fácilmente  acémilas  y  guías,  y  no  son  caras. 
En  Platanar  y  Otuzco  se  encuentra  alojamiento,  alimentos  y  pastos. 

De  Trujillo  á  Santiago  de  Chuco  (capital  de  la  provincia  de  su  nom- 
bre). 

De  Trujillo  á  Platanar.  Ya  se  ha  dicho. 

De  Platanar  á  Julcan  (hacienda)  siete  horas — ocho  leguas. 

De  Julcán  á  Santiago  de  Chuco,  doce  horas — doce  leguas. 

Hasta  Platanar  el  camino  es  bueno;  de  allí  para  adelante  es  quebra- 
do, con  las  molestias  de  los  caminos  de  sierra.  De  Julcán  á  Santiago  de 
Chuco  es  muy  pesado  y  largo. 

En  las  haciendas  y  en  Santiago  de  Chuco  se  encuentra  alojamiento, 
víveres  y  pastos. 


De  Santiago  de  Chuco  á  Huamachuco  (capital  de  la  provincia  de  su 
nombre)  una  jornada  de  diez  horas — doce  leguas  de  mal  camino. 


—  24  — 


En  Huamacliuco  se  encuentrci  donde  alojarse,  y  alimentos  3'  pastos; 
3-  es  fácil  y  barato  conseguir  cabalgaduras,  anuí^ue  malas. 


De  Trujillo  á  San  Pedro  de  Lloc  capital  de  la  provincia  de  Pacas- 
mayo). 

De  Trujillo  á  (/liocope  (capital  de  distrito  de  la  provincia,  de  Ti-ujillo 
j  estación  del  ferrocMi'ril  de  Trujillo  á  Ascope)  dos  lioias  y  inedia  de  fe- 
rrocarril. 

De  ('liocope  á  San  Pedro  de  Lloc — una  jornada  larga,  de  todo  el 
día,  por  despoblado,  en  cabalgadura. — Para  esta  jornada  es  difícil 
conseguir  cabalgadura;  debe  pedirsi?  anticipadamente,  y  cuesta,  caro, 
doce  soles,  por  lo  menos  cada  una. 

De  San  Pedro  á  Pacasniavo  (puerto  de  mar)  veinte  minutos  de 
ferrocarril. 

De  l'acasmayo  á  (Juadalupe  (capital  áe  distrito  de  la  provincia  de 
Pacasmayo)  tres  hoi-as  de  l'en  ocarril  y  dos  horas  y  media,  de  cabalga- 
dura; pero  es  difícil  conseguir  cabalgadura. 

I'e  l'acasmay(j  á  Jeíiuetepeque  (capital  de  distrito  de  la  misnui 
provincia)  media  hora  de  cabalgadura;  pero  es  muy  difícil  conseguirla 
en  el  puerto, 

Los  caminos  de  cabalgadura  son  buenos. 

Si  se  quiere  ir  por  mar  de  Salaverr3^  á  l'acasuuvyo,  es  una  noche 
de  vapor. 


De  Trujillo  á  la  saliiui  3'  caleta  de  Malabrigo: 

De  Trujillo  á  Chocope— dos  horas  \'  media  de  ferrocarril. 

De  Chocope  á  la  caleta  ó  á  la  salina  de  Malabrigo — cuatro  horas 
— siete  leguas  de  cabalgadura. 

El  camino  es  bucncj. — Se  pasa  por  el  pueblo  de  Paijan,  donde  hay 
fonda. — Es  fácil  3^  barato  conseguir  cabalgadura. 


De  Malabrigo  á  Ascope  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Tru- 
jillo) seis  horas — diez  leguas  de  cabalgadura. — Buen  camino,  por  entre 
el  valle  de  ('hicama. — En  Ascope  hay  hotel  y  establecimientos  de  co- 
mercio. Es  el -pueblo  más  importante  del  rico  valle  de  (■hicama. 

De  ¿Vscope  á  Otuzco: 

De  Ascope  á  la  hacienda  Chala — ocho  horas  — diez  leguas. 
De  hacienda  (Jhala  á  hacienda  San  Ignacio — nueve  horas— nueve 
leguas. 

De  hacienda  San  Ignacio  á  Otuzco,  ocho  horas— ocho  leguas. 
Buen  camino. — En  Ascoj)e  y  las  haciendas  ha3'  alojaniiento  3' ví- 
veres y  en  Ascojjc  es  fácil  conseguir  cabalgaduras  3-  guías. 


Do  Asc()])(*  i'i  ( 'ontumnzi'i  (capital  de  l¡i  provincia  de  su  noinbic  en 
'cl  departamento  de  C.'ajaniarea). 

De  Ascope  á  Cascas — doce  koras — 'Catorce  leguas. 

De  Cascas  á  -Contumazá — cinco  horas — seis  leguas. 

Camino  de  cuestas,  sin  recursos. — Las  cabalgaduras  se  pueden  con- 
seguir en  Ascope. — En  Coníiamaz<\  y  Cascas  ha^'  fonda  de  <;liinos. 


De  Salaverr^y  á  las  salinas  de  Ouaíif.pe  3'  Cliao: 

De  Salaverry  á  la  salina  de  (iuauape — ti'es  horas  y  media — seis  le- 
guas.— A  media  Imra  de  la  sdina  s^  encuentra  la  casa  de  la  hacien- 
da «El  Carmelo»,  cuyo  adaninistrador  atiende  afectuosamente  á  los  via- 
jei-os. 

De  Guíiñape  á  la  salina  de  Chao — ^ctiatro  horas — ocho  leguas. — En 
este  lugar  110  hay  recurso  de  ninguna  clase. — La  casa  ie  la  hacienda  está 
á  dos  leguas  de  la  salina,  y  hasta  ella  hay  que  ir  per  agua,  víveres  y  pas- 
to. 

Todo  el  'Camino  desde  Salaveny  hasta  Chao  es  bueno,  por  la  playa 
fiel  mar. 

En  Trujillo  y  en  «El  Carmelo^>  s<e  consigue  fácilmente  cabalg^aduras 
para  este  viaje. 


De  Chao  á  Cabana  (capital  de  la  provincia,  de  Pallasca,  departamen- 
to de  Ancash): 

De  Chao  á  hacienda  Buena  Vista — seis  horas — nueve  leguas. 
De  Buena  Vista  á  hacienda  Casa  Blanca — cuatro  horas— seis  leguas. 
De  Casa  Blanca  á  hacienda  Huaraday — seis  horas — ocho  leguas. 
De  Huaraday  á  hacienda  Calipuy — siete  horas — siete  leguas. 
De  Calipuy  á  Pallasca  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  su  nom- 
bre) diez  horas — diez  leguas. 

De  Pallasca  á  Cabana — seis  horas — seis  leguas. 

Este  camino  es  bueno  y  trotable  hasta  la  hacienda  Guamansaña,  en^ 
t  re  Huaraday  y  Calipuy,  después  es  cpiebrado,  de  serranías,  mu}' mortifi- 
cante en  época  de  aguas. 

Para  conseguir  cabalgaduras  hay  que  valerse  de  los  señores  hacen- 
dados. 

En  las  haciendas  se  encuentra  alojamiento,  víveres  y  pastos. 

De  Chao  á  Pataz  (capital  del  distrito  de  su  nombre). 
De  Chao  á  Calipuj' — como  ya  se  ha  dicho  en  el  j)árrafo  atiterior. 
De  Calipuy  á  Santiago  de  Chuco  (capital  de  la  provincia  de  sii  nom- 
bre) siete  horas — siete  leguas. 


De  Santiguo  de  ("litico  á  1  luamacliuco  [caiiital  de  la  ])r()vineia  de- 
su  n()ml)re]  doce  horas — doce  leji'uas. 

De  Ihianiacluico  á.  La  Vifia  (puerto  en  el  río  Marafióii)  <'<^'1'()  horas- 
— üclio  leo-iias. 

De  La  Viña  á  hx  híK.'ieiida  Alpaiiiarca — ocho  horas — oeho  leguas. 

De  Alpaniarca  ái  Pataz — doec  horas — doce  leg-ua-s. 

Camino  malo  desde  (iuaínansaruv — Es  muy  difícil  y  etiro  consegniir- 
,  movilidad  y  "'uías,  para  lo  que  hay  valerse  de  las  autoridades  y  de  los- 
sefiores  hacendados. 

lin  las  haciendas  y  lu^cires  citíido.s  s(M-onsijj,'ue  alojaniiento  y  ví- 
vei-es. 


De  Chao  á  Cajabamba  [capital  di^la,  pi-ox  iucia  de  su  Hombreen  el' 
de]iartamento  de  Cajamarea]: 

De  Chao  hasta  Huamachuco  con>o  se  ha  dicho  en  el  pcárrafo  ante- 
rior. 

De  Huamachuco  á- Cajabandja — ocho  horas — ocho  leg-uas. 
Camino  de  cuestas  3'  i>una. — Ll  valle  de  Ca  jama  rea  es  hermoso  y 
eon  recursos. 

En  Huamachuco  hay  recursos  y  cabalgaduras. 


De  Chao  á  Otuzco  (capital  de  la  provhicia  de  su  nombre): 
I>e  Chao  á  la  hacienda  Toniabal — seis  horas — nueve  leo-uas. 
De  Tomabal  á  Olivar  [dependencia  de  la  hacienda  CatabambaJ 
seis  horas. 

De  Olivar  á  la  hacienda  Carabamba — cinco  horas — cinco  leg-nas. 
De  (Jarabamba  á  Otuzco — ocho  horas — oeho  leguas. 
El  camino  es  trotable  hasta  Olivar,  y  después  es  de  sierra  y  que- 
brado. 

En  Otuzco  y  las  haciendas  hay  alojamiento,  víveres  y  pastos. 
En  Chao  no  hay  cabalgaduras,  deben  pedirse  á Otuzco  6  á  las  ha- 
ciendas intermedias. 


Déla  salina  de  Guañai)e  á  Cabana,  á  Pataz,  á  Cajabamba,  á  Hua- 
macluico  y  á  Otuzco  se  sigue  el  mismo  itinerario  (|ue  de  ('hao  á  esos 
lugares,  sin  variación  alguna. 


De  Trujillo  á  Santiago  de  ('ao  (salitrera,  en  dcjnde  se  produce  ni- 
ti-ato  de  potasa)  hay  cuatro  lloras  de  cabalgadura— siete  leguas,  pa- 
sando por  el  puerto  de  Huanchaco. 


-  27  - 


DEPARTAMENTO  DE  ANCASH 

Dtl  Callao  á  ('asma  (i)U(>rt()  hii  la  ])r()vincia  de  Santa)  dos  noches 
_v  nn  día  de  va])()r. 

De  ( 'asma  (jíucrto)  á  Casnui  (pneblo  cajíital  de  la  provincia  de 
Santa)  una  hora — dos  leo'uas  de  eabalgudui'a. 

De  ('asma,  ; pueblo)  á  Yaután  (ca¡)ital  de  distrito  de  la  misma  pro- 
vineia)  seis  hora-* — liez  le,ü;"ua,s. 

De  Yaután  á  ("laechán  (hacienda^  siete  horas — ocho  leguas. 

De  Chaccháu  ;i  Haraz  (cajiital  del  departamento)  ocho  horas — nue- 
ve leuiias. 

'l\)do  el  camino  es  bueno;  ])ei-o  hay  que  pasar  el  tercer  día  la  cor- 
dillera neg-ra,  molesta  por  el  trío. 

I"]n  el  puerto  v  pueblo  de  ('asma-  3'  en  Haraz  ha.v  hotel.  En  Yautan 
y  Chacchan  hay  alojamiento  y  comida  y  forraje. 

VjU  Casma  es  fácil  coi;seg-uir  cabalgaduras  y  guías  \)or  precios. có- 
modos. 

Algunos  viajeros  acostumbran  avanzar  en  la  ])rimera  jornada 
hasta  J-'ariacoto  (pueblo);  p'jro  hav  allí  un  pecineño  mosquito,  llama- 
do titira,  que  hace  insufrible  la  noche. 


Las  salinas  de  ('asma  están  in::!ediataiS  al  caserío  del  puerto. 


Del  puerto  (  'asma  á  las  salinas  Tortugas  una  hora— dos  leguas  ca- 
uiino  bueno  de  cabalgadura. 

De  Tortugas  á  la  salina  Los  Chinos  cuatro  horas — siete  leguas. 

De  Los  Chinos  á  Saniauco  (puerto  y  pueblo)  dos  horas — ti-es  leguas. 

De  Samanco  á  Nepeña  (capital  de  distrito  en  la  provincia  de  San- 
ta) cuatro  horas  ocho — leguas. 

De  Nepeña  á  Chimbóte  (puerto  y  capital  del  distrito  de  Santa)  cin- 
co horas — ocho  leguas. 

De  Chimbóte  á  Santa  (puel)lo)  hora  y  media — dos  leguas. 

De  Santa  pueblo, á  Santa  (puerto)  inedia  hora. 

De  Santa.,  pneblo  á  la  hacienda  Santa  (Jlara  ó  (iuadalupito,  una 
hora — menos  de  dos  leguas. 

De  Santa  (  ílara  á  la  salina  Guadalupito,  menos  de  una  hora. 

Todos  estos  caminos  son  l)uenos. 

En  Casma,  Samanco  y  Chimbóte  h-Aj  lioteles;  y  es  fácil  y  bai-ato 
conseguir  cabalgaduras. 

En  la  hacienda  Santa  Clara  hay  tienda  de  comercio,  bien  provista 
3'  los  empleados  son  hospitalarios  y  atienden  á  los  viajeros. 


—  28  — 


De  Ona(lalui)it()  ;i  Tayabaiiibn  (caijital  de  la  ])i\)viiicia  de  Pataz, 
(lepartaniciito  de  la  Libertad). 

De  (iiiadalupito  á  Tasa  Blanea  [hacienda]  diez  y  ocho  horas— diez 
y  nueve  le<i'uas. 

De  Casa  P>lanca  á  (ínaimlay  (hacienda)  cinco  hoi-as — siete  leguas. 
De  (luaraday  á  Calipuy  (hacienda)  diez  horas— doce  leo'uas, 
De  ( 'ali])ny  á  Pallasca  (ca])ital  de  distrito  en  la  ])rovincia  de  su 
nond)i'e  diez  horas — doce  leu;uas. 

De  I'alh'isca  á  Taule,  diez  horas — doce  legaias. 
De  Taule  á  .Jocos,  diez  horas  -doce  lefiuas, 

De  Jocos  á  Hua\'lillas  (capital  de  distrito  de  la  ])rovincia  de  Pa- 
tííz)  once  horas— trece  leguas. 

De  Hua3'lillas  á  Tayabrmba,  seis  horas — ocho  leguas. 


De  Guadalnpito  á  Sihuas  (capital  de  distrito  de  la  ])r()viueia  de 
T^oniabamba). 

De  Huadalupito  á  Tanle,  como  se  ha  dicho  en  el  i)árraf(j  anterior. 
De  Taule  á  Sihuas;  diez  horas — doce  leguas. 


De  Gnadalu])ito  á  ("ab  ina  (capital  de  la  provincia  de  Pallasca)  en 
cabalgadura,  sin  usar  el  ferrocarril  de  Chindoote  al  interior. 

De  Guaclalupito  á  Calipu}',  como  se  ha  dicho  en  los  ])árrafos  ante- 
riores. 

De  Calipuy  á  Cabana,  diez  horas — doce  leguas. 


De  Guadalupito  á  Santiago  de  Chuco,  á  Otuzco  y  á  Hua machuco. 
Se  vá  á  la  hacienda  Calipuy,  como  ya  se  ha  dicho,  3-  de  Calipuy  ade- 
lante consúltese  en  los  itinerarios  del  departamento  de  la  Libertad. 


Todos  estos  caminos  son  malos.  En  las  haciendas  se  j)uede  conse- 
guir con  dificultad,  cabalgaduras  y  guías. 

De  Guadalupito  á  la  salina-  de  Chao — cinco  horas — nueve  á  diez 
leguas  de  buen  camino. 


De  Guadalupito  á  Tanque  del  Castillo  (paradero  del  ferrocarril  de 
Chimbóte  al  interior)  dos  horas  y  media — cinco  leguas  de  buen  camino 
de  herradura. 


De  Ruarás  á  Carhuás  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Hua- 
rás)  seis  horas— siete  leguas. 


De  r;ii'hii;1s  á  Viin<i-;iy  (cjipitMl  di'  proviiH'i.t  de  su  iioinhrc)  tros 
horas — tivs  le>>iias. 

De  Yuno'ay  á  Carás  i^capital  de  la  [)rt)vinciii  de  lluaylas)  tres  ho- 
ras— tres  le<>'uas-. 

Todo  el  camino  es  buena;  vá  por  entre  el  célebre  callejón  de  Hnay- 
las  y  por  entre  send)i-í()s  y  pueblos  pe(|ueños. 

Eii  Carás  hay  hotel.— ICn  •( "arhuás  y  Yungay  no  lo  hay;  ¡lero  se  en- 
cuentra petjueños  fondines  ]iara  el  alimento  y  vecinos  cpie  dan  alc)ja- 
lUiiento. 

JOn  íluarás  y  en  todo  el  callejón  de  Iluayla.s  es  íácil  y  barato  eon-- 
Sv-',i'uii-  cabalgaduras  y  <>uías. 


De  Carás  á  Huaylas  (capital  de  d^ístrito)  cinco  horas — seis  leguas. 
— Camino  alg'o  quebi-ado. 

De  .Hnaylasá  Yuraniarca  (pueblo  en  la  provincia  de  Huaylas) 
seis  horas — seis  y  media  leg'uas. 

De  Yuraniarca  á  Corong.)  (^capital  de  distrito  déla  provincia  de 
Pallasca) — siete  horas — ?iete  leguas.  —  Mal  camino. 

De  Corongo  á  l.la])o  (ca])ital  de  distrito  en  la  Provincia  de  Pallas- 
ca) seis  horas — seis  leguas. — Cuesta  ])esada. 

De  Llapo  á,  ('aljan  i  (capital  de  la  provincia  de  Pallasca)  seis  lio- 
la-s— seis  leguas <3e  ptnia. 

En  Hua3'las,  y  demás  ])untos  hasta  Cabana  no  hay  hot^^les.  Hay 
(jue  h  )Sj)edarse  en  casas  particulares. 


De  Cabaim  á  Tayabamlta  (capital  de  la  |)rovincia  de  Patas  del 
•departanientt)  de  La  'Libeitad). 

De  Cabana,  á  Pallasca  (capital  de  distrito)  cinco  lior^s — seis  leguas: 

De  Pallasca  á  Conclmcos  (pueblo  en  la  provincia  de  Pallasca)  cinco 
■horas — seis  leguas. 

De  Conchucos  á  San  Miguel  (pueblo)  diez  horas — ocho  leguas. 

De  San  Miguel  á  Socos  (pueblo)  seis  horas — seis  leguas. 

De  Socos  á  Macanié  (íiacienda)  ocho  horas — seis  leguas.  En  esta 
jornada  se  pasa  el  rio  Marañón. 

De  Macanie  á  Tayabamba,  diez  horas — ocho  leguas. 

Todo  el  camino  es  de  los  peores  que  se  conocen.  Es  mortífero 
'-■n  las  inmediaciones  del  Marañóiu  No  hay  hoteles.  Falta  todo  recur- 
so: y  saliendo  de  cabana  es  difícil  encontrar  hospedaje,  salvo  en  las  ha- 
ciendas.   Se  consigue  cabalgadura  en  Cabana  s 


De  Cabana  á  Chimbóte: 

De  Cabana  á  Cajamala  (valle)  cinco  horas — seis  leguas^ 


—  30  — 


De  Caja-.ii  ila  á  (Jiia-iuicira  (estaciíHi  del  t'.i'ri'cK'.irril  de  Chiuibote  nV. 
iuteri(ir)  imeve  horas— diez  leo-nas. 

De  Clnuinifiira  á  Chimbóte  eii  lerroeai'ril. 

En  Cajamala  hay  haciendas  eu  his  que  ihin  hospe(U\j(\  En  Chuíjui- 
cara  no  hay  recursos:  y  viven  alli  solamente  un,  empleath)  3-  pocos  peo 
ues  ;lel  ferrocarril. 

El  camino  es  (piebrado.  pero  trotable. 


De  Huaraz  á  Kecua}^  (capital  de  distrito  de  distrito  de  la  provincia 
de  Huaráz)  cinco  horas — seis  leguas. 

De  Recuay  á  Ticapampa  (importante  asiento  mineral)  una  hora. 
De  Ticapampa  á  Huarmey  (pnetto  de  mar)  tres  jomadas. 
Todo  este  camino  es  trotable.    No  hay  hoteles. 


De  Gáras'  á  Samanco  (puerto  de  mar  ew  hi.  provincia  de  Santa): 

De  Caras  á  Pamparomás  (capital  de  distrito  en  la  provincia  de  Huay- 
las)  diez  horas — diez  leguas. 

De  Pamparomás  á  Moro  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  San- 
ta) ocho  horas — nueve  leguas. 

De  Moro  á  Samanco,  siete  horas— diez  leguas. 

El  camino  de  Caras  á  Pamparomás  es  malo,  y  liay  que  pasar  una 
fuerte  puna.  De  Pamparomás  á  Moro  es  trotable.  De  Moro  á  Samanco- 
es  bneno,  por  entre  haciendas.  En  Samanco,  Moro  y  Pamparomás  hay 
hoteles  ó  posadas  en  donde  dormir  y  jomer  y  pastos  para  las  cabalga- 
duras. 

En  Samanco,  Carás  y  Nepeña  .se  consigue  fácilmente  cabalgaduras  y 
guia-,  por  flete  caro  en  el  puerto  y  barato  en  el  interior. 


De  Huarás  á  Huari  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre): 
De  Huarás  á  Olleros  (pueblo)  tres  horas — cuatro  legnas. 
De  Olleros  á  Chavin  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Huari) 
nueve  horas — once  leguae. 

De  Chavin  á  Huari.  siete  horas— siete  leguas, 

El  camino  de  Huarás  á  Olleros  es  parte  bueno  y  part,e  quebrado;  de 
Olleros  á  Chavin  es  malo  y  muy  penoso,  porque  se  pasa  la  cordillera  ne- 
vada ó  1  llanca  por  el  portachuelo  de  Yanashallasli;  de  Chavin  á  Huari  es 
bueno  en  su  mayor  parte  y  muy  cpxebrado  al  llegar  á  Huari. 

Este  camino  es  muy  traficado  para  la  provincia  de  Huamalíes  deí 
departamento  de  Huánuco. 

Solo  se  consigue  alojamiento  donde  las  autoridades. 


—  31  — 


De  Uñarás  á  Pduiabaiuba  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre). 
De  Uñarás  á  Ynngay,  como  ya  se  ha  dicli''i. 
De  Ynng-ay  á  Yan<^annco,  siete  horas — siete  legnas. 
De  Yangannci)  á  Tingo  (pueblo)  diez  horas — diez  leguas. 
De  Tingo  á  Poniabamba,  doce  horas — doce  legnas. 
El  camino  es  nnilo.  en  general,  con  pequeñas  distancias  trotables;  la 
mayor  parte  es  poi-  las  faldas  de  la  cordillera  blanca  ó  nevada. 

No  hay  posadas,  y  hay  que  atenerse  á  lo  que  cada  uno  lleve  consigo. 
No  falta  pasto  paaa  las  cabalgaduras. 


De  Ruarás  á  La  Unión  ó  Aguamiro  (capital  de  la  provincia  Dos  de 
Mayo — de[)artamentf)  de  Hu'nuco): 

De  Mnarás  á  la  hacienda  Utcu3'acu,  ocho  horaa — ocho  leguas. 

De  Utcuyacu  á  la  hacienda  Yorres.  diez  horas— doce  leguas. 

De  Yorres  á  La  Unión,  ocho  horas — nueve  leguas. 

Todo  su  camino  es  malo,  en  su  mayor  pai-te  va  por  la  cordillera 
l)lauca-  ó  nevada. 

En  las  haciendas  iiombr  idas  dan  alojamiento,  viv-eres  y  pastos. 

En  Hnarás  v  Aguamiro  se  consigue  cabalgaduras,  malas  y  baratas. 


El  camino  nms  racional  _v  tra.'icado  para  las  provincias  de  Bolog- 
nesi  y  Cajatambo  del  departanient  )  de  Aneash  es  por  Snjje  para  la  pri- 
mera y  por  Huacho  para  la  según. l.i,  (puertos  en  la  provincia  de  Chan- 
cay  del  departamento  de  Lima). 

De  Huacho  á  Vilcalinaura  (hacienda)  jDor  ferrocairil — hora  y  me- 
dia. 

De  Vilcahnanra  á  Ambar  (capital  de  distrito  déla  provincia  de  Ca- 
jatambo  once  horas — doce  leguas. 

De  Anillar  á  Gorgor  (capital  de  distrito  de  la  misma  provincia) 
once  horas — doce  leguas. 

De  (lorgor  á  (¡ruancapón  (capital  de  distrito  de  la  misma  provin- 
cia) cuatro  horas — cuatro  leguas. 

De  (ruancapón  á  ("ajatambo  (capital  de  la  provincia)  .siete  hora.s — 
siete  leguas. 

Todo  el  camino  es  trotalile. — No  hay  hoteles  ni  tambo. — Hay  que 
ocurrir  á  las  autoridades  para  conseguir  alojamiento  y  víveres,  3^  aun 
para  fletar  cabalgaduras. 


De  Supe  á  Huancha^'  (pueblo  en  la  provincia  de  Cajatambo)  trece 
horas — catorce  legnas. 

De  Huancha\-  á  Ocros  (capital  de  distrito  en  la  provincia  Bolog- 
nesi)  cinco  horas — ocho  leguas. 


-  32  - 


Camino  trotable,  sin  recursos.— Ha v  (lue  ocui  i-ii-  á  las  autorida- 
des. 


Nota— En  casi  todo  el  dejjartaniento  de  Ancash  es  eiidéniica,  la 
VERRUGA, — Entre  otras  precaucit)nes,  el  agna  debe  ser  cocida,. 


DEPARTAMENTO  DE  HUAXUCO 

De  Lima  á  Cerro  de  Pasco — un  día  de  ferrocarril,  con  traslDordo 
en  La  Oi'oya. — Viaje  incóuioiL)  porque  se  lle<>'a  al  Cerro  á  las  once  de 
la  nt)che,  y  casi  todos  los  viajei-os  sufren  el  soniche. 

De  Cerro  de  l'asco  á  (¿uinua  (pueblo  en  la  ])ro\-incia  de  Tase:)) 
tres  leguas,  todas  de  bajada — tres  horas  de  cabalgadura. 

De  (¿uinua,  á  Hnai-iaca  (capital  de  distrito  de  la  ]jrovincia  de  Pas- 
co) tres  horas— cinco  leguas. 

De  Huariaca  á  San  K  iiael  (pueblo  eu  la  pi-oviucia  de  l'asco)  cua- 
tro horas — cinco  leguas. 

Ue  San  Ratael  á  Ambo  (capital  de  la  })rovincia  de  Amljo  en  el  de- 
partamento de  Huanuco)  tres  hoi-is- cinco  leguas. 

De  Ambo  á  Huanuco  [ca}3Ítal  del  departamento]  tres  horas— cin- 
co leguas. 

El  camino  del  Cr-rro  á  C^uinua  es  molestoso,  por  ser  todo  de  ba- 
jada, Desde  Quinua  hasta  Huanuco  es  muy  bueno,  todo  por  entre 
hermosas  campiñas. 

En  Cerro,  Quinua,  Huariaca,  San  Rafael  3-  Ambo  hay  hoteles,  en 
los  que  se  puede  comer  y  dormir,  de  manera  que  el  viajero  puede  hacer 
el  camino  en  solo  dos  días  ó  en  tres. 

Es  fácil  conseguir  cabalgaduras;  pero  mu}-  caras. 


(.)tra  ruta  de  Cerro  de  Pasco  á  Huanuco: 

Del  Cerro  á  (íoilaris(]uisga  (estación  de  ferrocarril)  en  ferrocarril. 

De  (lollarisquisga  á  l'spachaca  [pueblo  en  la  provincia  de  Pasco] 
cinco  horas— cinco  leguas. 

De  Uspachaca  á  Vilcabamba  (pueljlo  de  indios)  tres  horas— tres 
leguas. 

De  Vilcabamba  á  YíUiahnanca  (capital  de  distrito  de  la  provincia 
de  Pasco)  seis  horas — cinco  leguas. 

De  Yanahuanca  á  Paucar  (pueblo  en  la  misma  provincia)  siete 
horas — seis  leguas. 

De  Paucar  á  Cayno  (])ueblo  en  la  misma  provincia)  seis  horas- 
cinco  leguas. 

De  Caj-ne  á  ('ocha .hinche  (pueblo  de  la  mi=ma  provincia)  siete  ho- 
ras—cinco leguas. 


  OiJ  — 


De  Coeliacliiuche  á  Ambo,  cinco  horas — cuatro  leguas. 

Este  camino  eslá  al  occidente  del  anterior.  Todo  es  malo  y  con  pe- 
sajes peligrosos.  Es  muy  difícil  conseguir  cabalgaduras.  Para  pasar  las 
aioches  y  conseguir  alojamiento  y  pastos  se  requiere  el  apoyo  de  las  au- 
toridades. Es  camino  qu"  solo  puede  hacerse  urgido  por  asunto  especial. 


De  Huánnco  á  Llata  (capital  de  la  provincia  de  í^íuamalíes^ 

De  Huánuco  á  Chavinillo  ¡(pueblo  en  la  provincia  Dos  de  Ma^'o), 
•diez  koras — dooe  ¡leguas. 

De  Chavinillo  á  Quivilla  (pueblo  en  la  misma  provincia)  ocho  horas 
— diez  leguas. 

De  Quivilla  á  Llata,  cinco  horas — cinco  leguas. 

De  Llata  á  Paños  ó  Sjuta  Bárbara  de  Puños  (pueblo  en  la  provin- 
cia de  Huamalíes)  cuatro  horas —cinco  leguas. 

Todo  el  camino  es  malo,  sin  recursos;  y  es  difícil  y  caro  conseguir 
■cabalgaduras. 


De  Huánnco  á  Aguamiro  (capital  de  la  provincia  Dos  de  Mayo): 

De  Huánuco  á  Chacabamba  (pueblo  en  la  provincia  Dos  de  Mayo), 
•diez  horas — once  leguas. 

De  Chacabamba  á  Huánuco  Viejo  (pueblo  eu  la  provincia  Dos  de 
Mayo)  cinco  horas — cinco  leg«as. 

De  Huánuco  Viejo  á  Aguamiro.  hora  3^  media — dos  leguas. 

El  camino  es  trotable,  siu  recursos,  se  consigue  cabalgaduras  con  di- 
íicultad  y  caras. 

Debe  tenerse  mucho  cuidado  con  las  cabalgaduras,  porque  las  roban 
cou  frecuencia. 


De  la  provincia  Huamalies  á  la  provincia  dos  de  Mayo> 

De  Llata  (capital  de  Huamalies)  á  la  Unión  ó  Aguamiro  (capital  de 
Dos  de  Mayo)  diez  horas — diez  leguas. 

De  Aguamiro  á  Huallanca  (capital  de  distrito  de  Dos  de  Mayo)  cua- 
tro horas — cuatro  leguas. 

De  Aguamiro  á  Baños  (capital  de  distrito  de  Dos  de  Mayo)  ocho  ho- 
ms — ocho  leguas. 

De  Baños  á  Jesús  (capital  de  distrito  de  la  misma  provincia)  cinco 
horas — cinco  leguas. 

De  Jesús  á  Margos  (pueblo)  nueve  hoias — nueve  leguas. 

Caminos  malos,  siu  recursos,  roban  con  frecuencia  y  principalmente 
las  bestias. 


—  U  - 

De  Huáiuieo  á  Panao  (capital  de  distrito)  ocho  libi  as— diez  Teguas:, 
En  Huáimeo  se  consigae  cabalgaduras,  pero  son  malas.. 


DIÍPAKTAMIÍNTO'  DE  [U.NrX 


De  Lima  á  Cerro  de  Pasco  (capital  d^l  departaiiuento)'  trece  horasí 
de  ferrocarril  con  trasbordo  en  La  Oroya. 

De  Lima  á  Jauja  y  Huancayo  (capitales  de  provincia)  dos  días  de- 
ferrocarril,  durmiendo  en  La  Oroya. 

De  Lima  á  Tarmá  (capital  de  provincra)  un  día  de  ferrocarril  á  la 
Oroya  y  al  día  siguiente  una  jornada  de  cabalgadura  de  cuatro  horas,, 
siete  leguas,  camino  trotable,  pero  molesto  ponjue  hay  que-  pasar  una 
puna  fría. 

De  La  Oroya  á  Junín  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Tarma 
y  estación  del  ferrocarril  al  CeiTO  de  Pasco)  una  liora  y  media  de  ferro- 
carril. 

De  Junín  á  San  Blas  (importante  salina)  cuatro  horas — cinco  leguas^ 
de  cabalgadura. 

De  San  Blas  al  Cerro  de  Pasco — ocho  hor&s — trece  leguas  de  cabal- 
gadura. 

Ds  Tarma  á  La  Merced  (capital  del  distrito  de  Chanchamayo) 
De  Tarma  á  Huacapistana,  seis  horas — nueve  leguas. 
De  Huacapistana  á  La  Merced,  cuatro  horas — seis  leguas. 
Todo  el  camino  es  de  herradura,  muy  bueno  y  muy  bien  conservado. 
En  todas  las  estaciones  de  ferrocarril  y  en  todos  los  lugares  nom- 
brados de  este  departamento  hay  hoteles,  en  los  que  se  atiende  bien  á  los; 
via-jeros;  y  en  todos  es  fácil  conseguir  cabalgaduras. 


También  hay  diversos  caminos  de  herradura  de  Lima  á  Cerro  de 
Pasco,  de  los  que  el  conocido  por  los  empleados  de  la  Compañía  es  el  si- 
guiente. 

De  Lima  á  Puente  Piedra  (estación  del  ferrocarril  de  Lima  á  An- 
cón) una  hora  de  ferrocarril. 

De  Puente  de  Piedra  á  Yangas  (pueblo  en  la  (juebrada  de  Canta) 
ocho  horas  de  cabalgadura — once  leguas. 

De  Yangas  á  Obrajillo  (pueblo  en  la  misma  quebrada)  diez  horas  — 
diez  leguas. 

De  Obrajillo  á  Casacancha  (pueblo)  diez  horas — nueve  leguas. 
De  Casacancha  á  Huayllay,  ocho  horas — nueve  leguas. 


De  Huayllay  i\  San  Blas  (salina)  diez  lioras — nueve  leguas. 

De  San  Blas  á  Cerro  de  Pasco,  ocho  horas — trece  leguas. 

El  camino  es  bueno  de  Puente  Piedra  á  Yangas  y  de  San  Blas  al 
Cerro.  De  Yangas  á  Huayllay  es  malo,  quebrado  y  por  cordillera.  En 
todo  el  carnino  \\i\y  fundos  y  pueblos  pequeños,  con  algunos  recursos  pa- 
ra los  viajeros. 

En  Lima  no  se  consigue  cabalgaduras  para  este  viaje;  y  hay  que  pe- 
dirlas á  la  quebrada  de  Canta  y  resultan  caras. 


DKPARTAMENTO  DE  HUANCAVKLICA 

De  Lima  á  la  Oroya,  por  fei-rocarril  un  día. 

De  la  Oroya  ñ.  Huancayo  fcapital  de  la  provincia  de  su  nombre) 
un  día  de  feiTocarril. — Fa\  Huancaj'o  hay  hoteles  y  es  íacil  conseguir 
cal)algadui'as  para  seguir  el  viaje. 

l)e  Huancayo  á  Iseuchaca  (puelilo  de  la  provincia  de  Huancaveli- 
ca)  ocho  hoi-as — doce  leguas. — En  el  camino,  (lue  no  es  malo,  se  pasa, 
por  pueblos  donde  alm;)rz  ir  y  descansar. — En  Iseuchaca  hay  donde 
alojarse  y  víveres  y  ] ¡asios 

De  Iseuchaca  á  H  nanea  vélica  (capital  del  departamento)  ocho 
horas — nueve  leguas. — Camino  pesado. — En  Huancavelica  no  Imy  ho- 
tel. 


De  Iseuchaca  á  Pampas  fca¡)ital  de  la  provincia  de  Tayacaja) 
cinco  lioms— cinco  leguas. — Mal  camino. — En  l'ampas  no  hay  íiotel  ni 
tambo;  hay  ([ue  alojar.se  en  tandjos  particulares. 


De  Huancavelica  á  Lírcay  (capital  de  la  provincia  de  Angaraes) 
diez  horas — nueve  leguas  de  muy  mal  camino. — En  Lircay  no  hay  hos- 
pederías, y  carece  de  todo  recurso. 


DEPARTAMENTO  DE  ICA 

Del  Callao  á  Pisco  (puerto)  una  noche  de  vapor. 
De  Pisco  á  lea  (capital  del  departamento)  tres  horas  de  ferroca- 
rril. 

De  Pisco  á  Chincha  /Vita  (capital  de  la  provincia  de  Chincha),  pa- 
sando por  las  haciendas  de  Hoja  Redonda  y  San  Regis,  sin  entrar  á 
Chincha  Baja  ni  Tambo  de  Mora,  nueve  leguas — cinco  horas — buen  ca- 
mino de  cabalgadura. 

De  Pisco  á  la  salina  de  Caucato,  una  hora  de  buen  camino  de  ca- 
balgadura- 


-   BG  — 


De  Pisco  á  la  salina  de  Otuma,  cinco  horas— nueve  á  diez  l(\i>uas. 

El  camino  no  es  malo,  al^o  ai-enoso,  y  por  las  tardes  muy  morti- 
ficantes los  inertes  vientos  llamadas  Paracas. 

De  Pisco  á  la  salina  de  Villacurí,  hora  3  media  por  í'ei'roca rril  de 
Pisco  ái  lea. 

De  Chincha  Alta  á  Tambo  de  Mora  (|)nerto)  tres  cuartos  de  hora 
por  ferrocarrih 


En  I'isco,  lea,  Chincha  Alta  y  Tambo  de  Mora  hay  hoteles. 


De  F'isco  á  ITmay  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Pisco)  sie- 
te horas — once  leg'uas  de  buen  camino  de  herradui-a,  por  los  valles  de 
(^ondor  3'  de  Chnnchanga.  En  é{)oca  de  agua  es  molesto  y  algunas  ve- 
ces peligroso  vadear  el  río,  que  no  tiene  puentes. 

De  Umay  á  Pámpano  (puente  en  la  provincia  de  Castro virreyna, 
departamento  de  Huanca vélica)  nueve  horas — once  leguas.  Camino 
trotable  en  el  que  ha^'  algunos  fundos  con  recursos. 

De  Pámpano  á  Huaytará  (capital  de  distrito  de  la  provincia,  de 
CastrovirrcA-na)  seis  horas — siete  leguas.  Camino  quebrado,  malo. 


De  lea  á  Palpa  v  á  Nazca  [capitales  de  distritos  de  la  provincia  de 
lea). 

De  lea  á  Aguada  de  I'alos  [pequeño  caserío  con  un  tandjo)  ocho 
leguas — cinco  horas.  Buen  camino  carretero  por  enti-e  finidos  de  uva. 
En  Aguada  de  Palos  se  encuentra  en  el  tambo  alojamiento,  víveres  y 
pastos. 

De  Aguada  de  Palos  á  Huayurí  (hacienda)  nueve  horas — diez  _y 
seis  leguas.  Camino  carretero;  pero  eompleíaniente  desi)oblado.  En 
la  hacienda  proporcionan  recursos  á  los  viajeros. 

De  Huayurí  á  Palpa,  tres  horas — cuatro  leguas.  P>uen  cannno  ca- 
rretero. En  Palpa  no  hay  hotel;  pero  se  consigue  recursos  3-  aloja- 
miento. 

De  Palpa  á  Nazca,  diez  horas — quince  leguas.  Buen  camino  de  lie- 
rradura.  Es  cómodo  dividir  en  dos  esta  jornada,  pasando  la  noche  en 
una  de  las  haciendas  "Han  José"  ó  "Ingenio",  en  las  que  se  consigue 
hospedaje  3'  alimentos. 


DEPARTAMENTO  DE  AYACUCHO 

Para  ir  de  Lima  á  A3'acuclio  hav  tres  vías,  las  mas  usadas:  poi- 
Moliendo,  Arequipa,  Cuzco  3'  Apurímac;  por  pisco  é  lea,  3'  por  Junín  3' 


—  37  - 


RTuíincayo.  Esta  últinia  es  lioy  la  mas  áceptada.,  por  la  comodidad  de 
.tener  fei-roc  iri  il  has.ta  Huancíiya. 


De  Tjiina  á  Ayacncho,  vía  Moliendo  Cuzco" 

Del  Callao  á  Moliendo,  dos  ó  ti'es  días  de  vapoi'-. 

De  Moliendo  al  Cnzco  hay  trenes  con  escala  en  Arequipa,  .luliaca,  5 
'.Sienaní,  en  los  (pie  el  viaje  dura  cuatro  días;  3'  trenes  directos  en  los 
(pie  en  solo  dos  días  se  ll^<i-a  ;\1  Cuzco. 

De  Cuzco  Andahuaylas  va  se  ha  dado  el  itinerarro  de  viaje  al 
hablar  del  departamento  de  Apuríma'C. 

De  Andahuaylas  á  Chincheros  (capital  de  distrito  de  la  provincia 
lie  Indahuayla.s)  doce  leguas — nueve  horas. 

De  Chincheros  al  ])uente  sobre  el  J-'a.inpas,  diez  leguas — ocho  horas. 

Del  Puente  á  Ayacncho  \capital  del  departamento)  ocho  leguas— 
«eis  á  siete  horas. 

El  camino  es  quebrado^  fatigoso,  3'  en  parte  peligroso. 


De  Iviraa  á  Avacucho,  vía  Pisco  Ica^ 
Del  Callao  á  Pisco  una  noche  3'  medio  día  de  yapor. 
De  Pisco  á  lea  tres  horas  de  ferrocarril,  que  hace  cuatro  viajes  á 
3a  semana. 

De  lea  á  Huamaní  [hacienda  con  buen  tambo  3'  i-ecursos  para  los 
viajeros)  nueve  leguas— siete  horas  de  buen  cajnino  de  herradura. 

De  Huamaní  á  Tambillo  {pueblo)  nueve  horas—nueve  leguas.  Mal 
•camino,  mu\'  descuidado:  pero  en  el  pueblo  hay  t^orao  alojarse  3'  algu- 
Tios  recurS'OS  para  los  viajeros. 

De  Tambillo  á  Cieneguilla  [barn-ca)  cinco  leguas— cuatro  horas. 
Mal  camino  3'  la  barraca  generalmente  no  tiene  recursos,  ni  víveres,  ni 
pastos. 

De  Cieneguilla  á  Atolla  (barraca)  siete  leguas — siete  horas.  Cami- 
no menos  malo  que  el  anterior.  En  hi  barraca  se  encuentra  algo,  pero 
uialo  3^  escaso. 

De  Atolla  á  Totorilla  (barraca)  seis  leguas— cuatro  horas.  La  ba- 
rraca descuidada.  Camino  trotable. 

De  Totorilla  á  Hospicio  (barraca)  seis  leguas — cuatro  horas.  La 
barraea  descuidada.  Camino  trotable. 

De  Hospicio  á  Totorobamba  (pueblo  en  la  proviacia  de  Huaman^ 
ga)  nueve  leguas  de  mal  camino— ocho  horas.  Se  encuentra  en  el  pue- 
blo algunos  recursos.  De  Hospicio  se  va  también  á  Atunsulla,  si  se 
quiere  ir  por  la  provincia  de  Castrovirreyna,  en  el  mismo  tiempo. 

De  Totorobamba  á  Ayacncho,  nueve  leguas  de  mal  camino — ocho 
lloras. 

Los  viajeros  deben  cuidarse  de  llevar  tcjdo  lo  que  pudieran  necesi- 
tar en  el  camino. 


De  Lima  á  Ayacucho  por  Huancayo: 

De  Lima  á  Huancaj'O  dos  días  de  ferrocarril. — En  Huaiicayo'  hay- 
hoteles  y  es  fácil  conseguir  bestias  para  el  viaje. 

De  Huancayo  á  Iscuchaca  (pueblo  de  la  provincia  de  Huancavelica) 
doce  leguas — ocho  horas  de  cabalgadura. — En  el  camino  hay  pueblos  don- 
de almorzar  y  descansar  un  rato,  y  no  es  mal  camino. — En  Iscuchaca  hay 
alojamiento  y  víveres  y  pasto. 

De  Tzcuchaca  á  la  puna  Alto  Pongo,  casi  desiertas,  con  algunas  cho- 
zas de  indios,  sin  recui'.so  alguno. — Hay  que  dormir  á  la  intemperie. — 
Esta  jornada  es  de  ocho  á  diez  h(.ras. 

De  Alto  Pongo  á  Huanta  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre) 
ocho  é,  diez  horas,  siguiendo  la  puna  hasta  descender  al  valle  de  Huanta_ 
En  Huanta  no  hay  hotel;  pero  se  consigue  alojamiento  y  tiene  recursos^ 

De  Huanta  á  Ayacucho — siete  leguas — sei.'*  horas. 


De  Ayacucho  á  las  salinas  de  Atacocha,  Anj'ana  y  Cahua, 

De  Ayacucho  á  Anyana  (pueblo  y  salina,  provincia  de  Huamanga)) 
cinco  leguas — cinco  horas. 

De  Anyana  á  Atacocha  (salina  importante)  dos  leguas — dos  horas. 

De  Atacocha  á  Cahua  (salina)  dos  leguas — dos  horas  y  media. 

El  camino  de  Ayacucho  á  Atacocha  es  trotable. — El  de  Atacocha  á 
Cahua  es  muy  molestoso,  casi  todo  por  entre  un  riachuelo  pedregoso. 


De  Ayacucho  á  las  provincias  de  Cangallo  y  Fajardo  y  salinas  de- 
Chuschi  y  Urancancha. 

De  Ayacucho  á  Quicamachay — seis  horas — seis  leguas. 

De  Quicamacha}^  á  Chuschi  (salina  y  capital  de  distrito  de  la  pro- 
vincia de  Cangallo)  seis  horas — siete  leguas. 

De  Chuschi  á  Espite  (pueblo  en  la  provincia  Fajardo)  ocho  horas — ' 
odio  leguas. 

De  Espite  á  Urancancha  (pueblo  y  salina  en  la  provincia  Fajardo) 
cuatro  horas — cinco  leguas. 

De  Chuschi  á  Cangallo  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre)  ocha 
horas — ocho  legnas. 

Todos  los  caminos  de  ambas  provincias  son  muy  malos^  faltos  de  to- 
do recurso  para  los  viajeros. 


De  Ayacucho  á  la  provincia  de  La  Mar: 

De  Ayacucho  á  Quinua  (pueblo  en  la  provincia  de  Huamanga)  tres 
horas — cuatro  leguas. 


De  (¿uiniia.  á/raiul)()  (capital  de  distrito  de  la  proviiuña  de  La 
Mar)  cua '  ro  horas  cinco  Icfíiuis. 

De  Tanilio  á  San  Mi<iucl  (ca¡)ital  de  hi  provincia)  hora  y  media — 
dos  Icunas. 

Tambo  es  inas  imi)ortante  ipie  San  Miguel,  y  ol'i'ccc  recursos.  No 
hay  hoteles;  j^ei'o  es  fácil  conse<>Miir  alojamiento,  lín  Tambo  hay  tien- 
das bien  surtidas,  en  San  Miguel  no. 

Los  caminos  son  ])uenos.  FjU  Ayacueho  se  consij^'ue  fácilmente  ca- 
balgaduras ])ai-a  estos  viajes. 


HeCoracora  ^capitaldela  proviciíi  de  Parinaeoehas)  á  Puquio 
(capital  de  la  pr,)vincia  de  Lucanas). 

De  ( 'oracora  á.  Caaviñii  (pueblo  e.i  la  |)rovin(aa  de  Lucanas)  do 
h(jras — tres  leguas. 

I 'e  Chaviña  á  l'u(]uio,  diez  horas— doce  le<i"uas, 

Los  caminos  son  malos,  y  debe  llevarse  provisi(jiies  en  las  alforjas 

En  Pucjuio  no  hay  hospederías.  Hay  que  alojarse  en  casa  de  par- 
ticulares. 


De  Pu(]uio  á  '  onias  [puerto  de  mar  en  la  provincia  de  Camaná, 
depai-tamento  de  Areqni])a]. 

De  I  ucpiio  á  San  ( 'ristobal  (pueblo  ^n  la  ])rovincia  de  Lucanas) 
ocho  horas — ocho  leg-uas. 

De  San  Cristóbal  á  Santa  Luci.i  ^capital  de  distrito  en  la  provin- 
cia de  Ivueanas)  diez  horas— diez  i'  g'uas, 

De  Santa  Lucía  á  Acarí  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Ca- 
maná, deportamenta  de  Arequipa)  catorce  horas— diez  y  ocho  leguas. 

De  Acarí  á  Lomas,  cinco  horas — ocho  leguas, 

De  Lomas  á  Chocavento  (pueblo  en  la  provincia  de  Camaná)  cua- 
tro horas — ocho  leguas, 

I']stos  caminos  no  son  malos,  se  encu  mtra  algunos  recursos  en  los 
pueblos.  Es  fácil  y  barato  conseguir  cabalgaduras. 


DEPARTAMENTO  DE  APURIMAC 


De  (yuzco  á  Limatambo  (capital  de  distrito  en  Anta)  doce  leguas  — 
luieve  horas  de  cabalgadura. 

De  Limatambo  á  Curaliuasi  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de 
Abancay)  trece  leguas— diez  horas. 

De  Uurahuasi  á  Abancay  (capital  del  departamento)  ocho  leguas  — 
seis  horas. 

El  camino  del  Cuzco  á  Limatambo  no  es  malo.   Al  salir  del  Cuzco 


—  40  — 


f-e  sube,  pero  no  es  pesado.  Antes  áe  llegar  á  Liniatanibo  se  baja  cuesta 
jiesada  durante  tres  horas  mas  ó  menos.  Al  viajero  no  le  conviene  en- 
trar al  pueblo  íe  Limatambo,  sino,  dejándolo  á  la  tlereclia  del  camino, 
]iasar  á  nim  de  las  haciendas  inmediatas,  como  Challabamba  ó  Soiidor, 
donde  encontrará  recursos  para  pasar  la  noche. 

De  Limatambo  á  Curahuasi  es  todo  ipiebrado  y  muy  molestoso.  —  Se. 
pasa  el  puente  colgante  de  Tablachaca,  sobre  el  Apurímac. — Se  puede 
conseguir  hospedaje  en  Curahuasi  donde  el  gobernador,  el  cura,  ó  en 
alguna  de  las  haciendas  inmediatas. — En  este  camiut)  luu-  paludismo,  y 
molestan  mucho  los  mosquitos. 

De  Curahuasi  á  Abaujay  es  en  partes  quebrado  y  llano  en  otras. — 
En  Abancay  se  encuentra  un  pequeño  hotel,  y  no  es  difícil  conseguir 
hospedaje  en  los  fundos  vecinos. 


De  Abancay  á  la  provincia  de  Andahuaylas: 

De  Abancay  á  Huancarama  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de 
Andahuaylas)  once  leguas — nueve  horas. 

De  Huancarama  á  Andahuaylas  (capital  de  la  provincia)  siete  leguas 
— cinco  8  oeis  horas. 

Camino  quebrado  en  su  mayor  parte. 

Ni  en  Huancarama  ni  en  Andahuaylas  hay  hoteles,  ni  tambos,  ni 
hospederías. — El  Gobernador  en  el  primero  y  el  Subpreíecto  en  el  se- 
gundo lugar  proporcionan  donde  pasar  la  noche. 

Para  este  viaje  se  consigue  fácilmente  en  el  Cuzco  regulares  cabal- 
gaduras.— Para  continuar  viajando  hay  que  buscarlas  en  Abanca3^  An- 
dahuaylas ó  lugares  vecinos. 


De  Andahuaylas  á  Cachihuancaray  (salina  importante) 

De  Andahuaylas  á  Huancaray  (capital  de  distrito)  de  cinco  á  seis  le- 
guas— cuatro  horas. 

De  Huancaray  á  Cachihuancaray  (salina)  tres  leguas — tres  horas. 

Camino  quebrado,  pero  trotable. — Hay  que  vadear  un  rio,  sin  difi- 
cultad. 

Los  vecinos  de  Huancaraj^  son  muy  hospitalarios,  y  prestan  sus  ser- 
vicios con  muy  buena  voluntad. 


De  Andahuaylas  á  Talavera  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de 
Andahuaylas)  una  hnra  d*'  bu<Mi  camino. 

Los  habitantes  de  l'ala\  era  se  ocupan  principalmente  del  arrieraje. 


41  — 


De  AnílM-luiaylas  á  CliiiicluM'os  (capital  de  distrito  de  la  misma)  doce 
ileguas — nueve  horas. 

Camino  (juebrado,  con  tics  cuestas  molestosas. 


De  Cuzco  á  Tambobamba  (capital  de  la  provincia  de  Cotabaml)as): 
De  Cuzco  á  Cotabambas  (capital  de  distrito)  doce  leguas — diez  lio 

■.ras. 

De  Cotabambas  á  Tambobamba — tres  -leguas— diez  horas. 
Camino  quebrado,  pero  Irotable,  sin  recursos  para  el  viajero. 


De  Cotabambas  á  Abancay; 

De  Cotabambas  á  Licliiviíca  (pueblo)  diez  horas. 
De  Lichivilca  á  Lambrama  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de 
.Abancay)  diez  horas. 

De  Lambrama  á  Circa — seis  horas. 

De  Circa  a  Pichirhua  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Aban- 
■v,'ay,  diez  horas. 

De  Pichirhua  á  Abaiicay^diez  horas. 

El  camino  hasta  Pichirhua  es  muy  quebrado. — De  Pichirhua  á 
Abancay  es  llano. 

En  este  viaje  se  carece  de  todo-,  y  el  viajero  debe  llevar  cuanto  pue- 
•da  necesitar. 

Se  vadean  dos  ríos,  pero  sin  peligra. 

De  Abancaj'  á  Chalhuanca  (capital  de  la  provincia  de  Ainlaraes): 
De  Abancaj^  á  Casinchihua  (hacienda)  ocho  horas. 
De  Casinchihua  á  Amoray  (pueblo  en  la  provincia  Aymaraes)  nueve 
horas. 

De  Amoray  á  Chalhuanca — ocho  horas. 

El  camino  hasta  Casinchihua  es  trotable-.  Se  vadea  el  rio  Pacliacha- 
•ca^  peligroso  en  tiempo  de  aguas.— En  la  hacienda  se  consigue  alojamien- 
to, viveres  y  pastos. — El  camino  de  Casinchihua  á  Amoray  es  malo. — 
En  la  hacienda  Amoray  se  consigue  alojamiento,  víveres  y  pastos. — De 
Amoray  á  Chalhuanca  el  camino  es  trotable  y  en  Chalhuanca  hay  recur- 
sos. 


De  Andaluiavlas  á  Antabamba  (capitál  de  la  provincia  de  su  nom- 
bre): 

De  Andahuaylas  á  Hnancaraj'— de  cinco  á  seis  leguas— cuatro  horas. 
De  Huancaray  á  Antababamba— trece  leguas — diez  horas^ 


-  42  - 


De  Abancay  á  la  salina  Carquo(iue: 

De  Abancay  á  Huanipaca  (capital  de  la  pnn'iiicia  de  Abancay)  diez: 
leguas — diez  horas. 

De  Huanipaca  á  El  Triunfo— ocho  lefias — ocho  horas. 

De  El  Triunfo  á  Canfuecpie  (la  salina)  seis  horas — seis  leguas. 

Todo  el  camino  es  pesado-^  pero  de  El  Triunfo  á  la  salina  es  muy  pe- 
ligroso, y  mal  sano. 

En  Abancay,  Andahuaylas  y  sus  inm-ediaciones  es  fácil  conseguir 
cabalgaduras  y  guias;  pero  las  cabalgaduras  que  se  consiguen  no  son. 
buenas.- 


DEPARTAMENTO  DEl.  CITZCO 


Del  Callao  á  Moliendo  hay  tres  vapores  semanales,  que  hacen  el  via- 
je en  tres  dias,  y  dos  vapores  quincenales  que  lo  hacen  en  dos  dias. 

De  Moliendo  para  Arequipa  sale  tren  todos  los  días. — Si  se  toma 
uno  de  estos  trenes,  hay  (jue  pasar  una  noche  ó  dos  en  Arequipa. — De- 
Arequipa  sale  tren  para  Juliaca  tres  veces  cada  semana. — Se  duerme  en 
.Tuliaca,  y  al  dia  siguiente  se  toma  el  tren  para  el  Cuzco,  que  llega  el  pri- 
mer día  á  Sicuani  (capital  de  la  provincia  de  Quispicanchis),  y  día  si- 
guiente al  Cuzco. 

Un  dia  de  la  semana  sale  de  Moliendo  un  tren  directo  para  Puno,  y 
al  día  siguiente  de  Juliaca  para  el  (Tuzco,  de  manera  que  en  solo  dos 
días  se  vá  de  Moliendo  á  (Juzco,  sin  dormir  en  Arequipa  ni  Sicuani. 

En  todas  las  estaciones  de  la  línea  férrea  desde  Moliendo  hasta  el 
Cuzco  hay  hoteles  regularmente  provistos,  donde  se  puede  almorzar,  co- 
mer y  dormir;  pero  entre  Juliaca  y  Sicuani  se  almuerza  en  un  coche  co- 
medor del  tren,  por  exigirlo  asi  el  itinerario. 

En  el  Cuzco  hay  varios  hoteles,  en  los  que  se  esfuerzan  por  aterder 
á  los  pasajeros. 

Del  Cuzco  á  Anta  (provincia  del  departamento): 

Del  Cuzco  á  Anta  (capital  de  la  provincia)  seis  horas — camino  de  he- 
rradura; pero  porque  el  pueblo  de  Anta  f^stá  en  altura,  y  por  la  falta  de 
recursos,  es  preferible  para  el  vía,jero  ir  á  Limatambo  (capital  de  distri- 
to), para  donde  la  jornada  es  de  nueve  horas. 

De  Anta  á  Sanco  (pequeño  pueblo)  dos  horas. 

De  Anta  á  Huarocondo  (capital  de  distrito)  cuatro  horas. 

De  Huaroconda  á  Surite  (capital  de  distrito)  dos  horas  y  media. 

De  Surite  á  San  Juan  (pueblo)  dos  horas. 

De  San  Juan  á  Limatambo — cuatro  hox'as. 


—  43  — 


De  Ijimatainbo  m  Ui'aca — dos  lioi'as. 

De  Uraca  á  Bellavista  (pueblo)  diez  horas. 

De  Bellavista  á  Limatambo — doce  horas. 

Ijos  cainiiios  s  iii  buenos  y  bastantes  traficados. — No.  hay  hoteles; 
pero  se  consigue  alojamiento  en  casas  particulares. 


Del  Cuzco  á  Paucartambo  (capital  de  la  provincia  del  mismo  nom- 
bre): 

Del  Cuzco  á  C  ;  )I(piepata  (capital  de  distrito)  ocho  horas. 
De  Ccolíjueputa  á  Paucartambo — cuatro  horas. 
De  Paucartauilx)  á  Challabamba  (capital  de  distrito)  tres  horas. 
De  Paucarta:nbo  á  Catea  (capital  de  flistrito)  quince  horas  en  dos 
joi'nadas. 

De  Cat  ja  á  Ocongate  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Quispi- 
canchi)  diez  y  horas  en  dos  jornadas. 

De  Ocongate  á  Quiqnljana  (capital  de  distrito  da  la  provincia  de 
(liuispicanchis  y  estación  del  ferrocarril)  nueve  horas. 

De  (¿uiquijana  á  Urcos,  por  ferrocarril,  una  hora. 

De  Urcos  á  And  ihuaüillas  (pueblo)  una  hora  de  cabalgadura. 

De  Andahuailillas  á  Caycay  (capital  de  distrito)  cuatro  horas. 

Da  (Caycay  á  Oropesa  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Quis- 
picanchís)  cinco  horas. 

De  Oropesa  al  Cuzco — cinco  horas. 

En  todos  estos  caminos,  excepc.  m  de  Urcos,  no  hay  hoteles  ni  tam- 
bos y  hay  que  ocurrir  á  las  autoridades  para  conseguir  alojamiento  y  vi- 
veres. 

Todos  los  caminos  sju  miljs,  gran  parte  por  punas,  y  es  indispen- 
sable llevar  guía. 


Dril  Cuzco  á  las  provincias  de  Urubamba  y  Calca. 

Del  Cuzco  á  M-aras  (capital  de  distrito  y  salina  importante)  seis  ho- 
ras de  cabalgadura. 

Del  Cuzco  por  Maras  se  puede  ir  á  Urubamba  por  Ollantaitambo, 
camiiiando  una  hora  mas  ó  sea  siete  horas. 

De  Maras  á  Ui'ubamba  (capital  de  la  provincia)  una  hora. 

Del  Cuzco  direi  tamente  á  Urubamba,  sin  desviarse  á  Maras,  tam- 
bién son  seis  horas  de  viaje. 

De  Urubamba  á  Calca  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre)  cuatro 
horas. 

De  Calca  á  Pisac  (capital  de  distrito)  tres  horas. 
De  Pisac  al  Cuzco — cuatro  horas. 

■  Antes  de  pasar  el  río  Urubamba.  á  la  derecha  del  camino,  se  encuen- 


—  44  - 


tra  la  salina  Yaliuanna(i\ii;  pero  para  llegar  á  ella  ha}'  que  subir  á  j)ié 
luia  peuosisinia  cuesta. 

Todos  estos  caminos  son  buenos. — Hay  liotel  en  Urubaiuba  y  tambo 
en  ÜUantaitambo. — En  Calca  y  Pisac  se  hospeda  en  casas  particulares. 

En  el  Cuzco  es  fácil  conseguir  cabalgaduras  y  se  paga  ocho  ó  diez 
soles  por  el  viaje,  .sino  liay  demoras. 


De  Cuzco  á  la  prov^incia  de  la  Convención: 

De  Cuzco  á  Maras  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Urubamba) 
seis  horas  de  cabalgadura. 

De  Maras  á  Torontoy — siete  horas  y  media. 

De  Toronto}'  á  Huadquiíia  (petpieño  pueblo,  ya  en  la  provincia  de 
La  Convención)  oche  hoi'as. 

De  Huadquina  á  Paitalbaniba  (pequeño  pueblo)  nueve  horas. 
De  Paitalbamba  á  Mallaiba,mba  —  ocho  horas. 
De  Mallaibamba  á  Chinche  (pequeño  pueblo)  cinco  horas. 
De  Chinche  á  Santa  Ana  (capital  de  la  provincia)  dos  horas. 
De  Santa  Ana  á  Echarate  (capital  de  distrito)  seis  horas. 
De  Echfvrate  á  Tunquin  ayo — diez  horas. 

De  Tunquimayo  á  San  Lorenzo  (pequeño  pueblo)  cinco  horas. 
De  San  Lorenzo  á  Ocobamba  (capital  de  distrito)  nueve  horas. 
De  San  Lorenzo      Quebrada — seis  horas. 

De  Quebrada  á  Coica  (pueblo  en  la  provincia  de  Calca)  .seis  horas. 
Do  Coica  á  Lares  (capital  de  distrito  en  la  provincia  de  Calca)  diez 
horas. 

De  Lares  á  Yuca}'  (pueblo  en  la  provincia  de  Urubamba)  once  ho- 
ras. 

De  Yucay  al  Cuzco— siete  horas. 

Es  conveniente  para  e^tos  caminos  llevar  desde  el  Cuzco  bestias  de 
repuesto. 

No  hay  hoteles  ni  hospederías  en  todo  el  camino,  y  precisa  llevar 
provisiones,  y  para  las  bestias  algún  grano. 

El  camino  es  malo  entre  San  Lorenzo  y  Ocobamba  y  entre  Echarate 
y  Tunquimayo,  lo  demás  es  trotable. 


Del  Cuzco  á  la  provincia  de  Acomayo. 
Del  Cuzco  á  Quiquijana  por  ferrocaiTil. 

De  Quiquijana  á  Acomayo  (capital  de  la  provincia)  cinco  horas  de 
cabalga  :lura. 

De  Acomayo  á  Ac(  s  (pueblo)  dos  horas. 

De  Acomayo  á  Poniacauclia  (capital  de  distrito)  cinco  horas. 
De  Pomacancha  á  Sangarara  (capital  de  distrito)  hora  y  media. 


De  Saiigitriu-a  á  AcoiuaN'o — tres  horas. 

El  camino  no  es  malo,  aun([ne  iiiuy  pedregoso.  —  No  liay  hoteles,  ni 
■tambos,  y  se  ocurrí-  i\  las  aiit nridades  para  conseguir  alojamientos. 


Del  Cuzco  á  las  proviitcias  de  (líuias.y  Cancliis, 

Del  Cuzi'o  á  ( 'omhapata  (pueblo  y  estación  del  ferrocarril  á  Juliaca) 
nnedio  dia  de  i'ei'!'<^)carviL 

De  Gombapata  á  Cliiara  (pueblo)  hora  y  inedia  en  cabalgadux'a. 

De  (Jomba})ata  á  Tinta  .(capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Can- 
•cliis)  una  hora. 

De  Tinta  á  Yanaoca  (capital  de  la  provincia  de  Cana.s)  dos  horas. 
De  Yanaoca  á  Quehuc  (pueblo)  doce  horas. 

De  Quehuc  á  Clieoca  .(capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Canas-) 
itres  horas. 

De  ('hecca  á  Ccantliipaka — doce  horas. 
De  Ccanthipal'ca  á  Cutlintayo — doce  horas. 

De  Cutlinta^'o  á  Pickihua  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Ca- 
nas) y  á  ('usibamba  (pueblo)  doce  horas. 

De  Cusibamba  á  Layo  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Canas) 
y  á  Langui  (capital  de  distrito  de  la  misma)  una  jornada. 

De  Langui  é  Marangauí  (estación  del  feiTOcarril  y  capital  de  distri- 
to de  la  provincia  de  ('anchis)  tros  horas. 

Todos  los  caminos  en  la  provincia  d-e  Canas  son  mny  malos,  mu^- 
quebrados,  despoblados  y  gran  parte  por  cordilleras. 

Las  cabalgaduras  se  consiguen  cou  dificultad,  y  malas  y  caras. 


Del  Cuzco  á  las  provincias  de  Canas  y  Chumbibilcas. 
De  (;Uzco  -á  Tinta  por  ferrocarril. 

De  Tinta  á  Y'anaoca  (c.apital  de  la  provincia  de  Canas)  dos  horas  de 
ferrocarril. 

De  Yanaoca  á  Langui  (capital  de  distrito  de  la  provincia  da  Canas) 
siete  horas. 

De  Langui  á  Layo  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Canas) 
■cuatro  horas. 

■  De  Layo  á  Pichigua  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Canas) 
ocho  horas. 

De  Pichigua  á  Y'auri  (capital  de  distrito  de  la  provincia  de  Canas) 
cuatro  horas. 

De  Y^auri  á  Coporaque  (capital  de  distrito  de  la  misma)  cuatro  ho- 
ras. 

De  Coporaque  á  Apacheta — nueve  horas, 


—  4()'  — 

De  Apacheta  á  Santo  Tomás  (c  tpital  do  la  ])i()viiu'ia  de.  Ch.nmh\- 
Itilcas)  diez  lloras. 

De  Santo  Tomás  á  ('()lqu<emarea  (■ea}>it;hl  de  disirito  de  la  provinciü- 
de  >^  liumbibilcas)  seis  horas. 

De  CoUiuenmrca  á  Llusco  (eapital  de  distrito  de  la  iiüsma).  seis  lio 

vas. 

De  lilnsco  á  Yngata — ocho  horas. 

De  Yngata  á  ( 'apacmarca  (eapital  de  distrito  de  la  niismíi|  ocho  lio- 
ras. 

De  Capacmarca  á  Pareo  (pueblo  en  la  provincia  de  Pariiro)  ocho' 
horas. 

De  Parco  á  Aecha  (en  la  provincia  de  Parnro)  s*íis  horas: 
De  Aecha  á  Colcha — seis  horas. 

De  Colcha  á  Parara  (capital  de  la  provntrcia  de  sn  nom;bre)  siete- 
íroras. 

De  Parum  al  Cuzco — ocho  horas. 

Todo  el  camino  es  trotable:  pero  es  muy  incómodo  vadear  repetidas: 
veces  los  rios  Velille  y  Apunmac,  y  en  la  estaci(>n  de  lluvias  es  peli- 
grosa. 

Xo  hay  hoteles,  y  hay  que  Iruscar  alojamiento  entre  los  vecinos. 
No  es  difícil  conseguir  cabalgaduras,  aunc^ue  míalas. 


Del  Cuzco  á  la  salina  San  Sebastián  se  vá  en  cuai-*^nta  imnntos  de 
cabalgadura. — Mu3'  buen  camino  carretero. 


Del  Cuzco  á  la  salina  de  (kopata  tres  horas  de  cabalgadura. — 
Camino  malo,  muy  quebrado. 

De  Ocopata  se  .sigue  á  la  salina  Tihuícte,  en  la  provincia  de  Paru- 
fo. — Cuatro  horas  de  mal  camin(X — En  Tihuícte  no  hay  ])oblado  ni  re- 
curso.s;  pero  á  una  milla  está  el  pueblo  Huanoquite,  donde  ha^-  recur- 
sos. 


De  Cuzco  á  salina  Pichuinmrca.  Se  vá  de  Cuzco  á  Limatambo  ei> 
diez  horas  de  buen  camino  de  herradura.  De  Limatambo  á  Puíhui- 
marca  hay  tres  horas  de  mal  canuno.  Para  encontrar  posada  y  ali- 
mentos y  descanso  se  regresa  á  Limata  nd^o,  ó  se  sigue  á  la  hacienda 
(iraca. 

De  Limatambo  se  va  también  á  la  salina  Ayrahua,  que  está  áorí- 
ílas  del  Apuríniac,  en  cuatro  horas,  teniendo  que  bajar  á  ])ié  durante 
una  hora.  Para  recursos,  se  regresa  dos  leguas,  á  la  hacienda  Marca- 
huasi. 


-  47  - 


De  Lim.-itanilx)  se  vá  tiinil)ioii  :\  hi  saliiui  Bi'llavista  en  seis  lioi-as, 
tenieiulo  iiup  caminal-  incdiri  Ic.üua  á  i)ie.  Para  alojarse  y  conseguir 
recursos  se  regresa  tres  leguas  á  la.  hacienda.  La,  lOstrcUa. 

lOn  las  salinas  de  Bellavista,  Ayrahiia  y  l'icliiiiniarca  y  en  sus  in- 
Miediaciones  hay  |ialudisiuo. 

Del  ( 'ii7A-()  á  la  salina  Aecha  (])i-()vin('ia  de  Aconiayo)  se  va  en  fe- 
rrocarril á  (¿uiquijana,  y  de  ahí  á  la  salina  en  seis  horas  de  cabalgadu- 
ra. 101  camino  es  trotable  dnrant  ;  cii;:tro  hoias;  pero  las  filtinias  dos 
leguas  es  nniy  (]uehrado.  I*ara  alojamiento  y  vívei-es  debe  regresarse 
á  Aomayo  (dos  leguas). 


De  (¿uifiuijaiia  se  vá  también  á  la  salina  de  Acos  (provincia  de 
Aconiayo)  en  seis  horas  de  cabalgadur  i  por  camino  trotable.  En  el 
])iiebl()  de  Acos,  á  media  legua  de  la  salina,  se  consigue  alojamiento 
y  víveles. 


DEPARTAMENTO  DE  AREQUIPA 


Del  Callao  áMollendo  (()uerto  ])rincipal  dos  ó  tres  dí;is  de  na ve- 
gación  á  vapoi-. 

I  e  Moliendo  á  Arequipa  (capital  del  departainento).  Ha3'  tren 
diario,  cuatro  horas  de  viaje. 

De  Are(|ui])a  á  Pichu  Pidiu  (salina  importante  y  yacimiento  de  bo. 
rax).  Se  sale  de  Arequi])a  de  dos  á  tres  de  la  tarde,  para  llegar  á  Chi- 
hua.ta  (ca])¡tal  de  distrito)  de  cinco  á  seis  de  la  tarde.  Al  día,  siguiente 
se  sale  de  Chihuata  á  las  ocho  de  la  mañana  ])ara  llegar  á  Pichu  Pichu 
á  las  cuatro  de  la  tarde.  De  Arequipa  á  Chihuata  el  camino  es  bueno 
y  carretero:  de  Chihuata  á  I-ichu  Picha  es  camino  de  heri-adura:  no 
es  malo,  pero  con  fuerte  gradiente;  causa  soroche  y  las  fatigas  consi- 
guientes á  los  caminos  de  sierra. 

Fai  Chihuata  no  hay  posada;  pero  hav  vecinos  hospitalai-ios  don- 
de alojarse  por  una  noche.  En  Pichu  ('ichuhaA  mas  recursos;  y  tanto 
la,  salinera  como  la  boratera  y  los  empleados  y  peones  de  ambas  sir- 
ven á  los  viajeros  y  visitantes. 

Tanto  la  salina  como  la  boratera.  están  sobre  el  límite  de  Ai'equi- 
])a  y  Mo()uehua. 

En  Arequipa  se  consigue  fácilmente  cabalgadura  para  este  viaje, 
y  se  paga  diez  soles  por  cada  una  ])or  ida  y  regreso. 

A  ])oco  más  de  medio  camino  hay  un  "tambo  en  el  lugar  llamado 
«Agua  del  Milagro»  (termal)  mal  provisto,  i)ero  de  algún  alivio  para 
el  viajero. 


—  48  — 


De  Aiv(]ni|)a  á  I  luarhiia  [pueblo  y  salina  cii  la   provincia  de  la 
l'nión); 

l>e  Ai-c(|uipa,  cii  cuatro  horas  (le  ferrocarril,  se  va  á  Sotillo  (pe- 
(¡ueña  estación  en  el  valle  de  Vítor)  y  ahí  se  hace  noche  en  un  petpiefio 
hotel  ó  tambo.  Cuando  el  tren  no  va  á  Sotillo,  se  deja  en  la  estación 
de  A'ítor. 

Al  día  siguiente  se  sifí'ue  á  Siji'uas  (pequefu)  ])ucl)l()  en  el  valle  del 
mismo  nouü)i'e). — Jornada  de  siete  horas  de  cabal<ia(]ura  por  l)uen  ca- 
inino. 

De  Hi<i'uas  se  va  á  Cantas  O^íK'it^'ida  de  caña  en  el  valle  de  Majes, 
])rovincia  de  Castilla). — Jornada  de  tres  horas  de  l)uen  camino  de  he- 
rradura,. 

Siguiendo  por  el  .alie  de  Majes,  á  las  cinco  hoi-a  -  de  viaje  se  llega 
á  Aplao,  capital  de  la  pioviiicia  de  Coí-tilla. 

De  Aplao  se  sigue  á  Chu(pnband)a,  capital  de  la  provincia  de  Con- 
desu^'os.— Nueve  horas  de  viaje- 
De  Chu()uibaiuba  se  vá  á  Salamanca  (capital  de  distrito). — Cator- 
ce horas  de  camino. 

De  Salamanca,  á  Cotahuasi  [capital  de  la  provincia  de  la  riiióii] 
doce  horas  de  camino. 

De  Cotahuasi  á  Huarhua  (pueblo)  cinco  horas. 

Del  pueblo  á  las  salinas  hav  una  h(jra  de  camin  )  á  la  una;  y  me- 
dia hora  á  la  otra. 

El  camino  desde  Sotillo  hasta  Aplao  es  bueno,  ])or  pampas  cor- 
tadas por  los  valles  de  Vitor,  Sihuas  y  Mages,  en  cada  uno  de  los  (pie 
hav  que  subir  _v  bajar  cuesta,  pero  suave. — Desde  Aplao  .se  i)rineipia 
ái  subir  cordillera  por  caminos  escabrosos,  fríos  3' con  las  molestias 
consiguientes. — De  Salamanca  á  ('(^tahuasi  .se  deciende  algo,  y  el  ca- 
mino es  malísimo.  —  De  Huarhua  á  las  salinas  el  camino  es  mu}-  corto, 
pero  muy  escabroso. 

Con  excepción  de  un  pequeño  tand)o  en  Sotillo,  no  se  encuentra  en 
todo  el  viaje  hoteles  ni  hospederías;  pei-o  en  las  haciendas  y  caseríos 
dan  hospedaje;  y  se  encuentra  pasto  para  las  bestias. 

En  Sotillo,  Sihuas  y  Aplao  se  consigue  fácilmente  bestias  ])ara  el 
viaje,  y  cobran  por  el  alquiler  de  cada  una  veinticinco  s  iles;  ])ero  es 
más  conveniente  tomarlas  en  Sotillo  solamente  hasta  A,)l>io,  y  tomar 
otras  en  Aplao,  pues  así  resultan  más  api'opiadas,  unas  para  viaje  de 
ecjsta  y  las  otras  para  la  sierra,  y  es  menor  el  peligro  de  (pie  se  fati- 
guen é  inutilicen. 


De  Arequipa  á  Lluta  y  Huambo  (provincia  de  Cailloma) 

De  Arequipa  ]ior  ferrocarril  á  Sotillo,  y  de  Sotillo  en  cabalgadura 

á  la  hacienda  Cantas  cu  el  vall«>  de  Mages,  camino  todo  referido  en  el 

itinerario  anterior. 


-  4i»  - 


ÜH 'Can tas  á  Iluacáii  [|ip(|ucfu)  caserío  cii  el  distrito  de  'Sihuas] 
¡ornada  de  siete  horas  de  buen  eaniiiio. 

Ue  Finacán  ¿\  Lliita  (|>nel)l()  capUal  de  distrit(»)  nueve  horas  de 
:tnal  eatnino, 

Del  pueblo  de  Ll u ta  .á  sus  cuatro  salinas  hay  siete,  seis  y  tres  le- 
janas de  nuiv  mal  camino. 

IV  Lluta  á  Huasaniayo  <pe(|ueño  caserío)  siete  horas  de  inalísi- 
ino  camino. 

De  I luasam-íiyo  á  Ihiauibo  (pueblo  capital  de  distrito)  nueve  ho- 
'Vas  de  mal  camino. 

Del  pne'blo  de  Ilnambo  á  las  dos  saliiií^s  prin^-ipales  hay  una  ó 
una  y  media  lejiiias  de  camino  j)eli<iroso. 

Ño  hay  hoteles  ni  i-ecursos  en  Unasainayo,  ni  en  Huaseán,  y  el 
viajero  debe  llevar  cuanto  pueda  necesitar,  y  se  tiene  que  pasar  la  no 
•che  en  uno  de  los  ])ocos  y  miserables  ranchos  de  los  indios. 

lOs  fácil  conse«iuir  movilitlad,  y  se  pa<i'a  oelio  soles  por  cada  bestia 
de  Silla  de  Solillo  á  Lluta  y  cuatro  de  Lluta  á  Huambo. 

Mas  corto  y  mejor  camino  hay  de  .Vrequi])a  á  Lluta,  por  Yura,  pa- 
'Va  lo  que  se  toma  el  tren  de  Arequipa  á  Puno  hasta  la  estación  de  Yu- 
ra (una  llora  de  tien)  en  Yura  se  consijíue  fácihnente  bestias  para  Llu- 
ta á  seis  soles  cada  tina. 

De  Yura  se  vá  á  pernoctar  á  Huanta  (pequefu)  pueblo),  en  nueve 
Sioras  de  camino,  (]ue  no  í's  de  los  pecires. 

De  Hnanta  á  Lluta  hay  cuatro  horas  de  regMilar  camino. 

Ln  Yura  hay  hotel  y  comotJidades;  en  Huanca  no. 


De  Arequipa  á  Cax^lloma  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre] 
De  Vrequipá  se  vá  á  Lluta  por  las  rutas  ya  indicadas. 
De  Lluta  á  Achoma  (capital  de  distrito)  doce  horas. 
De  Aehonia  á  Coporaque  (capital  de  distrito)  cuatro  horas. 
De  Coporaque  á  ("a3-ll()ma  (capital  de  la,  ])rovincia)  quince  horas. 
Todo  el  camino  es  (]uebrado  y  i)or  cordillei'a  y  sin  recursos. 
No  es  difícil  Cüu.se<>-uir  cabalfiadura,  y  se  ])a<ia  diez  soles  poi'  cada 
ima. 


De  Arequipa  á  Camauá  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre) 
La  ruta  más  cómoda  es  de  Arequipa  á  Moliendo  por  ferrocarril;  de 
Moliendo  á  Quilca  por  vapor,  á  donde  se  puede  ir  tarabien  desde  Lima^ 
De  Arequipa  sale  tren  todos  los  días,  y  por  Moliendo  salen  dos  vapores 
.semanales. 

De  Quilca  á  Camauá  se  vá  en  seis  horas  de  buen  camino  de  cabal- 
gadura. 

Es  fácil  conseguir  cabalgadura  por  cinco  ó  seis  soles:  y  hay  recursos 
para  la  vida. 


De  Camaiui  á  la  salina  de  P^iccliúii  hay  dos  horas  de  buen  camino,. 
En  Piu'chnn   hay  liabitación  (U-  la  (Jouipaíiia. 

|ja  otra  ruta  para  ir  de  Are(juipa  á  Cainaná  es  por  ferrocarril  dt- 
Are(piipa  á  Sotillcy,  de  aqui  á  Sigivas  conwv  ya  se  hii  dicho,  y  de  Siguas  á 
Canianá  eu  una  jornada  de  doce  horas  de  buen,  camino. 

El  ílete  fie  cada  bestia  de  Sotillo  á  Canianá  es  de  diez  soles. 

De  Camaná  á  Huarhna  (provincia  de  I>a  Unión).. 
De  Camaná  á  Goriri  (pequeño  pueblo^  trece  horas. 
De  ('oriri  á  Aplao  (capital  de  la  provincia  de  Castilla)  ti-es  hoi'as  y 
media. 

De  Aplao  á  Chtiqaibamba  (capital  de  la  provincia  de  C/ondesuyos) 
ocho  horas. 

De  Clmquibamba  á  Salamanca  (capital  del  distrito  de  .su  nombro- 
provincia  de  Condesuyos)  doce  horas. 

De  Salamanca  á  Cotahuasi  (c-apital  de   la  pro-vin-cia  de  La  Unión 
diez  horas. 

De  Cotahuasi  á  Huarhua  (pueblo  y  salinas)  cuatro  horas. 

Los  caminos  de  Camaná  á  Aplao  son  bueno»;  de  Aplao  á  Huarhua 
Non  quebrados  y  molestosos. 

No  es  difícil  conseguir  cabalgadura  para  todo  el  viaje,  por  doce  so- 
les cada  una,  ó  poco  mas.  según  la  urgencia. 

En  Camaná  hay  hotel;  en  los  demás  lugares  se  ocurre  á  las  autori- 
dades ó  á  los  particulares. 


De  Cliala  (puerto  y  distrito  cié  la  provincia)  de  Camaná  á  Caravelü 
(distrito  de  la  misma  provincia). 

De  Chala  Caramba  (peípieño  pueblo)  seis  horas,  cansino  de  herradu- 
ra. 

De  Caramba  á  Quicacha  (pueblo)  cinco  lioras. 
De  Quicacha  á  Caraveli  (capital  del  distrito)  trece  horas. 
De  Chala  es  muy  difícil  conseguir  movilidad,  y  debe  pedirse  á  los; 
lugares  vecinos. 

De  ( Jhala  á  Quicacha  el  camino  es  llano;  de  Quicacha  á  Caraveli  es 
quebrado  é  incómodo. 

Para  el  hospedaje  hay  que  ocurrir  á  los  particulares  ó  á  las  autori- 
dades^ 


De  Lomas  (puerto  y  pueblo  de  la  provincia  de  Camaná)  á  Puquio 
^capital  de  la  provincia  de  Lucanas,  departamento  de  A^^acucho). 


-  51  - 


De  Lomas  á  Acarí  (pnublo)  ciiiuo  lloras  de  viaje  en  cabalgadura) 

De  Acari  á  Sa ¡sa  (pueblo)  doce  iioi'as. 

De  Saisa  á  San  (Jiistobal  (pueblo)  diez  horas. 

De  l'iu|uio  i'i  San  Cristóbal  (pueblo)  diez  horas. 

De  San  Crií;tól)al  Pu(]uio — cinco  horas. 

El  camino  de  Lomas  á  Acari  es  llano;  de  (Acari  á  Pucpiio  muy  que- 
brado en  partes  y  casi  todo  por  punas. 

No  hay  hoteles.  Se  busca  alojamiento  en  casas  particulares. — En  el 
camino  hay  algunos  fundos  donde  tomar  alimentos;  pero  debe  caminarse 
con  provisiones. 

En  Lomas  es  diíícil  encontrar  cabalgaduras;  pero  se  consigue  de  lu- 
gares inmediatos. 

De  Arecpiipa  á  Moquegua: 

Dos  caminos  son  los  más  usados  para  ir  de  Arequipa  á  Moquegua: 
uno  tpie  se  hace  todo  en  cabalgadura;  y  el  otro  que  se  hace  parte  en  fe- 
rrocarril y  parte  en  cabalgadura: 

El  primero: 

Ai"e(|uipa  á  Puíiuina,  (pueblo)  nueve  horas. 

De  Puípuna  á.  Esquino  (pequeño  caserío)  siete  horas. 

De  Esquino  á  Moquegua — ¡  rece  horas. 

Es  fácil  conseguir  cabalgaduras  en  Arequipa;  y  se  paga  hasta  veinte 
soles  por  cada  una. 

El  camino  no  es  malo  hasta  Escjuino;  pero  si  lo  es  er  la  última  jor- 
nada, principalmente  ja  cuesta  de  los  e.scalone8. 

En  Puquina  \i\y  hotel. — En  Esquino  no  lo  hay.— Para  la  última  jor- 
nada debe  llevarse  provisiones. 

El  segundo  camino  se  hace: 

De  Arequipa  á  la  estación  de  Tambo  por  ferrocarril. 
De  la  estación  de  Tambo,  donde  se  tendrá  listas  las  bestias,  á  Mo- 
i'ro  de  Tambo  ó  Punta  de  Bombón  (pueblo)  nueve  horas. 
De  Punta  de  Bombón  á  Moquegua — trece  lloras. 

Todo  el  camino  es  bueno:  pero  la  última  jornada  es  muy  larga  y  por 
despoblado, — Debe  llevarse  provista  la  alforja. 

No  es  difícil  conseguir  las  bestias  y  se  paga  ocho  soles  por  cada  una. 
— Si  hay  equipaje,  es  mejor  enviarlo  por  mar  á  lio  y  de  lio  á  Moquegua 
por  ferrocarril. 

En  Punta  de  Bombón  no  hay  hotel;  pero  se  consigue  hospedaje  -le 
pai'ticulares. 


-  52  - 


DEPAKTAMKNTO  I)K  PI  NO 


De  Arequipa  á  J*uu(i.  viaje  por  ferrocarril,  doce  horas— en  Puno  lia  v 
hotel  y  coino(li(hi(h^s. 


De  Puno  á  .Tuli  (capital  de  la  provincia  de  Cinu  tiitr)) 
De  Puno  á  Chucuito  (capital   de  distrito)  caniiun  de  cal)ali¡;a(hira. 
tres  horas  y  media. 

De  Chucuito  á  Acora  (capital  de  distrito)  tres  horas  y  media. 
De  Acora  á  llave  (capital  de  distrito)  seis  horas. 
De  llave  á  Juli,  seis  horas. 

Todo  el  camino  es  bueno,  aunque  muy  frío,  y  es  muy  poblado.  No 
hay  he  teles;  pero  se  consigue  fácilmente  alojamiento  y  alin  entos.  Ka 
tiempo  de  aguas  hay  cpie  pasar  el  rio  llave  en  balsillas  de  totora. 

Se  consigue  fácilmente  las  bestias;  pero  son  malas. 

Este  viaje  puede  hacerse  también  en  los  vapores  ([ue  navegan  el  Ti- 
licaca:  y  se  hace  en  ocho  horas:  pero  los  vapores. tocan  en  Juli  solamen- 
te una  ó  dos  veces  al  mes. 

De  Juli  á  Sales  Chico  y  Sales  Grande  (pequeñas  rancherías)  diez 
horas  de  cabalgadura. 

De  Sales  Grande  á  Pisacoma  (capital  de  distrito)  doce  horas: 

De  Pisacoma  á  HuacuUani  (capital  de  distrito)  seis  horas. 

De  Juli,  pasando  por  los  pueblos  Desaguadero  del  Perú  y  Desagua- 
dero de  Bolivia,  se  vá  en  una  jornad  i  á  Hua qui  (estación  del  ferrocarril 
.á  La  Paz.) 


De  Puno  á  Asángaro  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre): 

De  Puno  á  Juliaca  (  capital  de  distrito  y  estación  de  terrocarril)  ho- 
ra y  media  de  tren. 

De  Juliaca  á  Pucai-á  (capital  de  distrito  y  estación  del  ferrocarril) 
tres  horas  de  tren. 

De  Pucará  á  Asángaro,  en  cabalgadura  cuatro  horas  de  buen  ca- 
mino. 

En  Juliaca  hay  que  tx'asbordarse  del  tren  de  Puno  á  x\reqiii])a  al  de 
.1  uliaca  al  Cuzco. 

En  Juliaca  y  Pucará  hay  hoteles,  y  en  Asángaro  hay  recursos  para 
los  viajeros. 

En  Pucará  se  consigue  fácilmente  las  cabalgaduras. 


—  B3  — 


De  Puno  a  Lampa  (ca|)ital  de  la  provincia  de  su  nombre): 

De  Puno  á  .Juliaca,  lioi-a  y  media  de  íerrocaiTÍl. 

De  Juliaca  á  Lampase  puede  pasar  el  mismo  día,  en  cinco  horas  de 
■camino  de  cabalgadura. 

Buen  camino,  se  pasa  tres  veces  por  vado  el  río  Lampa,  en  Lampa 
aio  hay  hotel;  pero  se  consigue  fácilmente  hospedaje  y  alimentos  en  casas 
-de  los  vecinos. 


De  Asáugaro  á  Sandia  y  Carabaya  (provincias) 

Ue  Asángaro  á  Mufiani  (capital  de  distrito)  nueve  horas  de  cabalga- 
dura. ' 

De  Muñani  á  Mayopampa  (caserío)  doce  horas. 

De  Mayopampa  á  Cu3'ocuyo  (capital  de  distrito)  seis  horas. 

De  Cuyocuyo  á  Sandia  (capital  de  la  provincia)  cinco  horasv 

De  Sandia  á  Patambuco  (capital  de  distrito)  nueve  horas. 

De  Patambuco  á  Colieccaní,  seis  horas. 

De  Colieccaní  á  Límbani  (pueblo)  diez  horas, 

De  Limbaní  á  Crucero  (capital  de  distrito)  doce  horas. 

De  Crucero  á  Macusani  (capital  de  la  provincia  de  Carabaya)  doce 
lloras. 

De  Asángaro  á  Sandia  la  mayor  parte  del  camino  es  bueno:  para 
Macusani  es  malo. 

Se  consigue  fácilmente  las  cabalgaduras,  y  por  poco  precio,  en  rela- 
ción con  el  viaje. 

En  todo  el  camino  se  encuentra  hotelitos  ó  tambos  donde  pasar  la 
noche  y  alimentos. 


De  Puno  á  Ayaviri  (capital  de  la  provincia  de  svt  nombre). 

Se  toma  el  tren  en  Puno  á  las  seis  y  media  de  la  mañana;  hora  y 
media  después  se  trasborda  en  Juliaca  al  tren  que  sale  á  las  ocho  para 
el  Cuzco;  y  á  las  once  del  día  se  llega  á  Ayaviri,  donde  hay  hotel» 


De  Asángaro  á  Huancané  (capital  de  la  provincia  de  su  nombre). 

De  Asángaro  á  Huancané  (pepueño  pueblo)  jornada  de  seis  horas  en 
cabalgadura.— Mal  camino. 

De  Huatasani  á  Huancané — ocho  horas— Camino  menos  malo  que  el 
anterior. 

No  hay  hoteles  ni  hospederías  y  todo  el  camino  es  escaso  de  recur- 
sos. 


—  54  — 


PROVINCIA  LITORAL  Dli  MOOUIiíU'A 

De  lio  [puerto]  á  Mo(]ue,<íua  (la  capital)  por  ferrocarril,  tivshoras. 

("liando  el  fHrr>)earril  estíi  inrerrunipido,  ó  se  (]u ¡ere  hacer  el  viaje 
en  cabalfíadura,  se  acostuml)i-a,  hacer  el  camino  en  dos  jornadas.  l)e 
lio  a  la  Rinconada  '.valle),  donde  se  consigue  alojamiento  en  la  hacien- 
da San  Luis  (siete  á  ocho  horas  de  viaje),  y  de  Rinconada  á  Mocjuetina 
en  cuatro  horas  Kn  lio  no  se  consigne  bestias,  y  lia^  (|ue  iK'(lii-las  al 
valle  ó  á  Moquejiiia. 

De  Moíiuegiia  á  Torata  (ca])ital  de  distrito)  tres  horas  dp  viaje  en 
cabalgadura. 

El  c/iinino  entre  lio  y  Moc^uegua  es  llano  cu  su  mayor  parte,  sal- 
vo dos  cuestas  suaves  para  entrar  y  salir  de  Riucoiiadn;  cutre  Mocpie- 
gua  y  Torata  es  c[uebraclo,  principia  el  ascenso  á  la  coidillera.  De  Uo 
á  Rinconada,  puede  irse  por  la  ¡lanipa,  camino  desj)  )l)l.i  1  >,  ó  poi-  entre 
el  valle,  pasando  ])or  pequeños  fundos;  pero  entonces  la  j.)rn;ida  es 
mas  larga.  De  Moquegiia  á-Torata  el  camino  es'poblmlo  jior  jiequc- 
ños  sembríos. 

Para  visitar  las  salinas,  si  se  sale  de  lio,  del)e  (h'jarse  el  tren  cu  el 
Hospicio,  paraderoqueestáal  principiai"  la  "pam])a,  y  eu  domle  deben  c^  ■ 
perar  las  cabalgaduras.  Del  Hospicio  se  vá  eu  el  mismo  día  á  las  sali- 
nas de  Loreto,  3' de  estas  á  las  de  Osmore  siguiendo  la  (]uebrada  de 
Huaneros,  3' de  estas  á  Moquegua,  por  la  misma  (juebrada.  En  Mo- 
(]upgua  se  toma  el  tren  para  ir  otra  vez  al  Hospicio,  donde  deben  espc" 
rar  las  bestias,  \'  el  ndsmo  dia  se  pasa  á  la  salina  de  Choh^lo,  y  se  re- 
gresa al  Hospicio,  ])íira  ])asar  la  noche.  Al  día,  siguiente  se  sale  muy 
temprano  3- se  visita  las  salinas  de  Panq)a  Colorada  v  Paite;  y  de  Pai- 
te se  va  al  ])aradei'(j  del  tren  en  Pedernales,  para  ir  á  lio  ó  .Moquegua. 

En  las  saliiuis  no  hay  recursos  para  la  vida,  ni  habitación.  En  los 
paraderos  del  fei-rocarril  no  hay  recursos,  ])ero  si  techo  para  cobijarse. 
Los  víveres,  i^asto  3*  agua  deben  llevarse  de  .Nbxjuegna,  ó  del  valle 
lo  que  no  es  difícil. 

El  flete  de  bestias  puede  estimarse  eu  dos  soles  diarios  cada  una  v 
el  jornal  en  un  sol  diario. 


DEPARTAMENTO  DE  TACNA  LIBRE 

Del  Callao  á  lio,  por  vapor,  tres  dias. 

De  lio  á  Mo(]uegua,  ])or  ferrocarril,  tres  horas. 

De  Moquegua  á  i-oeumba  (capital  de  Tacna  bibrej  diez  leguas  de 
buen  cíimino  de  herradura,  que  se  andan  cómodamente  en  seis  horas. 

De  Locumba  á  Sama  (capital  de  distrito)  límite  con  el  territorio 
(ocupado  ])or  Chile)  ty.^-<  hortis— jinco  á  seis  leguas— camir.ocarretero. 

Cuando  el  ferrocarril  de  lio  á  Moquegua  está  interrumpido,  se  ha- 
ce el  camino  de  lio  á  Loeund)a  directamente,  en  cabalgadura,  por  las 


loni.-is  lie  li  iii,  cu  las  ([ut'  lia_v  ]) '  lucños  olivaros  (Joiide  pa-sar  la  iiO(!ji;\ 
si  lio  sf  ([uic;- >  ó  n  )  -i'  piunle  hacr  el  camino  en  una  sola  jornada. — 
De  lio  á  los  oliv.iiv^  hay.  aproximadamente,  seis  ó  siete  le<i'uas;  y  del 
olivar  ;i  Loen m ha  catorce  ó  (piinee. — Todo  el  camino  v-'s  de  herradura, 
bueno,  y  se    nede  andar  en  catorce  y  fi.un  en  doce  horas  útiles. 

I']n  lio,  .Moipico ii.-i,  Loeumha  y  Saiiui  hay  hospedaje.  —  lOn  los  tres 
últimos  se  consigue  cabalj:adn i'a  fácilmente  3*  baratas,  no  a. sí  en  lio, 
(le  donde  hay  (]ue  jjedii-las  al  valle  ó  á  los  lu<i'ares  de  destino. 

De  Sama,  siunieiido  el  valle  abajo,  se  va  á  las  Varas  (])e(pieños 
í'nndos  y  caserío),  á  ("nilona  (salina  desiiabitada )  y  á  Morro  de  Sama, 
en  doiule,  transitoriamente,  se  encuentra  al<i'niios  peseadoi'es. — El  ca- 
mino es  de  lierrailnra,  al^'o  molesto  ])or  los  pantanos. — Xo  puede  ha- 
cerse el  rejiieso  el  mismo  día;  ])ero  á  poca  distancia  de  l;i  l)Oca  del  río 
se  encuentra  ije(]ueños  sembiíos  y  gente  hosj)it:'.laria. 

Desde  S  ima  liasta,  la  boca  del  río  el  paludismo  reina  todo  el  año; 
es  mortal  y  causa  víctimas  diariamente. 

De  Sania  hay  buen  camino  carretero  de  tres  horas  á  la  ciudad  de 
Tacna. 

De  Sama,  siguiendo  valle  arrilja,  se  va  en  un  día  á  Tala,  pueblo 
(|uc  está  montado  sobre  el  río,  de  manera  que  una  izarte  la  gobierna 
el  IViú  y  la  otra  v  hile.  El  camino  es  bueno,  de  herradura;  pero  largo, 
de  todo  el  día;  y  si  s"  (]niere  h:i(!er  en  dos  jornadas,  hay  los  pueblos  de 
Sama  grande,  fiir.dos  y  cásenos  ])eqnefios. 

De  Tala  se  va  á  Ticaco  en  mediodía. — ('amino  quebrado. — Ticaeo 
es  hoy  la  capital  de  la  provineia  de  Tarata. — Xo  hay  hoteles;  pero  el 
íiloja miento  y  alimentos  se  consiguen  fácilmente  por  intermedio  de  las 
autoridades. 

De  Ticaco,  siguiendo  la  falda  de  la  cordillera  hacia  el  norte,  se  vá 
á  Candarave  (capital  del  distrito  de  su  nombre), — T^a  jornada  es  lar 
ga,  penosa,  ¡jor  la  falda  de  la  cordillera,  sin  recursos;  y  debe  cumplirse 
antes  de  las  dos  de  la  tarde,  pnes  desde  esta  hora  cae,  todo  el  año, 
lluvia  ó  granizo,  ó  nevada.  El  qu  ;  da  estos  datos  salió  de  Ticaco,  en 
buena  muía,  á  las  dos  de  la  mañana  y  llegó  á  Candarave  á  Ui  una  del 
día.  — En  Candarave  no  luiy  liospederías;  pero  se  consigue  hos¡)edaje 
en  liabitaciones  particulares. 

I 'e  Candarave,  pasando  la  cordillera  del  Tacora,  se  puede  ir  á  Bo- 
livia,  ó  al  ('.ej)ariameiito  de  Puno  por  Pisacoma,  Ancomarca,  Desa 
guadero  ó  Juli. 

Las  bestias  (jue  se  consiguen  en  lio  no  son  aparentes  para  la  sie- 
rra; deben  combiarse  en  Moquegua  ó  en  Locnmba  ó  en  la  hacienda  To- 
masiri,  que  está  al  pie  de  Sama. 

Los  fletes  en  apariencia  no  son  subidos;  pero  el  fletador  exige 
siempre  ii'  como  guía,  ó  que  se  le  pague  por  regresar  sus  bestias. — Debe 
estimarse  como  precio  medio  diez  soles  por  bestia  de  lio  ó  de  Moque- 
gua á  Saín  1,  é  igual  flete  de  Sama  ó  Locuinba  á  Candarave. 

Para  ir  á  Ticaco  ó  Candarave  no  es  preciso  ir  por  Sama,  pues  se 
va  también  de  Locvimba  ])ov  los  pequeños  pueblos  de  Mira  ve,  Ilaba^'a 
y  Curibaya,  en  dos  jornadas. 


DE 

MOCHE   Y  CHANCHAN 


Kf,  ESTUDIO  DEL  DR.  líHLI';.  —  EL  IXTERKS  QUE  DESI'IKIÍTAN  XUIÍSTRAS 
RELIQUIAS  HISTÓRICAS. 

El  Dr.  Max  Uhle  que  desempeñara  con  tanta  contracción  la  jefatura 
del  Museo  Histórico  de  Lima,  habia  preparado  después  de  paciente  ín- 
vestigBción  por  la  zona  del  valle  de  Chicama,  un  estudio  de  las  famosas 
ruinas  que  se  ven  desparramadas  en  los  alrededores  de  Trujillo  y  que  se 
conocen  con  el  nombre  de  Ruinas  de  los  Chimús.  El  hermoso  estudio 
descriptivo  ha  visto  la  luz  en  Chile  en  los  primeros  meses  del  año,  y  á 
fin  de  darlo  á  conocer  en  el  Perú  ya  que  su  autor  lo  ha  publicado  en  ale- 
mán, nos  hemos  procurado  la  traducción  qué  hoy  publicamos. 

Siguiendo  su  acostumbrado  método,  Max  Uhle,  antes  de  la  descrip- 
ción ensa^'a  un  estudio  interpretativo  de  las  fuentes  históricas  monumen- 
tales, pero  tan  sintético  y  vago  que  por  más  esfuerzos  que  se  haga  para 
encontrar  verdaderas  conclusiones,  apenas  si  se  descubre  el  temor  que 
tiene  en  exponer  una  doctrina.  Por  lo  mismo  no  deja  de  incurrir  eñ  al- 
gunas inexactitudes,  v.  g.:  la  que  parece  descubrirse  en  la  suposición  de 
que  los  chimús,  más  que  descendientes  de  inmigrantes  extraños  llegados 
á  las  costas  peruanas  del  Norte  ó  del  Occidente,  son  descendientes  ó  nue- 
vos retoños  del  extinguido  imperio  aimará  de  Tiahuanaco;  asi  como  la 
inútil  rectificación  de  que  la  cultura  yunga  es  anterior  ó  más  elevada  que 
la  de  los  Incas;  lo  que  ya  es  un  lugar  como  arqueológico. 


H.  H.  Urteaga. 


LA5  RUINA5  DL  MOCHL 

I'OK  ]\í.  Unr.E 


Fifi.  IV-VI 

Eiiti't^  los  (líieifiil ps  elementos  cnltmiiles  de  l;i  antigiia  América, 
liay  pocos  cjiie  merezcan  tan  elevada  ¡loiideraciíni,  sci^ini  el  grado  de  sn 
desarrailo,  como  los  de  la  ciiltni'a  peruana:  uno  de  los  progresos  deesta  ci- 
vilización t'né  la  factui-a  (ie  los  linacos  policromos  y  figurados,  que  exis- 
lian  en  los  alredores  de  Trajillo  y  Chimbóte.  Colecciones  de  estos  hua- 
cos  ñguran  en  los  diferentes  museos  europeos  desde  hace  más  de  40  años, 
sin  (inehastahoy  luihiera  sido  posible  formar  unjnicio  exac  to  de  suorigeii 
étnico  y  del  estado  liistói'ico  que  les  corresponde  en  la  cultura  peruana, 
(E.  Seler,  pintui'as  de  liuacos  ])ernanos  en:  Rob.  Lehmonn-Nisclie,  Suma- 
rios de  las  conferencias.  Buenos  Aii-es.  1010.  resumen  No.  32.)  Corriente 
es  la  designación  de  tilt'((ren<i-chimú,  dada  á  estos  artefactos,  aunque  por 
(jarcilazo  y  otros  autores  tenemos  noticias  (¡ue  los  Incas  destruyeron  el 
imperio  de  los  chimús,  extendido  hacia  el  norte  de  la  costa  peruana.  (1) 
Según  otros  autores  resnltan  iguales  tales  huacos  policromos  de  edificios 
á  ItíS  de  épocas  posteriores,  los  cuales  se  atribu3'en  á  los  Incas.  El  desa- 
rrollo artístico  de  los  productos  era  tan  grande  que  indujo  á  los  grandes 
sabios  á  declarar  el  período  de  elaboración  de  estos  objetos  como  el  fin 
de  la  cultura  peruana,  y  de  allí  lao[)inión  de  que  campos  con  alfarería  de 
un  tipo  más  sensillo,  son  más  antiguos  que  otros,  en  los  cuales  la  forma 


Plano  de  las  ruinas. 


(1)  Sin  enibavfio  la  de.«'gna-;-ión  no  i^s  flcfwtnosa,  snpnpsto  que  la  más  perfecta 
alfarería  con-e^ponile  á  la  éi)Cca  de  la  dominación  de  l().s  ynngiiscljinuas  ynóálaincáica. 
—Nota  del  Ti-adnctor. 


V  (IiM'oi'iii (ii  ;i i1  ist ico  (le  los  Inuu'os  ofrece  mi  (lesiiiTollo  más  elevairo'.. 
(\  éfisi-  ¡Inllclca.  Algunos  resultiulos  de  exploraciones  antropológicas  re- 
cién luH-iias  en  el  Perú,  en:  Siniilison.  Misuell.  Coll.  tomo  5G.  No  16,  p.. 
it-lO.) 

K\\  Pacliacamac  no  hay  objetos  repi'esentativos  de  esta  rica  cerámi- 
ca colorada.  S.c  apercibe  solamente,  que  después  del  fin  de  la  cultura 
de  Tiahuanaco  la  alfarería  de  esta  región  ofreiv  tipos  nuevíjs,  (;ue  tienen 
seguramente  la  procedencia  yunga  y  en  las  cuales  Heguraniente  la  iíifluen- 
l  ia  de  la  cultura.de  las  naciones  de  la  costa/  ganó  eji  influencia.  Al  fin 
del  desarrollo  histórico  se  mezclan  en  Pachacamac  tipos  ineáicos  con 
liuacos  negros  como  los  hay  en  todo  el  norte  de  la  costa  peruana,  lo  que- 
seguramente  ha  dado  lugar  á  (pie  se  sostenga  que  en  los  tiempos  poste- 
riores al  periodo  de  Tiahuanaco,  pueblos  asiáticos  desembaTcaron  en  la 
costa  peruana  septentrional  ejerciendo  de  una  parte  influencia  sobre  las 
demás  culturas  del  Perú  por  medio  de  lutevas  ideas,  y  de  otra  paite  de- 
sarrollando toda  la  rica  exhuberancia  de  la  ciiltura  chimú  en  el  norte  de- 
la  costa  peruana.  (Max  Schmidt,  representaciones  escénicas.  Véase  ar- 
chivo Bassler,  1910,  1",  p.  2,  1(),¿Í2  etc.,  en  el  n:iismo:  Antiguos  tejidos 
j^eruanos:  en:  R.  Lehman-Nisch.  sumario  >  etc.,  i'esumen  No.  49)-.  Como  si 
se  puflieran  sentar  tan  fácilmente  teorías  sobre  la  imnigración  de  nuevos 
¡)ueblos  en  un  país,  antes  de  explotar  cientíñcamente  todas  las  posibilida- 
des históricas.  (1) 

Tales  son  en  general  las  opiniones  de  los  que  creen  que  los  huacos- 
/>o/.',-r(-i77209  de  l'rujilloy  Chimbóte  marcan  el  completo  desarrollo  de '  la 
antigua  alfarería  peruana. 

Aún  ha}'  má,s;  un  nuevo  ex[>lorador  de  tesoros,  de  cuyos  buenos  re- 
sultados en  el  valle  de  Chicama  se  hablaba  mucluj  en  los  periódicos  lon- 
dinenses de  los  últimas  años:  sin  tener  en  cuenta  datos  y  hechos  histó- 
ricos de  gran  valor  y  como  es  fácil   para  él  dar.  burlándose  de  toda  cro- 


Oti-o  as|):M-i,)  (!;■  laf.  ruinas 


(1)  Solo  (jue  la  única  posibilidad  histórica  rei)osa  hasta-  hoy  únicameiite  en  el  de- 
sarrollo (1<^  estas  aiiti<>nas  culturas,  dci  ivándolas  de  antiquísimas  inmigraciones  del 
noi-te  de  América  ó  del  sin-  del  Asia. — Síota  de!  Traductor, 


—  T)í)  — 


Yiiolog'ia,  (la  para  es'tas  alfarerías  coloradas  una  edad  de  7(J(X)  años,  más  ó 
monos.  (M^'riug,  Una  civilización  maravillosa  antes  de  7(J00  años,  en: 
The  lllustrated  London  News,  diciembre,  4,  líH)!),  p.  80).  Opinión  insuí'i- 
'cieute  y  anticientífica. 

Ya  he  dado  en  la  «Industria»  de  Triijillo,  el  l'i  de  mayo  de  IIKX),  nn 
resumen  de  los  resaltados  de  mis  exploraciones  de  Moche,  tnaiiifestando 
([ue  las  conocidas  «Ruinas  de  Moche»,  el  Templo  del  Sol  y  la  Huaca  de 
II  i  Luna  no  son.  como  se  creía  hasta  ahora,  obras  incaicas,  obras  monu- 
mentales anteriores  en  muchos  años  no  solo  á  la  fundación  del  imperio,  si- 
nó  que  se  remonta  á  uaucho  antes  del  -establecimiento, no  digo  de  los  Incas, 
sino  de  los  constructores  de  Tiahuanaco.  Los  '  huacos  policromos  como 
productos  contemporáneos  de  la  cultura  que  producía  aquellas  construc- 
.-ciones,  son,  igualmente  de  data  más  antigua  que  la  época  de  Tiahuanaco. 
Ellos  indican  la  forma  más  remota  de  la  «cultura  d-e  los  hombres  que  ha- 
bitaron eia  los  alrededores  del  Trupllo  que  •conocemos.  De  aquí  la  pru- 
dencia que  hay  que  tener  eu  afirmar  ([ue  sea  de  procedencia  netamente 
•chimú,  porque  parece  bien  dudoso. 

Porque,  asi  como  los  Incas  no  residieron  más  de  30Ü  á  400  años  en 
el  Cuzco,  asi  íambien  los.chimús  quizás  si  sol-o  residi'e'roñ  em  la  costa  cor- 
ios  años  antes  de  Iop  Incas  y  no  railes  de  años,  como  se  asegura. 

Por  eso  es  más  prudente  llamar  á  esa  rica  alfarería  proto-chimú,  con 
cuya  palabra  qaeda  seña'ada  la  correspondencia  local  y  la  ascendencia 
.general  de  la  cultura  de  [oí^  últimos  chimús,  pero  la  relación  de  la  cultu-  ' 
ra  eii  general  parece  más  débil,  y  al  mismo  tiempo  que  se  renuncia  á  la 
identidad  del  tiempo,  hay  pue  renunciar  al  sostenimiento  de  la  soberanía 
«■^himú  en  los  valles  de  Trujillo, 


FIO.  1— LAS  RUINAS  DE  MOCHE 


D,  Huaca  del  Sol;  E,  huaca  de  la  Luna;  A.  B.  C.  puiltos  de  triangu^ 
lación;  a,  b,  c,  d,  cementerios;  e,  varias  tumbas;  f,  sitio  de  fosas  antiguas- 
ahora  ya  destruidas  g,  h,  algunas  pocas  tumbas,  encontradas,  inexplora' 


—  ()()  — 


das;  i,  íVagiiuMitos  de  alfarería  negra  en  la  superficie;  k  fragmentos  de 
alfarería  colorada  en  la  superficie;  1,  rastros  de  antiguos  talleres;  in.  pe- 
queñas colinas,  ruinas  de  casas;  n,  parte  dé  la  liuaca  del  Sol,  ai'i'ancada 
por  el  rio;  o,  terraza. 

*  * 

De  las  ruinas  del  valle  de  Trujillo  son,  como  se  sabe,  dos  las  inás 
notables,  las  ruinas  de  Cliauchán  y  las  de  Moche.  Aunque  tengo  la  opi- 
nión de  que  ambos  grupos  tengan  u  la  historia  análoga,  su  aspecto  es, 
como  también  la  clase  de  sus  restos  principales,  pei'féctamente  diferente. 
Las  ruinas  de  Clianchán  se  extienden  ahora  como  una  gran  ciudad  en  el 
llano.  Son  construidas  en  su  mayor  parte  de  tapias,  edificios  y  murallas, 
hechas  en  el  mismo  sitio  con  cemento  de  barro.  En  los  campos  fúnebres 
predomina — y  se  encuentra  sólo  el  tipo  de  los  huacos  negros,  (jne  forma 
el  carácter  de  los  nuevos  campos  fúnebres  de  Pacluicamae.. 

En  las  ruinas  de  Moche  (íig.  1)  existen  en  lo  más  importante,  dos  mo- 
numentales obras,  regularmente  conservadas,  por  sólidas  y  grandes  ta- 
pias. El  tipo  de  la  cerámica  predominante  en  los  campos  fúnebres  es  el 
de  los  figurados  huacos  policromos. 

En  efecto  se  encuentran  también  huacos  negros  como  son  típicos 
para  Chancháu  en  campos  fúnebres  aislados  (fig.  1,  c,  d,);  pero  estos 
campos  están  pocos  extendidos,  su  contenido  es  poco  importante,  y  ante 
todo  el  punto  de  vista  local,  es  inconexo  con  las  grandes  obras  monu- 
mentales. 

Una  sola  estimación  comparativa  sobre  las  ruinas  de  Clianchán  y 
Moche  impone  la  opinión  que,  aún  cuando  su  curso  histórico  en  general 
era  paralelo  y  común,  las  ruinas  de  Moche  tenian  en  lo  especial  su  im- 
portancia histórica,  predominante  en  otro  tiempo,  sobre  aquellas  de 
Chanchán,  capital  conocida  de  los  chimús. 

Como  se  vé  en  el  plano,  los  dos  edificios,  la  Huaca  del  Sol  y  la  Hua- 
ca  de  la  Luna,  (fig.  1,  E.  D.)  limitan  \m  pequeño  llano  cerca  de  800  me- 
tros de  largo  y  500  de  ancho  de  la  ribera  izquierda  del  rio  Moche,  entre 
la  ribez'a  y  el  Cerro  Blanco,  un  cerro  cónico  de  una  altura  de  300  metros. 
La  Huaca  de  la  Luna  está  sitnada  cerca  de  la  base  de  este  cerro  paTticuIar, 
directamente  bajo  su  cumbre;  la  Huaca  del  Sol  en  la  otra  orilla  del  llano, 
cuyas  espaldas  se  apoyan  contra  la  hondonada  que  en  el  tiempo  de  lluvia 
está  varias  veces  inundada  por  el  río  creciente  de  Moche.  Ambas  obras 
monumentales  como  correspondientes  una  á  otra,  vuelven  sus  fachadas 
ima  hacia  la  otra.  Enti-e  ellas  deben  haber  existido  la  antigua  ciudad  de 
casitas  y  chozas,  lo  (pie  atestiguan  todavía  algunas  elevaciones  que  escon- 
den muros  de  casas. 

Ambas  obras,  la  Huaca  del  Sol  y  la  Huaca  de  la  Luna,  son  idénti- 
cas en  su  plano  principal.  Ambas  tienen  sus  lechos  de  grandes  la- 
drillos de  tapia.    Ambas  forman  en  lo  principal  altas  terrazas,  cerca- 


'ílas  de  escaioiKís  de  3  m.  á  3.50  uk  de  alto  y  dos  metros  de  aiicVio.  La 
Huaca  de  la  Luna  (tig,  2)  no  tenía  mas  (¡ue  uwa  planicie  de  80  m.  de  lar- 
,go  y  (50  m.  de  ancho,  elevada  cerca  21  m.  sobre  el  llano  de  la  comarca. 
Jjas  (\  filas  de  escalones  cercándola,  rodean  s^olamente  tres  de  sus  lados, 
porciue  el  lado  de  espalda-,  junto  á  B,  se  pierde  en  la  subida  del  cerro. 
Ku  higar  de  eso  e.staba  })ertreckada  en  todo  tiempo  por  edificif)s  anejos 
•detrás  y  aü  norte  (O  2).  La  parte  posterior  de  la  planicie  (A)  fué  desti'ui- 
da  por  paites  en  siglos  ¡interiores  por  explotadores  de  tesoros,  de  mane- 
ra (]ue  no  se  muestra  hoy  seguramente  en  su  forma  originaria. 

La  kuaca  del  Sol  (fig.  3) 
•está  todavía  nnís  destruida  qu'e 
la  oti-a.  El  rio  ha  arrancado  en 
■siglos  anteriores  todo  el  lado 
K>cidental  y  el  centro';  no  existe 
anas  que  la  fachada  meiidional 
y  oriental,  y  al  pai^cer  la  ma- 
yor parte  de  la  planicie  seten- 
trional  (B). 

Basta  esto  para  dar  al  ob- 
servador una  perfecta  impre- 
sión de  la  antigua  majestad  de 
la  obra,  por  el  sur  y  este:  en  el 
extremo  setentrional  se  vé  una 

calzada  (A)  de  cerca  de  90  m  ^  ,  ,  t 

,     ,  ,  ,  iM<í.  2  Huaca  de  la  Luna 

de  largo  y  o  m  de  ancho,  que 

servía  al  parecer  como  entrada  al  edificio.  El  resto  de  |la  construcció- 
forma  una  mesa  con  una  alta  pirámide  puesta  encima  (E),  que  coronaba 
la  parte  meridional  de  toda  la  obra  en  el  sur  (C)  con  una  anchura  de  13(5  m, 

con  228  m  de  largo  (B,  C),  y  18  de 
alto.  Los  lados  estaban  cercados 
con  cinco  escalones  de  más  de  3  m 
de  altura  y  2  m  de  ancho.  La  pi- 
rámide puesta  encima  (E)  con  cei"' 
ca  de  1(33  m  de  largo,  cercados  en 
todos  los  lados  por  siete  escalones 
iguales,  superaba  la  superficie  por 
23  m.  Por  eso  es  esta  obra  de  una 
altura  de  más  de  40  m,,  la  más  no- 
table en  el  Perú  en  los  tiempos 
anteriores  del  coloniaje.  Parece 
que  la  altura  de  la  pirámide  en  el 
lado  oriental  ha  quedado  perféc- 
tamence  conservada.  Pero  la  planta 
completa  es  imaginaria  y  se  obtie- 
ne solamente  por  la  observación 


Fiíí-.  3  Huaca  del  Sol 
A.  Calzada  de'  Ciuiiino  antiguo;  B,  planicie  se- 
tentriciial;  E.  i)ii  áuiide;  b,  i'auiino  antiguo 
cercado;  parte  occidental  de  la  tl.iaca 
anaiicada  por  el  rio;  q,  cumbre  de  la  pirámide 
t,  entrada  nueva  á  la  planicie. 


—  f)2  — 


Fifi'.  4  1  Inac.-idcl  So],  vi.sla  del  v'n 


de  las  reglas  seguidas  en  ¡a  construccióii  general.  La  base  ]iarpc(>  cuadrada 
como  está  indicada  cu  d  plauo  (cerca  de  u.  Entonces  se  liabi'á  pre- 
sentado en  el  oeste  una  tcii-aza  poco  levantada,  de  la  cual  liay  un  resto 
separado  adjunto  á  ]). 

La  pirámide  está  puesta  en- 
cima de  la  planicie  tle  manera 
(jue  la  separa  en  dos.  muí  más 
grande  (B)  por  el  iu)rte  _v  otra  uu'is 
pequeña  (C)  por  el  sur.  Asi  llega- 
mos á  una  terraza  ijue  tiene  en 
general  el  carácter  do  las  pirámi- 
des en  las  obras  de  Co]iáu  en  Gua- 
temala 3^  Monte  Albán  en  México. 
En  todo  caso  la  })lanta  es  en  gene- 
ral más  parecida  á  éstas  que  á  l^s 
pirámides  de  tem[)los  incaicos  como  en  Fachacamac,  cuyos  escalones  en 
la  pirámide  están  alargados  á  terrazas  anchas,  ocni)a(las  con  casas,  (1) 

La  obra  monumental  tiene  todavía  \\i>\  una  ]H!.'<ición  espléndida 
pues  de  ella  se  contempla  un  horizonte  aniplisiuio  snbi'e.el.  país  y  hasta 

hacia  el  mar.  Por  el  este  del  lado 
del  rio,  la  obia  (lig.  4)  parece  de 
.-~,;ggga.  forme  y  lo  más  insignificante  por 

efecto  de  la  destrucción.  Ya  l)ieu 
difei'eute  es  la  vista  del  lado  es- 
trecho en  si  sui-  (Hg.  5)  aim  cuan- 
do aqui  la  impresión  está  perjudi- 
cada píu-  el  derrumbamiento  de  la 
Fig.  5  Huaca  dt-l  Sol  (Lado  pstrwlio  del  sai  )   gradación  de  la  planicie. 

La  vista  de  la  larga  fachada  en  el  estenos  da  una  impresión  aproxi- 
madamente completa  de  la  antigua  grandeza  aunque  tamlnéu  esta  huaca, 
está  ya  bastante  perjudicada  por  derrumbamientos.  Véase  fig.  V,  íig.  a, 
desde  el  centro  del  llano,  (¡ue  según  las  apariencias  fm-nraba  antes  el  te- 
rreno de  la  antigua  ciudad. 

Fig.  7  es  la  -v-ista  sobre  la  terraza  (fig.  ;^  c  cuyo  altn  es  de  18.  que 
limita  la  pirámide  en  su  extremo  meridional.  Más  allá  sobre  el  llano  la 
vista  del  observador  encuentra  más  atrás  la  Huaca  de  la  Luna  (>-<"'ig.  E), 
en  su  espalda  la  alta.cumbre  del  Ce.rro  Blanco.    En  la  fig.  8  se  ve  la  pi- 


[1]  No  libre  todavía  de  prejuicios  Max  Uhle,  se  esfuerza  sin  fniidaiiiento,  en  sos- 
tener qne  las  construcciones  incaicas  son  y)ii  iunidales  [estilo  -asirio]  miando  no  i)t)dria 
citar  una  sola  construcción  délas  atribuidas  á  los  incas  (jue  acusara  semejante  estilo. 
El  estudio  vuelve  á  sostenei-  el  erroi-  ai)untado  al  decir  "las  ])irániides  incaicas";  pero 
semejante  eri-or  es  sostenido  por  Uhle  para  ser  consecuente  con  su  teoría  (más  que  de.s- 
cubrimiento)  de  que  el  templo  ó  santuario  de  Pachacamac  en  Lurín.  de  forma  pirami- 
dal, fué  templo  del  Sol  elevado  pf)r  los  incas.  Aseveración  de  una  falsedad  probada 
hasta  la  evidencia.  Nota  del  Traductor. 


—  63 


rain  ule  {U^. 


.'í.  10)  cMi    SU  coinpli  lii   <j;fii lulezíi  desde    hi  Icvraza  meridional 


Fisi'.  7  I'vXtri'iiio  iii 'l  iilioiia 


la  Hiiaca  de 


La  i'i'(_'e[)eión  del  [ilaud  de  las  riiinas  no  ^M■a  solaiiienle  la  mitad  de 
Li  tarea.  l-icf>i'esaiido  al  croiiuis  total  (Üü;.  1)  de  las  luinas  cada  viajero 
percibe  inst.viitiVneainente  lo  (jiie  li  ly  en  el  pie  arenoso  del  Cerro  Blanco, 
un  campo  de  cementerio,  ext endién  lose  por  el  noi-te.  el  sur  3'  deti'ás  de 
la  Huacd  di'  la  Luna,  cuyo  laro-o  es  de  1  km.  (h,  1).  f).  y  se  conoce  ])or  ios 
miles  de  añicos  de  arletactos  y  vaso.s  fúnebres  (pie  iuin  (]uedado.  des- 
[)ués  de  la  destrucción  de  las  tumbas 

Todas  estas  tumbas, con  excep 
cióiide  dos  ó  tres  eii  la  parte  nieri- 
dio  nal  del  campo  (fig.  1,  cerca  de 
i.)  son  de  la  cerámica  de  los  hita- 
cos  con  figuras  policromas. 

En  estos  tiempos  no  ha  que- 
dado casi  nada  (pie  pudiera. ser  ex- 
cavado. En  medio  del  llano  (íig.  1, 
c)  había  un  pecpieño  cementerio, 
con  alíareiía  negra  semejante  á  la 
de  Pachacamae,  que  había  sido 
excavado  en  1898  ó  1899,  pocos 
meses  antes  de  mi  llegada  v  de 
^"  las-cua,les  no  había  nada  más  que 
unos  restos  de  haacos  negi'os  colocados  al  rededor.  Otro  cementerio  pa- 
recido (fig.  1,  d)  he  abierto  en  una  distancia  de  cerca  de  150  m  al  sur  de 
hi  Huaca  del  Sol,  escondido  entre  matorral:  encontré  aquí  iguales  huaccs 
negros  mezclados  con  huacos  incaicos  (Fig.  IV,  A),  (|ue  casi  designaba  el 
cementerio  como  perteneciente  al  último  período  del  valle.  Pero  auinjue 
está  bien  anotado,  en  estos  cementerios  con  huacos  negros  no  había  un 
solo  huaco  policromo.  Estos  per- 
tenecieron entonces  á  otro  tiem-  ^'  '  " 
po,  y,  aunque  estos  se  confunden 
en  muchas  obras  de  viajes  con  la 
cerámica  policroma  (V.  G,  Squier 
Perú.  Nueva  York.  1877,  p.  170- 
192,  F.  W.  Mitendorf,  II,  p.  391 
etc):  ha}'  que  advertir  qi;e.  crono- 
lógicaiñente,  son  perfectamente 
separados. 

Naturalmente  no  pude  consi- 
derar mi  tarea  como  terminada 
con  estas  observaciones  y  descu- 
brimientos. Yo  necesitaba  pruebas  más  precisas  para  indicar  la  edad 
de  la  construcción  de  ambos  monumentos,  me  era  indis]iensablo  estudiar 
cementerios  en  su  mismo  sitio,  y  espe(\.d  n-ii!e  lenia  ¡[ue  encontrar  ar- 


Fi.i;-.  .S  L-i  |)ir,'i  iii  1  •  \  i.^fa  di-  la  t;-rra/.a 


~-  (U  - 


gumentos  más  detallados,  no  sólo  sohrf  hi  edad  relativa  de  las  diterervfef* 
épocas,  sino,  también  sobre  las  relaciones  de  cultura  que  tenia  que  haber 
hibido  directamente  entre  las  diferentes  época*  encojitradas  y  los  monu- 
mentos existentes. 

Con  este  fin  hice  con  buen  éxito  las  exc;iv;ici(Mics  en  el  ]ñé  occiden- 
tal de  hi  Hunca  de  l;i  I -una  (fifi'.  1.  a),  en  la  ten-aza  meridional  del 
Templo  del  Sol  [tiji".  3,  o]  y  una  excavación  pL^c^iieña  ¡¡ero  inijKjrtante- 
cero.i  del  extremo  setentrional  de  la  Huaci del  Sol  (tiír.  le). 

A  mi  iw^  pai'ece  (]ne,  por  midió  de  estas  exeavacíiones,  he  denn)s- 
trado  perfe<íta,ment^  que  los  dos  monumentos  traen  .su  (>r¡<fen  di'  hi 
ép:)ca  de  la  cerámica  policroma,  que  este  tiempo  es  auteriory  ])erfecta- 
niente  independiente  de  la  é[)oea  (ie  Tiahuanaco  y  (]ue  el  uso  de  los  mo- 
numentos para  el  culto,  después  de  terminar  con  los  iñltinios  dias  de 
la  época  más  antigua  "ii  la  Huaca  de  la  Luna,  se<iuía  todavía,  largo- 
tiempo  en  la  Huacal  del  Sol.  Al  contrario  no  se  usaba,  para,  el  cultO' 
ninguno  de  and)o.s  monumentos  en  el  propio  i>eriodo  de  h>s  chimús  coií 
los  c(3nocidos  huacos  negros  [Fig  IV.  .V,]  y  menos  toda  vía  en  el  tiem- 
.po  de  los  Incas.  Igualmente  estab  'i  ou  "sto  fu  >ra de  duda  que  tales- 
monumentos  tuvieran  su  oi  igen  en  la  época  de  los  Incas. 

\  la  punta  del  ])ié  de  la  Hua- 
ra  de  la  l  una  (tig.  j.  a)  sigue  el 
terreno  llano  regular  con  mía  in- 
clinación pe(]ueña  (Véase  el  i)erfll, 
flg.  IC).  Los  hechos  recientes  que 
se  encnentian  alia  (b-f),  á  la  al- 
tura de2  á  3m,  cubren  un  cemen- 
terio antiguo  (a)  cuya  superficie 
era  de  poca  inclinacié>n  en  la  di- 
rección frente  del  temjjlo.  y  allá. 
hal)ía.  cei-ca  de  2ni  bajo  déla,  tie- 
rra, originaria,  hoy  4  ó  5m.  tum- 
bas intactas  que  abrí  i)rÍTnero  y 
que  correspondían  con  su  exce- 
lente contenido  á  las  tumbas  des- 
truidas {fig.  I;  b.f)  si  no  eran  de 
.superior  calidad. 

Como  se  ve  en  la  ])lanta.  se 
levanta  el  pié  de  la  huaca,  edifica- 
da de  tapia  poi-  delante,  y  inás 
allá  se  encontraba  un  sitio  como 
un  euartito  (véa.se  el  espacio  a- 
bajo  de  a),  cantidad  de  carracas 
_v  botutos  muñecos  de  arcilla,  con 
el  esti'o  de  i,i  é"oca  p'u-  |)arte.s 
provistos  co)i  silba  tos  (rig.  V.fig. 
e),  que  indican  relaciones  ínti- 
mas entre  estos  juguetes  y  los  fundamentos  del  templo.  Probablemente 
eran  sacrificios  correspondientes  á  la  fundacié)n  del  templo.  Si  uno 


|iHi  lilcs  lie  la  puTita  (1(^1  jiié  (te  hi 
Hiiaca  (le  la  Lima 


qiiisicMa  (liulat-  de  la  identidad  del  periodo  entre  estas  casas  y  el  edifi- 
cio, lo  c|uc  está  hoy  fuera  de  duda,  entonces  señalarían  por  lo  ineno.s 
un  dato  "ante  quod"— anterior  al  templo.  Hablando  con  otras  pala- 
bras,. se<>-ún  estas  casas  encontradas  sería  solamente  el  temj)lo  más 
anti<i-uo  que  acjuellas  casas.  Pero  como  ya,  he  dicho,  hoy  está  directa- 
mente comprobada  la  Cv.ad  exacta  por  medio  de  lo  encontrado.  En  el 
campo  al  pié  de  l'i  luiaca  fueron  abiertas  37  sepulturas.  K\  cementerio 
(cro(|uis  tif^-.  11)  se  extendía  á  14m  de  ancho  y  28m  de  lar<i:o  enire  la 
huaca  y  la  ruina  de  una  casa  situada  más  adelante,  fias  tumbas,  en- 
contradas 4-  ó  5m  bajo  de  la  superficieactual.  estal)an  por  partes  i)ues- 
tas  en  la  arena  e>)mo  nidos,  por  partes  edificadas  de  ladrillos  como 
sarcóf  igos  parecidos  á  la  huaca.  I'ero  estos  sarcófaft-os  cuyo  larg-o 

cía  de  3m,  de  anclio  de  1-1  l|2de 
alto  de  Im  (fip,-.  12)  no  sei'vían 
á  rnuei'tos  colocados  horizontal- 
mente,  sino  re]jresentaban  celdas, 
en  las  cuales  uno  ó  varif)s  muer- 
tos— quizas  con  mujeres  y  niños — 
estaban  sentados  con  añadidura 
,  ,    I'  'í^-  de  al<?mios  cráneos  de  esclavos  v 

íiuaoM';;"^  lÍ"  llanms  sacrificadas  rodeados  de 

sus  huacos  y  tal  vez  con  otro  ajuar. 
(Cerca  de  San  Ag;istia  en  Colombia  se  ha  encontrado  parecidas  tumbas 
como  sarcófagos,  que  hay  que  explicar  de  una  manera  idéntica:  en  Theod 
Stopel,  congreso  Améric. — London), 

Muchas  sepulturas  contenían  añadiduras  de  adornos  de  oro  y  otras 
cosas  más.  Las  sepulturas  del  tipo  sarcófago  estaban  cubiertas  con  pa- 
los de  caña  gruesa  y  ladrillos.  En  varias  tumbas  de  esta  clase  habían 
techos  hundidos  por  el  peso  de  la  parte  de  arriba,  que  habían  destruido 
los  muchos  huacos  irnos  sobre  otros.  Desgraciadamente  no  puedo  pu- 
blicar aquí  fotografías  de  las  series  innumerables  de  bonitas  junturas  que 
están  desde  la  transición  en  el  Museo  de  California  fuera  de  mi  disposi- 
ción. Pero  puedo  presentar  algunos  tipos,  en  los  cuales  se  aprecia  la  le- 
gitimidad del  carácter  de  las  añadiduras,  encontradas  en  estas  sepultu- 
ras (fig.  IV,  b).  El  pequeño  objeto  en  l  i  primera  fila  que  parece  nácar, 
hace  una  impresión  particularmente  moderna  ó  europea.  Pero  este  ob- 
jeto era  uno  de  los  juguetes  encontrados  en  una  celda  hundida  en  el  án- 
gulo interior  del  campo,  inmediato  á  los  fundamentos  del  edificio,  de  ma- 
nera que  la  suposición  de  la  existencia  de  un  influjo  europeo  queda  ex- 
cluida. El  segundo  huaco  de  la  primera  fila  representando  mi  cóndor, 
que  roba  á  un  hombre,  es  huaco  negro  pero  por  su  estilo  fino  fácilmente 
se  puede  distinguir  de  todos  los  huaco-i  u;^gros  qn?  representan  el  tipo 
de  la  última  época.  Había  siempre  hu  i-o  í  negros  entre  las  añadiduras 
de  este  campo,  pero  son  relativamente  pocos  y  para  el  caso  su  color  no 
indica  nada  el  origen  de  esa  época,  lo  manifiesta  con  más  claridad  su  es- 
tilo.   Así  está  excluida  una  mezcla  de  las  épocas.    Además  señalo  aquí 


tin'm'as  raras  barlni(l;i.s  (fio-,  TV,  u)  (¡ue  se  eiicoiil  i-al>:ui  también  en  esTa 
campo,  igualmente  el  niedalión  de  dio,  encoiit ra/do  en  la  Unaca  del  Solí 
y  r.ipresentado  ;i(]ní  al  i'evps.  IVro  testas  ultimase-osas  son  siniinlaii- 
dajlcs  que  no  tienen  iniiclia  ini])()rtancic  para  la,  cronolo.ííía.  Mas  vale 
Otra,  importante  que  ten.uo  (piecit;ir.  ICii  el  ornamen  tode  la  cua  rta  tima- 
ra t^n  la  se<i'nn(la  fila  y  la  ornamentación  del  costal  encima  de  la.  llama,, 
tienen  las  bestias  la  cabeza  trian<i-nlar,  que  seencuentran  tamlñen  en  te- 
jidos, ciut^  no  son  del  tipode  Tiabna  naco,  (pie  hay  en  el  lecho  inferior  del 
cementerio  de  I'achacamac,  y  (pie  parece  Iriber  sido  es[)eí'iabnente  ca- 
i'actei-ístico  para  la.  anti<>aia  cultura  de  Nin-ería.  ó  I*roto-Lima.  (Ulde- 
de  las  culturas  ])rimuivas  de  los  abededoies  de  Lima  p.  367--S98;  fifi'. 
17a,  y  18a,  oti'os  empleos  en  el  IMu.^eo  de  liima>.  Asi  pues  tenemo!=i  un 
apoyo  pa ra  determinar  una  edt'id  relativa,  al  camj^o  del  cementerio. 
He  estos  ornamentos  se  encuentran  al<iunas  veces  en  la  misma  épcjca  y 
estos  indican  la  proximidad  del  tiempo,  en  el  cual  se  encuentra  la  cul- 
tura  (le  esta  época  en  relación  á  i  lempos  mas  autiuuosde  los  alrede- 
dores de  Lima.  Al  contrario  faltan  entre  los  hallaz<>'os  relaciones  sobre 
la  cultura  de  Tiahuanaco,  lo  (]ue  exiji'e  mucha  atención,  si  considera- 
rnos cuan  grande  era  el  éxito  de  la  cultura  de  Tiahuauaco  por  toda.s- 
partes  donde  extendií)  su  civilizaci(>n. 

Ln  la  cultura  del  (íemeuterio  teueui  >.■;  una  señal  del  tiempo  en  que 
la  Huaca  de  la.  Luna  debió  ser  constrnubi.  1-os  h  ill  izgos  hechos  en  los 
últimos  años  por  un  abo.>-ado  de  Trujillo  que  entró  por  un;i  (>-alena  en 
el  interior  de  los  fundamentos,  prueban  la  existencia  de  la  huaca,,  obra 
de  la  misma  época;  en  este  sitio  enconti-í')  objetos  de  cobre  y  huaco!^ 
id(^nticos  á  los  de  los  incas.  (Quisiera prcveer  un  error.  E\  encuentro  de 
tales  objetos,  junto  con  huesos  de  hombres,  no  |)ruel3a  que  la  huaca 
era  un  "bnrial  niound"  (cementerio;i  AHRDLICKA  ]).  8)Kn  el  Perú  se 
celebrí")  cada  constru(X'i(')n  por  un  sacrificio  hasta  sacrificio  d^'  hom- 
bres, f]ne  fueron  entei-rados  bajo  de  los  fundamentos.  La  fundaci(')n 
como '"burial  mound"  cambia  el  problema  de  su  destino  é  importan- 
cia de  una  antig-ua  obra  percana.  Un  templo  bajo  del  cual  se  encuen- 
tran sepulturas  de  hombres  no  es  i)oresto  "burialmound"  conu)  tam- 
poco se  puede  decir  que  cuando  una  terraza  está  asegurada  por  treK 
lados,  es  una  fortaleza,  esto  es  lo  que  se  ha  querido  manifestar  con  la 
Huaca  de  la  Luna,.  (Sqnier,  ]).  130). 

p]l  resultado  de  las  escavaciones  en  la  lluaca  de  la  Lunaespnes  su 
construcci(')n  de  una  época  de  una,  cultura  indígena  con  huncos  polícro- 
mos, pero  perfectamente  íntegro  de  la  cultur;i  de  Tiuhuanaco,  contem- 
poráneo según  su  semejanza  con  la  cultura  mas  antigua  del  valle  de  Li- 
ma. Entre  los  hallazgos  del  campo  fúnebre  de  Nieveríaenel  valle  de  Li- 
ma tenemos  también  algunos  huacos  que  yo  presentaba  en  Viena,  los 
cuales  si  no  fuera  por  los  colores,  pudieran  tener  su  origen  de  aquel 
cainjio  fúnebre  [Informe  del  Congreso  XVI  de  América,  Viena  1908,  p. 
361.)  Pero  si  tienen  colores  del  tipo  de  Nievería,  deben  proceder  de 
donde  fuenni  encontrados,  y  la  analogía  de  su  forma  prueba  la  analo- 
gía crouol(')gica  de  Ir  época. 

Seria  temerario  sui)oner  que  la  Huaca  del  Sol  i)roceda  de  otra  época 


—  '(57  — 


<(|in'  la  Iluaca  de  la  Luna,  i;\n  semejante  en  ia  construcción  aun  cuando 
anas  grande  y  superior  por  la  pirVuiiide  puesta  encima  por  la  gran  plani- 
•<-ie.  En  el  cuso  de  (]«e  las  doy  obras  estuviesen  construidas  una  después 
•de  otra  y  no  en  el  misino  liempo,  sería  mas  razonable  manifestar  la  Hua- 
ea  de  la  Luna  como  obra  anterior  y  no  posterior,  por  sus  propoix-iones 
mas  pe(iueíiíis,  su  situaeión  notable  bajo  el  Cerro  Blanco  y  la  impoi  tan- 
eia  sobresaliente  de  su  culto. 

Por  eso  son  mis  encuentros  en  la  planicie  meridional  de  la  Huaca  > 
del  8ol  tan  notables  (fig.  3,  c.;-  vista:  íig.  7.) 

La  planicie  jueridional  de  la  líuaca  del  Sol  tiene  139  m.  de  largc  y 
"2!)  de  ancho.  Diierente  de  la  terraza  seténtrional  (fig.  -B,  b),  peix>  semejai  - 
te  el  cementerio  de  la  primera  tenaza  incaica  en  el  sur  del  templo  de 
Pacliacixmac,  íbrma  en  su  lecho  superior,  grueso  de  8()  cm,  una  cama  de  : 
tierra  floja,   sostenida  por  las  tapias  del  n  argén,  y  representaba  un; 
eementerio  extenso.    En  la  superficie  se  aperciben  pocos  rastros  pero  • 
excavando,  se  ve  el  terreno,  como  es  natural  en  semejantes  casos,  llenos, 
de  restos  de  tejidos,  hilos,  cauas,  parte  de  huesos  humanos  y  animales:  y  . 
cantidad  de  fragmentos  de  huacos  3'  otros  objetos  de  arcilla.  Igualmeii-: 
te  se  encuentran  en  la  tierra  miles  de  fragmentos  de  cornetas  de  arcilla 
en  forma  de  cuerno  ó  (  oucha,  lo  que  hace    una  impresión  particular  eu 
un  sitio  seguramente  antes  consagrado. 

Todas  hasta  la  iiltima  sepnh  ' 
tura  están  destruidas  y  parece 
•  pie  hace  largo  tiempo  había  ijuf 
estudiar  la  antigua  historia  del 
canjpo  fúnebre  solamente  per  ¡os 
ii  agmenlos.  Poco  después  encon- 
tié  algunas  sepmltuias  intactas,  y 
unas  veces  hasta  ccnsl i r.ccioiies 
con  ladiillos  edificadas  de  allañi- 
I  ía.  de  terrazas  cuyas  plantas  es- 
taban escondidas  bajo  los  escom- 
bros (fig.  14.  c).  En  otras  paites 
había  tumbas,  hechas  de  arcilla, 
como  por  golondrinas,  mejor  a.bri- 
gadas  encima  por  entarimados  de 
ladrillos  (fig.  14  a),  y  otras  mas  tenían  nichos  en  la  pai'ed  de  la  pirámide 
tapados  con  albañilería  después  del  entierro  (fig.  14,  b,  b).  Pero  hay  que 
anotar  que  todos  estos  entierros  no  eran  originarios  desde  el  principio 
del  uso  del  campo  fúnebre.  Al  contrario  traían  origen  de  los  últimos 
tiempos  y  por  esto  habian  resistido  á  la  destrucción.  Esto  está  probado 
en  las  sepulturas  cerradas  por  encima  con  albañilería,  por  el  contenido 
principal,  que  consiste  en  restos  de  tierras  de  colores,  de  resultas  del  uso 
y  la  destruccióii  del  cementerio  general  en  el  curso  de  los  siglos.  El  ti- 
po de  las  añadiduras  en  estas  pocas  sepultui'as  son  huacos  negros,  vasos 


Fifi',  l-t — Tiiiiilias  pii  fl  fiiiKÍ;niif'iití).s  di'  la 
Hiiaco  (IpI  S(i! 


08  ^ 


Vvr.  14 


y  ollas  con  modelos  en  relieve,  y  el  rico  en  figuras  como  en  Fig  VI,  fio-. 
5,  cuyo  puntuado  recuerda  el  de  la  época  de  Tiahuanaco,  y  fig  1-7  raras 
veces  unas  copas  pintadas  (Véase  Ulile,  Pachacamac,  fig.  5,  fig.  4),  unas 
figuras  sencillas  de  arcilla  como  fig 
IV,  fig.  8,  etc.  Anoto  igualmente 
que  también  en  el  campo  inás  aba- 
jo del  templo  de  Pachacamac  se 
encontró  una  sepultura  con  cerá- 
mica análoga,  decorada  con  lineas 
en  relieve  (fig.  15)  que  parece  per- 
tenecer á  los  últimos  tiempos  de 
la  época  en  el  uso  del  lecho.  Las 
añadiduras  del  tiempo  de  Tiahua- 
naco no  se  encontraban  en  ningu- 
na parte  en  estas  sepulturas  in- 
tactas delaHuaca  del  Sol.  Pero  al- 
cancé á  encontrar  en  el  cemente- 
rio libre  una  cantidad  de  restos 
de  artefactos  en  hi  época  de  Tia- 
huanaco. [fig.  16;  véase  No.  1; 

las  figuras  aladasdel  gran  portón  nionolitodeTiahuanaco;  (íhle. Pacha- 
camac, Fig.  4,  2;  No.  2:  Uhlc,  fig.  5;  fig.  1,  2  y  4;  No.  3,  fragmento  de 
una  copa  tallada  en  madera.;  la  forma  d^  la  corona  como  ('lile,  Fig.  4, 
fig.  2,  etc.  No.  4,  frag  nento  de  la,  copa,  Flde,  Fig.  5,  fig.  4,  No.  5: 
fragmento  de  co|)a,  TThl!\  Fig.  5,  fig.  3.  No.  0,  copa,  con  el  principio 
igual  en  su  decoro;  Fhle  Fig.  ñ].    Esto  basta  para  manifestar  el  uso 

del  cementerio  en  esta  época. 
También  tejidos  por  partes  pin- 
tados (fig.  17,  No.  4),  son  perte- 
necientes al  carácter  de  la  época 
de  Pachacamac  (fig.  17,  No.  1, 
véase  técnica  y  modelo,  ühle,  fig, 
6,  el  modelo  fig.  9;  No.  2,  la  identi- 
dad teogónica,  Fhle,Fig.  6,  fig.  7, 
No.  3;  Uhle,  Fig.  6  y  9,  el  texto 
de  Pachacamac,  \\  336  y  otros 
trabajos  análogos  de  cementerios 
coiiteaiporáneos  de  lea..  Ancón, 
etc.  Reiss  y  Sühcl,  campo  fúnebre. 
Fig.  55,  fig.  3.  N()."4;  Pachacamac, 
p.  32,  fig.  31.  Dos  copas  del  tipo 
de  Tiahuanaco.  (fig;  16  No,  2  Fig.  V,  y  fig.  b)  han  sido  coin[)uestas 
mas  tarde  de  fragmentos  que  se  encontraban  colocados  al  rededor  so- 
bre un  espacio  de  20  m,  en  todas  las  direcciones.  Anoto,  que,  aún  cuan- 
do talesfragmentos  que  se  encontraban  entreel  contenido  de  las  sepul- 
turas intactas  y  cerradas  por  ladrillos,  había  un  fragmento  de  las  dos 


Fi-.  15 


copas  cti  medio  de  la  muralla  eutre  los  ladrillos  que  cerraban  la  tum- 
ba: inia  pi-iinb  i  que  las  sepulturas  intactas  no  estaban  solamente  más 

nuevas  (píela  destrucción  de  las 
tumbas  ilel  tipodeTiahuanaco. 
I  a  época  de  Tiahuanaco  haV)ía 
])asado  tanto  tiempo  que  ya  no 
liabía  añadidurasen  su  tipo  pa- 
ra las  scpultui-as  intactas,  y 
hasta  a])ena,s  traemeiitos  de 
ellos  (]ue  fácilmente  hul)ieran 
]jodid<)  íbrnuir  ])arte  de  las  tie- 
rras mezcladascon  el  contenido 
de  las  tumbas.  Infectivamente 
se  encontraban  en  la  tierra  suel- 
ta unos  ])ocos  fragmentos  de  al- 
farería, que,  auiupie  corres])on- 
día  á  la  cultuia  de  la  Huaca 
de  la,  Luna,  habían  ya  casi  ])cr- 
dido  el  ti])o  de  aípiella  cultura. 
Los  más  lecordaban  todavía 
las  representaciones  de  aquel 
])ei  íodo,  las  figuras  de  arcilla  en 
forma  de  coi-netas  con  sus  cabe- 
ceras en  forma  de  una  T;  ade- 
más se  encontraron,  juntas 
en  una  exca  vación  entre  los  la- 
drillos del  cementerio,  tres  figu- 
ras de  oro  (Fig.  V,  fig.  g),  la  cabecera  de  oro  de  un  collar  de  turque- 
sas engra Abadas,  un  gran  disco  de  pedazos  de  turquezas  pulimentadas, 
y  muchas  perlas  cuya  mitad  era  de  turqueza  y  la  otra  paite  de  oro. 

Ahora  bien. Todo  esto  mani- 
fiesta que  la  Hinca  del  Sol  de- 
be ser  mas  antigua,  que  los  en- 
tierros que  se  habían  hecho  en 
ella  con  hechuras  en  parte  al  esti- 
lo de  Tiahuanaco;  antes  tuvimos 
(]ue  manifestar  que  la  construc- 
ción y  cultura  de  huacos  polí- 
cromos eran  contemporáneas  en 
la  Huaca  de  la,  Luna  y  perfecta- 
mente lilu-e  de  la  influencia  de 
Tial'uanaco. 

Desde  que  ambas huacas  sor. 
de  la  misma  edad,  resulta  con 
segundad,  qne  fueron  construí-  Fig-.  17 

das  en  el  tiempo  de  los  huacos  polícromos  y  el  campo  en  la  Huaca  del 
Sol  servía  siempre  como  cementerio  en  la  época  posterior  de  Tiahua- 
uaco  y  mucho  tiempo  después. 


Fifi-.  16 


—  70  — 


Fifi-.  19 


.Junto  con  los  restos  del  tipo 
(le  Tialuiii iiaeo  se  cncuenti'an  en 
la  misma  ticiiM  eantidad  de  res- 
tos de  otrais  culturas  (fig-.  19)  y 
tand)ién  fi-agiueiitos  eonio  en  la 
Fíg.  V,  fifi,  d  >en  AHHDUCKA; 
t'ig.  semejante  tipos  de  la  Huaea 
del  Sol  en  el  Museo  de  Califor- 
nia); de  liuacos  (pie  como  se  vé 
en  la  Fig.  V,  fíg.  c,  se  encuentran 
en  los  campos  de  J'acliaeamac 
(Véase  Uhle,  Pacliacamac  fig.  8) 
designes  de  la  época  de  Tiahua- 


naco.  Así  no  están  bien  ciertas  explicaciones  que  señalan  como  un 
tipo  antei-ior  y  más  sencillo  en  relaciíni  de  los  huacos  polícromos,  eu- 
_va  mayoría  está  aprobada.  [Smith  colecciones  p.  10]. 

De  todos  estos  restos  semejantes  no  hay  en  los  campos  fúnebres 
de  la  Hnaoa  de  la  Luna  ni  el  menor  vestigio,  siendo  esto  una  pi-neba.  que 
ya  estaban  largo  tiempo  exterminadas  y  en  desaso  cuando  había  rastros 
de  esta  nueva  cultura  en  el  valle  de  Trujillo 

Un  buen  ejemplo  de  la  edad  sobresaliente  de  la  cerámica  polícroma, 
encontré  en  algunas  tumbas  delante  del  pié  seteutrional  de  la  Huaca  del 
Sol.  La  tierra  estuvo  mezclada  con  fragmentos  de  la  cerámica  polícro- 
ma, lo  que  está  representado  en  la  fig.  20  N.  1. 

Bajo  de  4  m.  había  una  sepultura,  hecha  de  arcilla  como  de  golon- 
drinas (fig.  20  N:  2).  Desgraciadamente  había  en  esta  tumba,  que  perte- 
necía á  un  niño,  poca-í  añadiduras  y  no  eran  esenciales  pero  el  tipo  de  la 
tumba  era  correspondiente  al  del 
último  tiempo  del  uso  de  la  Huaca 
del  Sol  (fig.  14  a),  Un  metro  más  a- 
rriba  encontré  tres  tumbas  casi  in- 
tactas, con  ornamentos  tricolores, 
blanco,  rojo,  negro  (fig.  20  Ns.3-5) 
correspondiente  al  del  cemente- 
rio de  la  segunda  época  de  Pa- 
chacamac  (Uhle,  Pachacamac,  p. 
35,  41  fig.  7  fig.  1-8  y  fig.  8).  Otro 
metro  más  arriba  está  una  tumba 
de  la  cerámica  ordinaiia  de  los 
chimús  representada  por  el  hua-  Fig.  20.— Fragmentos  de  In,  (•(-rámica  polícro- 
CO  en  fig.  20  No.  G.  Asi  pues  ma,  encontraíio.s  en  el  [lié  setentrional  de  la 
vemos  que  había  por  lo  menos  tres     Hnaca  del  Sol. 

épocas  sigaientet.  á  la  época  de  la  cerámica  policroma  y  ella  misma  que- 
da separado  de  la  última  por  un  largo  espacio  de  tiempo. 

¿La  población  braquicéfala  era  la  primera  del  valle?    Es  posible. 
Per'o  seguro  es,  que  los  cambios  cráneos  delicocéfalos,  que  forman  el  ca- 


rácter  de  los  conienterios  de  la  cerámica  policroma,  son  mncstras  (|nñ 
repre'íentan  1  itcnltura  más  antigua  del  valle. 

Pareuo  notable,  que  también  los  cráneo.s  de  la  prinici-a ('[loca  de  lea, 
la  Proto-Nazca  son  la  mayor  parte  de  dolicéí'alos,  (jue  se  conforma  con  és- 
ta époja.  Ahora  lo  que  sigue  á  estas  conclusiones  lo  dejo  á  los  antropó- 
logos. 


Nota. — El  trabajo  arqiieológico  y  de  reconstrucción  de  Ulde,  si 
bien  tiene  un  gran  valor  desde  el  punto  de  vista,   de  las  valiosas  obser- 
vaciones, extrema  sus  deducciones  y  por  querer  afianzar  su  anterior  hi- 
pótesis sobre  antiguas  civilizaciones  peruanas  expuestas  sobre  todo  en  su 
A'aliosa  obra  de  «Pachacamac» ,  llega  á  afirmaciones  inaceptables.  Entre 
estas)  la  de  mayor  relieve  es  la  que  sostiene  que  las  célebres  construccio- 
nes santuáricas  del  Sol  y  de  la  Luna,  eran  del  tipo  arquitectónico  del 
Sol  incaico,  y  por  lo  mismo  deduce  de  allí  tine  una  forma  arquiteatural 
de  esa  Índole  dominó  en  los  oscuros  periodos  de  la  civilización  de  los 
yungas.    La  forma  piramidal  ó  asiría  de  estas  huacas  marcan  una  filia- 
ción neta  con  la  construcciones  asiáticas  de  la  cuenca  del  golfo  Pérsico  ó 
mejor  con  las  desparramadas  en  las  vastas  mesetas  del  Anahuac  y  Cen- 
tro América,  lo  que  nos  lleva  á  sospechar  una  irupción  de  las  civilizacii  - 
nes  del  Norte  hacia  el  Sur  de  América.    Pero  Uhle  que  ha  afirmado  an- 
teriormente que  el  célebre  santuario  de  pirámides  superpuestas  de  Pa- 
chacamac es  obra  incaica,  al  hallar  el  mismo  estilo  de  Chanchán,  por  no 
confesar  su  antiguo  j^erro,  se  afana  en  considerarlas  del  estilo  de  los  mr- 
numentos  de  los  incas  y  de  ese  modo  hace  inexplicable  el  que  una  civili- 
zación posterior  influyó  de  otra  antiquísima  data  y  porlo  mismo  anterior 
á  la  que  impusieron  los  señores  del  Cuzco.    Descontada  esta  suposición, 
el  trabajo  del  sabio  arqueólogo  es  digno  de  todo  encomio,  y  por  lo  mis- 
mo merece  nuestro  más  sincero  aplauso. 


H.  H.  U. 


Ministerio  (1p  Relaciones  Exteriores 


Archivo  Especial  de  Límites 

Lima,  marzo  6  de  1914. 

N.°  3. 

Señor  Manuel  Montero  y  Tirado, 
Vicepresidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Lima. 

He  recibido  el  estimable  oficio  de  U.  de  26  iel  mes  anterior,  en  el 
que  solicita  de  esta  oficina  las  coordenadas  de  los  puntos  fijados  por  las 
comisiones  demarcadoras  de  nuestros  límites  con  el  Brasil  y  Bolivia. 

Me  es  grato  acompañarle  una  lista  de  las  posiciones  geográficas  to- 
madas por  la  comisión  demarcadora  con  Bolivia  en  toda  la  extensión  de 
la  línea  de  frontera. 

Le  remito  también  copias  de  los  siguientes  mapas  presentados  al 
Ministerio  por  la  misma  comisión: 

(1)  Plano  entre  Poto  y  Huaraciiani; 

(2)  Límites  del  Perú  y  Bolivia.— Secs.  lí  y  III; 

(3)  Mapa  de  la  frontera  Peiá-Boliviana.  Región  Heath, 
Madre  de  Dios  y  ^  re. 

El  Mayor  T')p^jiii,  jefe  déla  Comisión,  ha  sido  autorizado  por  el 
Gobierno  para  grabar  esos  mapas  en  Inglaterra  y  espero  que  den- 
tro de  poco  tiempo  me  será  posible  enviar  á  U.  algunos  ejemplares,  en 
los  que  aparecerá  ya  la  configuración  del  terreno,  que  no  se  halla  en  las 
copias  que  acompaño,  por  tratarse  de  mapas  provisionales. 

La  Comisión  demarcadora  con  el  Brasil  determinó  en  el  año  pasa- 
do, por  medio  de  la  telegrafía  inalámbrica,  las  posiciones  geográficas  de 
Manaos  y  Senna  Madureira;  no  permitiéndole  la  falta  de  agua  surcar  los 
ríos  hasta  la  frontera. 

Los  resultados  que  se  obtengan  en  el  año  actual  m^  sm-á  grato  po- 
nerlos oportunamente  en' conocimiento  de  esa  Sociedad. 

Aprovecho  esta  oportunidad  para  expresar  á  U.  las  seguridades  de 
mi  mayor  consideración. 

Dios  guarde  á  U. 


Aeturo  García 


COODLRNADA5  GLOGRAFICA5  DL  LA  FRONTERA 
PLRU-BOLIVIANA 


LUGAR 

Hito  No.  28  (Rio 
Colorado) . .  . 

Hito  No.  29  ¡Ma- 
dre de  Dios). 

Hito  No.  30  (Q 
Claro)   

Hito  No.  31  (Ma- 
lecón)  

Hito  No.32(Ma- 
nuripe) .... 

HitoNo.  33  (Ma- 
nuripe)  

Hito  No.34(Ma 
nuripe)  

HitoNo.  35 (Ma 
nuripe)  


Estación  d» 
observación 


Ohservíuloves 


Comisión  Pe- 
ruana  


Comisión  Pe- 
ruana   


Comisión  Pe- 
ruana  


Comisión  Pe- 
ruana  


Comisión  Pe- 
ruana .... 


(/Omisión  Pe- 
ruana  


Fecha 


Comisión  Pe 
ruana  y  Boli- 
viana   


Comisión  Pe- 
ruana y  Boli- 
viana   


1911 
1913 
1913 
1913 
1913 
1913 

1912 

1912 


Lat.  Sur 


13°62'08" 
12  29  49 
12  18  24 
12  01  16 
11  55  00 
11  54  59 

11  54  43 

11  54  41 


Loiifi'.  Oeste 
Gi-eeiiew  icli 


68<?67'43" 
68  39  38 
68  45  46 
68  55  17 
68  58  13 
68  58  17 

68  58  26 

68  58  27 


-  74  - 


uuxn 


Hito  No.BG  (Q, 
Chivé)  


Estación 
(le  clisci  vai  ión 


Hito  No.  37  (Bo- 
juyumanu) .  . 

Hito  No.  38.  . . 

Hito  No.  39.  .  . 

Hito  No.  40  (Bo- 
3'uynmaiiii). . 

Hito  No.  41 .  .  . 

Hito  No  42.... 

Hito  No.  43. . . . 

Hito  No.  44.  .  . . 

Hito  No.  45  . . . 
Hito  No.  46. . . . 
Hito  No.  47  


Boca  tlialweg 
rio  Heath  .  .  . 


Illampu  Manu- 
ripe  , 


Yaverija. 


Casa  x'ieja 


Comisión  Pe 
ruana  


Comisión  Pe 
ruana  y  Boli- 
viana  

('omi  ion  Boli 
viana  

('omisión  Boli 
viana  

Comisión  Boli- 
/iana  

Comisión  Boli- 
viana   


Comisión  Boli- 
viana  


Comisión  Boli- 
viana   

Comisión  Boli- 
viana  

Comisión  Boli 
viana  

Comisión  Boli- 
vían  a  

Comisión  Boli 
viana  


1913 

1913 
1913 
1913 

1  »13 
1913 

1913 

1913 


(iii'!'U\vi('!i 


11  44  11    G9  U4  49 


11  42  41 
11  38  22 
11  32  46 

11  27  35 
11  23  28 

11  16  22 

11  06  51 


1913  11  05  17 


1913 
1913 
1913 

Comiaión    Pe-  1911 
ruana  y  Boli 
viana.  ,  I  1913 


Comisión  Pe- 
ruana y  Boli-Í 

viana.".  '  1912  11  55  56 


11  03  39 
10  58  43 
10  57  51 

12  30  10 


69  05  51 
69  08  32. 
69  12  0(> 

69  15  lo 
69  17  44 

69  22  0(> 

69  27  58 

69  28  5tí 

69  29  57 
69  32  59 
69  33  31 

68  39  27 

68  49  42 


—  75  — 


LCCAlí 


'  Kstiicióii 
(le  ()liK('rv¡ici(';i: 


•S.  Lorenzo  (Ma- 

miripe   vaisa  pvinci 

pai  


iibei-tad  (i\ra 
luiripe)-  .  .  .  . 


\'aleiicia  {Mii 
iiurip-e)  


Yenecia  (Ma 
miripe)  


Lucerna   <  Pie- 
dras)   


Campamento  I 
Piedras  


Campamen  t( 
IV.  (Piedras) 

]\[aldonado  Ma 
dre  de  Dios  . , 

8,  Francisco 
Madre  de  Dio 


Estación  Trig. 
Lago  Valen- 
cia   


Casa  princi- 
pal 


(3r¡lla  snr  {'a 
sa  Rodri 
enez  


'asa  Rodri 
o-nez  


'asa  Rodri 
liuez  


Prefectura  . 

Pasa  orilla 
sui'  


OIm'I  Viulorc! 


¡'('misión  Pe 
ruana  3-  Boli- 
viana   

Comisión  Pe- 
ruana y  Boli- 
viana   

Conüsión  Pf- 
ruana  

Comisión  Pe 
ruana  

Comisión  Pe 
ruana   

Comisión  Pe 
ruana  

Comisión  Pe 
ruana  

Comi'jión  Pe 
ruana  

Comisión  Pe 
ruana  

Comisión  Pe- 
ruana   


I'cciiii      \j¡i\.  ,Sin-     /i  -I 


1912 

1911 
1912 

1911 
1912 

1911 

1911 
1911 


11  Sí)  56 


11  5i28 


11  55  47 


11  52  27 


12  OG  41 


12  30  39 


1911  1215  24 


1911 


1913 


1913 


12  35  44 


12  28  47 


12  24  29    68  46  31 


69  07  12 

68  59  18 

69  07  26 

69  2454 

69  27  31 
69  14  46 
69  18  80 
69  10  23 

68  52  08 


—  7»)  — 


LUGAR 


Estación  obser 
vación  Puer 
to  Pardo  Ma- 
dre de  Dios.. 

Trocha  Q.  Par 
michal  Orilla 
Sur  Fango 

Astillero  Tcm- 
bopata  


Estación 
(le  observación 


Asta , 


Cia.  Inca  Ru- 
bber Tie- 
rra llana .  . 


< )liseiva(i()i<'s     Feclia     Lat.  Sur 


(ireeinvii-l) 


Comisión  Pe- 
ruana  1911  l'i'^SO'lO' 


Comisión  Pe 
ruana  


Dolores  Centro  Plaza 


Boca  Yaverija 
Tacna  


Comisión  Pe 
1  uaná  


Alta  Gracia.  .  . 


Centro  Noaya 
(Frontera).  , 


Hi'o  AstaCo 
misión  Bra 
zileña  y  Bo 
liviana  .  .  .  . 


Campamento 

del  Lago.  .  .  .  ''a-;a  princi- 
cipal  


Carmen  Madre 
de  Dios  


Kiosko  del 
puesto . .  .  . 


Comisión  Pe 
ruana  y  Boli 
viana  


Comisión  Pe 
ruana  y  Boli- 
viana   


Comisión  B(  1' 
viana  , 


Comisión  Boli- 
viana   


Comisión  Boli- 
viana   


1913 


1911 


1912 


1912 
1913 

1913 

1912 


Comisión  Boli- 
viana   


12  U()7 


13  21  15 


11  56  55 


68°46'5()' 


69  37  19 


68  46  08 


10  56  40 


11  36  24 


11  04  32 


11  18  49 


1912  11  41  10 


59  33  55 


68  14  48 


69  28  07 


69  25  21 


67  50  47 


-  77  — 


Ll  CAR 


Chivé  (Madre  de 
Dios)  

Centro  Caclun 
la  


Centro  Grande. 

Centro  Pai'aíso 
Cobija  Acre .  .  . 


Ki-tación 
de  ol.ísei-VHciói) 


Asta. 


Casa  princi 
pal  


Oliservadoies      F(m1i¡i     I.nl.  Sur 


Comisión  Boli 
viana  


Empresa. 


Esperanza  ó 
Buena  Vista. 

Filadelfia  

Flor  de  Acre. .  . 

Floresta  

Fortaleza  

Holanda  

Manchester. .  .  . 


Hito  Asta 
C  omisión 
Boíl  viaíia 
Brazileña 


Centro  de  las 
casas  


Comisión  Boli 
viana  

Comisión  Boli- 
viana  

Comisión  Boli 
viana  


lili  i!  I2''23'26' 


19  J  2 
1918 


Comisión  Bo 
viana  Brazi- 
leña   


Casa  princi 
pal  


Centro  casa 
principal. . 


Comisión  Boli- 
viana   


Comisrón  Boli- 
viana   


1 1  ( )2  mi 

11  04  03 
11  02  08 


(ireciiwicli 


(;8=34'22" 

69  29  51 

G9  33  24 
69  30  28 


Comisión  Boli- 
viana  


1912 


Comisión  Boli 

viana  

Comisión  Boli 
viana  Brazi- 
leña 

Centro  de  las 

casas  ;  Comisión  Boli 

viana.  '  1912 

Centro  délas 
casas  


1913 
1913 


1912  11  01  03 
1913:  11  29  04 
11  16  13 
11  20  22 
11  14  26 
191 2i  11  08  60 
11  41  01 
11  44  27 


Comisión  Boli-, 

viana  I  1913 

Comisión  Boli-i 
viana  j  1913|  11  30  32  I  68  00  42 


68  45  10 

68  47  48 

69  21  19 

68  45  50 

69  36  30 

68  46  23 

69  20  01 
68  42  42 


-  78  - 


Lr(iAU 


Kstacirtn 
(U'  ohserviU'ión 


Foiirquilla. 
Mukden. . . 


Boca  del  Mui- 
manu  


Porvenir  

Puerto  Flor.  .  . 

San  Francisoo 
(Muimann). .  . 

San  Juan   


Observadores 


Fwlin:    l.at.  Sur 


Casa  princi- 
pal  I  Comisión  Boli- 

i  viana  

Casa  princi-j 

pal   Comisión  Boli 

viana  


Centro  plaza 

Casa  princi 
pal  


1912;  11  18  48 
1913  11  11  22 


liOllg'.  Oeste 
(¡reeinvicli 


Comisión  Boli- 
viana   

Comisión  Boli- 
viana  


S.  Lo;  enzo  (Ta- 
liuamanu) .  .  . 


San  Miguel . . .  . 

San  Miguel ito. 
Santa  Rosa.  .  .  . 


Centro  casa 
principal. . 


Casa  princi- 
pal   


Comisión  Boli- 
viana  


Comisión  Boli 
viana  

Comisión  Boli 
viana  


Río  orilla  de- 
recha  


El  Puerto.  .  . 


San  Silvestre.  .  Casa  princi- 
y)al  


Tokio  

Ultimátum 


Casa  princi- 
pal   


Centro  casa 
principal 


Comisión  Boli 
viaua  


Comisión  Boli- 
viana  

Comisión  Boli 
viana  

(3omisión  Boli 
viana  


Comisión  Boli- 
viana  


Comisión  Boli- 
viana   


Comisión  Boli 


viana. 


1913 
1913 

1913 

1913 
1913 

1912 

1913 
1913 
1912 

1912 

1913 

1912 


1 1  2()  5(1 
11  Í4  10 

11  ÜO  37 

11  35  31 
11  47  66 

11  27  23 

10  57  17 

11  39  02 

12  13  45 

11  60  18 
11  05  01 
11  11  59 


G9  30  34 
()9  01  54 

(i9  02  55 

68  41  34 

69  24  66 

69  04  50 

68  30  56 

69  18  44 

69  28  30 
68  21  65 
68  22  02 

68  38  08 

69  15  67 
69  16  16 


ITINERARIO  DE  LOS  VIAJES  DE  RAIMONDI 
EN  EL  PFRU 


Salida  de  Cocachacra  para  ir  á  la  hacienda  de  Chucarapi  (5km. 
6  noviembre  1863. 


Hora  12.7  salida  de  Cocachacra  al  E.  S.  E. 

12.15  Brazo  de  río  que  se  ha  formado  h  principio  de  este  año  y 
que  ha  destruido  los  terrenos  indicados  aniba. — Se  pasa  el  brazo  de 
]-ío- 

12.20  Dirección  del  camino  al  S.  50  E 
12.23  Se  pasa  otro  brazo  del  río — Uescar.so. 

'  .02  Continiia  el  camino  al  NE. — 1.06  Se  pasa  otro  brazo  del  río. 

l.OS  I -lepada  al  río  ]H'incii)al  el  que  .se  pasa — El  río  del  valle  de 
Tambo  tiene  menor  cantidad  de  agua  que  el  de  Camaná. 

1.15  Se  continúa  el  camino  al  pié  del  cerro  en  la  banda  izquierda 
del  río — El  cerro  que  se  sig'ue  está  formado  de  terreno  de  aluvión. 

1.28  Pago  de  Pampa  blanca— 1.35  al  NE.— 1.38  al  NNE.— 1.42 
hacienda  de  Pam|)a  Blanca  de  Juan  (juillermo  Lira. — La  hacienda  es 
(le  caña  y  se  halla  situada  en  un  altillo  á  la  derecha  del  camino. 

2.35  Salida  de  la  hacienda  al  N.  NE. 

2.38  Pago  de  Chucarapi  y  luego  hacienda  del  mismo  nombre.  Es- 
ta hacienda  es  de  caña  y  su  principal  producto  es  el  azricar,  que  se  pro- 
duce de  buena  calidad.  FA  trapiche  de  la  hacienda  es  de  fierro  y  de  un 
tamaño  mediano;  es  puesto  en  movimiento  por  una  rueda  hidráulica 
también  de  fierro.  El  caldo  que  sale  del  trapiche  pasa  á  la  casa  paila 
por  medio  de  una  cañería  de  fierro,  La  defecación  no  se  hace  con  cal 
sino  con  lejía  (le  sosa,  la  que  se  ]>re]>ara  quemando  el  salitre  de  sosa 
con  carbó.i  ó  leña.  En  el  {lais  dan  el  nondMc  de  jiotasa  á  esta  lejía. 

Los  fondos  son  de  bronce.  Las  hormas  son  de  barro  y  se  fabrican 
en  la  misma  hacienda.   La  casa  purga  tiene  canales  de  piedra  de  sillar 


-so- 


la que  recibe  l;v  miel  ipie  <;'otea  de  los  hornos.  K-;ta  miel,  \)nr  medio  de 
los  canales,  es  conducida  á  un  <i'ran  depósito  del  (]ne  se  saca  para  la 
fabricación  de  alíeñi(|ue  y  aguardiente.  VA  azúcar  se  blan(]uea  pov  me- 
dio de  la  arcilla.  1^1  alambique  es  de  destilación  continua,  tiene  un  so- 
lo ser[)entín  (]ue  es  enfriado  por  el  mismo  caldo  que  entra  continua,- 
mente  á  hv  caldera.  V]\  líquido  cuando  se  pone  á  fermentar  tiene  T""'  del 
pesa  jarabe  y  se  destila  (MUindo  baja  á  cero. 

Enfermedad  de  la  cíifia. — Hacen  pocos  días  que  apareció  una  enfer- 
medad en  la  caña,  y  (jue  invadió  casi  todo  el  valle.  lias  hojas  _v  i)rinei- 
])almente  su  extremidad  se  mancha  de  color  canela  y  se  secan  comple- 
tamente. CuandíJ  se  examinan  con  atención  se  ve  que  están  cubiertas 
de  un  polvo  blampúsco.  Ksta  enf  u'medad  por  su  generalidad  y  ])ron- 
ta  aparición  es  debida,  sin  duda  á  algunos  cambios  atmosféricos.  Es 
digno  de  observar  que  en  los  días  que  apareció  la,  enfermedad  hubo 
una  lluvia  en  Islay  y  en  este  valle,  íéuómeno  que  es  muy  raro  en  esta 
estación. 

O  DICIEMBRE  1863— SAUDA  DE  COCACHACRA  PARA  IR  Á  CATAS 

(17  Y  1/2  KM) 

10.32  Salida  de  (  "ocachacra  al  SO. 

10.35  Se  deja  á  la  izquierda  la  hacienda  de  Santti  Domingo,  per- 
teneciente á  don  Mateo  ('ossio. 

10.38  .'-e  pasa  la  hacienda  vieja  (pie  queda  á  la  i/jpiierda  del 
camino  (del  señor  Ojeda,). 

10.43  Máquina  de  vapor  para  pelar  arroz  y  luego  ha(;ienda  de 
doña  Ariste  Bustaniaiite  (la  máquina  á  vapor  i)ei  fenece  á  esta  hacien- 
da;; á  la  derecha  camino  que  va  á  la  (¡uebrada  de  ( 'ahuintala,. 

10.47  Camino  ])ara  Islay  á  la  derecha — 10.51  Pescanso — 10.54 
Continiia  al  S.  SO. 

1 1.02  Se  ])asa  unos  cerritos  de  "ieria  arcillosa,  y  piedras  rodadas 
—  1 1.06  Dirección  del  camino  al  S.  10  J — 11.  i3Em])ieza  un  terreno  are- 
noso—11.15  AIS.  SO.— 11.25  Das>)  llamado  del  Arenal— 11.32  Direc- 
ción del  camino  al  NO. — 11.35  Hacienda  del  General  Canfeco — Descanso. 

Esta  hacienda  tiene  terreno  demasiado  arenoso  de  manera  que  no 
da  muy  buenos  productos.  Las  acequias  que  se  excavan  en  este  terreno 
en  un  momento  se  entierran  de  manera  que  es  preciso  limpiarlas  á  cada 
rato.  Tiene  un  trapiche  de  fierro  puesto  en  movimiento  [.or  medio  de 
dos  pares  de  muías.  Los  cilindros  se  mueven  lentamente  dando  á  lo 
mas  una  vuelta  por  minuto.  La  casa  paila  es  espaciosa,  asimismo,  la  ca- 
sa purga,  la  que  tiene  canales  de  sillar  dispuestos  en  dAclive  para  que  la 
miel  se  reúna  en  un  gran  depósito  que  tiene  como  dos  varas  de  ancho  y 
la  longitud  de  toda  la  casa  purga.  Todas  las  jmilas  son  de  cobre  j  el 
caldo  se  reúne  en  un  depósito  de  cobre  por  medio  de  un  canal.  De  este 
depósito  lo  hacen  subir  á  la  templa  para  darle  punto  y  luego  por  medio 


—  81  — 


xma  llave  lo  vafiau  al  inisiiid  (li'|i<'isit(i  paia  puucilo  dcspiK's  cu  los 
¿muleles.  La  iL^ecación  se  hace  vnw  sosa  nue  aíjui  llaman  potasa. 

12.38  Salida  de  la  hacienda  del  Genei-al  Cansceo  por  un  ealU-jcjii 
que  atravieza  una  parte  del  \  alle.  Este  callejón  es  plantado  de  sauceü 
anibo.s  lados.  Dirección  del  callejón  al  S.  80  E. — 12.38.  Acaba  el  calle- 
jón al  E.  SK,  12.40  Al  SO.  12.4/  Al  S.  y  luego  se  pasa  al  lado  del  río. 
Se  pasa  otro  brazo  más  pec|nefio.    Dilección  del  camino  al  SE. 

12  54  Se  pasa  el  rio  el  (jue  en  este  punto  tiene  un  buen  vado. 

12.57   Se  pasan  unos  cluirco.s.   Dirección  del  camino  al  S. 

12.51)  AIS.  80  E.  j  lnei2,o  Pag-o  del  MciUle  orandc.  Saliendo  de 
JM  onte  gi-aiule  se  m-archa  al  IN'E, 

1.(j3  Dírecció)!  del  cíinuio  al  NIl\  Canil  ia  luego.  1.(J5  al  S.  80  E. 
NK.  ENE.  NE. 

1.1  L  Descanso, 

1.13  C  ntiiiúa  el  camino  al  SE.,  ESE, 

1.17  Llegada  al  puebiecito  de  la  Pampilla,  formado  de  ranchos  al- 
.i2;unos  de  los  cuales  tienen  sus  pa;  edes  blanqueadas.  Tiene  una  plaza  y 
una  iglesia,  es  viceparroquia^  el  pueblo  de  la  Pampilla  es  la  parroquia 
■del  Dean  Vald  .via^'  en  el  vive  toda  su  f'iimilia. 

1.22  +Se  pasa  una  acequia,  y  se  sale  al  pie  del  cerro.  Terreno  de  alu- 
vión.   Al  S.  40  O.,  S.  20  O.,  S.  lo  O.  grandes  cultivos  de  alfalfa  y  maíz. 

1.28  A  la  derecha  del  camino  se  encuentran  unos  terrenos  que  foi"- 
man  una  hacienda  la  que  pertenece  al  curato  de  Tambo,  y  que  constitu^'e 
un  legado  instituido  para  el  cura  de  Tambo. 

1.30  Haciend.i  del  Pino  á  la  ¡lerecha  del  camino.  Esta  hacienda 
tiene  un  buen  trapiche  movido  })iir  rueda  hidráulica  de  fierro.  Dirección 
del  camino  al  S. 

1.37  S^  deja  el  cerro  de  terreno  de  aluvión.  Al  O.  y  lueg-o  al  S. 

1.39  Llegada  al  pueblo  llam  ido  La  Puuta.  Este  se  distingue  del 
que  lleva  el  nombre  de  Punta  deB  )mbón;  pequeño  pueblo  que  va  engran- 
deciendo y  promete  dentro  de  poco  tiempo  ser  una  gran  población.  Ac- 
tualmente se  notan  ya  algunas  casas  de  aspecto  algo  elegante  y  con  balco- 
nes. Las  casas  en  la  mayor  parte  son  blantjueadas.  Sus  calles  no  son 
muy  derechas.  En  la  Punta  hay  fondas  chinas  y  algunas  tiendas  de  co- 
mercio regularmente  surtidas  de  efectos. 

En  los  terrenos  de  la  Punta  se  cultiva  el  alfalfa,  maíz  y  mucho  ají 
{caiysiciiin). 

Lo  que  da  un  aspecto  algo  deceiiíe  á  sus  c-isas  es  que  no  tienen  tedios 
tan  miserables  á  li  vista  como  la  nnvor  parte  de  los  puebb  s.  sino  ipie 
están  inclinados  }•  cubiertos  de  una  capa  de  tierra  blanqueada  como  las 
paredes. 

2,00  Salida  del  pueblo  de  la  Punta  con  dirección  al  O.  y  N.  80  O.; 
2.12  al  SO.  S.  40  O. — 2.14  Casi  todos  los  cercos  están  formados  por 
matas  de  algodón.  2.17  Dirección  del  camino  al  OSO.  y  S. — 2.20  Paso  de 
Bombón.  Dirección  del  camino  ál  SSO. — 2.26  Dirección  del  camino  al  O. 


X  80  O.  y  1  lleno  plrtva  del  inar.  2.  2Í)  Pago  de  Pacoeha  el  cjae  es  bas 
taute  oraiide.  Dirección  del  camino  al  ONO. 

2.'ób  Apenas  acaba  el  pago  de  Pacoclia  empieza  el  de  Catas,  (pu  - 
también  es  bastante  graní'e:  tiene  varias  haciendas  una  perteneciente  á 
D.  Timoteo  Valdivia,  otra  á  su  hermano,  etc.  También  se  notan  en  Ca- 
tas algunas  casas  de  regular  aspecto  y  tiendas  de  comercio.  Catas  se  h:i- 
íla  situado  casi  en  la  misma  playa  y  á  unas  8  ál()ciia.dras  (SOU  ó  1000  ui)- 
de  la  desembocadura  del  rio.  Cerca  de  Catas  hay  un  vado  el  que  está 
situado  en  la  misma  desembocadura  y  es  bastante  molesto  porque  las- 
ólas del  mar  espantan  á  las  bestias  y  las  hacen  entrar  á  lugares  en  donde 
el  agua  es  muy  profunda.  Catas-  es  importante  por  ser  un  lugar  frecuen- 
tado par  las  familias  ai'equipeñis  en  tiempo  de  baños. 

4.20  Salida  de  Catas  al  NNE.  4.3(.)  Descanso.  4.35  Continixa  la 
marcha.  4.37  Al  N.  80  E.  4:88  Al  N.  4(J  E.  4.40  Camino  al  NNE.  4.43-- 
Al  S.  80  E. 

4.52  Al  E.  Muchos  cultivos  de  alf  ilfa  y  maiz.  Huarang-os,  algodón^ 
chilco  comiin,  chilco  macho. 

5.08  Casitas.  Lugar  llamado  el  Crucero,  Dirección  del  camino  al 
XNE.  5.12  Al  N,  5.15  Descanso.  5.18  Cóntini'ia  el  camino  al  NNE. 
5.20  Llegad  i  al  pueblecito  dj  l.i  Pampilla.  Continúa  la  marcha  al  pie- 
del  cerro  al  NNE.  Terreno  de  aluvión. 

5.36  Al  EN'E.  NN'E.  5.41  Hacieu  U  de  la  Palmi.  Eíta  hacienda 
perdió  con  las  avenidas  gran  parte  de  s  i-;  terrenos  eu  el  ario  1859  y  í'. 
principig  de  éste,  el  mismo  río  se  llevó  la  oficina  quedando  solamente  el 
trapiche  sobre  un  barranco,  el  que  si  no  lo  quitan  es  fácil  que  sea  arras- 
trado. Da  lástima  al  pasar  por  los  restos  de  la  hacienda  de  la  Palma. 

Se  entra  al  cauce  del  rio  y  luego  se  pasa  este  último.  Se  continúa  al 
X.  20  E.  por  terrenos  distraídos  al  rio. 

5.48  Camino  al  XXE.  Mirica  en  mucha  abundancia. 

6.02  Se  pasa  un  brazo  del  rio  otra  vez.  6.0'7  Se  vuelve  á  pasar  el 
mismo  brazo.  6.12  Se  pasan  varios  charcos,  bastantes  profundos.  6.16 
Al  S.  80  0.  Terrenos  de  la  hacienda  vieja.  6.18  al  XO. 

6.20  Se  pasa  el  brazo  del  rio  que  se  ha  formado  este  año,  sobre  dos 
puentes.  Se  marcha  por  muchos  terrenos  destruidos  por  el  río.  6.36 
Llegada  ala  casa  de  la  hacienda  vieja.  6.44  Llegada  á  Cocachacra. 


10  mCIEMBKE  1863 —  S.iLIITA  Di-:  COCArHACllA  PARA  IR  A  LAS  LOMAS 


Para  ir  á  las  lomas  se  puede  tomar  diferentes  caminos,  pero  cual- 
quiera ([ue  se  tome,  siempre  es  necesario  subir  una  cuesta  para  lle- 
gar antes  á  una  gran  pampa,  enteramente  llana,  en  donde  se  nota  un  po- 
co ya  de  vegetación  y  es  el  principio  de  las   «lomas».    Para  ir  á  esta 


-  '83  - 


[ii.mpa  se  puede  toiiiar  ptn-  el  ea  iiiiKi  de  Islay.  La  cunibi'e  de  la  cuesta 
del  eaiiiiiio  de  Islay  se  halla  situada  al  Ü.  de  Cocacliacra. 

Del  alto  del  camiiu)  de  Islay  se  ^.travieza  la  pampa  y  se  entra  á  las 
lifereutes  (juel)i:aditas  de  l;is  l(>iiia  ^,  i'ai'a  divisar  todas  éstas  es  mejor  su- 
4)ir  y  at  ravesar  la  (paeorada  da  Caliuintala  y  seguir  hasta  la  cumbre  de 
ilos  cerros  por  un  camiuílo  (jue  se  divisa  en  la  banda  dei'eclia  de  la  mis- 
ma quebrada  de  (Jaliuintala.  l^a  dirección  de  este  caminito  que  sube  es 
liacia  id  NO. — 11.57  Eui[)ieza,  la  subida  por  este  camino— 12,10  Peque- 
ños hiiarangos— 12.15  Al  N.  80  O— l'i. 40  cumbre.  Desde  este  punto  se 
dirije  hacia  el  8.  80.;  algraias  c^asitas  sobi'-e  la  loma  de  la  cuchilla. — 12.B0 
Loma  de  ]Mana()ini.  Desde  este  [)uuto  se  falde-a  cas-i  en  la  cumbre  de  los 
í-ei-ros  IbrmiMidoun  seraicirculo  para  dirigirse  á  la  loma  de  la  cuchilla, 
.marchando  al  ü,  80.  80.880.  8.  1.30  Dirección  del  camiiio  al  8.  y  kiego 
al  E.  bajando  á  la  loma  de  la  cuchilla  eii  donde  se  notan  algunos  ranchos. 

1.4(í  Loma  de  la  cuchilla.  Al  pie  de  esta  loma  hacia  el  S.  se  ve  im 
■olivar  y  una  casita  conducida  por  un  señor  Denegrí  (iealiano)  Camino  al 
*88E.  bajando — 2.05  Llegada  al  plan  de  la  tjuebrada  la  que  tiene  un  pe- 
queño arroyo.  Olivar — Desea  iso. — 2.10  Continua  al  E. 

2.12  Se  pasa  en  la  oi'illa  izquierda — 2.14:  8e  sale  del  Olivar.  M'  liotri..-^ 
jHum  SlidiufK 

2,2í)  Quebradlta  que  viene  de  la  izquierda  y  olivar  en  su  confluencia 
2.32  8e  deja  la  quebrada  la  i^iie  se  dirije  hacia  el  8.  y  se  sube  al  SE 
2.37  Llegada  á  la  pampa.  Ca:niiio  al  8,  70  E,  El  terreno  de  aluvión 
de  la  pampa,  esta  cubierto  por   l.i   tierra  blanca  que  lia. ñau  Cenicrn)  en 
Isla}',  lo  c^ue  da  á  conocer  que  el  depósito  de  esta  tierra  es  posterior  á  la 
formación  del  terreno  de  aluvión  de  la  pampa, 

2,42  Al  E,-2,60  Quebrada  de  Cahuintala-3.05  Al  8.  70  E.— 3,14  Al 
SE,  8.  70  E,— 3.23  Bajada  al  valle— Al  8,  "SE.  Cruz— 3.40  Al  N.  80  E. 

La  cruz  situada  en  la  punta  donde  termina  la  cuesta  está  situada  al 
N.  75  O  de  Coca  chacra. 

Estas  lomas  tienen  ngna  todí)  el  año,  de  manera  (jue  están  siem- 
pre habitadas  Hay  en  Ins  lomas  algunas  chacaritas  en  donde  se  ciiN 
tivan  i)ai)as.  Además  hay  olivares  que  dan  buenas  aceituna**. 

Las  familias  de  Tambo  y  tainl)ien  algunas  de  Arec{uipa  se  estable- 
cen en  la  est  icióii  en  (|ue  toiios  estcjs  cerros  están  cubiertos  de  vegeta- 
ción, ])ara  gozar  del  tempera ¡uento.  Para  esto  algunas  ])]antan  sus 
toldos  en  la  loma  de  la  cuchilla.  Sin  embargo  solo  en  los  mese.s  de  no- 
viend)i'e  y  diciembre  se  puede  pasear  por  estas  lomas  porque  cesan  un 
poco  las  fuertes  garúas  (jue  caen  en  los  meses  de  julio,  agosto  y  setiem 
bre  y  algunas  veces  en  octubre.  Cuando  llueve  el  piso  se  hace  tan  ref  • 
baloso  que  ya  es  imposible  marchar,  ni  á  pié  ni  con  bestia- 
Las  ])lantas  que  crecen  en  estas  lomas  poco  más  ó  menos  son  las 
misnms  cine  se  notan  en  las  otras,  solamente  que  en  éstas  se  hace  muy 
común  una  especie  de  Senecio,  bastante  raro  en  las  otras  lomas.  Tam- 
bién en  las  ])artes  de  las  lomas  que  miran  hacia  laquebradadeCahuin- 


-  84  — 


tala  se  observa  una  especie  de  Cast/V/e/íí,  ([ue  no  liay  cu  las  otras  ro- 
mas. Las  (le  Tatiilx)  cu  esta  estación  están  todavia.  muy  verdes  y  l>i'o- 
meten  conservarse  híisui  to  lo  h1  uk^s  de  enero,  no  f.dtando  de  cuando 
en  cuando  sil  peipieña  lluvia  (pie  les  da  nuev(^  viüor.  La  noche  del  10 
del  presente,  huljo  una  tuerte  garúa  lo  (pie  es  nvuy  extraordinario  eu 
esta  estacií')!), 

11   DICIKMBRK  1863 — SALIDA  ÜK  COCACHACRA  PARA  IR  Á  COCOTEA 
(30  KM.,  EN  3  HORAS  Y  MEDIA) 

().B0  Salida  de  Cocachacra. 

7.15  Llegada  al  pago  de  I'amp  i  Blanca.  Aiieroide  748,  8.  Apenas 
pasado  el  pago  se  nota  que  termina  e!  terreno  de  aluvión  y  aparece  una 
roca  de  naturcdeza  porfíiica  á  la  apariencia  y  que  tiene  talco  clorítico. 

7.28  Hacienda  de  Pampa  Blanca— 7.B1  Pago  y  hacienda  de  Chuca- 
rapi.  Aneroide  747.  8 -Pagada  la  casa  de  la  hacienda  se  tuerce  al  E.  NE. 

7.36  Dirección  del  camino  al  N.  subiendo  una  pequeña  cuesta. 

7.37  Terrenos  cultivados  pertenecientes  á  la  hacienda  de  don  J.  M. 
Komaña. 

Los  terrenos  de  la  otra  banda  se  llaman  Cachuyo,  7,38  Se  baja,. 

7.44  Al  N.  NE, 

7.48  Rauchitos  á  la  derecha:  llamado  la  Ahorca.  Roca  esquistosa, 
(pie  parece  una  htanita  y  empieza  á  notarse  de  diferentes  colores,  pero 
un  poco  más  adelanta  aparece  de  un  color  verdoso  oscuro  con  el  aspecto 
de  un  Trapp.  Esta  roca  es  estratificada  y  sus  capas  son  casi  verticales, 
hundiéndose  al  SE,  y  al  SO. 

7.50  Otros- ranchitos  (pie  pertenecen  al  lugar  llamado  la  Ahorca — 
7.53  al  N  10  E,— 7.56  Al  NNE. 

7.57  Otros  ranchos  á  la  derecha  (Ahorca) 

8.02  Al  N.  40  E.  Quebrada  del  Fiscal  eu  la  otra  banda.  Ranchitos 
en  su  desembocadura- 

8.C)7  Roca  sienitica — 8.08  Se  entra  en  el  cauce  del  rio— 8.10  Se  pasa 
un  brazo  del  rio — 8.12  Se  pasa  el  rio. 

8.18  se  pasa  un  brazo  del  rio  que  se  aparta  mas  arriba  y  se  continúa 
la  ma  -cha  en  la  isla  con  dirección  al  N.  NE.  en  la  orilla  derecha  del  rio, 

8.26  Se  pasa  el  río  y  luego  otro  brazo, 

8.32  Ranchos  en  la  banda  izquierda  del  rio,  lugar  llamado  Ventílate 
En  es! a  [  arte  del  valle  hay  solamente  pe(]ueños  trechos  de  .terrenos 
cultivados,  Ann'í.ide  743. 

8.45  Se  pasa  otra  vez  el  río  (orilla  derecha);  luego  ranchitos  en  la 
banda  derecha— 8.54  Dirección  del  camino  al  NO.  atravesando  la  que- 
brada. 

8.57  Se  coutini'a  !a  marcha  al  pie  de  los  cerros  en  la  banda  derecha. 
Al  .\E.  la  q  lebrada  en  esta  parte  del  valle  se  hal'a  cultivada  en  toda  su 


•íiiiclnira  de  maiz,  alfalfa,  {)látanos,  &:  casi  iodos  los  cercos  s'on  de  liúdas  d'e 
algodón.  A  la  izíiuicida  del  camino  te  observan  varios  ranchos.  Sienita 
H'st  ratificada. 

!).()7  ('asilas  y  cluK'ríis  en  la  otra  banda  (orilla  iz([^uerda)  lugar  11a- 
■niado  Santa  liosa. 

y. 20  iiaiichitos  en  la  baudu  derecha,  lugar  llamado  Puerto  Viejo.  Al 
Fj.  Níl  Aneroide  740. — 9.25  *Se  pasa  un  brazo  del  rio.  ■(anuno  al  SK. 

9.35  Se  pasa  el  lío,  se  ])asaal  íl  atravesando  una  pampa. 

9,89  Dirección  del  camino  al  E.  XE.  y  NE.  Terrenos  de  aluvión  y 
>cerros  con  tierra  aivi'losa  de  varios  colores. 

9.45  Se  pasa  deb-nte  de  la  haciemla  de  (Jarragen,  la  que  se  halla  si- 
tuada en  el  ntismo  camino  á  la  izqiiiei-da.  La  hacienda  Carragen  tiene 
■cultivo  de  caña.  La  casa  es  buen^i.  casi  enfrente  se  observa  un  puente  con 
^irco  de  cal  y  piedras,  con  pasamanos  de  fieiro  sobre  una  acequia. 

9.51  Direc«ción  del  camino  a'  X. 

9.55  Quebrada  de  Carragen  en  la  otra  banda,  ({ue  desemboca  al  valle 
grande,  con  dirección  al  SO.  Camino  al  XXE, 

9.58  Se  entra  al  cauce  del  rio  (¡ue  se  ati'avieza.  Al  X.  40  O. 
10.02  Se  pasa  el  rio  y  luego  se  continúa  al  N. 

10,07  Llegada  á  un  lugar  con  muchas  casitas  y  conocido  con  el 
nombre  de  Toro  y  Bellavista.  Descanso. 

10.25  Salida  del  Toro  con  dirección  al  SE.,  ladeando  el  rio— 10.28 
camino  hacia  el  E, 

10.40  Al  E.  SE.  y  al  E.  la  Hacienda  del  Vapor  en  la  falda  del  cerro. 

11.00  Llegada  á  la  cpiebradita  de  Huairondo;  tiene  un  pe(iiieño  ari-o- 
yo.  En  la  desembocadura  de  la  quebrada  y  en  su  orilla  derecha  se.  ob- 
serva unas  manchas  blancas  en  el  cerro  á  un^íis  30  varas  de  altura.  En 
este  punto  se  encuentran  varias  vetillas  de  sulfato  de  magnesia  muy  pa- 
ro y  de  estructura  fibrosa.  Los  habitantes  del  valle  conocen  este  lugar 
con  el  nombre  de  veta  de  la  Sal  amarga,  y  emplean  esta  sal  para  purgar- 
se. En  el  lugar  llamado  Huairondo  hay  una  chacarita  con  cultivo  de 
maiz,  alfalfa.  Tiene  además  varios  árboles  frutales,  (Aneroide  735).  En 
la  otra  banda  del  rio  y  enfrente  de  Huairoado  se  halla  la  hacienda  de 
caña  de  Cocotea, 


V.VLLE  DE  TAMBO 


En  el  y)ais  .se  da  el  nombre  de  valle  de  Tambo  á  la  porción  de  bá 
quebrada  del  udsnio  nombre  cu  donde  se  hallan  todas  las  haciendas 
de  caña.  Esta  parte  de  la  quebrada  ó  para  valei'nos  de  la  expresión 
del  país  «el  valle  de  Tambo»  tiene  60  kai.  de  largo  desde  la  última  ha- 
cienda hasta  su  desembocadura  hacia,  el  mar.  Su  anchura  varía  mu- 
cho pudiéndose  calcular  en  más  de  10  km.  en  su  desembocadura. 


Kn  la  i)arte  que  mira  al  O.  hay  una  «^ran  11  mura  sin  cultivo,  todo  í- / 
vestaiitc  se  puede  decir  T]ue  se  halla  cultivado.  lOste  vall(:'es  mu  y  polria- 
do  y  auníjup  por  el  último  censo  h  i.  resultado  ser  su  población  un  ¡jo- 
co mas  de  cinco  mil  ahnas,  basta  d  i.i-  solamente  una.  ojeada  á  este  va- 
lle para  conocer  (jue  este  censo  es  vicios  )  y  que  el  valh'  de  Tambo  tiene- 
tai  vez  mas  de  diez  mil  habitantes.  Kn  efecto  no  se  andan  cuadras  sia 
ver  cas.as  en  una  banda  ó  en  la  oti-a,,  en  to  la  la  extensión  del  valle. 
Sus  poblaciones  van  engrandeciéndose  cada  tlía  mas.  ('ocacli;vcra  (píe- 
se puede  considerar  como  la  capital  de  todo  el  valle,  tiene n>asde  1  km. 
500  de  extensión  y  en  una  <iran  parre  de  este  trecho  las  casas  están 
dispuestas  en  dos  calles.  El  pueblo  de  la  l*unta  Uaniada  de  Bombou 
situada,  en  la  orilla  del  rio,  también  eutrp  po(%)  tiemjto  será  una  gral^ 
¡¡oblación  3'  en  el  día  mismo  es  mucho  más  extenso  que  l'amjjilla  que 
es  la  vice  parroquia.  Además  de  Cocacliacra,  la  Punta  de  Bombón  y 
l'anipilla  hay  los  pafi'os  del  Bo()ueron,  de  la  -  unta  de  (iuardiola,  del 
arenal  de  ('atas,  de  Pacocha,  Monte  Grande  3^  Pantpa  blanca,  Chuca- 
rapi,  .\horca,  Ventílate,  Toro,  c^.  I.a.s  haciendas  del  valle  de  Ta.mbo 
son  18  y  una  mas  se  está  construyendo.  Todas  ellas  son  de  caña  y  su 
producto  principal  es  el  azúcar.  Kn  el  valle  de  Tambo  se  fabiica  poca 
chancaca.  I .as  mieles  se  emplean  en  la  fabricación  de  aguardientes  _v 
alfeñirpies.  I.os  trapiches  para  moler  la  caña  son  todos  de  fierro,  algu- 
nos están  puestos  en  movimiento  ¡toruna  rueda  liidrá.nlica  y  otros  i»or 
medio  de  muías.  Otro  de  las  artículos  mas  importantes  (¡ue  produce 
el  valle  de  Tambo  es  el  arroz,  el  que  como  ya  liemos  dicluj  mas  arriba 
es  de  muy  buena  calidad.  Las  máquinas  para  limpiar  el  arroz  son 
puestas  en  movimiento  por  el  agua  y  una  ]>()i-  el  v<i])or.  También  el 
cultivo  de  la  alfalfa,  da  una  buena  entrada  al  valln  de  Tambo,  ])orque 
este  valle  ])rovee  de  forraje  á  la  población  de  Islui  3-  á  varios  de  los 
Tambos  situados  en  el  camino  de  Islai  y  Arequi])a.  l'ara  exportarla 
á  estos  lugai'es  secan  la  alfalfa  y  después  hacen  pequeños  tercios,  30 
de  los  cuales  forman  la  carga  de  una  muía  y  valen  comprados  en  el  va,- 
lle  12  i'eales.  Esta  alfalfa  se  conoce  con  el  nonibie  de  bizcocho  _y  de  pa- 
ja. Todos  los  días  salen  del  valle  numerosas  cargas  de  éste  útil  forra- 
je y  mantienen  también  un  gran  movimiento  en  la  arriería.  El  valle  de 
Tamlx)  ofrece  una  vista  muv  risueña  por  sus  verdes  cultivos  y  sus  ca- 
sitas (]ue  se  observan  en  cada  banda.  Este  valle  está  llamado  á  pro- 
gresar si  se  piensa  en  el  adelanto  que  ha  habido  en  estos  últimos  años. 
Los  hacendados  son  por  lo  común  hombres  inteligentes  3'  que  experi- 
mentando la  escasez  de  brazos  que  se  hace  sentir  en  toda  la  república, 
tienden  á  sustituirlos  con  la  introducción  de  máquinas  de  agi-ieultnra. 
Pero  si  es  verdad  que  este  valle  adelanta,  también  es  verdad  que  se  ha- 
lla de  continuo  amenazado  ])or  las  continuas  invasiones  del  río  que  en 
poca.s  horas  destruve  el  asiduo  trabajo  de  muchos  años,  reduciendo  á 
la  miseria  á  quien  el  día  anterior  gozaba  de  una  regular  fortuna. 


—  87  — 


l'i  DICIKMIII.K  18(;3  — SALIDA  DI';  COCACH AClí A   l'AIÍA  II!  ALTAíMHO  DE  DA  JOYA 

8.13  Siilida  (le  Cocacliacra  al  NO. 

8.10  8e  sube  por  una  (quebrad ¡ta  al  NO.  -Roca  de  Lslai. 

S.'¿2  Terreno  de  aluvión  que  cubre  la  roca.  Se  vé  8()laiuuu  inultiíi- 
(Imn. — Se  sigue  8.38  al  O. 

8.40  Llegada  á  la  Pampa  de  las  lomas.  Esta  j)ampa  forma  uu  gran 
llano  que  se  extiende  hasta  las  inmediaciones  de  Mejia.  El  barómetro 
aneroide  señala  en  este  punto  7'29.  Dirección  del  camino  al  O, NO. 

8.45  Dirección  del  camino  al  O. 

8.55  Se  deja  el  camino  que  va  á  la  (piebradita  de  las  lomas  á  la  iz- 
quierda y  se  marcha  al  NO.  y  al  N.  40  O. 

9.07  Se  entra  ala  quebrada  de  Cahuintala.  Camino  al  N.  NO.  se  mar- 
cha en  la  banda  izquierda.— 9.11  al  N.— 9.15  al  O.  NO. 

9.22  Al  O.  NO.,  N.  En  la  otra  banda  se  nt)ta  un  camino  que  sube  á  las 
lomas. 

9.24  Dirección  del  camino  al  NO.— 9.27  Al  N.  NO.— 9.32.  Se  deja  la 
quebrada  de  Cahuintala  para  entrar  á  otra  quebradita  que  desemboca  á 
esta  última  en  la  banda  derecha,  y  en  donde  se  halla  la  mina  de  cobre  de 
Poseo. 

9.35  Se  entra  á  la  quebradita  con  dirección  al  O.  NO. 
9.40  Dirección  del  camino  al  O. 

9.50  Se  deja  una  quebradita  que  viene  de  la  derecha.— 9.52  Llega- 
da á  la  mina  de  Poseo.— La  veta  corre  en  medio  de  una  sienita  muy  mo- 
dificada (Diorita  ?)  con  la  dirección  de  SE.  á  NO.  La  veta  es  casi  parada 
V  se  hunde  al  SO.  con  un  ángulo  de  70°. — El  mineral  es  en  su  mayor 
parte  un  silicato  de  cubre  con  silicato  de  fierro  3'  óxido  del  mismo  me- 
tal. El  mineral  de  cobre  es  de  color  verde  ó  chocolate  y  se  halla  acom- 
pañado de  un  poco  de  carbonato  de  cobre. 

10.36  Continúa  el  camino  en  la  quebrada  de  Cahuintala  con  direc- 
ción hacia  el  N.— 10.45  Dirección  del  camino  al  N.NO,  NO,  O.— 10.48  al 
N,  NNO. 

10.51  Dirección  del  camino  al  NO.— 10.55  Al  N.  NO.  Aguada  del 
Pajarito.  Esta  aguada  consiste  en  un  pequeño  pocito  á  la  derecha  del 
camino,  á  donde  resume  muy  pequeña  cantidad  de  agua. — 10.57  Se  deja 
á  la  izquierda  la  quebrada  de  la  Litera,  asi  llamada  porque  por  esta 
quebrada  pasan  con  literas  por  ser  muy  llano  el  camino  aunque  mas  lar- 
go. Dirección  del  camino  al  N.  40  E. — Aguada  en  medio  del  camino. 
También  esta  aguada  se  reduce  á  un  pocito.  El  agua  es  algo  sa- 
lobre. Descanso. — 11.02.  Contiiuia  la  marcha. — 11.04  Tambito  de  Ca- 
ñuintala. — En  una  pequeña  llanura  de  algiuias  varas  cuadradas  se  halla 
situada  una  casita  que  sirve  de  tambo  ó  posada  para  los  que  transitan 
por  esta  quebrada  dirigiéndose  á  Vitor  ó  á  Arequipa.    El  Tambo  queda 


-  88  — 


situado  á  la  derocha  del  camino  y  se  provee  del  agua  necesaria  de  la 
aguada  que  hemos  citado'.  (10.57).  Sigue  el  camino  al  N.  NO. 

11.10  Dirección  del  camine  al  N.— 11.11  al  N.  NE.-11.13  Se  deja 
otra  quebrada  á  la  derecha.  Camino  al  N.— 11.14  Se  deja  otra  quebrada 
á  la  derecha.  Camino  al  NO.— 11.17  Se  deja  una  quebrada  á  la  izquierda 
Camino  al  N. — 11. '24  Se  deja  una  quebrada  á  la  izí^uierda  y  otra  á  la  de- 
recha.—Dirección  del  cfimino  al  N.  NO.— 11.26  Salida  á  la  Pampa  de 
Cachando. — En  este  punto  empieza  una  pampa  muy  grande  que  parece 
haber  sido  en  otra  época  el  fondo  de  un  gran  lago,  cuyas  aguas  se  hu- 
bieran abierto  paso  por  la  quebrada  de  Caliuintala.  Esta  extensa  llaiuira 
está  cubierta  de  una  tierra  muy  ligera,  compuesta  de  arena  fina  y  arcilla, 
la  que  si  tuviera  agua  seria  una  de  las  mejores  tierras  cultivables.  Des- 
canso. 

11.34  ('ontinúa  la  mircha  al  N.  NO.  dejan  lo  á  l.i  dira^jha  n  i  c.imi- 
no  que  sigue  directamente  á  Arequipa  pasando  p-)r  el  Tambo  del  Inca 
y  el  pueblo  de  Socavaya.— 12.27  Dirección  del  camino  al  NO.— 12.34 
Al  N.  40.  O. 

12.60  Se  sabe  ligeramente  sobre  un  terreno  en  do.ide  salen  á  la  su- 
perficie algunas  masas  de  roca  sienítica.— Dirección  al  N.  NO. 

1.02  Abra  de  Huagri.  En  este  punto  se  pasa  la  pequeña  cadena  de 
carritos  que  divi  le  la  pampa  áó  Cachendo  de  la  de  la  Joya.  Camino  al 
NO. — La  pampa  de  la  Joya  es  m\s  arenosa  qae  la  de  Cachendo  y  como 
ésta  última  ha  sido  el  fondo  de  un  gran  lago. — 1.25  Descanso. 

1.30  Continúa  la  marcha  al  N.  NO.  Roca  colorada  exteriormente, 
pero  rompiéndola  se  vé  que  es  una  roca  cristalina  compuesta  de  Feldspa- 
to  y  Aufibolo  con  pequeñas  minchas  verdes. 

2.42  En  esta  parte  de  la  pampa  se  nota  todo  el  terreno  cubierto  de 
pequeños  cristales  'le  cuarzo  de  color  amarillento  rojizo  y  que  brillan  co- 
mo estrellas  cuando  se  hallan  iluminados  por  los  rayos  del  Sol.  Estos 
cristales  parecen  ser  debidos  á  la  descomposición  de  alguna  roca  trai¡[uí- 
tica,  cuyo  feldspato  descompuesto  ha  sido  llevado  por  la  acción  del  vien- 
to que  reina  con  mucha  fuerza  en  esta  pampa,  quedando  los  granos  de 
cudizo,  por  ser  mucho  más  pesados. 

2.48  D  escanso, — Desde  este  punto  se  ve  el  Tambo  de  la  Joya  hácia 
el  N. 

2.63  Continúa  la  marcha.— 3.40  llegada  al  Tambo  de  la  Joya.  Desde 
este  Tambo  se  distinguen  cinco  nevados  en  las  dirécciones  siguientes:  So- 
mana  N.  43  O.;  Nevado  de  Chuquibamba  al  N.  6  O.;  Chacchani  al  X.  24 
E.;  Misti  ó  volcán  de  Arequipa  al  N.  40.  E;  y  Pichu-pichu  al  N.  64  E, 
El  Tambo  de  la  Joya,  consiste  en  una  casa  de  madera  con  varios  cuartos 
que  sirven  de  alojamiento  y  una  especie  de  fonda  á  los  pasajeros  ó  tran- 
seúntes. Esta  casa  ú  hospicio  situado  en  medio  de  una  gran  pampa  de- 
sierta, es  también  útil  para  los  que  transitan  por  el  camino  de  Islai  á 
Arequipa. 

Verdad  es  que  los  recursos  se  pagan  bastante  caros,  pero  mas  vale 


,:gastaT"nn  poco  que  estar  conipletamente  privado  de  toda  clase  de  auxi- 
■íios  en  este  despoblado  camino.  Eii  el  Tambo  se  encuentra  buena  cama, 
agua,  comida  y  forraje  para  las  bestias.  El  «uarto  vale  dos  reales  por  no- 
■  che,  la  cama  un  peso  y  la  «vela  otros  dos  reales,  de  modo  que  por  la  habi- 
tación se  paga  doce  reales  al  dia.  El  agua  la  traen  desde  Vítor  y  vale  3 
reales  la  arroba,  de  manera  que  solamente  para  apagar  la  sed  de  una 
'bestia  so  necesitan  de  tres  á  cuatro  arrobas  y  de  'consiguiente  otros  doce 
reales.  En  ninguna  parte  del  mundo  creo  qwe  se  pague  más  por  este  tan  in- 
•dispensabJe  elemento.  El  forraje  vale  lan  peso  y  á  veces  hasta  doce  rea- 
les el  tercio;  este  consiste -en  alfalfa  seca  que  traen  del  valle  de  Tambo 
•  ó  de  Viter,  La  comida  para  los  transeúntes  tiene  un  valor  en  proporción 
•con  el  de  las  materias  indicadas.  Los  arrieros  no  paian  en  el  Tambo  de 
ila  Joya  porque  ¡es  saldría  demasiado  caro.  Los  de  Arequipa  que  bajan  á 
Islai  para  tomar  Imano,  paran  un  rato  en  la  Joya,  en  las  inmediaciones 
•del  Tambo  y  dan  de  comer  á  sus  bestias  un  poco  de  alfalfa  que  mandan 
■desde  Arequipa  dos  dueños,  calculando  el  dia  que  están  de  regreso  á  este 
ilugar.  Este  poco  de  alfalfa  que  dan  á  las  bestias  se  llama  el  alcance. 

Tambo  de  la  Joya,  12  de  diciembre  1863.— hora  8.25  El  aneroide 
marca  658,2— El  termómetro  20 —En  las  inmediaciones  del  tambo  em- 
pieza á  aparecer  los  médanos.  Con  este  nombre  se  conoce  e)i  el  Perú  unas 
«eminencias  de  arena  producidas  por  la  acción  de  los  vientes.  Los  méda- 
nos que  se  notan  en  las  inmediaciones  de  la  Joya  tienen  la  forma  de  una 
media  luna,  anclaos  ^'elevados;  en  la  parte  media  van  bajando  y  adelga- 
zándose eu  las  extremidades,  las  que  terminan  en  punta.    Su  altura  varia 
mucho  habiendo  algunos  de  pocos  pies  de  elevación  y  otros  que  alcanzan 
á  mas  de  40  pies  de  altura  en  sw.  parte  media.    Por  el  lado  cónca- 
vo están  mu}''  inclinados  mientras  que  por  el  convexo  al  contrario  forman 
m\  plano  inclinado  bastante  suave.  La  inclinación  de  estos  médanos  por 
•el  lado  •convexo  es  de  18  á  20°  y  por  el  cóncavo  de  45"?  en  la  parte  superior 
y  de  30  en  su  base.  La  formación  de  estos  médanos  tienen  su  origen  en 
una  piedrecita,  hueso  ó  cual(|uier  obstáculo  que  se  oponga  al  libre  movi- 
aniento  de  la  arena  barrida  por  el  viento.  La  arena  por  la  acción  del  vien- 
to camina  á  raz  de  la  tierra  y  encontrando  un  pequeño  obstáculo  se 
amontona  y  forma  el  primer  núcleo  del  médano.  Una  vez  formado  este 
jiúcleo  la  arena  que  continúa    arrastrada  por  el  viento  resbala  su- 
biendo sobre  el  plano  inclinado  3^  va  elevaiido  poco  á  poco  el  médano  el 
que  toma  desde  luego  la  forma  semicircular.  La  parte  convexa  es  la  que 
mira  hacia  el  lado  por  donde  sopla  el  viento  y  la  parte  media  por  donde 
el  viento  tiene  una  dirección  perpendicular  se  va  engrosando  más  y  más 
mientras  que  á  los  lados  á  medida  que  se  aparta  del  centro  del  núcleo  el 
viento  choca  contra  el  médano  con  una  dirección  siempre  mas  oblicua  de 
modo  que  en  las  extremidades  este  tiene  una  dirección  enteramente  tan=- 
gencial  y  da  origen  de  este  modo  á  la  forma  semicircular  con  extremida-- 
des  agudas  que  afectan  estas  extrañas  eminencias  de  arena. 


—  rii)  — 


Estii  .li-;[>')-;iclóii  de  los  lu  mI  111)-!  permite  conocer   la  dirección  det' 
viento  (|ue  les  Ita  formado.  En  efecio  basta  tirar  una  perpendicular  á  ma- 
nera de  diámetro  en  la  p:ii"te  mas  gniesa  del  médano  y  se  tendrá  la  di- 
rección del  viento.  En  la  época  de  mi  tránsito  por  este  lugar  habien  In 
observado  varios  médanos  hallé  (lue  to  los  ellos  ten>íau  la   pirte  mv-' 
convexa  dirigida  al  S-  -iU.  E.  (S.  8S-      por  Ebltegiray).  Alior.i    '  comp  e  i 
de  fácilmente  (i,ue  si  cambia  la  dirección  del  viento,  los  in/'d.anos  de- 
ben variar  poco  á  poco  la  posición  de  su  centro,  ó  cambiar  de  Ingar,.  y  e- 
lo  tjue  sucede  comunmente  con  estoscerros  inestables- y  efímeros,  Pei-o  no- 
es  de  creerse,  (pie  los  médanos  marchan,  conifo  se  podría  deducir  por  la  ile- 
cripción  de  algunos  autores.  Se  deshace  poco  á  poco  un  médano  en  un  lagar 
para  formarse  en  oti-o  parte.  Muchas  veces  por  una,  s-iinple  observacii^j. 
se  podría  casi  creer  que  el  médano  ka  marcha  lo  todo  entero  nn  poco  má-; 
adelante; más  si  se  observa  con  atención  e-1  fenómeno,  se  vé  q,ae  el  viento- 
obrando  cr)ntinaimente  sobre  la  saperñcie  inclina  la  del  médano  Imce  res-  ' 
balar  la  arena  del  mismo  médano  sabiendo  por  el  plano  iuí^-linado:  pero- 
éí?ta  al  llegar  á  la  cumbre  del  medaño  encuentra  un  b  irraujo  al  otro  lado 
V  cae,  de  romera  que  el  viento  obran  lo  c-ontinuam-ente  va  (¡iiitand')  la 
arena  que  se  hallaba  delante  en  la  parte  convexa  y  la  deposita  pordetrás- 
del  médano,  que  sin  va.riar  de  fornm  se  tra.shula  pofo  á  ywj-j  más  ade- 
lante. 


13  DICIEMBRLC  1 803— SALIDA  DEL  TAMBO- DE  LA  JOYA  PAK.V  IK  Á 
XR EQUIPA  (7.'>  KM.  E.N.  10  H..  ) 


6.4:5  Salida  d'el  taraba  de  la  Joya  eoir  díi-ección-  Imciaeí  volcán..  Ali 
}vr.  -4Q  E.  Cerca  de  la  Joya,  au-uípie  hiy  in  médiuo^  el  terreno  se  halla  casi. 
sin  arena,  parece  que  el  viento  ha  barrido  toda  la  arena  de  la  pampa  para 
amontonarla  en  los  médanos  las  qae  se  hallan  diseminarlos  acri  3'  allá  en. 
esta  gran  llanura.  De  cuando'en  cuando  se  notan  sobre  el  terreno  peque- 
ños trozos  de  anhidrita  (sulfato  de  cal  anhidro)  el  que  un  poco  mas  ad>elante 
forma  una  capa  que  parece  haber  sido  depositada  por  al  agua.  Esta  ma- 
teria mineral  se  encuentra  en  las  mismas  cnndicioives  en  la  pampa  del  Ta- 
marugal,  en  la  provincia  de  Tarapacá.  También  un  poco  más  allá  de  la 
Joya  se  marcha  por  trechos  de  terrenos  cubiertos  por  una  espesai  capa  de- 
arena. 

7.54  Camino  con  piedras.— 8,15  Dirección  al  NNE.— 8.45  Al  N.  4(> 
E. — 0,45  Llegada  al  tambo  de  la  Jara,  El  tambo  de  la  Jara  se  halla 
situ  i.lo  al  íin  de  la  pampa  de  la  Joya,  punto  en  donde  termina  el  cami- 
no llano  y  empieza  una  quebrada  que  tiene  un  declive  bastante  suave. 
El  tambo  de  la  Jara,  consiste  como  el  de  la  Joya,  en  iina  casa  de  made- 


-  í)l  - 


ra, ni)  es  tan  ]irovisto  como  el  de  la  Joya,  sin  cnihai'go  so  puedo  liallar ca- 
nia en  la  1  (iclie  y  regular  comida.  Este  tambo  no  es  tan  earo  como  aciutd. 
El  a,i>;iia  y  el  pasto  lo  ¡raen  de  Oongata. 

10.00  Barómet ro  aneroide  018.  Tenuómetro   libie  21. 

lO.'i.")  S.Uida  del  tambo  de  la  .Tai'a  con  dirección  hacia  e!  N.  entrai.- 
do  en  una  qnebratla.— 10.36  Direcci.ón  del  camino  al  NNE. — 10.4(5  Con- 
glomerado traquítico,  luego  roca  sienitica  rosada  con  nni}'-  poco  cuai  zo 
y  algunas  raras  escamas  de  mica. — 11.05  Conglomerado  traquítico  en  me- 
dio de  la  quebrada  y  la  sienita  rosada  en  los  cerros  de  los  lados  de  I.., 
quebrada.  Se  marcha  por  una  (juebradita  excavada  en  el  conglomerado 
traquítico,  lo  que  hace  creer  que  en  otia  época  el  depósito  de  conglome- 
rado llenaba  toda  la  quebrada.  . 

11.15  Acaba  el  conglomerado  traouítico.— Diré jción  del  camino  al 

NE. 

11.19  Arcillas  blancas  iguales  á  las  de  Ayacucho;  y  como  ellas  de- 
ben su  origen  á  la  descomposición  de  las  traquitas. 

11.23  Dirección  del  camino  E,  NE,  E,  E8E.— 11.26  al  ENE.— 
12.06  al  ENE. — 12.18  Llegada  al  tambo  de  Lleoqueo.  Delante  de  este 
tambo  se  notan  varios  esqueletos  ó  mas  bien  momias  de  burros  y  caba- 
llos situados  en  su  posición  vertical.  En  este  camino,  faltando  completa- 
mente el  agua,  los  arrieros  no  pueden  proporcionársela  para  sus  bestias  por 
el  precio  elevado  que  tiene  en  todos  los  tambos,  de  manera  que  sus  bes- 
tias están  expuestas  á  morirse  de  sed  ó  de  cansancio.  En  todo  el  camino 
se  observan  á  cada  paso  los  restos  de  animales  que  han  perecido,  y  como 
el  clima  es  tan  seco,  casi  nunca  los  cadáveres  entran  en  descomposición 
y  se  secan  como  momias. 

El  tambo  de  Lleoqueo,  es  una  casita  de  caña  en  donde  difícilmente 
se  obtienen  recursos.  Se  halla  situado  en  la  orilla  dei'echa  de  la  quebra- 
da que  se  sigue.  Barómetro  aneroide  577 — Pasando  el  tambo  no  se  con- 
tinúa el  camino  en  la  quebrada,  porque  este  camino  conduce  á  Socavaya, 
sino  que  se  tuerce  á  la  Í7,í]uier(la  y  se  sube  otra  (piebradita  mas  pendien- 
te con  dirección  hacia  el  X. 

12.23  Dirección  del  camino  al  NNE,  N,  NNO,  N,  NNO,  N. 

12.44  Dirección  del  camino  al  NNE.— 12.65  al  N.— 12,57    al  NNE. 

12.58  Phatanita  en  capas  casi  horiz-'mtales  que  cubre  á  la  sienita.  Al 
NE.  Ijuego  gres  gris  compacto. — 1.16  Descanso. — 1.18  Continúa  al  N. 

1.26  Se  sube  una  cuesta  más  inclinada  con  dirección  hacia  el  E, 

1.30  ('umbre  de  la  cuesta  ó  punto  más  elevado  del  camino  entre  la 
Joya  y  Arequipa.  Aneroide  660.7 — Se  baja  en  zig-zag  al  NE. 

1.40  Al  N.  20  O.  bajando.— 1.43  Al  N.  20  E.  Al  N.— 1.46  NNO, 
N. — 1.40  Descanso. — Granwake  en  capas  que  se  hunden  al  N.  con  un 
ángulo  de  casi  4')'"— 1.65  Continúa  la  bajada  al  NXO. — 1.67  Gres  sobre 
granwake. 

2.00  Al  N.— 2.09  Tambo  del  Cortaderal.— Este  tambo  se  halla  si- 


tuiulo  á  la  iz-jiuenla  del  camino.  Es  bastante  mi >erable  y  escaso  de  re- 
cursos. El  barómetro  aneroide  señala  574.3. 

'2.11  Al  NO. -2.25    Al  NNO.-2.27  Al  N.-ll.4()  Terreno  de  alu- 
vión. 

2.47  8e  entra  á  una  quebrad ita  y  se  baja  en   su  eauce.  Roca  com- 
puesta de  feldspato  y  talco  cloritico  (parece  tener  también  ant'ibol). 
Restos  por  pedazos  del  terreno  de  aluvión. 

3.00  Dirección  del  camino  al  N.  10  E. 

3.09  Punto  más  bajo.  Aneroide  581.5— Se  sube  poi-  una  ladera  á  la 
derecha  con  dirección  hacia  al  N,  dejando  la  cpie'jra  l  i  á  la  izipiierda. 
Sienita.— 3.15  Dirección  del  camino  al  NNE.— 3.2U  Se  baja  nuevamente. 
Barómetro  aneroide  en  donde  empieza  la  bajada.  575.7.  N.  NE. —1^,28  Al 
N.-3.30  Al  NO.— 3.32  Al  N.-3.37  Al  N.  40  O. 

3.40  Se  baja  cá  otra  quebrada  á  la  derecha,  al  N.  2  )  E.— 3.5!)  Al  NE. 
3.53  Al  NNO.— 3.57  Al  N.— 4.03  Se  deja  nuev.unente  la  quebrada 

que  baja  á  la  izquierda  y  se  pasa  por  una  abra  para-  bajar  al  valle  de  Are- 
quipa. Dirección  del  camino  al  NE.— 4.12  Granito  con  anfibol. 

4.17  Tambo  de  ('ongata  á  la  izquierda  del  camino  y  pegado  al  pie 
de  un  cerro.  Este  tambo  es  un  miserable  i^ancho  con  paredes  de  piedra 
sin  mezcla  y  con  techo  de  paja. 

Repartición  de  dos  camino-;:  uiio  va  á  C  engata  y  el  otro  á  Tiabaya. 
El  mas  corto  es  el  q  ií  pasa  por  Tiabaya  y  se  dirige  á  la  derecha.  Al  in. 
20  E,  .\E,  ENE.     '     ^  ' 

4.27  Dirección  del  canaino  al  E.  ladeando  el  valle. 

4.3()  Al  NE.  4.32  Se  pasa  debajo  de  un  arco  y  luego  se  marcha  por 
un  callejón  al  NO.— 1.34  Llegada  al  plan  del  valle  Primer  arroyo  de 
agua  corriente.— 4.37  Continúa  al  NE.  en  el  cauce. 

4.41  Se  pasa  el  .tio  sobre  un  puriute  y  se  sube  al  otro  lado  al  NNE. 
4.45  Al  E.  Casas  á  la  izquierda  que  pertenec  en  al  pueblo  de  Tiaba- 
ya. 

4.52  Al  N.  8;J  E,  E.— 4.55  Al  N.  por  un  callej(')n  que  entra  luego  al 
]»neblo  de  Tiabaya. 

5.00  Salida  de  Tiabaya  al  E, 

5.05  Al  N,  NE,  NNE,E.N,  NNE.  por  callejones.— 5. lU  Al  NO,  NNE. 
o. 12  Camino  al  pie  de  los  cerros.  Bosquecillo  de  perales.  Higueras. 
5.15  Si  p.isa  entre  los  carros  de  Alata  y  de  los  parales.    Al  NO, 
NNO. 

5.2  )  Se  n.isa  p?r  un  pueblecito  llamado  Tío.  compuesto  de  muchas 
casas  esparcidas  sin  orden  y  de  una  pequeña  iglesia.  Dirección  del  ca- 
mino al  N. — Baccarifi  de  muchas  flores.  Tropaelas. 

5.22  Al  NNO. 

5.23  Al  N.  80  O.  Empieza  un  terreno  rosado  de  color  carne  formado 
por  la  descomposición  de  alguna  roca  traquitica.  Este  terreno  tiene  esca- 
mas exagonales  de  mica  color  verdoso  y  granos  de  cuarzo  y  arcilla  y 


-  93  - 


^Horlrecitas  licleróg-eiicas.  Tioue  pnca  cohesión  y  forma  casi  toda  la  pam- 
pa.— Dirección  del  camino  al  O,  NU. 

5.25  Al  NE  gi'ande  y  prolongada  grieta  que  se  dice  haberse  prod li- 
ando por  un  tenrblor  á  fines  del  pasado  siglo,  Pero  notándose  i;n  poco 
más  allá  grietas  de  la  misma  naturaleza,  producida  por  el  agua  (]ue  ha 
■corroído  poco  á  poco  este  terreno  delesnable,  creo  que  esta  rajadura 
'tenga  el  mismo  origen. 

5.29  Camino  al  NNE,  X.  marchando  siempre  sobre  el  mismo  terre- 
no rosado^  sin  cultivo.  Este  terreno  en  otro  tiempo  rellenaba  casi  tode 
•el  valle,  mas  tarde  parece  haber  sido  excavado  por  el  agua  y  reemplaza- 
do por  un  ':erreno  de  aluvión  moderno,  dejando  algunos  islotes  que  pro- 
ducen el  mas  extraño  efecto  por  el  contraste  del  color  de  los  dos  terre- 
ólos. Casi  todas  las  casas  se  hallan  fabricadas  sobre  eminencias  del  mis- 
ano  terreno. 

6.35  Dirección  del  camino  al  NNE. 

544,  Lugar  habitado  donde  se  hallan  reunidas  varias  casas  en  for- 
ma de  pueblo,  pero  no  hay  iglesia.  Este  lugar  se  conoce  por  un  hermo- 
so árbol  de  algarrobo  á  cuj'a  sombra  se  hace  la  despedida  de  los  que  sa- 
len de  Arequipa  (Cachaspari)  dirección  del  camino  NE,  E,  ENE. 

6.49  Empiezan  los  terrenos  cultivados. 

6.62  Dirección  del  camino  hacia  el  NE. 

5.54  Lugar  kibitado  en  donde  se  hallan  diseminadas  muchas  casas. 
Este  lugar  se  conoce  con  el  nombre  de  pampa  de  Camarones. 

6.01  Se  entra  en  una  especie  de  callejón  muy  estrecho  excavado  en 
el  terreno  i'osado  que  hemos  citado  mas  arriba.  Cuando  llueve,  este  tre- 
cho de  camino  se  pone  como  una  acequia. 

6.13  Otro  lugar  habitado  que  parece  un  pequeño  pueblo  por  el  nú- 
mero de  sus  casaí.  La  dirección  del  camino  en  este  punto  es  al  NNE,  NE. 

6,18  Dirección  del  camino  al  E,  NE. 

6.10  Empiezan  las  casas  de  Arequipa  del  barrio  que  llaman  la  Otra 
Banda. 

6.12  Se  pasa  el  puente  y  se  entra  en  la  parte  central  de  la  ciudad  de 
Arequipa. 

La  ciudad  de  Arequipa  fué  fundada  en  1539  á  petición  de  algunos 
españoles,  los  que  pidieron  permiso  á  Francisco  Pizarro  el  que  en  aquella 
época  se  hallaba  en  Yucay.  Sin  embargo  los  primeros  españoles  que  ha- 
bitaron est^e  lugar  se  establecieron  antes  de  la  fundación  de  la  ciudad  en 
el  pago  que  actualmente  se  llama  Lloclla  de  San  Lázaro.  Pero  el  nom- 
bre de  Arequipa  tiene  su  origen  desde  mucho  tiempo  antes,  remontándo- 
.se  hasta  la  época  del  4.°  Inca  llamado  Maita  Ccapac,  el  que  de  paso  por 
este  lugar  después  de  su  conquista  de  los  indios  de  Chumbivilcas,  Pari- 
nacochas,  Condesuyos  y  Collaguas,  permitió  á  sus  soldados  que  se  que- 
dasen, pronunciando  las  palabras  de  are  qiiepay  (Si,  quedaos)  (Calancha)» 
Otro  historiador  dice  que  Arequipa  indica  trompeta  sonora. 


—  94  - 


Sea  lo  que  i'iiei  e,  los  españoles  niodificai  cu  un  poco  la  palabra  y 
dieron  el  nombre  de  Arequipa  á  la  ciudad  que  fundaron  en  1639. 

Arequipa  se  halla  situada  en  la  orilla  izqxiierda  del  rio  Chili  ó  Chivi 
el  que  toma  su  origen  de  la  pampa  del  Gonfital  y  baja  entre  el  volcán 
Misti  y  el  í'^hacliani.  La  ciudad  se  halla  rodeada  de  un  gran  llano,  que 
parece  haber  sitio  en  otra  época  fondo  de  un  lago  interrumpido  por  va- 
rios carritos  que  formaban  en  aquella  época  otros  tantos  islotes,  como 
ahora  lo  son  por  su  aspecto  árido,  en  medio  de  la  hermosa  y  verde  cam- 
piña. 

Hacia  el  ENE.  se  eleva  magestuosan-ente  el  colosal  volcán  llama- 
do Misti,  de  mía  figura  cónica  bastante  regular,  con  su  cumbre  casi  siem- 
pre cubierta  de  un  poco  de  nieve.  Este  inmenso  cerro  se  halla  fianqv.ea- 
do  hacia  el  NO.  por  el  nevado  Chachani  y  al  NE.  por  otro  nevado  llama- 
do Pichu-pichu.  Desde  la  misma  ciudad  el  tei-reno  se  eleva  rápidamen- 
te hacia  los  flancos  de  estos  gigantes  que  dominan  á  Arequipa  con  sus 
elevadas  3'  frígidas  cumbres. 

La  vasta  llanura  que  forma  la  campiña  de  Arequipa  se  halla  disemi- 
nada de  numerosos  pueblos  y  pagos,  los  que  son  tan  api-oximados  unos 
de  otros  que  pareceu  formar  á  veces  una  sola  población,  no  pudiéndose 
distinguir  en  donde  termina  uno  y  en  donde  principia  otro.  La  mayor 
parte  de  estos  pueblos  tienen  manantiales  de  agua  que  sirven  de  baños  y 
adonde  concurren   continuamente  por  recreo  los  habitai  tes  de  la  ciudad. 


22  DICIEMCKE  1863 — 3.\LIDA  DE  AREQUIPA  PARA  IR  Á  SABANDIA 

(10  KM.) 


2.40  Salidíi  (le  hi  casa— 2.45  al  ESE,  810.— 2.5 1  KSK.  marchan- 
do por  un  terreno  llano.  En  los  cercos  se  notan  Pereskia  Chirichiri 
Humaza,  Floripondio  &. — 3,10  Empiezan  las  casas  de  l'.i.icarpata. — 
3,15  A  la  izquierda  se  deja  un  camino  que  va  á  los  baños  de  Jesús.  Da- 
natia,  Molle,  Culen. 

3.17  A  la  izcjuiet  da  del  camino  s(^bre  una  lomada  se  nota  la  igle- 
sia de  Paucarpata.  En  los  declives  de  las  lomadas  se  observan  sem- 
bríos de  maíz,  ti-igo,  alfalfa,  papas,  &,  dispuestos  en  andenes. 

3,32  Se  baja  al  río  de  Sabandía  con  dirección  hacia  el  K.  FA  río  de 
Sabandía  corre  de  NNE,  SSO.  Este  río  divide  los  pueblos  de  Paucar- 
pata y  Sabandía,  notándose  en  la  orilla  derecha  casas  pertenecientes 
á  '  ancarpata  y  en  la  izquierda  otras  que  ])ertenecen  á  Sabandía.  El 
])ueblo  de  Paucarpata  es  muy  largo  y  forma  como  doscailes'principales. 
Una  es  casi  llana  y  es  la  que  se  sigue  en  el  camino  de  Arequipa  á  Sa- 


-  95  - 


baiiilíii.  li  1  otra,  cori'c  i»:iii"ilela,  p:M-()  pasa  la  loüiada  cciva  la  i<;-lt.'- 
sia  (le  luaiiL'ra  (]iic  es  inclinada.  Pasando  á  la  otra  banda  (i(.'l  río 
entra  lue<iv)  en  el  pueblo  de  Sabandía.  lOste  es  de  rejiular  extensión, 
tieni^  vari;is  casas  decentes  siendo  un  lagar  frecuentado  por  los  a,re(]ni- 
peño.*  los  (]iie  vienen  á  veces  á  establecerse  por  al<;'án  tieni])o  con  el  ob- 
jeto de  tomar  baño^.  ^'ari()s  señores  estJibleeidos  en  Arcíjuipa  tienen 
casas  de  c  1  iiip  )  en  S  ibandía,  p  )r  ejemplo  don  (luillermo  Moller  el  que 
])()see  en  Sabandía  una  hermosa  finca.  A  unas  pocas  cuadras  del  río 
marchando  al  KSIO  se  hallan  los  b  iños,  los  (]ue  consisten  en  dos  po- 
zos ó  estanijnes  artificiales  de  unas  veinte  varas  de  lar<>\)  ])oi"  diez  de 
ancho  construidas  en  |)iedras  de  eauteria.  con  sus  <>T,i(las  para  entrar 
y  salir  y  Jiequeñas  compuertas  ])ara  llenai'lo.  101  a<iMui  es  de  infiltra- 
ción y  foraia  ni  lu  i n tiales  que  vienen  á  brotar  al  pie  di  un  eei-rito 
formaido  por  una  r()ca  traquítica  de  coló;-  <>,tís  coa  íeldspato  vidrioso 
y  alguinos  cristales  de  aug-ita.  E  x  este  cerrito  casi  no  se  ve  la  rv)ca  (jui) 
lo  forma  sino  (pie  se  halla  cubierto  de  Lierra  3'  un  gran  níiiuero  de  m  1- 
sa,s  erráticas  de  la  roca  arriba  citada.  El  a.gua  de  los  baños  de  --a- 
bandia  es  muv  cristalina,  habiendo  ])asado  á  travez  de  un  filtro  na  tu 
ral.  No  tieae  m  leh  materias  miner.iles  en  dis'.)lu;MÓn,  siendo  un:i 
muy  bu^naagia  p  ) talóle.  Los  pjzos  teñ  irán  c  )!nj  una,  varíi  y  me- 
dia, de  profundidad. 


24  DICIEMBRE  1863 — JALIDA  DE  AREQUIPA  PARA  IR  X  LAS  CANTERAS, 
BAÑOS  DEJESÚSYSABANDIA 

'Marcha  de  legua  por  hora) 


El  barómetro  aneroide  señalaba  á.  la  salida  582. 

10.37  Salida  de  la  casa.  Se  |)asa  la  Lloclla  de  Santa  Marta  so- 
bre un  pnante  de  cal  y  piedi'a  y  luego  se  sale  de  la  ciudad — 10.42  sa- 
lida de  la.  ciudad  por  San  i^á;5iro  cí):i  tlirecciói  liacia  el  N.  Bai-rcinco 
de  aluvión  á  la  derecha,  y  río  (Jliili  á  la  iz(piierda  Sauce,  ('ulen.  Mas- 
tuerzo, Pajaro  boba,  gramínea  elevada.  Malva,  Bereskia — 10.48  Te- 
rrenos cultivados  á  la  derecha  mucho  mas  elevados  que  el  camino.  Ar- 
temisia, grande,  Chilco  Macho,  Molle,  Baccaris  de  muchas  flores,  l'i- 
queria,  Chirichiri,  Cestrum,  Mirsine  inievo,  Retama,  Romasa,  Avena,, 
Nieotiaiia.  paniculata,  Solanum,  1').")4  I)¡re.;ción  del  camino  NN'O. 
En  l<i  otra  banda  del  río  en  el  coi-te  del  terreno  formado  por  el  río 
se  ve  un  depósito  de  conglomerado  traquítico  v  sobre  esta  roca  se 
halla  la  tierra  vegetal  con  cultiv(j  de  maíz  en  andenes.  En  este  ca- 
mino se  obsei-v  1  también  la  Aríeniisa  de  hojas  nr^inidas  de  Quicaeha 
— 1L02  se  marcha  sobre  conglo.nerado  traípiíiico.  Se  pasa  una  que- 
brada con  una  acequia  que  la  atravieza  por  arriba.  Piedra  de  cante- 
ría (conglomerado  traquítico)  á  la  izquierda  entre  el  río  j  el  camino. 


A  la  (lei'eclui  ilel  camino  en  l;i  (lucbríulita  se  observa  terreno  (Te  alu- 
vión. VjU  la  otra  banda  del  río  se  ve  el  pa<;o  del  Carmen  Alto.  Lueo-.>. 
acaba  la  piedra,  (le  cantería,  y  na  se  observa  sino  terreno  de  a.luvi(')n. 

11.11'  (¿u 'bradita  con  arco.  Se  entra  en  la  qnebradita. — Al 
EX  10,  XK,  XNE,  N. — 11.13  i'iedra  de  cantería  con  ])oca  colx^sion.  Al 
NO.  Baccaris,  Lupinas,  Chirichiri — 11.16  al  N,  NE,  NNE,  mai'chan- 
do  muy  despacio. 

11,21  Acueducto  (](ue  atravie/.a  1.^  (quebrada.  Este  acueducto  tie- 
ne dos  arcos  g-randes  y  tres  más  peí|ueños  situados  sobre  est(js  últi- 
mos. l)irecci(Hi  del  camino  al  E.  La  quebrada  en  este  punto  se  en- 
sancha. Desaparece  el  aluvión  volcánico  y  se  nota,  solamente  el  alu- 
vi(Hi  de  arena  3^  pocas  piedras  d¡s|)uestas  en  ca])as  lujrizontales. 

11.29  El  terreno  de  aluvi(')n  tiene  nuiyor  cantidad  de  piedras  y 
lue<i'()  se  presenta  nuevamente  la  caiueiía.  La  quebrada,  va  estre- 
chándose más  y  más. — 11,36  '  caba  la  (piebrada.  Bipionia  de  lea 
llamada  Cahuato.  Al  NNE,  NE. — 11,37  vSe  sube  al  sur  sobi-e  piedra 
de  cantería  3'  aluvi(')n, — 11,41  Al  SE,  S.  Aluvi()n— 1 1,44  ('und)re — Lla- 
nca inclinado  hacia  la  ciudad,  va  bajando,  Barómetio  aneroide  571.5, 

11,47  Cantera  en  la  otra  banda  de  una  quebrada  la.  (]ue  corre  de 
NNE,  á  8S0. — 11,50  Lleoada  á  la  cantera.  En  esta,  cantera  se  tra- 
bajan piedras  que  sirven  para,  las  construcciones  de  las  casas  de  Are- 
quipa. Las  piedras  (pie  se  trabajan  son  de  dos  dimensiones;  unas  son 
de  media  vara  en  cuadro  y  de  7  á  8  pul,<>'.idas  de  esjiesor.  Esta.s  va- 
len en  el  mismo  lugar  un  real  cada  una.,  y  se  trasportan  á  la  ciudad 
sobre  burros.  Dos  de  estas  piedras  forman  una.  carga  liviana.  Las 
oti-as  piedras  son  de  una  vam  de  largo  por  media  de  ancho  y  8  pul- 
gadas de  espesor.  Estas  piedras  valen  2  reales  y  medio  cada  una.  Los 
burros  pueden  trasportar  dos  de  e=tas  piedras. — 11,58  Se  sube  en  la 
otra  banda  de  la  quebrada  á  ])ocos  pas(js  más  arriba,  de  un  arco  que- 
sirve  de  acueducto.  Dirección  del  camino  al  S,  ladeando  la  quebrada 
y  luego  alejándose  poco  á  poco. — 12,07  se  pasa  una  sanja  y  luego  se 
baja  á  otra  quebrada  con  canteras.  Seatravieza  esta  quel)ra.da  obli- 
cuamente marchando  de  N.  á  S. — 12, '  2  Dirección  del  camiiKí  al  SSE,. 
12,14  grande  cantera  de  piedra  sillar  (eonglonícrad(í  traquítico) — Di- 
rección al  S. 

12,23  Dirección  del  camino  al  SE. — Descanso — 12,28  Continúa,  1» 
marcha, 

12.30  Se  pasa  un  Lloclla  (tápana)  que  es  la  misma  que  atravie- 
sa parte  de  la  ciudad  pasando  ])or  el  barrio  de  Santa  Marta. — Llega- 
da á  un  arrabal  de  Arequipa, — 12,40  se  acaba  la  calle  larga  con  direc- 
ción al  S.  80  E.  y  se  empieza  la  pampa  de  Miraflores.  Se  deja  á  la  iz- 
quierda el  camino  de  Puno.  Los  baños  de  Jesús  quedan  al  E. 

1,04  Dirección  del  camino  al  E-— 1.10  al  N.  80  E  — 1,12  Se  pasa 
una  Lloclla  que  baja  al  SSE.— 1.25  al  NE,  ENE.— L28  Se  baja  á  una  ho- 
yada en  forma  de  quebrada  con  hilo  de  agua — Al  SE. 

1.31  Estan.pie  en  donde  se  reúne  el  agua  de  los  baños  de  Jesús  pa- 
ra el  riego  de  un  trecho  de  terreno. — 1.37  Llegada  al  baño  de  Jesús  para 


-  07  — 


el  lit'i^o  (le  1111  trecho  (le  terreno — 1  .HT  llc<2,'iula  al  l>aíui  de  .Jesús.  El  ba- 
rónipti  o  aiii'i  oide  señala  05(5.8. —  i^a  tempera! ura  del  air^  19'''  8— La  leni- 
perat  lira  (U'l  ai>;ua 'iiJ.f) — El  agua  es  cristalina,  tiene  un  sabor  salobre  y 
desj)r<'nde  un  [xxm)  de  gas  ácido  carbónico — 2.27  Salida  de  Jesús.  La  ro- 
ca del  cerrito  de  las  inmediaciones  es  una  traquita  con  ci'istales  de  au- 
gita  (traquita  dolorita)  En  la  quebradita  señalada  (1 .28)  se  nota  uu  poco 
más  abajo  del  camino  otro  estamiue  en  donde  se  reuiuí  el  hilo  de  agua 
que  la  baña  2.4G  JjIocUa  señalada  inás  arriba  (L12) 

Dirección  del  camino  al  O.  Luego  al  otro  lado  de  la  Jjloclla  camino 
de  Paucarpata  al  SO. — 3.()U  Camino  al  SSO. — 3.03  Dirección  del  camino 
al  ESE,  SE,  SSE.— 3.10  Se  sube— 3.11  Pueblo  de Paucarpata.  Al  S,— Pla- 
za de  Paucarpata.  Aneroide  671, G— Dirección  del  camino  al  SSE,  por 
un  callejón  pai-alelo  al  camino.  Cultivos  de  alfalfa,  maiz,  papas  y  trigo, 
3.30  Se  observa  hacia  el  SE,  la  iglesia  de  Characato  (pueblo  situado  á 
una  media  legua  mas  allá  de  Sabandia) — 3,32  Rio  de  Sabandía— 3.40  Lle- 
gada al  pueblo  de  Sabandia. — Aneroide  573,7. 


{Continuará). 


HISTORIA  DE  LA  MARINA  DEL  PERLT 


TOiMto  liar 

(Con  tinuació  n ) 

Titicaca  Pre-histórica 

Antes  que  un  grueso  volumen  de  líquido  navegable  el  Titicaca;  es  la 
clave  misteriosa  de  uno  de  esos  trastornos  radicales  que  suelen  producir- 
se como  efecto  de  los  grandes  sacudimientos  del  suelo- 

No  sabemos  que  haya,  creemos  que  no  hay  noticias  concretas  deí 
emocionante  cataclismo.  Ni  aún  siquiera  se  puede  asegurar  cual  fué  la 
orografía  de  la  época  en  que  ocurrió,  ni  la  red  fluvial  que  serpeaba  entre- 
las  serranías  de  entonces.  Verdad  que  el  padre  Vizcarrarefiere  que  «Han 
existido  entre  las  provincias  alto  peruanas  piieblos  y  ciudades  con  sus 
monumentos  clásicos  hasta  el  año  666,  en  que  tuvo  lugar  la  erupción  si- 
multanea de  varios  volcanes  en  este  nuevo  mundo,  causando  grandes  rui- 
nas como  se  vé  desde  el  Brasil  hasta  el  Canadá  é  Illinois. 

«Según  el  exámen  de  sus  terrenos  extratifbrraes  y  la  tercera  capa 
que  hemos  hallado  en  la  cumbre  de  sus  elevados  cerros  y  hondos  valles,, 
se  ve  que  estas  tierras  han  sido  pobladas  antes  del  diluvio  universal. 

«Tenemos  pruebas  de  inducción  en  los  muchos  fósiles  que  existan 
en  estas  islas  y  en  las  llanuras  alto-peruanas.  Y  también  en  los  enormes 
pedrones  labrados  que  sirven  de  base  á  la  mayor  parte  de  sus  monvunen- 
tos,  no  sólo  de  los  de  esta  provincia  sino  también  de  las  comarcas  muy 
apartadas  de  esta  metrópoli». 

Sea  cual  fuere  el  crédito  alcanzado  por  las  afirmaciones  de  este  sa- 
cerdote, bastante  tiempo  vecino  de  Puno,  es  lo  cierto  que  sus  palabras 
tienen  la  ratificación  de  los  elementos  de  prueba  que  indica. 


—  99  — 


Fr.  Baltazar  de  Salas  es?  todavía  más  preciso.  Dice: 

«Las  sagradas  aguas  del  Lago  Titicaca  cubren  y  ocultan  todos  los 
palacios,  castillos  y  pirámides  con  sus  port-entosas  cindadelas  y  huertos 
jjue  t'orniahau  el  Edén  ó  cusi  Alita,  plantado  por  Dios-Vero  en  la  Aurora 
<le  los  tiempos  y  en  el  cual  colocó  á  los  Paa  Zuma,  quienes  por  causa 
(le  Satanás,  fueron  de  allí  arrojados  y  Dios  mandó  amurallar  con  fierrc- 
rmffo  toda  esa  región.  Así  permaneció  hasta  el  día  del  diluvio,  que  se 
convirt  ió  en  ese  lago.» 

Es  muy  posible  que  esas  ruinas  de  palacios,  templos  y  jardines  y  hasta 
los  restos  de  la  férrea  muralla  yacente  en  el  lecho  del  Lago  se  tocarían 
<.;on  la  sonda,  á  no  haberlos  cubierto  la  gran  cantidad  de  limo  que  arre- 
jan en  ese  lecho  los  aluviones  de  cada  estación  lluviosa. 

Verdad  que  estas  tradiciones  ó  leyendas  pudieron  ser  mas  clara.*; 
pero  la  historia,  que  puede  considerarse  como  tal  sólo  desde  el  estableci- 
miento de  la  conquista  española,  se  reciente,  en  la  investigación  de  los 
hechos  anterioresá  ésta,  de  las  condiciones  en  que  se  estableció.  Resultado 
de  los  primeros  contactos  de  aborígenes  y  recien  llegados,  de  opresores  y 
oprimidos,  sin  idioma  común,  sin  estimación  de  los  primeros  para  los  se- 
gundos, que  carecían  de  voluntad  para  dar  ni  siquiera  noticias  á  aquellos 
•en  quienes  sólo  veían  sus  verdugos,  sin  formularios  éstos  que  uniformaran 
;^us  investigaciones,  ni  anales  que  consultar  y  antes  dispuestos  á  destruir 
cuanto  escapaba  á  su  análisis  suponiéndolo  pecaminoso  ó  herético;  ellos  re- 
cogieron pobre  cosecha  pre-histórica.  Pero  la  referencia  á  un  cataclismo 
terrible,  que  produjo  transformación  muy  honda,  casi  total,  la  consignan 
todas  esas  viejas  crónicas. 

Acosta  dice: 

«Hay  entre  ellos  comunmente  gran  uoiicia  y  mucha  plática  del  dilu- 
vio;  pero  no  se  puede  bien  determinar  si  el  diluvio  que  estos  refieren  es  el 
universal,  que  cuenta  la  divina  escritura,  ó  sifué  algún  otro  diluvio  6 inun- 
dación particular  de  las  regiones  en  que  ellos  moran.  Yo  mas  llego  al  pa- 
recer de  los  que  sienten  que  los  rastros  y  señales  que  hay  de  diluvio  no 
son  del  de  Noé,  si  nó  de  algún  otro  particular,  como  el  que  cuenta  Pla- 
tón ó  el  que  los  poetas  cantan  de  Deucalión.  Como  quiera  que  sea,  di- 
cen los  indios  que  con  aquel  su  diluvio  se  ahogaron  todos  los  Jiovihrcs, 
y  cuentan  que  de  la  gran  laguna  salió  un  viracocha  el  cual  hizo  asiento 
en  Tiahuanaco,  donde  se  ven  hoy  ruinas  y,  pedazos  de  edificios  antiguos 
muy  extraños  y  que  de  ahí  vinieron  al  Cusco  y  así  volvió  á  multiplicarse 
todo  el  género  humano.» 

La  frase  todos  los  hombres  que  Acosta  repite  como  dicha  por  los  in- 
dios, se  explica  también  en  boca  de  éstos,  teniendo  en  cuenta  el  nombre 
y  la  etimología  del  mismo,  que  designa  Cobo  para  Tiahuanaco: 

«El  nombte  que  tuvo  este  pueblo  antes  de  que  fuera  señoreado  por 
los  incas  era  Taypicala,  tomado  de  la  lengua  aimará  y  que  quiere  decir 
la  piedra  de  enmedio;  porque  tenían  por  opinión  los  indios  del  Collao 


—  100  — 


que  este  pueblo  estaba,  en  medio  del  iiiuudo  y  que  del  salieron  después 
del  diluvio.' 

Muestran  en  la  misma  laguna  una  isleta  donde  fiujeu  que  se  escon- 
dió y  conservó  el  sol  y  por  eso  antiguamente  hacían  ahí  muchos  sacrifi- 
cios, no  solo  de  ovejas  si  no  de  hombres  también.  Otros  cuentan  que  de 
cierta  cueva  salieron  por  una  ventana  seis  ó  no  se  cuantos  hombres  y  es 
donde  llaman  Pacari-Tamijo.  Y  así  tienen  por  opinión  ([ue  los  tampos 
son  el  linaje  más  antiguo  de  los  hombres.» 

El  padre  Calancha  dice  á  su  vez: 

«Lo  cierto  es  ([ue  lo  que  aquellos  indios  referían  y  la  tradición  era 
que  los  que  avían  poblado  estas  tierras  eran  descendientes  dkl  qvk  se 
i.iURÓ  DiiL  Dir,uvio  L[U.e  anef/á  el  mando  y  aqueste  repartió  'as  t  ierras  en 
tres  ijos  » 

«Porque  dado  caso,  como  es  así,  dice  Ondegardo  —  ellos  tuvieron  no- 
ticia del  diluvio  y  afirman  c^ue  se  destruyó  todo  el  mniidi)  por  agua:  de  esta 
generalidad  dura  la  memoria  entre  ellos  e  muy  generalmente,  como  cosa 
muy  notoria.» 

Queda  visto  cpie  todo  el  mundo  de  los  indios  era  el  Coilao  y  ese  mun- 
do sufrió  excepcional  cataclismo. 

En  la  Crónica  Moralizada  se  lee;  —  «Dicen  que  apareció  en  Tiahua- 
naco  el  muy  poderoso  Con  Tice  Viracocha,  (inien  dividió  el  mundo  en 
cuatro  partes  y  lo  dió  á  cuatro  reyes.  Lo  m  itai on  y  pusieron  su  cuerpo 
en  una  balsa  de  totora,  que  soltaron  al  garete.  La  balsa  navegó  con  tan- 
ta velocidad  que  dejó  admirados  á  quienes  lo  mataron  sin  piedad  y  cre- 
cióles el  espanto  poríjue  la  laguna  no  tiene  casi  corriente  y  entonces  no 
tenia  ninguna  

Llegó  la  balsa  coi^  el  rico  tesoro  á  la  playa  de  Cachamarca 
^1^^==*  DÓNDE  AHORA  ES  EL  DESAGUACE  üo  íj^^JIJ  y  es  muy  aseutado  en  la  tra- 
dición de  los  indios  (jue  la  misma  balsa — rompiendo  la  tierra  abrió  el  De- 
saguadero, -porque  antes  nunca  le  tuno  y  desde  entoxoes  corre  y  sobre  las 
aguas  que  por  ahí  encaminadas  se  fué  el  santo  cuerpo  hasta  el  pueblo 
de  los  AuUaga;?,  muchas  leguas  distante  de  Chucuito  y  Titicaca,  azia  la 
costa  de  Arica  y  Chile.» 

El  padre  vSalas  en  su  historia  de  Copacaba dm.  describe  execn a  se- 
mejante, llamando  á  la  víctima  Tunapa  (1),  nombre  con  el  (¡uc  oculta 
el  verdadero,  que  según  este  sacerdote  es  Santo  Tomás;  (juien  predica- 
ba en  suda-mérica  la  doctrina  cristiana  extigmatizando  ásus  transgre- 
sores.    Las  severas  amonestaciones  agrupan  contra  él  á  los  perver- 


[1]  "   no  cal»'  dudar  (iiic  iimltitud  de  tradifioiics  ¡¡'ruanas,  s:\aii  eualas(juiera 

la  forma  y  ocasión  Pi;  ((íip  los  indios  se  las  (-onuinicaron  á  los  csp'iñoles  y  los  motivos 
(¡IIP  estos  tuvieron  ])ara  iiuiuirirlas,  convienen  en  que  ¡¡eres'rinó  por  dicho  paísun  liora- 
bre  (')  ser  extraoi  dinai'io  y  sni)erior  á  los  ipieentonces  lo  habitaban  en  cultura  y  eii  ideas 
que  prociu'íiba  difundii-,  con  escasa  fortuna,  aumpie  después  con  los  años  y  como  suele 
suceder  en  circunstancias  análogas,  prosperai-an  algunas  mas  ó  menos  en  la  misma 
ú  otra  forma  "  Jiménez  de  la  Espada. 


-  101  - 


•íos,  á  (itíieiips  iuiliclíiba  convf^ir;  los  cuales,  deseosos  de  i)oncr  término  á 
ila  censura,  asesinan  al  apóstol,  lo  atraviesan  oon  nna  vai-a  de  cIkjii- 
-ta,  poniéndolo  luego  en  la  l)alsa  (|ue,  después  de  correr  el  lago  con  ve- 
ilocidad  inusitada,  va  á  ronvper-con  ía  popalíi  j>laya  de  Cachamarca. 
Textualmente  dice: 

«rusieron  al  santo  discipulo  en  una  ba/lsa  y  echáronl-e  en  la  gran 
•laguna  del  Titicaca  á  la  providencia,  no  de  los  vientos  ni  de  las  ondas, 

■  Muo  del  cíelo.  Refieren  pues  los  antiguos  que  un  recio  viento  sopló  en 
la  popa  de  la  balsa  y  la  llevó  como  si  fuese  á  vela  y  remo  con  tanta  ve- 
"Jocidad  que  ponííi  admiración;  y  así  tocó  en  tierra  de  Cachamarca,  dond€ 

■  íif/ora  en  el  J>cs(if/nii(lpro^  1Í^^^  Qt'i:  antes  de  este  sugESO  no  le  ha- 
ría «ci^^ll  3'  la  abrió  con  la  popa  de  la  balsa,  dando  suficiente  lugar  á 
•que  las  aguas  corriesen  y  sobre  ellas  fué  navegando  hasta  las  AuUagas, 
•íloude  se  liunden  las  aguas  por  las  entrañas  de  la  tierra  y  ahí  se  dice 
-i-lue  quedó  el  santo  cuerpo  y  que  c^da  año,  en  una  de  las  pascuas  ó  por 
:aquel  tiempo  se  veía  ahí  una  fresca  y  verde  palma  en.  tina  isleta  que  el 
Desaguadero  hace  veoina  á  la  costa  de  Chile,  sola  y  sin  que  la  acompañe 
■otro  árbol  alguno.  Todo  es  posible  á  Dios,  aunque  yo  no  lo  vendo  por 
indubitable.  Lo  que  puedo  afirmar  es  haber  oído  á  indios  ancianos  deste 
asiento  de  Oopacabaim  y  en  especial  á  uno  que  en  el  ¡mismo  convento 
■sirve  hoy  dís.  de  enseñar  á  leer  y  cantar  á  los  muchachos  del  pueblo  pa- 
ra ministerio  del  coro  y  servicio  de  la  santa  virgen-,  el  cual  dice  que  oyó 
á  uno  de  sus  antepasados,  que  en  la  misma  isla  quedaban  impresas  en  las 
peñas  las  plantas  de  los  pies  de  Tunupa,  que  así  llamaban  al  glorioso 
^santo  por  milagroso.» 

En  el  opúsculo  El  hombre  blanco  en  el  Perú,  (1)  se  lee: 
«Los  quichuas  llamaron  á  los  blancos  viracochas  lo  mismo  que  á  los 
■españoles  y  el  mismo  apelativo  y  titulo  soberano,  así  como  los  de  Tunu- 
,pa,  Tarapaca  ó  Taapac  que  los  collas  y  otros  pueblos  leí  dieron,  lo  apli- 
■caron  también  á  deidades  como  Con,  Ticci,  Illa  Ticci  y  Pachacamac;  co- 
mo si  con  el  quisieran  añadir  á  las  excelencias  que  vislumbraban  en  su 
•confuso  ser  supremo  las  que  vieron  en  los  emigrantes  viracochas.  ...... 

«Volviendo  al  hombre  blanco  digo  que  los  nombres  que  le  dieron  los 
peruanos  es  una  de  las  cosas  que  mas  en  confusión  me  ponen  cuando 
pretendo  averiguar  si  al  llamarle  Viracocha  y  Tunupa  como  á  sus  deida- 
des, quisieron  divinizar  un  ser  humano  ó  humanizar  un  ser  divino;  pero 
me  inclino  á  lo  primero,  como  antes  insinué,  aunque  en  las  tradiciones 
peruanas  se  encuentran  ejemplos  de  las  dos  cosas ■. ..... 

«En  cuanto  á  la  época  que  aproximadamente  puede  señalarse  á  la 
aparición  de  los  Huiracochas  en  el  Perú,  nada  cabe  afirmar  con  alguna 
certeza;  y — aunque  el  levantamiento  de  los  Andes  debió  verificafse  entre 


( 1 )   M,  Jimenes  de  la  Espada. 


~-  102  — 


las  tienípos  del  terreno  caateniario  y  loá  ilel  moderno. — ;io  uk  afirevert? 
á  referir  á  ellos  ó  á  los  iiimediatameate  posteriores  los  episodios  de  C  i- 
cha  y  del  rio  del  Desaguadero;  porque  es  muy  posible,  casi  seguro,  dado- 
el  carácter  y  aficiones  de  la  raza  peruana,  que  se  haj'an  acumulado  sobre- 
un  hecho  cierto  y  natural  otros  de  diferentes  épocas  más  remotos  3^  re- 
vestidos de  circunstancias  maravillosas,  convirtiendo  así  la  tradición  eni 
leyenda  

Después  de  su  sobria  descripción  de  las  Chulpas  de  S-alIustani,  eiv 
el  Umayo,  se  pregunta  el  antor  de  las  Monografías  Histokico-Amiíkica- 
NAS,  quién  las  compara  á  las  ruinas  de  Gwalior  3^  otros  lugares- de  la  In- 
dia Inglesa: — «A  qué  época  corresponden  las  Chulpas?  ¿Son  anteriores; 
á  la  civilización  aymará  ú  obra  de  una  raza  de  la  que  no  guarda  la  civi- 
lización recuerdo  alguno?  ¿Son  coetáneas  de  Tiahuanaco,  como  quiereit 
algunos  arqueólogos  que  han  encontrado  ciertas  analogías  entre  ambas 
construcciones?  ¿Fueron  levantadas  por  los  incas,  como  suponen  equioo- 
cfadamente  Garcilazo  de  la  Véga  y  otros  escritores?  » 

La  respuesta  á  tales  preguntas  acaso  pudiera  encontrarse  en  las  li- 
neas que  siguen: 

«Pasado  el  periodo  glacial,  que  cubrió  de  hielo  gran  parte  de  Eu- 
ropa y  Norte  América,  se  i'establece  la  normalidad  de  la  temperatura,, 
que  adquiere  condiciones  análogas  á  las  actuales.  En  esta  era  encuén- 
transe  ya  vestigios  de  que  vivia  el  hombre  en  América  conj tintamente 
con  cierto  número  de  animales  hoy  enteramente  extinguidos,^  tales  como 
el  megaterio  

La  existencia  del  imperio  de  Tiahuanaco  y  de  su  civilización  fué 
ignorada  por  casi  todos  los  historiadores  de  la  Conquista,  quienes  solo 
refieren  que  según  los  indios  del  Cusco,  lo»  que  habia  antiguamente  an- 
tes de  los  incas,  eran  por  extremo  bárbaros  y  salvajes, — Vivían,  dice  el 
padre  Cobo,  sin  cabeza,  orden,  ni  policía;  derramados  en  pequeñas  po- 
blaciones y  rancherías,  con  pocas  mas  mueíitras  de  razón  y  entendimien- 
to que  unos  brutos  »  (1) 

No  fueron  esos  infelices,  sin  duda,  los  arquitectos  de  las  ruinas  de 
Tiahuanaco  y  otros  lugares  del  Collao  y  puntos  diferentes  del  Perú,  cu- 
yos escombros  revelan  grandezas  desaparecidas;  pero  no  es  averiguar 
quienes  construyeron  los  edificios  en  ruina  lo  que  importa:  para  afirmar 
que  el  cataclismo  existió  basta  el  testimonio  de  que  las  ruinas  existen. 

Detallando  las  especialidades  del  suelo  al  rededor  del  Titicaca  de- 
cía en  su  conferencia  el  doctor  La  Puente. 

«Los  fósiles  son  muy  raros,  las  margas  de  inmediaciones  de  la  Paz 
contienen  algunos  panorbis  y  en  los  de  Chile  .se  encuentran  restos  de 
vegetales:  B@=.pei'o  ^'^  el  limo  que  rellena  las  cavidades  del  terreno  de 


(1)  La.s  civilizaciones  antiguas  del  Perú,  Di-.Wies.se. 


—  1()3  — 


trasporte  se  han  encontrado  restos  del  mastodonte  Andiuui,  lo  qué 
U»asta  ])ara  Hjar  la  edad  deesa  formación.» 

Eu  Catterice,  cerca  de  i-Oi  oeoro,  la  picpieta  de  un  minero  ha  trojje- 
.zado  á  quinientos  metros  Iwijo  la  superficie  con  un  mastodonte  y  una 
Jlama.  ])etrificada. 

K\  estudio  Hasadre  (1)  también  menciona  el  hallazgo  de  una 
osamenta  (le  Sceledotherium  que  conservaba  restos  de  cuero,  la  cual 
fué  en  viada  al  sur,  en  donde  es  posible  (]ne  hasta  ahora  se  encuentre. 

Kii  ese  mismo  estudio  Los  lagos  se  indican  al  occidente  del  Titica- 
-ca,  extensas  cai)as  de  tracjuita,  terrenos  sedimentarios,  mantos  c  vrbf)- 
níferos  y  al  noite  hasta  frut.ís  carbonizadas,  que  se  hallaron  en  el  snb^ 
suelo  y  se  trajeron  á  i-inia,  como  curiosidades  muy  raras.  Hacia  el 
>inr,  en  Yampupata,  no  solo  se  imlica  la  existencia,  de  mantos  de  car- 
4)ón,  sino  que  se  ha  explotado  ese  artículo,  aunque  es  posible  que  halla 
faltado  al^ún  tvíiuisito  para  hacer  esas  hulleras  mercantilmente  apro- 
vechables, 

Jiasado  en  las  condiciones  ideológicas  del  suelo  este  estudio  deducé 
>iin  violencia  que  el  Collao  ha  siib)  teatro  de  un  sacudimiento  colosal 
que  ha  derribado  cordilleras,  ha  abierto  huecos  muy  hondos  como  se 
su[)one  ser  el  Titicaca  y  ha  modificado  los  relieves  del  suelo,  alterando 
■el  curso  de  las  aguas  y  produciendo  las  pertui-bacionesmas  completas 
y  espanta ble«;. 

Indica  también  que  la  tremenda  catástfofeha  coincidido  ó  fuépro- 
'ducida  por  una  brusca  elevación  de  los  Andes  hasta  la  altura  que  hoy 
tienen,  hecho  ocurrido  en  la  época  tei-ciaria  ó  cuaternaria,  época  del 
»Sceledothei'ium  y  (jueeste  animal  y  sus  congéneres  han  podido  pasar 
de  la.  Argentina  ó  del  Brasil  al  Perú. 

El  estudio  Basad  re  condensa  sus  deducciones  en  la  siguiente  forma; 

1°  La  cuenca  de  La  Paz,  y  las  pampas  de  Tlahüanaco,  Laja,  Via- 
cha  y  demás,  rellenadas  3^  formadas  por  las  piedras  y  cascajo  que  hoy 
se  pueden  notar  y  examinar,  son  una  prueba  irrecusable  de  que  en  épo- 
cas muy  lejanas  v  en  muchísimos  años,  los  materiales  de  acarreo  que 
ahí  se  ven  han  sido  conducidos  por  fuertes  y  abundantes  corrientes  de 
agua,  de  alturas  precisamente  no  muy  lejanas. 

2^  (iue  estas  alturas  no  ])ueden  ser  sino  de  materiales  que  ya  no 
existen,  pero  que  han  existido  sin  duda  en  grande  escala;  pues  solo  así 
han  podido  esas  aguas  torrentosas  acarrear  increíbles  cantidades  de 
metros  cúbicos  de  tan  al)undante  material,  como  son  las  piedras  y 
■cascajos  que  ahí  se  encuentran^ 

3°  Que  las  grandes  corrientes  de  lava  existen  todas  al  W.  del 
gran  lago  Titicaca  y  las  inmensas  capas  de  traquita  que  cubren  en 
tanta  cantidad  y  extensión  el  mismo  lado  occidental  de  la  laguna, 
según  ya  hemos  anotado,  han  tenido  forzosamente  su  origen  en  esa 


(1)  Boletín  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Lima,  T.  III— Los  lagos  del  Tfiticaca.— M. 
Basadre. 


—  104'  — 


cimlilleiu  volcánica  (]Ue  lia  (lesaj):irecicl(),  dejando  como  prueba inüon^- 

testable  3'  patente  de  su  existencia,  esas  lavas,  escorias  y  t'-a(iuita))  „ 

«El  hecho  de  haber  existido  nar  coi-dillera  volcánica  ea  un  pun- 
to del  <>iobo  y  haberse  hundido  formando  un  lajro  no  es  única  ni  espe- 
cial en  el  Titicaca.  Iguales  y  muy  parecidos  hechos  han  producido  el' 
la<i-o  Baikal  en  el  centro  de  la  Sibcria  y  muy  cerca  de  éste  H  conocido- 
con  el  nombre  de  Koul.  Viajeros  inteligentes  y  grandes  sabios  liair 
examinado  esas  localidades  y  han  comproba  lo  que  en  anvbos  puntos- 
las  cordilleras  volcánicas  han  desapai*e(.'ido  en  l()s  fondos  de  los  lagos- 
citados,  dejando  como  testimonio  de  su  turbulenta  existencia  torien- 
tes  de  Javas  y  derrames  de  traquita  volcánica. 

«El  lago  Uinamarca,  llamado  tanibién  Vinamarca,  ha  sido  for- 
mado en  época  posterior  y  en  una  gran  convulsión  volcánica,  que  rom- 
]>iendo  y  destrozando  las  rocas  y  alturas  de  la  pi'ovincia-  de  >^"opaca- 
bana,  abrió  el  estrecho  de  Tiquina  dando  ca  uce  á  los  otros  lagos  y  for- 
mando enseguida  eS  del  nnevo  rio  Desaguadero,  que  conduce  hoy  las; 
aguas  sobrantes  de  los  lagos  al  actual  AuUagas.  Estas  aguas  sobran- 
tes tenían  antes  su  curso  al  W.  de  Yang^ayo,  pueblo  situado  en  los  lí- 
mites del  Perú  y  Bohvia,  y  conducían  lo-!  lodos  y  ai-enas  a.marillentas- 
de  los  lagos  á  las  pampas  de  San  Andrés  y  de  Bantiag'o  de  Machada, 
en  donde  se  pueden  ver  hoy. 

A  consecuencia,  de  la  apertura  del  estrecha  de  Tiquina  v  del  nuevO' 
cauce  del  Desaguadero,  las  canteras  que  producían  las  ])iedi-as  para  la 
construcción  de  los  templos  y  fortaleza  de  Tiahuanaco,  quedaron  inu- 
tilizadas para  ese  objeto  y  abandonadas  esas  obras». 

Dejando  á  tales  conclusiones  el  valor  integro  de  que  són  sucapti- 
bles,  señalamos  las  que  apoyan  el  concepto  personal  que  hemos  formado. 

1*  Las  pampas  al  sur  del  Uinamarca  se  han  elevado,  con  material, 
de  acarreo  ó  por  levantamiento  del  suelo,  lo  cual  está  á  la  vista.  Tiahua- 
naco estuvo  bañado  por  el  agua  antes  y  tiene  hoy  38  metros  sobre  la  su- 
perficie del  lago.  Las  consejas  del  Tunupa  envuelven  un  hecho  cierto. 

Hay  en  esta  conclusión  otro  dato  que  tendrá  empleo  mas  adelante: 
las  fuertes  corrientes  de  agua  que  arrastraron  los  materiales  de  acarreo- 
que  habian  levantado  el  terreno.  Las  aguas  sobrantes,  no  importa  de 
donde,  un  volumen  de  agua  «tenía  antes  su  curso  al  W.  de  Yunguyo», 
Con  la  sonda  en  la  mano  y  observando  la  orografía  actual  puede  resta- 
blecerse el  trazo  de  ese  curso  sin  temor  de  contradición. 

Es  de  anotar  algunas  de  las  presunciones  encaminadas  á  rehacer  el 
pasado  del  Collao.  Una  de  ellas  es  la  qúe  admite  la  existencia  de  un  mar 
interandino,  extinguido  al  elevare  el  terreno  y  entre  quienes  la  susten- 
taron podemos  citar  á  Chalón  (1),  cuyo  libro  existe  en  los  anaqueles  de 
la  Sociedad  Geográfica  de  Lima. 


[1]  Ijos  edificios  del  antiguo  Perú.  1884, 


—  106  — 


E'lr  iirj;>^niero  priiioi[)ia  por  establecer  (jue 

*  b].\  t'l  la  revoluoióu  ui  h  notable  de  la  épio  i  oaaternaria,  es! 
la  ilasapari.;!Óu  parcial  del  gran  mar  interior  que  debía  unir  entre  si  los 
gran  les  lag  )i  Titicaca,  Aullaga-i  y  las  ciénagas  de  Copai.sa»  

«Por  consecuencia  de  an  movimiento  geológico  las  aguas  se  han  r^'.- 
tira  lo  hacia  las  vertientes  del  Atlántico,  tormaiiilo  varios  afluentes  del 
rio  Beni  y  en  particular  todos  los  tributarios  del  gran  Marañón,  oi-igen 
del  rio  Amazonas;  solo  ha  quedado  una  gran  pampa,  hasta  ahora  cu- 
bierta de  eflorescencias  salinas,  que  por  tal  motivo  se  llama  pampa  de  la 
8ab> 

Otros  exploradores  han  encontrado  además  reciduos  de  ostras  y 
peces  petrificados  pero  es  de  notar  que  una  y  otras  naanif'estaciones  solo 
se  hallaron  de  Copaisa  al  Sur.  Debe  constar  además  que  solo  se  adopta 
la  afirmación  en  la  parte  que  establece  el  cambio  de  la  red  fluvial  de  la 
comarca,  con  abstracción  de  detalles. 

Afirma  también  Chalón  que  las  ruinas  del  Tiahuanaco  y  otras  de  su 
tipo  alrededor  del  lago  son  ciclópeas  y  pertenecen  en  consecuencia  a  un 
período  histórico  anterior  en  muchos  siglos  á  la  soberanía  de  los  Incas- 
Enumera  las  buenas  cualidades  arquitectónicas  de  las  obras  en  ruina, 
cuya  esmerada  perfección  artística  y  geométrica  «no  ha  sido  nunca 
igualada  en  ninguna  obra  de  piedra  del  nuevo  ni  del  antiguo  continente» 
según  la  frase  entusiasta  de  Squier. 

Jjiteralmente  dice  Chalón: 

«Todas  las  ruinas  existentes  en  el  l.igK  Titicaca  eran,  poco  antes  de 
1(1  catástrofe  dUiiviaiKi,  acropólis  y  sagi'adas  necrópolis:  unas  y  otras  ha- 
bían sido  construidas  con  piedras  fínas,  primorosamente  labradas. 

«En  la  orilla  presente  del  lago  hay  otras  ruinas  contemporáneas  de 
las  de  Tiahuanaco,  como  L'lóje3  a,  cérea  de  Oje,  cuya  existencia  hace  im- 
posible presumir,  como  algunos  han  sostenido,  que  el  nivel  del  lago  hu- 
biesa  sido  más  alto  que  ahora  en  la  época  de  aquellas  construcciones. 

«La  orilla  sur  del  lago  lafon  ia  la  península  de  Copacabana,  unida  al 
continente  por  un  de>flladero  esti'echo  (el  itsmo  Yunguyo):  ahí  se  ven 

las  ruinas  druidícas  de  que  hemos  hablado  La  situación  tan  bien 

escogida  de  (/f)pacabana,  la  facilidad  de  su  defensa  contra  los  ataques 
por  tierra  ó  por  agua,  explican  sobradamente  la  presencia  de  aquellas 
ruinas  qué,  en  tiempos  remotos,  fueron  lugar  fortificado,  en  donde  bus- 
caban asilo  las  poblaciones  vecinas». 

En  relación  con  las  numerosas  piedras  labradas  vistas  en  terrenos 
adyacentes  al  Titicaca,  decía  el  Dr.  La  Puente,  en  el  curso  de  su  confe- 
rencia, refiriéndose  á  Tiahuanaco: — «Es  muy  digno  de  notai'se  que  por 
cualquier  parte  por  donde  se  excave  un  poco  el  terreno  se  encuentran  á 
diferentes  proiuadidades  piedi'as  bien  caiitjadas,  de  distintos  tamañc  s, 
hechos  que  indican  claramente  haber  sufrido  este  lugar,  una  fuerte  inun- 
dación, que  causó  tal  vez  su  ruina, y  abandono»  


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«Todos  los  ai'tiueólogos  y  viajeros  que  han  estudiado  las  ruinas  de 
Tialiuanac'O.  están  acordes  en  que  sus  monumentos  son  anteriores  á  la 
dominación  incaica,  debidos  á  otra  i'aza  civilizadora,  cuya  extensión  de- 
bió ser  grande  en  el  territorio  del  Perú  » 

«Las  ruinas  de  liumapunco  son  ciclópeas.  Las  piedras  están  tendi- 
das sobre  el  suelo,  como  dispuestas  para  formar  la  plantfi  de  un  vasto 
edificio.  Son  enor